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1.1.

MAS POBLACIÓN Y MA’s DEPENDIIEN’I‘E DEL MERCADO:


EL ASCENSO DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO

A lo largo del siglo XVIII se asistió al ascenso de una sociedad de consumo. No se


trató de un aumento del consumo sólo porque hubiera más población, sino porque fue
una Población .._._mas>’Aspen.diente del..1.ne_rc_adi.0..
Hoy sabemos que el aumento (le la población del siglo XVIII no fue debido a ningún
cambio sustancial en el régimen demográfico. La tecnología sanitaria disponible hasta
finales del siglo XVIII no permitió reducir sustancialmente los niveles de mortalidad or-
dinaria, ni adulta ni infantil, al“ tiempo que la nupcialidad siguió teniendo la pn'n‘cuipnl
responsabilidad en el ritmo demográfico. Es decir, n___ovpümadmemwuogwha_bL_a_rMd.e"n__1'.n.gLnraj_í 1‘ev___*oa"_
:1_u'"_f_c31fih0"'?n_g_d__e.m.w0,gra'fi_ca o, inicio, deltïan¡Slïifionidem¡ogra’fioa duranIeel siguio XVIII.
El crecimiento demográfico de los europeos estuvo basado más bien en una me»
jora constante en las perspectivas de vida. De hecho, los mayores aumentos demográ-
ficos se dieron en las regiones y países que protagonizaron una expansión economica
más intensa (Inglaterra) o bien que pudieron desarrollar amplios procesos de coloni- "
zación (Pomenar-ia prusiana). Las mejoras en las perspectivas de vida fueron todavía
limitadas y no se arrendieron por i guai a lo largo de Europa, pero permitieron a los ete
ropeos mantener una prolongada fase de crecimiento demogra'fico que, en general, se
mantuvo en toda Europa desde l730 a 1780. Elementos claves en la demografía de los
Siglos anterior-est como las periódicas hambruna-s. comenzaron a dosaparecer de Euro-
pa; en primer lugar, en los paises con mermdos más“ regulares y mejor abastecidos. Es

mhwqoflnomias europe,a_,_,s.
Algo similar ocurrió con las epidemia-s y enfermodades contagiosas. Los euro-
peos del siglo XVIII no mejoraron (le forma sustancial los “¡Volt-és de supervivencia en
general, concretamente en sus hospitales, respecto a etapas anteriores. El combate
contra la n‘iortalidad no fue dirigido por el progreso médico. A15.0"1111W0S“dC‘JDSQ\zrgl'WlCfi-NT
maskm‘gmfi4“I,~a11'.wsr.dn,ln51gIn; coma-Lzu‘noaulacim’1_-C011.L[2LL1,_.m.mid". se conocía desde
m]75fi_0“eimiFLamncia. pero HU llegaron a tener un impacto ¡mínimamente Significativo en
la población eur‘Open hasta después de LES Los mayores logms se obtuvieron en la
Algo similar ocum'ó con las epidemias y enfermedades contagiosas. Los euro-
peos del siglo XVIII no mej oraron de forma su stancíal los niveles de supervivencia en
general, concretamente en sus hospitales, respecto a etapas anteriores. El combate
contra la mortalidad no fue dirigido por el progreso médico. Mgmt.ídeloeflavances
mass’igm'fieauïvosvdelsrgloe'comoJam'oculaemennualax"tru'cla. se conocía desde
"Ll‘SQWeFILEgania‘, pero no llegaron a tener un impacto mínimamente significativo en
la población europea hasta después de 1195. Los mayores logros se obtuvieron en la
difusión de medicamentos, por otro lado ya conocidos, y que si ahora podían ser me-
jor distribuidos y aplicados fue debido a la labor promotora de un sistema de ense-
W-ñanza mejor articulado y al? apoyos delos poderes públi og; f____Lueegaso.'de.la qui.- bar-72"“?
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el n'escorbuto; 573;" 51-.
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Los tímidos avances sobre la mortalidad durante el siglo XVIII hay que buscarlos
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en 6.11119‘9.1',,0..d,eswawrrolluone"C,Queno'moico. que permitieron. una mejor, más Variaday regular.

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L'l, l)l-‘.\'I’L'(illr: l'.‘(Ï(_)\l()i\.11(1)l)le"L'R()l’z\ IN LiL SIGLO \'\‘l‘|l 685

a1i11'1cnmc1'g'n.)‘._ sobre todo. en la actuación normativa de los poderes públicos. La lc-


gislnción fue el remedio más, efectivo (lo que dispusieron los lll].\"lr¿l(l0.\" contra la mor-
talidad. Su mayor éxito l'uc una s'ignil'iczitiwi rcrlut‘cio'n (lo las crisis (lo mortzilidad.
Mediante una conxitlcmhlt,‘ mejorar (lc lux cslruclurux¿lclminixtrnti\115 se pudo ¿lhordur
una primigcnin polílicu suniturin. que impliuilm desde conll'olcs ndminixlrntivos ¿t (lc-
suiTollo (lc ¡nlruustructurzix para prevenir unlcrniudztclcs. Por esta \'lL1 se crmsiguio’ cs-
ti‘thlccer umlontrs Sdllll.‘ll'it)\ Mm. duwuu' pumunos. org;ini/,;1r lu retirada dc busum»
invorecu'lucuna!i/¿icio'n (lt’r'1:<'l1.‘| [mtnhle omrzirlox,” runvnlerios de los centros urba-
i nos. Los europeos esltwieron muy ¡cios de ncnbur con las, crisis de mortalidad. \“' dc 11L"
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«.54. p _

1 VF “LÍ,a_-K"s‘“,dnftemq“rapeún‘ü'afs“ ide,“““mpgra,Wfi”“e?”“ass regionales dentro d‘e Europa no disnu‘nuyerojn; e,


It’a‘nt‘fi‘c‘lux's‘"‘0"‘"ua’um“‘en'ta'r'o‘ini aide?:‘I‘Iar‘i""go dc"1213173.?Io XVIII. La geografía demográfica heredada ha’—.
b‘iï‘á 'pÏ‘u”'e"sxm‘*-‘d‘e*:“ m“”‘an"ifuv'l‘í,est‘oï la“ importancia del medio ambiente. En estas sociedades, los
diversos mode“l‘os‘dfl'e presión dI‘em‘Wo‘“gfl‘ra’f‘l‘éa estaban fuertemente condicionados por la
todavía es‘trwecha relación entre el clima‘ y la demografía. En general, en las regiones
meridionales europeas ell clima Wacentuaba la mortalidad infantil y esta forzaba una
nupcialidad más intensaimás personas casadas y a una edad más temprana), pero de-
jaba un menor crecimiento; vegetativo. Por el contrario, el clima de las regiones sep-
tentrional‘es aumentaba los niveles de supervivencia in fantil, lo que favorecía matrí-
monios más tardíos ——con la consiguiente ventaja para aumentar las rentas antes de
casarse———, y un mayOr cuidado alos hijos. A lo largo del siglo XVIII se mantuvieron es-
tas diferencias regionales y no variaron. y cuando lo hicieron fue en áreas muy concre-
tas y por la aparición de oportunidades laborales que implicaron un aumento si gnifica-
tivo de las rentas familiares o de la estructura de la propiedad, como fue el caso de la
industria a domicilio o en zonas de regadío.
La mejora en las perspectivas de vida no vino por un aumento sustancial en los
salarios. que (le hecho no mejoraron considerablemente a lo largo del siglo XVIII, sino k
por un notable incremento de los niveles de empleo y renta familiar. Tanto en el medio
urbano como en el rural, se ha podido comprobar que en casi toda Europa hubo más
oportunidades para trabajar. Los tradicionales trabajos cslacionales, que afectaban a
una parte importante de la población, se multiplicaron y permitieron alargar los ciclos
laborales anuales. El aumento de las oportunidades lab(.Á)“i_'al_‘_es- ivncidio;amlnéns,obreel
/__n_n'iilcnirowdmg_1‘1,I_jpm__‘br_os de la unidad ltïnfiiliaírincornporaicpiosujlwmucrcacoloniabo,ral;._lo ¡que al
mmm 3-111¡_n_'gti-guerctitiendo en un_s_‘1_'gnificalivo ¿LuinL_*_iuo,_d_e_:_la ¿5;-¿mLLmnilja¿1,101911.
LiuLbzu_nz'ación___c_o’_ntríbuyo' de forma signl'fI'caII'_\_'a a este aumento dela mejora en__
lam"pec‘tivasde vida. Aunque se ha insistido mucho cn las peores condiciones" (le
vida de los inmigrantes cn las ciudades. lo cierto es que la ciudad ¿lpOlTÓ también fac-
tores muy positivos. que tienen que ver con ese aumento (le las opm'tunidzules y (le las
posibilidades._l..apíudnd del siglo X'Vlll l'ue estinnilzulu en su crecimiento por la atrac-
Lmnwihuialos núcleos urbanos de los poderes políticos. socialos.económicos ycultu-
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Vida de los inmigrantes en las ciudades, Io cierto es que la ciudad aportó también fac-
tores muy positivos. que tienen quc ver con ese aumento (le las oportunidades y de las
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Cidn‘h‘acialos nu’cleosurhanoschos poderes políticos. sociales._económic_os y, cultu-
[Mn realidad era un fenómeno iniciado cn los siglos anteriores, pero quc ahora se
Immifcstaba con Claridad en toda Europa. No sólo los gobiernos. sino también todas
las cliles .s‘ociales europeas abandonanm definitivamente el campo para trasladarse a
¡a ciudad. Con este traslado. L'LCI'udad aun1c.nl()'_la ncccsidud de s.'_ervici()s.' (.s‘crvicio do-

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mésticm cum[ruccio’n. ulucación. cm). Todo ollo uan oporlunidatlcs para sus habim
tanlcs y para unas amplias cucncax dc imnigmmcs rurales. La urbanización. zulcu'lzis.
se convirtió cn un pmlcmm :1gL‘mL‘ pam cxtcndutlas.ucimlad dc cnnxmnc). Nu sólo vi-
vían mais personas quc nn prodtlcmn ln quc consunnïul, sin“ qm' la ciudad ua un mar-
wp.ri\‘i¡05111qupara \L‘I'>\y’\CI'\I\10.14'18 clilcs cmrontmmn un mm ¡(leal para Im'wtrur
su pm‘icm'n (Laws, mpm uu‘rluju. htrluliax, cxxjucla. cut); mn cHux «.‘sltmulal' la inn?
lación cn cl ¡mln dr grupm xm‘iuln‘x. I‘aumn‘x mmm. pm pivnlplu. la mula. ¿ul‘quirw-
run cn c! su)“ \\‘Hf una ¡“mur'látmiu ¿Iulc'nuk‘a“¡unh- umrhn‘imm‘m.
,A\ mm mayor poblacion .xc unm ul quc ésta mmtn/‘¿u'a Ll sur mas (lcpcndh‘nu‘ del
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mmm¡mL-¡on Iau'h'm'Ia¡1|l«'_g'l.'u” ' Him» ¡Mx ¡uniuus ¡nihln'm lln‘llil;l«
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vida de los inmigrantes en las ciudades, lo cierto es que la ciudad aportó también fac-
tores muy positivos. que tienen que ver con ese aumento de las oportunidades y de las
posibilidades.__,_L_amcifiudalddelsiglo XVIII fue estimulada en su crecimiento por la atrac-
cmn".haeialos núcleosurbanos de. los poderes políticos, social'es,4económic_os y, cultu-
mlesJSn realidad era un fenómeno iniciado en los siglos anteriores, pero quc ahora
manifestaba con claridad en toda Europa. No sólo los gobiernos. sino también todas
las elites sociales eiIrOpeas almndonaron definitivamente el campo para trasladarse a
la ciudad. Con este traslado. l;i_i.út_i_dad alumQntozla necesidad de servicios (servicio do-

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mésiico, construcción. educación. cie. ). Todo clio eran oporliin¡dades para sus hahi—
tantes y para unas amplias. cuenci'ix dc ininigramcs rurales. l.¿i urbani/.;icio"n. ademas.
se convirtió on un poderoso ¿igt‘ulc palmex'Lcmlcrla51,)Ciuluddc consumir). No solo vi-
vian máspci‘soii.‘1sqiic noprmliiciiin loque miisumian. sino que la L'ill(líl(l cm un mur-
CO pri\'ilcgiiiilo para xci' y ser \‘Mn. las elites encontraron un sitio ideal [mm ¡ilustrar
suposición (mms. ropa.tx'ii‘i'iiiijrxtertulias.escuela.cie.)_\jconell;is estimular la imi-
{HUD/HUNG]1'L‘\1()(1L‘gl'llptw sociales. Factores comm.ptnxfil'tll1[11(). lu moda.¿idquiriin
ron cn el siglo \\iii una iiiipuruiiir‘iii 1111161111(‘zimcntcI‘cwfluviallzu'in.
.»\ una mayor pohlacion \c iiiiiii cl quc C5111 crimen/1'¿ira L1 sur mzis dependiente dci
mercado. A lo largo del siglo \’\ Hi. Li iiicinru en [le 01111111111turl‘mllcx“yunprincipnuic
expeciiili/nciiiii llii'iliiii la iiilcgiiit'i'o'ii de 1m invitados, los lil)t.i\‘lkÍ‘\ [iiililicox ll'iciliizi-
1011L‘bICDI‘UCL‘AUI‘Cducimdt‘)ll'ulmx v obstdculos iris,lilLiL'iUiiulcm A] .‘tml'ccu IHL‘I‘L‘udm
Tun,”“3"""‘ímï'po‘"“rta’“"'n"c"‘1"a auténticamente": revolucionaria.

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población“ se unió el que esta comenzara a ser más dependiente del
mercado. A“ lo“ largo del siglo XVIII, la mejora en las comunicaciones y un principio del
¿espera'ah“'z‘acióin facilitó las integración de los mercados. Los poderes públicos facilita-
ron este proceso reduciendo trabas y obstáculos institucionales. AI aparecer mercados
más eficientes se puso en marcha una esptr'al de crecimiento, que se desplegaba
a medida que aumentaba la confianza de los consumidores en el abastecimiento en los
mercados. En aquellas regiones europeas donde fue posible una regularidad en
los mercados se evolucionó rápidamente hacia una reducción del autoconsumo y de la
necesidad de mantener reservas de materias primas y alimentos. La dependencia del
mercado también varió en cada parte de Europa en función de la estructura social. En
toda Europa subsistian enormes diferencias entre los grupos sociales, pero en aquellos
paises donde estas diferencias fueron menores hubo unos niveles de consumo muy su-
periores y más variados. mientras que en los paises donde habia enormes diferencias
el consumo total eran considerablemente menor. El crecimiento económico y la movi-
lidad social que se dio a lo largo del siglo XVIII contribuyeron por esta vía al ascenso de
la sociedad de consumo.

se-
1.2. EL PAPEL DEL ESTADO Y LOS CAMBIOS INSTITUCIONALES

La extensión de la economía de mercado vino estimuludu también por el papel


desempeñado por cl estado durante el siglo XVIII. “A partir "de los pI'incI'piQS teóricos de-

'Il_ .m.- _
Smollados poneimercmttilismo durante el siglo XVII, correspondía n los estados la ta-
Le‘ade promoverel dpfiarml_l_,0_‘“990‘;n__9’mi»co. Había que intervenir en todas las parcelas

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de la actividad económica. desde el comercio ¿I la agricultura. Lu felicidad de los súb-
ditos se mediría por los progresos económicos del reino. y con ello I21 gloria del monar-
ca. Pero, para conseguir esta felicidad económica. había que arm-[made al resto de

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países una parte de lu rique/n IIIundial, que Se considerulw limitada. Los progresos en
la economía nacional sc veían como un medio para competir mejor en ln economia in-

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ternacíonnl.
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