Está en la página 1de 3

Análisis de la lectura “los lideres comen al final”.

Por Fernando Neftalí Santos Domínguez

En la lectura nos muestra como todas las organizaciones que han superado sus
crisis lo han hecho gracias al esfuerzo de un líder. Sin embargo, muchas
instituciones docentes y programas de formación se centran, no en el desarrollo
de líderes, sino en la formación de directivos eficaces. Este libro intenta cambiar
este paradigma y explica por qué hay que crear una nueva generación de
hombres y mujeres que entiendan que el éxito o el fracaso de una organización se
basa en la excelencia de sus líderes, no solo en la perspicacia de la gestión.

Un líder excelente es aquel que se centra en su gente, algo especialmente


importante en la actualidad, cuando el coste del fracaso puede ser catastrófico
para las empresas. El precio del verdadero liderazgo es la disposición a anteponer
las necesidades ajenas a las propias. Un buen líder conoce a sus empleados y es
consciente de que son más que un recurso contingente.

La competencia profesional no basta para ser un buen líder; los buenos líderes
deben preocuparse de verdad por las personas que han sido confiadas a su cargo.
Saber por qué y cómo hacerlo puede marcar la diferencia entre el triunfo y el
fracaso.

Toda organización en crisis es rescatada por un buen líder, además de una buena
gestión. En este libro Simon Sinek apunta a la formación de seres humanos que
entiendan que el éxito está directamente vinculado con excelentes líderes. Los
líderes comen al final es un libro que busca un mundo mejor para todos. Para ello
Sinek emplea numerosos ejemplos de líderes del ejército norteamericano,
específicamente de la Infantería de Marina. Es ahí donde sucede que, a la hora de
comer, primero se alimenta a los jóvenes y al final a los líderes. El liderazgo
implica la conciencia y voluntad suficientes para relegar las necesidades propias
ante las ajenas. getAbstract recomienda este libro a quien desee inspirar
confianza y crear lazos de empatía, sin importar su lugar en el organigrama.
El líder Junto a sus cualidades en el campo de la ciencia, la tecnología
administrativa y de la toma de decisiones, el líder en administración pública,
deberá disponer de sólidas capacidades en el campo de la conducción de grupos
humanos. Su eficiencia en ese papel definirá en alta medida los resultados finales
de su actividad.

Aún con adecuadas capacidades en materia de creación y transferencia de


conocimiento administrativo y con buenas potencialidades para la decisión, si
estas facultades no van acompañadas de las condiciones necesarias para la
dirección de recursos humanos, tendrá serias dificultades para alcanzar las metas
que deba cumplir.

De esta forma podríamos pensar en líderes en forma de directivos «ideales» que


serían aquellos capaces de aglutinar al máximo nivel tres capacidades:
formulación y diseño de políticas públicas, gestión interna para poner la
maquinaria administrativa en marcha y consecución de un entorno que autorice,
apoye, tolere o favorezca la implantación de la estrategia definida.

El grafico siguiente nos muestra la forma sobre la cual los lideres, suelen adoptar
un estilo de liderazgo de acuerdo a sus personalidades, más el reto es que el líder
sea una persona integradora.

El Liderazgo y el trabajo en equipo se encuentran íntimamente vinculados y


dependen el uno del otro. Para que el trabajo de los equipos resulte exitoso en
cualquier tipo de organización institucional se requiere el concurso de líderes
competentes, a quienes les corresponde asumir en mayor grado, la
responsabilidad sobre el desarrollo de las actividades y labores que forman parte
de los distintos procesos. Cada grupo de trabajo tiene objetivos, actividades,
tareas, procedimientos predeterminados, a los que van dirigidos sustantivamente
los esfuerzos y el accionar del líder y sus integrantes.

El liderazgo se traduce en la capacidad que tiene una persona, ordinariamente


revestida de poder, en virtud de la jerarquía que ostenta en la organización, para
lograr un alto grado de aceptación de los individuos que están vinculados con su
desempeño, incluidos los clientes internos y externos, en vista de sus sólidos
conocimiento, experiencia, habilidades, destrezas y sobre todo por la óptima
relación interpersonal que es capaz de mantener. A lo anteriormente señalado
corresponde añadir, como una condición insoslayable que debe caracterizar a un
buen líder, su óptimo desenvolvimiento moral y ético sujeto a toda prueba, durante
su desempeño laboral. En el ámbito del sector público, habría que añadir, su
voluntad de sometimiento irrestricto al marco jurídico vigente e irrestricto
compromiso de acatamiento conjunto del conjunto de reglas, políticas y principios
relacionados con el pertinente campo de acción .

Cuando las instituciones y personas cuentan con verdaderos líderes se dispone de


un ambiente de trabajo y de control propicio, caracterizado por la confianza,
seguridad, respetabilidad, lo que se constituye a la vez en formidables
oportunidades y fortalezas institucionales, en tanto no solo permiten proyectar una
buena imagen interna, sino también externa. Se ha de tener en cuenta el hecho de
que el líder no es uno más dentro de la organización. Es el espejo, es el modelo,
el referente de orden, de cumplimiento, de abnegación, de sapiencia, de
inteligencia, de identidad, de compromiso, de moral y de ética.

También podría gustarte