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PEPE MUJICA Y LOS PROYECTOS PARA RECUPERAR LA CONFIANZA

POLÍTICA DE URUGUAY

José Mujica, presidente de Uruguay entre 2010 y 2015 y un histórico del


Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, la guerrilla urbana que combatió a la
dictadura militar con métodos terroristas, militancia que le costó 13 tenebrosos años de
presidio, llegó al cargo como el candidato ganador de la coalición oficialista de centro-
izquierda Frente Amplio, de cuyo componente mayoritario, el Movimiento de
Participación Popular (MPP), era dirigente.

De hecho, Mujica fue el primer político de América del Sur en alcanzar la suprema
magistratura de su país por la vía democrática tras haber destinado una parte de su vida
a combatir con la subversión armada a esa misma institución del Estado. Mujica, en
quien casi nada es convencional, basó su popularidad doméstica y su fama internacional
en una imagen de hombre frugal e íntegro, que prefería seguir viviendo en su humilde
chacra de la periferia de Montevideo haciendo vida de floricultor cuando las
responsabilidades de gobierno se lo permitían, que era indiferente a los oropeles y
privilegios del poder, y que donaba casi todo su salario a inversiones sociales, por lo
que fue llamado "el presidente más pobre del mundo". También, por sus apelaciones a
una ética de la "sobriedad" frente al derroche y la corrupción de la alta política, por su
estilo marcadamente informal poco apegado a etiquetas y protocolos, y por su lenguaje
coloquial en ocasiones rudo, que arrastró al Pepe, franco y espontáneo hasta el
exabrupto, a varias polémicas.

Por lo expuesto el ex presidente en su mandato propuso de 16 proyectos de ley


orientados a recuperar la confianza política y promover la transparencia en el Estado y
la función pública que fueron elaborados por legisladores y jóvenes del Espacio 609,
con un perfil abierto para que puedan ser debatidos a nivel nacional. Con único objetivo
era enaltecer la tarea política, en la reconstrucción de la frontera ética para blindar de
legitimidad el sistema político y ayudar a los próximos gobernantes.
Además, Mujica consideró que es necesario, preservar la democracia para poder
mejorarla señalando que la democracia representativa necesita confianza política para
que la población uruguaya tenga la confianza en quienes los representa.

Propuestas Concretas

En la relación a los funcionarios públicos los proyectos apuntaron a reducir costos


económicos y fortalecer el acceso a cargos presupuestados por concurso. Otro de los
proyectos era establecer una ley general de sueldos para que ningún sueldo pueda
superar en la administración pública al del presidente de la República. También propuso
la creación de un impuesto a los cargos políticos y de particular confianza, que se
volcaría a fondo de vivienda, y topear el número de asesores y secretarios por ministro.

Además, busco prohibir pases en comisión de funcionarios que desempeñan algunos


roles clave en el estado, como maestros y médicos y policías. Otro proyecto que
desarrollo trataría de establecer que los excedentes del Fonasa a los cargos políticos y de
particular confianza se deriven al Fondo nacional de recursos para ampliar las
prestaciones que éste da. Por último, propuso eliminar los viáticos dentro del territorio
nacional y reducirlos en un 50% en el extranjero, y eliminar partidas de prensa para
destinar esos recursos al Plan Ceibal.

Rara vez un gobernante suele ser recordado en buenos términos más por sus rasgos
puramente personales o una idiosincrasia peculiar que por su actuación de gobierno, al
margen de que esta pueda ser valorada en términos favorables también.
CONCLUSIONES

Mujica fue el primer político de América del Sur en alcanzar la suprema magistratura de
su país por la vía democrática tras haber destinado una parte de su vida a combatir con
la subversión armada a esa misma institución del Estado.

Bajo su presidencia, Uruguay consolidó su crédito como país de éxitos económicos y


abanderado del progresismo social, terreno en el que hubo tres grandes novedades,
bienvenidas para unos y lamentables para otros: la despenalización del aborto, el
matrimonio homosexual y la audaz legalización, bajo regulación del Estado, del
mercado de la marihuana, excepcional en el mundo y que Mujica justificó como una
innovación útil en la lucha contra la violencia del narcotráfico. El programa
socialdemócrata moderado del Frente Amplio siguió conjugando la ortodoxia
económica, la redistribución de la riqueza por la vía tributaria y el gasto social directo.
La lucha contra la pobreza y la reducción de las inequidades continuaron progresando al
resguardo del crecimiento sostenido del PIB, no obstante, las tendencias desfavorables
del contexto regional, y la minimización del desempleo.

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