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En nuestra opinión, las frágiles Los bonos High Yield (o de alto rendimiento) lideraron los mercados
financieros mundiales en el potente rebote de la crisis de crédito, resultando
condiciones económicas
en rentabilidades récords en el 2009 para los inversores situados en este tramo
actuales suponen la posibilidad de mayor riesgo del mercado de renta fija. La recuperación ha dado paso a
de llegar a una situación ideal unas ganancias más tímidas en el 2010 en todas las clases de activos, que
en la inversión en high yield se enfrentan a nuevos retos a medida que la economía mundial se recupera.
Hasta el momento, el mercado high yield ha respondido a dichos retos con
(alto rendimiento), motivando a
fuertes rentabilidades y nuevas emisiones sólidas.
comprender las características
de este tipo de activo, entender Para los inversores que se plantean adquirir o continuar invirtiendo en activos high
el valor que sigue ofreciendo. yield, la cuestión fundamental radica en que el panorama actual de moderación de la
economía mundial se ajusta más a este tipo de activos de lo que muchos consideran.
Mientras que la renta variable prospera en periodos de fuerte crecimiento y la deuda
pública obtiene mejores resultados en épocas de recesión, los bonos empresariales
suelen proporcionar un mayor rendimiento que otros tipos de activos en periodos de
crecimiento económico moderado.
Los mismos factores que sostienen dicho panorama de crecimiento moderado son
los que sustentan el mercado high yield. Históricamente, los tipos de interés bajos
(que probablemente continúen mientras que las principales economías se recuperen)
favorecen la demanda de activos high yield, ya que los inversores quieren obtener
mayores rentabilidades. Asimismo, tanto los indicadores de mejora del sector
empresarial, como la presencia de balances más sólidos y de cuentas de resultados por
regla general más favorables, añaden atractivo a la deuda empresarial.
El mercado high yield está compuesto de deuda que emiten empresas con baja
calificación crediticia con el fin de llevar a cabo fusiones o adquisiciones (conocidas como
leveraged buyouts, LBO o compras con apalancamiento) o de satisfacer necesidades
de ampliación de capital. No obstante, en los dos años transcurridos desde la crisis de
crédito se ha producido un desplazamiento masivo hacia la refinanciación de la deuda
existente, ya que las empresas se han beneficiado del entorno de tipos de interés bajos,
y ha reaparecido la demanda de rentabilidad por parte de los inversores, para afianzar un
método de financiación comparativamente barato.
PARA USO EXCLUSIVO DE INVERSORES PROFESIONALES. NO DESTINADO PARA SU DISTRIBUCIÓN AL PÚBLICO EN GENERAL.
El atractivo del high yield De hecho, tras haber desaparecido casi por completo en el punto álgido de la crisis en el
año 2008, el mercado high yield ha reanudado su actividad con mayor intensidad. Según
se resume en tres factores
la información proporcionada por Bloomberg, a mediados de septiembre la emisión
fundamentales. El primero, correspondiente al presente año había superado ya el récord obtenido en el 2009,
y más obvio, es un mayor alcanzando los 208.300 millones de dólares estadounidenses. En total, la asociación
Securities Industry and Financial Markets Association calcula que a lo largo de este año
potencial de ingresos para
el volumen de bonos high yield en todo el mundo será superior a 1,2 billones de dólares
los inversores. estadounidenses. Aunque la mayor parte del mercado se encuentra en Estados Unidos,
donde el high yield lleva negociándose desde finales de la década de 1970, los jóvenes
mercados europeos han experimentado un enorme crecimiento.
Técnicamente, los activos high yield comprenden alrededor del 20% del mercado
mundial de bonos empresariales con una calificación inferior a grado de inversión por
parte de las principales agencias de calificación (con una calificación BB o inferior por
parte de Standard & Poor’s o calificación Ba o inferior por parte de Moody’s Investors
Service). Con el fin de compensar su menor calidad crediticia, los bonos high yield
pagan a los inversores unos cupones más altos que los bonos empresariales de gran
calidad y la deuda pública. El importe del cupón depende en gran parte del riesgo
de impago percibido de los bonos. Las agencias de calificación crediticia basan su
clasificación en factores tales como el riesgo empresarial de las empresas emisoras,
el importe de deuda que recogen sus balances y el lugar que ocupan los bonos en la
estructura de capital de la empresa, lo que determina la prioridad de pago del principal.
No obstante, no toda la deuda high yield comenzó así. Alrededor del 20% del mercado
lo componen los “ángeles caídos”, empresas emisoras de deuda que perdieron la
calificación de grado de inversión como consecuencia de una fusión, LBO o por sus
malos resultados.
El potencial de ingresos en high yield viene dado por los cupones más altos que ofrece
en relación con los demás activos de deuda y por su amplio margen de aumento de
precios. En la actualidad, los bonos high yield pagan alrededor del 4,81% más que los
bonos de grado de inversión, para compensar un mayor riesgo de impago percibido.
Pero además, si la empresa emisora hace frente al pago de la deuda, los bonos high
yield tienen muchas posibilidades de aumentar su valor. Todo lo que suponga una
buena noticia para la empresa emisora, como el aumento de su calificación, unas
cuentas de resultados más favorables de lo previsto, cambios en la gestión o nuevos
productos, pueden provocar un aumento en los precios. Asimismo, en el ámbito del
mercado, la deuda high yield puede verse beneficiada por el aumento de la propensión
al riesgo de los inversores, independientemente de que ello se deba al aumento de
confianza en la economía o al aumento de la demanda de activos high yield en un
entorno de tipos de interés bajos.
El gráfico desglosa los componentes de la rentabilidad obtenida por las inversiones high yield. El cupón de los bonos
high yield proporciona una fuente de ingresos anual, independiente de la dirección del mercado. No obstante, las
fluctuaciones en el precio de los bonos, que pueden afectar a un bono en concreto o venir dadas por los movimientos
generales del mercado, pueden ampliar o reducir dicho ingreso. Las rentabilidades correspondientes al pasado año
presentaron una combinación muy favorable de ambos componentes.
El alto rendimiento también sirve a los inversores para diversificar el riesgo de sus
carteras. Los bonos high yield tienen una baja correlación con la renta variable y con
la deuda pública, lo que significa que su evolución es independiente de dichos tipos
de activos. Aunque la correlación entre la deuda high yield y la renta variable aumenta
en algunas ocasiones, el high yield es menos sensible a las noticias de carácter
económico. Los principales motores de la rentabilidad del high yield son propios de
este tipo de activo, como el estado de los balances o el alcance del la negociación
activa de sus bonos.
Los créditos más inestables fueron las primeras víctimas de la crisis, ya que las
empresas de baja calificación crediticia que se habían endeudado fuertemente en los
años anteriores, caracterizados por tipos de interés bajos y por la gran demanda de los
inversores, fueron incapaces de acceder a los mercados de capital. Los periodos de
confusión de los mercados financieros suelen afectar en mayor medida a los activos
de riesgo, ya que los inversores prefieren invertir en activos más conservadores, como
la deuda pública, que ofrece una mayor protección del principal y una rentabilidad más
estable. A mediados del 2007 se produjo un éxodo de los inversores en high yield
que se prolongó hasta principios del año 2009, lo que hizo que el precio de los bonos
se redujera bruscamente y los costes de endeudamiento de los emisores alcanzaran
máximos históricos, provocando la congelación del mercado.
Este tipo de diversificación continúa siendo tan importante como siempre, ya que los
mercados financieros están respondiendo a las últimas amenazas a las que se enfrenta
el crecimiento mundial: cargas de deuda insostenibles y austeridad fiscal en los
gobiernos de los países desarrollados, e incertidumbre sobre el efecto que tendrán las
inminentes reformas regulatorias sobre las instituciones financieras en unos mercados
aún débiles. En este entorno, el sector empresarial cuenta con una ventaja particular, ya
que muchas empresas, sobre todo estadounidenses, pueden presumir de contar con
reservas de efectivo sólidas y unos resultados mucho mejores.
Asimismo, el éxito obtenido por los emisores de high yield en el acceso a los mercados
desde la crisis es una buena señal para este tipo de activo en los años venideros.
Entre las principales amenazas a las que se enfrentó el mercado destacaba la enorme
deuda que las empresas emisoras tuvieron que refinanciar. A pesar de la fuerte
tendencia a la reducción de deuda (desapalancamiento) observada desde la crisis, las
empresas emisoras de high yield tienen que hacer frente a enormes necesidades de
financiación en los próximos cinco años, hasta alcanzar los 500.000 millones de dólares
estadounidenses en el año 2014. El récord de emisiones producidas este año implica
que las empresas emisoras han avanzado mucho para satisfacer dichas necesidades, y
a un precio comparativamente razonable.
120
80
40
0
2005 2006 2007 2008 2009 2010
desde inicio
del año
Históricamente, las empresas han utilizado la mayor parte de los beneficios obtenidos por la emisión de deuda
high yield para financiar fusiones y compras con apalancamiento. Este equilibrio ha cambiado drásticamente:
el uso más popular que se le ha dado a la gran emisión de high yield desde la crisis de crédito ha sido la
refinanciación de la deuda.
Esta obtención de fondos no habría resultado posible sin la fuerte demanda de los
inversores. Dicha demanda, motivada en un principio por la necesidad de obtener
beneficios en un año desastroso para los mercados financieros, sigue existiendo como
consecuencia de la escasez de oportunidades de rentabilidad que ofrecen otros activos.
La rentabilidad de los instrumentos más conservadores de renta fija, tales como los
bonos del Tesoro y algunos bonos de grado de inversión, sigue vinculada a los tipos de
interés excepcionalmente bajos que están presentes en las principales economías del
mundo y que previsiblemente continuarán en el futuro.
Tras haber superado los movimientos más bruscos del rebote de los mercados de
crédito, los inversores se esfuerzan por ajustarse a lo que podría convertirse en un
largo periodo de tímida recuperación económica. Pero el entorno actual de crecimiento
moderado y de tipos de interés históricamente bajos, junto con el fortalecimiento de los
beneficios empresariales, hacen que la inversión en high yield resulte atractiva para los
inversores que tengan la capacidad de analizar sus posibilidades de inversión en este
activo tan diverso. Es posible que el boom de los mercados haya pasado, pero en el
actual entorno de incertidumbre el high yield tiene más cosas que ofrecer.
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