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Noheli Farías C.I: 26.812.

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Dominio Territorial
También se denominan dominios geográficos. Son los dominios mantenidos por
cada país. Estos dominios territoriales son utilizados por las organizaciones y empresas que
deseen establecerse en Internet o que quieren proteger la identidad de su marca o su nombre
comercial en un país en concreto. Un dominio comprende dos o más componentes
separados por puntos. La mejor manera de comprender su estructura es leer el dominio de
derecha a izquierda. El primer componente mirando desde la derecha distingue un dominio
genérico o territorial. Actualmente existen más de 200 dominios territoriales.
Utis Posidetis Iuris
Es un principio legal de acción; su aplicación en el Derecho Privado consiste en el
dominio que ejerce un propietario sobre el inmueble, cosa u objeto de su derecho, y en
el Derecho Internacional Público, la de los Estados sobre los territorios que geográfica e
históricamente les pertenecen.
Este principio proviene del derecho romano, que autorizaba a la parte beligerante
reclamar el territorio que había adquirido tras una guerra. A partir de ello, el término ha
sido utilizado históricamente para legitimar conquistas territoriales, por ejemplo, la anexión
de la Alsacia-Lorena por parte del Imperio alemán en 1871. Este principio fue aplicado en
el siglo XVIII entre España, Portugal y el Reino Unido al finalizar la Guerra del
Asiento (1739-1748).
La conocida frase latina utis posidetis iuris, pudiera ser traducida “como poseías de
acuerdo al derecho, poseerás”, o “tal como lo poseéis de ley”. El Derecho Romano la
utilizó para reclamaciones de territorios adquiridos en acciones bélicas e históricamente el
principio es empleado en el Derecho Internacional Púbico para legitimar conquistas
territoriales. Fue usado en los procesos de emancipación americana, para definir las
fronteras de los nacientes y Estados y recientemente en los procesos de descolonización del
continente africano.
Ni la primera constitución de Colombia, la llamada Constitución de Cundinamarca
del 4 de abril de 1811, ni la primera constitución de Venezuela del 23 de diciembre de
1811, hacen referencia al territorio de ambas nacientes repúblicas. En la Constitución
venezolana del 15 de agosto de 1819, tampoco se hace referencia al territorio nacional.
El Derecho Internacional Público, tradicionalmente se han elaborado dos principios
para la determinar las fronteras de los Estados:
El Utis Possidetis de Facto: Según el cual, se reconoce el derecho que tiene un
Estado sobre el territorio que ha ocupado de hecho a través del tiempo (posesión por el
uso).
El Utis Possidetis Iure (posesión por el uso jurídico). Es un sistema que se aplicó en
América a partir de 1810, cuando los Estados se independizaron de la Corona Española
alinearon sus territorios, tomando como base las líneas de demarcación que esta había
empleado para dividir sus territorios en virreinatos y capitanías generales.
Expresión latina que corresponde a un tipo de interdicto o medio de proteger al
poseedor de buena fe hasta prueba en contrario de quien alegue mejor derecho. Por ello se
emplea como una fórmula diplomática de convenios fundados en las posesiones
territoriales actuales de los contrayentes.

Territorio Venezolano
Aspectos Históricos
El territorio venezolano se fue formando durante los siglos XV - XVII con la
llegada de los españoles a América se fue dividiendo en varias provincias según estas se
demarco el territorio según las constituciones y tratados internacionales hasta nuestros días
y también se le fue modificando el nombre en la actualidad se llama República Bolivariana
de Venezuela.
Desde el siglo XVI, fueron apareciendo algunas provincias que fueron creadas por
la metrópoli española, y estas son:
 Provincia de Margarita.
 Provincia de Venezuela.
 Provincia de Trinidad.
 Provincia de Nueva Andalucía o Cumana.
 Provincia de Guayana.
 Provincia de Maracaibo.
El Territorio actual de Venezuela se formó con la unión de todas las provincias que
conformaban la capitanía general de Venezuela para el año de1777, basándose en el
principio del Uti Possidetis juis, y se ha venido modificando a través de los años con los
tratados internacionales, en los cuales Venezuela siempre ha ido perdiendo terreno hasta
quedar con el territorio que tiene actualmente.
El territorio es un elemento esencial para todo estado, puesto que sin este no podrían
existir. Los elementos fundamentales del estado moderno son: territorio, pueblo y gobierno.
El territorio de un estado generalmente está compuesto por la tierra firme, aguas,
ríos, lagos, el espacio aéreo, subsuelo y los golfos.
Desde la disolución de la Gran Colombia en 1830 el territorio según la constitución
de este año dice que el territorio de Venezuela es igual a lo que era la capitanía general de
Venezuela. En la nueva constitución de 1901 dice que el territorio era igual al el de 1810
hasta 1925 se adopta un principio que dice “Este territorio no podrá jamás ser cedido,
traspasado, arrendado ni en ninguna forma enajenado a potencia extranjero, ni aun por
tiempo limitado.
En 1881 Colombia y Venezuela firman en Caracas el Tratado de Arbitramiento
sobre Límites, mediante el cual someten al Rey de España en calidad de árbitro.
A pesar del tratado el territorio se mantiene como fue la capitanía general de
Venezuela, entonces este tratado trajo consecuencias desfavorables a la nación.
En 1891 se dicta el Laudo Arbitral Español en el que se le amputaba a Venezuela
grandes extensiones de tierras desde la guajira hasta el Amazonas. Este laudo fue objetado
por Venezuela debido a los problemas que le presentaban al país.
En 1916 debido a la imposibilidad de ejecutar el “laudo español” se firma en Bogotá
un nuevo tratado. Este tratado fue desfavorable para Venezuela, pero sin embargo hay un
artículo que dice: “la mayor parte del golfo de Maracaibo está bajo la soberanía de
Venezuela”.
El 5 de abril de 1941 se firma el “tratado sobre demarcación de fronteras y
navegación de los ríos Comunes.
Problemas limítrofes con Colombia
Las negociaciones fronterizas ente Venezuela y Colombia, se inician a partir de la
desintegración de la Gran Colombia. Desde el año 1833, al año 1941, transcurre todo un
proceso histórico, y en 1941, se firma entre ambos países, un tratado de amistad, alianza,
comercio y límites, navegación. Se presentaron problemas por la demarcación de los límites
fronterizos. Estábamos perdiendo la soberanía en la Guajira, y en los estados Zulia y
Táchira. Las discrepancias fueron dirimidas, en el Tratado del 5 de abril de 1941. Aun así,
con el tiempo continúan los problemas. La demarcación de la frontera es artificial, en
algunos tramos los límites no están determinados debido a accidentes geográficos, o el
curso de los ríos que se altera constantemente; lo que genera inestabilidad en la línea de
demarcación.
Así mismo se presentan problemas entre Colombia y Venezuela, por el poder
adquisitivo de la moneda. Podemos agregar los desplazamientos de población desde
Colombia a Venezuela y viceversa, integración bilateral Colombo-Venezolana, integración
comercial, desarrollo fronterizo, seguridad, cooperación judicial, lucha constante contra el
narcotráfico, delitos comunes, doble nacionalidad y migración ilegal. Recordemos, que la
extensión de las fronteras entre los dos países, es de 2.219 kilómetros, lo que complica
mucho más las cosas y genera conflictividad. Debemos dejar sentado además, el problema
de la guerrilla y los paramilitares. Los grupos de subversión de Colombia como el ELN y la
FARC; así como los grupos paramilitares, según reseñan los medios de comunicación
social, hacen vida en zonas fronterizas venezolanas, causando grandes problemas, tanto de
seguridad, como de secuestros y tráfico de drogas.
Antes de estos problemas y aun con ellos, se importa mano de obra Colombiana
para recoger las siembras en los estados fronterizos de Apure, Barinas y Zulia; así como en
los estados Portuguesa, Guárico, y Cojedes. Algunos dueños de fincas utilizaban la mano
de obra colombiana, ingresada ilegalmente al país. Luego de terminado el cultivo, y sin
haberles pagado, acudían ante las autoridades y los denunciaban como indocumentados.
Hoy hemos visto producto de la entrevista fronteriza entre los cancilleres de las dos
naciones, la creación de un grupo militar mixto de tareas, para protección de la frontera
Colombo-Venezolana Entre ambos países existen problemas de orden civil, por el ingreso
de indocumentados, problemas de orden sanitario, problemas de contrabando de gasolina y
sus derivados y de comercio ilegal de productos elaborados indistintamente en cualquiera
de las dos naciones. Todos estos problemas se pueden arreglar, con la comunicación entre
las autoridades fronterizas. La dureza de la moneda, influye notablemente en el crecimiento
poblacional de estas zonas. Reseñamos, por ejemplo, el crecimiento de poblaciones en el
estado Táchira, como San Antonio, Ureña, y Aguas Calientes, que cuando el bolívar era
duro, llegando inclusive al cambio de 35 pesos por bolívar, se expandieron.
Actualmente, un bolívar equivale a 35 céntimos de un Peso, pero aun así, en las
mañanas ingresan por los puentes Libertador y Francisco de Paula Santander, en la frontera
de San Antonio y de Ureña respectivamente, un estimado de 8 mil trabajadores, que laboran
en estas poblaciones. Nunca ha existido en los últimos años, peligro de guerra con
Venezuela. Las diferencias entre países son normales y deben ser oídas, estudiadas y
solucionadas por las autoridades fronterizas y por la Cancillería, pero nunca por la mano
militar.
Problemas limítrofes con Brasil
Venezuela fija sus límites a través de un tratado con el país colindante. Fue
relativamente fácil, ya que se fijó como límite la divisoria de aguas, es decir, el territorio de
los afluentes que se dirigen al río Amazonas pertenece a Brasil y los que van al Orinoco, a
Venezuela.
Sin embargo, hubo acusaciones contra el país sureño de apropiarse de territorios
pertenecientes a lo que hoy es el estado Bolívar. Afortunadamente, se han hecho ajustes en
beneficio para nuestro país.
Las diligencias para delimitar el territorio comenzaron el 1842. Se redactaron entre
1844 y 1852 tres acuerdos para ser ratificados por el Congreso Nacional: de Amistad, de
Navegación Fluvial y de extradición se reos. Sin embargo, ninguno de estos fue ratificado.
Brasil puso como condición que se aprobaran conjuntamente con el de límites. No
fue sino hasta 1859 que se firmó el tratado de Límites y Navegación Fluvial. En 1860 se
ratificó el acuerdo por parte de los países.
Problemas limítrofes con la república de Guayana
Venezuela reclama desde hace más de 150 años una parte del territorio de la
República Cooperativa de Guyana conocido como la Guayana Esequiba. Las cédulas reales
venezolanas acreditan los derechos históricos de este país desde tiempos coloniales. En el
momento de constituirse la llamada República de la Gran Colombia por Simón Bolívar, en
1819, que comprendía los territorios de Venezuela, Nueva Granada y Quito, la frontera
oriental venezolana estaba definida por el curso del río Esequibo. Hacia 1840, el
descubrimiento de notables yacimientos de hierro y oro en la Guayana Esequiba despertó
de nuevo el interés británico por la zona. En 1899, un tribunal dictó sentencia sobre este
espacio en litigio en favor de Gran Bretaña. A partir de entonces, Venezuela no ha cesado
en su empeño para recuperarlo y conseguir el reconocimiento internacional.
Guayana Esequiba, llamada también Territorio del Esequibo, es una región señalada
en el mapa de Venezuela con el nombre de Zona en Reclamación. Mientras se dirime el
litigio fronterizo, ya sesquicentenario, forma parte del territorio de la República de Guyana,
independizada de la Guayana Británica en 1966.
La Guayana Esequiba, reclamada por Venezuela desde 1840, toma su nombre del
río Esequibo que separa Guyana de la Zona en Reclamación. Ocupa un área de 159.500
km2, y tiene una población cercana a los 100.000 habitantes, de los cuales el 70% se
concentra en la faja de la costa atlántica.
Venezuela alega, en favor de sus títulos de propiedad de la Guayana Esequiba, las
bulas de Alejandro VI (1493) que concedían a España "las islas y tierra firme del mar
Océano, descubiertas y por descubrir", así como el hecho indubitable del reconocimiento y
toma de posesión de las costas venezolanas, incluidas las del territorio del Esequibo,
realizado por Alonso de Ojeda en 1499. Desde entonces, numerosas son las expediciones
ordenadas por la Corona española para la exploración y conquista de la Guayana.
En 1627 los holandeses se apoderaron del territorio que después sería la Guayana
Británica, hasta que en 1648 la propia España les otorgó legalidad mediante el Tratado de
Westfalia. Pero este Tratado no les daba derechos sobre ninguna parte del oeste del
Esequibo, así que España los fue desalojando de los sitios que habían usurpado.
Finalmente, por el Tratado de Londres, en 1814, las posesiones de Holanda pasaron a ser
colonias inglesas, de donde surge la Guayana Británica.
Sin embargo, esto no pasó de una acción diplomática sin otras consecuencias.
Estados Unidos y Gran Bretaña llegaron a un acuerdo (noviembre de 1896) para hacer
firmar a Venezuela, sin más alternativa, el Tratado de Arbitraje (2 de febrero de 1897).
Así se llegó al laudo del 3 de octubre de 1899, mediante el cual Venezuela perdió
149.500 km2. En el Tratado de Arbitraje hubo representantes de Estados Unidos y Gran
Bretaña, pero no se permitió la intervención de ningún venezolano.
Con la posterior aparición de documentos que demostraban las irregularidades
legales de este laudo, Venezuela denunció ante las Naciones Unidas (febrero de 1962) la
nulidad del laudo de 1899, acción que se confirmó el 12 de noviembre de 1962 ante el
Comité Político Especial de la misma ONU.
Tras numerosas diligencias diplomáticas, el 17 de febrero de 1966 (gobierno de
Raúl Leoni) se firmó entre los gobiernos de Venezuela y el Reino de Gran Bretaña e Irlanda
del Norte el llamado Acuerdo de Ginebra, por el cual se creó una comisión mixta para
buscar soluciones prácticas a la controversia entre ambos países, luego de declarar
Venezuela que el laudo de 1899 es "nulo e irrito".
Por el artículo IV de dicho acuerdo se estableció un plazo de cuatro años para que la
comisión mixta llegara a una solución satisfactoria. En mayo de 1966 la Guayana británica
se independizó, de modo que Venezuela pasó a negociar con el nuevo Estado de Guyana.
Transcurrido el plazo acordado, el 18 de junio de 1970 (gobierno de Rafael Caldera)
se firmó en Trinidad el Protocolo de Puerto España, que tendría una vigencia de doce años.
Este periodo se venció en 1982 (gobierno de Jaime Lusinchi) sin que se tenga hasta ahora
ninguna solución. Actualmente el asunto de la Guayana Esequiba está en manos del
Secretario General de las Naciones Unidas.
Relaciones con el Caribe Oriental
Las relaciones de Venezuela hacia el Caribe se iniciaron en fecha temprana con
respecto al proceso de conformación del espacio geopolítico del Caribe, en medio de los
procesos de descolonización de la década de los sesenta. Ya a finales de dicha década
Venezuela comenzó a perfilar una política de aproximación privilegiada hacia el Caribe no
hispánico. Yo siempre fui partidario de la idea, expresada a finales de la década de los
sesenta y principios de los setenta por el Canciller Arístides Calvani en el primer gobierno
de Rafael Caldera, de que la presencia venezolana en el Caribe oriental principalmente, es
de gran importancia geopolítica para el país. En primer lugar, las Antillas Menores
constituyen una zona de paso hacia Venezuela y desde Venezuela hacia el exterior, por ello
es una zona de seguridad donde debemos tener amigos y no enemigos. Para aquel momento
los países de habla inglesa eran países nuevos, que necesitaban protección. Si Venezuela
lograba, en aquel momento histórico, convertirse en la gran amiga y protectora de esas islas
teníamos ganada una zona de influencia admirable, cerca de nuestras costas, una primera
línea de defensa contra cualquier ataque de fuera, un trampolín nuestro hacia fuera, un
mercado para productos no tradicionales. Así lo veíamos en aquellos años.
La política de acercamiento al Caribe anglófono iniciada durante el primer gobierno
de Caldera, sería fortalecida durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. La política
exterior venezolana se sumó a una línea de acción política internacional que procuraba
disminuir las notables diferencias en los niveles de bienestar entre las poblaciones de los
países pobres y desarrollados. Así, alimentada por el sensible aumento en su capacidad
financiera de origen petrolero, Venezuela procuró un liderazgo regional enmarcado en los
discursos tercermundistas que aupaban la cooperación Sur-Sur y exigían el diálogo Norte-
Sur.
Desde la década de los setenta, Venezuela adelantó una permanente política de
cooperación económica hacia la cuenca del Caribe en general, y hacia el Caribe anglófono
en particular. Esta cooperación sólo se modificaría en cuanto a la modalidad (multilateral o
bilateral), a los montos (dependiendo de las posibilidades fiscales en razón de la coyuntura
petrolera) y a los destinatarios (dependiendo de la circunstancia política), pero
manteniéndose como una tendencia de la política exterior venezolana.
El primer gobierno de Carlos Andrés Pérez convocó en 1974 a una Cumbre de Jefes
de Estado de Centroamérica y el Caribe. A partir del encuentro celebrado en Puerto Ordaz,
Venezuela definió el Primer Programa de Cooperación Financiera con América Central y el
Caribe, con el cual buscaba institucionalizar su decisión de apoyar financieramente a los
países de la región. Este programa es un antecedente directo para el Acuerdo de San José,
suscrito con México en 1980 y renovado anualmente hasta el presente, mediante el cual se
suministra hidrocarburos a los países centroamericanos y del Caribe, en condiciones
financieras preferenciales.
El aparato gubernamental venezolano se actualiza para atender esas líneas de acción
exterior. Una de las modificaciones fue la creación del Fondo de Inversiones de Venezuela
(FIV). Esa institución financiera, creada en 1974 y liquidada en 2001, tenía tres objetivos,
uno de ellos el de realizar programas de cooperación financiera internacional. El FIV se
transformó en la caja de caudales para los aspectos financieros del apoyo venezolano
directo a diversos gobiernos, básicamente del Caribe. Además del FIV, diversas instancias
del Estado venezolano adelantaron acciones hacia el Caribe, en procura de crear, mantener
e incrementar la presencia en los pequeños países anglófonos. En las tres últimas décadas
del siglo XX, dichas acciones abarcaron un abanico amplio de modalidades, desde la
presencia cultural por medio de la creación de sedes del Instituto Venezolano de Cultura y
Cooperación, hasta acuerdos comerciales no recíprocos de claro beneficio para los países
caribeños. En diversos momentos, Venezuela garantizó vuelos aéreos a Guyana, transporte
marítimo periódico a las islas orientales, construcción de parques infantiles, gimnasios
deportivos y una Facultad de Medicina.
Dominio Marítimo
 Se puede señalar que el mar y su acceso a él constituyen desde antaño el punto de
partida del Derecho Internacional y de la regulación de la navegación y el comercio, como
la manera más antigua de las relaciones internacionales. La Mar, fue siempre vista como un
medio de comunicación y de intercambio cultural y comercial entre Estados con acceso.
Además de facilitar el intercambio de ideas, progreso intelectual y tendencias liberales.
Según Rousseau, El espacio marítimo es uno solo, pero en lo que se refiere a su régimen
jurídico se subdivide en: mar territorial; alta mar y aguas interiores.
De acuerdo a la Convención sobre Derecho del Mar de 1982 la mar se divide en:
a)    El mar territorial y la zona contigua.
b)   La Zona Económica Exclusiva.
c)    La Plataforma Continental.
Mar interior: se definen en el artículo 8 de la Convención como “las aguas situadas
en el interior de la línea de base del mar territorial tomando parte de las aguas interiores del
Estado”. Se excluye como tal a otras aguas situadas detrás de las líneas de base,
denominadas terrestres (ríos, canales y lagos).
Las aguas interiores están bajo la soberanía del Estado ribereño ya que no existe en
ellas el derecho de paso de buques extranjeros. El ejercicio de la soberanía lleva consigo el
derecho de explotación y aprovechamiento de los recursos que estén en las aguas, así como
los del suelo y el subsuelo de estás; además de les aplican las leyes de ese Estado como si
se tratase de un espacio terrestre.
La navegación por aguas interiores de buques extranjeros, se entiende por el paso
hacia o desde los puertos del Estado ribereño. Aquí el Estado decide en qué condiciones
permite o no el acceso y bajo qué características se puede producir. El paso es aceptado
usualmente, pero nada impide al Estado ribereño atendiendo a razones de peligro grave,
arribada forzosa o fuerza mayor regular el tema.
El acceso a los puertos siempre dependerá del Estado y actualmente las restricciones
apuntan a ciertos tipos de barcos: nucleares; que transporten sustancias tóxicas o de
investigación marítima. Los buques mercantes, tienen también sus normas y van en el
sentido de los tratados y acuerdos suscritos por los países de cuyo comercio se trate.
Cuando un barco extranjero ingrese por las aguas interiores a un puerto se le aplica
la legislación y jurisdicción del Estado ribereño. El acceso de los barcos de guerra siempre
debe contar con la autorización, ya que estos cuentan con inmunidad lo que implica la
renuncia del Estado ribereño a ejercer jurisdicción en caso de hechos delictivos cometidos a
bordo.
Mar Territorial: La Convención de 1982, define en el artículo 2: “La
Soberanía del Estado Ribereño se extiende más allá de su territorio y de sus aguas interiores
y, en el caso del Estado archipelágico, de sus aguas archipelágicas, a la franja de mar
adyacente designada con el nombre de Mar Territorial”.
En cuanto a la extensión, esta iba desde lo que señala Andrés Bello, al alcance del
tiro de cañón hasta 50 millas en el caso de Islandia en la disputa dirimida conocida como el
caso de Las Pesquerías, después de múltiples desacuerdos se encontró consenso en cuanto a
la extensión y se plasmó en el artículo 3 de la Convención “ Todo Estado tiene derecho a
establecer la anchura de su mar territorial hasta un límite que no exceda las 12
millas marinas, medidas a partir de la líneas de base determinadas de conformidad con esta
Convención” y amplia el artículo 4, “El limite exterior del mar territorial es la línea cada
uno de cuyos puntos está más próximo de la línea base a una distancia igual a la anchura
del mar territorial”.
Zona Contigua: Definida por Gidel como “el espacio marítimo que se extiende
más allá del límite exterior del mar territorial hasta una distancia determinada y en la cual el
Estado ribereño posee con respecto a los buques extranjeros unas competencias
rigurosamente limitadas a determinados aspectos”.
El fundamente de esta extensión de la jurisdicción del Estado ribereño, tiene sus
antecedentes en las Hovering Acts Británicas y en las zonas de protección aduaneras y
fiscales de principios del siglo XX para evitar el contrabando de bebidas
alcohólicas Volstead Act 1919 y Liquor Treaties.
Se entiende entonces como una zona en la cual el Estado ribereño puede evitar o
prevenir, así como sancionar determinados actos que considere lesivos a sus intereses.

A diferencia del mar territorial, cuya extensión quedo plasmada en la Convención y
que ha sido recogida por las legislaciones de todos los países aún de aquellos que no la
suscribieron como Venezuela, la zona contigua, no tiene una delimitación o anchura
precisa.  De acuerdo a las interpretaciones recientes y lo dispuesto por la Convención, se
entiende que la zona contigua es de la misma extensión como máximo del mar
territorial, 12 millas.  Vale decir “no podrá extenderse más allá de 24 millas marinas
contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar
territorial” (Artículo 33 de la Convención).  Este artículo se encuentra en concordancia con
el 303 del mismo texto que regula todo lo relacionado con los objetos arqueológicos y de
origen histórico que sean encontrados en esas aguas sin la previa autorización del Estado
ribereño.
Zona Económica Exclusiva: Antaño solo se reconocía a los Estados ribereños el
derecho a la explotación de los recursos de las aguas, los suelos y subsuelo marino en el
mar territorial pero nunca más allá de este. El impulso de las delimitaciones, la
descolonización de África y el real aprovechamiento del mar con el empleo de la tecnología
obligo a que se considerasen tratados y acuerdos que normaran este desarrollo que
inicialmente comenzó por las zonas de pesca hasta transformarse en lo que hoy conocemos
como la zona económica exclusiva.
Destacan aquí el tratado suscrito entre Venezuela y Gran Bretaña en 1942, relativo a
la delimitación de los espacios marinos del Golfo de Paria y otro la Proclama del Presidente
Truman en 1945. A la mano de estos acuerdos y conjuntamente con la zona económica
exclusiva, se desarrolló el derecho sobre la plataforma continental como concurrente a la
zona. En 1982 y 1985, la Corte Internacional de Justicia sentenció en ambos sentidos en
el “asunto de la delimitación de la plataforma continental entre Libia y Malta y entre Libia
y Túnez” respectivamente.
La plataforma continental:
El artículo 76 Define la plataforma continental
1. La plataforma continental de un Estado ribereño comprende el lecho y el subsuelo
de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo
largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen
continental, o bien hasta una distancia de 200 millas marinas contadas desde las
líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial, en los
casos en que el borde exterior del margen continental no llegue a esa distancia.
2. La plataforma continental de un Estado ribereño no se extenderá más allá de los
límites previstos en los párrafos 4 a 6.
3. El margen continental comprende la prolongación sumergida de la masa continental
del Estado ribereño y está constituido por el lecho y el subsuelo de la plataforma, el
talud y la emersión continental. No comprende el fondo oceánico profundo con sus
crestas oceánicas ni su subsuelo.
4. Para los efectos de esta Convención, el Estado ribereño establecerá el borde exterior
del margen continental, dondequiera que el margen se extienda más allá de 200
millas marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la
anchura del mar territorial, mediante:
i) Una línea trazada, de conformidad con el párrafo 7, en relación con los puntos
fijos más alejados en cada uno de los cuales el espesor de las rocas sedimentarias sea por lo
menos el 1% de la distancia más corta entre ese punto y el pie del talud continental; o
ii) Una línea trazada, de conformidad con el párrafo 7, en relación con puntos fijos
situados a no más de 60 millas marinas del pie del talud continental;
b) Salvo prueba en contrario, el pie del talud continental se determinará como el
punto de máximo cambio de gradiente en su base.
5. Los puntos fijos que constituyen la línea del límite exterior de la plataforma
continental en el lecho del mar, trazada de conformidad con los incisos i) y ii) del
apartado a) del párrafo 4, deberán estar situados a una distancia que no exceda
de 350 millas marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se
mide la anchura del mar territorial o de 100 millas marinas contadas desde la isobata
de 2.500 metros, que es una línea que une profundidades de 2.500 metros.
6. No obstante, lo dispuesto en el párrafo 5, en las crestas submarinas el límite exterior
de la plataforma continental no excederá de 350 millas marinas contadas desde las
líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial. Este
párrafo no se aplica a elevaciones submarinas que sean componentes naturales del
margen continental, tales como las mesetas, emersiones, cimas, bancos y espolones
de dicho margen.
7. El Estado ribereño trazará el límite exterior de su plataforma continental, cuando
esa plataforma se extienda más allá de 200 millas marinas contadas desde las líneas
de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial, mediante líneas
rectas, cuya longitud no exceda de 60 millas marinas, que unan puntos fijos
definidos por medio de coordenadas de latitud y longitud.
8. El Estado ribereño presentará información sobre los límites de la plataforma
continental más allá de las 200 millas marinas contadas desde las líneas de base a
partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial a la Comisión de Límites
de la Plataforma Continental, establecida de conformidad con el Anexo II sobre la
base de una representación geográfica equitativa. La Comisión hará
recomendaciones a los Estados ribereños sobre las cuestiones relacionadas con la
determinación de los límites exteriores de su plataforma continental. Los límites de
la plataforma que determine un Estado ribereño tomando como base tales
recomendaciones serán definitivos y obligatorios.
9. El Estado ribereño depositará en poder del Secretario General de las Naciones
Unidas cartas e información pertinente, incluidos datos geodésicos, que describan
de modo permanente el límite exterior de su plataforma continental. El Secretario
General les dará la debida publicidad.
10. Las disposiciones de este artículo no prejuzgan la cuestión de la delimitación de la
plataforma continental entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a
frente.
La alta mar: Se define en el artículo 86
Las disposiciones de esta Parte se aplican a todas las partes del mar no incluidas en
la zona económica exclusiva, en el mar territorial o en las aguas interiores de un Estado, ni
en las aguas archipelágicas de un Estado archipelágico. Este artículo no implica limitación
alguna de las Libertades de que gozan todos los Estados en la zona económica exclusiva de
conformidad con el artículo 58.
Los buques
La definición de nave, o buque en algunas legislaciones, es uno de los aspectos
fundamentales del derecho marítimo. La interpretación de esta definición condiciona la
aplicación de las normas de este derecho, debido a que ellas giran alrededor de la nave, por
ser ésta su objeto. La convención de las Naciones Unidas sobre las Condiciones del
Matriculación de Naves, firmada en Ginebra el 07 de febrero de 1986, en su artículo 2
define el termino nave como “Toda embarcación de mar apta para navegar por sus propios
medios que se utilice en el comercio marítimo internacional para el transporte de
mercancía, pasajeros o mercancía y pasajeros, a exención de las embarcaciones de menos
de 500 toneladas de registro bruto”.
A cada Estado lo corresponde establecer los requisitos necesarios para otorgar su
nacionalidad de una nave, a los fines de que esta pueda enarbolar su pabellón. Sin embargo,
este principio general ha sido objeto de una limitación internacional, en virtud de la
preocupación de la mayoría de los Estados miembros de la Comunidad Internacional, por el
poco control ejercido sobre las naves de algunos Estados al conceder su nacionalidad. En la
actualidad muchos países otorgan su nacionalidad a buques de manera bastante flexible,
dándole el derecho a enarbolar sus banderas.
Estos registros, llamados “Registros Abiertos” o de bandera de convivencia, dan
ventaja considerable, ya que su costo es reducido, gozan de beneficios fiscales, y
adicionalmente sus leyes marítimas, y laborales favorecen a los armadores.
El buque tiene una individualidad, que se manifiesta por el hecho de que lleva un
nombre y una nacionalidad. La determinación de esta nacionalidad ofrece interés desde un
triple punto de vista:
a) El barco se halla bajo el amparo del Estado de cuya nacionalidad posee.
b) Puede, en su caso, reclamar protección diplomática y consular.
c) Les son aplicables los Tratados concluidos por el Estado del que depende.
d) La nacionalidad viene indicada por el pabellón, si bien este no la prueba de un
modo absoluto, la legislación de cada Estado determina libremente las condiciones
necesarias para adquirir la nacionalidad.
En todo caso hay que distinguir entre los barcos de guerra y los barcos mercantes.
1. Naves de Guerra Para estos barcos el criterio de la nacionalidad reside en el
hecho de pertenecer a una flota determinada. La nacionalidad se aprueba enarbolando el
pabellón o bandera de combate y también por la palabra de honor dada por el comandante
de hallarse al servicio de un Estado determinado.
2. Naves Mercantes Para estos hay que tener en cuenta el país en que el barco se
construyó, como la condición de su propietario, oficialidad y tripulación. Debe de existir un
vínculo sustancial entre el Estado y el navío.
La piratería
La piratería es un delito internacional que debe ser perseguido por todos los estados
miembros de la comunidad internacional. En el caso de apresar un buque pirata puede ser
sometido a la jurisdicción del Estado del Pabellón del buque apresor. También se define
como todo acto de violencia o depredación cometido con fines privados, en alta mar desde
un buque o aeronave contra otro buque o aeronave o contra las personas o bienes que se
encuentra a bordo.
Legislación Venezolana
La legislación venezolana de Derecho del Mar es relativamente reciente, si se toman
en cuenta las fechas de promulgación de los más importantes textos normativos en la
materia.
En el período que va desde 1862 a 1935 destacaron los siguientes instrumentos
jurídicos:
- Decreto de 29 de agosto de 1871 declarando Territorio Federal con el nombre de
Colón a varias islas y sujetándolo a régimen especial.
- Resolución de 29 de marzo de 1884 por la cual se declara que el Ejecutivo Federal
asume la administración de la Isla Toas, situada en el Lago de Maracaibo, y se dispone que
dicha isla sea regida conforme al Código Orgánico de los Territorios Federales.
- Ley de 30 de junio de 1920 sobre la admisión y permanencia de Naves de Guerra
extranjeras en aguas territoriales de Venezuela.
- Ley del 21 de julio de 1933 sobre admisión y permanencia de Naves de Guerra
extranjeras en aguas territoriales y puertos de Venezuela.
Delimitación de áreas marinas
Como es de suponerse cuando se describen los derechos de soberanía y jurisdicción
que tienen los Estados ribereños de sus aguas interiores, mar territorial y otros y se
encuentra de frente o lateralmente con los mismos derechos de otro Estado, opera la
superposición de derechos y en consecuencia es necesario delimitar.
El profesor Rémiro y otros señalan varios tipos de delimitación en los espacios
marítimos:
1)    Delimitación vs. Condominio: se aconseja como el método aplicable en caso
de mares cerrados, golfos y bahías, sin embargo: a) no se presume y la delimitación no
supone condominio; b) es reversible, ya que los condóminos pueden reclamar la división; c)
no es oponible a 3ros respecto de otros espacios marinos no compartidos.  En la práctica no
es común el condominio marítimo y si muy aplicable a los ríos.
2)   Delimitación lateral: es la delimitación de los espacios marítimos entre Estados
vecinos cuya frontera terrestre alcanza la mar (República Dominicana y Haití).
3)   Delimitación frontal: es la delimitación de los espacios marinos entre costas
enrostradas, continentales o insulares, ocurre en Estados sin vecindad terrestre (Venezuela-
República Dominicana).
Se da el caso del Estado cuya vocación marítima les dispone con un amplio litoral
en el cual pueden confluir los 2 supuestos de delimitación (Costas de Perú y Brasil) y que
frecuentemente por los accidentes geográficos naturales hacen casi imposible apelar a uno u
otro modo de delimitación (Caso Venezuela-Colombia).
4)   Delimitación de mares cerrados: cuando un mar está compuesto entera o
fundamentalmente de los mares territoriales y las zonas económicas exclusivas de 2 o más
Estados ribereños. Se requieren varias condiciones: a) pluralidad de ribereños; b) práctica
inexistencia o enclavamientos de espacios marinos fuera de la jurisdicción nacional. De
estos mares tenemos como ejemplos el mar mediterráneo y el mar Caribe. Generalmente, se
han suscrito acuerdos bilaterales como el caso de Venezuela y Trinidad y Tobago, pero a
medida que aumenta la concurrencia de Estados ribereños aumentan las dificultades.
Dominio fluvial del Estado
El dominio fluvial es el derecho de todo Estado a ejercer soberanía sobre el curso o
porción del curso de un río, arroyos y cualquier otro curso de agua en los trechos que corren
dentro del territorio del Estado, lo atraviesan o separan.
Sin embargo, han surgido normas de Derecho internacional que limitan las
potestades del Estado soberano respecto a los cursos de agua situados en su territorio,
relativas a la navegación fluvial y a los usos de éstos y sus aguas para fines distintos a la
navegación.
Clasificación de los Ríos
Existen dos categorías de ríos:
 Los ríos interiores o nacionales, que tienen su curso en el territorio de un Estado y
 Los ríos que en su curso separan o atraviesan el territorio de más de un Estado,
llamados también binacionales o internacionales. Estos ríos pueden ser fronterizos o
sucesivos, o ambas cosas a la vez.
Los ríos internacionalizados son aquellos en los cuales existe libertad de navegación
que según sea más o menos amplia puede ser a favor de todas las banderas o sólo de los
ribereños.
Ríos Internacionalizados: Son aquellos que utilizando dos principios de Derecho
Internacional Público (Priva el interés general sobre el interés particular; la libre
navegación de los ríos), ante la ONU y por solicitud del Estado interesado pueden convertir
ríos nacionales en ríos internacionalizados, le permiten a otros Estados traficar y negociar
tanto en cabotaje como el transporte de personas de un Estado a otro, utilizando el cauce de
navegable de los ríos nacionales. Ej. Río de la Plata, el Río Amazonas, el Río Paraguay.
Régimen Vías Fluviales de Interés Internacional: Este concepto nació en el Congreso
de Barcelona de 1921, se denominó así a los ríos internacionales y se incluyó a los lagos,
bahías, estrechos, canales ampliando el concepto y que está conformado por un convenio,
un estatuto y un protocolo. Este congreso es el instrumento jurídico de las vías fluviales de
interés internacional.
Evolución del régimen jurídico de los ríos Internacionales
El tema de la legislación de aguas internacionales y sus usos para propósitos de
navegación y otros (industria, consumo humano, agricultura, etc.) cobraron gran
importancia en el siglo XX, y más aún al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando la
reorganización política y económica mundial requería de nuevos planteamientos.
Sin embargo, la legislación internacional acerca del tema de aguas remonta su
origen a lejanos siglos y aun milenios del pasado. Las legislaciones responden
indudablemente a necesidades específicas y no es entonces sorprendente que cuando un
milenio antes de la era cristiana, las actividades de transporte se encontraron ante la
necesidad de establecer normas de conducta, derechos y obligaciones para el despacho,
transporte y recepción de carga y pasajeros, esos antiguos pueblos navegantes sobre todo
los fenicios, dieran inicio a la formulación de leyes, las leyes rodianas (de la Isla de Rodas).
Así la legislación que tratara los términos de transporte vio su inicio hace unos tres mil
años. Esta génesis legislativa, reflejada en literatura y varios cuerpos legislativos, dieron
lugar a una continuidad en este tema que sigue hoy como instrumento vigente (Derecho
Marítimo) para regular el comercio y transporte de pasajeros por agua y constituye la
esencia del Derecho Internacional Privado de Transporte por Agua.
El Rio Orinoco: Ha estado sometido a un régimen jurídico especial en razón de la
navegabilidad que han pretendido sobre el dos Estados vecinos; Brasil y Colombia, la
regulación jurídica del rio Orinoco , se ha debido a su condición de rio que atraviesa a dos
Estados Venezuela y Colombia , perteneciente este último solo una de las márgenes de
dicho rio en su parte superior , es decir. una parte lateral e intermedia, lo cual ameritaba una
regulación especial lo cual desconoció la libre navegación del Orinoco sin compensación
territorial alguna.
El Dominio Aéreo Internacional
 El espacio aéreo forma parte del territorio del Estado y se encuentra sometida a su
soberanía.
Desarrollada la aviación en los albores del siglo XX y una vez concluida la
I Guerra Mundial, se hizo necesario reglamentar el uso del espacio aéreo para preservar los
Estados su integridad y ejercer en forma efectiva sus derechos de soberanía y jurisdicción.
La Primera Convención tuvo lugar en 1919 siendo la que proclamo la soberanía y la
necesidad de identificar las aeronaves. En 1944, se convoca la Conferencia de Chicago,
donde se creó la normativa de la Aviación Civil y las regulaciones aéreas internacionales.
Solo se limita a las aeronaves civiles sin extenderse a aquella propiedad del Estado. Se
creó la OACI-Organización de Aviación Civil Internacional.
El espacio aéreo esta sobre un régimen de soberanía estatal, en consecuencia,
ninguna aeronave puede volar sobre el espacio aéreo de un Estado sin obtener el respectivo
permiso. Se establece la libertad para los vuelos civiles, comerciales, sin embargo, esta
puede ser suspendida en caso de guerra o riesgos (Ejemplo el 11-09-2001).
Igualmente, los Estados pueden crear lo que se denominan ZONAS DE
EXCLUSION AEREAS, para preservar lugares donde se encuentren instalaciones
militares, residencias oficiales o industrias básicas, exclusión que generalmente se aplica no
solo a aeronaves de bandera extranjera sino también nacionales por razones de seguridad.
Aeronave: Todo aparato susceptible de mantenerse en la atmosfera merced a las
reacciones del aire distintas de las reacciones del aire contra la superficie terrestre. (Anexo
7 de la Convención de Chicago).
Clasificacion:
A)   Aeronaves del Estado: son aquellas no civiles, militares o aduaneras y de
policía.
B)   Aeronaves Comerciales: a las cuales se les aplica la Convención de Chicago,
comprenden el transporte de pasajeros o de carga, y tiene lugar el derecho a desembarcar en
el territorio de un Estado parte a los pasajeros, correo y mercancías con destino al territorio
del Estado del cual depende la aeronave; derecho a desembarcar en el territorio de un
Estado parte pasajeros, correos y mercancías con destino a otro territorio y derecho de
embarcar y desembarcar pasajeros con destino o provenientes de otro Estado distinto al
Estado del cual depende la aeronave.
Espacio Aéreo Ultraterrestre
Superados los obstáculos de la navegación aérea en el planeta, surge el desafío de
conocer y explorar el espacio más allá de los vuelos convencionales. Se crea la necesidad
de reglamentar ya no solo el uso del espacio aéreo que corresponde en derecho al territorio
de un Estado, sino aquel espacio que comenzaba a ser explorado.
En los años 50 comenzaron las primeras discusiones en tono al tema y en 1967 se
encuentra el primer antecedente en la materia. Lo más complicado es la delimitación, la que
se ha intentado hacer por varios métodos o maneras, siendo actualmente y casi por
consenso, el espacio ultra terrestre es indefinido, comienza donde termina el espacio aéreo
y de allí se extiende sin límites hasta el infinito.
El Profesor Gaviria Liévano señala en su obra los siguientes intentos de
delimitación:
1)    Demarcación basada en el avance tecnológico o científico.
2)   Demarcación basada en la dirección de las capas de la atmosfera.
3)   Demarcación basada en los efectos de la gravedad de la tierra.
4)   Demarcación basada en la altura máxima del vuelo de una aeronave.
5)   Demarcación basada en las características aerodinámicas de los artefactos
voladores.
6)   Demarcación basada en el perigeo mínimo de un satélite.
7)   Demarcación basada en el control efectivo.

Ninguna de éstas ha sido lo suficientemente satisfactoria para alcanzar el consenso


necesario. De suerte que se mantiene lo dispuesto por la práctica como señala la
Profesora Jaffé  “el espacio ultraterrestre es la zona en la cual se ubican los satélites
entre 140 a 160 kilómetros de altura”.
El espacio ultraterrestre mutantes mutandi al concepto de alta mar no puede ser
apropiado ni reclamado por ningún Estado. El espacio es libre o como señala el Convenio
de 1967 en su artículo 2 “patrimonio común de la humanidad”
Constituye un nuevo concepto que complementa la división clásica del Derecho
Internacional en:
 Territorio Nacional.
 Res nullius.
 Res extra commercium.
Así lo señala la Profesora Silvia Maureen Williams en su obra Derecho
Internacional Contemporáneo. La Utilización del Espacio Ultraterrestre. El espacio y los
cuerpos celestes no se encuentran bajo la soberanía de nadie y están abiertos a su
utilización en especial a los fines de la investigación científica.
En Venezuela señala el artículo 11 de la Constitución (….) Corresponden a la
República derechos en el espacio ultraterrestre suprayacente y en las áreas que son o
puedan ser patrimonio común de la humanidad, en los términos, extensión y condiciones
que determinen los acuerdos internacionales y la legislación nacional.
No podrán colocarse alrededor de la órbita de la tierra armas nucleares o cualquier
tipo de destrucción masiva. La Luna y otros cuerpos celestes se usarán con fines pacíficos
quedando expresamente prohibida la instalación de bases militares, se excluye el personal
militar para investigaciones u otros objetivos pacíficos.
Simón bolívar sobre colocación de satélites para los países andinos
Con el fin de conservar la órbita geostacional que tiene desde hace varios años ante
la UIT, los países miembros de la CAN decidieron aceptar la oferta del gobierno
venezolano de colocar un satélite temporal en la posición orbital 67°O, antes del 11 de
junio de 2005.
Al no existir un proyecto para la preservación y explotación definitiva de la posición
orbital 67°O que la Comunidad Andina de Naciones -CAN- tiene desde hace varios años
ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones -UIT-, los países miembros decidieron
aceptar una oferta presentada por el gobierno venezolano, consistente en colocar, a su costo
y exclusiva responsabilidad, un satélite temporal en esa posición orbital antes del 11 de
junio de 2005, con el fin de establecer, operar y explotar el Sistema Satelital Simón Bolívar.
Los países miembros de la CAN se comprometieron a constituir una Empresa
Multinacional Andina (EMA) en los próximos meses, con capital inicial de alguna empresa
venezolana, en la que también se consagre el derecho de otras empresas de países andinos a
hacer parte en cualquier momento de la EMA. Así mismo, se establecerán claros
mecanismos de protección a los accionistas minoritarios de la sociedad, lo que permitirá el
control sobre el proyecto y la realización del mismo bajo la tutela de los países miembros
de la Comunidad Andina de Naciones, CAN, quienes serán los beneficiarios de esta
infraestructura.
La medidas adoptadas permiten conservar la órbita geostacional para la CAN,
inicialmente con la colocación de un satélite temporal a cargo y bajo responsabilidad
exclusiva de Venezuela, mientras se tiene una solución definitiva con la constitución de la
nueva Empresa Multinacional Andina que sustituiría a Andesat S.A. EMA tenía desde 1998
la autorización comunitaria para establecer, operar y explotar el Sistema Satelital Simón
Bolívar y sus derechos sobre las posiciones orbitales 67°O, 78,5° O, 106° O y 109° O le
fueron revocados en 2003.
O.A.C.I
La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) es un organismo
especializado de la ONU, creado por los Estados en 1944 para ejercer la administración y
velar por la aplicación del Convenio sobre Aviación Civil Internacional (Convenio de
Chicago).
 
La OACI trabaja junto a los 193 Estados miembros del Convenio y a grupos de la
industria para alcanzar un consenso sobre las Normas y métodos recomendados (SARPs)
para la aviación civil internacional y sobre políticas que hagan posible que el sector de la
aviación civil sea operacionalmente seguro, eficiente, protegido, económicamente
sostenible y ambientalmente responsable. Los Estados miembros de la OACI emplean estas
SARPs y políticas para garantizar que sus operaciones y normas de aviación civil
nacionales se ajusten a las normas mundiales, permitiendo a su vez la operación segura y
confiable en la red mundial de aviación de más de 100.000 vuelos diarios en cada región
del mundo. 
Además de cumplir con su función principal de establecer SARPs y políticas
internacionales basadas en el consenso entre sus Estados miembros y la industria, y entre
muchas otras prioridades y programas, la OACI coordina la asistencia y la creación de
capacidad de los Estados, en apoyo de los numerosos objetivos de desarrollo de la aviación;
produce planes globales para coordinar avances multilaterales estratégicos para la seguridad
operacional y la navegación aérea; efectúa el seguimiento y elabora informes sobre
numerosos indicadores del sector de transporte aéreo, y audita la capacidad de los Estados
de supervisión y vigilancia de la seguridad operacional y protección de la aviación civil.
Resolución de las Naciones Unidas sobre colocación de dispositivos en el espacio
Ultraterrestre
Los estados partes en éste tratado, inspirándose en las grandes perspectivas que se
ofrecen a la humanidad como consecuencia de la entrada del hombre en el espacio
ultraterrestre, reconociendo el interés general de toda la humanidad en el progreso de la
exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, estimado que la
exploración y utilización del espacio ultraterrestre se debe efectuar en bien de todos los
pueblos, sea cual fuere se grado de desarrollo económico y científico, deseando contribuir a
una amplia cooperación internacional en lo que se refiere a los aspectos científicos y
jurídicos de la exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos,
estimando que tal cooperación contribuirá al desarrollo de la comprensión mutua y al
afianzamiento de las relaciones amistosas entre los estados y los pueblos.
Recordando la resolución 1962 (XVIII), titulada declaración de los principios
jurídicos que deben regir las actividades de los estados en la exploración y utilización del
espacio ultraterrestre que fue aprobada unánimemente por la asamblea general de las
naciones unidas, el 13 de diciembre de 1963. Recordando la resolución 1884 (XVIII), en
que se insta a los estados a no poner en órbita alrededor de la tierra ningún objeto portador
de armas nucleares u otras clases de armas de destrucción en masa, ni a emplazar tales
armas en los cuerpos celestes, y que fue aprobada unánimemente por la asamblea general
de las naciones unidas el 17 de octubre de 1963.
Tomando nota de la resolución 110 (II), aprobada por la asamblea general del 3 de
noviembre de 1947, que condena la propaganda destinada a provocar o alentar, o
susceptible de provocar o alentar cualquier amenaza a la paz, quebrantamiento de la paz o
acto de agresión y considerando que dicha resolución es aplicable al espacio ultraterrestre,
convencidos de que un tratado sobre los principios que deben regir las actividades de los
estados en la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros
cuerpos celestes, promoverá los propósitos y principios de la carta de las naciones unidas.
Han convenido en lo siguiente:
Artículo I La exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros
cuerpos celestes, deberán hacerse en provecho y en interés de todos los países, sea cual
fuere su grado de desarrollo económico y científico, e incumben a toda la humanidad.
El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, estará abierto para su
exploración y utilización a todos los estados sin discriminación alguna en condiciones de
igualdad y en conformidad con el derecho internacional y habrá libertad de acceso a todas
las regiones de los cuerpos celestes.
El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, estarán abiertos a
la investigación científica, y los estados facilitaran y fomentaran la cooperación
internacional en dichas investigaciones.
Artículo II El espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrán ser
objeto de apropiación Nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación ni de
ninguna otra manera.
Artículo III Los estados partes en el tratado deberán realizar sus actividades de explotación
y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes,
de conformidad con el derecho internacional incluida la carta de las naciones unidas en
interés del mantenimiento de la paz y la seguridad internacional y del fomento de la
cooperación y la comprensión internacionales.
Artículo IV Los estados partes en el tratado se comprometen a no colocar en órbita
alrededor de la tierra ningún objeto portador de armas nucleares ni de ningún otro tipo de
armas de destrucción en masa, a no emplazar tales armas en los cuerpos celestes y a no
colocar tales armas en el espacio ultraterrestre en ninguna otra forma.
La Luna y los demás cuerpos celestes se utilizarán exclusivamente con fines
pacíficos por todos los estados partes en el tratado. Queda prohibido establecer en los
cuerpos celestes bases, instalaciones y fortificaciones militares, efectuar ensayos con
cualquier tipo de armas y realizar maniobras militares. No se prohíbe la utilización de
personal militar para investigaciones científicas ni para cualquier otro objeto pacifico.
Tampoco se prohíbe la utilización de cualquier equipo o medios necesarios para la
exploración de la Luna y de otros cuerpos celestes con fines pacíficos.
Artículo V Los estados partes en el tratado consideraran a todos los astronautas como
enviados de la humanidad en el espacio ultraterrestre, y les prestaran toda la ayuda posible
en caso de accidente, peligro o aterrizaje forzoso en el territorio de otro estado parte o en
alta mar.

Cuando los astronautas hagan tal aterrizaje serán devueltos con seguridad y sin
demora al estado de registro de su vehículo espacial. Al realizar actividades en el espacio
ultraterrestre, así como en los cuerpos celestes, los astronautas de un estado parte en el
tratado deberán prestar toda la ayuda posible a los astronautas de los demás estados partes
en el tratado.
Los estados partes en el tratado tendrán que informar inmediatamente a los demás
estados partes en el tratado o al secretario general de las naciones unidas sobre los
fenómenos por ellos observados en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos
celestes, que podrían constituir un peligro para la vida o la salud de los astronautas.
Artículo VI Los estados partes en el tratado serán responsables internacionalmente de las
actividades nacionales que realicen en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros
cuerpos celestes, los organismos gubernamentales o las entidades no gubernamentales, y
deberán asegurar que dichas actividades se efectúen en conformidad con las disposiciones
del presente tratado.
Las actividades de entidades no gubernamentales en el espacio ultraterrestre, incluso
la Luna y otros cuerpos celestes, deberán ser autorizadas y fiscalizadas constantemente por
el pertinente estado parte en el tratado. Cuando se trate de actividades que realiza en el
espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, una organización
internacional, la responsabilidad en cuanto al presente tratado corresponderá a esa
organización internacional y a los estados partes en el tratado que pertenecen a ella.
Artículo VII Todo estado parte en el tratado que lance o promueva el lanzamiento de un
objeto al espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, y todo estado parte
en el tratado desde cuyo territorio o cuyas instalaciones se lance un objeto, será responsable
internacionalmente de los daños causados a otro estado parte en el tratado o a sus personas
naturales o jurídicas por dicho objeto o sus partes componentes en la tierra, en el espacio
aéreo o en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes.
Artículo VIII El estado parte en el tratado, en cuyo registro figura el objeto lanzado al
espacio ultraterrestre, retendrá su jurisdicción y control sobre tal objeto, así como sobre
todo el personal que vaya en el, mientras se encuentre en el espacio ultraterrestre o en un
cuerpo celeste.
El derecho de propiedad de los objetos lanzados al espacio ultraterrestre, incluso los
objetos que hayan descendido o se construyan en un cuerpo celeste, y de sus partes
componentes, no sufrirá ninguna alteración mientras este en el espacio ultraterrestre,
incluso en un cuerpo celeste, ni en su retorno a la tierra. Cuando esos objetos o esas partes
componentes sean hallados fuera de los límites del estado parte en el tratado en cuyo
registro figuran, deberán ser devueltos a ese Estado parte, el que deberá proporcionar los
datos de identificación que se le soliciten antes de efectuarse la restitución.
Artículo IX En la explotación y utilización del espacio ultraterrestre incluso la Luna y
otros cuerpos celestes, los estados partes en el tratado deberán guiarse por el principio de la
cooperación y la asistencia mutua y en todas sus actividades en el espacio ultraterrestre,
incluso en la Luna y otros cuerpos celestes, deberán tener debidamente en cuenta los
intereses correspondientes de los demás estados partes en el tratado.
Los estados partes en el tratado harán los estudios e investigaciones del espacio
ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes y procederán a su exploración de tal
forma que no se produzca una contaminación nociva ni cambios desfavorables en el medio
ambiente de la tierra como consecuencia de la introducción en el de materias
extraterrestres, y cuando sea necesario adoptaran las medidas pertinentes a tal efecto.
Si un estado parte en el tratado tiene motivos para creer que una actividad o un
experimento en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes,
proyectado por el o por sus nacionales, crearían un obstáculo capaz de perjudicar las
actividades de otros estados partes en el tratado en la exploración y utilización del espacio
ultraterrestre con fines pacíficos, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, deberá celebrar
las consultas internacionales oportunas antes de iniciar esa actividad o ese experimento.
Sin un estado parte en el tratado tiene motivos para creer que una actividad o un
experimento en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes,
proyectado por otro estado parte en el tratado, crearía un obstáculo capaz de perjudicar las
actividades de exploración y utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos,
incluso, la Luna y otros cuerpos celestes, podrá pedir que se celebren consultas sobre dicha
actividad o experimento.
Artículo X A fin de contribuir a la cooperación internacional en la exploración y la
utilización del espacio ultraterrestre incluso la Luna y otros cuerpos celestes, conforme a
los objetivos del presente tratado, los estados partes en el examinaran, en condiciones de
igualdad, las solicitudes formulados por otros estados partes en el tratado para que se les
brinde la oportunidad a fin de observar el vuelo de los objetos espaciales lanzados por
dichos estados.
La naturaleza de tal oportunidad y las condiciones en que podría ser concedida se
determinaran por acuerdo entre los estados interesados.
Artículo XI A fin de fomentar la cooperación internacional en la exploración y utilización
del espacio ultraterrestre con fines pacíficos, los estados partes en el tratado que desarrollan
actividades en el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, convienen
en informar, en la mayor medida posible dentro de lo viable y factible al secretario general
de las naciones unidas, así como al público y a la comunidad científica internacional, acerca
de la naturaleza, marcha, localización y resultado de dichas actividades. El secretario
general de las naciones unidas debe estar en condiciones de difundir eficazmente tal
información, inmediatamente después de recibirla.
Artículo XII Todas las estaciones, instalaciones, equipos y vehículos espaciales situados
en la Luna y otros cuerpos celestes serán accesibles a los representantes de otros estados
partes en el presente tratado, sobre la base de reciprocidad. Dichos representantes
notificaran con antelación razonable su intención de hacer una visita, a fin de permitir
celebrar las consultas que procedan y adoptar un máximo de precauciones para velar por la
seguridad y evitar toda perturbación del funcionamiento normal de la instalación visitada.
Artículo XIII Las disposiciones del presente tratado se aplicaran a las actividades de
exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes,
que realicen los estados partes en el tratado tanto en el caso de que esas actividades las
lleve a cabo un estado parte en el tratado por si sólo o junto con otros estados, incluso
cuando se efectúen dentro del marco de organizaciones intergubernamentales
internacionales.

Los estados partes en el tratado resolverán los problemas prácticos que puedan
surgir en relación con las actividades que desarrollen las organizaciones internacionales en
la exploración y utilización del espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos
celestes, con la organización internacional pertinente o con uno o varios estados miembros
de dicha organización internacional que sean partes en el presente tratado.
Artículo XIV 1-Este tratado estará abierto a la firma de todos los estados. El estado que no
firmare este tratado antes de su entrada en vigor, de conformidad con el párr. 3 de este
artículo, podrá adherirse a él en cualquier momento.
2- Este tratado estará sujeto a ratificación por los estados signatarios. Los
instrumentos de ratificación y los instrumentos de adhesión de depositaran en los archivos
de los gobiernos de los Estados Unidos de América, el reino unido de gran Bretaña e
Irlanda del norte y la Unión de repúblicas socialistas soviéticas, a los que por el presente se
designa como gobiernos depositarios.
3- Este tratado entrara en vigor cuando hayan depositado los instrumentos de
ratificación cinco gobiernos, incluidos los designados como gobiernos depositarios en
virtud del presente. Tratado.
4- Para los estados cuyos instrumentos de ratificación o de adhesión se depositaren
después de la entrada en vigor de este tratado, el tratado entrara en vigor en la fecha del
depósito de sus instrumentos de ratificación o adhesión.
5- Los gobiernos depositarios informaran sin tardanza a todos los estados
signatarios y a todos los estados que se hayan adherido a este tratado de la fecha de cada
firma, de la fecha de depósito de cada instrumento de ratificación y de adhesión a este
tratado, de la fecha de su entrada en vigor y de cualquier otra notificación.
6- Este tratado será registrado por los gobiernos depositarios de conformidad con el
art. 102 de la carta de las naciones unidas.
Artículo XV Cualquier estado parte en el tratado podrá proponer enmiendas al mismo. Las
enmiendas entraran en vigor para cada estado parte en el tratado que las aceptare cuando
éstas hayan sido aceptadas por la mayoría de los estados partes en el tratado, y en lo
sucesivo para cada estado restante que sea parte en el tratado en la fecha en que las acepte.
Artículo XVI Todo estado podrá comunicar su retiro de este tratado al cabo de un año de
su entrada en vigor, mediante notificación por escrito dirigida a los gobiernos depositarios.
Tal retiro surtirá efecto un año después de la fecha en que se reciba la notificación.
Artículo XVII Este tratado, cuyos textos en inglés, ruso, francés, español y chino son
igualmente auténticos, se depositarán en los archivos de los gobiernos depositarios, los
gobiernos depositarios remitirán copias debidamente certificadas de este tratado a los
gobiernos de los estados signatarios y de los estados que se adhirieran al tratado.
 

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