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La cadena de custodia exige de una rigurosa formalidad técnica a los fines de que concurra
el principio de licitud de la prueba consagrado en el numeral 1 del artículo 49
constitucional y en el artículo 181 del COPP por lo que en dicho mecanismo intervienen los
funcionarios del órgano principal de investigaciones penales (Cuerpo de investigaciones
penales científicas y criminalísticas) a la orden del ministerio público, mediante un
procedimiento que garantice la cadena de custodia de las evidencias físicas; quienes
observaran en cada una de sus actuaciones el principio de la legalidad, de conformidad con
la constitución y en concordancia con el código adjetivo penal.
Se hace necesario por tanto la intervención del investigador criminal en los procedimientos
de la cadena de custodia de manera de darle el tratamiento normado a la evidencia física,
sea en presencia o en ausencia de un profesional en ciencias forenses, en relación estricta a
las circunstancias que la generan y a las características del lugar del suceso; por lo que dada
su intervención y descrito cada procedimiento, se requiere del registro técnico de la
actuación desde la protección, fijación, colección, embalaje, rotulado, etiquetado,
preservación y traslado de las evidencias digitales o físicas a las respectivas dependencias
de investigaciones penales, criminalísticas o ciencias forenses u órganos jurisdiccionales.
En este sentido Del Giudice, M. y Del Giudice, L. (2009) son del criterio de que: