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1- Eikhenbaum

Este autor analiza el comienzo y la evolución del trabajo de los formalistas rusos, y nos
presenta la noción de “método formal”, haciendo referencia a estos autores que plantean la idea de
crear una ciencia literaria autónoma y concreta. Para ellos lo fundamental era el problema de la
literatura como objeto de estudio, por lo cual establece particularidades en algunos principios
teóricos que apuntan al estudio de una materia concreta y de las particularidades específicas. Ellos
plantean que el objeto de la ciencia literaria debe ser el estudio de las específicas de los objetos
literarios que distinguen a éstos de toda otra materia. Prestan atención a la forma, la materialidad del
lenguaje, el trabajo que realiza el escritor para materializar y construir un texto desde un punto de
vista artístico. La noción de forma no es una envoltura sino una integridad dinámica y concreta que
tiene contenido en sí misma, la percepción poética es la percepción de la forma, es sentir la forma,
por lo cual existe una integridad dinámica entre la forma y el contenido, refutando la dicotomia
fondo-forma que estaba vigente antes del pensamiento formalista.
Al mismo tiempo que se establecía la diferencia entre la lengua prosaica y la lengua poética y
que se descubría el carácter específico del arte (que consiste en una utilización particular del
material), era necesario concretar el principio de la noción de la forma y que esta surgía como
resultado de ciertos procedimientos artísticos.
Según este autor los momentos principales de la evolución del método formal son: la posición
entre lengua poética y cotidiana y diferenciación entre las funciones de la lengua cotidiana; el
surgimiento de la noción de artificio y de función; la oposición entre ritmo poético y metro. Ritmo
como factor constructivo del verso. Verso como forma del discurso con sus propias cualidades; la
noción de motivación a partir del argumento como construcción; y la identificación del artificio de
acuerdo a sus materiales y funciones y a partir de ahí el problema de la evolución de las formas.
Shklovski
Shklovski se preocupa por el principio de la sensación de forma, por la distinción entre
imagen prosaica e imagen poética, la singularización y la desautomatización. Plantea los conceptos
de visión, reconocimiento, objetos estéticos y extrañificación en el ámbito de la teoría literaria.
Este autor platea su teoría literaria del “arte como artificio” a partir de una crítica al
planteamiento de Potebnia y Spencer, quienes identificaban al arte como el pensamiento por medio
de imágenes, considerando que no hay arte y poesía sin imagen, y que la poesía al ser un
pensamiento por imágenes permitía una economía de fuerzas mentales, una “sensación de ligereza
relativa”. Para Potebnia las imágenes tenían la función de agrupar los objetos y explicar lo
desconocido por lo conocido.
Shkolvski se opone a esa postura, por considerar que apunta al “automatismo”. Según él, la
ley de economía de la fuerza está presente en el lenguaje cotidiano, no en la literatura, ya que
cotidianamente automatiizamos la percepción de los objetos sin tener una mirada crítica o analítica
sobre ellos, como que nada nos sorprende, y Shklovski considera que el arte debe “desautomatizar”
nuestra percepción. Potebnia platea la idea de la imagen como un mismo predicado para sujetos
distintos, mientras que para Shklovsky el objetivo del arte no es el de hacer con que entendamos su
significación, sino que el objetivo es crear una percepción especifica del objeto estético, crear una
“visión” (ver las cosas como si fuera la primera vez) y no un reconocimiento.
Esa desautomatización en la literatura, se genera a través de la singularización, o sea, que se
convierte un objeto en algo único. Para Shklovski el arte es artificio, relacionando al arte con cómo
está hecha, no con su significado.
El autor considera que en la poesía hay objetos que pueden ser elaborados como prosaicos y
percibidoss como poéticos, así como objetos que son creados como poéticos y percibidos como
prosaicos. Frente a esta idea, propone la distinción de los objetos estéticos para hacer referencia a
aquellos objetos que fueron creados con la finalidad de una percepción estética. De ese modo,
distingue la existencia de la lengua de la poesía y la lengua de la prosa, por lo cual existen también
dos tipos de imágenes, “la imagen como medio práctico de pensar, como medio de agrupar los
objetos, y la imagen poética, medio de refuerzo de la impresión.” (Todorov, 1970, p. 57).
La imagen poética se distingue de la imagen prosaica (la que sirve para explicar) y le sirve al
poeta como medio para singularizar y hacer extraño el objeto al que se refiere, como medio de
refuerzo de la impresión.
Referente a la extrañificación, el autor hace referencia al extrañamiento del objeto
representado. De esa manera, los objetos poéticos son creados mediante procedimientos particulares
con el fin de crear una percepción estética. Considera que la utilización de metáforas, en la poesía,
ayuda a intensificar el efecto estético buscado, convirtiendo lo habitual, lo familiar, en algo extraño,
presentándolo de otra manera, fuera de lo habitual, generando una sensación en el lector de que es
la primera vez que se depara con ese objeto. En este sentido, el tropo es considerado como un
recurso del poeta por lograr una “transferencia del objeto a la 'esfera de la nueva percepción”
(Erlich, p. 252)
El poeta debe contrarrestar lo rutinario, lo que ya tenemos por costumbre y no lo percibimos
(por ejemplo, al describir una representación de ópera en Guerra y paz, Tolstoi describe los
decorados como “trozos de carbón pintado”, y en la escena de la misa de Resurrección emplea la
expresión “pedacitos de pan” para designar la hostia), presentándonos los objetos fuera de su
contexto habitual para que así tengamos una nueva percepción del mismo, retrasando nuestra
percepción del objeto, obligándonos a una percepción más elevada de las cosas y de su trama
sensorial.
Jakobson
Este autor ha sido uno de los principales nombres de los formalistas rusos. Así como
Sklovsky defendían la idea de que la poesía mejoraba nuestra salud mental por presentarse como un
contraste a la automatización de nuestras reacciones. Pero “para Jakobson el problema crítico
inmediato no es la interacción entre el sujeto perceptor y el objeto percibido, sino la relación entre
“signo” y “referente”; no la actitud para con la realidad del lector, sino la actitud del poeta frente a
la lengua.” (Erlich, p.259)
Uno de los objetivos fundamentales del pensamiento de Jakobson, consitió en describir las
propiedades lingüísticas del discurso literario, en relación directa con el concepto de literalidad, y
elaborar así una poética literaria centrada en el mensaje, cuyo marco de referencia debía ser el
análisis de las formas, determinadas por su valor funcional en el texto. Tomando como referencia el
modelo básico de comunicación humana, presenta sus funciones del lenguaje, donde sobresale la
función poética.
Jakobson cuestiona ¿qué es lo que hace que un mensaje verbal sea una obra de arte?, y hace
referencia a la relación que hay entre la lingüística y la poética. Considera que la poética tiene como
objeto principal la diferencia específica del arte verbal con respecto a otras artes y a otros tipos de
conducta verbal. La poética trata de problemas de estructura verbal, mientras que la lingüística es la
ciencia que abarca a toda la estructura verbal, por lo que podemos considerar a la poética como
parte de la lingüística.
Crea un modelo de comunicación lingüística:
Sostiene que hay que estudiar el lenguaje en toda variedad de funciones, que se definen según
el énfasis que se pone en alguno de los factores que constituyen cualquier acto de comunicación.
Los elementos que forman parte de cualquier acto de comunicación son el destinador, el
destinatario, el contexto de referencia, un código y el contacto (canal físico y conexión
psicológica entre destinador y destinatario). El destinador envía un mensaje al destinatario. Este
mensaje requiere un contexto al que referirse para ser operativo; un código que sea común entre el
hablante y el oyente (si no total al meno parcial) y por último un contacto como canal de
transmisión entre el hablante y oyente para permitir a ambos entrar y permanecer en comunicación.
El autor distingue entonces seis funciones del lenguaje que están determinadas, cada una, por
uno de los factores ya mencionados. Estas funciones están presentes en el mensaje verbal, con un
orden jerárquico, aunque no todas las funciones tienen por qué estar presentes en un mensaje. Estas
funciones son la función referencial (que se centra en el contexto), la que relaciona el acto de
comunicación con su contexto; la función emotiva se centra en el emisor y hace referencia a la
expresión de su actitud respecto a lo que está diciendo, incluye los sentimientos, la subjetividad del
destinador (un ejemplo son las interjecciones); la función conativa apunta al destinatario, al receptor
de nuestro mensaje, se espera que el receptor emita una reacción frente al mensaje emitido (un
ejemplo son los vocativos y los imperativos:¡Ven!). La función conativa se dirige al tú, mientras
que la emotiva se refiere al yo, y la referencial se dirige a una tercera persona (de quien o de qué se
habla).
La función fática se orienta hacia el contacto. Hace referencia al canal de comunicación, a los
mensajes que sirven para establecer, prolongar o interrumpir la comunicación, para asegurarnos de
que el canal de comunicación funciona (¿me oyes?), para llamar la atención del receptor o
asegurarse de que está atento (“¿verdad?”; “oigan lo que diré”).
El lenguaje también se puede usar para hablar sobre el lenguaje mismo (metalenguaje), por
ejemplo para comprobar que realmente compartimos un mismo código con el destinador o
viceversa (ejemplo: “¿qué quieres decir?” o “¿entiendes lo que quiero decir?”). En esta instancia el
lenguaje se centra en el código, que determina la función metalingüística.
Función Poética: Cuando lo que importa es el mensaje en sí, el mensaje por el mensaje, se
trata de la función poética del lenguaje. Esta función es la que predomina en cualquier
manifestación artística de tipo verbal, pero también se puede manifestar en el habla cotidiana, de
manera subordinada, como accesorio. Sirve para profundizar la dicotomia fundamental de los
objetos y signos. El estudio linguistico de esta función debe sobrepasar los límites de la poesía, y
por otra parte el análisis lingüístico de esta no puede limitarse a aquella.
Para contestar acerca de los rasgos propios de cualquier fragmento poético, el autor presenta
dos modos básicos de conformación empleados en la conducta verbal: la selección y la
combinación.
Considera que cuando nosotros emitimos un enunciado, realizamos 2 operaciones
automáticas, la selección, por ejemplo para decir “el señor cayó en el agujero”, tenemos que elegir
entre la utilización de “el”, “aquel”, “un”, etc; en lugar de decir señor podemos decir hombre,
individuo, etc; en lugar de se cayó, podría ser se hundió, tropezó, etc). Nosotros seleccionamos, y a
través de esa selección sumamos para constituir el sintagma, es decir que combinamos todas esas
elecciones en una estructura lineal.
La idea de función poética para Jacobson, supone que en un enunciado poético se construye a
través de equivalencias, que pueden ser repeticiones fonéticas, morfológicas o semánticas. Por
ejemplo en el verso “verde viento. verdes ramas”, en este caso en lugar de elegir entre rama y
viento, se seleccionan y se combinan las dos equivalencias en el sintagma, que en el lenguaje
habitual serían una posibilidad de elección.
Tinianov
Este autor habla del “hecho literario vivo” y considera los contextos de producción y de
circulación de las obras literarias. También apunta a un estudio diacrónico de la literatura, sostiene
que la evolución de la serie literaria es muy importante para la consideración de la obra literaria. Se
centra en la historia literaria, la tradición, las nociones de función, sistema , dinamismo y vitalidad
de las series.
Se preocupa por la historia literaria, y se propone darle mayor sentido y precisión a ese
término, para lo cual considera importante dejar de lado la valoración subjetiva. Sostiene que el
hecho literario está en constante movimiento, en constante evolución.
Se centra en dos etapas de la historia literaria, la génesis y la evolución. La génesis está
relacionada con la creación literaria, dejando de lado el psicologismo, para centrarse en el análisis
de los mecanismos por los cuales el autor construye su obra.
También realiza una crítica a usos que se hacen de la noción de tradición, considerando a la
tradición como una

abstracción ilegítima de uno o varios elementos literarios de un sistema en el que se


emplean y donde desempeñan determinado papel. Se le otorga valor idéntico a
elementos de otro sistema donde su empleo es diferente. El resultado es una serie
unida sólo ficticiamente, que tiene la apariencia de entidad (Tinianov, 1927).

Considera a la obra literaria como un sistema, porque está compuesta por elementos internos
que están relacionados entre sí y pone énfasis en la función constructiva, donde se combinan los
elementos internos que lo configuran como sistema (el ritmo, la métrica, la rima, etc). Esos
elementos están en correlación constante, dentro de una misma obra o se relacionan con elementos
similares dentro de otras obras.
Tinianov comienza a analizar la obra literaria como sistema, que está dentro de otro sistema,
al que llama “serie literaria”, y así como la obra literaria se conecta con los elementos de la propia
obra y con los elementos de otras obras dentro de la serie literaria, la serie literaria se conecta (por
ejemplo: a través del lenguaje) con otras series , las series vecinas (la serie histórica, social, cultural,
política) a través de las funciones constructivas de las obras literarias. Esto es cambiante, está en
constante movimiento. Respecto a eso, Tinianov plantea lo siguiente:
La existencia de un hecho como hecho literario depende de su cualidad diferencial, (es
decir de su correlación, sea con la serie literaria, sea con una serie extraliteraria); en otros
términos, depende de su función. Lo que es ´hecho literario` para una época será un
fenómeno lingüístico dependiente de la vida social para otra, según el sistema literario con
referencia al cual se sitúa este hecho. (Tinianov, 1927).
Considera que los elementos pueden relacionarse de dos maneras, desde una función
autónoma y otra sinónima. La función autónoma hace referencia a la capacidad que tienen los
elementos para relacionarse con elementos semejantes de otras obras o series; y la función sinónima
es aquella por la cual un elemento se relaciona con los otros elementos de la propia obra. Según
Tinianov “la función autónoma, o sea la correlación de un elemento con una serie de elementos
semejantes que pertenecen a otras series, es la condición necesaria para la función sinónima, para la
función constructiva de este elemento” (p.93).
En la forma literaria, en su función constructiva, está implicita la historia, la política, la
cultura, etc, principalmente a través del lenguaje.
La obra es un sistema para Tinianov, así como para los formalistas, pero considera que no
puede ser entendida la obra literaria, ni la serie literaria fuera de sus correlaciones con la vida social,
con las series vecinas.

2- Respecto a la evolución de la Literatura, estos autores fueron los primeros en pensar una
una teoría literaria, y plantearla desde una visión cientificista. Se preocuparon por la creación de un
campo autónomo de estudio de la Literatura.
La Literatura ha pasado de ser vista como un pensamiento por medio de imágenes y suponer
una economía en los esfuerzos mentales, a ser una construcción objetiva, que deja de lado la
valoración personal y pone énfasis en la forma, priorizando el significante en lugar del significado.
De esa forma la obra literaria es vista como una selección de objetos que la constituyen, que le dan
forma, una forma que ya tiene implícita la significación. Con esto se refutan las ideas de algunos
pensadores que no tenían claro la diferencia entre el lenguaje cotidiano y el lenguaje poético, siendo
este último el utilizado en la creación de las obras literarias.
La Literatura pasa entonces de ser considerada una creación sencilla a ser una elaboración
más compleja, con elementos propios que dificultan la comprensión por parte del lector,
desautomatizando las percepciones de la vida cotidiana. Esto es lo que caracterizan las obras
literarias y las distinguen de lo que no es literatura.
Otro aspecto importante en la evolución de la Literatura es su estudio desde un punto de
vista diacrónico, en el sentido de que se la empezó a concebir, a partir del segundo formalismo,
como una disciplina que está en constante movimiento y que, además, recibe influencia e influye en
la vida social. A partir de estos pensamientos se empieza a analizar las relaciones que existen dentro
de las obras, y también en relación con otras obras, la historia de la literatura, considerando la obra
en un contexto, como un “sistema” en el que cada procedimiento tiene una función, dando inicio a
lo que conocemos como géneros literarios. El centro de atención ya no será solo el significante
poético, sino que también consideraciones más amplias que tienen en cuenta la sintaxis y la
semántica.
Los formalistas señalan que cuando las formas se automatizan por la repetición de la
percepción, pierden su carácter artístico, y surge una nueva forma que la reemplace y cumpla con la
función estética. La forma de la obra literaria es una forma dinámica, y los procedimientos, pues, se
definen por su función en cada época.
Para Shklovski, cada época literaria contiene varias escuelas literarias que coexisten en la
Literatura, una de ellas predomina y se canoniza, las demás llevan una vida clandestina, sin
consagración.
Tinianov considera que la historia literaria no es una continuidad, sino que se trata de una
destrucción de lo que existe para, a partir de ahí, crear algo nuevo. Consideran que existe una
autonomía de la evolución literaria. La evolución literaria se resume en la sustitución de sistemas, y
éstos cambian cuando cambia la función de los elementos formales.
La evolución de la serie literaria estaría definida por una relación dinámica entre forma y
función, y el hecho literario sería algo relativo porque cuando deja de ser visto como hecho literario,
en una época determinada, también será considerado en otra época como un fenómeno de otro tipo
no literario, por lo cual, las formas también evolucionan de manera autónoma.

3- La lengua cotidiana hace referencia al uso de la lengua en su uso común, habitual, mientras
que la lengua poética hace referencia a la lengua en su funcionamiento literario.

En el uso cotidiano, la lengua tiene una función práctica y comunicativa, mientras que en la
lengua poética la comunicación no es la principal finalidad, sino que los propios sonidos pueden
tener una función autónoma, no vinculada al sentido. En la lengua poética existe una preocupación
por la forma, importa más la función poética que el significado.

La lengua poética difiere de la lengua prosaica por el carácter perceptible de su construcción.


Se puede percibir, sea el aspecto acústico, sea el aspecto articulatorio, sea el aspecto semántico. A
veces no es la construcción sino la combinación de palabras, su disposición, la que es perceptible.

La imagen poética es uno de los medios que sirven para crear una construcción perceptible,
que uno puede experimentar en su sustancia misma; pero no es más que eso. '. La creación de una
poética científica exige que se admita como presupuesto que existe una lengua poética y una lengua
prosaica cuyas leyes son diferentes; idea probada por múltiples hechos.” (Todorov, p. 32)

En la lengua poética una palabra se percibe como palabra y no simplemente como


representante del objeto denotado, las palabras tienen valor por sí mismas.
4- Una ciencia que tenga por objeto la literatura debe estudiar las particularidades específicas
de los objetos literarios. Jakobson considera que la Literatura como ciencia debería tener el
procedimiento como su “personaje” único.Si todo lo que se puede comprender dentro de una obra
literaria está en su forma, el principio de coomprensión de todo lo que se considere literario debe ser
un principio objetivo, por lo cual toda obra literaria tendría algo objetivo que fuera capaz de
determinar que realmente se trata de una obra literaria, distinguiéndola de lo que no es literario. Ese
principio sería la literalidad: según Jakobson, “el objeto de la ciencia de la literatura no es la
literatura, sino la literariedad, es decir, lo que hace de una obra concreta una obra literaria”
(Questions de poétique, 1973). Dicha “literariedad” se concreta a través de procedimientos
literarios, que se justifican por cumplir una función.

Para hacer ciencia literaria hay que fijarse en los rasgos formales que llevan a descubrir las
cualidades intrínsecas de dichos materiales, hay que enfrentarlos con materiales que no puedan
considerarse literarios pero que tengan en común con la literatura el lenguaje.

5- Considero que así como los formalistas, Poe (1846) se preocupa por el método de
construcción de las obras literarias. Este autor también considera importante que el escritor piense
en el momento de escribir, en el efecto que se pretende causar, buscando siempre alcanzar a la
originalidad. Poe plantea que debe primeramente elegir un tema novelesco y luego un vigoroso
efecto que producir.
Otro punto de similitud de Poe con la idea del formalismo ruso es que “ningún punto de la
composición puede atribuirse a la intuición o al azar; y que aquélla avanzó hacia su terminación,
paso a paso, con la misma exactitud y la lógica rigurosa propias de un problema matemático.” (Poe
1846, p. 2). Esa idea nos hace pensar en el planteamiento de los formalistas respecto a los objetos
estéticos elegidos por los autores y la idea de “función poética” (cuando lo que importa es el
mensaje en sí) y los procesos de “selección” y “combinación” planteados por Jakobson en su
modelo de comunicación lingüística. También se lo puede relacionar con la noción de sistema
plateada por Tinianov, ya que el autor debe trabajar mucho en la elaboración de las obras, pensando
en la correlación de sus elementos.
Para este poeta “lo bello es el único ámbito legítimo de la poesía” (p.3) pues el placer más
intenso, más puro y elevado se encuentra en la contemplación de lo bello. En este sentido los
formalistas también se dedicaron a una visión estética de las obras literarias, y así como Poe, se
preocuparon por la contemplación de los objetos por parte del lector, empleando elementos que
llevaran a la desautomatización de lo habitual y se pudieran contemplar las cosas desde otro punto
de vista.
Reflexión
Este trabajo ha sido de gran importancia para una mejor comprensión del pensamiento de los
formalistas rusos, pensamientos que aún se están muy vigentes y han marcado un divisor de aguas
en la historia de la Literatura. Considero que la visión que tienen los formalistas sobre las obras
literarias hicieron con que todos las miraran de una forma distinta, como una construcción compleja
y llena de sentido, que invita a la lectura por provocar una visión totalmente distinta del mundo.
La idea de una Literatura cambiante y dinámica es algo que ha permanecido hasta la
actualidad y lo vemos cada vez más cambiante, debido a los cambios que ocurren en la sociedad, un
ejemplo de eso son las obras digitales, que han sido producto del gran avance tecnológico. En ese
sentido podemos percibir cotidianamente que en cada época existen creaciones literarias que se
conectan directamente con la actualidad en la que fueron creadas, pero también son capaces de
perdurar en el tiempo, llenándonos con su historicidad y llevándonos a viajar en el tiempo a través
de una serie de elementos, como por ejemplo el lenguaje.

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