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Nociones Basicas de Asistencia Terapeutica
Nociones Basicas de Asistencia Terapeutica
Asistencia Terapéutica”
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Sumario
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El Acompañante Terapéutico (A. T.) se inserta en la vida cotidiana del
enfermo, ya sea en su domicilio, la institución en la que se halle
internado, o en forma ambulatoria. Trabaja en un nivel vivencial, no
interpretativo, dentro de un equipo interdisciplinario y siguiendo las
consignas del terapeuta de cabecera.
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INTRODUCCIÓN
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Las teorías psicodinámicas han puesto de manifiesto la eficacia
terapéutica del contacto personal entre el agente terapéutico y
el paciente. Sabemos que la historia antigua del abordaje de la
locura marginó al enfermo de diferentes maneras con recursos
poco terapéuticos, produciendo un efecto de segregación en los
demás; transitando el camino de la incertidumbre y del encierro,
hasta que sucesivas innovaciones modificaron su abordaje hacia
lo familiar y comunitario. En este encuadre se observó la eficacia
del análisis de los tipos vinculares. Los psicoterapeutas
necesitaron implementar técnicas nuevas ante la demanda de
un contacto personalizado. Entonces, se vieron necesitados de
prescribir Agentes de Salud Mental que pudieran absorber esta
tarea. Así el acompañamiento Terapéutico aparece ante las
nuevas exigencias que se plantean en la Psicología Clínica
contemporánea.
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En 1947, una terapeuta suiza, la Dra. M. A. Sechehaye, publicó
un libro dando cuenta de una de las primeras experiencias en
este tipo de abordaje. En “La Realización Simbólica”, describió
este nuevo método psicoterapéutico aplicado a su paciente
Renée, con diagnóstico de esquizofrenia, y un pronóstico en el
que se había dado por perdido el caso, ya que los tratamientos
tradicionales fracasaron. Ella logró reinsertar a Renée a la
sociedad, gracias a su interés, constancia, intuición maternal,
afecto, comprensión psicoanalítica, y una gran disponibilidad de
tiempo. Pero, debido a que Renée necesitaba atención
permanente, debió instruir a una enfermera psicológicamente
capaz y entrenada, para que actuara como auxiliar,
permaneciendo con la paciente en los momentos en que ella no
podía hacerse cargo, dando un parte detallado de las
reacciones, y siguiendo concienzudamente las instrucciones de
la Dra. Sechehaye.
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Es así como el Acompañamiento Terapéutico comienza como
una necesidad del terapeuta, que por lo general no puede
dedicarle tantas horas a un paciente, y entonces designa a una
persona entrenada y capacitada para la contención. Su
presencia en sí es un acto terapéutico, entendiéndose por tal: el
que “cura”, cuida y alivia. Y en el cual se va a establecer un
vínculo que el enfermo no tuvo hasta ese momento, y que le
posibilitará instaurar una diferencia, creando nuevos lazas de
resocialización. Acompañar es estar con el otro, compartir.
Etimológicamente: hacerse compañero, compartir el mismo pan.
Sin embargo, no se trata de una relación simétrica, de igualdad,
ni de amistad. Sino que hay una estrategia dirigida a una cura,
y esto es lo que la diferencia de una situación no terapéutica, en
la que sólo se comparte algo con el otro. Lo curativo hace que
“desaparezcan los síntomas”, haya un enriquecimiento personal
y se adquiera la tan ansiada capacidad o habilidad para estar
solo.
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La capacidad de estar solo
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Un asistir, o sea un co-vivenciar el mundo interno del paciente,
lo que se supone una relación y un compromiso emocional con
ese sujeto. Esto constituye el aspecto más primario de la
relación, por eso entronca con el llamado “maternaje”.
Permitiendo así acompañar al paciente en el proceso que va de
su regresión a su individuación.
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ROL Y FUNCIÓN
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EN QUE CASOS SE UTILIZA ESTA TÉCNICA
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EL TERAPEUTA Y EL EQUIPO INTERDISCIPLINARIO
Cuando desbordan las posibilidades de contención del terapeuta, el A. T.
va en su representación, funcionando como un soporte, y siendo un yo
auxiliar que brindará un vínculo distinto a los ya conocidos, con el
objetivo de generar un cambio. El paciente se debe sentir: cuidado,
protegido y apoyado en una función de maternaje en la que el terapeuta
triangula.
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EL INFORME
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SOBRE QUIENES OPERA EL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO
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FAMILIA Y A. T.
1) la búsqueda de ayuda ó
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En el grupo familiar se tratará de ver:
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DONDE SE DESARROLLA EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO
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AMBULATORIO: Aquí el A. T. será el trasmisor de la ley social,
ayudando al paciente en su resocialización, ordenamiento y
planificación. Programando estrategias que pauten las salidas,
pues éstas no deben ser azarosas. Pueden realizarse desde la
casa o la institución. Incluso viajes con el paciente sólo, o con su
pareja, familia o amigos.
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EL CONTRATO
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VÍNCULO A. T. – PACIENTE
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EL CONTACTO FÍSICO
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Sin embargo, hay que saber, cuándo y cómo, acariciar y
abrazar, para que resulte realmente terapéutico. Realizarlo en
un momento y con unas presiones inadecuadas, puede ser
perjudicial, porque tenderá a manifestarse como refuerzo de la
enfermedad, por ejemplo: madres ahogantes. Si se repite este
esquema, se lo mantiene, y no se produce un cambio
favorecedor.
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CONDICIONES PERSONALES PARA SER UN A. T.
- Receptividad y Contención
- Empatía
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- Capacidad lúdica
- Perseverancia
- Sentido común
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-Tener palabra
- Flexibilidad
- Respeto y responsabilidad
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QUIENES REALIZAN EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO
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Partimos en nuestra investigación sobre el acompañamiento
terapéutico desde dos interrogantes:
¿Qué es el acompañamiento terapéutico y cuál es su
especificidad, es decir, que lo distingue de las prácticas ya
establecidas?
En el intento de responder a estos interrogantes, situamos dos
referentes que orientan nuestro trabajo:
Primero, el acompañamiento es un término al que se puede
atribuir un hacer, cada vez más utilizado en los dispositivos
asistenciales, pero que carece de una definición conceptual que
determine su función y su diferencia. Por esto se nos plantea
responder ¿qué versión damos de éste dispositivo?
Segundo, se trata de una oferta para el sujeto, pero cuya
demanda viene de lo social, referentes del sujeto, por lo cual en
muchos casos, el último beneficiado es el sujeto en cuestión.
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El término, en el malentendido del lenguaje puede ser
relacionado con ciertas significaciones con “La Cura”, cuidados,
apoyo, de un cierto déficit. No es esta la acepción que le damos.
Con el término acompañamiento podemos ubicar ese lugar
donde proponemos asentarnos, para Sostener la particularidad
de un acto, orientado por una clínica bajo transferencia, en la
cual interrogamos de entrada la relación que el sujeto tiene con
el lenguaje y con su cuerpo en el vinculo que establece o no.
El «Acompañamiento», sitúa una acción en sí, con otro y el «
Terapéutico» la califica–como un efecto secundario que no por
esto es menor. Pero se ha de enfatizar que lo principal no es
que éste acto sea terapéutico sino que en éste pueda inscribirse
la hipótesis del sujeto que despliega cada caso.
Conviene luego articular entonces dos términos que facilitan
enmarcar el trabajo dentro del acompañamiento, a saber, la
relación del sujeto con el lenguaje y con su cuerpo y los efectos
que estos manifiesta en el vínculo con el acompañante.
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En el término de acompañamiento, entonces tenemos toda un
tramado de significación donde podemos situar la importancia
del conceptualizarlo y relacionarlo con lo especifico del campo
que interrogamos, es decir, con la pulsión y sus destinos.
Por ejemplo, la segunda voz y lo evocante; lo escópico, en la
presencia de un otro especular que debe ser solemne, por
ejemplo en la discreción de mirar; lo oral y su lugar de
complemento cuando se asiste en la mesa; lo anal y sus
derivadas en el intercambio de objetos.
Otra acepción útil la encontramos por ejemplo en la astronomía,
el acompañante es un reloj, instrumento que es usado en las
observaciones que tiene como función batir segundos. Es decir,
que marca de alguna manera los tiempos, – ¿porqué no pensar
que bate los tiempos lógicos de la implicación del sujeto? -.
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Tendríamos que ver en las matemáticas y en específico en la
teoría de los conjuntos como el número, y el uno por uno, el
cada uno y su acompañamiento por el colectivo, hace aplicable
dicho concepto. Tal vez de la forma como Lacan lo enuncia en
los 3 tiempos lógicos.
De lo terapéutico, como no a lo que se apunta sino como efecto.
Respecto a lo terapéutico, es de subrayar su acepción en griego
es <therapeutus>) servidor. Conviene detenerse en una
reflexión sobre la dialéctica del amo y del esclavo, para rescatar
que la operación del acompañamiento se orienta por no hacer
de amo, parafraseo a Virginio Baio cuando señala que la
posición del operador en el trabajo con el sujeto debe ser de
“dóciles con el sujeto e intratables con el Otro” Se trata de
situarse con un Otro regulado que permita el trabajo de
despliegue, encadenamiento, de inversión sintomática.
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En este punto es preciso aclarar que el acompañamiento no es
un psicoanálisis, sino que se enmarca en su lógica. En su
aplicabilidad.
Hacia una nueva versión del acompañamiento terapéutico
Entonces, nos situamos en ésta práctica teniendo en cuenta sus
significaciones dotadas por el tesoro de la lengua pero la
particularizamos bajo la orientación del psicoanálisis aplicado.
Así proponemos una diferenciación y conceptualización continua
y renglón seguido partir de puntos a ir diferenciando en el caso
por caso.
Nos es oportuna la conceptualización a partir de su negativo, de
lo que no es, entonces tenemos la serie: no es un canguro, no
es un guardián, no es un voluntariado, no es un objetor de
conciencia, ni un asistente social.
Se desenvuelve en el contexto de la salud y que tiene como
objeto, un sujeto de la palabra, donde se constituye sus
vínculos.
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De esta forma el Acompañamiento Terapéutico aunque está del
lado del Otro social, debido a que es una figura de control, de
referencia, de puente entre las terapéuticas y el sujeto. No se
reduce sólo a ejercer este sino de situar su punto de perspectiva
en lo justo de la relación del sujeto con lo social que lo precede.
Estamos inscriptos entre la dialéctica del amo y del esclavo,
dialéctica con la cual Lacan reconstruyó el edificio freudiano de
la neurosis e interrogó a la psicosis como mecanismo de rechazo
de este uso dialéctico.
La cuestión de la enfermedad Mental, supone la figura del
terapeuta y de su intervención, hoy ya nada específica, sino
extendida en las especialidades y su interacción con las demás
disciplinas en las redes de salud. Sabemos que actualmente su
campo de acción ya no se limita a la consulta privada sino que
también lo encontramos inserto en instituciones hospitalarias,
educativas, comunidades terapéuticas, judiciales, etc.
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Simultáneamente a este ensanchamiento se plantea la
necesidad de un trabajo multidisciplinario donde el
acompañamiento terapéutico hace parte de la red
interdisciplinaria.
Es en este contexto donde la figura del acompañante
terapéutico cobra una considerable importancia. Por otro lado, y
no sin relación a lo que venimos diciendo, deberíamos agregar
otros dos factores de incidencia para la creación de esta figura
del Acompañante, nos referimos aquí a la descongestión
hospitalaria, efecto de las reformas psiquiátricas y a la
utilización de la psicofarmacología por un gran número de
profesionales de la Salud Mental, que perjudican, maltratan, y
convierten a los Pacientes en simple Objetos, esto es lo que los
Acompañante Terapéuticos debemos combatir.
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El acompañante terapéutico es un auxiliar de la salud que
cuenta con los conocimientos y experiencia para abordar los
diversos casos. El “rol del acompañante terapéutico” no
responde a estándares, sino que se define a partir de la
singularidad de cada sujeto. Algunas de sus funciones más
destacadas son: propiciar la emergencia de la subjetividad,
promover el desarrollo del lazo social, trabajar sobre los puntos
de dificultad, haciendo hincapié en los recursos (capacidades)
presentes en la persona y orientar al familiar en el vínculo con el
paciente.
El acompañante terapéutico se relaciona con el paciente en
distintos ámbitos: domicilio, instituciones de salud, así como
también en el afuera, a través de la realización de actividades
pensadas para cada individuo y acorde a los distintos momentos
del proceso de tratamiento.
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El Acompañante Terapéutico está junto al paciente día a día en
su entorno habitual, alojando sus dolencias, ayudándolo a
desenvolverse, a detectar dificultades y posibilitándole sostener
con mayor facilidad el tratamiento.
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El Acompañante Terapéutico trabaja en equipo bajo
coordinación y supervisión de profesionales a cargo de la
dirección del tratamiento.
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El Acompañante Terapéutico es un recurso clínico que utilizan
los psicólogos y psiquiatras para:
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En casos en que el paciente presente una disminución de
auto valimiento y retracción, el Acompañante Terapéutico
estimula las funciones sanas o menos dañadas,
acompañándolo en las actividades cotidianas como tomar
un colectivo, ir al centro de día, etc.
Ayudar a pacientes en el proceso de externación: en esta
etapa del tratamiento que transita el paciente se tienen que
tener en cuenta muchas cosas; no solo que se encuentre
estable o compensado, también es necesario un proceso de
reinserción en los ámbitos de su vida. El paciente tiene que
volver a enfrentarse con la realidad, a reencontrarse con su
familia, con su casa y comenzar de a poco con algunas
actividades acorde a sus posibilidades. El Acompañante
Terapéutico trabaja profesionalmente acompañando este
proceso.
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Ayudar a pacientes en el proceso de internación en una
Institución: el Acompañante Terapéutico acompaña y
contiene al paciente y su familia en este proceso crítico,
utilizando las herramientas necesarias para que la
internación sea menos violenta y más terapéutica.
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¿QUIEN NECESITA UN ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO?
El dispositivo de Acompañante Terapéutico se utiliza en diversas
patologías:
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Patología psiquiátrica y neurológica del adulto y de la vejez.
Neurosis obsesiva, Histeria, Neurosis de angustia (ataques
de pánico)
Afecciones clínicas (pacientes oncológicos, portadores de
HIV, con problemas renales, pacientes terminales o con
discapacidad en general, motores y/o psicológicos).
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¿QUIÉN PUEDE SOLICITAR UN ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO?
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paciente y su familia, permitiendo al terapeuta o la
institución contar con un dispositivo alternativo ante
situaciones críticas y en pacientes de difícil abordaje.
Es un recurso clínico dedicado a la asistencia ambulatoria
de pacientes con perturbaciones psíquicas severas, en
situaciones de crisis o emergencias, que se desempeña en
el medio donde vive habitualmente el paciente y en
actividades del ámbito social, por fuera del consultorio y el
espacio institucional.
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Sus diversas modalidades de intervención se sostienen
desde una relación terapéutica personalizada, acotada
a las necesidades y momentos de cada paciente y sus
vínculos de referencia cotidianos, respetando la
especificidad y los lineamientos de su tratamiento.
Permite esquemas de asistencia tendientes a evitar la
internación institucional, en los casos que resulte
pertinente, acortando los tiempos de residencia en la
clínica o el hospital psiquiátrico, que suele traer
consecuencias negativas para el paciente. En el mediano
plazo, facilita también la disminución de costos si es
utilizado por un equipo profesional idóneo, en tanto se
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instrumenten los recursos y programas más convenientes
para el seguimiento de un paciente en cada etapa del
tratamiento y para su reinserción social. Al ser un
dispositivo flexible, el AT es un recurso que fortalece y
complementa en la vida cotidiana los abordajes
institucionales, favoreciendo la continuidad entre esas
distintas etapas, para tratar de evitar recaídas en los
momentos de especial fragilidad psíquica
Permite contener y asistir al grupo familiar que suele estar
atravesando una situación crítica o padecer los efectos de
cuadros clínicos que implican un deterioro crónico del
paciente.
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En su trabajo con niños, el acompañamiento terapéutico
ofrece una intervención que llega al medio familiar, social o
educativo del niño, así como en el marco de las
instituciones asistenciales, con objetivos puntuales
delineados y orientados en una estrategia de trabajo en
equipo.
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FUNCIONES DEL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO.
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la cotidianeidad. Implica un acto terapéutico en el
espacio y el tiempo cotidiano del paciente. En función de esto,
trabaja para facilitar el lazo social, incentivar la inserción
educativa, laboral y recreativa. Es un elemento privilegiado
para evitar la estigmatización social, la segregación y la
cronificación.
En casos con un deterioro crónico, es además un recurso que
promueve estímulos acordes a las circunstancias, desde el
establecimiento de un vínculo singular con el paciente, para
tender a mejorar la calidad de vida.
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Ventajas.
Facilita la contención del paciente psiquiátrico y su familia en
situaciones de crisis y emergencias clínicas.
Otorga una atención permanente y el seguimiento más
personalizado de la evolución del paciente, siendo una
herramienta especialmente apta para el trabajo
interdisciplinario.
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Propicia la detección temprana de síntomas ante una posible
recaída, disminuyendo los riesgos a través de una adecuada
contención.
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EN QUE CASOS ES RECOMENDABLE:
ADICCIONES
BULIMIA Y ANOREXIA
DEPRESIONES Y TRASTORNOS DEL ESTADO DE ANIMO
FOBIAS Y ATAQUES DE PANICO
PACIENTES CON RIESGO SUICIDA
PSICOSIS
RETRASO O DISCAPACIDAD MENTAL
AUTISMO Y TRASTORNOS GRAVES INFANTO-JUVENILES
NIÑOS CON DIFICULTADES DE INTEGRACIÓN ESCOLAR
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PATOLOGIAS GENÉTICO/NEUROLÓGICAS EN ADULTOS Y EN
NIÑOS
PACIENTES CON CUIDADOS PALIATIVOS
TERCERA EDAD
¿Quién puede pedir acompañamiento terapéutico?
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Los mediados del siglo XX quedaran en la historia de las
Ciencias Sociales como uno de los tiempos de mayor vértigo y
cambios.
De estos cambios importantes nos detendremos en la
reivindicación del derecho de las minorías cualquiera sea la
acepción que se le dé al termino (sexuales, raciales, nacionales,
etc.).
Una de estas minorías ha sido la de los pacientes médicos en
general en tanto se consideraba que un sujeto, por el hecho de
ser (estar) enfermo no le correspondían los mismos derechos
que si hubiese estado sano. Tradiciones seculares se han visto
removidas a la luz de los reclamos de los derechos de los
pacientes, por un lado y la aplicación de códigos éticos sobre la
calidad de vida, el tratamiento, el sufrimiento y la muerte de
ellos.
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El médico dejo de ser la opinión todopoderosa que no aceptaba
reclamos - en Hospitales de pacientes oncológicos de Francia en
los años 50 los pacientes no tenían derecho a preguntar por su
estado - para construirse una relación más humana y pareja
entre ambos.
Paralelamente a esto, y a efectos de explicar la ampliación del
término salud - que pasó de ser la ausencia de enfermedad a
ser el completo bienestar biopsicosocial – es que las
instituciones sanitarias y los centros formadores de
profesionales debieron ampliar la oferta científica que se daba a
los pacientes para estar acorde a las demandas.
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La reivindicación del plano psíquico de los pacientes introdujo
severos cambios en su atención a partir de la inclusión de
psicólogos y psiquiatras en las salas y equipos de diversas
disciplinas. Y por otro lado se modificó sustancialmente el
régimen de los sanatorios psiquiátricos y los criterios de
internación.
Los Comités de Ética de los centros sanitarios tratan los
derechos de los pacientes a la información, la atención y la
decisión acerca de los métodos de intervención sobre su persona
con la participación de antropólogos, abogados, sacerdotes, etc.
Las investigaciones llevadas a cabo a partir de la evaluación de
la calidad de la atención en hospitales mostraron la necesidad
expresada por los pacientes de recibir un trato personal,
humano, de reconocimiento de la persona mucho más que de
exigir que se los curara.
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Los pacientes aceptan que su enfermedad no tiene cura y que
van a morirse; lo que no aceptan es que los deshumanicen.
El Asistente Terapéutico – o Acompañante Terapéutico – nace
como un miembro del equipo de salud. Este equipo lo conforman
tanto el personal administrativo, como los médicos, psicólogos,
enfermeras, nutricionistas, etc. que trabajan en las diversas
áreas que hacen al bienestar de la persona del enfermo.
Su tarea es estar al lado del paciente para acompañarlo y
asistirlo en las enfermedades crónicas y/ o severas.
Su formación compete tanto a conocer las características de la
enfermedad del paciente como las características del propio
paciente y las de su entorno familiar.
Es un depositario de la confianza del paciente y un válido
interlocutor de los miedos y fantasías propias de la enfermedad.
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Aunque si bien no intervendrá técnicamente en estos temas si
sabrá receptar y encauzar estos problemas.
El A.T. podrá realizar eficazmente su trabajo a partir de ser
capaz de generar un vínculo empático con el paciente y su
medio, vínculo que debe construirse a partir de la confianza y la
solvencia en lo que hace.
Todas las enfermedades son iguales, pero todos los pacientes
son distintos. Esto le implica aprender cada vez, porque cada
paciente - y cada entorno- es único e irrepetible.
Y por otro lado debe reconocerse como miembro de un grupo de
profesionales que interactúan armónicamente intercambiando
información y planeando estrategias.
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“La vida, amigos, es el arte del encuentro”
Vinicius
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La importancia de integrar un A.T. al equipo de salud del
hospital psiquiátrico. La fundamentamos a partir de la
constatación de las funciones que éste está en condiciones de
cumplir por la especificidad de su rol:
Constituir un vínculo estable en el tiempo que ayuda al rescate y
reconstrucción de la identidad y al sostén de una continuidad
existencial. El trabajo personalizado característico del A.T. hace
posible esta tarea que es inviable para un técnico que atiende a
decenas de pacientes.
En este sentido el trabajo del A.T. aparece como una alternativa
a la masificación.
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Pensamos que en patologías como la psicosis, el estar insertos
en una institución donde las miradas son parciales y el paciente
es un recorte específico para cada
técnico, puede resultar iatrogénico. Debería funcionarse de una
manera más integrada basadaen el trabajo en equipo. En este
contexto una de las funciones del A.T. debería ser el estar en
contacto con los distintos técnicos, haciendo con el interno el
trabajo de integración de perspectivas: tender puentes y crear
redes. Articular de una manera coherente los distintos discursos.
Así, entendemos necesaria la integración de la figura del
acompañante terapéutico al equipo conformado por asistente
social,
psicólogo, psiquiatra y enfermero (es fundamental también, aun
que no común en nuestro medio, la integración de un terapeuta
familiar).
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“...la tarea de los acompañantes persigue un doble objetivo. Por
un lado, ayudar
al paciente a integrarse a la comunidad que lo acoge. Por otro, p
osibilitar que dichosacompañantes se conviertan en nexos con el
“afuera”, favoreciendo y reforzando el vínculo del paciente con
los objetos, seres y lugares del mundo exterior”.
El arte y el juego en sus diferentes expresiones son una
herramienta fundamental del A.T. en su trabajo como promotor
de salud.
El A.T. debe regirse por los principios éticos fundamentales del
secreto profesional y el no involucramiento personal con el
acompañado.
El A.T. debe ser un profesional específicamente formado para su
rol. Planteamos desde aquí la necesidad de discutir la forma y el
espacio de inserción de esta formación, que por supuesto debe
darse dentro de la Universidad pública.
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Aquí finaliza la Píldora
Muchas Gracias.
Fundación FUDE
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