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3. Ántrax (inhalado)
La exposición cutánea al ántrax puede matarte, pero la forma más temible e inspiradora
de pánico de esta toxina es la inhalación. Comienza como una gripe que no mejora y
luego tu sistema respiratorio se colapsa.
4. Sarin (inhalado)
El sarin es uno de los gases nervioso más temibles, cientos de veces más tóxico que el
cianuro. Solo una olisqueadilla y te saldrá espuma por la boca, caerás en coma y
morirás. Sintetizada originalmente para su uso como pesticida, fue prohibida como arma
bélica en 1997.
5. Tetrodotoxina (ingerido)
Ubicado en los órganos del pez globo (la famosa delicatessen japonesa conocida por
fugu), la tetrodotoxina persiste incluso después de que el pez haya sido cocinado. Si se
consume la toxina, la parálisis y la muerte pueden sobrevenir en las siguientes seis
horas. Todos los años mueren hasta cinco japoneses a causa de una preparación
incorrecta del fugu.
7. Mercurio (inhalado)
Niveles bajos de mercurio no son especialmente tóxicos para los adultos. Sin embargo,
inhalar su vapor (el metal comienza a gasificarse a temperatura ambiente) ataca al
cerebro y a los pulmones, anulando el sistema nervioso central.
9. Amatoxina (ingerido)
Derivada del mortífero sombrerillo de una familia de setas, la amatoxina destruye el
hígado y riñones en cuestión de días. Permaneces consciente – sufriendo un
insoportable dolor – hasta que caes en coma y expiras.