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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior, Ciencia y Tecnología.


Misión Sucre, Universidad Bolivariana de Venezuela.
Aldea General en Jefe “José Félix Ribas”.
La Victoria, Estado Aragua.
6to. Semestre Sección Única, Estudios Jurídicos.

El Estado Social y Democrático de Derecho y de justicia como


fundamento del Lus Puniendi. Revisión crítica y reflexiva de
principios.

Profesor colaborador: José Rodríguez


Triunfador:
Beyker González

Enero, 2021
PRINCIPIO DE LEGALIDAD.

Fundamento básico de derecho constitucional que exige que determinadas


materias de importancia sólo puedan ser reguladas por ley como garantía de que
pasará por las discusiones plurales que hay en cualquier poder legislativo. No
debe ser entendido como una mera formalidad, sino como una vía para que
asuntos especialmente importantes sean debidamente discutidos por los
representantes de la soberanía popular. En Venezuela, este principio fundamental,
en cuanto al fondo, puede ser obviado a partir del momento en que se puede
otorgar una ley habilitante al Presidente para que dicte leyes en cualquier materia,
lo cual ha ocurrido y ha generado leyes que fueron publicadas sin ningún tipo de
discusión pública. Ejemplo: “Un ejemplo del principio de legalidad es el que los
delitos sólo puede ser establecidos mediante una ley”.
Artículo 38 de la CRBV. “La ley dictará, de conformidad con las disposiciones
anteriores, las normas sustantivas y procesales relacionadas con la adquisición,
opción, renuncia y recuperación de la nacionalidad venezolana, así como con
la revocación y nulidad de la naturalización”.

EL PRINCIPIO DE PERSONALIDAD.

En el derecho, expresa tanto el ámbito de aplicación de las normas y las


relaciones jurídicas según un criterio que no es territorial, como los modos de
organizarse los individuos y comunidades atendiendo a unas características
específicas comunes, distintas del mero lugar o territorio en el que se encuentran;
son modos de organizarse que facilitan el ejercicio de los derechos de los fieles.

Este principio ha estado presente en la historia, pues siempre ha habido


necesidad de garantizar la libertad y autonomía de grupos y minorías, junto a las
razones de orden público que dan valor al principio territorial.

Respecto al alcance de la ley, en la actualidad el derecho establece una cierta


presunción de territorialidad (las leyes particulares no se presumen personales,
sino territoriales, a no ser que conste otra cosa), pero muy relativa.
En cuanto a la organización eclesiástica, el principio de personalidad es
complementario del principio territorial, que sigue siendo la regla general. Pero el
Concilio Vaticano II ha fundamentado la constitución de estructuras no territoriales,
expresando un modo de ver las circunscripciones como comunidades y no como
territorios, y diseñando diversos tipos de circunscripciones personales que forman
parte de la organización pastoral de la Iglesia de manera ordinaria, no
excepcional. La porción del Pueblo de Dios se determina principalmente por el
territorio, pero nada impide que, donde la utilidad lo aconseje, puedan admitirse
otras consideraciones, como el rito, la nacionalidad, etc., como criterios para
determinar una comunidad de fieles. En el nivel diocesano, un ejemplo es
la parroquia personal.

Cuando se dan esas circunstancias específicas que crean una necesidad pastoral
importante y estructural, la autoridad de la Iglesia puede constituir estructuras
delimitadas por un criterio personal, como los ordinativos y las prelaturas
personales. Al no ser el territorio el criterio delimitador –aunque lógicamente
requieran una localización para desarrollar la pastoral– será necesario fijar con
precisión los sistemas de adscripción y pertenencia a estas circunscripciones.

Fuentes: Decr. Christus Dominus nn. 23 

PRINCIPIO DEL BIEN JURÍDICO

"Todo delito supone la lesión o puesta en peligro de un bien jurídico, en lo cual


radica la esencia del hecho punible" Equivale al llamado principio de lesividad o de
ofensa.

Precisamente el derecho penal está destinado a proteger bienes y valores cuya


protección se considera imprescindible para la existencia de la sociedad, en tal
sentido, este principio señala que para que una conducta determinada se
configure como delito, primero debe de existir un daño a un bien jurídico
legalmente protegido, por lo tanto, para que un interés personal y/o social se
pueda considerar como bien jurídico protegido, este debe de estar reconocido
como tal por la ley y asimismo debe de estar protegido por ésta.

Por otra parte, no se podrá decir que un acto es ilícito si no se encuentra


fundamentado en la lesión de un bien jurídico. Entonces, se entiende por lesión al
bien jurídico, a toda aquella acción que el agente cometa para causar un
determinado daño a un bien que está protegido por el ordenamiento jurídico.

EL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD.

 Responde a la idea de EVITAREMOS una utilización desmedida de las sanciones


que conllevan una privación o una restricción de la libertad, para ello se limita su
uso a lo imprescindible que no es otra cosa que establecerlas e imponerlas
exclusivamente para proteger bienes jurídicos valiosos. Encuentra su justificación
en distintos preceptos de la Constitución Española (CE), aunque no lo recoja
expresamente: el art. 1 donde se proclama el Estado de Derecho y el valor
superior de la libertad, el art. 10.1 donde se proclama la dignidad de la persona, el
libre desarrollo de la personalidad, etc. Estos artículos configuran el estatuto
básico del ciudadano y, por tanto, solo se pueden limitar en casos excepcionales.
Al relacionarlo con estos artículos hace que el Principio de proporcionalidad tenga
rango constitucional, lo cual hace que pueda ser apelado en un recurso de amparo

El principio de proporcionalidad suele estudiarse desde dos sentidos, el amplio y el


estricto, pero este último se encuentra recogido dentro del primero. Por tanto, la
proporcionalidad en sentido amplio engloba tres exigencias:

1. La exigencia de adecuación a fin: implica que bien el juez o el legislador tiene


que elegir la medida o sanción que sea adecuada para alcanzar el fin que la
justifica. Para ello han de tener en cuenta el bien jurídico que se tutele. La pena
óptima ha de ser cualitativa y cuantitativamente adecuada al fin.

2. La exigencia de necesidad de pena: si se impone una pena innecesaria se


comete una injusticia grave, para que la pena sea necesaria tiene que darse 3
requisitos: (los últimos dos dirigidas sobre todo al legislador, al juez solo en la
medida en que tiene que individualizar).

a. La exigencia de menor injerencia posible o de intervención mínima: es decir, la


sanción que se imponga ha de ser la menos grave posible de las que tengamos a
disposición. Este requisito ha de exigirse tanto en el momento de la culminación
de la pena abstracta (o determinación en abstracto de la pena, por ejemplo: 10 a
15 años) como en la fijación de la pena en concreto (11 años).

b La exigencia de fragmentariedad: lo que significa que al legislador penal no le


compete castigar todos los delitos sino solo aquellos que vayan contra bienes
jurídicos susceptibles de protección penal y que solo se recurre al DP frente a los
ataques más graves e intolerables.

c. La exigencia de subsidiariedad: quiere decir que el Derecho Penal solo ha de


intervenir de manera residual, cuando se demuestre que el resto de mecanismos
del Ordenamiento Jurídico han fracasado en la tutela de un bien jurídico agredido.
En primera instancia nunca debe intervenir el Derecho Penal, solo en última ratio.

3. La proporcionalidad en sentido estricto: se exige básicamente al juez para que


este realice un juicio de ponderación o valoración donde valore la carga o
gravedad de la pena (la cual tiene que venir dada por determinados indicios:
gravedad conducta, bien a proteger, etc.) y el fin que persigue con esa pena.

PRINCIPIO DEL DEBIDO PROCESO.

El debido proceso es un principio legal por el cual el Estado debe respetar todos
los derechos legales que posee una persona según la ley. El debido proceso es un
principio jurídico procesal según el cual toda persona tiene derecho a ciertas
garantías mínimas (también conocidas como garantías procesales), tendentes a
asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso, a permitirle tener
oportunidad de ser oído y a hacer valer sus pretensiones legítimas frente al juez.
El debido proceso establece que el gobierno está subordinado a las leyes del país
que protegen a las personas del estado. Cuando el gobierno daña a una persona
sin seguir exactamente el curso de la ley incurre en una violación del debido
proceso lo que incumple el mandato de la ley.

El debido proceso se ha interpretado frecuentemente como un límite a las leyes y


los procedimientos legales (véase Debido proceso fundamental) por lo que los
jueces, no los legisladores, deben definir y garantizar los principios fundamentales
de la imparcialidad, justicia y libertad. Esta interpretación resulta controvertida, y
es análoga al concepto de justicia natural y a la justicia de procedimiento usada en
otras jurisdicciones. Esta interpretación del proceso debido se expresa a veces
como que un mandato del gobierno no debe ser parcial con la gente y no debe
abusar físicamente de ellos.

PRINCIPIO DE RETROACTIVIDAD PENAL Y SU EXCEPCIÓN.

Principio en virtud del cual ninguna norma penal posterior


tendrá efectos retroactivos sobre hechos perpetrados anteriormente a su entrada
en vigor, salvo cuando ésta produzca efectos más favorables al imputado o reo.
CP, art. 2; CE, arts. 9.3, 25.

Es una consecuencia del principio de la legalidad penal que prescribe la aplicación


de la ley penal a hechos cometidos con posterioridad a la promulgación de dicha
ley. La consecuencia obtenida por transposición del citado principio es: no puede
aplicarse una ley penal posterior a hechos realizados antes de su promulgación.
La irretroactividad de la ley penal se proyecta sobre la tipificación del delito,
la previsión del castigo y la ejecución del mismo. Si se sustituye el Derecho
penal por el moderno concepto de la defensa social o conjunto de disposiciones y
técnicas que tratan de la aplicación de medidas de seguridad, en lugar de penas, a
los considerados socialmente peligrosos, la irretroactividad puede ser un obstáculo
para el correcto funcionamiento del sistema preventivo que entraña
la defensa social. En todo caso, hay medidas de seguridad que pueden
considerarse disposiciones sancionadoras y, por tanto, protegidas por
la irretroactividad. Asimismo, hay que considerar la favorabilidad de la norma
penal posterior al delito, en cuyo caso la regla legal tendrá que aplicarse con
carácter retroactivo (retroactividad penal), puesto que es más favorable al reo que
la ley vigente en el momento de la comisión. Se trata de una de las aplicaciones
del principio pro reo (en favor del reo).

Constitución, artículo 9.

PRINCIPIO DE LA PENA HUMANITARIA.

Las penas no pueden ser inhumanas y deben estar desprovistas de toda crueldad


o señalamiento infamante, debiendo guardar relación con la gravedad del hecho
cometido y servir a los fines de la prevención general y a los de la recuperación
personal y social de quien ha delinquido. La humanización de la pena es la
evolución sufrida por el Derecho penal en cuanto a la intensidad y motivación
del castigo impuesto al condenado.

En la actualidad el castigo o pena puede ser entendida como el medio con que


cuenta el Estado para reaccionar frente al delito, expresándose como la
"restricción de derechos del responsable". También se define como la pérdida o
restricción de derechos personales, contemplada en la ley e impuesta por el
órgano jurisdiccional, mediante un proceso, al individuo responsable de la
comisión de un delito. Sin embargo, la anterior definición no se ajusta a la
concepción que se tenía sobre la pena en el derecho antiguo, ya que la pena es
una de las instituciones que más se ha transformado y evolucionado en el
derecho.

PRINCIPIOS DE RESOCIALIZACIÓN.

Se encuentra contemplado en el artículo 272 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, acogiendo la teoría preventivo-especial positiva, es
decir, la resocialización del condenado como finalidad del período de cumplimiento
de la pena. Deben evitar los efectos asociales y tiene como fundamento evitar que
se vuelva a delinquir.
Sin embargo el principio in comento, choca con algunas disposiciones legales,
tales como las penas accesorias contempladas en el artículo 13 del Código Pena

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