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Balanced ScoreCard

Muchas veces las organizaciones toman decisiones sobre los objetivos y metas que desean
conseguir sin contar con un adecuado seguimiento. Una buena ejecución de los objetivos y
de las decisiones deben tener con unos indicadores de gestión que nos muestren si vamos
por el camino correcto.
El Balanced Scorecard o Cuadro de Mando Integral busca monitorear el desempeño de la
organización como un todo por medio de no más de catorce indicadores clave que resumen
si la empresa va por buen camino o no.
Su éxito radica en varios aspectos. En primer lugar, el BSC ayuda a no perdernos en una
infinidad de indicadores que no ayudan a tomar buenas decisiones. En segundo lugar, el
BSC nos muestra una buena fotografía de la empresa en campos tan determinantes como el
desempeño financiero y comercial; asimismo, en temas críticos para el desempeño futuro
de la empresa como el liderazgo de los empleados o el desarrollo de sistemas de
información. En tercer lugar, el BSC permite que los directivos puedan hacer seguimiento a
los resultados de la planeación estratégica porque muchas veces se puede correr el riesgo de
quedarse en el papel. Por último, el mayor atributo del BSC es que permite una clara
comunicación de los objetivos y decisiones de la alta dirección con el resto de la
organización.
¿Cuál es la utilidad de un BSC?
El BSC como herramienta de gestión ayuda a aterrizar la estrategia porque permite
convertir la misión y la visión en medidas concretas de actuación en la organización. Es
decir, lo abstracto y meramente enunciativo de la misión y la visión se convierte en
acciones concretas a las que se les puede hacer un seguimiento y una retroalimentación.
Muchas veces nos pasa que después de largos ejercicios de planeación estratégica no
sabemos qué hacer con los resultados del ejercicio o que, luego de un largo desgaste
construyendo la misión o la visión, nos quede la sensación de que se trata de un enunciado
más cuya suerte será la gaveta del escritorio. Ante estas frustraciones, el BSC pretende
hacer operativo el seguimiento de las decisiones que se toman en los procesos de
planeación estratégica y, sobre todo, pretende crear una clara cultura de rendición de
cuentas para que las decisiones no sean letra muerta.
En consecuencia, los principales beneficios de aplicar el BSC son los siguientes: 1. Generar
un sistema de gestión que transforma la estrategia en objetivos e indicadores tangibles. 2.
Permitir comunicar la visión y la estrategia. 3. Priorizar los procesos más decisivos para el
éxito de la organización. 4. Identificar los proyectos más importantes en los que la
organización debe centrar su atención y recursos. 5. Medir el impacto de las decisiones
estratégicas para comprobar si la asignación de recursos de la organización está siendo
efectiva.
Actores clave del BSC
Los actores claves para poner en marcha el BSC son los miembros de la junta directiva,
pues su principal función es el diseño y seguimiento de la estrategia lo cual, en
consecuencia, significa que esta herramienta es muy útil para las juntas directivas y los
consejos asesores del más alto nivel de la organización.
Es muy fácil perderse en los números y complejidades de la empresa. Sin embargo, con un
buen sistema de medición podremos preguntar sobre aquellos asuntos clave que están
resumidos y esquematizados en una hoja única de seguimiento.
Conclusión
El directivo actual goza de muchas herramientas útiles para mejorar su competitividad,
crecimiento y desempeño. Según mi experiencia, un buen uso del BSC ayuda a mejorar la
gestión de la organización y, sobre todo, a cualificar el aporte de los miembros de junta a
sus empresas.
El BSC orienta el rumbo de la empresa mediante decisiones que luego se evaluarán de
acuerdo con unos objetivos. Una organización cuya visión o misión solo sirve para adornar
el brochure o las paredes de las oficinas tiene serios problemas de competitividad y
crecimiento.
Tanto la misión como la visión marcan la dirección de la organización en el largo plazo y,
en última instancia, la sostenibilidad de la empresa. Pero si no medimos y no gestionamos
el seguimiento, corremos el riesgo de perdernos y no lograr lo que nos habíamos propuesto.
En resumen, el BSC es un buen vehículo para implementar las decisiones más estratégicas
de la organización porque sin evaluación ni seguimiento difícilmente podrá haber una
buena ejecución.

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