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PAI LA SEMILLA ABRIL 25-21

Usted es un sediento de la Palabra de Dios y estoy seguro de que en su interior siempre ha existido un anhelo
por ver a su familia prosperada, disfrutando de salud y bienestar espiritual.
Es posible que a estas alturas, usted ya haya hecho el pacto de bendición con Dios. Usted le pagará los
diezmos de todo porque sabe que no son suyos; y Él reforzará la muralla de protección alrededor suyo, de su
casa, de su familia y del trabajo de sus manos para que sus bienes se multipliquen sobre la tierra. Esta fue la
manera como el Señor protegió a Job y satanás expresó su inconformidad ante Dios “¿No le has cercado
alrededor a él y a su casa y a todo o que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus
bienes han aumentado sobre la tierra” (Job 1:10) De esta manera el Señor está trabajando con sus hijos hoy.
El concepto que Abram tenía de los diezmos era muy centrado en la Palabra de Dios, él comprendió que los
diezmos le pertenecen al Señor Dios Altísimo y que son invertidos en la obra de Dios. La Biblia dice en
(Génesis 14:18-20): “Melquisedec, Rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo
diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios
Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”. Abraham le entregó los
diezmos de todo porque comprendió que la fuente de su prosperidad era Dios y no los reyes de Sodoma.
Ahora que usted ha ratificado el pacto con Dios de entregarle los diezmos, se estará preguntando: ¿Qué hacer
con los diezmos?
Los diezmos deben ser llevados a la iglesia, a la casa de Dios. Al lugar donde le ofrecen el pan y el vino y lo
alimentan con la Palabra de Dios. Si su iglesia esta muerta y sin visión, o si no confía en la integridad de
quienes administran los fondos, entonces usted debe hablar sinceramente con ellos, y pedirles su bendición
para moverse a otra iglesia donde si se cumplan estos requisitos.
Lo que no puede hacer es seguir participando del pan y del vino, seguir alimentándose con la Palabra de Dios
y vivir bajo la cobertura espiritual de sus ministerios para luego decir que no paga sus diezmos porque no está
conforme como administran la iglesia.
Recuerde, la Biblia dice: ¡Indefectiblemente diezmarás! En realidad los diezmos no le pertenecen a la iglesia,
ni a los ministros. (Levíticos 27:30) enseña que el diezmo es de Jehová, es cosa dedicada a Dios.
Usted no le paga los diezmos a la iglesia. Se los paga a Dios, porque le pertenecen a Él. El asunto es que debe
entregárselos a alguien aquí en la tierra, en su congregación, pero Dios toma nota allá en el cielo y los acredita
en una cuenta personal que existe en la eternidad. (Hebreos 7:8) aclara este principio cuando afirma que
“Aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales, pero allá uno de quien se da testimonio de que
vive”.
Observe que sus diezmos son contabilizados en dos ocasiones. Una vez aquí, en la tesorería de su
congregación, y la segunda allá, en los registros celestiales.
(Apocalipsis 5:12) dice que “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder y las riquezas. Para
tomar las riquezas se necesitan manos. Las manos pertenecen al cuerpo y la iglesia es el Cuerpo de Cristo
operando en la tierra. Los diezmos son de Él, pero las manos que lo recogen deben pertenecer a la iglesia.
¡Aleluya! Gocémonos porque llegó el tiempo de la abundancia del pan en la casa de Dios.
ESTA ES UNA BUENA SEMANA, LOS BENDIGO.
Oremos por el ministerio radial de PAI, por la emisora AMBIENTE ESTÉREO 88.4 FM para que sea ese
canal de bendición a miles de familias. Sintonice de lunes a viernes a las 9:00 de la noche AL QUE CREE
TODO LE ES POSIBLE Por Ambiente Estéreo 88.4 FM. Gracias por su ofrenda para este ministerio; usted y
yo conformamos un solo equipo para bendecir a miles de oyentes.

LECTURAS DIARIAS
Lunes: 1 Corintios 1
Martes: 1 Corintios 2
Miércoles: 1 Corintios 3
Jueves: 1 Corintios 4
Viernes: 1 Corintios 5
Sábado: 1 Corintios 6
Domingo: 1 Corintios 7

LA MÁXIMA
“Lo que es imposible con los hombres, con Dios todo es posible”. JESUS DE NAZARET. Mt. 18:27

LA FAMILIA
Una brillante esposa, que en un tiempo buscó un escape en actividades literarias, ha revelado recientemente su
secreto para hallar satisfacción en la vida: “Es por medio de hacer lo que Jesús quiere que yo haga” Ella
agregó que Jesús puede cambiar nuestras actitudes; el puede cambiar las tareas rutinarias que antes eran
desagradables y convertirlas en motivos de gozo. Hermanas, “Si su raíz está en Cristo, no en su esposo;
entonces tienen la libertad para ser las personas dignas, bendecidas y buenas esposas”.
Jesús la invita a llevar sus preocupaciones a la cruz, y a dejar la obra de cambiar a su esposo en las manos de
Dios. La esposa que tiene su confianza puesta en Dios no está reprochando continuamente a su esposo por las
faltas.
La sumisión es mucho más que una forma externa; es una actitud interna. Es más que colocarse un velo sobre
la cabeza; es un corazón cubierto con un velo de honor y reverencia por su esposo. Cuidémonos de andar
haciendo piadosas oraciones en público por el esposo “inconverso”, si la esposa aún sigue con esa conducta
insubordinada hacia la autoridad de su esposo. La Palabra de Dios es muy clara respecto a la sumisión de la
esposa a su esposo. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es
cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador” (Efesios
5:22-23).
No es poco común que la esposa aventaje a su esposo en cuanto a preocupación y previsión en los asuntos
espirituales. Pero allí es precisamente en donde yace el peligro para una esposa. Ella usa esto como una
excusa piadosa para revelarse contra la autoridad de su marido. A ella le parece que solamente si toma una
activa “dirección espiritual” en la familia puede asegurar una adecuada crianza a los hijos y la eventual
conversión de su marido. Bajo esa máscara de piadosa espiritualidad puede esconderse una gran cantidad de
rebelión no santa. La Biblia dice en (Jeremías 17:9) “engañoso es el corazón más que todas las cosas”. Aún
más importante, no cumple el fin deseado, sino que en la realidad lo frustra. El esposo es ahuyentado de todo
interés en las cosas espirituales.
Por el contrario, en una actitud continua de sumisión la esposa tiene a su disposición un poder espiritual con
Dios, estos son resultados garantizados. La Biblia dice: “Así mismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros
maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus
esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa” (1 Pedro 3:1-2).

PRINCIPIOS PARA UNA VIDA TRIUNFANTE


Por la fe en el Señor Jesucristo, al aceptarlo en nuestro corazón como el Señor y Salvador de nuestra vida,
recibimos la salvación, el perdón de pecados, la justificación y la naturaleza divina que nos impartió el Padre
cuando nos engendró como sus hijos.
Esto fue lo que resolvió el problema espiritual en que estabamos ante Dios ya que nuestra comunión estaba
rota por causas de nuestras iniquidades.
Ahora que usted ha sido restaurado, y es miembro de la Familia de Dios como hijo legítimo, una vida de
milagros ha comenzado en su vida. A partir de este momento comience a activar el poder de la palabra
hablada, recuerde que Jesús dijo: “Lo que diga será le hecho” (Marcos 11:23).
Haga esta declaración: Yo me identifico con Jesucristo en una forma práctica. El es el modelo para los
propósitos y la obtención de mis logros en la vida; es mi camino para lograr el éxito.
Yo se que el plan original de Dios fue que yo, sin inferioridad ni condenación, tuviera felicidad, salud y
autorrealización, así como Adán y Eva a quienes El creó. Pero ellos no prestaron la atención adecuada a Su
plan; ese fue el origen de los problemas humanos.
Para salvarme, Jesucristo tomó los males que yo había hecho al morir en mi lugar. Luego, El regreso con la
vida nueva de Dios que ahora me ofrece. Me identifico con El porque, ya que asumió la culpa que era mía,
puedo recibir la nueva vida de Dios que El me trae.
Su amor concibió la idea de no dejarme morir en el vacío, sino pagar por mis males y restaurarme al estilo de
vida de Dios, para el cual fui creado originalmente.
Ahora vivo nuevamente con Dios como en mi propia casa y El me bendice por medio de Jesucristo. He
recuperado mi dignidad. Ahora estoy restaurado y soy un hijo de Dios. Por eso caminare de ahora en adelante
basado en la Palabra de Dios, lo haré erguido, sin temor, porque sé que mayor es que está en mí que el que
está en el mundo (1 Juan 4:4).

EL MENSAJE DOMINICAL
Tema Principal: LA PROFECIA DE LAS SETENTA SEMANAS: LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO
Texto Principal: Daniel 9:20-27
Introducción: La profecía de Daniel capítulo 9 que se refiere a las "setenta semanas" o "setenta sietes", es una
de las profecías mesiánicas más importantes y detalladas del antiguo testamento. Este capítulo comienza con
la oración de Daniel por Israel, reconociendo los pecados de la nación contra Dios y pidiendo su misericordia.
Mientras Daniel oraba, el ángel Gabriel se le apareció y le dio una visión sobre el futuro de Israel.
I. LA ORACION DEL PROFETA DANIEL
1. El profeta Daniel estaba orando por el pueblo de Israel, Él sabía que los setenta años que Jeremías
había profetizado que duraría el cautiverio de Judá en Babilonia estaban a punto de terminar
(Jeremías 25:11). En la oración, Daniel hizo una confesión de los pecados del pueblo implorando el
perdón de Dios y la restauración de su vida nacional y de la ciudad de Jerusalén. (Daniel 9:1-2) Dios
escuchó y respondió la oración y envió al ángel Gabriel para explicarle Su plan para el futuro de
Jerusalén, el templo y el pueblo de Israel: (Daniel 9:20-23)
2. Gabriel llegó a donde estaba Daniel "a la hora del sacrificio de la tarde", porque durante su cautiverio
en Babilonia los judíos no podían ofrecer sacrificios, porque el templo había sido destruido. Aun así,
los judíos creyentes usaban esas ocasiones para orar a Dios pidiendo su restauración.
II. LA PROFECIA DIVIDE LAS SETENTA SEMANAS
Esta profecía establece un marco de tiempo para la promesa mesiánica que se extiende desde los días de
Daniel hasta el establecimiento del reino Milenial. (Daniel 9:24).
1. El reloj de las setenta semanas nos da una idea de cuando vendrá el Señor Jesucristo por segunda
vez.
2. Setenta semanas son setenta veces siete. (Daniel 9:24 NTV) "Un período de setenta conjuntos de
siete…". Casi todos los comentaristas coinciden en que los setenta "sietes" deben entenderse como
setenta "semanas" de años; en otras palabras, un período de 490 años.
3. La profecía divide los 490 años en tres unidades más pequeñas: i) una de 49 años, ii) una de 434
años, y iii) una de siete años. La última "semana" de siete años, se subdivide por la mitad. (Daniel
9:25)”. Siete "sietes" es 49 años, sesenta y dos "sietes" son 434 años: 49 + 434 = 483 años.
III. EL PROPOSITO DE LAS SETENTA SEMANAS
La profecía declara seis propósitos de Dios, que se cumplirán durante este periodo de tiempo (Daniel 9:24).
1. "Para terminar la prevaricación" (Prevaricación, un delito que consiste en dictar conscientemente una
resolución injusta y contraria a la ley).
2. "Para poner fin al pecado",
3. "Para expiar la iniquidad" (El Señor Jesucristo realizó la expiación para los pecados por su muerte en
la cruz. (Romanos 3:25; Hebreos 2:17),
4. "Para traer la justicia perdurable",
5. "Para sellar la visión y la profecía", y,
6. "Para ungir al santo de los santos".
IV. EL CUMPLIMIENTO DE LAS SETENTA SEMANAS: EL RELOJ PROFETICO
El ángel Gabriel le dijo al profeta Daniel que el reloj profético de las setenta semanas comenzaría en el
momento en que se expidiera el decreto para reconstruir Jerusalén. La Biblia dice que la orden de "restaurar y
reconstruir a Jerusalén", fue dada por el rey Artajerjes de Persia en el año 445 a.C. Serían 483 años a partir de
la fecha de dicho decreto hasta el tiempo del Mesías (Nehemías 2:1-8).
1. La primera unidad de 49 años (siete "sietes"), cubre el tiempo que se necesitó para la reconstrucción
de Jerusalén, "Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a
Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a
edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos" (Daniel 9:25). Esta reconstrucción se describe en
el libro de Nehemías.
2. Para los judíos de esa época, un año era de 360 días, por lo que los 483 años después del año 445
a.C., hasta el año 30 d.C., que coincide con la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (Mateo 21:1-9).
La profecía en Daniel 9, especifica que tras la finalización de los 483 años, "se quitará la vida al
mesías". Esto se cumplió cuando Jesús fue crucificado.
3. (Daniel 9:26) predice que después de que al mesías se le quitara la vida, "el pueblo de un príncipe
que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario". Esto se cumplió con la destrucción de Jerusalén
en el año 70 d.C. "El príncipe que ha de venir", es una referencia al anticristo.
V. EL ROLOJ PROFETICO ESTA PAUSADO: LA ULTIMA SEMANA DE LAS SETENTA SEMANAS
De los 70 "sietes", 69 ya se han cumplido en la historia. Esto deja todavía un "siete" por cumplirse. Entre la
semana sesenta y nueve y la semana setenta hay una brecha. El reloj profético se ha pausado. El último "siete"
de Daniel es lo que generalmente llamamos el período de la tribulación. Este periodo se divide en dos:
1. (Daniel 9:27) se refiere a la semana setenta, el periodo de la tribulación. “A "la mitad de ese tiempo,
el anticristo establecerá una abominación que causará desolación" en el templo.
2. El Señor Jesucristo nos advirtió de estos acontecimientos en (Mateo 24:15,21)
Conclusión: La profecía de las 70 semanas es compleja; pero Dios tiene un calendario, y él está manteniendo
todo según lo programado. Él conoce el fin desde el principio (Isaías 46:10). Debemos esperar el retorno
triunfal de nuestro Señor Jesucristo, Él dijo: “¡He aquí vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las
palabras de la profecía de este libro” (Apocalipsis 22:7).

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