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Manual de Olivicultura
Ecológica
Proyecto Equal-Adaptagro
1
2 Manual de Olivicultura Ecológica
3
Manual de Olivicultura
Ecológica
Foto portada: Aceitunas en el mercado de Tetuán (Marruecos), tomada por Cristóbal y Clarisa Sánchez.
I.S.B.N.: 84-688-8188-0
Depósito Legal: CO-1349-04
ÍNDICE
PRÓLOGO .................................................................................................................................................................................. 9
PRÓLOGO
CAPÍTULO I
LAS DIMENSIONES DE LA AGROECOLOGÍA
*
Dra. Ingeniera Agrónoma. Coordinadora de la Maestría en Agroecología y Desarrollo Rural Soste-
nible en Latinoamérica y España de la Universidad Internacional de Andalucía (España) y Profeso-
ra de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). E-mail:
graottmann@ciudad.com.ar
**
Dr. Ingeniero Agrónomo. Catedrático Universidad de Córdoba. Director del Instituto de Sociología
y Estudios Campesinos. E-mail: ec1segue@uco.es
12 Manual de Olivicultura Ecológica
Las dimensiones de la Agroecología 13
específicamente generado a lo largo del proceso histórico que nos lleva a re-
pensar los estilos de desarrollo rural, desde una perspectiva de sustentabilidad.
El concepto de desarrollo rural que aquí estamos proponiendo, amparado en los
principios de la Agroecología, se basa en el descubrimiento, en la sistematiza-
ción, análisis y potenciación de los elementos de resistencia locales frente al
proceso de modernización, para, a través de ellos, diseñar, de forma participativa,
estrategias de desarrollo definidas a partir de la propia identidad local del
etnoagroecosistema concreto en que se inserten.
La Agroecología, que propone el diseño de métodos de desarrollo endógeno
para el manejo ecológico de los recursos naturales, necesita utilizar, en la ma-
yor medida posible, de los elementos de resistencia específicos de cada identi-
dad local. En nuestra opinión, la manera más eficaz para realizar esta tarea
consiste en potenciar las formas de acción social colectiva, dado que éstas
poseen un potencial endógeno transformador. Por lo tanto, no se trata de llevar
soluciones rápidas para la comunidad, sino de detectar aquellas que existen
localmente y “acompañar” y animar los procesos de transformación existentes,
en una dinámica participativa.
Es así, que la herramienta central de nuestro análisis es la agricultura
participativa, a través de la cual pretendemos el desarrollo de tecnologías agrí-
colas. Se trata de crear y avalar tecnologías autóctonas, articuladas con tecno-
logías externas que, mediante el ensayo y la adaptación, puedan ser incorpora-
das al acervo cultural de los saberes y del sistema de valores propio de cada
comunidad. En este sentido, Calatrava (1995) propone un modelo de desarrollo
rural al que le atribuye las características de: integral, endógeno y sostenible.
Este autor otorga a dicho modelo un carácter agrícola/agrario y una naturaleza
ecológica; considerando que no existe desarrollo rural si este no está basado en
la agricultura y su articulación con el sistema sociocultural local como soporte
para el mantenimiento de los recursos naturales.
En base a este trabajo, y realizando las modificaciones oportunas para adap-
tarlo a nuestro enfoque agroecológico, entendemos que es posible establecer
la elaboración de un plan de desarrollo sustentable para una zona rural. Veamos
entonces las características que deben ser tenidas en cuenta en este proceso:
a) Integralidad: el elemento inicial para el establecimiento de los esque-
mas de desarrollo, debe buscarse en el establecimiento de actividades
económicas y socioculturales que abarquen la mayor parte de los sec-
tores económicos necesarios para permitir el acceso a los medios de
vida de la población, incrementando el bienestar de la comunidad.
b) Armonía y equilibrio: los esquemas de desarrollo generados desde la
base material de los recursos naturales de los agroecosistemas deben
de realizarse buscando “la existencia de una armonía entre crecimiento
económico y mantenimiento de la calidad del medioambiente.
20 Manual de Olivicultura Ecológica
La dimensión sociopolítica
1
Esta propuesta que goza de un amplio consenso entre la Agroecología se debe a los trabajos
aparecidos en la revista que dirige Víctor Manuel Toledo, desde 1992, Etnoecológica.
22 Manual de Olivicultura Ecológica
2
Muchas veces las formas de acción social colectiva de ambos tipos de movimientos sociales se
confunden. Cf. el concepto de ecologismo popular en Joan Martínez Alier (1998), que consideramos
anteriormente.
24 Manual de Olivicultura Ecológica
Bibliografía
CAPÍTULO II
EL MANEJO DEL SUELO EN EL OLIVAR
ECOLÓGICO
*
Doctores Ingenieros Agrónomos. Centro de Investigación y Formación de Agricultura Ecológica y
Desarrollo Rural. Camino de El Jau, s/n. Apdo. 113. 18320 Santa Fe (Granada). Telf. 958 51 31 95.
Fax: 958 51 31 96. Correo-e: gloranto@tiscali.es
28 Manual de Olivicultura Ecológica
El manejo del suelo en el olivar ecológico 29
Erosión hídrica
A=0,224×R×K×L×S×C×P
Figura 2.3. Erosión en olivar con distinto manejo del suelo. La cubierta vegetal de
cebada es muy efectiva en el control de la erosión. Datos obtenidos utilizando un
simulador de lluvia en Cabra (Córdoba) (Pastor y Castro, 1995)
El manejo del suelo en el olivar ecológico 35
Degradación física
Se refiere a los cambios adversos en las propiedades físicas del suelo, como
son porosidad, permeabilidad, densidad aparente y estabilidad estructural. Se
produce por la realización de prácticas de manejo inadecuadas, tales como:
a. Exceso de laboreo. Da lugar a agregados inestables procedentes de una
división puramente mecánica de elementos más gruesos, a la vez que au-
menta la velocidad de mineralización de la materia orgánica por el incre-
mento de la aireación y la temperatura, y hace disminuir la población de
organismos efectivos para la formación de complejos arcillo-húmicos, prin-
cipalmente lombrices. Por ello, en agricultura ecológica se tiende a dismi-
nuir e incluso eliminar los pases de labor. Si estos se realizan deben ser
verticales y de poca profundidad.
b. La escasa adición de materia orgánica al suelo. El uso de abonos ex-
clusivamente minerales y la destrucción de los residuos vegetales dan lugar
al empeoramiento de las propiedades físicas del suelo, ya que la materia
orgánica contribuye al aumento de la estabilidad de los agregados del suelo,
la infiltración de agua (aunque no necesariamente su disponibilidad para la
planta) y la aireación del suelo, disminuyendo la densidad aparente (MacRae
et al., 1985).
El manejo del suelo en el olivar ecológico 37
Degradación biológica
Por otra parte, la mayor biomasa y actividad biológica en suelos con manejo
ecológico es responsable de la menor incidencia de enfermedades y plagas de
suelo. Así, se ha detectado una importante capacidad supresiva de enfermeda-
des producidas por hongos de suelo (Pythium spp., Fusarium sspp., Rhizoctonia
solani, Phytophthora cinnamomi, etc.) en suelos de fincas donde se realiza
agricultura ecológica (Lumsden et al., 1990; Sivapalan et al., 1993). Además,
40 Manual de Olivicultura Ecológica
Laboreo a nivel ** - - *
Disminución del laboreo/
/Laboreo vertical ** ** ** -
Zanjas de infiltración ** - - **
Terrazas *** - - ***
Control de cárcavas *** - - *
Coberturas vegetales *** *** *** *
Coberturas inertes *** ** ** **
Añadir materia orgánica ** *** *** **
Efectos: (-) Sin efecto directo, (*) positivo ligero, (**) positivo medio, (***) muy positivo
Los cultivos de cobertura se siembran en el otoño entre las calles del olivar
y se incorporan en primavera, lo que coincide aproximadamente con el momen-
to de floración de las especies sembradas. Dado que el cultivo de cobertura no
se retira de la parcela, sino que queda en ésta, se constituye en un abono
verde para el olivo. La función fundamental de los abonos verdes es comple-
mentar la nutrición del cultivo principal, bien a través de la fijación de nitrógeno
atmosférico, o por su eficacia en hacer disponibles nutrientes para los cultivos
que de otra manera serían inaccesibles o se perderían.
a) Fertilización nitrogenada
El empleo de especies leguminosas (vezas, alfalfa, habas, etc.) como abono
verde tiene el objetivo principal de aportar nitrógeno extra a nuestro suelo, y
a los cultivos, ya que estas plantas son capaces de fijar este nutriente desde
El manejo del suelo en el olivar ecológico 41
Aunque los cultivos de cobertura han sido considerados siempre por el con-
trol de la erosión y su contribución a la fertilidad edáfica, cada vez existe más
interés sobre el control de las plagas y enfermedades que realizan. Veámoslo a
continuación:
a) Control de malezas
Los cultivos de cobertura pueden ayudar a mantener poblaciones aceptables
de malezas en los cultivos. Es, de hecho, una técnica que en Agricultura
Ecológica se emplea de forma habitual para el control de las hierbas. Los
mecanismos por los cuales se produce este control son la competición por los
recursos, y la alelopatía negativa. En cada caso puede estar presente uno o
ambos mecanismos de control. Veámoslo más detenidamente a continuación:
a.1. Competición. Las plantas sembradas como abono verde compiten con
las hierbas por los recursos (nutrientes, luz y agua) por lo que éstas se
desarrollan en peores condiciones. En general, disminuirán más la po-
blación de malezas, aquellos cultivos de cobertura que crecen más rápi-
do, producen mucha masa verde y cubren antes el suelo. Las legumino-
sas, en general, compiten con las hierbas peor que las gramíneas. Por
ello, en ocasiones es útil emplear mezclas de leguminosas (veza, gui-
santes, etc.) con gramíneas (cebada, avena, etc.). No obstante, dentro
de las leguminosas también hay diferencias según el tipo de crecimien-
to de la misma. Así, las de crecimiento erecto como el guisante forrajero
o el haba compiten peor que otras de porte más rastrero como las vezas.
a.2. Alelopatía. Algunas plantas, tienen la habilidad de producir y emitir a
través de las raíces sustancias tóxicas para otras especies vegetales.
Otras veces estas sustancias dañinas son debidas a la degradación de
restos vegetales (tallos, hojas, raíces). Este fenómeno, que recibe el
nombre de alelopatía negativa, es empleado en Agricultura Ecológica.
Así, se siembran como abonos verdes especies vegetales que dan lugar
a estos compuestos tóxicos para las malezas. El resultado es una me-
nor población de hierbas.
Veamos algunos ejemplos.
La mezcla de habas y centeno, sembrada en otoño como abono verde, y
enterrada a finales de marzo o inicios de abril, disminuye el crecimiento de
las hierbas incluso en la temporada siguiente. Ello es debido, por un lado, a
que el rápido y abundante crecimiento del abono verde “ahoga” a las otras
plantas; y, por otro, a que el centeno libera sustancias al suelo que intoxican
a las malezas (compuestos alelopáticos), no permitiéndoles un adecuado
crecimiento (Gliessman, 1997).
44 Manual de Olivicultura Ecológica
El buen manejo del cultivo de cobertura es esencial para obtener sus bene-
ficios. Para ello hemos de tener en cuenta lo siguiente:
a. Selección de las especies a sembrar. Hemos de seleccionar especies y va-
riedades que estén muy adaptadas a las condiciones de suelo, clima y mane-
jo en las que van a crecer, y que sean capaces de producir una alta cantidad
de biomasa en poco tiempo.
46 Manual de Olivicultura Ecológica
La Tabla 2.4 recoge las características que deben tener las especies utilizadas
como cubiertas. Habitualmente las especies vegetales empleadas como culti-
vos de cobertura son leguminosas o gramíneas, o mezcla de ellas. Las gramíneas
tienen a su favor frente a las leguminosas la mayor persistencia de los residuos
en el suelo una vez segados, con lo que la protección frente a la erosión duran-
te el final de la primavera y el verano es más efectiva; y el mayor potencial
para la mejora de la estructura del suelo. Sin embargo, su capacidad de rebrote
tras la siega mecánica y la posible competencia por el N con los árboles,
desaconsejan su uso en Olivicultura Ecológica, a no ser que se utilice una
mezcla de cereal-leguminosa, tal como la veza con avena o cebada.
Las leguminosas son, por tanto, más utilizadas con manejo ecológico, ya que
nos encontramos con la ventaja adicional de que estas plantas pueden fijar
nitrógeno del aire y ponerlo a disposición del olivo cuando se incorporen al
suelo. Como veremos en el capítulo siguiente la cubierta vegetal leguminosa
puede cubrir buena parte de las necesidades de nitrógeno de los olivares
andaluces. Por último, si bien la menor persistencia en el suelo de los restos
de leguminosas durante el verano, es negativa respecto al control de la ero-
sión, es positiva en cuanto a que disminuye los riesgos de incendio con res-
pecto al cereal.
Los olivareros ecológicos tienen a su disposición numerosas especies de
leguminosas que pueden emplear en su finca. Está siendo muy usada la
veza (Vicia sativa), sola o mezclada con cebada o avena.
El manejo del suelo en el olivar ecológico 47
En otros casos se utilizan leguminosas de ciclo corto más corto, con capaci-
dad para producir semillas antes de la fecha idónea de corte para evitar la
competencia con el agua. En este sentido son interesantes los resultados
obtenidos por Pajarón et al. (1996) mediante el uso del carretón Medicago
rugosa ya que al producir semilla antes de la fecha de eliminación de la
cubierta, no es necesaria la siembra de ésta al año siguiente. Sin embargo,
su efecto como abono verde y aporte de nitrógeno parece ser menor que el
de la veza.
Otras leguminosas que están empleando los olivareros ecológicos como cu-
bierta vegetal y abono verde son la “moruna” (Vicia articulata) y el “yero”
(Vicia ervilia). La moruna fue una especie muy extendida como abono
verde en la Sierra de la Contraviesa (Granada), donde se incluía en las
rotaciones antes del cereal, y entre calles de frutales (vid, almendro, olivar,
etc.). También está documentado su uso en el sur de Italia. El interés de la
moruna es alto por su adaptación a zonas semiáridas y suelos pobres, y por
su valor tanto como abono verde como forrajero, lo que ha hecho que se
haya extendido su uso a Australia, Estados Unidos, y oeste asiático
(Remmers, 2000). Por su parte, el yero es una especie rústica y adaptada a
zonas semiáridas, capaz de producir más de 5000 kg/ha de materia seca
cuando es segada en floración. El guisante forrajero, las habas, y otras mu-
chas especies leguminosas pueden ser usados entre calles en los olivares
ecológicos. Muchas de ellas han sido evaluadas para su uso y algunos resul-
tados se recogen en la Tabla 2.5.
Yero Inicios de
(Vicia ervilia) noviembre 80 Kg/ha 385 mm 1ª semana de mayo 5.171
Almorta Inicios de
(Lathyrus noviembre 100 Kg/ha 216 mm 1ª semana de mayo 3.038
sativus)
Algarroba Inicios de
(Vicia noviembre 85 Kg/ha - Mayo 4.599
monantha)
Alhova Inicios de
(Trigonella noviembre 80 Kg/ha 213 mm 1ª semana de mayo 2.950
foenum-graecum)
Alhova/ Inicios de Al.→60 Kg/ha 237 mm 3ª semana de mayo 3.634
Avena noviembre Av.→20 Kg/ha
48 Manual de Olivicultura Ecológica
Elaboración propia a partir de Treviño et al. (1980 y 1984); Pajarón et al. (1996); Ríos et al. (1993); Foraster
(2004).
Bibliografía
CAPÍTULO III
LA FERTILIZACIÓN EN EL OLIVAR
ECOLÓGICO
*
Doctores Ingenieros Agrónomos. Centro de Investigación y Formación de Agricultura Ecológica y
Desarrollo Rural. Camino de El Jau, s/n. Apdo. 113. 18320 Santa Fe (Granada). Telf. 958 51 31 95.
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56 Manual de Olivicultura Ecológica
La fertilización en el olivar ecológico 57
Introducción
Salidas Entradas
sibles, tiempo que lleva en producción ecológica, etc. Más bien es nuestro obje-
tivo mostrar que para un olivarero ecológico existen distintas opciones a la hora
de realizar el plan de fertilización de su finca, y que cada opción implica unas
tareas a llevar a cabo, unos costes diferenciales, y una maquinaria adecuada,
entre otros.
Supongamos un olivar que produzca una media de 3.000 Kg/ha de aceituna,
que va a iniciar la transición a producción ecológica, y que va a dejar crecer la
cubierta vegetal de flora espontánea. Por su producción, este sería un olivar
muy común en Andalucía, al que podemos calcularle las extracciones de nitró-
geno, fósforo y potasio que supone tanto la salida de la aceituna, como la de la
poda y desvareto. La figura 3.1 recoge aproximadamente estas extracciones
anuales por hectárea. Respecto a los micronutrientes hay que señalar que la
fertilización orgánica hace muy difícil que aparezcan carencias de estos ele-
mentos para las plantas. Podemos observar que en los olivares las mayores
extracciones que se producen son de potasio, elemento que muchas veces no
se ha contemplado en el plan de fertilización, lo que ha incidido en la generación
de suelos deficientes en este elemento. Para los cálculos de las extracciones
nos hemos basado en Civantos y Olid (1982) y Ferreira et al. (1986). Estas
extracciones son aproximadas pues el contenido de nutrientes de las muestras
es variable en función de varios factores (variedad, tipo de suelo, año…).
Vemos en la figura 3.2 que satisfacer las necesidades de potasio con este es-
tiércol fuerza a sobrepasar de forma importante las necesidades de nitrógeno,
lo que podría dar lugar a posibles pérdidas de este elemento. Además, como
exponemos en el capítulo V, el coste más importante del olivar ecológico, ex-
ceptuando la recolección, está siendo el de fertilización. Este mayor coste vie-
ne dado principalmente porque implica más mano de obra el esparcido de la
materia orgánica, generalmente estiércol, que se realiza en muchos casos ma-
nualmente.
Para abaratar este coste, en primer lugar podríamos facilitar la tarea utili-
zando medios mecánicos de esparcido. En segundo lugar, hay que considerar
que la mineralización del estiércol se lleva a cabo aproximadamente en tres
años: 50% en el primer año, 30-35% en el segundo y 15% en el tercero, según
Urbano (1992); por tanto, podríamos disminuir la frecuencia en el aporte de
estiércol, realizando la aplicación cada dos o tres años, aunque en este caso
tendríamos que duplicar o triplicar la cantidad aplicada. En tercer lugar, podría-
mos cambiar el modelo de fertilización tratando de ajustar mejor la fertilización
y abaratar el coste de aplicación. En este sentido, una opción sería combinar las
enmiendas orgánicas, con las enmiendas minerales. Dado que el olivar tiene
unas extracciones altas de potasio, podríamos combinar el estiércol de ovino
con una enmienda mineral autorizada en Agricultura Ecológica como el patenkali
(mezcla de sulfato de potasio con sulfato de magnesio que contiene aproxima-
damente un 28% de K2O, un 8% de magnesio y un 18% de azufre). En este
caso, el uso de esta enmienda u otra similar, nos reduciría la cantidad de estiér-
col a emplear a 4.500 Kg./ha del estiércol de ovino que venimos utilizando en
este ejemplo, más 100 Kg/ha de patenkali (véase fig. 3.3). También podríamos
sustituir el estiércol por abonos orgánicos comerciales, más caros aunque más
La fertilización en el olivar ecológico 61
Pero hay más opciones. Por ejemplo, podemos disminuir las extracciones
como veíamos en el capítulo anterior si picamos los residuos de poda y desvareto
y los dejamos cubriendo el suelo del olivar, consiguiendo una mejora importante
de las propiedades físicas de éste. Y podemos compostar el alperujo de la alma-
zara, tal como al final de este capítulo explicamos, cerrando al máximo el ciclo
de nutrientes del olivar. En la Fig. 3.4 se representa esta opción que será más
económica cuanto más colectivamente se realice el proceso de compostado y
si se adquiere conjuntamente la maquinaria de esparcido. El compost de alperujo
empleado en el cálculo es de Sánchez (1999) en Tabla 3.3.
Otra opción, sería emplear cubiertas vegetales leguminosas, que nos van a
aportar el nitrógeno necesario, como demostró Ortega Nieto (1963) en un oli-
var de Jaén de similar producción, en el que durante más de diez años se em-
pleó la veza como abono verde. Esta cubierta se podría combinar con el picado
de los restos de poda y el empleo de enmiendas minerales de fósforo y potasio.
En este supuesto, las cantidades que compensarían las extracciones serían unos
150 Kg/ha de patentkali y 25 Kg. aprox. de fosfatos blandos (Fig. 3.5). No
cabe duda que esta opción implica menos trabajo, y no requiere maquinaria
para esparcir el estiércol o compost. La maquinaria de desbroce de la cubierta
sería necesaria en todas las opciones, pues estamos suponiendo que en los
casos anteriores teníamos cubierta vegetal espontánea.
62 Manual de Olivicultura Ecológica
En este apartado nos vamos a referir al compostado del alperujo, dado que
la introducción del sistema de extracción por centrifugación de dos fases, que
da lugar a este producto, comenzó a implantarse en la campaña 92-93, pero en
1997 ya procesaba el 80% de toda la producción olivarera (Cegarra, 1998).
El alperujo es el 80 % del peso de la aceituna molturada y contiene la mayor
parte de los nutrientes presentes en la aceituna. No obstante, el alperujo debe
ser compostado previamente a su uso como fertilizante por las razones inclui-
das en la Tabla 3.2. Además, este material tiene a su favor para el compostaje
el poseer una gran riqueza en materia orgánica, un pH moderadamente ácido,
un contenido salino relativamente bajo y valores de la relación C/N no demasia-
do altos (entre 22,8 y 51,7), con un valor medio de 38 (Cegarra, 1998).
El proceso de compostado puede llevarse a cabo de formas muy diversas y
con grados muy diferentes de mecanización y automatización. En este caso,
nos vamos a centrar en la opción más simple, ya que las más complejas esca-
pan al objetivo de este capítulo.
Mezcla de materiales
En los ensayos de compostaje de alperujo que durante dos años hemos lleva-
do a cabo en colaboración de la SCA San Sebastián de Benalúa de las Villas de
Granada, probando diversas mezclas de materiales y manejos del proceso de
compostaje nos han dado muy buen resultado las mezclas compuestas por
alperujo-hojín-estiércol en una relación en volumen de 2:1:1 y 4:2:1. En las mez-
La fertilización en el olivar ecológico 65
clas en que se sustituyó el estiércol por compost de alperujo del año anterior no
hubo diferencias, mostrando que puede ser un sustituto viable en caso de esca-
sez de estiércol (Guzmán, 2003). Otros autores han probado otras mezclas con
buenos resultados. Así, Amirante y Montel (1998) proponen una mezcla de
alperujo-estiércol-paja-serrín-cal de 8:1:0,4:0,4:0,2. Por su parte, Sánchez (1999)
propone la mezcla en volumen de alperujo-hojín-estiércol de 14:8:2. En realidad,
la proporción óptima de la mezcla es variable dado que también los estiércoles y
los alperujos tienen una composición variable. No obstante, en todos los ensayos
se muestra la necesidad de aportar estiércol o compost del año anterior para que
el proceso de compostaje y el producto final tengan mayor calidad.
El montón debe tener una altura entre 1,5-2,5 m, y una anchura de 3-4 m en
la base, dando una sección trapezoidal (véase figura 3.6). La orientación de los
montones debe ser norte-sur para que la insolación del montón se produzca
66 Manual de Olivicultura Ecológica
Con el montón hecho se inicia el proceso de compostaje que pasa por varias
fases (véase Figura 3.7). Al principio se producirá una elevación de la tempera-
tura y una bajada del pH. La temperatura máxima no debe superar los 70 ºC,
debe permanecer alrededor de 60-65 ºC durante al menos tres días para elimi-
nar las semillas, los hongos y bacterias fitopatógenos que podrían afectar a
nuestros cultivos con el empleo en fresco de estos materiales. Si se sobrepasan
los 70 ºC se recomienda airear el montón para bajar la temperatura.
La elevación de la temperatura a veces no se produce de forma consistente
ya que el alperujo es un material “duro” de compostar, sino que sube un poco y
de nuevo cae. Esto significa que el proceso no ha arrancado por completo, y en
este caso conviene de nuevo voltear el montón y regarlo si es necesario. La
Figura 3.8 ejemplifica esta situación.
La fertilización en el olivar ecológico 67
Bibliografía
CAPÍTULO IV
LA BIODIVERSIDAD: UN COMPONENTE CLAVE
PARA LA SOSTENIBILIDAD DE LOS
AGROECOSISTEMAS
*
Biólogo. Doctorando del ISEC. Universidad de Córdoba.
Instituto de Fitosanidad. Área de Agroecología. Colegio de Postgraduados. Montecillos. Texcoco.
Estado de México. E-mail: clarijul@hotmail.com
74 Manual de Olivicultura Ecológica
La Biodiversidad: un componente clave para la sostenibilidad de los agroecosistemas 75
Agroecosistema y biodiversidad
Los autores antes referidos, indican que es bien conocido que la biodiversidad
es la “rueda” mayor del engranaje de la dinámica de los ecosistemas naturales
(Figura 4.1). Así por ejemplo, la cubierta vegetal de un bosque o de una pradera
previene la erosión del suelo, controla su régimen hídrico, mantiene la cantidad
de materia orgánica y otros.
1
Un agroecosistema es un sistema agrícola conceptualizado y conformado como un ecosistema, en
donde se suceden un conjunto de interacciones entre los factores bióticos (flora y fauna) y los
abióticos (suelo y medio ambiente) de una zona determinada (Gliessman, 2002 y Carrero, 1996).
78 Manual de Olivicultura Ecológica
especies poseen en mayor o menor grado una serie de características que les
facilita su establecimiento y desarrollo en sus ambientes tales como: una alta
capacidad de producción de semillas, una fácil dispersión, un largo periodo de
viabilidad, una germinación escalonada, una plasticidad fisiológica y genética,
así como una alta capacidad de competencia (Saavedra y Pastor, 2002).
Otras definiciones hacen referencia a características ecológicas, bien como
plantas pioneras o especies oportunistas. Así, en el cultivo del olivar se llama
mala hierba a toda planta arvense, invasora y/o colonizadora, y a las especies
propias del bosque mediterráneo que crecen entre los olivos. Con cierta fre-
cuencia se trata de especies que fueron expulsadas antes y durante la planta-
ción del olivar, y que transcurrido un tiempo, cuando se vuelven a modificar las
condiciones de cultivo, regresan al olivar (Saavedra y Pastor, 2002).
La flora del olivar está compuesta por especies adaptadas a las especiales
condiciones del cultivo: secano y clima mediterráneo, agrupadas mayoritariamente
en alrededor de 60 familias de dicotiledóneas y 9 de monocotiledóneas.
Todas esas plantas pueden competir con el olivo por agua en las épocas de
escasez y por nutrientes; interfiriendo incluso por luz en olivos jóvenes o con
compuestos alelopáticos e incluso su presencia encarece y dificulta la recolec-
ción de la aceituna. Sin embargo, la flora del olivar, como se ha visto anterior-
mente, también protege el suelo de la erosión, ayuda a aumentar la infiltración
de agua en el suelo, aporta materia orgánica, mejora la actividad microbiana y
favorece el desarrollo de la fauna benéfica, entre otros (Saavedra y Pastor,
2002).
Algunas de las plantas o malezas que florecen dentro de los olivos o fuera
de ellos, pueden contribuir al control biológico de los insectos plagas ya que
ellas son frecuentemente la única fuente de néctar, polen e incluso melaza de
otros insectos, los cuales son elementos vitales en el mantenimiento de altas
poblaciones de insectos benéficos dentro de un agroecosistema. Por otra parte,
algunas de estas plantas también mantienen a un cierto número de especies de
insectos, que pueden servir como alimento alternativo para depredadores y
parasitoides. Asimismo, las malezas también pueden modificar el microclima
del cultivo haciéndolo desfavorable para insectos fitófagos y sirviendo de refu-
gio para los enemigos naturales durante los periodos de excesivo calor y seque-
dad (Campos y Civantos, 2000).
Al respecto, el resultado de numerosas experiencias confirma que la
biodiversidad puede ser utilizada como una herramienta de optimización del
manejo de plagas en un agroecosistema, mediante el diseño y la construcción
de arquitecturas vegetales específicas que mantengan poblaciones de enemi-
gos naturales o que posean efectos disuasivos sobre determinados insectos
plaga tales como: la asociación de cultivos, los policultivos, el uso de sistemas
agroforestales, plantaciones de setos vivos, entre otros (Altieri y Labrador, 1995).
La Biodiversidad: un componente clave para la sostenibilidad de los agroecosistemas 81
El control biológico
La mayoría de los insectos plaga tienen una diversidad de organismos que los
atacan y consumen, entre ellos se incluyen: insectos arañas, muchos vertebrados
como: pájaros, lagartijas, peces y ranas, así como microorganismos tales como
nemátodos, virus, bacterias y hongos. A todos esos organismos se les conoce
como enemigos naturales de los insectos. De estos enemigos naturales, los in-
sectos entomófagos están agrupados en 200 familias incluidas en 15 órdenes,
divididos según sus hábitos en parasitoides y depredadores (Nicholls et al., 1999).
Los parasitoides son insectos que se desarrollan dentro o sobre el cuerpo de
otro insecto o dentro de los huevecillos de éste. La mayoría de los parasitoides
son pequeñas avispillas del orden de los Himenóptera y algunas pocas familias
de moscas del orden Díptera (Nicholls et al., 1999).
Los depredadores de insectos, son larvas o adultos de artrópodos: como insec-
tos, arañas o ácaros, los cuales en estado juvenil o adulto matan al insecto plaga
por un ataque directo y requieren de un número de presas suficientes como ali-
mento que les permita desarrollarse hasta el estado adulto (Nicholls et al., 1999).
Estos agentes de control biológico pueden ser usados de diferentes maneras
para el control de las plagas agrícolas. Pudiéndose distinguir básicamente tres
La Biodiversidad: un componente clave para la sostenibilidad de los agroecosistemas 83
Bibliografía
Aldebis, H.K., Avila, A., Matas, P. y Vargas, E. 2003. Evaluación de los daños
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92 Manual de Olivicultura Ecológica
93
CAPÍTULO V
PRODUCTIVIDAD Y ECONOMÍA DEL OLIVAR
ECOLÓGICO
*
Doctores Ingenieros Agrónomos. Centro de Investigación y Formación de Agricultura Ecológica y
Desarrollo Rural. Camino de El Jau, s/n. Apdo. 113. 18320 Santa Fe (Granada). Telf. 958 51 31 95.
Fax: 958 51 31 96. Correo-e: gloranto@tiscali.es
94 Manual de Olivicultura Ecológica
Productividad y economía del olivar ecológico 95
Introducción
Este apartado está subdividido desde el punto de vista temático en dos áreas.
En primer lugar, se van a mostrar los aspectos generales del desarrollo del
olivar ecológico en España y Andalucía; analizando, en segundo lugar, las ca-
racterísticas más relevantes de la comercialización de aceite ecológico desde
Andalucía y de los establecimientos donde se puede adquirir este producto en
España.
Con respecto a las almazaras, de nuevo destaca Córdoba con 39, el 44% de
las 90 existentes en Andalucía. A esta provincia le siguen Jaén (15), Sevilla (13)
y Granada (12). Es de destacar que en Huelva tan sólo existe una almazara. En
la Tabla 5.1 también se recoge la superficie media de olivar ecológico que
correspondería a cada almazara por provincia. Como se puede observar en la
misma, las hectáreas de olivar ecológico que hipotéticamente abastecerían a
cada almazara son en general muy pequeñas, destacando en este sentido las
escasas 178 hectáreas por almazara de la provincia de Almería. En el extremo
Productividad y economía del olivar ecológico 99
1
Para calcular los kilogramos se han multiplicado los litros de los envases por una densidad media de
0,913, sumando el resultado a las ventas a granel.
100 Manual de Olivicultura Ecológica
cubrir la demanda existente, procedentes del resto de España (un 68,5%), Italia
(un 28%) y Portugal (un 3,5%).
En esta campaña se produjo un aumento del 8,8% sobre la facturación total
de aceite ecológico vendido respecto a la campaña anterior. Este incremento
puede ser consecuencia del aumento progresivo durante el último año de las
ventas de aceite embotellado, así como por la apertura de nuevos mercados
internacionales (Tobar, 2001).
La forma de venta predominante fue a granel (79% de la facturación total),
con un volumen de ventas de alrededor de 2 millones kilos, y con un precio
medio de 3,75 e/kg; llegando a pagarse hasta 5,5 e/kg como precio máximo y
nunca bajando de las 3,24 e/kg. Siendo este precio mínimo casi un 100% más
alto que el precio medio pagado a finales de campaña en convencional (1,68 e/
kg). A las ventas a granel le siguieron en importancia las ventas en botellas de
0,5 litros, representando el 10% de la facturación total, con un precio medio de
6,31 e/l (3,15 euros por botella), y llegando a alcanzar casi los 16 e/l como
precio máximo (Tobar, 2001). El tercer lugar lo ocupa el envase de lata de 5
litros, siendo partidas testimoniales las ventas en el resto de envases.
Figura 5.3. Rendimientos del olivar ecológico como porcentaje del olivar
convencional de referencia (%)
2
Los estudios de Haniotakis (1997), Hurtado (2003) y Conde (2003) se han realizado en base a
valores medios de fincas tipo, el resto corresponden a la totalidad de las explotaciones ecológicas
106 Manual de Olivicultura Ecológica
Al igual que ocurre con los rendimientos, los costes de la producción ecológica
dependen de múltiples factores (tipo de orientación productiva, grado de inten-
sificación, disponibilidad de tecnología...). En el caso del olivar ecológico los
costes pueden ser similares al convencional (ver Figura 5.6), aunque están muy
influidos por el manejo de este cultivo.
Las labores que se realizan en el olivar pueden agruparse de la siguiente
manera: laboreo del suelo, poda, fertilización, control de plagas y enfermeda-
des, control de hierbas, desvareto, riego (en su caso) y recolección. La poda, el
desvareto y el riego son labores que se realizan de forma idéntica en el olivar
ecológico y convencional. Los costes de recolección dependen en gran medida
de la productividad obtenida y no de un tipo de manejo u otro. Si se adelanta la
fecha de recolección (práctica bastante habitual entre los olivareros ecológicos
para obtener aceites vírgenes de calidad) puede incrementarse esta partida
debido a la mayor resistencia del fruto a la caída; aunque también puede ser
menor al caerse menos aceituna al suelo, reduciendo este coste.
Los pases de maquinaria y el control de hierbas están muy relacionados
desde el punto de vista económico. En el olivar convencional existe la tenden-
cia generalizada de dejar el suelo “limpio” de hierbas el mayor tiempo posible,
recurriendo a pases continuados y a la aplicación de dos o más tratamientos
herbicidas. Por el contrario, en el olivar ecológico es recomendable el laboreo
mínimo (incluso el no laboreo), unido al mantenimiento de la hierba, controlada
mediante el uso de desbrozadoras mecánicas o segándola “a diente” (introduc-
ción de ganado); ello puede reducir sensiblemente el coste de estas labores
(por debajo del convencional), sobre todo si la introducción de ganado se realiza
en régimen de arrendamiento de pastos, pasando de ser esta partida un coste a
Productividad y economía del olivar ecológico 109
3
En olivares con recolección sin el empleo de vibradores al tronco, como son los casos de los estudios
analizados.
Productividad y economía del olivar ecológico 113
Bibliografía
CAPÍTULO VI
LA SUSTENTABILIDAD DEL OLIVAR
ECOLÓGICO
*
Doctores Ingenieros Agrónomos. Centro de Investigación y Formación de Agricultura Ecológica y
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116 Manual de Olivicultura Ecológica
La sustentabilidad del olivar ecológico 117
Introducción
I. Productividad (energética)
1 Todos los estudios se han realizado en base a la totalidad de las explotaciones ecológicas existentes.
Así, los de Guzmán et al. (2002a y b), en la comarca de Iznalloz de Granada, comprenden análisis de
5 y 9, y 4 y 9 explotaciones ecológicas y convencionales, respectivamente; el de Alonso (2003)
recoge datos de 23 fincas de olivar ecológico y 28 de convencional en la comarca de Los Pedroches
(Córdoba); en el de Guzmán et al. (2002c) se analiza información de 31 y 30 explotaciones
ecológicas y convencionales, respectivamente, en la comarca de Mágina (Jaén); y el de Guzmán y
Alonso (2004) incluye el análisis de 45 fincas ecológicas y 55 convencionales en la provincia de
Granada.
La sustentabilidad del olivar ecológico 123
III. Equidad
2 Hay que destacar, no obstante, que en estos olivares ecológicos se ha producido en los últimos años
un cambio importante en el manejo, reduciendo notablemente las labores al suelo y manteniendo
cubiertas vegetales durante buena parte del año.
126 Manual de Olivicultura Ecológica
Los factores que inciden sobre el proceso de pérdida de suelo son nume-
rosos: energía e intensidad de la lluvia, propiedades físicas y químicas de los
suelos, longitud y pendiente del terreno, cobertura del suelo y prácticas de cul-
tivo realizadas, entre los más importantes. En Andalucía la superficie que ocu-
pa el olivar es muy elevada, y buena parte de ella se encuentra en terrenos en
pendiente. En efecto, como puede verse en la Figura 6.4, existen más de 500.000
hectáreas que tienen una pendiente elevada (entre el 15% y el 30%) y más de
115.000 hectáreas con pendiente muy elevada (más del 30%). Esto quiere de-
cir que el 44% de la superficie de olivar se enfrenta a un riesgo grave de
erosión, encontrándose el nada desdeñable 35% en una situación de riesgo
moderado (intervalo entre el 8% y el 15% de pendiente).
En el manejo convencional del olivar apenas se ha tenido en cuenta la ero-
sión del suelo, siendo prácticas comunes la eliminación de la flora arvense con
herbicidas y pases excesivos de maquinaria, el empleo de fertilizantes minera-
les y la destrucción con fuego de los residuos de cosechas, entre otras prácti-
cas negativas. Así, en el olivar andaluz se han estimado pérdidas de suelo por
erosión del orden de 80 toneladas por hectárea y año (López-Cuervo, 1990), las
cuales están relacionadas con tales prácticas y con el factor pendiente ante-
riormente señalado.
Para reducir la pérdida de suelos por efecto de la erosión hídrica y eólica se
recomiendan una serie de prácticas para diferentes condiciones (ver capítulo
II). De todas ellas es la cubierta vegetal el factor fundamental a modificar si se
pretende conseguir una eficaz protección contra los procesos erosivos. Aunque
puede llegarse a reducir hasta 1.000 veces en el caso de una cubierta forestal
La sustentabilidad del olivar ecológico 127
Arbequina, sobre todo el régimen hiperintensivo (más de 300 plantas por hectá-
rea), que ya supone más del 3% del olivar andaluz en renovación (CAP, 2002).
En cualquier caso, no parece deseable la disminución de la riqueza varietal
andaluza, dados los beneficios presentes y futuros que puede aportar a la pro-
ducción olivarera.
La actividad agraria también causa efectos nocivos sobre los seres vivos,
principalmente derivados del uso de fertilizantes y plaguicidas químicos. Algu-
nas de estas sustancias se han investigado, encontrándose que ocasionan da-
ños en sistemas fisiológicos vitales, como el nervioso, endocrino e inmunológico
(ver Tabla 6.3). Sin embargo, los conocimientos acerca de la manera en que
estos productos afectan a los seres humanos son aún elementales.
su precio (hecho muy probable dado su carácter agotable), los sistemas pro-
ductivos (en este caso los olivares) que menos dependan de aquella, tendrán
mayor autonomía y, por tanto, sostenibilidad.
En la Figura 6.6 se representa el porcentaje de la energía de origen local
respecto a la total empleada en olivares ecológicos y convencionales de diver-
sos estudios. En éste se muestra de forma absoluta una mayor autonomía ener-
gética de los primeros, exceptuando el caso 6, que es superada por el conven-
cional del caso 4.
Las principales diferencias son debidas al uso de estiércol y alperujo
compostado en numerosas explotaciones ecológicas, aunque hay algunos
olivicultores convencionales (casos 2, 4 y 5) que también aplican estiércol regu-
larmente. El limitante más importante en la consecución de grados más altos de
autonomía energética, tanto en el manejo ecológico como convencional, lo cons-
tituye el uso de maquinaria, cuyo componente energético mayoritario es el gas-
to de combustible. El uso de fertilizantes y plaguicidas químicos también tiene
un peso específico alto en el gasto energético convencional. Por todo ello, la
reducción del laboreo, la aplicación de materia orgánica endógena y la exten-
sión de la siembra de leguminosas fijadoras de nitrógeno como abono verde,
permitiría incrementar el grado de autonomía energética del olivar, tanto con-
vencional como ecológico.
V. Adaptabilidad cultural
igual que en el caso anterior, esta actividad presenta una alta reproducibilidad al
tratarse en todo momento de un manejo de materia viva.
Por último, la preparación y colocación de trampas para el control de mosca
es una labor relativamente reciente que se está configurando como alternativa
al tratamiento químico convencional (principalmente con dimetoato), en el oli-
var ecológico e incluso en el olivar convencional de algunas zonas (Alonso,
2003). En efecto, desde 1996 la cooperativa Olivarera Los Pedroches de
Pozoblanco (Córdoba), con la colaboración del Departamento de Sanidad Ve-
getal del CIFA de Córdoba, vienen experimentando métodos eficaces y econó-
micos alternativos para el control de mosca. Aunque en un principio se proba-
ron tratamientos aéreos con insecticidas (rotenona) autorizados por la normati-
va ecológica, su baja eficacia hizo que se iniciaran experimentos tipo Trampeo
Masivo con diferentes clases de trampas. La idea de hacer unos orificios a una
botella de plástico e introducirle el atrayente que empleaban los técnicos en los
ensayos se le ocurrió a un agricultor, naciendo así la denominada trampa “tipo
OLIPE” en 1998, cuyos resultados mostraron la mayor relación efectividad/
coste de todas (Caballero, 2001). Es evidente que no todos los elementos que
componen este tratamiento son reproducibles por el olivarero: éste no puede
reproducir las botellas de plástico (aunque se debe indicar que tienen una vida
media de cerca de tres años), ni el fosfato biamónico (aunque es necesario
señalar que algunos olivareros están probando con diversas soluciones caseras,
adicionándoles azúcar o algún alimento que se va descomponiendo y actuando
como atrayente), ni las recientes incorporaciones en algunas fincas de feromonas
sexuales microencapsuladas (para incrementar la eficacia de captura). Sin
embargo, su origen mixto, científico (pruebas realizadas por técnicos externos
con otras trampas) y tradicional (ejemplarizado en las pruebas de “ensayo y
error” y por su carácter endógeno), así como el hecho de que la mayor parte
del coste del tratamiento (mano de obra) sea reproducible, señalan una capaci-
dad de innovación y adquisición de conocimientos dignas de ser tenidas en
cuenta a la hora de analizar la adaptabilidad cultural de las tecnologías.
Investigaciones realizadas en la comarca agraria de Los Pedroches (Cór-
doba), donde se concentra la mayor superficie de olivar ecológico de España
(con más de 12.000 hectáreas), muestran (ver Tabla 6.4) que el porcentaje de
adopción de las labores analizadas es más alto en el olivar ecológico en todos
los casos (Alonso, 2003). No obstante, si se exceptúa la siembra de abono
verde (aún incipiente en el olivar ecológico), las otras dos técnicas tienen una
cierta aceptación en el cultivo convencional. El pastoreo debido principalmente
a que es una zona eminentemente ganadera y la utilización de trampas, aunque
tiene un coste total similar al del tratamiento con productos químicos, buena
parte del mismo se debe a la utilización de mano de obra, factor que no suele
ser valorado cuando su origen es propio o familiar.
136 Manual de Olivicultura Ecológica
Ecológico Convencional
Siembra de veza 17,4 0
Pastoreo 86,9 30,8
Trampas para mosca 65,2 25
Promedio 56,5 18,6
Fuente: Alonso (2003)
Bibliografía
CAPÍTULO VII
CONSIDERACIONES PARA EL DISEÑO DE
SISTEMAS AGRÍCOLAS Y SU EVALUACIÓN
AGROECOLÓGICA
*
Biólogo. Doctorando del ISEC. Universidad de Córdoba.
Instituto de Fitosanidad. Área de Agroecología. Colegio de Postgraduados. Montecillos. Texcoco.
Estado de México. E-mail: clarijul@hotmail.com
140 Manual de Olivicultura Ecológica
Consideraciones para el diseño de sistemas agrícolas y su evaluación agroecológica 141
Desde los inicios de la actividad agraria, las comunidades de los pueblos han
venido desarrollando una variedad de formas de apropiación de los recursos
naturales de su entorno. En muchas de ellas se presenta una amalgama de
principios ecológicos y sociales que le han permitido, históricamente, hacer un
uso adecuado de sus recursos, atendiendo sus necesidades particulares y man-
teniendo su potencial biológico y social.
En la última centuria, esos modos tradicionales de producción tan diversos
han sido ignorados, desarrollándose una actividad agrícola basada en un uso
intensivo de capital, tecnología e insumos, con una estructura que tiene su pro-
pia lógica: la maximización de la producción y de las ganancias, por lo que la
producción de alimentos se lleva a cabo como un proceso industrial, tratando de
alcanzar los limites mas altos del producto. Por el uso de insumos, la eficiencia
de la productividad se incrementa mediante la manipulación de genes y el suelo
se convierte simplemente en el medio en el cual las raíces crecen (Gliessman
2002, Guzmán et al., 2000).
La práctica de este tipo de agricultura no ha considerado las consecuencias
a largo plazo ni la dinámica ecológica y social de los agroecosistemas. Hoy en
día, se observa una crisis mundial de este estilo de agricultura que afecta a la
ecología y a todas las economías del mundo. Una prueba de ello es que los
rendimientos promedios de los diferentes cultivos se encuentran en franco des-
censo, lo cual se debe a una constante erosión de la base productiva de la
agricultura a través de prácticas insostenibles (Rosset, 1997).
Sin embargo, el mayor impacto de la agricultura moderna ha sido la pérdida
del control agrícola por parte de las comunidades locales, ya que el manejo
142 Manual de Olivicultura Ecológica
Los valores de los indicadores son muy fáciles de observar, graficando los
datos de las fincas en una figura tipo “tela de araña”, en donde se refleja el
estado de desarrollo de los indicadores evaluados. De esta manera es posible
decidir algunas intervenciones agroecológicas, en aquellos que presenten valo-
res bajos, aunque también es útil para comparar la evolución de una finca o bien
realizar una comparación con otra (Figura 7.4).
Los promedios de varias fincas, en relación con algún indicador, se pueden
graficar para visualizar el estado de cada una en relación al valor umbral de 5.
Esto permite identificar las fincas con valores altos, transformándose así en lo
que los autores del trabajo denominan como “faros agroecológicos” (Figura
7.5).
Los indicadores que se eligieron, en ese trabajo, son relativamente prácticos
y fáciles de utilizar por los agricultores ya que comprenden características cua-
litativas con las que ellos están familiarizados. Asimismo, con algunas modifica-
ciones, es posible aplicarlos a diferentes cultivos agrícolas, tales como en horta-
lizas y olivares.
fincas, el suelo se mantenía casi totalmente cubierto tanto por vegetación es-
pontánea (Fotografía 12), como por la gramínea “ballico” (Lolium perenne)
(Fotografía 13), así como también por diseños funcionales de cobertura muerta
(Fotografía 14) sobre la superficie o bien colocadas como barreras de conten-
ción y filtro para reducir las líneas de escorrentía (Fotografía 15).
En lugares como en Grazalema, usualmente varios olivareros como Juan R.
Nieto Sánchez y José Rincón Naranjo, manejan la cobertura mediante el corte
por la alimentación de las ovejas, las cuales en el olivar son utilizadas para el
desvareto. Ellos mencionan: “Y también la mano de obra que se ahorra de las
varetas, de cada olivo, cuando no eso, echan mogollón de varetas. Las va qui-
tando, entonces las ovejas te lo dejan prácticamente limpia”.
Se pudo también determinar una valoración aceptable de la actividad bioló-
gica, al comprobar una mayor presencia sobre esas coberturas y las de los
márgenes de las fincas, comparada con aquellas en la que no se tenía la cober-
tura. La verificación se realizó mediante una colecta de insectos, con una red
entomológica. Al revisar su contenido al microscopio, se determinó una gran
diversidad de himenópteros parasitoides, sobresaliendo el grupo de los bracónidos
e icneumónidos (Fotografías 16 y 17).
Se destaca entonces la importancia de la diversidad para el control biológico
por conservación, ya que muchos de esos insectos pueden ser parte importante
de la regulación de los fitófagos de los diferentes cultivos que ahí se encuen-
tren.
Consideraciones generales
Bibliografia
FOTOGRAFÍAS
158 Manual de Olivicultura Ecológica
Fotografías 159
Fotografía 7. Desbroce
de una cubierta de
veza-avena en una
finca de olivar
ecológico
Fotografía 8. Aspecto
de la cubierta de veza-
avena tras el pase del
tractor con una
desbrozadora de
martillo.
Fotografía 9. Algunos
agricultores ecológicos
mantienen los ruedos
sin vegetación durante
todo el año, dejando
crecer la cubierta entre
calles.
162 Manual de Olivicultura Ecológica
Fotografía 11. Una vez dispuestas las capas en el montón, éste debe ser removido para
que los materiales se mezclen, de tal manera que desaparezca la disposición en capas de
los materiales que aún se percibe en la fotografía.
Fotografías 163
Fotografía 13. Finca de olivar ecológico con cubierta de la gramínea ballico (Lolium
perenne).
164 Manual de Olivicultura Ecológica
Fotografía 19. Vista de la Finca Alfonso dentro de la finca mayor Los Tamayo
Fotografía 23. Manejo de la cobertura vegetal, con borregos, en olivares de la finca Los
Tamayo.
Fotografía 24. Parte de las parcelas 1 y 2 de la finca Taramilla con diversos cultivos
establecidos.
Fotografías 169
9 788468 881881
Manual de Olivicultura
Ecológica
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