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Las Casas
Las Casas
Mariano Peralta
hoy es fácil decirlo
(pero cuántas veces
volví sobre mis pasos
merodeando yuyos
como un reptil
los ojos acostumbrados
a la oscuridad):
todo aquello que perdí
estaba más adelante
1
la casa del centro, 2017-2020
2
chusmeando I
los vidrios de la ventana chorrean
a una velocidad
con-ve-nien-te-men-te
lenta
para que vea
cómo pasa la gente
en mi vereda
despreocupada parece
de esta Tierra que se calienta
y gira
como un planeta más
entre una banda de planetas
que allá arriba
orbitan astros
que componen galaxias
retorcidas sobre sí mismas
en un universo
cada vez más ancho
como un pecho que inspira
mientras puede
su bocanada de tiempo
soy un tipo común
chusmeando por la ventana
pero me siento tan sideral
al menos una parte
de este enorme ensayo
3
de la nada que vuelve
el moisés está ubicado
en el lado materno de la cama
ambas duermen cansadas
en posición fetal
comparten la memoria
pasan el día juntas
se aprenden
se alimentan
se cambian
no puedo dormir y leo
a cada vuelta de página
la espío por encima
del cuerpo de su mamá
estos días somos
más cuerpo que nunca
sangre leche piel
pezones heridas mierda
los pulmoncitos funcionan
apenas inflan
la manta que la abriga
subibaja leve y tranquilizador
somos cuerpo
miedo y amor que crece
como un manojo de lana
4
envolviendo el corazón
voy a pasarme
la vida en vela
5
chusmeando II
la humedad produjo ondas
en el fondo del reloj
el día se trabó en las seis
pero no de hoy sino
de un día que vendrá
y si miro por la ventana
puedo chusmear ese futuro
las ruinas
de esta ciudad
de este mundo:
la gente
existe todavía y pasa
vestida con ropa fabricada
mucho tiempo atrás
ropa cara de marcas conocidas
y camisetas de fútbol
y sandalias hechas de neumáticos
no se la ve triste y es difícil
distinguir su edad
hay niños con canas
viejas de pelo color remolacha
no les importa
jugar a lo mismo
el reloj
se detuvo a las seis
6
de un día que transcurre
en las ruinas
del capitalismo
una rara mixtura
entre lo que soñamos
y lo que somos
7
domingo
aligero la conciencia
con unos tragos de vino
antes de ponerme a escribir
porque si pienso demasiado
llego a conclusiones
8
no te lego prestigio
en lo mío no existe
lo mío
¿hablarás de tu padre?
sepas que cultivé
el pulso de estar
la gracia de ser
hubo días
sin embargo
en que no llegabas
y mi disimulo
era decir hay nubes
si había nubes
era decir hay sol
si había sol
como si realmente
los hubiera
antes de vos
9
buscando una sombra actual
alquilamos una quinta
refaccionada hace poco
paseo con mi hija por el patio
y es puro alarde
la sombra de las palmeras
y las flores coloridas
no refrescan esta siesta
ni qué decir
la trama del cerco de alambre
hay que ser lombriz
para descansar a su reparo
en el fondo tiene una morera
pero las moscas
nos ganaron de mano
cerca del portón
hubo un árbol
el tronco está cortado
a la altura de mis rodillas
habrá sido grande
una copa frondosa
y ramas gordas
que cubrían de sombra
todo el frente de la casa
desde el mediodía
10
hasta el fin de la tarde
un pasado encantador
que obviamente
no nos sirve para nada
(VER)
11
las veo ir y venir
amo su amor
tanto como a ellas
soy un testigo
que las despide
y las espera siempre
en ambos lados de los puentes
12
la mañana del 25 de mayo
no sabría decir en qué piso
la neblina corta los edificios
parecen todos en construcción
esta mañana de mayo
¿es el día de la patria?
¿qué hace en la bandera
ese sol de gesto oblicuo
y nudo en la garganta?
es el día de la herencia:
entrañas llenas de sobras
pistolas cartas palas
uñas huesos y dientes
para escarbar un simulacro
de victoria que siempre
respira a medias
su primera bocanada
13
sobre vivir donde vivo
mientras estoy adentro de mi casa, su ubicación no es algo
que repercuta en ninguna de las actividades domésticas o
en la vida entre cuatro paredes y bajo un techo
por los ruidos que me llegan bien podría pensar que estoy
en Guadalupe Oeste, el barrio en el que me crié, o en
cualquier zona medianamente integrada de la ciudad
sin embargo, cada vez que abro la puerta para salir a la
calle, me pega la zona en plena cara: vivo en la Recoleta
santafesina, ex área de boliches, aún comercial y transitada
desde la mañana hasta entrada la noche
me cuesta ponderar las virtudes de la centralidad urbana,
aunque considero hipócrita desdeñarlas, puedo ir
caminando a satisfacer casi cualquier necesidad:
comercial, educativa, de salud, de entretenimiento o
esparcimiento
y, de hecho, suelo hacerlo
camino las veredas, generalmente viejas, pensando que
estoy en el centro de un montón de ciudad, que si camino
y camino, seguiré estando en la ciudad
paradójicamente, esa sensación parecida a la claustrofobia
(¿urbanofobia?) se calma cuando retorno a mi casa para
encerrarme y estar más tranquilo, aunque siempre
pensando que me rodean kilómetros de cables
transfiriendo energía, información y absurdos programas
de TV; kilómetros de caños para el agua y el gas, la lluvia y
la mierda; kilómetros de pavimento para moverse sobre
ruedas por el lomo de una Santa Fe que es un gran pez
14
encallado entre dos ríos, con escamas de cemento, vidrio,
cobre, plástico y algunas verdes también, vivo a pesar de
todo
no pocas veces despierto con ganas de mudarme,
correrme del centro de la ciudad para no sentir que hay
quinientas mil personas afuera de mi casa, como girando
en espiral, conjuradas para tumbar estas paredes que nos
refugian a tres personas y un perro, que resistimos y
contrarrestamos semejante presión
pero, por suerte, no es constante ni compartido por mi
compañera y nuestra hija (tal vez sí por el perro) este
delirio paranoide
la mayoría del tiempo estoy reconciliado con la gente
Incluso quiero que tengan acceso a toda esta porquería,
que es mejor que inundarse o vivir en la basura; quiero que
también sus casas estén contenidas en una cuadrícula que
les facilite la vida en vez de ser un obstáculo para la misma;
quiero que puedan quedarse o irse de la ciudad según su
deseo; quiero que todos tengan, como tenemos algunos, la
posibilidad de amar y odiar en partes iguales el lugar que
un poco elegimos y otro poco nos toca para vivir
15
se calcula que en este momento
2500 millones de personas
están confinadas en sus hogares
más de un tercio de la humanidad
mil seiscientos doce millones
de toneladas de carne
todo un récord guiness
para los gobiernos del mundo
mi cuerpo y el tuyo
aquellos acostumbrados
a ser el ingrediente
principal -acaso el único-
de las recetas institucionales
ahora son parte
de esta gran sopa estática
que nos salvará de la peste
¿y después? ¿se reactivarán
las cintas transportadoras
del otro matadero -más lento-
para encarrilar los cuerpos
de las gordas las travas
las disidencias los enfermos
los descarrilados de la ley
los obreros y las obreras
confinados
dentro y fuera de sus hogares?
no sé bien
16
qué quiero decir
con este poema
entiendo
que algo debe arder
y algo debe apagarse
17
los buzos tácticos
18
un día por mi hija otro mi compañera
otros por mi mamá
hoy tal vez sea para no joder
a los buzos tácticos
porque es feo su trabajo
de nadar a tientas
palpando la oscuridad
hasta encontrar la muerte
¡que así sea!
por los buzos tácticos
y a pesar de este calor
llegaré otra vez a casa
19
detrás de mí
cada casa y sus goteras
las ollas los baldes
colmados
lluvia adentro
nunca las reparé
porque nunca estuve
más que yéndome
algunas cosas
no cambian
si yo mismo
soy una casa
de la que me voy
mientras la lluvia
se filtra y rebalsa
todos los cuencos
20
la casa de playa, 2019
21
día de playa
no nos amenazan
las olas que rompen
a cinco pasos
de nuestros pies
no nos amenaza
el henchido azul del caribe
lo llevamos en los ojos
junto al marrón del río
aquí propiedad de los sargazos
o al verde
mareado por el viento
en las palmeras
todos los colores
vienen con nosotros
y se revelan fáciles
según lo que miremos
no como la verdad
más parecida
a una ballena
cuyo enorme corazón
late bien lejos de este mar
pero sabemos que está ahí
gris y oscura
nadando de lo profundo
22
a la superficie
para respirar
y el amor: ¿arena?
vuela
al tiempo
que nos sostiene y rebosa
dejándonos la piel
de un mismo color
ganado con paciencia
al lomo tornasol
de los milenios
23
la casa frente a la vía, 2016-2017
24
gracias a que mi vieja nos regaló
una planta oreja de elefante
con tres hojas de considerable tamaño
nuestro jardín no es el terreno baldío que era
mi mamá estuvo y está
atenta a los detalles
de mi intemperie
25
la fuerza de gravedad
nos hunde apenas en el colchón
otra fuerza
nos hunden entre nosotros
vistos desde arriba
somos como imanes
los más cursis
en esta heladera
26
fugaz
surcaste la noche
no pedí
uno dos
ni tres deseos
lo que quiero
es la estrella
27
después de
tu luz anoche
sobre mí
el sol de la mañana
es una sombra
28
la casa de la novia, 2013-2016
29
intento guardar semillas
de mis estados de gracia
para que sean poema
alguna vez
barbecho la tierra
y cuidadosamente descarto
la maleza naïf
mientras me aseguro
de no ahogar
con excesiva sobriedad
la luz de la semilla
creo en esa búsqueda
celebratoria
creo en sus raíces
sondeando lo profundo
sin olvidar que
al costado de mi huerto
en un baldío
está el resto de la vida
donde crecen salvajes
y opulentos
los frutos de la miseria
30
no me cuesta entender
de la alegría
con sus amplias veredas
he marchado junto a miles
y vos estabas ahí
tu cara bañada
de un violeta pirotécnico
en la plaza de mayo
era noche y volvimos
impregnados
de choripanes esperanzas
pisando el futuro en los papelitos
de diagonal norte
hay la historia y hay nosotros:
los duraznos
nos pelamos laburando
sin embargo
nuestros carozones
resisten caminan
colmados orgullosos frutales
y no es para tanto
el amor es un íntimo hecho social
que nos lleva de la mano
31
qué porfiados
tantos años
intentando coincidir
en algo más
que un deseo filial
inmobiliario
no nos culpemos
la torpeza no es deliberada
per se
nadie deja caer adrede
el trozo de comida
para que el tenedor
entre vacío a la boca
32
y la enredadera en su orfandad
buscara los alambres
del toldo corredizo
33
como recibo la música
y las palabras amor
sin sed
recibo esta pena
que me sacia
expando mi cuerpo
para achicarla
mas todo lo comprende
voy a cuidar de ella
se irá
como se van los padres
y se van los hijos
34
acordamos un lapso prudente
para que deje la casa
sin demasiados gastos
ni complicaciones
empaqué un puñado de cosas
en cajas sin rotular
para sorprenderme
donde sea que vaya
en mi nuevo hogar
no habrá altares de nostalgia
35
la casa en la calle de arena, 2010-2013
36
la casa mira por la ventana
azula el campo en la lejanía
sobre el recuerdo de tu manta
un rincón del patio se hace tarde
frío
mandarinas
...
la tarde recuerda por tu mirada
amarillean el pasto las mandarinas
el silencio es un vapor azul
y el rigor del frío dice casa
noche
lejanía
...
la noche observa por la ventana
empañado lamento de fotografía
en los yuyos de otro invierno
tu recuerdo se hará gajos
cáscara
semilla
37
hace mucho no sueño
quisiera revisitar los clásicos
como ir a la escuela en calzoncillos
o deber materias del instituto
si bien nunca entendí
el empeño del subconsciente
con lo irresuelto y la carencia
(¿me advierte algo sobre
la noción de propiedad?) adoro
esas escenas gastadas
hasta disfruto el dulce revés
cuando despierto y la moneda
no está en mi mano ni tu pelo
en la almohada desparramado
38
comienza el día para los pescadores
ya zarparon las canoas
los remos dibujan escarabajos
con el lomo frío en el aire
las patas sumergidas
hacen avanzar las embarcaciones
yo nunca podría ser pescador
los miro y envidio partir
sentado en el terraplén
apenas mecida la cabeza
por seguir el ritmo de una música
que protege mis oídos
del zumbar de los mosquitos
en cambio ellos
ahí se van
en su tambaleo alcohólico
sobre el río a cosecharlo
la pampa de agua espera
laberíntica en un lugar
que sólo puedo intuir frío
fascinante
con la oscuridad de tantas noches
acumulada en sus rincones
el amanecer comienza
–y no por obvio deja de sorprender
39
como sea ¿cuántos somos
los que ponemos en cuestión
nuestro punto cardinal?–
borra las estrellas
refregando el cielo
con un trapo húmedo y malva
pierdo de vista las canoas
el sol pica toma impulso
en el horizonte metalizado de la isla
para estar arriba todo el día
marcho a dormir
dándome la espalda
40
quisiera recordar
qué música escuchamos
el tiempo que estuvimos juntos
aunque existiera la posibilidad
tampoco te lo preguntaría
tal vez la traiga un aroma
un gesto un amigo
y me permita hacer
una playlist con tu nombre
reproducirla a todo volumen
para tapar
el crujir de nuestros muebles
hinchándose con la humedad
41
la casa mal dispuesta, 2007-2009
42
ella guardaba un cuaderno tan delgado como un principio
y su mano no sabía sostenerlo contra el pecho sin
cautivarme
las tapas de ese cuaderno me obsesionaron
quise saber qué escondían
y cierta noche se lo robé
en la segunda página había una casa
y la ventana estaba abierta
entré como un ladrón a la pieza en penumbras
y no existen palabras para describir lo que sentí
cuando detrás mío
la tapa se cerró
43
con los meses
palabra y silencio
adquirieron
una dimensión física
empezaron como una delgada
capa de hollín que tiznó
muebles y adornos
y continuaron en forma
de diversos objetos
algunos contundentes
cortantes espinosos
desparramados por la casa
nos la pasamos juntando todo
no sea cosa que se hinquen
o lleven algo a su boquita
y se ahoguen los hijos
que no vamos a tener
44
una urgente porción de luz
se inflamó entre nosotros
hiato desesperado
rodeamos el tiempo
en direcciones contrarias
para volvernos a encontrar
45
cuando me accidenté
ya estábamos separados
viniste de madrugada al sanatorio
con un vino de regalo
la enfermera te encontró
ahí en el piso
enrollada y mansa como un perro
es mi marido dijiste
y yo agregué confieso
bajo los efectos del klosidol
no se preocupe está conmigo
siempre hace lo mismo
pretende juntar uno a uno
los durmientes de nuestra vía
deshacharlos en cualquier campo
para que erguidos vuelvan a ser monte
luego se siente estafada
viaja a otra ciudad y dejamos de vernos
todo bien contestó la enfermera
y apagó la luz
46
casa, 1984-2007
47
recuerdo ese intercambio
mi casa con el afuera
en veranos de la infancia
entraban el sol la brisa
a veces la lluvia
y hasta ese milagro
de tacuaritas sin jaula
en el comedor
salían vapores de puchero
acordes musicales
amor y revolución
cuatro voces de niño
aplausos de patas
por la doble hoja abierta
de puertas ventanas
u oxidados respiraderos
los umbrales no filtraban nada:
amigos mugre chismes
las moscas el canillita los cobradores
cómo no sentirme invitado
a salir a regresar siempre
la primera caída del revoque
no fue síntoma de la humedad
48
sino el devenir lógico
de un idilio entre el mundo y mi hogar
un día también
se hicieron polvo los muros
y todo fue lo mismo:
la libertad el refugio
49
poema de Tripa
solo recuerdo dos palabras
del idioma que inventaste:
jopota
(la vida a veces)
molleta
(el corazón)
ay Ariel quedó trunca
tu vejez de loco
inimaginable también
la enfermera de la foto
se quitó el dedo de los labios
para contarte un secreto
y cerrarte los ojos
50
hokusai
mi abuelo era un niño
cuando murió su mamá
para jugar a la pelota
dormía a su hermano menor
en un moisés al costado del potrero
a la edad de cinco años
tenía la manía de hacer
trazos de las cosas...
trabajó en el tren
hasta que se jubiló
más precisamente
en el coche-comedor
a la edad de 50 había producido
un gran número de dibujos, con todo
ninguno tenía un verdadero mérito
hasta la edad de 70 años...
en las fiestas pasaban horas
junto a mi abuela cocinando
rumiando otro año que pasó
nuevos nietos o bisnietos
a los 73 finalmente aprendí
algo sobre la verdadera forma
51
de las cosas, pájaros, animales,
insectos, peces, las hierbas o los árboles...
cada sobremesa cantaba
un tango o un vals dedicado
a mi abuela hasta el final
dedicada a él
por lo tanto a la edad de 80 años
habré hecho un cierto progreso
a los 90 habré penetrado más
en la esencia del arte...
si mi abuelo hubiera llegado
a la edad de 110 años
seccionaría una cebolla
en láminas infinitas invisibles
a los 100 habré llegado finalmente
a un nivel excepcional y a los 110
cada punto y cada línea de mis dibujos
poseerán vida propia... *
sus manos fueron sabias herramientas
hasta en el temblor de los últimos instantes
mantuvo el control del tiempo
y la cuchilla
52
* Fragmento del prefacio escrito por Katsushika Hokusai
para la publicación de Cien vistas del Monte Fuji.
poema del mudo
murió
sin haber sido
más que un vecino
la incógnita de tres generaciones
que si puto
que si mudo
que si loco
con la gente
sólo compartió humedad
y a su madre
53
no soy un poeta
meta-misti-físi-co
todo cuanto tengo nació en medio
de cuatro avenidas
por el frente y fondo de un pasillo sideral
el cañón más pequeño e infinito de mi llanura
aprendí una espiritualidad implícita
de galería con asador
sombra de parra
mojadas veredas de portland
uvas negras chinche
gordos gusanos gata
sin rezos ni meditaciones
gregaria y natural como la esencia de los bichos
no soy un poeta
del sentido último de las cosas
en lo personal
cuando trastabillo en el asunto que trasunto
-¿a quién no le pasa?-
pateo el tablero
y miro fijo al tipo sentado frente a mí
(que por supuesto soy yo
alter ego en busca
de un absurdo jaque
con uñas introspectivas cortas
escarbo las dos caras del espejo
54
y -nos- perdono sin sobradas razones
desconozco las ventajas de ser
un gran conciliador)
sin embargo casi siempre
el amor se me da fácil
rara vez he tenido conflictos con mi madre
algún dios el sexo en mí mayor
(acaso en re menor)
no soy un poeta
riguroso aritmético legal
sólo me estallan ganas
de pasar estos dedos
ásperos y contaminados
por tu boca sacrosanta
activarla de mañanas y puteadas
de mi jodida e ineludible esperanza
ciertamente quisiera vivir
sobre la lengua de todos
acurrucarme en ella como un pichón
besar por dentro la suave espalda
de unos labios semiabiertos
y de vez en cuando ser expulsado
en un suspiro vago
de cansancio
no soy un poeta
vivo
y tampoco he muerto
55
poema de González
nacimos con una cuadra
y dos días de diferencia
primero uno enseguida el otro
conocimos el desamor
fuimos animales que corrían
por la orilla de la estampida
y la angustia toda dientes
llorábamos las mismas canciones
en los recitales
ahora nos acomodamos bastante
cada cual en lo suyo
pero estemos donde estemos
siempre estaremos también
saboreando la tristeza
sentados en la vereda
con un porrito
y la noche del barrio
riéndose en nuestras bocas
56
me encuentro seguido con el olor
de mi primer día de trabajo una mezcla
de levadura y extractos de hierbas
me dieron un guardapolvo y prendí una máquina
que ya no se apagaría estaban Maxi, Belén y Sandra
y las hermanas Marizaldi que vieron una copia
de Adán Buenosayres debajo de mi brazo
mientras caminábamos a tomar el colectivo:
pensaron que era una Biblia y yo una especie
de pastor
tenía dieciocho años y una novia
que la noche anterior lloró
porque ya no nos veríamos tanto lloró
y cogimos otra vez como se coge a los dieciocho
entonces estaba construyendo mi amor
una réplica a escala del planeta donde cabe
toda la gente y no se puede echar a nadie
en este sentimiento sin gendarmes
no pasa el tiempo pero sí los años
y caravanas migrantes viajan sin huir
un día se sumó a ellas esa novia acongojada
para recorrer países de los que jamás volvería
quiero decir me encuentro seguido ese olor
casi veinte años después
57
poema del Gringo
(hipótesis fantástica)
qué pasaría si yo recordara al Gringo
por los palets las botellas los cuadros
su pieza mugrienta donde aquella piba
casi se desangra
los paraguayos fumados junto a Germán
y el gordo Corazón
por el acto cobarde de su padre
por los baldíos las veredas el ubajay
por nuestra infancia
tan cercana y despareja
el Gringo que se juró salir de pobre:
de mochilero salir de pobre
a las patadas salir de pobre
de actor salir de pobre
a las poesías salir de pobre
el Gringo que vació de esperas
dos o tres esquinas
y en ellas después nadie
pudo
esperar a nadie
que re calibró yeites
evangelizado pronunciando eses
reptiles y finales
diciendo cabalio repolio
58
aristocráticas elies
que por suerte olvidó
en unos meses
(no podía ser de otra forma
si aspirando los plurales
dimos sentido
a nuestra comunidad
de choza subterránea)
qué pasaría si yo recordara al Gringo
albañil y hermano
de mi memoria en construcción
llegando y partiendo
mitad de cuadra
donde éramos tantos
que siempre faltaba alguien
por enfermedad penitencia
nunca por haber muerto o contraído
antes
impostergables compromisos
años amontonados
como la ropa sucia
a la sombra de paraísos que murieron
de repente
59
la angustia de los ocho meses
mi vieja habla y la miro
con una mesa de por medio
como si yo fuera
cualquier tipo que hizo cola
para entrar en el museo
y ella Marina Abramovic
ahí al toque pero tan lejana
la veo gesticular
repaso los rasgos de su cara
la vellosidad que baja de sus sienes
el pelo abundante y ensortijado
escucho el tono de su voz
las inflexiones las pausas
los suspiros
y de repente llegan
dos o tres segundos
en que no reconozco
esa cara siempre familiar
un bache
de espantosa objetividad
del que surjo renacido
60
poema de Fabián
anoche lo ví a Fabián
de madrugada
entré a la casa de su viejo
y él estaba en la cocina
haciendo panes caseros
de exóticas variedades
el más pintoresco
tenía tres facturas incrustadas
no entendí
el porqué del emprendimiento
hasta donde yo sabía
nunca dejó de ser cobani
tampoco le pregunté
ni bien
comenzamos a charlar
me invitó a conocer su casa
terminada tiempo atrás
con mucho empeño
aunque él no tuviera
forma de saberlo
y yo empezara a comprender
que estábamos en un sueño
sentí vergüenza al decirle
que ya la conocía
61
fuimos con los chicos
después que se murió
62
balada litoral
¿de dónde volvés, hijo, tatanzon?
¿de Tatanzania?
ese lugar, má', es nuestro
y siempre lo será
pero jamás estuve ahí
vuelvo de la isla
cruzando el río muy adentro
encontré el futuro
y ahí estás viva vos
y están vivos los abuelos
vuelvo de ese país que tanto quisieron
me recibió una familia en su seno
su mesa fue la mía
sus sueños fueron mis sueños
¿y a qué volviste, hijo, tatanzon?
¿a abrazarme?
este abrazo, má', es nuestro
y siempre lo será
pero no vuelvo para eso
es para despedirme y agradecer
de tu amor
el gajo dulce que me tocó
es para recostar mi testa en tu regazo
por última vez
63
es para repetirte que estás viva en el futuro
y estaremos juntos pero acá ya no
acá queda este abrazo sin nosotros
¿y dónde está tu padre, hijo, tatanzon?
¿acá
o allá donde te vas?
el tiempo, má', es nuestro
y siempre lo será
pero el pá' no está en el tiempo
nada en el río y camina en la isla
que separan este presente
del futuro al que regreso
es inmune al hambre
y al frío pactó una tregua
con las alimañas es un caronte
descalzo y sin canoa
que acompaña sin estar
64
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último momento
77
la casa de las palmeras, 2020
78
nos mudamos a Sauce Viejo
a una casa gastada
con un patio
lleno de palmeras
de entrada nomás
tuvimos problemas
con el desagüe
pero recién hoy
me puse a solucionarlo
mientras escribo sube
de mis dedos ese olor
que tenían
las manos de mi viejo
cuando con la tormenta
ya empezada
muchas veces de noche
destapaba los desagües
aparecía apenas
con los relámpagos
para hundirse otra vez
en la oscuridad del pasillo
desarmando
la mezcla podrida
de todo lo vivido
como él
79
hundí mis brazos
hasta los codos
en las tripas de la casa
con la tormenta ya empezada
sin viento
ni rayos ni lluvia
80
"agarrate fuerte"
repite mi hija
mientras la empujo
en la hamaca
su juego
es cada vez más exigente
pero depende de mí
en poco tiempo
aprenderá ese vaivén
del cuerpo
que le permitirá
prescindir de su padre
ella tal vez no lo perciba
pero soy feliz en cada empujoncito
porque puede ser el último
porque voy a vivir
en el envión
81
cuando levantaron la casona
el río estaba un poco más lejos
no es difícil imaginar
el esplendor del patio
con la pileta casi
sobre el borde de la barranca
ahora la construcción
está bastante abandonada
y la mitad de la pileta
balconea sobre el río
se aferra al patio
con algunos caños y raíces
como si la casona le tendiera
una mano subterránea
pronto esos amarres
no serán suficientes
y la pileta caerá
como parida
de la tierra al río
como un despertar
repentino que sacude
el sueño suburbano
82
el remanso de lo actual
de camino al río
ha visto mi niña con sorpresa
que no es rosa
la sombra del lapacho
le comento que anoche
en un documental
escuché a un hombre decir
para este sistema
una ballena vale más muerta
que viva
y un árbol igual
ella no sabe de qué hablo
ya en el borde
de la barranca
y con el sol en la espalda
saludamos nuestras sombras
ocho metros más abajo
oscureciendo el agua marrón
mira su brazo en alto
mira la sombra de su brazo
y se ríe
para este sistema
83
algunos humanos
todavía
valemos más vivos
pero el modelo de negocios
puede cambiar
en silencio
vemos el río correr
un poco más
antes de volver a casa
84
pasamos buena parte del día
evitando que la niña
se caiga a la pileta
la divierte caminar alrededor
tirar pelotitas juguetes ramas
ahora parece
un viejo estanque
pero antes del verano
tendré que limpiarla
cuando crezca estaremos
más tranquilos al respecto
y podré contarle
sobre los haikus de Bashō
decirle
fui un viejo estanque y vos
la rana
¡plop!
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como esta llanura
soy un paisaje
hecho de lonjas
que se apilan
las orillas
suben y bajan
de la congoja
a la alegría
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eucaliptus
y de repente
seremos cuatro en esta casa
como si no hubiéramos sido
suficientes tres testigos
para una pandemia la sequía
los incendios cotidianos
tal vez sea nuestro instinto
la irrefrenable y objetiva
pujanza de la vida
el caso es que ya no podés
tomar el medicamento
para la alergia
-qué oportuno
en plena primavera-
y la señora de la farmacia
te recomienda
vahos de eucaliptus
camino de vuelta
me preguntás
cuáles son esos árboles
(no pienso reprocharte
la risa burlona
cuando recorríamos cualquier ruta
y yo señalaba diciendo
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mirá qué hermoso álamo
mirá qué hermosa araucaria)
son los gigantes
que están frente al pueblo
donde hay uno
tumbado sobre los otros
también está ése
junto al río
más tarde iremos con la niña
a buscarte unas ramitas
miraremos la luna
y su luz regando la corriente
aullaremos
al fuego de las islas
no sabremos responder
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cerca de casa
tres calles terminan en el río:
Austria, Suecia y Hungría
sin embargo para Evita
cada calle la deja
en un cauce diferente
vamos al otro río
me dice siempre
y caminamos las tres barrancas
(la separan de Heráclito
dos mil quinientos años)
...
es difícil anticipar
cuántas veces nos mudaremos
hasta que ella sea grande
pero confío entenderá:
en distintas direcciones
puede estar la misma casa
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anduvo la Coti
una vieja amiga vino a visitarnos
llovió casi todo este domingo
que pasamos en la galería
hablando del tiempo
y sus trazas ineludibles
ella nos conoce de antes
a cada uno por separado
mientras la acercamos en el auto
para que tome su colectivo de la vuelta
eludo preguntarle
qué versión prefiere de nosotros
me distraigo con la ruta
con el sol que se cuela
por una rendija
entre las nubes y el horizonte
para atacar de chanfle
los charcos de la banquina
es un brillo especial el que destila
sucede de vez en cuando
y me deja claro que es un astro
de incandescencia poderosa
algo magnífico
difícil de extrañar
porque lo veo a diario
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Eva duerme en su sillita
dejamos a nuestra amiga
que enseguida sube al colectivo
y regresamos a casa
en silencio
-para enamorarnos
de lo que somos hoy
tuvimos que
desenamorarnos
de lo que fuimos-
ya es de noche
cuando llegamos
y todas las luces
están prendidas
desde la vereda
la casa parece un sol
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