Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DIARIO
1 DIARIO [1899-1900]
Lunes 30 de enero [1899]
1. He tenido hoy la alegría de ofrecer a mi Jesús varios sacrificios
sobre mi defecto dominante, (pero cuánto me han costado! En esto reconozco
mi debilidad. Cuando se me hace una observación injusta, me parece como si
la sangre hirviese dentro de mis venas; todo mi ser se rebela. Pero Jesús
estaba conmigo. Sentía su voz en el fondo de mi corazón y entonces me sentía
dispuesta a sobrellevarlo todo por su amor...
10 10. Los sermones del señor Sellenet han sido estupendos. Lo he oído con
gran gusto hablar de la Eucaristía durante estos tres días que se han pasado
demasiado pronto. Me hubiera gustado visitar a mi antiguo director y hablar
con él. El Señor no lo ha querido. Hágase su voluntad.
14 14. (La oración! Cómo me gusta la manera como Santa Teresa trata de este
tema, cuando ella habla de la contemplación, ese grado de oración en el que
Dios hace todo y nosotros no hacemos nada, donde El une nuestra alma tan
íntimamente a Sí que ya no vivimos, sino que es Dios quien vive en nosotros,
etc. Oh, he reconocido allí los momentos de éxtasis sublimes adonde el Señor
se ha dignado elevarme durante estos Santos Ejercicios y también después.
)Qué le daré por tantos beneficios? Después de estos éxtasis, estos
arrobamientos sublimes en los que el alma olvida todo y no ve más que a su
Dios, (qué dura y penosa parece la oración ordinaria, con qué pena hay que
trabajar en recoger las potencias, cuánto cuesta esto y qué difícil
parece!...
15 15. No podría decir todo el bien que me hace este libro de Santa Teresa,
que se dirige, sin embargo, principalmente a sus hijas carmelitas. Ella
habla muy bien de la amistad.
*Oh. qué verdadera y perfecta amistad la de una persona o una religiosa
que trabaja en el bien espiritual de su prójimo anteponiendo sus intereses a
los propios. Una tal amistad vale mil veces más que la que se podía
testimoniar en el mundo con las palabras de ternura de que se usa demasiado.
vosotras, hijas mías, dice Santa Teresa, dejadlas para vuestro Esposo,
habiendo de pasar tanto tiempo con El y estar solas con El. No os sirváis de
ellas más que cuando le habléis a El+
Oh, Jesús mío, sí, lo confieso, he amado demasiado a las criaturas, me
he entregado demasiado a ellas y deseado demasiado su amor. O, mejor, no he
sabido amar, amar divinamente. Pero ahora, lo siento, no tengo otra cosa que
a Vos, y sobre todo, Amado de mi corazón, no quiero ser amada sino por Vos.
*Ah, dice también Santa Teresa, si se cree que las almas que se han dado
a Dios no saben amar sino a El, se engañan. Aman también al prójimo y con
un amor más grande, más fuerte, más verdadero, con más pasión que los demás.
En fin, digo que a esta manera de amar pertenece este nombre de amor y no a
los bajos afectos de la tierra. Pues cuando estas almas aman a una persona,
procuran llevarla a amar a Dios para que sea amada de Dios. Saben que si no
está en ellas el amor divino, la muerte debe romper el vínculo que los une+
22 22. Padre eterno, )no estáis conmovido? )Qué falta todavía? (Almas, Dios
mío, necesito almas, al precio de cualquier sufrimiento! Mi vida entera será
una expiación, estoy dispuesta a sufrir; pero perdón, piedad para el mundo,
en nombre de Jesús, mi esposo divino; Jesús, a quien quiero consolar... El
señor Chapuis ha ido a la Misión. (Ah! (Cuantas gracias he dado a Dios!...
32 32. Esta instrucción ha sido bellísima, tal vez la que he escuchado con
más gusto. (Oh, Dios mío! Vos sabéis que si sufro, si deseo sobre todo
sufrir tanto no es pensando en mi eternidad, sino solamente por consolaros,
llevaros almas, probaros que os amo. Pues yo os he dado mi corazón, un
corazón que no piensa sino en Vos, que no vive más que para Vos, que os ama
hasta morir de amor. Y para ser toda vuestra, me sepultaré viva en el fondo
de un claustro, sufriré mil dolores con alegría. (Oh, Jesús, mi esposo y mi
vida, dadme cruces, quiero compartirlas con Vos! (Ah!, no sufráis sin mí.
Que en adelante mi vida sea un sufrimiento continuo, pero que os consuele,
que os pruebe todo mi amor. (Oh, Jesús!, quiero ganar almas. *O padecer o
morir.+
50 50. ¡Ah! Si mi querida mamá no hubiera estado tan enferma, es posible que
hubiera intentado obtener su consentimiento a mi vocación. ¡Oh, Dios mío!, ¿qué
hacer? Vos lo sabéis. No quiero sino lo que Vos queréis.
Indicadme siempre mi camino. Jesús, buen Maestro, ven en mi ayuda. ¡Ah! Tú sabes
bien, ¿verdad?, que no vivo sino por Ti y estoy dispuesta a todos los sacrificios.
51 El Juicio. Lunes noche
51. (Ah! Si la muerte es horrible porque nos parte en dos, sería una
cosa poco importante si todo acabase allí. Pero hay que presentarse delante
de Dios, darle cuenta de toda la vida, y esta vez no en función de padre del
hijo pródigo, tan bueno y tan misericordioso, ni tampoco de Buen Pastor,
sino de juez terrible e inexorable, que no perdona más...
(Ah!, cuánto sufre el alma del pecador durante este juicio. Ella sufre:
A) Por hallarse bajo la mirada de Dios. )Dónde está? Ni un amigo la
asiste. Jesús con mirada terrible frente a ella. Si quiere huir por la
derecha, cae en las fauces de un tigre. Si a la izquierda, entre las garras
de un oso. Si hacia atrás, un nido de serpientes. (Oh, Dios mío!, )qué
hacer? Bajo sus pies el infierno que se abre. (Ah! Ella sufre tanto en este
momento, que preferiría arrojarse inmediatamente a aquel abismo espantoso.
B) El juicio de Dios. Jesús se sienta en un trono frente al alma. A la
derecha el ángel de la guarda, a la izquierda el demonio... Entonces
comienza el interrogatorio. Es inútil que la pobre alma balbucee algunas
excusas. Dios es implacable. Satán saca su libro. (Ah! El no ha olvidado
nada. Está anotada la más pequeña falta. *Señor, dice él, esta alma es mía.
Yo era su enemigo encarnizado, sólo deseaba su perdición. Ella me ha
obedecido siempre, mientras os ha ultrajado. Ella se ha reído de Vos, su
Dios, que habéis muerto en una cruz para salvarla...+
C) La condena. Satán continúa: *Señor, es digna de muerte.+ E
inmediatamente Jesús dice: *Sí, que muera.+ Y, dirigiéndose al pecador, le
dice: *Retírate, maldito, no puedo soportar tu vista, apártate para siempre
de mi presencia. Venid todos, amigos y parientes, a maldecirle.+
Y todos llegan a maldecir al pobre pecador, a quien Satanás lleva al
infierno. Todo esto, tan largo de contar, pasa en unos minutos. Está todavía
caliente el cuerpo del difunto y ya ruge y blasfema en las moradas
infernales...
Por el contrario, la muerte del justo es conmovedora. Se encuentra en
presencia de su Dios, su amor, a quien ha sacrificado todo y puede decir:
*Señor, por desgracia te he ofendido. pero )no he llorado mis faltas? )No me
las habéis perdonado?+
54 54. Gracias, Dios mío, gracias desde el fondo de mi alma por haberme
enseñado desde mi juventud la vanidad de las cosas de este mundo. Gracias
por haberme atraído hacia Vos, os sean dadas gracias.
Esta tarde hago mi confesión general, después de la que hice para mi
Primera Comunión, estoy llena de temor por tantos pecados. Buen Maestro, si
hubiera de caer de nuevo así, por favor, quitadme la vida. )Cómo después de
tantas faltas habéis podido soportar mi vista? )Cómo me habéis prevenido con
tantas gracias? Oh, gracias, perdón. Me muero de dolor pensando en el
disgusto que os he causado, Vos, a quien amo tanto, mi vida, mi esposo, que
me queréis por vuestra esposa, (perdón, perdón! (Oh, Jesús! Soy una
miserable criatura. No hay otra a quien hayáis dado tanto y se haya mostrado
tan desagradecida. Perdón, Jesús, perdón. Os amo, lloro estos pecados que
tanto os han hecho sufrir. Tened piedad de mí; no veáis más que mi amor por
Vos.
56 56. Gracias, Amado, por haber guardado puro este corazón, que es todo
tuyo. María, Madre mía, velad siempre sobre mí.
64 64. Dios mío, detesto todas estas diversiones. Jesús mío, te suplico que
pueda librarme de ellas.
70 70. Este sermón ha sido uno de los de la noche que más me ha interesado.
Lamento no poder escribir algunas líneas...
78 78. (Oh, Dios mío! Sí, quiero orar con estas tres cualidades, sobre todo
con confianza. (Ah! No me desanimaré. (Os importunaré hasta que me oigáis!
79 79. A) Hay que vivir en el mundo como en un claustro. )Cuáles son los
motivos que impulsan a las almas a la vida religiosa?
a) Hay almas generosas que no se contentan con el deber estricto, almas
ávidas de sacrificios y de entrega.
b) Hay almas que han tenido la desgracia de caer en el pecado muy
profundamente y quieren expiar sus crímenes con una vida de sacrificios.
c) Hay almas puras. )Qué te ha hecho ella, pobre madre, para que llores
tanto? El primer disgusto que te da es decirte que quiere dejarte por Dios.
Sí, hay almas puras que quieren expiar los pecados del mundo y se ofrecen
como víctimas por la salvación de las almas a ejemplo de Jesús, que las
llama.
d) Hay almas decepcionadas, que han sido engañadas por el mundo y vienen
al claustro buscando la paz y el consuelo.
e) Hay, finalmente, almas que Dios ha herido con su amor y dicen: *Mi
Jesús ha sufrido tanto por mí. Ah, quiero devolverle amor por amor, quiero
sacrificarle todo, para consolarlo. En adelante no viviré sino en El, para
El, sola con mi Amado. Diré adiós a todas las cosas de aquí abajo: afectos,
bienestar, felicidad, para enterrarme con este Esposo divino, para compartir
sus dolores en la vida más austera+
B) )Qué votos hacen los religiosos y las religiosas?
a) Pobreza. No sólo renunciar a toda riqueza, a todo bienestar, sino
desapego del corazón: no estar atado a nada, no aspirar a ningún cargo, no
tener simpatía particular.
b) Castidad. )Para qué las rejas? Para poner una barrera infranqueable
entre el mundo, sus alegrías, sus deleites y el alma esposa del Señor.
c) Obediencia. A todos los preceptos, a todos los consejos evangélicos,
que llegan a ser verdaderos mandatos. Obediencia a
los superiores. renuncia completa, quebrantamiento de la voluntad.
C) En el mundo no es siempre prudente hacer votos, pero se puede:
a) Desapegarse, desde el fondo del corazón, de las cosas en medio de las
cuales se vive.
b) Desconfiar de sí, velar sobre sí, encomendarse a Dios antes de ir a
las fiestas mundanas, darse cuenta de que se camina al borde de un abismo e
ir con una cara serena y sonriente, sin jamás dejar aparecer o sospechar las
lágrimas y los dolores.
c) Estar convencidos de lo que vale el mundo, el poco caso que hay que
hacerlo, etc.
Entonces Jesús podrá decir del alma que vive en medio del mundo con
estos sentimientos: *Padre, ella vive en el mundo, pero no es del mundo, y
el mundo la odia+ (Jn. 17, 11, 16, 14), como lo decía hablando de sus
Apóstoles.
81 Lunes noche
81. El sermón de esta noche ha tratado de la educación de los hijos. He
dado gracias a Dios desde el fondo de mi corazón por haberme dado una madre
como la mía, dulce y severa al mismo tiempo, que supo dominar tan bien mi
terrible carácter.
El señor Obispo ha asistido a la función de esta tarde. Ha dirigido
algunas palabras llenas de afecto y elocuencia. Además tuvo lugar la
consagración de las familias a San José.
82 82. ¡Cómo Nuestra Señora del Perpetuo Socorro parece animarme en las
oraciones que le hago por mi vocación!... Margarita me ha dicho que había hablado
de ello con mamá. Esta hermana querida le dice que me deje marchar,
que ella la consolará, pues es allí donde seré feliz. Mamá le respondió que yo era
demasiado joven todavía, que a los veintiún años lo vería. He llorado dando gracias
a María y he rogado con todo mi corazón a esta buena Madre para que recompense a
la querida pequeña que no piensa sino en mí y sabe ocultar sus lágrimas.
83 La meditación
Martes mañana [21 de marzo de 1899]
83. El alma que medita tiene la salvación asegurada. Un mal gravísimo de
nuestro tiempo es la superficialidad.
La meditación consiste en reflexionar en la presencia de Dios. El
demonio hace todo lo posible por apartar a las almas de la meditación, pues
sabe bien cuán eficaz medio es para progresar en la virtud.
La meditación aviva: a) La fe. Casi todos nuestros pecados provienen de la
falta de fe. b) El amor de Dios. c) Nos hace avanzar en la virtud.
El cristiano que medita sabe orar mucho mejor que los otros.
87 87. Cuento con pedir consejos sobre este tema al Padre Lion cuando
vuelva a confesarme. Además, tengo muchas cosas que decirle y tengo muchas
ganas de ir a verlo. (Qué lástima, la misión toca a su fin! Quisiera poder
retener estas jornadas benditas. Estoy con un pie en el cielo. Pero, oh Dios
mío, que ella sea sobre todo provechosa, que muchos pecadores se conviertan.
(Ah! )No cederéis a mis oraciones, Dios mío? Con confianza espero un milagro
de Vos, María, un milagro por vuestra intercesión. Me creía escuchada. El
señor Chapuis ha caído enfermo. Veía en ello una gracia vuestra, oh Madre.
Contaba ya con que se podía hacer venir a un misionero. Pero se ha quedado
en nada. (Oh Madre!, daos prisa, la misión se pasa, pero sigo firme y
confiada. (Ah, por favor, dadme esta alma para mi Amado Jesús, a quien
quiero probar mi amor. Dádmela al precio de cualquier sufrimiento, sí, ah,
acepto todo!
88 La caridad
Miércoles a las 9 de la mañana
88. *Amaos los unos a los otros+ (Jn. 13, 34). Jesús ha dicho: *Se
reconocerá que sois los míos, si os amáis los unos a los otros+ (Jn. 13,
35).
Esta virtud es indispensable, la más recomendable. Por desgracia, la
menos practicada...
Naturalmente hay en nosotros simpatías y antipatías. Pero no descubramos
las antipatías y entonces no nos hará daño.
)Hasta dónde llega la caridad? Jesús mismo lo ha dicho en parábolas: no
tiene límite. Debemos amar a nuestro mayor enemigo, desearle para esta vida
y la otra todo el bien que nos deseamos a nosotros mismos.
Por desgracia, cuántas personas devotas, que comulgan por la mañana
hacen por la tarde juicios temerarios, murmuraciones, tratando de encubrirlo
por todos los medios.
89 89. (Oh, Jesús mío! En adelante jamás saldrá de mis labios una palabra
contra el prójimo, lo excusaré siempre, y si se me acusa injustamente,
pensaré en Vos, mi Amado Esposo, y podré soportar todo sin quejarme.
90 La confianza en María
Miércoles noche
90. Tememos a Dios. El hace temblar con su omnipotencia. Entonces El nos
envía a su Amado Hijo. Este desciende del cielo, se hace hombre, sufre
dolores sin cuento, se somete a todos los tormentos para ganarse nuestro
amor y confianza. Todo esto no basta. Entonces piensa que no hay nada mejor
que una madre. Una madre. Una madre, pues ella inspira tanta ternura... Una
madre, pues ella conmueve, toca los corazones más fríos, los más
endurecidos... Y Dios nos da una Madre, la más tierna, la más compasiva que
se pueda imaginar. Ella está allí, de pie junto a la Cruz, y allí, ante su
Hijo moribundo, nos adopta a todos por hijos, y si la tendemos la mano, ella
nos conducirá al puerto feliz y seguro.
Para que una persona inspire y merezca confianza se necesita que sea
poderosa y buena.
A) Poderosa. )No lo es la Reina de los cielos? Jesús ha dado en el cielo
todo poder a la que obedecía en la tierra tan perfectamente. Sí, ella lo
puede todo sobre el Corazón de Jesús. Recurramos a ella.
B) Buena. (Ah!, )quién es más tierno, más misericordioso que María? Ha
sufrido tanto por nosotros... )Podía mostrarnos mejor su amor? Yo la
contemplo viendo a Jesús muerto y reposando en su brazos. (Ah!, cuánto no
sufre ese corazón de madre. )Tendría yo el valor de negarla el consuelo?...
92 92.
(Sólo Dios basta!
Nada te turbe,
Nada te espante.
Todo se pasa.
Dios no se muda,
La paciencia todo lo alcanza,
Quien a Dios tiene nada le falta
O padecer
O morir
Todo por deber, nada por gusto, pero todo con gusto.
93 Devoción a María
Jueves a las 6 de la mañana (23 de marzo de 1899]
93. Hay tres devociones principales a María: el escapulario, las
imágenes, el rosario.
A) El escapulario es la librea de María. Quien lo lleva y, por supuesto,
hace todo lo que puede para salvarse, no irá al infierno. Es imposible. No
quitarse nunca el escapulario.
B) Las imágenes. Gusta tener consigo el retrato de los familiares, de los
que se ama. )Por qué no tener en todas partes el retrato de nuestra Madre
del cielo?
C) El rosario. Es la cadena que nos une a María. Rezando el rosario
conseguimos una inmensa cantidad de gracias y María nos tiende la mano, y
gobierna nuestra frágil navecilla entre las olas alborotadas. Guiándonos
ella, estamos seguros de nuestra eterna salvación. Ella no puede dejarnos
perecer. (Es imposible!
94 El espíritu de sacrificio Jueves a las 4,30 de la tarde
94. El mayor enemigo de la mujer es la molicie, la búsqueda de la
comodidad, el horror a la molestia y al sacrificio, y Jesús ha dicho: *Es
necesario hacerse violencia+ (Mt. 11, 12). )Se puede pensar que sea admitida
en la bienaventuranza celestial junto a los Santos que soportaron tantos
sufrimientos un alma que no ha buscado más que sus comodidades? Sólo hay un
camino, el de la cruz. Fuera de él no hay salvación.
Pero esto cuesta a la naturaleza. Molesta mortificar los sentidos,
romper con las malas costumbres. Esto es penoso y duro para nuestra molicie
y no tenemos ánimo para vencernos. Cuando nos presentemos delante de nuestro
Juez, (ah!, )qué le diremos? Por desgracia, (nos condenaremos nosotros
mismos!...
Pero hay quienes han comprendido este espíritu de sacrificio y de
mortificación, quienes han visto que el camino de la cruz es el único que
conduce a la bienaventuranza. Se les ha visto encerrarse en los claustros,
mortificar la carne con ásperos cilicios, en fin, mortificarse
continuamente. Para reavivar su ánimo miraban al cielo, ese cielo adonde
irían un día para descansar con Dios de todos sus trabajos y fatigas.
95 95. (Jesús mío, tú que sabes leer en mi corazón! Tú puedes ver, tú sabes
que si deseo tanto sufrir no es pensando en mí, sino sólo esperando
consolarte llevándote almas. Te amo tanto, mi corazón arde en tal amor por
ti, que no puedo vivir tranquila y feliz mientras tú, Esposo amado, sufres.
Tener parte en tus dolores, endulzarlos, llevar una cruz bien pesada detrás
de ti, esto es lo que deseo. Porque te amo, oh vida mía, te amo hasta morir
de amor. (Oh! Tú has herido mi corazón con la flecha de tu amor y no puedo
ser feliz en la tierra. Tú solo puedes darle la felicidad habiéndole
partícipe de tus dolores. (Gracias, Jesús, gracias!
97 97. Vayamos al portal de Belén y allí, ante el Dios que se ha hecho tan
pequeño, aprendamos una gran lección de humildad. *Aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón+ (Mt. 11, 29). *Si no sois semejantes a los
niños, no entraréis en el reino de los cielos+ (Mt. 18, 3). *El que se
ensalza será humillado; el que se abaja será exaltado+ (Mt. 23, 12). Estas
son las palabras de Jesús. La puerta del cielo está escondida, es muy baja,
muy pequeña. Sólo las almas humildes pueden pasar por ella.
A) La humildad es la fuente de las gracias. A quien se cree vil,
despreciable, Dios lo llena de gracias.
B) La humildad ofrece la seguridad de que nuestras oraciones serán
escuchadas. Ante el alma que ora humildemente Jesús abre su Corazón y deja
salir de él todos sus dones, sus gracias, sus bendiciones. Recordad la
oración del publicano.
C) Ser humilde es ser muy amado de Jesús. A los orgullosos no los puede
ni ver. Podemos comprender esto considerando la antipatía que nos inspiran
las almas altaneras y satisfechas de sí mismas. El mundo no las puede
soportar. Dios tampoco las puede amar...
Entonces humillarse en todas las cosas, humillarse viendo sus faltas, y
en lugar de enfadarse consigo mismo, reconocer su debilidad y su nada.
98 98. Oh, María, tú, a quien rezo cada día para obtener la humildad, ven
en mi ayuda, quiebra mi orgullo, mándame muchas humillaciones, Madre
querida.
99 Viernes noche
99. La abstinencia.
La blasfemia.
La falsa vergüenza.
102 102. ¿Es posible, Jesús mío, que tal vez muy pronto pueda perteneceros y
pronunciar esos votos que me unirán más íntimamente a Vos todavía? ¡Ah! Tiemblo.
¿Quién soy yo, amor mío? Tengo miedo de mi debilidad. Pero, vida
mía, tú estás ahí para sostenerme y contigo lo puedo todo. Ah, sí, estoy dispuesta a
morir al mundo, a dejar a las que quiero, a renunciar a toda felicidad, sólo para
consolarte un poco, para mostrarte mi amor, para sufrir contigo. ¡Oh! Gracias por
haberme llamado a mí, la más miserable de las criaturas, a una vocación tan
hermosa. Inspira al señor Párroco cuando el Padre vaya a hablarle de mí. El Padre
me dijo que era él el que tenía que tomar la decisión, que él no es más que un
confesor extraordinario y, no obstante su opinión de que la voluntad de Dios es que
abandone el mundo, toca a mi confesor ordinario decidir la cuestión. Jesús, María,
José, ayudadme.
104 104. Jesús mío, perdón. Venís con tanta frecuencia a mi corazón y yo soy
tan imperfecta. Perdón...
107 107. He pensado en mamá cuando decía el Padre: *Oh, vosotras, pobres
madres, a quienes Dios pide vuestras hijas o vuestros hijos, venid a sacar
junto a El fortaleza y ánimo.+ Oh, sí, mi Jesús, sostenla, por favor, su
dolor me hace mal...
109 109. [...] resignar. Pero yo sabía bien que Tú me querías, Amor mío.
(Ah! Tendré sequedades, arideces. Ya me lo decía el Padre: *Cuando esté
fuerte para caminar sin consuelos, Jesús hará como que se retira.+ Entonces
tendré que luchar y sufrir, pero Tú estarás allí, )verdad?, mi Amado, para
sostener a quien no vive más que para Ti, a quien tiene para Ti un
agradecimiento eterno, a quien no puede comprender todas tus gracias y
favores, porque ha hecho tan poco por Ti...
114 114. (Oh, Maestro amado! Sí, yo te consolaré, tendré parte en tus
dolores. (Ah! No te aflijas, te amaré por los que te olvidan..
Y tú, María, alcánzame otro milagro. Tú, que me has escuchado tan bien,
toca ahora el alma del señor Chapuis. Es necesario. (Oh, te lo pido al
precio de cualquier sufrimiento!...
117 117. (Oh, Dios mío, en nombre de este Holocausto sublime, convertid a
esta alma! Sí, en nombre de Jesús, cuya sangre corre en el altar; de Jesús,
que hizo todo por las almas, oh, Dios mío, compadeceos. En nombre de mi amor
a mi Esposo Amado me permito tanto atrevimiento con Vos. Soy mala, Señor, y
no merezco ser escuchada. He hecho tan poco por Vos. Pero amo tanto a Jesús.
Moriría de alegría si contribuyese a llevarle esta alma, porque esto le
alegraría, su Corazón se regocijaría viendo que aquel que le había olvidado
al fin volvía a El. )Qué hay que deciros, Dios mío? )Qué hay que hacer? )Qué
hay que sufrir? Hablad. Estoy dispuesta a todo por mi Jesús, con mi Jesús...
119 119. Hemos llegado a las últimas instrucciones de la mañana, que tanto
me agradaban, y he aquí que la misión toca a su fin. Quisiera retener estos
días benditos. Un sentimiento de tristeza invade mi alma al ver finalizar
esta misión, durante la cual el Señor me ha colmado, una vez más, de
gracias. (Oh no, Jesús, nada de lágrimas! Me quedas tú. Iré a sacar fuerza y
ánimo para la lucha junto a ti. Y además, para ayudarme, brilla ya ante mi
vista el día feliz en que me entregaré a ti. Nada más que dos años...
Transcurrámosles, Amor mío, en la más íntima unión, en la más dulce
familiaridad. No siempre me veré llevada por la gracia, como al presente.
Tendré que sostener luchas. Pero estás allí, Jesús mío, sostenme. (Ah!
Durante estos dos años, que voy a dedicar a prepararme a la vida religiosa,
hazme sufrir mucho. Despega mi corazón de todo; que esté muy libre para que
nada le impida verte. Quebranta mi voluntad, abate mi soberbia, tú que eres
tan humilde de corazón. En fin, modela el mío para que pueda ser tu morada
amada, para que vengas a reposar y a conversar conmigo en una unión ideal.
Que este miserable corazón no sea sino una cosa con tu divino Corazón. Para
esto corta, arranca, consume todo cuanto en él te desagrade. (Ah, me parece
soñar! Dentro de dos años... Ah, esto es largo para un corazón que
languidece; pero mi felicidad será tan suave que ya la pregusto y saboreo.
(Ah!, dime, Amor mío: )no surgirán obstáculos? No, tengo confianza, y,
(quién sabe!, puede ser que me tomes todavía más pronto. Arréglalo todo, te
lo confío. (Oh, gracias, Jesús mío! Inspira a mi confesor, sostén a mamá,
tan admirable en su resignación, recompensa a Guita. Y a mí, (ah!, hazme
sufrir, prepárame, soy toda tuya...
121 A las 11
121. Estoy tan emocionada que no sé lo que escribo. (Oh, María,
multiplica los milagros! Jesús será tan feliz...
Mamá ha tenido el valor de decir al señor Chapuis que se confiese. Tenía
un miedo horrible de hacer más mal que bien y hacerle enojar, pues tiene un
carácter muy vivo. Por un milagro de la Virgen ha recibido la cosa muy bien,
ha dado las gracias a mamá, le ha dicho que estaba fatigado... que lo haría
más tarde... En fin, está muy conmovido. María, otro milagro. Lo espero,
cuento con él, apresúrate, la misión se acaba. Madre querida, convierte esta
alma y hazme sufrir todos los tormentos. A cada nuevo sufrimiento me alegro,
pensando que me escuchas...
123 123. Jesús mío, yo te devolveré amor por amor, sacrificio por
sacrificio. Tú te has inmolado por mí. A mi vez me ofrezco a ti como
víctima, te he consagrado mi vida, quiero consolarte y con tu gracia, sin la
cual nada puedo, estoy dispuesta a todo. (Jesús mío, te amo tanto, quisiera
tanto hacerte algún bien!... Hazme sufrir, oh Dios todopoderoso, me ofrezco
como víctima por los pecados del mundo; me ofrezco con Jesús, mi divino
Esposo, Jesús Holocausto supremo. Aceptad esta pobre víctima, calmad vuestra
ira, perdonad a esta pobre alma, por favor. Ciertamente que es justo que yo
sufra después de haberos ofendido tanto, pero estos sufrimientos no los
soporto por mí. (Ah! Es por los pobres pecadores para que se conviertan a su
Jesús, a su Dios, a quien han abandonado.
124 Viernes Santo [31 de marzo de 1899]
124. Oh, Jesús mío, guardad mi corazón. Es vuestro, os lo he dado, no me
pertenece más.
Esta mañana mamá ha vuelto a casa muy tarde y completamente agitada...
Le han hablado de una propuesta matrimonial para mí, un partido magnífico
que yo no volveré a encontrar jamás. Ha ido a hablar al párroco para saber
qué debe hacer, porque él me conoce mejor que nadie. Le ha respondido que
era necesario hablarme de este matrimonio, mostrarme las ventajas, que esto
es una prueba para mí, pero que debo reflexionar, que él no puede
pronunciarse sobre mi vocación; pero, sin embargo, no debe prepararse una
entrevista sin avisarme.
Muy lejos estaba yo de esperarme esto. (Pero qué indiferente me ha
dejado esta seductora propuesta! (Ah!, mi corazón no es libre. Lo di al Rey
de los Reyes, no puedo disponer de él. (Ah!, oigo la voz del Amado en el
fondo de mi corazón: *Esposa mía, me dice, tú renuncias a toda felicidad de
aquí abajo por seguirme. Tras de mis huellas tu camino será el dolor, la
cruz, tendrás mucho que sufrir. Si no estuviera yo allí para sostenerte no
las podrías soportar. Incluso los consuelos espirituales, tan dulces al
alma, te serán quitados. (Cuántas pruebas, amada mía, cuando se camina
detrás de mí! Pero también (cuántas alegrías, cuántas dulzuras te haré
gustar en esos trabajos! La porción que te he escogido es ciertamente la más
bella, es necesario que te haya amado con un amor muy grande para habértela
reservado, amada mía., )Sientes en ti bastante amor a tu Jesús, aceptas
estos sacrificios? )Quieres consolarme? (Ah, estoy tan abandonado!... Hija
mía, no me abandones, quiero tu corazón. Lo amo, lo he escogido para mí,
deseo el día en que serás enteramente mía. (Oh, guárdame tu corazón!+ *Sí,
amor mío, vida mía, Esposo amado a quien adoro, sí, estate tranquilo. Estoy
dispuesta a seguirte por ese camino de sacrificios. Oh, tú quieres mostrarme
todas las espinas que encontraré. Querido Jesús, las recorreremos juntos.
Siguiéndote, contigo seré fuerte. Oh, gracias por haber escogido a una pobre
creatura como yo para consolarte. Oh, tú sabías bien que yo no te
abandonaría. Si lo hiciera, sería más culpable que los desgraciados que te
crucificaron hace veinte siglos. (Oh, supremo Amor, soy toda tuya! Pero
sostenme, pues sin ti soy capaz de todas las bajezas, de todos los
crímenes...+
Lo que me apena es afligir a mi querida madre. Ah, es admirable, un
milagro de María. No trata de influenciarme. Le he dicho, cuando me ha
pedido que reflexionara, que mi respuesta sería la misma hoy que dentro de
ocho días, pero que si eso le agradaba, consentía en no darle la respuesta
todavía... Ahora ella me comprende... *Hubiera sido la tranquilidad para mí,
me ha dicho. (Dios ha querido que sea de otro modo!+
126 126. )No se ha teñido toda criatura, más o menos, en tu sangre, Jesús?
Yo por lo menos, a quien tantas gracias has hecho, )no te he causado mucho
mal? Perdón. Tú me has perdonado ya ciertamente al llamarme a la más bella
de las vocaciones. Durante toda la vida, Maestro querido, expiaré por los
que te ofenden. (Oh, Dios mío!, en unión con Jesús crucificado, me ofrezco
como víctima. Por favor, tened compasión. Os hago el sacrificio de mi vida.
Dadme el alma que tanto os pido, dádmela al precio de cualquier sacrificio.
Ah, quiero la cruz, quiero vivir con ella como fuerza y sostén y tesoro, ya
que Jesús la ha escogido para El, la ha escogido también para mí. Le doy
gracias por esta señal de predestinación. *O Crux, ave, spes unica+. Oh sí,
tú serás mi sosten, mi fuerza, mi esperanza, Cruz santa, tesoro supremo que
Jesús reserva a los privilegiados de su Corazón. Quiero vivir contigo, morir
contigo, a ejemplo de mi Esposo Amado, (sí, quiero vivir y morir
crucificada! (Amor mío, *o padecer o morir+!
Te devolveré amor por amor, sangre por sangre. Has muerto por mí; pues
bien, yo moriré cada día a mí misma, cada día soportaré nuevos sufrimientos,
un nuevo martirio. Y esto por ti, a quien tanto amo...
133 133. Gracias también a ti, oh buen Jesús, en este día de clausura de la
misión. Durante estas cuatro semanas no has hecho más que colmarme de
gracias, sobre todo durante estos últimos días, que jamás olvidaré. Soy tan
feliz, me parece soñar, no puedo comprender todavía este prodigio de tu
amor. Cuando pienso en todas mis debilidades, en mi tibieza para contigo, me
confunde tu bondad, y lloro, Jesús, y estas lágrimas son tan dulces... Sí,
pronto responderé a tu llamada, pronto seré toda tuya, pronto habré dicho
adiós a todo lo que amaba. Ah, el sacrificio ya está hecho; mi corazón está
desapegado de todas las cosas. Siendo por ti casi no le cuesta. Pero queda
un sacrificio que será penoso a mi corazón, un sacrificio para el que te
pido que me ayudes: es mi madre, esta madre tan perfecta que me has dado; es
mi hermana, esta criatura que es la abnegación encarnada. Soy feliz de
sacrificarlas por ti. Sí, soy feliz de poder ofrecerte un verdadero
sacrificio, pues, oh divino Esposo, tú me has llenado de presentes y yo )qué
tengo para ofrecerte? Sí, poco, y ese poco es un don tuyo. Ah, por lo menos
te doy un corazón que te ama. Un corazón que no desea más que compartir tus
sufrimientos, un corazón que no vive más que para ti, que desde hace años no
aspira más que a darse todo a ti, abandonando el mundo, y cuenta los días
que le separan de aquel día tan hermoso en que por los tres votos te
perteneceré para siempre. Seré tu esposa, una humilde y pobre carmelita, una
crucificada a tu imagen. (Oh, mi Esposo, mi Rey, mi vida, mi Amor supremo,
ayúdame siempre en este camino de la cruz, que he tomado por mi porción,
pues sin ti, ah, no puedo nada!...
135 135. Todos estos días voy por la tarde a hacer una breve visita al
Santísimo Sacramento. (Qué rato tan delicioso paso junto a mi Amado! Dejo
que mi corazón se desahogue y me sorprendo diciendo mil locuras a este
Esposo divino. Pero a El le gusta este abandono, este diálogo. Después
escucho su voz tan dulce que habla en el fondo del alma, me da preciosos
consejos y me prepara a la vida que pronto viviré. Me manifiesta los
sacrificios y los dolores. Pero también cuántas alegrías, cuántas dulzuras
en estas tribulaciones pensando que está con nosotros Aquel por quien se
sufre y que cada sufrimiento es un gran consuelo para su Corazón. Digo mil
locuras al Amado para darle gracias por la porción tan hermosa que me ha
reservado: *No puedo darte una prueba mayor de mi amor, me ha dicho. Esta
vocación está reservada a las almas más amadas de mi Corazón.+
Y yo, pobre creatura, que pienso tan poco en mi Jesús, soy llamada por El
a esta vocación sublime. (Oh, milagro de amor, amor incomprensible de un
Dios!
136 136.
(Sólo Dios basta!
Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa.
Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
O padecer o morir.
138 138. (Dios mío! Ya han llegado, finalmente, estos días de Ejercicios
deseados con tanta impaciencia. Os pido que los bendigáis. Ya que no puedo
romper con el mundo y vivir en vuestra soledad, ah, concededme al menos la
soledad del corazón. Que yo viva en unión íntima con Vos, que nada,
)verdad?, nada pueda distraerme de Vos, que mi vida sea una oración
continua. Vos lo sabéis, buen Maestro, mi consuelo cuando asisto a esas
reuniones, a esas fiestas, es recogerme y gozar de vuestra presencia, pues
os siento muy bien en mí, oh mi Bien supremo. En esas reuniones no se piensa
casi en Vos, y me parece que os contenta que un corazón, aunque sea tan
pobre y miserable como el mío, no os olvide...
(Dios mío! Desde mis Ejercicios del año pasado (de cuántas mercedes
habéis colmado a vuestra humilde criaturita! (Ah! Vos, que sabéis todo,
sabéis que al menos os amo. Ayudadme a hacer bien estos Ejercicios, pues
quiero por vuestro amor llegar a ser santa. Me queda un año largo que vivir
en el mundo, (que lo pase haciendo mucho bien! Construid en mí la carmelita,
pues puedo y quiero serlo por dentro. (Dios mío, qué dulce es perteneceros!
Desde el comienzo de estos Ejercicios os pido por todas las jóvenes que los
van a hacer. Quisiera que a todas las colméis de gracias como a mí. Es tan
bueno amaros y ser toda vuestra... Quisiera que todas las almas gustasen
esta felicidad.
María, Madre querida, pongo estos Ejercicios bajo vuestra protección.
(Ayudadme para hacer de mí una santa!...
140 140. (Dios mío, ayudadme! No sólo quiero salvar mi alma, deseo también
conquistaros otras. Vos sabéis cuánto me consume este deseo. Y estaría
dispuesta a morir mil veces para ganaros una sola alma. Ah, Vos, que leéis
en mi corazón, sabéis que si deseo tanto sufrir y dejarlo todo por Vos no es
para evitarme las llamas del purgatorio, sino únicamente para consolaros,
(oh mi Amado! (Ah, si Vos lo quisierais, estaría dispuesta a vivir en el
infierno para que de ese abismo infernal subiese hacia Vos la oración de un
corazón que os ama!
(Oh, Dios mío! Os recomiendo todas las almas que siguen estos
Ejercicios. Si lo queréis, renuncio a todos los consuelos que hubierais
podido darme durante estos Ejercicios. Pero soy débil, fortalecedme mucho.
Que durante estos días benditos viva en una unión más completa con Vos, que
yo sólo viva dentro, en esa celda que Vos edificáis en mi corazón, en ese
pequeño rincón de mí misma donde os veo, donde os siento tan bien. (Lástima
que os deje tan frecuentemente solo, como lo estabais en el desierto! Ah,
así soy... tan poca cosa. Pero os amo y os amo mucho. Tengo envidia de esas
almas grandes que os han amado tanto...
144 144. Nunca he oído cosas tan hermosas sobre la muerte cristiana como las
que nos ha dicho esta mañana el Padre Hoppenot. Lloraba. (Qué conmovida
estaba!
(Qué buenos Ejercicios tenemos! Cómo sabe este Padre dar Nuestro Señor a
las almas... Me alegro de confesarme con él esta tarde, pues es tan piadoso,
tan santo, arde en un celo tan grande del bien y la conquista de las
almas...
146 146. La instrucción de esta noche fue sobre la confesión. Por desgracia
sólo tengo un instante para escribir algunas líneas de esta hermosa
meditación.
148 148. (Oh. Señor! Que sean estas palabras las que oiga salir de vuestros
labios divinos. Lo sé, os he ofendido mucho, soy mala, pero os amo tanto...
Me dirijo a Vos con toda sencillez, con toda confianza, como a un tierno
Amigo. Me parece que os gusta esta dulce familiaridad. Por eso con abandono
y confianza espero el momento que me unirá a Vos para siempre. Pero en el
cielo no podré sufrir ya por Vos. (Ah!, al menos podré, lo espero, trabajar
todavía por vuestra gloria.
Mientras estoy en el mundo, dignaos permitirme que haga algún bien. Soy
vuestra pequeña víctima, servíos de mí. Ah, haced de mí lo que os agrade. Os
entrego todo: cuerpo y alma, deseos y voluntad. Os lo doy todo.
153 153. Sí, Jesús, iré a ti, mi fuerza, mi apoyo, mi vida, a ti, que me
iluminarás y me inundarás con el agua de tu gracia, a ti, que eres el único
que puedes llenar la soledad de mi alma. Que no busque nada fuera de ti,
porque únicamente tú puedes contentar mi corazón.
Toma y recibe, Maestro a quien adoro,
todos los tesoros que he recibido de ti.
Y pues mi corazón podría desfallecer todavía,
por compasión, Dios mío, tómame.
)No eres tú solo mi señor y mi rey?
Toma y recibe, si algún bien me queda,
algún tesoro, algún fútil honor,
un solo placer que no sea celestial.
Yo te los devuelvo, )no eres el Señor?
Para ti mi corazón, mi cuerpo, mi alma entera,
para servirte siempre y sin retorno.
Pero déjame tu luz y tu gracia,
Dios mío, Dios mío, dame tu amor...
155 155. La instrucción de esta noche ha sido sobre la oración, que debe ser
humilde, confiada, perseverante, continua, pues ofreciendo a Dios todas
nuestras acciones, no obrando más que por El, viviendo en unión con Nuestro
Señor, nuestras acciones más sencillas se hacen meritorias ante el Señor.
156 156. Señor, que mi vida sea una oración continua. Que nada,
absolutamente nada, pueda distraerme de ti, ni las ocupaciones, ni los
placeres, ni los sufrimientos. Que esté abismada en ti y haga todo bajo tu
mirada. Señor, tómame, tómame toda entera. Dentro de cinco días María Luisa
va a dejarlo todo por ti. Te la doy, dándote gracias en medio de mis
lágrimas por habernos escogido a las dos para ser tus esposas. Quisiera
poder decir adiós, como ella, a aquellas a quienes amo tan tiernamente y
dejarlo todo por ti. Pero no ha llegado la hora; hágase tu voluntad. (Santa
voluntad de mi Dios, sé siempre la mía! (Ah! Por lo menos en el mundo puedo
se tuya. Sí, )verdad?, soy tuya. Recíbeme, recibe mi voluntad, todo mi ser.
(Que Isabel desaparezca, que no quede más que Jesús!