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Note las dificultades y resistencias que surgen. ¿Por qué dejó de hacer este
ejercicio cuando lo hizo? ¿Estaba cansado? ¿Se quedó con la mente en
blanco y dejó de formar frases? ¿Se puso a fantasear o a deambular en
ensoñaciones? Si es así ¿A dónde tiende a ir? (Algunas personas
encuentran que es como si estuvieran en el pasado o en el futuro, sin darse
cuenta de que es aquí y ahora donde recuerdan el pasado o anticipan el
futuro).
Ejercicio 3: Concentración
En la concentración impuesta, “ponemos” atención donde sentimos que
“debemos” hacerlo, al mismo tiempo que distraemos la atención de otros
intereses; en la medida en que empleamos más y más energía en eliminar
“distracciones”, nos cansamos y aburrimos, fantaseamos o quedamos
absortos en un trance hipnótico.
Así, los dos obstáculos para el darse cuenta espontáneo son: las figuras
demasiado fijas y los fondos demasiado cargados. Entre más completo sea
el contacto entre usted y su entorno, y entre más honesto sea al expresar
sus sentimientos de deseo, aversión, frío, aburrimiento, rechazo,
admiración, etc., con las personas y cosas con las que usted se relaciona,
más posibilidades tendrá de darse cuenta de aquello que está escondido
(cargado y reprimido), intenciones opuestas que pueden resultar en ideas
fijas y juicios.
Ejercicio 4: Asimilación
La atención espontánea (más que la impuesta o dividida) está en contacto
con el entorno. Los objetos se vuelven simultáneamente más unificados,
pero también más detallados. En el siguiente ejercicio, mientras mantiene
el aquí y ahora como contexto, usted podrá poner su atención libremente
en un objeto. Considere un objeto ordinario, como una silla. Dese cuenta
que la silla es una cosa única. Hay otras sillas, pero no son esa cosa única.
Nómbrela, “silla”, y dese cuenta de que el objeto no es la palabra. La silla,
como objeto, es no verbal. Note los diversos componentes y detalles que
conforman su conjunto, tome en cuenta cómo permanecen unidos como
una estructura.
Ahora reflexione sobre otras cosas que usted asocia con esa silla. ¿Qué se
lleva con una silla? Tal vez una mesa, una comida o una persona cansada,
etc. Por último considere qué características tiene en común con otros
objetos, es decir, qué clasificaciones le pertenecen: muebles, objetos
artesanales, artículos de madera, escultura, cosas que se mantienen en pie,
objetos de cuatro patas, etc.
Ejercicio 5: Recordar
Los ejercicios anteriores están destinados a aumentar y mejorar su
contacto con el entorno. Usted y su medio ambiente, en conjunto (incluidas
otras personas), constituyen una manera de funcionar, un sistema de
interacción mutua. Al entrar en contacto con su entorno, como ser vivo
compuesto, usted entra en contacto con la realidad. De lo que la gente en
general apenas se da cuenta, es que el ver y oír son formas de búsqueda,
una extensión hacia lo que nos interesa y nos posibilita satisfacer nuestras
necesidades. El ser humano y el mundo que lo sustenta, deben estar en
íntimo contacto para crecer, desarrollarse y vivir, pero si la persona no se
atreve buscar y asumir la responsabilidad de establecer las relaciones
necesarias, debido a los miedos y temores adquiridos en experiencias
previas, entonces, dado a que son indispensables para el avance de la vida,
la iniciativa y la responsabilidad quedan en manos del entorno: los padres,
la sociedad, el gobierno o Dios. Estas instituciones “me aportan lo que
necesito” o “me obligan a hacer lo que es debido”.
Si usted tiene poca memoria visual, la habilidad de ver vívidamente con los
“ojos de la mente”, es probable que le haya sucedido porque construyó un
muro de palabras y pensamientos entre usted y su entorno. El mundo no se
puede experimentar genuinamente si no entramos en contacto con él lo
suficiente como para activar las abstracciones verbales previamente
adquiridas. El intelecto reprime la participación activa. Mientras tanto,
usted debe insistir como si en verdad estuviera visualizando. Es posible que
en la mayor parte de la experiencia usted sólo vea sombras de los eventos
que recuerda, pero de vez en cuando habrá destellos de visiones. Esta
resistencia se mantiene por la tensión de los músculos oculares, como
cuando miramos fijamente. Puede ayudar que se tape los ojos con las
palmas de las manos, a la vez que ve con ellos la profundidad de la
oscuridad.
Así que ahora recuerde la experiencia como antes, pero ahora integre
tantos sentidos como le sean posibles, no sólo lo que vio, sino también
lo que escuchó, olió, saboreó, tocó y sintió en sus movimientos, y dese
cuenta del tono emocional y los cambos de tono que sucedieron en esa
experiencia. ¿Prefiere evitar el recuerdo de alguna persona en particular?
¿La escena se mantiene estática o hay movimiento? ¿Hay drama en la
escena? ¿Sólo puede ver imágenes fugaces o puede continuar hasta ver los
detalles sin perder el panorama completo?
Si nota una discrepancia entre el concepto verbal del ser y el darse cuenta
que siente al ser, ahí hay una neurosis. Así que note la diferencia mientras
recorre de una parte a otra, y no se engañe pensando que siente más de lo
que en verdad siente. Vale la pena invertir muchas horas en este ejercicio
(en dosis moderadas). Es la base para disolver las tensiones musculares en
las que están ancladas las resistencias, y también es el medio para resolver
las enfermedades psicosomáticas.
En su mente, vuélvalo a vivir una y otra vez, en cada ocasión recobre más
detalles y profundidad del sentimiento; experiencias que conlleven una
fuerte carga emocional. ¿Cuál es la experiencia más aterradora que puede
recordar? Siéntala otra vez tal y como sucedió. Otra vez y otra vez. Utilice
el tiempo presente. Cuando aparezcan las palabras, repítalas en voz alta
una y otra vez, escúchese decirlas y sienta como las expresa. ¿En qué
ocasión sufrió la peor humillación? Vuelva a vivir esa experiencia en
repetidas ocasiones. Mientras lo hace, note si le sirve para recordar una
experiencia anterior del mismo tipo. Si es así, muévase hacia ésta y
trabájela en varias ocasiones.
Ejercicio 8: Verbalizar
Verbalizar significa “poner en palabras”. Verbalizar de forma saludable
comienza desde lo que no es verbal, como objetos, condiciones, el estado
de las cosas, y termina en la producción de efectos no verbales, tales como
sentimientos y acciones. Cuando uno teme el contacto con la realidad, con
personas de carne y hueso, y con las sensaciones y sentimientos en uno
mismo, las palabras se pueden interponer como una pantalla.
Tenga en cuenta que su forma de hablar es una parte de usted, pero hay
más que eso, la mayor parte no-verbal en usted es la que se da cuenta de
que se da cuenta. Cuando haya dominado la escucha interior, continúe al
paso definitivo: la producción de silencio interior. No confunda el silencio
interior con oscuridad, estar en trance, o el cese de la conciencia. Por el
contrario, sólo el habla es silencio; todo el resto del darse cuenta persiste,
con una mayor claridad.
Con frecuencia un niño sale perdiendo ante un hostil y más fuerte entorno.
Pero no somos niños. Somos más grandes, fuertes, y tenemos derechos
que le son negados a los niños. Seguramente en estas circunstancias, ¡vale
la pena hacer un intento por tomar de nuestro entorno aquello que
necesitamos!
Una vez que la persona descubre su actuar retroflexivo (ya que como
agresión en contra del ser, usualmente se encuentra disponible para el
darse cuenta) y gana control sobre este, el impulso bloqueado será
recuperado automáticamente. Entonces deberá expresarse y descargarse.
Sentimientos poco habituales y agresiones, pueden ser resucitados, la
persona podrá entonces aprender gradualmente a tolerarlos y utilizarlos de
manera constructiva, aunque también puede que se retraiga al estado de
no darse cuenta que le produce alivio. Pero no serán de utilidad hasta que
uno pueda darse cuenta de los propios impulsos agresivos y ponerlos en
una perspectiva constructiva.
Uno puede, para empezar, descubrir y aceptar el hecho de que “la toma
contra sí mismo”. Puede darse cuenta de las emociones de la parte
retroflexiva de su personalidad, con lo que emergerá el impulso subyacente
hacia afuera. Entonces podrá redirigirlo hacia una expresión sana, ya que lo
ha diferenciado y admitido para integrarlo a la parte más madura de su
personalidad. La retroflexión también incluye lo que uno necesitaba de
otros pero no lo logró conseguir; con el resultado de que ahora, aquello que
necesita de parte de otros, puede dárselo a sí mismo. Esto puede incluir
atención, amor, lástima, castigo o las otras necesidades interpersonales
que no pueden ser realistamente gratificadas por uno mismo.
Trate de entender con claridad que cuando “se pregunta” algo, se pegunta
de manera retroflexiva. Usted no sabe la respuesta o no tendría que
hacerse la pregunta. ¿Quién sabe en su entorno, o siente que debería
saber? Si identifica a esa persona, ¿puede darse cuenta de la necesidad de
preguntarle? ¿Qué lo detiene a hacerlo? ¿Es por timidez, miedo o rechazo,
renuencia a admitir su ignorancia?
Cuando se “consulta a sí mismo” acerca de algo, ¿puede darse cuenta de su
motivo? Esto puede ser un juego, una burla, una consolación, o hacer un
reproche. ¿Por quién se está sustituyendo?
Considere el auto reproche como culpa fingida. ¿A quién le está haciendo
ese reproche? ¿A quién quiere reformar o criticar? ¿En quién quiere
despertar la culpa que usted pretende producir en sí mismo?
Poco a poco empezará a ver el papel que desempeña en su relaciones
interpersonales, y ver cómo es que los demás lo ven. Si usted siempre está
haciéndose las demandas, usted también está, implícita o explícitamente,
exigiendo a los demás, y esta es la manera en que es visto por ellos. Si se
siente enojado consigo mismo, usted se sentirá enojado incluso con la
mosca en la pared. Al ser la “persona-le-que-dice-siempre-que-sí” a todos
los demás, retroflectamos el negativo y nos decimos “No” a nosotros
mismos; a aquello que nos es importante. En la represión retroflexiva, uno
se desvincula de la conducta reprimida y se identifica con la conducta
represiva. Dado a que esto se hace de forma desconsiderada, por motivos
racionalizados, no se dará cuenta de la conducta reprimida y esta se
continuará manifestando. Debe darse cuenta y aceptarla antes de que se
convierta en agresión, que si es racional y saludable, el reproche puede
convertirse en acercamiento.