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las Casas 

Mariano Peralta
hoy es fácil decirlo 
(pero cuántas veces 
 volví sobre mis pasos 
 merodeando yuyos 
 como un reptil 
 los ojos acostumbrados 
 a la oscuridad): 
 
todo aquello que perdí 
estaba más adelante 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

1
 
 
la casa del centro, 2017-2020 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

2
 
 
chusmeando I 
 
los vidrios de la ventana chorrean 
a una velocidad 
con-ve-nien-te-men-te 
lenta 
para que vea 
cómo pasa la gente 
en mi vereda 
despreocupada parece 
de esta Tierra que se calienta 
y gira 
como un planeta más 
entre una banda de planetas 
que allá arriba 
orbitan astros 
que componen galaxias 
retorcidas sobre sí mismas 
en un universo 
cada vez más ancho 
como un pecho que inspira 
mientras puede 
su bocanada de tiempo 
 
soy un tipo común 
chusmeando por la ventana 
pero me siento tan sideral 
al menos una parte 
de este enorme ensayo 

3
de la nada que vuelve 
 
el moisés está ubicado 
en el lado materno de la cama 
ambas duermen cansadas 
en posición fetal 
 
comparten la memoria 
pasan el día juntas  
se aprenden 
se alimentan 
se cambian 
 
no puedo dormir y leo 
a cada vuelta de página 
la espío por encima 
del cuerpo de su mamá 
  
estos días somos  
más cuerpo que nunca 
sangre   leche   piel 
pezones    heridas    mierda 
 
los pulmoncitos funcionan 
apenas inflan 
la manta que la abriga 
subibaja leve y tranquilizador 
 
somos cuerpo  
miedo y amor que crece 
como un manojo de lana 

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envolviendo el corazón  
 
voy a pasarme 
la vida en vela 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

5
 
 
chusmeando II 
 
la humedad produjo ondas 
en el fondo del reloj 
el día se trabó en las seis 
pero no de hoy sino 
de un día que vendrá 
y si miro por la ventana 
puedo chusmear ese futuro 
las ruinas 
de esta ciudad 
de este mundo: 
 
la gente 
existe todavía y pasa 
vestida con ropa fabricada 
mucho tiempo atrás 
ropa cara de marcas conocidas 
y camisetas de fútbol 
y sandalias hechas de neumáticos 
no se la ve triste y es difícil 
distinguir su edad 
hay niños con canas 
viejas de pelo color remolacha 
no les importa 
jugar a lo mismo 
 
el reloj 
se detuvo a las seis 

6
de un día que transcurre 
en las ruinas 
del capitalismo 
una rara mixtura 
entre lo que soñamos 
y lo que somos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

7
 
 
domingo 
 
aligero la conciencia 
con unos tragos de vino 
antes de ponerme a escribir 
 
porque si pienso demasiado  
llego a conclusiones  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

8
 
 
 
no te lego prestigio 
en lo mío no existe 
lo mío 
 
¿hablarás de tu padre? 
 
sepas que cultivé 
el pulso de estar 
la gracia de ser 
 
hubo días 
sin embargo 
en que no llegabas 
 
y mi disimulo 
era decir hay nubes 
si había nubes 
era decir hay sol 
si había sol 
como si realmente 
los hubiera 
antes de vos 
 
 
 
 
 
 

9
 
 
 
buscando una sombra actual 
 
alquilamos una quinta 
refaccionada hace poco 
paseo con mi hija por el patio 
y es puro alarde 
la sombra de las palmeras 
y las flores coloridas 
no refrescan esta siesta 
ni qué decir 
la trama del cerco de alambre 
hay que ser lombriz 
para descansar a su reparo 
en el fondo tiene una morera 
pero las moscas 
nos ganaron de mano 
 
cerca del portón 
hubo un árbol 
el tronco está cortado 
a la altura de mis rodillas 
habrá sido grande 
una copa frondosa 
y ramas gordas 
que cubrían de sombra 
todo el frente de la casa 
 
desde el mediodía 

10
hasta el fin de la tarde 
un pasado encantador 
que obviamente 
no nos sirve para nada 
 
 
 
(VER) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

11
 
las veo ir y venir 
amo su amor 
tanto como a ellas 
soy un testigo 
que las despide 
y las espera siempre 
en ambos lados de los puentes 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

12
 
la mañana del 25 de mayo 
 
no sabría decir en qué piso 
la neblina corta los edificios 
parecen todos en construcción 
esta mañana de mayo 
 
¿es el día de la patria? 
¿qué hace en la bandera 
ese sol de gesto oblicuo 
y nudo en la garganta? 
 
es el día de la herencia: 
entrañas llenas de sobras 
pistolas cartas palas 
uñas huesos y dientes 
 
para escarbar un simulacro 
de victoria que siempre 
respira a medias 
su primera bocanada 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

13
 
sobre vivir donde vivo 
 
mientras  estoy  adentro  de  mi casa, su ubicación no es algo 
que  repercuta  en  ninguna  de  las  actividades  domésticas  o 
en la vida entre cuatro paredes y bajo un techo 
por  los  ruidos  que  me  llegan  bien  podría  pensar  que estoy 
en  Guadalupe  Oeste,  el  barrio  en  el  que  me  crié,  o  en 
cualquier zona medianamente integrada de la ciudad 
sin  embargo,  cada  vez  que  abro  la  puerta  para  salir  a  la 
calle,  me  pega  la  zona  en  plena  cara:  vivo  en  la  Recoleta 
santafesina,  ex área de boliches, aún comercial y transitada 
desde la mañana hasta entrada la noche 
 
me  cuesta  ponderar  las  virtudes  de  la  centralidad  urbana, 
aunque  considero  hipócrita  desdeñarlas,  puedo  ir 
caminando  a  satisfacer  casi  cualquier  necesidad: 
comercial,  educativa,  de  salud,  de  entretenimiento  o 
esparcimiento 
y, de hecho, suelo hacerlo 
camino  las  veredas,  generalmente  viejas,  pensando  que 
estoy  en  el  centro  de  un  montón  de  ciudad,  que si camino 
y camino, seguiré estando en la ciudad 
paradójicamente,  esa  sensación  parecida  a  la  claustrofobia 
(¿urbanofobia?)  se  calma  cuando  retorno  a  mi  casa  para 
encerrarme  y  estar  más  tranquilo,  aunque  siempre 
pensando  que  me  rodean  kilómetros  de  cables 
transfiriendo  energía,  información  y  absurdos  programas 
de  TV;  kilómetros  de  caños  para  el  agua  y  el gas, la lluvia y 
la  mierda;  kilómetros  de  pavimento  para  moverse  sobre 
ruedas  por  el  lomo  de  una  Santa  Fe  que  es  un  gran  pez 

14
encallado  entre  dos  ríos,  con  escamas  de  cemento,  vidrio, 
cobre,  plástico  y  algunas  verdes  también,  vivo  a  pesar  de 
todo 
 
no  pocas  veces  despierto  con  ganas  de  mudarme, 
correrme  del  centro  de  la  ciudad  para  no  sentir  que  hay 
quinientas  mil  personas  afuera  de  mi  casa,  como  girando 
en  espiral,  conjuradas  para  tumbar  estas  paredes  que  nos 
refugian  a  tres  personas  y  un  perro,  que  resistimos  y 
contrarrestamos semejante presión 
pero,  por  suerte,  no  es  constante  ni  compartido  por  mi 
compañera  y  nuestra  hija  (tal  vez  sí  por  el  perro)  este 
delirio paranoide 
la mayoría del tiempo estoy reconciliado con la gente 
Incluso  quiero  que  tengan  acceso  a  toda  esta  porquería, 
que  es  mejor  que inundarse o vivir en la basura; quiero que 
también  sus  casas  estén  contenidas  en  una cuadrícula que 
les  facilite la vida en vez de ser un obstáculo para la misma; 
quiero  que  puedan  quedarse  o  irse  de  la  ciudad  según  su 
deseo;  quiero  que  todos  tengan,  como tenemos algunos, la 
posibilidad  de  amar  y  odiar  en  partes  iguales  el  lugar  que 
un poco elegimos y otro poco nos toca para vivir 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

15
 
se calcula que en este momento 
2500 millones de personas 
están confinadas en sus hogares 
más de un tercio de la humanidad 
mil seiscientos doce millones 
de toneladas de carne 
todo un récord ​guiness 
para los gobiernos del mundo 
 
mi cuerpo y el tuyo 
aquellos acostumbrados 
a ser el ingrediente 
principal -acaso el único- 
de las recetas institucionales 
ahora son parte 
de esta gran sopa estática 
que nos salvará de la peste 
 
¿y después? ¿se reactivarán 
las cintas transportadoras 
del otro matadero -más lento- 
para encarrilar los cuerpos 
de las gordas las travas 
las disidencias los enfermos 
los descarrilados de la ley 
los obreros y las obreras 
confinados 
dentro y fuera de sus hogares? 
 
no sé bien 

16
qué quiero decir 
con este poema 
entiendo 
que algo debe arder 
y algo debe apagarse 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

17
 
los buzos tácticos 
 

el sol enciende el piso 


en la media mañana de febrero 
entre placas de hormigón 
los labios de brea 
recuperan volumen 
y un brillo perdido 
desde la ventana de la oficina 
veo el calor pero no lo padezco 
como si me asomara al horno 
a chusmear una pizza 
 
trabajo 
a ciento veinte 
cuadras de mi casa 
vendrá una lenta hora 
en bicicleta 
¡qué provecho!  
para pensar y deshidratarme 
llevaré conmigo 
la jauría de fantasmas 
que siempre me sugieren saltar 
desde el puente carretero 
al río salado gordo por el desmonte 
y luego me convencen 
con diferentes argumentos 
de seguir viaje 
 

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un día por mi hija otro mi compañera 
otros por mi mamá 
hoy tal vez sea para no joder 
a los buzos tácticos 
porque es feo su trabajo 
de nadar a tientas 
palpando la oscuridad 
hasta encontrar la muerte 
¡que así sea! 
por los buzos tácticos 
y a pesar de este calor 
llegaré otra vez a casa 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

19
 
 
detrás de mí  
cada casa y sus goteras 
las ollas los baldes 
colmados 
lluvia adentro 
nunca las reparé 
porque nunca estuve 
más que yéndome 
 
algunas cosas 
no cambian 
si yo mismo 
soy una casa 
de la que me voy 
mientras la lluvia 
se filtra y rebalsa 
todos los cuencos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

20
 
 
la casa de playa, 2019 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

21
 
 
día de playa 
 
no nos amenazan 
las olas que rompen 
a cinco pasos 
de nuestros pies 
 
no nos amenaza 
el henchido azul del caribe 
lo llevamos en los ojos  
junto al marrón del río 
aquí propiedad de los sargazos 
o al verde 
mareado por el viento 
en las palmeras 
 
todos los colores  
vienen con nosotros 
y se revelan fáciles  
según lo que miremos 
 
no como la verdad 
más parecida  
a una ballena 
cuyo enorme corazón  
late bien lejos de este mar 
pero sabemos que está ahí 
gris y oscura 
nadando de lo profundo 

22
a la superficie 
para respirar 
 
y el amor: ¿arena? 
vuela 
al tiempo 
que nos sostiene y rebosa 
dejándonos la piel 
de un mismo color 
ganado con paciencia 
al lomo tornasol  
de los milenios 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

23
 
 
la casa frente a la vía, 2016-2017 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

24
 
 
gracias a que mi vieja nos regaló 
una planta oreja de elefante 
con tres hojas de considerable tamaño 
nuestro jardín no es el terreno baldío que era 
 
mi mamá estuvo y está 
atenta a los detalles 
de mi intemperie 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

25
 
 
la fuerza de gravedad 
nos hunde apenas en el colchón 
otra fuerza 
nos hunden entre nosotros 
vistos desde arriba 
somos como imanes 
los más cursis 
en esta heladera 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

26
 
 
fugaz 
surcaste la noche  
no pedí 
uno dos 
ni tres deseos 
 
lo que quiero 
es la estrella 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

27
 
 
después de 
tu luz anoche 
sobre mí 
el sol de la mañana 
es una sombra 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

28
 
 
la casa de la novia, 2013-2016 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

29
 
 
intento guardar semillas 
de mis estados de gracia 
para que sean poema 
alguna vez 
 
barbecho la tierra 
y cuidadosamente descarto 
la maleza naïf 
mientras me aseguro 
de no ahogar 
con excesiva sobriedad 
la luz de la semilla   
 
creo en esa búsqueda 
celebratoria 
creo en sus raíces 
sondeando lo profundo 
 
sin olvidar que 
al costado de mi huerto 
en un baldío 
está el resto de la vida 
donde crecen salvajes 
y opulentos 
los frutos de la miseria 
 
 
 
 

30
 
 
no me cuesta entender  
de la alegría 
con sus amplias veredas 
he marchado junto a miles  
y vos estabas ahí 
tu cara bañada 
de un violeta pirotécnico 
en la plaza de mayo 
 
era noche y volvimos 
impregnados 
de choripanes esperanzas 
pisando el futuro en los papelitos 
de diagonal norte 
 
hay la historia y hay nosotros: 
los duraznos 
nos pelamos laburando 
sin embargo 
nuestros carozones 
resisten caminan 
colmados orgullosos frutales 
y no es para tanto 
 
el amor es un íntimo hecho social 
que nos lleva de la mano 
 
 
 

31
 
 
qué porfiados 
tantos años 
intentando coincidir 
en algo más 
que un deseo filial 
inmobiliario 
  
no nos culpemos 
  
la torpeza no es deliberada 
per se 
nadie deja caer adrede 
el trozo de comida 
para que el tenedor 
entre vacío a la boca 

32
 

no tenía forma de saberlo 

que cuando en nuestro patio 


el cactus trepara 
hasta el cable del farol 

y la enredadera en su orfandad  
buscara los alambres 
del toldo corredizo 

(que yo mismo instalé 


con ​Guitarra Negra
​ en el celular 
como música de fondo) 

sería la hora de acomodar 


todos mis porrones vacíos 
en su cajón 
para dejar esta casa 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

33
 
 
como recibo la música 
y las palabras amor 
sin sed 
recibo esta pena 
que me sacia 
 
expando mi cuerpo 
para achicarla 
mas todo lo comprende 
 
voy a cuidar de ella 
se irá 
como se van los padres 
y se van los hijos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

34
 
 
acordamos un lapso prudente 
para que deje la casa 
sin demasiados gastos 
ni complicaciones 
 
empaqué un puñado de cosas 
en cajas sin rotular 
para sorprenderme 
donde sea que vaya 
 
en mi nuevo hogar 
no habrá altares de nostalgia 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

35
 
 
la casa en la calle de arena, 2010-2013 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

36
 
 
la casa mira por la ventana 
azula el campo en la lejanía 
 
sobre el recuerdo de tu manta 
un rincón del patio se hace tarde 
frío 
mandarinas 
 
... 
 
la tarde recuerda por tu mirada 
amarillean el pasto las mandarinas 
 
el silencio es un vapor azul 
y el rigor del frío dice casa   
noche 
lejanía 
 
... 
 
la noche observa por la ventana 
empañado lamento de fotografía 
 
en los yuyos de otro invierno 
tu recuerdo se hará gajos 
cáscara 
semilla 
 
 

37
 
 
hace mucho no sueño 
quisiera revisitar los clásicos 
como ir a la escuela en calzoncillos 
o deber materias del instituto 
 
si bien nunca entendí 
el empeño del subconsciente 
con lo irresuelto y la carencia 
(¿me advierte algo sobre 
la noción de propiedad?)   adoro 
esas escenas gastadas 
 
hasta disfruto el dulce revés 
cuando despierto ​y la moneda 
no está en mi mano ni tu pelo 
en la almohada desparramado 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

38
 
 
comienza el día para los pescadores 
 
ya zarparon las canoas 
los remos dibujan escarabajos 
con el lomo frío en el aire 
las patas sumergidas 
hacen avanzar las embarcaciones 
 
yo nunca podría ser pescador 
los miro y envidio partir 
sentado en el terraplén 
apenas mecida la cabeza 
por seguir el ritmo de una música 
que protege mis oídos 
del zumbar de los mosquitos 
 
en cambio ellos 
ahí se van  
en su tambaleo alcohólico 
sobre el río a cosecharlo 
la pampa de agua espera 
laberíntica en un lugar 
que sólo puedo intuir frío 
fascinante 
con la oscuridad de tantas noches 
acumulada en sus rincones 
 
el amanecer comienza 
–​y no por obvio deja de sorprender 

39
como sea ¿cuántos somos 
los que ponemos en cuestión 
nuestro punto cardinal?​– 
borra las estrellas 
refregando el cielo 
con un trapo húmedo y malva 
 
pierdo de vista las canoas 
el sol pica toma impulso 
en el horizonte metalizado de la isla 
para estar arriba todo el día 
 
marcho a dormir 
dándome la espalda 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

40
 
 
quisiera recordar 
qué música escuchamos 
el tiempo que estuvimos juntos 
  
aunque existiera la posibilidad 
tampoco te lo preguntaría 
  
tal vez la traiga un aroma 
un gesto un amigo 
  
y me permita hacer 
una ​playlist ​con tu nombre 
  
reproducirla a todo volumen 
para tapar 
el crujir de nuestros muebles 
hinchándose con la humedad 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

41
 
 
la casa mal dispuesta, 2007-2009 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

42
 
 
ella guardaba un cuaderno tan delgado como un principio 
y su mano no sabía sostenerlo contra el pecho sin 
cautivarme 
 
las tapas de ese cuaderno me obsesionaron 
quise saber qué escondían 
y cierta noche se lo robé 
 
en la segunda página había una casa 
y la ventana estaba abierta 
 
entré como un ladrón a la pieza en penumbras 
y no existen palabras para describir lo que sentí 
cuando detrás mío 
la tapa se cerró 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

43
 
 
con los meses 
palabra y silencio 
adquirieron 
una dimensión física 
  
empezaron como una delgada 
capa de hollín que tiznó 
muebles y adornos 
y continuaron en forma 
de diversos objetos 
algunos contundentes 
cortantes   espinosos 
desparramados por la casa 
  
nos la pasamos juntando todo 
no sea cosa que se hinquen 
o lleven algo a su boquita 
y se ahoguen los hijos 
que no vamos a tener 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

44
 
 
una urgente porción de luz 
se inflamó entre nosotros 

hiato desesperado 

rodeamos el tiempo 
en direcciones contrarias 
para volvernos a encontrar 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

45
 
 
cuando me accidenté 
ya estábamos separados 
viniste de madrugada al sanatorio 
con un vino de regalo 
la enfermera te encontró 
ahí en el piso 
enrollada y mansa como un perro 
es mi marido​ dijiste 
y yo agregué confieso 
bajo los efectos del klosidol 
no se preocupe está conmigo 
siempre hace lo mismo 
pretende juntar uno a uno 
los durmientes de nuestra vía 
deshacharlos en cualquier campo 
para que erguidos vuelvan a ser monte 
luego se siente estafada 
viaja a otra ciudad y dejamos de vernos 
 
todo bien​ contestó la enfermera 
y apagó la luz 
 
 
 
 
 
 
 
 

46
 
 
casa, 1984-2007 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

47
 
 
recuerdo ese intercambio 
mi casa con el afuera 
en veranos de la infancia 
 
entraban el sol la brisa 
a veces la lluvia  
y hasta ese milagro  
de tacuaritas sin jaula  
en el comedor 
 
salían vapores de puchero 
acordes musicales  
amor y revolución 
cuatro voces de niño 
aplausos de patas 
 
por la doble hoja abierta 
de puertas ventanas 
u oxidados respiraderos 
 
los umbrales no filtraban nada:  
amigos mugre chismes 
las moscas el canillita los cobradores 
 
cómo no sentirme invitado 
a salir a regresar siempre 
 
la primera caída del revoque  
no fue síntoma de la humedad  

48
sino el devenir lógico  
de un idilio entre el mundo y mi hogar 
un día también  
se hicieron polvo los muros  
y todo fue lo mismo: 
la libertad el refugio 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

49
 
 
poema de Tripa 
 
solo recuerdo dos palabras 
del idioma que inventaste: 
jopota 
(la vida a veces)  
molleta 
(el corazón) 
 
ay Ariel quedó trunca 
tu vejez de loco 
inimaginable también 
 
la enfermera de la foto 
se quitó el dedo de los labios 
para contarte un secreto 
y cerrarte los ojos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

50
 
 
hokusai 
  
mi abuelo era un niño 
cuando murió su mamá 
para jugar a la pelota 
dormía a su hermano menor 
en un moisés al costado del potrero 
  
a la edad de cinco años 
tenía la manía de hacer 
trazos de las cosas... 
  
trabajó en el tren 
hasta que se jubiló 
más precisamente 
en el coche-comedor 
  
a la edad de 50 había producido 
un gran número de dibujos, con todo 
ninguno tenía un verdadero mérito 
hasta la edad de 70 años... 
  
en las fiestas pasaban horas 
junto a mi abuela cocinando 
rumiando otro año que pasó 
nuevos nietos o bisnietos 
  
a los 73 finalmente aprendí 
algo sobre la verdadera forma 

51
de las cosas, pájaros, animales, 
insectos, peces, las hierbas o los árboles... 
  
cada sobremesa cantaba 
un tango o un vals dedicado 
a mi abuela   hasta el final 
dedicada a él 
  
por lo tanto a la edad de 80 años 
habré hecho un cierto progreso 
a los 90 habré penetrado más 
en la esencia del arte... 
  
si mi abuelo hubiera llegado 
a la edad de 110 años 
seccionaría una cebolla 
en láminas infinitas invisibles 
 
a los 100 habré llegado finalmente 
a un nivel excepcional y a los 110 
cada punto y cada línea de mis dibujos 
poseerán vida propia... ​* 
  
sus manos fueron sabias herramientas 
hasta en el temblor de los últimos instantes 
mantuvo el control del tiempo 
y la cuchilla 
 
 
 
 

52
* ​Fragmento del prefacio escrito por Katsushika Hokusai 
para la publicación de​ Cien vistas del Monte Fuji. 
poema del mudo 
 
murió 
sin haber sido 
más que un vecino 
la incógnita de tres generaciones 
 
que si puto 
que si mudo 
que si loco 
 
con la gente 
sólo compartió humedad 
y a su madre 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

53
 
 
no soy un poeta 
meta-misti-físi-co 
todo cuanto tengo nació en medio 
de cuatro avenidas 
por el frente y fondo de un pasillo sideral 
el cañón más pequeño e infinito de mi llanura 
 
aprendí una espiritualidad implícita 
de galería con asador 
sombra de parra  
mojadas veredas de portland 
uvas negras chinche  
gordos gusanos gata 
sin rezos ni meditaciones 
gregaria y natural como la esencia de los bichos 
 
no soy un poeta 
del sentido último de las cosas 
en lo personal 
cuando trastabillo en el asunto que trasunto 
-¿a quién no le pasa?- 
pateo el tablero 
y miro fijo al tipo sentado frente a mí 
(que por supuesto soy yo 
alter ego en busca 
de un absurdo jaque 
  
con uñas introspectivas cortas 
escarbo las dos caras del espejo 

54
y -nos- perdono sin sobradas razones 
desconozco las ventajas de ser 
un gran conciliador) 
sin embargo casi siempre 
el amor se me da fácil 
rara vez he tenido conflictos con mi madre 
algún dios el sexo en mí mayor 
(acaso en re menor) 
 
no soy un poeta 
riguroso aritmético legal 
sólo me estallan ganas  
de pasar estos dedos  
ásperos y contaminados 
por tu boca sacrosanta 
activarla de mañanas y puteadas 
de mi jodida e ineludible esperanza 
 
ciertamente quisiera vivir 
sobre la lengua de todos 
acurrucarme en ella como un pichón 
besar por dentro la suave espalda  
de unos labios semiabiertos 
y de vez en cuando ser expulsado 
en un suspiro vago 
de cansancio 
 
no soy un poeta 
vivo 
y tampoco he muerto 
 

55
 
 
poema de ​González 
 
nacimos con una cuadra 
y dos días de diferencia 
primero uno enseguida el otro 
conocimos el desamor 
 
fuimos animales que corrían 
por la orilla de la estampida 
y la angustia toda dientes 
llorábamos las mismas canciones 
en los recitales 
 
ahora nos acomodamos bastante 
cada cual en lo suyo 
pero estemos donde estemos 
siempre estaremos también 
 
saboreando la tristeza 
sentados en la vereda 
con un porrito 
y la noche del barrio 
riéndose en nuestras bocas 
 
 
 
 
 
 

56
 
 
me encuentro seguido con el olor 
de mi primer día de trabajo   una mezcla 
de levadura y extractos de hierbas 
 
me dieron un guardapolvo y prendí una máquina  
que ya no se apagaría   estaban Maxi, Belén y Sandra 
y las hermanas Marizaldi que vieron una copia 
de Adán Buenosayres debajo de mi brazo 
mientras caminábamos a tomar el colectivo: 
pensaron que era una Biblia y yo una especie 
de pastor 
 
tenía dieciocho años y una novia 
que la noche anterior lloró 
porque ya no nos veríamos tanto   lloró 
y cogimos otra vez como se coge a los dieciocho 
 
entonces estaba construyendo mi amor 
una réplica a escala del planeta donde cabe 
toda la gente y no se puede echar a nadie 
 
en este sentimiento sin gendarmes 
no pasa el tiempo pero sí los años 
y caravanas migrantes viajan sin huir 
un día se sumó a ellas esa novia acongojada 
para recorrer países de los que jamás volvería 
 
quiero decir me encuentro seguido ese olor 
casi veinte años después 

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poema del Gringo 
(hipótesis fantástica) 
 
qué pasaría si yo recordara al Gringo 
por los palets las botellas los cuadros 
su pieza mugrienta donde aquella piba 
casi se desangra 
los paraguayos fumados junto a Germán 
y el gordo Corazón 
por el acto cobarde de su padre 
por los baldíos las veredas el ubajay 
por nuestra infancia 
tan cercana y despareja 
 
el Gringo que se juró salir de pobre: 
de mochilero salir de pobre 
a las patadas salir de pobre 
de actor salir de pobre 
a las poesías salir de pobre 
 
el Gringo que vació de esperas 
dos o tres esquinas 
y en ellas después nadie 
pudo 
esperar a nadie 
que re calibró yeites 
evangelizado pronunciando eses 
reptiles y finales 
diciendo ​cabalio repolio 

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aristocráticas elies 
que por suerte olvidó 
en unos meses 
 
(no podía ser de otra forma 
si aspirando los plurales 
dimos sentido 
a nuestra comunidad 
de choza subterránea) 
 
qué pasaría si yo recordara al Gringo 
albañil y hermano 
de mi memoria en construcción 
llegando y partiendo 
mitad de cuadra 
donde éramos tantos 
que siempre faltaba alguien 
por enfermedad penitencia 
nunca por haber muerto o contraído 
antes 
impostergables compromisos 
 
años amontonados 
como la ropa sucia 
a la sombra de paraísos que murieron 
de repente 
 
 
 
 
 

59
 
 
la angustia de los ocho meses 
 
mi vieja habla y la miro 
con una mesa de por medio 
 
como si yo fuera 
cualquier tipo que hizo cola 
para entrar en el museo 
y ella Marina Abramovic 
ahí al toque pero tan lejana 
 
la veo gesticular 
repaso los rasgos de su cara 
la vellosidad que baja de sus sienes 
el pelo abundante y ensortijado 
escucho el tono de su voz 
las inflexiones las pausas 
los suspiros 
y de repente llegan 
dos o tres segundos 
en que no reconozco 
esa cara siempre familiar 
un bache 
de espantosa objetividad   
del que surjo renacido 
 
 
 
 

60
 
 
poema de Fabián 
 
anoche lo ví a Fabián 
de madrugada 
entré a la casa de su viejo 
y él estaba en la cocina 
haciendo panes caseros 
de exóticas variedades 
el más pintoresco 
tenía tres facturas incrustadas 
 
no entendí 
el porqué del emprendimiento 
hasta donde yo sabía 
nunca dejó de ser cobani 
tampoco le pregunté 
 
ni bien 
comenzamos a charlar 
me invitó a conocer su casa 
terminada tiempo atrás 
con mucho empeño 
 
aunque él no tuviera 
forma de saberlo 
y yo empezara a comprender 
que estábamos en un sueño 
sentí vergüenza al decirle 
que ya la conocía 

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fuimos con los chicos 
después que se murió 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

62
 
 
balada litoral 
 
¿de dónde volvés, hijo, tatanzon? 
¿de Tatanzania? 
 
ese lugar, má', es nuestro 
y siempre lo será 
pero jamás estuve ahí 
vuelvo de la isla 
cruzando el río muy adentro 
encontré el futuro 
y ahí estás viva vos 
y están vivos los abuelos 
vuelvo de ese país que tanto quisieron 
me recibió una familia en su seno 
su mesa fue la mía 
sus sueños fueron mis sueños 
 
¿y a qué volviste, hijo, tatanzon? 
¿a abrazarme? 
 
este abrazo, má', es nuestro 
y siempre lo será 
pero no vuelvo para eso 
es para despedirme y agradecer 
de tu amor 
el gajo dulce que me tocó 
es para recostar mi testa en tu regazo 
por última vez 

63
es para repetirte que estás viva en el futuro 
y estaremos juntos pero acá ya no 
acá queda este abrazo sin nosotros 
 
¿y dónde está tu padre, hijo, tatanzon? 
¿acá 
o allá donde te vas? 
 
el tiempo, má', es nuestro 
y siempre lo será 
pero el pá' no está en el tiempo 
nada en el río y camina en la isla 
que separan este presente 
del futuro al que regreso 
es inmune al hambre 
y al frío pactó una tregua 
con las alimañas es un caronte 
descalzo y sin canoa 
que acompaña sin estar 

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último momento 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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la casa de las palmeras, 2020 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

78
 
 
nos mudamos a Sauce Viejo 
a una casa gastada 
con un patio 
lleno de palmeras 
 
de entrada nomás 
tuvimos problemas 
con el desagüe 
pero recién hoy 
me puse a solucionarlo 
 
mientras escribo sube  
de mis dedos ese olor 
que tenían 
las manos de mi viejo 
cuando con la tormenta 
ya empezada 
muchas veces de noche 
destapaba los desagües 
 
aparecía apenas 
con los relámpagos 
para hundirse otra vez 
en la oscuridad del pasillo 
desarmando  
la mezcla podrida 
de todo lo vivido 
 
como él 

79
hundí mis brazos 
hasta los codos 
en las tripas de la casa 
con la tormenta ya empezada 
sin viento 
ni rayos ni lluvia 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

80
 
 
"agarrate fuerte" 
repite mi hija 
mientras la empujo 
en la hamaca 
 
su juego 
es cada vez más exigente 
pero depende de mí 
 
en poco tiempo 
aprenderá ese vaivén 
del cuerpo 
que le permitirá 
prescindir de su padre 
 
ella tal vez no lo perciba 
pero soy feliz en cada empujoncito 
porque puede ser el último 
porque voy a vivir 
en el envión 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

81
 
 
cuando levantaron la casona 
el río estaba un poco más lejos 
no es difícil imaginar 
el esplendor del patio 
con la pileta casi 
sobre el borde de la barranca 
 
ahora la construcción 
está bastante abandonada 
y la mitad de la pileta 
balconea sobre el río 
se aferra al patio 
con algunos caños y raíces 
como si la casona le tendiera 
una mano subterránea 
 
pronto esos amarres 
no serán suficientes 
y la pileta caerá 
como parida 
de la tierra al río 
como un despertar 
repentino que sacude 
el sueño suburbano 
 
 
 
 
 

82
 
 
el remanso de lo actual 
 
de camino al río 
ha visto mi niña con sorpresa 
que no es rosa 
la sombra del lapacho 
 
le comento que anoche 
en un documental 
escuché a un hombre decir 
para este sistema 
una ballena vale más muerta 
que viva 
y un árbol igual 
 
ella no sabe de qué hablo 
 
ya en el borde 
de la barranca 
y con el sol en la espalda 
saludamos nuestras sombras 
ocho metros más abajo 
oscureciendo el agua marrón 
 
mira su brazo en alto 
mira la sombra de su brazo 
y se ríe 
 
para este sistema 

83
algunos humanos 
todavía 
valemos más vivos 
pero el modelo de negocios 
puede cambiar 
 
en silencio 
vemos el río correr 
un poco más 
antes de volver a casa 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

84
 
 
pasamos buena parte del día 
evitando que la niña 
se caiga a la pileta 
la divierte caminar alrededor 
tirar pelotitas juguetes ramas 
 
ahora parece 
un viejo estanque 
pero antes del verano 
tendré que limpiarla 
 
cuando crezca estaremos 
más tranquilos al respecto 
y podré contarle 
sobre los haikus de Bash​ō 
decirle 
fui un viejo estanque y vos  
la rana 
¡plop! 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

85
 
 
como esta llanura 
soy un paisaje 
hecho de lonjas 
que se apilan 
las orillas 
suben y bajan 
de la congoja 
a la alegría 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

86
 
 
eucaliptus 
 
y de repente 
seremos cuatro en esta casa 
como si no hubiéramos sido 
suficientes tres testigos 
para una pandemia la sequía 
los incendios cotidianos 
 
tal vez sea nuestro instinto 
la irrefrenable y objetiva 
pujanza de la vida 
 
el caso es que ya no podés 
tomar el medicamento 
para la alergia 
-qué oportuno 
en plena primavera- 
y la señora de la farmacia 
te recomienda 
vahos de eucaliptus 
 
camino de vuelta 
me preguntás 
cuáles son esos árboles 
(no pienso reprocharte 
la risa burlona 
cuando recorríamos cualquier ruta 
y yo señalaba diciendo 

87
mirá qué hermoso álamo 
mirá qué hermosa araucaria) 
 
son los gigantes 
que están frente al pueblo 
donde hay uno 
tumbado sobre los otros 
también está ése 
junto al río 
más tarde iremos con la niña 
a buscarte unas ramitas 
miraremos la luna 
y su luz regando la corriente 
aullaremos 
al fuego de las islas 
no sabremos responder 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

88
 
 
cerca de casa 
tres calles terminan en el río: 
Austria, Suecia y Hungría 
 
sin embargo para Evita 
cada calle la deja 
en un cauce diferente 
 
vamos​ ​al​ ​otro​ ​río 
me dice siempre 
y caminamos las tres barrancas 
 
(la separan de Heráclito 
dos mil quinientos años) 
 
... 
 
es difícil anticipar 
cuántas veces nos mudaremos 
hasta que ella sea grande 
 
pero confío entenderá: 
en distintas direcciones 
puede estar la misma casa 
 
 
 
 
 

89
 
 
anduvo la Coti 
 
una vieja amiga vino a visitarnos 
llovió casi todo este domingo 
que pasamos en la galería 
hablando del tiempo 
y sus trazas ineludibles 
 
ella nos conoce de antes 
a cada uno por separado 
mientras la acercamos en el auto 
para que tome su colectivo de la vuelta 
eludo preguntarle 
qué versión prefiere de nosotros 
 
me distraigo con la ruta 
con el sol que se cuela  
por una rendija 
entre las nubes y el horizonte 
para atacar de chanfle 
los charcos de la banquina 
es un brillo especial el que destila 
sucede de vez en cuando 
y me deja claro que es un astro 
de incandescencia poderosa 
algo magnífico 
difícil de extrañar 
porque lo veo a diario 
 

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Eva duerme en su sillita 
dejamos a nuestra amiga 
que enseguida sube al colectivo 
y regresamos a casa 
en silencio 
 
-para enamorarnos 
de lo que somos hoy 
tuvimos que 
desenamorarnos 
de lo que fuimos- 
 
ya es de noche 
cuando llegamos 
y todas las luces 
están prendidas 
desde la vereda 
la casa parece un sol 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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