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ORDENACIÓN DE LOS CANTOS DE LA MISA

ORDENACIÓN DE LOS CANTOS DE LA MISA


(Traducción no oficial)

SAGRADA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO


Prot. n. 631/72
DECRETO

El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia (nn. 114 y 117), ha declarado
expresamente que el tesoro del canto gregoriano, que la tradición ha transmitido hasta nuestros días, debe ser
conservado con veneración y utilizado debidamente.
Por tanto, para aplicar esta norma, sobre todo una vez que se han editado los nuevos libros litúrgicos, revisados
según la intención del Concilio, esta Sagrada Congregación para el Culto Divino ha considerado conveniente
promulgar una normativa para adaptar el Gradual Romano a las nuevas circunstancias, de modo que no se pierda
ningún texto del tesoro auténtico del canto gregoriano.
Así, esta Sagrada Congregación, por mandato del Sumo Pontífice PABLO VI, ha dispuesto que, quienes celebren
la Eucaristía en latín, sigan cuanto aquí se establece en lo que a los cantos se refiere.

No obstante, cualquier cosa en contrario.

Dado en la Sagrada Congregación para el Culto Divino, el día 24 de junio de 1972, natividad de san Juan
Bautista.
ARTURUS Card. TABERA
Praefectus
+ A. BUGNINI
Archiep. tit. de Diocletianensis
a Secretis

SAGRADA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO


Prot. 1140/86
DECRETO

Una vez editados los libros litúrgicos, revisados por la autoridad del Concilio Ecuménico Vaticano II, la
Congregación para el Culto Divino publicó en 1972 el ORDINIS CANTUS MISSAE, para adecuar el
GRADUALE ROMANUM a las nuevas circunstancias, con el fin de que el canto gregoriano, que ha sido
transmitido desde la antigüedad hasta nuestros días, sea conservado devotamente y utilizado debidamente en las
celebraciones eucarísticas.
Catorce años después de la última edición, ve ahora la luz una segunda edición del ORDINIS CANTUS
MISSAE, convenientemente revisada, de modo que quienes usen el latín en la celebración eucarística, sigan
cuanto aquí se establece en lo que a los cantos de la Misa se refiere.
La Congregación para el Culto Divino promulga esta nueva edición como ley pública y la declara edición
típica.

No obstante, cualquier cosa en contrario.

Dado en la Congregación para el Culto Divino, el día 22 de noviembre de 1986, memoria de santa Cecilia,
virgen y mártir.
PAULUS AUGUSTINUS Card. MAYER
Praefectus
+ VERGILIUS NOÈ
Archiep. tit. Voncariem
a Secretis
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ORDENACIÓN DE LOS CANTOS DE LA MISA

PRENOTADOS

I. LA REVISIÓN DEL GRADUAL ROMANO

La revisión del Calendario general y de los libros litúrgicos, especialmente del Misal y del Leccionario, han
provocado algunas modificaciones y adaptaciones necesarias en el Gradual Romano. Dado que algunas
celebraciones del año litúrgico se han suprimido— como las témporas de Septuagésima, la octava de Pentecostés,
las cuatro témporas —, debían suprimirse también las Misas correspondientes; otras adaptaciones adicionales han
sido debidas a que las fechas propias de algunos santos se han trasladado a otros momentos del calendario; y por
otra parte, donde se han introducido nuevas Misas, se han debido preparar nuevos cantos. Por último, la nueva
distribución de las lecturas bíblicas ha provocado también que algunos textos estrechamente ligados a ellas, como
las Antífonas de comunión, se hayan transferido a otros días.
De este modo se ha llevado a cabo una nueva organización del Gradual Romano, teniendo en cuenta las
prescripciones del n. 114 de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium: «Consérvese y
cultívese con sumo cuidado el tesoro de la música sacra». El repertorio gregoriano auténtico no se ha deteriorado;
en efecto, ha sido más bien recuperado: las imitaciones más recientes se han dejado de lado y los textos antiguos
han sido mejor dispuestos con normas adicionales, de modo que el uso de tal repertorio fuese más fácil y variado.
En primer lugar, se ha tenido cuidado de preservar la integridad del tesoro gregoriano auténtico. Como
resultado, los cantos correspondientes a las Misas que ya no aparecen en el año litúrgico, se han utilizado para
otras Misas (por ejemplo, para las ferias de Adviento, o para las ferias entre la Ascensión y Pentecostés), o han
reemplazado otros cantos que se repetían a lo largo del año (por ejemplo, durante la Cuaresma o los domingos
del tiempo ordinario), o, si tenían un carácter adecuado, han sido asignados a las celebraciones de los santos.
Además, veinte textos auténticos gregorianos, que habían quedado excluidos del repertorio debido a varios
cambios introducidos a lo largo del tiempo, han sido recuperados. Se ha cuidado que ningún canto auténtico sea
desfigurado o mutilado, a excepción de ciertos elementos que quizá resultaban inapropiados para el tiempo
litúrgico, como podía ser el caso de un Aleluya que apareciera musicado como parte integrante la melodía de una
antífona.
O incluso, el haber descartado algunos cantos más recientes, que presentaban imitaciones tardías neo-
gregorianas, especialmente en las fiestas de los santos, ha hecho posible mantener exclusivamente melodías
gregorianas auténticas, aunque siempre se permite que, quienes lo prefieran, puedan mantener y cantar estas otras
melodías neo-gregorianas. Ninguna de ellas ha sido completamente eliminada del Gradual Romano. De hecho,
unos pocos casos que han sido admitidos para uso universal, (por ejemplo, en las solemnidades del Sagrado
Corazón de Jesús, de Cristo Rey, de la Inmaculada Concepción de la B.V.M.) no han sido reemplazados. Sin
embargo, otras sí han sido sustituidas por cantos seleccionados del repertorio auténtico, manteniendo los mismos
textos en la medida de lo posible.
Por último, el auténtico repertorio gregoriano se ha cuidado aún más rechazando melodías no auténticas,
eliminando repeticiones del texto cuando ha sido posible, e insertando en su lugar otras partes dotadas de formas
mejores, que se utilizan una única vez a lo largo del año. Asimismo, se ha hecho lo posible para que las Misas
Comunes de santos fueran enriquecidas, reuniendo aquellos cantos que no fuesen estrictamente propios de algún
santo concreto, pudiendo ser así adoptados por todos los santos del mismo tipo. Las Misas Comunes de santos se
han enriquecido con muchos cantos, provenientes del Propio del tiempo, que se utilizaban raramente. Las rúbricas
posibilitan ampliamente elegir entre los Comunes de nueva configuración, de modo que sea posible satisfacer
más plenamente las necesidades pastorales.
Por los mismos motivos se otorga la facultad de elegir entre los cantos correspondientes al Propio del tiempo,
ya que el texto el propio del día puede ser sustituido por otro del mismo tiempo, si es apropiado.
También las normas para el canto de la Misa, ya presentes en la introducción del Gradual Romano (1908), han
sido revisadas y enmendadas, de modo que sea más clara la función de cada canto.

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ORDENACIÓN DE LOS CANTOS DE LA MISA

II. RITOS QUE SE DEBEN OBSERVAR EN LOS CANTOS DE LA MISA

1. Una vez que el pueblo se ha congregado y el sacerdote y sus ministros se dirigen al altar, comienza la Antífona
de introito. Se puede cantar en versión más o menos larga, según las circunstancias. Es conveniente que sea
cantada por todos. El asterisco, que en el Gradual indica el final de la entonación, se puede considerar sólo como
un signo indicativo.
Cuando la antífona es cantada por el coro, el verso lo presenta un cantor o un grupo de cantores; después de lo
cual, el coro repite la antífona.
De esta forma, la alternancia entre la antífona y los versos se puede prolongar cuanto sea preciso para
acompañar la procesión. Siempre es posible, antes de la última repetición de la antífona, cantar el Gloria Patri-
Sicut erat como último verso. En el caso de que este Gloria Patri tuviese una terminación melódica particular, se
puede emplear esta misma terminación para todos los versos.
Si, debido al verso Gloria Patri y la repetición de la antífona, el canto se prolongara demasiado, se omite la
doxología. Si la procesión fuese aún más breve, es posible cantar un único verso del salmo, o incluso únicamente
la antífona, sin añadir verso alguno.
Cuando una procesión litúrgica precede la Misa, la Antífona de introito se comienza a cantar en el momento en
que la procesión entra en la iglesia, aunque puede también omitirse en los casos específicos previstos en los libros
litúrgicos.

2. Las aclamaciones Kyrie, eleison se pueden alternar entre dos o tres cantores, o entre coros diversos, según
las circunstancias. Cada aclamación se canta normalmente dos veces, aunque no se excluye que sea cantada un
número mayor de veces, considerando especialmente razones artísticas musicales, según se indica más adelante,
en el n. 491.
Cuando el Kyrie se canta como parte del acto penitencial, cada aclamación va precedida de un breve tropo.

3. El himno Gloria in excelsis lo entona el sacerdote, o según las circunstancias, un cantor. Puede ser cantado,
o bien en alternancia entre cantores y coro, o con respuestas alternativas entre dos coros. No es necesario respetar
la división de los versos indicada con línea doble en el Gradual Romano, si se encuentra otra división más
conforme con la melodía.
Cuando se celebra el rito de la bendición y de la aspersión del agua bendita en las Misas dominicales, este rito
sustituye el acto penitencial.

4. Cuando hay dos lecturas antes del Evangelio, la primera lectura, tomada normalmente del Antiguo
Testamento, se canta según el tono de la lectura o profecía, y se termina con la cadencia habitual. También la
conclusión Verbum Domini se canta según la misma cadencia, a la que todos responden con la aclamación Deo
gratias, según el modo normal del final de la lectura.

5. Después de la primera lectura, los cantores o el coro cantan el Responsorio Gradual. Los cantores entonan
el verso completo. No hay motivo para considerar el asterisco que da la entrada al coro después de la entonación,
tanto al final del verso Gradual, como del verso del Aleluya, como del último verso del Tracto. Si se considera
oportuno, es posible repetir la primera parte del Responsorio hasta el verso.
En el tiempo de Pascua se omite el Responsorio Gradual, y se canta el Aleluya, como se indica más adelante.

6. La segunda lectura, tomada del Nuevo Testamento, se canta según el tono de la Epístola, con la cadencia
final propia. Se puede cantar también con el tono de la primera lectura. La conclusión Verbum Domini se canta
según la melodía indicada en los Tonos comunes y todos responden Deo gratias.

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ORDENACIÓN DE LOS CANTOS DE LA MISA

7. A la segunda lectura sigue el Aleluya o el Tracto. El Aleluya se canta de este modo: los cantores entonan el
Aleluya completo, según la notación neumática, y el coro lo repite. Según las circunstancias, puede ser cantado
también una única vez, todos juntos. A continuación, los cantores cantan el verso completo. Al final, todos juntos
repiten el Aleluya.
Durante el período de Cuaresma, el canto del Tracto sustituye al Aleluya. Sus versos se cantan o por dos
secciones del coro que se responden mutuamente, o alternativamente entre un cantor y el coro. El último verso
puede ser cantado por todos.

8. La Secuencia, cuando corresponde, se canta después del último Aleluya. Se canta en alternancia entre los
cantores y el coro, o entre dos secciones del coro, sin el Amen final. Si el Aleluya y su verso no se cantan, se omite
la Secuencia.

9. Cuando hay una sola lectura antes del Evangelio, puede seguirse o del canto del Gradual responsorio, o del
Aleluya con su verso. En el tiempo de Pascua, se puede cantar uno de los dos Aleluya.

10. Al terminar el canto del Evangelio, después de la cadencia final, se añade la conclusión Verbum Domini,
según la melodía indicada en los Tonos comunes. Todos juntos responden con la aclamación Laus tibi, Christe.

11. El Credo lo pueden cantar o todos juntos, o en modo alterno, según la costumbre.

12. La oración de los fieles se debe hacer según las costumbres de cada lugar.

13. Tras la Antífona del ofertorio es posible cantar versos, según la tradición. O también se pueden omitir,
incluso en la antífona Domine Iesu Christe de la Misa de difuntos. Al terminar cada verso, se repite parcialmente
la antífona, comenzando desde el punto indicado.

14. Terminado el Prefacio, todos juntos cantan el Sanctus. Tras la consagración, todos cantan la aclamación de
la Anámnesis.

15. Al final de la doxología de la Plegaria eucarística, todos aclaman: Amen. A continuación, el sacerdote solo
pronuncia la invitación a la Oración del Señor, que dicen todos juntos con él. Él solo añade el embolismo, que
todos concluyen con la doxología.

16. Durante la fracción del pan y la inmixión, los cantores entonan la invocación Agnus Dei, a la cual responden
todos. Esta invocación se puede repetir las veces que sean necesarias para acompañar la fracción del pan, teniendo
en cuenta su forma musical. La última vez, la invocación se concluye con las palabras Dona nobis pacem.

17. Cuando el sacerdote sume el Cuerpo del Señor, se canta la Antífona de comunión. El canto se ejecuta del
mismo modo que la Antífona de introito, teniendo en cuenta que los cantores puedan comulgar fácilmente.

18. Tras la bendición del sacerdote, el diácono dice: Ite missa est, y todos aclaman Deo gratias.

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ORDENACIÓN DE LOS CANTOS DE LA MISA

III. CÓMO UTILIZAR EL ORDO CANTUS MISSAE

19. Dado que se ha introducido un elevado número de lecturas en el Misal Romano, y que, al mismo tiempo,
los cantos de la Misa recibidos de la tradición no se pueden modificar, el orden de los cantos ha seguido el de las
lecturas según el ciclo trienal A, B, C del Leccionario, para los domingos.
En la misma lógica, en los días feriales se repiten los cantos del domingo precedente; en los tiempos peculiares
de Adviento, de Cuaresma y de Pascua, los cantos se han ordenado según las lecturas asignadas a cada día; igual
ocurre con las primeras lecturas del tiempo ordinario, de acuerdo con el ciclo bianual, I y II.
Un canto que presente una relación más o menos estrecha con una lectura, debe acompañarla en el caso en que
ésta fuese trasladada.

20. En este Ordo se indican algunas modificaciones que pueden ser promovidas para el Propio del tiempo,
después de cada asignación fundamental, según las siguientes abreviaturas:
- A, B, C para los domingos, solemnidades y algunas fiestas;
- para las ferias del tiempo ordinario, I y II junto a la numeración de la feria (el sábado se indica con el número
7);
- los números de las ferias solos, para las ferias de los demás tiempos.
- Las abreviaturas así escritas envían a otra sección de este libro, donde se recogen todas las modificaciones, nn.
136-141.

21. Este Ordo Cantus Missae sigue como norma principal el orden del Misal Romano, en la medida de lo
posible. Esto explica que algunos cantos se hayan transferido o hayan alterado su asignación.

SALMOS DURANTE LA COMUNIÓN

22. Los números de los salmos y de los versos se han tomado de la edición «Nova Vulgata» (Typis Polyglottis
Vaticanis, 1969). Los versos, completos o parciales, se usan como en el libro de la Liturgia de las Horas (Typis
Polyglottis Vaticanis, 1971).

23. El asterisco que sigue el número del salmo indica que la antífona no ha sido tomada del salterio y que el
salmo se le ha asignado ad libitum. En tales casos, si se prefiere, el salmo propuesto se puede sustituir por otro,
como por ejemplo el salmo 33, que se ha usado para la Comunión según una tradición antigua.
Cuando el salmo indicado para la Comunión es el salmo 33, no se proponen versos específicos, dado que todos
los versos son apropiados.

Biblioteca Musical: Leonardo D Amador*

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