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Huella de la esclavitud

Camilo Andrés Quinche Zambrano - 309606

Realizando esta actividad tenemos la obligación como individuos o empresarios saber el


origen de donde vienen los productos que consumimos o comercializamos, dejar de lado
tanto consumismo que muchas veces no tienen sentido, que caemos en estrategias de
consumo sin pensar en las consecuencias o todo el proceso que pasa hasta llegar a
obtenerlo, por ejemplo niños trabajan en los hornos de ladrillos de Pakistán donde viven
aislados del resto de la sociedad en un régimen de semiesclavitud, si compro una
alfombra, debemos saber cuál es su origen: más de 200.000 niños trabajan forzados en
la producción de alfombras de Uttar Pradesh en la India. La comida que es una
necesidad de primer grado para los que comemos la comida de mar tendremos que
prescindir de los langostinos pelados. Este no se hace otra ves de un proceso industrial,
sino que los pelan personas en condiciones lo suficientemente precarias para que el
precio de las mismas en el supermercado sea asequible a nuestros bolsillos. Más
concretamente, la mayoría de las langostinos y mariscos pelados que consumimos
provienen del Sureste asiático, donde esclavos trabajan 20 horas diarias para conseguir
pelar unos 18 kilos de langostinos. Los que tratan de escapar son amenazados o
directamente vendidos en los mercados de tráfico de personas. Como hombre no uso
maquillaje, pero si he regalado a mi mujer y hermana, sin saber que cada día 10.000
niños indios trabajan en las minas extrayendo la mica que se añade a esos maquillajes
para que brillen. Y en cuanto a los productos telefónicos en donde estamos envueltos
todos en el consumismo de esta era, Todos nuestros aparatos electrónicos, desde el
móvil hasta la televisión, incluyen coltán en sus circuitos. El coltán es un mineral muy
escaso que se extrae casi exclusivamente en la RD del Congo. Su extracción está
directamente vinculada con los conflictos tremendos que asolan esa región. Una
solución para evitar la extracción sería no perder el coltán que contienen los aparatos
que dejamos de usar.
En nuestras manos está el cambio y un gran problema está en el desconocimiento que
tenemos al adquirir productos o servicios en donde no sabemos su procedencia, su
fabricación o el modelo con el que se comercializa, Los principales responsables de este
tipo de situaciones son los Estados occidentales, que con sus aranceles proteccionistas y
subvenciones a los productores locales bloquean la competencia del exterior, obligando
a los productores extranjeros a reducir costes dramáticamente. Ojo, porque
paradójicamente si dejamos de comprar esos productos extranjeros, pecaremos de lo
mismo que los Estados: Proteccionismo. Y presionaremos más todavía a esa pobre
gente.

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