Las fallas son un tipo de deformación que se produce en la corteza terrestre
que finalizan en una ruptura, cuando la ruptura es muy fuerte o severa puede producir los llamados terremotos. En algunas ocasiones la línea que falla afloja el magma de las capas inferiores de la tierra y surgen los volcanes. La corteza terrestre está en continuo movimiento por efecto de las fuerzas sísmicas y tectónicas. Este movimiento genera discontinuidades o fracturas en las rocas del subsuelo. Entre estas discontinuidades las más problemáticas son las fallas y las diaclasas, conocidas popularmente como geopatías por sus efectos en la salud.
Las fallas contienen desplazamiento, estrías, etc. Vienen con frecuente
relleno en la naturaleza se suelen poder detectar observando el paisaje. En cambio, en el entorno civilizado se encuentran siempre tapadas y ocultas a la vista y puede sospecharse de la existencia de fallas bajo casa si se observa la aparición de grietas verticales en el edificio. También puede sospecharse de su presencia debajo del dormitorio si se duerme mejor en otro cuarto.
Su detección puede realizarse mediante aparatos técnicos que miden los
incrementos de la radiactividad terrestre natural y del campo magnético terrestre, o bien mediante instrumentos de radiestesia, como el péndulo. Las fisuras o fallas constituyen aperturas por donde hay una menor resistencia del terreno a la salida de radiaciones y gases. Estas son el gas radón que encuentra más facilidades para salir hacia el exterior y las viviendas construidas encima suelen acumular mayores dosis de este gas cancerígeno. La radioactividad natural, como los rayos gamma, también encuentra una salida más fácil hacia el exterior, incrementando el estrés celular de las personas situadas encima. En el campo magnético terrestre se incrementa justo encima de la vertical de la fisura.