Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“¡VÁYASE A LA PORRA!”.
EN PÁGINAS ¿LES SUENA LA EXPRESIÓN? SEGURO QUE SI.
¿A quién no le han mandado alguna vez a la porra en su vida?
INTERIORES:
HTTPS://CONFILEGAL.COM/20160424-DE-DONDE-VIENE-EXPRESION-VETE-A-LA-PORRA/ CARLOS BERBELL - YOLANDA RODRÍGUEZ
Actuaba a modo de juez militar y siempre lo hacía con la Tal vez la vida es lo que va de la
fórmula que ustedes ya conocen: “¡Váyase a la porra!”. mañana a la noche. Vivimos 365
vidas por año".
Cuando el sargento mayor pronunciaba la consabida fórmula, el
soldado sabía que a partir de ese momento estaba arrestado y
que debía trasladarse al lugar donde estaba clavada la porra Así pues quienes se van dejan de
para recibir un castigo. vivir con nosotros para vivir en
nuestros corazones, nadie nunca
Este procedimiento no era algo que se inventaron los sargentos podría decir que lo bueno
mayores de los tercios y que se quedó como costumbre.
desaparece, y este precisamente es
Las ordenanzas militares de Carlos III dicen expresamente que la el legado de nuestro compañero
porra del Tambor Mayor había de colocarse “en el centro del ROBINZON ZAPATA, sea este duro
campamento y alrededor de la misma tendrán lugar los arrestos acontecimientos para el cual nunca
correspondientes a las faltas dictaminadas por el Consejo de estamos totalmente preparados, el
Disciplina”.
momento para celebrar su vida, sus
Consejo del que formaban parte los mandos del Tercio entre los logros, su valentía, su legado para la
que se encontraba el Sargento Mayor. comunidad bandística de nuestro
país y de sur América, además la
Curiosamente, la figura del Tambor Mayor se ha modificado en|
bendición de haberlo conocido
nuestros ejércitos. También la porra. Pero la frase quedó para
que nosotros, en la actualidad, la sigamos utilizando. como el gran ser humano que fue...
Diego A. Cañas C.
Medellin (Ant.)
Al tambor mayor también se le asignaron tareas en el batallón en varios momentos de la historia, que incluían la
administración de justicia militar (flagelación) a cualquier miembro del batallón y la recogida del puesto del
batallón.
Además de las funciones anteriores, el Ejército Británico también incluyó el nombramiento real de General de
Tambor Mayor, cuyas funciones incluían la inspección de toda la demás música de campo, así como (según el
Manual del Tamborilero) la concesión de licencias de batería sin las cuales uno no sería reconocido como batería.
Esta posición desapareció en el siglo XVIII.
El tambor mayor a menudo se viste con ropa más ornamentada que el resto de la banda o cuerpo, de hecho, en
el pasado, era costumbre vestirlo con un lujo brillante, adornos de oro y plata, que a veces degeneraba en
ridículo.
Es tambor mayor es responsable de dar órdenes al conjunto, guiarlos mientras marchan y dirigirlos en cuanto a
qué tocar, cuándo tocar y qué tiempo mantener.
Las órdenes se pueden dar verbalmente, mediante gestos con las manos, con un silbato o un bastón, o con un
mazo.
Además, sirven como enlace entre el director de la banda y la banda. Esencialmente, un tambor mayor es el líder
que mantiene el tempo con el uso de un bastón u otras formas de cronometraje, como la dirección. El tambor
mayor a menudo tiene la responsabilidad de mantener la banda organizada y estructurada.
En la tradición británica y europea, un tambor mayor usualmente usa el mismo uniforme que el resto de la
banda con el adicional de una banda diagonal.
Los tambores mayores de las bandas de música en los Estados Unidos a menudo usan un uniforme diferente del
resto de la banda (que puede ser un uniforme específico para el espectáculo o un uniforme personalizado
basado en el uniforme o los colores de la escuela) y es una ligera modificación del uniforme estándar.
Puede ser tan simple como adornos adicionales para los hombros, una capa, plumas de diferentes colores o una
cadena en el casco, o tan complicado como una sección de cofre especializada, y está diseñado para ayudar al
tambor mayor a destacar al entrar al campo. y dar distinción al líder de la banda. Sin embargo, algunos
integrantes de la banda de secundaria no usan un uniforme diferente y son reconocidos por su posición en el
campo o desfile.
Las bandas de marcha civiles y militares usan una maza para dar señales y dar órdenes mientras marchan.
A medida que las bandas de música en los Estados Unidos han comenzado a enfocarse más directamente en los
espectáculos de medio tiempo y menos en los desfiles, el uso tradicional de la maza ha desaparecido en gran
medida de las bandas de música de la escuela secundaria y la universidad, en preferencia a los movimientos de
las manos, ocasionalmente con el uso de un batuta o silbato de director
Fuente: https://www.definiciones-de.com/Definicion/de/tambor_mayor.php
HISTORIA TAMBOR MAYOR (CONTINUACIÓN)
El puesto principal de tambor mayor es uno de liderazgo, instrucción y representación de grupo, pero
generalmente no deberes administrativos.
Científicos, neurólogos y especialistas en medicina del sueño han demostrado en diversos estudios que
aquellos individuos que no descansen adecuadamente o durante el tiempo suficiente ven disminuidas
considerablemente sus capacidades tanto físicas como mentales porque su organismo no ha tenido
tiempo material para recuperar las energías perdidas a lo largo de la jornada.
Escuchar música antes de acostarnos ayudará a mejorar nuestro estado y a tomar contacto con partes
de nuestro cuerpo que de otro modo pasarían desapercibidas. El descanso y la relajación resultan
vitales a la hora de prevenir enfermedades y, en general, para mejorar nuestra capacidad de atención y
nuestro rendimiento.
La música relajante puede convertirse en una excelente solución para combatir el insomnio;
diversos estudios apoyan esta tesis. Las melodías de ritmos tranquilos generan un efecto de
distracción mental que induce un estado de calma. Según los expertos esto provoca cambios a
nivel físico como la disminución de nuestro ritmo cardíaco y respiratorio.
Los instrumentos de viento, por ejemplo, sirven para generar ambientes armónicos que ayuden
a relajar nuestro cerebro. Por ello la audición de pistas instrumentales en las que predominen
los instrumentos de viento se constituye como una fantástica alternativa para nuestros fines.
La música y los sonidos de la naturaleza pueden hacernos sentir como si estuviéramos dentro
un bosque, al lado de una catarata o en una tranquila playa, estimulando un aumento en la
producción de hormonas de serotonina en nuestro organismo. La serotonina es conocida como
la ‘hormona de la felicidad’ por su capacidad para regular nuestro humor y capacidad de
concentración. Solo hace falta que te relajes y este tipo de sonidos harán que te adormezcas
fácilmente.
LA MÚSICA CLÁSICA
también es una excelente herramienta contra el insomnio. El neurocientífico japonés Takuro
Endo afirma que las pistas ideales para conciliar el sueño son el Concierto n.º 1 de piano de
Tchaikovsky (https://www.youtube.com/watch?v=BWerj8FcprM&feature=emb_title) o Nocturne,
de Chopin (https://www.youtube.com/watch?v=9E6b3swbnWg&feature=emb_title)
Tenga en cuenta que estos beneficios de la música no ocurren de un día para otro sino que es
necesario crear un hábito para que nuestro organismo comience a desarrollarlos. En unas tres
semanas deberías de empezar a notar mejoría.
MOMENTOS DE REFLEXIÓN
Tomando como punto de partida el artículo de : http://festivaldeloja.com/fiavl2018/informacion-
general/que-son-las-artes-vivas/
“Las artes vivas tienen como centro y razón de ser, el cuerpo y todo lo que este conlleva: su
movimiento, su fuerza, sus formas, sus configuraciones, sus contradicciones, sus inherencias, sus
agrupaciones, su espacio, su individualidad y colectividad, su visibilidad y su invisibilidad. “
La música no es la excepción y comparte como eje principal la interacción social de los individuos que
se desempeñan en el arte y que como artistas hacemos virtud la esencia de mismo.
La llegada del COVID 19 a nuestro país ha significado un cambio en la sociedad tal como la
conocemos y nos ha puesto a repensarnos como artistas, músicos y docentes en la forma como esa
interacción se daba; ahora pensando en futuro próximo, nacen varias preguntas que parten desde la
forma de sobrevivir económicamente hablando hasta la forma en reconocernos y reconocer la
propiedad intelectual y artística de quien es observado, y la manera en que desempeñamos nuestro
oficio.
De alguna manera nos ha devuelto al momento de egoísmo con nosotros mismos como cuando por
ejemplo se estudiaba un ejercicio instrumental para algún examen en la universidad o algún
concierto.
Se perdió de ipsofacto ese agrado del aplauso, del vitoreo, del agradecimiento y la sonrisa, se activó la
incertidumbre de quien vela por una familia a través de la música, se vislumbra por lo menos
temporalmente la necesidad de depender de un hilo tecnológico, la banda ancha, el software y lo
impersonal de la red.se develan miedos y necesidades que antes estaban latentes pero que hoy más
que nunca son necesarias, un instrumento musical en cada casa. Antes mirábamos con alegra el
horizonte ahora con tristeza en una pantalla, los sueños a largo plazo ahora en megabytes x seg…
nuestros vecinos no reconocían nuestra labor, ahora esperan el momento de dedicarnos a nuestro
instrumento.
Hemos regresado al calor de nuestra familia como un gran reflector que nos ayuda a sobre llevar ese
egoísmo propio del artista pero que necesita compartir su producto, su esencia con nuestros pares,
nuestros públicos ocasionales.
Somos optimistas que esta situación pasara pronto y ver que nos permitió reencontrar esa
sensibilidad que el día a día diluye. Nos permitió buscar también otras formas de buscar el sustento,
de crear empresa a partir de nuestros sonidos y a ser creativos y sobre todo ser más empáticos, de
volver a las redes de trabajo, a redescubrir
el significado del sonido hecho por mí mismo o porque no dejarlo definitivamente de lado, a entender
al otro en su quehacer diario como parte de un gran sistema que denota lo equivocados que estamos
como sociedad. A entender el significado del sonido en la palabra…!
Los amantes de las músicas tradicionales y regionales de nuestro país podrán disfrutar de El Libro de las cumbias
colombianas, el cual presenta la transcripción de partituras de 90 cumbias, divididas en las del conjunto de flauta
de millo (13), de acordeón (30) y de orquestas y conjuntos (47). Cada pieza está precedida de la imagen de la
carátula y la contracarátula del disco de larga duración (LP) del cual se tomó la versión que fue transcrita, más un
breve texto que amplía la información, bien sea sobre el compositor, la agrupación o las características musicales
de la canción misma, y la indicación de los datos mínimos de referencia.
El libro responde a la pregunta ¿qué es la cumbia?, o al menos da unas luces: no hay una sola cumbia sino
distintas músicas, géneros diferentes, a las que se les otorgó ese nombre. Por ejemplo, “si uno compara las
melodías de las cumbias de acordeón, al estilo Andrés Landero con las cumbias de flauta de millo de Pedro
Ramayá Beltrán, advierte que son músicas diferentes tanto armónica como melódicamente, en su estructura, en
el formato de los instrumentos y en los textos; inclusive el baile de estas músicas es distinto”.
Esto explica su título, señaló Juan Sebastián Ochoa Escobar, coautor del texto.
Este es resultado de una investigación colaborativa mediante una beca otorgada por La Fundación Cultural Latin
Grammy y respaldada por la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia, con fines pedagógicos y contribuye
a la difusión de unos repertorios musicales de gran valor patrimonial. Además, trata de describir y analizar en
qué consiste ese universo heterogéneo y complejo al que llamamos “cumbia” en Colombia.
Juan Sebastián Ochoa: docente de la Universidad de Antioquia. Maestro en música y Magíster en estudios
culturales. Aspirante al Doctorado en ciencias sociales y humanas. Ha sido coautor de diversos libros sobre
músicas colombianas. Carlos Javier Pérez Samudio: psicólogo de la Universidad de San Buenaventura y
coleccionista musical. Su colección abarca más de 20.000 vinilos (LP), en su mayoría de música tropical y salsa.
Federico Ochoa: Maestro en música y Magíster en antropología. Autor de “El libro de las gaitas largas” (2013) e
investigador de la música de flauta de millo.
https://www.academia.edu/35759669/El_Libro_de_las_Cumbias_Colombianas
Hasta la próxima