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El conocido Decreto de 29 de junio de 1707 por el que Felipe V abolía “los fueros,
privilegios, practica, i costumbre” de los Reinos de Aragón y Valencia, para que se
rigiesen, desde entonces, por las “Regalias, Leyes, Práctica, Ordenanzas, i costumbres”
de las Chancillerías castellanas, contenía una importante excepción: “las controversias, i
puntos de Jurisdicción Eclesiástica, i modo de tratarla, que en esto se ha de observar la
practica, i estilo, que uviere avido hasta aquí”. La razón, en la explicación de Melchor
Rafael de Macanaz (1670-1760), era que:
“Es principio sentado en Aragon (lo mismo que en Cataluña y Valencia) que los
Señores Reyes de su corona tienen la suprema jurisdicción, y no reconocen
superior en los temporal por haber conquistado estos reinos de los sarracenos;
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El presente trabajo se inscribe en el marco del Proyecto SEJ 2005-4672/JURI.
Javier García Martín
conocen por superior en lo espiritual al Papa, para todo lo que toca al régimen de
gobierno espiritual y bien de las almas en cosas de fé y religión; pero fuera de esto
no le conceden la menor autoridad, y asi tienen resuelto y practicado que todos los
pleitos se determinen por los fueros, y que donde falte fuero se determine por la
razón natural [el subrayado es mío] y conforme á la equidad; así lo dijo el Rey D.
2
Jaime en el proemio de sus fueros, y así se explica en los mismos” .
Apenas unos días después, en julio de 1707, tenía lugar la entrada de las tropas
austriacas en el reino de Nápoles, hasta entonces parte de la Corona española. Con
ocasión de ello, el Archiduque Carlos, residente en Barcelona, optaba, a diferencia de lo
establecido en Aragón, por mantener sin novedad los tribunales “e la pianta intera del
Governo che ha avuto il Regno di Napoli nel tempo de‟ miei antecessori et ultimamente in
3
quello del Re Carlo II mio zio” . En febrero de 1708, no obstante, comunicaba al Virrey,
Conde Daun, una medida sin precedentes: el secuestro de las rentas y beneficios
eclesiásticos de los religiosos residentes fuera del reino napolitano, medida de la que el
órgano de gobierno ordinario del reino, el Consiglio Collaterale -que la debatiría durante
más de dos meses por temor a la excomunión, antes de aplicarla- no dejó de advertir lo
innovador. La razón de este decreto, no existiendo entonces más pronunciamiento de la
Santa Sede que el reconocimiento hecho en 1701 de Felipe de Anjou como sucesor de
Carlos II, era según el monarca austriaco, la decisión papal “di non permettere l‟uso delle
regalie che appartengono alla mia Corona in niuno di quei Regni e Provincie delle quali
sono attualmente in possesso”. Dictaba la medida, en cualquier caso, como Príncipe
católico e hijo obediente de la Iglesia, en tanto que remedio extremo, que por “ragione
divina e umana” le estaba permitido para “riparo dei gravi torti che patisce [sic] la Dignità
mia et i miei Vassalli, alli vantaggi de‟ quali sono interessato, che non posso mancare
4
senza detrimento dell‟obbligo in cui Dio mi ha costituido” .
2
Melchor Rafael de Macanaz, “Del modo que los Señores Reyes y las Cortes se han gobernado
con el estado eclesiástico”, en Regalías de los Señores Reyes de Aragón, Imprenta de la Revista
de Legislación, Madrid, 1879 (facsímil), p. 84.
3
“Istruzioni al primo vicerè di Napoli, conte Daun”, publicadas en Lugio Villari, “Aspetti e problemi
della dominazione austriaca sul Regno di Napoli (1707-1734)” en Annali della Scuola Speciale per
Archivisti e Bibliotecari dell‟Unversità di Roma nº 1-2, en.-dic. 1964, p. 66. La razón que se daba
era che “il contrario occasionarebbe delli effetti molto pregiudiziali, essendo il solito delle novità che
inquieito e discontenino il Popolo, e sconvolgono l‟ordine e l‟armonia del Governo stabilito fino a
tanti secoli”.
4
Ibidem, pp. 61-62. En la orden de secuestro de los beneficios eclesiásticos, dictada en
Barcelona el 2 de marzo de 1708, el Archiduque exigía incluso que en caso de excomunión “vi
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“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
manteniate fermo e constante, senza retrocedere in niente, anzi a proprosito di quanto farà la Corte
di Roma dovranno essere i vostri passi per opporvi ai suoi attentati con rimedi che giudicherete più
forti nel caso per mantenere quel governo nei limiti dovuti..” (doc. 6, p. 73).
5
Melchor Rafael de Macanaz, “Regalías, intereses y derechos que por la rebelión de los tres
reinos Aragon, Cataluña y Valencia han recaido en la Corona”, en Regalías…, ob. cit., p. 31, nº 23.
6
Para el caso de Pietro Giannone, que aquí interesa, con cautelas, Marcello Capurso,
Accentramento e costituzionalismo. Il pensiero italiano del primo Settecento di fronte al problema
dell‟organizzazione dello Stato, R. Pironti e figli, Nápoles, 1959, pp. 91 y ss.
7
Joan Mercader Riba, Felip V i Catalunya, Edicions 62, Barcelona, 1968, pp. 27-33, y Jesús
Morales Arrizabalaga, La derogación de los fueros de Aragón (1707-1711), Diputación, Huesca,
1986, pp. 41-52.
8
Una perspectiva de conjunto en Antonio Álvarez-Ossorio y Bernardo José García García
(coords.), La Monarquía de las naciones: patria, nación y naturaleza en la Monarquía de España.
Fundación Carlos de Amberes, Madrid, 2004. Especialmente, Jon Arrieta Alberdi, “Las formas de
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vinculación a la Monarquía y de relación entre sus reinos y coronas en la España de los Austrias.
Perspectivas de análisis” (pp. 303-326) y Xavier Gil Pujol, “Un rey, una fe, muchas naciones. Patria
y nación en la España de los siglos XVI y XVII” (pp. 39-76).
9
Recientemente, J. M. Pérez-Prendes ha apuntado la posibilidad de que los Decretos de Nueva
Planta sean en realidad “los escombros residuales de un intento fallido de desmontar un sistema
de gobernación y justicia a través de los Consejos. Eliminados algunos importantes de entre ellos,
la segunda fase, que no pudo realizarse… habría supuesto el arrasamiento del subsistente, el de
Castilla, demasiado poderoso para ser atacado el primero” (José Manuel Pérez-Prendes, Historia
del Derecho español, Universidad Complutense, Madrid, 2004, II, p. 1470). Y en la razón de la
pretensión de desvinculación del monarca respecto del de Castilla no está ausente la religión, si se
tienen en cuenta, como este autor ha subrayado, que los Reales Decretos de Felipe IV de 1642
[Nov[isima] R[ecopilación] 4.9.4 y Auto Acordado 2.4.70. condicionaban claramente la voluntad
regia al recuerdo de la definición religiosa de la Monarquía que el mismo rey encargaba le hiciese
el Consejo: “… Siendo en el gobierno de mis reinos el único objeto de mis deseos la conservación
de nuestra religion en su más acendrada pureza i aumento… en inteligencia de que mi voluntad es
que en adelante (el Consejo) no solo me represente lo que juzgase conveniente… sino que
también replique a mis resoluciones, siempre que juzgase, por no haverlas tomado yo con entero
conocimiento, contravienen a cualquiera cosa que sea, protestando delante de Dios no ser mi
animo emplear la autoridad que ha sido servido depositar en mi sino para el fin que me la ha
concedido”. Un análisis detallado de esta disposición en José Manuel Pérez-Prendes, “La
„obsesión‟ de la Nueva Planta”, ahora en Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad
Complutense, 94, 2001, pp. 129-150.
10
Raffaella Gherardi, “Itinerario di una „Staatswerdung‟. Il patrimonio austriaco di
modernizzazione fra XVII e XVIII secolo” en Pierangelo Schiera (ed.), La dinamica statale austriaca
nel XVIII e XIX secolo. Strutture e tendenze di storia costituzionale prima e dopo Maria Teresa, Il
Mulino, Bolonia, 1981, pp. 85-89. Para el reino de Nápoles, Franz Pesendorfer, Österreich-
Grossmacht am Mittelmeer?. Das Königreich Neapel unter Kaiser Kart VI (1707/20-1734/35),
Böhlau, Viena, 1998.
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“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
11
Vid. Klaus Malettke, “Les traités de Westphalie (24 octobre 1648) et l‟idée de l‟ordre européen”.
Mythe ou réalitè?” y Yves Durand, “L‟État et les États dans l‟Europe du XVIIe siècle” en Jean-Pierre
Kintz y Georges Livet, 350e anniversaire des Traitès de Westphalie (1648-1998). Une genèse de
l‟Europe, une société à reconstruire. Presses Universitaires, Estrasburgo, 1999, pp. 161-173 y 203-
226, respectivamente.
12
José Manuel Pérez-Prendes, Historia…, ob. cit., II, p. 1470.
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13
Raffaele Ajello, “Cartesianismo e cultura oltremontana al tempo dell‟ Istoria civile” en Raffaele
Ajello, Pietro Giannone e il suo tempo. Atti del Convengo di Studi nel Tricentenario della nascita.
Jovene, Nápoles, 1980, I, p. 76 y ss.
14
Salvo Mastellone, Francesco d‟Andrea. Politico e giurista (1648-98). L‟ascesa del ceto civile,
Casa editrice Leo S. Olschi, Florencia, 1969, pp. 5-13.
15
Italo Birocchi, Alla ricerca dell‟ordine. Fonti e cultura giuridica nell‟età moderna, Giappichelli,
Turín, 2002, pp. 300-301.
16
Agostino Lauro, Il Cardinale Giovan Battista de Luca. Diritto e riforme nello stato della Chiesa
(1676-1683). Jovene, Nápoles, 1991, pp. 709-711. Con textos que lo ilustran en, del mismo autor, Il
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“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
materias temporales estaba, por tanto, también presente en el interior de la Iglesia -lo
que favorecería la idea del Concordato como instrumento jurídico de relación con los
reinos- y en todo este proceso, el “derecho divino” resultaba relegado a no tener otra
17
manifestación que lo creado: el origen del orden político establecido .
En este contexto ideológico-jurídico, el enfrentamiento armado entre Felipe V y Carlos
VI, príncipes ambos católicos, adquiriría una especial significación en el reino de
Nápoles. La razón era no sólo la proximidad a Roma sino que era el único reino europeo
que conservaba la consideración -mantenida hasta el siglo siguiente- de “reino
feudatario” de la Santa Sede, a partir de una costumbre que se hacía remontar a Roberto
Guiscardo (1309). Es sin duda este hecho el que explica que en 1702, Felipe V no
dudase en dirigirse a la capital napolitana con la intención estratégica de ser “investido”
rey de aquel territorio por el Papa, forma implícita de presentarse en el conflicto armado
como único rey católico. Sin embargo, Clemente XI, partidario de mantener la neutralidad
entre los pretendientes, evitaría cualquier manifestación de reconocimiento, pretextando
18
razones más diplomáticas que jurídicas . No carece de relevancia, por ello, que la
pretensión felipista de llevar a cabo en ese tiempo una recopilación reordenadora del
Derecho napolitano acabase fracasando además de por las dificultades técnicas puestas
19
de manifiesto en su día por R. Ajello, por la oposición eclesiástica a la misma .
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Javier García Martín
A pesar del intento por Felipe V, sería finalmente Carlos de Austria, que durante los
años de gobierno de Nápoles (1707-1734) no lograría tampoco hacer efectiva la ansiada
recopilación, el que acabase obteniendo, tras ser elegido Emperador en 1711 y
mediando los tratados de Utrecht y Rastadt (1713-14), la investidura papal en junio de
1722. Todo parece poner de manifiesto que, en esos años la continuidad virreinal (“regno
governato a provincia”) con la organización institucional de época precedente favoreció
el mantenimiento destinado a no romper con la Santa Sede que supone el ejercicio del
patronato regio. La concesión, sin embargo, de la investidura influiría en la práctica del
gobierno imperial en Nápoles, al ser nombrado ese mismo año Virrey, para cuidar la
relación con Roma, el cardenal Althann. Su actuación generaría, a partir de entonces,
importantes tensiones con el Consiglio Collaterale, con predominio de juristas “regalistas”
20
(el denominado ceto civile) . La razón católica se imponía, de este modo, de forma
determinante en el interior del reino.
Aún así, en 1723, el conocido “giurisdizionalista” napolitano, Pietro Giannone (1676-
1748) no dudaría en ensalzar en su “Historia civil” del reino de Nápoles, la labor legal del
Emperador austriaco, al que la obra venía dedicada:
“l‟aver Ella col decoro dell‟Imperial Maestà sostenute, e fatte valer tra noi, ed a
nostro prò i suoi regali diritti, e le sue alte, e supreme Regalie; afinchè più non si
21
confondessero, como già fu, i confini tra‟l Sacerdocio, e l‟Imperio” .
20
Anna Casella, “Il Consiglio Collaterale ed il Viceré D‟Althann. Dall‟esilio di Giannone alla
rivincita del ministerio togato” en Raffaele Ajello, Pietro Giannone…, ob. cit., II, pp. 565-633.
21
Pietro Giannone, Dell‟Istoria civile del Regno di Napoli, Per lo Stampatore Niccolò Naso,
Nápoles, 1723, I, p. 2.
22
Marcello Capurso, Accentramento e…, ob. cit., pp. 111-113.
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“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
entrar en abierto enfrentamiento armado con el Papa en agosto de 1708 -la imagen del
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saco de Roma por Carlos V resultaba inevitable -, y Felipe V llegó a ordenar en 1709 la
expulsión del Nuncio, la retirada del embajador de Roma, y el cierre de la Nunciatura,
24
con la consiguiente bula papal de excomunión .
Nada más expresivo de la situación creada en el caso peninsular que el reproche, por
“razón de religión” en forma de panfleto que ese año, un “arzobispo de estos reinos”
dirigía a Felipe V:
23
Ludovico Pastor, Historia de los Papas en época de la Monarquía Absoluta, Gustavo Gili,
Barcelona, 1963, v. 33, pp. 48-49.
24
Justo Fernández Alonso, “Un período de las relaciones entre Felipe V y la Santa Sede (1709-
1717). Sus repercusiones en la “nación” española de Roma”, en Anthologica Annua, nº 3, 1955,
pp. 7-88. Una visión de conjunto más amplia en Antonio Luis Cortés Peña, “La Iglesia y el cambio
dinástico” en Eliseo Serrano (ed.), Felipe V y su tiempo. Congreso internacional, Institución
„Fernando el Católico‟ (CSIC), Zaragoza, 2004, I, pp. 991-1012.
25
María Teresa Pérez Picazo, La publicística española en la guerra de sucesión, CSIC, 1966, p.
275.
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Ninguna prueba mejor, entre los juristas, que el exilio al que se verían obligados
durante buena parte de su vida, dos de los mayores defensores de las regalías del
monarca en ámbito católico, por más que proviniesen de reinos y ordenamientos
26
jurídicos distintos: Pietro Giannone y Melchor R. de Macanaz .
En estas coordenadas, el objetivo aquí buscado será rastrear las diferencias y
coincidencias doctrinales -modelo propuesto en su día para la historia comparada por M.
27
Bloch, como recuerda J. Robertson, y no las de posibles “influencias” - entre los juristas
napolitanos y españoles de la transición de los ss. XVII al XVIII. La materia concreta será
la definición doctrinal del ordenamiento jurídico del reino hasta su culminación más
radical, definición que por los límites que esta construcción tenía dentro del ius
commune, nunca supuso desvincular el Derecho de la religión como fundamento del
“orden natural”, si bien se partió, como se mostrará de conceptos doctrinales diferentes,
que acabarían interrelacionándose.
26
En el caso de P. Giannone, el exilio se inicia el mismo año de la publicación de su Istoria civile
en Viena, continúa en Ginebra, donde se convierte al protestantismo, para morir en prisión en
Turín en 1748. Vid. la introducción de Sergio Bertelli en Sergio Bertelli a la edición de las obras de
Giannone publicada con Giuseppe Ricuperati, Illuministi italiani. Opere di Pietro Giannone,
Riccardo Ricciardi ed., Milán-Nápoles, 1961, pp. IX-XXVI. El exilio de M. R. de Macanaz, tras su
“pedimiento fiscal” en París y Lieja se extendería de 1715 a 1760, año de su muerte. Vid. la noticia
biográfica de Joaquín Maldonado Macanaz en F. Maldonado de Guevara, Melchor de Macanaz.
Testamento político. Pedimento fiscal, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1972, pp. 1-89 y
Carmen Martín Gaite, El proceso de Macanaz. Madrid, Espasa Calpe, 1999.
27
John Robertson, The case for the Enlightenment. Scotland and Naples 1680-1760, University
Press, Cambridge, 2005, pp. 44-51.
10
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
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La consulta a los juristas resultaba además un medio para resolver las dudas que las
pretensiones regias pudiesen suscitar. Luis de Molina, “De bello” en Manuel Fraga, Luis de Molina
y el derecho de la guerra, Instituto Francisco de Vitoria, Madrid, 1947, pp. 302-304.
29
Consta expresamente en el caso de D‟Andrea. Vid. Salvo Mastellone, Francesco d‟ Andrea…,
ob. cit., p. 19.
30
Vid. Mariano Peset y Pascual Marzal, “Humanismo jurídico tardío en Salamanca”, en Studia
Historica. Historia Moderna, nº 14, 1996, p. 68 y ss. En la consideración de P. Giannone, a
D‟Andrea debían los napolitanos del s. XVIII el haber iniciado una nueva forma de estudiar las
11
Javier García Martín
leyes basada en métodos procedentes de la filosofía, la lógica y las ciencias naturales. Frente a los
meros “forenses”, F. d‟Andrea “fu il primo, che l‟adoperò secondo i veri principj, e secondo le
interpretazioni di Cujacio, e degli altri eruditi, non meno orando, che scrivendo”, Pietro Giannone,
Dell‟historia…, ob. cit., IV, p. 489.
31
Utilizo la última edición (la primera es de 1667), cuando ya había tenido lugar la invasión
francesa del Brabante, Francisco Ramos del Manzano, Respuesta de España al Tratado de
Francia sobre las pretensiones de la Reyna Cristianísima, s. n. y s. l., 1668. Proemio, pp. 2-3.
32
Julián Viejo Yharrassarry, “Grocio católico. Ramos del Manzano y la posición hispana en la
guerra de devolución”, en Chiara Continisio y Cesare Mozzarelli (eds.), Repubblica e virtù.
Pensiero politico e Monarchia Cattolica fra XVI e XVII secolo, Bulzoni, Roma, 1995, pp. 567-590.
33
Italo Birocchi, Alla ricerca…, ob. cit., pp. 159-164 y 166 y 174-75.
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“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
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Salvo Mastellone, Francesco d‟ Andrea…, ob. cit., p. 39.
35
Pablo Fernández Albaladejo, “„Rey católico. Gestación y metamorfosis de un título” en Chiara
Continisio y Cesare Mozzarelli (eds.), Republica…, ob. cit., pp. 109-120.
36
Francisco Ramos del Manzano, Respuesta…, ob. cit., q. 20-23, p. 287.
13
Javier García Martín
romanos cristianos Teodosio (l. Digna 4 illic, Liceo enim legibus soluti simus y l. Princeps
3 r. D. de legibus, cum laudatis) y Justiniano (Novela 105). En especial esta última
introducía un elemento justificativo fundamental:
“que Dios avia sujetado las leyes al Principe, haziendole al mismo, ley animada
37
para sus subditos” .
37
Ibid., q. 17-19, p. 191.
38
José Manuel Pérez-Prendes, Historia…, ob. cit., II, pp. 1514-1518.
39
Francisco Ramos del Manzano, Respuesta…, ob. cit., q. 13-16, p. 159.
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Mariano Peset y Pascual Marzal, “Humanismo jurídico…”, ob. cit., p. 75.
41
Risposta al trattato delle ragioni della Regina Cristianísima, sopra il Ducato del Brabante, et
altri stati della Fiandra. Nella quale si dimostra l‟ingiustizia della guerra mossa dal Re di Francia,
per la conquista di quelle provincie; non ostante le ragioni, che si son publícate in suo nome, per la
pretesa successione a favor della Regina Cristianissima, Nápoles, 1667-1676 (2), que no he
podido consultar.
42
Salvo Mastellone, Francesco d‟ Andrea…, ob. cit., pp. 21 y 33. El propio D‟Andrea era
consciente de la originalidad de su interpretación al intentar demostrar la incompatibilidad de la
costumbre de la devolución “coll‟uso osservato nella propria successione della sovranità del
Brabante, che non si leggono in nessuna delle [risposte] già publícate” (ob. cit., p. 35).
43
Raffaele Ajello, Arcana…, ob. cit., pp. 80-81.
15
Javier García Martín
los proceres sólo rastreable mediante el estudio histórico. De este modo, para D‟Andrea
la validez de un ordenamiento jurídico no venía determinado por el momento fundante
44
ligado a la autoridad del soberano, sino por el mero requisito de su efectividad .
La segunda diferencia con respecto a Ramos del Manzano, era la fundamentación
que el jurista napolitano hacía del Derecho de gentes, como “ius universale”, así como
del Derecho público en general. En lo que al Derecho de gentes se refiere, aunque partía
de F. de Vitoria que lo entendía como derecho más positivo que natural y se mostraba de
acuerdo con F. Suárez y L. de Molina en considerarlo “un uso ricevuto comunmente tra
gli huomini presso tutte le Nazioni civili”, su perspectiva frente a ellos no era
antropocéntrica, es decir, no lo asociaba a la óptica de la defensa del débil o a ser norma
moral en relación a la teología católica. Acercándose, en opinión de S. Mastellone, más a
Grocio, procura desvincularlo del elemento católico, para entenderlo como una “cultura
unitaria” de las naciones (“Jus delle Genti osservato appo tutte le Nazioni del Mondo”), o
tradición del “ius inter nationes” basada en la razón común o universal, superadora de la
45
distinción entre países protestantes y católicos .
Por último, por lo que al Derecho público se refiere, no contraponía, a diferencia de
Ramos del Manzano, dos “constituciones políticas” esenciales para oponerse a la
Monarquía francesa sino que procuraba buscar un fundamento universalizable, que
encontraba en la publica utilitas, definida como “il bene dei Cittadini, non in quanto che
son persone particolari, ma in quanto che costituiscono la Repubblica”, lo que nunca
podía hacerse depender “dalle leggi particolari che han di mira il commodo privato di
46
ciascheduno” . La novedad más importante, con todo, era la identificación que hacía de
la utilidad pública con el regius fiscus, expresión de los intereses del soberano -indica S.
Mastellone- entendidos como prerrogativa de regalibus, que era en definitiva donde
47
acababa depositándose la realidad colectiva y el bien de los ciudadanos .
Enlazaba en ello quizás, con un pensamiento arbitrista napolitano presente a lo largo
48
del s. XVII, que había insistido en la necesidad de evitar la salida de dinero del reino ,
44
Imma Ascione, Il governo della prassi. L‟esperienza ministeriale di Francesco d‟Andrea.
Nápoles, Jovene, 1994, pp. 426-434.
45
Salvo Mastellone, Francesco d‟ Andrea…, ob. cit., pp. 41-43.
46
Ibid., p. 40.
47
Ibid., p. 44.
48
Baste como ejemplo la obra de Vittorio Lunetti, Politica mercantile. Dell‟espedienti, & Arbitrii
Per Publica vtilità. Nelle quali con vere raggioni si mostrano le cause delli danni della Città, e
Regno di Napoli, & il vero modo di rimediarli. Possono seruire anche per doue fussero simili danni,
e si lascia per brevità li discorsi d‟adornamenti e solo si accenna le materia Delli grand Vtili, &
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“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
algo que el gobierno virreinal había subordinado a la defensa frente a los turcos y al
feudalismo jurisdiccional del baronaggio, como medio para garantizarlo. Es por ello, muy
posiblemente la situación napolitana, como apunta I. Birocchi, con multitud de normas y
status privilegiados la que habría favorecido la amplia difusión que las ideas de Grocio -
49
ahora católico- adquirieron en el reino napolitano , y en la que D‟Andrea atribuiría un
decisivo papel reorganizador a los magistrados al servicio del poder soberano.
No hay duda además de que en el pensamiento dandreiano pesa el ejemplo de la
“imagen” mercantilista francesa, que en cualquier caso, como deja entrever el estudio de
I. Ascione, lograba adaptarse mediante un racionalismo no teológico, y desde el
condicionante de una Monarquía católica, a unos parámetros que rechazaban tanto la
interpretación de J. Bodin, en la que el interés económico de las familias era superior al
50
del Estado como a la de Hobbes que lo subordinaba completamente al del Estado ,
planteamientos ambos rechazados en el ámbito católico, por la defensa que suponían de
la “razón de Estado”.
Este racionalismo no teológico presente en la concepción de D‟Andrea explica bien la
posición giurisdizionalista de los reformistas napolitanos de finales del s. XVII, contrarios
a la intromisión de la jurisdicción eclesiástica en materias civiles y, en especial, las que
supusiesen menoscabo del erario público -en lo que las ideas de Grocio resultaban
51
también adecuadas -. Pero si no era teología, ¿cuál era la fundamentación de la que
partía D‟Andrea?
Los estudios dedicados al tema ponen de manifiesto la importante influencia de las
ciencias naturales, a partir de Galileo o Gassendi -y también Descartes- en D‟Andrea,
que le habrían servido para elaborar una construcción antiescolástica -contraria al criterio
de autoridad- y fundamentada en una concepción física de la realidad, frente a la que el
incredibili auanzi Per sua Maestà, e ben Publico. E per trattarsi di seruitio Publico, e di Sua Maestà
non si deue disprezzare le proposte, se prima non s‟intenda le raggioni. E si nota l‟ordine
dell‟essecutione, Per Lázaro Scoriggio, Nápoli, 1630.
49
“Forse era il significato del progetto che attraeva e la proposizione di un “sistema” giuridico al
quale ancorare le legislazione particolare, sentite come disperse e confuse e sopratutto, come a
Napoli, così fondate sul riconoscimento di tanti status privilegiati”, Italo Birocchi, Alla ricerca…, ob.
cit., p. 178.
50
Imma Ascione, Il governo della…, ob. cit., pp. 47 y ss.
51
El mérito de Grocio en este tema sería el haberse situado en una posición intermedia entre los
defensores de una radical separación entre Iglesia y Estado (J. Locke) y los que atribuían a la
religión una función política, como instrumento al servicio de la paz civil, sin referencia alguna a la
verdad del dogma”, J. Saada-Gendron, “Grotius et la tolérance” en Tolérance et Reforme. París,
1999, pp. 131-132.
17
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temor siempre presente a que la Inquisición española se extendiera a Nápoles hizo que
no dejase de participar en la defensa jurídica de algunos encausados napolitanos por la
52
Inquisición de Roma .
El ámbito de difusión de esta nueva filosofía parece haber sido, una institución
extrauniversitaria, la Accademia degli Investiganti (1663-70) de la que D‟Andrea fue
miembro, cuyo objetivo había sido elaborar un sistema orgánico de pensamiento que
oponer al aristotelismo predominante basado en el experimentalismo galileano, el
53
mecanicismo cartesiano y el atomismo epicureista gasendiano . De mayor interés es
con todo para nosotros, su sucesora, la Accademia Medina Coeli (1698-1700), que toma
su nombre de Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, Virrey entre 1695 y 1702, en cuyas
lecturas públicas participarían entre otros, Vico o Doria y sería el ámbito de contacto de
P. Giannone con la filosofía cartesiana. Parece introducir una lectura más metafísica de
54
Descartes a través de Malebranche , aunque el rasgo común es el eclecticismo
antiescolástico que daría lugar a evoluciones teóricas muy diferentes de sus integrantes
55 56
. Las lecciones conservadas -parcialmente publicadas - muestran, por lo que aquí
interesa, el predominio de los estudios históricos, en especial los dedicados por algunos
juristas -Valletta, Caravita, Caloprese- al origen y decadencia de los imperios con
especial referencia al romano.
52
Salvo Mastellone, Francesco d‟ Andrea…, ob. cit., pp. 165-177.
53
Vicenzo Ferrone, Scienza, Natura, Religione. Mondo newtoniano e cultura italiana nel primo
Settecento, Nápoles, Jovene, 1982, p. 457.
54
Giuseppe Ricuperati, “Rassegna a proposito dell‟Academia Medina Coeli” en Rivista Storica
Italiana, nº 84, 1972, pp. 57-79. Referencias también en John Robertson, The case…, ob. cit., pp.
101-109.
55
La referencia a Descartes tiene en el ambiente napolitano más bien un carácter simbólico, de
orden alternativo interesado en la utilidad pública frente a los arcana iuris que el formalismo
aristotélico -con claras implicaciones feudales- hacía pervivir. De esta manera se denunciaba “il
complexo armamentario da cui traeva prestigio la logica scolastica: il bagaglio di concetti vaghi ed
astratti, le elegante, false ed inutili difficoltà, tutto ciò che non fosse idea chiara, fenómeno
sperimentabile, fatto documentato”, Raffaele Ajello, “Cartesianismo e cultura oltremontana al tempo
dell‟ Istoria civile” en Raffaele Ajello, Pietro Giannone…, ob. cit., pp. 98-99.
56
No existe una publicación conjunta de todas las lecciones conservadas en las Bibliotecas
Nacionales de Nápoles y Madrid. Las conservadas en B[iblioteca] N[acional] Mss. 9110, 9122 y
9221 han sido publicadas por Michele Rak, Lezioni dell‟Accademia di Palazzo del duca di
Medinaceli (Napoli 1698-1701), Istituto italiano per gli studi filosofici, Nápoles, 2000, 3 vols.
18
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
57
Raffaele Ajello, Arcana iuris…, ob. cit., p. 71.
58
Son obra de Vincenzo d‟Ippolito y Niccolò Capasso: “Raggioni per l‟investitura del Regno di
Napoli”, pertenecientes a los manuscritos conservados en Nápoles. Vid. Michele Rak, “Le lezioni
dell‟Accademia di Medina Coeli. La tradizione manuscrita” en Raffaele Ajello, Pietro Giannone…,
ob. cit., II, p. 677.
59
Giuseppe Ricuperati, “L‟immagine della Spagna a Napoli nel primo Settecento: Vico, Caraffa,
Doria e Giannone”, en Aurelio Musi, Alle origini di una nazione. Antispagnolismo e identità italiana.
Guerini e Associati, Milán, 2003, pp. 83-84.
60
Juan Vernet Ginés, “Contribución a la historia del copernicanismo en España”, en Cuadernos
Hispanoamericanos, nº 283, 1974, p. 36.
19
Javier García Martín
“el gobierno justo, y moderado de sus Príncipes, los Reynos, y Estados, de que
su gran cuerpo se conpone, se ven unidos, y sujetos à su cabeça el Rey Catolico,
con un union principal, e igual de cada uno de por si y no accesoria à otro sin
61
variación alguna de sus leyes, fueros, privilegios y regimiento” .
“Il Pontificado, e la corte di Roma nella sua dignità rimarrebbe. Poi che della
pietà de gl‟Imperatori austriaci non haverebbe a temerse, che volessero
abbassarla, né ingerirse, nell‟amministrazione delle cose sacre, oltre che sempre vi
61
Francisco Ramos del Manzano, Respuesta…, ob. cit., q. 13-16, pp. 167-168.
62
“Discorso politico intorno alla futura successione della Monarchia di Spagna”, publicado en
Salvo Mastellone, Francesco d‟Andrea…, ob. cit., p.183-199.
63
“Ma perché è una Aristocrazia sotto apparenza di Monarchia, perciò tutto apparisce farsi per
volontà del Re, ma il Re non vuole se non quello che essi vogliono. Et a tal fine si è introdotto che il
Re no tratti, né parli con altri, che non loro, né parli mai delle cose del governo, ma il tutto rimetta a
i Consigli… Ma perché una tal autorità ne‟ Consigli fu introdotta per convenienza del Re, onde tutta
la loro forza la ricevono dall‟autorità del Re; perciò ancorché che al Re venisse volontà di meterla, o
di alterarla si procura per mezzo del confessore, e degli altri che assistono appresso la sua
persona, di farsi appprendere, che in questo consiste la di lui grandezza, e che per questo egli è il
maggior Re, che sia stato mai nel mondo”, Ibid., pp. 191-192.
20
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
64
Ibid., p. 198.
65
John Robertson, The case for…, ob. cit., pp. 152-154.
66
Un análisis político en David González Cruz, Guerra de religión entre príncipes católicos. El
discurso del cambio dinástico en España y en América (1700-1714), Ministerio de Defensa, Madrid,
2002.
67
Vid. Giuseppe Coniglio, Il viceregno di Napoli e la lotta tra spagnoli e turchi nel Mediterraneo,
Giannini Editore, Nápoles, 1987, 2 vols.
21
Javier García Martín
68
Llama la atención sobre ello, Victor L. Tapié, “Europe et chrétienté. Idée chrétienne et gloire
dynastique dans la politique européenne au moment du siège de Vienne (1683)”, en Gregorianum
nº 42, 1961, pp. 268-289.
69
Un síntesis de esas razones en el ámbito peninsular en María Teresa Pérez Picazo, La
publicística…, ob. cit., I, pp. 237-251.
70
Amato Danio, Discorso delle ragioni della S. C. R. M. di Filippo V alla successione della
Monarchia di Spagna, aggiuntovi un Ragionamento intorno all‟Investitura del Regno di Napoli, per
Carlo Porsile Reg. Stamp., Nápoles, 1703, pp. 38 y 55.
71
B.N. 3/22641, Osservazione Theologica, giuridica, e politica contra le asserzioni del P. Schiara
e di altri scrittori parziali di Francia nella quale si prova la validità, e giustizia della Lega Imperiale
con alcuni prencipi acattolici, il Ius incontrastabile del Rè Católico Carlo Terzo alla Monarchia di
Spagna, e feudo di Napoli, ancor fuori degli inviolabili patti e rinunzie; e l‟obligo degli ecclesiastici à
cooperare con ogni zelo per la giustizia, Nella Stamperia della Verità, Verona, 1705.
22
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
“E così adesso, per conseguir una Pace buona, e stabile, con la uniformità, et
esecuzione delle altre Paci, fatte e giurate, la Francia hà posto in estrema
necesita, di permetter à gl‟ Accatolici il loro essercizio, per i Soldati, che militano
con i Cattolici, in servizio necesario del ben pubblico, dimostrato sopra in varii
73
effetti” .
Se establecía así la vía hacia la tolerancia, que en cualquier caso, el autor del escrito
era consciente de que el Monarca austriaco nunca podría poner en práctica en los reinos
74
italianos ni españoles .
72
Es en el aspecto comercial en el que más se insiste para contraponer los turcos (infieles) y a
los herejes: “Di quelli [los infieles] non si ammete alcun consorcio con noi 28 qu. I. C. saepe: 12.
Questi [acatólicos, calvinistas y luteranos] nel commercio con loro si distinguono, che non sunt
vitandi, nisi solùm personaliter et nominatim denunciati, come asserisce il Becano et altri; et il
Lezana in summa qq. Regul. seu de casib. Consc. Mare magni Praedicat… afferma, esser tanto
lecito, e permesso ad ogn‟uno, il praticar, e comunicar con gl‟heretici tolerati, che in specie, non
censentur nominatim denunciati, aut vitanda, Lutherani et Calvinistae, et alii specialium sectarum
expressi in Bulla Coena, quia tales sunt generaliter denunciati. Et Azor. Instit. moral. To. Primo. Lib.
8, cap. XI col. 763 Potest tuta conscientia Católicos, civilia comercia inire cum haereticis, qui sunt in
Anglia, Gallia, Germania, et Polonia; quoniam liceo pbulice sint haeretici, non sunt tamen expresse
et nominatim enunciati”, Ibid., p. 36.
73
Ibid., p. 424.
74
“In qualche Città di Germania sono distinte le hore d‟ogni giorno, per le Funzione Cattoliche,
dalle altre per gli Acattolici, dentro lo stesso Tempio, senz‟alcun pregiudizio della Católica Fede;
23
Javier García Martín
benchè in Italia, ò in Ispagna una tal permissione, come cosa nuovissima, e per regole generali
illecita, cagionarebbe gran maraviglia, e commozione”, Ibid., p. 421.
75
Salvo Mastellone, Francesco d‟Andrea…, ob. cit., p. 179.
76
Gio[vanni] Antonio Castagnola, Filippo Quinto, Monarca legittimo delle Spagne, overo
Dimostrazione de i diritti del Catolico, e Glorioso Monarca Filippo V per la successsione della
Monarchia di Spagna, e di tutti i Regni, e Dominio à quella uniti. In Napoli, s.n., 1704, p. 131.
77
Ibid., p. 142.
24
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
Coincidía en esta demanda con lo expuesto dos años antes por el citado Amato
Danio que llevaba aún más allá los argumentos. A partir de J. Cujacio entendía que la
concesión de la investidura era sólo formal, y no concedérsela al sucesor legítimo en el
plazo de un año era ingiuria, pero sobre todo a partir del “dottissimo Grozio” -de nuevo el
Grocio católico-, subrayaba el hecho de que la investidura feudal en nada limitaba “la
Maestà del Regno, e alla giurisdizione Regale; nè scema punto della speziale potestà
sopra de‟ sudditi; a rispetto de‟ quali usa il Re, e si avvale di tutti il diritti, giurisdizioni, e
78
ragioni, che vanno annesse all‟assoluta potestà e soglionsi chiamar Regalie” .
La “investidura” no suponía así, en ningún caso, en la construcción de este autor, la
disminución de la plena soberanía y “absoluta potestad” del Monarca que sólo resultaba
obligado a la entrega formal al Pontífice de un caballo blanco (la chinea) y 7.000 ducados
de oro.
Lo más interesante, en cualquier caso, es observar, como muestra la cita de los
juristas humanistas, la renovación que hacía del discurso católico de finales del s. XVII,
delimitando una potestad soberana que, aun reconociendo la superioridad formal del
Papado sobre el reino napolitano, apelaba al Derecho civil (el “derecho de gentes”) para
establecer su caducidad. En el afán de obtener un rápido reconocimiento por parte del
Papa, se recurría así a argumentos más cercanos al “Grocio cristiano” que al católico,
aunque en ningún caso la pretensión fuese la de la ruptura con Roma.
El tema sería también objeto de atención por parte de los austracistas. Precisamente
uno de los principales argumentos expuestos en la citada Osservazione anónima de
1705 para oponerse al acceso de Felipe V al trono napolitano era la “usurpación” que
suponía haber entrado en Nápoles sin esperar la decisión papal en torno al feudo. El
apoyo que en ello le había dado Luis XIV había supuesto, en la interpretación del autor,
la vulneración de la Paz de los Pirineos, en la que él y las infantas españolas se habían
comprometido mediante las correspondientes renuncias a no apropiarse de feudo alguno
de la Corona española. Pero si bien, conforme a lo que se ha visto había sido
característica fundamental tras la Paz de Versalles, el Tratado, como Derecho público
internacional, era la norma jurídica fundamental vulnerada, se llamaba la atención
además sobre la ley y costumbre feudal “che conferma per immutabili et inviolabili simili
79
Renunzie Reali d‟un Feudo” .
Lo sorprendente es que avanzando por este camino recurría, como era esperable, a
Grocio en su De iure belli et pace, pero en esta ocasión no para reivindicar la preferencia
del Derecho público sobre el privado, como había ocurrido en la segunda mitad del s.
78
Amato Danio, Discorso…ob. cit., pp. 142-143.
79
B.N. 3/22641, Osservazione Theologica…, ob. cit., p. 380.
25
Javier García Martín
XVII sino para establecer que la sucesión de un reino feudal -se trasladaba, por tanto el
Derecho privado al ámbito jurídico-público-, “non depende da Leggi… mà dalla
80
disposizione dell‟Investitura, e consuetudine Feudali” . El argumento le servía así para
negar valor al testamento de Carlos II como título suficiente para obtener la investidura -
en tanto feudatario y no “padrone”- y conforme a de Luca ser necesaria en las
subinfeudaciones conservar las condiciones del pacto de investidura, recurriendo
además a la Historia para hacer mención a la declaración del Papa Calixto III que “udita
la morte di Alfonso [de Aragón] Rè di Napoli nel 1485, dichiarò che i Napolitana non
riconoscessero se non il Papa diretto Padrone, e che egli haverebbe fatta Giustizia à chi
81
tocasse il Feudo” .
El Papa era presentado así no sólo como árbitro entre príncipes sino como auténtico
titular de un reino feudal, recurriendo además al Derecho canónico, a la Bula in Coena
Domini de Urbano VIII, que condenaba a todo príncipe que invadiese u ocupase el
Regnum Siciliae, (“vel jura ad ipsam Romanam Ecclesiam pertintentia.. nec non
82
supremam jurisdictionem in illis, usurpare, perturbare..”) , para apoyarlo. Y el
Emperador dispuesto a aceptar su decisión.
Parecían invertirse así los argumentos con respecto a finales del s. XVII,
presentándose ahora el Emperador Leopoldo, a pesar de su alianza con Holanda e
Inglaterra, como defensor de la “catolicidad” en Italia, a lo que ayudaba la no lejana
victoria de Viena contra los turcos.
Los argumentos, con todo, de Amato Danio y la demora del Papa en reconocer a uno
u otro de los pretendientes, favorecería el que desde el círculo reformista del virrey
Medinaceli se abriese camino -ya se han mencionado los precedentes- la reflexión crítica
sobre sus fundamentos histórico-jurídicos, con el fin de valorar si debía seguir
manteniéndose. Su culminación sería la obra de Nicolò Caravita, Nullum jus Pontificis
maximi in Regno Neapolitano, publicada en 1707 bajo el gobierno austracista, como una
forma de rehabilitarse ante el Archiduque Carlos, por haber participado en la Junta
constituida en 1702 por Felipe V para recopilar el Derecho del reino y haber
83
desempeñado destacados cargos como magistrado .
La novedad de los planteamientos -Giannone haría suyos algunos de ellos-, propios
del contexto de enfrentamiento con Roma en el que lo escribe, constituyen un ejemplo
80
Ibid., p. 149.
81
Ibid., pp. 202 y 383.
82
Ibid., p. 189.
83
Salvatore Fodale, “Nicolò Caravita e la negazione dei diritti pontifici sul Regno di Napoli”, en
Annali di Storia del Diritto. Rassegna internazionale nº 10-11, 1966-67, p. 249.
26
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
84
Ibid., pp. 280 y 289.
85
Ibid., p. 278. Entiende que como función principal del rey el acrecentamiento del reino (la
utilitas publica), no su disminución. “Quamquam enim unusquisque arbiter est rei suae, id tamen
locum habet in rebus privatorum, aut Principum rebus fiscalibus, et privati patrimonio; secus in
juribus Regni, Majestad namque realis, ut loquuntur Politici reddit imperantes ipsi Reipublicae
obnoxios, obstrictione conservativa, licet non subjectiva: unde fit, quod cum Princeps omnia possit,
non potest tamen jura imperio alienare: hoc enim esset Rempublicam non augere et conservare,
sed minuere et evertere, contra quam sui officii ratio postulat” (par. 25).
86
Ibid., p. 286.
87
Ibid., p. 284.
27
Javier García Martín
88
Raffaele Ajello, “Stato e società nell‟ „Istoria civile” en Raffaele Ajello, Pietro Giannone…, ob.
cit., I, p. 352.
28
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
“…per l‟uso delle leggi, e per un diritto discernimento, ciascuno potrà ritrarne
l‟idea d‟un ottimo Governo; poichè notandosi nell‟Istoria le perturbazioni, ed i moti
delle cose civili, i vizj, e le virtù, e le varie vicende di esse, saprà molto ben
89
discernere, quale sia il vero, ed al migliori appigliarsi” .
89
Pietro Giannone, Dell‟istoria…, ob. cit., introd., f. 3 (sin pag.)
90
Giuseppe Ricuperati, L‟esperienza civile e religiosa di Pietro Giannonne, Riccardo Riccardi
Editore, Milán-Nápoles, 1970, p. 165.
91
Ibid., p. 170-171. La influencia mayor parece ser la de Fleury y Dupin, de quien toma la
consideración de que los cánones conciliares no tenían otra fuerza de obligar que las que les
otorgase el príncipe. De ahí su preferencia.
92
Pietro Giannone, Dell‟istoria…, ob. cit., l. 3, p. 233.
93
El gobierno imperial no supone ningún cambio cualitativo con respecto al período precedente.
En el momento de publicar la Istoria civile, no se había dictado ninguna pragmática al respecto por
parte del virrey. Vid. Gennaro Maria Monti, “Legislazione statale ed eclesiástica sulla stampa nel
29
Javier García Martín
“…la ragion Canonica, la quale dapoi col lungo correr degli anni, emula della
ragion Civile, maneggiata da‟ Romani Pontefici, argì non pur pareggiare, ma
interamente sottomettersi le leggi Civili, tanto, che dentro un Imperio medesimo,
contra tutte le leggi del Governo, due corpi li leggi diverse si videro, intraprendendo
l‟una sopra l‟altra. Origine, che fu ne‟seguenti secoli delle tante contese
giurisdizionali, e de‟ tanti cangiamenti dello Stato politico, e temporale dell‟Imperio,
96
e di queste nostra Provincie” .
“le Nazioni d‟Europa, non come leggi d‟uno sol popolo, ma come leggi
universali, e comuni di tutte le genti le riputassero, e che i Principi, e le
Repubbliche si studiassero comporre i loro Stato alla forma di quelle, in guisa che
97
oggi par, che l‟Orbe Christiano si regga, e si governa” .
Viceregno Austriaco di Napoli” en Scritti giuridici in onore di Santi Romano, Cedam, Padua, 1940,
IV, pp. 579-599. Un diseño civil eficaz sólo tendrá lugar con Carlos de Borbón. Vid., Eugenio di
Rienzo y Marina Formica, “Tra Napoli e Roma: censura e commercio librario” en Anna Maria Rao
(ed.), Editoria e cultura a Napoli nel XVIII, Luguori Editore, Nápoles, 1998, p. 212.
94
“Vita di Pietro Giannone scritta [in Savoia] nel castello di Miolans [da lui medesimo e continuata
nella Liguria nel Castello di Ceva]” en Sergio Bertelli y Giuseppe Ricuperati, Opere…, ob. cit., p. 79.
95
Pietro Giannone, Dell‟istoria…, ob. cit., l. 26, p. 430.
96
Ibid., I, p. 65.
97
Ibid., I, p. 3.
30
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
98
Llama la atención sobre ello, Raffaele Ajello, “Stato e…, ob. cit., pp. 359-364.
99
Vid. Mario Caravale, “Alle origini di un mito: La doctrina giuridica della Restaurazione e la
Monarchia normanna” en Mario Caravale, La Monarchia meridionale. Istituzioni e doctrina giuridica
da norman ai borboni, Laterza, Roma-Bari, 1998, pp. 239 y ss.
100
Quizás como un intento de favorecer la idea imperial en Nápoles la obra de A. Duck, de la que
Giannone critica más que su proyecto lo erróneo de sus datos, vendría reimpresa en Nápoles en
1717. Frente a la relevancia que Giannone daba a la costumbre, el autor inglés la despojaba, en el
caso del derecho longobardo de toda “fuerza de razón”: “hujus juris longobardici, supersunt, in iis
tantum locis manent, ubi consuetudine receptae sunt, neque vim habent a ratione sed
consuetudine quae precariam vim solam habet, et a Legis Imperio pendet”, Arthur Duck, De usu et
authoritate Juris Civilis Romanorum in dominiis Principum Christianorum. Typis Dominici Antonio
Padrino, Neapoli, 1719, 2. 4, p. 163.
101
Sobre el derecho feudal napolitano Pietro Giannone, Dell‟istoria…, ob. cit., l. 13, pp. 299 y ss.
102
Pietro Giannone, Dell‟Istoria…, ob. cit., c. 40, pp. 487-488.
31
Javier García Martín
otorgaba valor a la costumbre territorial acorde con el ius gentium, más allá de la ley y el
gobierno político, como tales mudables.
En el caso peninsular la primera referencia a una “Historia civil” de España parece ser
la que con ese título publica en 4 volúmenes entre 1740 y 45, el franciscano Nicolás
Jesús de Belando vinculado a los reformistas de la Corte, una obra bastante citada por
103
los ilustrados dieciochescos . La obra en sí presenta pocas similitudes con la de P.
Giannone, tanto por su contenido, ya que no es sino una historia de acontecimientos
políticos y bélicos, como por el sentido dado al concepto “civil”. Como eclesiástico,
Belando utiliza el término “civil” por oposición a “sagrado” y “eclesiástico”, pero también
para diferenciar lo que trata de la “vida civil y de la política que tienen por fin la honesta
104
utilidad del hombre” de las cosas inútiles que llaman profanas . Historia
fundamentalmente de acontecimientos políticos y bélicos, fue sin embargo retirada por la
Inquisición por la referencia que en el tomo IV -quizás por primera vez- hacía de lo
acontecido con el fiscal Macanaz en 1715, dando además cuenta puntual de los libros
favorables a las regalías prohibidos por el Inquisidor Giudice, entre los que figuraba el
“Pedimiento” fiscal en 55 puntos, hecho circular a pesar del secreto al que obligaban las
105
reuniones, por algunos Consejeros de Castilla .
Con ocasión de la intervención inquisitorial, el propio Macanaz escribiría una “queja”
106
al Rey -conservada manuscrita - en la que volvería sobre algunas de las cuestiones ya
tratadas por él, y que ponen de manifiesto, en última instancia, que la primera “historia
civil” semejante a la de Giannone es, en realidad, aunque con carácter práctico, el
Pedimiento.
103
Admirador del P. Feijoo, parece que residió en la capital galicana, entre 1740-44, G. Stiffoni,
“Due momenti della storiografia del primo Settecento spagnolo. Miñana y Belando, „Escritores
nacionales en la Historia de su reino‟” en Rassegna Iberistica nº 22, 1985, p. 19.
104
Nicolás de Jesús Belando, Historia civil de España, sucesos de la guerra y Tratados de Paz,
desde el año de mil setecientos hasta el de mil setecientos y treinta y tres, En la imprenta y librería
de Manuel Fernández, 1740-44, prólogo.
105
Ibid., IV, pp. 61-76 y 104-116.
106
B[iblioteca] F[oral] de V[izcaya] Mss. 73, Queja dada al Rey por el P. Fray Nicolás de Belando
de la descalsez franciscana por haberle recojido el Santo Tribunal su historia civil de España.
Escrita por D. Melchor Rápale de Macanaz, Año de 1745. El edicto de prohibición de la obra de
Belando, publicado el 6 de septiembre de ese año en las Iglesias de Madrid establecía su recogida
“por contener proposiciones temerarias, escandalosas, injuriosas y denigrativas de personas
constituidas en alta Dignidad, depresivas de la autoridad y jurisdicción del Santo Oficio erroneas
heresi proximas y respectivamente heréticas, ff. 7-8.
32
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
En la Queja, Macanaz solicitaba la intervención del Rey para que haciendo uso de su
regalía de Patrono del Santo Tribunal y “Protector de sus subditos” se le permitiese a
Belando ejercer su derecho de defensa. Se basaba para afirmar esa condición en la
potestad del rey “para el castigo de las materias de Religión”, como “único y verdadero
juez”, lo que fundamentaba en la propia revelación, ya que “el mismo hijo de Dios le dijo
á Pilatos con ser Gentil que el poder que tenian de hacerlo morir en la Cruz, le benía del
mismo Dios y que los Apostoles y Evangelistas confesaron y experimentaron el mismo
107
tratamiento…” .
Como Giannone, partía de la idea de separación entre las dos potestades, a lo que no
deja de hacer mención en algunas partes de su obra. Lo radical, con todo, de su
afirmación de la capacidad de intervención regia y algunos de los planteamientos del
Pedimiento, han llevado a la división historiográfica en cuanto a su adscripción galicana
108
o no. Las posiciones van así desde la opinión de C. Martín Gaite que considera que
sus fuentes principales son las obras de los juristas castellanos de los ss. XVI y XVII,
basándose para ello en el inventario de libros hecho por la Inquisición en el momento de
embargar sus bienes, a la de Ch. Hermann que presenta a Macanaz como defensor de
109
una auténtica iglesia anglicana en la monarquía de Felipe V .
No parece que la novedad sea, en cualquier caso, el rasgo determinante en el
110
Pedimiento, tal como ha puesto de manifiesto C. Álvarez , haciéndose derivar en
111
general del Memorial dirigido al rey por Juan Chumacero y fray Domingo Pimentel . La
publicación y estudio del inventario de su biblioteca ha puesto de manifiesto, por otra
parte, la existencia de un amplio número de libros de literatura jurídica napolitana, por lo
112
que es posible entender que conociese la obra de D‟Andrea .
De cualquier modo, creo que resulta muy esclarecedora la llamada de atención de
Joaquín Maldonado Macanaz sobre que las lecturas galicanas del Fiscal, en especial
107
Ibid., ff. 185, nº 97.
108
Carmen Martín Gaite, El proceso…, ob. cit., p. 57 y ss.
109
Christian Hermann, L‟Eglise d‟Espagne sous le patronage royal (1476-1834). Essai
d‟ecclésiologie politique, Casa de Velázquez, Madrid, 1988, p. 315.
110
Clara Álvarez Alonso, “La dudosa originalidad del regalismo borbónico” en Estat, Dret i
Societat al segle XVIII. Homenatge al Prof. Joseph M. Gay i Escoda, Associació Catalana
d‟Història del Dret “Jaume de Montjuïc”, 1996, pp. 194-195.
111
Mª Dolores García Gómez, La biblioteca regalista de un súbdito fiel: Melchor de Macanaz,
Generalitat, Valencia, 1998, pp. 22-23.
112
Ibid., p. 38.
33
Javier García Martín
Dubos, en las que se defendía la sustitución del Imperio romano por la monarquía de las
Galias, contribuyó a desarrollar en él la idea de reivindicar “para la monarquía visigoda y
para Alarico la sucesión pacífica, convenida y consentida del imperio romano en España
113
y las Galias” . Esto explicaría la referencia constante en su obra al Derecho visigodo, a
114
los concilios y a la ley regia frente al ius commune (ius civile y decretales pontificias) .
A partir de este eje vertebrador inicial, y a pesar del carácter fundamentalmente
práctico de sus obras, parecen ser tres, por lo que aquí interesa los rasgos jurídicos que
orientan su concepción de un nuevo orden jurídico, deducibles de su Pedimiento fiscal:
1. Cada uno de los ámbitos, eclesiástico y temporal, se rigen por sus propias normas:
los cánones y concilios para las “materias tocantes a la fe y religión”, y en cada reino
(temporal) “las Leyes Municipales” que pueden inspirarse o no en disposiciones
canónicas. Corresponde, en cualquier caso al monarca la condición de “protector de los
115
sagrados cánones y concilios” , lo que permite su intervención, conforme a una
116
práctica observada durante siglos, en la disciplina eclesiástica . Los cánones y
concilios adquieren autoridad por el mandato regio, teniendo como límites en el caso de
las bulas pontificias en materia temporal el primer derecho de la Iglesia y las leyes del
reino:
113
Joaquín Maldonado Macanaz, Melchor…, ob. cit., p. 64.
114
A la plena definición escrita de la jurisdicción regia se dirigiría la Nov. R. 3.2.11 que prohibía
alegar leyes o comentaristas del ius civile en los pleitos debiendo recurrirse en caso de duda al rey
-la referencia al modelo visigodo resulta evidente-.
115
Ibid., pp. 92-93 y 120, nº 53: “sólo se deben determinar los pleitos, dudas y dificultades por las
leyes, que los dichos Sres. Reyes nos han dado; y en duda, S. M. las debe explicar; y según otras
Leyes del Reino, se ven muchos capítulos del Concilio de Trento explicados; y en las materias
gubernativas temporales jurídicas y contencias no podemos seguir otras Leyes, ni las de los
Concilios y cánones en otras materias, que en las que tocan a la fe y Religión”.
116
Ibid., p. 117 nº 48: “Propone el Fiscal General que se reformen las religiones, recudiéndolas al
pie en que quedaron cuando el Cardenal Cisneros las reformó y que todas las que después acá se
han creado de nuevo o reformas que se hayan introducido…”.
117
Ibid., p. 109, nº 39.
34
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
“El número de Religiones y Conventos que cada una de ellas tiene en España
es tan excesivo que casi igualan sus individuos a los legos y han cargado con las
Haciendas, introducido tales modas de sacar dinero, frutos y todo género de
bienes, que casi el todo de la Monarquía viene por uno y otro medio, a parar en
118
ellos….” .
118
Ibid., p. 117, nº 47.
119
Ibid., p. 100, nº 21.
120
Ibid., p. 101, nº 23.
35
Javier García Martín
“…aunque fue este [Breve de 1553] limitado al Reino de Valencia, que con su
práctica y observancia se debería guardar en todos los Reinos y Dominios de S.M.
y así convendría que en toda España fuesen comunes estos Breves y su
121
verdadera práctica y observancia” .
121
Ibid., p.106, nº 34.
122
Melchor R. De Macanaz, Regalías…, ob. cit., p. 107.
36
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
123
Elisabeth Garms Cornides, “Il regno di Napoli e la monarchia austriaca” en Settecento
napoletano. Sulle ali dell‟aquila imperiale 1707-1734. Electa Napoli, 1994, p. 22.
124
Rafaelle Ajello, “Il vicere dimezzato. Parassitismo economico e costituzionalismo d‟antico
regime nelle lettere di M. F. von Althann”, en Frontiera d‟Europa nº 1, 1995, pp. 121-220.
125
El resultado sería la obligada intervención del Emperador prohibiendo la publicación de las
Actas y la restricción de las atribuciones del Virrey en beneficio del Collaterale (Anna Casella, “Il
Consiglio…, ob. cit., pp. 603-620).
37
Javier García Martín
Los conflictos, en cualquier caso, no eran objeto de una reflexión teórica de conjunto
que presentase un “orden” alternativo más allá de la solución casuística -límite que para
el sistema traspasa la obra de P. Giannone-. La opción del Emperador, como la política
regia del período precedente, sería la de abordar temas concretos, adoptando una
127
política elástica, según los casos para, en última instancia, evitar el conflicto abierto .
Nada más ilustrativo que la publicación de nuevo de la obra del clásico prontuario de
Bartolomeo Chioccarello, compendio de disposiciones referentes a las atribuciones de
cada jurisdicción que el autor pretendía sirviesen “unicamente al conseguimento della
pace e concordia delle due giurisdizione, e alla quiete de‟ Popoli…”, sin que ocasionase
escándalo a los eclesiásticos para los que podía ser “di molta utilità, anzi che d‟ombra, ò
gelosia” y que al tratar de la investidura -con la que el libro se iniciaba- no dudaba en
incluir, en primer lugar, entre los títulos justificativos del Papa, la “donación de
128
Constantino” .
Se prefería así la solución más aséptica o “técnica” como menos comprometida,
opción seguida, en última instancia, en el caso de la misma Istoria civile. El magistrado
Gregorio Grimaldi no dudarían extractarla y readaptarla, publicando en 1731 una Istoria
delle leggi e de‟ magistrati del Regno di Napoli, en la que se hacía desaparecer la crítica
a la Iglesia, presentándola como una historia jurídica “neutral”, basada en la exposición e
126
Fausto Nicolini, L‟Europa…., ob. cit., II, nº 531, pp. 184-185. Y las disputas, continuarían tras
1734 bajo Carlos de Borbón a pesar del Concordato suscrito con Benedicto XIV en 1741. Desde
perspectiva filorromana, Andrea Melpignano, L‟Anticurialismo napoletano sotto Carlo III, Herder,
Roma 1965.
127
Raffaele Ajello, Il problema della reforma giudiziaria e legislativa nel Regno di Napoli durante
la prima metà del secolo XVIII, Jovene, Nápoles, 1968, p. 51.
128
Bartolomeo Chioccarello, Archivio della Reggia Giurisdizione del Regno di Napoli. Ristretto in
indice Compendioso. In cui si riferiscono per ordine, ed in breve le Scritture, che nel medesimo si
contengono, di Commesiones Reggia raccolte, Venecia, 1721, prólogo y I, p. 1. El libro venía
dedicado al Arzobispo de Valencia, presidente del Consiglio di Spagna en Viena.
38
“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
129
interpretación “correcta” de las Pragmáticas . Es significativo que así concebida,
130
podría seguir teniendo continuidad bajo Carlos de Borbón .
Si se hace referencia ahora a España, C. Álvarez ha llamado la atención sobre la falta
de ruptura que las reformas ilustradas tienen en relación a la cuestión del patronato regio
respecto a los siglos anteriores. Para esta autora, “doctrinalmente, salvo por la utilización
científica de la Historia y la radicalización de sus posturas, poco es lo que estos
131
ilustrados ofrecen como novedad” .
La explicación reside en que si bien la actitud de los ilustrados españoles fue en
muchos casos antidogmática o denunciadora de abusos, la legislación en raras
132
ocasiones acogió sus iniciativas . Un ejemplo significativo lo constituye el
mantenimiento -frente a la propuesta de Macanaz- de las reservas pontificias, o del
derecho de asilo.
Ningún ejemplo mejor que el propio Concordato “regalista” de 1753, modelado en
133
realidad sobre la viejo patronato regio más que en el acuerdo bilateral . Si los
ilustrados son partidarios de afirmar la plena soberanía del monarca en lo temporal,
llama la atención, como observa la indicada autora, la utilización que en él se hace de los
134
términos “cesión” y “subrogación” del Papa -no derecho- en temas de patronato .
De hecho, y por lo que aquí interesa, las propias normas concordatarias -símbolo de
acuerdo, conforme a la distinción del Cardenal De Luca, entre potestades temporales-,
reguladoras tan sólo de aspectos concretos, no dejaron de crear confusión sobre su
posible aplicación en relación al Concilio de Trento, incorporado mediante ley regia al
ordenamiento castellano y otras normas conciliares. Lo ponía de manifiesto G. Mayans
en su comentario al Concordato de 1753, en relación al tema de las coadjutorías:
129
A ello haría mención el propio P. Giannone e sus “Osservazioni critiche sopra l‟Historia delle
leggi e de‟ magistrati del Regno di Napoli composta dal Sig.re Grimaldi” en Sergio Bertelli y
Giuseppe Ricuperati, Opere…, ob. cit., pp. 555-577.
130
Gregorio Grimaldi, Istoria delle leggi e dei magistrati del Regno di Napoli, Angelo Vocola,
Luca/ Nápoles, 1731-36, 3 vols, el último publicado bajo Carlos de Borbón.
131
Clara Álvarez Alonso, “La dudosa…”, ob. cit., p. 199.
132
José Manuel Pérez-Prendes, Historia…, ob. cit., II, p. 1453.
133
Christian Hermann, L‟Eglise…, ob. cit., pp. 315-320.
134
Clara Álvarez Alonso, “La dudosa…”, ob. cit., p. 197.
39
Javier García Martín
“Es mui util leer las obras de Pedro Giannone, i así mismo algunas de los
franceses, recogiendo en ellas las citas de los Concilios i Leyes i escritores de
137
España” .
135
Gregorio Mayans y Síscar, Observaciones legales, históricas y criticas sobre el Concordato
celebrado entre S. S. Benedicto XIV y el Rey Católico D. Fernando VI en 20 de febrero de 1753,
uno de los principales que rigen hoy la relaciones entre el Estado y la Iglesia, Establecimiento
tipográfico de D. Ramón Rodríguez de Rivera, 1847, p. 263.
136
Ibid., p. 277.
137
En Antonio Mestre, Ilustración y reforma de la Iglesia. Pensamiento político-religioso de Don
Gregorio Mayáns y Siscar (1699-1781). Valencia, Ayuntamiento de Oliva, 1968, p. 367.
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“1707, Los límites del orden. Ley y religión en los reinos civiles...”, iustel.com, e-LHR, n.º 3, enero 2007
VI. CONCLUSIONES
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