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La música es una expresión artística que integra al ser humano consigo mismo y con la sociedad.

A lo largo de la historia  ha servido para plasmar sus ideas, sensaciones y emociones a partir de la
combinación de sonidos y silencios. Constituye una oportunidad especial para impactar la vida de
los estudiantes, pues les posibilita comunicarse con otros de forma no verbal, expresar su
interioridad y desarrollar en plenitud su creatividad. Una definición aceptada de la música es “el
arte de combinar sonidos agradablemente al oído según las leyes que lo rigen” (Guevara Sanín,
2010).
Los sonidos se definen como la sensación producida en el oído por la puesta en vibración de
cuerpos sonoros. El sonido tiene cuatro propiedades o cualidades básicas que son la altura, la
duración, timbre e intensidad, y son indisociables. El sonido se diferencia del ruido en que puede
ser medido en sus  cuatro cualidades básicas mientras que el ruido no puede ser medido en todas.
1. Altura: es la propiedad de lo agudo o grave que tiene un sonido. La altura depende de la
frecuencia de la onda sonora, de la velocidad de vibración del cuerpo sonoro. Entre más vibre, más
agudo será el sonido, entre menos vibre más grave.
2. Intensidad: es el grado de fuerza con que un sonido llega a nuestro oído. La intensidad
depende de la amplitud de la vibración. Es la potencia acústica (volumen) de un sonido, que se
mide en decibeles. De esta manera tendremos sonidos fuertes, medios o débiles.
3. Duración: es el espacio temporal que ocupa un sonido desde su aparición hasta su extinción.
Es equivalente al tiempo que transcurre entre el comienzo y el fin de un sonido. Existen sonidos
largos, que se prolongan en el tiempo, sonidos de mediana duración, y sonidos cortos. Si
combinamos la duración de diferentes sonidos produciremos diferentes ritmos.
4. Timbre: es la característica propia de cualquier sonido o grupo de sonidos. El timbre no solo
comprende las otras tres cualidades (altura, intensidad, duración) y es indisociable de ellas sino
que es determinado por la fuente sonora (madera, metal etcétera) y forma de producir el sonido
(soplar, frotar, tañer, etc.). Este identifica la fuente de la cual proviene el sonido, por la forma de las
ondas, asegurando que en las mismas condiciones el sonido producido será semejante al anterior. 
Esta cualidad no es medible, sólo es descriptible.
El músico crea melodías, que corresponden a la  trama o diseño creado por la interacción de
múltiples voces o instrumentos, entendiendo como voces diversas líneas sonoras simultáneas,
sean vocales o instrumentales.
Dentro de la melodía, los sonidos se organizan en frases musicales. La frase musical corresponde
una  agrupación con sentido completo en una melodía. Está ligada a la respiración humana y
generalmente consta de  una pregunta y respuesta formando el ciclo completo de una idea
melódica.  La pregunta tiende a ser suspensiva y la respuesta, conclusiva.
Entre los elementos del lenguaje musical se encuentran el pulso y el acento musical. El pulso
corresponde  a la repetición cíclica que regula la duración de la unidad de tiempo. Es el “latir del
corazón” de una obra musical. El pulso puede ser sonoro, como en el caso de un metrónomo, o
insonoro llamado también mantenido. El tiempo se refiere a la distancia que existe entre pulso y
pulso. La velocidad de una obra está más directamente relacionada con la frecuencia de aparición
de los tiempos según el pulso, que con las figuras musicales en sí.
El acento: es la diferencia sonora que destaca una nota de entre las demás, podemos comparar el
acento con las tildes de la música. Su función es la de resaltar y dar dinámica a la obra musical.
La forma de estructurar u organizar sonidos en el lenguaje musical se conoce como procedimiento
musical. Los más comunes son las reiteraciones, contrastes, variaciones y patrones.
El patrón musical es el esquema o comportamiento musical estandarizado. Pueden ser formales,
melódicos, armónicos, tímbricos, rítmicos, etcétera. La reiteración es la repetición de una idea
musical y la variación consiste en reformular una idea musical de manera que resulte reconocible.
Entre las formas más evidentes de llevar a cabo una variación está la de mantener el tema sin
cambio alguno, y dejar en cambio que el contexto musical vaya aportando las novedades que se
estimen oportunas. Cuando un tema se repite así durante toda una obra le llamamos ostinato. Y,
por lo mismo, a las variaciones de este tipo las llamamos variaciones sobre ostinato.
Sección musical: es la parte distintiva de una obra musical (estrofa, estribillo, introducción u otros).
Cada sección se denomina tradicionalmente con una letra (A, B, C, etc.). Dentro de las formas más
comunes se encuentran las siguientes: A, AB, ABA.
Todo lo anterior conduce a reconocer que la música sirve como elemento expresivo que permite a
los alumnos tener experiencias enriquecedoras. No hay que olvidar que  la creación y la
interpretación de una obra musical es algo único.  Si los estudiantes experimentan con la voz o con
diversos instrumentos, podrán reconocer las posibilidades que les brinda la música para expresar
sus ideas, sentimientos y emociones.

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