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Autoretrato

Nicanor Parra

Considerad, muchachos,
Este gabán de fraile mendicante: ¡Para qué hemos nacido como hombres
Soy profesor en un liceo oscuro, Si nos dan una muerte de animales!
He perdido la voz haciendo clases. Por el exceso de trabajo, a veces
(Después de todo o nada Veo formas extrañas en el aire,
Hago cuarenta horas semanales). Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme! Observad estas manos
Y qué les sugieren estos zapatos de cura Y estas mejillas blancas de cadáver,
Que envejecieron sin arte ni parte. Estos escasos pelos que me quedan.
En materia de ojos, a tres metros ¡Estas negras arrugas infernales!
No reconozco ni a mi propia madre.
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
¿Qué me sucede? -¡Nada! Joven, lleno de bellos ideales
Me los he arruinado haciendo clases: Soñé fundiendo el cobre
La mala luz, el sol, Y limando las caras del diamante:
La venenosa luna miserable. Aquí me tienen hoy
Y todo ¡para qué! Detrás de este mesón inconfortable
Para ganar un pan imperdonable Embrutecido por el sonsonete
Duro como la cara del burgués De las quinientas horas semanales
Y con olor y con sabor a sangre.

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