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Escribir significa mucho más que conocer el abecedario, saber “juntar

letras” o firmar el documento de identidad. Quiere decir ser capaz de

expresar información de forma coherente y correcta para que la entiendan

otras personas. [...] Daniel Cassany

La escritura es apasionante pero no porque el ser humano haya nacido

pensando de esa manera, siempre hay una persona que hace que se despierte el

interés por conocer más de esta maravillosa herramienta que tiene la humanidad

para crear, desarrollar y trascender en el mundo.

En la primaria fui aplicada, me fue muy bien en todas las materias

especialmente en español y artística, aunque en el tercer grado no fue

precisamente el mejor año porque fue la primera vez que me quede habilitando,

así se llamaba en esa época cuando un alumno no entendía un tema o no

alcanzaba los logros, pase todas las vacaciones aprendiendo las tablas de

multiplicar para poder dividir y multiplicar como se debía, fue tan efectivo que

tiempo después era de las pocas niñas que era capaz de dividir a la perfección

hasta por cuatro cifras.

En el colegio donde estudie la primaria en el “kínder” que ahora se llama

“jardín” nos sentábamos junto a otro compañerito y empezábamos a repetir en

coro como nos indicaba la profesora que se leían las palabras o esas frases cortas

como mi mamá de ama, amo a mi mamá o la pregunta que era habitual: como

suena la m con la i a lo que todos respondíamos mí, y esa profesora tenía toda la

paciencia nunca nos regañaba; vienen a mi memoria esas planas de frases cortas,

del abecedario que ayudarían entre otras cosas a que tuviéramos una letra bonita.
Luego, en los grados después de tercero todo fue cambiando y nos tocada

trascribir del tablero y llenábamos hasta dos cuadernos durante todo el año,

fortalecimos el cuello de tanto subir y bajar la vista para poder escribir, cuando la

profesora decía “abran el cuaderno les voy a dictar, no repito escuchen con

atención” decía casi dos líneas juntas pero con el tiempo aprendimos a retener lo

que nos decía unos con más éxito que otros.

Pero la trascripción era lo más fácil, lo complejo era cuando teníamos

evaluación de dictado y uno escribía con esa sensación de temor de ver la x con

lapicero rojo en el dictado, por eso yo leía los libros de español con especial

cuidado pensaba que tenía que si memorizaba como se escribían correctamente

las palabras, conde llevaban la tilde me iría bien y en mi caso funciono.

También estaba lo que para muchos fue una tortura salir a leer al frente y

escuchar a la profesora interrumpir para corregirte, decirte que no te comieras las

comas o los signos de interrogación, yo salía con mucho susto, me ponía rojita

pero al final la profesora siempre me decía felicitaciones Viviana lees muy bien,

por eso siempre me tocaba leer en los actos culturales en representación de mi

salón; a mi modo de ver después de pasar por la universidad todos estos

ejercicios fueron importantes para mi desarrollo de lectoescritura.

Después en el bachillerato cuando inicie sexto grado la profesora que era

estricta tenía un método que al principio me pareció raro y difícil, este constaba de

escoger un libro para leerlo durante todo el año y teníamos que hacer un glosario

de palabras desconocidas, cada mes le teníamos que decir oralmente de que se

trababa cada uno de los capítulos que hubiéramos leído, esto fue tan exitoso que

se institucionalizo, aún recuerdo con exactitud los libros que leí y los conservo con
especial gratitud: La Ilíada de Homero, la Manuela de Eugenio Díaz Castro, los

cuentos de Tomas Carrasquilla, juventud en éxtasis y un grito desesperado de

Carlos Cuauhtemoc entre otros.

Finalmente en la universidad fortalecí el análisis de las lecturas que hacía

para poder participar en las discusiones grupales en el salón, para hacer ensayos

que cumplieran con los estándares de cada docente, los trabajos escritos se

volvieron frecuentes, para una profesora en especial era importante que los

trabajos fueran escritos a mano lo que me obligaba a recordar a mi profesora de

español en bachillerato diciéndome que trazara las márgenes exactas en una hoja

rayada y repasara las líneas para que las letras quedaran con la misma margen.

Puedo decir con certeza que todo lo aprendido desde la primaria y aun lo

que he aprendido en el ejercicio profesional con relación a la lectura y la escritura

no es suficiente, cada vez aprendo algo nuevo, una palabra o frase que no sabía

que era adecuado decirlo de esta forma o que era una equivocación escribirlo de

esta otra.

Sigo pensando que la escritura y la lectura son los pilares para lograr el

éxito en la transmisión de todo lo que nos propongamos realizar.

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