Está en la página 1de 19

Eloisa Portillo

Juani Rivas

Adrián Soto
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

“Comienzo por la así llamada “nueva era”, que en su momento fue sentida por muchos
como la antesala de un mundo feliz y que hoy aparece ante la conciencia popular como una moda
bohemia transitoria y superada. […] este movimiento terapéutico y espiritual tuvo lugar en un
contexto más amplio, pues coincidió -en tiempos de la guerra en Vietnam- con el despertar del
pacifismo, de diversos movimientos de justicia social, del feminismo y del ecologismo. […] el
nacimiento de una contracultura: una sub-población minoritaria pero notable de individuos
animados por la conciencia de que el “sistema” en que vivimos (el sistema de lo establecido al que
por aquel tiempo se empezó a llamar el “Establishment”) no merece ni nuestra confianza ni
nuestro respeto.” (Claudio Naranjo, en “Cambiar la Educación para cambiar el Mundo”)

La historia de la humanidad es una historia llena de ciclos que se repiten una y otra vez, de
involuciones y evoluciones, de saltos cuánticos y de retrocesos retrógados. Hemos comenzado con
esa cita de C. Naranjo, porque a través de este autor vamos a llevar a cabo un peculiar recorrido a
través de la historia de la humanidad, analizando el papel que ha tenido el patriarcado en toda su
extensión, desde el momento en que surgió, lo que supuso, y lo que supone aún a día de hoy.

El feminismo ha sido, como movimiento social, una de las manifestaciones históricas más
significativas de la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos. Aunque la
movilización a favor del voto, es decir, el sufragismo, haya sido uno de sus ejes más importantes,
no puede igualarse sufragismo y feminismo. El sufragismo solo es el principio de un movimiento
comenzado a finales del siglo XIX. Más adelante en 1960-1970 surge una segunda ola caracterizada
por la liberación de la mujer, en la que la lucha abordaba una gran variedad de temas como la
desigualdad, sexualidad, la familia, el lugar de trabajo y de manera más controvertida, los derechos
en la reproducción. Pero en 1990 resurge de nuevo el movimiento, con más fuerza para responder a
los fallos percibidos en la etapa de los años 60. Se debía tomar conciencia de que existían
numerosos modelos de mujer, determinados por cuestiones sociales, étnicas, de nacionalidad o
religión. El replanteamiento del feminismo de tercera ola se manifiesta, por ejemplo, en que algunas
de esta corriente tienen una percepción positiva de la sexualidad femenina y han replanteado las
posturas ante el trabajo sexual o la pornografía de la segunda ola del feminismo.

Hoy en día, pareciera que la subyugación de la mujer al sistema patriarcal se ha acabado, al


menos en gran parte, que los movimientos feministas han conseguido o están consiguiendo todo
aquello que se propusieron y se proponen. Pero analizando la historia a través de la perspectiva que
este autor propone, llevaremos a cabo un análisis y una interpretación un tanto peculiar de la
historia de la humanidad, partiendo de que la “mente patriarcal” es la que sigue gobernando el
mundo, y de que la mayoría de los problemas de la humanidad devienen de esta hegemonía de la
“mente patriarcal”.

2
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

Ahora bien, ¿en qué consiste esa mente patriarcal?

Bueno, para poder contestar a esta pregunta, antes consideramos necesario entrar un poco en
el universo teórico-conceptual de C. Naranjo, que propone una identificación de una serie de
valores y actitudes con lo femenino (madre), con lo masculino (padre), y con lo infantil (niño). Sin
embargo, estos tres factores (femenino, masculino e infantil), trascienden a su simplista
identificación de lo masculino con el hombre, lo femenino con la mujer, y lo infantil con el niño;
sino que más bien, a pesar de que lo masculino tiene bastante correlación con el hombre, lo
femenino con la mujer, etc., lo trascienden. Es decir, todos los individuos, seamos hombres,
mujeres, tenemos esa estructura tripartita, todos tenemos algo femenino en nosotr@s, también algo
masculino y algo infantil. Asimismo, se puede hablar de la humanidad, o más correctamente, de las
diferentes culturas, civilizaciones, etc., como especies de organismos que también contienen esa
estructura tripartita.

Ahora bien, ¿qué valores y actitudes caracterizan a cada polaridad? Pues bueno, C. Naranjo
lleva a cabo más o menos la siguiente correlación:

Cada polaridad se corresponde con un tipo de amor:

Masculino: Un amor-adoración, que infunde respeto y autoridad. Se suele asociar con el


amor a las ideas o a los ideales, así como a lo celestial. Está emparejado con el intelecto, la razón,
etc.

Femenino: Un amor-compasión, que infunde ternura, genorosidad, que se caracteriza por su


carácter empático. Relacionado con las emociones, con el amor a la naturaleza, a lo pequeño e
individual (amor de madre a hijos, etc.). A este respecto, por ejemplo, podemos observar cómo se
asocia la figura de la madre cuando hablamos de la “Madre Tierra”, y la del padre cuando hablamos
de “Padre Celestial”. Sin embargo, aunque en esta introducción daremos algunas pinceladas
respecto al tema de la divinidad y la religión, estos dos aspectos los trataremos un poco más
adelante, en otros apartados, en los que trataremos la masculinización de lo divino, y cómo la
Iglesia se ha convertido en la institución que más se ha afanado en infundir la “mente patriarcal”.

Infantil: Un amor-goze hacia lo relacionado con los instintos, los placeres, y la felicidad.

Sin embargo, ocurre que a lo largo de la historia de la humanidad, se ha ido produciendo un


fuerte y terrible (por sus consecuencias) desequilibrio de dicha estructura tripartita. Ese
desequilibrio se ha tornado en lo que C. Naranjo denomina “Mente Patriarcal”, que es una
preponderancia de lo masculino, y de la figura del padre. Al darse ese desequilibrio, todo lo positivo
3
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

que puede tener lo masculino, o la figura del padre, se transmuta en negativo, pues pierde todo lo
positivo de lo femenino y de lo infantil, de la madre y del niño, que son los que estaban
contrarestando esos aspectos negativos de lo masculino y del padre. Dicho desequilibrio se traduce
en una “conciencia o mente patriarcal” que se puede desglosar en diversos aspectos, a diferentes
niveles, tanto de lo individual como de lo social.

“Llamaré “mente patriarcal”, o, si se quiere, ego patrístico para referirme a ese complejo de
violencia, desmesura, grandeza e insensibilidad que parece haber surgido entre los hombres ante la
crisis de supervivencia que sobrevino hará unos 6000 años, cuando ciertas poblaciones agrícolas
arcaicas indoeuropeas y semitas tuvieron que volver a hacerse nómadas y terminaron por
convertirse en comunidades de guerreros depredadores. […] Al decir que una “mente patriarcal”
subyace al problema patriarcal de la sociedad, he caracterizado a ésta , hasta ahora, como una
sociedad en que las relaciones de dominio-sumisión y de paternalismo-dependencia interfieren en
la capacidad de establecer vínculos adultos solidarios y fraternales […] Así como domina el pater-
familias sobre “su” mujer y “sus” hijos, domina en nosotros la voz de la sociedad patriarcal
represiva sobre la voz de nuestro aspecto materno y sus valores matrísticos, e igualmente sobre
nuestro “niño interior”. De esta mente patriarcal, naturalmente, han cristalizado nuestras formas
de vida, instituciones y leyes, que en una crisis de obsolescencia, nos vemos en la necesidad de
reconsiderar y, tal vez, dejar atrás”. (Cladio Naranjo, en “La mente patriarcal”).

Es una cita un poco larga, pero encierra toda la esencia de lo que pretendemos transmitir en
este trabajo. A pesar de ello, vamos a desarrollar un poco más estas justas palabras de Naranjo,
porque a través de estas ideas, tenemos mucho que decir.

En los albores del siglo XXI, a pesar del surgimiento de un rayo de luz tan luminoso como el
movimiento hippie, nos encontramos en un período de oscuridad bastante considerable. El sistema
capitalista se ha globalizado y asentado como un sistema económico aparentemente inamovible. El
Dicho sistema se caracteriza entre otras cosas por el egoísmo, que se cristaliza en la fuerte
competitividad entre los individuos; competitividad que lleva a guerras, envidias, codicias,
avaricias, etc. Las personas vivimos encerradas en nuestro ego, y no podemos trascendelo. Vivimos
en nosotr@s mism@s, y no somos capaces de trabajar de forma cooperativa y solidaria con los
demás, únicamente pensamos en nuestro beneficio y bienestar, sin importarnos las condiciones en
las que se encuentran los demás. Este sistema capitalista, y este egoísmo, se reflejan también en el
liberalismo económico a nivel internacional o mundial, a través del cuál, unas naciones más
“desarrolladas”, explotan a otras más “subdesarrolladas”, y “les pisan el cuello contra el suelo” a
través de las deudas económicas que han generado una serie de estrategias mafiosas llevadas a cabo
por las “grandes naciones”. Pero no importa que un gran sector de la humanidad viva con menos de
un dólar al día, en nuestras sociedades se siguen desechando día tras día millones y millones de
4
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

toneladas de comida, ropa, electrodomésticos, etc., y todo tipo de enseres útiles y perfectamente
reutilizables. Lo único que nos importa son preocupaciones vanas y superficiales, y lo único que
nos ocupa son entretenimientos banales que junto con los venenos que producen los medios de
comunicación de masas y los tóxicos que ingerimos constantemente, estamos sumidos en un estado
de letargo y ceguera que nos impide ser conscientes del peso de nuestras acciones y nuestro modo
de vida sobre la dignidad hacia los seres vivos y la sostenibilidad del planeta. Un gran apetito de
voracidad se ha apoderado de nosotr@s, a causa del gran vacío que la represión y condicionamiento
de nuestro lado materno e infantil ha dejado en nosotr@s. Se suceden las guerras, y la partición del
mundo en naciones con una gran sed de poder y conquista que buscan dominar.

Los seres vivos nos hemos convertido en meros productos económicos, recursos materiales y
fuerzas de trabajo al servicio de especuladoras, avariciosas, codiciosas, y egoístas “mentes
patriarcales”. Consumimos y consumimos sin parar, hemos perdido de vista el sentido de la vida, o
digamos que consumir se ha convertido en nuestro (sin)sentido de la vida.

El desequilibrio en nuestra estructura patriarcal, es decir, “la mente patriarcal”, se ha


extendido y se extiende a través de instituciones religiosas, educativas, medios de comunicación de
masas y demás agentes socializadores (como la familia, etc.). Y todo este desequilibro, esta
hegemonía de lo masculino, de la figura del padre, se refleja en el estado de sumisión al que el
hombre ha reducido a la mujer y al niño, tanto a nivel individual, como social. Es como que una
especie de principio paterno se ha infundido a toda la sociedad, y eso ha venido ocurriendo tanto a
través de la religión con el gran padre celestial al que todos debemos devoción y sumisión (o si no
iremos al infierno), como a través de las instituciones “educativas” (con la figura del maestro al que
todos deben obedecer, los deberes, las obligaciones, etc.), pasando por las familias, en las cuáles la
figura paterna, a la que estaban sometida tanto la figura de la mujer como la del niño; por no olvidar
la figura paterna en la que se convierten los Estados a través de gobiernas paternalistas que buscan
generar ciudadanos obedientes, sumisos, dependiente, egoístas, e incapaces de determinar por si
mismos sus vidas.

La televisión encarna también el principio paterno, por el mero hecho de que las personas
tienen que sentarse y ver, limitarse a ser seres pasivos y a creer todo lo que en la televisión sale. La
televisión se convierte así en un padre que va informando (en el sentido de inducir una forma
concreta) a su mujer e hijos. Por ejemplo, en los telediarios vemos constantemente a la figura
paterna (Matías Prats, etc.), quien a lo largo de los años se convierte en una figura paterna,
concediéndole nosotr@s total credibilidad. Está muy estudiado cómo debe ser el tono de voz, los
rasgos, las imágenes, etc., para llegar a alcanzar esa credibilidad. Así, la televisión se convierte en
una especie de Dios Padre que configura nuestra existencia, y nos manipula, entre otros medios a
través de someternos a descargas emocionales, etc. Ya desde la antigüedad, Aristóteles hablaba de
5
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

las propiedades de la tragedia para educar a las masas a través de un proceso de catarsis o
purificación de las pasiones que se daba una vez se liberaba toda la tensión que habíamos ido
acumulando a lo largo de la obra debido a los giros que iba sufriendo el protagonista de la obra con
el que el público se identificaba. Igual que con la tragedia griega, la catarsis o purificación de las
pasiones, se producía una vez la tragedia sucedía, y el público era consciente de que no era a ellos a
quienes afectaba, induciendo al conformismo y al egoísmo; hace la televisión con los telediarios,
entre otras cosas. Por ejemplo, también es muy típico ver constantemente películas en las que hay
unos buenos y unos malos, y los buenos casualmente suelen ser héroes patrióticos norteamericanos
que normalmente trabajan para la policía o el ejército. Esos “buenos” suelen salvar a la nación de
las manos de los malos terroristas islámicos o rusos, etc.

Este fomento del sentido patriótico y del deber para con la Nación, ya la utilizaban los
griegos a través de sus obras poéticas (como la Ilíada y la Odisea), en la que transmitían al pueblo
esa adoración a la figura del héroe. En el caso de la Ilíada, se trata de Aquiles, que encarna la figura
del héroe griego, que se convierte en tal una vez decide ir a la batalla a pesar de tener la certeza de
que iba a morir. Lo hace con el afán de alcanzar la inmortalidad a través de la fama, sacrificando su
vida y asesinando a otras muchas personas en nombre de una causa santa, que bien identificarse con
las “Santas Cruzadas”, o bien con la “Santa Causa” de vengar al pueblo norteamericano. Así, son
los propios gobiernos los que sacrifican a sus ciudadanos, bien a través de simulacros como el del
29/11, o a través de masacres y genocidios como los que cometen los gobiernos cuando obligaban
(y obligan) a la población (más desfavorecida) a asistir a una muerte segura en la guerra (por
ejemplo, en las guerras con Marruecos).

“Y así, es posible que el desprecio por el placer, y hasta de la vida misma, característico de
los guerreros entregados plenamente a su deber patrio solidario se torne en ese éxtasis furioso
frenético que tan característicamente acompaña al ideal heroico. Si pensamos en la forma de amor
que mueve a Aquiles y a los demás héroes homéricos, que tanto exaltaban la gloria de morir en la
batalla, diremos sin duda que se trata de amor admirativo, pero no se trata ya tanto de esa
capacidad amorosa que se expresa en el reconocimiento del valor del otro y que implica una
capacidad de devoción, sino de una sed de reconocimiento, y el correspondiente afán de
sacrificarlo todo a la fama. Aquiles es, en otras palabras, un monstruo de narcisismo: con el
prestigio de héroe incomparable y, a la vez, con la sed de triunfo competitivo personal que le
arrastran a actos de suprema inhumanidad. […] el lugar de los espíritus divinos y de los
verdaderos héroes ha sido usurpado a través de la historia por diversas autoridades patriarcales
que al hacer su aparición han exclamado: “adórame”, en forma semejante a la del diablo en
tantas historias del folclore cristiano medieval. Hablaba Tótila Albert del “Padre Absoluto” como
de una entidad que posee innumerables caras y expresiones, y que, a través de las autoridades
eclesiásticas o seculares de la historia, así como a través de nuestro padre interior nos dice:
6
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

“ríndeme culto”.”

En definitiva, lo patriarcal también está intrínseca e intensamente relacionado con una


negación de la vida, de lo corpóreo, del mundo de la acción, de lo concreto, del aquí y el ahora. Esta
negación de la vida se manifiesta de muchas maneras, como por ejemplo, a través de la cantidad de
asesinatos de animales que día tras día se producen en las factorías de “alimento cárnico”. En
general, se trata de la negación de la vida digna, tanto de los seres humanos como del resto de
animales (o del medio ambiente mismo). Negación de la vida que se produce constantemente al
ingerir tóxicos como el tabaco, el humo de los coches, las grasas hipertrofiantes de las
hamburguesas del MacVomit, etc. O la negación de la vida que se produce cada día que no sabemos
vivir, cada día que postergamos nuestra libertad en pos de una falsa seguridad y una inestable y
aparente “estabilidad” que sostienen los pilares de nuestra existencia en base a miedos,
desconocimientos y odios.

Y es que como señala C. Naranjo, la “mente patriarcal”, con su adoración a lo divino, al más
allá y al mundo de las palabras (alejadas de los hechos), hace que nos alejemos de la vida, de lo
inmanente e inmediato, lo que hace que se atrofien nuestros sentidos, y nuestra conciencia no sea
consciente de muchas cosas, que no nos escuchemos a nosotr@s mismos, que pongamos la
consecución de la felicidad en la materialización de nuestros caprichos consumistas. Se produce una
negación de lo corpóreo, que se refleja en la represión sexual, en la obsesión por tapar nuestra
desnudez, como si fuera un pecado, algo malo. En la cultura griega, a pesar de que se esculpían
cuerpos desnudos, etc., no había rastro de misericordia en sus divinidades, y de hecho, las
divinidades que tenían misericordia con la especie humana, por ejemplo, eran condenadas toda la
eternidad, como por ejemplo ocurre con Sísifo en el mito de Sísifo.

No será hasta que con Platón se produzca esa transmutación de los valores, y se pase de lo
corpóreo al mundo de las ideas, y de ahí a la adoración de un gran Dios Padre y la creencia de que
esta es una vida transitoria cargada de sufrimiento en la que tenemos que resignarnos y ser sumisos
y obedientes si queremos alcanzar el perdón divino. En esa transmutación de los valores que ya
Nietzche señaló como el comienzo de la decadencia, se producen una serie de cambios, pero con el
eje común de alejar cada vez más el mundo de la palabra del de la acción, la vida del más allá. Así,
el catolicismo promueve y potencia el pudor hasta la exageración, mientras “enarbola la bandera de
la compasión”. Sin embargo, tal y como ocurre hoy en día, fruto de esta “mente patriarcal”, las
palabras distan de los hechos, los políticos se llenan la boca de palabras como “libertad, igualdad,
justicia, etc.”, mientras que invaden países expandiendo su imperio, a la fuerza.

“La feminidad es una cosa muy dulce en tiempos difíciles , y justamente cuando menudea su
presencia, la compasión se convierte en un acariciado ideal. Pero está claro que enarbolar el ideal
7
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

de la compasión no es lo mismo que ser compasivo: más bien contribuyen nuestros ideales a que,
sintiéndonos virtuosos por sólo adorarlos, descuidemos serles fieles con nuestros actos. Sirva de
ejemplo cómo el acto de rezar a María--encarnación simbólica de la misericordia divina—en nada
disminuyó la brutalidad de los Cruzados. Así, el ideal cristiano de amor, defendido como
bandera de la civilización cristiana, no ha proyectado sino un pálido reflejo sobre el corazón
crecientemente endurecido de la misma.” (Claudio Naranjo, en “La mente patriarcal”).

Así, los gobiernos se tornan héroes que vengan a sus víctimas (del terrorismo); cuando en
realidad son demonios gobernados por grandes corporaciones multinacionales que explotan las
riquezas de muchos países, hasta el punto de sumir en la máxima pobreza a los ciudadanos de
dichos países.

“Y lo peor de todo, es que países como los E.E.U.U. de América sean los que someten a estos
otros países tercermundistas con sus deudas y estrategias malvadas, avariciosas, etc.; mientras que
de cara a los medios de comunicación promulgan los derechos humanos, los valores de la
democracia, etc.”. (Adrián Soto Salmerón en: Proyecto de intervención “educactiva”).

La ternura, la espontaneidad, la generosidad, la compasión, la mirada al otro desde el


corazón, etc., todo ello y mucho más queda reducido a la marginalidad en las líneas generales de las
culturas patriarcales que se han globalizado a día de hoy. Esos valores que se asocian a lo femenino,
como pueden ser la empatía, la solidaridad (el amor a los demás y a uno mismo); o a los niños,
como puede ser el deseo de disfrutar de la vida, de la libertad, de los instintos, etc.; han quedado
reprimidos por la voz desmedida de la autoridad paterna, que a modo de policía se ha metido en
nuestras cabezas, y ha formado un gobierno represivo y dictatorial, que nos ha confinado a ver la
vida a través del intelecto (¡y ni eso!). Así pues, el patriarcado se ha encargado de discriminar,
marginar, reprimir, y odiar a la mujer y a lo relativo con lo femenino. Aunque claro, nosotr@s
no pretendemos limitarnos a analizar la represión de la mujer, sino que además de ello,
pretendemos analizar la represión de lo femenino y lo infantil en la cultura y en los individuos
culturales.

Como decíamos, ya desde que nacemos nuestras familias y parientes cercanos se encargan
de transmitirnos inconscientemente (y a veces de manera consciente) lo que debemos o no hacer
según seamos hombres o mujeres. La televisión también se encarga de persuadirnos, manipularnos,
condicionarnos y programarnos en múltiples aspectos de nuestra existencia, personalidad, etc.,
como por ejemplo, a la hora de elegir con qué debemos jugar según sea nuestro sexo. Más tarde, es
la escuela la que afianza el comportamiento ejemplar de los niños y las niñas, ya que además de la
formación intelectual, ésta debe formarnos socialmente para que sigamos las pautas culturales de
nuestra sociedad. Así, se despreocupan de los intereses propios de cada alumno/a y se nos sigue
8
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

encasillando en los diferentes estereotipos, que no facilitan más que la discriminación.


Por no hablar de las instituciones religiosas y del papel que estas han tenido a lo largo de la
historia en tanto que propagadoras de la “mentalidad patriarcal”, ya que lo trataremos más adelante.

Es como si lo femenino fuera simplemente asociado a la mujer, y a la mujer se la relegara a la


esclavitud en una sociedad donde impera un “masculinísimo” desmedido y depredador. Si echamos
la vista atrás, es cierto que la discriminación de la mujer aparece incluso antes de su nacimiento. A
lo largo del tiempo, se ha tenido preferencia por el hijo varón, ya sea por intereses sociales o
económicos. Socialmente es preferible un varón porque así se asegurarán de que el apellido de la
familia se mantenga. Económicamente, una hija podría convertirse en una carga familiar en el caso
de que no se casase o fuese desprestigiada por alguna razón (violación, adulterio,…). Tampoco las
hijas podrían ayudar en los trabajos duros y productivos de la familia y, por supuesto, tampoco
podrían sacar a su familia adelante porque siempre han existido restricciones o limitaciones para las
mujeres en escuelas y universidades. Aunque claro, todo ello es teórica y supuestamente. En
realidad, son las mujeres las que a lo largo de la historia, y en múltiples culturas y sociedad, han
resultado ser más productivas desde un punto de vista económico, ya que son las que cuidan tanto a
los hijos como a los maridos mientras que desempeñan empleos en el campo, o bien en cualquier
empleo de la sociedad moderna. En este sentido, se sigue observando cómo las mujeres en un gran
porcentaje de la población, siguen ejerciendo este doble o triple trabajo.

Es esa esclavitud propia de la “mente patriarcal la que se sucede”. Igual que ocurre a nivel
familiar, ocurre a nivel social, e internacional. A nivel social ocurre que encontramos unas clases
sociales dominadoras y unas dominadas. Las dominadas ejercen trabajos denigrantes y viven en una
situación de esclavitud (explícita o implícita), mientras que las dominadas gozan en su posición
dominante de la situación esclavizada de las dominadas, y las someten a través de salarios mínimos,
a través de la apropiación de los medios de producción; de un proceso de socialización adoctrinante
que nos hace seres productivos, sumisos y manipulables; etc.

La escuela:

La escuela ha comenzado a ser cosa de mujeres desde hace solo unas décadas. La educación
de las mujeres ha atendido únicamente al cuidado de la casa, de los hijos y por supuesto, de su
marido. Solo las más privilegiadas según su estatus social podían tomar clases particulares o asistir
a colegios femeninos. Tampoco podían elegir libremente qué querían estudiar, ya que se restringía
la entrada en diferentes carreras por considerarse estrictamente masculinas. Que hoy día existan
aproximadamente el mismo número de alumnos y alumnas matriculados en las universidades
españolas, ha sido fruto de reivindicaciones de mujeres y movimientos feministas.
9
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

El hombre ha sido el centro de la especie humana a lo largo de toda la historia, por lo que son
ellos los que se han encargado de confeccionar y dirigir el sistema educativo en las diferentes
épocas, excluyendo a las “mujeres y a los niños”. La escuela como institución ha sido una extensión
del sistema patriarcal caracterizada por ser rígida y disciplinaria. El “hombre” sumergido en una
sociedad androcéntrica, antropocéntrica y patriarcal, desecha su parte femenina a la hora de llevar a
cabo los procesos de enseñanza-aprendizaje, por lo que la emoción o la empatía, por ejemplo, que
son aspectos más característicos de la parte femenina, se desechan, se anulan y reprimen.

Cómo iba diciendo antes, la mente patriarcal, con su principio paterno, ha cristalizado en
nuestras instituciones, formas de vida, etc., lo cuál nos lleva a plantear la siguiente pregunta: ¿Hasta
que punto las personas participamos en una serie de (s) ordenes preestablecidos que afectan de
forma capital a nuestra vida, sin poder participar en la construcción/transformación/destrucción de
los mismos?

Lo cierto es que el sistema educativo es uno de los principales ordenes preestablecidos que
afectan de forma crucial a las diferentes generaciones de individuos que pasan de forma constante y
regular ciclo tras ciclo por este y otros centros educativos. Son ordenes de especial importancia, ya
que en ellos se dan procesos de socialización que constituyen en gran medida los modos de sentir,
pensar y actuar de los individuos; se adiestran a las personas en unas cualidades y no otras (como
por ejemplo ser capaces de estar seis horas sentadas en una silla sin hacer absolutamente nada). Por
ejemplo, las decisiones acerca de qué se quiere hacer en el instituto, de cómo, qué y cuándo se
quiere aprender, etc., no la toman los alumnos, ni siquiera tienen ninguna influencia sobre el
profesorado. Muchas veces ni los profesores mismos tienen esa potestad. Las normas de
convivencia tampoco son decididas por todos, ni las sanciones ante la infracción de las normas, etc.
No hay asambleas, ni entre alumnos, ni entre profesores. Todo viene de arriba, del gran padre. No
se dan herramientas democráticas para poder participar en la construcción-transformación-
destrucción de estos ordenes de forma colectiva. Más bien parece que estas capacidades
democráticas y autogestionarias tienden a ser bloqueadas y suprimidas de forma sistemática. Por
ello es crucial educar en este sentido. Para ello hay que proponer herramientas asamblearias que
sirvan para resolver los conflictos, plantear y llevar a cabo proyectos, decidir qué y cómo se quiere
aprender, etc. De esta manera, al educar en el asamblearismo, la colectividad, etc., estaremos
preparando a los individuos para que piensen por sí mismos y aprendan a expresar esos
pensamientos con otros individuos. Educando en estos aspectos, fomentamos que los individuos se
organicen y tomen decisiones de forma más o menos horizontal que están relacionadas con su modo
de vivir, tanto a nivel individual como familiar y comunitario. A través de ello, podremos avanzar
hacia una sociedad más justa e igualitaria, basada en la fraternidad, el amor, la solidad y la
10
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

cooperación, en la que la mujer y el niño, lo infantil y lo femenino vuelvan a ocupar el lugar y el


respeto que se merecen, tanto en el alma del individuo, como en el de las sociedades.

Por otro lado, en las escuelas, ese pater se manifiesta de muchas maneras. Como a través de
sus mecanismos de control, vigilancia y castigo. Estos mecanismos son analizados por Michael
Foucault en su libro: Vigilar y Castigar. En este libro, propone que la sociedad, desde hace un
tiempo, ha creado una serie de instituciones, etc., que a través de la vigilancia, el castigo, la
manipulación de las conciencias y de las almas, etc., pretende generar individuos obedientes y
sumisos, en definitiva: “buenos hijos”. Constantemente vemos reflejada esta mente patriarcal en los
colegios, a través de los procesos de homogeneización, corrección, moldeamiento y socialización
que se llevan a cabo. Por ejemplo, vemos como numerosos grupos de alumnos se someten a una
dura disciplina, ya que tienen que estar sentados en filas y columnas, atendiendo en clase a lo que
dice en profesor (les guste o no), que se encuentra delante de todos. Y tod@s l@s alumn@s tienen
que obedecer órdenes constantemente, durante seis horas al día. Que si ahora tenéis que copiar lo
que yo diga durante dos horas, que si ahora tenéis que dar diez vueltas alrededor del campo de
fútbol, que si ahora tenéis que hacer tropecientas ecuaciones, etc., a través de una voz monótona y
áspera, fría y distante, que nos suma en un estado de letargo considerable. Así, logran hacer de
nosotr@s seres sumisos y obedientes, seres autómatas alejados de la vida y de la “verdad”. Como si
nos tuvieran encerrados en una cueva, y no pudiéramos girar la cabeza, la cuál estaría mirando a
una pared en la veríamos proyectaras unas sombras a las cuáles nosotr@s tomáramos por los
objetos reales que provocan esas sombras… (Parte del mito de la caverna de Platón). Y es que como
dice Platón, ver la “verdad”, cuando uno no está acostumbrado, duele, ya que los pilares que
sostienen nuestra existencia se sostienen gracias a mentiras, simulacros, falsedades e
inconsciencias.

En el momento en que nos resistimos, o bien no nos adaptamos a ese sistema, entonces nos
castigan, nos expulsan, hablan con nuestros padres, nos dicen que no valemos, nos destinan a los
peores puestos de la sociedad… Dicen que somos alumnos imposibles, problemas, incorregibles
que irrumpen en el normal desarrollo de sus armónicas clases.

“En lugar de acudir a la expulsión, al estereotipamiento, etc., hay que intentar lograr
motivar a estos alumnos, hablar con ellos, analizar la situación, investigar, reflexionar, contrastar,
probar, experimentar, innovar, volver a reflexionar, captar sus capacidades, desarrollarlas,
trabajar mucho su autoestima, autoconocimiento, etc.”. (Adrián Soto Salmerón en “Proyecto de
intervención educactiva”).

Por otro lado, en la escuela también se va produciendo un asesinato constante de la mujer y


del niño, a través de un aislamiento cada vez mayor, y de un alejamiento cada vez más distante de la
11
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

vida. En lugar de la experiencia, se nos limita a la razón, a lo teórico. Es más, ni siquiera


aprendemos a usar la razón, pues la razón debe ir acompañada de la experiencia, y además, los
métodos de la escuela tradicional no ayudan a ejercer el pensamiento crítico o creativo. Tenemos
que limitarnos a memorizar datos y más datos, “verdades” y aserciones ausentes de toda
constatación. Como decíamos, nuestras emociones quedan a un lado, no se trabajan, más bien se
nos convierte en seres fríos. Nuestros instintos quedan reprimidos, hasta el punto de que logramos
ser capaces de estar sentados durante horas y horas. Por otro lado, lo que se nos “enseña”, está
también muy alejado de la vida, pues no son conocimientos o aprendizajes relevantes que nos
sirvan para nuestra vida.

Nosotr@s crecemos haciendo, experimentando, jugando, contrastando, comparando,


destruyendo, construyendo, viviendo, etc.; y en ese sentido, me parece bastante antipedagógico que
la escuela tradicional se limite a tratar de que los niños se limiten a “aprender”. El hecho de
transmitir los “conocimientos” de forma unidireccional, basándose mayoritariamente en lecturas de
libros de texto, implica que se pretende meter una serie de conocimientos, en los alumnos, como si
pretendiéramos llenar un recipiente de datos. Esto sitúa al alumno en una actitud pasiva, ya que solo
se puede limitar a meterse una serie de datos en si mismo... Normalmente, los “conocimientos” que
se transmiten no deberían llamarse conocimientos propiamente dichos, puesto que para que haya un
conocimiento, debe haber cierto tipo de experiencia, de hacer, de pensar, de imaginar. Y eso no
suele darse. La situación que se suele dar es que una serie de individuos memorizan un montón de
contenidos para vomitarlos en un examen. Los contenidos que memorizan suelen tratarse de datos
que ni siquiera están interrelacionados entre si. Aprender supone coger cosas de fueras, apoderarse
de algo que esta ahí, fuera, y esto es muy importante cambiarlo si pretendemos fomentar la
autonomía y la capacidad de análisis critico de los individuos, ya que si estos se acostumbran a
tomar por verdadero cualquier cosa que provenga del exterior, siempre y cuando provenga de una
determinada fuente de autoridad, como los telediarios de los medios de comunicación de masas, o
la figura del profesor; entonces, estamos en peligro, porque estaremos creando seres crédulos, en
manos de un sistema económico dominado por unos pocos que buscan tener dormida a la
población, manipularla, etc.; para que así el orden de las cosas continúe inalterable e inalterado. Así
pues, hay que ensenar a las personas a dudar de las fuentes de autoridad, a contrastar, a ver
diferentes puntos de vista, a juzgar por si mismos...

Nosotr@s, en la línea de otr@s pedagog@s, proponemos una serie de metodologías que


suponen un equilibrio de nuestras tres personas interiores, y que creemos conducen a la formación
de seres humanos justo, realizados, autónomos y conscientes.

12
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

El trabajo por proyectos es un método de enseñanza muy interesante, que junto con una serie
de paradigmas pedagógicos, como el construccionismo, etc., puede resultad de lo más motivador y
educativo. Consiste en formar grupos de trabajo colectivos que llevarán a cabo un gran proyecto
compuesto por pequeños y medianos proyectos transversales, individuales, grupales, etc. Esta
metodología tiene una serie de particularidades que me gustaría mencionar y que están muy ligadas
a mi planteamiento pedagógico. Proyectos que surjan de las necesidades e inquietudes de los niños
y niñas, adultos y adultas, que sean trabajados de forma colectiva e individual, que promuevan una
participación activa de todos y todas, y que sean adaptativos en el sentido de sacaran lo mejor de
cada individuo. Por ello es muy importante que sean los propios educandos los que investiguen,
construyan el conocimiento, etc. e trata de descubrir temas que les interesen sobre los cuáles deseen
conocer, y ayudarles a que ellos mismos descubran cómo pueden obtener dicho conocimiento, a que
lo obtengan, y a que lo difundan.

La Educación debe servir a la misión de ayudar a las personas a encontrarse consigo mismas,
a tomar posesión de sus vidas, y a decidir colectivamente sobre cómo quieren que sean sus
sociedades, etc. Es decir, ya no basta con que las personas sean autónomas, sino que también se
debe educar a las personas para que se organicen y colaboren de forma autogestionada y horizontal;
a amar al prójimo, a construir con él, etc.. En nuestra sociedad capitalista, la competitividad a
venido a sustituir a la colaboración, y entre nosotros, las relaciones están cargados de miedos,
desconfianzas, prejuicios, desconocimientos, etc. Por ello es fundamental tratar tanto la
competitividad, como los miedos, el egoísmo y el individualismo, así como educar para vivir
acordes con la dignidad del ser humano y el resto de seres vivos, y el respeto por el medio
ambiente. Se trata de ir tomando conciencia progresivamente de nosotros mismos y del mundo, del
verdadero valor de las cosas, buscar el sentido de la vida, etc. Tomar conciencia del mundo que nos
rodea, empatizar con los seres vivos, ser conscientes del aquí y del ahora, y de cómo nuestro modo
de vida afecta y condiciona a otros seres, etc. A través de esta toma de conciencia, así como de
fomentar grupos solidarios, cooperativos y autogestionados, estamos educando para construir una
sociedad justa e igualitaria, donde los individuos se respeten y amen los unos a los otros, y en tanto
que los individuos se amen los unos a los otros, y amen a la vida y al cosmos, entonces respetarán la
dignidad de lo vivo, las guerras no tendrán ya ningún sentido, y las cosas estarán repartidas de
manera equitativa. Todos los seres humanos tendremos acceso a una riqueza cultural y material
bastísima. De hecho, esa sociedad ya está en progreso (y en decadencia, en un proceso
paralelo).

Pero bueno, ya hemos visto cómo la socialización de las instituciones “educativas” y la de los
medios de comunicación de masas expanden la “mente patriarcal”, y con ello refuerzan la mayoría
de los problemas de la humanidad que nos están llevando a la destrucción de nuestra especie, de

13
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

nuestra humanidad, y del planeta, a menos que se produzca un cambio en la Educación para
cambiar el mundo.

“En nuestros actuales tiempos de crisis y de profunda transformación, Naranjo reconoce que
la educación constituye nuestra mejor esperanza. O dicho de otra manera: que la transformación
de la educación es nuestro mejor puente hacia un futuro mejor. Efectivamente, si ha existido un
tiempo en el cual es necesario reinventar la educación, ese tiempo es ahora”. (Prefacio de Juan
Cassasus en “Cambiar la educación para cambiar el mundo”).

La religión:

Ahora le toca el turno a la Iglesia como mecanismo de perpetuación de la “mente patriarcal”


y con ello, del sistema patriarcal. En lo relativo a la religión, pues conviene hacer algunas
pinceladas.

C. Naranjo habla de cómo antes de que el sistema patriarcal y la “mente patriarcal” se


extendieran, existían sociedades y culturas en la que los valores matrísticos tenían mucha
preponderancia o justo equilibro en las culturas. Por ejemplo, todo ello se reflejaba en los rituales y
adoraciones que se hacían en lo relativo a la fertilidad, lo cual se asociaba a las mujeres.
Descubrimientos arqueológicos han descubierto un montón de figuras iconográficas que parecen
representar mujeres embarazadas. Ya los griegos, en sus rituales paganos, rezaban a la Gran Diosa,
que cada año renacía con la primavera y moría con el invierno. Antes, parece ser que tanto hombres
como niños y mujeres reconocían el poder que la mujer tiene y valoraban la energía femenina, y
todo lo relacionado con ella. De hecho, eran ellas las chamanas, las médicas, las “brujas”. Pero
poco a poco, se va despojando a la mujer de su poder, o más bien, se la comienza a temer en tanto
que los hombres masculinizados y depredadores quieren alzarse al poder.

“A lo largo de la historia ha habido una Dama que ha ido recibiendo diferentes nombres. El
último de esos nombres es Gaia. Otros fueron Lilith, Isis, Deméter, Astarté… Como una corriente
subterránea la devoción por la energía femenina, asociada a la Madre Tierra, siempre ha estado
presente en nuestra cultura. Esa corriente tiene una profunda conexión con la Naturaleza y sus
ciclos. Con las estaciones y las cosechas. Su presencia se puede rastrear en el origen de las
religiones y sus mitos desde la prehistoria. De la mano de la ecología, de los movimientos
feministas y de la visión holística, el arquetipo femenino emerge de con fuerza en la actualidad. En
esta ocasión cubierta con un manto verde. […] Si observamos las grandes religiones occidentales
14
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

pronto nos daremos cuenta de que tienen al menos dos cosas en común: La primera es que están
basadas en un libro y la segunda que son profundamente machistas. El judaísmo se basa en un
modelo patriarcal de creencias; es decir, en lo relativo a Dios, está orientado hacia lo masculino.
Y lo mismo sucede con el Cristianismo y el Islam, con el que comparten raíces. ¿Fue siempre así?
¿Hay un tendencia endémica en nuestra cultura a masculinizar a Dios? Si nos atenemos a gran
cantidad de evidencias arqueológicas y culturales parece que las cosas no fueron siempre así.
Existe una corriente antropológica (Marija Gimbutas. The Language of the Goddess) que señala
que durante miles de años, antes de la llegada de los pueblos de lengua indoeuropea, durante la
fase final de la Edad de Piedra y durante toda la Edad de Bronce, no fue un Dios, sino una Gran
Diosa, la que reinó en la religión europea. Obviamente, los primitivos europeos dependían de la
Tierra para satisfacer todas sus necesidades: alimento, protección, abrigo… hasta el punto de
identificarla con la vida misma. Habían notado que toda la vida era creada a partir de los cuerpos
de las hembras (tanto mujeres como animales), de modo que encontraron natural la idea de que
existiera una Creadora femenina suprema. Y, por descontado, las hembras eran cabezas de sus
sociedades, Hay pocas dudas de que fueron absorbidos o destruidos por unos agresivos invasores
llegados del este a partir del año 3000 a. C., y que acabaron con el matriarcado”. (Revista
Namaste, “El Despertar de la Diosa”).

Sin embargo, poco a poco, a lo largo de la historia, comienza a darse una masculinización de
lo divino, una de las tantas facetas e instituciones en las que comienza a reinar lo masculino y lo
patriarcal. Ya desde el mundo clásico, la idea de la mujer como ente del peligro y causante del
desorden en la sociedad fue una idea en común gracias a los mitos y también a Aristóteles.
Con el cristianismo y otras religiones monoteístas, comienza a desaparecer todo rastro de feminidad
en lo divino. Ya lo femenino no se asocia con la figura de la Diosa. Poco a poco, la Iglesia va
despojando a la mujer de sus cualidades humanas, de sus partes masculinas e infantiles, y las
recluye a la marginación y a la servidumbre. Lo masculino se alza al poder, y subyuga a lo
femenino, ya que si no, no se alzaría al poder. A la mujer se la despoja de la razón, en la cual el
hombre se erige máxima autoridad y representación, mientras que se reduce a la mujer al ámbito de
lo instintivo. El hombre se dedica a la política, a los asuntos públicos, mientras que la mujer queda
reducida al ámbito privado. Así, se despoja al ámbito público de lo femenino. Con la muerte de
Diosa, la Madre Naturaleza queda en manos de una religión que concibe que las cosas hayan sido
puestas ahí por papá para que los “hombres” las dominen, tal y como conciben que la mujer ha sido
creada para estar bajo la tutela del hombre, ya sea de su padre o de su marido.

“El hombre y la mujer son diferentes en la posesión de la habilidad y la falta de esa habilidad. El
hombre tiene la facultad de formar, formular y eyacular la esperma que contiene el origen de la
vida… la mujer recibe la semilla pero no tiene la habilidad de formular y eyacular tal vida.”
(Aristóteles en “El origen de los animales”)sssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
15
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

Las grandes religiones se han encargado desde sus comienzos de desprestigiar y excluir a las
mujeres por medio de sus libros sagrados. Debido a la fe en estas escrituras sagradas, se ha
considerado al sexo femenino como origen del mal; la inferioridad femenina ha sido dictada por
orden divino como forma de castigo por la tentación hacia el fruto del pecado de Eva, descrita en el
Génesis. De hecho, el hecho de la autoridad de las que gozaban estas escrituras, ya es una
consecuencia de esa mentalidad patriarcal. Durante siglos, el conocimiento humano ha estado
subyugado a la autoridad de las Sagradas Escrituras. Además, los únicos que tenían la potestad de
interpretar dichas escrituras eran los papaítos de la Iglesia. ¿Por qué las mujeres no dan la misa?
¿Por qué esa exaltación del pudor, esa manía por cubrir lo que nuestra madre nos dio? Tanto las
filosofías como las ciencias eran sirvientas que únicamente podían servir para demostrar
racionalmente la existencia de Dios. Ese afán en lo racional, como ya dijimos, es ya una
manifestación de esa “mente patriarcal” de la que hablamos. Ya no se trata de captar lo divino, la
divina en lo inmediato, en lo inmanente, sino que resulta que lo que percibimos a través de los
sentidos, el universo, es todo aparente, y que lo único que existe realmente es un ser único,
onmisciente, que todo lo puede y está en todos lados. Es como si a través de esa masculinización
paternalización de lo divino se estuvieran adoctrinando a las personas en lo relativo a las jerarquías
eclesiásticas y monárquicas. Como si a través del catolicismo se fueran sentando las bases de los
regímenes paternalistas, hasta llegar a los Estados en los que nos encontramos actualmente, en los
que parece haber como una especie de Gran Hermano que nos vigila, controla y manipula. Ese Gran
Hermano, ese Dios Padre, ha matado a mamá, se ha colado dentro de nosotros, y pretende matar a
nuestro niño, a través de órdenes, de dictaduras, diciéndonos que el sentido de la vida es obedecer,
resignarse, y hacer todo lo que te diga papaíto, porque si no, arderás en la hoguera hasta sólo
queden tus huesos, para posteriormente arder durante toda la eternidad en los infiernos (a menos
que paguemos el indulto…).aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

“Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz a los hijos; y tu
deseo será para tu marido, y se enseñoreará de ti”. (Génesis 3,16).

Tal y como se puede observar en numerosas citas de la Biblia, la mujer debe adoptar estrictamente
el papel de madre que debe sufrir por los hijos, como mártir, como servidora del hombre, como ama
de casa y como fuente de reproducción, casi como una imitación sobre la Virgen María. Las
religiones monoteístas han creado falsos mitos que han influido siempre negativamente en la mujer.
Desde la religión se ejerce un control moral; la culpa, la tentación, el pecado siempre ha sido
sinónimo de mujer. Para el cristianismo y el Islam, por ejemplo, lo primordial es salvar las almas de
las mujeres acostumbrándolas al sometimiento y que ellas se resignasen a ello. De nuevo, lo
femenino es sometido al dominio del padre, del marido, del amo y señor, de la autoridad...

16
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

“Mexía se refirió a la sabiduría de los padres de la iglesia cuando describió las relaciones
de poder más apropiadas dentro del matrimonio. (…) Su estado de sumisión perpetua, según
Mexía, se justificaba por el hecho de que Dios creó a Adán antes que a Eva. Además, las leyes
naturales estipulan que naturalmente el hombre tiene más habilidad y fuerza para poder gobernar
y mantener a la esposa. Permitir a la mujer que mande en el marido constituye un desorden tan
grave como repugnante.”. (Mary Elizabeth “Ni espada rota, ni mujer que trota”.)

El matrimonio fue creado, desde la religión, por el hombre y a lo largo del tiempo no ha sido otra
cosa que una manera formal o legal de que una mujer (o mujeres) pertenezca a un hombre. Durante
muchos siglos la mujer no era otra cosa que una mera mercancía por las que las familias pagaban
una dote (hoy día sigue pasando en algunos países). En relación con el matrimonio, sabemos de
otros mitos que afectan negativamente al desarrollo de las mujeres como los que estaban
relacionados con la castidad, la sexualidad, la menstruación, etc.

Por tanto, volvemos al desequilibrio anteriormente explicado. El hombre al crear las religiones
olvida su parte más empática (la empatía forma parte de los rasgos de la mujer), y lo único que
desea es el desprestigio del sexo femenino, así como de todas sus cualidades. Se proclama como
elemento superior de la raza humana observando a las mujeres tan solo como seres destinados a
servir, a procrear y mantenerse en su sombra. Pero por supuesto, ya no son únicamente las mujeres
las que se someten a dicha condición, sino que más bien se trata de un alto porcentaje de la
humanidad, de los pensamientos, de las emociones, del arte, del planeta, de los seres vivos…

“ Como no podía ser de otra manera, en el siglo XXI, el arquetipo de la Diosa viene con un
atuendo apropiado a los tiempos: el pensamiento científico. Si en las sociedades agrarias y
fundamentadas en el pensamiento “mágico”, el arquetipo femenino emergía con un cariz agrícola,
relacionado con la fertilidad de la tierra y las cosechas, y con un lenguaje más próximo al mito. En
nuestro tiempo, en el que la teoría de sistemas y la concienciación ecológica son el paradigma
emergente, lo femenino toma ropajes culturales más adecuados al lenguaje científico. Pero en
esencia alberga el mismo principio. En nuestros días, en los que el despertar del pensamiento
ecológico, sistémico u holístico (que cada uno elija la palabra que más le guste) es una necesidad y
un hecho, se ha rebautizado a nuestra protagonista con el nombre de Gaia (un término inglés que
se ha colado en nuestro idioma sin traducir y cuya nombre más apropiado sería Gea). No es un
nombre nuevo. Los responsables científicos del bautizo Lynn Margulis y James Lovelock
recurrieron a la mitología griega para bautizar la visión sistémica del planeta. Según su teoría, el
planeta que habitamos, Gaia, es una entidad que se autorregula y en la que sus habitantes, y con
un protagonismo especial nosotros los humanos, afectamos con nuestro comportamiento al
conjunto del sistema. El cambio climático sería una manifestación de esta teoría. En resumen,
17
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

Gaia, representa hoy nuestra preocupación por el planeta que habitamos, ese planeta que nos
acoge y nos proporciona todo lo que necesitamos, como si de una madre se tratara. La teoría de
Gaia nos despierta al hecho de que estamos todos en el mismo barco y debemos cuidar los unos de
los otros. Mucho tiene que ver el movimiento feminista con este resurgir de lo femenino. Su
esfuerzo durante el siglo XX ha sido imprescindible para romper la dura costra creada durante
siglos y permitir que la corriente de la Diosa vuelva a salir a la superficie.
Es hora de resarcir a la “viuda perdida” y rescatar el principio femenino poniéndolo al mismo
nivel que el masculino. Es hora de hacer las paces con la Tierra que nos acoge y con la energía
femenina. En la actualidad, cuando hablamos del arquetipo femenino, ya no hablamos de religión,
hablamos de la expresión de la psique colectiva en un asunto tan importante como el entendimiento
entre el hombre y la mujer. Hay mucho en juego. (Revista Namaste, “El Despertar de la Diosa”).

18
Muere la Diosa. Muere Dios. Papa y el tío Sam, ¿cuándo morirán? El necesario renacer de Gaia…

BIBLIOGRAFIA:

· MORENO, Monserrat (1986).- "Cómo se enseña a ser niña. El sexismo en la escuela".Ed.


Icaria. Barcelona.

· FREIXAS, Ana (Ed.), (2000) "Ser mujer" Temas de Hoy Madrid.

· GARCIA DE LEON, Mª Antonia,(1994) "Élites discriminadas" Antthropos. Barcelona.

· PERRY, Mary Elizabeth (1993) "Ni espada rota, ni mujer que trota". Barcelona. Crítica.

· POSADAS, Carmen y Courgeon, Sophie (2004) "A la sombra de Lilith". Barcelona.


Planeta.

· NARANJO, Claudio (2005) “ Cambiar la Educación para Cambiar el Mundo”. Vitoria.


Ediciones la Llave D.H..

· NARANJO, Claudio. “La mente patriarcal”.

· SOTO, Adrián (2011) “Proyecto de intervención educactiva”. Málaga.

· Alberto D. Fraile Oliver (2010) “El Despertar de la Diosa”). Revista Namaste,

19

También podría gustarte