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1.

POSITIVISMO

Consiste en no admitir como válidos científicamente otros conocimientos, sino los que proceden de la experiencia,
rechazando, por tanto, todo concepto universal y absoluto. Para el positivismo el único conocimiento auténtico es el
conocimiento científico. La experiencia y la inducción deberían ser los métodos exclusivos de la ciencia. El positivismo
es negación de todo ideal, de los principios absolutos y necesarios de la razón, es decir, de la metafísica.

El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX Augusto Comte,
pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo británico David Hume y al filósofo alemán Kant.

Augusto Comte (1798-1857):


Filósofo positivista francés, y uno de los pioneros de la sociología. Desde muy temprana edad rechazó el catolicismo
tradicional y también las doctrinas monárquicas. Logró ingresar en la Escuela Politécnica de París desde 1814 hasta
1816, pero fue expulsado por haber participado en una revuelta estudiantil. Los últimos años del pensador francés
quedaron marcados por la alienación mental, las crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos
de tiempo. Murió en París el 5 de septiembre de 1857.

Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía una reorganización
intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una actitud científica era la clave de cualquier reconstrucción.

Aunque rechazaba la creencia en un ser transcendente (como Dios), reconocía Comte el valor de la religión, pues
contribuía a la estabilidad social. En su obra “Sistema de Política Positiva” propone una religión de la humanidad que
estimulara una benéfica conducta social. La mayor relevancia de Comte, sin embargo, se deriva de su influencia en el
desarrollo del positivismo.

La Ley de los tres Estados.


Según Comte, todo el conocimiento pasa por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie
humana. Todos se unen y forman una unidad progresiva. Es decir, el primero es superado por el segundo y éste por el
tercero, pero cada uno prepara al siguiente. Sin embargo, existen profundas diferencias entre ellos. Estos tres estados
son:

1. Estado Teológico: el de la religión


Éste es el estado primitivo, se basa en la especulación. Ante las preguntas esenciales del hombre da una respuesta
mítica. Pretende explicar las leyes naturales atribuyéndoles espíritu propio y fuerzas especiales. La imaginación es un
recurso importante ya que ella designa a los seres sobrenaturales, los cuales condicionan la vida humana. En este
estado se dan tres momentos: fetichismo, politeísmo y monoteísmo.

a) Fetichismo: se personifican las cosas y se les atribuye un poder mágico o divino. Fetichismo es la devoción hacia los
objetos materiales, a los que se ha denominado fetiches
b) Politeísmo: en que la animación es retirada de las cosas materiales para trasladarla a una serie de divinidades, cada
una de las cuales presenta un grupo de poderes: las aguas, los ríos, los bosques, etc.
c) Monoteísmo: la fase superior, en que todos esos poderes divinos quedan reunidos y concentrados en uno llamado
Dios.

En este estado, predomina la imaginación, y corresponde a la infancia de la humanidad. Es también, la disposición


primaria de la mente, en la que se vuelve a caer en todas las épocas, y solo una lenta evolución puede hacer que el
espíritu humano de aparte de esta concepción para pasar a otra. El papel histórico del estado teológico es
irremplazable.

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2. Estado Metafísico: el de la especulación racional
Es esencialmente crítico, y de transición, es una etapa intermedia entre el estado teológico y el positivo. En él se siguen
buscando los conocimientos absolutos. La metafísica intenta explicar la naturaleza de los seres, su esencia, sus causas.
Pero para ello no recurren a agentes sobrenaturales, sino a entidades abstractas (los conjuntos, los conceptos y los
números, entre otros muchos); la mente que se lanzaba tras lo lejano, se va acercando paso a paso a las cosas, y así
como en el estado anterior que los poderes se resumían en el concepto de Dios, aquí es la naturaleza, la gran entidad
general que lo sustituye; pero esta unidad es más débil, tanto mental como socialmente, y el carácter del estado
metafísico, es sobre todo crítico y negativo, de preparación del paso al estado positivo; una especie de crisis de
pubertad en el espíritu humano, antes de llegar a la adultez. Es continuación del anterior con algunas variaciones. En
realidad, es un momento que prepara el siguiente paso. Es transitorio. Se pregunta por las primeras causas y los últimos
principios de las cosas. A diferencia del anterior momento éste responde aplicando la lógica. Las abstracciones más
elaboradas le permiten formar conceptos más claros. El razonamiento toma mayor consistencia. Un ejemplo son los
filósofos griegos. Aristóteles es un representante de la metafísica.

3. Estado Positivo: el de la ciencia


Es real, es definitivo. En él la imaginación queda subordinada a la observación. La mente humana se atiene a las cosas.
El positivismo busca sólo hechos y sus leyes, no causas ni principios de las esencias o sustancias. El positivismo se atiene
a lo positivo, a lo que está puesto o dado: es la filosofía del dato. La mente, en un largo retroceso, se detiene a al fin
ante las cosas. Renuncia a lo que es vano intentar conocer, y busca sólo las leyes de los fenómenos.
Este estado es el último y definitivo. La racionalidad se perfecciona. No es como los anteriores. Los supera. La
imaginación se hace “esclava” de la observación. Tiene varias leyes. Por ejemplo: “Toda proposición que no puede
reducirse estrictamente al mero hecho, particular o general, no puede ofrecer ningún sentido real e inteligible”. Otra
trata de la Naturaleza relativa. Es decir, habla del progreso del conocimiento hacia la exactitud. Otra es la Previsión
racional. O sea, estudia la realidad para preverla. Y, por último, cree que las leyes naturales no presentan variabilidades.

La filosofía de Comte es una filosofía de la historia (la ley de los tres estados). La obra de Comte es considerada como
la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas son
la adecuada fuente de conocimiento.

2. MARXISMO

El marxismo es una doctrina que tiene sus bases en las teorías que desarrollaron los afamados Karl Marx y Friedrich
Engels. Ambos intelectuales propusieron la creación de una sociedad sin distinción de clases. A las organizaciones
políticas creadas según los lineamientos de esta doctrina se las describe como marxistas. La obra más importante del
marxismo es “El capital”.

La propuesta fundamental de Marx es alcanzar una sociedad sin distinción de clases donde tanto el proceso de
producción, como las fuerzas productivas y las relaciones que surgen de la producción se conviertan en un bien social.
En esto se diferencia del capitalismo donde el trabajo es social pero la apropiación del mismo es privado, donde se
compra trabajo por dinero.

El análisis de las sociedades de Marx estaba basado en la división de clases propuesta por el capitalismo, la cual no
coincidía en nada con la noción que el intelectual tenía de lo que era una sociedad justa. Esta división de clases es la
siguiente:

a) Proletariado: Por un lado, estaba la clase trabajadora, a la que también llama proletariado, quienes venden su
mano de obra y reciben dinero a cambio, pero que no poseen los medios para la producción, los principales
responsables de otorgar riqueza a una sociedad (construyen, fabrican, producen servicios, etc.). A su vez esta clase
se encuentra dividida en:
- Proletariado ordinario: quienes consiguen trabajo fácilmente y reciben un pago medianamente razonable por
sus servicios.
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- Lumpen proletariado: aquellos que viven en la pobreza absoluta y no consiguen trabajos estables: inmigrantes,
prostitutas, mendigos, etc.

b) Burguesía: La otra clase es la burguesía a la que pertenecen quienes tienen los medios de producción y compran el
servicio del proletariado para su explotación. Esta clase puede dividirse en burguesía muy rica y pequeña burguesía
(estos últimos son quienes emplean la mano de obra, pero además deben trabajar: comerciantes, pequeños
propietarios, campesinos con poca tierra, etc.)

La idea del marxismo es expropiar los medios de producción de la burguesía y dejarlos en manos del proletariado
a fin de que sean las clases trabajadoras las únicas que se beneficien del fruto de su trabajo. De todos modos, este
análisis no incluye mecanismos de terminar con la división de clases.

En el campo de las religiones, el marxismo siempre ha sido totalmente contrario a ellas. Existe una frase que dice
que la religión es el opio de los pueblos que, pese a que no se conoce si fue en verdad Marx, Nietzsche o Mao Tse Tung
quien la pronunció primero, puede definir claramente la opinión que los marxistas y posteriormente comunistas tienen
sobre las creencias religiosas. Cabe señalar que para el marxismo la esencia de todo ser humano se encuentra en el
conjunto de sus relaciones con los demás individuos del grupo. Relaciones que son espirituales y materiales y donde la
conciencia individual y colectiva ocupan uno de los lugares fundamentales.

Después de la muerte de Marx, ocurrida en 1883, surgieron varias divisiones dentro del pensamiento marxista, una
de las principales fue la de los socialdemócratas (consideraban que el socialismo podía desarrollarse en una sociedad
capitalista y pluripartidista) y los comunistas (apelaban a la revolución como motor para un cambio absolutamente
estructural), los cuales fueron fundamentales para el desarrollo de los hechos políticos que se vieron a principios del
siglo XX. Estos partidos se inspiraron en el marxismo para emprender sus revoluciones. Entre las más importantes del
siglo se encontraron, la revolución bolchevique encabezada por Vladimir Lenin y León Trotsky, que se llevó a cabo en
octubre de 1917 en Rusia, resultó el primer intento a gran escala para instalar un Estado obrero de características
socialistas.

Tras la Segunda Guerra Mundial, y gracias al respaldo soviético, el Partido Comunista logró llegar al poder en la
República Popular China, Vietnam, Alemania Oriental, Polonia, Albania y Rumania, entre otros países.

En la actualidad todavía existen muchos movimientos nacidos del marxismo, pero la mayoría de ellos, sobre todo
los que descienden de la socialdemocracia, se han alejado rotundamente de las ideas de Karl Marx, a decir verdad, los
revolucionarios también ya que se basan en políticas de extorsión e imposición de nuevos regímenes sociales, rotundos
e inamovibles. Hasta el momento no se ha conocido un Estado marxista que respete las ideas planteadas por Marx.

3. EXISTENCIALISMO

Hacia la tercera década del siglo XX, surge en Alemania el existencialismo y de allí se difunde por el resto de Europa,
especialmente en Francia. Esta escuela, podría interpretarse como una reacción ante un período de crisis de conciencia
a nivel social y cultural.

Se considera como padre del existencialismo al filósofo Soren Kierkegaard. Fue él quien determinó que cada individuo
es quien debe encontrarle un sentido a su existencia. Y agregó que la mayor responsabilidad del ser humano radica en
vivir su propia vida de forma pasional y sincera, pese a los mil obstáculos que puedan presentarse.

De todas formas, el término no se acuñó hasta la década de 1940 y quienes lo hicieron fueron los franceses Jean-Paul
Sartre (1905-1980) y Albert Camus (1913-1960) considerados hoy como los máximos exponentes del existencialismo.
Según lo explicó el propio Sartre el existencialismo es una forma humana de entender la existencia.

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Esta corriente puede dividirse en diversas escuelas; entre las mismas podemos destacar: el existencialismo teísta
(reflexiona sobre la existencia de Dios y el Espíritu), el existencialismo ateo (niega lo divino) y el existencialismo
agnóstico (considera que la existencia de Dios es irrelevante para la existencia humana).

Los existencialistas afirman que el hombre es un ser "arrojado al mundo", esta frase parece expresar el sentir europeo
de aquellos años (en donde Europa acababa de salir de las dos Guerras Mundiales) y puede ser interpretada de modo
literal: los europeos se sienten arrojados en mundo inhóspito, arrojados de sus hogares destruidos y de la seguridad
de sus creencias, valores e ideales.

El existencialismo es una corriente filosófica que persigue el conocimiento de la realidad a través de la experiencia
inmediata de la propia existencia. Este movimiento de la filosofía destaca al ser humano individual como creador del
significado de su vida. El ser humano es aquel que piensa, actúa, crea experiencias subjetivas con la vida humana dando
valor al "existir". Así solo el hombre "existe" propiamente, puesto que "hombre" y "existencia" son tenidas por
sinónimos.

Así entonces, el hombre existe en la medida en que es origen de sí mismo y se hace a sí mismo por medio de sus
elecciones libres. Sartre dirá que, en el hombre, la existencia precede la esencia... o, en otras palabras, que el hombre
es libertad.

TEMAS QUE TRATA EL EXISTENCIALISMO

Existir: estar en el mundo


Para el existencialismo, existir es estar en el mundo y relacionarse con las cosas y otros seres existentes. Pero no se
trata simplemente de estar entre las cosas, sino en dirigirse hacia ellas. Esta actitud se entiende como trascendencia,
esto es, salir de la propia conciencia para dirigirse hacia el Mundo. Estar en el Mundo es algo plenamente activo. El
hombre está entre las otras cosas, andando entre ellas de una manera interesada (práctica): cuida las cosas, se ocupa
de ellas.

La posibilidad y la libertad
Un concepto central dentro del existencialismo es el de “posibilidad” el cual se identifica con la libertad puesto que soy
libre, porque poseo una amplia gama de posibilidades y gracias a ello es que me hago a mí mismo. Los existencialistas
no creen que el individuo sea una parte de un todo, sino que cada ser humano es una integridad libre por sí misma. La
existencia propia de una persona es lo que define su esencia y no una condición humana general. En otras palabras, el
ser humano existe desde que es capaz de generar cualquier tipo de pensamiento. El pensamiento hace que la persona
sea libre: sin libertad, no hay existencia.
Esta misma libertad convierte al individuo en un ser responsable de sus actos. Hay, por lo tanto, una ética de la
responsabilidad individual. La persona debe hacerse cargo de los actos que realiza en el ejercicio de su libertad.
El existencialismo implica que el individuo es libre y, por lo tanto, es totalmente responsable de sus actos. En ello, la
libertad deriva varias implicaciones, como la responsabilidad, en donde el hombre es plenamente responsable del
modo de ser que va adquiriendo a lo largo de su existencia. De alguna manera la libertad resulta incómoda, debido a
que hay que saber qué hacer con ella, por lo tanto, será la causa de una gran angustia.

Elección y compromisos
Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La primera característica del ser
humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Mantienen que los seres humanos no tienen
una naturaleza inalterable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que
conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la
esencia. La elección es fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una
elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han expuesto que, como
los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su
compromiso dondequiera que éste les lleve.
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Temor y angustia
No solo la razón descubre la realidad, sentimientos básicos como la angustia nos hace experimentar mejor lo que es la
existencia. Se distingue del temor porque a diferencia de este, la angustia no posee un objeto definido y nace
justamente de las posibilidades sin garantías que ofrece la existencia. El existencialismo no cree en normas generales
válidas para todos, o sea que el hombre bajo sus responsabilidades debe crear sus propias normas. Cuando realiza una
elección, tiene inseguridad si es buena o mala, por tanto, esta va acompañada de la angustia.
Es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento
de aprehensión general, que llamó "temor". Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un
compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. La angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada
y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En el
existencialismo la palabra "náusea" se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del
Universo, y el término "angustia" para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre
en cada momento.

4. PRAGMATISMO

Movimiento filosófico desarrollado especialmente en Estados Unidos e Inglaterra, pero con repercusión y
desarrollo parcial en otros países. El fundador del pragmatismo es el filósofo norteamericano William James, del cual
procede el mismo nombre "Pragmatismo". El pragmatismo consiste en reducir "lo verdadero a lo útil" negando el
conocimiento teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquello que conduce al éxito
individual, aquello que es útil; mientras que, para otros, sólo es verdadero cuando se haya verificado con los hechos.
El intelecto es dado al hombre, no para investigar y conocer la verdad, sino para poder orientarse en la realidad. El
conocimiento humano recibe su sentido y su valor de este su destino práctico. Su verdad consiste en la congruencia de
los pensamientos con los fines prácticos del hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta
práctica de éste. En general, para las diversas formas de pragmatismo, la verdad radica en la utilidad y en el éxito, por
lo tanto, todo conocimiento es práctico si sirve para algo, si es posible de realizar.

Esbozos de pragmatismo podemos ver de manera indirecta y en los comienzos de la filosofía, en los sofistas,
quienes con interés de educar o de instruir a la gente, lo hacían esperando una remuneración, y para ello empleaban
la palabra. Los sofistas enseñan un saber de cara a la vida pública: educan para hacer política en el ágora, para hacer
triunfar su opinión en las discusiones, para defenderse en los juicios. La función del conocimiento es buscar el éxito en
la vida política, y por esto, tiene pues, un sentido pragmático.

William James.
1842-1910 oriundo de Nueva York. Para James las ciencias sólo se convierten en verdades cuando son útiles, por
consiguiente, la utilidad debe ser la medicina de la ciencia. La utilidad para James no se reduce a la satisfacción de las
necesidades materiales del ser humano, sino a todo cuanto sirva para el desarrollo del hombre en la sociedad; en este
sentido la creencia práctica, por ejemplo, el amor y la simpatía, logra efectos sociales eficaces en el aspecto moral,
como también la Religión será verdadera función de sus resultados.

Las ideas sólo tienen un valor instrumental para la acción en la medida en que ellas estén al servicio de la
experiencia activa; de donde el valor de una idea radica en su éxito. De este modo, el pragmatismo se convierte en un
general "instrumento". El hombre en su libertad puede reaccionar ante una situación problemática de un modo
inteligente.

El hombre incrustado en el mundo tiene por destino modificar la naturaleza y darle significado, de tal forma
que el hombre pragmático se valga de la técnica y no de ilusiones metafísicas. El hombre piensa solo cuando hay
dificultades que superar y esto indica que el valor de la idea es únicamente instrumental y se mide por su éxito. "La
verdadera revolución filosófica no sería la kantiana sino la pragmatista, cuando nos enseña que el conocimiento no
debe pretender conocer la realidad, sino utilizarla."
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ACTUALIDAD DEL PENSAMIENTO
El hombre a lo largo de la historia ha aprendido a desarrollar sus habilidades cognoscitivas en el descubrimiento
de muchas ciencias que en nuestro tiempo sin valoradas y estudiadas en diferentes centros de educación, tanto media
como superior. Es un hecho reconocible y fácil de observar que, en la mayoría de las universidades, las personas eligen
carreras que, además de brindarles nuevos y amplios conocimientos, lo hacen con miras a obtener de ellas una utilidad,
donde al ejercerla, puedan tener un alto status social y, por consiguiente, un beneficio económico.

El pragmatismo tiene de este modo, gran influencia en nuestra actualidad, puesto que ha sido el hombre quién,
durante un largo proceso de elaboración de conocimientos, comienza a encontrar un "sentido práctico" de este
producto (saber). De este modo, podemos decir que, en un sentido positivo, gracias al pragmatismo, nos hemos dado
cuenta que el hombre, ocupando el centro del mundo que lo rodea, transforma las cosas, las trasciende, y mediante
un proceso de relación hombre-ambiente reconstruye y transforma los elementos en algo que a él le favorezca, le sean
benéficos.
Además, hay que reconocer, que nuestra sociedad requiere hombres prácticos que promuevan obras que sean en
bien, tanto del individuo como de la sociedad, que sea el hombre el que produce y se auto supere y no sea desplazado
o reemplazado por una máquina; aunque no debemos dudar que nuestra sociedad también requiere hombres teóricos
inteligentes, que mantengan en su fluidez de pensamiento, lógico y práctico, un deseo de llevar al pueblo en la
conservación de su cultura.

5. EL NIHILISMO

El nihilismo (del latín nihil, nada) Término que empezó a ser utilizado para referirse a las doctrinas que propugnan la
ausencia de convicciones verdaderas y, especialmente, la ausencia de valores, ¿Qué significa el nihilismo? Significa que
se desvalorizan los más altos valores. El nihilismo radical es el convencimiento de que la existencia es absolutamente
insostenible.

Este término adquiere su significado filosófico más importante en Nietzsche. Para este autor el término nihilismo tiene
dos significados distintos:

1) Por una parte, en sentido negativo, designa el largo proceso de decadencia de la cultura occidental que se inició
con el socratismo y se prolongó con el platonismo y, especialmente, con la religión judeo-cristiana. Esta
decadencia es fruto de una plena inversión de valores pues, desde Sócrates, se ha puesto la vida en función de
la razón en lugar de poner la razón en función de la vida. Este concepto socrático-platónico se acentuó con el
cristianismo, cuyos valores de sometimiento, de resignación y de culpabilidad, son el fruto del resentimiento
contra todo lo vital. El fruto de todo ello ha sido la pérdida de sentido del devenir, la formación de una moral
de esclavos y de verdugos, que tiene en los sacerdotes a sus máximos representantes.

2) Pero, por otra parte, el nihilismo tiene un sentido positivo que desenmascara los falsos valores y proclama que
«Dios ha muerto», lo que significa que no hay propiamente un sentido de la vida y de las cosas, y, que aquellos
que habían sido considerados los valores supremos se desvaloran.
En resumen, como dice Nietzsche: “Dios ha muerto”. Dios no solo refiere al Ser supremo de los judíos y los
cristianos (¿Quién cree sinceramente hoy en él?), sino todo lo que Dios simboliza: un Mundo ideal y eterno,
una Verdad absoluta, una Moral universal en la que lo bueno y lo malo están perfectamente delimitados…
Este nihilismo consumado, por el que ya no se cree en nada, torna al hombre moderno en un ser decadente y
pasivo, comodón entre sus mercancías e incapaz de apasionarse realmente por nada.

Frente al nihilismo pasivo e impotente, Nietzsche cree posible un nihilismo activo y creador. Este nihilismo activo será
el de aquel que, sobre las cenizas de la decadencia de los valores del mundo actual, sea capaz de reencarnar en sí la
voluntad de poder que mueve el mundo y fundirse a sí mismo como un hombre nuevo, creador de nuevos valores que
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afirmen (y no nieguen) el propio poder y la creatividad de la vida. A este le llama Nietzsche el “superhombre” (o
“suprahombre”).

Por decirlo bíblicamente, el superhombre es capaz de comer por fin del fruto de aquel árbol prohibido, el de la Ciencia
del Bien y del Mal, y hemos aprendido que la moral es una falsa moneda que defendía una Institución más alta y más
falsa aún: nuestro propio miedo a la vida, necesitado de inventarse fantasías que sólo venían a poner en evidencia
nuestra debilidad. El miedo inventó a Dios: si dejamos de tener miedo, no será necesario Dios. Lo que llamamos justicia
no es otra cosa que el afán de venganza para sostener un sistema en el que triunfa la voluntad de poder. Quien niega
al mundo, la belleza del mundo, la energía del mundo, no es sino precisamente la moral que nos tuvo apresados en sus
omniscientes dogmas.

La pregunta fundamental, nos dice Nietzsche, no es por el "ser" sino por el "vivir": "no conozco ningún ser que esté
muerto". La nada, esos dos paréntesis de nada entre los que ocurre la existencia de cualquiera, esa nada que es más
bien un trampolín para transformar la angustia de ser en la pura celebración de vivir.

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