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1.

Al volante

Para conducir bien hay que empezar por el principio: sentarse bien al
volante. Pierda un minuto y ganará seguridad. Con la espalda bien pegada al
respaldo, estire completamente un brazo, sin separar el hombro del respaldo.
Coloque el brazo estirado justo por encima del aro del volante.

La mano debe quedar por detrás del volante y la muñeca justo encima del aro
del volante. Las piernas deben quedar algo flexionadas para llegar bien a
todos los pedales. Regule bien los retrovisores y ya puede abrocharse el
cinturón de seguridad. Y recuerde: la posición correcta de las manos en el
volante es la de las "tres menos cuarto" de las agujas de un reloj, con los
dedos pulgares apoyados sobre los radios del volante. La mayoría de los
volantes tienen ya unas hendiduras diseñadas para ello.

2. Vista

Hay que educar la vista para mirar a lo lejos y anticiparse a todo lo que
pueda suceder por delante. Esto es importante en autopista, donde la
velocidad es elevada. Por ejemplo, para detectar frenazos o las típicas
retenciones.

También hay que prestar atención a la posible incorporación repentina de


vehículos a la carretera como camiones, tractores o bicicletas. No hay que
fiarse jamás de lo que no se ve con los propios ojos. Y adecuar siempre la
velocidad a lo que se pueda ver y desconfiar de las curvas con poca o nula
visibilidad.

3. Frenar

Todos los coches llevan ya ABS. El principio es muy simple: con las ruedas
bloqueadas el coche no tiene dirección. Por tanto, el ABS impide que las
ruedas delanteras se bloqueen por fuerte que sea la frenada. De este modo,
frenar para aparcar o en un semáforo en ciudad es muy fácil. Todos sabemos
hacerlo. Frenar a 120 km/h para evitar una colisión ya es otra cosa. Pocos
conductores frenan bien en esas circunstancias.

Para detener el coche, en caso de posible colisión, sólo hay que hacer dos
cosas, pero hacerlas bien: frenar muy fuerte, como si tuviéramos que romper
el pedal y dirigir el coche con el volante hacia un sitio seguro. Hay que
olvidarse de todo lo demás (cambio, embrague o acelerador) si queremos
detenernos bien.

4 Distracciones

Este punto requiere la aplicación de mucho sentido común. Los accidentes


más graves a menudo son consecuencia de una distracción. Por tanto, hay
que evitarlas y no manipular en marcha ningún tipo de dispositivo de
entretenimiento de los actuales. Por supuesto, el navegador hay que
programarlo en parado, antes de salir.

Es preferible incluso evitar según que tipo de conversaciones, aunque sea


con el manos libres. Una discusión acalorada por teléfono puede tener al
volante consecuencias nefastas.

5. Distancia

Mantener la distancia de seguridad es vital para evitar colisiones por alcance


y facilitar los adelantamientos de los coches que vienen por detrás y que van
a un ritmo superior. Sobre todo en vías rápidas. Además, siempre hay que
adaptar la velocidad a las condiciones climáticas.

6. Curvas

En autopista, circulando plácidamente en línea recta, todo es más fácil. Por


algo son vías más seguras y de pago. Por lo menos en Catalunya. Ahora bien,
a la hora de tomar una curva en carretera hay que tener muy clara la forma de
proceder. Antes de entrar en la curva hay que tener el trabajo hecho. Primero
se frena -siempre con el coche recto- y después se reduce. A continuación, se
gira ya con las dos manos en el volante. En toda curva, una vez la tenemos
delante, hay que imaginar un punto de entrada para iniciar el giro, un punto
ideal de contacto en el interior de la curva y una zona para empezar a
acelerar, a la salida, al tiempo que deshacemos el giro del volante.

7. Neumáticos

Más del 60% de los accidentes que se producen por fallos mecánicos se
deben al mal estado de los neumáticos. Son el único punto de contacto entre
el automóvil y la carretera. A través de ellos se transmite la potencia del
motor y también la potencia de frenado. Además, participan en la suspensión
y dirección del vehículo, liberan calor de los frenos y el dibujo tiene que ser
capaz de evacuar el agua que se acumula entre neumático y asfalto cuando
llueve. Es responsabilidad del conductor mantenerlos en buen estado.

8. Prestaciones

Aunque se puede conducir un automóvil sin saber dónde tiene el motor, los
conocimientos técnicos ayudan mucho a entender su comportamiento.

Básicamente, un coche es una mole metálica de unos 1.500 kg de peso


sometida a las leyes de la física. Así, al acelerar el peso se va hacia atrás y al
frenar se concentra en la parte delantera. Eso se llama desplazamiento de
masas. Y su peso genera inercias al abordar una curva. Por tanto, cuanto más
peso, más inercia. Es vital conocer características como el peso del coche y
el tipo de tracción.

9. Ayudas

Gracias a los fabricantes, los automóviles actuales son infinitamente más


seguros que hace tan solo una década. Damos fe de ello cada semana en este
suplemento de motor. Y la seguridad, tanto pasiva como activa, tiene que ver
con las numerosas ayudas a la conducción cada vez más presentes en el
equipamiento de serie.

Por tanto, es fundamental que el conductor sepa cómo funciona el control de


estabilidad, el avisador de vehículos en el ángulo muerto o el dispositivo que
mantiene el vehículo en el carril en caso de despiste del conductor.

10. Ecología

Gastar menos combustible también es, por supuesto, ser un buen conductor.
Hay que comprobar la presión de los neumáticos regularmente. Después de
arrancar, ponerse en marcha enseguida suavemente, sin acelerones bruscos.

Hay que procurar utilizar marchas largas, sin sobrepasar el régimen de par
motor. En los semáforos, acelerar gradualmente y subir de marchas con
rapidez. Si el coche lo tiene, hay que utilizar siempre el sistema Start & Stop
de parada y arranque automático. Y mucha moderación con el aire
acondicionado.

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