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Introducción
Señor mío Jesucristo, tu caminaste con tan grande amor este camino para morir por mí. Yo te
he ofendido tantas veces apartándome de ti por el pecado; mas ahora te amo con toda mi
alma, y porque te amo, me arrepiento Perdóname, Señor, y permítenos que te acompañemos
en esta jornada. Tú has muerto por mí, yo deseo también, mi adorado Redentor, morir de
amor por ti. Mi Jesús, viviré y moriré siempre unido a Ti.
Pausa de silencio
Oremos: Señor Jesucristo, colma nuestros corazones con la luz de tu Espíritu Santo, para
que, siguiéndote en tu último camino, sepamos cuál es el precio de nuestra redención y
seamos dignos de participar en los frutos de tu pasión, muerte y resurrección. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén. [Juan Pablo II]
+ Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro.
+ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor mío; por ser Vos
quien sos, Bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón
de haberte ofendido; también me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme,
enmendarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
PRIMERA ESTACIÓN - Jesús es condenado a muerte.
Del Evangelio según San Mateo, capitulo 27, versículos 22-23,y 26.
Pilato les preguntó: -Y ¿qué hago con Jesús, a quien llamáis el Mesías?, Contestaron ellos: -
¡Que lo crucifiquen!, Pilato repuso: -Pero ¿qué ha hecho de malo?; Ellos gritaban más y más:
- ¡Que lo crucifiquen!
Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo
crucificaran.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Considera como Jesús, después de haber sido azotado y coronado de espinas, fue
injustamente sentenciado por Pilato a morir crucificado (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Considera como Jesús, caminando con la cruz a cuestas, iba pensando en ti y ofreciendo a su
Padre por tu salvación la muerte que iba a padecer (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Y añadió Jesús: «Este Hombre tiene que sufrir mucho, ser reprobado por los
senadores, sumos sacerdotes y letrados, tiene que ser condenado a muerte y
resucitar al tercer día. Quien quiera seguirme, niéguese a sí, cargue con su cruz
cada día y venga conmigo. Quien se empeñe en salvar su vida la perderá; quien
pierda su vida por mí la salvará. ¿Qué aprovecha al hombre ganar el mundo
entero si se pierde o se malogra él?»
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Considera esta primera caída de Jesús. Su espalda estaba destrozada por los azotes, su
cabeza coronada de espinas y había derramado mucha sangre.
Estaba tan débil que apenas podía caminar y llevaba aquel enorme peso sobre sus hombros.
Los soldados lo empujaban, de modo que muchas veces desfalleció y cayo. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Considera el encuentro del hijo con su madre. Se miraron y sus miradas expresaron la agonía
que sentían en ese momento. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.
Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Por el camino encontraron a un hombre que volvía del campo, un tal Simón, natural de Cirene,
padre de Alejandro y Rufo, y le obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Considera como los soldados, al ver que Jesús iba desfalleciendo cada vez más, temieron
que muriera en el camino. Como deseaban verlo morir en la cruz, obligaron a Simón, el
cirineo, a que lo ayudara a llevar la cruz. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Considera como Verónica, al ver a Jesús tan fatigado y con la cara vanada en sudor y sangre,
le ofreció un lienzo, imprimirlo en el su santa imagen. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en
verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero
si muere, da mucho fruto».
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Considera la segunda caída de Jesús en la cual se la agrava el dolor de las heridas tanto de
su cabeza como de todo el cuerpo. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Considera como algunas piadosas mujeres, viendo que Jesús iba derramando su sangre,
lloran de compasión. Jesús les consuela, “hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más
bien por ustedes mismas y por sus hijos.” (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Considera la tercera caída de Jesús. Su debilidad era extrema y la crueldad de los verdugos
era excesiva. Ellos querían que se apresurara cuando casi no le quedaba aliento para
moverse. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus ropas, hicieron cuatro partes
y se las repartieron. Pero la túnica, como no tenía costura, sino que estaba tejida de una
pieza, se dijeron: no la rompamos, sino echémosla a suertes. Y así se cumplió la Escritura:
«Se repartieron mis ropas y sortearon mi túnica».
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Considera como al ser despojado de sus vestiduras, Jesús sufre aún más cuando al
arrancarle la ropa también le lastimaron la piel otra vez (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Considera como Jesús, tendido sobre la cruz, extiende sus pies y manos y ofrece al Padre el
sacrificio de su vida por nuestra salvación. Lo clavan en la cruz, la levantan y lo dejan morir de
dolor. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Era ya cerca de la hora sexta, y se hizo la oscuridad sobre todo el país hasta la hora nona, al
eclipsarse el sol, y se desgarró por medio la cortina del templo.
Jesús gritó con una gran voz: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.» Y diciendo esto,
expiró.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Considera como Jesús, tendido sobre la cruz, extiende sus pies y manos y ofrece al Padre el
sacrificio de su vida por nuestra salvación. Lo clavan en la cruz, la levantan y lo dejan morir de
dolor. (Pausa)
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oh, mi Señor Jesús, resucitado vengo humildemente ante ti a pedir perdón por todas esas
cosas que me han hecho ofenderte. Yo reconozco mis debilidades y pido para ser fortalecido
a través del poder de tu pasión y resurrección.
Señor Jesucristo, tú nos has concedido acompañarte, con María tu Madre, en los misterios de
tu pasión, muerte y sepultura, para que te acompañemos también en tu resurrección;
concédenos caminar junto a Ti por los nuevos caminos del amor y de la paz que nos has
enseñado. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, así como también nosotros
perdonamos a lo que nos ofende.
No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.
AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
GLORIA
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Te suplicamos, Señor, que nos concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez
que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has
hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi
vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.