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Ejecución de Sentencias de Amparo.

(Queja, inconformidad, inejecución,


repetición del acto reclamado y violación a la
suspensión).

Magdo. Alberto Pérez Dayán

1. En el orden jurídico nacional, el juicio de garantías es


el instrumento al que la Constitución Federal asigna, a través
de sus artículos 103 y 107, la principal función de asegurar la
vigencia de la voluntad popular soberana, materializada
documentalmente en ese texto supremo.

Y a su vez, dentro de dicho juicio constitucional, dos


instituciones son primordiales en su estructura: la sentencia
protectora de garantías y la suspensión del acto reclamado.

Con la primera se restituye al agraviado en el pleno goce


de la garantía individual desconocida, volviendo las cosas al
estado que guardaban antes de la violación, cuando los
efectos del acto sean de carácter positivo; y cuando sean de
carácter negativo u omisivo, el efecto del amparo será obligar
a la autoridad responsable a que obre en el sentido de
respetar la garantía de que se trate y a cumplir, por su parte,
lo que la misma garantía exija. Con la segunda, se preserva
la materia del enjuiciamiento durante la tramitación del
proceso, impidiendo que los actos que se estimen infractores
del orden jurídico se consumen irremediablemente en
perjuicio de los afectados.

Como se aprecia, por fundamental que resulte este


medio de control constitucional, ninguna eficacia protectora
2

generaría si sus fallos, específicamente el definitivo o de


fondo de la controversia y el relativo a la suspensión del acto
reclamado, no son acatados y respetados debidamente por
las autoridades del Estado.

En relación al cumplimiento de las ejecutorias de amparo


existen diversas figuras jurídicas que buscan remediar,
respectivamente, distintas hipótesis que el legislador ha
desarrollado en el texto normativo. Tal es el caso,
básicamente, de los recursos de queja por exceso o defecto,
de los incidentes de violación a la suspensión, de inejecución
de sentencia o el de repetición del acto reclamado y, por
último, la inconformidad que se hace valer contra las
decisiones que tienen por cumplido un fallo o por no repetido
un acto reclamado; medios de defensa que, al coincidir en un
objetivo común, pero diferenciados en razón de su naturaleza
y alcance, son motivo de frecuentes análisis doctrinales y
jurisprudenciales. Algunos de estos diversos enfoques,
incluyendo los relativos a la violación de la suspensión del
acto reclamado y sus consecuencias legales, se desarrollarán
en este artículo.

2. De conformidad con lo establecido por el artículo 35


de la Ley de Amparo, en el juicio de garantías no se
sustanciarán más artículos de previo y especial
pronunciamiento que los expresamente establecidos por ese
ordenamiento legal.

Estos instrumentos procesales son regularmente


denominados y reconocidos por la legislación, la doctrina y la
jurisprudencia con el nombre genérico de incidentes y su
tramitación o sustanciación, por regla general, supone una
serie concatenada de etapas, defensivas y probatorias,
orientadas a un fin común, que preparan los autos para una
decisión final.
3

En su significado semántico, se entiende por incidente


todo acto o acontecimiento que sobreviene en el curso de un
asunto o negocio y tiene con éste algún enlace. Desde luego,
su materia y naturaleza difiere del tema capital, pero su
relación con él está de tal suerte vinculada que no podría
considerarse resuelto exitosamente un asunto si sus
incidencias no lo están también.

Es por ello que cualquier otra cuestión ajena al juicio


deberá promoverse por separado pues, de otra manera, se
alterarían los términos de la relación procesal, provocando la
dispersión del procedimiento y, eventualmente, su ineficacia
jurídica.

Pero a diferencia del enjuiciamiento ordinario donde por


regla general los incidentes deben ser resueltos antes de que
se decida la controversia, precisamente por referirse a
presupuestos esenciales de ésta (competencia, personalidad,
cosa juzgada u otros análogos); en el juicio de amparo ciertos
incidentes de primordial importancia acontecen después de
dictado el fallo constitucional.

Esta circunstancia ha llevado a la doctrina jurídica a


distinguir los incidentes concernientes al proceso, frente a los
referentes a la litis o de fondo, de modo tal que estos últimos,
identificados con la controversia misma, tienen
eminentemente un carácter preliminar ya que de ellos
depende la legitimidad del fallo como acto de decisión justa
que la voluntad colectiva atribuye al acto jurisdiccional, en
tanto simboliza la aplicación ideal del derecho al caso
concreto controvertido.

Por lo demás, las cuestiones o incidencias de proceso se


identifican con la eficacia del sistema jurisdiccional,
4

permitiendo que ésta alcance sus fines, es por ello entonces


que son más instrumentales que sustantivos.

Considerando adicionalmente que las cuestiones


incidentales constituyen una variedad prácticamente
indeterminable, el respeto al principio de celeridad que
caracteriza la tramitación del juicio de amparo llevó al
legislador ordinario en el ya citado artículo 35 a ordenar,
categóricamente, que los incidentes de previo y especial
pronunciamiento que surjan durante el proceso distintos a los
específicamente regulados en la norma, se decidirán de plano
y sin forma de sustanciación y, fuera de estos casos, los
restantes se fallarán juntamente con el amparo en la
sentencia definitiva.

3. La queja por defecto o exceso en el cumplimiento de


una ejecutoria de garantías se previene en las fracciones IV y
IX del artículo 95 de la Ley de Amparo y procede interponerla
ante el juez de Distrito en amparo indirecto, o ante el Tribunal
Colegiado de Circuito en amparo directo, cuando la autoridad
responsable no acata cabalmente la sentencia de garantías,
ya sea cumpliendo menos de lo que se ordenó en el fallo, o
de más, afectando con ello intereses jurídicos no
comprendidos en la sentencia definitiva.

El artículo 96 de la misma codificación legitima para la


presentación de este recurso no sólo a las partes que
intervinieron en el juicio de amparo, sino lógicamente también
lo permite a quienes, sin haber participado en él, justifiquen
legalmente el agravio o lesión que les causa la ejecución o
cumplimiento irregular de la resolución definitiva. El término
para su interposición es de un año, como lo indica la fracción
III del artículo 97 de la ley de la materia, y se cuenta desde el
día siguiente al en que se notifique al quejoso el auto en el
5

que se haya mandado cumplir la sentencia, o al en que la


persona extraña a quien afecte su ejecución tenga
conocimiento de ésta, salvo que se trate de actos que
importen peligro de privación de la vida, ataques a la libertad
personal, deportación, destierro o de alguno de los prohibidos
por el artículo 22 de la Constitución, en que la queja podrá
promoverse en cualquier tiempo.

La sustanciación de esta especie de queja, por su


naturaleza, coincide con la figura tipo de las incidencias, sin
embargo tiene la denominación legal de ser un recurso; se
presenta por escrito, acompañando una copia para cada una
de las autoridades responsables contra quienes se promueva
y para cada una de las partes en el mismo juicio de amparo.

Una vez admitida, se requerirá a la autoridad contra la


que se haya interpuesto para que rinda informe con
justificación sobre la materia de la queja, dentro del término
de tres días. Transcurrido éste, con informe o sin él, se dará
vista al ministerio público por igual término y, dentro de los
tres días siguientes se dictará la resolución que proceda.

Quien estime que la resolución dictada en este medio de


defensa no se apega a derecho, tiene a su alcance el recurso
de queja previsto en la fracción V de la propia ley, también
denominado en la práctica jurisdiccional como queja de queja,
mismo que será resuelto por un Tribunal Colegiado de
Circuito en los casos de amparo indirecto en la materia de
legalidad y por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en
los temas de constitucionalidad de leyes o de interpretación
directa de la Constitución Federal; o por este mismo Alto
Tribunal (identificado en la norma como el que conoció o
debió conocer de la revisión), tratándose del amparo directo,
en los mismos temas ya descritos, siendo necesario recordar
en este último supuesto, que sólo son motivo de revisión ante
6

la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en Pleno o en


Salas, las sentencias de los Tribunales Colegiados de
Circuito en amparo directo en los casos comprendidos en la
fracción V del artículo 83 de la Ley de Amparo, de modo que
la queja por defecto o exceso en estos casos, se encuentra
severamente restringida.

En relación con el término de presentación de la queja


por exceso o defecto en la ejecución de una sentencia,
resulta muy orientador el siguiente criterio:

QUEJA POR EXCESO O DEFECTO EN LA


EJECUCIÓN DE UNA SENTENCIA DE AMPARO. EL
PLAZO DE UN AÑO PARA SU INTERPOSICIÓN
PREVISTO EN LA FRACCIÓN III DEL ARTÍCULO 97
DE LA LEY DE LA MATERIA, DEBE COMPUTARSE A
PARTIR DEL DÍA SIGUIENTE AL EN QUE LAS
PARTES HAYAN TENIDO CONOCIMIENTO DE LOS
ACTOS QUE ENTRAÑEN ESOS VICIOS
(INTERRUPCIÓN DE LA TESIS DE JURISPRUDENCIA
437, PUBLICADA EN EL APÉNDICE AL SEMANARIO
JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN 1917-1995, TOMO VI,
MATERIA COMÚN, PÁGINA 291). El recurso de queja
por exceso o defecto en el cumplimiento de una
ejecutoria de garantías previsto en las fracciones IV y IX
del artículo 95 de la Ley de Amparo podrá interponerse
dentro de un año contado desde el día siguiente al en
que se notifique al quejoso el auto en que se haya
mandado cumplir la sentencia, salvo que se trate de
actos que importen peligro de privación de la vida,
ataques a la libertad personal, deportación, destierro, o
de alguno de los prohibidos por el artículo 22 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en que la queja podrá interponerse en cualquier tiempo,
según lo previene la fracción III del artículo 97 de la ley
7

citada. Ahora bien, la Segunda Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación en la tesis, de rubro:
"QUEJA POR DEFECTO O POR EXCESO DE
EJECUCIÓN. TÉRMINO PARA INTERPONERLA.",
estableció que dicho término empieza a correr "cuando
se cometieron los actos que entrañan, en la estimación
del quejoso, exceso o defecto de ejecución del fallo
constitucional.". Sin embargo, una nueva reflexión sobre
el tema conduce a separase de dicho criterio, ya que esa
interpretación es imprecisa, puesto que la sola
realización de los actos de ejecución no es un hecho que
por sí mismo permita su impugnación, en virtud de que
esa posibilidad está ligada al conocimiento que de ellos
tenga el afectado. Por tanto, resulta aplicable, por
identidad de razón, el artículo 21 de la ley de la materia,
que se funda en un principio de conocimiento de los
actos reclamados y desarrolla a través de tres reglas la
forma de computar el plazo para pedir amparo, en la
inteligencia de que dichas reglas deberán entenderse
referidas no a los actos reclamados, sino a los actos de
ejecución de una sentencia de amparo realizados por las
autoridades responsables. Así, el plazo del que disponen
las partes en el juicio de garantías para deducir el
recurso de queja por exceso o defecto de ejecución, se
computará desde el día siguiente al en que: a) Haya
surtido efectos, conforme a la ley del acto, la notificación
al recurrente de la resolución o acuerdo que impugne; b)
Haya tenido conocimiento de ellos o de su ejecución; o,
c) Se hubiese ostentado sabedor de los mismos. Con
esta interpretación se privilegia la finalidad del principio
normativo que inspira al indicado recurso, pues si el
objetivo de éste es dotar a las partes en el juicio de
garantías de un medio o instrumento para combatir los
actos de cumplimiento desplegados por las autoridades
responsables, tal finalidad sólo puede optimizarse
8

permitiendo esa oportunidad de impugnación a partir de


un conocimiento cierto y determinado de los actos que
serán materia del recurso y motivo de tutela al recurrente
y no antes de ello.1

Por lo que hace a la procedencia y competencia de la


queja por exceso o defecto en el amparo directo, son
ilustrativas las siguientes tesis:

QUEJA CONTRA RESOLUCIONES DE TRIBUNALES


COLEGIADOS DE CIRCUITO. Al reformarse el artículo
107 de la Constitución se estableció la procedencia del
recurso de revisión en contra de las resoluciones
pronunciadas por los Tribunales Colegiados, en materia
de amparo directo, cuando decidieran sobre la
constitucionalidad de una ley o establecieran la
interpretación de un precepto constitucional, y la fracción
IV del artículo 95 de la Ley de Amparo determina la
procedencia del recurso de queja en contra de las
autoridades responsables que precisa en sus dos
primeras fracciones, por exceso o defecto en la
ejecución de la sentencia dictada en los casos a que se
refiere el que se ha llamado recurso queja de queja,
contra las resoluciones pronunciadas por los Jueces de
Distrito, los superiores jerárquicos y los Tribunales
Colegiados, los primeros en amparo indirecto y los
Tribunales Colegiados de Circuito solamente en los
casos en que decidieran respecto de la
constitucionalidad de una ley o establecieran un criterio
sobre la interpretación de la Constitución, con el objeto
de reparar, en uno y otro caso, cualquier violación en
1
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca, Tomo XIX, mayo de 2004, tesis
jurisprudencial 2ª/J.64/2004, página 589.
9

que hubieren incurrido. Establecido lo anterior, en


relación con los Tribunales Colegiados de Circuito, es de
señalarse que el recurso de queja que se establece en la
fracción V del artículo 95 de la Ley de Amparo es
procedente exclusivamente, en los términos de la
anteriormente citada fracción IX del artículo 107,
respecto de las resoluciones que pronuncien, en las que
establezcan la interpretación directa de un precepto
constitucional o decidan sobre la inconstitucionalidad de
una ley; y no dándose esos presupuestos, sus
resoluciones no admiten recurso alguno.2

QUEJA DE QUEJA PREVISTA EN EL ARTÍCULO 95,


FRACCIÓN V, DE LA LEY DE AMPARO. HIPÓTESIS
EN QUE PROCEDE CONTRA LAS RESOLUCIONES
DE LOS TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO
DICTADAS EN LAS QUEJAS INTERPUESTAS POR
EXCESO O DEFECTO EN LA EJECUCIÓN DE UNA
SENTENCIA DE AMPARO DIRECTO. De los artículos
95, fracción V y 98 de la Ley de Amparo, y 107, fracción
IX, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, se concluye que el recurso de queja previsto
en el primero de los preceptos citados procede contra las
resoluciones que dicten los Tribunales Colegiados de
Circuito en las quejas interpuestas por exceso o defecto
en la ejecución de una sentencia de amparo directo,
siempre y cuando en ésta se haya decidido sobre la
inconstitucionalidad de una ley o se hubiere establecido
la interpretación directa de un precepto constitucional y,
además, en el recurso de queja se hagan valer
argumentos relativos al exceso o defecto en el

2
Semanario Judicial de la Federación, Séptima Epoca, Volumen 58, Segunda Parte, Primera Sala, página 65.
10

cumplimiento de la ejecutoria, relacionados con la


materia de constitucionalidad.3

La inconformidad procede, como lo disponen los


artículos 105 y 108 de la Ley de Amparo, cuando la parte
interesada no está de acuerdo con la resolución que tenga
por cumplida una ejecutoria o cuando se determine que no
hay repetición del acto reclamado.

Aunque la naturaleza jurídica de la inconformidad, por su


tramitación y efectos, coincide mayormente con la de los
recursos, nominalmente no es considerada como tal, pues el
artículo 82 de la Ley de Amparo indica que en el juicio de
garantías no se admitirán más recursos que los de
reclamación, queja y revisión.

Si la inconformidad es fundada y se relaciona con el


cumplimiento de una ejecutoria, el asunto se regresará al
órgano jurisdiccional que conoció del juicio para que insista
en el debido acatamiento del fallo. En el caso de la repetición
del acto reclamado, el pronunciamiento podrá confirmar la no
configuración de la misma o, de lo contrario, decretar que tal
repetición está demostrada, generando las consecuencias
que la Constitución Federal y la Ley de Amparo previenen en
dichas circunstancias, mismas que serán analizadas en
apartado posterior.

4. Dispone el artículo 108 de la Ley de Amparo que la


repetición del acto reclamado podrá ser denunciada por parte
interesada ante la autoridad que conoció del amparo, la cual
dará vista con la denuncia a las autoridades responsables y a
los terceros, si los hubiere, para que en el término de cinco
días expongan lo que a su derecho convenga. La resolución
3
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca, Tomo XX, julio de 2004, tesis
jurisprudencial 2ª/J.86/2004, página 405.
11

respectiva se dictará en un término de quince días; si fuere en


el sentido de que existe repetición del acto reclamado, se
remitirá de inmediato el expediente a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación; de otro modo, sólo se hará a petición de
la parte que no estuviere conforme, la cual lo manifestará
dentro del término de cinco días a partir del siguiente de la
notificación correspondiente. Si no se presenta la petición, se
tendrá por consentida la resolución. Finalmente, la
disposición legal en cita indica que la Suprema Corte
resolverá allegándose los elementos que estime
convenientes.

Como se anotó en la parte introductoria, la sustanciación


de un procedimiento que antecede al dictado de la resolución
final da a esta figura el carácter de incidente y su diferencia
específica con el incidente de inejecución de sentencia
previsto en el artículo 105 de la Ley de Amparo estriba
fundamentalmente en que la repetición del acto tiene como
condición esencial y, por ello imprescindible, que sólo puede
ser instaurado si la conducta de la autoridad, que se estima
repetitiva de otro acto ya declarado inconstitucional, acaece
después de que el órgano jurisdiccional que conoció del juicio
de amparo declaró cumplida la ejecutoria que protegió a la
parte quejosa, mientras que el incidente de inejecución parte
del supuesto de que la ejecutoria no ha sido cumplida, pese a
los requerimientos que el órgano jurisdiccional ha formulado
en ese sentido a las autoridades responsables.

Efectivamente. El incidente de inejecución de sentencia


se abre cuando el órgano que conoció del amparo no ha
logrado que su fallo sea cumplido, luego de agotar los
requerimientos que la Ley de Amparo previene, remitiendo
entonces los autos a la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (previo análisis que del mismo realice un Tribunal
Colegiado de Circuito en términos del Acuerdo 5/2001 del
12

Tribunal Pleno de aquel órgano jurisdiccional), para los


efectos de lo establecido en el artículo 107, fracción XVI, de
la Constitución Federal; en este procedimiento funciona como
premisa principal, precisamente, la conducta contumaz de la
responsable para acatar el mandato jurisdiccional firme que
protegió las garantías del quejoso.

Por el contrario, el incidente de repetición del acto


reclamado busca evitar que un fallo ya declarado cumplido se
torne ineficaz, impidiendo que la autoridad responsable
vulnere el estado de cosa juzgada que alcanzó la sentencia
de amparo; de cierto modo, el acto repetitivo no podrá
considerarse, técnicamente hablando, violatorio de garantías
del quejoso, sino contrario a derecho al desconocer el
alcance y efectos de un fallo acatado que restauró el orden
constitucional violado. Luego entonces, si no se ha dictado un
auto que declare cumplida la sentencia que concedió el
amparo a la parte quejosa, no podrá existir repetición del acto
reclamado en los términos a que se refiere el artículo 108 de
la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la
Constitución Federal, dicho de otro modo, ningún acto que
pretenda dar cumplimiento al fallo constitucional puede
generar la repetición del acto reclamado aunque,
paradójicamente, sea idéntico a éste, simplemente es inhábil
para demostrar el cumplimiento de la sentencia y el órgano
jurisdiccional deberá insistir en que se atienda lo resuelto en
el juicio.

Esto genera entonces una diferencia indiscutible entre


ambos incidentes, misma que descansa en un presupuesto
esencial: si la ejecutoria no es obedecida, la figura procesal
procedente será la de la inejecución de sentencia cuya
apertura ordenará el órgano jurisdiccional respectivo; pero si
el fallo ya fue cumplido y así fue declarado por el propio
juzgador competente para ello, cualquier acto de autoridad
13

posterior a tal pronunciamiento que resulte idéntico al


invalidado y que desconozca el efecto protector de garantías
generado al tenor de un fallo constitucional, configurará la
repetición del acto reclamado y dará al afectado la posibilidad
de denunciarlo, abriéndose el incidente respectivo, dándose
vista a la autoridad y a los terceros, si los hay, para que
manifiesten lo que a su derecho convenga.

5. Los razonamientos expuestos en el apartado


antecedente justifican sobradamente la existencia de dos
procedimientos distintos, cada uno regulado de manera
específica, congruente con el presupuesto que los genera y,
principalmente, con la naturaleza de la infracción legal
cometida en cada caso; por tanto, perfectamente
identificables en lo singular sin que entonces sea aceptable
que, en determinados supuestos, uno de ellos también pueda
servir para alcanzar el fin que persigue el otro, o viceversa.

Sin embargo, esta exhaustiva e irreprochable distinción


(procedimental y funcional), por lógica que parezca puede no
coincidir integralmente con diversos criterios interpretativos
de gran valor didáctico, consultables en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, de los cuales se destacan los
siguientes:

CUMPLIMIENTO DE EJECUTORIAS DE AMPARO.


PRINCIPIOS QUE HA ESTABLECIDO LA SUPREMA
CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN EN RELACIÓN
CON LOS TRÁMITES, DETERMINACIONES Y
MEDIOS PROCEDENTES DE DEFENSA. Del contenido
de las jurisprudencias y tesis aisladas que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha establecido con
relación al sistema legal sobre el cumplimiento de las
sentencias de amparo, derivan los siguientes principios:
14

1. Cuando causa ejecutoria una sentencia de amparo la


autoridad judicial correspondiente debe vigilar su
cumplimiento, sin que pueda acordar el archivo del
expediente, mientras aquél no ocurra. 2. En tanto no se
cumpla con la sentencia de amparo debe requerir a la
autoridad o autoridades responsables, a fin de que
realicen los actos necesarios para ello. 3. Si no se logra
el cumplimiento tendrá que acudir al superior o
superiores, a fin de que intervengan para lograrlo. 4. Si
no se consigue, de oficio o a instancia de parte, deberá
abrir el incidente de inejecución de sentencia, acordando
que, en virtud de no haberse cumplido con la sentencia
que otorgó la protección constitucional, se remita el
asunto a la Suprema Corte, para los efectos previstos en
la fracción XVI del artículo 107 de la Constitución
Federal, a saber: que cese en sus funciones a la
autoridad contumaz y se le consigne penalmente ante el
Juez de Distrito que corresponda. 5. Si durante el trámite
ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la
responsable demuestra el cumplimiento, se declarará sin
materia el incidente. 6. Si la responsable no demuestra
haber cumplido, el Pleno del más Alto Tribunal emitirá
resolución en términos de lo dispuesto en la fracción XVI
del artículo 107 constitucional, en relación con el
funcionario o funcionarios que desacataron la sentencia
de amparo. 7. En la hipótesis de que ante una sentencia
ejecutoria que otorgó el amparo y, en su caso, ante las
gestiones de la autoridad judicial federal
correspondiente, para lograr su cumplimiento, la
autoridad o autoridades responsables comuniquen que
acataron la sentencia, el Juez de Distrito, el Magistrado
del Tribunal Unitario de Circuito o el presidente del
Tribunal Colegiado de Circuito, según corresponda,
deberán dictar un acuerdo dando vista al quejoso con
ese informe, apercibiéndolo de que, de no desahogarlo
15

dentro de un determinado plazo, se resolverá si se dio o


no el cumplimiento al fallo protector, con apoyo en el
referido informe y con los demás elementos con los que
se cuente. 8. Vencido el plazo otorgado, en el supuesto
de que no se haya desahogado la vista, el Juez de
Distrito, el Tribunal Unitario de Circuito o el Tribunal
Colegiado de Circuito, dictarán un acuerdo, debidamente
fundado y motivado, en el que decidan si la sentencia de
amparo fue cumplida o no. 9. En el caso de que la
determinación sea en el sentido de que no se ha
cumplido la sentencia, remitirán el asunto a la Suprema
Corte, siguiéndose las reglas previstas en los puntos 4 a
6 anteriores. 10. Por el contrario, si resuelven que la
sentencia de amparo se cumplió, deberán ordenar la
notificación personal al quejoso del acuerdo respectivo, a
fin de que esté en aptitud de hacer valer el medio de
defensa procedente. 11. Para efectos del inciso 8, el
juzgador de amparo se limitará, exclusivamente, a
verificar si se cumplió o no la ejecutoria (inclusive si sólo
fue el núcleo esencial del amparo), cotejando dicha
ejecutoria con el acto de la responsable, pero
absteniéndose de hacer pronunciamiento sobre
cualquiera otra cuestión ajena. 12. Ante la determinación
del Juez de Distrito, del Tribunal Unitario de Circuito o
del Tribunal Colegiado de Circuito, correspondientes,
podrán presentarse para el quejoso cuatro diferentes
situaciones, respecto de las cuales estará en aptitud de
hacer valer diferentes medios de defensa, en caso de
que no esté de acuerdo con el pronunciamiento de
cumplimiento: A. Que estime que no se dio en absoluto
el cumplimiento, en cuyo caso procederá la
inconformidad prevista en el artículo 105 de la Ley de
Amparo, la que se interpondrá ante la Suprema Corte de
Justicia, impugnándose, obviamente, el acuerdo del Juez
o del tribunal que tuvo por cumplida la sentencia; B. Que
16

considere que si bien se dio el cumplimiento, éste fue


con exceso o defecto, procediendo el recurso de queja
ante la autoridad jurisdiccional que corresponda; C. Que
estime que habiéndose otorgado un amparo para
efectos, que dejó plenitud de jurisdicción al órgano
jurisdiccional responsable o dejó a la autoridad
administrativa responsable en aptitud de emitir una
nueva resolución, subsanando las irregularidades
procesales o formales que dieron lugar a la protección
constitucional, al emitirse la nueva resolución se trató de
un acto nuevo, procederá el amparo, en relación con lo
que resulte ajeno a la sentencia cumplimentada; D. Que
llegue a la conclusión de que no obstante que se dio el
cumplimiento, formalmente, al emitirse una nueva
resolución ésta fue esencialmente idéntica al acto
reclamado en el juicio de amparo en el que se pronunció
la sentencia que se pretendió cumplimentar; en este
supuesto podrá promover el incidente de repetición del
acto reclamado. 13. Si lo que se interpone es la
inconformidad y ésta resulta procedente se estará en las
mismas condiciones especificadas en los puntos 5 y 6
mencionados. 14. Si después de haber causado
ejecutoria una sentencia que concede el amparo e,
incluso, después de haberse cumplido, el quejoso estima
que las autoridades responsables realizaron un nuevo
acto en el que incurrieron en repetición del reclamado,
procederá plantear ante el órgano jurisdiccional
competente que corresponda el incidente respectivo,
siguiéndose idéntico trámite al señalado en los puntos 4
a 6 anteriores, relativos al incidente de inejecución de
sentencia.4

4
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca, Tomo XIV, octubre de 2001, tesis
jurisprudencial 2ª/J. 9/2001, página 366.
17

CUMPLIMIENTO DE EJECUTORIAS DE AMPARO.


EVOLUCIÓN A PARTIR DE LA INTEGRACIÓN DE LA
JURISPRUDENCIA 2a./J. 9/2001, DE LOS PRINCIPIOS
QUE HA ESTABLECIDO LA SEGUNDA SALA DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN EN
RELACIÓN CON LOS TRÁMITES,
DETERMINACIONES Y MEDIOS PROCEDENTES DE
DEFENSA. De las jurisprudencias y tesis aisladas de la
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación y del Acuerdo General Número 5/2001 del Pleno
del Alto Tribunal se advierte, por una parte, que para
entender la lógica y congruencia del procedimiento para
el cumplimiento de las ejecutorias de amparo es
necesario distinguir el cumplimiento básico, para lo que
existen caminos precisos que deben seguirse, del
cumplimiento defectuoso, que se produce cuando
habiéndose dado el básico puede suceder que haya
tenido las irregularidades de ser defectuoso o excesivo,
dándose también los medios procesales específicos a
los que debe acudirse, no debiendo mezclarse los
correspondientes a la primera situación con los relativos
a la segunda, pues además de producirse inseguridad
jurídica, puede darse indefensión para alguna de las
partes o contradicción en las decisiones, cuando se
acude simultáneamente a dos medios de defensa,
correspondientes a las dos situaciones descritas. Así,
atendiendo a las anteriores precisiones, el procedimiento
para el cumplimiento de una ejecutoria de amparo que
concede la protección constitucional es el siguiente: 1.
Cuando la sentencia de amparo causa ejecutoria, la
autoridad judicial debe vigilar su cumplimiento. 2. Una
vez que cause ejecutoria el fallo constitucional, la
autoridad jurisdiccional requerirá a la autoridad o
autoridades responsables el cumplimiento respectivo; si
no se logra éste, se requerirá al superior inmediato de la
18

autoridad o autoridades responsables y, en su caso, al


superior de éste, en términos del artículo 105, primer
párrafo, última parte, de la Ley de Amparo. 3. Si después
del requerimiento a la autoridad responsable, en caso de
que no tenga superior jerárquico, o después de haber
requerido sucesivamente a sus dos superiores (si
existieran) no se logra el cumplimiento de la ejecutoria
de amparo, la autoridad jurisdiccional deberá, de oficio o
a instancia de parte, abrir el incidente de inejecución de
sentencia, en el que –en virtud de no haberse cumplido
la sentencia que otorgó la protección constitucional–
acordará remitir los autos, tratándose de juicios de
amparo del conocimiento de los Tribunales Colegiados
de Circuito, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
para los efectos del artículo 107, fracción XVI, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y
respecto de los juicios de amparo del conocimiento de
los Juzgados de Distrito o de los Tribunales Unitarios de
Circuito, al Colegiado correspondiente, en términos del
punto quinto, fracción IV, del Acuerdo General Número
5/2001 mencionado, para efectos de que este órgano
colegiado determine si debe aplicarse el referido artículo
constitucional, y de concluir en sentido afirmativo,
remitirá los autos a la Suprema Corte con la resolución
respectiva. 4. Si durante el trámite ante el Colegiado o
ante la Corte, la responsable demuestra el cumplimiento,
se declarará sin materia el incidente. 5. Si no demuestra
haber cumplido, el Pleno del Máximo Tribunal emitirá
resolución en términos de la fracción XVI del artículo 107
constitucional, en relación con el funcionario o
funcionarios que desacataron la sentencia de amparo y/o
con los que siendo superiores de ellos no lograron que
se diera el cumplimiento. 6. En el supuesto de que ante
una sentencia ejecutoria que otorgó el amparo y, en su
caso, ante las gestiones de la autoridad judicial federal
19

correspondiente para lograr su cumplimiento, la


autoridad o autoridades responsables comuniquen el
acatamiento de la sentencia, el Juez de Distrito, el
Magistrado del Tribunal Unitario o el presidente del
Colegiado, según corresponda, dictará un acuerdo
dando vista al quejoso con ese informe, apercibiéndolo
que de no desahogarla dentro de determinado plazo, se
resolverá si se dio o no cumplimiento al fallo protector,
con apoyo en el referido informe y con los demás
elementos con que se cuente. 7. Una vez cumplido el
requerimiento o vencido el plazo otorgado, de no
haberse desahogado la vista, el Juez de Distrito, el
Tribunal Unitario o el Colegiado, éste funcionando en
pleno, dictará un acuerdo, debidamente fundado y
motivado, en el que decidirá si la sentencia de amparo
fue cumplida o no. 8. Si se concluye que no se ha
cumplido con la sentencia de amparo y se advierte que
la autoridad o autoridades responsables o sus superiores
no pretenden eludirlo, se seguirá el trámite previsto en
los puntos 2 a 5; si se pretende eludir el cumplimiento se
iniciará el trámite mencionado en los puntos 3 a 5
anteriores. 9. Por el contrario, si se determina que la
sentencia de amparo se cumplió, deberá ordenarse la
notificación personal al quejoso del acuerdo respectivo, a
fin de que pueda hacer valer el medio de defensa
procedente. 10. Para efectos del punto 7, el juzgador de
amparo se limitará, cuando el acto reclamado sea un
laudo o resolución jurisdiccional (juicio de amparo
directo), a determinar si se dejó sin efectos y si se emitió
otro que atienda la sentencia de amparo y, cuando el
acto reclamado sea uno de autoridad no jurisdiccional
(juicio de amparo indirecto), analizará no solamente si la
autoridad o autoridades responsables lo revocaron o no,
sino también si los efectos que de él pudieron derivarse
se cumplieron plenamente. 11. Ante la determinación del
20

Juez de Distrito, del Tribunal Unitario o del Colegiado


correspondientes, podrán presentarse para el quejoso
cuatro diferentes situaciones, respecto de las cuales
estará en aptitud de hacer valer diversos medios de
defensa, en caso de que no esté de acuerdo con el
pronunciamiento de cumplimiento: 11.1 Que considere
que la ejecutoria de amparo no se encuentra cumplida,
en forma básica, en cuyo caso procederá la
inconformidad prevista en el artículo 105 de la Ley de
Amparo, la que podrá promoverse dentro de los 5 días
siguientes al en que surta efectos la notificación del auto
que declara cumplida la ejecutoria de amparo y su
materia consistirá en determinar si dicho auto fue dictado
conforme al punto 10; de aquélla conocerá un Tribunal
Colegiado de Circuito, cuando el auto de cumplimiento
haya sido dictado por un Juez de Distrito o un Tribunal
Unitario de Circuito; en cambio, si fue dictado por un
Colegiado, de la inconformidad conocerá la Suprema
Corte. Cuando se declare fundada la inconformidad se
seguirá el trámite previsto en el punto 9 precedente. 11.2
Que considere que si bien se dio cumplimiento, éste fue
con exceso o defecto, en cuyo caso procederá el recurso
de queja contemplado en las fracciones IV y IX del
artículo 95 de la Ley de Amparo, según sea el caso, el
que podrá interponerse dentro del plazo de 1 año a partir
del día siguiente al en que las partes hayan tenido
conocimiento de los actos que entrañen esos vicios, y
cuya materia es determinar si la responsable cumplió
con exactitud lo ordenado, cuando el acto reclamado sea
un laudo o resolución jurisdiccional, o si aquélla nulificó
totalmente los efectos del acto reclamado en amparo
indirecto. Contra lo resuelto por el Juez de Distrito o el
Tribunal Unitario en este medio de defensa procederá el
recurso de “queja de queja” o re-queja, previsto en el
artículo 95, fracción V, de la Ley citada, de la que
21

conocerá un Tribunal Colegiado de Circuito; en cambio,


si la resolución del recurso de queja por exceso o
defecto es emitida por un Colegiado, procederá la “queja
de queja” o re-queja, siempre y cuando en el asunto del
cual derive se haya determinado la inconstitucionalidad
de una ley o se hubiere establecido la interpretación
directa de un precepto constitucional y, además, se
hagan valer argumentos relativos al exceso o defecto en
el cumplimiento de la ejecutoria, relacionados con la
materia de constitucionalidad. 11.3 Que considere que
habiéndose otorgado un amparo para efectos, en el que
se dejó plenitud de jurisdicción al órgano jurisdiccional
responsable o se dejó a la autoridad administrativa
responsable en aptitud de emitir una nueva resolución,
subsanando las irregularidades procesales o formales
que dieren lugar a la protección constitucional, de
estimarse que se incurrió en una nueva violación de
garantías procederá un nuevo amparo, en relación con lo
que resulte ajeno a la sentencia cumplimentada. 11.4
Que llegue a la conclusión de que no obstante que se
dio el cumplimiento, formalmente, al emitirse una nueva
resolución, ésta fue esencialmente idéntica al acto
reclamado en el juicio de amparo en el que se pronunció
la sentencia que se pretendió cumplimentar, en cuyo
caso podrá promover el incidente de repetición del acto
reclamado establecido en el artículo 108, primer párrafo,
de la Ley de Amparo. Al resolverse el incidente podrá
suscitarse alguno de los siguientes supuestos: a) que el
órgano jurisdiccional que conoció del juicio de amparo
determine que no existe repetición del acto reclamado,
en cuyo caso la parte interesada podrá promover
inconformidad dentro de los 5 días siguientes al en que
haya surtido efectos la notificación; de ésta conocerá la
Suprema Corte cuando la resolución que determine que
no hay repetición de acto reclamado sea dictada por un
22

Tribunal Colegiado, y si es emitida por un Juez de


Distrito o un Tribunal Unitario, de ella conocerá el
Colegiado correspondiente el cual, en caso de
determinar que es fundada, es decir, que existe
repetición del acto reclamado, remitirá los autos a la
Corte, para la aplicación del artículo 107, fracción XVI,
constitucional; b) que se determine que sí existe
repetición del acto reclamado, entonces, se remitirán los
autos, tratándose de los asuntos del conocimiento de un
Juzgado de Distrito o de un Tribunal Unitario a un
Colegiado, para que determine si es el caso de aplicar el
artículo constitucional antes citado (en caso de que
determine que sí, remitirá los autos al Alto Tribunal para
esos efectos), en cambio, si la determinación de que
existe repetición del acto reclamado se dicta en los
juicios de amparo del conocimiento de los Colegiados,
éstos resolverán colegiadamente y su Presidente
remitirá los autos a la Corte para esos mismos efectos.
12. Si después de haber causado ejecutoria una
sentencia que concede el amparo e, incluso, después de
haberse cumplido, el quejoso considera que las
autoridades responsables realizaron un nuevo acto en el
que incurrieron en repetición del reclamado y, por lo
mismo, incurrieron en la misma violación que se cometió
en el acto que fue materia del anterior amparo,
procederá plantear ante el órgano jurisdiccional
competente el incidente de repetición del acto
reclamado, para lo cual se seguirá el trámite referido en
el punto 11.4.5

REPETICION DEL ACTO RECLAMADO. NO SE


CONFIGURA CUANDO EN CUMPLIMIENTO A LA
EJECUTORIA DE AMPARO SE DICTA UN ACTO DE
EFECTOS SIMILARES AL QUE SE DECLARO
5
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca, Tomo XXVIII, julio de 2008, página 536.
23

INCONSTITUCIONAL POR DEFICIENTE


FUNDAMENTACION Y MOTIVACION. Cuando la
protección de la justicia federal se otorgó por deficiente
fundamentación y motivación del acto reclamado,
conminándose a la autoridad responsable a dejarlo sin
efecto y a dictar uno nuevo, el examen jurídico en
relación con la denuncia de repetición del acto
reclamado debe centrarse en analizar si el acto
reclamado fue dejado sin efectos, y si entre éste y el
nuevo existe o no identidad en cuanto a los aspectos de
fundamentación y motivación que fueron materia de la
determinación constitucional; luego, de actualizarse esa
identidad, existirá la repetición, mientras que en caso
contrario, no puede hablarse de repetición, sino de un
acto diverso, susceptible, en su caso, de reclamarse a
través de un nuevo juicio de garantías, ya que la
repetición del acto reclamado no se estableció por el
artículo 108 de la Ley de Amparo, para evitar que la
autoridad realice cualquier acto con efectos parecidos a
los que tuvo el acto declarado inconstitucional, ni
tampoco para analizar si el nuevo es violatorio o no de
garantías, sino sólo para impedir que la autoridad
desconozca el principio de cosa juzgada y la fuerza
vinculatoria de la sentencia de amparo.6

6. Del examen de dichos criterios, particularmente en el


punto número 7 del primero, se advierte aquella hipótesis de
que ante las gestiones de la autoridad judicial federal para
lograr el cumplimiento de su ejecutoria, la autoridad
responsable comunique que acató la sentencia, el juez de
Distrito o el presidente del Tribunal Colegiado de Circuito,
según corresponda, deberán dictar un acuerdo dando vista al
quejoso con ese informe, apercibiéndolo de que, de no
6
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Epoca, Tomo XXIII, mayo de 2006, página 272.
24

desahogarlo dentro de un determinado plazo, resolverá si se


dio o no el cumplimiento del fallo protector, con apoyo en el
referido informe y con los demás elementos con los que
cuente. En el numeral 8 se indica que vencido el plazo
otorgado, en el supuesto de que no se haya desahogado la
vista, el funcionario judicial dictará un acuerdo, debidamente
fundado y motivado, en el que decida si la sentencia de
amparo fue cumplida o no. En el punto 10 se ordena la
notificación personal al quejoso del acuerdo que tuvo por
cumplida la ejecutoria, a fin de que esté en aptitud de hacer
valer el medio de defensa procedente.

Para el caso de que se estime cumplida la ejecutoria y el


interesado no esté de acuerdo con tal pronunciamiento, el
punto 12 establece distintas hipótesis posibles para el
quejoso, destacando en el inciso D, lo siguiente: “Que llegue
a la conclusión de que no obstante que se dio el
cumplimiento, formalmente, al emitirse una nueva resolución
ésta fue esencialmente idéntica al acto reclamado en el juicio
de amparo en el que se pronunció la sentencia que se
pretendió cumplimentar; en este supuesto podrá promover el
incidente de repetición del acto reclamado”.

En el segundo criterio (que reseña la evolución del


anterior), se reiteran esencialmente las consideraciones
correspondientes al tema en sus puntos 1, 2, 6, 7, 9, 11 y
11.4, desarrollando más detalladamente algunos de los
postulados principales.

Sin embargo, ambas tesis coinciden en aceptar la


apertura de un incidente de repetición del acto reclamado a
pesar de que la conducta que se estima repetitiva se
produzca antes de que el órgano jurisdiccional declare
cumplida la ejecutoria de garantías, soslayando que, en sus
25

propios términos, fue precisamente el referido cumplimiento


con el que se dio vista a la parte quejosa para que
manifestara lo que a sus intereses conviniera y, agotada esa
formalidad procedimental, habrá de pronunciarse el juzgador
teniendo por cumplida la ejecutoria, estando incluso frente a
un acto idéntico al que invalidó.

La última de las tres tesis reproducidas también acepta


la posibilidad de abrir el incidente de repetición del acto
reclamado si, con motivo del cumplimiento del fallo, se está
frente a un acto idéntico al que fue motivo de la protección
constitucional, es decir, implícitamente admite que este acto
se produzca antes de que se declare cumplida la ejecutoria
de amparo, pues aunque en su rubro se indique que no habrá
repetición del acto reclamado en actos dictados en
cumplimiento de una ejecutoria, el desarrollo del criterio no se
apoya en la distinta naturaleza jurídica de ambas figuras
procesales, sino en el mayor o menor parecido o similitud
que exista entre el acto reclamado y aquel con el que se
cumple la ejecutoria respectiva, circunscrito todo al caso
específico ahí abordado de una sentencia pronunciada por
deficiente fundamentación y motivación del actuar de la
autoridad.

A lo dicho debe agregarse que en términos de la


mecánica que surge de los dos primeros criterios en examen,
una vez declarado el cumplimiento del fallo, el afectado está
posibilitado para denunciar aquella conducta que estima
repetitiva del acto reclamado, lo que de así realizarse
provocará que el juzgador abra ahora el incidente de ley (el
que parece incompatible), solicitando a la responsable
informe sobre el particular, justificante que desde luego
coincidirá plenamente con los mismos fundamentos y motivos
de la propia resolución con la que la autoridad dijo haber
26

cumplido el fallo y que el juez de amparo ya consideró


suficientes para así tenerlo.

En este supuesto debe recordarse y no perderse de vista


que lo que real y jurídicamente afecta al quejoso no es el acto
repetido con el que se trató de demostrar el cumplimiento del
fallo, sino la decisión del órgano jurisdiccional que tuvo por
cumplida la ejecutoria con un acto idéntico al que provocó la
concesión del amparo, pronunciamiento judicial que debe
combatirse a través de la inconformidad, pues tuvo por
cumplida, indebidamente, una sentencia firme (adviértase
que la tesis jurisprudencial que se examina dispone: “Que
llegue a la conclusión de que no obstante que se dio el
cumplimiento, formalmente, al emitirse una nueva resolución
ésta fue esencialmente idéntica al acto reclamado en el juicio
de amparo en el que se pronunció la sentencia que se
pretendió cumplimentar… “, afirmación en la cual resulta
difícil explicar cómo un acto que colmó la exigencia del fallo y
por ello éste se tuvo por cumplido, a la vez sea la repetición
del que se anuló, por más que se quiera expresar que esto
sólo ocurre formalmente, lo que lleva a entender que, en
realidad, lo que sucedió es que no se cumplió con la
sentencia pues se dictó un acto que indebidamente repite el
que fue motivo de la protección constitucional, quedando
evidenciado, simple y llanamente, que el fallo no se acató en
sus términos).

Para confirmar lo anterior, basta tener presente que en el


incidente de repetición del acto reclamado lo que se denuncia
ante el juez de amparo es la conducta de la autoridad
responsable que replica un comportamiento inconstitucional,
a pesar de estar constreñida a lo contrario. Por tal motivo es
llamada al procedimiento incidental a defender sus intereses,
rinde un informe y se concluye con una decisión
jurisdiccional sobre el punto en controversia. A diferencia de
27

este supuesto, en la inconformidad el quejoso se duele ante


el superior del juzgador primario por el pronunciamiento de
éste, al tener por cumplido el fallo constitucional, lo cual
puede suceder, entre otros variados casos, cuando el
gobernado considere que de manera errónea se tuvo por
acatado el mandamiento judicial con un acto idéntico al que
fue motivo de la protección constitucional.

Esto se demuestra sin dificultad porque si lo que se


ataca con la inconformidad es el pronunciamiento del juez de
Distrito o del Tribunal Colegiado de Circuito respecto al
cumplimiento de la sentencia y no, en sí misma considerada,
la actuación de la autoridad responsable que la generó, de
prosperar la citada inconformidad se anularía el auto o
resolución que indebidamente declaró el cumplimiento de la
sentencia, pero no se considerará que hubo repetición del
acto reclamado, sino que aún persiste el desacato al fallo de
garantías.

Vale también recordar que es responsabilidad del


juzgador vigilar que el fallo de garantías se cumpla y, desde
luego que para resolver que ello acontece, deberá dictar una
resolución fundada y motivada que así lo demuestre, lo cual
lógicamente no podría producirse si con el pretendido
cumplimiento que le hace llegar la autoridad responsable se
estuviera frente a un acto idéntico al ya anulado,
circunstancia que, como se viene sosteniendo, para los
efectos del artículo 108 de la Ley Reglamentaria de los
Artículos 103 y 107 Constitucionales no genera la repetición
del acto reclamado, sino un acto que busca eludir el debido
cumplimiento al fallo constitucional, dando lugar simplemente
a tener por no acatado el mismo y, en consecuencia, surtidos
los supuestos del incidente de inejecución de sentencia.
28

En conclusión: la diferencia específica que da


individualidad al incidente de repetición del acto reclamado
frente al incidente de inejecución de sentencia se funda en
que la conducta repetitiva que sanciona la ley se produzca
después de que el juzgador de amparo declaró cumplida la
sentencia, y busca evitar que con tal actitud se frustre el
estado de cosa juzgada que caracteriza al fallo constitucional;
para tal evento la propia legislación establece un
procedimiento específico y congruente con ese fin. En
contraste, cualquier acto que dicte la autoridad (más aún
cuando lo hace con la finalidad de cumplir un fallo de
garantías), antes de que el juzgador de amparo se pronuncie
sobre el aludido cumplimiento, responde al ámbito de las
gestiones que éste realiza para alcanzar su cometido y, por
más que resulte idéntico al reclamado, no constituye
repetición del mismo para los efectos del incidente respectivo,
sino una actuación elusiva del fallo constitucional.

Así, todo acto que se dicte con el propósito de dar


cumplimiento al fallo constitucional incide exclusivamente en
este propio entorno procesal y no puede dar lugar, por su
naturaleza misma, a la figura de la repetición del acto
reclamado que regula el artículo 108 de la Ley de Amparo;
insistiéndose en que si aquél es idéntico al ya invalidado, sólo
se considerará que con él se pretenden desconocer los
efectos del fallo, por lo cual, de no lograrse su cumplimiento,
provocará el inicio del incidente de inejecución de sentencia y
la remisión de los autos a la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, para los efectos del artículo 107, fracción XVI, de la
Constitución Federal.

7. Al margen de los procedimientos legales que deban


sustanciarse para considerar configurada plenamente la
inejecución de una sentencia de amparo, la repetición del
acto reclamado o la violación a la suspensión concedida en
29

un juicio de garantías, estas tres variantes jurídicas implican a


su vez la comisión de un delito especial contenido en la Ley
de Amparo, cuya singular gravedad no se reduce
simplemente a colmar los elementos típicos que para cada
uno de estos ilícitos ha previsto la norma, sino que su
comisión acontece, indefectiblemente, a pesar de que el
juzgador constitucional ha prevenido y requerido
repetidamente al agente activo del mismo para evitar que tal
circunstancia se produzca, es decir, la responsabilidad
punible que de ellos se deriva no es la consecuencia
inmediata y necesaria de su inobservancia, sino que a ellos
se agrega la conducta obcecada y contumaz que orilla al
juez o a las partes que intervienen en un juicio de amparo a
denunciarlas y, eventualmente, provocar su sanción.

Para los casos de la inejecución de sentencia y de la


repetición del acto reclamado, es necesario que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación se pronuncie sobre su
comisión, luego de que lo realice el juez de Distrito o el
Tribunal Colegiado de Circuito que corresponda, provocando
la destitución de la autoridad responsable y su consignación
inmediata ante juez de Distrito.

Entre los pocos criterios judiciales que abordan este


último aspecto, destaca el siguiente:

INCIDENTE DE INEJECUCION DE SENTENCIA. SI EL


PLENO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE
LA NACION CONSIDERA QUE UNA AUTORIDAD
INCURRE EN ELLA Y DECIDE SEPARARLA DE SU
CARGO, DEBE CONSIGNARLA DIRECTAMENTE
ANTE EL JUEZ DE DISTRITO QUE CORRESPONDA.
Aun cuando de conformidad con lo establecido por los
artículos 21 y 102 de la Constitución la regla general en
materia de persecución de delitos del orden federal
30

incumbe al Ministerio Público de la Federación, en los


casos en que una autoridad insistiere en la repetición del
acto reclamado en un juicio de amparo o tratare de eludir
el cumplimiento de la sentencia, será el Pleno de la
Suprema Corte, una vez que resuelve separarla
inmediatamente de su cargo, quien deberá consignarla
directamente al juez de Distrito que corresponda para
que la juzgue por la desobediencia cometida, la que será
sancionada en los términos que el Código Penal en
materia federal señala para el delio de abuso de
autoridad. La razón radica en que en esa hipótesis, la
fracción XVI del artículo 107 de la Constitución establece
una situación de excepción al señalar claramente que
además de la separación inmediata del cargo de la
autoridad contumaz será “consignada ante el juez de
Distrito que corresponda”. Al respecto debe aplicarse el
artículo 208 de la Ley de Amparo y no el segundo
párrafo del 108 en el que se determina, en relación al
mismo supuesto, que se hará la consignación al
Ministerio Público para el ejercicio de la acción penal
correspondiente, pues ante dos disposiciones
contradictorias en el mismo cuerpo legal, debe atenderse
a la que reproduce la disposición constitucional y no a la
que se le opone, tomando en cuenta, por un lado, el
principio de interpretación de que debe preferirse la
norma específica frente a la general y, por otro, que si el
Pleno del más Alto Tribunal de la República llega a la
conclusión de que una autoridad incurrió en desacato a
una sentencia de amparo y decide separarla de su cargo
no puede condicionar su obligación de consignar
penalmente ante el juez de Distrito que corresponda que
le impone la Constitución, a la determinación del
Ministerio Público, el que, por otra parte, debe tener
31

dentro del proceso respectivo la participación que


legalmente le corresponde. 7

Como claramente se advierte, tal interpretación se


produjo en consonancia con la redacción de la entonces
vigente fracción XVI del artículo 107 constitucional (que en el
tópico que aquí se trata permanece inalterada),
estableciéndose que cuando una autoridad incurre en
desacato de una ejecutoria y decide aquel órgano
jurisdiccional supremo separarla de su cargo, debe entonces
consignarla directamente ante el juez de Distrito que
corresponda y no ante el ministerio público como titular de la
acción penal, esto, se dice, porque si el más alto Tribunal de
la República llegó a la conclusión de que se demostró tal
injusto “... no puede condicionar su obligación de consignar
penalmente ante el juez de Distrito que corresponda que le
impone la Constitución, a la determinación del ministerio
público...”.

La razón que sustenta el criterio en examen es evidente:


una conducta tan grave como lo es el no acatamiento de un
fallo de garantías, a pesar de los diversos requerimientos que
se hubieren realizado a la responsable para que se cumpla,
ya determinada y declarada así por el órgano máximo de
decisión de uno de los tres poderes de la Unión, no puede
subordinarse o supeditarse a la voluntad de un órgano
administrativo que, en ciertos casos, pudiera considerar lo
contrario y, producto de ello, decidiera no hacer del
conocimiento del juez de Distrito tal consignación,
principalmente si quien debe responder por ese ilícito es un
servidor público de alto rango, inclusive el mismo titular de la
dependencia de la cual forma parte ese agente consignador.

7
Semanario Judicial de la Federación, Octava Epoca, Tomo VII, marzo de 1991, página 7.
32

Lo mismo vale decir para los casos de repetición del acto


reclamado, por ser iguales sus consecuencias.

Sin embargo, la parte final del criterio en cita bien


pudiera propiciar el resultado dañoso que el mismo
precedente buscó evitar, pues indica que el ministerio público,
en el juicio penal que al efecto se instaure, tendrá “... dentro
del proceso respectivo la participación que legalmente le
corresponde”.

Lo anterior es así, en tanto debe recordarse que una de


las principales etapas del enjuiciamiento penal lo constituye la
de conclusiones, momento procesal donde el órgano
persecutor precisa su acusación, de manera tal que el
juzgador no podrá aplicar sanción alguna si esta circunstancia
no acontece.

Por ello, si la principal preocupación destacada en el


criterio sustentado por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación fue la de no subordinar su
determinación a la voluntad del órgano acusador, quien
pudiera decidir no ejercitar acción penal, el mismo resultado
se produce si, no obstante que fue la propia Suprema Corte
quien hizo la consignación en forma directa ante el juez de
Distrito, el ministerio publico ya dentro del “proceso” decide
formular conclusiones no acusatorias. Esto, a menos que se
considere absurdamente que sea la misma Suprema Corte
quien deba presentar dichas conclusiones, no obstante no
haber sido parte en el referido “proceso” penal.

Esto lleva a afirmar que dicho criterio se formuló muy


probablemente sin considerar el contenido del artículo 110 de
la Ley de Amparo, que dispone que los jueces a quienes se
hicieren consignaciones por incumplimiento de ejecutoria, o
por repetición del acto reclamado, se “... limitarán a sancionar
33

tales hechos, y si apareciere otro delito diverso se procederá


como lo previene la parte final del artículo 208”.

Esta disposición legal describe una realidad


evidentemente lógica y, por lo mismo, inobjetable: el juez de
Distrito ya no tiene materia sobre la cual juzgar, no tendrá que
discernir si en el caso se surten los elementos típicos del
ilícito y la responsabilidad plena del inculpado, todo ello ya se
examinó al declararse el incumplimiento de la ejecutoria o la
repetición del acto reclamado por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en su carácter de órgano terminal y
definitivo, ponderando incluso lo excusable o inexcusable de
la conducta punible; tampoco se habrán de ofrecer y
desahogar más pruebas que aquellas que ya fueron
admitidas y valoradas por el propio juez que conoció del juicio
cuya sentencia no se acató o cuyo acto reclamado se repitió,
o aquellas que hubiere considerado prudente recabar la
misma Suprema Corte al declarar la inejecución o la
repetición aludidas. Esto es así porque todo ello constituye
cosa juzgada determinada, ni más ni menos, por el máximo
tribunal del país, entonces tal cual lo dice el artículo en cita,
el juez que recibe la consignación se ha de limitar a sancionar
tal hecho, entendiendo esto como proceder al dictado del
fallo definitivo donde se individualice la pena, sin la
necesidad de desahogar un juicio, ya inútil, ocioso e inviable
en razón de sus antecedentes.

Esto último, obviamente, no impedirá que el condenado


por desacato a una ejecutoria o por repetir un acto reclamado
pueda controvertir a través de los medios de defensa
correspondientes, e incluso en amparo directo, los
razonamientos en los que se sustente la referida
individualización de la pena, pues ese exclusivo aspecto, a
diferencia del tema de fondo, que ya fue decidido por la
34

Suprema Corte de Justicia de la Nación, puede dar lugar


todavía a diferentes interpretaciones y conclusiones finales.

Para refutar razonablemente a quienes consideren que


resulta inconstitucional el contenido del artículo 110 de la Ley
de Amparo y la imposición de esta pena sin juicio previo, es
menester recordar, en primer término, que antes de que se
realice la consignación directa por la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, se sigue todo un procedimiento en el
que la autoridad responsable conoce cabalmente de la
imputación de desacato que se le reprocha y las
consecuencias que tal conducta lleva aparejadas, gozando
de la más amplia posibilidad de defenderse en contra de la
acusación respectiva; y en segundo lugar, que para asegurar
la aplicación congruente de todas estas disposiciones, resulta
inadmisible permitir que la determinación firme del máximo
Tribunal de la Nación sea cuestionada durante la tramitación
de un juicio, por ello, la conclusión de que ya no habrá de
sustanciarse proceso alguno es acorde con la estructura
orgánica del Poder Judicial de la Federación y la lógica que el
funcionamiento de la misma implica, sin dejar de olvidar que,
eventualmente, la propia Suprema Corte de Justicia de la
Nación podría ejercer su facultad de atracción y volver a
decidir, en la instancia penal, lo que ya decidió en el juicio de
amparo, todo lo cual parecería absurdo e inconducente.

En adición a ello, jurídicamente no es posible


controvertir por el particular afectado la constitucionalidad de
una disposición de la Ley de Amparo, pues ésta se aplica,
precisamente, con motivo de la tramitación de un juicio de
garantías y, además, se realiza en cumplimiento de una
determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
cuyos actos son inatacables.
35

Lo deseable, sin embargo, sería que el texto del artículo


110 de la Ley de Amparo se incorporara a la fracción XVI del
artículo 107 constitucional, acabando así cualquier
especulación teórica que al efecto pudiera suscitarse.

8. A diferencia del procedimiento ya descrito,


tratándose de la violación a la suspensión concedida en un
juicio de amparo, el artículo 143 de la Ley Reglamentaria de
los Artículos 103 y 107 de la Constitución Federal establece
que para la ejecución y cumplimiento del auto respectivo, se
observarán las disposiciones de los artículos 104 y 105,
párrafo primero, 107 y 111 de dicha ley, es decir, se siguen
todos los pasos que la propia legislación establece para
conminar a la responsable a que cumpla la providencia
suspensional decretada, sin embargo, ante su desacato, el
asunto no se remite a la Suprema Corte de Justicia de la
Nación como sucede en la inejecución de sentencia o en la
repetición del acto reclamado, todo se reduce a que el juez de
Distrito decrete la violación a la suspensión y que, en vía de
queja, se pronuncie sobre el particular el Tribunal Colegiado
de Circuito que corresponda, siendo ésta la última instancia
legalmente procedente para definir el asunto.

Ello lo confirman distintos criterios jurisdiccionales,


destacándose el siguiente:

SUSPENSION, NO PROCEDE APLICAR LA SANCION


DE LA FRACCION XI DEL ARTICULO 107
CONSTITUCIONAL, POR DESOBEDIENCIA DEL
AUTO DE. El artículo 107, fracción XI, de la
Constitución Federal se refiere exclusivamente a la
ejecución de la sentencia de amparo y no a la de los
autos de suspensión, porque dice: "Si después de
concedido el amparo, la autoridad responsable insistiere
36

en la repetición del acto reclamando o tratare de eludir la


sentencia de la autoridad federal, será inmediatamente
separada de su cargo y consignada ante el Juez de
Distrito que corresponda para que la juzgue". Además, la
Ley de Amparo ordena, en su artículo 143, que para la
ejecución y cumplimiento del auto de suspensión, se
observarán, en caso de desobedecimiento a aquélla, los
artículos 104 y 105, párrafo primero, de la misma ley; es
decir, dicha norma declara inaplicable el segundo párrafo
del artículo 105, que dice: "Cuando no se obedeciere la
ejecutoria, no obstante los requerimientos a la autoridad
responsable y al superior jerárquico, el Juez de Distrito
remitirá el expediente original a la Suprema Corte de
Justicia, para los efectos del artículo 107, fracción XI, de
la Constitución". La inaplicabilidad de este precepto
constitucional y la segundo párrafo del artículo 105 de la
Ley de Amparo, para la ejecución de los autos de
suspensión, se confirma al advertir que el artículo 208 de
la ley últimamente citada, fija y sanciona la
responsabilidad de la autoridad responsable, que
después de concedido el amparo, insiste en la repetición
del acto reclamado o trata de eludir la sentencia de la
autoridad federal; caso que es diverso de previsto en el
artículo 206 de la propia ley, que castiga la
desobediencia del auto de suspensión. En
consecuencia, si el Juzgado de Distrito del conocimiento
estima que la autoridad responsable no obedeció el auto
de suspensión debe ordenársele que consigne los
hechos al Ministerio Público, teniendo en cuenta los
términos del artículo 206 de la mencionada ley.8

Por su parte, el artículo 206 de la Ley de Amparo indica


que la violación a la suspensión será sancionada en los

8
Semanario Judicial de la Federación, Quinta Epoca, Tomo LXI, página 1106.
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términos que señala el Código Penal aplicable en materia


federal para el delito de abuso de autoridad, debiendo quedar
claro que tanto la violación a la suspensión como el abuso de
autoridad son delitos distintos que comparten una sanción
común, por esa razón, es inaceptable buscar en la
descripción típica del segundo de tales ilícitos una hipótesis
que concuerde con la que corresponde al primero de ellos.

Ahora bien, más allá de cualquier otra consideración en


el sentido de que la violación a la suspensión no tiene una
penalidad clara (lo cual no es exacto pues aun admitiendo
que existen en la codificación penal dos tipos de sanción para
el abuso de autoridad, es evidente que en situaciones así se
debe aplicar la más favorable al reo, quedando demostrado
que sí tiene entonces una pena), y para disipar cualquier
especulación ligera que se esgrima al respecto, se pueden
encontrar distintas soluciones que lleven a despejar con
eficaz suficiencia el tópico en examen.

Una, acorde con los procedimientos ya analizados en


apartados precedentes, reformar los artículos 110, 143 y 208
de la Ley de Amparo para permitir que sea la Suprema Corte
de Justicia de la Nación quien reciba el expediente donde su
hubiere decretado por el juez de Distrito, si su resolución no
fue recurrida, o por el Tribunal Colegiado de Circuito si se
combatió en queja esa decisión, la violación a la suspensión
y, de confirmar que tal circunstancia aconteció y es
inexcusable la conducta de la autoridad responsable,
consigne el caso directamente al juzgado de Distrito para que
se sancione, sin juicio, a la responsable.

Una segunda solución, más simple, lo sería solamente


reformar el artículo 206 de la Ley de Amparo para establecer
en él, de manera expresa y sin remisión alguna a otra
disposición legal o cuerpo normativo, la sanción a la que se
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hará acreedora aquella autoridad responsable que no


obedezca la suspensión concedida al quejoso en el juicio de
garantías, sin remitir para efectos de la pena, a la que
corresponda al delito de abuso de autoridad.

Sin embargo, tomando en consideración que tal como se


encuentra por ahora regulado el tema en estudio, con esta
modificación no se superaría la problemática real ya
conocida y apuntada en esta reflexión, respecto al valor
jurídico y peso específico que tiene la resolución dictada
sobre dicha violación por el Tribunal Colegiado de Circuito
que en queja hubiere conocido de la determinación del juez
en relación con la referida infracción pues, indudablemente,
dicha consideración es la que propiamente hablando
determina con fuerza de cosa juzgada o verdad legal, la
comisión de tal ilícito, siendo muy cuestionable que pudiere
alcanzarse conclusión distinta, ya por órganos técnicos de
acusación antes del enjuiciamiento punitivo, por juzgados
inferiores a dicho órgano jurisdiccional durante el proceso, o
en la instancia de control constitucional por otro Tribunal
Colegiado de Circuito de igual jerarquía.

Además, ello convalidaría la ya referida y muy


cuestionable conclusión de que la violación a la suspensión
otorgada por un órgano de control constitucional no tiene
sanción, lo cual, sin lugar a dudas, puede acarrear las
consecuencias más indeseables para ese instituto jurídico,
fundamental en la preservación del Estado de Derecho.

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