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EL DEBATE EN TORNO A LOS LÍMITES

AL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL


2
CUADERNOS SOBRE

Nº 9 - Nov. 2014

EL DEBATE EN TORNO
A LOS LÍMITES AL
RECURSO DE AGRAVIO
CONSTITUCIONAL

Escriben:
Samuel B. Abad Yupanqui
Luis Castillo Córdova
Eloy Espinosa-Saldaña Barrera
César Landa Arroyo
Mario Hernández Ramos
Pedro P. Grández Castro
(Coordinador)

Lima - 2014
CUADERNOS SOBRE

Directores
Luis Castillo Córdova
Pedro P. Grández Castro

EL DEBATE EN TORNO A LOS LIMITES AL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL


Samuel B. Abad Yupanqui, Luis Castillo Córdova, Eloy Espinosa-Saldaña Barrera,
César Landa Arroyo, Mario Hernández Ramos, Pedro P. Grández Castro (Coordinador)

Cuadernos sobre Jurisprudencia Constitucional - N° 9


Primera edición, diciembre de 2014

Queda prohibida la reproducción total o parcial de


esta obra sin el consentimiento expreso de su autor.

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Diagramación:
Adriana J. Mallqui Luzquiños

Hecho el Depósito Legal en la BiblioteCa Nacional del Perú N.º 2014-19198

ISBN: 978-612-4218-20-0

Tiraje: 500 ejemplares

Impreso en el Perú Printed in Peru


Contenido

Presentación ............................................................................... 7
Pedro P. Grández Castro

El acceso al Tribunal Constitucional a través del recurso


de agravio constitucional. Un balance necesario:
diez años después..................................................................... 11
Samuel B. Abad Yupanqui

Corsi e ricorsi del certiorari constitucional.............................. 41


César Landa Arroyo

Acerca de la constitucionalidad material de las causales


que habilitan el rechazo sin más trámite del recurso
de agravio constitucional......................................................... 71
Luis Castillo Córdova

Notas sobre el precedente “Vásquez Romero”,


su finalidad, el contexto de su configuración
y sus alcances (STC 00987-2014-PA/TC)............................. 103
Eloy Espinosa-Saldaña Barrera

La autodeterminación del Tribunal en la admisión


del recurso de agravio: notas al caso Francisca
Vásquez Romero (STC 00987-2014-PA/TC)....................... 133
Pedro P. Grández Castro
6 CONTENIDO

Incertidumbre jurídica del recurrente en amparo


en España. La mejorable interpretación del Tribunal
Constitucional español del nuevo trámite de admisión.......... 155
Mario Hernández Ramos

ANEXOS

Anexo 1: El precedente sobre el RAC y sus aplicaciones......... 173

Anexo 2: El caso Sánchez Lagomarcino...................................... 193

Anexo 3: La reforma del recurso de amparo en España y su


desarrollo en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional...... 225
Presentación

E
n enero del año 2006, en pleno auge de la justicia Constitu-
cional, que había logrado hitos importantes en los primeros
años de la transición democrática, lanzamos junto con Edgar
Carpio Marcos y mientras desempeñábamos nuestra labor como
asesores del Tribunal Constitucional, la primera revista peruana
que recogía el íntegro de la producción jurisprudencial del Tri-
bunal Constitucional1.
Con un pequeño equipo de editores jóvenes, entre los que
destacaron Juan Manuel Sosa, César Zarzosa y Oscar Sumar, la
revista logró pronto un inusitado interés entre abogados, jueces
y profesionales del Derecho en general.
Para el año 2007 y, ante el éxito de la publicación mensual,
la editorial nos encomendó, como parte de la suscripción que
ofrecía, la elaboración de una publicación monográfica sobre te-
mas puntuales de la Jurisprudencia. Así surgió los Cuadernos de
Análisis y Crítica a la Jurisprudencia Constitucional, que a la fecha
tiene publicados ocho números y que ha sobrevivido a la pro-
pia Revista mensual con la que se ofrecía. En efecto, Palestra del
Tribunal Constitucional, luego de haberse publicado durante tres
años (36 números) dejó de imprimirse en el año 2009, entre otras
razones, por la pérdida de calidad de las decisiones del máximo
Tribunal, que había entrado en un franco retroceso en sus líneas
fundamentales.

1
Palestra del Tribunal Constitucional, Palestra editores, Lima, año
1, nº 1, enero de 2006
8 PEDRO P. GRÁNDEZ CASTRO

El proyecto de una publicación que, sin ser mensual, aliente el debate


sobre algunas de las decisiones mas relevantes del Tribunal, si bien había
perdido el impulso inicial no se había desactivado y los ocho números que
lleva publicados, todos ellos agotados, dan cuenta no solo de los temas mas
relevantes que ha ido abordando la jurisprudencia constitucional en los ulti-
mos años, sino que constituye también un buen archivo documental sobre el
nivel de análisis y desarrollo del Derecho Constitucional en su relación con
la Jurisprudencia. No debe olvidarse el rol que corresponde a los profesores
y especialistas del Derecho Constitucional en el propio desarrollo de la Juris-
prudencia. Siempre que haya posibilidad de una academia crítica y que no
sucumba ante los argumentos del Tribunal, la autonomía del propio Derecho
Constitucional estará a mejor recaudo en una época en que nuestra disciplina
suele detenerse, a veces en demasía en la jurisprudencia, desatendiendo mu-
chas veces los temas clásicos, aunque también los nuevos temas que muchas
veces no llegan a los Tribunales.
La renovación en la composición del Tribunal y las esperanzas que ello
despierta, ha motivado este nuevo impulso de nuestro proyecto editorial. En
esta nueva etapa, quisiera agradecer el poder contar con la compañía de uno
de los constitucionalistas mas serios y comprometidos con el desarrollo de la
investigación y estudio del Derecho Constitucional en nuestro país; me refiero
al Profesor Luis Castillo Córdova, actual Decano de la Universidad de Piura,
quien ha colocado el debate constitucional en un sitial en el que, con seguridad,
no ha estado antes en nuestro país.
Por otro lado, nos alegra que este nuevo número que inaugura una nueva
época de nuestros Cuadernos, esté dedicado al primer precedente del nuevo
Tribunal Constitucional, que ha puesto de nuevo en el debate, la posibilidad
(necesidad) de delimitar mejor las competencias del Tribunal Constitucional a
través del Recurso de Agravio, con miras a optimizar la tutela de los derechos,
convirtiendo al Tribunal en un órgano jurisdiccional para cuestiones de auténtico
Derecho Constitucional que, no debe ni puede, dedicar sus esfuerzos a asuntos
que bien pueden ser atendidos por otros órganos de la jurisdicción ordinaria.
Este es un debate relevante en el que el Tribunal no puede caminar solo.
Aun cuando las pautas los ha venido marcando la jurisprudencia constitucio-
nal, las cuestiones relativas al acceso al máximo Tribunal, incluso tomando en
cuenta dicha Jurisprudencia que no ha sido uniforme al respecto, muestran
la necesidad de una Reforma Constitucional mas amplia que permita un ver-
dadero reposicionamiento del Tribunal Constitucional a partir de su rol en la
tutela de los derechos y en la interpretación de la Constitución.
Este volumen quiere acompañar ese debate. Las contribuciones que
se recogen dan cuenta, por otro lado, de un interés compartido de los mas
distinguidos profesores de Derecho Constitucional en torno a la necesidad
de consolidar la presencia del Tribunal como garante último de los derechos
PRESENTACIÓN 9

y de la interpretación de la Constitución. Quiero agradecer a todos ellos por


haber atendido nuestra invitación. Cada una de sus valiosas contribuciones
aporta un especial punto de vista, que sin duda contribuirá al desarrollo de
las pautas, que el Tribunal anuncia en el precedente Vasquez Romero.
Finalmente, se incluye también como anexos en esta publicación, además
del precedente que motiva estos comentarios, algunas de las primeras decisio-
nes en las que el Tribunal invoca el precedente al rechazar el RAC. También
hemos creído de interés, anexar las Reformas a la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional Español y algunas decisiones que lo interpretan, en la medida
que el Precedente Vásquez Romero, parece apoyarse en sus aspectos medula-
res, en la reforma al Recurso Constitucional de Amparo español del año 2007.

Lima, noviembre de 2014

Pedro P. Grández Castro


Coordinador
El acceso al Tribunal Constitucional
a través del recurso de agravio
constitucional. Un balance necesario:
diez años después
Samuel B. Abad Yupanqui

SUMARIO: I. EL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL. EL DISEÑO


ORIGINAL.- II. LAS MODIFICACIONES Y AMPLIACIONES INTRODUCI-
DAS POR EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL A LOS PRESUPUESTOS DEL
RAC.- 2.1. RAC contra sentencias estimatorias de segundo grado que no respetan
los precedentes del TC. Su cambio posterior.- 2.2 RAC a favor del cumplimiento de
las sentencias estimatorias dictadas por el TC.- 2.3 RAC a favor del cumplimiento de
las sentencias estimatorias dictadas por el Poder Judicial.- 2.4 Recurso de apelación
por salto a favor de la ejecución de una sentencia estimatoria del TC: una reforma al
procedimiento que elimina un grado.- 2.5 RAC veri cador de la homogeneidad del
acto lesivo.- 2.6 RAC excepcional contra una sentencia estimatoria: trá co ilícito
de drogas, crimen organizado transnacional y terrorismo.- 2.7 Rocedencia del RAC
cuando se declara la nulidad de actuados en segunda instancia.- 2.9 Un RAC “ex-
traño”: para ejecutar en un proceso civil los fundamentos jurídicos de una sentencia
desestimatoria del TC. Errores del pasado.- 2.10 La nueva conformación del TC y la
reforma del RAC: ¿“objetivando” los procesos de tutela de derechos?.- 2.10. 2 Los
motivos de impugnación jados en el precedente “Francisca Vásquez Romero”. Sus
posibles antecedentes.- 2.10.3 Examinando sus alcances. ¿Cuál es la nalidad de la
reforma?.- III. REFLEXIONES FINALES.

D
esde la vigencia de la Constitución de 1979, que introdujo al
Tribunal Constitucional (TC) —con el nombre de Tribunal
de Garantías Constitucionales—, se ha venido debatiendo
sobre cuál debería ser la forma más adecuada para acceder al TC
a n de tutelar los derechos fundamentales de las personas.
12 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

En la experiencia comparada existen diversas modalidades. Un acceso


directo y en única instancia, como sucede en España cuando se trata del “recurso
de amparo” contra sentencias judiciales. El acceso discrecional a semejanza del
“writ of certiorari”1 norteamericano, como ocurre en la Corte Constitucional de
Colombia, luego que la tutela o amparo ha sido vista por el Poder Judicial. Un
acceso que resalta la dimensión objetiva del amparo y que otorga un margen
de discrecionalidad al TC para de nir qué casos conoce, como lo dispone la
Ley Orgánica (LO) 6/2007, de 24 de mayo, que modi có la LOTC española2.
Y, nalmente, el acceso a través de un recurso con causales tasadas. ¿Qué
modelo habrá seguido nuestro país?
Durante la vigencia de la Constitución de 1979, la vía de acceso al TC era
el recurso de casación contra las resoluciones denegatorias recaídas en los
procesos de tutela de derechos (hábeas corpus y amparo), que luego, con la
Constitución de 1993, fue reemplazada por el denominado “recurso extraordi-
nario”. En la actualidad, el acceso se efectúa a través del “recurso de agravio
constitucional” (RAC), bautizado así por el Código Procesal Constitucional,
vigente desde el 01 de diciembre del año 2004.
Sin embargo, el TC a través de su jurisprudencia ha ido precisando, de-
sarrollando y “creando” una nueva forma de entender los alcances del RAC
para de nir en qué casos debe ser viable. En varias ocasiones con una afán
claramente tuitivo y, en otras, con la nalidad de utilizarlo para imponer su
criterio sobre lo dispuesto por el Poder Judicial.
De ahí que después de diez años de vigencia del Código Procesal Cons-
titucional, resulte relevante hacer un balance y evaluación de este desarrollo
jurisprudencial que ha conducido a que el TC se haya convertido en el ver-
dadero diseñador del RAC. Ello le ha permitido de nir en qué ocasiones los
procesos constitucionales de tutela de derechos resueltos por el Poder Judicial
deben ser revisados por él. El RAC ¿será un recurso desarrollado por la ley —es
decir, por el Código Procesal Constitucional— o, más bien, se ha convertido
en un instrumento en manos del TC que le permite determinar cuándo puede
conocer un caso, acercándose al writ of certiorari? El tema resulta de especial
actualidad, pues el primer precedente establecido por la nueva conformación
del TC se ha referido, precisamente, al RAC. En las próximas líneas desarro-
llaremos estas ideas. Veamos.

1
aHumada ruiz, María Ángeles, “El certiorari, ejercicio discrecional de la jurisdicción de
apelación por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos”, Revista Española de Derecho
Constitucional, Madrid: CEC, N° 41, 1994, p. 111.
2
El artículo 50 1, b) de la LOTC dispone que el amparo sólo será admitido cuando: “el
contenido del recurso justi que una decisión sobre el fondo por parte del Tribunal Constitucional
en razón de su especial trascendencia constitucional, que se apreciará atendiendo a su importancia
para la interpretación de la Constitución, para su aplicación o para su general e cacia, y para
la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales”.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 13

I. EL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL. EL DISEÑO ORI-


GINAL
De acuerdo, con lo dispuesto por el artículo 202 inciso 2) de la Constitu-
ción de 1993:

“Corresponde al Tribunal Constitucional:


(…)
2) Conocer, en última y de nitiva instancia, las resoluciones denegatorias de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y acción de cumplimiento”.

Se trata de una norma similar a la prevista por la Constitución de 1979


(artículo 298. 23) que sólo permitía el acceso al Tribunal de Garantías Constitu-
cionales (TGC) en casación contra las resoluciones denegatorias dictadas por
el Poder Judicial en los procesos de hábeas corpus y amparo4. De esta manera,
el TGC conocía en casación las resoluciones que declaraban infundada o im-
procedente una demanda. Este mismo criterio fue mantenido por el artículo
202 inciso 2) de la Constitución vigente, aunque eliminándose la casación. En
consecuencia, si el demandante obtenía una sentencia favorable (fundada)
a nivel del Poder Judicial la misma adquiría carácter de cosa juzgada y ya
no podía ser objeto de recurso alguno ante el TC. De ahí que el recurso para
acceder al TC estaba diseñado a favor del demandante y no del demandado.
La primera Ley Orgánica del TC, Ley N° 26435, dictada durante la vigen-
cia de la Constitución de 1993, denominó a este mecanismo de acceso al TC
“recurso extraordinario” rati cando que sólo procedía contra las resoluciones
denegatorias de las acciones de hábeas corpus, amparo, hábeas data y acción
de cumplimiento. Posteriormente, el Código Procesal Constitucional reguló
íntegramente los procesos constitucionales en un solo cuerpo normativo.
El artículo 18 del citado Código desarrolló la expresión “resolución denega-
toria” señalando que si la resolución de segundo grado, es decir, aquella dictada
por la Sala Civil de la Corte Superior, declara improcedente o infundada la
demanda, podrá interponerse “recurso de agravio constitucional” (RAC).

3
“Artículo 298.- El Tribunal de Garantías tiene jurisdicción en todo el territorio de la República.
Es competente para:
(…)
2.- Conocer en casación las resoluciones denegatorias de la acción de habeas corpus y la
acción de amparo agotada la vía judicial”.
4
Así se sustentó durante el debate constitucional por el constituyente Javier Valle Riestra
quien propuso la introducción del Tribunal de Garantías Constitucionales al señalar
que “Quiere decir que sólo se llegaría al Tribunal Constitucional en el caso que el Poder Judicial
denegase el amparo o el hábeas corpus”. COMISIÓN PRINCIPAL DE CONSTITUCIÓN
DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE 1978-1979, “Diario de los Debates”, Tomo V,
Lima, p. 177.
14 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

“Artículo 18.- Recurso de agravio constitucional


Contra la resolución de segundo grado que declara infundada o improcedente la
demanda, procede recurso de agravio constitucional ante el Tribunal Constitucional,
dentro del plazo de diez días contados desde el día siguiente de noti cada la resolución.
Concedido el recurso, el Presidente de la Sala remite al Tribunal Constitucional el
expediente dentro del plazo máximo de tres días, más el término de la distancia,
bajo responsabilidad”.

Si la resolución era estimatoria o fundada no procedía el citado recurso.


En consecuencia, la resolución denegatoria era aquella que declaraba infun-
dada o improcedente la demanda. Por tanto, el RAC era un recurso a favor
del demandante. No del demandado.
En caso que el Poder Judicial rechace el RAC interpuesto, puede presen-
tarse una queja por denegatoria del citado recurso dentro del plazo de cinco
días ante el TC el cual de nirá si lo concede o no (artículo 19). El TC dentro
del plazo máximo establecido por la ley resolverá en último grado el recurso
interpuesto (artículo 20 del Código Procesal Constitucional). Además, se
dispone que contra la sentencia del TC no cabe recurso alguno agotándose
la jurisdicción interna y, por tanto, habilitándose el acceso a los organismos
internacionales de protección de derechos humanos.
La anterior Ley Orgánica del TC denominó al RAC “recurso extraordi-
nario” lo cual no resultaba lo más adecuado. Y es que los recurso s pued en
clasi carse en ordinarios y extraordinarios, estos últimos se denominan de
tal manera por ser excepcionales. Así por ejemplo, la apelación sería un
recurso ordinario mientras que la casación uno extraordinario5. Por ello,
denominar al recurso ante el TC como “extraordinario” aludía al género sin
identi car su particularidad. De ahí que el Código Proce sal Constitucion al
haya decidido denominar a este medio impugnatorio como “recurso de
agravi o constitucional”.
En síntesis, y siguiendo la clasi cación de Véscovi6 sobre los presupues-
tos de la impugnación, podemos identi car los presupuestos del RAC en su
versión original, en los términos siguientes:
a) Presupuestos subjetivos: partes y agravio. El sujeto legitimado es la
parte demandante. El RAC no fue diseñado a favor del demandado. La
nalidad de este recurso extraordinario es dotar a quien alega la amenaza
o afectación de sus derechos fundamentales de un medio impugnativo
que le permita acceder al TC para encontrar aquella tutela que el Poder

5
monroY Gálvez, Juan, “Los medios impugnatorios en el Código Procesal Civil”, en La
formación del proceso civil peruano. Escritos reunidos, Lima: Comunidad, 2003, p. 201.
6
vesCovi, Enrique, Los recursos judiciales y demás medios impugnativos en Iberoamérica,
Buenos Ares: Depalma, 1988, pp. 219-220.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 15

Judicial no le otorgó. Podrá discutirse conceptualmente si ello garantiza


una igualdad de armas entre las partes, pero estamos ante el diseño
previsto por la Constitución. El agravio que produce al demandante la
resolución que se recurre, en tanto presupuesto del recurso, y que debe
fundamentarse forma parte del propio nombre del RAC: recurso de
“agravio” constitucional.
b) Presupuestos objetivos: motivos de la impugnación, acto impugnable
y plazo. Ni la Constitución ni el Código señalan cuáles son los moti-
vos que justi can acudir al RAC. Se limitan a señalar que se trata de
una “resolución denegatoria”, entendiendo que es aquell a que declara
infundada o improcedente la demanda. Precisamente, el acto im-
pugnable es la mencionada “resolución denegatoria”. Ella puede ser
una sentencia o un auto, por ejemplo, que rechaza liminarmente la
demanda. Además, el Código establece un plazo máximo y perentorio
para s u interposición de diez días contados a partir del día siguiente de
noti cada la resolución.
Estos presupuestos originales, subjetivos y objetivos, han ido variando a
partir de la jurisprudencia del TC. Incluso, en alguna sentencia, consideró que
el plazo máximo de diez días —presupuesto objetivo de carácter formal— no
se aplicaba al caso que conoció (STC N° 2748-2010-HC F. J. 15), criterio que
luego tuvo que ser cambiado.

II. LAS MODIFICACIONES Y AMPLIACIONES INTRODUCIDAS POR EL


TRIBUNAL CONSTITUCIONAL A LOS PRESUPUESTOS DEL RAC
El TC a través de su jurisprudencia ha ido precisando los alcances del
RAC, al cual ha cali cado como una “forma de protección superlativa de derechos
fundamentales”(STC N° 02877-2005-HC, F. J. 11). Dicho precedente estableció los
supuestos en los cuales debía proceder, es decir, los “motivos de la impugnación”.
Consideró que “Aparte de los requisitos formales para su interposición, se requerirá
que el RAC planteado esté directamente relacionado con el ámbito constitucionalmente
protegido de un derecho fundamental; que no sea mani estamente infundado; y que
no esté inmerso en una causal de negativa de tutela claramente establecida por el
TC.”(STC N° 2877-2005-PHC/TC, F. J. 31). Estos motivos de impugnación se
plasmaron en una reforma al artículo 11 del Reglamento Normativo del TC,
efectuada a través de la Resolución N° 031-2006-P/TC publicada en el diario
o cial el 02 de marzo del 2006.
Asimismo, ha desarrollado diversos criterios que h an ido modi cando
los presupuestos del RAC para poder revisar determinadas resoluciones
dictadas por el Poder Judicial. De esta manera, en los últimos años el TC
ha ido precisando los supuestos de procedencia del RAC para permitir el
acceso en casos no previstos expresamente ni por la Constitución ni por la
ley. Veamos.
16 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

2.1. RAC contra sentencias estimatorias de segundo grado que no res-


petan los precedentes del TC. Su cambio posterior.
El TC, en la sentencia recaída en el Exp. N° 4853-2004-AA/TC, F. J. 40,
amplió los alcances del RAC al considerar que también era viable cuando
una resolución estimatoria desconocía en forma mani esta un precedente
del Tribunal. En tal ocasión introdujo un nuevo supuesto de “procedencia del
recurso de agravio tratándose de una sentencia estimatoria de segundo grado” y jó
las siguientes reglas con carácter de precedente vinculante:

“A) Regla procesal: El órgano judicial correspondiente deberá admitir de manera


excepcional, vía recurso de agravio constitucional, la revisión por parte de este
colegiado de una decisión estimatoria de segundo grado cuando se pueda alegar, de
manera irrefutable, que tal decisión ha sido dictada sin tomar en cuenta un precedente
constitucional vinculante emitido por este colegiado en el marco de las competencias
que establece el artículo VII del C. P. Const. En cualquier caso, el Tribunal tiene
habilitada su competencia, ante la negativa del órgano judicial, a través del recurso
de queja a que se contrae el artículo 19 del Código Procesal Constitucional.
B) Regla sustancial: El recurso de agravio a favor del precedente tiene como
nalidad restablecer la violación del orden jurídico constitucional producido a
consecuencia de una sentencia estimatoria de segundo grado en el trámite de un
proceso constitucional. El recurso puede ser interpuesto por la parte interesada o
por un tercero afectado directamente y que no haya participado del proceso, sea
por no haber sido emplazado o porque, tras solicitar su incorporación, le haya sido
denegada por el órgano judicial respectivo. El Tribunal resuelve en instancia nal
restableciendo el orden constitucional que haya resultado violado con la decisión
judicial y pronunciándose sobre el fondo de los derechos reclamados”.

La interpretación asumida por los magistrados del TC7, contradecía lo dis-


puesto por el artículo 18 del Código Procesal Constitucional que desarrollaba
lo previsto por la Constitución y que sólo admitía su procedencia contra las
resoluciones desestimatorias. A través de dicho criterio se había modi cado
uno de los "presupuestos subjetivos" del RAC: el demandado podía presentar
un RAC si la resolución recurrida desconocía un precedente del TC. Con ello
se pretendía que los precedentes sean respetados por el Poder Judicial. La
realidad venía demostrando que en diversas ocasiones ello no sucedía. Sin
embargo, posteriormente la conformación del TC cambió y varió de criterio
dejando sin efecto el citado precedente en el caso “Provías Nacional” (STC N°
03908-2007-AA/TC). En tal ocasión, dispuso “DEJAR SIN EFECTO el precedente
establecido en el fundamento 40 de la STC 04853-2004-PA/TC, que estableció las
reglas vinculantes del recurso de agravio constitucional a favor del precedente”. Es

7
Los magistrados que votaron esta sentencia fueron Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen,
Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 17

decir, en la actualidad no procede esta modalidad del RAC. De esta manera,


sostuvo (FJ 6) que:

“a. En la praxis judicial no existía interpretaciones contradictorias del inciso 2) del


artículo 202° de la Constitución, ni del artículo 18° del Código Procesal Constitu-
cional, pues de manera clara y legítima el constituyente y el legislador determinaron
que la expresión “resoluciones denegatorias” hace referencia a las resoluciones de
segundo grado que declaran infundada o improcedente la demanda sea de hábeas
corpus, amparo, hábeas data o cumplimiento. Por ello, la interpretación pací ca,
tanto en la doctrina como en la jurisprudencia, es que el Tribunal Constitucional
vía recurso de agravio constitucional sólo conoce las resoluciones denegatorias de
segundo grado
(…)
c) (…) un precedente vinculante no puede reformar el texto expreso de la Constitu-
ción, pues ésta únicamente puede ser reformada siguiendo el procedimiento previsto
en su artículo 206°. Además, de acuerdo al principio de interpretación conforme a la
Constitución, el recurso de agravio constitucional sólo procede contra resoluciones
denegatorias de segundo grado y no contra resoluciones estimatorias de segundo
grado, pues para éste supuesto procede en todo caso el inicio de un nuevo proceso
constitucional.”.

En consecuencia, según este precedente acogido por una nueva confor-


mación del TC8 el RAC sólo procedía contra las resoluciones denegatorias
dictadas por el Poder Judicial y, por ende, sólo podía interponerlo la parte
demandante y nunca podía hacerlo el demandado.

2.2 RAC a favor del cumplimiento de las sentencias estimatorias dic-


tadas por el TC
El TC ha ido ampliando los supuestos de procedencia del RAC para
garantizar la ejecución de una sentencia estimatoria de amparo dictada por el
propio TC (RTC N° 0168-2007-Q/TC). Se trata de un RAC que se presenta en la
etapa de ejecución “para poder llevar al terreno de los hechos la decisión expuesta en
términos concretos en su fallo” (F. J. 5). En tal oportunidad una Sala del TC9señaló:

“7. Que este Colegiado no puede permanecer indiferente ante los supuestos de incum-
plimiento de lo dispuesto en sus sentencias o de su ejecución defectuosa, que termina
virtualmente modi cando la decisión; frente a estas situaciones debería habilitarse la

8
El precedente contó con los votos de los magistrados Ernesto Álvarez, Carlos Mesía,
Fernando Calle, Juan Vergara y Gerardo Eto. Emitieron un voto singular conjunto los
magistrados Ricardo Beaumont y el entonces magistrado César Landa.
9
La Sala estuvo integrada por los entonces magistrados César Landa, Carlos Mesía y
Ricardo Beaumont.
18 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

procedencia del recurso de agravio constitucional. Esto porque la invocación de tales


vulneraciones requieren siempre de una veri cación por el Tribunal donde puedan
acreditarse los alegatos escuchando al órgano judicial emplazado y permitiendo, al
propio tiempo, una a rmación de su decisión por parte del Tribunal Constitucional”.

De esta manera, el TC precisó los “principios interpretativos aplicables para


el trámite del nuevo supuesto establecido (…), tratándose de un supuesto de incum-
plimiento de los fallos del Tribunal Constitucional en los procesos de ejecución de
sentencias” (F.J. 8)

“Primero. El recurso de agravio a favor del cumplimiento de las sentencias del Tribu-
nal Constitucional tiene como nalidad restablecer el orden jurídico constitucional,
el mismo que ha sido preservado mediante sentencia estimatoria del Tribunal en el
trámite de un proceso constitucional.
Segundo. El Tribunal resolvería así en instancia nal para el restablecimiento del
orden constitucional que resultó violado con la decisión del juez de ejecución, de-
volviendo lo actuado para que la instancia correspondiente dé estricto cumplimiento
a lo declarado por el Tribunal Constitucional, en lo que se re ere al alcance y el
sentido del principio de la e caz ejecución de sus sentencias en sus propios términos.
Tercero. El órgano judicial correspondiente se limitará a admitir el recurso de
agravio constitucional, y corresponderá a este Colegiado dentro del mismo proceso
constitucional, valorar el grado de incumplimiento de sus sentencias, cuando son
desvirtuadas o alteradas de manera mani esta en su fase de ejecución. En cualquier
caso, el Tribunal tiene habilitada su competencia, ante la negativa del órgano judicial,
a través del recurso de queja a que se re ere el artículo 19° del CPConst”.

Este nuevo supuesto de RAC procede durante la etapa de ejecución con-


tra aquella resolución judicial que desconoce lo dispuesto por una sentencia
estimatoria del TC e impide, total o parcialmente, su cumplimiento. No se
trata de una resolución que declara improcedente o infundada la demanda.
Esta modalidad de RAC amplía el concepto de "acto impugnable". Y ha surgido
porque en diversas ocasiones se suscitan controversias a nivel judicial sobre
el cabal cumplimiento de una sentencia estimatoria de amparo dictada por el
TC. En la actualidad se encuentra regulado por el artículo 29 A del Reglamento
Normativo del TC10.

10
Artículo 29°-A.- Los expedientes que llegan al Tribunal Constitucional como
consecuencia de la apelación por salto, recurso de agravio a favor del cumplimiento
de sentencias del Tribunal Constitucional y del Poder Judicial y actos homogéneos no
tendrán vista de la causa.
Todos estos expedientes son resueltos por los mismos magistrados que intervinieron
en la sentencia. Si algún magistrado ya no se encuentra en el Tribunal Constitucional
se completa con los magistrados del colegiado que previno (Pleno, Sala 1 o Sala 2),
de menor a mayor antigüedad y al nal se llama al Presidente de la Sala o del Pleno
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 19

2.3 RAC a favor del cumplimiento de las sentencias estimatorias dic-


tadas por el Poder Judicial
El TC para garantizar la debida ejecución de una sentencia estimatoria
dictada por el Poder Judicial ha ampliado los alcances del RAC, precisando lo
expuesto en la RTC 0168-2007-Q/TC que habilitó el RAC a favor del cumpli-
miento de las sentencias estimatorias del TC. En el caso "Asociación Pro Vivienda
Vecinos de la Urbanización Neptuno"(RTC N° 0201-2007-Q/TC11) concedió la
queja planteada precisando que:

“10. Que de lo expuesto y sobre la base de lo desarrollado en la RTC 0168-2007-Q/


TC, este Colegiado considera que de manera excepcional puede aceptarse la proce-
dencia del RAC cuando se trata de proteger la ejecución en sus propios términos de
sentencias estimatorias emitidas en procesos constitucionales, tanto para quienes han
obtenido una sentencia estimatoria por parte de este Colegiado, como para quienes
lo han obtenido mediante una sentencia expedida por el Poder Judicial.
La procedencia excepcional del RAC en este supuesto tiene por nalidad restable-
cer el orden jurídico constitucional, correspondiendo al Tribunal valorar el grado
de incumplimiento de las sentencias estimatorias expedidas por el Poder Judicial
cuando éste no cumple dicha función, devolviendo lo actuado para que la instancia
correspondiente dé estricto cumplimiento a lo declarado por el Tribunal”.

Nuevamente se amplió el concepto de “acto impugnable” para comprender


a las resoluciones dictadas en etapa de ejecución de una sentencia estimatoria
dictada por el Poder Judicial. Este supuesto también se encuentra regulado
por el artículo 29 A del Reglamento Normativo del TC.

2.4 Recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una sen-


tencia estimatoria del TC: una reforma al procedimiento que elimina
un grado.
El TC ha continuado precisando y ampliando los alcances de la RTC N°
0168-2007-Q/TC que, habilitó el RAC a favor del cumplimiento de sus senten-
cias estimatorias. En este sentido, ha desarrollado una modalidad de RAC al
que ha denominado “recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una
sentencia del Tribunal Constitucional” (STC N° 0004-2009-PA/TC) cuando se
trata del incumplimiento de sus sentencias. Lo hizo “con la especí ca nalidad
de que las sentencias de este Tribunal sean ejecutadas de manera inmediata y en sus

(Artículo incorporado por Resolución Administrativa N° 036-2011-P/TC, publicada


el 08 de abril de 2011 en el diario o cial El Peruano.)
11
La Resolución fue dictada por la Sala del TC integrada por los magistrados Carlos Mesía,
Ernesto Álvarez y Ricardo Beaumont. Posteriormente, la RTC N° 02646-2009-PA/TC
declaró fundado el RAC.
20 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

propios términos, pues la praxis judicial ha demostrado que su ejecución en muchos


procesos no es inmediata u oportuna, ni en sus propios términos” (F. J. 12).
En tal supuesto, no se requiere presentar un recurso de apelación en la
etapa de ejecución el cual sería resuelto por la Sala Civil de la Corte Superior
respectiva, sino que puede acudirse directamente al TC. Y es que como lo
subraya en el F. J. 13:

“(…) la etapa de ejecución de las sentencias de este Tribunal termina convirtién-


dose en muchos casos en un segundo proceso, pues a pesar de que existe una orden
precisa y concreta de la conducta a cumplir con el n de hacer efectiva la sentencia,
ésta por la inercia del juez de ejecución o por la conducta obstruccionista de la parte
emplazada, no termina ejecutándose en forma inmediata y en sus propios términos”.

En este orden de ideas, en el tercer punto resolutivo de la STC N° 0004-


2009-PA/TC, desarrolló sus alcances en los términos siguientes:

“a. El recurso de agravio constitucional interpuesto a favor de la ejecución de una


sentencia del Tribunal Constitucional será denominado recurso de apelación por
salto a favor de la ejecución de una sentencia del Tribunal Constitucional.
b. El recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una sentencia del
Tribunal Constitucional se interpone contra la resolución del juez de ejecución que
declara actuado, ejecutado o cumplido el mandato de una sentencia del Tribunal
Constitucional, o que declara fundada la contradicción u observación propuesta por
el obligado. Contra la resolución que deniega el recurso de apelación por salto cabe
el recurso de queja previsto en el artículo 401° del Código Procesal Civil.
La resolución del recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una sen-
tencia del Tribunal Constitucional o del recurso de queja por denegatoria del recurso
referido se realizará sin trámite alguno.
c. El recurso de apelación por salto a favor de la ejecución de una sentencia del Tri-
bunal Constitucional no procede cuando: a) el cumplimiento de la sentencia conlleve
un debate sobre la cuanti cación del monto de la pensión de cesantía o jubilación,
o de los devengados, o de los reintegros, o de los intereses, o de las costas o de los
costos; b) el mandato de la sentencia constitucional cuya ejecución se pretende
establece en forma clara y expresa que es de cumplimiento progresivo; y c) cuando
el propio recurrente decide que la correcta ejecución del mandato de la sentencia
constitucional se controle a través del amparo contra amparo.
En estos casos, el proceso de ejecución de la sentencia constitucional sigue su trámite
en las dos instancias del Poder Judicial y contra la resolución denegatoria de segundo
grado procede el recurso de agravio constitucional interpuesto a favor de la ejecución
de una sentencia del Tribunal Constitucional previsto en la RTC 00168-2007-Q/
TC, salvo en el supuesto b), supra.”

En consecuencia, los presupuestos que justi can la viabilidad de esta


modalidad de recurso serían: a) debe tratarse de una sentencia estimatoria
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 21

(fundada); b) sólo lo puede interponer el demandante; c) pretende hacer efec-


tiva la orden precisa y concreta contenida en una sentencia estimatoria, y d)
pretende el cumplimiento inmediato de una sentencia del TC que no ha sido
acatada. Actualmente, se encuentra previsto en el artículo 29 A del Reglamento
Normativo del TC.
Estamos pues ante un nuevo desarrollo del TC que “precisa el contenido y
efectos de la RTC 00168-2007-Q/TC” el cual, como vimos, sólo procede cuando
se incumple parcial o totalmente lo dispuesto por una sentencia estimatoria
del Tribunal. En rigor, se trata de una reforma al procedimiento recursivo que
elimina un grado en la etapa de ejecución para acudir más rápidamente al TC.
La sentencia fue dictada por el Pleno12. No fue cali cada como precedente.
Sólo como jurisprudencia constitucional vinculante.

2.5 RAC veri cador de la homogeneidad del acto lesivo


La represión de los actos lesivos homogéneos fue introducida por el
Código Procesal Constitucional (artículo 60). Según el cual “Si sobreviniera un
acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo en un proceso de amparo, podrá
ser denunciado por la parte interesada ante el juez de ejecución. Efectuado el reclamo,
el Juez resolverá éste con previo traslado a la otra parte por el plazo de tres días. La
resolución es apelable sin efecto suspensivo. La decisión que declara la homogeneidad
amplía el ámbito de protección del amparo, incorporando y ordenando la represión del
acto represivo sobreviniente”. Así también lo ha reconocido el TC en constante
jurisprudencia.
Lo novedoso fue admitir la procedencia del RAC cuando a nivel judicial
se rechazaba el pedido del demandante de represión de un acto lesivo homo-
géneo, desconociéndose los alcances de una sentencia del Poder Judicial o
del TC. Esta duda fue aclarada en el Exp. N° 05496-2011-PA, F. J. 10, cuando
admitió la procedencia del RAC en estos casos:

“(…) en mérito de lo dispuesto en el artículo VI Título Preliminar del Código


Procesal Constitucional, el Tribunal Constitucional reitera su competencia para el
conocimiento de los incidentes que generen las solicitudes de represión de actos lesivos
homogéneos presentadas ante el juez de ejecución luego de cumplida o ejecutada la
sentencia constitucional, correspondiendo en este caso al Poder Judicial conceder
el recurso de agravio constitucional, el que para estos efectos habrá de denominarse
recurso de agravio constitucional veri cador de la homogeneidad del acto lesivo,
según se trate de una sentencia emitida por el Poder Judicial o de una emitida por

12
La sentencia fue suscrita por el Pleno del TC integrado por los magistrados Carlos
Mesía, Ernesto Álvarez, Fernando Calle, Gerardo Eto, Ricardo Beaumont, Oscar Urviola
y Juan Vergara.
22 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

el Tribunal Constitucional. Asimismo, y de denegarse el recurso antes referido, el


recurrente tendrá expedito su derecho a interponer recurso de queja conforme a lo
establecido en el artículo 19° del Código Procesal Constitucional”.

Lo que pretendía con ello era que la discusión en etapa de ejecución no


se agote en el escenario judicial sino que pueda ser resuelta en instancia de -
nitiva por el Tribunal Constitucional. De este modo estamos ante una nueva
ampliación del “acto impugnable”. Ahora comprende las resoluciones dictadas
en etapa de ejecución que desconocen una sentencia del Poder Judicial o del
TC que viene incumpliéndose por la reiteración del acto declarado lesivo a
los derechos del demandante.

2.6 RAC excepcional contra una sentencia estimatoria: trá co ilícito de


drogas, crimen organizado transnacional y terrorismo.
Una ampliación adicional se ha presentado para habilitar el denominado
RAC excepcional cuando se trata de materias vinculadas al trá co ilícito de
drogas y/o lavado de activos (STC N° 2748-2010-HC F. J. 15):

“(…), a n de concretizar esta obligación constitucional de prevenir y sancionar


e cazmente el trá co ilícito de drogas y sus derivaciones, y estando a lo dispuesto
por el artículo III del Título Preliminar del CPConst., este Tribunal considera que
en los procesos constitucionales en que se haya dictado sentencia estimatoria de
segundo grado relacionados con el delito de trá co ilícito de drogas y/o lavado de
activos, excepcionalmente, la Procuraduría del Estado correspondiente se en-
cuentra habilitada —independientemente del plazo— para la interposición de
un recurso de agravio constitucional especial, el mismo que deberá concedido
por las instancias judiciales.”.

El citado criterio fue precisado por el TC en elExp. N° 2663-2009-HC/


TC, F. J. 11:

“Por ello, independientemente del contenido de la sentencia dictada en segunda


instancia, en aplicación del artículo 201° de la Constitución, este Tribunal Consti-
tucional entiende que es competente para conocer el caso de autos, entendiendo que
el RAC presentado en autos, es uno de naturaleza excepcional, ante la vulneración
del orden constitucional, en particular, de lo dispuesto en el artículo 8° de la Cons-
titución, lo cual incluso tiene su correlato en las obligaciones que el Estado Peruano
ha asumido en relación al combate del Trá co Ilícito de Drogas en particular, y del
crimen organizado transnacional, en general”

Inicialmente, lo admitió eliminando el plazo máximo de diez días para


interponer el RAC. Criterio que luego cambió para garantizar la seguridad
jurídica (Exp. N° 03245-2010-PHC/TC, F. J. 5).
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 23

“(…) en la sentencia recaída en el Exp. N° 02748-2010-PHC/TC este Tribunal Cons-


titucional estableció que los procuradores pueden interponer el recurso de agravio
constitucional contra la sentencia estimatoria de segunda instancia en cualquier
plazo. (…) ello fue establecido en virtud de posibilitar la revisión por parte de este
Tribunal Constitucional de aquellas sentencias que indebidamente fueron declaradas
fundadas contra procesos judiciales o investigaciones preliminares en materia de
trá co ilícito de drogas. Sin embargo, esta regla no puede permanecer sine die, sin
el peligro de atentar seriamente contra la seguridad jurídica. Es así que, habiendo
transcurrido un plazo prudencial desde la publicación de la referida sentencia este
Tribunal constitucional advierte que desde la fecha de publicación de la presente
sentencia el plazo para la interposición del recurso de agravio es el previsto en el
artículo 18 del CPConst”.

Posteriormente, en el caso “Polay Campos” (Exp. N° 1711-2014-PHC/TC)


amplió sus alcances para permitirlo en aquellos casos en que una sentencia es-
timatoria de segundo grado favorecía a una persona condenada por terrorismo.

“(…), este Colegiado, atendiendo a la importancia para el mantenimiento del régimen


constitucional y democrático que implica el combate contra el terrorismo, considera
necesario complementar la regla jurisprudencial establecida a través de las sentencias
N° 2663-2009-HC/TC y 2748-2010-HC/TC, y en tal sentido entender que, más allá
de los supuestos establecidos en el artículo 202° de la Constitución, este Tribunal
es competente para revisar, vía Recurso de Agravio Constitucional, las sentencias
estimatorias expedidas en procesos constitucionales relativos al delito de terrorismo
que en segunda instancia hayan declarado fundada la demanda”.

Estos son los únicos casos en los cuales, pese a tratarse de sentencias
estimatorias de segundo grado, el TC admite la procedencia del RAC por
considerar que se habría vulnerado el orden constitucional. Sólo en estos
supuestos dicho recurso puede ser interpuesto por el demandado, lo cual
contradice lo dispuesto por el artículo 18 del Código Procesal Constitucional.
Recordemos que uno de los presupuestos subjetivos del RAC era que sólo
podía interponerlo el demandante.

2.7 Procedencia del RAC cuando se declara la nulidad de actuados en


segunda instancia
La doctrina de ne a la nulidad procesal como "la privación de efectos im-
putada a los actos del proceso que adolecen de algún vicio en sus elementos esenciales
y que, por ello, carecen de aptitud para cumplir el n al que se hallen destinados"13.
La nulidad puede presentarse en un proceso de amparo, aunque —a nuestro

13
PalaCio, Lino Enrique, Manual de Derecho Procesal Civil, Buenos Ares: LexiNexis,
Abeledo-Perrot, 18° ed., 2004, p. 330.
24 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

juicio— debería ser absolutamente excepcional. ¿Procede el RAC contra la


resolución de segundo grado que declara una nulidad?. En tal supuesto el acto
recurrible no sería una resolución denegatoria, es decir, aquella que declara
improcedente o infundada una demanda.
Un caso singular se presentó cuando el TC admitió la procedencia del
RAC de manera excepcional contra una resolución que declaró la nulidad de
actuados en segunda instancia. Nuevamente amplió los alcances del “acto
impugnable” a través del RAC. Lo hizo porque constató que la Sala había anu-
lado una resolución y ordenado que se retrotraiga todo el proceso a la etapa
postulatoria, pese a que el proceso de amparo hasta ese momento venía du-
rando aproximadamente nueve años. Consideró que tal situación afectaba el
orden constitucional y por ello, en decisión dividida, declaró fundada la queja
presentaday permitió el acceso al TC (Exp. N° 0256-2010-Q/TC).
Este criterio fue rati cado en la STC N° 04087-2011-PA/TC, a través de la
cual el TC consideró que la nulidad de todo lo actuado en los hechos era una
resolución desestimatoria de la demanda de amparo. Nuevamente, porque
el referido proceso de amparo venía durando nueve años aproximadamente.

2.8 RAC contra resoluciones que declaran fundada una excepción


Suele suceder que en un proceso constitucional la parte demandada
deduzca excepciones como uno de sus argumentos de defensa. La versión
original del Código Procesal Constitucional dispuso que ellas deben resolverse
en la sentencia a n de evitar una demora adicional del proceso. Esta situación
cambió con la Ley N° 28946 (2006) que modi có los artículos 10 y 53 del citado
Código estableciendo un procedimiento distinto. En la actualidad las excep-
ciones y defensas previas deducidas las resuelve el juez luego del traslado al
demandante. Si ampara las excepciones de incompetencia, litispendencia, cosa
juzgada y prescripción, a través del denominado “auto de saneamiento procesal”
anulará lo actuado y dará por concluido el proceso.
El TC ha admitido la procedencia del RAC contra tales resoluciones. Si
bien no se trata de una sentencia, sí se trata de una resolución (auto) que pone
n a un proceso. Fijó un precedente al respecto en la STC N° 2877-2005-PHC, F.
J. 15, c) cuando señaló que “una lectura amplia y desventajosa de una excepción por
parte de los juzgadores de primera y segunda instancias sí puede terminar vulnerando
los derechos de las personas que acuden a los procesos constitucionales. Por ello, queda
claramente habilitada la vía del RAC para solicitar la protección en este supuesto”.
Así por ejemplo, en la RTC N° 03956-2012-PA/TC, el Tribunal admitió
el RAC pues se había declarado fundada una excepción de incompetencia en
la medida que en el referido caso la vía laboral era la competente de acuerdo
con el precedente establecido en la STC N° 0206-2005-PA/TC. Estamos ante
una nueva precisión del “acto impugnable” a través del RAC.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 25

2.9 Un RAC “extraño”: para ejecutar en un proceso civil los funda-


mentos jurídicos de una sentencia desestimatoria del TC. Errores
del pasado
El 17 de marzo de 2010, el TC (Exp. N° 03347-2009-PA/TC) declaró in-
fundado el RAC interpuesto. Se trataba del proceso de amparo iniciado por la
Ponti cia Universidad Católica del Perú (PUCP) contra Walter Arturo Muñoz
Cho, en su calidad de miembro de la Junta Administradora de la herencia
de José de la Riva Agüero y Osma. La pretensión era que el demandado se
abstenga de efectuar actos que amenacen los derechos fundamentales de
propiedad, autonomía universitaria, entre otros, evidenciados con el envío
de sendas cartas remitidas el año 2007. El TC, en la parte considerativa de
su sentencia, formuló diversas a rmaciones entre las cuales señaló que “Las
gestiones, comunicaciones y reclamos del representante del Arzobispado ante la Junta,
pretendiendo la revisión del acuerdo de 1994 y de otros, no constituyen amenazas o
agravios, en tanto que pertenecen al ejercicio de un derecho exigible y que tiene como
n resguardar y restituir la última voluntad del testador.” (F. J. 21, g).
Posteriormente, el 12 de julio del 2010, el TC declaró fundado el pedido
de aclaración formulado por el demandado para que “se remita copia de la
sentencia de autos al Décimo Sexto Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, por
cuanto la demandante ante dicho Juzgado pretende desconocer el contenido de sus
fundamentos”. Por ello, dispuso “que se remita copia certi cada de la sentencia de
autos al Décimo Sexto Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, a n de que éste
actúe de conformidad con lo dispuesto en el tercer párrafo del artículo VI del Título
Preliminar del CPConst. y en la Primera Disposición General de la Ley Orgánica
del Tribunal Constitucional al momento de resolver el Exp. N° 29106-2008.” Dicho
Juzgado venía tramitando un proceso civil de declaración judicial, distinto al
proceso de amparo.
En base a la sentencia y aclaración del TC, el demandado solicitó al 19°
Juzgado Civil de Lima, que conocía en etapa de ejecución el proceso de am-
paro, que disponga la inaplicación de la Resolución N° 12, de 23 de setiembre
de 2011, dictada por la Quinta Sala Civil de Lima, que con rmó la Resolución
N° 59, de 11 de abril de 2011, del 16° Juzgado lo Civil de Lima. Alegaba que
ella contravenía los fundamentos de la sentencia del TC y su aclaración (Exp.
N° 03347-2009-PA/TC).
Es decir, el Sr. Muñoz Cho pretendía que el juez de amparo en ejecución
ordene la inaplicación de las resoluciones judiciales dictadas por el 16 Juzgado
Civil y la Quinta Sala Civil en un proceso civil de declaración judicial. Tales
resoluciones declararon improcedente el pedido de conclusión anticipada del
proceso civil solicitado por el Sr. Muñoz, quien alegaba que las pretensiones del
proceso civil habían sido sustraídas del ámbito jurisdiccional por la sentencia
del TC. El demandado pretendía que en vía de ejecución de una sentencia de
26 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

amparo, se inapliquen resoluciones judiciales dictadas en un proceso civil que


jamás fueron cuestionadas en el proceso ante el TC.
El 19° Juzgado Civil de Lima, declaró improcedente el pedido de ejecución
mencionado. La parte demandada presentó recurso de apelación por salto, el
cual fue declarado improcedente por el Juzgado. Ante tal situación, presentó
“recurso de queja”, que fue declarado fundado por una Sala del TC (Exp. N°
0322-2011-Q/TC14). Fue concedido pese a no reunirse los presupuestos para
conceder el recurso de apelación por salto. La Sala del TC al declarar fundada
la queja presentada sostuvo que:

“4. Que en el presente caso, el segundo punto resolutivo de la resolución de


aclaración de fecha 12 de julio de 2010, emitida en el Exp. N° 03347-2009-PA/
TC, ordenó que:
“(…) se remita copia certi cada de la sentencia de autos al Décimo
Sexto Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, a n de que éste actúe
de conformidad con lo dispuesto en el tercer párrafo del artículo VI del
Título Preliminar del CPConst. y en la Primera Disposición General de
la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional al momento de resolver el
Exp. N° 29106-2008”.
En buena cuenta, en el Exp. N° 03347-2009-PA/TC existe una orden concreta que
tiene que cumplirse, por lo que resulta procedente el recurso de apelación por salto,
por cuanto don Walter Arturo Muñoz Cho sostiene que la sentencia ni la resolución
de aclaración mencionadas vienen siendo respetadas”

No se cumplieron los presupuestos del recurso de apelación por salto. En


primer lugar, el recurso presentado por el Muñoz Cho no busca que se cumpla
una sentencia estimatoria. Todo lo contrario. La STC N°3347-2009-AA declaró
infundado el RAC interpuesto por la PUCP. El recurso de apelación por salto
sólo sería viable si la sentencia hubiera declarado fundada la demanda y no
se hubiera cumplido. Ello no sucedió.
Además, el RAC sólo lo puede interponer el demandante. Aquí lo pre-
sentó el demandado. Ello, en la actualidad, sólo podría ocurrir si se tratara del
denominado “RAC excepcional”en caso de narcotrá co o terrorismo, supuesto
distintos al de este caso. Finalmente, no se pretende hacer efectiva una orden
precisa y concreta contenida en una sentencia estimatoria del TC. No sólo no
es una sentencia estimatoria sino que de la STC N°3347-2009-AA/TC no se
desprende ninguna orden precisa y concreta que disponga que se cumpla una
determinada conducta. Dicha sentencia en su parte resolutiva se circunscribe a

14
La resolución fue dictada por los entonces magistrados Carlos Mesía, Enrique Álvarez
y Fernando Calle.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 27

“Declarar infundado el recurso de agravio constitucional interpuesto por la PUCP”.


Un evidente exceso del TC que no se repetirá.

2.10 La nueva conformación del TC y la reforma del RAC: ¿”objetivando”


los procesos de tutela de derechos?
2.10.1 Dejando atrás un pasado que no debe repetirse
En junio del 2014 se inició una nueva época del Tribunal que ha desper-
tado gran expectativa. Fueron elegidos seis nuevos miembros. Nos referimos
a los mag istrados Ernesto Blume Fortini, Eloy Espinosa-Saldaña Barrera, Maria-
nella Ledesma Narváez —la segunda mujer en toda la historia del Tribunal—,
Manuel Jesús Miranda Canales, Carlos Ramos Nuñez y José Luis Sardón de
Taboada. Ellos, conjuntamente con su actual Presidente, Óscar Urviola, generan
la esperanza de un cambio que deje atrás los errores del pasado y fortalezca la
legitimidad del Tribunal.
La legitimidad del TC estuvo seriamente afectada por la falta de nombra-
miento de los magistrados cuyo plazo había vencido y por las cuestionables deci-
siones que estuvieron dictando. Incluso, por informaciones recientes, con motivo
de la investigación penal a un Alcalde de Chiclayo actualmente detenido, se han
hecho públicos supuestos actos de corrupción que aparentemente involucrarían
a dos ex-magistrados15. Tema que debe ser investigado.
La primera resolución del renovado Tribunal (Exp. N° 00791-2014-PA)
generó con anza. Corrigió uno de los graves excesos de la anterior con-
formación. Una de las peores que hemos tenido. El pasado Tribunal había
emitido sendas resoluciones para que un candidato sea designado Fiscal
Supremo, pese a carecer de competencia para ello. El Consejo Nacional
de la Magistratura (CNM) no lo había elegido. El CNM había motivado
su decisión, pero el anterior TC estimaba que era insu ciente. Al nal ter-
minó disponiendo que cuando se abra una plaza lo elijan. Un mani esto
exceso que tuvo que ser corregido por los nuevos magistrados. Lo mismo
ocurrió con un caso parecido de otro candidato a Fiscal Supremo (Exp. N°
00776-2014-PA).
Sin embargo, en la agenda de temas que se le presentan al nuevo TC no
sólo está corregir algunas “extrañas” sentencias dictadas por ciertos magistra-
dos que ya dejaron de serlo, sino también enfrentar los problemas que han
venido y vienen afectando su funcionamiento. Uno de ellos es la elevada carga
procesal que recae fundamentalmente en procesos de amparo.

15
Cfr. http://www.larepublica.pe/17-10-2014/acusan-a-dos-magistrados-del-tc-de-
recibir-dinero-de-torres
28 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

RESOLUCIONES PUBLICADAS ENTRE 1996-201316

Procesos de amparo 57,164 (71.48%)

Procesos de hábeas corpus 11,016 (13.77%)

Procesos de cumplimiento 7,731 (9.67%)

Procesos de hábeas data 536 (0.67%)

Procesos de inconstitucionalidad 410 (0.51)

Procesos competenciales 88 (0.11%)

Quejas 3,028 (3.79%)

TOTAL 79.973 (100%)

Además, muchos casos similares ya rechazados siguen presentándose. Y


algunos son mani estamente intrascendentes. Estas y otras razones no con-
tribuyen a que el TC pueda concentrarse en aquellos casos que le permitan
jar una sólida línea jurisprudencial en temas clave para la sociedad. ¿Podía
el TC establecer un ltro que evite pronunciarse sobre causas mani estamente
infundadas o intrascendentes? La nueva conformación del TC, en Pleno, lo
hizo en la sentencia publicada en su web el 26 de agosto del 2014 (Exp. 0987-
2014-PA). Un nuevo precedente: el caso "Francisca Vásquez Romero", al que
bautizó como "sentencia interlocutoria".

2.10. 2 Los motivos de impugnación jados en el precedente "Francisca


Vásquez Romero". Sus posibles antecedentes
El TC en tal ocasión conoció una demanda de amparo que había sido
rechazada sin darle trámite y sin examinar la controversia de fondo. Se trataba
de una improcedencia liminar. El Tribunal desestimó la demanda. Consideró
que era infundada. Lo relevante es que jó un precedente para de nir cuándo
se puede acceder al TC. Es decir, los motivos de impugnación que determinan
la procedencia del RAC.

16
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, “Memoria, Tribunal Constitucional”, Lima, 2013, p.
113. Cabe indicar que estas cifras no distinguen la sentencias de aquellas que no lo son,
por ejemplo, autos de rechazo liminar. Sería muy importante que el Tribunal hiciera
esta distinción en sus estadísticas.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 29

La sentencia, F. J. 49, dispuso lo siguiente. No conocerá aquellos casos:


(a) donde la supuesta vulneración que se invoca carezca de fundamentación;
(b) cuando la cuestión de derecho contenida en el recurso “no sea de especial
trascendencia constitucional”, (c) cuando el pedido contradice un precedente del
TC; y nalmente, (d) si ha rechazado casos sustancialmente iguales. En tales
supuestos emitirá una”sentencia interlocutoria denegatoria”, que se expedirá “sin
más trámite”. Para darle una mayor sustento al precedente establecido señaló:

“50. Existe una cuestión de especial trascendencia constitucional cuando la reso-


lución resulta indispensable para solucionar un con icto de relevancia o cuando se
presente la urgencia de una revisión sobre el contenido de un derecho fundamental.
51. De este modo, el Tribunal Constitucional, a la luz de su jurisprudencia, cum-
plirá adecuada y oportunamente con su obligación de garantizar la supremacía de
la Constitución y el efectivo respeto de los derechos fundamentales. Preservará, así,
la autoridad que le ha con ado el pueblo a través del Congreso de la República”

Los motivos de impugnación a que se re ere el citado precedente se han


plasmado en una nueva reforma al artículo 11 del Reglamento Normativo
del TC, publicada en el diario o cial el 12 de setiembre de 2014 (Resolución
Administrativa N° 141-2014-P/TC).
El nuevo precedente parece haberse inspirado en lo dispuesto por la
reforma a la LOTC español (Ley Orgánica 6/ 2007 de 24 de mayo de 2007). La
más importante efectuada hasta el momento. El artículo 50 1, b) de la citada
Ley Orgánica dispone que el amparo sólo será admitido cuando: “el contenido
del recurso justi que una decisión sobre el fondo por parte del Tribunal Constitucional
en razón de su especial trascendencia constitucional, que se apreciará atendiendo a su
importancia para la interpretación de la Constitución, para su aplicación o para su
general e cacia, y para la determinación del contenido y alcance de los derechos fun-
damentales”. Sobre dicha reforma, el profesor y ex-magistrado del TC español
Manuel Aragón ha a rmado que:

“Se hace evidente, pues, que se opta por una concepción objetiva del recurso de
amparo. Más todavía, por una concepción «exclusivamente» objetiva, en la medida
en que desaparece la dimensión de tutela. Con ello se va más allá, incluso, que en
las últimas reformas alemanas del amparo, que, aunque con la misma nalidad de
limitar drásticamente la admisión, además de exigir la especial relevancia constitu-
cional del asunto (aspecto objetivo) exigen también que la vulneración del derecho
haya producido un extraordinario y grave perjuicio para el recurrente (aspecto
subjetivo o de tutela).
Reducido, pues, el amparo a su dimensión objetiva, no puede dejarse de señalar
que la «especial trascendencia constitucional» (esto es, la objetivación), aun con
la «concreción o especi cación» de la misma que en la reforma se efectúa, deja al
Tribunal un margen muy amplio de discrecionalidad para apreciarla. Ello (que me
30 SAMUEL B. ABAD. YUPANQUI

parece inevitable si se pretende resolver los problemas que aquejan al Tribunal)


hace que la fórmula adoptada esté muy próxima (aunque no sea idéntica) a la del
certiorari del Tribunal Supremo norteamericano”17.

Asimismo, se ha sostenido que los “criterios establecidos (…) para delimitar


el concepto de especial trascendencia constitucional son conceptos tan abiertos y abs-
tractos que dejan en manos del Tribunal un amplísimo nivel de discrecionalidad para
llenarlos (…), en último término, queda a la exclusiva determinación del Tribunal la
selección de los asunto que han de ser admitidos a trámite”18.
El TC español en una importante sentencia (STC 155/2009, de 25 de
junio de 2009, F. J. 2) estableció enunciativamente los supuestos en los cuales
resultaba aplicable el artículo 50 1, b) de su Ley Orgánica, precisando que no
se trataba de una relación cerrada:

“Tales casos serán los siguientes: a) el de un recurso que plantee un problema o una
faceta de un derecho fundamental susceptible de amparo sobre el que no haya doctrina
del Tribunal Constitucional, (…); b) o que dé ocasión al Tribunal Constitucional
para aclarar o cambiar su doctrina, como consecuencia de un proceso de re exión
interna, como acontece en el caso que ahora nos ocupa, o por el surgimiento de nue-
vas realidades sociales o de cambios normativos relevantes para la con guración del
contenido del derecho fundamental, o de un cambio en la doctrina de los órganos de
garantía encargados de la interpretación de los tratados y acuerdos internacionales
a los que se re ere el art. 10. 2 CE; c) o cuando la vulneración del derecho funda-
mental que se denuncia provenga de la ley o de otra disposición de carácter general;
d) o si la vulneración del derecho fundamental traiga causa de una reiterada inter-
pretación jurisprudencial de la ley que el Tribunal Constitucional considere lesiva
del derecho fundamental y crea necesario proclamar otra interpretación conforme
a la Constitución; e) o bien cuando la doctrina del Tribunal Constitucional sobre
el derecho fundamental que se alega en el recurso esté siendo incumplida de modo
general y reiterado por la jurisdicción ordinaria, o existan resoluciones judiciales
contradictorias sobre el derecho fundamental, ya sea interpretando de manera distinta
la doctrina constitucional, ya sea aplicándola en unos casos y desconociéndola en
otros; f) o en el caso de que un órgano judicial incurra en una negativa mani esta
del deber de acatamiento de la doctrina del Tribunal Constitucional (art. 5 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial: LOPJ); g) o, en n, cuando el asunto suscitado, sin
estar incluido en ninguno de los supuestos anteriores, trascienda del caso concreto
porque plantee una cuestión jurídica de relevante y general repercusión social o
económica o tenga unas consecuencias políticas generales, consecuencias que po-

17
araGón reYes, Manuel, “La reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional”,
Revista Española de Derecho Constitucional, Madrid: CEPC, N° 85, 2009, pp. 19-20.
18
BalaGuer Callejón, Francisco (Coordinador), “La nueva ley Orgánica del Tribunal
Constitucional”, Madrid: Tecnos, 2008, p. 78
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 31

drían concurrir, sobre todo, aunqueno exclusivamente, en determinados amparos


electorales o parlamentarios.”

La reforma española pretendió enfrentar dos problemas serios: el ele-


vado número de demandas de amparo presentadas al TC y la demora en su
resolución. Para algunos, la reforma a la LOTC española introduce “un sistema
inspirado en el writ of certiorari que practica la Suprema Corte de los Estados Unidos19”.
Además, la reforma no ha estado exenta de cuestionamientos. Algunos se han
planteado la siguiente interrogante: “¿puede haber lesión sin amparo? Éste es el
debate que suscita el nuevo requisito de la especial trascendencia”20.

2.10.3 Examinando sus alcances. ¿Cuál es la nalidad de la reforma?


Como adelantamos, siguiendo la clasi cación deVéscovi21 sobre los pre-
supuestos de la impugnación, los presupuestos del RAC pueden ser subjetivos
y objetivos. Sobre los primeros el precedente “Francisca Vásquez Romero”no se
ha pronunciado. Se ha circunscrito a desarrollar los presupuestos objetivos,
concretamente, los motivos de la impugnación.
Sobre el precedente se han vertido diversas opiniones. Varias a favor y
algunas en contra. Donde más se ha centrado el análisis ha sido respecto a
uno de los motivos de impugnación. Nos referimos a la “especial trascendencia
constitucional”. ¿Se ha pretendido “objetivar” el RAC?.
Para respondertal interrogante es importanterecordar cuál hasido la na-
lidad de la reforma introducida por este precedente. Según la propia sentencia
para el TC “resulta claro que la tutela jurisdiccional que no es efectiva no es tutela"
(…) y por lo tanto debe concentrar sus recursos en la atención de reales vulneraciones
que requieren tutela urgente” (F. J. 47). Agrega que “a n de optimizar adecuada-
mente el derecho a la tutela procesal efectiva” explicita los supuestos en base a los
cuales puede rechazar el RAC (F. J. 48). Ello le permitirá cumplir “adecuada y
oportunamente con su obligación de garantizar la supremacía de la Constitución y el
efectivo respeto de los derechos fundamentales” (F. J. 51). Es decir, el TC resalta la
relevancia de garantizar una tutela procesal efectiva, lo cual haría pensar que
su intención no ha sido introducir una objetivación absoluta del RAC.

19
Herrera GarCía, Alfonso, “La reforma del recurso de amparo en la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional español: perspectivas de su funcionalidad frente a las leyes”,
en Constitucionalismo. Dos siglos de su nacimiento en América Latina, México: UNAM,
2013, p. 312.
20
CaBañas GarCía, Juan Carlos, “El recurso de amparo que queremos. (Re exiones a
propósito de la Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo, de reforma parcial de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional)”, Revista Española de Derecho Constitucional,
Madrid: CEPC, N° 88, 2010, pp. 48, 69 y 72.
21
vesCovi, Enrique, ob. cit., pp. 219-220.
32 SAMUEL B. ABAD.YUPANQUI

a) Los motivos de impugnación. ¿Pueden ser desarrollados por un precedente?


Un primertema a examinar esdeterminar si pueden establecersemotivos
de impugnación tasados cuando la Constitución, al contemplar el acceso al
TC, no ja supuestos especí cos. También podría discutirse si los supuestos
de impugnación pueden ser desarrollados a través de un precedente o deben
ser regulados por ley.
La Constitución (artículo 202 inciso 2) establece que el TC tiene competen-
cia para “Conocer, en última y de nitiva instancia, las resoluciones denegatorias de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y acción de cumplimiento”. El único presupuesto
objetivo de impugnación que menciona es el denominado “acto impugnable”, es
decir, una “resolución denegatoria”. No sere ere en absoluto alotro presupuesto
objetivo: “los motivos de impugnación”.
Alguien podría pensar que en la medida que no los menciona, la Cons-
titución asume que siempre procede el RAC y, por tanto, no podrían esta-
blecerse motivos especí cos de impugnación que restrinjan el acceso al TC.
No compartimos tal opinión. A la Constitución no le corresponde ingresar al
detalle procesal de las “garantías constitucionales” que contempla. Por ello el
antepenúltimo párrafo del artículo 200 precisa que “una ley orgánica regula el
ejercicio de estas garantías”. En consecuencia, a nuestro juicio, sí resulta posible
establecer motivos de impugnación que puedan restringir el acceso al TC,
siempre que resulten razonables y proporcionales.
Hubiera sido ideal que ello se regule a través de una modi cación al Có-
digo Procesal Constitucional. No ha sido así. Lo ha hecho el propio TC a través
de un precedente que tieneefectos similares al de una ley. ¿Puede el TCcrear
instituciones procesales no previstas por la ley? Creemos que sí, aunque debe
hacerlo de modo excepcional y siempre que ello se justi que. Felizmente, en
esta ocasión, no ha sustentado su potestad para crear categorías procesales en
la llamada “autonomía procesal”, una gura innecesaria22. Además, no hay que
olvidar que el artículo VII delCódigo señala expresamente que el precedente
vinculante tiene “efecto normativo”.

b) Alcances y límites de los motivos de impugnación. ¿Demasiada discreciona-


lidad?
El F. J, 49 del precedente"Francisca Vásquez Romero”contempla cuatro
motivos especí cos de impugnación. Dispone que el RAC no procederá: (a)

22
aBad YuPanqui, Samuel B., “La creación jurisprudencial de normas procesales: La
autonomía procesal del Tribunal Constitucional”, en Constitución y Proceso, Actas del
Seminario Internacional de Derecho Procesal “Constitución y Proceso” llevado a cabo
en el campus de la PUCP entre el 22 y el 25 de setiembre de 2009, Lima: ARA Editores,
2009, p. 35.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 33

cuando la supuesta vulneración que se invoca carezca de fundamentación;


(b) cuando la cuestión de derecho contenida en el recurso "no sea de especial
trascendencia constitucional", (c) cuando el pedido contradiga un precedente
del TC; y (d) si ha rechazado casos sustancialmente iguales.
Ocho años antes, el TC ya se había pronunciado sobre los supuestos
especí cos que determinan la procedencia del RAC, más allá de lo previsto
por el artículo 18 del Código Procesal Constitucional. Lo hizo en la STC N°
2877-2005-PHC, F. J. 31, de 27 de enero de 200623. En tal oportunidad señaló
que “Aparte de los requisitos formales para su interposición, se requerirá que el RAC
planteado esté directamente relacionado con el ámbito constitucionalmente protegido
de un derecho fundamental; que no sea mani estamente infundado; y que no esté
inmerso en una causal de negativa de tutela claramente establecida por el TC”. Por
tanto, no es la primera vez que el TC establece un precedente que desarrolla
los alcances del RAC. Examinemos cada uno de los cuatro supuestos.
b.1) El precedente mantiene sólo uno de los motivos de impugnación
introducidos por la STC N° 2877-2005-PHC y por la versión anterior del artí-
culo 11 del Reglamento Normativo del TC. Este último dispositivo señalaba
que el RAC será declarado improcedente cuando “ya se ha decidido de manera
desestimatoria en casos sustancialmente iguales”. Este supuesto es idéntico al
contenido en el FJ. 49, d) del nuevo precedente cuando dispone el rechazo
del RAC si “d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente
iguales”. En este aspecto, no hay mayor novedad y su mantenimiento resulta
absolutamente razonable. De ahí que nos interese más detenernos en los res-
tantes tres supuestos.
b.2) El primero dispone que no procede cuando la supuesta vulneración
que se invoca carezca de fundamentación. No precisa si tal carencia se re ere
a la demanda o al recurso, a diferencia de la versión anterior del artículo 11
del Reglamento Normativo según el cual el RAC no procedía “si el objeto del
recurso, o de la demanda, es mani estamente infundado”24. Creemos que en ambos
supuestos el RAC debería ser desestimado. aunque desde una perspectiva
procesal el RAC sólo debería permitir el examen de la resolución judicial
impugnada. Como bien señala Giovanni Priori lo que llega al TC "no es una
demanda, sino un recurso interpuesto contra una resolución expedida por el órgano

23
El citado precedente fue suscrito por los magistrados Víctor García Toma, Magdiel
Gonzales Ojeda, Javier Alva Orlandini, Juan Bardelli Lartirigoyen y César Landa
Arroyo, con el voto singular de Juan Vergara Gotelli.
24
No estamos ante supuestos similares. No es lo mismo una demanda o un recurso
que carece —es decir, no cuenta— de fundamentación, que si ella resulta mani esta
infundada. En este último supuesto sí se cuenta con fundamentos pero ellos claramente
no evidencian una amenaza o afectación de derechos fundamentales.
34 SAMUEL B. ABAD.YUPANQUI

de segundo grado, a n de que corrija los eventuales y denunciados erroresen los que
dicha resolución puede haber incurrido"25.
Por un lado, resulta improcedente un recurso que no fundamente o
sustente el agravio (presupuesto subjetivo de la impugnación) que produce
la resolución objeto del RAC a quien lo interpone. Y es que, “no basta sólo con
la declaración de impugnación, esto es, la deducción de ella; se requiere agregar los
motivos o fundamentos de aquella”26. De otro, una demanda sin fundamento
también resulta improcedente. Precisemos este último aspecto. Una demanda
debe contar con los fundamentos de hecho y de derecho de la pretensión. Los
más relevantes son los fundamentos de hecho.
Como señala la doctrina “la exposición de los hechos tiene por nalidad la
determinación de la causa (causa petendi), o sea la razón o fundamento en cuya virtud
la pretensión se deduce”27. El juez conoce el derecho y, en todo caso, resulta de
aplicación el principio “iura novit curia”previsto por el artículo VIII del Título
Preliminar del Código. Por ello, entendemos que este motivo de impugnación
estaría referido al caso en que no se fundamente el agravio que produce la
resolución impugnada o cuando la demanda no sustente “los hechos en que se
funde el petitorio”28. Cabe indicar que para el actual magistrado del TC Ernesto
Blume Fortini “Este supuesto de desestimación de la pretensión contenida en la
demanda está referido a la ausencia grotesca de los elementos fáctico y jurídicos que
sustenten la supuesta vulneración invocada”29.
b.3) Otro supuesto que permite un rechazo se presenta cuando el pedido
contradice un precedente del TC. Este motivo nos parece sumamente claro. El
TC no puede permitir que sus precedentes sean incumplidos. Sin embargo,
habría que hacer algunas precisiones. Por un lado, tomar en cuenta que el
supuesto de hecho del caso que pretende ser conocido por el TC puede tener
algunas diferencias con aquellos que sustentan un precedente. Nos referimos
"mediante la técnica del distinguishing" a la que ya se ha referido el TC (Exp.
N°3361-2004-AA/TC, F. J. 5). De otro lado, podría suceder que el recurrente
pretenda que el TC cambie o establezca una excepción al precedente a partir
del conocimiento de su caso. Aquí, entendemos, no debería ser desestimado
el RAC. Asumir una posición absoluta terminaría “congelando” los preceden-

25
Priori Posada, Giovanni F., “El recurso de agravio constitucional y el reciente precedente
vinculante del TC”, en Gaceta Constitucional & Procesal Constitucional, Tomo 81, setiembre
2014, Lima: Gaceta Jurídica, p. 30.
26
vésCovi, Enrique, ob. cit., p. 47.
27
PalaCio, Lino Enrique, ob. cit., p. 352.
28
Código Procesal Civil, Artículo 424, inciso 6.
29
Blume Fortini, Ernesto, “La sentencia interlocutoria denegatoria”, en V Congreso Nacional
de Derecho Procesal Constitucional. A diez años de vigencia del Código Procesal Constitucional,
Arequipa: ADRUS, 2013, p. 38.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 35

tes del TC, la mayoría de los cuales han sido jados por una conformación
distinta a la actual.
b.4) Finalmente, el supuesto que ha despertado mayor polémica es aquel
que rechaza el RAC cuando la cuestión de derecho contenida en el recurso "no
sea de especial trascendencia constitucional", inspirado en la reforma a la LOTC
del TC español. Algunos, como el profesor García Belaunde han sostenido
que se trata de “un certiorari criollo y sui generis”30. Otras voces, desde el TC,
entienden lo contrario: “no se trata del ejercicio de una abierta discrecionalidad
que, por ejemplo, es más propia de un modelo anglosajón distinto al nuestro, el cual
permite la con guración y el uso del certiorari”31.
Es interesante resaltar que, por lo menos, habría dos perspectivas para
interpretar este supuesto: “una amplia y otra restringida”. Un magistrado del TC
sostiene que la manera más adecuada de aplicarla “es de forma necesariamente
restringida y, por tanto, entender que lo relevante en términos constitucionales, se
mide en parámetros prioritariamente subjetivos”32. En términos similares, que
resaltan la dimensión subjetivadel RAC, se a rma que el precedente “apuesta
entonces por proteger a los (as) justiciables que realmente demanda la tutela urgente
de sus derechos”33. En la misma dirección, se a rma que "el TC no puede dejar de
ser una corte de casos" y que "no se trata de una reducción de carga procesal, sino de
mejorar el posicionamiento del Tribunal Constitucional en la tutela de derechos"34.
De esta manera, nos parece evidente que pese a la inspiración en la refor-
ma a la LOTC española, la intención de quienes han introducido este motivo
de impugnación no ha sido objetivar al cien por ciento al proceso de amparo
sino mantener una tutela subjetiva. Es decir, parecería que se ha acogido una
interpretación mixta (objetiva-subjetiva). Habráque examinar la aplicaciónde
esta supuesto para arribar a conclusiones más exactas.
A nuestro juicio, se trata de un criterio importante que aplican otros
Tribunales Constitucionales. Les permite jar posición en aquellos casos rele-

30
GarCía Belaunde, Domingo, “Entre la Constitución y la Ley. Una delgada línea divisoria
que rara vez se aprecia”, en V Congreso Nacional de Derecho Procesal Constitucional. A
diez años de vigencia del Código Procesal Constitucional, Arequipa: ADRUS, 2013, p. 30.
31
esPinosa-saldaña Barrera, Eloy, “Acceso a los jueces y juezas constitucionales y ejercicio
de sus competencias en los procesos constitucionalidad de la libertad dentro de las
pautas previstas por el Código Procesal Constitucional. Re exiones al amparo de los
resuelto en la sentencia emitida en el caso Francisca Vásquez Romero”, en V Congreso
Nacional de Derecho Procesal Constitucional. A diez años de vigencia del Código Procesal
Constitucional, Arequipa: ADRUS, 2013, p. 106.
32
Blume Fortini, Ernesto, ob. cit., p. 39.
33
esPinosa-saldaña Barrera, Eloy, ob. cit., p. 110.
34
ledesma narváez, Marianella, “El nuevo precedente no busca reducir la carga procesal,
sino mejorar la tutela de derechos”, en Gaceta Constitucional & Procesal Constitucional,
Tomo 81, setiembre 2014, Lima: Gaceta Jurídica, pp. 16-17.
36 SAMUEL B. ABAD.YUPANQUI

vantes y urgentes quesolucionen un con icto social importante odesarrollen


el contenido de un derecho. Ahí donde se justi que sentar un sólido criterio
constitucional y garantizar una tutela de urgencia. Ahora este nuevo TC cuenta
con una herramienta que puede contribuir a que la jurisprudencia se convierta
en un motorpara el cambio. ¿Deja un margen importante dediscrecionalidad
al TC?. Sí. Así podrá concentrarse en los temas clave que lleguen a sus manos.
Esperemos que ello suceday olvidemos la impredecible jurisprudencia jada
por la conformación del anterior TC. Una de las peores que hemos tenido
En de nitiva, podemos estar de acuerdo o en desacuerdo con las cuatro
causales de improcedencia del RAC introducidas. Pero no se puede sostener
que resulten inconstitucionales. No se aprecia una mani esta violación a los
principios de razonabilidad y proporcionalidad. Cuando ellas se presentan el
TC, como corresponde, declara la improcedencia del RAC, es decir, no emite
una sentencia de mérito, pese a la opinión contraria de uno de sus magistrados35.

c) El nombre utilizado y el procedimiento establecido. ¿El TC sólo actúa como


instancia?
El precedente ha bautizado a la resolución que rechaza la pretensión del
demandante como "sentencia interlocutoria denegatoria”36. Se ha cuestionado el
nombre utilizado. Desde un punto de vista procesal no resulta el más adecua-
do. Hubiéramos preferido cali carlo como unasimple resolución, en rigor,un
auto37, pero el TC ha querido denominarlo de otra manera. Ha utilizado una
expresión que para unaexperta procesalista “ha desaparecido de nuestro lenguaje

35
El magistrado Blume Fortini ha emitido votos singulares señalando que “6. (…) una
vez abierta la puerta de acceso al Tribunal Constitucional vía la concesión del recurso de
agravio constitucional, lo cual signi ca acceder a una instancia de grado, que, además, es
última y de nitiva en la jurisdicción nacional, nocabe que el Tribunal Constitucional cali que
la procedencia o improcedencia del citado recurso, por cuanto aquél viene ya cali cado y
concedido por la segunda instancia judicial; el Tribunal Constitucional no tiene competencia
para entrar a dicha cali cación y, si lo hiciera, estaría volviendo a cali car en perjuicio del
justiciable demandante un recurso ya cali cado y concedido; a contracorriente de la lógica
nalista, amparista y antiformalista antes referida, y violando su derecho de acceso a la justicia
constitucional especializada en instancia nal y de nitiva en la jurisdicción interna. Más aún,
si la expedición de la sentencia interlocutoria denegatoria se produce sin vista de la causa” (Cfr.
por ejemplo, la Sentencia interlocutoria Exp. N° 2500-2014-PA/TC).
36
En Argentina, por ejemplo, el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación utiliza
esta expresión señalando que “Las sentencias interlocutorias resuelven cuestiones que
requieren sustanciación, planteadas durante el curso del proceso” (artículo 161).
37
Según el artículo 120 del Código Procesal Civil, aplicable supletoriamente a los procesos
constitucionales, “Los actos procesales a través de los cuales se impulsa o decide al interior del
proceso o se pone n a éste, pueden ser decretos, autos y sentencias”. El artículo121 precisa que
“Mediante los autos el Juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de la reconvención,
el saneamiento, interrupción, conclusión y las formas de conclusión especial del proceso; el concesorio
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 37

jurídico desde hace más de un siglo y medio”38. ¿A qué se debe ello? La única ex-
plicación la encontramos es la aplicación de una expresión que se mantiene
en el artículo 47 del Reglamento Normativo del TC según la cual “Mediante las
sentencias interlocutorias se resuelve la (…) indebida concesión del recurso de agravio
constitucional (…).” Un dispositivo que debería ser modi cado.
La sentencia interlocutoria denegatoria “se dictará sin más trámite”. Así lo
dispone el nuevo precedente. Ello signi ca que cuando el expediente llegue
a manos del TC, lo primero que hará será evaluar si el recurso interpuesto
está o noincurso en alguno de los cuatromotivos especí cos de impugnación
establecidos. No habrá informe oral alguno. Si supera estas causales de impro-
cedencia, el TC podrá conocer el fondo de la controversia. De lo contrario el
recurso será desestimado. Ello ¿resulta inconstitucional? ¿vulnera el derecho
de defensa? ¿afecta el derechode los justiciable a acceder al TC y obteneruna
sentencia de fondo?.
A nuestro juicio, la respuesta es negativa. Lo único que se está haciendo
es establecer un “examen de procedencia” con un número mayor de supuestos
puntuales que antes no existían. Como hemos mencionado, la introducción
de causales de improcedencia no es en sí misma inconstitucional. Para su
aplicación no se requiere un previo informe oral. Ello no vulnera el derecho
de defensa. Tampoco existe un derecho a una tercera instancia ante el TC. La
llamada “instancia plural” en los procesos de tutela de derechos se agota en el
Poder Judicial que cuenta con dosinstancias. ¿Acaso se podría a rmar que el
rechazo liminar de una demanda es inconstitucional? Evidentemente la res-
puesta es negativa. Algo similar ocurre con esta nueva modalidad del RAC.
El precedente permitirá una doble evaluación del recurso interpuesto.
Por un lado, la Corte Superiorexaminará si el recursosupera los presupuestos
subjetivos y objetivos de la impugnación, por ejemplo, veri cando si quien
lo interpone es el demandante o el demandado, o si lo hace dentro del plazo
establecido. De otro, el TC evaluará el cumplimiento de los cuatro supuestos
de impugnaciónexaminados. ¿Esta doble evaluaciónes incoherente. No.Como
reconoce Véscovi,en los recursos extraordinarios puedehaber un doble control.
“Es una de las características de estos recursos el estar sometidos a un control previo
de admisibilidad, que a veces es doble, por el propio tribunal a quo —ante quien se
interpone el recurso de ordinario— y ante el superior encargado de su resolución”39.

o denegatorio de los medios impugnatorios, la admisión, improcedencia o modi cación de medidas


cautelares y las demás decisiones que requieran motivación para su pronunciamiento”.
38
ariano deHo, Eugenia, “¿Nihil sub sole novi?. Re exiones sueltas sobre el primer
precedente vinculante del neo TC”, en Actualidad Jurídica, N° 250, setiembre 2014, Lima:
Gaceta Jurídica, p. 17.
39
vésCovi, Enrique, ob. cit., p. 222.
38 SAMUEL B. ABAD.YUPANQUI

Además, el nuevo precedente plantea un mayor esfuerzo a los abogados y


abogadas. Ahora tendrán que convencer al TC que el RAC interpuesto supera
las causales de improcedencia establecidas, por ejemplo, que cuenta con una
especial trascendencia constitucional. De lo contrario no habrá informe oral y
menos sentencia de mérito.
Finalmente, nos parece especialmente relevante evaluar el funcionamiento
de este nuevo precedente. Queda en manos del Tribunal un margen importante
de discrecionalidad que debe ser utilizado en forma ponderada y servir para
fortalecer la legitimidad de esta nueva conformación del TC.

III. REFLEXIONES FINALES


El artículo 18 delCódigo Procesal Constitucional desarrolló la expresión
“resolución denegatoria”, a la cual se re ere el artículo 202 inciso 2) de la Cons-
titución de 1993, señalando que si la resolución de segundo grado, es decir,
aquella dictada por la Sala Civil de la Corte Superior, declara improcedente
o infundada la demanda de amparo, podrá interponerse “recurso de agravio
constitucional” (RAC) ante el Tribunal Constitucional (TC). En consecuencia,
si el demandante obtiene una sentencia favorable (fundada) a nivel del Poder
Judicial la misma adquiere carácter de cosa juzgada y no puede ser objeto de
recurso alguno ante el TC. De ahí que el recurso para acceder al TC siempre
haya estaba diseñado a favor del demandante y no del demandado.
El TC a través de su jurisprudencia y precedentes ha ido precisando los
alcances del RAC, al que ha cali cado como una “forma deprotección super-
lativa de derechos fundamentales” (Exp. N° 02877-2005-HC). Asimismo, ha
desarrollado diversos criterios que han ido ampliando los alcances del RAC
para tratar de revisar determinadas resoluciones dictadas por el Poder Judicial
que estimaba necesario evaluar. Inicialmente admitió el RAC contra sentencias
estimatorias de segundo grado que no respeten los precedentes del TC (STC
N° 4853-2004-AA/TC), precedente que luego dejó sin efecto (STC N° 03908-
2007-AA/TC). Asu vez, ha desarrollado el RAC a favor del cumplimiento de
las sentencias estimatorias dictadas por el TC (RTC N° 0168-2007-Q/TC), y
por el Poder Judicial (RTC 0201-2007-Q/TC), el recurso de apelación por salto
a favor de la ejecución de una sentencia del TC (STC N° 0004-2009-PA/TC),
el RAC excepcional (STC N°2748-2010-HC/TC y STC N° 2663-2009-HC/TC)
y, de modo singular, el RAC cuando se declara la nulidad de actuados en
segunda instancia (Exp. N° 0256-2010-Q/TC).
Sin embargo, el TC en ocasiones se ha extralimitado. Esto sucedió en el
caso de la demanda de amparo interpuesta por la Ponti cia Universidad Ca-
tólica del Perú donde una Sala del TC concedió una queja pese a no reunirse
los presupuestos para otorgarse el recurso de apelación por salto de acuerdo
con lo dispuesto por la jurisprudencia y los precedentes del propio Tribunal.
EL ACCESO AL TC A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL 39

En junio del 2014 se inició una nueva época en el TC que ha despertado


gran expectativa. Fueron elegidosseis nuevos miembros. Ellos, conjuntamente
con su actual Presidente, generan la esperanza de un cambio que deje atrás los
errores del pasado y fortalezca la legitimidad del Tribunal. Y es que su legitimidad
estuvo seriamente afectada por la falta de nombramiento de los magistrados cuyo
plazo había vencido y por las cuestionables decisiones que estuvieron dictando.
Incluso, por informaciones recientes, con motivo de la investigación penal a un
Alcalde de Chiclayo actualmente detenido, se han hecho públicos supuestos
actos de corrupción que aparentemente involucrarían a dos ex-magistrados.
Tema que debe ser investigado.
En la agenda de temas que se le presentan al nuevo TC no sólo está
corregir algunas “extrañas” sentencias dictadas por ciertos magistrados que
ya dejaron de serlo, sino también enfrentar los problemas que han venido y
vienen afectando su funcionamiento. La elevada carga procesal y la necesidad
de garantizar un tutela urgente de los derechos fundamentales. Para ello, la
nueva conformación del TC, en Pleno, emitió un nuevo precedente en el caso
“Francisca Vásquez Romero”, sentencia publicada en su web el 26 de agosto del
2014 (Exp. N° 0987-2014-PA).
Sobre el precedente se han vertido diversas opiniones. Varias a favor y
algunas en contra. Donde más se ha centrado el análisis ha sido respecto a
uno de los motivos de impugnación. Nos referimos a la “especial trascendencia
constitucional”. A nuestro juicio, se trata de un criterio importante que aplican
otros TribunalesConstitucionales. Les permite jarposición en aquellos casos
relevantes y urgentes que solucionen un con icto social importante o desa-
rrollen el contenido de un derecho. Ahí donde se justi que sentar un sólido
criterio constitucional y garantizar una tutela de urgencia. Ahora este nuevo
TC cuenta con una herramienta que puede contribuir a que la jurisprudencia
se convierta en un motor para el cambio. ¿Deja un margen importante de
discrecionalidad al TC?. Sí. Así podrá concentrarse en los temas clave que
lleguen a sus manos. Esperemos que ello suceda y olvidemos la impredecible
jurisprudencia jada por la conformación del anterior TC. Una de las peores
que hemos tenido.
En de nitiva,el TC ha idotransformado los alcances delRAC cambiando
el diseño original previsto por la Constitución y el Código Procesal Consti-
tucional. En este sentido, resulta altamente recomendable que el TC actúe en
forma ponderada y prudente para garantizar que el RAC sea un mecanismo
efectivo de tutela de derechos fundamentales y no un recurso absolutamente
discrecional.
Corsi e ricorsi del certiorari
constitucional
César Landa Arroyo

SUMARIO: 1. PRESENTACIÓN. 2. EL CERTIORARI EN EL DERECHO


CONSTITUCIONAL PROCESAL COMPARADO. 3. LOS AVANCES EN LA IN-
CORPORACIÓN DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL VÍA EL RECURSO
DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL. 4. FUNDAMENTOS QUE SIRVIERON
PARA INTRODUCIR EL CERTIORARI CONSTITUCIONAL VÍA EL RAC. 5.
LA CONFIGURACIÓN JURISPRUDENCIAL DEL RAC A PARTIR DE LOS
PRECEDENTES VINCULANTES DE LOS EXPS. N° 02877-2005-PHC/TC Y
N° 4853-2004-PA/TC. 6. NUEVO PRECEDENTE DEL TC SOBRE EL RAC:
LA SENTENCIA DEL EXP. N° 00987-2014-PA/TC, CASO FRANCISCA LILIA
VÁSQUEZ ROMERO, PRIVILEGIO DE LA DIMENSIÓN NEGATIVA DEL
RAC. 7. CONCLUSIONES.

1. PRESENTACIÓN

D
esde el Derecho Romano la justicia que tarda no es justicia;
por eso el célebre Séneca decía que: “nada se parece tanto
a la injusticia, como la justicia que tarda”. En el actual Es-
tado constitucional se considera como un derecho fundamental
del ciudadano acudir a la justicia, para que esta resuelva su caso
en el plazo previsto por la ley. Sin embargo, es una realidad en
los sistemas de impartición de justicia que los plazos legales no se
cumplen; en cuyo caso es exigible que la autoridad se pronuncie
en un plazo razonable.
Las dilaciones judiciales indebidas en la tramitación de los
procesos constitucionales, tiene como efecto que la carga procesal
en el corto plazo se convierta en una sobre carga procesal, si no se
afronta directamente el problema de la impartición oportuna de
42 CÉSAR LANDA ARROYO

la justicia constitucional. La e ciencia o ine ciencia en el manejo de la carga


procesal se puede medir a través de los indicadores de congestión judicial
elaborados por el Banco Mundial.1
Al respecto, cuando el número pendiente de expedientes por resolver, al
nal de un período, es superior a un quinto (20%) del total de casos existentes
—pendientes e ingresados—, dividido por el número de casos resueltos, resulta
inmanejable dicha carga procesal, sino hay cambios sustantivos y cuantitativos
de los procesos de tramitación de los expedientes. Lo cierto es que la ratio de
causas pendientes del Tribunal se ha ido incrementando en los últimos años.
Pero, también, el número de expedientes resueltos ha disminuido y en algunos
casos incrementado y en plazos más rápidos, debido a la mayor tasa de pro-
ductividad judicial2. Motivo por el cual, no por un mayor esfuerzo y agilidad
procesal los magistrados han logrado disminuir el número de expedientes
pendientes por año. Lo que exige del Tribunal tomar medidas y previsiones
para afrontar el evidente problema de la congestión y sobrecarga procesal.
Pero, cabe aclarar que la e ciencia de la justicia constitucional no solo es
una cuestión cuantitativa de resolución de causas pendientes, sino, fundamen-
talmente, cualitativa. Por eso se ha señalado que: “la e cacia de la justicia se
encuentra en la actualidad íntimamente ligada a la de un modelo de proceso
que, sin olvidar sus principios consustanciales (contradicción igualdad de
armas, dispositivo en las democracias occidentales), posibilite una rápida
solución del con icto…”3, en aras a tutelas los derechos fundamentales y
asegurar la supremacía constitucional.
Por ello, desde la reinstalación del Tribunal Constitucional (en adelante
TC o el Tribunal) en el año 2000, con la reincorporación de los magistrados
destituidos por la dictadura fujimorista en 1997, y, la renovación de la compo-
sición de los magistrados constitucionales en los años 2002 y 2004, la justicia

1
World Bank. Perú. Judicial Reform Project, Report N° 17137-PE, Latin America and
the Caribbean Region, Country Management Unit 6, Poverty Reduction and Economic
Management, s/l, October 27, 1997, p. 64.
2
Tribunal Constitucional. Proyecto de Fortalecimiento Institucional del Tribunal
Constitucional del Perú. Estudio de Per l de Proyecto. Lima, noviembre de 2005, pp. 14
ss. En el Poder Judicial se produce un fenómeno similar, de un progresivo incremento
anual de los expedientes pendientes de resolución; lo que genera un incremento del
índice de congestionamiento judicial a nivel nacional, pero sin visos de solución. Ver:
Hernández, Wilson. “Indicadores Judiciales: ¿Sirvió invertir en Módulos Básicos de
Justicia para reducir la carga procesal?”. Justicia Viva N° 33, Lima, 16 de junio de 2003.
Informativo electrónico del Consorcio Justicia Viva.
3
Gimeno sendra, Vicente “Causas históricas de la ine cacia de la justicia”. En W.
Wedekind (editor). Justice and Ef ciency. General reports and discussions, The eight world
conference on procedural law. Deventer: Dutch Association for Procedural Law, Kluwer
Law and Taxation Publishers, 1989, p. 19
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 43

constitucional se legitimó y vio progresivamente el incremento exponencial de


las demandas constitucionales ante el TC, debido también a la descon anza de
los justiciables en las resoluciones del Poder Judicial, en materia de protección
de los derechos fundamentales.
Ello trajo como consecuencia directa el incremento de la carga procesal
constitucional y el consecuente atraso en la solución de las causas que ingre-
saban al TC. Esta situación ya había sido advertida tempranamente por el ex
Presidente del Tribunal Constitucional, Guillermo Rey Terry, en la memoria
elaborada al dejar el cargo, en el año 2002. En este documento se señaló que:

“El movimiento de expedientes al que hemos hecho referencia, me llevaría


a pensar en poder utilizar un criterio selectivo relacionado con la admisión
de las demandas previa la correspondiente legislación autoritativa, ya que
entonces admitiríamos a trámite sólo los pedidos que esencialmente su-
pongan una violación constitucional y no otro tipo de causas que pueden y
deben ser tratados en los tribunales comunes”4.

Es así como el Proyecto de Ley de Reforma de la Constitución de julio de


2002, en su artículo 209 (Capítulo X, Tribunal Constitucional) se propuso que:
“El Tribunal Constitucional es competente para: (…) 2. Resolver en último
grado, la resolución denegatoria a pedido de parte y aquellos que conozca
de o cio, a efectos de realizar una política de unidad jurisprudencial, en los
procesos de hábeas corpus, amparo, hábeas data y de cumplimiento”.
Sin embargo, el Congreso de la República no llegó a culminar el proceso
de reforma total de la Constitución. No obstante, ello no fue óbice para que se
aprobara, con motivo de la creación de la CERIAJUS, entre el 2003 y el 2004, una
propuesta de reforma del Tribunal Constitucional, en la cual se planteó que el
TC pudiera escoger discrecionalmente los procesos de amparo, hábeas corpus,
hábeas data y cumplimiento, resueltos por el Poder Judicial que considerase
necesario revisar5; proyecto que, lamentablemente, tampoco fue aprobado por
el Congreso de la República.
Tal situación, aunada a la legitimidad alcanzada rápidamente por el TC,
llevó a que se tuviera un pico de más de once mil expedientes ingresados frente
a los más de diez mil resueltos y publicados en el año 2006 (ver Cuadro N° 01).

4
“Memoria del Presidente del Tribunal Constitucional Sr. Dr. Guillermo Rey Terry”
reproducido como anexo en la Memoria del Tribunal Constitucional 2002-2004 (p. 61).
El documento citado se encuentra disponible en el siguiente enlace: <http://www.tc.
gob.pe/audiencias /memoria/memoria1_tribunal. pdf>.
5
La propuesta de reforma constitucional aludida puede ser visualizada en: <http://
www4. congreso. gob.pe/comisiones/2004/ceriajus/reforma. htm> (Consulta: 14 de
octubre de 2014).
44 CÉSAR LANDA ARROYO

A pesar que desde dicho año los recursos del Tribunal aumentaron (tanto en
el número de asesores, como en recursos logísticos) y la carga procesal descendió
(ver nuevamente el Cuadro N° 01), esta institución arrastra aún un importante
número de expedientes sin resolver (para el año 2014 la carga procesal pendiente
sumaba 3461 casos6), lo que haría pensar que la justicia constitucional no sólo tarda
en llegar, sino que cuando llega devendría en no oportuna.

Cuadro N° 01
Expedientes ingresados vs. expedientes
publicados 1996-2013
Año Ingresados Publicados
1996 1, 228 100
1997 1, 555 603
1998 1, 242 1, 193
1999 1, 371 1, 396
2000 1, 439 1, 808
2001 1, 585 702
2002 3, 094 1, 172
2003 3, 826 4, 602
2004 5, 104 4, 164
2005 10, 814 7, 061
2006 11, 150 10, 154
2007 6, 798 9, 325
2008 7, 234 7, 082
2009 6, 515 8, 953
2010 4, 596 6, 934
2011 5, 890 4, 858
2012 5, 286 4, 176
2013 8, 883 5, 690
Media 4, 867 4, 443
TOTAL 87, 610 79, 973
Fuente: Memoria del Tribunal Constitucional, año 2013.

6
Este dato ha sido recogido de lo expuesto en la Memoria del Tribunal Constitucional,
correspondiente al año 2013 (p. 115 del documento en pdf). El documento citado, se
encuentra disponible en la siguiente dirección electrónica: <http://www.tc. gob.pe/
audiencias/ memoria/memoria-2013. pdf>. Consulta del 13 de octubre de 2014.
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 45

Sirva el antecedente y estado de la cuestión señalada para analizar his-


tóricamente la incorporación del precedente vinculante dictado por el nuevo
Tribunal Constitucional, (Exp. N° 00987-2014-PA/TC, Caso Francisca Lilia
Vásquez Romero) 7, sobre la base de una suerte de certiorari constitucional,
como se ha producido antes en otros latitudes. Asimismo, se revisará los
avances y fundamentos que el Tribunal Constitucional estableció el año 2006,
mediante los precedentes vinculantes de los Exp. N° 02877-2005-PHC/TC y
el Exp. N° 4853-2004-PA/TC, para permitir la con guración del certiorari a
través del RAC, y; así, nalmente realizar una apreciación de las causales de
rechazo del nuevo Recurso de Agravio Constitucional (RAC) y re exiones
para una eventual reforma.

2. EL CERTIORARI EN EL DERECHO CONSTITUCIONAL PROCESAL


COMPARADO
Los problemas de sobrecarga procesal en los tribunales constitucionales
y supremos es una cuestión universal, por ello es posible a rmar que, con la
nalidad de lograr un óptimo funcionamiento del servicio de justicia consti-
tucional, es importante conocer brevemente cómo se ha afrontado la misma
en el Derecho procesal constitucional comparado.
Tomando en cuenta la experiencia del Tribunal Supremo de los Estados
Unidos, el Tribunal Constitucional de Alemania y el Tribunal Constitucional
de España, se puede tener una vista básica de sus principales aportes, para
analizar las características propias de nuestro sistema constitucional de pro-
tección de derechos, y, así, analizar el modelo más acorde con las necesidades
de la justicia constitucional del Perú.

a) Tribunal Supremo de los Estados Unidos8


En los Estados Unidos de América se incorporó mediante ley la gura
del ‘writ of certiorary’, a raíz de la profunda congestión de la labor del supremo

7
ramos CHanCaFe, Cristina Janet. “El recurso de agravio constitucional en el precedente
vinculante del Tribunal Constitucional recaído en el expediente 00987-2014-PA/TC”.
En La Ley, Revista Jurídica Thomson Reuters, Año II, N° 91, 29 de septiembre de 2014, pp.,
33-45; asimismo esPinoza-saldaña, Eloy. “En búsqueda de un mejor posicionamiento
de los Tribunales Constitucionales en la cabal tutela de los derechos fundamentales.
Anotaciones sobre lo dispuesto en el caso Francisca Lilia Vásquez Romero (STC 00987-
2014-PA/TC). En La Ley, Revista Jurídica Thomson Reuters, Año II, N° 92, 6 de octubre
de 2014, pp. 1-9.
8
messitte, Peter. “The writ of certiorari. Deciding which cases to review”. Journal USA.
Issues of Democracy. April 2005. The Supreme Court of the United States. Highest Court in
the Land. U. S. Washington: Department of State, United States of America, 2005, pp.
18-21.
46 CÉSAR LANDA ARROYO

tribunal9. Desde entonces, la Corte Suprema tiene la capacidad de ‘pescar’ las


causas que llegan a su conocimiento —certoriari positivo— y, lógicamente,
rechazar las que, a su entender, no corresponden a su magistratura —certoriari
negativo—. La implementación de esta gura se produjo a partir de 1925,
cuando el Judiciary Act introdujo tal mecanismo con el n de rechazar casos,
al considerar que no existen razones especiales y de importancia para distraer
su tiempo en su resolución.
Dado que las cuestiones constitucionales son altamente controverti-
das, dicho tribunal sólo se considera en aptitud para resolverlas cuando se
encuentren en el momento adecuado para ello. En este sentido, gracias a su
jurisdicción discrecional, puede seleccionar los casos y ‘decidir no decidir’ los
casos que no merecen su atención. A través de sus resoluciones, la Corte Su-
prema determina qué casos de relevancia van a ingresar a desarrollar y crear
jurisprudencia. Eso sí, cuando no admite una petición, no arguye las razones
por las cuales llega a tal decisión.

b) Tribunal Constitucional alemán10


En Alemania, la decisión judicial de tutelar los derechos fundamentales tiene
dos funciones, resolver un caso particular, protegiendo los derechos subjetivos
del recurrente, y preservando el derecho constitu cional ob jetivo —Kasuistischen
Kassationeffekt—, ayudando así a su interpretación y perfe cciona miento ; de
esta ma nera se desar rolla el dob le carácter (subjetivo y objetivo) también del
proceso de amparo —Vergassungsbeschwerde—. Ell o permite el establecimiento
de las causales de procedencia de los recursos interpuestos ante el TC Federal.
Es relevante precisar que gran parte de la protección de los dere chos la real izan
los tribunales ordinarios, pero siguiendo los precedentes emitidos por el TC.
Por tal motivo, se ha establecido que no todas las demandas de amparo
que recaen sobre fallos judiciales ordinarios sean admitidas por el TC. Entre
las causales de inadmisibilidad mencionamos los siguientes supuestos: cuando
la Sala ha decidido anteriormente casos de carácter idéntico, y cuando una
cuestión es mani estamente infundada. Dichas causales tienen como nali-
dad la función de realizar un ltro que impida someter al Tribunal cuestiones
baladíes o absurdas, dentro del margen de lo establecido en la Constitución y
en la normatividad procesal11.

9
Al respecto revisar las ponencias de la Conferencia Internacional sobre el Recurso de
Certorari, que organizó el Tribunal Constitucional del Perú, el 22 y 23 de febrero del
año 2006. http://www.tc. gob.pe/notas _prensa /notas/2006/nota_06_025a. html.
10
HillGruBer, Christian — Goos, Christoph. Verfassungsprozessrecht. Heidelberg: C. F.
Müller Verlag, pp. 44 ss.
11
sCHlaiCH, Klaus. Das Bundes-verfassungsgericht. Stellung, Verharen, Entscheindugen.
München: Verlag C. H. Beck, pp. 186-208.
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 47

Asimismo, es posible que se admita solamente una parte del recurso o


que se limite el alcance de la decisión que se adopte. El TC Federal alemán
goza de autonomía procesal para su reglamentación interna, sin autorización
de la Ley Fundamental ni de la ley, debido a que es un órgano constitucional.

c) Tribunal Constitucional español


En el caso español, con la reforma del amparo del año 2008, mediante la
cual se reformulan las causales del rechazo liminar —inadmisibles— se viene
logrando controlar el acceso a la jurisdicción subsidiaria del TC, así como,
disminuyendo la sobrecarga procesal acumulada, que hacía en ese entonces
que regularmente el atraso fuera de tres años, mientras que en la actualidad
tan solo es de una año y hasta menos12.
Para dedicarse a un número reducido de resoluciones que versen sobre
el fondo del petitorio, el TC ibérico ha venido aplicando el literal b del acápite
1 del artículo 50 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, la misma que
establece la posible admisión del recurso en los siguientes supuestos:
El recurso de amparo debe ser objeto de una decisión de admisión a
trámite. La Sección, por unanimidad de sus miembros, acordará mediante
providencia la admisión, en todo o en parte, del recurso solamente cuando
concurran todos los siguientes requisitos:

[…]. b) Que el contenido del recurso justi que una decisión sobre el fondo
por parte del Tribunal Constitucional en razón de su especial trascendencia
constitucional, que se apreciará atendiendo a su importancia para la inter-
pretación de la Constitución, para su aplicación o para su general e cacia, y
para la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales.
(subrayado y en negrita nuestro).

No obstante, el TC ha establecido en la STC 155/2009, FJ 2, siete supues-


tos enunciativos para acreditar la “especial trascendencia constitucional” en
el recurso de amparo planteado. Estos siete supuestos conjuntamente con
los tres criterios hermenéuticos establecidos en el art. 50. 1. b) LOTC pueden
agruparse de la forma siguiente:
Por un lado, la admisión se fundamenta en el desarrollo jurisprudencial de
los derechos fundamentales o de las normas constitucionales, y, que alcanza al

12
Ver http://www.tribunalconstitucional.es/es/tribunal/estadisticas/Paginas/
Estadisticas2012.aspx (revisado el 22. 10. 2014); asimismo, H ernán dez ramo s,
Mario. Incertidumbre jurídica del recurrente en amparo ante la interpretación del Tribunal
Constitucional del nuevo trámite de admisión. Texto inédito que acompaña al presente
libro.
48 CÉSAR LANDA ARROYO

desarrollo de los supuestos dada una nueva doctrina constitucional (supuesto


a) 13 y por cambios en la doctrina constitucional (supuesto b) 14.
Por otro lado, la admisión para asegurar la e cacia de los derechos
fundamentales frente a los poderes públicos, se expresa en los supuestos del
amparo contra leyes y reglamentos (supuesto c) 15, por reiterada jurisprudencia
ordinaria vulneradora de un derecho fundamental (supuesto d) 16; por incum-
plimiento de la jurisprudencia constitucional e interés casacional (supuesto
e) 17; por negativa mani esta del deber de acatamiento de la doctrina del
Tribunal Constitucional (supuesto f) 18. El último supuesto enunciado en el FJ
2 de la STC 155/2009, el supuesto g) 19, constituye una cláusula de apertura,
trasciende a los dos grupos. 20

13
Supuesto a): “recurso que plantee un problema o una faceta de un derecho fundamental
susceptible de amparo sobre el que no haya doctrina del Tribunal Constitucional”.
14
Supuesto b): “recurso que dé ocasión al Tribunal Constitucional para aclarar o cambiar
su doctrina, como consecuencia de un proceso de re exión interna, como acontece
en el caso que ahora nos ocupa, o por el surgimiento de nuevas realidades sociales
o de cambios normativos relevantes para la con guración del contenido del derecho
fundamental, o de un cambio en la doctrina de los órganos de garantía encargados de
la interpretación de los tratados y acuerdos internacionales a los que se re ere el art.
10. 2 CE
15
Supuesto c): “cuando la vulneración del derecho fundamental que se denuncia provenga
de la ley o de otra disposición de carácter general”.
16
Supuesto d): “si la vulneración del derecho fundamental traiga causa de una reiterada
interpretación jurisprudencial de la ley que el Tribunal Constitucional considere lesiva
del derecho fundamental y crea necesario proclamar otra interpretación conforme a la
Constitución”.
17
Supuesto e): “cuando la doctrina del Tribunal Constitucional sobre el derecho
fundamental que se alega en el recurso esté siendo incumplida de modo general y
reiterado por la jurisdicción ordinaria, o existan resoluciones judiciales contradictorias
sobre el derecho fundamental, ya sea interpretando de manera distinta la doctrina
constitucional, ya sea aplicándola en unos casos y desconociéndola en otros”.
18
Supuesto f): “en el caso de que un órgano judicial incurra en una negativa mani esta
del deber de acatamiento de la doctrina del Tribunal Constitucional (art. 5 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial)”.
19
Supuesto g): “cuando el asunto suscitado, sin estar incluido en ninguno de los supuestos
anteriores, trascienda del caso concreto porque plantee una cuestión jurídica de
relevante y general repercusión social o económica o tenga unas consecuencias políticas
generales, consecuencias que podrían concurrir, sobre todo, aunque no exclusivamente,
en determinados amparos electorales o parlamentarios.”
20
Gómez Fernández, Itziar — Perez tremPs, Pablo. “Los problemas del recurso de amparo
en España y su reforma”. En La reforma del proceso de amparo: la experiencia comparada (S.
Abad Yupanqui — P. Pérez Tremps (coordinadores). Lima: Palestra, 2009, pp. 301-324;
asimismo, matia Portilla, Francisco Javier. “La especial trascendencia constitucional
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 49

Con esta jurisprudencia en el año 2012 de las siete mil doscientas no-
ventaicuatro demandas constitucionales, solamente se dictaron doscientas
cuarentaiseis21. El resto de las demandas fueron rechazadas liminarmente.

3. LOS AVANCES EN LA INCORPORACIÓN DEL CERTIORARI CONS-


TITUCIONAL VÍA EL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL
Sobre la base del Derecho constitucional procesal comparado, como ya
he puesto de mani esto anteriormente22, existen dos maneras de calibrar las
funciones del Tribunal Constitucional en la tutela de los derechos fundamen-
tales y del control de los excesos del poder; uno, cuantitativo, mediante la
reducción de la carga procesal, y; otro, cualitativo, estableciendo una política
de unidad jurisprudencial, en tanto supremo interprete de la Constitución.
Así, la reducción de la carga procesal: mediante el reforzamiento del uso de
los precedentes vinculantes y la implementación del certiorari constitucional23
vía la recon guración jurisprudencial del recurso de agravio constitucional,
constituyen los dos mecanismos que el TC puede ofrecer a la ciudadanía para
cumplir adecuadamente sus funciones constitucionales, a partir de latinizar
adecuadamente su consagrada autonomía procesal.

y la inadmisión del recurso de amparo”. En Revista Española de Derecho Constitucional.


Núm. 86, mayo-agosto (2009), pp. 343-368.
21
Ver http://www.tribunalconstitucional.es/es/tribunal/estadisticas/Paginas/
Estadisticas2012. aspx (revisado el 22. 10. 2014).
22
landa arroYo, César. “Lineamientos para la incorporación del recurso de certiorari a
través del recurso de agravio constitucional”, en: landa arroYo, César. Constitución y
fuentes del derecho. Lima: Palestra Editores, 2006, pp. 419-426.
23
El writ of certiorari es una petición formulada ante la Corte Suprema de Estados Unidos
para la revisión de los casos, con la peculiaridad de que a través de dicha petición la
Corte decide de forma absolutamente discrecional y sin obligación de motivar qué
casos conocer y resolver. Al respecto puede revisarse aHumada ruiz, María Ángeles. “El
certiorary. Ejercicio discrecional de la jurisdicción de apelación por el Tribunal Supremo
de los Estados Unidos”. Revista Española de Derecho Constitucional, año 14, número 41,
1994 (mayo-agosto), pp. 89-136.
En nuestro continente, tal modelo es replicado por la Corte Constitucional de Colombia.
Al respecto puede revisarse los artículos 86 y 241. 9 de la Constitución colombiana de
1991 y los artículos 32 y 33 del Decreto 2591 del año 1991 que regula la acción de tutela,
así como la Sentencia C-018/93 de la Corte Constitucional.
Sin embargo, en nuestro país, a partir de lo establecido en el artículo 202. 2 de la
Constitución, se entiende prima facie que tal discrecionalidad no existe, pues el TC debe
conocer de las resoluciones denegatorias. Como se recordará, en nuestro medio, se
originó un debate en torno a la interpretación de la expresión “resolución denegatoria”
establecida en la disposición constitucional citada a propósito del RAC a favor del
precedente constitucional vinculante, introducido a través de la sentencia del Exp. N°
04853-2004-PA/TC, caso Dirección Regional de Pesquería de La Libertad.
50 CÉSAR LANDA ARROYO

Por ello, con una razonable y proporcional combinación de ambas institu-


ciones, el Tribunal podría atender los casos que realmente ameriten su atención
y, de esta manera, optimizaría la protección de los derechos, con la atención
de los casos en un menor tiempo; es decir, protegiendo el contenido esencial
del ámbito constitucional de un derecho fundamental violado, y; asegurando
la tutela urgente de las demandas ciudadanas frente a las afectaciones de sus
derechos fundamentales.
En dicho sentido, en estos casi diez años, que corren desde el 2006, en el
TC se tuvo una primera experiencia implementando ambas propuestas; una,
mediante la aprobación del precedente vinculante en Caso Luis Sánchez Lago-
marcino Ramírez (Exp. N° 02877-2005-HC/TC, y; otro, a través de la reforma
del artículo 11 del Reglamento Normativo del RC, (Resolución Administrativa
N° 031-2005-P/TC, del 2-3–2006), como se analiza en el punto 5.
Como bien se sabe, una de las novedades del Código Procesal Cons-
titucional, vigente desde diciembre del año 2004, fu e la inc orporación,
con algunas particularidades, del precedente constitucional vinculante,
institución propia del common law24, a través del artículo VII del Título Pre -
liminar del Código Procesal Constitucional 25. Con dicho marco, a partir
del año 2005 se expidieron sendos precedentes vinculados a la procedencia

24
Como bien se sabe el precedente en el common law no es expreso, en el sentido que
el tribunal que lo adopta declara expresamente que su decisión constituye un
precedente, sino que es asumido como tal por las instancias judiciales basados en
el respeto del principio del stare decisis y en el prestigio o jerarquía funcional del
órgano judicial que expide la decisión, particularmente la Cortes Supremas de los
Estados en Estados Unidos y desde luego su Corte Suprema Federal o la Cámara de
los Lores en Gran Bretaña.
En cambio, nuestro precedente constitucional, supone la jación de reglas o criterios
procesales o sustantivos de manera expresa por parte del Tribunal Constitucional
a partir de un caso, en el que la sentencia que lo resuelve adquiere la autoridad
de cosa juzgada, es decir, una sentencia que se pronuncia sobre el fondo de la
controversia.
Sobre el precedente en Estados Unidos puede verse Barker, Robert S. El precedente y su
signi cado en el derecho constitucional de los Estados Unidos. Lima: Grijley, 2014, en Gran
Bretaña: Cross, Rupert. El precedente en el derecho inglés. Madrid: Marcial Pons, 2012, así
también FalCón Y tella, María José. La jurisprudencia en los derechos romano, anglosajón
y continental, Madrid: Marcial Pons, pp. 33-67.
25
Código procesal constitucional, artículo VII.- Las sentencias del Tribunal Constitucional
que adquieren la autoridad de cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando
así lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efecto normativo. Cuando
el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del precedente, debe expresar los
fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y las razones por las
cuales se aparta del precedente.
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 51

del amparo en materia previsional26 y laboral27, así como del proceso de


cumplimiento 28.
El Cuadro N° 01 ut supra, que correlaciona los expedientes ingresados con
los resueltos y publicados, grafíca, como con la expedición de los precedentes
citados del año 2005, a partir del año 2006 se fue reduciendo de manera pro-
gresiva la carga procesal del TC. De modo que los precedentes son necesarios,
pero también regular el ingreso o no al TC de los expedientes constitucionales.
En ese sentido, la otra propuesta, la incorporación del certiorari constitu-
cional, vía la recon guración del recurso de agravio constitucional (en adelante
RAC), se estableció por dos caminos complementarios.
En primer lugar, mediante la expedición de la sentencia recaída en el
Exp. N° 2877-2005-PHC/TC, caso Luis Sánchez Lagomarcino Ramírez, de
fecha 27 de enero de 2006, mediante el que se procedió a recon gurar el RAC
como un certiorari constitucional, sentencia que además tuvo la condición de
precedente vinculante.
Así, el fundamento jurídico 31 de la sentencia en el caso Sánchez Lago-
marcino (Exp. N° 2877-2005-PHC/TC), señaló que:

“En conclusión el RAC, en tanto recurso impugnativo dentro de un peculiar


proceso, debe ser utilizado como un mecanismo procesal especializado que
permita que el TC intervenga convenientemente.
Aparte de los requisitos formales para su interposición, se requerirá que el
RAC planteado esté directamente relacionado con el ámbito constitucional-
mente protegido de un derecho fundamental; que no sea mani estamente
infundado, y que no esté inmerso en una causal de negativa de tutela clara-
mente establecida por el TC.”

26
Sentencia del Exp. N° 1417-2005-PA/TC, caso Manuel Anicama Hernández, de fecha
08 de julio de 2005, sobre el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
pensión (acceso, pensión mínima, no privación arbitraria de la pensión).
27
Sentencia del Exp. N° 0206-2005-PA/TC, caso César Antonio Baylón Flores, del 28
de noviembre de 2005, sobre los supuestos de procedencia del amparo para tutelar el
derecho al trabajo en su dimensión individual (protección frente al despido) y colectiva
(protección de la libertad sindical).
28
Sentencia del Exp. N° 0168-2005-PC/TC, caso Maximiliano Villanueva Valverde, de
fecha 29 de noviembre de 2005, sobre los requisitos que debe cumplir el mandato
exigible, contenido en una norma legal o en un acto administrativo, para la procedencia
del proceso de cumplimiento. Cabe recordar que a la fecha de expedición de este
precedente el mayor número de procesos de cumplimiento estaba vinculado
con el cumplimiento de normas legales y reglamentarias que regulan la materia
previsional (Decretos Leyes 19990 o 20530 y sus reglamentos correspondientes) o actos
administrativos rmes (resoluciones de la ONP) que reconocían el derecho a la pensión
de jubilados pero que no eran cumplidos en la práctica por la administración, de ahí
que los jubilados utilizaran mayormente al proceso de cumplimiento.
52 CÉSAR LANDA ARROYO

En segundo lugar, como dicha recon guración requería un necesario


soporte normativo, se aprobó la Resolución Administrativa N° 031-2006-P/TC
del 2 de marzo del 2006, que modi có el artículo 11 del Reglamento Normativo
del TC con la nalidad de establecer que:

“Una de las Salas [del TC] se encargará de cali car la procedencia de las
causas que lleguen al Tribunal. La Sala determinará si, tras la presentación
de los recursos de agravio constitucional, se debe ingresar a resolver sobre
el fondo. Para realizar tal análisis, aparte de los criterios establecidos en el
artículo 18 del Código Procesal Constitucional, la Sala declarará su impro-
cedencia, a través de un Auto, en los siguientes supuestos: si el recurso no
se re ere a la protección del contenido esencial del ámbito constitucional-
mente protegido de un derecho fundamental; si el objeto del recurso, o de
la demanda, es mani estamente infundado, por ser fútil o inconsistente;
o, si ya se ha decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente
idénticos, pudiendo acumularse.”

Lamentablemente esta reforma jurisprudencial y normativa no llegó a


implementarse, debido a que no tuvo el consenso material de todos los ma-
gistrados, que veían con preocupación que el rechazo liminar de la mayoría
de los recursos de agravio constitucionales, por no cumplir con los requisitos
del artículo 11 modi cado del Reglamento Normativo, podría constituirse en
una grave limitación al derecho de acceso a la jurisdicción del Tribunal Cons-
titucional. No obstante, que del cien por ciento de casos que el TC resolvía
anualmente, tan solo un veinte por ciento eran materia de pronunciamiento,
siendo que el ochenta por ciento restante eran declarados improcedentes,
por no referirse al contenido esencial constitucionalmente protegido, ir en
contra de los precedentes vinculantes o ser mani estamente infundada por
inconsistente o fútil.
Se puede señalar, casi una década después, que la a rmación del control
constitucional era percibida por algunos magistrados constitucionales como
muy acelerada y que otorgaba un supremo poder de acceso a la entonces joven
justicia constitucional democrática.
Seguidamente se revisará los fundamentos teóricos que sustentaron, en
su oportunidad, la introducción del certiorari constitucional vía el RAC.

4. FUNDAMENTOS QUE SIRVIERON PARA INTRODUCIR EL CERTIO-


RARI CONSTITUCIONAL VÍA EL RAC
La incorporación material o sustantiva del certiorari constitucional, a partir
de lo que dispone nuestra Constitución, se sustentó en los siguientes funda-
mentos: a) una comprensión de la Constitución y su relación con el proceso;
b) la naturaleza y rol del Tribunal Constitucional, c) entender que el derecho
procesal constitucional, que sirve al TC a cumplir su rol, es un derecho consti-
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 53

tucional concretizado; d) la doble dimensión de los procesos constitucionales


que se proyecta hacia sus instituciones procesales, en especial en el acceso al
TC; nalmente, e) el principio de autonomía procesal.
La Constitución no es un mero documento programático, sino que consti-
tuye una norma jurídica vinculante que además tiene la condición de ser norma
suprema del ordenamiento (lex legis), y como tal vincula a todos, poder público
y privados, asimismo se constituye ella misma en base, cúspide y fuente de
todo el ordenamiento jurídico, en buena cuenta, fuente de creación de normas
(norma normarum) 29, dando pie con ello a lo que se ha venido a denominar
como constitucionalización del ordenamiento jurídico30.
A partir de dicho entendimiento no es difícil comprender que la
Constitución guarda una íntima relación con el proceso. Tal relación se
presenta en un doble sentido. En primer lugar, la Constitución condiciona
el desarrollo del proceso, de cualquier proceso (inclusive aquellos que se
desarrollan al interno de personas jurídicas de derecho privado), pues en
los actuales textos constitucionales se suelen incorporar una serie de dere-
chos de carácter procesal que condicionan el desarrollo de cualquier tipo
de proceso, tales como el debido proceso, el derecho de defensa, el derecho
a la motivación de las resoluciones, el derecho a juez independiente e im-
parcial, el derecho a la comunicación previa de los cargos, el derecho a no
ser desviado de la jurisdicción predeterminada por la ley, el derecho a no
ser juzgado por comisiones u órganos ad hoc, el derecho de no ser penado
en ausencia, entre otros.
Esta situación, hoy en día, es más evidente por la intensa in uencia del
derecho internacional de los derechos humanos, vía la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y, especialmente, la Convención Americana de
Derechos Humanos (CADH) ambos rati cados por el Perú. De igual manera,
el derecho internacional de los derechos humanos in uye en nuestro ordena-
miento a través de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
Por ello, todo proceso (judicial, administrativo, corporativo particular,
parlamentario, arbitral) no sólo debe ajustarse a la legalidad de los códigos
procesales, sino también a la constitucionalidad y convencionalidad, así como

29
landa arroYo, César. Derecho Procesal Constitucional. Lima: PUCP — Departamento
Académico de Derecho, Cuaderno de Trabajo N° 20, Marzo, 2011, p. 29.
30
Guastini, Riccardo. “La constitucionalización del ordenamiento jurídico. El caso
italiano”. En: Guastini, Riccardo. Estudios de teoría constitucional. México: Fontamara /
UNAM, 2001, pp. 153-183. También: landa arroYo, César. “La constitucionalización
del derecho peruano”. Derecho PUCP, número 71, 2013, pp. 13-36.
54 CÉSAR LANDA ARROYO

a la jurisprudencia de los intérpretes autorizados de la Constitución y de la


CADH 31.
De ello se sigue que la Constitución no sólo condiciona el proceso, sino que
el proceso en sí mismo es un mecanismo de realización de la Constitución, pues
mediante el mismo la Constitución se rea rma y se actúa en el caso concreto.
De modo tal, que en cada caso en que, por vía jurisprudencial, la Constitución
se aplica, especialmente en el seno de los procesos constitucionales, se con rma
su supremacía jurídica como norma jerárquicamente superior. Asimismo, sus
contenidos, fórmulas lingüísticas, abstractas e indeterminadas, se concretizan,
dando origen a las denominadas normas constitucionales adscritas32, que
como tal forman parte del contenido constitucional, aunque semánticamente
no formen parte del texto expreso de la norma fundamental.
Ahora bien, en relación con la naturaleza y rol del Tribunal Constitucio-
nal, hemos sostenido que dicho tribunal tiene una triple naturaleza, en tanto
el mismo puede ser entendido como un órgano constitucional, jurisdiccional
y político.
En principio, el TC como tal (estatus, estructura, composición, funciones
y competencias, efectos de sus decisiones, prerrogativas e inmunidades de
sus magistrados) viene instituido por la propia Constitución con funciones
claramente de nidas: órgano de control de la constitucionalidad, garante de
su supremacía; y como último garante de los derechos fundamentales.
De otro lado, no cabe duda que el TC como tribunal tiene las caracterís-
ticas de todo órgano jurisdiccional, pues resuelve casos a instancia de parte,
mediante sus resoluciones no solo soluciona los casos, sino que también
concretiza y optimiza los contenidos de la Constitución (derechos y reglas
de organización del Estado). Finalmente, no deja de ser un órgano político,
en tanto, vía interpretación constitucional, crea derecho, es decir crea normas
constitucionales adscritas33.
A partir de esta consideración no es extraño que sea función primordial
del TC la defensa de la supremacía jurídica de la Constitución y la tutela de

31
A modo de ejemplo, puede verse la in uencia de la jurisprudencia constitucional e
interamericana, e inclusive de nuestra Corte Suprema, en la interpretación del derecho al
debido proceso, en: landa arroYo, César. El derecho al debido proceso en la jurisprudencia.
Corte Suprema de Justicia de la República del Perú, Tribunal Constitucional del Perú, Corte
Interamericana de Derechos Humanos. Lima: Academia de la Magistratura, 2012.
32
alexY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Segunda edición. Traducción de
Carlos Bernal Pulido. Madrid: CEPC, 2007, pp. 49-55.
33
landa arroYo, César. “Tribunal Constitucional y Poder judicial: una perspectiva
desde el derecho procesal constitucional”. Este trabajo puede ser consultado en la
siguiente dirección electrónica: http://www.law.u .edu/_pdf/academics/centers/
cgr/7th_conference/Tribunal_Const _y_Poder_Judicial. pdf, pp. 3-5, del documento
en pdf. Consulta: 14 de octubre de 2014.
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 55

los derechos fundamentales. Estas funciones deberán entenderse en un doble


sentido, pues el Tribunal debe brindar una tutela subjetiva a situaciones de
graves amenazas o lesiones a los derechos fundamentales de la persona, pero
a su vez debe servir al desarrollo objetivo de los preceptos constitucionales.
Esta doble dimensión, que se sustenta en la doble dimensión de los derechos
fundamentales, también se proyecta hacia el entendimiento y funcionamiento
de los procesos constitucionales, conforme se verá más adelante.
Con dicho techo conceptual, tenemos que el Tribunal ejerce su rol a tra-
vés de los diferentes procesos constitucionales en los que resulta competente,
cuya regulación da origen al denominado derecho procesal constitucional.
Este derecho, con innegables relaciones con la teoría general del proceso, debe
ser entendido a partir de un enfoque constitucional que lo entienda, a decir
de Peter Häberle34, como un derecho procesal constitucional concretizado, en
tanto la regulación constitucional sobre las denominadas “acciones de garantía
constitucional” no es más que una concretización de los artículos 1, 2, 38, 51,
138, 139, 200, 201, 202, 203, 204 y 205 de la Constitución, y al mismo tiempo
sirve a su concretización en los casos sometidos a conocimiento de la justicia
constitucional.
Ahora bien, en la doctrina y jurisprudencia constitucionales es pací co
asumir que los derechos fundamentales tienen una doble dimensión35, puesto
que, por un lado, son verdaderos derechos subjetivos de la persona directamen-
te aplicables a los casos concretos, y, de otro lado, se les considera como valores
objetivos o institucionales que informan a todo el ordenamiento jurídico, vía el
efecto de irradiación que se predica de los mismos36. Esta doble dimensión de
evidente talante sustantivo tiene una importante proyección procesal, pues la
misma, a partir de dicho entendimiento de los derechos, también es predicable
de los procesos constitucionales.
En el caso peruano, tal doble dimensión tiene un punto de apoyo en
el derecho positivo, cuando el artículo II del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional establece que “son nes esenciales de los procesos
constitucionales garantizar la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva
de los derechos constitucionales”. Como podrá advertirse todos los procesos
constitucionales, por igual, deben garantizar objetivamente la supremacía
constitucional y subjetivamente los derechos fundamentales de la persona.

34
HäBerle, Peter. “El derecho procesal constitucional como derecho constitucional
concreto frente a la judicatura del Tribunal Constitucional”. Pensamiento Constitucional,
año VIII, número 8, 2002, pp. 25-59.
35
HäBerle, Peter. La libertad fundamental en el Estado constitucional. Lima: Fondo Editorial
de la PUCP, 1997.
36
González PasCual, Maribel. El Tribunal Constitucional alemán en la construcción del espacio
europeo de los derechos. Pamplona: Civitas / Thomson Reuters, 2010, pp. 35-50.
56 CÉSAR LANDA ARROYO

Un claro ejemplo de esta doble comprensión de las instituciones del derecho


procesal constitucional viene dada por la con guración del RAC como meca-
nismo de acceso al TC, conforme se verá más adelante.
Finalmente, a partir de los dispuesto por el artículo 201 de la Constitución,
que instituye al TC como el órgano de control de la constitucionalidad, dotán-
dolo de autonomía e independencia, puede sostenerse que el Tribunal goza
de la competencia de la autonomía procesal37, entendida como la capacidad,
ciertamente limitada, que radica en el Tribunal para innovar el ordenamiento
procesal constitucional, vía la interpretación constitucional, creando reglas
procesales, con la nalidad de preservar el principio jurídico de la suprema-
cía de la Constitución, así como la real y efectiva vigencia de los derechos
fundamentales.
Esto quiere decir que el TC, dado su carácter de órgano constitucional y
jurisdiccional y por su especial naturaleza y posición en nuestro ordenamiento
jurídico, tiene autonomía procesal para perfeccionar a través de sus sentencias
y reglamento normativo la función de tutelar oportunamente los derechos
fundamentales de los procesos constitucionales.
Esta autonomía procesal signi ca también que el Tribunal puede desa-
rrollar principios y reglas con pretensión de generalidad y, de esta manera,
puedan aplicarse a casos similares posteriores, siempre que estas reglas ten-
gan como nalidad el perfeccionamiento de los procesos constitucionales, no
vulneren el principio de división de poderes, ni afecten la vigencia efectiva
de los derechos fundamentales.
Como el principio de supremacía constitucional y legal —en ese orden—
son constitutivas para la actuación del TC, cabe precisar que el artículo 201 de
la Constitución no sólo consagra una autonomía e independencia funcional
del Tribunal Constitucional —es decir en relación con los demás poderes y
órganos constitucionales del Estado—, sino que también consagra su auto-
nomía procesal. La cual ha servido de motivación para el desarrollo de una
línea jurisprudencial que se expresa en los expedientes N° 2877-2005-PHC, N°
4853-2004-PA/TC, N° 020-2005-AI/TC; N° 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/
TC, acumulados, N° 0019-2005-PI/TC, N° 6204-2006-PHC/TC, N° 004-2004-
CC/TC, N° 1417-2005-AA/TC, entre otros.
En dicho sentido, el auténtico rol del Tribunal Constitucional como órgano
de control de la Constitución y de activo juez tutelar de los derechos funda-
mentales pasa porque las decisiones que resuelven las demandas de violación
de los distintos derechos fundamentales sean pronunciadas oportunamente;

37
Cfr. rodríGuez-Patrón, Patricia. La “autonomía procesal” del Tribunal Constitucional.
Madrid: Thomson / Civitas, 2003, p. 21; landa arroYo, César. “Autonomía procesal
del Tribunal Constitucional: la experiencia del Perú”. Anuario de Derecho Constitucional
Latinoamericano, año XV, 2009, pp. 277-310.
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 57

porque, como ya se anotó, justicia que tarda no es justicia, situación que se ve


agravada si tenemos en cuenta que, de acuerdo a las estadísticas, más de la
mitad de las causas que resuelve el TC proceden del interior del país38.
De modo que, al introducir una suerte de certiorari constitucional, en base
a la autonomía procesal, el TC puede no sólo garantizar la expedición opor-
tuna de sus resoluciones, sino también que acompañado de los precedentes
vinculantes, otorguen predictibilidad y certeza a sus decisiones, esto es, segu-
ridad jurídica a las partes. Por cuanto, la sobrecarga procesal que afrontaba
y que sigue afrontando el Tribunal Constitución ocasiona un dé cit en su rol
de servicio judicial efectivo al ciudadano, lo que se traduce en las más de tres
mil causas pendientes de atención según lo anotado en la introducción del
presente trabajo. Frente a esto, era evidente la necesidad de una reforma a n
de superar esta situación inconveniente para la e caz tutela de los derechos
fundamentales, en causas propiamente constitucionales, que demandaban
tutela urgente.
En concordancia con estos argumentos, primero, en la sentencia del
Exp. N° 2877-2005-PHC/TC, caso Luis Sánchez Lagomarcino Ramírez, y,
complementariamente, con la sentencia del Exp. N° 04853-2004-PA/TC, se
introdujo una suerte de certiorari constitucional, estableciendo supuestos de
procedencia del RAC como mecanismos de acceso a la jurisdicción del Tri-
bunal Constitucional, que debían ser ponderados para perfeccionar el actual
desarrollo jurisprudencial del TC y proyectarlo hacia escenarios futuros con
la renovación periódica de los magistrados.
En efecto, en el Exp. N° 2877-2005-PHC/TC se señaló que además de los
requisitos de forma establecidos en el artículo 18° del Código Procesal Cons-
titucional, el TC debía considerar que una Sala se encargara del análisis de
la procedencia del RAC, sobre la base de un nuevo canon de interpretación,
estableciendo si el recurso cumplía con la nalidad para el cual se encontraba
reconocido; es decir permitir que el TC se pronuncie sobre la tutela del conte-
nido esencial del derecho fundamental constitucionalmente protegido.
Esto es que, el TC para poder ingresar a estudiar el fondo del asunto debía
constatar previamente la existencia de una clara determinación respecto a la
procedencia de los RAC presentados. El mencionado precedente vinculante
estableció (FJ 28) cuáles eran dichos requisitos:

38
De acuerdo a la Memoria del Tribunal Constitucional del año 2013 (p. 119) en el
acumulado histórico (causas ingresadas desde 1996 hasta el 31 de diciembre de 2013),
se observa que Lima Metropolitana representa el 48. 99% de las causas ingresadas, en
tanto que el 51. 11% de los casos han provenido de las diferentes regiones y provincias
del país.
58 CÉSAR LANDA ARROYO

“-Identi cación de vulneración mani esta del contenido esencial del ámbito
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental.
- Revisión de las demandas mani estamente infundadas.
- Evaluación de los casos en los que ya se haya reconocido la tutela del dere-
cho cuya protección fue solicitada en la demanda y respecto de los cuales se
haya declarado improcedente o infundado el pedido de reparación o resta-
blecimiento del agraviado en el pleno goce de sus derechos constitucionales.”

Con este criterio debía tenerse cuidado de no declarar mani estamente


improcedentes cuestiones que, en realidad, requerían de un análisis más
profundo; pero, cuando exista una duda razonable al respecto, en mérito al
principio pro actione debía declararse la procedencia. Por cuanto se trataba de
corregir la naturaleza del TC como instancia únicamente de fallo, con todas
las consecuencia negativas de la judicialización de la tutela de los derechos,
mediante la conversión del TC en una corte vértice de predecentes vinculantes
e interpretación constitucional. Para así cumplir de forma integral con la tutela
subjetiva y objetiva de los derechos fundamentales.
Así, en el camino de la reorganización propuesta por el TC se estableció
en la sentencia del caso Sánchez Lagomarcino, (Exp. N° 2877-2005-HC/TC,
FJ 28) de forma pedagógica y grá ca las causales para la procedencia, admi-
sibilidad y procedencia del RAC:

Grá co N° 1
Causales para interposición de demanda y de RAC

Elaboración: Tribunal Constitucional


CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 59

Desde esta perspectiva la incorporación del certiorari mediante el RAC,


buscaba proteger los derechos fundamentales con un sustento constitucional
directo, es decir su contenido esencial susceptible de protección, como así lo
había establecido el fundamento 10 de la sentencia del Expediente N° 1417-
2005-AA/TC. Pero, el sustento constitucional directo de un derecho no se
reducía a una tutela normativa del texto constitucional formal, sino que aludía
a una protección de la Constitución en sentido material (pro homine) en la que
se integraba la Norma Fundamental con los tratados de derechos humanos y
las disposiciones legales que desarrollan directamente el contenido esencial
de los derechos fundamentales que así lo requieran y que conforman el bloque
de constitucionalidad (artículo 79° del CPCo).
En consecuencia, el TC debía determinar su intervención en un caso con-
creto, si lo demandado por el recurrente era o no parte del contenido esencial
del ámbito constitucionalmente protegido del derecho. Para ello, debía utilizar
una concepción de contenido esencial como el desarrollado en la sentencia de
los Expedientes N° 0050-2004-PI/TC y otros. Además, la referida sentencia
del Expediente N° 1417-2005-AA/TC, en el fundamento 21, expresaba que:

(…) todo ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental


se reconduce en mayor o menor grado a su contenido esencial, pues todo
límite al derecho fundamental solo resulta válido en la medida de que el
contenido esencial se mantenga incólume.

Ésta debía ser la base para que el TC aceptara un RAC, es decir solo
cuando se alegaba que el derecho involucrado estaba siendo vulnerado en
el contenido esencial de su ámbito constitucionalmente protegido, se podía
llegar a analizar el fondo de lo pedido.
Por su parte, el Exp. N° 4853-2005-PA/TC se estableció como precedente
vinculante la regla sustantiva que el TC podía admitir un recurso de agravio
constitucional, cuando la sentencia recurrida no solo fuese denegatoria, sino
también estimatoria cuando era contraria a los precedentes vinculantes esta-
blecidos por el TC, en tanto supremo intérprete de la Constitución.

5. LA CONFIGURACIÓN JURISPRUDENCIAL DEL RAC A PARTIR DE


LOS PRECEDENTES VINCULANTES DE LOS EXPS. N° 02877-2005-PHC/
TC Y N° 4853-2004-PA/TC
Ciertamente, la consideración de la Constitución como norma jurídica
conlleva la necesidad de su interpretación, ello a n que pueda resultar una
norma directamente aplicable a los casos concretos.
Esta necesidad se extiende a todo el contenido constitucional (preámbulo,
parte dogmática y orgánica, disposiciones nales y transitorias, declaración
sobre la Antártida), lo que incluye las cláusulas de distribución de competen-
cias y atribuciones.
60 CÉSAR LANDA ARROYO

En esa dirección, a partir de lo establecido en el artículo 202. 2 de la


Constitución, la expresión “resolución denegatoria” a la que se alude como
supuesto de hecho habilitante para el conocimiento de un caso de tutela de
derechos fundamentales por parte del Tribunal Constitucional, a partir de la
doble dimensión de los procesos constitucionales, puede ser interpretado en
un sentido objetivo y subjetivo.
El artículo 18 del Código Procesal Constitucional, que constituye la con-
creción legislativa, sólo acoge de manera parcial la interpretación subjetiva
de dicha disposición, en tanto entiende que la resolución denegatoria sólo es
aquella sentencia o resolución que declara infundada o improcedente la de-
manda; de allí que resulte insu ciente para tutelar objetivamente la supremacía
constitucional y los derechos fundamentales.
No obstante, a partir de una interpretación objetiva y subjetiva de la
disposición contenida en el artículo 202. 2 de la Constitución era y es posible
recon gurar el RAC bajo dos dimensiones: positiva y negativa.

Dimensión positiva:
En su dimensión positiva, el recurso de agravio constitucional se entien-
de como un instituto procesal del Tribunal Constitucional vinculado a
su función nomo láctica —es decir, de depuración e integración de la
interpretación constitucional, y, a su función nomotética —esto, es de
recreación del derecho a través de sus sentencias que llenen las lagunas
del derecho—, de conformidad con el artículo 1 de la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional. Esto supone la facultad del Tribunal Constitu-
cional, por decisión de la mayoría del número legal de sus miembros,
de conocer y resolver directamente los procesos constitucionales en los
siguientes supuestos:
- Cuando los operadores jurisdicionales o administrativos resuelvan con
criterios opuestos o distintos a los señalados por el Tribunal Consti-
tucional, establecidos mediante sus precedentes, su doctrina jurispru-
dencial y sus sentencias normativas. Esto se puede dar cuando una
Sala del Poder Judicial contradice lo establecido por otra —con icto
horizontal— o cuando un Juez o Sala del Poder Judicial de jerarquía
menor contradice lo establecido por la Sala Suprema —con icto ver-
tical—.
- Cuando existen sentencias contradictorias a los fallos del Tribunal
Constitucional como consecuencia de la existencia de vacíos nor-
mativos o de interpretaciones alternativas a optar, que no lleguen
a conocimiento del TC, debido a que son sentencias estimatorias
de segundo grado (ver más adelante el análisis del Exp. N° 4853-
2004-PA/TC).
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 61

- Cuando se pretenda cambiar la jurisprudencia establecida por el Tri-


bunal Constitucional.
En cuanto a la legitimidad del recurso de agravio constitucional en su
dimensión positiva, ésta recae en el Tribunal Constitucional, en la medida
que en esta dimensión, el recurso de agravio constitucional buscaría, por
un lado, fortalecer la función de control constitucional (artículo 201 de
la Constitución); de otro lado, perfeccionar su rol de supremo intérprete
de la Constitución, al proveer de decisiones vinculantes —precedente y
jurisprudencia—; y, nalmente, asegurar la uniformidad de la aplicación
e integración de la Constitución.
A esta tarea contribuirían tanto el Ministerio Público, como órgano en-
cargado de defender la legalidad y de «velar por la independencia de
los órganos jurisdiccionales y por la recta administración de justicia»
(artículo 159-1 y 2 de la Constitución), así como la Defensoría del Pueblo,
en tanto que le corresponde «defender los derechos constitucionales y
fundamentales de persona y de la comunidad (…) » (artículo 162 de la
Constitución). Así como los amici curiae.

Dimensión negativa:
La dimensión negativa del recurso de agravio constitucional no se pre-
sentaría ya como un instituto procesal del Tribunal Constitucional , sino,
propiamente, como un recurso del justiciable. No obstante, el recurso
de agravio constitucional en esta dimensión precisa del cumplimiento
tanto de determinados requisitos de admisibilidad así como de pro-
cedibilidad.

- Criterios de admisibilidad:
- Que se haya interpuesto por el demandante.
- Que se identi que la resolución judicial de segundo grado (artículo
18 del Código Procesal Constitucional) que vulnera el contenido
esencial del derecho fundamental tutelado.
- Que se interponga dentro del plazo de diez (10) días.

- Criterios de procedibilidad:
- Que exista una vulneración mani esta del contenido esencial del
derecho fundamental tutelado, de acuerdo con el artículo 38 del
Código Procesal Constitucional.
- Que no se trate de una demanda mani estamente infundada
(cuestiones de mera legalidad o peticiones ajenas a la tutela de los
derechos fundamentales, por ejemplo).
62 CÉSAR LANDA ARROYO

- Que el Tribunal no haya resuelto casos similares declarándolos


improcedentes o infundados.
En cuanto a la legitimidad procesal, éste le correspondería al justiciable
a quien se le haya noti cado una resolución judicial denegatoria o no.
A partir de estas consideraciones, en la jurisprudencia constitucional la
dimensión negativa fue acogida íntegramente. Sin embargo, no sucedió lo
mismo con la dimensión positiva del RAC.
En efecto, la sentencia del Exp. N° 02877-2005-PHC/TC, se concibió
desde una perspectiva subjetiva, pues entendía al RAC como un recurso o
mecanismo impugnatorio del justiciable, en tutela de sus derechos líquidos y
concretos; por eso, se estableció que los requisitos establecidos en el artículo 18
del Código Procesal Constitucional: interposición por el demandante, dirigido
contra la resolución de segundo grado que declare infundado o improcedente
la demanda, en el plazo de 10 días, debían entenderse como requisitos de
admisibilidad.
En tanto que para evaluar la procedencia del RAC su planteamiento debía
estar directamente vinculado con el ámbito constitucionalmente protegido
de un derecho fundamental, que no sea mani estamente infundado y que no
esté inmerso en una causal negativa de tutela claramente establecida por el
TC (fundamentos 28 y 31 de la sentencia citada).
En ese entendido, puede colegirse que este precedente acoge la dimensión
negativa del RAC a la que se hizo referencia ut supra.
Luego, mediante la sentencia del Exp. N° 4853-2004-PA/TC se comple-
mentó el anterior precedente y se estableció, a partir de una interpretación
objetiva del artículo 202. 2 de la Constitución, que el RAC también era proce-
dente cuando se cuestionaba las sentencias de segundo grado estimatorias de
la pretensión que se hubiesen expedido desconociendo lo establecido en los
precedentes vinculantes del TC (FFJJ 31-38).
A pesar de estos avances, con un claro soporte conceptual y con la nali-
dad de lograr una oportuna tutela de las dimensiones objetivas y subjetivas de
la Constitución, los objetivos trazados no se pudieron cumplir habida cuenta
del cambio de rumbo ocurrido en el Tribunal, debido a la incorporación pro-
gresivamente de nuevos magistrados, la mayoría con intereses e ideologías
proclives al servicio del poder de turno.
Así, el precedente, de la procedencia del RAC por sentencia deses-
timatoria y estimatoria, fue dejado sin efecto en dos etapas por la nueva
composición del propio Tribunal; en una primera etapa al resolver el caso
El Frontón I (Exp. N° 3173-2008-HC/TC) la mayoría declaró nula la admi-
sión del recurso de agravio constitucional, al sostener que solo era válida
cuando la resolución en cuestión fuera desestimatoria para el reclamante;
sin embargo, como los precedentes vinculantes requieren de cinco votos
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 63

motivados para establecerlos o modi carlos, no pudieron variarlo formal-


mente porque solo obtuvieron cuatro votos39.
De allí que, en una segunda etapa, en el caso Provías Nacionales (Exp.
N° 3908-2007-PA/TC) 40 consiguieron un quinto voto para dejar sin efecto,
el RAC a favor del precedente incluso en el caso de sentencias estimatorias.
Pero, como la realidad es más rica que la jurisprudencia, dicha mayoría debió
revertir su voto en tres fallos posteriores para permitir la admisión del RAC
ante sentencias estimatorias en casos de: narcotrá co Exp. N° 02663-2009-HC/
TC41, lavado de activos Exp. N° 02748-2010-HC/TC42 y, nalmente, terrorismo
(Exp. N° 01711-2014-PHC/TC) 43.
Lo cual pone en evidencia que el precedente de la STC N° 4853-2004-PA/
TC, so solo recogía la dimensión positiva del RAC, sin que era necesaria para
poder implementar la fuerza normativa de la Constitución, no solo en la lucha
contra el lavado de activos, el narcotrá co o el terrorismo, sino contra todas
las violaciones a la Constitución.
Hoy, con una nueva composición, el Tribunal Constitucional ha dictado
un nuevo precedente vinculante sobre el RAC, estableciendo “nuevas” reglas
sobre el acceso a la jurisdicción ante el TC. Entrecomillamos la palabra “nue-
vas” pues de lo expuesto en la sentencia no se sabe con certeza si la misma
deja sin efecto las reglas del precedente del Exp. N° 2788-2005-PHC/TC, o si,
en cambio, viene a complementarlas.

6. NUEVO PRECEDENTE DEL TC SOBRE EL RAC: LA SENTENCIA DEL


EXP. N° 00987-2014-PA/TC, CASO FRANCISCA LILIA VÁSQUEZ RO-
MERO, PRIVILEGIO DE LA DIMENSIÓN NEGATIVA DEL RAC
En la sentencia, objeto de comentario, el TC tenía frente a sí un caso de
amparo contra resolución judicial mani estamente improcedente, habida

39
La sentencia fue dictada por los magistrados (Vergara Gotelli, Mesía Ramírez, Álvarez
Miranda y Calle Hayen), sin contar con los cinco votos necesarios para modi car un
precedente vinculante.
40
La sentencia fue dictada por los magistrados (Vergara Gotelli, Mesía Ramírez, Calle
Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda).
41
La sentencia fue dictada por los magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos,
Vergara Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, sin fundamentar la
modi catoria del RAC, en el art. VI o el art. VII del CPCons.
42
La sentencia fue dictada por los magistrados Mesía Ramírez, Beaumont Callirgos,
Vergara Gotelli, Calle Hayén, Eto Cruz, Álvarez Miranda y Urviola Hani) al amparo
del artículo VI del CPConst., que no tiene efecto normativo.
43
La sentencia fue dictada por los magistrados Urviola Hani, Vergara Gotelli, Eto Cruz
y los votos en contra de Mesía Ramírez y Álvarez Miranda, al amparo del artículo VI
del CPConst., que no tiene efecto normativo.
64 CÉSAR LANDA ARROYO

cuenta que los planteamientos en modo alguno estaban vinculados al conte-


nido constitucionalmente protegido de los derechos invocados en la demanda
(debido proceso, petición, defensa, libre acceso al órgano jurisdiccional y a la
tutela procesal efectiva).
A partir de tal constatación, el Tribunal sostiene que “la atención de estos
casos produce demoras que impiden atender oportuna y adecuadamente aque-
llos otros en los cuales verdaderamente existen vulneraciones que exigen una
tutela urgente” (fundamento 44), y más adelante incide en que “(…) la tutela
jurisdiccional que no es efectiva no es tutela (…) por lo tanto debe concentrar
[el TC] sus recursos en la atención de reales vulneraciones que requieren tutela
urgente” (fundamento 47).
De lo expuesto, se advierte que las consideraciones del TC son de orden
eminentemente subjetivo, esto es que su principal preocupación es brindar
tutela urgente a casos de lesiones a derechos que realmente lo ameriten. Por
ello, establece como precedente que el RAC será rechazado cuando: a) carezca
de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque; b) la cuestión de
derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia constitucional;
c) la cuestión de derecho invocada contradiga un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional; y, d) se haya decidido de manera desestimatoria en
casos sustancialmente iguales. Adicionalmente, se señala que la denominada
“sentencia interlocutoria denegatoria” se dictará sin más trámite (fundamento 49).
Al respecto cabe realizar un breve comentario a los cuatro supuestos de
admisibilidad del RAC:

a) Carencia de sustentación.- La misma se constituye en un criterio


subjetivo si queda librada a la interpretación casuística del TC. Pero,
para que este no rechace un RAC inmotivadamente, dado que se viola-
ría el deber de motivación de toda resolución, establecido en el artículo
139, inciso 5 de la Constitución, resultaría necesario que el control de
admisibilidad se ciña mínimamente a reconocer la existencia de un acto
lesivo, la identi cación del contenido constitucionalmente protegido del
derecho fundamental violado y la conexión o eventual responsabilidad
que recaería en el demandado.
No obstante, en principio, ello supondría una limitación al principio del
iura novit curia y al de suplencia de queja de ciente del juez, lo cual no
constituiría un agravio irrazonable, siempre que existan excepciones que
aseguren la tutela urgente de graves violaciones al núcleo duro de los
derechos fundamentales de las personas.
De lo contrario esta regla de improcedencia del RAC de carácter subjetivo
dejaría al aire legítimas preguntas como ¿qué debe entenderse por falta
de fundamentación?: ¿qué en el caso no se haya invocado un derecho
constitucional?, ¿qué no se haya precisado en la demanda y en el escrito
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 65

que contiene el RAC las normas constitucionales que reconocen el dere-


cho invocado?, ¿qué de los hechos expuestos no se advierta una lesión
al derecho? (pero esto ya sería una cuestión de fondo que ameritaría un
pronunciamiento de fondo y no un rechazo de plano del RAC), ¿qué los
planteamientos del RAC no están vinculados al contenido constitucional-
mente protegidos del derecho invocado?, o, nalmente ¿qué se pretenda
del TC, vía el RAC, un pronunciamiento estimatorio para un caso que en
comparación con otros, sustancialmente iguales o similares, ya ha recibido
un pronunciamiento desestimatorio?

b) Especial trascendencia constitucional.- Es una nueva causal subje-


tiva tomada de la reforma legislativa del amparo español (LO 6/2007
de reforma de la LOTC) que generó inicialmente una gran inseguridad
jurídica en España, la misma que fue solventada por la STC 155/2009, FJ
2, que estableció siete supuestos enunciativos para acreditar la “especial
trascendencia constitucional” 44.
En nuestro caso la sentencia de TC Peruano aclara que: “existe una
cuestión de especial trascendencia constitucional cuando la resolución
resulta indispensable para solucionar un con icto de relevancia o cuando
se presente la urgencia de una revisión sobre el contenido de un derecho
fundamental” (fundamento 50). Sin embargo, ello no contribuye a ge-
nerar certeza del derecho y predictibilidad para los justiciables; debido
a que dependerá del criterio subjetivo de los magistrados del Tribunal
Constitucional, antes que jurisprudencialmente se construyan criterios
positivos y negativos de admisibilidad del RAC.
Lo que se aprecia es que al aclarar el concepto —fundamento 50— el
Tribunal lo convierte en un concepto de carácter subjetivo. Ello al refe-
rirse al “con icto de relevancia” o a la “urgencia de una revisión sobre
el contenido de un derecho fundamental”, como supuestos de “especial
trascendencia constitucional”, no hace sino aludir a situaciones o casos
concretos en los que se ven comprometido la integridad de derechos
fundamentales.
De igual modo, no puede dejar de advertirse el carácter potencial-
mente indeterminado de las categorías empleadas, lo que podría dar
pie a un uso desmesuradamente discrecional o incluso arbitrario de los
mismos; de modo tal que, a consideración del Tribunal presente o futuro
cualquier caso podría constituir un “con icto de relevancia” o que

44
montesinos Padilla, Carmen. Reformas de los sistemas español y europeo de garantía y
tutela multinivel de los derechos fundamentales. Getafe: Universidad Carlos III de Madrid,
2011, pp. 52-59. Consulta: 13 de octubre de 2014. <http://e-archivo. uc3m.es/bitstream/
handle/10016/18695/TFM_MEADH_Carmen_Montesinos_2011.pdf? sequence=1>.
66 CÉSAR LANDA ARROYO

amerite “urgencia de una revisión sobre el contenido de un derecho


fundamental”.
Por ello, ante la incertidumbre mani esta el propio TC peruano debería
desarrollar jurisprudencialmente los contenidos mínimos de la denomi-
nada “especial trascendencia constitucional”; tal como el anterior TC en
el caso Sanchez Lagomarcino (Exp. N° 02877-2005-HC/TC) señaló que
para determinar si interviene en un caso concreto, dependerá si lo que
está siendo demandado por el recurrente es o no parte del contenido
esencial del ámbito constitucionalmente protegido del derecho.
Para ello, para el TC de entonces había que utilizar una concepción de
contenido esencial, como el desarrollado en la sentencia de los Expedientes
N° 0050-2004-PI/TC y otros. Además, la referida sentencia del Expediente
N° 1417-2005-AA/TC, en el fundamento 21, expresa que
(…) todo ámbito constitucionalmente protegido de un derecho funda-
mental se reconduce en mayor o menor grado a su contenido esencial,
pues todo límite al derecho fundamental sólo resulta válido en la
medida de que el contenido esencial se mantenga incólume.
Ésta debería ser la base para que el TC pueda aceptar un RAC. Sólo cuando
se alegue que el derecho involucrado está siendo vulnerado de distintas
formas en el contenido esencial de su ámbito constitucionalmente prote-
gido, se podrá llegar a analizar el fondo de lo pedido.
Resulta por eso necesario recordar lo que el TC ha ido estableciendo en su
jurisprudencia; es decir cuál es el ámbito constitucionalmente protegido
de los derechos fundamentales, señalando con claridad los casos de la
jurisprudencia que merecen salvaguardia en sede constitucional. Así,
siguiendo lo establecido en la STC N° 02877-2005-HC/TC FJ 30, se puede
reconocer las siguientes casos enunciativamente:
“- Expediente N° 3760-2005/PA/TC, publicada el 18 de febrero de 2005,
respecto a la inhabilitación política.
- Expediente N° 2496-2005-PHC/TC, publicada el 3 de junio de 2005,
respecto a la detención preventiva.
- Expediente N° 2303-2005-PHC/TC, publicada el 30 de junio de 2005,
respecto al agotamiento de la vía previa en materia tributaria.
- Expediente N° 1417-2005-PA/TC, publicada el 12 de julio de 2005,
respecto a las materias del derecho a la pensión que pueden ser tute-
ladas en un proceso de amparo.
- Expediente N° 0168-2005-PC/TC, publicada el 10 de octubre de 2005,
respecto al ámbito del derecho a la pensión que puede ser tutelado en
un proceso de cumplimiento.
- Expediente N° 2876-2005-PHC/TC, publicada el 26 de octubre de 2005,
respecto al contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 67

libertad de tránsito que puede ser tutelada en un proceso de hábeas


corpus.
- Expediente N° 2802-2005-PA/TC, publicada el 13 de diciembre de
2005, respecto a la procedencia de protección del derecho a la libertad
de empresa en un proceso de amparo.
- Expediente N° 0206-2005-PA/TC, publicada el 14 de diciembre de
2005, respecto a las materias del derecho al trabajo que pueden ser
tuteladas en un proceso de amparo, tanto en el régimen privado como
en el público.
- Expediente N° 3361-2004-PA/TC, publicada el 16 de diciembre de
2005, respecto a la evaluación y rati cación de magistrados.
- Expediente N° 4677-2004-PA/TC, publicada el 25 de diciembre de
2005, respecto al ámbito de protección del derecho a la reunión”.
Con estas sentencias y otras más el TC podría demostrar su vocación de
ir circunscribiendo correctamente su espacio de actuación en base a su
propia jurisprudencia y, de esta forma, determinar la validez del RAC.

c. Contradecir precedentes45.- Este criterio objetivo requiere tener en


claro que los precedentes constitucionales son aquellos que emanan de
lo establecido en el artículo VII del Título Preliminar de Código Procesal
Constitucional, es decir aquellas sentencias que el TC resuelve sobre el
fondo y les otorga un efecto normativo erga omnes; así como, también,
son aquellas sentencias que en los procesos de inconstitucionalidad de
las leyes, el TC se haya pronunciado estimatoria y desestimatoriamente.
Es importante señalar que la llamada doctrina jurisprudencial, emanada
del artículo VI del mencionado código, no alcanza a tener la naturaleza
de un precedente en un sentido fuerte —e cacia normativa— sino en
un sentido débil —meramente interpretativa—; la misma que los jueces
ordinarios podrían variar con la argumentación y motivación su cientes.
Frente a lo cual el rechazo liminar del TC no debería ser la regla sino la
excepción, cuando haya nuevas propuestas interpretativas de las normas
a las establecidas por el TC.
Como los precedentes son de con guración jurisprudencial, el justiciable
al menos debería tener la certeza de cuáles son aquellos que emanan de
la jurisprudencia del TC, sin perjuicio de las sentencia de inconstitucio-
nalidad que gozan de los efectos de la fuerza y jerarquía de ley. De modo
que, el TC tiene la tarea casi pedagógica de recopilar y difundir cuáles

45
landa arroYo, César. “Los precedentes vinculantes”. En: HäBerle, Peter y Domingo
GarCía Belaúnde (coordinadores). El control del poder. Libro Homenaje a Diego Valadés.
Tomo II. México: UNAM, 2011, pp. 173-216.
68 CÉSAR LANDA ARROYO

son aquellos precedentes que constituirán un parámetro de rechazo de


un RAC en la medida que los contradiga46.

d. Asuntos ya rechazados.- Este criterio aparentemente objetivo, requiere


que el TC precise que al resolver casos en un sentido desestimatorio por
el fondo de manera reiterada y en un sentido uniforme en el tiempo,
crea jurisprudencia a pesar que ya no se re era a la interpretación de
una norma legal —artículo VI, CPCons. —, ni que su sentencia tenga
efectos normativos —Artículo VII del CPCons. — y menos se re era a las
sentencias de inconstitucionalidad de las leyes. Esta jurisprudencia del
TC debería constituir un parámetro de control objetivo del pedido del
RAC, siempre que exista mínimamente la siguiente identidad que: el acto
lesivo sea idéntico, el derecho violado sea el mismo, la forma del agravio
sea la misma y la argumentación sea idéntica. De modo que, cuando las
diferencias entre el caso nuevo y los antiguos sean relevantes, merecerá
un trato jurídico diferente y el RAC debería ser admitido.

No obstante lo señalado, en principio, la razón apuntada como sustento


de las nuevas reglas establecidas en el precedente Vásquez Romero es un
avance constitucionalmente legítimo, pues una de las funciones del Tribunal
es brindar una efectiva y oportuna protección a los derechos fundamentales;
pero, sin afectar la predictibilidad y seguridad jurídicas.
Pero, desde una perspectiva argumentativa y en atención al principio de
coherencia discursiva, las reglas que se establecen deberían cumplir el mismo
tipo de nalidad. En buena cuenta, la preocupación por la tutela urgente de los
derechos no debería ser la única causa que justi que las nuevas reglas que se
establezcan para la improcedencia del RAC; obviando que la nalidad última
del RAC es la que se atienda al contenido esencial del ámbito constitucional-
mente protegido de un derecho fundamental; porque solo así se podrá llegar
al fondo del petitorio.
A pesar de ello, las reglas establecidas unas subjetivas y otras objetivas
no persiguen necesariamente cumplir dicha nalidad de tutelar el contenido
esencial del derecho constitucionalmente protegido. Por cuanto, lo que el
Tribunal hace es establecer en qué supuestos el RAC debería ser rechazado.
En esa misma dirección, resulta incongruente que para cumplir una nalidad
como la tutela urgente de los derechos fundamentales se establezcan reglas

46
landa arroYo, César. Sentencias del Tribunal Constitucional que contienen precedentes
vinculantes. Código Procesal Constitucional. Artículo VII del Título Preliminar. Lima,
Agosto, 2014, pp. 42, s/p.; donde se reseñan los 44 precedentes vinculantes con efectos
normativos.
CORSI E RICORSI DEL CERTIORARI CONSTITUCIONAL 69

negativas de procedencia del RAC que inciden en su dimensión procedimental


antes que sustantiva de los derechos fundamentales
De otro lado, siguiendo el antecedente del año 2006, el Tribunal, a propó-
sito de este nuevo precedente, ha modi cado el artículo 11 de su Reglamento
Normativo mediante Resolución Administrativa N° 141-2014-P/TC, de fecha
12 de setiembre del año en curso, a n de incorporar la mismas cuatro regla
de improcedencia del RAC contenida en el fundamento 49 de la sentencia del
Exp. N° 00987-2014-PA/TC. Con dicha modi cación también se suprimió la
disposición que disponía que una de las Salas del Tribunal fuera la encargada
de cali car la procedencia de las causas que lleguen al TC.
A propósito de dicha modi cación, consideramos que la misma debió
tener una mayor motivación al establecer nuevas reglas para cali car la pro-
cedencia del RAC. Con la reforma se hubiera aprovechado para establecer
también las reglas de procedimiento que se han eliminado del anterior texto
del artículo 11 del RNTC; de modo tal que se pueda saber si la cali cación de
la procedencia del RAC, a partir de las nuevas reglas, correspondería hacerla
a un magistrado, a una Sala, a las dos o al Pleno del Tribunal. Lo cierto es que
una Sala ya ha emitido más de ciento cuarenta rechazos liminares del RAC al
mes de su establecimiento, para el caso de los maestros. Asimismo, debería
haberse establecido la manera de proceder por parte del TC cuando no hay
consenso entre los magistrados entre aceptar o rechazar un caso, conforme a
las nuevas reglas, ¿cuál sería el procedimiento a seguir en esos casos?
Por último la autonomía procesal del TC ha permitido innovar el derecho
procesal constitucional, pero sobre la base de los grandes cauces del Derecho
Constitucional y/o del Derecho Procesal; por eso, llama la atención que a la
resolución del TC que se pronuncie sobre el rechazo del RAC, se la denominen
“sentencia interlocutoria”. Cuando es pací co reconocer que las resoluciones
con que opera el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial son decretos autos
y sentencias, como señalan el artículo 120 del Código Procesal Civil y el artí-
culo 121 del Código Procesal Constitucional; es decir que los actos procesales
a través de los cuales se impulsa o decide al interior del proceso, se pone n
a éste, pueden ser decretos, autos y sentencias.
No obstante, se observa un uso diverso del nomen iuris —“sentencia
interlocutoria” y Auto— que usa la Sala 1 y la Sala 2; así como, ya destaca
el permanente voto singular del Magistrado Blume Fortini, en relación a las
“sentencias interlocutorias” del Pleno del Tribunal Constitucional. Como
puede advertirse no son fútiles las preguntas que se formulan, sino esenciales,
más aún si estamos hablando del acceso al Tribunal Constitucional, último
garante de los derechos fundamentales en sede interna, se debe asegurar la
predictibilidad de las decisiones del máximo intérprete de la Constitución,
en base a reglas previas por todos conocidas; a n de evitar recaer en aquella
máxima hobbesiana que el Estado de Derecho desechó: “auctoritas; non veritas
facit legem”.
70 CÉSAR LANDA ARROYO

Estas preguntas y desafíos, quizás, reciban algunas respuestas por el


propio Tribunal Constitucional, a partir de los casos que vaya resolviendo
jurisprudencialmente con el paso del tiempo.

7. CONSIDERACIONES FINALES
Parte importante del control de la Constitución y de la tutela de los dere-
chos fundamentales es que las decisiones del Tribunal Constitucional no sólo
otorguen predictibilidad y certeza —seguridad jurídica— sino también una
tutela oportuna de los derechos que la Constitución reconoce.
Por ello, es necesario continuar con la reforma completa del RAC a n de
que la sobrecarga procesal que sigue afrontando el Tribunal Constitucional
no termine, en la práctica, desvirtuando y desnaturalizando su rol tutelar
establecido en la Constitución; sino, por el contrario, promoviendo la tutela
objetiva de los derechos fundamentales, mediante los precedentes vinculantes
y la interpretación constitucional del sistema jurídico.
Como hemos visto la modi cación del RAC, por vía jurisprudencial,
para acercarlo a un certiorari constitucional ha recorrido un difícil camino en
estos ocho últimos años, con aciertos, lentos avances y grandes retrocesos.
Estos últimos, en vez de ayudar a aminorar la carga procesal y permitir al TC
brindar una tutela de urgencia a los derechos fundamentales, han terminado
por entorpecer los objetivos propuestos. Sin embargo, con la renovación del
Tribunal Constitucional se abre un debate técnico y democrático de ida y vuelta
entre la jurisprudencia y la academia.
Como la historia jurisprudencial se mueve permanentemente en el tiempo
siempre hacia adelante, aunque no en forma lineal ni armónica, esperemos
que con nuevos casos, el Tribunal Constitucional pueda ir aclarando las dudas
e integrando los vacíos advertidos, a n de no desvirtuar su rol como último
garante de los derechos fundamentales y de la supremacía constitucional en
nuestro país.
Acerca de la constitucionalidad material
de las causales que habilitan el rechazo
sin más trámite del recurso de agravio
constitucional
Luis Castillo Córdova

SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN.- II. SOBRE LA AUSENCIA DE FUNDAMEN-


TACIÓN DE LA AGRESIÓN QUE SE INVOCA.- 1. La esencia de los procesos
constitucionales de la libertad.- 2. La esencia de los procesos constitucionales en la
con guración del recurso de agravio constitucional.- 3. La constitucionalidad material
de la primera causal de improcedencia liminar del recurso de agravio constitucio-
nal.- III. SOBRE LA TRASCENDENCIA DE LA CUESTIÓN CONTENIDA
EN EL RECURSO.- 1. Derechos humanos como bienes humanos debidos.- 2.
El contenido esencial de los derechos fundamentales.- 3. El contenido constitu-
cional de los derechos fundamentales.- 4. Mismo valor misma relevancia.- 5. La
inconstitucionalidad material de la segunda causal de improcedencia liminar
del recurso de agravio constitucional.- IV. SOBRE LA CONTRADICCIÓN
DE UN PRECEDENTE VINCULANTE.- 1. La naturaleza normativa de los
precedentes vinculantes.- 2. La inconstitucionalidad material de los precedentes
vinculantes.- 3. Los precedentes vinculantes no vinculan de modo absoluto.- 4.
La inconstitucionalidad material de la tercera causal de improcedencia liminar
del recurso de agravio constitucional.- V. SOBRE LA DECISIÓN DESESTIMA-
TORIA EN CASOS SUSTANCIALMENTE IGUALES.- 1. Signi cado de “caso
sustancialmente igual”.- 2. Sobre la inconstitucionalidad de la cuarta causal.- VI.
LA MODIFICACIÓN DEL REGLAMENTO NORMATIVO DEL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL.- VII. A MODO DE CIERRE: LA NO AFECTACIÓN DE
LA DIMENSIÓN SUBJETIVA DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITU-
CIONAL.
72 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

I. INTRODUCCIÓN

D
os son las razones, como lo tengo justi cado en otro lado1, por las cua-
les se ha de considerar que las interpretaciones que de la Constitución
formula el Tribunal Constitucional han de ser tenidas como normas de
rango constitucional, más precisamente como normas constitucionales adscrip-
tas2. Una razón consiste en que la interpretación de la Constitución es siempre
una concreción directa de una norma constitucional directamente estatuida,
de modo que la concreción compartirá la misma naturaleza normativa del
objeto concretado. Y la segunda es la posición jurídica del órgano que formula
la interpretación, que exige reconocer vinculación a la concreción normativa.
Una de las últimas y relevantes normas constitucionales adscriptas que
ha formulado el Tribunal Constitucional, ha sido recogida en el fundamento
jurídico 49 de su sentencia al EXP. N° 00987-2014-PA/TC. Una tal norma puede
ser formulada en los términos deónticos siguientes:

N49: Está permitido al Tribunal Constitucional sin más trámite rechazar un


recurso de agravio constitucional cuando carezca de fundamentación la su-
puesta vulneración que se invoque; la cuestión contenida en el recurso no sea
de especial trascendencia constitucional; la cuestión de Derecho contradiga
un precedente vinculante del Tribunal Constitucional; o se haya decidido
de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.

Esta norma constitucional creada por el Tribunal Constitucional, ha naci-


do adherida a la norma directamente estatuida que el Constituyente peruano
ha recogido en el artículo 202. 2. Tal norma directamente estatuida puede ser
formulada en los siguientes términos deónticos:

N202. 2: Está permitido al Tribunal Constitucional conocer, en última y de-


nitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo,
hábeas data, y acción de cumplimiento.

Consecuentemente, el contenido normativo que conforma el artículo 202.


2 de la Constitución queda compuesto de la siguiente manera:

N202. 2: Está permitido al Tribunal Constitucional conocer, en última y de-


nitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo,
hábeas data, y acción de cumplimiento. Está permitido al Tribunal Constitucio-

1
Los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, Gaceta Jurídica, Lima 2014, pp.
20-23.
2
En la diferenciación presentada por Robert Alexy entre normas constitucionales
directamente estatuidas y normas constitucionales adscriptas. alexY, Robert, Teoría de
los derechos fundamentales, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 1993, pp. 63–73.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

nal sin más trámite rechazar un recurso de agravio constitucional cuando carezca
de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque; la cuestión contenida
en el recurso no sea de especial trascendencia constitucional; la cuestión de Derecho
contradiga un precedente vinculante del Tribunal Constitucional; o se haya decidido
de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.

Como se aprecia, la adscripción de la norma N49 a la norma N202. 2 se


ha producido irremediablemente, lo que exige reconocerla necesariamente
como una norma constitucional desde el punto de vista formal, y esto porque
el criterio de la adscripción o pertenencia es uno de tipo formal. No obstan-
te, y también como ya lo tengo justi cado en otro lado3, la norma adscripta
formalmente constitucional puede ser tenida como inconstitucional desde el
punto de vista material. Este será el caso cuando la concreción que signi ca
la norma constitucional adscripta niega el objeto concretado que signi ca la
norma constitucional directamente estatuida.
No cabe duda que el Tribunal Constitucional ha creado una norma de
rango constitucional cuando ha dispuesto N49. Lo relevante en este punto es
preguntarse por la constitucionalidad material de la referida norma N49. Para
este propósito sirve la de nición de norma constitucional adscripta formula-
da por el Prof. Alexy, que como lo tengo justi cado en otro trabajo4, es una
de nición que encaja perfectamente con la norma adscripta materialmente
constitucional. Así re ere el reconocido profesor alemán:

“[u]na norma adscripta vale y es una norma de derecho fundamental si para


su adscripción a una norma de derecho fundamental estatuida directamente
es posible dar una fundamentación iusfundamental correcta”5.

Esta de nición que formulada para las normas constitucionales adscrip-


tas iusfundamentales, puede ser extendida para toda norma constitucional
adscripta en los términos siguientes: una norma adscripta vale y es una nor-
ma de derecho constitucional si para su adscripción a una norma de derecho
constitucional estatuida directamente es posible dar una fundamentación
constitucional correcta. Esto quiere decir que la constitucionalidad material
de la norma N49 en cada una de las causales ahí previstas, dependerá de la
corrección de las razones que pueden ser dadas para sostenerla. Y precisa-
mente a determinar tal corrección en las razones y con ella a determinar la
constitucionalidad material de la norma N49 de la sentencia 00987-2014-PA/
TC se destina este trabajo.

3
Los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, ob. cit., pp. 23-29.
4
“La Constitución del Estado constitucional”, en Advocatus, en prensa.
5
alexY, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, ob. cit., p. 71.
74 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

II. SOBRE LA AUSENCIA DE FUNDAMENTACIÓN DE LA AGRESIÓN


QUE SE INVOCA
La primera causal que, a decir del Tribunal Constitucional, le habilitaría
para emitir sentencia interlocutoria denegatoria que rechaza el recurso de
agravio constitucional sin más trámite, es la siguiente: “cuando: a) Carezca
de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque”. El análisis de
la validez material de esta causal tiene que ver con la esencia de los procesos
constitucionales de la libertad.

1.1. La esencia de los procesos constitucionales de la libertad


Las instituciones o categorías constitucionales tienen una esencia que
les singulariza. El proceso constitucional de la libertad (el amparo, el hábeas
corpus, el hábeas data) es un instrumento al servicio del derecho fundamen-
tal, más precisamente al servicio de su protección. Si nos preguntásemos por
aquello que hace a la esencia de los procesos constitucionales, se tendría que
concluir que dos son los elementos esenciales6: uno es que los procesos cons-
titucionales solamente pueden proteger la esencia de los derechos fundamen-
tales, más precisamente, su contenido esencial que coincide con su contenido
constitucional. De esta manera, queda vetada por la esencia de los procesos
constitucionales la protección del contenido infraconstitucional (el contenido
legal o reglamentario) de los derechos fundamentales. Dar protección a este
contenido infraconstitucional desnaturaliza (niega la esencia) del proceso
constitucional.
En esta misma línea se ha desenvuelto el parecer del Tribunal Consti-
tucional quien tiene manifestado que el amparo, y en general los procesos
constitucionales de la libertad, “por la propia naturaleza del objeto a proteger,
sólo tutela pretensiones relacionadas con el ámbito constitucional de un de-
recho fundamental susceptible de protección en un proceso constitucional”7.
Agrega el Supremo intérprete de la Constitución, que no pueden ser conocidas
por el proceso constitucional de la libertad, “entre otras: i) las pretensiones
relacionadas con otro tipo de derechos (de origen legal, administrativo, etc.,
como por ejemplo, el derecho de posesión del arrendatario, entre otros), pues
se requiere que su contenido tenga relevancia constitucional o carácter de
fundamentalidad”8.

6
Estos elementos conforman el contenido esencial del derecho fundamental a proteger
mediante amparo el contenido constitucionalmente protegido de los derechos
fundamentales.
7
EXP. N° 02650–2010–AA/TC, fundamento 3.
8
Ibídem.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

El segundo elemento que hace a la esencia de los procesos constitucio-


nales de la libertad es que tal agresión del contenido esencial de los derechos
fundamentales deba ser mani esta, es decir, no litigiosa, que no requiera
transitar por una especial y compleja actividad probatoria, de modo que se
acrediten los hechos que con gura la agresión a través de medios de prueba
de actuación inmediata. Así, se desnaturaliza el proceso constitucional si para
la defensa del contenido esencial del derecho fundamental, hay que realizar
una singular y complicada actividad probatoria.
Como no podía ser de otra forma, el Tribunal Constitucional ha dirigido
sus pronunciamientos en este sentido también. Así, reconoce el Supremo con-
trolador de la constitucionalidad que “los procesos constitucionales tienen un
carácter sumario ya que son procesos con gurados para la defensa de derechos
constitucionales cuya vulneración es mani esta y evidente, por lo que carecen
de una etapa procesal de actuación de pruebas”9. Es decir, la protección que a
los derechos fundamentales prodiga los procesos constitucionales de la liber-
tad, “se encuentra condicionada a que en la dilucidación de la controversia,
la lesión del derecho constitucional o la amenaza que a éste se produzca sea
de tal manera evidente que no sea necesario transitar por una previa estación
probatoria”10. A rmar que la agresión del derecho fundamental debe ser
mani esta, exige que no sea controvertida ni la titularidad del derecho, ni los
hechos que con guran la agresión: “el derecho fundamental respecto del cual
se pide la tutela constitucional debe ser uno cuya titularidad por parte del
demandante sea cierta y no controvertida, y cuya afectación se produzca de
manera clara y mani esta para que sea susceptible de ser amparado mediante
el proceso de garantía”11, ha alcanzado a decir el Tribunal Constitucional.

1.2. La esencia de los procesos constitucionales en la con guración del


recurso de agravio constitucional
Los elementos que conforman la esencia de los procesos constitucionales
de la libertad in uyen notablemente en la con guración del recurso de agra-
vio constitucional. Éste recurso deberá conformarse internamente sin negar
los elementos esenciales del proceso constitucional del que forma parte. Una
consecuencia necesaria de esta advertencia es que tales elementos esenciales
también tienen, y mucho, por decir, cuando se trata de pensar en las causales
que justi quen declarar improcedente el recurso de agravio constitucional,
incluso las que justi quen rechazar sin más trámite al respectivo recurso12.

9
EXP. N° 474–2008–PA/TC, fundamento 7.
10
Ibidem.
11
EXP. N° 03385-2010-PA/TC, fundamento 5.
12
“Ser y deber ser: cuando la esencia de los procesos constitucionales dice cómo debe ser
la procedencia de la demanda constitucional”, en Gaceta Constitucional 78, pp. 21-24.
76 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

Como regla general, pues, podrá ser formulada la siguiente: si se intentase


acudir al recurso de agravio constitucional negando los elementos esenciales
del proceso constitucional, estará habilitado rechazar sin más trámite el re-
curso respectivo. Y es que los elementos que hacen a la esencia del proceso
constitucional de la libertad hacen también a la esencia del recurso de agravio
constitucional, y si en la justi cación de éste no está presente la agresión ma-
ni esta del contenido constitucional del derecho fundamental, entonces, será
legítimo rechazarlo incluso de plano.

1.3. La constitucionalidad material de la primera causal de improceden-


cia liminar del recurso de agravio constitucional
Es en este marco conceptual en el que se ha de colocar a la primera
causal de rechazo liminar del recurso de agravio constitucional dispuesta
por el Tribunal Constitucional. En efecto, la causal según la cual está per-
mitido al Tribunal Constitucional rechazar sin más trámite el recurso de
agravio constitucional cuando “carezca de fundamentación la sup uesta
vulneración que se invoque”, significará que el Alto Tribunal está ha-
bilitado para rechazar el mencionado recurso solamente cuando las ra-
zones que han sido dadas para sostenerlo no están referidas a la agresión
mani esta del contenido constitucional del derecho fundamental invocado
como agredido13. No se trata evaluar la corrección de las razones dadas,
solamente se trata de constatar la ausencia de razones vinculadas a la agre-
sión mani esta del contenido constitucional del derecho fundamental. A
esta regla general, no obstante, se le puede plantear la siguiente excepción:
podrá ser rec hazado sin más trámite el recurso de agravio constitucional
cuando habiéndose mostrado razones referidas al contenido constitucional del
derecho fundamental, tales razones son mani estamente incorrectas. Una
razón será tal cuando no es posible formular ninguna justi cación a favor
de su corrección; se tratará pues de razones solo formales de contenido
irrazonable o absurdo.
Si así se interpreta esta primera causal de rechazo liminar del recurso de
agravio constitucional, entonces se podrá reconocer que en esta parte la nor-
ma N49 no solamente es constitucional desde el punto de vista formal, sino
también lo es desde el punto de vista material.

13
Antes de la reforma reciente del reglamento normativo del Tribunal Constitucional,
en su artículo 11 se disponía que “la Sala declarará su improcedencia [del recurso de
agravio constitucional], a través de un Auto, en los siguientes supuestos: si el recurso
no se re ere a la protección del contenido esencial del ámbito constitucionalmente
protegido de un derecho fundamental”.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

III. SOBRE LA TRASCENDENCIA DE LA CUESTIÓN CONTENIDA EN EL


RECURSO
La segunda causal que, según la norma N49, habilita al Tribunal Cons-
titucional a rechazar el recurso de agravio constitucional liminarmente, es
decir, “sin más trámite”, consiste en que la cuestión de derecho contenida en el
recurso “no sea de especial trascendencia constitucional”. La corrección de las
razones que sostienen esta causal tiene que ver necesariamente con la relevancia
que hay que reconocer a toda agresión del contenido esencial o constitucional
de un derecho fundamental que, como se ha dicho antes, conforma la esencia
de los procesos constitucionales y, consecuentemente, la esencia del recurso
de agravio constitucional. Conviene preguntarse qué es lo que sucede cuando
se agrede el contenido esencial de un derecho fundamental.

2.1. Derechos humanos como bienes humanos debidos


Como se sabe, la persona humana tiene valor de absoluto en la medida
que se con gura como n en sí misma14, su valor no está en relación a nada dis-
tinto a ella misma, y por esta razón su valor no es relativo. Consecuentemente,
ella no puede ser considerada ni tratada como un medio15. En esto consiste su
dignidad. Por tener la condición de n y no de medio, está ordenado promo-
ver las cosas para que logre conseguir su plena realización como persona16;
si tuviese la condición de medio, sería indiferente conseguir su realización o
el grado de ésta.
Tendemos a lograr la máxima realización porque somos realidades esen-
cialmente inacabadas y por ello esencialmente imperfectas, que adquirimos
grados de perfeccionamiento y consecuente realización en tanto satisfacemos
nuestras necesidades17 y exigencias18 esenciales, entendidas como aquellas que

14
kant, Immanuel (1996): 187.
15
BleCkman, Albert (1997): 539; BVerfGE 6, 32 (36); BVerfGE 27, 1 (6).
16
En palabras del Tribunal Constitucional peruano, se trata de la “plena realización de la
persona humana y su dignidad (artículo 1° de la Constitución)”. EXP. N° 00005–2008–
PI/TC, fundamento 21.
17
La relevancia jurídica de las necesidades esencialmente humanas, no ha sido extraña
a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional peruano, por ejemplo, cuando ha
mencion ado que “[e]ste despliegue en múltiples direcciones inherente a los derechos
fundamentales, como no podría ser de otro modo, también se encuentra presente en la
dignidad humana, que es comprehensiva enunciativamente de la autonomía, libertad
e igualdad humana, siendo que todas ellas en sí mismas son necesidades humanas que
emergen de la experiencia concreta de la vida prá ctica”. EXP . N° 2273–2 005–PHC/TC,
fundamento 9.
18
Lo mismo ocurre con las exigencias que brotan de la esencia o naturaleza humana. Así,
en referencia al trabajo, ha dicho el Tribunal Constitucional peruano que su importancia
78 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

brotan y enlazan directa y fuertemente con la esencia humana. En la medida


que la satisfacción de estas necesidades perfecciona al ser humano, y que bien
es aquello que perfecciona al ser19, la consecución de bienes humanos permite
la satisfacción de necesidades humanas y con ello consigue la consecución de
grados de perfeccionamiento y realización humanas.
En la medida que, como se dijo antes, está ordenado promover las cosas
para que la Persona (que tiene valor de absoluto) adquiera la máxima realiza-
ción posible, entonces el conjunto de bienes humanos esenciales aparece como
lo debido a ella por ser tal, y es lo debido porque es lo que le corresponde por
tener la naturaleza y el valor (dignidad) que tiene. Tales bienes humanos de-
bidos son una realidad jurídica vinculante, es decir, es lo justo con la persona
humana y, por esta razón, vinculan20. Así, la vida, la intimidad, la libertad
individual, la salud, la igualdad, etc., aparecen como bienes humanos debidos
a la persona por ser y valer ésta lo que es y vale.
Esto permite considerar al derecho humano como existente y vinculante
incluso antes de que la norma positiva lo reconozca y garantice21. En efecto,
lo justo con la persona humana, sus derechos humanos, es posible positivarlo
tanto en la norma positiva internacional (tratados o convenciones) como en
la norma positiva nacional (la Constitución o leyes). La validez de la norma
positiva (nacional o internacional) dependerá de su ajustamiento al derecho
humano que pretende positivar, de modo que una positivación que se aleja o
contradice el derecho humano que le antecede, es injusta y, consecuentemente,
pierde en intensidad vinculante, incluso en validez.

2.2. El contenido esencial de los derechos fundamentales


Para saber si el reconocimiento positivo (nacional o internacional) de
un derecho se ajusta o no al derecho humano que pretende positivar, ha de
ser posible realizar un juicio comparativo, la comparación será posible de ser

descansa en ser “[v]ocación y exigencia de la naturaleza humana”. EXP. N° 008–2005–


PI/TC, fundamento 18.
19
En la teoría aristotélica el bien se de ne como aquello que perfecciona al ser. aristóteles,
Ética a Nicómaco, I, 1094a–1103a.
20
Castillo Córdova, Luis, “La interpretación iusfundamental en el marco de la persona
como inicio y n del derecho”, en sosa saCio, Juan Manuel (Coordinador), Pautas para
interpretar la Constitución y los derechos fundamentales, Gaceta Jurídica, Lima, 2009, pp.
31–43.
21
Como lo ha reconocido el Tribunal Constitucional peruano, “la persona humana, por
su dignidad, tiene derechos naturales anteriores a la sociedad y al Estado, inmanentes a
sí misma, los cuales han sido progresivamente reconocidos hasta hoy en su legislación
positiva como derechos humanos de carácter universal”. EXP. N° 4637–2006–PA/TC,
fundamento 45.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

realizada si es posible objetivar uno y otro derecho. La manera que hay de


llevar a cabo esa objetivación es a través de la siguiente categoría: contenido.
Si el contenido del derecho humano es el contenido positivado en la norma,
entonces, la norma es jurídicamente válida por ser justa; si no lo es, será jurí-
dicamente inválida por injusta22. De ahí que es posible plantear la siguiente
pregunta: ¿cuál es el contenido de un derecho humano?
En lo que respecta al contenido de un derecho humano, nuevamente
resulta necesario apelar a las esencias, como la esencia humana o, en palabras
del Tribunal Constitucional peruano, “naturaleza del ser humano”23. Si, por
ejemplo, hay la necesidad humana esencial de contar con un espacio propio
donde desplegar nuestra propia individualidad, la intimidad se convierte en
un bien humano24, no sólo porque satisface esa necesidad humana sino porque
al satisfacerla permite lograr una mayor y más plena realización humana25.
Así, el bien humano intimidad se convierte en lo debido a la persona humana
y, por ello, en el derecho humano a la intimidad. El contenido de este derecho
humano será aquello que hace que el derecho a la intimidad sea derecho a la
intimidad y no otro derecho diferente. Este contenido bien puede ser llama-
do contenido esencial del derecho a la intimidad, porque brota de la esencia o
naturaleza jurídica del referido derecho26. De esta forma hay que reconocer
que el derecho humano cuenta con un contenido que lo de ne en su esencia
o naturaleza y que bien puede ser llamado contenido esencial; y que puede
ser de nido como aquel conjunto de facultades o atribuciones que hacen que
el derecho humano sea ese derecho y no otro diferente27.

22
Lo cual exige no cerrar como posibilidad el que una Convención o Tratado internacional,
así como una Constitución, lleguen a ser disposiciones normativas injustas e inválidas
cuando el contenido de los derechos ahí positivados contradigan las exigencias jurídicas
de los derechos humanos.
23
EXP. N° 0489–2006–PHC/TC, fundamento 11.
24
“Bien jurídico intimidad”, en palabras del Tribunal Constitucional peruano. EXP. N°
6712–2005–HC/TC, fundamento 30.
25
Este bien humano, es posible a rmar, “implica necesariamente la posibilidad de excluir
a los demás en la medida que protege un ámbito estrictamente personal, y que, como
tal, resulta indispensable para la realización del ser humano”. EXP. N° 6712–2005–HC/
TC, fundamento 38.
26
Sobre el cual ha manifestado el Tribunal Constitucional peruano que “es el ámbito
personal en el cual un ser humano tiene la capacidad de desarrollar y fomentar
libremente su personalidad. Por ende, se considera que está constituida por los datos,
hechos o situaciones desconocidos para la comunidad que, siendo verídicos, están
reservados al conocimiento del sujeto mismo y de un grupo reducido de personas,
y cuya divulgación o conocimiento por otros trae aparejado algún daño”. EXP. N°
6712–2005–HC/TC, fundamento 38.
27
En palabras del Tribunal Constitucional español, “facultades o posibilidades de
actuación necesarias para que el derecho sea reconocible como perteneciente al
80 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

2.3. El contenido constitucional de los derechos fundamentales


Una vez positivado el derecho humano, el contenido esencial que lo de ne
pasa a recogerse en la convención o tratado sobre derechos humanos, y que
por esa razón bien puede llamársele contenido convencional; o a recogerse en
la primera norma de un Estado nacional, la Constitución, y que por esa razón
puede ser llamado contenido constitucional. Aquí interesa referir solamente al
segundo, respecto del cual es posible plantear la cuestión siguiente: ¿qué re-
lación existe entre el contenido esencial de un derecho humano y el contenido
constitucional del derecho fundamental?
Si los derechos fundamentales son los derechos humanos constituciona-
lizados, entonces los derechos fundamentales pueden ser de nidos como los
derechos humanos constitucionalizados. Todo derecho fundamental tiene un
contenido jurídico que puede ser diferenciado en contenido esencial y con-
tenido no esencial. El primero puede ser de nido como aquel que está estre-
chamente enlazado al bien humano que justi ca el derecho fundamental. Es
decir, sería aquel conjunto de facultades o atribuciones que el derecho depara
a su titular y sin las cuales no sería posible reconocer como lo grado al bie n
humano que lo sostiene, ni conseguida el grado de realización humana
pretendido. En la medida que el derecho fundamental es un bien humano
debido, el bien humano forma parte de la esencia del derecho fundamental,
y el contenido a él directamente amarrado conforma el contenido esencial
del derecho fundamental28. Mientras que el contenido no esencial, es un
contenido jurídico cuyo origen puede reconducirse al bien humano en que
consiste el respectivo derecho fundamental, pero derivativamente, es decir,
indirectamente, de modo que puede faltar sin que la consecución del bien
humano ni el grado de realización respectivo se resientan, es por esta razón
un contenido accidental.
Siendo esta la diferenciación entre uno y otro tipo de contenido, el conte-
nido esencial está llamado a ser recogido y regulado en la norma de más alto
rango en el sistema jurídico interno: la norma constitucional; mientras que el
contenido no esencial será regulado y desarrollado a través de los productos
normativos infraconstitucionales, como las leyes y los reglamentos. Desde

tipo descrito y sin las cuales deja de pertenec er a ese tipo y tiene que pas ar a
quedar comprendido en otro, desnaturalizándose por decirlo así”. STC 11/2981,
fundamento 8.
28
Por eso, acierta el Tribunal Constitucional peruano cuando ha manifestado que “un
derecho tiene sustento constitucional directo cuando la Constitución ha reconocido,
explícita o implícitamente, un marco de referencia que delimita nominalmente el bien
jurídico susceptible de protección”. EXPs. N°s 6149–2006–PA/TC y 6662–2006–PA/
TC, fundamento 41.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

esta perspectiva, es posible sostener que el contenido esencial de un derecho


fundamental equivale a su contenido constitucional29.

2.4. Mismo valor misma relevancia


Conviene ahora regresar a la segunda causal que habilitaría al Tribunal
Constitucional a rechazar sin más trámite el recurso de agravio constitucional.
Como se recordará, tal causal consiste en que la cuestión de derecho contenida
en el recurso no es de especial trascendencia constitucional. Para determinar
la constitucionalidad material de esta causal es necesario dar respuesta a la
pregunta siguiente: con base en el signi cado explicado del contenido consti-
tucional o esencial de los derechos fundamentales, ¿es posible sostener rele-
vancias distintas en las agresiones al contenido constitucional de los derechos
fundamentales?
La agresión del contenido esencial o constitucional de un derecho fun-
damental tiene un doble orden de relevancia. El primero tiene que ver con la
Persona, y el segundo está relacionado con la Constitución. La relevancia para
la persona se gra ca de la manera siguiente: si se ha agredido el contenido
esencial del derecho fundamental, signi ca que se ha negado la consecución
del bien humano que está detrás del derecho fundamental agredido, y con ello
se ha postergado la realización de la Persona que lo titulariza. No se olvide
que, como antes fue justi cado, el contenido esencial del derecho fundamental
está fuerte y directamente vinculado al bien humano que justi ca al derecho
fundamental, de modo que la negación de tal contenido esencial signi ca la
negación del bien humano debido a la Persona. Esta negación signi ca en
toda regla un trato injusto a la Persona, desde que no se le da o reconoce o
permite el bien humano que le es debido, y los tratos injustos a la Persona
necesariamente son tratos indignos. Así, la agresión del contenido esencial de
un derecho fundamental necesariamente produce como consecuencia la nega-
ción del valor de n que tiene la persona. En este marco, puede ser sostenido
que toda agresión al contenido esencial de un derecho fundamental siempre
tendrá una misma trascendencia: la que proviene de haberse negado el valor
de la persona, es decir, su dignidad.
Sostener que las agresiones a la esencia de un derecho fundamental pueda
tener trascendencias distintas, exige sostener que los derechos fundamentales
tienen un valor distinto y a su vez exige sostener que las Personas tenemos
un valor distinto. Pero ni los derechos fundamentales pueden jerarquizarse,
ni las personas pueden diferenciarse por un valor distinto como personas. En
efecto, si los derechos fundamentales son bienes humanos esenciales debidos a
la persona, cuyo goce o adquisición suponen que ella adquiera grados de reali-

29
“Análisis de las decisiones constituyentes sobre derechos fundamentales”, en Revista
Sociedad jurídica, septiembre 2013, ps. 56-63.
82 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

zación, entonces, todos los derechos fundamentales son igualmente necesarios


para alcanzar la plena realización de la persona, que es lo que está ordenado
desde que ella es n y no medio. Ninguno de tales bienes es más importante
que el otro en la visión y cometido conjunto de lograr la máxima realización
del n que es la persona. Y la condición de persona la tenemos todos por igual
desde que compartimos una misma esencia y a partir de ahí un mismo valor
de n, de modo que todas las personas tenemos una misma dignidad.
Esto que se acaba de concluir puede también ser concluido desde la Cons-
titución, que compone el segundo tipo de relevancia que es posible predicar de
la agresión del contenido esencial o constitucional del derecho fundamental.
En efecto, como fue justi cado arriba, pertenece a la esencia de los procesos
constitucionales asegurar la plena vigencia de la Constitución, no del derecho
infraconstitucional, por esta razón está justi cado que los procesos constitu-
cionales de la libertad únicamente protejan el contenido constitucional de los
derechos fundamentales. Como se ha justi cado también arriba, el contenido
constitucional viene conformado por el contenido esencial (genérico o concre-
tado) del derecho fundamental. Cuando se agrede la esencia de un derecho
fundamental no solamente se está agrediendo a la Persona, sino también a la
Constitución. La inconstitucionalidad generada por la agresión del contenido
constitucional de un derecho fundamental, no es graduable: algo o es cons-
titucional o es inconstitucional, no es más o menos inconstitucional. Si algo
es inconstitucional no puede serlo relevante o irrelevantemente de cara a la
negación de la normatividad de la Constitución que toda inconstitucionalidad
signi ca. Toda agresión de la Constitución será igualmente relevante, porque
toda agresión a la Constitución supone una misma negación de su normativi-
dad; más cuando se está re riendo a agresiones iusfundamentales.
Si hace a la esencia de los procesos constitucionales de la libertad la de-
fensa del contenido esencial o constitucional de los derechos fundamentales,
entonces sin lugar a dudas que “la cuestión de derecho contenida en el recurso”
a la que se re ere esta segunda causal, necesariamente debería estar relacionada
con la norma iusfundamental que se concluye de la disposición constitucional
que recoge el derecho supuestamente agredido. Así, si la cuestión de derecho
referida atañe al contenido esencial o constitucional del derecho fundamental,
y todas las personas valemos lo mismo, y vale lo mismo —consecuentemen-
te— también los contenidos iusfundamentales de la Constitución, entonces,
¿es materialmente constitucional esta segunda causal?

2.5. La inconstitucionalidad material de la segunda causal de improce-


dencia liminar del recurso de agravio constitucional
Antes de resolver la cuestión acerca de la constitucionalidad material de
esta segunda causal, es importante recordar que según el principio de interpre-
tación conforme a la Constitución, una norma es inconstitucional solamente si
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

no es posible de ser interpretada conforme a la Constitución, de forma tal que


si es posible de ser interpretada conforme a la Constitución, tal norma no es
inconstitucional siempre que se le interprete de esa manera. La pregunta acerca
de la constitucionalidad de la referida segunda causal se traslada a determinar
si tal causal es posible de ser interpretada conforme a la Constitución.
Como se sabe, el texto que recoge la causal fue expresado de la siguiente
manera por el Tribunal Constitucional: “La cuestión de derecho contenida en
el recurso no sea de especial trascendencia constitucional”. Desde este texto,
es posible concluir dos signi cados:

S1: Está permitido al Tribunal Constitucional rechazar sin más trámite el


recurso de agravio constitucional cuando la cuestión de derecho contenida
en el recurso no sea de especial trascendencia constitucional, aunque se re era
al contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental.

S2: Está permitido al Tribunal Constitucional rechazar sin más trámite el


recurso de agravio constitucional cuando la cuestión de derecho contenida
en el recurso no sea de especial trascendencia constitucional, siempre que
no se re era al contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental.

Conviene analizar estos dos signi cados. No será posible reconocer vali-
dez a S1 porque signi caría admitir que las personas tienen un valor distinto,
y que la negación de la Constitución puede ser inconstitucional en grados
distintos. Y ni una ni otra a rmación puede ser sostenida, como ya se justi có
antes. De hecho, lo que hay que sostener con fuerza, una vez más, es que toda
agresión al contenido esencial o constitucional de un derecho fundamental
se ha de desaparecer urgentemente, porque toda negación de la Persona es
igualmente grave desde que todas ellas valen lo mismo; y toda negación de la
Constitución requiere una igual y rápida respuesta neutralizadora porque los
contenidos de la Constitución conforman una unidad con un mismo valor30.
S1 estaría aquejada de inconstitucionalidad desde que pretender que las
Personas tienen valores distintos signi ca pretender que las personas tienen
dignidad distinta, con lo cual se quebraría el artículo 1 de la Constitución, que

30
El Tribunal Constitucional diferencia la protección urgente de la protección no urgente
de los derechos fundamentales. Por ejemplo, cuando ha manifestado que “solo en
los casos en que tales vías ordinarias no sean idóneas, satisfactorias o e caces para la
cautela del derecho, o por la necesidad de protección urgente”. EXP. N° 0206-2005-AA/
TC, fundamento 6. En este punto habrá que distanciarse de quienes entienden que la
urgencia se con gura sólo a partir de que las circunstancias hagan preveer “un alto
grado de posibilidades de que el daño constitucional alegado se torne irreparable”.
rodríGuez santander, Roger, “Amparo y residualidad. Las interpretaciones (subjetiva y
objetiva) del artículo 5°. 2 del Código Procesal Constitucional”, en Justicia Constitucional,
número 2, 2005, p. 114.
84 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

manda reconocer que todas las personas tenemos una misma dignidad porque
tenemos igualmente el mismo valor de n. De igual forma, S1 es inconstitu-
cional porque al pretender niveles distintos de normatividad y de vinculación
a la Constitución, se niega frontalmente el artículo 45 de la Constitución en
el que se dispone que toda ella es igualmente vinculante por ser igualmente
normativa.
Estas de ciencias de inconstitucionalidad son superadas en S2, porque
éste signi cado se construye de cara a la Persona y a la Constitución: recono-
ciendo un mismo valor a todas las personas, se reconoce un mismo valor al
contenido esencial de los derechos fundamentales y, consecuentemente, un
mismo efecto de inconstitucionalidad a todo acto público o privado que lo
produzca. Si toda persona vale lo mismo, y toda la Constitución es igualmente
normativa, entonces, no podrá ser rechazado el recurso de agravio constitu-
cional cuando se sostenga en la vulneración del contenido constitucional del
derecho fundamental, porque siempre que esté en juego tal contenido se habrá
generado una misma especial trascendencia constitucional.
Consecuentemente la segunda causal presentada por el Tribunal Cons-
titucional en la norma N49 es materialmente constitucional si se le interpreta
según S2, este signi cado es el que conforma la norma:

N49b: Está permitido al Tribunal Constitucional rechazar sin más trámite el


recurso de agravio constitucional cuando la cuestión de derecho contenida
en el recurso no sea de especial trascendencia constitucional, siempre que
no se re era al contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental.

Como se aprecia, nalmente la constitucionalidad material de esta segun-


da causal dispuesta por el Tribunal Constitucional queda salvada construyendo
la norma según S2. En este punto la cuestión que clama por ser planteada es
la siguiente: ¿qué sentido tiene esta causal de rechazo del recurso de agravio
constitucional cuando ya existe la causal (la primera) según la cual este recurso
se podrá rechazar cuando no exista referencia al contenido constitucionalmente
protegido del derecho fundamental? No tiene sentido alguno desde que, bien
vistas las cosas, la norma que se concluye de esta segunda causal, es la misma
norma que se concluía en el apartado anterior de la primera causal. Según esta
primera causal, está permitido rechazar el recurso de agravio constitucional
cuando no se sostiene en la agresión mani esta del contenido constitucional
de un derecho fundamental, y este será el caso cuando la cuestión de derecho
contenida en el recurso no sea de especial trascendencia constitucional pre-
cisamente por no estar referida a la agresión del contenido constitucional de
un derecho fundamental.
Como esta segunda causal en buena cuenta es una reiteración de la pri-
mera causal, hace de aquella una causal que sobra. Y más que nunca, en este
caso queda evidenciado que lo que sobra estorba, porque tal y como se ha
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

formulado por el Tribunal Constitucional esta segunda causal de improceden-


cia del recurso de agravio constitucional, llevará en la práctica a rechazar el
recurso a pesar de que exista agresión mani esta del contenido constitucional
de un derecho fundamental, por parecer de poca monta tal agresión. Triste
es el destino de esta segunda causal que la única posibilidad de tenerla por
constitucional la hace peligrosamente inútil, y más triste aún es el destino de
quienes verán rechazado su recurso con base en esta causal por no tener rele-
vancia la cuestión de derecho presentada aunque exista agresión al contenido
constitucional del derecho fundamental.

IV. SOBRE LA CONTRADICCIÓN DE UN PRECEDENTE VINCULANTE


La tercera causal que habilita al Tribunal Constitucional a rechazar el
recurso de agravio constitucional liminarmente, consiste en que la cuestión
de derecho invocada en el recurso de agravio constitucional contradiga un
precedente vinculante emanado de este Alto Tribunal. Esto quiere decir que
la justi cación normativa que sostiene el recurso de agravio constitucional
debe ser una tal que no contradiga la regla jurídica (la norma constitucional
adscripta) que signi ca el precedente vinculante del Tribunal Constitucional.
La corrección y consecuente constitucionalidad material de esta tercera causal
depende de que sea posible sostener o no que los precedentes vinculantes
obligan de modo absoluto a los operadores jurídicos, particularmente a los
jueces (constitucionales u ordinarios), sin que en ningún caso puedan dejar
de aplicarlos. Corresponde, pues, preguntarse, qué son los precedentes vin-
culantes y cómo vinculan a los jueces.

4.1. La naturaleza normativa de los precedentes vinculantes


El Tribunal Constitucional como supremo intérprete y controlador de la
Constitución, solamente puede resolver asuntos de relevancia constitucional.
Para lo que aquí interesa referir, cuando el Tribunal Constitucional conoce en
última instancia las resoluciones denegatorias de amparo, hábeas corpus y
hábeas data, lo hace siempre de la mano de una controversia cuya resolución
exige necesariamente interpretar la Constitución. Las interpretaciones que de
la Constitución formula el Tribunal Constitucional tienen carácter normativo
y, como tales, coincidirán con el tipo de norma constitucional adscripta31. Las
razones son las siguientes dos.
Primera, porque la interpretación está llamada a ser una concreción directa
de una norma constitucional directamente estatuida32. Que es una concreción es
mani esto porque la interpretación permite pasar de una norma constitucional

31
alexY, Robert, Teoría de los derechos fundamentales…, ob. cit., pp. 66-67.
32
Es lo que Alexy denomina relación de precisión. Idem., p. 69.
86 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

con un determinado grado de generalidad a otra norma constitucional con un


menor o sin relevante grado de generalidad33. Y que tal concreción es directa
se justi ca en el hecho que en los procesos constitucionales de la libertad —
que es el caso en el que se ha previsto el recurso de agravio constitucional—,
de lo que se trata es de decidir acerca del contenido esencial o constitucional
de un derecho fundamental y no del contenido infraconstitucional (legal o
reglamentario) del referido derecho. Al tratarse de una concreción ésta com-
parte la naturaleza del objeto concretado: ambas son normas; y al ser directa
la concreción comparte también el rango: si la norma concretada tiene rango
constitucional, la concreción directa necesariamente tiene también tal rango.
Y la segunda razón es que la fuente que formula la interpretación cons-
titucional es una que interpreta vinculantemente a la Constitución. Como se
sabe, si bien es cierto todos podemos interpretar la Constitución, no todos
podemos hacerlo de modo vinculante34. El Tribunal Constitucional no solo
interpreta vinculantemente a la Constitución, sino que lo hace además como
intérprete supremo. Así, “el hecho de que las normas adscriptas concretadas
(…) sean vinculantes para sus destinatarios, es sin embargo el factor que con
mayor fuerza determina su carácter de normas”35.
Las interpretaciones que de la Constitución formula el Tribunal Constitu-
cional han de ser tenidas como normas tanto porque normativa es la naturaleza
del objeto concretado (la norma constitucional directamente estatuida), como
porque vinculante es la interpretación que da origen a la concreción por tratarse
de una interpretación del Supremo intérprete de la Constitución.

4.2. La inconstitucionalidad material de los precedentes vinculantes


De nido el carácter normativo de las interpretaciones que de la Constitu-
ción formula el Tribunal Constitucional corresponde extender esta naturaleza
también a los precedentes vinculantes desde que éstos son interpretaciones
de la Constitución que formula el supremo intérprete de la Constitución en el
marco del artículo VII del Código Procesal Constitucional. Así lo ha reconocido
también el Tribunal Constitucional, el que ha de nido al precedente vinculante
como un tipo de norma: regla jurídica36. Los precedentes vinculantes, como

33
“Análisis de las decisiones constituyentes sobre derechos fundamentales”, en Revista
Sociedad jurídica, septiembre 2013, pp. 56-63.
34
Häberle habla de una “sociedad abierta de los intérpretes de la Constitución”. Cfr.
HäBerle, Peter, El Estado Constitucional, primera reimpresión, UNAM, México 2003,
pp. 149–162.
35
Bernal Pulido, Carlos, El principio de proporcionalidad y los derechos fundamentales, 3ª
edición, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid 2007, p. 127.
36
Según el Tribunal Constitucional, el precedente vinculante es “aquella regla jurídica
expuesta en un caso particular y concreto que el Tribunal Constitucional decide
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

toda interpretación de la Constitución que formula el Tribunal Constitucional,


son normas constitucionales adscriptas.
En este punto es preciso formular la siguiente cuestión: las interpretacio-
nes que de la Constitución formule el Tribunal Constitucional, ¿pueden ser
tenidas como inconstitucionales? La corrección de la pregunta formulada se
aprecia desde que la naturaleza de las interpretaciones es la de una norma,
y en un Estado constitucional de derecho toda norma hará depender su va-
lidez jurídica no tanto de la sujeción a exigencias formales (como el órgano
productor de la norma y el procedimiento empleado para ello), sino también
y particularmente dependerá de su ajustamiento a las exigencias de justicia
que conforman el contenido material de la Constitución37. Una norma no es
correcta o incorrecta como sí lo son las razones; una norma es constitucional
o inconstitucional.
Incluso, el mismo Tribunal Constitucional se ha planteado esta pregunta
y la ha respondido del siguiente modo: “éste [el Tribunal Constitucional] es
el Intérprete Supremo de la Constitución (…), por lo que no es posible que
sus resoluciones sean inconstitucionales”38. Esta respuesta, como lo tengo
justi cado en otro lado39, necesariamente requiere ser matizada antes de ser
abrazada. La matización ha de empezar descartando las interpretaciones im-
posibles, fáctica o jurídicamente.
Una interpretación fáctica que se ha de descartar es considerar que los
miembros del Tribunal Constitucional por el sólo hecho de asumir el estatus de
magistrados del Alto Tribunal, se convierten en jueces infalibles, al menos en el
ámbito jurídico. A nadie se escapa que tales magistrados pueden equivocarse
y de hecho resultan equivocándose al momento de resolver una cuestión de-
terminada con base en una errada o insu ciente interpretación constitucional.
Pueden equivocarse al punto que materialmente pueden terminar resolviendo
—inconscientemente, se ha de presumir— en contra de la norma constitucional

establecer como regla general; y, que, por ende, deviene en parámetro normativo para
la resolución de futuros procesos de naturaleza homóloga. El precedente constitucional
tiene, por su condición de tal, efectos similares a una ley. [Es decir] la regla general
externalizada como precedente a partir de un caso concreto se convierte en una regla
preceptiva común que alcanza a todos los justiciables y que es oponible frente a los
poderes públicos”. EXP. 0024-2003-AI/TC, consideraciones previas.
37
Solamente si los derechos fundamentales son tenidos como exigencias de justicia,
será posible tenerlos como conformantes del contenido material de la Constitución.
Precisamente por esto, está exigido concebir a los derechos humanos como bienes
humanos debidos, es decir, como exigencias de justicia constitucionalizadas.
38
EXP. N° 2704–2004–AA/TC, fundamento 2. e.
39
El Tribunal Constitucional y su dinámica jurisprudencial, Palestra editores, Lima 2008, pp.
71 y ss.
88 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

directamente estatuida. Precisamente por eso es necesario insistir también del


Tribunal Constitucional, su sujeción a la norma fundamental.
Otra interpretación que también se ha de descartar, esta vez por impo-
sibilidad jurídica, es considerar que las resoluciones del Tribunal Constitu-
cional puedan ser cuestionadas en su constitucionalidad a través de algún
recurso. Que el referido Tribunal sea supremo intérprete y controlador de
la Constitución, signi ca que en el seno del ordenamiento jurídico peruano
no existe previsto ni procedimiento ni órgano competente para realizar una
actividad revisora de la constitucionalidad de las resoluciones del Tribunal
Constitucional40.
Descartado que el Tribunal Constitucional sea un tribunal infalible, y
descartada también la posibilidad jurídica de cuestionar la constitucio-
nalidad de sus resoluciones, la respuesta según la cual es imposible que
sus resoluciones puedan ser inconstitucionales debe ser entendida de la
siguiente manera: las interpretaciones que de la Constitución formula
el Tribunal Constitucional siempre serán constitucionales porque siempre
nace una norma de rango constitucional que se adscribe a una norma cons-
titucional directamente estatuida, al ser una interpretación contenida en
una re solución que no puede ser más recurrida. Pero esta adscripción dibuja
un criterio de pertenencia, y este criterio es uno de tipo formal, por lo que la
interpretación constitucional (la norma adscripta) será siempre una norma
formalmente constitucional.
No obstante, tal norma siempre constitucional desde el punto de vista
formal, puede disponer un contenido normativo que sea contrario a la norma
directamente estatuida. La concreción que signi ca la interpretación de la
Constitución que formula el Tribunal Constitucional, puede ajustarse o des-
ajustarse del objeto concretado. Si se ajusta, será constitucional, si se desajusta
será inconstitucional. Si ocurre esto último, la norma adscripta formalmente
constitucional, será materialmente inconstitucional.

40
Las resoluciones del Tribunal Constitucional no sólo no pueden ser cuestionadas
en su constitucionalidad por ningún órgano interno, si no que ade más la re visión
de constitucionalidad tampoco puede provenir de ningún órgano internacional.
Cuando un particular acude —por ejemplo— a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos una vez agotada la jurisdicción nacional, lo hace demandando al Estado
peruano y no al Tribunal Constitucional, por violación de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y no por violación de la Constitución peruana. En estos
casos, de ser atendida la demanda, la mencionada Corte Internacional sancionará al
Estado peruano por vulneración de la antes dicha norma internacional. En ningún caso
se formulará juicio alguno de constitucionalidad sobre resolución alguna del Tribunal
Constitucional.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

4.3. Los precedentes vinculantes no vinculan de modo absoluto


Esta advertencia nos pone rápidamente sobre el camino que inexorable-
mente termina reconociendo valor relativo a la vinculación de los Jueces a las
interpretaciones que de la Constitución formula el Tribunal Constitucional,
y concretamente a un sector de las mismas: los precedentes vinculantes. Los
precedentes vinculantes no vinculan porque los haya emitido el Tribunal
Constitucional, si así fuese su valor sería absoluto: siempre vincularán porque
siempre serán formulados por el Tribunal Constitucional. Los precedentes
vinculantes vinculan porque se reconoce en ellos la correcta concreción de una
exigencia de justicia constitucionalizada, es decir, su vinculación es relativa
porque estará en relación a su constitucionalidad material.
Más concretamente, y también como lo tengo dicho en otro lado41, existen
tres supuestos en los que el juez puede decidir no seguir la norma que signi ca
un precedente vinculante aunque regule el caso que debe resolver.
El primer supuesto es cuando el precedente vinculante tiene un conteni-
do normativo mani estamente inconstitucional, y es tal el caso cuando no es
posible presentar ninguna razón a favor de su constitucionalidad, y si alguna
es presentada, es tan débil que es fácilmente derrotable, lo que convierte a tal
razón en una razón solo aparente. En este marco, una norma mani estamente
inconstitucional, es una norma sostenida sobre razones mani estamente inco-
rrectas42. La concreción normativa formulada por el Tribunal Constitucional,
en este caso, ni tan siquiera se habrá adscripto formalmente a la norma cons-
titucional directamente estatuida, cuando su contenido sea inconstitucional
por ser mani estamente injusto. En este caso, los operadores jurídicos han de
considerar que la concreción normativa nunca nació para el mundo jurídico43,
por lo que no la han de seguir.
El segundo supuesto se da cuando el contenido jurídico del precedente
vinculante, ha sido declarado por la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos, como contrario a alguna de las exigencias de justicia positivadas en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (contenido convencional
del derecho humano al que me refería al inicio). En este supuesto, la adscrip-
ción a la Constitución peruana se llegó a dar, y tuvo validez y consecuente
e cacia hasta que fue declarada contraria a la Convención Americana sobre

41
Los precedentes vinculantes del Tribunal Constitucional, ob. cit., pp. 26-29.
42
En referencia a los derechos fundamentales, una norma adscripta mani estamente
inconstitucional desde un punto de vista material, es siempre una norma
mani estamente injusta. Lo mani estamente injusto es injusto de un modo extremo e
intolerable. Cfr. la obra coordinada por el Prof. Rodolfo Luis Vigo y titulada La injusticia
extrema no es Derecho, La Ley, Buenos Aires 2004.
43
Y solo en este caso Alexy tendrá razón en la exigida justi cación correcta para reconocer
el nacimiento de una norma constitucional adscripta.
90 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

Derechos Humanos. En la medida que ésta, y con ella la jurisprudencia de la


Corte Interamericana, también de ne el contenido material de la Constitución
peruana a la hora que conforman el contenido esencial de los derechos funda-
mentales44, es posible cali car a una tal norma constitucional adscripta como
materialmente inconstitucional (por ser inconvencional).
No hay duda que una vez que la Corte Interamericana declara que una
norma constitucional adscripta creada por el Tribunal Constitucional, incluso
a través de un precedente vinculante, es injusta por ser contraria a la Conven-
ción americana, tal precedente vinculante deja de vincular a los Jueces. No está
demasiado claro, sin embargo, si el Juez tenía permitido desmarcarse de un
precedente vinculante por inconvencional (que es otro modo de ser y existir
lo inconstituional desde el punto de vista material), antes de que la Corte
interamericana lo declarase como injusto por trasgredir la Convención. Esta
cuestión puede ser resuelta de la mano del tercer supuesto de desvinculación
del Juez al precedente vinculante.
Este tercer supuesto tiene un grado mayor de complejidad. El Tribunal
Constitucional ha sostenido que “las relaciones entre la interpretación del
TC y la que realice el juez ordinario deben orientarse (…) por el principio de
mayor protección y más amplia cobertura que pueda brindar determinada
interpretación en un caso concreto. De este modo, las decisiones [y con ellas
las interpretaciones de la Constitución] del TC, alcanzan el máximo grado de
vinculación cuando ofrecen una mejor protección a los derechos en cuestión,
mientras que, si es posible que en un caso concreto la interpretación realizada
por el Tribunal puede ser optimizada con la intervención de los jueces del Poder
Judicial, el grado de vinculación disminuye a efectos de incorporar la mejor
interpretación que objetivamente ponga de mani esto la mayor protección
que pueda brindar a un bien constitucional determinado”45.

44
En palabras del Tribunal Constitucional, “[c]abe recordar que el contenido
constitucionalmente protegido de los derechos reconocidos por la Ley Fundamental
no sólo ha de extraerse a partir de la disposición constitucional que lo reconoce; de
la interpretación de esta disposición con otras disposiciones constitucionales; con las
cuales pueda estar relacionada (principio de unidad de la Constitución); sino también
bajo los alcances del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Este Tribunal
reitera que el criterio de interpretación de los derechos fundamentales conforme con
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos no se restringe sólo a los tratados
internacionales en materia de derechos humanos en los que el Estado peruano sea
parte, de acuerdo a la IV Disposición Final y Transitoria de la Constitución, sino que
comprende también a la jurisprudencia que sobre esos instrumentos internacionales
se pueda haber expedido por los órganos de protección de los derechos humanos,
reconocido en el artículo V del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional”.
EXP. 03938–2007–AA/TC, fundamento14.
45
EXP. N° 4853–2004–PA/TC, fundamento 16.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

Esto quiere signi car que si formulada por el Tribunal Constitucional


una interpretación de la Constitución, el Juez puede concluir una diferente
que al caso concreto signi que una más y mejor protección de un derecho
fundamental, el Juez está obligado a abandonar la interpretación del Tribunal
Constitucional y decantarse por esa otra interpretación más protectora. Esta
interpretación puede fundarse o en la norma internacional sobre derechos
humanos vinculantes para el Perú (y de su mano, en la jurisprudencia del
tribunal o corte internacional correspondiente) o en la Constitución. Dicho
en términos normativos: formulada una norma constitucional adscripta por
parte del Alto Tribunal, el Juez está obligado a no seguirla si tal Juez puede
formular y sostener una norma constitucional adscripta distinta que en el caso
concreto proteja más y mejor los derechos fundamentales concernidos en el
caso que tiene por resolver. Este razonamiento presentado respecto del prece-
dente vinculante diría así: si un Juez puede sostener una interpretación de la
Constitución más protectora al caso concreto que la interpretación formulada
por el Tribunal Constitucional como precedente vinculante, entonces el Juez
deberá abandonar ésta y seguir aquélla.
De estas tres situaciones es posible concluir lo siguiente. Primero, que no
puede ser considerada como absoluta la vinculación del Juez a los precedentes
vinculantes del Tribunal Constitucional. Segundo, que el Juez está habilitado
para no seguir un precedente vinculante mani estamente inconstitucional.
Tercero, que el Juez está habilitado para no seguir un precedente vinculante
que sin ser mani estamente inconstitucional puedan ser dadas razones fuer-
tes a favor de su inconstitucionalidad material, y no solo porque el Juez ha
de preferir la norma constitucional directamente estatuida a la norma cons-
titucional adscripta que la contraviene (artículo 138 de la Constitución), sino
también porque el mismo Tribunal Constitucional le ha habilitado para que se
desvincule de una interpretación de la Constitución (entre ellas un precedente
vinculante) que en el caso concreto depara una peor protección a los derechos
fundamentales, y sin duda que será peor cuando puedan ser dadas razones
fuertes a favor de su inconstitucionalidad.

4.4. La inconstitucionalidad material de la tercera causal de improce-


dencia liminar del recurso de agravio constitucional
El análisis hasta aquí efectuado nos coloca en buenas condiciones para
responder a la pregunta acerca de la constitucionalidad material de la tercera
causal que habilita al Tribunal Constitucional a rechazar sin más trámite el
recurso de agravio constitucional. Nuevamente se hace necesario recordar que
según el principio de interpretación conforme a la Constitución, una norma es
inconstitucional si no es posible de ser interpretada conforme a la Constitución.
¿Lo es esta tercera causal? Veamos.
92 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

El texto apuntado por el Tribunal Constitucional en relación a esta ter-


cera causal es el siguiente: “La cuestión de Derecho invocada contradiga un
precedente vinculante del Tribunal Constitucional”. Desde este enunciado es
posible concluir los dos signi cados siguientes:

S1: Está permitido al Tribunal Constitucional rechazar sin más trámite el


recurso de agravio constitucional cuando la cuestión de Derecho invocada
contradiga un precedente vinculante del Tribunal Constitucional, sea cual
fuese este.

S2: Está permitido al Tribunal Constitucional rechazar sin más trámite el


recurso de agravio constitucional cuando la cuestión de Derecho invocada
contradiga un precedente vinculante materialmente constitucional del Tribunal
Constitucional.

Otra manera de formular S2 es la siguiente:

S2: Está prohibido al Tribunal Constitucional rechazar sin más trámite el


recurso de agravio constitucional cuando la cuestión de Derecho invocada
contradiga un precedente vinculante materialmente inconstitucional del Tri-
bunal Constitucional.

S1 es inconstitucional porque hace del Tribunal Constitucional no un


poder constituido sino un poder constituyente al exigir que aun cuando el
precedente vinculante contradiga la Constitución se ha de seguir el precedente
(negándose así el artículo 202 de la Constitución); también porque niega el
principio de normatividad de la Constitución al impedir su vigencia plena
desde que atiende a la aplicación de un precedente vinculante inconstitucional
(contradiciendo el artículo 45 de la Constitución); y porque niega la esencia de
la posición jurídica de los Jueces al intentar convertirlos en autómatas que se
limitan a repetir el precedente vinculante sin tan siquiera permitirle pregun-
tarse por la constitucionalidad del precedente al caso concreto (vaciando de
contenido el artículo 138 de la Constitución).
S2, por el contrario es un signi cado plenamente constitucional, no solo
porque evita las de ciencias de inconstitucionalidad que presenta S1, sino
porque además a anza un sistema de justicia constitucional material y no
formal, que es precisamente el exigido en el seno de un Estado constitucional
de derecho. En efecto, en esta modalidad de Estado de derecho lo justo se
con gura no por quien haya emitido el mandato, sino por el contenido (justo,
debido) del mandato. Así, algo es justo o constitucional no porque lo haya
establecido el Tribunal Constitucional, sino porque el mandato puede ser
justi cado razonablemente como uno justo o constitucional.
Naturalmente, S2 lleva la necesaria exigencia de que en el recurso de
agravio constitucional se hagan constar unos fundamentos que justi quen la
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

inconstitucionalidad material del precedente vinculante y que tales fundamen-


tos tengan cierto grado de razonabilidad. Si, por el contrario, se presenta un
fundamento mani estamente irrazonable, es decir, un fundamento a favor del
cual no pueda ser sostenida ninguna a rmación a favor de su razonabilidad,
entonces se ha de asumir que la cuestión de derecho invocada contradice un
precedente vinculante materialmente constitucional, y podrá procederse al
rechazo del recurso sin más trámite.
Así pues, esta tercera causal que habilita al Tribunal Constitucional a
rechazar sin más trámite el recurso de agravio constitucional es constitucional
siempre que se le interprete según S2; se incurrirá en inconstitucionalidad si
se le aplica según el signi cado S1.

V. SOBRE LA DECISIÓN DESESTIMATORIA EN CASOS SUSTANCIAL-


MENTE IGUALES
Corresponde ir al análisis de la última causal prevista por el Tribunal
Constitucional como justi cativa del rechazo sin más trámite del recurso de
agravio constitucional. Tal causal consiste en lo siguiente: “Cuando se haya
decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales”. Lo
relevante de esta causal exige preguntarse por las razones que hacen de un
caso uno sustancialmente igual a otro resuelto anteriormente. Lo primero que
se ha de advertir es que con la palabra “caso” se alude a una sentencia del
Tribunal Constitucional. Y de entre todas las que puede expedir el Tribunal
Constitucional, particularmente se hace referencia a la proveniente de los
procesos constitucionales de la libertad.

5.1. Signi cado de “caso sustancialmente igual”


En una sentencia proveniente de un proceso constitucional de la libertad,
es posible reconocer al menos los cuatro elementos siguientes. Uno fáctico,
conformado por los hechos concretos que dibujan la controversia que se intenta
resolver. Es el supuesto de hecho que como problema reclama de una decisión
jurídica para ser resuelto. El segundo elemento es la o las reglas jurídicas con
base en las cuales el Tribunal Constitucional resolverá la controversia fáctica.
Estas reglas jurídicas siempre serán interpretaciones vinculantes (relativas, no
absolutas, según se apuntó antes) que de la Constitución formula el Tribunal
Constitucional, sean o no precedentes vinculantes. El tercer elemento es la
aplicación de estas reglas jurídicas al caso concreto con la nalidad de obtener
una solución. Esta aplicación siempre puede formularse como regla jurídica,
y será una de tipo especial para el caso concreto y tendrá igualmente rango
constitucional. Y nalmente, hay un fallo, que es la parte de la sentencia que
contiene formalmente la respuesta a la que arriba el Tribunal Constitucional.
Lo dicho puede ser gra cado desde un ejemplo. En la sentencia al EXP.
N° 1333-2006-PA/TC, Jacobo Romero Quispe era un ex magistrado del Poder
94 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

Judicial que no había sido rati cado por el Consejo Nacional de la Magistratura.
Él, con posterioridad, se había presentado a un concurso nacional para cubrir
plazas en el Poder Judicial y en el Ministerio Público, pero le habían declarado
no apto precisamente por haber sido separado de la carrera judicial al no haber
sido rati cado, entre otras razones porque así lo disponía la Constitución en el
artículo 154. 2 de la Constitución. Esta última decisión del Consejo Nacional
de la Magistratura es cuestionada por Jacobo Romero Quispe a través de una
demanda de amparo por vulneración de sus “derechos constitucionales a la
dignidad, a no ser discriminado, al honor y la buena reputación, al trabajo y
a la igualdad ante la ley”. Este es el elemento fáctico del caso, la controversia
fáctica que el Tribunal Constitucional debe resolver.
En la referida sentencia el Tribunal Constitucional formula y justi ca
interpretaciones de la Constitución que conforman normas constitucionales
adscriptas. De estas normas hay una especialmente decisiva para la solución
del caso y que el Tribunal Constitucional la ha formulado como precedente
vinculante. Tal regla dispone lo siguiente: “El Consejo Nacional de la Magis-
tratura debe tener presente que, el Tribunal Constitucional, en tanto supremo
intérprete de la Constitución, ha integrado el artículo 154. 2°, con el numeral 2.
2°, ambos de la Constitución, en el sentido que no se puede impedir en modo
alguno el derecho de los magistrados no rati cados de postular nuevamente
al Poder Judicial o al Ministerio Público, pues el hecho de no haber sido ra-
ti cado no debe ser un impedimento para reingresar a la carrera judicial”46.
Esta regla jurídica que es una norma constitucional adscripta a la norma
constitucional directamente estatuida en el artículo 154. 2 de la Constitución,
puede ser denominada como N25b de la sentencia 1333-2006-PA/TC; y es la
que aplicada al caso concreto da lugar a una norma especial que puede ser for-
mulada así: Está ordenado al Consejo Nacional de la Magistratura que permita
postular a Jacobo Romero Quispe a los concursos de acceso a la magistratura,
sin que su condición de magistrado no rati cado impida participar de tales
concursos. Esta es una regla particular de rango constitucional, y conforma el
tercer elemento de la sentencia.
Y nalmente está el fallo de la sentencia en el que el Tribunal Constitucio-
nal ordena formalmente el cumplimiento tanto de N25b a todos los operadores
jurídicos, y particularmente ordena al Consejo Nacional de la Magistratura el
cumplimiento de la regla jurídica especial creada para el demandante Jacobo
Romero Quispe.
Estos son elementos esenciales a la sentencia, consecuentemente, deben
ser elementos que han de ser tomados en cuenta para determinar la existencia
y las consecuencias de un caso sustancialmente igual. Evidentemente, lo que al
Tribunal Constitucional le llegará a través del recurso de agravio constitucional

46
EXP. N° 1333-2006-PA/TC, fundamento 25b.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

es unos hechos (y de la mano de ellos unas pretensiones y una justi cación


jurídica). De modo que para determinar si se está o no delante de un caso
sustancialmente igual, será decisivo que el nuevo caso comparta los elementos
esenciales fácticos del caso ya resuelto por el mencionado Tribunal47.
Identi cada esta esencial igualdad fáctica, el Tribunal Constitucional se
obliga a un tratamiento jurídico también igual que el tratamiento deparado al
caso inicial48. Esto implica en primer lugar, que la norma constitucional adscrita
(la interpretación de la Constitución con o sin el formato de precedente vincu-
lante) creada en el primer caso deba ser tomada en cuenta para la solución del
caso nuevo sustancialmente igual. Implica, además, que la aplicación de tal
norma constitucional adscrita deba dar origen a una norma sustancialmente
igual a la que se generó en el primer caso para el demandante (la norma espe-
cial). Y nalmente, implicará que el fallo con el que formalmente se solucione
el segundo caso sustancialmente igual al primero, tenga un contenido muy
parecido al fallo del primer caso.
Así, si posteriormente (como sin duda ha ocurrido) un Juez o un Fiscal
no rati cado distinto a Jacobo Romero Quispe se ha presentado a un concurso
público para acceder a una plaza de Juez o Fiscal, y el Consejo Nacional de la
Magistratura le ha rechazado la postulación por ser un ex magistrado, Juez
o Fiscal, no rati cado, y éste hubiese presentado una demanda de amparo,
entonces se habrá con gurado una situación sustancialmente igual, que obliga
a ser resuelta con base en la norma N25b de la sentencia 1333-2006-PA/TC y,
consecuentemente, a la aplicación de una norma especial para el nuevo de-
mandante semejante a la que en su momento se formuló y aplicó para Jacobo
Romero Quispe. Finalmente, se obliga a esa regla general formalizarla como
solución del caso en un fallo que declarará la posición jurídica reconocida para
el nuevo demandante.

5.2. Sobre la inconstitucionalidad de la cuarta causal


Salvo se trate del cambio de un criterio jurisprudencial que se gesta a lo
largo del tiempo por un cambio o de la realidad o de la apreciación de una
misma realidad, el principio de seguridad jurídica, entre otros, exige que un
caso sustancialmente igual a uno acontecido previamente tenga la misma
respuesta jurídica. De esta forma esta exigido aplicar la misma norma consti-
tucional adscrita para generar la misma respuesta singular a un caso concreto

47
Esto será así incluso aunque en el nuevo caso junto a unos elementos fácticos
sustancialmente los mismos se formulen pretensiones diferentes a las que se presentaron
en el primer caso.
48
Esta será la regla general, salvo excepcionalmente se trate de un cambio de criterio
jurisprudencial en cuyo caso el TC se obliga a justi car fuertemente porqué a un mismo
caso fáctico le da un tratamiento jurídico distinto.
96 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

sustancialmente igual, respuesta que luego se formalice a través de un fallo


que declara igualmente fundada o infundada o improcedente la demanda del
caso nuevo. Esta justi cación sustentaría la constitucionalidad material de la
cuarta causal establecida por el Tribunal Constitucional para rechazar sin más
trámite el recurso de agravio constitucional. No obstante es necesario formular
una precisión relevante.
Como se acaba de ver, al problema fáctico le sigue la aplicación de una
norma constitucional adscripta (una interpretación de la Constitución) pre-
viamente creada por el Tribunal Constitucional entorno a un caso al que se le
parece sustancialmente un caso futuro. Pero ocurre que, como fue justi cado
antes, la norma constitucional adscrita creada por el Tribunal Constitucional
no vincula de modo absoluto porque puede ser una norma materialmente
inconstitucional que habilita (y obliga) al Juez constitucional (particularmente
al Tribunal Constitucional) a no seguirla. Esto signi ca que aunque se trate de
un mismo supuesto de hecho, el Juez constitucional pueda (deba) no darle la
misma respuesta jurídica que se le dio anteriormente, si es posible sostener (con
razones fuertes) la inconstitucionalidad material de la norma constitucional
adscripta aplicable al caso sustancialmente igual.
En el ejemplo arriba apuntado del juez no rati cado, es posible sostener
una serie de razones fuertes que justi can la inconstitucionalidad material
(incluso mani esta) de la norma N25b de la sentencia 1333-2006-PA/TC. Esto
permite (y exige) que un caso futuro sustancialmente igual se resuelva inapli-
cando esta norma N25b, para dar como consecuencia una respuesta jurídica
distinta a la que se dio en el primer caso.
De esta manera, de la cuarta causal que ahora se analiza, es posible con-
cluir dos signi cados:

S1: Está permitido rechazar sin más trámite el recurso de agravio cons-
titucional cuando se haya decidido de manera desestimatoria en casos
sustancialmente iguales; siempre, aunque haya sido sobre la base de una norma
constitucional adscrita materialmente inconstitucional.

S2: Está permitido rechazar sin más trámite el recurso de agravio constitu-
cional cuando se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustan-
cialmente iguales; y tal decisión se haya construido sobre la base de una norma
constitucional adscrita materialmente constitucional.

S2 puede ser formulado también en los términos siguientes:

S2: Está prohibido rechazar sin más trámite el recurso de agravio constitu-
cional cuando se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustan-
cialmente iguales; y tal decisión se haya construido sobre la base de una norma
constitucional adscrita materialmente inconstitucional.
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

De entre estos dos signi cados S1 es inconstitucional porque hace del


Tribunal Constitucional no un poder constituido y sino más bien un po-
der constituyente al exigir que los casos se resuelvan aun sobre la base de
normas constitucionales adscritas que niegan el contenido material de la
Constitución, negándose de esta manera el artículo 202 de l a Constitu ción;
tambié n porqu e nieg a el p rincip io de normatividad de la Constitución
al impedir su vigencia plena desde que atiende a la aplicación de una in-
terpretación inconstitucional de la Constitución, contradiciendo el artículo
45 de la Constitución; y porque niega la esencia de la posición jurídica de
los Jueces al intentar convertirlos en autómatas que se limitan a repetir las
interpretaciones que de la Constitución formula el Tribunal Constitucional
sin tan siquiera permitirle preguntarse por la constitucionalidad material de
la interpretación de la Constitución, negando con esto el artículo 138 de la
Constitución.
Por el contrario, S2 se condice plenamente con la Constitución, no solo
porque supera todas las de ciencias de constitucionalidad que son achacables
a S1, sino porque además permite una más y mejor protección de la persona
desde que intenta asegurar las exigencias de justicia positivadas en la Cons-
titución a través de los derechos fundamentales.
Naturalmente, y tal como acontecía con la tercera causal arriba analizada,
S2 lleva la necesaria exigencia de que en el recurso de agravio constitucional se
presente, se haga constar unos fundamentos que expliquen la inconstitucionali-
dad material de la norma constitucional adscrita sobre la cual se ha construido
la solución del casos sustancialmente igual, y que tales fundamentos tengan
cierto grado de razonabilidad. Si, por el contrario, se presenta un fundamen-
to mani estamente irrazonable, es decir, un fundamento a favor del cual no
pueda ser sostenida ninguna a rmación a favor de su razonabilidad, entonces
se ha de asumir que la decisión que desestima un previo recurso de agravio
constitucional se ha sostenido sobre una norma constitucional adscripta mate-
rialmente constitucional, lo que habilita al rechazo liminar del nuevo recurso
en un caso sustancialmente igual.
Así pues, esta tercera causal que habilita al Tribunal Constitucional a
rechazar sin más trámite el recurso de agravio constitucional es constitucional
siempre que se le interprete según S2; se incurrirá en inconstitucionalidad si
se le interpreta y aplica según el signi cado S1.

VI. LA MODIFICACIÓN DEL REGLAMENTO NORMATIVO DEL TRIBU-


NAL CONSTITUCIONAL
Poco tiempo después de emitirse y publicarse la sentencia al EXP. N°
00987-2014-PA/TC, el Tribunal Constitucional modi có su reglamento nor-
mativo. Ahora el último párrafo del artículo 11 dispone lo siguiente:
98 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

“El Tribunal Constitucional emitirá sentencia interlocutoria denegatoria


cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial tras-
cendencia constitucional;
c) La cuestión de derecho invocada contradiga un precedente vinculante
del Tribunal Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente
iguales.
La citada sentencia se dictará sin más trámite”.

Este enunciado normativo es el mismo que el enunciado de la norma


constitucional adscrita N49 al inicio formulado. Consecuentemente, todas las
apreciaciones sobre su constitucionalidad material son aplicables al artículo 11
referido. Así, la constitucionalidad material del primer inciso exige interpretar
la causal dispuesta como la ausencia de razones que justi quen la agresión
mani esta del contenido constitucional del derecho fundamental. Del mismo
modo, el segundo inciso será materialmente constitucional siempre que se in-
terprete que la cuestión de derecho contenida en el recurso no será de especial
trascendencia cuando se agreda el contenido infraconstitucional del derecho
fundamental, de modo que si la cuestión de derecho se enlaza directamente a
la agresión mani esta del contenido constitucional del derecho fundamental,
el recurso de agravio constitucional se deberá tramitar. En lo que respecta al
tercer inciso, será tenido como materialmente constitucional siempre que el
recurso de agravio constitucional no cuestione la constitucionalidad material
del precedente vinculante, porque si cuestiona tal constitucionalidad en el
caso concreto, el recurso no podrá ser rechazado sin más trámite desde que la
vinculación de los jueces en general y, particularmente, de los jueces constitu-
cionales a los precedentes vinculantes, no es absoluta. Y, nalmente, el cuarto
inciso será materialmente constitucional si el caso del que da cuenta el recurso
de agravio constitucional es uno sustancialmente igual a otro ya resuelto des-
estimatoriamente por el Tribunal Constitucional, y no se ponga en cuestión
la constitucionalidad material de la norma constitucional adscripta con base
en la cual el Alto Tribunal resolvió el primer caso; si en el nuevo recurso se
cuestionase la constitucionalidad material de la norma constitucional adscripta,
estará prohibido rechazar sin más trámite el recurso de agracio constitucional.

VII. A MODO DE CIERRE: LA NO AFECTACIÓN DE LA DIMENSIÓN SUB-


JETIVA DEL RECURSO DE AGRAVIO CONSTITUCIONAL
Según el Constituyente peruano, corresponde al Tribunal Constitucio-
nal conocer en última y de nitiva instancia, las resoluciones denegatorias de
hábeas corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento. Esta disposi-
ción constitucional depara al demandante en un proceso constitucional de la
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC

libertad, la posición jurídica según la cual no solo le está permitido presentar


el respectivo recurso (de agravio constitucional), sino que de presentarlo
tal recurso debe ser tramitado y respondido oportunamente. ¿Esta posición
jurídico constitucional del recurrente se ve negada por las previstas causales
que habilitan el rechazo liminar del recurso contenidas en la norma N49 de la
sentencia 00987-2014-PA/TC, y reiteradas en el fundamento 11 del Reglamento
interno del Tribunal Constitucional?49
Esta pregunta es bien distinta a esta otra: ¿qué ha de pesar más en el
caso concreto, o el derecho del demandante en un proceso constitucional para
interponer un recurso de agravio constitucional que sea tramitado debida-
mente, o el bien jurídico constitucional que puede ser denominado “calidad
y oportunidad del servicio de justicia constitucional”50 que ha de brindar el
Tribunal Constitucional?
De entre las dos preguntas formuladas, es la primera a la que habrá que
reconocer corrección y no a la segunda. Las razones son muy sencillas. La se-
gunda pregunta se formula —por lo menos— negando el principio de unidad
y el principio de normatividad de la Constitución, desde que asume que la
Constitución manda algo y su contrario (rompiendo la unidad), y exige como
respuesta sacri car uno de los dos contenidos constitucionales (rompiendo
la normatividad de la Constitución). La primera pregunta no obliga a asumir
que los contenidos constitucionales se oponen entre sí, y exige, por el contra-
rio, de nir los contenidos constitucionales para sostener su compatibilidad y
coexistencia.
Así, la formulación general de la respuesta a la primera pregunta es la
siguiente: la atribución de presentar un recurso de agravio constitucional como
elemento del contenido constitucional del derecho fundamental al debido
proceso, particularmente de la garantía procesal del recurso, no justi ca negar
la calidad y oportunidad del servicio de justicia constitucional que brinda
el Tribunal Constitucional; inversamente, la exigida calidad y oportunidad
del servicio de justicia constitucional que brinda el Tribunal Constitucional,
no puede ser justi cación para sacri car el derecho al trámite del recurso de
agravio constitucional.
Esta formulación general luego se ha de concretar de la mano de la esencia
de las categorías jurídicas en juego. Por un lado, el recurso de agravio constitu-

49
O dicho de otro modo: la concreción constitucional que signi ca la norma adscripta N49
(y el artículo 11 del Reglamento normativo interno del Tribunal Constitucional), ¿esta
desajustada respecto del objeto concretado que es el artículo 202. 2 de la Constitución?
50
Esta concreción viene exigida y justi cada en la calidad del servicio que debe entregar
el Tribunal Constitucional como supremo intérprete y controlador de la Constitución y
de la constitucionalidad. La gran cantidad de causas que puedan llegar a su instancia,
así como la precariedad de medios para atenderlas a todas por igual, coloca en riesgo
cierto la exigida atención oportuna y justa que ha de brindar a los casos que conoce.
100 LUIS CASTILLO CÓRDOVA

cional justi ca y exige que la procedencia del mismo se amarre muy estrecha-
mente a los elementos esenciales de la procedencia del proceso constitucional:
la agresión mani esta del contenido constitucional del derecho fundamental.
Por su parte, la esencia de la labor del Tribunal Constitucional tiene que ver con
hacer efectiva a la Constitución en cada una de sus decisiones, particularmente,
decir lo justo al caso concreto desde la Constitución. La actuación conjunta
de ambas exigencias consiente sostener que si se trata de pensar en causales
que permitan el rechazo liminar del recurso de agravio, tales causales deben
condecirse con la esencia de los procesos constitucionales y con la esencia de
la labor de concreción de las exigencias de justicia constitucionalizada que
lleva a cabo el Tribunal Constitucional. Veamos.
La primera de las causales, como se explicó arriba, exige que el recurso de
agravio constitucional se sostenga sobre la agresión mani esta del contenido
constitucional del derecho fundamental. De esta forma, se respeta la esencia
del proceso constitucional, desde que éste tiene por nalidad proteger el con-
tenido constitucional de los derechos fundamentales; y se respeta también
la labor del Tribunal Constitucional, en cuanto de esta manera se le permite
pronunciarse por el alcance de tal contenido constitucional en el caso concreto,
para en ese caso decir lo justo desde la exigencia de justicia que representa el
derecho fundamental.
Si la segunda causal se interpreta según aquí ha sido propuesto, termina-
rá exigiendo que se atienda solamente contenido constitucional del derecho
fundamental. Si se permitiese, por el contrario, rechazar recursos de agravio
constitucional justi cados en la agresión mani esta del contenido constitucio-
nal so pretexto de que no tienen “la especial relevancia exigida”, ni el proceso
constitucional permitirá conseguir su nalidad, ni el Tribunal Constitucional
tendrá la oportunidad de decir lo justo en el caso concreto, negándose ambos
contenidos esenciales.
Si la tercera causal se interpreta de modo que se permita el trámite del
recurso de agravio constitucional cuando la cuestión de derecho invocada con-
tradice un precedente vinculante materialmente inconstitucional, se permitirá
la protección del contenido constitucional del derecho fundamental al que atañe
el precedente vinculante; y particularmente, se permitirá al Tribunal Consti-
tucional revisar la constitucionalidad material de sus precedentes, desde que
es la constitucionalidad material antes que la mera formal o procedimental, la
que hace a la justicia constitucional en un Estado constitucional de derecho. Se
negarían ambas esencias, por el contrario, si se permitiese rechazar el recurso
de agravio constitucional cuando la cuestión de derecho presentada contradice
un precedente vinculante materialmente inconstitucional.
Finalmente, algo similar es posible concluir para la cuarta causal, desde
que ésta debe ser interpretada de modo que se proscribe rechazar el recurso
de agravio constitucional cuando siendo dos casos sustancialmente iguales, la
CONSTITUCIONALIDAD MATERIAL DE LAS CAUSALES QUE HABILITAN EL RECHAZO DEL RAC 1

interpretación de la Constitución (la norma constitucional adscripta) con base


en la cual se ha resuelto el caso, resulta siendo materialmente inconstitucional.
De esta manera es posible sostener que no se ha agredido la posición
jurídica del demandante en un proceso constitucional para interponer un re-
curso de agravio constitucional que se tramita y resuelva sobre el fondo, a la
hora que se ha previsto las cuatro causales en la norma N49 (y en el artículo
11 del reglamento normativo del Tribunal Constitucional) si se le interpretan
del modo que aquí se ha justi cado. Si se interpreta de modo distinto, ocurrirá
que las causales no se sostendrán desde la esencia de los procesos constitu-
cionales y negará la posibilidad al Tribunal Constitucional para que decida
lo debido desde la constitucionalidad material; lo que supondrá no solo la
agresión de la dimensión subjetiva del recurso de agravio constitucional a la
hora que niega la posición jurídica del sujeto demandante, sino también su
dimensión objetiva a la hora que impide que el Tribunal Constitucional diga
lo justo constitucional en el caso concreto, negando con ello la calidad de la
justicia constitucional en el país.
Notas sobre el precedente “Vásquez Romero”,
su nalidad, el contexto de su con guración
y sus alcances (STC 00987-2014-PA/TC)

Eloy Espinosa-Saldaña Barrera

SUMARIO: I. PRESENTACIÓN.- II. SOBRE LAS RAZONES QUE AME-


RITAN LA EMISIÓN DEL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO”, Y LOS
ALCANCES DENTRO DE LOS CUALES DICHO PRECEDENTE SE PUEDE
CONFIGURAR.- III. LO SUCEDIDO EN EL PERÚ SOBRE EL PARTICULAR,
Y LO PREVISTO EN EL PRECEDENTE “FRANCISCA LILIA VÁSQUEZ
ROMERO”.- IV. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LO FINALMENTE PRO-
PUESTO Y CIERTAS RESPUESTAS A LOS CRÍTICOS DE LO PLANTEADO.-
4.1. Consideraciones iniciales.- 4.2. La necesidad de emitir un precedente sobre el
particular.- 4.3. Sobre el uso de la gura de la sentencia interlocutoria para recoger
la decisión de rechazo liminar.- 4.4. Anotaciones acerca de la actuación efectuada:
ante el rechazo liminar del recurso de agravio, que, por cierto, no implica una doble
cali cación del recurso, ni un invento de nuevas causales de improcedencia.- 4.5.
Notas vinculadas con la con guración del recurso de agravio: ¿recurso ordinario o
recurso extraordinario?.- 4.6. A vueltas con los alcances de las causales explicitadas
en “Vásquez Romero”, y la materialización de un rechazo liminar sin mayor trámi-
te.- V. REFLEXIONES A MODO DE CONCLUSIÓN.

I. PRESENTACIÓN

R
ecientemente el Tribunal Constitucional peruano emitió la
sentencia correspondiente al expediente N° 0987-2014-PA/
TC, mediante el cual se resuelve la controversia iniciada por
Francisca Lilia Vásquez Romero el 12 de marzo de 2013 contra los
integrantes de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
del Santa, las Salas Civil Permanente y Constitucional Permanente
104 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

de la Corte Suprema de Justicia de la República, el Presidente del Poder Judicial


y el Procurador Público para los asuntos de este Poder del Estado.
Esta sentencia tiene una enorme relevancia, y no solamente por ser el
primer precedente emitido por la nueva composición del Tribunal Constitu-
cional peruano. En el presente texto, y a título estrictamente personal, desa-
rrollaré cuál es en mi opinión el sentido de este precedente, y que es lo que
dicho precedente señala e implica. Con ello buscaré colaborar con su cabal
comprensión, sino fortaleciendo la, en líneas generales hasta hoy favorable
percepción de este pronunciamiento, y, por qué no decirlo, dando respuesta
a ciertas críticas que se han formulado al respecto. Pasaré entonces a abordar
la tarea que acabo de señalar.

II. SOBRE LAS RAZONES QUE AMERITAN LA EMISIÓN DEL PRECE-


DENTE “VÁSQUEZ ROMERO”, Y LOS ALCANCES DENTRO DE LOS
CUALES DICHO PRECEDENTE SE PUEDE CONFIGURAR
Nos encontramos a nivel mundial frente a un escenario en el cual se ha
producido un cambio en la comprensión del concepto Constitución, el mismo
cuyo actual énfasis, sin desconocer la relevancia de la limitación del poder, se
encuentra más bien en el reconocimiento y tutela de los derechos, derechos
que hoy son recon ocidos como el n central y último del constitucionalismo1.

1
Como ya hemos señalado en otros trabajos, los alcances del concepto “Constitución
han ido cambiando con los años. En un primer momento la comprensión del mismo se
circunscribe a un carácter más bien descriptivo del escenario político existente en una
sociedad determinada. Luego se le consideró como un acuerdo político fundamental
en el cual se sustentaba la labor de elaboración de lo jurídico, con ada en principio a
los parlamentos o congresos (según el sistema jurídico del cual se proviene) a través
de las leyes (la otra normativa sería desarrollo de lo previsto a nivel legislativo).
Después de ello, ya sea por in ujo de fallos como “Marbury versus Madison” (1803) en
los Esta dos Unidos y el pensamiento kelseniano en la Europa Continental de la primera
mitad del siglo veinte, la Constitución pasa a ser entendida como una norma jurídica (o
un conjunto normativo, de acuerdo con lo señalado por Eduardo García de Enterría). Sin
embargo, allí todavía el énfasis de estos textos se encontraba en asegurar la limitación del
poder, insistiendo más bien en la determinación de procedimientos y competencias. Ahora
bien, luego, y por una serie de acontecimientos, las cosas cambiarían.
Y es que acontecimientos como los sucedidos en Europa Continental (fortalecimiento
de la dignidad como base para la comprensión del Derecho y los derechos en general;
el aporte de los procesos de Núremberg, los cuales confrontan una comprensión más
bien tradicional del principio de legalidad; la distribución entre principios y reglas; o
el in ujo de posturas como las de Radbruch, que resalta que el Derecho no es tal si no
responde a consideraciones como el valor justicia) o en los Estados Unidos de Norte América
(la in uencia jurisprudencial de la Corte Warren, la distinción entre igualdad formal e
igualdad material), nos ponen ante un escenario distin to: la C onstituci ón, sin desconoce r
la relevancia de la limitación del poder y sus consecuencias, tiene hoy como norte al
reconocimiento y tutela de los derechos ciudadanos, con todo lo que ello involucra.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 105

Además, se vive una época en la cual se reclama una “constitucionaliza-


ción del Derecho2”, y en la cual inclusive se busca, si cabe, una “constitucionali-
zación de la política3” que, en puridad, nos llevan a una “constitucionalización”
en base a los derechos4.

2
Como ya es de conocimiento general, cuando se habla de “constitucionalización
del Derecho” nos estamos quedando en el necesario reconocimiento de que la
Constitución encierra la base o fundación de las diferentes disciplinas e instituciones
jurídicas. Como bien anotaba Favoreu, nos referimos a un fenómeno que tiene
múltiples efectos. Algunos, los más conocidos, son los denominados efectos
directos: “constitucionalización judicialización”, “constitucionalización elevación” y
“constitucionalización transformación”. La articulación del poder (y sobre todo, del
poder político) en un Estado, la con guración del sistema de fuentes en determinado
ordenamiento jurídico y la determinación de los alcances de las diferentes disciplinas
jurídicas y sus distintas instituciones solamente van a poder comprenderse a cabalidad
si son entendidos de acuerdo con lo planteado en el texto constitucional, o lo que
se desprende de él. Ver al respecto, Favoreu, Louis. “La Constitucionalización del
Derecho”. En: Revista de la Universidad de Valdivia p. 31-43.
Si el eje de la comprensión del Derecho, a partir de la Constitución es, como aquí ya se
ha dicho, el reconocimiento y tutela de los hoy, derechos, se entienden mejor las razones
por las cuales se habla de una “constitucionalización” en base o de conformidad con
la protección de los derechos.
3
Uno de los fenómenos más importante en el Derecho de estos últimos años es el de
fortalecer cada vez más la posibilidad de tener prevista la revisión en sede jurisdiccional
de ciertas decisiones propias del quehacer político, del gobierno y la dirección de una
sociedad determinada. Y es que si bien lo jurídico y lo político no son lo mismo, en un
Estado Constitucional, donde la legitimación del ejercicio del poder tiene una fuerte
connotación jurídica, el quehacer político no puede, de acuerdo con una posición
cada vez más asentada, desconocer los procedimientos previstos para la toma de
decisiones en el texto constitucional, o dejar de lado contenidos conformes a parámetros
constitucionalmente recogidos.
Esta “Constitucionalización de la política”, tiene tal vez como una de sus expresiones
más notorias a la del debate en Estados Unidos sobre la pertinencia de mantener la
gura de las “political questions”, suprimirlas, o permitir algún nivel de revisión
sobre las mismas. Este debate estadounidense tiene como su antecedente más claro lo
resuelto por la Suprema Corte Federal norteamericana en “Marbury versus Madison”
(1803), aunque oportuno es anotar que esta teoría toma su con guración de nitiva en
“Luther versus Borden” (1849). Otra expresión notoria del mismo es la de la discusión
europea sobre la sub sistencia de “actos políticos” o de “discrecionalidad política”. Una
explicación detallada sobre estos conceptos, los márgenes de acción con que se cuenta al
respecto y lo hecho por nuestro Tribunal Constitucional peruano sobre el particular se
encuentra recogida en nuestro “Balance a veinte años de vigencia de la Carta de 1993:
Notas sobre el papel del Tribunal Constitucional peruano en la constitucionalización del
Derecho y la política, y sus repercusi ones”. En: Pensamiento Constitucional N° 18. Lima,
Fondo Editorial de la Ponti cia Universidad Católica del Perú, marzo 2014, p. 175 y ss.
4
Justo es anotar que el actual esfuerzo por “convencionalizar” o “internacionalizar el
Derecho”, está generando algunos debates sobre el actual papel de las constituciones
106 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Lo recientemente expuesto indudablemente va a conllevar una serie de


signi cativas modi caciones en el desarrollo de múltiples actividades, que-
riendo destacar aquí especialmente lo referido al margen de competencias
con las cuales cuentan todos los tribunales, Cortes o Salas Constitucionales
hoy existentes. Y es que actualmente, salvo por lo previsto en el caso italiano,
estas instituciones con facultades de interpretación vinculante y control de
constitucionalidad no se limitan a ejercer un control abstracto de normas con
rango de ley. Ahora más bien el grueso de casos a su cargo se relacionan con
la alegación de situaciones de violación o amenaza de violación de derechos
fundamentales5. Dicha vulneración puede darse tanto mediante actos u omi-
siones, provengan de entidades estatales o del hacer o no hacer de particulares.
De otra parte, hoy ya no se discuten las indudables ventajas que en tér-
minos garantistas proporciona la tutela de derechos fundamentales en sede
jurisdiccional. Ahora bien, necesario es anotar que, por su propia naturale-
za, el tratamiento de estas situaciones en sede jurisdiccional no resulta tan
expeditivo como la ciudadanía quisiera y reclama. Junto a ello, justo resulta

en nuestros diferentes ordenamientos jurídicos. Ya he adelantado en otros textos cuál


es mi opinión al respecto: aun cuando se logre una plena identi cación entre Derechos
Humanos y Derechos Fundamentales, y sea el control de convencionalidad y la
interpretación hecha por Tribunales supranacionales como la Corte Interamericana la
que marque la comprensión de todos los derechos, en cualquier caso, la Constitución
de cada país sigue siendo la norma que en el entorno estatal sustenta la legitimidad
de la actuación de ese mismo Estado en función a ciertos valores, legitimidad que se
sostiene en el reconocimiento de un conjunto de principios, derechos, procedimientos
y competencias.
Dicho en otras palabras: la Constitución sigue siendo la norma ordenadora y fundacional
del ordenamiento jurídico de cada país. Esta relevancia del rol constitucional no se
pierde si la comprensión de ese papel se realiza en función a pautas voluntariamente
asumidas por la decisión soberana de cada Estado en particular, o (aunque esto último
podría ser más discutible) en mérito a parámetros que han devenido en ius cogens.
Nuestra postura al respecto se encuentra desarrollada con mayor detalle en “Sobre
la convencionalización” del Derecho y los derechos en el Perú: ¿Alternativa posible
y conveniente, aspiración inalcanzable o incluso discutible”. En: noGueira alCalá,
Humberto (Coordinador). La protección de los Derechos Humanos y fundamentales de
acuerdo a la Constitución y el Derecho Internacional a los Derechos Humanos. Santiago de
Chile, Centro de Estudios Constitucionales de Chile- Librotecnia, 2014, p. 121 y ss.
5
Debe tenerse en cuenta que en algunos ordenamientos jurídicos se admite la
interposición de amparo contra normas autoaplicativas, en tanto y en cuanto la sola
existencia de estas normas genera amenazas (riesgos ciertos e inminentes) al ejercicio de
diversos derechos fundamentales. En el caso del Perú y el Tribunal Constitucional acogió
claramente esta postura en sentencias como el “Pum Amat” (STC (…)). Nuestra posición
al respecto se encuentra en diferentes textos, y entre ellos “Algunas consideraciones
sobre el Amparo contra leyes a propósito de su tratamiento en la propuesta de reforma
constitucional hoy en trámite”. En: Foro Jurídico Año 1, N. 1 Lima, Ponti cia Universidad
Católica del Perú, 2002.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 107

reconocer que existen una serie de personas que, desde una perspectiva bien
intencionada, aunque equivocada, intentarán habilitar todas las vías a su al-
cance para ejercer aquello que reputan relevante para la mejor defensa de sus
derechos, aun cuando su pretensión no sea correcta o ya haya sido atendida.
Es más, incuso puede encontrarse a quienes buscan aprovecharse del marco
garantista existente para, en base a ello, dilatar la resolución de situaciones
donde el resultado obtenido viene siéndole desfavorable, o todo indica que
no devendrá en un pronunciamiento en su favor.
En cualquier caso, la atención de todas estas situaciones lamentablemente
no colabora con una cabal tutela de los derechos, razón de ser del grueso de
Tribunales o Cortes existentes. Conviene entonces en este punto de nuestro
análisis resaltar que estos órganos jurisdiccionales nunca estuvieron previstos
para conocer todos los casos que pudiesen generarse. Incluso cuando no este-
mos ante una Corte de precedentes, sino ante una de casos, aquello no debe
llevar a desconocer que la labor de estos espacios jurisdiccionales tiene un
carácter excepcional, ya sea por su legitimación procesal especial, o en mérito
a que se abordan situaciones que primero deben analizarse ante la judicatura
ordinaria, o porque concurren ambas consideraciones.
Debe además tenerse en cuenta que acceder a la judicatura constitucio-
nal se materializa mediante canales especiales, especí cos, y supuestamente
expeditivos: los denominados procesos constitucionales. Dentro de dichos
procesos, aquellos especí camente previstos para la tutela de los derechos
fundamentales, los procesos constitucionales de la libertad, coexisten con
medios ordinarios de protección cuya admisión y trámite son exclusivamente
competencia de la judicatura ordinaria.
Ahora bien, justo es anotar que las pautas a seguir al respecto, deben estar
enmarcadas den los márgenes previstos en los ordenamientos jurídicos de
cada Estado en particular. En ese sentido, por ejemplo, y muy a despecho de
la voluntad de sus mismos integrantes, un Tribunal Constitucional no siempre
puede ser comprendido como un Tribunal de precedentes, lo cual por cierto
condicionará entre otras cosas cómo puede accederse a ese Tribunal buscando
la tutela de nuestros derechos. Ello dependerá de lo dispuesto en la normativa
de cada país. También dependerá de lo señalado en la normatividad de cada
Estado si se cuenta con un juez o jueza constitucional con formación adecuada
sobre los diferentes procesos constitucionales, lo cual puede incluso obligarle
a impulsar de o cio ciertas actuaciones procesales, hecho que en determina-
dos supuestos podría involucrar la introducción de limitaciones razonables a
elementos como el contradictorio en los diferentes proceso.
Es más, adelanta como hoy la gran mayoría de los autores y prácticamente
la totalidad de ordenamientos jurídicos sobre el particular optan claramente
por jueces y juezas en lógica inquisitiva y no dispositiva, habilitando así a
quienes juzgan a, por un lado, introducir elementos al proceso no ofrecidos
por las partes; y de otro, a resolver aspectos controvertidos sin mayor trámite
108 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

o traslado a los diferentes involucrados en la controversia puesta en su cono-


cimiento. Existe pues en estos casos una limitación razonable a la invocación
del contradictorio, máxime si quien es director (a) del proceso cumple esta
labor en procesos dentro de los cuales se busca la tutela urgente de los dere-
chos invocados.
Es entonces dentro de esos parámetros que debe evaluarse la labor de
un Tribunal Constitucional y las pautas de acceso al mismo. Si se cuenta con
un diseño constitucional y legal que consagra un tribunal de casos, no puede
escoger qué controversias va a resolver con la absoluta libertad de la cual si
goza un tribunal de precedentes. Ahora bien, tampoco quiere decir que está
para ver, por ejemplo, todo lo visto en su momento por la judicatura ordinaria.
Solamente debe estar en capacidad de, si nos referimos al escenario de la juris-
dicción constitucional de la libertad, conocer aquellos procesos en los cuales la
judicatura ordinaria no ha podido otorgar una e ciente tutela a los derechos, por
una equivocada comprensión que hayan tenidos los jueces y juezas ordinarios
de las competencias que la Constitución les con ó, la cual lleva a una cons-
titucionalmente insostenible percepción de los temas sometidos a ellos (as)6.
A aquello debiera apuntar el mejor posicionamiento de los tribunales o
Cortes Constitucionales: no por ver muchos casos cumple de manera más e caz
su labor. Lo hace cuando conoce mejor, analiza con mayor detalle y resuelve
con mayor rigurosidad las situaciones sometidas a su conocimiento. Lo aquí
planteado, por cierto, justi ca que, tal como bien ya se ha anotado, pueda
incluso procederse a que en los procesos constitucionales de la libertad pase
a rechazarse in limine requerimientos de tutela de derechos si se ha incurrido
mani estamente en causales de improcedencia previamente establecidas, o
que se in ere de aquellas actividades que son intrínsecas a cualquier juzgador.
Y es que si bien la vocación tuitiva de los derechos tienda a ser expansiva (es
bueno que así lo sea), ello no debe llevarnos a pensar que los diferentes Tri-
bunales Constitucionales, alegando buscar proteger a cabalidad los diferentes
derechos fundamentales, creen la expectativa de que cualquier pretensión en
la cual se reclame la afectación a esos derechos pueda ser invocable y deba ser
atendida por dichos Tribunales.

6
Muy a despecho de lo que muchos plantean (y que en mérito a ese error, sistemáticamente
reciben una declaración de improcedencia de sus recursos), debe tenerse claro que el
Tribunal Constitucional no es ni debe ser un lugar en donde se plantee un nuevo
examen de lo controvertido en el Poder Judicial. Solamente cabe, tal como bien se ha
anotado desde la doctrina alemana, la revisión de lo resuelto por la judicatura ordinaria
si existe una vulneración o amenaza de vulneración de derechos fundamentales;
básicamente por excluir su análisis; no delimitar adecuadamente sus alcances; no
efectuar (o realizar erróneamente) el juicio de proporcionalidad que permita de nir
como resolver el (real o aparente) con icto entre el derecho invocado y otros derechos
o bienes constitucionalmente protegidos; o, nalmente, no respetarse el procedimiento
previsto para la regulación del derecho invocado.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 109

Es más, existen pues temas, y esto es unánime en el Derecho Compa-


rado, mediante los cuales ya habitualmente se procede a esta suerte de re-
chazo liminar. A la primera de ellas a las que queremos aquí referirnos es a
la existencia de posiciones reiteradas, e incluso al establecimiento de algún
precedente del Tribunal Constitucional cuyo margen de acción justamente se
viene discutiendo sobre la materia que ahora se quiere analizar. Con ello no
se quiere decir que una posición establecida por un Tribunal Constitucional
sea incuestionable e inamovible, aun cuando formal incluso materialmente sea
indiscutible que estemos ante un procedente. Llegará el momento en el cual,
luego de una detallada re exión, un tribunal como este pueda convencerse
de un cambio de opinión. Obviamente no se entiende al precedente como
dogma de fe, y nos estamos re riendo a aquellos precedentes sin vicios en su
con guración, y frente a lo que, en principio, no se descartan interpretaciones
distintas si ellas tienen justi cación razonable. Ahora bien, convengamos que
incluso esto último no pasa todos los días, sino que debe ser consecuencia de
una larga re exión.
De otro lado, y tomando en cuenta la especial naturaleza de las compe-
tencias de un Tribunal Constitucional, debe tenerse presente que hay causas
que, independientemente de la relevancia que para cada quien tiene su propio
caso, no corresponde en rigor que sean vistas por este colegiado. En algunos
casos, aquello sucede en mérito a que lo puesto en su conocimiento carece
de mayor fundamento. En otros, lo que se pone en sus manos no cuenta con
lo que doctrinaria y jurisprudencialmente se denomina “especial relevancia
constitucional” o “especial trascendencia constitucional”7.
Aquí, debe tenerse claro, no se trata del ejercicio de una abierta discre-
cionalidad que, por ejemplo, es más propia de un modelo anglosajón distinto
al nuestro, el cual permite la con guración y el uso del certiorari hasta hoy
vigente en los Estados Unidos de Norte América8. Estamos, (tanto en la re-

7
Coincidimos entonces con lo planteado, entre otros, por sosa saCio, Juan Manuel –“El
primer precedente del nuevo Tribunal Constitucional”. En: “República y Constitución”
(www.republicayconstitucional.blogspot.com). Fecha de consulta: 30 de agosto de 2014.
8
La Corte Suprema de Estados Unidos de América, instalada en 1791, comenzó sus
quehaceres conociendo pocas causas (87 por año, a mitad del siglo XIX, 98 al año una
década después) . Sin e mbargo, ya a mediados de ese siglo, la carga procesal se había
triplicado, pues había 30 expedientes ingresados en 1860). Esa cifra se duplicó diez años
después, y las causas llegaban a unas 1816 en 1890. En ese escenario se aprueba la “Evarts
Act” de 1891. En su sección sexta se introdujo el “writ of certiorari”, el cual permitiría
a la Corte sin mayores explicaciones la serie de recursos que no creyese conveniente
conocer. Este planteamiento fue sujeto a ajustes en 1914 y 1916, pero es recién en 1925,
con la “Jurisdiction Act” de ese año, que adquiere su con guración actual.
Allí, línea luego seguida en la reforma introducida en septiembre de 1988, se hace
énfasis en el carácter discrecional del certiorari. Cierto es que en las reglas establecidas
110 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

ferencia a la “especial relevancia (trascendencia) constitucional,” como en el


descarte de demandas sin fundamento; o en los casos vinculados a temas que
en su momento ya merecieron precedentes o reiterada jurisprudencia de un
Tribunal Constitucional), ante la oportunidad de haber explicado con mayor
claridad y rigurosidad la capacidad de jueces y juezas constitucionales para, de
acuerdo con ciertos factores, poder priorizar el tratamiento de ciertos procesos
que llegan a sus despachos, y centrar su atención en aquello que reclama su
tutela urgente y donde no cuente con una posición ya jada y conocida. Ello
explica, por ejemplo, como algunos tribunales constitucionales se han senti-
do muy llamados a jar, ciertamente que a veces en forma dispersa, ciertos
criterios sobre lo que ellos entienden a “especial relevancia constitucional”.
Es en ese contexto que vale la pena, a modo de ejemplo, citar el caso
peruano. Allí, mediante distinta jurisprudencia, nuestro Tribunal Constitucio-
nal, en sus anteriores composiciones, e incluso en algún precedente como el
emitido a propósito del caso “Sánchez Lagomarcino”, se ha ido identi cando
materias como de “especial relevancia constitucional”. Algunas de ellas son
las siguientes:
- La existencia de un debate sobre el contenido o el alcance de un derecho
fundamental, y que esta situación deba ser abordada.
- El surgimiento de cambios sociales o normativos que exijan modi car o
revisar algún criterio previamente establecido por el Tribunal Constitu-
cional.
- La necesidad de que requiera de un pronunciamiento para garantizar la
supremacía de la Constitución.
- El encontrarse ante un problema jurídico-constitucional cuya resolución
sea indispensable para paci car un con icto institucional o social.

en la Corte Suprema desde 1922 se mencionan algunas pautas (existencia de


pronunciamientos contradictorios en la justicia federal; apartamiento de las reglas de
procedimiento usualmente aceptadas; o casos en los que los órganos inferiores han
resuelto una cuestión central de Derecho Federal, la cual no fue establecida por la
Corte, pero que amerita un pronunciamiento de su parte; existencia de resoluciones
judiciales contrarias a la jurisprudencia de la Corte). Sin embargo, justo es señalar que
esa discrecionalidad normalmente ha ido bastante más allá de esos parámetros.
Y es que allá, y muy de la mano de la especial con guración del modelo estadounidense,
los criterios eventualmente señalados son meramente referenciales e indiciarios, y la
decisión de no admitir el debate de una causa en la Suprema Corte Federal depende
de la voluntad de ese tribunal en el momento en el cual se requiere su opinión. Esa
libertad de acción, por llamarla de alguna manera, no se condice con nuestra tradición
jurídica. Téngase presente, por ejemplo, que cuando el Tribunal Constitucional Federal
alemán intentó descartar el trámite de ciertas causas con providencias inmotivadas, fue
condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por violación del artículo
6 de la Constitución Europea (derecho a un proceso justo).
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 111

- La constatación de un incumplimiento de precedentes o de doctrina


vinculante desarrollada por el Tribunal Constitucional.
- La existencia de pronunciamientos contradictorios dentro de la judicatura
ordinaria al aplicar o interpretar las disposiciones constitucionales.
- La comprobación de que la afectación del derecho del demandante pudiese
derivar en la formulación de un criterio de alcance general.
- El asumir que la decisión en debate pueda afectar la prestación de servicios
públicos.
Probablemente esa lista pueda, para algunos, parecer excesiva, y para
otros, muy restrictiva. Lo cierto es que, independientemente de estas consi-
deraciones, no estamos ante un asunto nuevo, sino más bien, a tal caso, ante
la necesidad de sistematización de algo ya existente y sostenido, y que cuya
determinación hasta hoy no ha generado mayores cuestionamientos.
Lo mismo puede predicarse de lo dicho en su jurisprudencia por el
Tribunal Constitucional español. Ese tribunal, siguiendo la línea de lo esta-
blecido en el artículo 50 de su Ley Orgánica (Ley 2/1979), donde se establece
que las demandas de Amparo serán admitidas cuando se cumplan una serie
de requisitos, y entre ellos, el de su especial trascendencia constitucional (la
cual se apreciará atendiendo a su importancia para la interpretación de la
Constitución, para su aplicación o para su general e cacia, y para la determi-
nación del contenido y alcance de los derechos fundamentales), señaló que
su STC 155/2009 que la especial relevancia constitucional estaba constituida
por aquellos casos en los cuales:
a) Se plantea un problema o una faceta de un derecho fundamental pasible
de amparo sobre el que no haya doctrina del Tribunal Constitucional.
b) Se permitía al Tribunal Constitucional aclarar o cambiar su doctrina, como
consecuencia de un proceso de re exión interna o por el surgimiento de
nuevas realidades sociales del derecho fundamental, o de un cambio
en la doctrina de los organismos encargados de la interpretación de los
Tratados.
c) Se considera que la vulneración del derecho fundamental alegada pro-
venga de la ley o de otra disposición de carácter general.
d) Se reputa que la vulneración del derecho fundamental alegada se origina
en una reiterada interpretación jurisprudencia de la ley que se busca que el
Tribunal Constitucional considere lesiva de dicho derecho, interpretación
a la cual intentaré sustituir por una que sí se consideraría como conforme
a la Constitución.
e) Se constate que la postura manejada por el Tribunal constitucional sobre
el derecho fundamental alegado sea incumplida en forma general y rei-
terada por la judicatura ordinaria.
112 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

f) Se acredita que en un órgano judicial mani estamente se niega a ampliar


la línea jurisprudencia ya establecida por el Tribunal Constitucional.
g) Se está ante un asunto que, si bien no se encuentra incluido en alguno de
los supuestos anteriores, trascienda del caso concreto, ya que plantea una
cuestión jurídica de relevante y general repercusión social o económica
o tenga unas consecuencias políticas generales.
Estamos pues ante preocupaciones similares en muchos lugares, las cuales
por cierto no son nuevas, y a las cuales el Perú no ha sido ajeno. Hoy lo que se
ha buscado, mediante un reciente pronunciamiento con carácter de preceden-
te, es reforzar y sistematizar lo que ya se había negado, para así abordar una
materia de la mayor relevancia con la seriedad que el mismo merece. Pasemos
a ver esta materia de inmediato.

III. LO SUCEDIDO EN EL PERÙ SOBRE EL PARTICULAR, Y LO PREVISTO


EN EL PRECEDENTE “FRANCISCA LILIA VÁSQUEZ ROMERO”
En el caso peruano, los márgenes de competencia del Tribunal Constitu-
cional parten de lo previsto en el artículo 202 de la Carta de 1993. Si revisamos
planteado en el segundo inciso de dicha disposición, veremos cómo allí se
con gura la manera mediante el cual dicho tribunal puede conocer los diversos
procesos constitucionales de la libertad previstos para la tutela de los diferentes
derechos fundamentales. El Tribunal solamente puede conocer procesos en los
cuales lo requerido haya sido denegado por la judicatura ordinaria, y no puede
pronunciarse sin mayores parámetros o límites que su propia voluntad sobre
qué casos puede conocer, lo cual descarta la aplicación de un certiorari como
el estadounidense. Ello en mérito a que se reconoce la existencia de requisitos
de admisibilidad y procedencia de los Recursos de Agravio Constitucional.
Así, por ejemplo, el Código Procesal Constitucional, en su artículo 18,
establece requisitos como el de un plazo razonable para la interposición de
los Recursos de Agravio. De otro lado, el mismo Reglamento Normativo del
Tribunal, de acuerdo con su texto aprobado en el año 2004, establecía en su
artículo 11 que, además, de asegurarse se cumplan los requisitos ya previstos
en el artículo 18 del Código Procesal Constitucional, el Tribunal puede pronun-
ciarse sobre la procedencia de lo que es puesto en su conocimiento, sin entrar al
fondo de esas controversias, si constata que el recurso que se le presenta no se
re ere al contenido constitucionalmente protegido de un derecho fundamental;
si el objeto del recurso a la demanda es mani estamente infundado, por fútil
o inconsistente; o si ya se han desestimado casos sustancialmente iguales, a
lo que ahora se venía planteando.
Es misma línea de pensamiento es reforzada por lo resuelto en la sentencia
que, con carácter de precedente, emite el Tribunal frente a lo resuelto en el caso
“Luis Sánchez Lagomarcino Ramírez” (STC 2877-2005-PHC/TC). Allí, como
seguramente se tiene presente, el Tribunal hace importantes precisiones sobre
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 113

la naturaleza y los elementos que componen el Recurso de Agravio Consti-


tucional. En ese contexto, presenta los alcances del certiorari, y demuestra
la inaplicabilidad de esa fórmula al caso peruano, así como describe lo hoy
prescrito en los casos alemán y español, que, como fácilmente podrá apreciarse,
se parece mucho a lo prescrito en el caso peruano.
A continuación, en el fundamento 28 de este fallo, ya se establecen como
elementos para la declaración de improcedencia de un Recurso de Agravio,
antes de ingresar al fondo del debate, a supuestos de vulneración mani esta
del contenido constitucionalmente protegido de un derecho fundamental; a
casos de demandas mani estamente infundadas; a situaciones en las cuales
se haya reconocido la tutela del derecho cuya protección fue solicitada en la
demanda, respecto de los cuales se haya declarado improcedente o infundado el
pedido de reparación o restablecimiento del agraviado en el pleno goce de sus
derechos fundamentales; y, cómo no, a la existencia de casos sustancialmente
idénticos a los aquí ya mencionados. Téngase nalmente que allí textualmente
se señala lo siguiente:

“[…] Debe tenerse cuidado de no declarar mani estamente improcedentes


cuestiones que, en realidad, deban requerir un análisis más profundo pues
cuando exista duda razonable al respecto, debe ser declarada la improce-
dencia […]”.

La relación entre la actuación a asumir por el tribunal en estos casos y


aquello que ya justi caba la posibilidad de rechazar in limine aquello que es
puesto en su conocimiento es evidente, por encontrarse ante temas sin especial
trascendencia constitucional. Como fácilmente puede apreciarse, lo allí previsto
va en la línea de lo que hemos comentado como habitual en el Derecho Com-
parado y, adelantando lo que se viene, solamente sería sistematizado luego
en la misma jurisprudencia de nuestro Tribunal Constitucional.
Sin embargo, justo es reconocer que estos criterios fueron muchas veces
incumplidos o tuvieron una materialización muy matizada. Ello en buena
cuenta ocurrió por culpa del quehacer del mismo Tribunal, que tramitó múl-
tiples causas sin acoger los criterios que ese mismo colegiado ya había esta-
blecido. Una buena demostración es la de la admisión para el conocimiento
por el Tribunal Constitucional peruano de casos como el de Francisca Lilia
Vásquez Romero. Correspondía entonces tomar acciones al respecto, máxi-
me si la actual composición del tribunal se ha encontrado con unas siete mil
causas pendientes de resolución, y que en promedio, un alto porcentaje de los
requerimientos puestos en su conocimiento son declarados improcedentes por
este organismo de interpretación vinculante y control de constitucionalidad,
sustentándose el grueso de estas improcedencias en factores que, ya desde el
Reglamento Normativo de la institución, así como desde su jurisprudencia,
justi caban su rechazo liminar.
114 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Lo sucedido en el caso “Vásquez Romero” explica la importancia de


impulsar y sistematizar mejor esas pautas. Francisca Lilia Vásquez Romero,
con fecha 12 de marzo de 2013, interpone demanda de amparo contra los in-
tegrantes de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Santa,
la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, la
Sala Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de
la República, el Presidente del Poder Judicial y el Procurador Público para los
asuntos de este Poder del Estado. Solicitaba se declare la nulidad de todo lo
actuado en el proceso de tercería preferente de pago recaído en el Expediente
1460-2006, desde la Resolución número 38, de fecha 4 de diciembre, hasta el
Decreto número cinco, del 25 de enero de 2013.
El Tercer Juzgado Civil de Chimbote, con fecha 26 de marzo de 2013,
declaró improcedente la demanda, por considerar que los hechos y el petitorio
de la demanda no están referidos en forma directa al contenido constitucio-
nalmente protegido de los derechos invocados por la demandante (debido
proceso, petición, defensa, libre acceso al órgano jurisdiccional y a la tutela
procesal efectiva); y además, porque la recurrente pretende replantear la con-
troversia debidamente resuelta por los órganos jurisdiccionales emplazados,
y porque ha vencido el plazo de prescripción para interponer la demanda.
Básicamente en función a este argumento es que la Sala Revisora con rma la
resolución apelada.
Los argumentos de la demandante son, por decir lo menos, curiosos.
Luego de sustentar como en su opinión no se le había noti cado la ejecutoria
suprem a que resol vió el rec urso de casación que interpuso en el proceso de eje-
cución de garantías seguido en su contra, añade que la Sala Civil Suprema actuó
allí en forma ilegal, pues habría “transformado” un proceso de naturaleza civil
(una tercería preferente de pago) en uno constitucional y, “cambiando de juris-
dicción”, remitió la controversia a la Sala Constitucional Suprema emplazada.
Este razonamiento viene acompañado de a rmaciones como las siguientes:

“[…] los jueces del cuarto juzgado civil de la Corte Superior de Justicia del
Santa – Chimbote en posta jurisdiccional indebida e ilegal, en complicidad
con los auxiliares juridiciales y evidentemente de acuerdo con los vocales
supremos y los vocales de la Sala Civil de Chimbote tramitan con fraude el
Expediente número 1460-2006” (fojas 70, el subrayado es nuestro).

“[…] los magistrados demandados en confabulación han violado el texto


expreso y claro del artículo 1 de la Ley N° 27682, la Constitución, las leyes,
el debido proceso y encadena a todos los demás derechos humanos de la
recurrente, es claro que los trasgresores con esa conducta disfuncional y con
fraude y con ensañamiento, crueldad, crimen y delitos de lesa humanidad
imprescriptibles han hecho víctima de cruel injusticia a la recurrente que
tiene que ser corregida” (fojas 72, el subrayado es nuestro).
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 115

La demandante no alcanza argumentación que acredite su pretensión, y


menos aún, que sustente las a rmaciones que formula en ese contexto. Ahora
bien, y muy a despecho de la debilidad mani esta de lo planteado, el Tribunal
Constitucional peruano, en una lógica inspirada en los principios de econo-
mía e informalidad, entra a conocer la causa y se pronuncia sobre el fondo de
lo controvertido, pues devolver lo actuado a la judicatura ordinaria hubiese
signi cado la innecesaria prolongación de un proceso cuya pretensión a todas
luces carecía de sustento. Luego de ir desbaratando cada una de las supuestas
vulneraciones de los derechos alegados por la demandante, y concluir que la
demanda debe ser declarada infundada, el Tribunal va a buscar asegurarse que las
pautas que ya había dispuesto en forma diversa y dispersa, pudiesen agruparse
para así intentar garantizar el inicio y la tramitación de procesos constitucio-
nales mediante los cuales pueda cumplir su función tuitiva a cabalidad.
Es entonces que después de rescatar lo ya previsto en el Código Procesal
Constitucional, el precedente “Sánchez Lagomarcino Ramírez” y el artículo
11 del Reglamento normativo del Tribunal Constitucional, se señala que “[…]
no deberían prosperar recursos que contengan pretensiones mani estamente
improcedentes o que resulten irrelevantes” (fundamento 46); y que se deben
concentrar sus recursos “[…] en la atención de reales vulneraciones que re-
quieran tutela urgente” (fundamento 47), se pasa a explicitar los supuestos
en los cuales, sin mayor trámite, y en defensa del derecho a la tutela procesal
efectiva, se emitirán sentencias interlocutorias denegatorias frente a este tipo
de casos, emitiéndose así un pronunciamiento al cual va a otorgar carácter de
precedente.
Se establecerá entonces en el fundamento 49 de la sentencia en comento
se señala que el Tribunal emitirá sentencia interlocutoria denegatoria, sin
mayor trámite, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoca
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial tras-
cendencia constitucional
c) La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente del Tribunal
Constitucional
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente
iguales.
A continuación, y en el fundamento cincuenta, se señala que “[…] Existe
una cuestión de especial trascendencia constitucional cuando la resolución
resulta indispensable para solucionar un con icto de relevancia o cuando se
presente la urgencia de una revisión sobre el contenido de un derecho fun-
damental”.
Este es pues en líneas generales el contenido del precedente recientemen-
te establecido. El mismo en principio ha sido bien acogido, aunque, justo es
decirlo, hay quienes se han planteado muchas preguntas sobre sus alcances, e
116 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

incluso existen los que han formulado críticas a lo nalmente esbozado. Pasaré
entonces a desarrollar algunas ideas mediante las que se busca dar respuesta
a este tipo de inquietudes, con el respeto que, por cierto, siempre debe tenerse
por la posición discrepante, aun cuando en el planteamiento de estas posturas
distintas no se haya tenido ese escrupuloso procesamiento de las diferencias
con lo que en su momento criticaron.

IV. ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LO FINALMENTE PROPUESTO Y


CIERTAS RESPUESTAS A LOS CRÌTICOS DE LO PLANTEADO
4.1. Consideraciones iniciales
Luego de la publicación del precedente “Vásquez Romero”, así como de
las resoluciones dictadas a su amparo, se han ido generando ciertas interro-
gantes y, justo es decirlo, algunos cuestionamientos. En primer lugar, muchos
se preguntaron sobre la necesidad de emitir un precedente en esta materia.
Otros hablaron sobre la supuesta contradicción entre una corte de casos y la
jación de precedentes.
Un punto a explicar y analizar es sin duda alguna, el del uso de la gura
de la sentencia interlocutoria. Gran relevancia tiene además que se haga allí un
análisis y pronunciamiento sobre el recurso de agravio, frente a la preocupación
de algún autor sobre si era uno de carácter ordinario a otro tipo extraordinario,
y la especi cación acerca de si se estaría aquí estableciendo nuevas causales
de improcedencia son también materias que convendría traer a colación.
Mención especial merece lo referido a las causales explicitadas en el pre-
cedente “Vásquez Romero”, tanto en lo referido a la constitucionalidad de las
mismas, como si en puridad constituirían nuevas causales de improcedencia,
situación cuya habilitación sería discutible. Finalmente, conviene hacer alguna
referencia a la opción por resolver las diferentes causales sin mayor trámite.
Pasemos entonces a efectuar algunas anotaciones al respecto.

4.2. La necesidad de emitir un precedente sobre el particular


Revisando ahora el proceso de gestación de lo que hoy se conoce como
el precedente “Vásquez Romero”, un primer punto que se discutió dentro
del mismo tribunal es si era necesario dictar nuevos precedentes en general,
y sobre este tema en particular. Esto reclama efectuar algunos comentarios.
En primer término, la relevancia de jar un precedente estriba en que
en muchos temas cuya signi cación nadie discute hay necesidad de que se
proporcionen elementos de interpretación y juicio cada vez más objetivos
y predecibles precisamente en un escenario que cada vez se presenta más
complejo y dinámico. Dicho con otras palabras, se requiere contar con algo
asumido como vital para enfrentar situaciones en las que, por su importancia
y recurrencia, se reclama cierta uniformidad en la respuesta si justamente lo
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 117

que se quiere es igualdad de trato, seguridad jurídica y, por qué no decirlo,


justicia. En síntesis, debe comprenderse al precedente como un acuerdo in-
terpretativo cuyos alcances buscan generar ciertas condiciones de innegable
signi cación, sin negar por ello que pueden darse matices o modi caciones
en esas condiciones con el transcurso del tiempo y la aparición de nuevas
situaciones (o la revalorización de algunas ya existentes).
Estos parámetros eran claramente exigibles en la regulación del posi-
cionamiento del Tribunal Constitucional peruano a propósito del acceso a
esta judicatura especializada: un tema relevante donde, por cierto, las pautas
establecidas tanto en el entonces vigente texto del reglamento del Tribunal
como en lo resuelto en “Sánchez Lagomarcino Ramírez” habían pautas poco
conocidas y contaban con algunas imprecisiones ante su lectura no sistemati-
zada. En cualquier caso, debe aclararse que su dictado, por último, no implica
frente a situaciones como la peruana, el abandono del modelo constitucional
de Tribunal de casos.

4.3. Sobre el uso de la gura de la sentencia interlocutoria para recoger


la decisión de rechazo liminar
No cometo in dencia alguna si anoto que en la propuesta original del
precedente se hablaba claramente de que mediante auto se plasmaba la decisión
de rechazo liminar del recurso de agravio constitucional. Sin embargo, quien
trabaja en un colegiado sabe que, para el mejor funcionamiento del mismo,
debe buscar propiciar consensos básicos, siempre y cuando ello no implique
sacri car cuestiones de principio.
Como bien se conoce, las sentencias pueden a su vez clasi carse entre
sentencias de nitivas y sentencias interlocutorias. Las sentencias de nitivas
son aquellas que no solo formal, sino también materialmente cumplen los ele-
mentos con los cuales vinculamos a toda sentencia: resuelven de manera nal
y con un pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, culminándose con
ello el con icto o la incertidumbre con relevancia jurídica (o por lo menos, si
se trata de un pronunciamiento de grado o instancia que no es el último, nos
facilita estar frente a aquello que cierra la discusión ante ese grado o instancia,
dejándose abierta la posibilidad de impugnar esa decisión de acuerdo con los
medios impugnatorios previstos en ese ordenamiento jurídico en particular).
Ello, por cierto, no descarta que existen otro tipo de sentencias.
Es en esa línea de pensamiento que ahora corresponde hablar de las
sentencias interlocutorias, denominación hoy poco utilizada, pero no por
ello abandonada9; para referirse a pronunciamientos que, sin efectuar una

9
En ese sentido, recomendamos revisar lo planteado en ordenamientos jurídicos
uruguayo (en varias normas procesales), argentino (en temas de defensa de la
competencia), etcétera.
118 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

opinión sobre el fondo de la controversia planteada, se emite una postura que


en principio cierra el debate sobre el tema que se plantea a nivel del órgano
jurisdiccional correspondiente. Es formalmente una sentencia, aunque mate-
rialmente un auto. Ahora bien, el hecho de que nos encontramos ante aquello
que materialmente sea un auto no necesariamente habilita su impugnabilidad
(de hecho hay en todo ordenamiento jurídico, guste o no; autos inimpugna-
bles); y, además (lo que en puridad es tan o más relevante que lo anterior),
permite canalizar la acción que aquí se plantea efectuar: la del rechazo liminar
de ciertos recursos de agravio constitucional.
En el Derecho, como en todo, lo que importa es el respeto a las institu-
ciones y sus esencias o contenidos. Las denominaciones, sin con ello decir que
son irrelevantes, tienen una importancia menor si nalmente se mantiene ese
respeto a esas instituciones, esencias y contenidos. Lo realmente relevante es
que aquí, independientemente de simpatías o preferencias personales, nos
encontramos ante el uso de una forma que técnicamente puede recoger la
actuación que se ha planteado efectuar. Cosa distinta es si con lo que en reali-
dad no se coincide es con esa actuación concreta que se busca realizar, materia
sobre cuyos alcances algo pasaremos a anotar a continuación.

4.4. Anotaciones acerca de la actuación efectuada: ante el rechazo liminar


del recurso de agravio, que, por cierto, no implica una doble cali cación
del recurso, ni un invento de nuevas causales de improcedencia
Como es de conocimiento general, todo proceso, incluso si es uno de tutela
urgente, tiene una serie de etapas, las cuales condicionan que es lo que puede
conocer un juzgador (a), y en cuál momento puede hacerlo. Debe entonces
tenerse presente que en el escenario de la jurisdicción constitucional de la li-
bertad en el Perú, el Tribunal Constitucional de nuestro país conoce procesos
de hàbeas corpus, amparo, hàbeas data y cumplimiento mediante recursos de
agravio. Es pues sobre la pertinencia de recurrir a este medio procesal acerca
de lo que primero debe pronunciarse este cali cado intérprete vinculante de
la Constitución vigente.
Pongámonos entonces dentro de lo que involucra ese escenario. Luego
que la Corte Superior o Sala de apelaciones concedió el agravio, tarea para la
cual básicamente hace una cali cación en función al cumplimiento de requi-
sitos de forma en la presentación del recurso, corresponde a quien revisa ese
medio impugnatorio pronunciarse acerca de la procedencia del mismo, así
como emitir opinión sobre el fondo de lo controvertido.
Esto último –la opinión sobre el fondo- indudablemente pierde sentido
si quien está juzgado se encuentra con que los argumentos en los cuales se
sustenta el recurso son mani estamente improcedentes. Aquí quienes se
desempeñan como juzgadores (as), máxime si son directores de un proceso
en donde lo que se invoca es la tutela urgente de derechos, deben utilizar su
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 119

capacidad de rechazo liminar de lo solicitado ante su despacho a través de


ese medio impugnatorio. Actuar de otra manera, prestándose por ejemplo a
dilaciones innecesarias en la resolución de lo controvertido, sería más bien
una forma de incumplir aquellas labores que le son propias.
No hay pues en estos supuestos una doble cali cación del recurso. Esta-
mos más bien ante el ejercicio de una primera, lógica y necesaria atribución
de alguien que cumple tareas revisoras: el dejar rápidamente de lado lo ma-
ni estamente improcedente dentro de lo que es puesto en su conocimiento.
Así, no se presta a generar expectativas sin real sustento, o a ser el vehículo de
poco bien intencionadas maniobras dilatorias. Con ello tampoco se están, como
erróneamente alguien podría pensar, aumentando jurisprudencialmente las
causales de improcedencia. Aquí, por cierto, no se está haciendo nada nuevo.
Se está explicitando el alcance de una competencia que es intrínseca a todo
juzgador (a), máxime si conoce en revisión. Esta tarea, además, ya se había
iniciado de alguna manera con lo previsto en el anterior texto del Reglamento
del Tribunal Constitucional y lo resuelto en “Sánchez Lagomarcino”, aunque,
valgan verdades, sin la su ciente sistematización y difusión.
Veamos entonces cuáles son las causales explicitadas para el rechazo
liminar del recurso de agravio; analicemos si lo allí resaltado no tiene direc-
tamente que ver con el recurso que viene conociéndose; y si, además, implica
la generación de un escenario nuevo y anteriormente inexistente para su im-
procedencia. Rápidamente podemos comprobar que la falta de sustentación
del recurso presentado, la acreditación de que el análisis de su texto no resiste
un control de logicidad, o la constatación de estar ante un documento con
redacción confusa (y por ende, carente de utilidad para obtener el n que en
principio motivó su presentación), no son materias nuevas, frente a las cuales
cualquier juez o jueza puede considerar que debe pronunciarse por la mani-
esta improcedencia de lo presentado, pronunciamiento que, claramente, no
cabe asumir como la creación de nuevas causales de improcedencia.
Lo mismo puede predicarse si nos encontramos ante un tema frente al
cual en el Tribunal Constitucional ya se cuenta con una posición establecida,
incluso en algún caso con carácter de precedente. Con ello no se está dicien-
do que no pueda haber una discrepancia razonable con lo antes planteado, o
exista la posibilidad de una argumentación distinta en base a otros elementos
de juicio. Distinguirse, encuadrar mejor e incluso apartarse razonablemente
de un pronunciamiento previo, cuando incluso dicho pronunciamiento tenga
ese carácter de precedente siempre es posible (máxime si pudiera haberse
acreditado la existencia de vicios en la con guración de los pronunciamientos
anteriores cuya aplicación se reclama). En cualquier caso, aquello es propio
del análisis del recurso puesto en nuestro conocimiento, no es una tarea nueva
para el juzgador (a), y, por cierto, no involucra la creación de nuevas causales
de improcedencia.
120 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Similar es sin duda el razonamiento a seguir si estamos ante la invoca-


ción a encontrarnos ante una cuestión de especial trascendencia constitucio-
nal. Finalmente, y con cargo a lo ya dicho ante en este mismo texto, y lo que
añadiremos luego, básicamente allí se está hablando de aquello que resulte
indispensable para solucionar un con icto que debe ser visto y resuelto en
sede constitucional, o de lo que se re ere al contenido constitucionalmente
protegido del derecho invocado. Tampoco estamos ante una tarea nueva, y
menos aún frente a la creación jurisprudencial de causales de improcedencia.
Es más, y como también ya se adelantó en otro apartado de este mismo
trabajo, en el fundamento treinta del aquí varias veces mencionado precedente
“Luis Sánchez Lagomarcino” (STC 02877-2005-HC/TC), el Tribunal Consti-
tucional peruano ya había hecho un esfuerzo por sistematizar una serie de
situaciones en las cuales queda claro qué espacios no corresponden ser aten-
didos en sede constitucional. Además, al lado de este pronunciamiento, hay
también muchas sentencias en que se insiste en este tipo de preocupaciones,
las cuales, en cualquier caso, no implican la inserción de nuevas causales de
improcedencia.

4.5. Notas vinculadas con la con guración del recurso de agravio: ¿re-
curso ordinario o recurso extraordinario?
En el contexto de los comentarios hecho luego de la emisión del precedente
“Vásquez Romero”, algún destacado procesalista de nuestro medio considera,
con preocupación de su parte, que el Tribunal Constitucional estaría, mediante
este pronunciamiento, en la línea de convertir al Recurso de Agravio Constitu-
cional en uno extraordinario, pues con lo resuelto nos estaría anunciando que
aquello que en todo recurso ordinario correspondería ser resuelto al analizar
el recurso, será revisado previamente, pues sólo aquellos recursos que no in-
curran en estas causales (a las cuales erróneamente considerada como creadas
por el precedente) podrían recibir el trámite ordinario que le correspondería
al Recurso de Agravio Constitucional10.
Con todo el respeto que merece esta opinión, creo que la misma es equi-
vocada, pues parte de algunos errores. Se asume erróneamente, por ejemplo,
que el Tribunal Constitucional peruano haya dicho que el recurso de agravio
es un recurso ordinario, o que el recurso de agravio es un recurso extraordi-
nario. Ya en “Luis Sánchez Lagomarcino Ramírez” (STC 02877-2005-HC/TC),
el Tribunal, cuando hace un análisis y clasi cación de los diferentes recursos
dentro de un proceso constitucional, ya señalaba en su fundamento 12b dos
aspectos de innegable relevancia.

10
En ese sentido, Priori, Giovanni –“El recurso de agravio constitucional y el reciente
precedente vinculante del TC”En: Gaceta Constitucional y Procesal Constitucional N° 81.
Lima, Gaceta Jurìdica, setiembre 2014. p. 27 y ss.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 121

En primer lugar, el Tribunal aquí señaló que son recursos extraordina-


rios aquellos que exigen motivos taxativos par su interposición, limitan las
facultades del Tribunal ad quem; proceden sólo cuando se haya terminado
el trámite ordinario, y únicamente caben contra determinadas resoluciones.
Luego anotó que el único recurso dentro de un proceso constitucional de la
libertad en el Perú que tiene la calidad de ser un recurso extraordinario es el
Recurso de Agravio Constitucional, puesto que no procede contra cualquier
resolución (solamente procede cuando existe una denegatoria en segundo gra-
do o instancia), y solamente se encuentra habilitado a favor del demandante.
Ahora bien, justo es decir que con esto el Tribunal no está señalando nada
nuevo, sino está realizando una aplicación de lo explícitamente dispuesto en
el artículo 202 del mismo texto constitucional, o en el anterior texto del artículo
11 del Reglamento del mismo Tribunal.

4.6. A vueltas con los alcances de las causales explicitadas en “Vásquez


Romero”, y la materialización de un rechazo liminar sin mayor trámite
De acuerdo con lo dispuesto en el fundamento 49 del precedente “Vásquez
Romero”, se explicita que se emitirán autos de rechazo liminar del recurso de
agravio (sentencia interlocutoria denegatoria) cuando:
- En dicho recurso carezca de fundamentación la supuesta vulneración que
se invoque
- La cuestión de Derecho contenida en el recurso no sea de especial tras-
cendencia constitucional
- La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante
del Tribunal Constitucional
- Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente
iguales.
Allí se aclara además que en estos casos la resolución emitida se dictará sin
mayor trámite. Finalmente, en el fundamento 50 del fallo, se anota que existe
una cuestión de especial trascendencia constitucional cuando la resolución
emitida resulta indispensable para solucionar un con icto de relevancia, o
cuando se presente la urgencia de una revisión sobre el contenido (constitu-
cionalmente protegido) de un derecho fundamental.
Frente a estas situaciones, a las cuales se han denominado causales, se han
formulado algunas interrogantes, vinculadas más bien a la improcedencia de
la demanda antes que a la del recurso. Por último, también existen preguntas
sobre la actuación del Tribunal Constitucional sin mayor trámite o traslado de
imputaciones a los involucrados (as) que resulta necesario absolver.
Los alcances de la primera situación explicitada deben ser esclarecidos,
para así eventualmente evitar la confusión de los supuestos que abarca con
los de otros escenarios también recogidos en el fundamento 49 de “Vásquez
122 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Romero”. Cuando aquí se habla de carencia de fundamentación no se está ha-


ciendo referencia a si hay incidencia o no en el contenido constitucionalmente
contenido del derecho invocado: eso se encuentra más relacionado con otro
supuesto, el cual veremos a continuación. Se re ere más bien a tres escenario
en particular: el de la falta de justi cación de lo señalado en el texto del recurso,
el de la existencia de un texto que, por su incoherencia lógica, no resiste un
control de logicidad; y, nalmente, el del desarrollo de un texto impreciso, y
que, por lo mismo, impide comprender a cabalidad que se quiere conseguir
con él, tal como puede apreciarse de la plantilla de resolución que adjunto a
la presente11.
Como se puede apreciar, estamos ante un supuesto cuya constitucionali-
dad aparece como incuestionable, pues, por ejemplo, no se le puede cali car
como una limitación irrazonable al derecho a una tutela judicial efectiva. Queda
además claro que estamos ante un parámetro que, además de no ser nuevo
en la evaluación del juzgador (a) ni implicar la creación de una nueva causal
de improcedencia, se encuentra referido al recurso en si, y no a la demanda.
Poco a lo ya adelantado puede añadirse a lo ya dicho sobre el preceden-
te o la jurisprudencia reiterada. Nadie aquí está planteando consagrar un
inmovilismo interpretativo. Siempre habrá lugar para la distinción e incluso
el apartado razonado de lo ya previsto y planteado, o para el deslinde con
aquello cuya aprobación haya estado viciada. A ello convendría añadir algunas
consideraciones más. En primer término, nos encontramos también ante un
cuestionamiento (el choque con el precedente o con jurisprudencia reiterada
en un mismo sentido) a lo planteado en el recurso, pues eso es nalmente lo
que llega a conocimiento de los jueces y juezas constitucionales. Además, tam-
poco aquí se encuentra una limitación irrazonable a la tutela judicial efectiva
o a otro derecho fundamental. Es más, aquí ya se han emitido y publicado
resoluciones bajo las nuevas pautas aquí reseñadas, en base a formatos como
los que se adjuntan al presente texto12, y nadie ha pasado a cali car a dichos
pronunciamientos como inconstitucionales.
Aclarados los alcances de que se entiende como carencia de fundamen-
tación de la vulneración que se invoca en el recurso, resulta más claro que
puede comprenderse cuando se hace referencia a que la cuestión de Derecho
contenida en el recurso no sea de especial trascendencia constitucional. Las pre-
cisiones hechas en el fundamento cincuenta del precedente “Vásquez Romero”
ayudan en ese sentido, y aun cuando el alcance de las mismas va sin duda a
precisarse en cada caso en concreto, lo ya planteado, así como lo esbozado en
el modelo de resolución adjunto a la presente13, claramente no tiene vicios de

11
Ver al respecto el modelo que se acompaña como anexo 1 del presente texto.
12
Ver al respecto los formatos recogidos en los anexos 2 y 3 del presente texto.
13
Ver al respecto el modelo que se acompaña como anexo 4 del presente texto.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 123

inconstitucionalidad, no genera situaciones contrarias a la Constitución. Unas


líneas adicionales sobre la resolución de estos supuestos sin “mayor trámite”,
o, dicho en otras palabras, sin correr traslado a los diferentes involucrados.
Aquí también, como sucede en el Derecho comparado cuando se está en el
escenario del Derecho Procesal Constitucional (y no, por ejemplo, en el ámbito
de lo Procesal Civil), máxime si en la protección de derechos fundamentales se
busca la tutela urgente de los mismos el diseño procesal acogido, independien-
temente de consideraciones acogidas por respetables posturas minoritarias, es
el de facilitar a un juez director del proceso la posibilidad de actuar y tomar
decisiones sin mayor trámite. La tutela de los derechos permite una limitación
razonable de la invocación de otros derechos y bienes, sin que ello implique,
como erróneamente alguien puede pensar, un desprecio por el contradictorio,
sino una matización debidamente justi cada del mismo.

V. REFLEXIONES A MODO DE CONCLUSIÓN


En un mundo en el cual el reconocimiento y tutela de los derechos ciuda-
danos es el n último del constitucionalismo, pero donde cada vez son mayores
y más difíciles de enfrentar los mecanismos a los que se puede recurrir para
violentar o amenazar esos derechos, deviene en indispensable que los diferentes
Tribunales Constitucionales en general, y el peruano en particular, aseguren el
mejor posicionamiento posible en el desarrollo de la delicada labor que les toca.
Se hace necesario entonces tener previsiones para tender aquellos casos
mediante los cuales, con buena intención o sin ella, se busca habilitar la actua-
ción del Tribunal Constitucional en los cuales ya ese colegiado jó posición (en
algunos casos, incluso con carácter de precedente); o se le plantean argumentos
con poco sustento, donde solamente se intenta revertir una decisión que no
nos gusta aunque esté adecuadamente tomada y motivada. Para ello, se recu-
rre al máximo nivel de pronunciamiento vinculante: a un precedente. Y ante
un caso carente de fundamentación en la supuesta vulneración que invoca, y
además, en el cual no se acredita una “especial trascendencia constitucional”,
procede a especi car debidamente cuál es el margen con el que se debe contar.
Nadie niega que todo reclamo sobre derechos es valioso, y no puede
ser ignorado. Sin embargo, cabe preguntarse si es conveniente y hasta justo
habilitar la competencia de un Tribunal Constitucional, destinado a conocer
excepcionalmente pretensiones que demandan una tutela urgente que no ha
sido otorgada por la judicatura ordinaria, con alegatos evidentemente caren-
tes de sustento, donde no se encuentra en realidad perjuicio al ejercicio de un
derecho fundamental (y no solamente los del ámbito laboral o el previsional,
que en términos cuantitativos hoy involucran el grueso de la carga del Tribunal
Constitucional peruano), o cuando ya se cuenta con una postura claramente
establecida en un sentido distinto.
124 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Ante ello no se plantea plasmar un writ of certiorari para el Perú, el cual


implicaría otorgar un incontrolable margen de acción al Tribunal Constitu-
cional que es incompatible con nuestra tradición jurídica y lo ya avanzado en
nuestro ordenamiento jurídico. Únicamente se busca ser más riguroso en el
ejercicio de una competencia con la cual cuenta todo (a) juez (a), sin perjuicio
de si es el (la) primer (a) en pronunciarse o lo hace en un rol de instancia o
grado (y en este caso, sin perjuicio de la muy respetable opinión que pudiese
tener la judicatura ordinaria al respecto): la del rechazo de causas mani esta-
mente improcedentes14. Con ello, por cierto, no se vulnera el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva. Todo lo contrario: se le de ende de la mejor manera
posible, y dentro de los parámetros propios de un Estado Constitucional.
Se apuesta entonces por proteger a los (as) justiciables que realmente
demandan la tutela urgente de sus derechos. Ello va a exigir, por parte del
Tribunal, un redimensionamiento de su funcionamiento administrativo, de la
mano con lo previsto no solamente en esta sentencia o en el reglamento interno
de la institución, sino también de una serie de decisiones de organización del
trabajo interno que seguramente se darán a conocer próximamente.
Va también a demandar de la judicatura ordinaria y los (as) abogados
(as) de los (as) justiciables a ser más rigurosos (as) en sus evaluaciones y
planteamientos, máxime si se está hablando de una cabal tutela de derechos
fundamentales. Ojalá todos los actores involucrados se encuentren a la altura
de estos retos.
Y es que el mejor posicionamiento de las competencias del Tribunal no
debe entenderse como sinónimo de meras restricciones al acceso al mismo.

14
En este caso, e incluso en la alegación de una “especial trascendencia constitucional”,
no se deja abierta una incontrolable discrecionalidad que bien podría abanderar ese
plano discrecional para devenir en algo absolutamente arbitrario. Así, por ejemplo,
y ante las pretensiones carentes de fundamentación (que pueden llegar al Tribunal
Constitucional peruano incluso como consecuencia de una doble improcedencia
liminar), ya hay posiciones jadas en el caso peruano sobre estándares mínimos de
motivación en casos como el de Giuliana Llamoja (STC 00728-2008-HC/TC) para el
escenario jurisdiccional; o el reciente César Castañeda Serrano (ATC 00791-2014-PA/
TC) con algunos necesarios matices a nivel administrativo.
De otro lado, conviene destacar que para la evaluación de si estamos ante causas
sustancialmente iguales, debe tenerse en claro cuáles son los reales alcances de una
motivación por remisión (repetición justi cada de considerandos ya utilizados en otras
resoluciones), pues pueden traerse re exiones de otros pronunciamientos aunque para
aplicarlas a situaciones diferentes que demanden respuestas distintas. Los alcances sobre
cómo entender los temas en los cuales ya hay una línea jurisprudencial establecida por
el Tribunal, o las ideas que dentro de la jurisprudencia de este colegiado y de otros
tribunales constitucionales, se han entendido como parte de lo que debe comprenderse
como de especial trascendencia constitucional, ya han sido desarrollados a lo largo de
este mismos texto y a ellas nos remitimos.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 125

Prueba de ello es lo ocurrido como consecuencia de la aplicación de precedentes


como los emitidos en los casos “Manuel Anicama Hernández” (STC 1417-2005-
AA) y “César Baylón Flores” (STC 206-2005-AA), donde la elaboración de listas
cerradas (sobre el contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
pensión en “Anicama” o acerca de las vías procesales a seguir frente a pretensio-
nes en lo laboral en “Baylón”) hoy ha demostrado su insu ciencia e ine ciencia.
Y es que como siempre la realidad es más rica que las previsiones de este tipo.
Por ello, y en ambos casos, el mismo Tribunal ha tenido que dejarlas de lado,
incluyendo nuevos elementos de juicio, creando con ello distorsiones y falta
de predictibilidad de los actores involucrados. Por ende, en el caso “Vásquez
Romero” se proponen criterios, los cuales dan pautas objetivas a situaciones
ya existentes e incluso aplicadas por algunos juzgadores (as), pero que a la
vez pueden ser utilizados para nuevas situaciones. Ese tipo de estrategias es la
que creemos podrá llevarnos a buen puerto en la cabal tutela de los derechos
que se busca, salvo mejor parecer.
126 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

ANEXO 1
SENTENCIA INTERLOCUTORIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima,… de… de…

ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por… contra la sentencia de fojas…, de
fecha…, expedida por…, que declaró… la demanda.

FUNDAMENTOS
1. En la STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, publicada en el diario o cial El Peruano el 29 de
agosto de 2014, este Tribunal estableció en el fundamento 49, con carácter de precedente
vinculante, que se expedirá sentencia interlocutoria denegatoria, dictada sin más
trámite, cuando concurra alguno de los siguientes supuestos, que igualmente están
contenidos en el artículo 11 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. A
saber, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante del Tribunal
Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
2. El recurso de agravio constitucional debe ser desestimado cuando carezca por
completo de fundamentación, cuando la fundamentación que se esgrime no es
coherente con aquello que se cuestiona, o cuando el demandante se limita a reiterar los
argumentos expuestos en su demanda sin esgrimir fundamentación relacionada con la
desestimatoria dispuesta en la instancia judicial.
3. Debe tenerse en cuenta que (justi car según sea un problema de ausencia de
fundamentación, de logicidad o de reiteración de los argumentos de la demanda)
4. En consecuencia, y estando a lo expuesto en los fundamentos 2 y 3 supra, se veri ca
que el presente recurso de agravio ha incurrido en la causal de rechazo prevista en
el acápite a) del fundamento 49 de la STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, y en el inciso
a) del artículo 11 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. Por esta
razón corresponde declarar, sin más trámite, improcedente el recurso de agravio
constitucional.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere la
Constitución Política del Perú,

RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional.
Publíquese y notifíquese.
SS.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 127

ANEXO 2
SENTENCIA INTERLOCUTORIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima,… de… de…

ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por… contra la sentencia de
fojas…, de fecha…, expedida por…, que declaró… la demanda.

FUNDAMENTOS
1. En la STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, publicada en el diario o cial El Peruano el 29 de
agosto de 2014, este Tribunal estableció en el fundamento 49, con carácter de precedente
vinculante, que se expedirá sentencia interlocutoria denegatoria, dictada sin más
trámite, cuando concurra alguno de los siguientes supuestos, que igualmente están
contenidos en el artículo 11 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. A
saber, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
2. En el presente caso se evidencia que el recurso de agravio no está referido a una cuestión
de Derecho de especial trascendencia constitucional. Al respecto, un recurso carece de
esta cualidad cuando su contenido no está referido al contenido constitucionalmente
protegido de un derecho fundamental; cuando se trate de un asunto materialmente
excluido del proceso de tutela de que se trate; o, nalmente, cuando lo pretendido no
alude a un asunto que requiere una tutela de especial urgencia
Expresado de otro modo, y teniendo en cuenta a lo precisado en el fundamento 50
de la STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, una cuestión no reviste especial trascendencia
constitucional (1) si una futura resolución del Tribunal Constitucional no solucionará
ningún con icto de relevancia constitucional, pues no existe lesión iusfundamental
comprometida o se trata de un asunto que no corresponde ser resuelto en la vía
constitucional; o si (2) no existe necesidad de tutelar de manera urgente el derecho
constitucional invocado, sin que medien razones subjetivas u objetivas que habiliten a
este órgano colegiado a emitir un pronunciamiento de fondo.
3. En efecto, en el presente caso el recurso interpuesto no… [hacer referencia a alguno de
los supuestos por el que se desestima el RAC, en base al fundamento 49 b) del mismo,
y subsumir en él los datos del caso]
4. En consecuencia, y de lo expuesto en los fundamentos 2 y 3 supra, se veri ca que el
presente recurso de agravio ha incurrido en la causal de rechazo prevista en el acápite
b) del fundamento 49 de la STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, y en el inciso b) del artículo
128 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

11 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. Por esta razón corresponde
declarar, sin más trámite, improcedente el recurso de agravio constitucional.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere
la Constitución Política del Perú,

RESUELVE

Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional, porque la


cuestión de derecho contenida en el recurso carece de especial trascendencia
constitucional.

Publíquese y notifíquese.

SS.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 129

ANEXO 3
SENTENCIA INTERLOCUTORIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima, XXX

ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don XXXXXXXXXXXXX
contra la resolución de fojas XXX, de fecha XXXXXXX, expedida por la
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, que declaró improcedente la demanda de autos.

FUNDAMENTOS
1) En la STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, publicada en el diario o cial El Peruano el
29 de agosto de 2014, este Tribunal estableció en el fundamento 49, con carácter
de precedente vinculante, que se expedirá sentencia interlocutoria denegatoria,
dictada sin más trámite, cuando concurra alguno de los siguientes supuestos,
que igualmente están contenidos en el artículo 11 del Reglamento Normativo del
Tribunal Constitucional. A saber, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante del Tribunal
Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
2) En la sentencia recaída en el Expediente N° 00142-2011-PA/TC, publicada el 5 de
octubre de 2011 en el diario o cial El Peruano, el Tribunal Constitucional, con calidad
de precedente vinculante, estableció nuevas reglas en materia de amparo arbitral,
señalando que el “recurso de anulación previsto en el Decreto Legislativo N° 1071,
que norma el arbitraje y, por razones de temporalidad, los recursos de apelación y
anulación para aquellos procesos sujetos a la Ley general de Arbitraje (Ley N° 26572)
constituyen vías procedimentales especí cas, igualmente satisfactorias para la
protección de derechos constitucionales, que determinan la improcedencia del amparo
de conformidad con el artículo 5 inciso 2) del Código procesal Constitucional”, aun
cuando éste se plantee en defensa del debido proceso o de la tutela procesal efectiva
(Fundamentos 20ª y 20b).
3) Sin embargo, conforme el Fundamento N° 21 de dicha sentencia, el amparo arbítralo si
procederá: 1) cuando el laudo arbitral vulnera los precedentes vinculantes establecidos
por el tribunal Constitucional; 29 cuando en el laudo se hace un indebido ejercicio del
control difuso de constitucionalidad; y, 3) en caso el amparo sea interpuesto por un
tercero que no forma parte del convenio arbitral y se sustente en la afectación directa
y mani esta de sus derechos constitucionales a consecuencia del laudo arbitral,
salvo que dicho tercero esté comprendido en el supuesto del artículo 14 del Decreto
Legislativo N° 1071.
4) El presente caso, la cuestión de derecho invocada pretende el cese de efectos, la
130 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

revisión o impugnación del laudo arbitral emitido, por encontrarse disconforme con
éste, la cual no puede ser atendida en ésta sede constitucional, porque contradice los
supuestos de procedencia del amparo arbitral.
5) En consecuencia, estando a lo expuesto en los fundamentos 2 y 3 supra, queda claro
que se incurre en la causal de rechazo prevista en el acápite c) del Fundamento 49 de
la STC N° 00987-2014-PA/TC, y el inciso d) del artículo 11 del Reglamento Normativo
del Tribunal Constitucional; a razón por la cual corresponde declarar, sin más trámite,
improcedente el recurso de agravio constitucional.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere
la Constitución Política del Perú

RESUELVE

Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional.

Publíquese y notifíquese.

SS.
NOTAS SOBRE EL PRECEDENTE “VÁSQUEZ ROMERO” 131

ANEXO 4
SENTENCIA INTERLOCUTORIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima, XXX

ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don XXXXXXXXXXXXX
contra la resolución de fojas XXX, de fecha XXXXXXX, expedida por la
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, que declaró improcedente la demanda de autos.

FUNDAMENTOS
1. En la STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, publicada en el diario o cial El Peruano el 29 de
agosto de 2014, este Tribunal estableció en el fundamento 49, con carácter de precedente
vinculante, que se expedirá sentencia interlocutoria denegatoria, dictada sin más
trámite, cuando concurra alguno de los siguientes supuestos, que igualmente están
contenidos en el artículo 11 del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional. A
saber, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
2. En la sentencia recaída en el Expediente N° 04128-2013-PA/TC, publicada el 15 de
setiembre de 2014 en el portal web institucional, el Tribunal Constitucional declaró
infundada la demanda, dejando establecido que la aplicación, en el caso concreto de la
Ley N° 29944, Ley de Reforma Magisterial, no vulneraba los derechos constitucionales
a la remuneración, al trabajo, entre otros invocados por la parte demandante. En tal
sentido, precisó que la migración de los profesores de los cinco niveles magisteriales
de la Ley N° 24029 a las tres primeras escalas de la Ley N° 29944, así como una
eventual reducción en la remuneración de los profesores: la reestructuración total de
la carrera magisterial basada en la meritocracia en la actividad docente y en la mejora
de la calidad del servicio de la educación, ello de conformidad con la sentencia recaída
en el Expediente N° 00020-2012-PI/TC.
3. El presente caso es sustancialmente igual al resuelto de manera desestimatoria en
el Exp. N° 04128-2013-PA/TC, debido a que la pretensión de la parte demandante
también está dirigida a solicitar la inaplicación de la Ley N° 29944, Ley de Reforma
Magisterial, señalándose la existencia de un acto en concreto que, en forma posterior
a la vigencia de la citada ley, establecería condiciones laborales menos favorables que
las que gozaba, desconociendo el nivel de carrera magisterial alcanzado y reduciendo
su remuneración, con lo que, según re ere, se afectan sus derechos fundamentales al
trabajo y al carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la Constitución,
entre otros.
132 ELOY ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

4. En consecuencia, estando a lo expuesto en los fundamentos 2 y 3 supra, queda claro


que en el caso de autos se incurre en la causal de rechazo prevista en el acápite d) del
Fundamento 49 de la STC N° 00987-2014-PA/TC, y el inciso d) del artículo 11 del
Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional; razón por la cual corresponde
declarar, sin más trámite, improcedente el recurso de agravio constitucional.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere
la Constitución Política del Perú

RESUELVE, con la participación del magistrado Espinosa-Saldaña Barrera,


llamado a dirimir ante el voto singular adjunto del magistrado Blume Fortini

Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional.

Publíquese y notifíquese
La autodeterminación del Tribunal
en la admisión del recurso de agravio:
notas al caso Francisca Vásquez Romero
(STC 00987-2014-PA/TC)
Pedro P. Grández Castro

SUMARIO: I. INTRODUCCIÓN: PRECEDENTES DE UN PRECEDENTE.- II.


EL CONTEXTO: SOBRE LA NECESIDAD DE “REPOSICIONAR” TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL.- III. EL ROL DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EN
LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS A TRAVÉS DEL RECURSO DE
AGRAVIO.- III.1. Que se califica? Demanda o Recurso: Un posible espacio para el
reparto de funciones entre el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional.- III.2. Los
términos de la auto-regulación del Tribunal.- IV. IDEAS FINALES.

I. INTRODUCCIÓN: PRECEDENTES DE UN PRECEDENTE

E
ntre los años 2005 y 2006 el Tribunal Constitucional (TC)
llegó al pico más alto de su historia en la admisión de cau-
sas, superando los 10 mil expedientes ingresados por año1.
Ante tal panorama que estaba colapsando sus posibilidades de
actuación, el Pleno del Tribunal, mediante un precedente vincu-
lante al que nos referiremos en seguida, llamó la atención sobre la
necesidad de buscar mecanismos para frenar el acceso de recursos
intrascendentes o irrelevantes al Tribunal.

“El Tribunal Constitucional, ante la situación de tensión –se-


gún manifestó–, entre una protección óptima de los derechos


1
Cfr.Estadísticas producidas por el propio Tribunal Constitucional,
accesible en: http://www.tc.gob.pe/tc_estadisticas_gen.php
134 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

fundamentales y una permanente sobrecarga de trabajo, requiere de una


reorganización funcional en la prestación del servicio de justicia constitucio-
nal, de manera que ésta sea lo más efectiva posible y que cumpla, a su vez,
con el propósito de garantizar el derecho de acceso a la justicia”2.

Como salida inmediata al problema propuso:

“…que una de las Salas que lo integran se encargue de revisar y determinar


la procedencia de los RAC interpuestos. Los magistrados del TC constituidos
en Sala o Pleno revisarán los recursos respecto de los cuales exista duda,
discordancia o impliquen un caso difícil, así como los casos que merezcan
un pronunciamiento sobre el fondo, y aquellos recursos que fundamenten
fáctica y jurídicamente la necesidad de una variación del precedente vincu-
lante vigente. Las Salas o el Pleno resolverán, en consecuencia, solamente
aquellos recursos que hayan pasado por este nuevo filtro de procedencia.”3

La propuesta así formulada, llevó como conclusión al Tribunal a establecer


en calidad de precedente vinculante que en lo sucesivo,

“Aparte de los requisitos formales para su interposición, se requerirá que el


RAC planteado esté directamente relacionado con el ámbito constitucional-
mente protegido de un derecho fundamental; que no sea manifiestamente
infundado; y que no esté inmerso en una causal de negativa de tutela clara-
mente establecida por el TC”4.

En los años siguientes, si bien la jurisprudencia del TC no ha dejado de


ocuparse del RAC, el derrotero de la jurisprudencia muestra algunas con-
tradicciones, en la media que, mientras con el precedente sentado en el caso
Sánchez Lagomarcino, la señal que se daba era de alarma y preocupación
respecto de la necesidad de restringir el acceso, al contrario, algunas decisio-
nes posteriores proyectaban mas bien un interés por expandir el control del
Tribunal, incluso más allá de las resoluciones denegatorias del Poder Judicial
en sentido del artículo 202.2 de la Constitución5, permitiendo, aunque en forma

2
Precedente vinculante Exp. Nº 2877-2005-HC/TC Fundamento 25.
3
Ibíd.
4
Fundamento 31 de la sentencia citada en el pie de página anterior. Este fundamento será
luego recogido en una reforma al Artículo 11 del Reglamento normativo del Tribunal
Constitucional.
5
Debe recordarse en este punto, que en el diseño constitucional, el Recurso de Agravio
en los procesos de tutela de los derechos fundamentales solo está previsto respecto
de “las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo, hábeas data, y acción de
cumplimiento”.
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 135

excepcional, recursos de agravio también respecto de decisiones estimatorias


del Poder Judicial6.
El panorama respecto de la carga procesal, al menos a juzgar por las es-
tadísticas del propio Tribunal hacia el cierre de 2014, distan de las cifras que
preocupaban al Tribunal en el año 20067. No obstante, la carga abultada de
expedientes sigue siendo parte de la agenda de prioridades en un escenario
de renovación de las expectativas ciudadanas respecto de la nueva compo-
sición del Tribunal. De ahí que una de las primeras decisiones del renovado
Tribunal ha sido, precisamente,recordar la vigencia del anterior precedente en
el caso Sanchez Lagomarcino, insistiendo en la necesidad de su observancia
vinculante e incorporando lo que constituye, desde nuestro unto de vista, una
nueva categoría para el derecho procesal constitucional nacional a la hora
de delimitar el futuro del Recurso de Agravio Constitucional: nos estamos
refiriendo a la exigencia, para el recurrente, de argumentar sobre la Especial
Relevancia Constitucional (ERC)que alberga el recurso en cuestión.
El caso elegido para emitir este nuevo precedente ha sido uno de los
tantos que llegan hasta la máxima instancia, alegando para ello los derechos
al debido proceso, el derecho de defensa o la falta de motivación sin mayor
sustento que avale estas afirmaciones8. De este modo, si bien también en el
caso que nos ocupa, bien pudo haberse rechazado el recurso aplicando uno
de los supuestos establecidos en el precedente del año 2006, esto es, por tra-
tarse de un recurso “manifiestamente infundado” o como se recogía con más
precisión en el Reglamento normativo, debido a que “el objeto del recurso, o
de la demanda, es manifiestamente infundado, por ser fútil o inconsistente”;
sin embargo, el Tribunal, aun cuando recordando al olvidado precedente es-


6
Sobre la Evolución jurisprudencial del Recurso de Agravio véase, en este volumen, el
trabajo del Profesor Samuel Abad.

7
Aunque la carga procesal se ha mantenido por sobre los 6 mil expedientes pendientes
de resolver, el ingreso de expedientes en el año 2014 es similar a la carga (6,143 al 30/11)
lo que supone en promedio, un año de retraso en la atención de causas, sin duda una
cifra menos dramática a la que presentaba el año 2006.

8
Conforme al resumen elaborado por el propio Tribunal: “La actora manifiesta que
en el proceso de ejecución de garantías seguido en su contra por el Banco Wiese
Sudameris (ahora Scotiabank), hasta la fecha no se le ha notificado la ejecutoria suprema
que resolvió́ su recurso de casación, ni el Decreto N° 40, de fecha 19 de octubre de
2011. Agrega, asimismo, que la Sala Civil Suprema emplazada ha actuado en forma
ilegal porque el proceso de tercería preferente de pago, que es de naturaleza civil, lo
«transformó» en constitucional y, «cambiando de jurisdicción», lo remitió́ a la Sala
Constitucional Suprema emplazada. Añade, por último, que los jueces del Cuarto
Juzgado Civil de Chimbote los vocales de la Sala Superior emplazada han tramitado
con fraude el Expediente Nº 1460-2006” (Exp. N° 00987-2014-PA/TC). Entre los
fundamentos 28 al 38 de la sentencia, el Tribunal concluye que los argumentos de la
demanda no tienen ningún sustento, refutando cada uno de sus argumentos.
136 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

tablecido en el caso Sanchez Lagomarcino, ha preferido renovar el debate en


torno a la necesidad de limitar el Recurso de agravio.
Las notas que siguen, se centran fundamentalmente, en la naturaleza de
este precedente. Estamos aquí ante un precedente que si bien está pensado
para orientar el uso debido de los procesos constitucionales, el destinatario
principal no sería, en principio, la judicatura del Poder Judicial como ocurre
con los precedentes verticales, sino que estamos ante un auto-precedente, esto
es, un conjunto de reglas que deben asumirse como vinculantes para el propio
Tribunal9.En segundo lugar, mis comentarios se dirigen al debate que genera
este conjunto de reglas en cuanto reglas que limitan el uso de los mecanismos
de acceso a la justicia constitucional. La cuestión que debe responderse aquí
es si el Tribunal tiene competencia para restringir o regular el acceso por par-
te de los justiciables. Finalmente en un tercer apartado espero analizar cada
una de las reglas establecidas en el caso Vásquez Romero. Como preámbulo
conviene empezar por el contexto de renovación de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional.

II. EL CONTEXTO: SOBRE LA NECESIDAD DE “REPOSICIONAR” TRI-


BUNAL CONSTITUCIONAL
El Derecho no se entiendo alejado de sus contextos y sus complejas fun-
ciones. El contexto es para el Derecho como el agua para el pez, su estudio
alejado del contexto mata al derecho, lo vuelve inerte e inexpresivo de las
funciones complejas que está llamado a cumplir. En la medida que el derecho
tiene funciones “relacionadas con la superación de dificultades que están
relacionadas con ciertas circunstancias de la vida humana”, no se puede
pretender que el Derecho ordene cosas que no son posibles de lograr en
un determinado contexto. La escasez de recursos o su distribución distor-
sionada o asimétrica,constituyen sin duda un aspecto que debe merecer
la total atención del derecho a la hora de regular la actividad humana10.
Por otro lado, el contexto también ayuda a comprender la interacción de
las instituciones con la cultura en general. El Derecho es un producto de
la cultura y la cultura es siempre una referencia contextual en el sentido
de que no es posible hacer abstracción de ella sin antes referirse al tiempo, el
lugar, la historia y las tradiciones.


9
Ello no quita desde luego, como también argumentaremos más adelante, que estas reglas
puedan y deban convertirse en un conjunto de reglas para la admisión y rechazo de los
Recursos de Agravios por parte de las Salas del Poder Judicial que actúa en segunda
instancia en los Procesos Constitucionales.
10
Cfr. Nino, Carlos S. “El contexto del Derecho” en: Introducción al análisis del Derecho,
Ariel, Primera edición, 1983, p. 2
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 137

Esta breve introducción general no puede ser desarrollada aquí con más
argumentos. Nos debe servir tan solo para llamar la atención sobre el contexto
de desarrollo incipiente y tardío de la justicia constitucional en nuestro país. La
experiencia reciente muestra que pese a que el Tribunal Constitucional puede
contribuir de manera notable, como lo hizo en la transición democrática, al
desarrollo y fortalecimiento de las instituciones y la concreción y defensa de
los derechos humanos, también puede ser desviada de sus fines, copada polí-
ticamente o incluso tocada por la terrible lacra de la corrupción11. Por tanto, el
Tribunal Constitucional no puede ni debe ser idealizado y, más bien conviene,
respecto de sus decisiones, asumir un razonable punto de vista externo, sin
renunciar a la crítica, en la sana comprensión de que esta es la mejor manera
de contribuir con las relevantes funciones que la Constitución le encomienda,
pero además, sin renunciar al ejercicio de un derecho constitucional como es
el de formular análisis y críticas de las resoluciones judiciales12.
Pues bien, en el caso del Tribunal Constitucional, el desprestigio al que
condujo sus controversiales decisiones en el último período13, llevó a acelerar
la designación de nuevos integrantes por parte del Congreso, designación que
tampoco ha estado exenta de episodios que ponían constantemente en tela de
juicio la forma de designación y la propia legitimidad del Parlamento para tan
trascendental tarea14. En efecto, como se recuerda, luego de un largo período

11
Según una nota periodística aparecida en el diario “La República” el pasado 17 de
octubre de 2014, un colaborador eficaz signado con el N° 14-2014 en el proceso por
graves actos de corrupción que involucran al Ex Alcalde de la ciudad de Chiclayo,
habría declarado a la fiscalía que el aludido alcalde “Torres pagó 160 mil dólares a dos
magistrados del TC para que resuelvan a su favor. Cada uno de estos, hoy ex magistrados,
habría recibido 80 mil dólares en efectivo, reveló el titular de la 3ª Fiscalía Penal Corporativa
de Chiclayo, Lucio Zapata.” La nota precisa además, “Aunque el fiscal no dio mayores
detalles, La República pudo conocer que el colaborador señaló a Carlos Mesía y Gerardo
Eto como los magistrados que habrían recibido el pago.” Cfr. Diario “La Republica”
edición del día 17/10/2014, puede consultarse en línea: http://www.larepublica.
pe/17-10-2014/acusan-a-dos-magistrados-del-tc-de-recibir-dinero-de-torres
12
Conforme al artículo 139 de la Constitución, son “principios y derechos de la función
jurisdiccional: inciso 20. El principio del derecho de toda persona de formular análisis
y críticas de las resoluciones y sentencias judiciales, con las limitaciones de ley.”
13
Un balance de las sentencias más controvertidas del anterior Tribunal que cubre el
periodo 2007-2012 puede verse en Ruiz Molleda, Juan Carlos y Roel Alva, Luis, “Balance
de las sentencias del Tribunal Constitucional 2007-2012”, disponible en: http://www.
justiciaviva.org.pe/webpanel/doc_trabajo/doc31072012-144116.pdf
14
He analizado los cambios a la legislación sobre la elección de magistrados planteando
la necesidad de volver a revisar el modelo de selección en: Grandez Castro Pedro,
“Repensar la estructura orgánica del Tribunal Constitucional” en Revista de la Maestría
en Derecho Procesal,PUCP, 2014. Disponible en:http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/
derechoprocesal/article/view/79-118
138 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

de espera, el Congreso de la República con una activa vigilancia ciudadana15,


pocas veces visto en los últimos tiempos, tuvo que deponer su inicial actitud
que fuera calificada como “repartija”, por el nivel de politización que supo-
nía los acuerdos de los voceros políticos a los que finalmente correspondió la
designación ante el Pleno16.
Las primeras decisiones del Tribunal reconformado, han dado señales
de su independencia y su preocupación por saldar los excesos del pasado y
mejorar su prestigio social. De hecho, resulta especialmente simbólico el que
su primera decisión haya sido una que rectifica de modo directo uno de los
excesos más cuestionables de la anterior composición que, desbordando las
funciones propias de control constitucional, ingresaba claramente en las com-
petencias que corresponden al Consejo Nacional de la Magistratura17.
El primer precedente que motiva estas breves anotaciones, puede también
por ello ser analizado en un contexto de reposicionamiento del Tribunal por
asumir en serio el papel que le corresponde, esto es, garantizar el orden consti-
tucional y la efectiva vigencia de los derechos fundamentales, principalmente

15
Convocados a través de redes sociales, los manifestantes tomaron las principales
plazas y calles no solo en la capital de la república. La tarde del 22 de julio de 2013 los
medios daban cuenta que en la Plaza San Martín habían mas de 10 mil manifestantes
que se habían autoconvocado pidiendo la anulación de las designaciones que se habían
concretado mediante Resolución Nº 004-2012-2013-CR publicado el día 18 de julio y que
designaba a Francisco Eguiguren, Cayo Galindo, Víctor Mayorga, Rolando Sousa, José
Luis Sardón y Ernesto Blume como magistrados del Tribunal Constitucional. Luego de
las protestas a nivel nacional, mediante una lacónica Resolución Nº 006-2012-2013-CR
publicada el día 25 de julio, el congreso dejó sin efecto esta designación que estaba a
punto de convertir en magistrado del máximo Tribunal Jurisdiccional encargado del
control de constitucionalidad y la defensa de los derechos humanos en última instancia
nacional, a uno de los abogados del Estudio que patrocinó a Fujimori frente a los
cargos de corrupción y violaciones a los derechos humanos por los que fue finalmente
condenado.
16
Esto, gracias a una modificación de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional que
permitía la “invitación” de candidatos restringiendo de este modo la convocatoria
abierta y pública. Cfr. Grandez Castro, Pedro, “Repensar la estructura orgánica del
Tribunal Constitucional” en Revista de la Maestría en Derecho Procesal,PUCP, 2014.
Disponible en:http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechoprocesal/article/
view/79-118
17
Mediante resolución (Auto) que está fechado 15 de julio de 2014, el nuevo Pleno del
TC ha decidido por unanimidad, declarar fundado un recurso de “nulidad” entendido
como “recurso de reposición” y que fue presentado por el Procurador del Consejo
Nacional de la Magistratura contra una denominada, “sentencia ampliatoria” que
en etapa de ejecución ordenaba, “sustituyendo” en sus funciones a dicho órgano
constitucional, que proceda a nombrar, “entre los postulantes que quedan en carrera,
esto es, don Mateo Grimaldo Castañeda Segovia o don César José Hinostroza Pariachi,
a aquel que corresponda desempeñarse como Fiscal Supremo”. Cfr.Exp. EXP. N.° 00791-
2014-PA/TC Expediente del Proceso de amparo originario, EXP. N.° 01044-2013-EA/TC.
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 139

a través de su jurisprudencia y sus precedentes. Como lo ha sugerido una de


sus integrantes, no se trataría tanto de combatir la carga procesal, que es lo
primero que salta a la vista como estrategia de cualquier tribunal que intenta
poner filtros al acceso; sino más bien de “reposicionar al Tribunal en la tutela
de los derechos”18. Es este el horizonte que no debe perderse de vista, en la
medida que el Tribunal basa su legitimidad en la protección de los derechos,
incluso cuando ejerce su función de garante del orden constitucional en los
procesos de control abstracto, en la medida que hoy los derechos son la medida
ultima de toda autoridad y, desde luego, también de la actuación del Tribunal.

III. EL ROL DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL EN LA PROTECCIÓN DE


LOS DERECHOS A TRAVÉS DEL RECURSO DE AGRAVIO
Que duda cabe que en cualquier lugar donde exista un Tribunal Cons-
titucional, hoy en día, su misión más importante ya no es el de “legislador
negativo” en la célebre expresión de su mentor, sino más bien el de un “tribunal
ciudadano” en la gráfica expresión de Häberle19. También entre nosotros el
Tribunal, sobre todo a través del proceso de amparo, es una instancia de protec-
ción de derechos, la “última y definitiva” como se lee en el texto constitucional.
El que la intervención del Tribunal se active a través de un recurso no ha sido
óbice para pensar en su limitación y creo que, una adecuada delimitación debe
contribuir a mejorar los estándares de protección del sistema en su conjunto.
En efecto, un adecuado reparto de competencias y funciones en el Es-
tado Constitucional conduce en este punto, a interrogarnos sobre el rol que
corresponde al Tribunal Constitucional para hacer más efectiva la protección
de los derechos. La Constitución es escueta, como casi en todo, también a la
hora de configurar las funciones del Tribunal Constitucional con relación a la
protección de los derechos. Conforme al artículo 202.2 corresponde al Tribu-
nal Constitucional, “conocer en última y definitiva instancia las resoluciones
denegatorias…”20. La Constitución ni siquiera ha definido si el conocimiento


18
Cfr. Entrevista a Marianela Ledesma, Magistrada del Tribunal Constitucional en:
Actualidad Jurídica Nº 250, Gaceta, Setiembre de 2014, p. 15.
19
Cfr. HABERLE, P. El Tribunal Constitucional como Tribunal ciudadano. El recurso
constitucional de Amparo, traducción de Joaquín Brage, Fundap, México, 2005.
20
Cono nos recuerda el profesor Samuel Abad, esta formula estuvo también en la
Constitución de 1979, aunque asimilando la actuación del TC con el recurso de Casación.
En los últimos años y en el marco de lo que establece la Constitución de 1993, “el TC
a través de su jurisprudencia ha ido precisando, desarrollando y creando una nueva
forma de entender los alcances del RAC para definir en qué casos este debe ser viable.
En varias ocasiones con una afán claramente tuitivo y, en otras, con la finalidad de
utilizarlo para imponer su criterio sobre lo dispuesto por el Poder Judicial.” Cfr. Abad
Yupanqui, Samuel, “Cuando podemos acceder al Tribunal Constitucional” en Gaceta
Constitucional Nº 81, Oct. De 2014, p. 25.
140 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

de las decisiones denegatorias deba realizarse a partir del grado de protección


que amerite el caso concreto o, en todo caso, de cara a su función de “órgano
supremo de interpretación” de la Constitución como se desprende del artí-
culo 1º de su Ley Orgánica21. Es decir, no es lo mismo que el Tribunal asuma
sus competencias como una instancia de mérito o revisión de las actuaciones
judiciales a que lo haga, como un Tribunal de integración e interpretación
constitucional del sistema de fuentes. En el primer caso tendríamos un Tri-
bunal de casos, en el segundo, nos aproximamos a la idea de un Tribunal de
precedentes, no siempre compatible con la tradición del civil law22.
En este sentido, la creación de reglas para la admisión o, mejor dicho, para
una calificación sustantiva de admisión del Recurso de Agravio por parte del
Tribunal, plantea el interrogante sobre la legitimidad de las mismas, en la me-
dida que el Recurso, como es sabido, viene admitido por la segunda instancia
del Poder Judicial. Se plantea así la cuestión de si el Pleno del Tribunal cuenta
con competencias procesales para limitar el contenido del RAC. Una repuesta
afirmativa a esta cuestión, se encuentra en una posible interpretación de lo que
subyace al artículo 2º de su propia Ley Orgánica23 que de modo expreso parece
delegar una amplia facultad reglamentaria “para su propio funcionamiento”.
Desde luego, hay que asumir que se trata de una delegación reglamentaria
para un “óptimo funcionamiento” lo que sin duda, supondría la posibilidad
de regular de modo específico sus propias competencias en el marco de lo que
establece tanto la Constitución como el propio Código Procesal Constitucional.
Esta autonomía en la delimitación de sus competencias, es consustancial a un
Tribunal que debe resolver cuestiones constitucionales, controlando incluso al
legislador. Por tanto no se trata solo de una autonomía funcional reglamentaria
sino también jurisprudencial24.
Esta línea de razonamiento es el que, al parecer, condujo al Pleno del
Tribunal Constitucional en el año 2006 a incorporar, primero en un precedente

21
Artículo 1°.- El Tribunal Constitucional es el órgano supremo de interpretación y control
de la constitucionalidad. Es autónomo e independiente de los demás constitucionales.
Se encuentra sometido sólo a la Constitución y a su Ley Orgánica. (…)
22
Cfr. Galgano, F. “Il precedente giudiziario in civil law”, in F. Galgano (a cura di), Atlante
di diritto privato comparato, Bologna, 2006.
23
Artículo 2°.- Competencia: El Tribunal Constitucional es competente para conocer de
los procesos que contempla el artículo 202° de la Constitución.

El Tribunal puede dictar reglamentos para su propio funcionamiento, así como sobre
el régimen de trabajo de su personal y servidores dentro del ámbito de la presente Ley.
Dichos reglamentos, una vez aprobados por el pleno del Tribunal y autorizados por
su Presidente, se publican en el Diario Oficial El Peruano
24
Al respecto, recomiendo revisar el texto del profesor César Landa, “Autonomía procesal
del Tribunal Constitucional” en, Justicia Constitucional. Revista de Jurisprudencia y
Doctrina Año II, N° 4, julio - diciembre, Lima, 2006, p. 63 y ss.
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 141

vinculante25, y luego en su propio Reglamento Normativo26un cambio de rele-


vancia procesal y material con relación a la procedencia del Recurso de Agravio
Constitucional. Procesal por cuanto establece un procedimiento de admisión
adicional al establecido en el artículo 18 del Código Procesal Constitucional27

25
En el precedente Sánchez Lagomarcino (STC 2877-2005-HC/TC) el Tribunal adelantaba
este criterio que luego sería incorporado en el Reglamento Normativo: “…este Colegiado,
en tanto órgano constitucional, posee una autonomía procesal que le permite tener
libertad para configurar el proceso constitucional en aquellos aspectos que no hayan sido
intencionalmente regulados por el legislador y que sean necesarios para la adecuada
realización de las funciones que le han sido atribuidas por la Constitución y su Ley Orgánica.

En el presente caso, corresponde ir determinando cuáles son las condiciones de
procedencia de los RAC, las cuales deben verse reflejadas en cambios en el Reglamento
Normativo, Resolución Administrativa N.º 095-2004-P/TC. Se implementarán las
disposiciones que no vulneran los principios procesales generales que se desprenden
de la Constitución, del CPCo y de su ley orgánica; y se procederá a regular la forma
en que debe organizarse esta sede con la finalidad de llevar a cabo, de manera más
efectiva, su función de control de la constitucionalidad y protección de los derechos
fundamentales.” (Fundamento 22).
26
Los cambios anunciados en el Precedente Sánchez Lagomarcino, fueron introducidos
mediante Resolución Administrativa N° 031-2006-P/TC, publicada el 02 de marzo del
2006, cuyo texto es el siguiente:

Artículo 11º.- “El Tribunal conoce, en última y definitiva instancia, las resoluciones
denegatorias de acciones de hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento,
iniciadas ante los jueces respectivos, mediante dos Salas integradas por tres Magistrados.
La sentencia requiere tres votos conformes.

Una de las Salas se encargará de calificar la procedencia de las causas que lleguen
al Tribunal. La Sala determinará si, tras la presentación de los recursos de agravio
constitucional, se debe ingresar a resolver sobre el fondo. Para realizar tal análisis, aparte
de los criterios establecidos en el artículo 18º del Código Procesal Constitucional, la Sala
declarará su improcedencia, a través de un Auto, en los siguientes supuestos: si el recurso
no se refiere a la protección del contenido esencial del ámbito constitucionalmente protegido
de un derecho fundamental; si el objeto del recurso, o de la demanda, es manifiestamente
infundado, por ser fútil o inconsistente; o, si ya se ha decidido de manera desestimatoria
en casos sustancialmente idénticos, pudiendo acumularse.

En caso de no reunirse el número de votos requeridos, cuando ocurra alguna de las
causas de vacancia que enumera el artículo 16º de la Ley Nº 28301, cuando alguno de
sus miembros esté impedido o para dirimir la discordia, se llama a los Magistrados de
la otra Sala, en orden de antigüedad, empezando del menos antiguo al más antiguo y,
en último caso, al Presidente del Tribunal. En tales supuestos, el llamado puede usar
la grabación de la audiencia realizada o citar a las partes para un nuevo informe”.
27
Artículo 18.- Recurso de agravio constitucional: Contra la resolución de segundo
grado que declara infundada o improcedente la demanda, procede recurso de agravio
constitucional ante el Tribunal Constitucional, dentro del plazo de diez días contados
desde el día siguiente de notificada la resolución. Concedido el recurso, el Presidente
de la Sala remite al Tribunal Constitucional el expediente dentro del plazo máximo de
tres días, más el término de la distancia, bajo responsabilidad.
142 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

en el seno del Tribunal Constitucional y, material, en la medida que introduce


criterios materiales para rechazar de plano y mediante un auto de una de las
Salas, un Recurso inicialmente admitido en sede judicial28 pero que carece de
contenido para ser sometido a análisis de fondo por parte del Tribunal.
De este modo, los requisitos procesales y materiales establecido con
calidad de precedente vinculante en el fundamento 31º, del caso Sánchez
Lagomarcino29, fueron luego recogidos de manera explícita en el Reglamento
normativo: el RAC sería rechazado mediante auto de una de las Salas en los
siguientes supuestos: i) si el recurso no se refiere a la protección del contenido
esencial del ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental;
ii) si el objeto del recurso, o de la demanda, es manifiestamente infundado, por
ser fútil o inconsistente; o, iii) si ya se ha decidido de manera desestimatoria
en casos sustancialmente idénticos, pudiendo acumularse.
Más allá de la cuestión de si se trata en verdad de una nueva etapa de
calificación incorporada exoficio por el Tribunal y en adición (como se señala)
a lo que establece el Código Procesal Constitucional, lo cierto es que estas
disposiciones, como lo ha puesto en evidencia el nuevo precedente30, no han
tenido mayores repercusiones en la carga procesal que se ha mantenido con
tendencia a incrementarse31. El nuevo precedente Vásquez Romero tiene,

28
El articulo 18º no deja duda al establecer que el Recurso es “concedido” por la Sala
correspondiente del Poder Judicial, aun cuando del texto del mismo artículo también
se desprende que “contra la resolución de segundo grado que declara infundada o
improcedente la demanda, procede recurso de agravio ante del Tribunal Constitucional”
(resaltado agregado), lo que podría abonar sobre la autonomía y competencia del propio
Tribunal para establecer las restricciones conforme a su autonomía funcional.
29
STC 2877-2005-HC/TC Fundamento 31.  En conclusión, el RAC, en tanto recurso
impugnativo dentro de un peculiar proceso, como es el constitucional, debe ser
utilizado como un mecanismo procesal especializado que permita que el TC intervenga
convenientemente.

Aparte de los requisitos formales para su interposición, se requerirá que el RAC
planteado esté directamente relacionado con el ámbito constitucionalmente protegido
de un derecho fundamental; que no sea manifiestamente infundado; y que no esté
inmerso en una causal de negativa de tutela claramente establecida por el TC.
30
Resulta por demás expresiva la aseveración que se recoge en el fundamento 43
del nuevo precedente, en el que se afirma que: “Lamentablemente, y a pesar de la
claridad del precedente (se refiere al Precedente en el caso Sanchez Lagomarcino) y
su obligatoriedad general, se repiten casos como el presente en el que se interpone un
Recurso de Agravio Constitucional manifiestamente infundado, que se limita a invocar
formalmente derechos reconocidos por la Constitución, pero con una completa carencia
de fundamento.”
31
Los reportes del último año muestran una cifra promedio de 6 mil expedientes
ingresados de los cuales el grueso son como siempre procesos de Amparo. Cfr.http://
www.tc.gob.pe/tc_estadisticas_gen.php
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 143

en este punto, la paradoja de venir a insistir en un precedente que el propio


Tribunal no ha sabido hacer cumplir,pues durante todos estos años, se ha
insistido con Recursos de Agravio con fundamentación fútil o intrascendente,
carentes de contenidos de relevancia constitucional, reiterativos de argumentos
que han sido ya previamente rechazados; recursos en fin, que han merecido
audiencias en las que los magistrados del máximo Tribunal invertían tiempo
y esfuerzo cuando pudieron apelar a su reglamento o al propio Precedente
para rechazar sin necesidad de conocimiento en audiencia de los argumentos
que sustentaban estos recursos.

III.1. Que se califica? Demanda o Recurso: Un posible espacio para el


reparto de funciones entre el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional
Por otro lado, la competencia del Tribunal para, sobre la base de su auto-
nomía funcional, limitar el RAC, abre la posibilidad de otro debate de especial
relevancia, referido esta vez a la distribución de funciones entre Poder Judicial
y Tribunal en un sistema en el que ambos órganos interactúan, con reglas
de reparto competencial no siempre claras en la protección de los derechos
fundamentales. Este es un aspecto que ha sido tomado en cuenta de manera
expresa en este nuevo precedente.
En efecto, cuando en el año 2006 el Tribunal abordó la necesidad de
restringir el acceso al Tribunal, lo hizo generalizando reglas que permitían
equiparar, al menos en alguna de sus reglas sustantivas, al Recurso de Agra-
vio con la demanda de amparo. Como si la demanda de amparo tuviera dos
calificaciones sin tomar en cuenta la incidencia que pudiera tener en la tutela
de los derechos la actuación del Poder Judicial. En una de las primeras reglas
que ahora ha quedado algo oscurecida bajo el criterio de “especial trascenden-
cia constitucional”, el tribunal determinó como requisito para la fundabilidad
del recurso, “i) que el RAC planteado esté directamente relacionado con el
ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental”, es decir,
una regla explícita presente en la fase de admisión de la demanda conforme
al artículo 5.1 del Código Procesal Constitucional.
Se olvida de este modo una cuestión crucial que la doctrina procesal
tiene claro y que puede ayudar a apuntalar la función del Tribunal de cara a
objetivizar su presencia en el reparto de competencias con relación a los pro-
cesos de protección de derechos32. Como precisa Giovani Priori, “el recurso no
es –no debe ser– una repetición de la demanda, sino fundamentalmente una
denuncia de los errores de la resolución impugnada”33, ello desde luego, no


32
Desde hace ya buen tiempo se viene hablando en Europa de que ahí donde hay un sistema
de protección compartido entre Poder Judicial y Tribunal Constitucional en Europa.

33
Cfr. Priori Posada, Giovanni, “El recurso de agravio constitucional y el reciente
precedente vinculante del TC” en Gaceta Constitucional Nº 81, Octubre de 2014, p. 30.
144 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

quita, como por demás ocurre en la práctica del Tribunal, que el análisis una
vez superado el filtro que ahora se ha establecido, abarque también las demás
piezas del expediente, incluido por cierto la demanda que en muchos casos no
suele ser analizada con la debida diligencia por las instancias judiciales.
Lo que debe quedar claro en este punto es que el Tribunal ha fijado unas
exigencias para el recurso de agravio34, que no deben confundirse, ni con los
requisitos de la demanda ni tampoco con la evaluación de las cuestiones que
en su momento el propio Tribunal debe realizar una vez que el caso ha pasado
el filtro de admisión. Esta separación puede también ser estudiada como un
mecanismo útil a la hora de delimitar las competencias de ambos órganos (Po-
der Judicial y Tribunal Constitucional) en la tutela de los derechos a través de
los procesos constitucionales, especialmente en el proceso de amparo y hábeas
corpus. De este modo, la admisión de la demanda es menos selectiva, incluso
cuando es analizada bajo reglas más precisas de residualidad. El elemento
calibrador en todo caso en la actuación del Poder Judicial será la urgencia de
la tutela, especialmente a partir de la dimensión subjetiva del amparo35. En el
Recurso de Agravio, en cambio, la calificación se orienta hacia el Derecho en
términos objetivos, como lo ha precisado el Tribunal Federal Alemán refiriéndo-
se al Recurso Constitucional de Amparo, se puede hablar aquí de un “recurso
específico del Derecho Constitucional Objetivo”36. El elemento subjetivo sigue
presente, pero el elemento gravitante es de índole más bien objetivo: esto es,
la argumentación se orienta en esta etapa a persuadir al Tribunal que detrás
del Recurso late una cuestión de relevancia constitucional, que si bien puede
estar condicionado por la relevancia subjetiva de la tutela, no obstante, esto
no es suficiente, puesto que lo determinante será, en todo caso, la sustentación
sobre la forma en que tales afectaciones se relacionan con una deficiente tutela
que prestan las instancias judiciales, ya sea por desconocimiento del conten-
dido constitucional de los derechos o por una consciente postura en contra la
jurisprudencia del propio Tribunal.

34
Se trata en estricto de una estación de evaluación sustantiva sobre la viabilidad del
RAC ya admitido por el Poder Judicial. El análisis no es solo del escrito del Recurso
de Agravio, sino que llegado el caso puede tratarse de una evaluación integral de la
relevancia del caso conforme a los criterios del TC.
35
Esta es una de las posibles lecturas que ha sugerido Roger Rodríguez a la hora de
identificar la viabilidad de la demanda de amparo a partir de la regla de residualidad.
Cfr. Rodríguez Santander, Roger, “Amparo y residualidad. Las interpretaciones
(subjetiva y objetiva) del artículo 5.2 del Código Procesal Constitucional peruano”, en:
Justicia Constitucional. Revista de Jurisprudencia y Doctrina Año I, N° 2, agosto - diciembre,
Lima, 2005, p. 97 y ss.
36
BVerfGE 33, 247, 258 y ss. La cita es de Häberle, Peter, en: “El Recurso de Amparo ante
el Tribunal Federal Alemán”, en Häberle, P. El Tribunal Constitucional como Tribunal
ciudadano. El recurso constitucional de Amparo, traducción de Joaquín Brage, Fundap,
México, 2005. P. 106-107
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 145

Esta es la orientación de las reformas legales y también de la jurispru-


dencia de los Tribunales de los sistemas que han ido migrando en los ultimos
años hacia un modelo de reparto de competencias en el que se combina el
elemento subjetivo con el elemento objetivo a la hora de delimitar las funciones
y competencias entre Poder Judicial y Tribunal Competencia37, desde luego,
como estrategia para descongestionar la carga, en particular, del Tribunal
Constitucional. Así, mientras en Alemania se ha insistido en la necesidad de
un Recurso ante el Tribunal en forma excepcional orientado sobre todo a la
interpretación del Derecho objetivo38, en España la última reforma, que es la
que al parecer inspira este precedente del Tribunal Constitucional Peruano,
la formula ha sido mixta, es decir, el Tribunal no deja de atender el criterio
subjetivo aunque también aquí el centro de análisis parece trasladarse al as-
pecto más bien objetivo39.
No obstante, una cuestión que no debe perderse de vista es que en todos
los casos, estas reformas han venido precedidas de amplios debates sustentados
en estudios de diagnóstico serios que han servido de punto de partida para
la formulación de las políticas judiciales correspondientes. La última reforma
española es particularmente expresiva sobre este aspecto. Los debates han
estado presentes en múltiples jornadas académicas y volúmenes que los reco-
gen. En estos debates no solo los diagnósticos son diferentes, sino también las
estrategias para enfrentar los problemas. Un aspecto que en particular llama la
atención por su parecido con lo que sucede también entre nosotros, es lo que
en su momento puso en discusión el constitucionalista catalán Carles Viver.
Se refería este autor a la amplitud del control respecto de la actuación de la
jurisdicción ordinaria por parte del Tribunal a través del proceso de amparo, lo
que hacía que el grueso de demandas de amparo se sustenten en el artículo 24.1
de la Constitución Española que recoge el derecho a la tutela judicial efectiva40.


37
Sobre esta evolución en el derecho europeo, sobre todo el camino alemán y las últimas
reformas en España, puede verse ampliamente en: Hernández Ramos, Mario, El nuevo
trámite del Recurso de Amparo Constitucional, Ed. Reus, Madrid, 2009.

38
Esta parece como tendencia clara en la reforma del año 1993, viendo que los intentos
previos no daban resultados. Es interesante constatar que parte del fracaso de medidas
no radicales, estarían relacionadas con “la comprensión del recurso de amparo
como instrumento de tutela jurídica subjetiva, así como en el sentido personal de
responsabilidad de los Magistrados, que no habrían querido tolerar vulneraciones de
los derechos fundamentales, por poca entidad que tuvieran”. Cfr.Lopez Pietsch, Pablo,
“Objetivar el Recurso de Amparo: Las recomendaciones de la Comisión Benda y el
debate español” en REDC, Nº 53, Madrid, 1998, p. 123

39
Sobre el análisis autorizado de la reforma en España, me remito al trabajo de Mario
Hernández, que se recoge en este volumen.

40
Las cifras que se señalan en este diagnóstico son reveladoras de las distorsiones que
se pueden generar en la práctica de la tutela de los derechos por parte de un Tribunal
Constitucional: de un aproximado de cinco mil recursos de amparo admitidos
146 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

Sin embargo, según denunciaba, en realidad los cánones establecidos por la


propia jurisprudencia eran tan laxos, lo que llevaba a que el grueso de estas
demandas fueran finalmente rechazadas por el Tribunal con lo cual se estaba
ante una suerte de control enunciativo amplio pero efectivamente estrecho.

“Es más, ese contenido no solamente es muy amplio (se refiere al contenido
de la tutela judicial), sino que en alguna de sus vertientes, destacadamente la
del derecho a obtener una resolución fundada en derecho, parece propiciar
el ejercicio de un control sobre todo lo actuado por el Poder Judicial desde
la legalidad ordinaria, es decir, aplicando cánones de enjuiciamiento iguales
a los utilizados por los jueces y Tribunales41”.

Este diagnóstico denuncia la poca claridad del propio Tribunal a la hora


de anunciar su propia jurisprudencia en un tema sensible a la carga procesal,
como es el control de la actuación de la justicia ordinaria. Por otro lado, este
diagnóstico muestra también un problema común a los sistemas en los que se
admite la posibilidad de un control posterior, a nivel constitucional, respecto
de la actuación de la justicia ordinaria: ahí donde hay amparo contra reso-
luciones judiciales, existe la posibilidad siempre abierta de que los procesos
constitucionales sean utilizados como extensión del debate judicial ordinario.
Es precisamente lo que también ocurre entre nosotros. El problema enton-
ces, no es el Recurso de Agravio en general, sino al parecer, el amparo contra
decisiones judiciales y dentro de esta modalidad de amparos, los recursos
que llegan hasta el Tribunal Constitucional y sobre el que, ante la ausencia de
un diagnóstico realista y debidamente sustentado, no se ha podido establecer
políticas selectivas adecuadas o una jurisprudencia mas estricta como debiera
corresponder42. Por otro lado, también en el caso nuestro, la amplitud de espa-
cios de control enunciativo que se ha abierto a partir de la propia jurisprudencia

anualmente, solo en un promedio de 75 causas se declara que las instancias judiciales


demandadas realmente afectaron los derechos. Esto mostraría que la jurisprudencia no
es nada precisa a la hora de delimitar el contenido de los derechos, al menos para los
abogados y ciudadanos al parecer concurren el Recurso de Amparo a “probar suerte”.
Cfr.Viver i Pi-Sunyer, Carles “Diagnóstico para una reforma” en, Pérez Tremps, Pablo
(Coord.), La reforma del recurso de Amparo, Tirant Lo Blanch, Valencia 2004, p.21.

41
Cfr. Viver i Pi-Sunyer, Carles. ob. cit. p.25

42
La posibilidad de filtrar causas en abstracto a través de test o fórmulas como la Fórmula
Heck, del Tribunal Federal Alemán o la llamada fórmula de la cuarta instancia, han
fracasado claramente, luego de la incorporación del estándar Llamoja (STC 0728-2008-
HC/TC) que permite al tribunal una clara intervención incluso en el razonamiento
probatorio del Juez Penal. He tratado las alcances de la intervención del Tribunal
Constitucional en el razonamiento del Juez ordinario en: Grández Castro, P. “El derecho
a la motivación de las sentencias y el control constitucional de la actividad judicial”,
en AA. VV. El Debido Proceso, Gaceta Jurídica 2010, p 243 y ss.
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 147

del Tribunal, no se condice con el nivel de tutela que finalmente brinda a la


luz de las cifras que se desprenden de las estadísticas. También aquí, el grueso
de las decisiones son desestimatorias pese a que los estándares de control por
parte del Tribunal son más bien amplios y aparentemente invasivos a la labor
del juez ordinario.
Con todo, lo que podríamos decir para cerrar este punto es que el nuevo
precedente plantea la necesidad de abrir un debate sobre el reparto de compe-
tencias y también sobre los reales problemas y sus incidencias. No tiene sentido
restringir en los mismos términos, por ejemplo, los recursos de agravio en los
procesos constitucionales de Hábeas Data, cuya incidencia en las estadísticas no
solo es mínima y por ello mismo su desarrollo jurisprudencial incipiente en un
contexto en el que el Estado se ha negado sistemáticamente a la transparencia
y a los controles por parte de los ciudadanos. El propio proceso constitucional
de Hábeas Corpus, que ha recibido un inusitado impulso a raíz de los proce-
sos contra la corrupción del régimen de Fujimori no ha logrado sin embargo
estabilizar y exhibir una jurisprudencia consistente que legitime al Tribunal
cerrarse a las posibilidades de desarrollo43. Por tanto, parece razonable que los
niveles de restricción no pueden generalizarse en los mismos términos para
todos los procesos constitucionales, siguiendo ejemplos del Derecho compa-
rado que, en lo sustancial, responden a los problemas que genera el proceso
de amparo y, al interior de este proceso, en concreto, problemas relativos al
amparo contra decisiones judiciales.

III.2. Los términos de la auto-regulación del Tribunal


Asumido que el Tribunal puede y, llegado el caso debe, imponer algunas
reglas para poder gestionar su optimo funcionamiento, veamos ahora de ma-
nera puntual los términos de esta regulación en el precedente que nos ocupa.
Aunque estuvo expuesto antes en parecido sentido como ya se ha dicho,
a partir del Precedente Vásquez Romero, el recurrente tiene la carga, primero,
i) de fundamentar debidamente “la supuesta vulneración que se invoca” a
través del Recurso de Agravio, lo que supone como es obvio, rebatir los ar-
gumentos de respuesta que se hubieran ofrecido en las instancias judiciales;
ii) en segundo lugar, las nuevas reglas exigen, siempre a nivel del escrito del
RAC, que el recurrente argumente que “La cuestión de derecho contenida

La nota que conviene destacar en este punto es sin duda el hecho objetivo que en
43

países en los que se ha procedido a restringir el acceso al Tribunal, por lo general ha


sido luego de un importante desarrollo de la jurisprudencia en los distintos ámbitos
de su actuación. Se puede decir en términos coloquiales que un Tribunal cuya labor
más trascedente es jurisprudencial, solo debe ajustar sus filtros de conocer nuevos
casos cuando pueda vivir de su “renta jurisprudencial”, es decir cuando ha podido
acumular un conjunto apreciable de doctrina jurisprudencial en cada ámbito de los
derechos cuya tutela se le encomienda.
148 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

en el recurso es de especial trascendencia constitucional”, este es el elemento


de novedad al que nos referiremos en seguida pues requiere de precisiones;
iii) en tercer lugar, el RAC debe dejar establecido de manera expresa que los
argumentos en los que se basa no contravienen un precedente vinculante del
Tribunal y; finalmente, iv) mediante el Recurso de Agravio no podrá cuestio-
narse lo ya resuelto por el TC mediante una decisión desestimatoria en otro
caso similar. En verdad, todas estas cuestiones merecen comentario detenido
y será abordado en el ultimo apartado. Aquí sin embargo, adrede estas reglas
han sido presentadas en sentido positivo y no como lo hace el Tribunal que
se refiere a supuestos en sentido negativo en los que este órgano asumirá que
está autorizado a rechazar sin mas trámite un recurso de agravio (mediante
sentencia interlocutoria como se lee).
El sentido de las reglas, formuladas para negar el recurso o para aceptar-
lo, constituye un síntoma que debe llamar la atención. Una cosa es conceder
poder bajo consideraciones que el propio Tribunal controla (es decir, como
ciudadanos no sabemos aún, cuándo el Tribunal puede decidir que un Recurso
está o no motivado, o cuándo estamos ante un supuesto de “especial relevancia
constitucional” o incluso, cuándo realmente estamos argumentando contra
un precedente positivo o negativo del Tribunal); otra distinta es, establecer
reglas para los usuarios del RAC, mediante las cuales se puede establer bajo
qué supuestos puede o no prosperar un recurso. Es verdad que redactar reglas
en sentido negativo, tiene la ventaja de dejar un mayor margen de supuestos
como “permisos para”, pero al mismo tiempo, tiene la enorme dificultad, yo
diría defecto, de no enunciar nada relevante respecto de las propiedades que
estamos quieriendo generalizar como parte de la regla.
Me explico, en la medida que toda regla requiere de una hipótesis que
suele ser la parte descriptiva o el “predicado fáctico” como lo llama Shauer,
conviene que quien asume competencias para dictar normas, lo haga con la
mayor precisión posible a la hora de establecer qué es lo que se exige para
establecer tal o cual resultado o conclusión44. Y es esto precisamente lo que se
hecha de menos en estas reglas: bajo qué condiciones y/o circunstancias preci-
sas el Recurso de Agravio ha de ser rechazado de manera tan fulminante como
anuncia el Tribunal. Podríamos preguntarnos incluso, qué haría diferente a
estas cuatro reglas de una sola que pudiera establecerse en el siguiente sentido:
“En lo sucesivo, el Tribunal Constitucional solo admitirá a trámite aquellos
recursos de agravio que considere merecen un pronunciamiento de fondo”45.

44
Crf. Shauer, Frederick, La reglas en Juego. Un examen filosófico de la toma de decisiones
basada en reglas en el derecho y en a vida cotidiana, Traducción de Claudina Orunesu y
Jorge Rodríguez, Marcial Pons, 2004, p. 81
45
En esta dirección, conviene reflexionar mirando las experiencias del derecho comparado.
En Alemania desde los primeros intentos por restringir el Acceso al Tribunal siempre se
ha legislado en sentido positivo: “La tramitación de una demanda de amparo exigirá su
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 149

Como se aprecia, una regla tal resultaría arbitraria e impredecible. Arbitraria


porque lo que ha hecho es, baja apariencia de establecer un conjunto de re-
glas, en verdad ha otorgado un poder no reglado al Tribunal e, impredecible
porque los ciudadanos no sabrán a qué atenerse a la hora de tocar las puertas
del Tribunal. No obstante,se puede decir algo más con relación a cada una de
las reglas por separado.
a. Fundamentación debida del Recurso. En el modelo español incorpora-
do por una reforma de la Ley Orgánica del Tribunal (6/2007 de 24 de mayo)
como ya se ha adelantado, el centro de atención en la limitación del recurso
constitucional de amparo, asimilable mas no homologable a nuestro Recurso
de Agravio Constitucional, ha sido la determinación de una cuestión de es-
pecial trascendencia constitucional, la misma “que se apreciará atendiendo a
su importancia para la interpretación de la Constitución, para su aplicación o
para su general eficacia, y para la determinación del contenido y alcance de los
derechos fundamentales” (subrayado agregado). La formulación permite, aun
en línea de principio, establecer el sentido de la exigencia de fundamentación
del Recurso.
Habrá que asumir, mientras la jurisprudencia no nos aclare el panorama,
que el sentido de la fundamentación al que se refiere nuestro Tribunal Cons-
titucional, haya de girar en torno al concepto clave de especial trascendencia
constitucional, leído en estas dos direcciones, ya se para la interpretación,
aplicación o eficacia general de la constitución; o, en su defecto para la deter-
minación el contenido y alcance de los derechos fundamentales. En tal senti-
do, el recurrente habrá de orientar sus argumentos precisamente a poner de
manifiesto ante el Tribunal, que los hechos que motivan su recurso inciden
de manera relevante en estos aspectos. No es pues una fundamentación mas,
sino una sobre la relevancia constitucional del Recurso que amerite su cono-
cimiento por la máxima instancia de tutela del orden jurídico y los derechos.

previa admisión. Deberá ser admitida a trámite: 
a) En la medida en que le sea atribuible
una relevancia constitucional fundamental.
b) Cuando esté indicado para lograr la
implantación efectiva de los derechos mencionados en el § 90.1. [es decir, los derechos
fundamentales]. Esta circunstancia puede darse también cuando la denegación de una
decisión sobre el fondo supondría un perjuicio especialmente grave para el recurrente.».
En España las reformas legislativas no son distintas. El artículo 50 reformado de la Ley
Orgánica del Tribunal establece en la parte mas relevante lo siguiente: «Artículo 50.1. El
recurso de amparo debe ser objeto de una decisión de admisión a trámite. La Sección,
por unanimidad de sus miembros, acordará mediante providencia la admisión, en todo
o en parte, del recurso solamente cuando concurran todos los siguientes requisitos:

b) Que el contenido del recurso justifique una decisión sobre el fondo por parte del
Tribunal Constitucional en razón de su especial trascendencia constitucional, que se
apreciará atendiendo a su importancia para la interpretación de la Constitución, para
su aplicación o para su general eficacia, y para la determinación del contenido y alcance
de los derechos fundamentales.
150 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

b. “La cuestión de derecho” contenida en el recurso debe ser de especial tras-


cendencia constitucional.-Como ya se indicó, en la medida que el amparo, tam-
bién en la legislación y la jurisprudencia nacional, atiende a dos dimensiones:
la protección de los derechos y la eficacia del orden jurídico constitucional;
parece plausible suponer que el Tribunal no está queriendo reducir la Especial
trascendencia constitucional a cuestiones de mero derecho como si el RAC fuera
un recurso de casación46. De este modo, no solo las cuestiones de derecho,
sino la gravedad de la afectación o la relevancia de los hechos contenidos en
Recurso podrían bien ameritar un pronunciamiento del Tribunal. Al margen
de que no siempre es posible una separación tajante entre cuestiones de hecho
y de derecho, sobre todo tratándose de afectaciones a los derechos, puede for-
mularse en líneas generales que mientras las cuestiones de interpretación y/o
aplicación y eficacia abstracta de la constitución son auténticas cuestiones de
Derecho; la determinación del contenido de los derechos suponen casi siempre,
una fijación en los hechos, en la medida que se trata de establecer los supuestos
de hecho o las condiciones de precedencia entre los mismos, cuando entran
en conflicto, cuestiones que siempre suponen una valoración de hechos, en la
medida que los derechos fundamentales no son reglas sino principio47.
Una segunda precisión que puede hacerse con relación a este nuevo
concepto que el Tribunal introduce como formula para la limitación del Re-
curso de agravio, tiene que ver con su indeterminación. Las precisiones en
el caso de la jurisprudencia del tribunal Constitucional Español, han venido
a colmar esta indeterminación pero han tardado y no han cubierto todos los
espacios de incertidumbre, como lo muestra el trabajo de Mario Hernández
que se incluye en este volumen. Desde luego, no se trata de seguir a pie jun-
tillas lo que hacen otros Tribunales con mayor experiencia, pero si este es el
camino que se ha elegido, convendría haber adelantado algunas líneas. Las
pautas de la jurisprudencia del Tribunal Español pueden ayudar sin duda,
pero también el propio desarrollo realizado por la jurisprudencia nacional,
pudo resumirse con esta ocasión. Estas pautas tienen que ver, entre otros
desarrollos, con la especial relevancia constitucional en ámbitos de control de
decisiones judiciales. En efecto, el Tribunal ha venido exigiendo que antes de
ir al amparo, se denuncien las violaciones al interior del proceso en cuestión,
o que el proceso de amparo no pretenda, en ningún caso, sustituir al juicio o el
razonamiento del Juez Ordinario. Tampoco podría plantearse una cuestión de
especial relevancia constitucional, en aquellos casos en los que lo que está en


46
Como se recuerda, en la Constitución de 1979, el Tribunal de Garantías Constitucionales,
conocía, “en casación las resoluciones denegatorias de la acción de habeas corpus y la
acción de amparo agotada la vía judicial.” (Artículo 298º. Inciso 2º )
47
Cfr. Alexy, R. “Los derechos fundamentales en el Estado Constitucional y Democrático”,
trad. de Alfonso García Figueroa, en Neoconstitucionalismo(s),ed .de Miguel Carbonell,
Trotta, 2009.
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 151

disputa son intereses económicos o disputas patrimoniales que no encuentran


directa relación con la dignidad humana o cuya vulneración no ponen en una
situación de indefensión grave al recurrente.
De cara a la interpretación de la Constitución y su eficacia en el ejercicio
de los poderes públicos, que duda cabe que el desacato manifiesto a la inter-
pretación constitucional o a los precedentes, pueden verse como cuestiones de
especial relevancia en los que se autoriza la intervención del Tribunal, de modo
que las reglas referidas a la falta de acatamiento a los precedentes vinculantes
o a las sentencias desestimatorias, pueden verse también como concreciones
de la especial relevancia que exige ahora el Tribunal.
c. Recurso de agravio contra un precedente.- También aquí habría que
hacer alguna precisión. Se pueden plantear por lo menos dos hipótesis. La
primera sería que el recurso de agravio pretenda abiertamente desafiar o
poner en cuestión el razonamiento del Tribunal establecido en un precedente
vinculante en el que el Tribunal sigue teniendo confianza y lo respalda. Es
lógico pensar que este tipo de argumentos pueden rechazarse si mayores ar-
gumentos como propone el tribunal. Otra hipótesis sin embargo podría suponer
que el Recurso de Agravio intenta entrar en un diálogo racional con el Tribunal
orientado a persuadirlo de la necesidad de cambiar un precedente. La pregunta
sería si resulta razonable que el Tribunal se niegue a la posibilidad del diálogo
apelando a que tiene una regla que lo impide ingresar al fondo de la discusión. Se
observa aquí una tensión entre la fuerza vinculante de un precedente en sentido
formal y la fuera sustancial de los argumentos de un precedente. La lógica de un
Tribunal cuya legitimidad descansa en la fuerza de su argumentación, sugiere
en este punto que no siempre la argumentación de un Recurso de Agravio que
intenta desafiar un precedente vinculante, pueda rechazarse sin mas o por
la simple fuerza formalmente vinculante de una regla que, de este modo, se
convertiría en una suerte de regla contra el diálogo racional.
Por lo demás, la jurisprudencia del propio Tribunal da cuenta, que
siempre es posible razonar contra un precedente48, por lo que en un sistema
en el que el Tribunal interviene respondiendo un Recurso de Agravio, habrá
que asumir que incluso es saludable que haya oportunidad de que alguien se
atreva a cuestionar un precedente, pues de otro modo ¿cómo se razonaría el
overruling tan indispensable para la evolución de la jurisprudencia constitu-
cional? De manera que podemos concluir en esta parte que el Tribunal podrá


48
En la propia historia del RAC puede encontrarse ejemplos en los que el Tribunal ha
admitido recursos contra sus propios precedentes y los ha tenido que no solo admitir
sino declarar fundados precisamente porque ha comprendido que era tiempo de
cambiar de criterio, incluso con argumentos más débiles respecto de los que sirvieron
para establecer el precedente anterior. Sobre esto puede verse el caso de la STC 3908-
2007-AA/TC que anuló un extremo del Precedente establecido en la STC 4853-2004-
AA/TC
152 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

rechazar sin duda un Recurso que argumenta contra un precedente, a menos


que los argumentos logren persuadir al Tribunal en sentido que ya es tiempo
de cambiar el precedente.
d. Efecto vinculante de las decisiones desestimatorias? La última de las reglas
platea también un interrogante de fondo. ¿Cuál es el valor de las decisiones
desestimatorias del Tribunal en los procesos de tutela de los derechos? La
respuesta que propone el Tribunal en el Precedente que analizamos, pareciera
sugerir que se trata de un efecto general erga onmes con la condición que se
pueda equiparar a un caso que está siendo objeto de calificación posterior. Es
decir, las cuestiones ya decididas de forma “desestimatoria en otro caso simi-
lar” tienen efecto para todos los casos en los que el Tribunal logre establecer
dicha similitud.
Desestimatoria es una decisión que pronunciándose sobre el fondo, decla-
ra infundada la demanda. “caso similar” es para estos efectos, un caso recha-
zado en fase de calificación de fondo y no un caso que haya sido rechazado,
digamos con una decisión de inadmisión o improcedencia, aunque haya sido
ratificado por el Tribunal Constitucional. De este modo y como bien lo destaca
Diez Picaso para el caso español asimilable al entorno nuestro en este punto,
“no resulta correcta la tópica afirmación de que las causas de inadmisión, al
ser apreciadas en la sentencia, se transforman en causas de desestimación”49.
De este modo, al parecer lo que nos plantea el Tribunal es que las decisiones
desestimatorias mantienen un efecto vinculante mas allá de los términos de la
cosa juzgada, de modo que quien pretenda introducir un supuesto ya recha-
zado por sentencia de fondo por el Tribunal, deberá en todo caso, plantearla
en términos de distinción de casos o, como también propusimos para el caso
del precedente, apelando a la necesidad de volver a razonar el caso por haber
detectado defectos en la argumentación anterior.
De todos modos, aun cuando parece razonable que el Tribunal pueda
alegar razones de tipo formal para mantener el estatus de su razonamiento
en casos similares posteriores, lo que de todos modos refuerza la idea del
principio de universalidad en la argumentación constitucional y el respeto a
sus propios precedentes entendidos en sentido material50; nada impide que
también, como ocurre en la lógica de los precedentes, se pueda argumentar en
sentido contrario a efectos de mantener el espíritu vivo de la jurisprudencia.

49
Cfr. Diez-Picazo Gimenez, Luis, “reflexiones sobre el contenido y efectos de las sentecnias
dictadas por el Tribunal Constitucional en recursos de Amparo”, en La sentencia de
Amparo constitucional, CEC, 1996, p. 27
50
Sobre la distinción entre precedentes en sentido formal y material puede verse en,
Grández Castro, Pedro, “Las peculiaridades del precedente constitucional peruano”,
en Carpio Marcos y Grández Castro, P. Estudios al Precedente constitucional vinculante,
Palestra, Lima 2007.
LA AUTODETERMINACIÓN DEL TRIBUNAL EN LA ADMISIÓN DEL RECURSO DE AGRAVIO 153

IV. IDEAS FINALES


La preocupación por fortalecer las funciones del Tribunal Constitucional
y optimizar su desempeño en la tutela de los derechos fundamentales, es una
preocupación genuina en todas partes del mundo. Sin embargo, es probable
que, como también ocurrió al emitirse el precedente Sánchez Lagomarcino,
no sea en la restricción de acceso al Tribunal donde haya que ubicar las únicas
medidas de solución al problema de la sobrecarga de recursos. Al margen de
las naturales preocupaciones porque sea el propio Tribunal en solitario quien
asuma estas tareas de tanta relevancia, sin mayores debates y sin interven-
ción del Parlamento; debe también llamar la atención que no se haya hecho
mayores esfuerzos en otros ámbitos para mitigar el problema que sin lugar a
dudas debe enfrentarse.
Por dejar aquí una lista de posibles respuestas al problema, que no de-
bieran descartarse se puede mencionar: i) la necesidad de limitar en la mayor
medida posible el amparo contra decisiones judiciales, que motivan el grueso
de la carga procesal del amparo51; ii) la necesidad de identificar con más preci-
sión las reglas de la residualidad que, a estas alturas, pocos o ningún abogado
o Juez identifica con claridad en la jurisprudencia, de manera que el Amparo
residual existe solo en el imaginario conceptual y no así en un conjunto de reglas
claras y fáciles de hacer valer a la hora de rechazar lo que no debe canalizarse
por la vía del amparo, hoy y en todos los tiempos, el proceso con mayor de-
manda ante el sistema de justicia constitucional; iii) la técnica del precedente,
que puede ser utilizado para precisar el contenido de los derechos que, una
vez identificados pueden hacer más operativa la invocación del artículo 5.1 del
Código Procesal Constitucional; en tercer lugar, iv) la necesidad de una mayor
y mejor difusión de las decisiones del TC. Pienso en un repertorio Oficial que

51
La reforma española se fija también en este punto. Conforme al 44º de la reformada Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional: «Artículo 44.1. Las violaciones de los derechos
y libertades susceptibles de amparo constitucional, que tuvieran su origen inmediato
y directo en un acto u omisión de un órgano judicial, podrán dar lugar a este recurso
siempre que se cumplan los requisitos siguientes:

a) Que se hayan agotado todos los medios de impugnación previstos por las normas
procesales para el caso concreto dentro de la vía judicial.

b) Que la violación del derecho o libertad sea imputable de modo inmediato y directo
a una acción u omisión del órgano judicial con independencia de los hechos que dieron
lugar al proceso en que aquellas se produjeron, acerca de los que, en ningún caso,
entrará a conocer el Tribunal Constitucional.

c) Que se haya denunciado formalmente en el proceso, si hubo oportunidad, la
vulneración del derecho constitucional tan pronto como, una vez conocida, hubiera
lugar para ello.

2. El plazo para interponer el recurso de amparo será de 30 días, a partir de la notificación
de la resolución recaída en el proceso judicial.»
154 PEDRO GRÁNDEZ CASTRO

permita identificar con carácter de orientación precisa y autorizada los criterios


que el Tribunal va estableciendo en los distintos temas de su jurisprudencia52.
Todas estas medidas, constituyen sin lugar a dudas, medidas comple-
mentarias que no debieran dejarse de lado a la hora de impulsar la puesta en
práctica de este nuevo precedente que, por otro lado, a poco de andar, ha ge-
nerado ya una saludable discusión al interior del propio Tribunal por la forma
en que viene implementándose53. Sin duda, son estas reflexiones abiertas al
debate permanente, la mayor fortaleza de la justicia constitucional. Las reglas
establecidas para el control del RAC muestran en esta dirección, un conjunto de
pautas en espera de mayores precisiones de la Jurisprudencia que esperamos
permita el equilibrio adecuado entre la autoridad del Tribunal para fijar reglas
y la máxima de la razonabilidad que no puede ausentarse especialmente en la
etapa de admisión de causas al máximo Tribunal. Resultaría paradójico que
el Tribunal que juzga en base a principios como el de razonabilidad y ponde-
ración, nos proponga ahora un conjunto de reglas de acceso a su jurisdicción,
en términos de mandatos inexorables o rígidos no compatibles con su propia
naturaleza.
Lima noviembre de 2014.

52
En este sentido, las funciones del Centro de Estudios Constitucionales resultan de
especial trascendencia de cara a darle mayor difusión y orientación a los usuarios del
sistema de justicia constitucional editando folletos y revistas de amplia difusión que
permitan una más fácil ubicación de la jurisprudencia constitucional.
53
Nos referimos al voto particular del magistrado Blume Fortine, expresado entre otros
en el EXP 03793 2014-PA/TC.
Incertidumbre jurídica
del recurrente en amparo en España.
La mejorable interpretación del Tribunal
Constitucional español del nuevo
trámite de admisión
Mario Hernández Ramos

SUMARIO: 1. INTRODUCCIÓN. EL NUEVO TRÁMITE DE ADMISIÓN


DEL RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL. 2. RAZONABLE CO-
NOCIMIENTO DEL RECURRENTE EN AMPARO DE LAS EXIGENCIAS
PROCEDIMENTALES. AUSENCIA ACTUAL DE INCERTIDUMBRE. 3. ELE-
MENTO MATERIAL. LOS INTENTOS POR ACABAR CON INCERTIDUM-
BRE JURÍDICA PARA EL RECURRENTE NO SON AÚN SUFICIENTES. 3.1.
Causas de la incertidumbre. 3.2. La STC 155/2009 de 25 de junio, FJ 2: un intento
de clari cación importante pero insu ciente. 3.3. La función subjetiva del recurso
de amparo como criterio de admisión. 4. A MODO DE CONCLUSIÓN.

1. INTRODUCCIÓN. EL NUEVO TRÁMITE DE ADMISIÓN


DEL RECURSO DE AMPARO CONSTITUCIONAL

L
a introducción por la Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo
de reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional
(en adelante LOTC) del actual trámite de admisión del
recurso de amparo constitucional constituye uno de los cambios
de mayor calado en la con guración de la actuación del Tribunal

*
Este trabajo ha sido realizado en el marco del proyecto de investigación
“Estatuto de los Jueces e Independencia Judicial” nanciado por el
Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, referencia
DER2011-29207-C02-01.
156 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

Constitucional en España (en adelante TC) tras más de treinta años de fun-
cionamiento. Esta modi cación, largamente debatida1, fue motivada por una
serie de causas en las que no podemos detenernos aquí2. Baste apuntar para el
objetivo de estas páginas, que el control de constitucionalidad de las normas
con rango de ley, que solo puede desempeñar el TC3, estaba siendo afectada
hasta el punto de la ine cacia debido a la avalancha de demandas de tutela de
derechos fundamentales4, función que, sin embargo, desempeñan previamen-
te los tribunales de justicia5. Con la citada reforma se persiguió restaurar la
posibilidad de que el TC volviera a dedicar su ciente tiempo y recursos para
su función primordial y que los recursos de amparo no volvieran a colapsar
la jurisdicción constitucional. Este objetivo intentó abordarse principalmente
a través de la reforma del trámite de admisión del recurso de amparo. 6

1
La bibliografía en este punto es muy extensa. Sin embargo, véanse las imprescindibles
obras de esPín temPlado, E., Fernández Farreres, G., Cruz villalón, P., La reforma de la
justicia constitucional, Centro de Estudios Jurídicos. Thomson —Aranzadi, Navarra, 2006;
Carrillo lóPez, M., (Coord.,), Hacia una nueva jurisdicción constitucional. Estudios sobre la
Ley 6/2007 de 24 de mayo, de reforma de la LOTC, Tirant lo blanch, Valencia, 2008; Bustos
GisBert, R., “Está agotado el modelo de recurso de amparo diseñado en la Constitución
Española?”, Teoría y Realidad Constitucional, n° 4, 2° semestre 1999, pp. 273-292. VV.
AA., “Cuestionario sobre la reforma de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional”,
Teoría y Realidad Constitucional, n° 4, 1999, pp. 13-89.
2
Por todos, véase Hernández ramos, M., El nuevo trámite de admisión del recurso de amparo
constitucional, Madrid, Reus, 2009, pp. 21-51.
3
Art. 161. 1a) Constitución Española, en adelante CE) y arts. 27-34 LOTC.
4
Un estudio de estas cifras puede estudiarse en Hernández ramos, M., El nuevo trámite
de admisión…, ob. cit., pp. 21-24.
5
Art. 53. 2 CE y arts. 41-58 LOTC.
6
De esta forma se expresa el legislador orgánico en la Exposición de Motivos de la Ley
Orgánica 6/2007: “La experiencia acumulada tras más de 25 años de actividad del
Tribunal Constitucional desde su creación ha puesto de mani esto la existencia de
una serie de situaciones y circunstancias en la realidad práctica que con el transcurso
del tiempo han llegado a convertirse en problemas para el mejor resultado del trabajo
del Tribunal. Entre ellas destaca, por un lado, el crecimiento del número de recursos
de amparo hasta el punto de ocupar casi todo el tiempo y los medios materiales y
personales del Tribunal. Por otro lado, la realidad de los hechos ha permitido también
constatar la lentitud de los procedimientos que se desarrollan ante este Alto Tribunal,
cuestiones todas ellas respecto de las que es el momento de dar respuesta legislativa. En
este sentido, esta ley orgánica intenta dar solución a todo este conjunto de problemas,
y para ello procede a adecuar la normativa para dar respuesta a los problemas y
exigencias que se derivan de la realidad práctica del funcionamiento y organización
del Tribunal Constitucional. Así, respecto al mayor desarrollo de la función de garantía
de los derechos fundamentales en relación con las demás funciones del Tribunal
Constitucional, la ley procede a establecer una nueva regulación de la admisión del
recurso de amparo, al tiempo que otorga a los tribunales ordinarios más posibilidades
para revisar las violaciones de derechos fundamentales (…). “
INCERTIDUMBRE JURÍDICA DEL RECURRENTE EN AMPARO EN ESPAÑA 157

Hasta la reforma operada por la L. O. 6/2007, en la fase de admisión


el recurrente en amparo tan solo debía alegar la vulneración de un derecho
fundamental. 7 Tras la citada reforma, además de la mencionada alegación se
exige como condición imprescindible que el recurrente satisfaga el requisito
de justi car la especial relevancia constitucional del recurso introducido por
el art. 50. 1. b) LOTC8. Esto quiere decir que la mera alegación de una supues-
ta violación de un derecho fundamental no es su ciente para la admisión a
trámite de un recurso de amparo.
Por tanto, este nuevo trámite de admisión pivota sobre dos elementos
novedosos principales, uno de carácter procedimental y otro de carácter ma-
terial o sustantivo.
El elemento procedimental se re ere a la obligación que pesa sobre el
recurrente de justi car la especial trascendencia constitucional del recurso
de amparo que plantea. El elemento material o sustantivo hace alusión a la
“especial trascendencia constitucional” como requisito fundamental para la
admisión a trámite del recurso. Este segundo elemento enfatiza la función
objetiva del recurso de amparo como criterio de admisión, postergando, solo
en la fase de admisión, la función subjetiva. 9

7
Arts. 48-50 LOTC 1988. Para un estudio completo sobre el recurso de amparo
constitucional, aunque previo a la reforma de 2007 véase Pérez tremPs, P., El recurso de
amparo, Tirant lo blanch, Valencia, 2004.
8
Art. 50 LOTC: 1. El recurso de amparo debe ser objeto de una decisión de admisión a trámite.
La Sección, por unanimidad de sus miembros, acordará mediante providencia la admisión, en
todo o en parte, del recurso solamente cuando concurran todos los siguientes requisitos:
a) Que la demanda cumpla con lo dispuesto en los artículos 41 a 46 y 49. b) Que el contenido
del recurso justi que una decisión sobre el fondo por parte del Tribunal Constitucional en razón
de su especial trascendencia constitucional, que se apreciará atendiendo a su importancia para
la interpretación de la Constitución, para su aplicación o para su general e cacia, y para la
determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales.
2. Cuando la admisión a trámite, aun habiendo obtenido la mayoría, no alcance la unanimidad,
la Sección trasladará la decisión a la Sala respectiva para su resolución.
3. Las providencias de inadmisión, adoptadas por las Secciones o las Salas, especi carán el
requisito incumplido y se noti carán al demandante y al Ministerio Fiscal. Dichas providencias
solamente podrán ser recurridas en súplica por el Ministerio Fiscal en el plazo de tres días. Este
recurso se resolverá mediante auto, que no será susceptible de impugnación alguna.
4. Cuando en la demanda de amparo concurran uno o varios defectos de naturaleza subsanable,
se procederá en la forma prevista en el artículo 49. 4; de no producirse la subsanación dentro del
plazo jado en dicho precepto, la Sección acordará la inadmisión mediante providencia, contra
la cual no cabrá recurso alguno.
9
Sobre estas funciones véase, por todos, Pérez tremPs, P., “La naturaleza del recurso de
amparo y su con guración procesal”, Revista Vasca de Administración Pública, núm. 39,
1994, pp. 89-103.
158 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

Ambos elementos necesitaban ser interpretados por el TC para dotarlos


de signi cado y contenido y que el recurrente pudiera tener la seguridad de
que su actuación se ajustaba a la nueva legalidad. Sin embargo, debido a la
ausencia de pronunciamientos por parte del Alto Tribunal, sobre la aplicación
inicial de estos dos elementos pesó una gran incertidumbre. El TC tardó más
de un año en comenzar a desarrollar el elemento procedimental y dos años
en el elemento material. Hasta pasado este tiempo en el que el Alto Tribunal
comenzó a dar instrucciones a los recurrentes sobre su concreto signi cado,
sobre cómo manejarlos e incorporarlos a las demandas de amparo se dio una
situación de clara incertidumbre jurídica para los ciudadanos que acudían a la
jurisdicción constitucional. No es excesivo a rmar que durante los primeros
meses de aplicación de este nuevo trámite de admisión, el recurrente sufrió
inseguridad jurídica por parte del Alto Tribunal.

2. RAZONABLE CONOCIMIENTO DEL RECURRENTE EN AMPARO DE


LAS EXIGENCIAS PROCEDIMENTALES. AUSENCIA ACTUAL DE
INCERTIDUMBRE
La primera decisión con la que el TC arrojó luz sobre este nuevo trámite
de admisión fue el Auto (en adelante ATC) 188/2008, de 21 de julio. El TC in-
terpretó que el recurrente ha de satisfacer necesariamente, de acuerdo con lo
dispuesto en el art. 49. 1 in ne LOTC, la carga de justi car en la demanda de
amparo la especial trascendencia constitucional del recurso10. Esta carga se
materializa en una serie de obligaciones.
En primer lugar, la obligación de justi car la especial trascendencia
constitucional del recurso recae ahora sobre el recurrente en amparo. Si el
recurrente no justi ca argumentando explícitamente que la demanda de am-
paro ostenta especial trascendencia constitucional no será admitido a trámite.
11 En segundo lugar, esta obligación supone la disociación entre vulneración

de un derecho fundamental y la especial trascendencia constitucional del


recurso12. Es decir, ya no es su ciente aludir a la violación de un derecho fun-
damental, sino que para la admisión es necesaria argumentar sobre la especial
relevancia constitucional13, teniendo que contener cada demanda dos líneas
argumentativas diferentes14. Por tanto, no basta con una “simple o abstracta
mención” de la especial trascendencia constitucional, “huérfana de la más

10
Véanse también ATC 188/2008, de 21 de julio; ATC 289/2008 y ATC 290/2008, de 22
de septiembre.
11
ATC 188/2008, de 21 de julio, FJ 1.
12
ATC 188/2008, de 21 de julio, FJ 2.
13
STC 155/2009, FJ 2; ATC 188/2008, FJ 3; ATC 289/2008, FJ 2; ATC 290/2008, FJ 2;
ATC 80/2009, FJ 2; ATC 252/2009, FJ 1,
14
ATC 188/2008, FJ 2; STC 140/2013, de 8 de julio, FJ 4. a); STC 176/2012, FJ 3).
INCERTIDUMBRE JURÍDICA DEL RECURRENTE EN AMPARO EN ESPAÑA 159

mínima argumentación”15, sino que se exige un argumentación constitucional


que justi que dicho requisito16. No obstante esta exigencia formal, la demanda
de amparo no tiene que ajustarse a un modelo rígido, pero sí responder a los
“cánones propios de este tipo de escritos procesales”17. En tercer lugar, no satis-
facer esta carga es insubsanable, es decir, la inadmisión es irrecurrible excepto
por el Ministerio Fiscal a través de un recurso de súplica. 18 Esta doctrina es
bastante constante, aunque pueden encontrarse en la jurisprudencia del TC
ejemplos contradictorios como se expondrá a continuación.
Con el paso de los años estas tres notas se han ido consolidando en la juris-
prudencia constitucional y la incertidumbre sobre el aspecto procedimental de
la justi cación de la especial trascendencia constitucional se ha ido atenuando
y en la actualidad puede a rmarse que ha desaparecido.
En efecto, la manera de satisfacer esta exigencia está su cientemente ex-
plicada por el Alto Tribunal, pues ha ido arrojando paulatinamente luz sobre
este elemento, hasta el punto de que la Sala Segunda ha compendiado todos
los requisitos diseminados en su jurisprudencia desde la entrada en vigor de
la LO 6/2007 en la STC 140/2013, de 8 de julio.
No obstante esta a rmación, hay que destacar por su importancia que
el TC ha tomado decisiones absolutamente contradictorias en esta materia,
cali cadas incluso de incoherentes por algún magistrado. Por ejemplo, en
la STC 31/2013, de 11 de febrero, la Sala Segunda del TC resolvió el recurso de
amparo planteado por un ciudadano de nacionalidad portuguesa, detenido
en territorio español a consecuencia de una orden internacional de detención
emitida por las autoridades judiciales de la Región Administrativa Especial de
Hong Kong por robos y estafa. La Sala Segunda apreció la especial trascenden-
cia constitucional del recurso sin que el recurrente la hubiera justi cado en su
escrito de demanda, argumentando que el “demandante conecta materialmente
en su demanda la alegada lesión con diversos criterios de los apuntados en la STC
155/2009, de 25 de junio, FJ 2" que dotarían así de trascendencia al recurso.”19
Sin embargo, la justi cación de la especial trascendencia constitucional exigida
por el TC es de tipo formal, no material. Por esta razón, el Magistrado Pablo
PÉREZ TREMPS denunció acertadamente en su voto particular que con esta
decisión el TC entraba en contradicción con su propia jurisprudencia, por ejem-

15
STC 2/2013, de 14 de enero, FJ 3
16
A pesar de esta exigencia puede encontrarse excepciones, como la STC 118/2014, de
8 julio (FJ 2. c) en la que el TC pasa un poco por alto esta obligación no exigiendo un
claro discurso justi cativo.
17
STC 17/2011, de 28 de febrero, FJ 2.
18
ATC 188/2008, de 21 de julio, FJ 3. Un excelente ejemplo de recurso de súplica admitido
por el TC lo constituye el ATC 108/2014, de 7 abril
19
STC 31/2013, de 11 de febrero, FJ 2.
160 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

plo con la STC 176/2012, de 15 de octubre, en la que la recurrente demandaba


cambiar el orden de los apellidos de su hija porque el progenitor no se había
ocupado nunca de ella. El TC, en cambio, exigió la justi cación formal de la
trascendencia constitucional del recurso y “censuró la posición del Ministerio
Fiscal que consideraba que, a pesar de no haberse cumplido con la carga procesal de
justi car la especial trascendencia constitucional del recurso, esa insu ciencia quedaba
contrarrestada con la posibilidad de apreciar la eventual conexión de las vulneraciones
aducidas con alguno de los criterios que dotarían de especial trascendencia constitu-
cional al recurso.” Es decir, el TC censuró en este caso la postura del Ministerio
Fiscal que era la misma que la Sala Segunda adoptó en el caso expuesto de la
extradición a Hong Kong.
La incoherencia jurídica de esta decisión no es un caso aislado, y pue-
den señalarse más decisiones20, como por ejemplo el ATC 28/2013, de 11 de
febrero, en el que sobre un caso de denuncia sobre la sustracción de un recién
nacido, la mayoría de la Sala Primera inadmite el recurso por no justi car
adecuadamente la especial trascendencia constitucional, a pesar de la temática
tan relevante de la que se trata, y de que el recurso hubiera posibilitado al TC
pronunciarse sobre los temas del delito permanente y la prescripción, sobre
los que no había doctrina constitucional, como señaló en un voto particular a
este Auto el Magistrado Fernando VALDÉS DAL-RÉ. 21
No obstante estas incoherencias lamentables, el elemento procedimental
del trámite de admisión, en líneas generales, ha sido clari cado su cientemen-
te por el TC y no existe por tanto una incertidumbre para el recurrente en el
planteamiento del recurso de amparo.

3. ELEMENTO MATERIAL. LOS INTENTOS POR ACABAR CON INCER-


TIDUMBRE JURÍDICA PARA EL RECURRENTE NO SON AÚN SUFI-
CIENTES
3.1 Causas de la incertidumbre
Las anteriores a rmaciones y conclusiones no pueden predicarse del re-
quisito de la especial trascendencia constitucional en su dimensión material,
es decir, en lo que a su signi cado se re ere. Tras más de siete años en vigor,
el recurrente no tiene certeza de en qué casos el TC apreciará que un recurso
ostenta especial trascendencia constitucional.

20
Véase también, por ejemplo, la STC 118/2014, de 8 julio (FJ 2. c) en la que el TC pasa
un poco por alto esta exigencia no exigiendo un claro discurso justi cativo. A pesar de
que el recurrente no argumenta la especial trascendencia constitucional del recurso de
amparo sí alega un razonamiento mínimo que el TC de o cio conecta con el supuesto
de admisión c) de la STC 155/2009.
21
ATC 28/2013, de 11 de febrero, FJ 5.
INCERTIDUMBRE JURÍDICA DEL RECURRENTE EN AMPARO EN ESPAÑA 161

Esta incertidumbre es debido, a mi juicio, a dos causas principalmente.


En primer lugar, el comportamiento del TC en la fase de inadmisión del
amparo es muy reprochable desde el punto de vista de las exigencias de la
actuación jurisdiccional, pues la tónica general en sus decisiones es la ausencia
de argumentación por la que se admite a trámite el recurso. 22
Es cierto que desde 2013 puede encontrarse apuntado el motivo de la
admisión con más frecuencia en los fundamentos jurídicos. Concretamente,
hasta agosto de 2014 de las 64 sentencias que resuelven recursos de amparo, en
tan solo 11 el TC especi có o argumentó el motivo de la admisión (17'18%) 23.
En 2013 de los 76 RAC dictados en solo 25 sentencias el TC explicitó el motivo
de la admisión (32. 9%) 24 En cambio, antes del año 2013, esta argumentación
era absolutamente testimonial: por ejemplo, en el último medio año de 2012,
de las 51 sentencias de recurso de amparo, solo en 2 especi có el motivo de la
admisión25. Sin embargo, desde un punto de vista de actuación de un órgano
jurisdiccional como es el TC, estas cifras son absolutamente insu cientes, y
debería explicitarse y argumentarse los motivos de admisión de las deman-
das de amparo, pues contribuye a la seguridad, certidumbre o previsibilidad
jurídica e información de los recurrentes así como a la legitimación del TC y
control de su actuación.
Un claro ejemplo de esta poca voluntad del TC de clari car las razones
de admisión, entre otras muchas, lo constituye la STC 127/2013, de 3 de junio.
En un caso sobre la competencia judicial internacional de los tribunales espa-
ñoles en un asunto sobre custodia de un menor, el Alto Tribunal, a pesar de
que reconoce la correcta argumentación del recurrente para señalar la especial
trascendencia constitucional del recurso de amparo acudiendo a los supuestos
de la STC 155/2009, (concretamente al supuesto g), advierte de que a pesar de
la argumentación del recurrente es al TC a quien le corresponde apreciar esta
trascendencia. Sin embargo, a pesar de esta aseveración, el TC no se pronunció
sobre un motivo concreto por el que se admite a trámite el mismo, sino que
se limitó a señalar de manera vaga e imprecisa que se admite a trámite por
“el per l especí co que presenta el caso de autos, resultante de su complejidad y los

22
Las inadmisiones de los recursos de amparo se realizar por providencias que no son
motivadas y se limitan a señalar el precepto que incumple el recurso de amparo,
generalmente el art. 50. 1. b) LOTC, sin aportar más información al respecto.
23
Por ejemplo, STC 79/2014, de 28 mayo, FJ 3; STC 47/2014, FJ 2. a); STC 58/2014, FJ 2;
STC 118/2014, de 8 de julio FJ 2. c).
24
Por ejemplo, las STC 44/2013, de 25 de febrero; STC 56/2013, de 11 de marzo; STC
32/2013, de 11 de febrero; STC 31/2013, de 11 de febrero; STC 27/2013, de 11 de febrero
(FJ 2); STC 2/2013, de 14 de enero, FJ 3.
25
STC 192/2012, de 29 de octubre, (FJ 2); STC 145/2012, de 2 de julio (FJ 2).
162 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

intereses en presencia, y la singularidad del criterio de competencia judicial interna-


cional exteriorizado.”26
La segunda causa de la incertidumbre apuntada, y que es consecuencia
de la primera, se debe a que el signi cado del concepto “especial trascendencia
constitucional” dista mucho de ser un concepto claro, o de tener un contenido
concreto y que permita al recurrente acudir a la jurisdicción del TC con con-
anza de que su recurso vaya a ser admitido a trámite.
Los tres criterios hermenéuticos de este concepto que detalla el art. 50. 1. b)
LOTC, y de inspiración claramente alemana, "especial trascendencia constitucional
que se apreciará para la interpretación de la Constitución, para su aplicación o para
su general e cacia, y para la determinación del contenido y alcance de los derechos
fundamentales", se re eren, por un lado, a la importancia del recurso de am-
paro para posibilitar el desarrollo material de los derechos fundamentales u
otras normas constitucionales27; y por otro lado, a la aplicación de la doctrina
constitucional por parte de los poderes públicos en pos de la e cacia de los
derechos fundamentales28.
La primera decisión que arrojó algo de luz fue la STC 70/2009, de 23 de
marzo, en la que apuntaba la concurrencia de la especial trascendencia cons-
titucional “dado que se trata(ba) de una cuestión en la que este Tribunal no ha
sentado doctrina”29. Sin embargo, es en la STC 155/2009, de 25 de junio, en la
que el TC intenta desarrollar este concepto a base de establecer supuestos en
los que podría apreciar la especial trascendencia constitucional del recurso.
Durante los más de dos años entre la entrada en vigor de la L. O. 6/2007,
de 24 de mayo y la STC 155/2009, de 25 de junio, el recurrente en amparo no
tuvo información sobre el signi cado de este criterio de admisión. Se echó en
falta alguna sentencia piloto y no fue su ciente que el TC intentara aplicar este
requisito de inadmisión de manera más laxa hasta la STC 155/2009, como ha
apuntado en multitud de ocasiones30. A pesar de ello, no es admisible que el
Tribunal tardara más de dos años en desarrollar este concepto.

26
STC 127/2013, de 3 de junio, FJ 2.
27
Primer y tercer criterio hermenéutico del art. 50. 1. b) LOTC se inspiran en la
Grundsatzannhame, § 93a. 1. a) de la Ley del Tribunal Constitucional Federal alemán
(en adelante BVerfGG). Para la relación entre ambos criterios véase Hernández ramos,
M., El nuevo trámite de admisión…, ob. cit., pp. 247-275.
28
Segundo criterio hermenéutico del art. 50. 1. b) LOTC se instpira en la Durchsetzungannhame,
§ 93a. 1. a) BVerfGG). Para la relación entre ambos criterios véase Hernández ramos,
M., El nuevo trámite de admisión…, ob. cit., pp. 276-290.
29
A pesar de que el recurso se presentó el 4 de mayo de 2004, 3 años antes de la entrada
en vigor de la L. O. 6/2007, a pesar de que la formalización de la demanda de amparo
tuvo lugar en mayo de 2008.
30
“Cuando, por razón de la fecha de la interposición del recurso de amparo, quepa aplicar
ese criterio exible, en modo alguno este puede llegar a ‘desvirtuar el requisito, ni puede
INCERTIDUMBRE JURÍDICA DEL RECURRENTE EN AMPARO EN ESPAÑA 163

3.2 La STC 155/2009 de 25 de junio, FJ 2: un intento de clari cación


importante pero insu ciente
El TC enuncia en la STC 155/2009, FJ 2, una serie de siete supuestos en
los que podría apreciar especial trascendencia constitucional en el recurso
de amparo planteado. El mismo TC advierte de que esta enumeración no
es exhaustiva, pues sería contradictorio con el carácter dinámico de la juris-
prudencia constitucional. Estos siete supuestos al igual que los tres criterios
hermenéuticos del art. 50. 1. b) LOTC pueden reconducirse también a los dos
grupos señalados anteriormente.
Por un lado, la admisión para el desarrollo material de los derechos
fundamentales o normas constitucionales abarcaría los supuestos por nueva
doctrina constitucional (supuesto a) 31 y por cambios en la doctrina constitu-
cional (supuesto b)32.
Por otro lado, la admisión para la aplicación por los poderes públicos y
e cacia de los derechos fundamentales abarcaría los supuestos por “amparo”
contra leyes y reglamentos (supuesto c) 33, por reiterada jurisprudencia ordi-
naria vulneradora de un derecho fundamental (supuesto d)34; por incumpli-

tampoco suponer una excepción del deber de cumplimiento de la carga justi cativa
en los supuestos en los que se produce aquel tipo de relación temporal entre la fecha
de interposición de la demanda y la de la publicación, el 28 de julio de 2009, de la STC
155/2009, de 25 de junio’. Tal es la doctrina de la STC 143/2011, de 26 de septiembre,
FJ 2, que declara la inadmisibilidad de un recurso formulado antes de la STC 155/2009
porque el demandante ‘no ha ofrecido … razonamiento alguno que permita advertir por
qué el contenido del recurso de amparo justi ca una decisión sobre el fondo en atención
a su importancia para la interpretación, aplicación o e cacia general de la Constitución
o para la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales que se
alegan’.”, STC 176/2012, de 15 de octubre, FJ 3. Véase también la STC 140/2013.
31
Supuesto a): “recurso que plantee un problema o una faceta de un derecho fundamental
susceptible de amparo sobre el que no haya doctrina del Tribunal Constitucional”.
32
Supuesto b): “recurso que dé ocasión al Tribunal Constitucional para aclarar o cambiar
su doctrina, como consecuencia de un proceso de re exión interna, como acontece
en el caso que ahora nos ocupa, o por el surgimiento de nuevas realidades sociales
o de cambios normativos relevantes para la con guración del contenido del derecho
fundamental, o de un cambio en la doctrina de los órganos de garantía encargados de
la interpretación de los tratados y acuerdos internacionales a los que se re ere el art.
10. 2 CE
33
Supuesto c): “cuando la vulneración del derecho fundamental que se denuncia provenga
de la ley o de otra disposición de carácter general”.
34
Supuesto d): “si la vulneración del derecho fundamental traiga causa de una reiterada
interpretación jurisprudencial de la ley que el Tribunal Constitucional considere lesiva
del derecho fundamental y crea necesario proclamar otra interpretación conforme a la
Constitución”.
164 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

miento de jurisprudencia constitucional e interés casacional (supuesto e) 35;


por negativa mani esta del deber de acatamiento de la doctrina del Tribunal
Constitucional (supuesto f)36. El último supuesto enunciado en el FJ 2 de la
STC 155/2009, el supuesto g)37, constituye una cláusula de apertura, trasciende
a los dos grupos.
Es indudable que esta enumeración de supuestos contenida en la STC
155/2009, de 25 de junio, FJ 2, ha sido de mucha utilidad para los recurrentes y
ha arrojado mucha luz sobre el tema. Pero a nuestro juicio es aún insu ciente.
El recurrente, desde nuestro punto de vista, sigue padeciendo cierta
incertidumbre jurídica a la hora de enjuiciar si su pretensión puede satisfacer
este requisito de admisibilidad, ya que partiendo del análisis pormenorizado
de la jurisprudencia constitucional, gran parte de las sentencias en amparo es
difícil de escudriñar el motivo por el cual el Tribunal ha admitido a trámite el
recurso y por tanto, difícil de con gurar un contenido o de establecer criterios
o cánones.
Obviamente, nos estamos re riendo a los recursos en los que el Alto
Tribunal no ha señalado expresamente la causa de admisión o el supuesto de
la STC 155/2009 en el que podría encajar, que como se ha apuntado anterior-
mente, son la mayoría.
Además, respecto de las sentencias en las que el TC apunta la razón de
admisión a trámite, la mayoría se re eren a dos de los supuestos más fáciles
de identi car: casos en los que el TC no se había pronunciado con anterioridad
(supuesto a) 38; y casos que contienen una cuestión jurídica que trasciende el

35
Supuesto e): “cuando la doctrina del Tribunal Constitucional sobre el derecho
fundamental que se alega en el recurso esté siendo incumplida de modo general y
reiterado por la jurisdicción ordinaria, o existan resoluciones judiciales contradictorias
sobre el derecho fundamental, ya sea interpretando de manera distinta la doctrina
constitucional, ya sea aplicándola en unos casos y desconociéndola en otros”.
36
Supuesto f): “en el caso de que un órgano judicial incurra en una negativa mani esta
del deber de acatamiento de la doctrina del Tribunal Constitucional (art. 5 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial)”.
37
Supuesto g): “cuando el asunto suscitado, sin estar incluido en ninguno de los supuestos
anteriores, trascienda del caso concreto porque plantee una cuestión jurídica de
relevante y general repercusión social o económica o tenga unas consecuencias políticas
generales, consecuencias que podrían concurrir, sobre todo, aunque no exclusivamente,
en determinados amparos electorales o parlamentarios.”
38
Por ejemplo, STC 147/2013, de 6 de agosto; STC 125/2013, de 3 de mayo (FJ 3); STC
122/2013, de 20 de mayo (FJ 2); STC 126/2013, de 3 de junio (FJ 2); STC 115/2013, de 9
de mayo (FJ 2); STC 79/2013, de 8 de abril (FJ 2); STC 75/2013, de 8 de abril (FJ 2); STC
44/2013, de 25 de febrero (FJ 2); STC 31/2013, de 11 de febrero (FJ 2); STC 192/2012,
de 29 de octubre (FJ 2); STC 145/2012, de 2 de julio (FJ 2).
INCERTIDUMBRE JURÍDICA DEL RECURRENTE EN AMPARO EN ESPAÑA 165

caso concreto (supuesto g) 39. Raras son las ocasiones en las que el TC apunta
cualquier otro supuesto40 a excepción de la vulneración por una norma general,
ya sea de rango legal o reglamentario (supuesto c)41.
En efecto, los supuestos de admisión para la aplicación de la doctrina
constitucional que han realizado los poderes públicos, y especialmente los
órganos jurisdiccionales (Durchsetzungannhame) son más difíciles de identi car
en la jurisprudencia constitucional que los supuestos para llevar a cabo un
desarrollo material de los derechos fundamentales o de las normas constitu-
cionales (Grundsatzannahme)42.
No obstante esta a rmación, algunos recurrentes se han encontrado con
una sentencia del TC en la que ha aplicado de manera muy estricta la no exis-
tencia de alguno de estos supuestos, como por ejemplo el ATC 46/2011, de 28 de
abril de 2011. En este caso, dos concejales del Ayuntamiento de Majadahonda
fueron expulsados de su grupo municipal y formaron un grupo mixto. A partir
de ese momento se les convocaban a lasdistintas comisiones del Ayuntamiento
con voz pero sin voto. Ante la demanda por vulneración del derecho a partici-
pación política, los recurrentes insistieron que el Alto Tribunal había resuelto
esa cuestión anteriormente amparando a los recurrentes, por lo que debería
resolver en el mismo sentido (STC 169/2009, FJ 4, siendo asimismo reiterada
esta doctrina en la citada STC 20/2011, de 14 de marzo, FFJ 4 a 6, respecto de
los concejales no adscritos). El Alto Tribunal, no solo no resolvió de la forma
demandada, sino que inadmitió el recurso porque la cuestión jurídica que se
planteaba no era novedosa, pues obviamente ya había sido resuelta.
De todas formas, tras el estudio de la jurisprudencia constitucional hasta
la fecha, la mayor incertidumbre a la que se enfrenta un recurrente es tratar de
argumentar que su recurso de amparo debería ser admitido a trámite porque
ostenta especial trascendencia constitucional para la aplicación de la doctrina
constitucional por parte de los poderes públicos en pos de la e cacia de los
derechos fundamentales (Durchsetzungannhame).
Dentro de este grupo de supuestos, el más sencillo de todos es el supuesto
c), cuando la vulneración de un derecho fundamental provenga de una ley o
de otra disposición de carácter general.

39
Por ejemplo, STC 125/2013, de 3 de mayo (FJ 3); STC 79/2013, de 8 de abril (FJ 2); STC
44/2013, de 25 de febrero (FJ 1. b); STC 44/2013, de 25 de febrero (FJ 2); STC 31/2013,
de 11 de febrero (FJ 2); STC 192/2012, de 29 de octubre (FJ 2);
40
Supuesto f): STC 32/2013, de 11 de febrero (FJ 2; STC 2/2013, de 14 de febrero (FJ 3).
41
STC 118/2014, de 8 de julio FJ 2. c); STC 116/2013, de 20 de mayo (FJ 3); STC 77/2013,
de 8 de abril (FJ 2);
42
Por ejemplo, STC 31/2013, de 11 de febrero, FJ 2: caso de extradición a Hong Kong (art. 17
CE).
166 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

Sin embargo, dentro de esta sencillez, podría plantearse una duda: una
vez que se ha resuelto por primera vez y se declara que un precepto legal
vulnera un derecho fundamental, si volviera a plantearse la vulneración de
otro derecho por la misma norma que siguiera en vigor, ¿seguiría el recurso
ostentando de especial trascendencia constitucional? Desde nuestro punto de
vista, es relevante que una norma general vulnere derechos fundamentales.
Por la enjuncia de este supuesto, y el alcance y repercusión que pudiera llegar
a tener, desde nuestro punto de vista, tendría relevancia “en sí”, aunque hu-
biera ya pronunciamientos del TC al respecto. De hecho, hay varios ejemplos
en que los recursos de amparo se siguen admitiendo43.
También es sencillo argumentar para su admisión los amparos con ob-
jeto en la negativa mani esta del deber de acatamiento de la doctrina del TC
(supuesto f). Esta negativa ha de tener un elemento intencional y volitivo por
parte del tribunal a quo44. A pesar de la aparente sencillez de este supuesto,
incluso algunos miembros del TC han expresado la necesidad de que sea de-
sarrollado más en profundidad45.
Un clásico en esta categoría es la negativa de acatamiento de los tribunales
ordinarios de la jurisprudencia en materia de prescripción del delito46.
Sin embargo, el supuesto e), “cuando la doctrina del Tribunal Consti-
tucional sobre el derecho fundamental que se alega en el recurso esté siendo
incumplida de modo general y reiterado por la jurisdicción ordinaria”, es com-
plejo de argumentar e identi car a pesar de que es uno de los supuestos más
presentes en las admisiones a trámite. A pesar de ello, el TC apenas lo señala.
Son muchos los casos en los que se puede deducir de las varias sentencias
del TC que se está realizando un “incumplimiento general y reiterado” de la
jurisprudencia constitucional por parte de la jurisdicción ordinaria, como la

43
Un ejemplo de esta respuesta lo constituye el art. 40. 2 d) de la Ley 24/2003, de 10 de
julio, de la viña y del vino, que no tiene carácter básico, la cuestión que se plantea es
la de si este precepto, da cobertura legal su ciente a la sanción, habida cuenta de las
exigencias del principio de legalidad en materia sancionadora que consagra el art. 25 CE.
Esta misma cuestión ha sido ya resuelta en las SSTC 90/2012, de 7 de mayo, 109/2012,
de 21 de mayo, y 127/2012, de 18 de junio y STC 156/2012, de 17 de septiembre Todo
ello “conduce al otorgamiento del amparo solicitado por la sociedad recurrente pues la
subsunción de su conducta en el ilícito administrativo tipi cado por el art. 40. 2 d) de
la Ley 24/2003, de 10 de julio, de la viña y del vino, supuso una quiebra de la garantía
material del derecho fundamental a la legalidad sancionadora proclamado por el art.
25. 1 CE”.
44
ATC 26/2012, de 31 de enero FJ 3.
45
Voto particular de la Magistrada Encarnación Roca Trías en la STC 11/2014, de 27 de
enero.
46
Véase, por ejemplo, STC 32/2013, de 11 de febrero; STC 2/2013, de 14 de enero; STC
1/2013, de 14 de enero.
INCERTIDUMBRE JURÍDICA DEL RECURRENTE EN AMPARO EN ESPAÑA 167

práctica de la prueba en apelación de los principios de inmediación y contra-


dicción de la prueba47; la falta de constitución de un depósito para plantear
un recurso48; o multas de aparcamiento de la ORA en Madrid49.
Sin embargo, en muchos recursos de amparo admitidos a trámite, es difícil
reconocer las notas de “generalidad” y “reiteración” que creemos caracterizan a
este supuesto. La ausencia de estas notas en el incumplimiento de la doctrina
constitucional, en nuestra opinión, contribuiría a acercar este supuesto a la
tutela subjetiva del derecho fundamental vulnerado, pues la mera vulneración
de la jurisprudencia constitucional, puntual y anecdótica, no debería gozar,
desde mi punto de vista, de especial trascendencia constitucional.
Un ejemplo de esto podría encontrarse en la STC 121/2013, de 20 mayo,
(FJ 5), que encuentra como motivo de trascendencia constitucional que un tri-
bunal no se acomodó a lo resuelto por el órgano que conoció de la apelación,
“incumplimiento que menoscaba severamente el funcionamiento el sistema articulado
para la prestación de la tutela judicial, a la que todos tienen derecho (art. 24. 1 CE) y
frente a lo cual este Tribunal no puede dejar de reaccionar en su condición de garante
último de los derechos fundamentales.” El TC de ende que se “trasciende así el mero
interés subjetivo —necesario pero no su ciente en la nueva con guración del recurso
de amparo—, poniéndose de mani esto la necesidad de rea rmar la sujeción de los
órganos judiciales a lo resuelto por sus superiores jerárquicos en la fase de recurso, en
este caso en un incidente que se inserta en la fase de ejecución de las Sentencias.”50
Por supuesto que es importante la sujeción de los órganos judiciales a lo
resuelto por los superiores jerárquicos, pero ¿es esto re ejo de un incumpli-
miento general y reiterado de la doctrina constitucional?

47
SSTC 120/2013, 119/2013, 118/2013, de 20 de mayo, en cierto modo también STC 157/2013,
de 23 de septiembre.
48
SSTC 73 y 74/2013, de 8 de abril; SSTC 129 7 130/2012, de 18 de junio; STC 154/2012,
de 16 de julio;
49
STC 30/2013, de 11 de febrero y STC 45/2013, de 25 de febrero.
50
“la singularidad de la cuestión suscitada y que dota al presente recurso de la exigible
trascendencia constitucional radica en que la lesión del derecho a la tutela judicial
efectiva tiene su origen en el incumplimiento judicial de las reglas relativas a la
competencia funcional que le obligaban a acomodarse a lo resuelto por el órgano que
conoció de la apelación, incumplimiento que menoscaba severamente el funcionamiento
del sistema articulado para la prestación de la tutela judicial a la que todos tienen
derecho (art. 24. 1 CE) y frente a lo cual este Tribunal no puede dejar de reaccionar en
su condición de garante último de los derechos fundamentales. Se trasciende así el mero
interés subjetivo —necesario pero no su ciente en la nueva con guración del recurso
de amparo—, poniéndose de mani esto la necesidad de rea rmar la sujeción de los
órganos judiciales a lo resuelto por sus superiores jerárquicos en la fase de recurso, en
este caso en un incidente que se inserta en la fase de ejecución de las Sentencias.
168 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

Una vez apuntados todos los supuestos, y tras un estudio de la juris-


prudencia constitucional en la que se señalan los mismos, puede a rmarse que
a pesar de que el TC no explicita mucho las causas de admisión, de un examen
de su jurisprudencia puede llegar a deducirse que el Alto Tribunal concede
mucha importancia a asuntos penales y de ámbito penitenciario, sobre cómputo
de condena, sobre legalidad penal (art. 25. 1 CE), sobre detenciones y habeas
corpus (art. 17 CE), y sobre sobre los que no exista doctrina constitucional o
le den la oportunidad de desarrollar, re exionar o cambiar su doctrina.

3.3 La función subjetiva del recurso de amparo como criterio de ad-


misión
Dentro de este supuesto e) de la STC 155/2009 nos encontramos con un
grupo de casos de gran importancia, aquellos recursos admitidos a trámite
porque denuncian torturas, tratos inhumanos y degradantes por parte de
detenidos por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado o por reclusos.
En ninguno de estos casos el TC apunta el motivo de admisión. Una vez es-
tudiada la demanda puede interpretarse que la razón por la que se admite es
que las autoridades judiciales no fueron todo lo diligentes que debieron ser
al investigar las denuncias de malos tratos, conforme a una sólida doctrina
constitucional apoyada por la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos51.
Sin embargo, nos resistimos a pensar que esta sea verdaderamente la
razón, o la única razón, por la que el TC aprecia especial trascendencia constitu-
cional en los recursos de amparo de este tipo. En primer lugar, porque a pesar
de que es un argumento bastante obvio y que encaja en las características de
“generalidad” y “reiteración”, el TC nunca ha a rmado que semejantes casos
se admiten por reiterado y general incumplimiento de la doctrina constitucio-
nal. En segundo lugar, nos resistimos a creer que el Tribunal Constitucional,
último protector de los derechos fundamentales del sistema jurídico nacional,
ante casos con semejante temática, solo sea capaz de centrarse en elementos
jurídicos de aplicación de doctrina constitucional, y obvie las implicaciones
humanas de los mismos, que tienen su proyección indudable en la función
subjetiva del recurso de amparo.
A pesar de que otros Altos Tribunales en los que el TC hunde sus raíces,
como el Tribunal Constitucional Federal alemán, o el Tribunal Supremo Fe-
deral de los EE.UU., admitan, en contadas ocasiones, un recurso cuando su

51
Véanse, por ejemplo, la STC 153/2013, de 9 de septiembre: estimación, vulneración del
derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión art. 24. 1 CE en relación con derecho
a no ser sometido a torturas ni a tratos inhumanos o degradantes (art. 15 CE); otro
ejemplo es la STC 12/2013, de 28 de enero, que desestima el recurso de amparo planteado
por supuesta vulneración del art. 24 CE, aunque con voto particular de Magistrado
Pablo Pérez Tremps, pues cree que no se aplicó todo el rigor en las investigaciones.
INCERTIDUMBRE JURÍDICA DEL RECURRENTE EN AMPARO EN ESPAÑA 169

inadmisión generara un perjuicio al recurrente a la colectividad muy grave o,


utilizando la terminología del Tribunal germano, un “daño existencial”, el TC
ya se ha pronunciado sobre la función subjetiva del recurso de amparo como
criterio de admisión, rechazándolo de manera clara y rotunda.
En el ATC 29/2011, de 27 de marzo, el TC rechazó el recurso de súplica
del Ministerio Fiscal en el caso en que unos padres que demandaron una
indemnización al servicio el Servicio Catalán de Salud porque no les informó
de las malformaciones graves de su feto, impidiendo poder realizar en plazo
el aborto eugenésico. A juicio del Ministerio Fiscal, el amparo se fundamentó
en la existencia de un grave perjuicio para los titulares de los derechos fun-
damentales que se denunciaron como lesionados (art. 24 CE), y cabía enten-
der que, sin perjuicio de la objetivación de criterios introducida por la Ley
Orgánica 6/2007, cabía admitir a trámite el recurso de amparo para tutelar
una grave lesión de los derechos fundamentales en su dimensión subjetiva,
como sucede en el caso alemán, en virtud del § 93 a 2) de la Ley del Tribunal
Constitucional Federal alemán. Sin embargo, el TC fue tajante a rmando
que “el legislador, en el ejercicio de su legítima libertad de con guración, ha
optado, a diferencia de legislador alemán, por dotar al recurso de amparo de
una dimensión necesariamente objetiva, excluyendo la dimensión subjetiva
como requisito su ciente para la admisión y descartando, pues, el referido
modelo alemán” (FJ 3).
Sin embargo, al igual que otros reputados juristas como CRUZ VILLA-
LÓN, defendemos la posibilidad de admitir en casos extremos la especial
trascendencia constitucional cuando se produzca un daño existencial a los
recurrentes, pudiéndose incluir dentro del criterio hermenéutico del art. 50.
1. b) LOTC, especial relevancia constitucional para la aplicación o general
e cacia de la Constitución.

4. A MODO DE CONCLUSIÓN
No cabe ninguna duda de que en los primeros años de aplicación del pro-
cedimiento de admisión del recurso de amparo introducido por la LO 6/2007
de reforma de la LOTC produjo una inseguridad jurídica en el recurrente, no
solo por la inde nición del signi cado concreto del requisito de la “especial
trascendencia constitucional”, sino también por la forma en la que plantear
la demanda a la hora de satisfacer este nuevo requisito y por los efectos de
hacerlo de manera no satisfactoria para el Tribunal. Estas últimas dudas se han
ido resolviendo paulatinamente por el TC y ahora mismo es posible encontrar
fácilmente esta información en la jurisprudencia constitucional. Sin embargo,
no puede decirse lo mismo del signi cado y contenido del concepto de “espe-
cial trascendencia constitucional”. A pesar de la STC 155/2009, que contribuyó
mucho a su aclaración, el recurrente sigue enfrentándose a una gran incerti-
dumbre a la hora de plantear un recurso de amparo y justi car la satisfacción
170 MARIO HERNÁNDEZ RAMOS

de este requisito, debido en gran parte a que el TC no motiva, ni argumenta,


ni siquiera apunta mínimamente el motivo o la razón por la que estima que
el recurso ostenta especial trascendencia constitucional. En nuestra opinión,
esta postura del Alto Tribunal es muy criticable y absolutamente censurable,
no sólo por la poca claridad que el Tribunal aporta sobre este concepto, sino
porque la legitimidad de cualquier tribunal y el escrutinio de su actuación, y
en esto el TC no es una excepción, se basa en la motivación de sus resoluciones.
Anexo 1
El precedente sobre el RAC y sus primeras aplicaciones

EXP. N° 00987-2014-PA/TC
SANTA
FRANCISCA LILIA VÁSQUEZ ROMERO

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 6 días del mes de agosto de 2014, el Pleno del Tribunal Constitucional,
integrado por los señores magistrados Urviola Hani, Miranda Canales, Blume Fortini,
Ramos Núñez, Sardón de Taboada, Ledesma Narváez y Espinosa-Saldaña Barrera
pronuncia la siguiente sentencia:

ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Francisca Lilia Vásquez
Romero contra la resolución de fojas 278, de fecha 14 de noviembre de 2013, expedida
por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Santa, que declara
improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES
Con fecha 12 de marzo de 2013, la recurrente interpone demanda de amparo contra
los integrantes de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Santa, de
la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República y de la Sala
de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República, así como contra el Presidente y el Procurador Público del Poder Judicial,
solicitando que se declare la nulidad de todo lo actuado en el proceso de tercería
preferente de pago correspondiente al Exp. N° 1460-2006 desde la Resolución N° 38,
de fecha 4 de diciembre de 2009 hasta el Decreto N° 5, de fecha 25 de enero de 2013,
por haberse vulnerado sus derechos “al debido proceso, de petición, de defensa, de
libre acceso al órgano jurisdiccional y a la tutela procesal efectiva”.
Re ere que en el proceso de ejecución de garantías seguido en su contra por el
Banco Wiese Sudameris (ahora Scotiabank), hasta la fecha no se le ha noti cado la
ejecutoria suprema que resolvió su recurso de casación, ni el Decreto N° 40, de fecha
19 de octubre de 2011. Sostiene, igualmente, que la Sala Civil Suprema emplazada
ha actuado en forma ilegal porque el proceso de tercería preferente de pago que es
174 ANEXOS

civil lo transformó en constitucional y, “cambiando de jurisdicción”, lo remitió a la


Sala Constitucional Suprema emplazada; y que los jueces del Cuarto Juzgado Civil
de Chimbote y los vocales de la Sala Superior emplazada han tramitado con fraude
el Exp. N° 1460-2006.
El Tercer Juzgado Civil de Chimbote, con fecha 26 de marzo de 2013, declaró
improcedente la demanda, por considerar que los hechos y el petitorio de la demanda
no están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido de los
derechos invocados, porque la recurrente pretende replantear la controversia pese
a que ha sido debidamente resuelta por los órganos jurisdiccionales emplazados; y
en razón a que ha vencido el plazo de prescripción para interponer la demanda, por
cuanto la Resolución N° 40 le fue noti cada el 26 de octubre de 2011.
La Sala revisora con rmó la apelada, por estimar que entre la fecha de noti cación
de la Resolución N° 40 y la de interposición de la demanda ha transcurrido en exceso
el plazo de prescripción.

FUNDAMENTOS
§ Procedencia de la demanda
1. Antes de dilucidar la controversia, el Tribunal Constitucional estima necesario
pronunciarse respecto a la declaración de improcedencia liminar de la demanda.
2. El Tercer Juzgado Civil de Chimbote declaró improcedente la demanda, por
considerar que los hechos y el petitorio no estaban referidos en forma directa al
contenido constitucionalmente protegido de los derechos invocados, toda vez
que la actora pretende replantear una controversia debidamente resuelta por los
órganos jurisdiccionales emplazados. En consecuencia, se estimó de aplicación el
inciso 1) del artículo 5° del Código Procesal Constitucional. Considera, además,
que ha vencido el plazo de prescripción para interponer la demanda, lo cual
supone —aunque no haya sido expresamente citada— la aplicación de la causal
de improcedencia prevista en el inciso 10) del numeral 5° del mismo cuerpo legal.
3. Por su parte, la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Santa
con rmó dicho pronunciamiento por considerar que el plazo de prescripción
transcurrió en exceso, siendo de aplicación el inciso 10) del artículo 5° del Código
Procesal Constitucional.
4. Debe tenerse presente que sólo cabe acudir al rechazo liminar de la demanda de
amparo cuando no exista margen de duda respecto de su improcedencia. Dicho
con otras palabras, cuando de una manera mani esta se con gure una causal de
improcedencia especí camente prevista en el Código Procesal Constitucional.
5. En ese sentido, corresponde analizar ambos pronunciamientos a efectos
de veri car si la demanda se subsume, o no, en alguno de los supuestos de
improcedencia previstos en el artículo 5° del Código Procesal Constitucional,
conforme lo dispone, además, el numeral 47° del mismo.
6. Respecto a la con guración de la causal de improcedencia prevista en el inciso
1) del artículo 5° del Código Procesal Constitucional, debe precisarse que la
demandante ha alegado que no se le han noti cado resoluciones y que se alteró el
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 175

trámite procesal de su pretensión ante la Corte Suprema; supuestas vulneraciones


que pueden ser interpretadas como conexas con el contenido del derecho al
debido proceso.
7. En cuanto al cómputo del plazo de prescripción, conviene tener presente que el
inciso 5) del artículo 44° del Código Procesal Constitucional, prescribe que “Si el
agravio consiste en una omisión, el plazo no transcurrirá mientras ella subsista”.
8. Al respecto, la demandante aduce que hasta la fecha no se le ha noti cado la
ejecutoria suprema que resolvió su recurso de casación, ni el Decreto N° 40, de
fecha 19 de octubre de 2011, de modo tal que el agravio invocado consistiría en
una omisión, razón por la cual no habría transcurrido el plazo de prescripción
para interponer la demanda y por ello no cabría aplicar la causal de improcedencia
prevista en el inciso 10) del artículo 5° del Código Procesal Constitucional.
9. El Tribunal Constitucional entiende que esta alegación de hechos se encuadra,
prima facie, dentro del contenido constitucionalmente protegido del derecho al
debido proceso.
10. Sin embargo, conviene enfatizar que el análisis propuesto respecto de si las
cuestionadas resoluciones afectan o no los derechos invocados supone un
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia y debe realizarse luego de
trabada la litis.

§ El Recurso de Agravio Constitucional planteado en autos


11. Establecido lo anterior, cabe decidir si en todos los casos en los que la demanda ha
sido declarada improcedente in limine, y el Tribunal Constitucional entiende que
debe emitirse un pronunciamiento sustantivo, corresponde ordenar que el Juez
del Proceso la admita a trámite.
12. El inciso 2° del artículo 202 de la Constitución establece que corresponde al
Tribunal Constitucional:
“... 2. Conocer, en última y de nitiva instancia, las resoluciones denegatorias de
hábeas corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento”
13. Por ende, la competencia de este Tribunal se habilita frente a aquellos casos en lo
que se haya declarado improcedente o infundada la demanda.
14. En el contexto de este diseño normativo, cabría preguntarse cómo proceder
cuando se trata de pretensiones carentes por completo de fundamento, como la
que sostiene que los jueces demandados incurrieron con su resolución en delito de
lesa humanidad.
15. En el Recurso de Agravio Constitucional se a rma que:
a. “... advirtiendo que es una falsedad y un fraude, el Auto N° 38 del 4-12- 2009
expedido por los vocales Walter Ramos Herrera, Angela Graciela Cárdenas
Salcedo y Jesús Sebastián Murillo Domínguez para hacer cobrar a Scotiabank
Perú SAA la falsa deuda de los 3 pagarés que no están rmados por los
recurrentes” (Fojas 300 de autos).
176 ANEXOS

b. resolviendo una cosa por otra y como litigantes y juez y parte contra la
agraviada, sin desvirtuar la infracción a mis derechos humanos y sin precisar
la ley que les faculte hacer a Scotiabank que cobre deuda falsa” (Fojas 301 de
autos); y
c. “... Agravio Moral: Se ha causado y sigue causando una inmensa tortura
moral y psicológica que consume la intimidad de la agraviada al producir
preocupaciones, pena, estrés, depresión, insomnios, melancolía y otros
sufrimientos” (Fojas 314 de autos).
16. Si bien la demanda se refería, prima facie, al debido proceso, como se ha señalado,
los planteos de la demandante carecen por completo de fundamentación
constitucional. Sin embargo, el Tribunal Constitucional entiende que en casos
como este, podría emitirse, extraordinariamente, un pronunciamiento sustantivo.
17. Tal posición se sustenta en diferentes principios relacionados con la naturaleza
y nes de los procesos constitucionales y, particularmente, para efectos del
presente caso, en los de economía e informalidad. [Cfr. STC 04587-2004-PA/TC,
fundamentos 16 a 19].
18. Por lo que hace al principio de economía procesal, este Tribunal ha establecido
que si de los actuados existen los su cientes elementos de juicio como para emitir
un pronunciamiento sobre el fondo pese al rechazo liminar de la demanda,
resulta innecesario obligar a las partes a reiniciar el proceso, no obstante todo
el tiempo transcurrido. Con ello, no sólo se posterga la resolución del con icto
innecesariamente, sino que, a la par, se sobrecarga innecesariamente la labor de
las instancias jurisdiccionales competentes.
19. En cuanto al principio de informalidad, este Tribunal ha precisado que si en el
caso concreto existen todos los elementos corno para emitir un pronunciamiento
sobre el fondo de la controversia, éste se expedirá respetándose el derecho de
las partes a ser oídas por un juez o tribunal, de manera que una declaración de
nulidad de todo lo actuado, por el sólo hecho de servir a la ley, y no porque se
justi que en la protección de algún bien constitucionalmente relevante, devendría
en un exceso de ritualismo procesal incompatible con él «(...) logro de los nes de
los procesos constitucionales», como ahora establece el tercer párrafo del artículo
III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.

§ Justi cación del pronunciamiento sobre el fondo en el presente caso


20. Un pronunciamiento sustantivo en el presente caso no afectará el derecho
de defensa de todas las partes emplazadas, como así lo demuestran las
instrumentales que obran en autos y lo con rma la línea jurisprudencia] asumida
por este Tribunal ante supuestos análogos. En efecto, y en lo que se re ere a los
órganos judiciales demandados, conviene recordar que el Tribunal Constitucional
peruano, tratándose de supuestos de amparo contra resoluciones judiciales,
como ocurre en el caso de autos, ha considerado que, ante afectaciones al debido
proceso, es posible condicionar la intervención de las partes, no requiriéndose
la participación de los órganos judiciales demandados, al tratarse de cuestiones
de puro derecho [Cfr. Sentencia recaída en el Expediente N° 05580-2009-PAJTC,
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 177

fundamento 4].
21. En el caso concreto, la pretensión incoada se circunscribe a cuestionar
determinadas resoluciones judiciales, razón por la cual, para este Tribunal, la
falta de participación de los órganos judiciales emplazados en el presente proceso
no constituye razón su ciente para declarar la nulidad de todo lo actuado. Este
Tribunal Constitucional entiende que en autos existen su cientes elementos de
juicio como para emitir un pronunciamiento de fondo, resultando innecesario
condenar a las partes a transitar nuevamente por la vía judicial para llegar a un
destino que ahora puede dilucidarse.
22. En todo caso, de autos se veri ca que los emplazados han sido noti cados en
diversas oportunidades con cada uno de los diferentes actos procesales posteriores
al concesorio del recurso de apelación, conforme consta a fojas 168, 169, 170, 171,
172, 173, 174, 175, 176, 177, 178, 179, 180, 181, 182, 183, 184, 185, 186, 187, 188, 189,
190, 191, 192, 194, 195, 196, 197, 198, 199, 200, 203, 204, 205, 206, 207, 208, 209, 210,
212, 233, 234, 235, 236, 239, 241, 243, 251, 253, 255, 262, 263, 264, 266, 268, 270, 272,
273, 275, 277, 282, 283, 285, 287, 289, 290, 292, 294, 296, 317, 318, 319, 320, 322, 324,
326, 328, 330 y 332, con lo cual su derecho de defensa no se ha visto afectado en
tanto han tenido conocimiento oportuno de la existencia del presente proceso.
Por lo expuesto, para este Tribunal queda claro que el derecho de defensa de los
emplazados ha quedado plenamente garantizado en la presente causa, toda vez
que tuvieron la oportunidad de hacer ejercicio de él.
23. En consecuencia, el Tribunal Constitucional estima que si bien es cierto la demanda
de amparo de autos no se admitió a trámite, sin embargo, una evaluación de los
actuados evidencia:
En atención al principio de economía procesal, que en autos existen su cientes
recaudos y elementos de juicio como para emitir un pronunciamiento sobre el
fondo de la controversia; y,
Por lo que hace al principio de informalidad, que el rechazo liminar de la demanda
no ha afectado el derecho de defensa del emplazado Poder Judicial, quien fue
debidamente noti cado a partir del concesorio del recurso de apelación.
24. Por lo mismo, el Tribunal Constitucional considera que es competente para
resolver el fondo de la controversia.

§ Petitorio de la demanda y argumentos de la demandante


25. Conforme consta en los antecedentes de la presente sentencia, mediante la
demanda de amparo de autos la recurrente persigue que se declare la nulidad de
todo lo actuado en el proceso de tercería preferente de pago correspondiente al
Expediente N° 1460-2006 desde la Resolución N° 38, de fecha 4 de diciembre de
2009, hasta el Decreto N° 5, de fecha 25 de enero de 2013, por haberse vulnerado,
según alega, sus derechos al debido proceso, de petición, de defensa, de libre
acceso al órgano jurisdiccional y a la tutela procesal efectiva.
26. La actora mani esta que en el proceso de ejecución de garantías seguido en su
contra por el Banco Wiese Sudameris (ahora Scotiabank), hasta la fecha no se le ha
178 ANEXOS

noti cado la ejecutoria suprema que resolvió su recurso de casación, ni el Decreto


N° 40, de fecha 19 de octubre de 2011. Agrega, asimismo, que la Sala Civil Suprema
emplazada ha actuado en forma ilegal porque el proceso de tercería preferente de
pago, que es de naturaleza civil, lo «transformó» en constitucional y, «cambiando
de jurisdicción», lo remitió a la Sala Constitucional Suprema emplazada. Añade,
por último, que los jueces del Cuarto Juzgado Civil de Chimbote los vocales de la
Sala Superior emplazada han tramitado con fraude el Expediente N° 1460-2006.
27. En el momento de examinar el fondo de la cuestión, se advierte que la demandada
sustenta en a rmaciones como las que se indican a continuación:
a) “(...) los jueces del 4° Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia del Santa—
Chimbote en posta jurisdiccional indebida e ilegal, en complicidad con
auxiliares judiciales y evidentemente en acuerdo con los vocales supremos y
los vocales de la Sala Civil de Chimbote tramitan con fraude el Expediente N°
1460-2006» (Fojas 70, énfasis agregado).
b) «(...) los magistrados demandadosen confabulación han violado el textoexpreso
y claro del artículo 1° de la Ley N° 27682, la Constitución, las leyes, el debido
proceso y en cadena a todos los demás derechos humanos de la recurrente,
es claro que los trasgresores agresores con esa conducta disfuncional y con
fraude y con ensañamiento, crueldad, crimen y delitos de lesa humanidad
imprescriptibles han hecho víctima de cruel injusticia a la recurrente que tiene
que ser corregida». (Fojas 72, énfasis agregado).
c) “(...) la fraudulenta demanda cambiada al número 1460-2006, está expresado
y precisado hasta la saciedad que esa demanda está interpuesta, admitida y
tramitada violada reiteradamente el debido proceso. Y siendo que el Poder
Judicial con sus magistrados como juez y parte en su interés litigando en lugar
del Banco y rehusándose escuchar, oír y entender el reclamo de la recurrente”.
(Fojas 97, énfasis agregado).

§ Análisis de la controversia
28. La recurrente alega que se han vulnerado sus derechos al debido proceso, de
petición, de defensa, de libre acceso al órgano jurisdiccional y a la tutela procesal
efectiva, porque los jueces del Cuarto Juzgado Civil de Chimbote, los jueces de
la Sala Superior emplazada y los jueces de las Salas Supremas emplazadas se
habrían confabulado para litigar en su contra y tramitar con fraude el proceso de
tercería preferente de pago recaído en el Expediente N° 1460-2006 y favorecer al
Banco Wiese Sudameris (hoy Scotiabank).
29. Sin embargo, de la revisión de los actuados este Tribunal advierte que no obra medio
probatorio alguno que acredite tales alegatos. En efecto, de los actos procesales
aportados no se evidencia la confabulación alegada, ni el fraude imputado, y
también cabe enfatizar que ninguno de ellos prueba que a la recurrente se haya
imposibilitado o negado el libre acceso al órgano jurisdiccional.
30. En consecuencia, y respecto de este primer extremo, el Tribunal Constitucional
estima que no se ha acreditado la violación de los derechos invocados supra.
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 179

31. De otro lado, la recurrente también alega que no se le ha noti cado la ejecutoria
suprema que resolvió su recurso de casación, ni el Decreto N° 40, de fecha 19 de
Octubre de 2011.
32. Sobre el particular, de la lectura del escrito de demanda se in ere que la recurrente
conoce el contenido de los referidos actos procesales, toda vez que ha transcrito
la parte considerativa del Decreto N° 40, lo cual permite presumir a éste Tribunal
que éstos sí le fueron noti cados, máxime cuando en autos no obran su cientes
elementos de prueba que permitan arribar a la convicción de que lo manifestado sea
cierto. En consecuencia, y respecto de este extremo, este Tribunal estima que no se
encuentra probada la violación alegada.
33. En cuanto a la alegada violación del derecho a no ser sometido a procedimientos
distintos de los previstos por ley, que en puridad se re ere al derecho a la
jurisdicción predeterminada por ley, debe tenerse en cuenta que este Tribunal
consideró que, eventualmente, dicho derecho podría haberse visto afectado en
el presente caso (Cfr. Fundamento 9, supra). Al respecto conviene recordar que
su contenido plantea dos exigencias muy concretas: en primer lugar, que quien
juzgue sea un juez u órgano con potestad jurisdiccional, garantizándose así la
interdicción de ser enjuiciado por un juez excepcional o por una comisión especial
creada ex profesamente para desarrollar funciones jurisdiccionales, o que dicho
juzgamiento pueda realizarse por comisión o delegación, o que cualquiera de
los poderes públicos pueda avocarse al conocimiento de un asunto que debe ser
ventilado ante un órgano jurisdiccional. Y, en segundo término, que la jurisdicción
y competencia del juez sean predeterminadas por la ley [Cfr. Sentencia recaída en
el Expediente N° 0290-2002-HUTC].
34. Al respecto, cabe precisar que de la Resolución S/N, de fecha 9 de julio de 2010,
emitida por la Sala Civil Suprema emplazada, y que corre a fojas 57 de autos,
se desprende que la causa le fue remitida a la Sala Constitucional Suprema
emplazada porque se solicitó «la tercería preferente de pago ante una posible
ejecución de un predio rústico, constituido por la parcela de terreno N° 11283».
Tal es la justi cación expresada por la Sala Civil Suprema emplazada para remitir
la causa a la Sala Constitucional Suprema emplazada, la cual es conforme con el
inciso 4) del artículo 35° del Decreto Supremo N° 017-93-JUS, que prescribe que
la Sala de Derecho Constitucional y Social conoce «De los recursos de casación
en materia de Derecho Laboral y Agrario cuando la ley expresamente lo señala».
35. En consonancia con esta disposición, la Resolución Administrativa de Presidencia
N° 006-2001-P-CS, de fecha 30 de abril de 2001, dispone en su artículo 1° que
la referida Sala es la competente para conocer «de los recursos de nulidad y
casaciones agrarias pares e impares (...)».
36. En tal sentido, debe tenerse presente que la demandante no ha negado ni contradicho
que la mencionada parcela de terreno sea un predio rústico, de manera que resulta
claro que la Sala Constitucional Suprema emplazada se constituyó en el órgano
jurisdiccional competente para conocer y resolver su recurso de casación, por
cuanto la materia versó sobre un asunto de derecho agrario, como lo es la posible
ejecución de un predio rústico. Por lo mismo, este Colegiado puede concluir que
180 ANEXOS

tampoco se ha lesionado el derecho a no ser sometido a procedimientos distintos


de los previstos por ley.
37. Estando a lo expuesto y al no haberse acreditado los hechos que sustentan la
pretensión, el Tribunal Constitucional estima que la presente demanda debe ser
declarada infundada.
38. Al respecto, enfatiza que demandas de esta naturaleza mediante las cuales se
invocan derechos fundamentales pero sin demostrar en modo alguno de qué
modo habría ocurrido la vulneración o qué contenido especí co del mismo fue
ilegítimamente intervenido, obstaculizan el normal desenvolvimiento de la
justicia constitucional.

§ Del examen del Recurso de Agravio Constitucional


39. Con fecha 9 de diciembre de 2013, la recurrente interpuso el recurso de agravio
constitucional solicitando que este Tribunal Constitucional corrija, según a rma,
el grave error y causales de nulidad del prevaricador, fraudulento, incongruente y
nulo auto N° 13 con el cual los eternos prevaricadores y fraudulentos encubiertos
por la OCMA y el CNM rechazaron la demanda».
40. El artículo 18 del Código Procesal Constitucional ha delineado la procedencia
del Recurso de Agravio Constitucional, estableciendo que tal recurso debe ser
interpuesto contra la resolución de segundo grado que declare infundada o
improcedente la demanda y presentado en el plazo de diez días contados desde
día siguiente de noti cada la resolución.
41. Una lectura descontextualizada de dicha disposición podría conducir a creer que
bastaría para que se conceda el recurso con la desestimación de la demanda y el
incumplimiento del plazo para la interposición del recurso, pero este Tribunal
Constitucional ya ha señalado, en la STC 02877-2005-HC/TC, que “a partir
de la jurisprudencia y las disposiciones del Código Procesal Constitucional
mencionadas, puede inferirse que el contenido constitucionalmente protegido de
los derechos es requisito de procedencia de la demanda, pero también del RAC”
(Fundamento jurídico 27).
42. Aún más, en dicho expediente, y con carácter de precedente, se dejó sentado que:
“Aparte de los requisitos formales para su interposición, se requerirá que el RAC
planteado esté directamente relacionado con el ámbito constitucionalmente
protegido de un derecho fundamental; que no sea mani estamente infundado;
y que no esté inmerso en una causal de negativa de tutela claramente
establecida por el TC” (Fundamento Jurídico 31).
43. Lamentablemente, y a pesar de la claridad del precedente y su obligatoriedad
general, se repiten casos como el presente en el que se interpone un Recurso
de Agravio Constitucional mani estamente infundado, que se limita a invocar
formalmente derechos reconocidos por la Constitución, pero con una completa
carencia de fundamento.
44. La atención de estos casos produce demoras que impiden atender oportuna y
adecuadamente aquellos otros en los cuales verdaderamenteexisten vulneraciones
que exigen una tutela urgente.
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 181

45. El Reglamento Normativo de este Tribunal Constitucional, que actualmente se


encuentra vigente, aborda este problema en su artículo 11:
“Una de las Salas se encargará de cali car la procedencia de las causas que
lleguen al Tribunal. La Sala determinará si, tras la presentación de los recursos
de agravio constitucional, se debe ingresar a resolver sobre el fondo. Para
realizar tal análisis, aparte de los criterios establecidos en el artículo 18 del
Código Procesal Constitucional, la Sala declarará su improcedencia, a través de
un Auto, en los siguientes supuestos: si el recurso no se re ere a la protección
del contenido esencial del ámbito constitucionalmente protegido de un derecho
fundamental; si el objeto del recurso, o de la demanda, es mani estamente
infundado, por ser fútil o inconsistente; o, si ya se ha decidido de manera
desestimatoria en casos sustancialmente idénticos, pudiendo acumularse».
46. Queda claro que el precedente y el Reglamento normativo se orientan en el mismo
sentido, por lo que no deberían prosperar recursos que contengan pretensiones
mani estamente improcedentes o que resulten irrelevantes.
47. Este Colegiado ha sostenido que «resulta claro que la tutela jurisdiccional que
no es efectiva no es tutela» (STC 04119-2005-AA, Fundamento jurídico 64, entre
muchos otros) y por lo tanto debe concentrar sus recursos en la atención de reales
vulneraciones que requieren tutela urgente.
48. A n de optimizar adecuadamente el derecho a la tutela procesal efectiva, el
Tribunal considera indispensable en esta ocasión explicitar los supuestos en que,
sin más trámite, emitirá sentencia interlocutoria denegatoria, estableciendo el
precedente vinculante que se desarrolla en el siguiente fundamento 49.

§ De la sentencia interlocutoria denegatoria


49. El Tribunal Constitucional emitirá sentencia interlocutoria denegatoria cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
La citada sentencia se dictará sin más trámite.
50. Existe una cuestión de especial trascendencia constitucional cuando la resolución
resulta indispensable para solucionar un con icto de relevancia o cuando se
presente la urgencia de una revisión sobre el contenido de un derecho fundamental.
51. De este modo, el Tribunal Constitucional, a la luz de su jurisprudencia, cumplirá
adecuada y oportunamente con su obligación de garantizar la supremacía de la
Constitución y el efectivo respeto de los derechos fundamentales. Preservará, así,
la autoridad que le ha con ado el pueblo a través del Congreso de la República.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional


182 ANEXOS

HA RESUELTO

1. Declarar INFUNDADA la demanda al no acreditarse la vulneración de derecho


constitucional alguno de la recurrente.
2. Establecer como PRECEDENTE VINCULANTE, conforme al artículo VII
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, la regla contenida en el
fundamento 49 de la sentencia.

Publíquese y notifíquese

SS.

URVIOLA HANI
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
RAMOS NUÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
LEDESMA NARVÁEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 183

EXP 03793 2014-PA/TC


LIMA
RENE ALBERTO PONCE MELOSEVICH

SENTENCIA INTERLOCUTORIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima, 7 de octubre de 2014

ASUNTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Rene Alberto Ponce
Melosevich contra la resolución de fojas 136, su fecha 10 de junio 2014, expedida por la
Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que declaró improcedente
la demanda de autos.

FUNDAMENTOS
1. En la STC 00987-2014-PA/TC, publicada en el diario o cial El Peruano el 29 de
agosto de 2014, este Tribunal estableció en el fundamento 49, con carácter de
precedente vinculante, que se expedirá sentencia interlocutoria denegatoria,
dictada sin más trámite, cuando concurra alguno de los siguientes supuestos, que
igualmente están contenidos en el artículo 11° del Reglamento Normativo del
Tribunal Constitucional. A saber, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de derecho invocada contradiga un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
2. En sentencia recaída en el Expediente N.° 07357-2013-PA/TC, publicada el 17
de setiembre de 2014 en el portal web institucional, el Tribunal Constitucional
declaró infundada la demanda, estableciendo que la entrada en vigencia de los
Decretos Legislativos NOS 1132 y 1133 y del Decreto Supremo N.° 246-2012-
EF no importa un trato desigual en perjuicio del demandante puesto que el
supuesto de hecho en el que éste se encuentra (pensionista del Decreto Ley N.°
19846 que pasó al retiro antes del 10 de diciembre de 2012) es diferente de los
supuestos de hecho en los que se hallan los dos grupos de militares y policías
que propone corno términos de comparación; y dejó sentado también que, de la
interpretación conjunta de los artículos 2.2 y 174° de la Constitución Política del
Estado, no se desprende que los pensionistas de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional deban percibir el mismo ingreso mensual que los militares y policías
en actividad, sino más bien que los o ciales de las FuerzasArmadas y la Policía
184 ANEXOS

Nacional que se encuentren en situaciones sustancialmenteidénticas no deben ser


objeto de diferenciaciones injusti cadas entre sí respecto de sus grados, honores,
remuneraciones o pensiones.
3. El presente caso es sustancialmente igual al resuelto de manera desestimatoria en
el Expediente N.° 07357-2013-PA/TC por dos razones: 1) la pretensión de la parte
demandante está dirigida a que se declaren inaplicables los artículos 6°, 7°, 18°
y 19° del Decreto Legislativo N.° 1132, la Segunda Disposición Complementaria
Final del Decreto Legislativo N.° 1133 y la Segunda Disposición Complementaria
Transitoria del Decreto Supremo N.° 246-2012-EF; y, 2) ambas demandas se
sustentan en los mismos fundamentos de derecho y fundamentos de hecho
semejantes.
4. En consecuencia, estando a lo expuesto en los fundamentos 2 y 3 supra, queda claro
que se incurre en la causal de rechazo prevista en el acápite d) del fundamento
49 de la STC 00987-2014-PA/TC, y el inciso d) del artículo 11° del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional; razón por la cual corresponde declarar,
sin más trámite, improcedente el recurso de agravio constitucional.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere
la Constitución Política del Perú

RESUELVE, con el voto singular del magistrado BlumeFortini, que se agrega,

Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional.

Publíquese y notifíquese.

SS.

URVIOLA HANI
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
LEDESMA NARVÁEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 185

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO BLUME FORTINI

Discrepo, muy respetuosamente, de la decisión contenida en la resolución de


mayoría.
Considero que si se opta por dictar en el presente proceso una sentencia
interlocutoria denegatoria, en aplicación del precedente contenido en la STC N° 00987-
2014-PA/TC, como en efecto ha ocurrido, no corresponde declarar improcedente
el recurso de agravio constitucional, sino entrar al fondo del asunto y evaluar la
pretensión contenida en la demanda, a los efectos de determinar si la misma se
encuentra dentro de los supuestos consagrados en dicho precedente.
Las razones que sustentan mi posición son las siguientes:
1. La Constitución Política del Perú ha consagrado, en el inciso 2) de su artículo202°,
que el Tribunal Constitucional conoce, en última y de nitiva instancia, las
resoluciones denegatorias dictadas por el Poder Judicial en los procesos de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento; habilitando de tal forma
al demandante a acceder al máximo órgano de la justicia constitucional, sin más
condición que éste se halle ante una resolución denegatoria de segundo grado.
2. Complementando tal propósito habilitador de acceso al Tribunal Constitucional,
el Código Procesal Constitucional en su artículo 18° reguló el recurso de agravio
constitucional a favor del demandante, como el instrumento procedimental
idóneo para impugnar la resolución denegatoria a su pretensión dictada en
segundo gradopor el Poder Judicial, sea que éste haya declarado improcedente
la demanda o que haya declarado infundada la demanda, sin más requisito para
su concesión y procedencia que se trate de una resolución denegatoria y que se
interponga dentro del plazo de diez días de noti cada.
3. Rati cando esa línea habilitadora de acceso al Tribunal Constitucional, el
mismo código adjetivo constitucional introdujo en su artículo 19° el recurso de
queja por denegatoria de recurso de agravio constitucional, el cual permite al
demandantecuestionar ante el propio Tribunal Constitucional aquella resolución
dictada por el Poder Judicial que haya denegado o rechazado tal medio
impugnatorio, a los efectos que el Tribunal Constitucional haga una revisión
de la declaración de improcedencia cuestionada, en la línea de brindar una
mayor garantía al justiciable y, eventualmente, recti car la decisión a favor del
demandante, si se detecta que la denegatoria careció de fundamento.
4. Por tanto, dentro de la lógica de la justicia nalista, amparista y antiformalista
que informa el acceso al Tribunal Constitucional, así como las instituciones
procesalesreguladas por el Código Procesal Constitucional, no cabe establecer
requisitos de procedencia adicionales a los dos señalados y, menos aún, sostener
que al Tribunal Constitucional le compete determinar la procedencia del recurso
deagravio constitucional, salvo el caso de su intervención residual vía queja
pordenegatoria del mismo para procurar su concesión.
5. Es decir, la concesión y, por tanto la cali cación de la procedencia del recurso
deagravio constitucional, es una competencia del Poder Judicial, ejercida a través
186 ANEXOS

de las Salas de sus Cortes Superiores encargadas de conocer en segundo grado


los procesos que nos ocupan, cuando hayan dictado resoluciones denegatorias
a la pretensión del demandante, por ser improcedente o infundada la demanda,
segúnel caso, que permite acceder al Tribunal Constitucional, a los efectos que,
como última y de nitiva instancia (como instancia de grado) de nala controversia.
6. Por tanto, una vez abierta la puerta de acceso al Tribunal Constitucional vía la
concesión del recurso de agravio constitucional, lo cual signi ca acceder a una
instancia de grado, que, además, es última y de nitiva en la jurisdicción nacional,
no cabe que elTribunal Constitucional cali que la procedencia o improcedenciadel
citado recurso, por cuanto aquél viene ya cali cado y concedido por la segunda
instancia judicial; el Tribunal Constitucional no tiene competencia para entrar
a dicha cali cación y, si lo hiciera, estaría volviendo a cali car en perjuicio del
justiciable demandante un recurso ya cali cado y concedido; a contracorrientede
la lógica nalista, amparista y antiformalista antes referida, y violando su derecho
de acceso a la justicia constitucional especializada en instancia nal y de nitiva
en la jurisdicción interna. Más aún, si la expedición de la sentencia interlocutoria
denegatoria se produce sin vista de la causa.
7. En armonía con lo dicho hasta aquí, cualquier intento de descarga que asuma
el Tribunal Constitucional si observa que existen causas mani estamente
improcedentes o infundadas, que debieron merecer una descali cación desde un
inicio, por no darse los supuestos elementales que habilitan la generación de un
proceso constitucional, no pasa por descali car el recurso de agravio constitucional
ya concedido, sino por emitir un pronunciamiento desestimatorio,que indique
con toda precisión la razón que lleva a tal decisión; máxime si lossupuestos a los
que se re ere el fundamento 49° de la STC N° 0987-2014-PA/TC, no son, dentro
del contexto descrito, instrumentos de rechazo de plano del recursode agravio
constitucional, que, como tales, justi quen su improcedencia, sino situaciones
que, de presentarse, originan una sentencia interlocutoria denegatoriapor carecer
de sustento la pretensión contenida en la demanda, lo cual implica necesariamente
entrar al examen del fondo del asunto.
En tal sentido, mi voto es porque el Tribunal Constitucional debe entrar a evaluar
la pretensión contenida en el petitorio de la demanda y emitir el pronunciamiento
de fondo respectivo, corno última y de nitiva instancia que agota la jurisdicción
interna; pronunciamiento respecto del cual no puedo opinar por ahora, al limitarse la
resolución de mayoría a declarar improcedente el recurso de agravio constitucional.

S.

BLUME FORTINI
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 187

EXP. N.° 01193-2014-PA/TC


LIMA
AUGUSTO EMILIANO
LORA ORMEÑO

SENTENCIA INTERLOCUTORIA DEL


TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima, 7 de octubre de 2014

ASUNTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Augusto Emiliano
Lora Ormeño contra la resolución de fojas 134, su fecha 21 de noviembre 2013,
expedida por la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que declaró
improcedente la demanda de autos.

FUNDAMENTOS
1. En la STC 00987-2014-PA/TC, publicada en el diario o cial El Peruano el 29 de
agosto de 2014, este Tribunal estableció en el fundamento 49, con carácter de
precedente vinculante, que se expedirá sentencia interlocutoria denegatoria,
dictada sin más trámite, cuando concurra alguno de los siguientes supuestos,
que igualmente están contenidos en el artículo 11º del Reglamento Normativo del
Tribunal Constitucional. A saber, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de derecho invocada contradiga un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
2. En la sentencia recaída en el Expediente N.º 07357-2013-PA/TC, publicada el 17
de septiembre de 2014 en el portal web institucional, el Tribunal Constitucional
declaró infundada la demanda, estableciendo que la entrada en vigencia de
los Decretos Legislativos Nos 1132 y 1133 y del Decreto Supremo N.º 246-2012-
EF no importa un trato desigual en perjuicio del demandante puesto que el
supuesto de hecho en el que éste se encuentra (pensionista del Decreto Ley N.º
19 846 que pasó al retiro antes del 10 de diciembre de 2012) es diferente de los
supuestos de hecho en los que se hallan los dos grupos de militares y policías
que propone como términos de comparación; y dejó sentado también que, de la
interpretación conjunta de los artículos 2.2 y 174º de la Constitución Política del
Estado, no se desprende que los pensionistas de las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional deban percibir el mismo ingreso mensual que los militares y policías
en actividad, sino más bien que los o ciales de las Fuerzas Armadas y la Policía
188 ANEXOS

Nacional que se encuentren en situaciones sustancialmente idénticas no deben ser


objeto de diferenciaciones injusti cadas entre sí respecto de sus grados, honores,
remuneraciones o pensiones.
3. El presente caso es sustancialmente igual al resuelto de manera desestimatoria en
el Expediente N.º 07357-2013-PA/TC por dos razones: 1) la pretensión de la parte
demandante está dirigida a que se declaren inaplicables los artículos 6°, 7°, 18°
y 19° del Decreto Legislativo N.° 1132, la Segunda Disposición Complementaria
Final del Decreto Legislativo N.° 1133 y la Segunda Disposición Complementaria
Transitoria del Decreto Supremo N.° 246-2012-EF; y, 2) ambas demandas se
sustentan en los mismos fundamentos de derecho y fundamentos de hecho
semejantes.
4. En consecuencia, de lo expuesto en los fundamentos 2 y 3 supra, queda claro que
en el caso de autos se incurre en la causal de rechazo prevista en el acápite d)
del fundamento 49 de la STC 00987-2014-PA/TC y en el inciso d) del artículo
11º del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional; razón por la cual
corresponde desestimar, sin más trámite, la pretensión impugnatoria.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere
la Constitución Política del Perú,
RESUELVE, con el voto singular del magistrado Blume Fortini, que se agrega,
Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional por haberse
decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
Publíquese y notifíquese.

SS.

URVIOLA HANI
MIRANDA CANALES
RAMOS NÚÑEZ
SARDÓN DE TABOADA
LEDESMA NARVÁEZ
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 189

EXP. N.° 01193-2014-PA/TC


LIMA
AUGUSTO EMILIANO
LORA ORMEÑO

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO BLUME FORTINI

Discrepo, muy respetuosamente, de la decisión contenida en la resolución de


mayoría. Considero que si se opta por dictar en el presente proceso una sentencia
interlocutoria denegatoria, en aplicación del precedente contenido en la STC Nº 00987-
2014-PA/TC, como en efecto ha ocurrido, no corresponde declarar improcedente
el recurso de agravio constitucional, sino entrar al fondo del asunto y evaluar la
pretensión contenida en la demanda, a los efectos de determinar si la misma se
encuentra dentro de los supuestos consagrados en dicho precedente.
Las razones que sustentan mi posición son las siguientes:
1) La Constitución Política del Perú ha consagrado, en el inciso 2) de su artículo
202º, que el Tribunal Constitucional conoce, en última y de nitiva instancia,
las resoluciones denegatorias dictadas por el Poder Judicial en los procesos de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y cumplimiento; habilitando de tal forma
al demandante a acceder al máximo órgano de la justicia constitucional, sin más
condición que éste se halle ante una resolución denegatoria de segundo grado.
2) Complementando tal propósito habilitador de acceso al Tribunal Constitucional,
el Código Procesal Constitucional en su artículo 18° reguló el recurso de agravio
constitucional a favor del demandante, como el instrumento procedimental
idóneo para impugnar la resolución denegatoria a su pretensión dictada en
segundo grado por el Poder Judicial, sea que éste haya declarado improcedente
la demanda o que haya declarado infundada la demanda, sin más requisito para
su concesión y procedencia que se trate de una resolución denegatoria y que se
interponga dentro del plazo de diez días de noti cada.
3) Rati cando esa línea habilitadora de acceso al Tribunal Constitucional, el mismo
código adjetivo constitucional introdujo en su artículo 19° el recurso de queja por
denegatoria de recurso de agravio constitucional, el cual permite al demandante
cuestionar ante el propio Tribunal Constitucional aquella resolución dictada
por el Poder Judicial que haya denegado o rechazado tal medio impugnatorio,
a los efectos que el Tribunal Constitucional haga una revisión de la declaración
de improcedencia cuestionada, en la línea de brindar una mayor garantía al
justiciable y, eventualmente, recti car la decisión a favor del demandante, si se
detecta que la denegatoria careció de fundamento.
4) Por tanto, dentro de la lógica de la justicia nalista, amparista y antiformalista que
informa el acceso al Tribunal Constitucional, así como las instituciones procesales
reguladas por el Código Procesal Constitucional, no cabe establecer requisitos
190 ANEXOS

de procedencia adicionales a los dos señalados y, menos aún, sostener que al


Tribunal Constitucional le compete determinar la procedencia del recurso de
agravio constitucional, salvo el caso de su intervención residual vía queja por
denegatoria del mismo para procurar su concesión.
5) Es decir, la concesión y, por tanto la cali cación de la procedencia del recurso de
agravio constitucional, es una competencia del Poder Judicial, ejercida a través de
las Salas de sus Cortes Superiores encargadas de conocer en segundo grado los
procesos que nos ocupan, cuando hayan dictado resoluciones denegatorias a la
pretensión del demandante, por ser improcedente o infundada la demanda, según
el caso, que permite acceder al Tribunal Constitucional, a los efectos que, como
última y de nitiva instancia (como instancia de grado) de na la controversia.
6) Por tanto, una vez abierta la puerta de acceso al Tribunal Constitucional vía la
concesión del recurso de agravio constitucional, lo cual signi ca acceder a una
instancia de grado, que, además, es última y de nitiva en la jurisdicción nacional,
no cabe que el Tribunal Constitucional cali que la procedencia o improcedencia
del citado recurso, por cuanto aquél viene ya cali cado y concedido por la segunda
instancia judicial; el Tribunal Constitucional no tiene competencia para entrar
a dicha cali cación y, si lo hiciera, estaría volviendo a cali car en perjuicio del
justiciable demandante un recurso ya cali cado y concedido; a contracorriente de
la lógica nalista, amparista y antiformalista antes referida, y violando su derecho
de acceso a la justicia constitucional especializada en instancia nal y de nitiva
en la jurisdicción interna. Más aún, si la expedición de la sentencia interlocutoria
denegatoria se produce sin vista de la causa.
7) En armonía con lo dicho hasta aquí, cualquier intento de descarga que asuma
el Tribunal Constitucional si observa que existen causas mani estamente
improcedentes o infundadas, que debieron merecer una descali cación desde un
inicio, por no darse los supuestos elementales que habilitan la generación de un
proceso constitucional, no pasa por descali car el recurso de agravio constitucional
ya concedido, sino por emitir un pronunciamiento desestimatorio, que indique
con toda precisión la razón que lleva a tal decisión; máxime si los supuestos a los
que se re ere el fundamento 49º de la STC Nº 0987-2014-PA/TC, no son, dentro
del contexto descrito, instrumentos de rechazo de plano del recurso de agravio
constitucional, que, como tales, justi quen su improcedencia, sino situaciones
que, de presentarse, originan una sentencia interlocutoria denegatoria por carecer
de sustento la pretensión contenida en la demanda, lo cual implica necesariamente
entrar al examen del fondo del asunto.
En tal sentido, mi voto es porque el Tribunal Constitucional debe entrar a evaluar
la pretensión contenida en el petitorio de la demanda y emitir el pronunciamiento
de fondo respectivo, como última y de nitiva instancia que agota la jurisdicción
interna; pronunciamiento respecto del cual no puedo opinar por ahora, al limitarse la
resolución de mayoría a declarar improcedente el recurso de agravio constitucional.

S.
BLUME FORTINI
EL PRECEDENTE SOBRE EL RAC Y SUS PRIMERAS APLICACIONES 191

EXP. N° 02849 2014-PA/TC


LIMA
ZENÓN HUAYTALLA SÁNCHEZ

SENTENCIA INTERLOCUTORIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Lima. 7 de octubre de 2014

ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Zenón Huaytalla Sánchez
contra la resolución de fojas 60, su fecha 15 de enero de 2014, expedida por la Tercera
Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que declaró
improcedente la demanda.

FUNDAMENTOS
1. En la STC 00987-2014-PA/TC, publicada en el diario o cial El Peruano el 29 de
agosto de 2014, este Tribunal estableció en el fundamento 49°, con carácter de
precedente vinculante, que se expedirá una sentencia interlocutoria denegatoria,
dictada sin más trámite, cuando concurra alguno de los siguientes supuestos,
que también están contenidos en el artículo I1° del Reglamento Normativo del
Tribunal Constitucional. A saber, cuando:
a) Carezca de fundamentación la supuesta vulneración que se invoque;
b) La cuestión de derecho contenida en el recurso no sea de especial trascendencia
constitucional;
c) La cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante del
Tribunal Constitucional;
d) Se haya decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales.
2. En la sentencia recaída en el Expediente N.° 04128-2013-RA7TC, publicada el 15
de setiembre de 2014 en el portal web institucional, el Tribunal Constitucional
declaró infundada la demanda, dejando establecido que la aplicación, en el caso
concreto, de la Ley 29944, Ley de Reforma Magisterial, no vulneraba los derechos
constitucionales a la remuneración, al trabajo, entre otros invocados por la parte
demandante. En tal sentido, precisó que la migración de los profesores de los
cinco niveles magisteriales de la Ley 24029 a las tres primeras escalas de la Ley
29944, así como una eventual reducción en la remuneración de los profesores,
son actos que encuentran justi cación pues responden a una causa objetiva: la
reestructuración total de la carrera magisterial basada en la meritocracia en la
actividad docente y en la mejora de la calidad del servicio de la educación, ello de
conformidad con la sentencia recaída en el Expediente N.° 0020-2012-PI/TC.
3. El presente caso es sustancialmente igual al resuelto de manera desestimatoria en
el Exp. N.° 04128-2013-PA/TC debido a que la pretensión de la parte demandante
192 ANEXOS

también está dirigida a solicitar la inaplicación de la Ley N.° 29944, Ley de Reforma
Magisterial, señalándose la existencia de un acto en concreto que, en forma
posterior a la vigencia de la citada ley, establecería condiciones laborales menos
favorables que las que gozaba, desconociendo el nivel de carrera magisterial
alcanzado y reduciendo su remuneración, con lo que, según re ere, se afectan sus
derechos fundamentales al trabajo, a la remuneración, entre otros.
4. En consecuencia, de lo expuesto en los fundamentos 2 y 3 supra, queda claro
que en el caso de autos se incurre en la causal de rechazo prevista en el acápite
d) del fundamento 49 de la STC 00987-2014-PA/TC, y en el inciso d) del artículo
11° del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional; razón por la cual
corresponde desestimar, sin más trámite, la pretensión impugnatoria.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere
la Constitución Política del Perú.

RESUELVE

Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional por haberse


«decidido de manera desestimatoria en casos sustancialmente iguales».

Publíquese y notifíquese.

SS.
MIRANDA CANALES
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
Anexo 2
El caso Sánchez Lagomarcino

EXP. N.° 2877-2005-PHC/TC


LIMA
LUIS SÁNCHEZ
LAGOMARCINO RAMÍREZ

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Paramonga, a los 27 días del mes de enero de 2006, el Tribunal Constitucional,


en sesión de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados García Toma,
presidente; Gonzales Ojeda, vicepresidente;Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen,
Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular
del magistrado Vergara Gotelli.

I. ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Luis Sánchez Lagomarcino
Ramírez en con tra de la reso lución de la Cuarta Sala Especializada en lo Penal para
Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 89, su fecha
21 de febrero de 2005, que declara fundada la demanda de hábeas corpus de autos.

II. ANTECEDENTES
a. Demanda
Con fecha 22 de diciembre de 2004, el recurrente, don Luis Sánchez Lagomarcino
Ramírez, interpone demanda de hábeas corpus contra el magistrado del
Cuadragésimo Juzgado Penal de Lima, don Manuel Iván Miranda Alcántara, por
expedir irregularmente la resolución de fecha 17 de diciembre de 2004, en el proceso
judicial signado con el N.° 115-2003. A través de la mencionada resolución fue
declarado reo contumaz y se ordenó su captura.
El actor considera que lo sucedido constituye un acto procesal irregular
que amenaza sus derechos constitucionales a la libertad personal y a la tutela
procesal efectiva, garantizados por los artículos 2°, inciso 24, y 139°, inciso 3, de la
Constitución. Para fundamentar tal aseveración, señala que el emplazado estaba
impedido de dictar sentencia por encontrarse pendiente de resolver la excepción de
prescripción presentada mediante escrito de fecha 20 de octubre de 2003, la cual se
194 ANEXOS

venía tramitando en cuerda separada, y, por tanto, debía resolverse con antelación al
principal, conforme lo establece el artículo 5°, in ne, del Decreto Ley N.° 28117.

b. Declaración del vocal superior demandado


Con fecha 23 de diciembre de 2004, el emplazado mani esta en la investigación
sumaria que no se han vulnerado los derechos constitucionales invocados por el actor
y que, además, ha actuado con conciencia e imparcialidad.
Precisa que, si bien no se ha resuelto la excepción de prescripción, esto es debido a
que el Ministerio Público opinó que carece de objeto pronunciarse sobre la excepción
mencionada por haber emitido acusación en el principal, aunándose a ello que el
cuaderno de prescripción fue ingresado al despacho para resolver con fecha 18 de
diciembre de 2004, cuando ya existía acusación scal, por lo que, encontrándose para
resolver en ese estado procesal, la excepción debe resolverse conjuntamente con la
resolución nal.
Asimismo, re ere que luego de señalarse fecha para la lectura de sentencia por
dos veces consecutivas, el recurrente se negó a presentarse ante el juzgado, por lo que
fue declarado válidamente como reo contumaz.

c. Resolución de primera instancia


Con fecha 30 de diciembre del 2004, el Decimosexto Juzgado Penal de Lima
declara fundada la demanda, por considerar que se vulneraron los derechos alegados
en dos sentidos; el primero respecto a la excepción de prescripción presentada por el
demandante, admitida a trámite, y que no fue remitida a tiempo al scal, por lo cual
éste no fundamentó debidamente su dictamen; y el segundo en cuanto a que el juez
accionado, de manera irregular, señaló fecha de lectura de sentencia sin pronunciarse
previamente sobre el mérito de la acción deducida.
Asimismo, no advierte una conducta dolosa para perjudicar al accionante, sino
una interpretación equivocada de las normas procesales, de lo que se desprende que
no resulta aplicable lo dispuesto en el artículo 8° del Código Procesal Constitucional
(CPCo).

d. Apelación
Con fecha 5 de enero de 2005, el demandante interpone recurso de apelación
contra la sentencia del 30 de diciembre del 2004, en el extremo del fallo que ‘omite’
(sic) disponer que se remitan los actuados a la scalía provincial penal de turno,
tal como lo señala el artículo 8° del CPCo, en caso que exista causa probable de la
comisión de un delito.
Alega que el juez debió remitir al scal los actuados para los nes pertinentes,
ya que existen pruebas irrefutables de que el demandado cometió dolosamente los
delitos de abuso de autoridad y prevaricato, previstos en los artículos 316° y 318° del
Código Penal.
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 195

e. Resolución de segunda instancia


Con fecha 21 de febrero del 2005, la recurrida con rma la apelada, considerando
que el juez incumplió el procedimiento preestablecido por la ley procesal para el
incidente de prescripción, por lo que la declaración de reo contumaz y la orden de
captura son arbitrarias y vulneran el derecho constitucional al debido proceso. Por
otro lado, considera que, al no evidenciarse causa probable de la comisión de algún
ilícito penal en el accionar del demandado, no se debe aplicar lo establecido en el
artículo 8° del CPCo.
El vocal Vinatea Vara Cadillo, en voto discordante, señala que debe revocarse la
sentencia recurrida que declara fundada la demanda de hábeas corpus.

f. Agravio constitucional
Con fecha 18 de abril de 2005, el recurrente interpone recurso de agravio
constitucional (RAC) contra el extremo de la resolución judicial N.° 401, de fecha 21
de febrero de 2005, que exime de responsabilidad al juez demandado.
El recurso tiene como objeto que se aplique el artículo 8° del CPCo, ya que considera
que el juez demandado violentó el principio de legalidad procesal, conducta que fue
realizada con conocimiento y voluntad de causar perjuicio, vulnerando el derecho a
la tutela judicial efectiva.

III. DATOS GENERALES


• Violación constitucional invocada
El proceso constitucional de hábeas corpus fue presentado por don Luis
Sánchez Lagomarcino Ramírez contra el magistrado del Cuadragésimo Juzgado
Penal de Lima, don Manuel Iván Miranda Alcántara.
El supuesto acto lesivo fue producido por el juez demandado al expedir una
resolución, en el proceso judicial signado con el N.° 115-2003, no conforme a
derecho, debido que se declara al bene ciario reo contumaz y se ordena su
captura.

• Petitorio constitucional
El demandante considera que se han quebrantado sus derechos a la libertad
personal (artículo 2°, inciso 24, de la Constitución) y al debido proceso (artículo
139°, inciso 3, de la Constitución).
Alegando tales actos vulneratorios, solicita consecutivamente dos cosas distintas:
- En la demanda, reclama que se deje sin efecto la resolución cuestionada, y que
cese de esta manera la violación de sus derechos constitucionales.
- En los recursos impugnatorios (apelación y RAC), pide que se sancione al juez
emplazado por existir pruebas irrefutables de que los demandados cometieron
dolosamente los delitos de abuso de autoridad y prevaricato al emitir la
resolución que vulnera los derechos del favorecido.
196 ANEXOS

• Materias constitucionalmente relevantes


Sobre la base de la reclamación realizada por el recurrente, este Colegiado
considera pertinente desarrollar algunos aspectos que ayuden a dilucidar la
naturaleza del RAC. Por ello, a lo largo de la presente sentencia se responderán
las siguientes inquietudes:
- ¿Cuál es la naturaleza del RAC? Por tanto,
- ¿Cómo se inserta en la tramitación de un proceso constitucional de libertad?
- ¿Qué carácter asume, dada su calidad de medio impugnatorio?
- ¿Qué nalidad cumple el RAC? En consecuencia,
- Al buscar la protección superlativa de derechos fundamentales,
¿de qué manera se con gura su cualidad de extraordinario como
medio impugnatorio?
- ¿Qué se entiende por resolución denegatoria de protección constitucional,
al ser ella la habilitante de su presentación?
- En este marco, ¿cómo habrá de entenderse un recurso de este tipo
sustentado en la determinación de la responsabilidad del agresor?
- ¿Qué se requiere para que un RAC sea procedente? De esta forma,
- ¿Cómo ayuda a con gurar el verdadero rol asignado al Tribunal
Constitucional (TC)?
- ¿Cuál es el canon de análisis que se requiere para ingresar al fondo del
asunto?

IV. FUNDAMENTOS
1. Antes de resolver el fondo del asunto es necesario determinar la competencia del
TC en los casos de procesos constitucionales de libertad (hábeas corpus, amparo,
hábeas data y cumplimento), toda vez que su o ciosidad sólo será posible
admitirla para determinados supuestos y en especí cas circunstancias.
Sólo concibiendo con claridad estos conceptos será posible establecer si el RAC
interpuesto es pasible de conocimiento por este Colegiado, pues necesita estar
precedido de una resolución denegatoria de protección de derechos fundamentales,
hecho que, además, debe haber quedado acreditado en el transcurso del proceso.

A. La naturaleza del RAC


2. Para lograr tal cometido, es imprescindible, en primer término, que, captando
la idea de lo que signi can los procesos constitucionales de libertad, se pueda
entender qué implica la existencia de medios impugnatorios, con uencia que, en
un ulterior estadio, nos llevará a comprender la idea del RAC.
Sobre esta base se habrá de de nir si el pedido de responsabilidad del agresor es
materia de un RAC, según los parámetros que previamente se hayan establecido.

§1. El RAC en los procesos constitucionales de libertad


3. En un proceso de libertad debe distinguirse cómo el RAC representa una fórmula
especí ca para demostrar la supremacía constitucional, prevista en el artículo
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 197

51º de la Norma Fundamental. Para establecer los principios de la intervención


del TC en los procesos constitucionales de libertad, especialmente en el hábeas
corpus, el cual es materia de la presente demanda, es necesario que se asienten
algunas premisas respecto al RAC.
La Constitución, como norma fundamental y guía primordial del ordenamiento
jurídico, ordena los poderes del Estado y establece los límites del ejercicio
del poder y el ámbito de libertades y derechos fundamentales, así como los
objetivos positivos y las prestaciones que el poder debe cumplir en bene cio
de la comunidad. En virtud del principio de supremacía constitucional, se le
considera como la norma jerárquicamente superior, por encima de las demás
normas que posee el ordenamiento jurídico. Al ser lex superior, de ne el sistema
de fuentes formales del Derecho y aparece como la expresión de una intención
fundacional, con guradora de un sistema entero que en ella se asienta, teniendo
así una pretensión de permanencia.
Basándose en tal aseveración, este Colegiado ha venido a señalar explícitamente,
en la sentencia recaída en el Expediente N.o 0050-2004-PI/TC y otros, que nuestro
sistema jurídico se encuentra sustentado en la supremacía constitucional, además
del principio de su fuerza normativa. Asimismo, y de forma más categórica, se
manifestó en la sentencia del Expediente N.° 0002-2005-PI/TC lo siguiente:
(...) se da contenido a la praxis del Tribunal Constitucional, en la garantía
de las instituciones que subyacen al cuerpo constitucional y en la defensa
extraordinaria de los derechos fundamentales, lo que con gura el parámetro
básico de la labor jurídico-política concreta de la justicia constitucional.
Así, al a rmarse el principio jurídico de la supremacía jurídica y valorativa
constitucional y el rol del Tribunal Constitucional como supremo intérprete,
se ve reforzado el principio político de la soberanía popular, que es la base
material que da impulso al proceso de maduración democrático-constitucional.
En la sentencia recaída en el Expediente N.° 014-2002-AI/TC, también se ha
expresado que:
(...) la Constitución adquiere gran importancia al ser la depositaria de las
aspiraciones del pueblo expresadas por el Poder Constituyente, su contenido
reviste una ‘pretensión más fuerte de validez’, y aspira a tener una permanencia o
duración indeterminada (...). La Constitución es un instrumento jurídico dirigido
a limitar efectivamente el ejercicio de poder, en particular del poder político,
evitando que la concentración del poder político se reúna en un solo detentador,
previendo facultades a órganos constitucionales distintos y garantizando a
través de una lista cerrada o abierta los derechos de las personas.
En el pensamiento estructuralista, dentro de la pirámide normativa, la
Constitución es la norma primordial de la cual depende la validez del orden
jurídico en su conjunto. Su reconocimiento normativo ha supuesto que no tenga
únicamente un carácter declarativo sino, también, una vinculación con carácter
obligatorio sobre los destinatarios. Sobre ella descansa el ordenamiento jurídico;
es por ello que todas las demás normas se deben someter de manera irrestricta a la
Norma Fundamental, además de buscar la salvaguardia superlativa de derechos
fundamentales, como bien se desea lograr a través del RAC.
198 ANEXOS

Merece la pena advertir que el sistema de protección constitucional que ha sido


previsto por nuestro CPCo establece, como parte de su artículo IV del Título
Preliminar, que el control de la constitucionalidad está a cargo tanto del Poder
Judicial como del TC, y ambos deben seguir lo que ha sido señalado por la
Constitución.
4. En este sentido, la protección de ciertos derechos importa la necesidad de una
tutela rápida, ya que la afectación o amenaza comprometen la vigencia de
la integridad del sistema constitucional (cf. artículo III del Título Preliminar
del CPCo). Por ende, en nuestro ordenamiento se ha creído conveniente que sólo
existan dos grados que se encarguen de dictaminar si ha existido violación de
derechos o no, con la salvedad –claro está– del RAC.
No es adecuado para este tipo de situaciones –a n de suprimir las conductas
agraviantes– el prolongado tiempo que normalmente duran los procesos de
carácter ordinario. Es por ello que se requiere de una tutela jurisdiccional de
urgencia, la cual se expresa mediante procesos más breves y e caces. De tal forma
de salvaguardia se pueden señalar dos manifestaciones: la tutela de urgencia cautelar,
dentro de un proceso principal, y que está destinada a impedir que el transcurso del
tiempo convierta en imposible la realización del mandato de la sentencia; y la tutela
de urgencia satisfactiva, que comporta el uso de remediosprocedimentales breves,
bajo el supuesto de la amenaza de un derecho cuya supervivencia depende de la
rapidez con que se brinde la protección jurisdiccional.
Por tanto, los procesos constitucionales de la libertad, previstos por el artículo
200° de la Constitución, están referidos primordialmente a la tutela de urgencia,
ya que buscan proteger, e caz y ágilmente, los derechos que cada una de las
garantías constitucionales tiene como nalidad.
5. El proceso constitucional tiene como objetivo asegurar el funcionamiento adecuado
del orden constitucional y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales, tal
como lo ha previsto el artículo II del Título Preliminar del CPCo, el cual, a la letra,
dice:
Son nes esenciales de los procesos constitucionales garantizar la primacía de
la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales.
D e esta manera, el dis eño del proceso constitucional se orienta a la tutela de dos
distintos tipos de bienes jurídicos: la e cacia de los derechos fundamentales y la
constitucionalidad del derecho objetivo, toda vez que, por su intermedio, se demuestra
la supremacía constitucional. Y es que, gracias a ello, este Colegiado cumple sus
funciones esenciales, tanto reparativas como preventivas (artículo 2° del CPCo).
En el sistema constitucional, cada elemento tiene un espacio determinado, por
lo que no puede salirse de ese lugar sin que el sistema corra peligro de verse
desequilibrado. Por eso, es imprescindible en cada Estado social y democrático
de derecho que los derechos fundamentales tengan el verdadero sitial que les
corresponde, máxime si sólo a partir de ello se podrá validar el precepto medular
recogido en el artículo 1° de la Constitución:
La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el n
supremo de la sociedad y del Estado.
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 199

La perturbación de un derecho fundamental o de una norma constitucional, a través


de su amenaza o directa lesividad, altera el ordenamiento jurídico constitucional;
para que vuelva a funcionar de modo armónico, es necesario reponer la situación
a su estado anterior al de la vulneración o amenaza del orden constitucional. La
reposición al correcto estado anterior puede lograrse a través del RAC. Allí radica
su importancia.

§2. El RAC como medio impugnatorio


6. Sólo entendiendo el verdadero carácter de los procesos constitucionales es posible
determinar que en él se presentan diversos tipos de medios impugnatorios,
aunque básicamente habremos de centrarnos en lo que se conocen como recursos,
descartando para el caso concreto los remedios.
El más clásico de los recursos es aquél por el cual, tras la sentencia de primera
instancia, las partes tienen la posibilidad de apelar la resolución emitida. Pero,
más aún, el constituyente consideró otro adicional para el caso de los procesos
constitucionales de libertad, el cual merece ser entendido como parte de la teoría
de los medios impugnatorios: éste es el RAC.
Este tipo de recurso tiene su fundamento en lo señalado por la Norma Fundamental,
en el inciso 2) del artículo 202°, según el cual es una atribución del TC,
Conocer, en última y de nitiva instancia, las resoluciones denegatorias de
hábeas corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento.
Antes conocido como recurso extraordinario (artículo 41° de la derogada Ley
Orgánica del TC, Ley N.° 26435), el RAC, según lo previsto por el artículo 18°
del CPCo, es presentado de la siguiente manera:
Contra la resolución de segundo grado que declara infundada o improcedente
la demanda, procede recurso de agravio constitucional ante el Tribunal
Constitucional, dentro del plazo de diez días contados desde el día siguiente
de noti cada la resolución. Concedido el recurso, el Presidente de la Sala
remite al Tribunal Constitucional el expediente dentro del plazo máximo de
tres días, más el término de la distancia, bajo responsabilidad.
Una presentación de este tipo se ve complementada por el artículo 20° del mismo
Código, cuando expresa con claridad los plazos para su actuación (veinte días
para los procesos de hábeas corpus, y treinta para el resto).
Entonces, es pertinente que este Colegiado revise algunas de las características
que adquiere el RAC, en tanto se presenta como un recurso de los procesos
constitucionales. El fundamento de la existencia de losrecursos parte de la premisa
de que, en la delicada misión de administrar justicia, no debe descartarse a priori la
existencia del error judicial. La base constitucional de esta aseveración se halla
en el artículo 139°, inciso 6) de la Constitución, que garantiza el acceso de los
justiciables a la pluralidad de grados como garantía de justicia. Asimismo, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos enumera, en su artículo 8°,
las garantías judiciales a las que tiene derecho toda persona, estableciendo, en el
inciso h), el derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior.
200 ANEXOS

7. Al respecto, el TC se ha pronunciado sobre el derecho a la pluralidad de grados


y el derecho al acceso a los recursos, considerándolos como parte de la doctrina
procesal de la naturaleza de los medios impugnatorios. Se ha llegado a establecer,
en la sentencia recaída en el Expediente N.° 604-2001-HC/TC, que
(...) El derecho a la pluralidad de instancias garantiza que los justiciables, en
la sustanciación de un proceso, cualquiera sea su naturaleza, puedan recurrir
las resoluciones judiciales que los afectan ante una autoridad jurisdiccional
superior. En la medida que la Constitución no ha establecido cuáles son esas
instancias, el principio constitucional se satisface estableciendo cuando menos
una doble instancia; y, en esa medida, permitiendo que el justiciable tenga
posibilidad de acceder a ella mediante el ejercicio de un medio impugnatorio.
La Constitución tampoco ha establecido qué tipo de resoluciones pueden
impugnarse. Y aunque el ordinal ‘h’ del artículo 8.2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos haya establecido que la pluralidad de instancias sólo
comprende al ‘fallo’ (...), considera el Tribunal que el derecho a recurrir las
resoluciones judiciales no sólo comprende a las sentencias, sino también a los
autos. Sin embargo, como sucede con todo derecho constitucional, el derecho
de acceso a los medios impugnatorios no es un derecho cuyo ejercicio pueda
considerarse absoluto, pues puede ser objeto de limitaciones, siempre que con
ellas se busque preservar otros derechos, bienes o principios constitucionales,
y que las mismas sean razonables.
La razón de ser de un medio impugnatorio radica en el reconocimiento de la
equivocación humana como accidente posible en el proceso. Ello autoriza la
intervención de un órgano para acordar o reconocer la e cacia de una relación
o situación jurídica. Justamente, en la actuación que le corresponde al TC se
debe advertir cuál es la motivación que amerita su injerencia en la búsqueda de
la supremacía constitucional, siempre en el marco del carácter de los procesos
constitucionales de la libertad.
8. Los recursos, por su naturaleza, pueden tener dos tipos de efectos: los que se
deducen de la simple interposición del recurso, y los que se deducen de la decisión
del medio impugnatorio. En esta última categoría se encuentra el RAC.
Entre los primeros efectos, encontramos que sólo la interposición de los recursos
interrumpe la producción de la cosa juzgada, por lo que la resolución dictada y
sometida a impugnación, no adquiere la calidad de rme. Para profundizar más
en el tema de la cosa juzgada vale citar lo dispuesto por este Tribunal en la sentencia
recaída en el Expediente N° 1279-2003-HC/TC, en el que se estableció que
En nuestro ordenamiento jurídico, una de las garantías de la administración
de justicia consagrada constitucionalmente es la reconocida en el inciso 2) del
artículo 139º de la Carta de 1993, en lo que concierne a la independencia en el
ejercicio de la función jurisdiccional (...).
En consecuencia, lo que se establezca en una sentencia o resolución que ponga n
al proceso debe ser respetado, y no puede ser objeto de nueva revisión, salvo las
excepciones previstas. Asimismo, se debe proteger expresamente el principio de cosa
juzgada, así como el correspondiente a la seguridad jurídica y el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva. El artículo 139.2° de la Constitución estable ce, por ende , que:
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 201

“(..) Ninguna autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano


jurisdiccional ni interferir en el ejercicio de sus funciones. Tampoco puede
dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada,
ni cortar procedimientos en trámite, ni modi car sentencias ni retardar su
ejecución.”
La protección mencionada se concreta en el derecho que corresponde a todo
ciudadano de que las resoluciones judiciales sean ejecutadas o alcancen su plena
e cacia en los propios términos en que fueron dictadas; esto es, respetando la
rmeza e intangibilidad de las situaciones jurídicas allí declaradas. Lo contrario
signi caría desconocer la cosa juzgada material, privando de e cacia al proceso y
lesionando la paz y seguridad jurídicas.
Precisamente en el proceso constitucional, según el artículo 6° del CPCo, sólo
adquiere autoridad de cosa juzgada la decisión nal que verse sobre el fondo de
lo controvertido. Y tal como ya se ha venido señalando, sólo se podrá considerar
nal una decisión cuando se resuelva, inclusive, el RAC, si es que el demandante
interpuso el recurso extraordinario correspondiente. De ello se desprende que no
necesariamente con la resolución de segunda instancia en la vía judicial existirá
cosa juzgada.
9. En el sistema judicial los recursos buscan a corto plazo una revisión de las
cuestiones contenidas en una resolución, que puede ser rme o no, dependiendo
de la naturaleza del recurso y la etapa procesal en que éste se encuentre, así
como un examen de los trámites seguidos por el juzgador para su emisión. La
impugnación tiende a corregir la falibilidad del juzgador y, de esta manera, lograr
la e ciencia del acto jurisdiccional.
Este contenido también debe ser traspolado a una categoría como la del RAC,
pero siempre tomando en cuenta lo que signi ca su introducción a los procesos
constitucionales de libertad. En este esquema, si bien es cierto que un sistema
procesal en el que no se permitiese a cada parte –en el caso de los procesos
constitucionales, demandante o demandado–, recurrir las resoluciones judiciales,
y así resolver las contiendas con tremenda rapidez, sería poco menos que
inconcebible o injusto, no lo es menos que este servicio podría comprometer
drásticamente el propio contenido de las resoluciones, sacri cando la justicia de
la decisión a su prontitud.

B. La nalidad del RAC


10. Habiendo analizado a grandes rasgos lo que signi ca el RAC, corresponde, a
continuación, observar de qué manera ha de lograrse o posibilitarse una verdadera
tutela de derechos fundamentales, máxime si a partir de allí se logrará analizar si
lo solicitado por el recurrente tiene o no sustento constitucional.
Además, cabe la posibilidad de ir de niendo,con la mayor precisión posible, en
qué situaciones se podrá considerar que una resolución judicial es denegatoria
y puede este Colegiado intervenir respecto a un proceso de tutela de libertad.
202 ANEXOS

§1. El RAC como forma de protección superlativa de derechos fundamentales


11. Al haberse postulado en la novísima legislación procesal constitucional la gura
del RAC, se está reconociendo un mecanismo de control del proceso a n de
tutelar en forma sumaria los derechos invocados por los demandantes. Este
recurso circunscribe sus alcances dentro de la clasi cación general de recursos
excepcionales, dado que no puede invocarse libremente y bajo cualquier
presupuesto, sino que la ley procesal constitucional delimita en forma excluyente
las materias en las que procede. Al respecto, es muy claro lo dispuesto por el ya
mencionado artículo 18° del CPCo, pero siempre en el supuesto de protección de
los derechos fundamentales.
En la sentencia recaída en el Expediente N.° 1042-2002–AA/TC, este Tribunal ha
señalado que estos derechos constituyen componentes estructurales básicos del
conjunto del orden jurídico objetivo. Se ha reconocido el concepto de garantías para
referirse a instrumentos adjetivos para hacer efectivos el ejercicio de los derechos
reconocidos, entre los cuales cuenta, en especial, el proceso. Se les ha considerado
como las seguridades jurídico-institucionales que la propia normatividad señala
para posibilitar la vigencia de los derechos y libertades reconocidos u otorgados,
destacando la oponibilidad erga omnes.
No hay que olvidar, además, que el TC, como parte del Estado, también debe
cumplir uno de los deberes primordiales asignados por la Constitución (en su
artículo 44°), cual es garantizar la plena vigencia de los derechos humanos,
función que es congruente con el rol especí co que el artículo 201° de la propia
Norma Fundamental le ha asignado, en tanto órgano de control de la misma.
De lo expuesto, se tiene que en el país el extraordinario RAC concede a este
Colegiado la facultad excepcional de la jurisdicción negativa de la libertad, toda
vez que en ella sí se tiene, bajo las características ya señaladas, la facultad de
la judicial review o derivación judicial de la facultad de control sobre los procesos
constitucionales.
12. En el proceso de tutela de los derechos reconocidos en la Constitución, el TC
adquiere, por medio del RAC, la facultad jurisdiccional para conocer de la
pretensión del proceso por violación de derechos, pero delimitando el derecho
de acción al caso en que la pretensión del recurrente haya sido denegada por el
juzgador de segunda instancia. De ahí la denominación de jurisdicción negativa,
pues sólo procede ante denegatorias de la pretensión. Por ende, es conveniente
ubicar al RAC en su verdadero sentido como recurso.
Los recursos son susceptibles de clasi cación. Según sus efectos, la normatividad
ha reconocido distintos tipos. Aparte de los recursos con efecto no devolutivo (la
tramitación y la resolución corresponde al mismo tribunal que dictó la resolución
que se impugna), con efecto diferido (cuando hay pluralidad de imputados o delitos
o cuando se dicte sobreseimiento o cualquier resolución que ponga n al ejercicio
de la acción penal) y con efecto suspensivo (el tribunal dictará una resolución que
sustitu irá total o parcialmente la resolución recurrida), existen también los que
gozan de efecto devolutivo. En este último supuesto, corresponde resolver al tribunal
jerárquicamente superior del que dictó la sentencia o resolución, por lo que el inferior
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 203

devuelve al ad quem la facultad del fallo para que, en segunda instancia, se encargue
del reexamen y emita decisión nal; por este efecto, la causa se eleva del órgano
judicial que ha conocido (a quo) a uno jerárquicamente superior, lo cual provoca
un lógico cambio de sede que, a consecuencia de la centralizada estructura
jerárquica, ampliará el territorio jurisdiccional del segundo (ad quem). El RAC es
un tipo de esta impugnación, al igual que la apelación, la queja y la casación.
Sin embargo, a colación del caso concreto, es necesario que se realice una
clasi cación que atienda al grado de urgencia y excepcionalidad del proceso, así
como a la naturaleza del derecho a protegerse. De esta forma, se pueden encontrar
los recursos ordinarios, los extraordinarios y los excepcionales, los cuales pasamos a
explicar.

a.) Los recursos ordinarios en el proceso constitucional


Estos recursos son aquellos que no exigen causas especí cas para su admisión
y, además, no limitan los poderes de los tribunales ad quem; es decir, se
protegen normalmente en el proceso y, para su interposición, no necesitan
motivos determinados por ley. Entre ellos encontramos la apelación, la queja y
la reposición.
Respecto a la primera, cabe mencionar que el artículo 18° del CPCo hace
referencia indirecta a la misma cuando señala que el RAC procede ‘contra
la resolución de segundo grado’. Más claro aún resulta lo dispuesto por el
artículo 35° respecto al hábeas corpus y el artículo 57° respecto al amparo (y
por supletoriedad, al cumplimiento y al hábeas data), en los cuales se resalta la
existencia de apelación en estos procesos, siempre y cuando sea realizado en
el plazo previsto.
El recurso de queja también se encuentra previsto en el CPCo. Especí camente,
en el artículo 19° se desarrolla la posibilidad de presentar este recurso contra la
resolución denegatoria del RAC.

b.) Los recursos extraordinarios en el proceso constitucional


Frente a los ordinarios, los recursos extraordinarios son aquéllos que exigen
motivos taxativos para su interposición. Limitan las facultades del tribunal ad
quem. Proceden sólo terminado el trámite ordinario y contra determinadas
resoluciones.
El ejemplo más claro de esto es el recurso de casación, que procede únicamente
en caso de vicios procedimentales y que comportan un cierto razonamiento de
margen procesal civil, en el análisis de errores de derecho material sustantivo
o formal procesal. Según el artículo 384° del Código Procesal Civil, la casación
tiene por nes esenciales la correcta aplicación e interpretación del derecho
objetivo y la uni cación de la jurisprudencia emitida por la Corte Suprema.
Regresando al proceso constitucional, el único recurso que reúne esta cualidad
es el RAC, puesto que no procede contra cualquier resolución; vale decir, tan
solo procede cuando existe una denegatoria en segunda instancia. Únicamente
el demandante puede llegar al grado constitucional, nunca del demandado.
204 ANEXOS

Por tal razón, no es ilógico que en el pasado se haya llamado ‘recurso


extraordinario’ al RAC, toda vez que ésta es su naturaleza, aunque ahora se
le ha dotado de una denominación especí ca, lo cual con gura un importante
avance normativo.

c.) Los recursos excepcionales en el proceso constitucional


Por último, se encuentran los recursos excepcionales; es decir, aquellos que se
interponen contra resoluciones judiciales rmes y con calidad de cosa juzgada.
La doctrina reconoce al recurso de revisión como uno de los pocos en esta
categoría, ya que la naturaleza de este medio es la de no cuestionar la validez
de las sentencias, sino examinar las circunstancias que no han sido tomadas
en cuenta por el juzgador, y ver si a raíz de éstas la sentencia debe rescindirse
por ser mani estamente injusta, dando lugar, por consiguiente, a una revisión
independiente al proceso, cuya nalidad es rescindir sentencias condenatorias
rmes e injustas.
Por suparte, enel proceso constitucional, sibien no existe un recurso excepcional
propiamente dicho, por la imposibilidad de impugnar las resoluciones de este
Colegiado, el CPCo ha señalado en el artículo 121° que en el plazo de dos días,
a contar desde su noti cación o publicación tratándose de las resoluciones
básicamente recaídas en los procesos de inconstitucionalidad, el Tribunal, ya
sea de o cio o a instancia de parte, puede aclarar algún concepto o subsanar
cualquier error material u omisión en que hubiese incurrido. Por ende, contra
las resoluciones emitidas en el TC sólo caben aclaraciones o subsanaciones,
pero no posibilidad de revisión alguna.

§2. El RAC ante la resolución denegatoria judicial


13. Tomando en cuenta la atribución asignada al TC respecto al RAC, también es
importante rescatar cómo ello se conjuga con la nalidad concreta que tiene
este medio impugnatorio. Una impugnación signi ca una alerta o un instante
de re exión frente al impulso de la rapidez de quien resuelve en las primeras
instancias, que nos permita recordar que ello constituye el precio que los
ciudadanos deben pagar por la custodia de sus derechos y deberes.
En todos los casos siempre cabe reclamar, como medida de garantía del derecho
del individuo y de respeto al derecho en sí; la vía impugnativa esté siempre abierta
y regulada e cazmente, a n de garantizar los derechos que están en juego en el
proceso, tema que adquiere una relevancia inusitada para el caso de los derechos
fundamentales y su protección a través de los procesos constitucionales.
La naturaleza de los recursos –y, dentro de ellos, no puede obviarse el RAC– es
impugnar una sentencia o una resolución judicial que, o bien es gravosa para una
parte, o bien no se ajusta a normas procesales. Como fundamentos de los medios
de impugnación se tiene que éstos sirven para recurrir el error de las resoluciones
judiciales, si lo que se intenta en este caso es que el órgano judicial pueda
reconsiderar su decisión (los defectos que se denuncian pueden consistir en vicios
de la actividad procesal o un error de juicio; vale decir, una torcida interpretación
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 205

de una voluntad abstracta de la ley existente), o atender, no tanto al error de las


resoluciones judiciales, sino al gravamen que provoca la resolución judicial.
14. El artículo 18° del CPCo desarrolla la gura del RAC, estatuyéndolo como un
recurso impugnativo que requiere de causales especí cas para su interposición.
De otro lado, para los supuestos en los que se deniegue el RAC, el propio CPCo,
en su artículo 19°, establece el recurso de queja, que, según ya fue explicado,
es una forma de recurso ordinario. Es necesario señalar que la posibilidad de
interposición de un recurso de queja frente a la denegatoria del RAC implica
la predictibilidad de los supuestos de denegatoria de dicho recurso, y ello es lo
que está buscando a través de la presente resolución.
No es posible, entonces, aceptar el RAC ni desarrollarlo si previamente no se
determina con precisión qué se entiende por una resolución que no protege
adecuadamente derechos fundamentales.
15. El constitucionalismo contemporáneo se ha caracterizado por la voluntad de
atribuirle una efectiva fuerza normativa a los derechos y libertades reconocidos
en las Normas Constitucionales. La concepción de los derechos fundamentales
determina, de este modo, la propia signi cación del poder público, al existir una
íntima relación entre el papel asignado a tales derechos y el modo de organizar y
ejercer las funciones estatales. Sólo con gurando correctamente el RAC es que los
derechos fundamentales actuarán legitimando, creando y manteniendo consenso,
siempre en la búsqueda de la libertad individual y limitando el poder estatal.
El TC ha ido determinando con claridad hasta dónde puede llegar la elucidación
de aspectos y materias de un RAC, por lo que es necesario examinar la línea
jurisprudencial seguida hasta el momento. Este Colegiado considera que el RAC
ha servido, entre otras cosas, para lo siguiente:

a.) Determinación de la tutela objetiva de derechos


Un tema como éste puede observarse en la sentencia del Expediente N.° 603-
2004-AA/TC, referido a un proceso constitucional iniciado por la gerente del
Grifo Ferraro frente a la Municipalidad Distrital de Bellavista, y que versa
sobre la comisión de un supuesto abuso realizado a través de una resolución
de Alcaldía que daba por nalizado un procedimiento coactivo en contra de la
reclamante. Durante el curso del proceso constitucional, la demandada señaló
que carecía de objeto pronunciarse, pues ella misma había dejado sin efecto
la resolución cuestionada, y había ordenado suspender tal procedimiento.
Por tal razón, el juzgador de primera instancia declaró improcedente la
demanda, por sustracción de la materia. Sin embargo, tras la interposición de
una apelación por parte de la recurrente, sorpresivamente la municipalidad
encausada consumó la ejecución coactiva, con el cierre del local, retiro,
demolición y erradicación del grifo. El ad quem con rmó la recurrida, pero
no por sustracción de la materia, sino porque estimaba que no era posible
suspender un procedimiento ya concluido.
Ante ello, este Colegiado consideró pertinente utilizar, para resolver el caso, lo
dispuesto en el artículo 1° del CPCo, que en su tenor señala que
206 ANEXOS

(...) Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza


por decisión voluntaria del agresor, o si ella deviene en irreparable, el
Juez, atendiendo al agravio producido, declarará fundada la demanda
precisando los alcances de su decisión, disponiendo que el emplazado no
vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la interposición
de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le aplicarán las
medidas coercitivas previstas en el artículo 22 del presente Código, sin
perjuicio de la responsabilidad penal que corresponda.
En tal sentido, el Tribunal consideró que la demandada, con su actuar, se
encontraba evitando un pronunciamiento en contra de sus intereses, razón por
lo cual declaró fundada la demanda y remitió copia de lo actuado al Ministerio
Público para determinar la responsabilidad penal del agresor. Se sustentó la
decisión, tal como se presenta en el fundamento 3.c de la sentencia, en que
(...) el hecho de que la demandada haya utilizado un argumento efectista
con el objeto de obtener un resultado determinado por parte de la jurisdicción,
para posteriormente y de motu proprio variar las circunstancias y enervar su
propio argumento, con el propósito de perjudicar de modo permanente a la
parte demandante, representa un acto procesal absolutamente deslea l, sobre
todo para con la administración de Justicia Constitucional, que ha con ado
preliminarmente en la buena fe y supuesta voluntad de retractación de
la demandada. Es evidente, por otra parte, que de no haberse utilizado
tal argumento, el resultado a nivel de primera instancia, cualquiera que
hubiese sido su sentido, habría sido uno distinto a la declaratoria de
sustracción de materia por cese de la afectación, debido a la necesidad en
la que habría estado el juzgador constitucional de pronunciarse sobre el
tema de fondo, es decir, determinar si hubo, o no, violación o amenaza de
violación de los derechos constitucionales reclamados (...).
Aparte de este caso, en otro (sentencia emitida en el Expediente N.° 351-96-
HC/TC, S-161), se llegó a determinar que en una extradición que ya había
concluido, también era pertinente dejar establecidas algunas reglas claras
respecto al accionar de parte de las autoridades durante el trámite de la misma.
Así, en el fallo se señaló que, si bien carecía objeto pronunciar sentencia sobre
el fondo,
(...) no puede soslayarse el hecho de que concluida la etapa preliminar
de extradicción con el pronunciamiento del juez penal, su prosecución
en otros niveles burocráticos resulta alarmantemente prolongada,
máxime si un procesado o imputado goza de la universal presunción de
inocencia, y siendo la libertad uno de los más preciados valores del ser
humano, su limitación, pese a fundadas razones de orden legal, implica,
particularmente en este caso, cuando menos, una falta de sindéresis
funcional que obliga a este Colegiado a exhortar a los Poderes Judicial
y Ejecutivo, en su caso, para que no sólo prioricen la atención de casos
análogos con la celeridad debida, sin perjuicio de desarrollar –de no
existir la infraestructura indispensable que permita custodiar a los
extraditables durante su arresto o detención preventiva– un régimen
apropiado a su dignidad personal, bajo la glosada presunción de
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 207

inocencia; Que, igualmente, tampoco puede este Tribunal Constitucional


dejar de pronunciarse sobre la precaria salud de la accionante, aspecto
que, al parecer, no ha merecido la inmediata aplicación de o cio de las
previsiones contempladas por el Código de Ejecución Penal sobre el
particular, presunción que, de ser cierta, hace indispensable recomendar
al Instituto Nacional Penitenciario (INPE) subsane las omisiones en que se
habría incurrido, sin perjuicio de que los Poderes del Estado adopten las
medidas legislativas y procedimentales que eviten dilatadas e innecesarias
detenciones que resultan realmente clamorosas e incompatibles con la
penología moderna y los derechos humanos.
Entonces, por más sustracción de la materia que exista, y por más imposible
que resulte cautelar la tutela subjetiva de los derechos de una persona, igual se
puede, vía el RAC,proteger la e cacia y respeto de losderechos fundamentales,
situación coincidente con el n que este recurso posee.

b.) Establecimiento de los efectos de la protección subjetiva de derechos


Un aspecto especial de este tipo de proceso se puede encontrar en el
paradigmático caso de la sentencia recaída en el Expediente N.° 2694-2004-
AA/TC, promovida por José Silva Vallejo y dirigida contra el Consejo
Nacional de la Magistratura, con el objeto de que se declaren nulos y sin
efecto legal los acuerdos adoptados en contra de su persona. El a quo resolvió
declarando fundada la demanda en lo referido a que la decisión de destitución
no fue adoptada por mayoría simple (cuatro votos de los seis miembros que
ingresaron al pleno, sino que lo que se produjo fue un empate, dado que
tres votos se pronunciaron por la no destitución y tres por la destitución) e
infundada la demanda en el extremo del pago de remuneraciones dejadas de
percibir. Por su parte, el juzgador de segunda instancia consideró pertinente
reclamar de la demandada que realice un nuevo pronunciamiento.
Aparte del tema de las remuneraciones, y he aquí lo importante en la presente
demanda, el recurrente en su RAC critica la decisión jurisdiccional respecto a
que sea el propio Consejo el que deba resolver nuevamente. Es decir, pese a
que se declaró fundada la demanda en ese aspecto, el reclamante consideró
preciso acudir al RAC pues las consecuencias de dicho fallo no se condecían, a
su entender, con la protección efectiva de sus derechos fundamentales.
Ante ello, el TC consideró pertinente aceptar la reclamación realizada, pero
decidió declararla infundada, bajo el argumento expuesto en el fundamento 9:
(...) este Colegiado no encuentra incongruencia entre la reposición y el
mandato de que el CNM emita un nuevo pronunciamiento conforme al
artículo 40 de la Ley N.° 26397 y las normas reglamentarias, por cuanto,
con este mandato, la recurrida ha cumplido con la nalidad del proceso de
amparo y no ha lesionado derecho constitucional alguno del recurrente.
Este Tribunal Constitucional, estima que la recurrida ha efectuado una
adecuada ponderación entre el derecho constitucional al debido proceso
del demandante y la función disciplinaria que compete al CNM a que se
re ere el artículo 154° incisos 2 y 3 de la Constitución.
208 ANEXOS

De lo expuesto, y pese a que en el caso concreto no se le dio la razón al


demandante, se desprende el hecho de que los efectos de una sentencia
declarada fundada pueden terminar siendo inapropiados para la protección
de los derechos fundamentales, y como el RAC busca tutelarlos en forma
superlativa, sí cabe su formulación si es presentada y argumentada de forma
razonable. Entonces, si el actor alega la incongruencia entre la declaratoria de
fundada y las consecuencias de la misma, tiene claramente expedito el camino
de este medio impugnativo.

c.) Decisión respecto a las excepciones deducidas


En diversos procesos que han llegado a este Tribunal, el RAC ha sido
postulado en virtud de la denegatoria por parte de la judicatura ordinaria de
la procedencia de la demanda, toda vez que la demanda planteada tenía un
vicio de caducidad. El caso policial ha sido el más llamativo al respecto. En
sentencias de expedientes como los N.° 0079-2005-PA/TC, N.° 1623-2004-AA/
TC o N.° 1098-2004-AA/TC, este Colegiado ha llegado a ingresar a analizar,
en virtud de un RAC, lo referido a esta causal de procedencia. Es decir, no
se llegó a centrar el estudio de la cuestión especí camente en la protección
de un derecho fundamental, sino más bien se consideró pertinente resolverlo
respecto a una excepción deducida.
La caducidad planteada (entendida como prescripción, según lo establecido
en la sentencia del Expediente N.° 1049-2003-AA/TC, y claramente decretado
para el amparo, el hábeas data y el cumplimiento en el artículo 44° del CPCo)
está referida al plazo existente para interponer la demanda desde el momento
en que el afectado toma conocimiento del acto lesivo. Con respecto al momento
de que debe ser resuelta una excepción, el artículo 10° del CPCo ha sido muy
explícito en señalar que es en la sentencia.
Ante ello, sólo cabe mencionar que este Colegiado considera que una lectura
amplia y desventajosa de una excepción por parte de los juzgadores de
primera y segunda instancias sí puede terminar vulnerando los derechos
de las personas que acuden a los procesos constitucionales. Por ello, queda
claramente habilitada la vía del RAC para solicitar la protección en este
supuesto.
Ahora bien, si la sentencia de segunda instancia es declarada infundada o
improcedente peropor una materiadistinta a la de la excepción,y por talmotivo
llega a este Colegiado, igualmente se puede declarar fundada la excepción de
prescripción, porque sólo así se estará protegiendo objetivamente el orden
constitucional, por más que ella no haya sido planteada por el recurrente sino
más bien por el demandado. Lo contrario signi caría desconocer el substrato
de justicia en la labor de nuestra institución.

d.) Posibilidad de realizarse pagos accesorios


Sobre la base de la sentencia recaída en el Expediente N.° 0065-2002-AA/TC,
se ha señalado que los pagos pensionarios se realizan no sólo sobre la base del
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 209

monto de la jubilación correspondiente, sino que, además, pueden incluir los


reintegros e intereses.
Sin embargo, en algunos casos, comolo sucedido en la sentencia del Expediente
N.° 1793-2002-AA/TC, el juzgador de segunda instancia declaró fundada la
demanda en lo relativo al pago de una boni cación especial (sobre la base del
Decreto de Urgencia N.° 011-99), pero improcedente respecto a los devengados
solicitados. Frente a ello, el recurrente presentó un recurso extraordinario
solicitando exclusivamente el reembolso de tales devengados. Ante ello, el TC,
reconociendo explícitamente el carácter accesorio de tal pedido, resolvió en el
fundamento 2 que:
(...) habiendo la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima
expedido sentencia estimatoria amparando la pretensión principal del
demandante, corresponde que se le abonen los devengados que reclama.
Es decir, declarando fundada la demanda en dicho extremo, se ha llegado a
reconocer la posibilidad de ser analizadas a través de un RAC, materias que
aparecen como accesorias a una pretensión principal.
Signi cativa es también la sentencia emitida en el Expediente N.° 2057-2003-
AA/TC, en la cual el accionante solicitó exclusivamente en la demanda el
pago de reintegros e intereses devengados. Ante ello, los juzgadores de los dos
grados judiciales declararon improcedente el pedido. No obstante, siguiendo
la jurisprudencia ya mencionada, este Colegiado declaró fundada la demanda,
y ordenó el pago correspondiente.
Como se puede observar, el pago de reintegros e intereses fueron considerados
por el TC como una materia que merecía protección, a la luz de los artículos
10° y 11° de la Norma Fundamental. Esto equivale a señalar que sólo con tales
pagos complementarios se podrá proteger integral y correctamente el derecho
fundamental a la pensión.
Sin embargo, en la actualidad, este Colegiado ha venido a estipular en el
fundamento 37.g de la sentencia del Expediente N.° 1417-2005-AA/TC, que
Debido a que las disposiciones legales referidas al reajuste pensionario o a la
estipulación de un concreto tope máximo a las pensiones, no se encuentran
relacionadas a aspectos constitucionales directamente protegidos por el
contenido esencial del derecho fundamental a la pensión, prima facie, las
pretensiones relacionadas a dichos asuntos deben ser ventiladas en la vía
judicial ordinaria.
De ello se desprende que, en la actualidad, la protección constitucional
de intereses y reintegros ya no serán materia de control constitucional
concentrado, sino que serán derivados a vías igualmente satisfactorias para la
persona. Por lo tanto, tampoco podrán ser ya materia de un RAC, pese a que
en el pasado sí lo eran.

e.) Distinción de los alcances de la sentencia declarada fundada


Según el artículo 20° del CPCo, el pronunciamiento de este Colegiado sobre el
recurso interpuesto tendrá dos consecuencias distintas, hecho que redundará
en la viabilidad del RAC: si el Tribunal considera que la resolución impugnada
210 ANEXOS

ha sido expedida incurriéndose en un vicio del proceso que ha afectado el


sentido de la decisión, la anulará y ordenará se reponga el trámite al estado
inmediato anterior a la ocurrencia del vicio; y, si el vicio incurrido sólo alcanza
a la resolución impugnada, el Tribunal la revocará y procederá a pronunciarse
por el fondo.
Con respecto a ello, debe jarse con claridad cuál es la línea jurisprudencial
que se debe seguir. El caso se re ere a la denegatoria del recurso por causa
de vicio procesal por haber sido interpuesto por un abogado que no tenía
la representación de los demandantes; es decir, que no fue éste el que rmó
la demanda. Corresponde, entonces, uni car la jurisprudencia, léase, dejar
sentado cuáles son los efectos de la declaración de denegatoria del RAC. El
fallo adecuado es el que prescribe lo siguiente:
Declarar NULO el concesorio del recurso extraordinario, de fojas
xxx, IMPROCEDENTE el recurso extraordinario, NULA la sentencia
de fojas xxx y NULO todo lo actuado desde fojas xxx y que se reponga la
causa al estado anterior al vicio procesal.
Esta es la solución que ha sido adoptada en las resoluciones de los Expedientes
N° 2558-2004-AC/TC, N° 4396-2004-AA/TC, N° 2595-2004-AC/TC, entre
otras.
Sin embargo, en otros casos similares, se ha resuelto de una forma distinta.
En algunos casos se declaró subsistente la sentencia recurrida pero nulo el
concesorio, tal como puede observarse en las resoluciones de los Expedientes
N.° 1948-2004-AC/TC, N.° 2376-2004-AC/TC, N.° 2113-2004-AC/TC, N.°
2094-2004-AC/TC, N.° 2178-2004-AC/TC, N.° 2472-2004-AC/TC y N.°
2634-2004-AC/TC. En otros casos, lo que se ordena es que, antes de declarar
rmes las resoluciones judiciales, se remitan los autos a la Corte Superior
correspondiente, según se puede revisar en las resoluciones de los Expedientes
N.° 2027-2004-AC/TC y N.° 2475-2004-AC/TC.
16. Queda claro entonces que el RAC ha ido asumiendo algunos caracteres jados
con propiedad por este Colegiado, los cuales llegan a con gurar aún mejor la
naturaleza de este tipo de recurso. Sólo reconociendo sus cualidades privativas
se podrá hacer una defensa apropiada de los derechos fundamentales de las
personas, pues cuando una resolución de segunda instancia impide una adecuada
protección, el TC deberá intervenir para determinar si puede lograr la apropiada
y oportuna salvaguardia.
Esto es lo que se busca insistir con la existencia del RAC, toda vez que con los
supuestos antes explicados se puede conseguir la búsqueda real de protección de los
derechos fundamentales. Ahora bien, es necesario determinar cómo, en este marco
explicativo, se inserta la alegada determinación de la responsabilidad del agresor.

§3. El RAC y la determinación de la responsabilidad del agresor


17. El recurrente considera viable su RAC tomando en cuenta, según lo expresa a
fojas 105 del Expediente, que el juez involucrado en la demanda pretendió
someterlo
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 211

(...) a procedimientos distintos a los establecidos en la ley, e incluso violentó el


principio de legalidad procesal penal, conducta procesal que fuera realizada
con conocimiento y voluntad de CAUSARME PERJUICIO.
De ello se desprende que el actor no se encuentra de acuerdo con la sentencia
apelada, en el extremo que exime de responsabilidad al juez demandado en el
hábeas corpus, magistrado del Cuadragésimo Juzgado Penal de Lima, don Manuel
Iván Miranda Alcántara. Mani esta que corresponde que este Colegiado proceda
de acuerdo al artículo 8° del CPCo, referido a la responsabilidad del agresor.
18. El proceso que amerita la presentación del hábeas corpus incluye un incidente
de excepción de prescripción (mostrado a fojas 29 del Expediente), de cuya
tramitación se desprende claramente la vulneración de los derechos alegados,
por cuanto dicha excepción fue interpuesta con fecha 20 de octubre de 2003, y
admitida a trámite cuatro día después. Luego de ello el juez emplazado, con fecha
5 de febrero de 2004, dispuso que se deje en su despacho para resolver; pero no
cumplió con remitir inmediatamente a la vista del scal el cuaderno incidental,
para que se emita un dictamen previo sobre la excepción deducida, lo que no se
cumplió, atentándose así contra lo dispuesto, contrario sensu, en el artículo 5° del
Decreto Legislativo N.° 124.
Sobre esta base, el juez de primera instancia declaró fundada la demanda de hábeas
corpus, señalando claramente en la parte considerativa (fojas 50 del Expediente)
que
(...) no se advierte en la conducta del magistrado accionado, una conducta
dolosa de perjudicar al accionante (...), sino una interpretación equívoca
de las normas procesales, que puede apreciarse desde una óptica
constitucional garantista (...).
A esta misma conclusión llega el ad quem. Justamente, la determinación a la que
llegan ambos juzgadores es la que merece la crítica de parte del recurrente a través
del RAC. Pero, sobre la base de los argumentos vertidos a lo largo de la presente
sentencia, es necesario determinar si es factible que a través de este recurso
extraordinario se pueda solicitar la responsabilidad del agresor.
19. Según el artículo 8° del CPCo,
Cuando existacausa probable dela comisión deun delito, elJuez, en lasentencia
que declara fundada la demanda en los procesos tratados en el presente título,
dispondrá la remisión de los actuados al Fiscal Penal que corresponda para los
nes pertinentes. Esto ocurrirá, inclusive, cuando se declare la sustracción de
la pretensión y sus efectos, o cuando la violación del derecho constitucional
haya devenido en irreparable, si el Juez así lo considera (...).
Diversa jurisprudencia de este Colegiado ha hecho mención a la determinación
de la responsabilidad del agresor (aparte de la norma mencionada, también se
utilizaba la previsión existente en el derogado artículo 11° de la Ley N.° 23506),
gura que ha versado sobre diversos temas. Entre ellos se pueden encontrar
algunos referidos al hábeas corpus, como puede ser lo estipulado cuando se
producía la arbitraria negativa judicial de la excarcelación de una persona,
supuesto que se puede encontrar en las sentencias de los Expedientes N.° 1093-
212 ANEXOS

2000-HC/TC, N.° 601-2003-HC/TC o N.° 702-2000-HC/TC.


Pero, ¿qué se está buscando exactamente con la aplicación del artículo 8°
del CPCo? Según la sentencia emitida en el Expediente N.° 2366-2004-AA/TC,
referida a un amparo contra una resolución del Jurado Nacional de Elecciones, y
cuya resolución nal concluía en una sustracción de la materia, la responsabilidad
del agresor puede ser aplicada
(...) a n de que puedan deslindarse, en la vía correspondiente, las
responsabilidades a que hubiere lugar.
Por consiguiente, esclaro que este Colegiado utiliza la gurade la responsabilidad
del agresor para, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 159°, inciso 1) de la
Constitución (función scal de promoción de la acción judicial), determinar si
es que se logra establecer un nexo causal entre los hechos investigados en sede
constitucional y la comisión de un delito. No es que el TC considere la existencia
de responsabilidad penal del investigado, sino tan sólo estima pertinente que el
accionar del demandado sea analizado a la luz de la legislación penal.
Es más, así la sentencia en el proceso constitucional no determine la utilización del
artículo 8° del CPCo, el afectado con la conducta antijurídica de un demandado,
tiene el camino libre para iniciar las acciones penales que considere. Asimismo, la
investigación scal también puede ser realizada de o cio.
El análisis que se realice en sede penal es independiente del efectuado en el
ámbito constitucional, aunque los hechos ya establecidos no podrán ser objeto
de cuestionamiento y serán una prueba válida de la posible responsabilidad del
agresor.
20. Después de una extendida explicación de lo que signi ca el RAC, sólo queda
determinar si lo recientemente desarrollado respecto a la responsabilidad del
agresor contribuye, o no, a una protección superlativa de derechos fundamentales.
Consideramos que permitir o posibilitar que cualquier persona acuda a este
Colegiado para solicitar la aplicación del artículo 8° del CPCo no tiene relación
alguna con lo que se busca con el RAC. Con la salvedad de los supuestos
jurisprudenciales explicados supra, sólo es pertinente la utilización del RAC con
el n de atacar una resolución que sea propiamente denegatoria de protección de
derechos fundamentales (infundada o improcedente) y, en el caso concreto, de la
libertad personal.
Como ya se señaló, en el caso de autos la sentencia de segunda instancia declaró
fundada la demanda interpuesta, consiguiendo con ello la salvaguardia real de
los derechos del demandante.
Por eso, no es aceptable que el RAC, como bien está expresado en fojas 103 del
Expediente, sea dirigido
(...) sólo contra el extremo de la Resolución Judicial N.° 401, de fecha 21-02-2005
referida a que se le exime de responsabilidad al magistrado del cuadragésimo
juzgado penal de Lima (...).
En realidad, lo que se está solicitando es que un recurso extraordinario sea
utilizado para otorgar una medida accesoria al pedido original que ya fue resuelto
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 213

favorablemente para el accionante; más aún si lo que se pretende no tiene relación


alguna con una protección superlativa de derechos fundamentales.
Asumiendo que no debe admitirse en un Estado social y democrático de derecho
el abuso de derecho, según lo proscribe el artículo 103° de la Constitución, el
recurso planteado no puede ser otra cosa que declarado improcedente. Es más,
en próximas oportunidades, los juzgadores de segunda instancia no deberán
siquiera admitir un pedido como el realizado en el presente RAC.

C. La procedencia del RAC


21. Tomando en consideración los criterios vertidos a lo largo de la presente sentencia,
es imperativo para este Colegiado ir determinando la forma en que habrá de
intervenir en el futuro respecto a los RAC que lleguen hasta esta sede.
Como se ha llegado a señalar, los procesos constitucionales tienen como
nalidad, tal y como lo establecen el artículo II del Título Preliminar y el artículo
1° del CPCo, proteger la vigencia efectiva de los derechos constitucionales y
garantizar la primacía de la Constitución. Por tal motivo, constituyen deberes
de los jueces (artículos III, V y VIII del Título Preliminar del CPCo) adecuar la
exigencia de las formalidades previstas en este Código al logro de los nes de los
procesos constitucionales, optar –en los supuestos de duda– por la protección de
los derechos fundamentales y aplicar el derecho que corresponda aunque no haya
sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente.
En tal orden de ideas, este Colegiado ha de adecuar su accionar a las pautas
que se han ido vertiendo a lo largo de esta sentencia, con el n de que la justicia
constitucional sea más adecuada, rápida y oportuna. Cabe resaltar que la carga
procesal del TC ha ido en aumento de manera desmesurada desde su creación:
de los mil doscientos veintiocho RAC ingresados en 1996, se ha llegado a diez
mil ochocientos dieciséis en el año 2005. Con esta cantidad de expedientes por
resolver, cada vez es más complicado brindar a la población una justicia que
pueda considerarse de calidad, objetivo nal de nuestra institución.

§1. El RAC y el funcionamiento del TC


22. Dentro del esquema que se ha ido presentando, este Colegiado, en tanto
órgano constitucional, posee una autonomía procesal que le permite tener
libertad para con gurar el proceso constitucional en aquellos aspectos que no
hayan sido intencionalmente regulados por el legislador y que sean necesarios
para la adecuada realización de las funciones que le han sido atribuidas por la
Constitución y su Ley Orgánica.
En el presente caso, corresponde ir determinando cuáles son las condiciones
de procedencia de los RAC, las cuales deben verse re ejadas en cambios en el
Reglamento Normativo, Resolución Administrativa N.º 095-2004-P/TC. Se
implementarán las disposiciones que no vulneran los principios procesales
generales que se desprenden de la Constitución, del CPCo y de su ley orgánica;
y se procederá a regular la forma en que debe organizarse esta sede con la
214 ANEXOS

nalidad de llevar a cabo, de manera más efectiva, su función de control de la


constitucionalidad y protección de los derechos fundamentales.
23. Para cumplir tal nalidad, el TC no puede ser considerado como un ente
reconocido en la Norma Fundamental, aislado y separado del resto de poderes
públicos y de la con guración del Estado. La justicia que imparte el TC no sólo
debe ser analizada desde un plano teórico, sino fundamentalmente exige una
aproximación a la práctica de la vida real, al impacto real de sus sentencias en el
ámbito social y a las expectativas de los individuos con respecto a los roles que
se le ha asignado, en el marco del Estado democrático y social de derecho, como
garante y supremo intérprete de la Constitución.
La actividad del órgano de justicia constitucional no es libre ni arbitraria, sino
que está sometida a la Constitución, y es imputable a ella. Es una actividad que
debe desenvolverse en el marco de un proceso de interpretación de la norma
básica, abierto en el transcurso del tiempo, y con efectos paci cadores del
ordenamiento jurídico. La libertad de actuación del juez constitucional no debe
verse arbitrariamente expandida ni ser utilizada irrazonablemente como canon
de interferencia en organismos constitucionales autónomos. Por lo tanto, debe
quedar claro que una sentencia como la que se está emitiendo debe estar sometida
a los límites razonables y proporcionales que la propia naturaleza de las cosas,
previstas en la Constitución, impongan. Todo esto representa una exigencia del
pluralismo y los valores democráticos, y la principal garantía del pleno goce
y ejercicio de los derechos fundamentales, y hacia ello debe dirigirse el nuevo
sentido otorgado al RAC.
Para ello, la Constitución debe ser entendida, a la vez, como un documento
jurídico, político, económico, cultural y social, y, en esa medida, está íntimamente
ligada a la realidad misma, de donde emerge y se retroalimenta. Por tal razón, en
el fundamento 9 de la sentencia del Expediente N.° 0020-2003-AI/TC, se establece
que
(...) esta integración de la realidad a la norma constitucional se logra mediante la
interpretación que efectúa el Tribunal Constitucional en cada caso particular, y
cuyo propósito es que se respete la unidad o núcleo de la Constitución vigente
en el tiempo.
Siguiendo esta lógica limitativa de su actuación, este Colegiado ya ha venido
señalando, como lo muestra el fundamento 1.a de la sentencia del Expediente N.°
2409-2002-AA/TC, que
(...) a diferencia de la actividad jurisdiccional efectuada en sede judicial, el
Tribunal Constitucional tiene como tareas la racionalización del ejercicio del
poder, el cual se expresa enlos actos de losoperadores del Estado, elmismo que
debe encontrarse conforme con las asignaciones competenciales establecidas
por la Constitución (...). Es evidente que el Tribunal Constitucional, por su
condición de ente guardián y supremo intérprete de la Constitución, y
mediante la acción hermenéutica e integradora de ella, se encarga de declarar
y establecer los contenidos de los valores, principios y normas consignados
en el corpusconstitucional. En ese orden de ideas, el Tribunal Constitucional,
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 215

en cuanto Poder Constituyente Constituido, se encarga de resguardar la


sujeción del ejercicio del poder estatal al plexo del sistema constitucional,
la supremacía del texto constitucional y la vigencia plena e irrestricta de los
derechos esenciales de la persona. De ahí que formen parte de su accionar, la
defensa in toto de la Constitución y de los derechos humanos ante cualquier
forma de abuso y arbitrariedad estatal.
Ello porque, si bien la Constitución nace en un momento especí co por voluntad
del constituyente, mantiene su vigencia a través de su conexión con el contexto
socio-político, lo cual quiere decir que una Constitución será actual en tanto sirva
de cauce para que los hechos mutables en la historia se vayan adaptando a ella y
ésta logre incorporarlos.
Por ende, este Colegiado considera que el RAC debe signi car una forma no
exactamente de restringir arbitrariamente las prerrogativas de intervenir en
ciertos procesos constitucionales de la libertad, sino más bien de compatibilizar
correctamente las atribuciones constitucionales y un efectivo resguardo de los
derechos de la población.
24. Hasta aquí, es posible a rmar que, con la nalidad de lograr un óptimo
funcionamiento del servicio de justicia constitucional, antes que efectuar una
reducción de las causas que lleguen al TC, es necesario realizar su reestructuración
funcional, con la nalidad de que pueda ejercer su actividad de manera más
e caz.
Para conseguir un objetivo tan ambicioso es necesario recurrir a experiencias
comparadas (básicamente, estadounidenses, hispanas y germánicas), y, tomando
en cuenta sus principales aportes, conjugados con las características propias de
nuestro sistema constitucional de protección de derechos, presentar un modelo lo
más acorde posible con las necesidades de la justicia constitucional en el país.

a) Corte Suprema estadounidense


En los Estados Unidos de América se ha venido a proponer la gura del
‘writ of certiorary’, a través de la cual la Corte Suprema tiene la capacidad de
‘escoger’ las causas que llegan a su conocimiento y, lógicamente, evitar las
que, a su entender, no corresponden a su magistratura. La implementación
de esta gura se produjo a partir de 1925, cuando el Judiciary Act introdujo tal
mecanismo con el n de rechazar casos, al considerar que no existen razones
especiales y de importancia para distraer su tiempo en su resolución.
Dado que las cuestiones constitucionales son altamente controvertidas, dicho
tribunal sólo se considera en aptitud para resolverlas cuando se encuentren
en el momento adecuado para ello. En este sentido, gracias a su jurisdicción
discrecional, puede seleccionar los casos y ‘decidir no decidir’ los casos que no
merecen su atención. A través de sus resoluciones, la Corte Suprema determina
qué casos de relevancia van a ingresar a desarrollar y crear jurisprudencia. Eso
sí, cuando no admite una petición, no arguye las razones por las cuales llega a
tal decisión.
216 ANEXOS

b) Tribunal Constitucional alemán


Por su parte, en Alemania, la decisión judicial tiene dos funciones, resolver
un caso particular, protegiendo los derechos subjetivos del recurrente, y
preservar el derecho constitucional objetivo, ayudando así a su interpretación y
perfeccionamiento; se desarrolla así el doble carácter del proceso constitucional
de libertad. Ello permite el establecimiento de las causales de procedencia de
los recursos interpuestos ante el TC Federal. Es relevante precisar que gran
parte de la protección de los derechos la realizan los tribunales ordinarios,
pero siguiendo los precedentes emitidos por el TC.
Por tal motivo, se ha establecido que no todas las demandas de amparo
sean admitidas por él. Entre las causales de inadmisibilidad mencionamos
los siguientes supuestos: cuando la Sala ha decidido anteriormente casos
de carácter idéntico, y cuando una cuestión es mani estamente infundada.
Dicha causal tiene como nalidad la función de realizar un ltro que impida
someter al Tribunal cuestiones baladíes o absurdas, dentro del margen de lo
establecido en la Constitución y en la normatividad procesal.
Asimismo, es posible que se admita solamente una parte del recurso o
que se limite el alcance de la decisión que se adopte. El TC Federal alemán
tiene autonomía para su reglamentación interna, sin autorización de la Ley
Fundamental ni de la ley debido a que es un órgano constitucional.

c) Tribunal Constitucional español


En el caso español, al margen del establecimiento de causales de improcedencia
precisas, el TC cuenta con una organización funcional, la cual permite que,
de las siete mil doscientos un demandas de amparo ingresadas en el año
2003, por ejemplo, solamente fueron resueltas mediante sentencia doscientas
siete demandas, y fueron declaradas inadmisibles ciento veintinueve por
auto de inadmisión, cinco mil cuatrocientos veintiocho vía providencia
de inadmisión, quinientas catorce por otras causas, y trescientos ochenta
acumuladas con los anteriores. Estas cifras se alejan sustancialmente de las
que existen en nuestro país, donde muy buena parte de las demandas acaban
en sentencias.
Para dedicarse a un número reducido de resoluciones que versen sobre el
fondo del petitorio, el TC ibérico ha venido utilizando la siguiente estructura:
un Pleno (compuesto por doce magistrados), dos salas (integradas cada
una por seis magistrados) y, para el despacho ordinario y la decisión sobre
la admisibilidad de los recursos, el Tribunal se divide en cuatro secciones,
integradas cada una de ellas por tres magistrados. En ese sentido, el artículo 8°
de la Ley Orgánica del TC español, establece que:
Para el despacho ordinario y la decisión sobre la admisibilidad
o inadmisibilidad de los recursos, el Pleno y las Salas constituirán
Secciones, compuestas por el respectivo Presidente o quien le sustituya y
dos magistrados.
Asimismo, el acápite Uno del artículo 50° de la misma norma, establece la
posible inadmisión del recurso en los siguientes supuestos:
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 217

La Sección, por unanimidad de sus miembros, podrá acordar mediante


providencia la inadmisión del recurso cuando concurra alguno de los
siguientes supuestos: a) Que la demanda incumpla de manera mani esta
e insubsanable alguno de los requisitos (...). b) Que la demanda se deduzca
respecto de derechos o libertades no susceptibles de amparo constitucional.
c) Que la demanda carezca mani estamente de contenido que justi que
una decisión sobre el fondo de la misma por parte del Tribunal
Constitucional. d) Que el Tribunal Constitucional hubiera ya desestimado
en el fondo un recurso o cuestión de inconstitucionalidad o un recurso de
amparo en supuesto sustancialmente igual, señalando expresamente en la
providencia la resolución o resoluciones desestimatorias.
De esta manera, las secciones han sido creadas con la nalidad de ser órganos
que se aboquen a realizar un ltro de las demandas que llegan al TC, de tal
manera que solamente sean resueltos mediante sentencia aquellos casos que
hayan pasado este ltro.
25. El TC peruano, ante la situación de tensión –también presente a veces en otros
tribunales, inclusive como los nombrados–, entre una protección óptima de los
derechos fundamentales y una permanente sobrecarga de trabajo, requiere de una
reorganización funcional en la prestación del servicio de justicia constitucional,
de manera que ésta sea lo más efectiva posible y que cumpla, a su vez, con el
propósito de garantizar el derecho de acceso a la justicia.
Para ello, tomando en cuenta cómo está dividido actualmente nuestro TC, se
propone que una de las Salas que lo integran se encargue de revisar y determinar
la procedencia de los RAC interpuestos. Los magistrados del TC constituidos en
Sala o Pleno revisarán los recursos respecto de los cuales exista duda, discordancia
o impliquen un caso difícil, así como los casos que merezcan un pronunciamiento
sobre el fondo, y aquellos recursos que fundamenten fáctica y jurídicamente la
necesidad de una variación del precedente vinculante vigente. Las Salas o el Pleno
resolverán, en consecuencia, solamente aquellos recursos que hayan pasado por
este nuevo ltro de procedencia.
Este nuevo funcionamiento del Tribunal no implicará un gasto mayor considerable
por parte del Estado ni implicará un incumplimiento del artículo 5° de la Ley
Orgánica, respecto del quórum requerido para el conocimiento de los procesos de
hábeas corpus, amparo, hábeas data y de cumplimiento, toda vez que el auto que
se emita será validado por la Sala que esté a cargo de este examen.

§2. El RAC y los supuestos de admisión y procedencia


26. La búsqueda de predictibilidad y certeza, entonces, es la principal consecuencia
de los criterios presentados en los fundamentos precedentes, pues determinando
con claridad qué signi ca el RAC y cuándo éste puede ser presentado o postulado
ante la segunda instancia judicial a n de elevarlo ante este Colegiado, se puede
conseguir mejor tutela para los justiciables y el ejercicio de sus derechos.
En esta línea, es conveniente resaltar lo presentado por el artículo 5° del CPCo,
el cual establece las causales de improcedencia de los procesos constitucionales.
218 ANEXOS

Entre ellas, es relevante hacer mención de las siguientes: que los hechos y petitorio
de la demanda no re eran directamente al contenido constitucionalmente
protegido del derecho invocado; que existan vías igualmente satisfactorias para
su protección, salvo cuando se trate del proceso de hábeas corpus; y, que a la
presentación de la demanda haya cesado la amenaza o violación de un derecho
constitucional o se haya convertido en irreparable.
Al respecto, el primero de estos acápites guarda concordancia directa con lo
establecido en elartículo 38° de dicho Códigoque postula, aunque exclusivamente
para el proceso de amparo, que no procede:
(...) en defensa de un derecho que carece de sustento constitucional directo o
que no está referido a los aspectos constitucionalmente protegidos del mismo.
De tal forma, consideramos que sólo podrá admitirse una intervención de este
Colegiado si es que lo que está en juego es la búsqueda real de protección del
ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental, y hacia ello
debe estar orientada nuestra actuación.
27. Las causales de admisibilidad y procedencia del RAC han sido explicadas
someramente en el artículo 18º del CPCo, el cual señala que tal recurso debe ser
interpuesto por el demandante; dirigido contra la resolución de segundo grado
que declare infundada o improcedente la demanda; y presentado en el plazo de
diez días contados desde el día siguiente de noti cada la resolución.
Dado que ni la Constitución ni las leyes han establecido, más allá del reconocimiento
de la protección del contenido constitucionalmente protegido, excepciones o
limitaciones en cuanto a la procedencia de las solicitudes de salvaguardia de los
derechos, este Tribunal considera que es necesario determinar, sobre la base de
los criterios que se han ido estableciendo supra, cuándo le corresponde intervenir.
Así, a partir de la jurisprudencia y las disposiciones del CPCo mencionadas,
puede inferirse que el contenido constitucionalmente protegido de los derechos
es un requisito de procedencia de la demanda, pero también del RAC.
28. Entonces, aparte de las prescripciones formales precisadas por el artículo 18°, este
Colegiado considera importante que la Sala encargada del análisis de procedencia
pueda actuar sobre la base de nuevos cánones de análisis ex ante de los RAC,
estableciendo si cumplen con el n para el cual se encuentran reconocidos.
Entonces, para que este Colegiado pueda ingresar a estudiar el fondo del asunto
debe existir previamente una clara determinación respecto a la procedencia de
los RAC presentados. En ella se insistirá en los siguientes aspectos, con la posible
acumulación de casos idénticos:
- Identi cación de vulneración mani esta del contenido esencial del ámbito
constitucionalmente protegido de un derecho fundamental.
- Revisión de las demandas mani estamente infundadas.
- Evaluación de los casos en los que ya se haya reconocido la tutela del derecho
cuya protección fue solicitada en la demanda y respecto de los cuales se haya
declarado improcedente o infundado el pedido de reparación o restablecimiento
del agraviado en el pleno goce de sus derechos constitucionales.
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 219

Debe tenerse cuidado de no declarar mani estamente improcedentes cuestiones


que, en realidad, deban requerir un análisis más profundo, pues cuando exista
duda razonable al respecto, debe ser declarada la procedencia. Para la viabilidad
de la reorganización propuesta se requieren de algunos presupuestos que este
Colegiado debe ir determinando normativa y jurisprudencialmente.

Grá co N.º 1
Causales para interposición de demanda y de RAC

Elaboración: Tribunal Constitucional

29. Asimismo, debe perseverarse en el sentido del primero de los criterios explicados
en el párrafo anterior. En elfundamento 10 de lasentencia del Expediente N.°1417-
2005-AA/TC, se ha determinado que un derecho tiene sustento constitucional
directo cuando la Constitución reconoce, explícita o implícitamente, un marco de
referencia que delimita nominalmente el bien jurídico susceptible de protección,
motivo por lo cual, en un marco garantista, existe una escala de tutela que transita
desde la delimitación más abierta a la más precisa.
El sustento constitucional directo de un derecho no se reduce a una tutela
normativa del texto constitucional formal, sino que alude a una protección de
la Constitución en sentido material (pro homine) en la que se integra la Norma
Fundamental con los tratados de derechos humanos y las disposiciones legales
que desarrollan directamente el contenido esencial de los derechos fundamentales
que así lo requieran y que conforman el bloque de constitucionalidad (artículo 79°
del CPCo).
A colación de ello este Colegiado debe analizar, para determinar si interviene en
un caso concreto, si lo que está siendo demandado por el recurrente es o no parte
220 ANEXOS

del contenido esencial del ámbito constitucionalmente protegido del derecho, tal
como no ocurrió en el caso de autos. Para ello, habrá de utilizar una concepción
de contenido esencial como el desarrollado en la sentencia de los Expedientes N.°
0050-2004-PI/TC y otros. Además, la referida sentencia del Expediente N.° 1417-
2005-AA/TC, en el fundamento 21, expresa que
(...) todo ámbito constitucionalmente protegido de un derecho fundamental se
reconduce en mayor o menor grado a su contenido esencial, pues todo límite
al derecho fundamental sólo resulta válido en la medida de que el contenido
esencial se mantenga incólume.
Ésta debe ser la base para que el TC pueda aceptar un RAC. Sólo cuando se alegue
que el derecho involucrado está siendo vulnerado en el contenido esencial de su
ámbito constitucionalmente protegido, se podrá llegar a analizar el fondo de lo
pedido. Ante ello, es necesario tener en cuenta lo que establece el CPCo respecto
a la procedencia del recurso.
30. Es provechoso enfatizar que ya el Tribunal ha estado en la búsqueda
de autorrestringirse en el ejercicio de su función jurisdiccional, a efectos de brindar
mayor predictibilidad en sus resoluciones y procurar a la población una justicia
constitucional de una mejor calidad.
Por ello consideramos pertinente recordar que, en algunas áreas, este Colegiado
ha ido señalando cuál es el ámbito constitucionalmente protegido de los derechos
fundamentales, estableciendo con claridad algunos espacios que no merecen
salvaguardia en sede constitucional, aunque en estos casos su utilización
comenzara desde la sentencia. Así, se pueden reconocer sentencias como las
siguientes, que van en esa línea:
- Expediente N.º 3760-2005/PA/TC, publicada el 18 de febrero de 2005, respecto
a la inhabilitación política.
- Expediente N.° 2496-2005-PHC/TC, publicada el 3 de junio de 2005, respecto
a la detención preventiva.
- Expediente N.° 2303-2005-PHC/TC, publicada el 30 de junio de 2005, respecto
al agotamiento de la vía previa en materia tributaria.
- Expediente N.° 1417-2005-PA/TC, publicada el 12 de julio de 2005, respecto a
las materias del derecho a la pensión que pueden ser tuteladas en un proceso
de amparo.
- Expediente N.° 0168-2005-PC/TC, publicada el 10 de octubre de 2005, respecto
al ámbito del derecho a la pensión que puede ser tutelado en un proceso de
cumplimiento.
- Expediente N.° 2876-2005-PHC/TC, publicada el 26 de octubre de 2005,
respecto al contenido constitucionalmente protegido del derecho a la libertad
de tránsito que puede ser tutelada en un proceso de hábeas corpus.
- Expediente N.° 2802-2005-PA/TC, publicada el 13 de diciembre de 2005,
respecto a la procedencia de protección del derecho a la libertad de empresa
en un proceso de amparo.
- Expediente N.° 0206-2005-PA/TC, publicada el 14 de diciembre de 2005,
respecto a las materias del derecho al trabajo que pueden ser tuteladas en un
proceso de amparo, tanto en el régimen privado como en el público.
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 221

- Expediente N.° 3361-2004-PA/TC, publicada el 16 de diciembre de 2005,


respecto a la evaluación y rati cación de magistrados.
- Expediente N.° 4677-2004-PA/TC, publicada el 25 de diciembre de 2005,
respecto al ámbito de protección del derecho a la reunión.
Con estas sentencias, este Colegiado demuestra su vocación de ir circunscribiendo
correctamente su espacio de actuación y, de esta forma, determinar la validez del
RAC.
31. En conclusión, el RAC, en tanto recurso impugnativo dentro de un peculiar
proceso, como es el constitucional, debe ser utilizado como un mecanismo
procesal especializado que permita que el TC intervenga convenientemente.
Aparte de los requisitos formales para su interposición, se requerirá que el RAC
planteado esté directamente relacionado con el ámbito constitucionalmente
protegido de un derecho fundamental; que no sea mani estamente infundado;
y que no esté inmerso en una causal de negativa de tutela claramente establecida
por el TC.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le con ere
la Constitución Política del Perú

HA RESUELTO

Declarar IMPROCEDENTE el recurso de agravio constitucional planteado.


Asimismo, establecer como precedente vinculante normativo de observancia
obligatoria lo dispuesto en los fundamentos 15, 22, 24, 25, 28 y 31.

Publíquese y notifíquese.

SS.

GARCÍA TOMA
GONZALES OJEDA
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
LANDA ARROYO
222 ANEXOS

EXP. N.° 2877-2005-PHC/TC


LIMA
LUIS SÁNCHEZ
LAGOMARCINO RAMÍREZ

VOTO SINGULAR DEL MAGISTRADO VERGARA GOTELLI

Emito el presente voto, con el debido respeto por la opinión vertida por el
Colegiado, por los siguientes fundamentos:
1. Llega a conocimiento de este Supremo Tribunal el recurso de agravio constitucional
interpuesto por Luis Sánchez Lagomarcino Ramírez contra la sentencia emitida
en segunda instancia por la Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos
con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, que, con rmando la
apelada, declaró fundada la demanda de hábeas corpus interpuesta contra el juez
del cuadragésimo Juzgado Penal de Lima, don Manuel Iván Miranda Alcántara.
Se cuestiona la sentencia sólo en el extremo que exonera de responsabilidad al
demandado, a rmando que está acreditado en autos el dolo con el que actuó,
por lo que solicita se le sancione conforme al artículo 8º del Código Procesal
Constitucional.
2. Signi ca esto que el Tribunal Constitucional ha quedado limitado en su
intervención sólo al extremo cuestionado en el recurso de agravio constitucional,
estando impedido de ingresar a revisar de o cio y menos resolver lo que
en segunda instancia ha sido favorable al actor desde que, no pudiendo ser
cuestionado por una evidente falta de interés para obrar, constituye cosa juzgada.
Siendo así cuando en el fallo de la sentencia se declara como improcedente a la
demanda, se está revocando la sentencia que no fue cuestionada, vulnerándose
un derecho fundamental del actor que este Supremo Tribunal está llamado a
cautelar, motivos por los que no comparto el fallo de la sentencia.
3. En cuanto al extremo referido a la responsabilidad del demandado y, como
consecuencia de ello, la sanción exigida contra él, único agravio expuesto por el
recurrente en su recurso, debe precisarse que el artículo 8º del Código Procesal
Constitucional reserva esta facultad al Juez Constitucional para ejercerla sólo
“(...) cuando exista causa probable de la comisión de un delito”. En consecuencia,
es el juez quien realiza la valoración de los medios probatorios que obran en
el expediente a efectos de determinar si de los actuados se evidencia la posible
comisión de un delito.
4. En el caso de autos, tanto el a quo como el ad quem han fundamentado el porqué
consideran que no hay indicios de responsabilidad contra el juez emplazado, toda
vez que, como queda expues to en el Considerando Octavo de la sentencia de primera
instancia y el Considerando Cuarto de la sentencia de segunda instancia (fojas 50
y 91), la vulneración al debido proceso se debió “(...) a un criterio de interpretación
erróneo de las normas procesales y administrativas de carácter penal”.
EL CASO SÁNCHEZ LAGOMARCINO 223

5. Pretender que dentro del proceso constitucional de amparo se discuta la


responsabilidad o no de la comisión de un delito por parte del juez de la causa,
respecto a su actuación procesal, no es posible desde que para dichos efectos es
necesaria una etapa probatoria de la que carece el proceso excepcional de amparo,
y dentro de la cual pueda analizarse in extenso las razones que tuvo el señalado
juez para emitir las resoluciones que se cuestionan, en cuanto a la valoración
hecha por éste. Si el recurrente tiene cómo acreditar que hubo delito con medios
de prueba que hoy no obran en el expediente, puede acudir a la vía ordinaria a
efectos de satisfacer su pretensión, ya que la sanción al demandado dentro de
un proceso de amparo es una facultad del juez constitucional que sólo es posible
ejercer cuando existan evidencias, las mismas que no se aprecian de los actuados.
Por estos fundamentos, considero que la sentencia debe limitarse a declarar
INFUNDADO el recurso de agravio constitucional, en atención a que el
punto exclusivo que hace viable la intervención de este Tribunal está referido
exclusivamente a la sanción que pide el demandante contra el juez y no los otros
aspectos de la sentencia que le fueron favorables.

S.

VERGARA GOTELLI
Anexo 3
La reforma del recurso de amparo en España y su desarrollo
en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional*

Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo, por la que se modi ca la Ley Orgánica


2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional

JUAN CARLOS I
REY DE ESPAÑA

A todos los que la presente vieren y entendieren.


Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la
siguiente ley orgánica.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

I
Las democracias modernas se basan en Constituciones dotadas de valor normativo
garantizado en forma cada vez más extendida por órganos encargados del control
de constitucionalidad, que ejercen la jurisdicción constitucional. La Constitución
Española de 1978 se inscribe en esta tradición y recupera el precedente del Tribunal
de Garantías establecido por la Constitución Española de 1931.
El sistema constitucional español se asienta ya sobre una práctica política de
más de cinco lustros de experiencia. Sus instituciones se han revelado como e caces
instrumentos de regulación de la convivencia, y entre ellas el Tribunal Constitucional
ha cumplido con una tarea especialmente relevante, como centro de equilibrio del
sistema de poderes separados, territorial y funcionalmente, que la Constitución
articula. Las funciones atribuidas al Tribunal Constitucional por la Constitución
se desarrollan en la ley orgánica reguladora de la institución de acuerdo con
el mandato de su artículo 165: la protección de la supremacía constitucional, y la
consiguiente depuración del ordenamiento de las normas contrarias a los mandatos
constitucionales, se complementan con la protección de derechos fundamentales, así
como la resolución de con ictos territoriales. La pretensión del constituyente de dotar
de la mayor e cacia al órgano de control de constitucionalidad es comprensiva de

* Para la selección de las decisiones del TC Español, hemos tenido en cuenta el trabajo del Prof.
Mario Ramos Hernández que aparece en este volumen, a quien extendemos una vez más nuestro
agradecimiento (N. del E.)
226 ANEXOS

todas y cada una de las mencionadas facetas. La presente reforma pretende reordenar
la dedicación que el Tribunal Constitucional otorga a cada una de sus funciones para
cumplir adecuadamente con su misión constitucional.
La jurisdicción constitucional arranca de las previsiones constitucionales del
título IX y la con guración legal encomendada al legislador orgánico constituye un
elemento relevante que tuvo su primera expresión en la Ley Orgánica 2/1979, de 3
de octubre, del Tribunal Constitucional. Esta norma ha constituido el instrumento
indispensable para la realización de las tareas a cargo del Tribunal Constitucional y
los procedimientos en ella previstos han arraigado en la vida y la conciencia jurídica
españolas. La amplia experiencia en su aplicación se re eja en el gran número de
casos planteados y resueltos -en constante incremento hasta alcanzar en el año 2004
el número de 7.951 asuntos ingresados y 7.823 resoluciones dictadas- y también ha
dado lugar a varias reformas legislativas (Ley Orgánica 8/1984, de 26 de diciembre;
Ley Orgánica 4/1985, de 7 de junio; Ley Orgánica 6/1988, de 9 de junio; Ley Orgánica
7/1999, de 21 de abril; Ley Orgánica 1/2000, de 7 de enero). Sin embargo, las
mencionadas modi caciones no habían acometido hasta el momento una reforma
que afrontase de manera conjunta las di cultades de funcionamiento del Tribunal
Constitucional, que es el objetivo de esta ley orgánica.

II
La experiencia acumulada tras más de 25 años de actividad del Tribunal
Constitucional desde su creación ha puesto de mani esto la existencia de una serie
de situaciones y circunstancias en la realidad práctica que con el transcurso del
tiempo han llegado a convertirse en problemas para el mejor resultado del trabajo
del Tribunal. Entre ellas destaca, por un lado, el crecimiento del número de recursos
de amparo hasta el punto de ocupar casi todo el tiempo y los medios materiales
y personales del Tribunal. Por otro lado, la realidad de los hechos ha permitido
también constatar la lentitud de los procedimientos que se desarrollan ante este Alto
Tribunal, cuestiones todas ellas respecto de las que es el momento de dar respuesta
legislativa. En este sentido, esta ley orgánica intenta dar solución a todo este conjunto
de problemas, y para ello procede a adecuar la normativa para dar respuesta a los
problemas y exigencias que se derivan de la realidad práctica del funcionamiento y
organización del Tribunal Constitucional.
Así, respecto al mayor desarrollo de la función de garantía de los derechos
fundamentales en relación con las demás funciones del Tribunal Constitucional, la
ley procede a establecer una nueva regulación de la admisión del recurso de amparo,
al tiempo que otorga a los tribunales ordinarios más posibilidades para revisar
las violaciones de derechos fundamentales a través de una nueva regulación de la
nulidad de los actos procesales ex artículo 241.1 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1
de julio, del Poder Judicial. Se trata de medidas encaminadas a lograr que la tutela
y defensa de los derechos fundamentales por parte del Tribunal Constitucional sea
realmente subsidiaria de una adecuada protección prestada por los órganos de la
jurisdicción ordinaria.
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 227

III
La ley intensi ca el papel de las partes litigantes del proceso judicial en el que se
plantee una cuestión de inconstitucionalidad, ya que no sólo se les permite realizar
alegaciones sobre la pertinencia de plantear la cuestión de inconstitucionalidad, sino
que también se permiten alegaciones sobre el fondo de la cuestión. Al tiempo, se
introduce la posibilidad de personación de los litigantes del proceso judicial ante el
Tribunal Constitucional en los 15 días siguientes a la publicación en el «Boletín O cial
del Estado» de la admisión a trámite de las cuestiones de inconstitucionalidad, para
permitir la contradicción en este procedimiento de constitucionalidad, siguiendo en
esto las directrices contenidas en la Sentencia de 23 de junio de 1993, del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos.
El elevado número de demandas de amparo ha provocado un amplio desarrollo
de la función de garantía de los derechos fundamentales en detrimento de otras
competencias del Tribunal Constitucional. El número de solicitudes de amparo
y el procedimiento legalmente previsto para su tramitación son las causas que
explican la sobrecarga que en la actualidad sufre el Tribunal a la hora de resolver
estos procedimientos de garantía de los derechos fundamentales. Por esta razón, las
reformas que se abordan van dirigidas a dotar al amparo de una nueva con guración
que resulte más e caz y e ciente para cumplir con los objetivos constitucionalmente
previstos para esta institución. Y así, entre las modi caciones que se introducen en
relación con el amparo se pueden destacar el cambio en la con guración del trámite
de admisión del recurso, la habilitación a las Secciones para su resolución y la reforma
del trámite de cuestión interna de constitucionalidad prevista en el artículo 55.2 de la
Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre.
La primera de estas novedades es la que afecta a la con guración del trámite de
admisión del recurso de amparo. Y es que frente al sistema anterior de causas de
inadmisión tasadas, la reforma introduce un sistema en el que el recurrente debe
alegar y acreditar que el contenido del recurso justi ca una decisión sobre el fondo
por parte del Tribunal en razón de su especial trascendencia constitucional, dada su
importancia para la interpretación, aplicación o general e cacia de la Constitución. Por
tanto, se invierte el juicio de admisibilidad, ya que se pasa de comprobar la inexistencia de
causas de inadmisión a la veri cación de la existencia de una relevancia constitucional en
el recurso de amparo formulado. Esta modi cación sin duda agilizará el procedimiento
al transformar el examen de admisión actual en la comprobación en las alegaciones
del recurrente de la existencia de relevancia constitucional en el recurso. En cuanto a la
atribución de potestad resolutoria a las Secciones en relación con las demandas de
amparo, incrementa sustancialmente la capacidad de trabajo del Tribunal.
Otra novedad signi cativa se encuentra en la introducción de una nueva
regulación de la cuestión interna de constitucionalidad para los casos en los que la
estimación del amparo traiga causa de la aplicación de una ley lesiva de derechos o
libertades públicas. En tales supuestos la nueva regulación ordena elevar la cuestión
al Pleno con suspensión del plazo para dictar sentencia de amparo, de manera que
la cuestión de inconstitucionalidad se resolverá por el Pleno en ulterior sentencia
de conformidad con lo previsto en los artículos 35 y siguientes de la Ley Orgánica
2/1979, de 3 de octubre.
228 ANEXOS

La protección y garantía de los derechos fundamentales no es una tarea única


del Tribunal Constitucional, sino que los tribunales ordinarios desempeñan un papel
esencial y crucial en ella. Por ello, y con la intención de aumentar las facultades de
la jurisdicción ordinaria para la tutela de los derechos fundamentales se modi ca el
incidente de nulidad de actuaciones del artículo 241.1 de la Ley Orgánica 6/1985, de
1 de julio. De este modo se introduce una con guración del incidente de nulidad de
actuaciones mucho más amplia, porque se permite su solicitud con base en cualquier
vulneración de alguno de los derechos fundamentales referidos en el artículo 53.2
de la Constitución en lugar de la alegación de indefensión o incongruencia prevista
hasta el momento. Esta ampliación del incidente de nulidad de actuaciones previo al
amparo busca otorgar a los tribunales ordinarios el papel de primeros garantes de los
derechos fundamentales en nuestro ordenamiento jurídico.
Las modi caciones del régimen interno y de la organización del Tribunal son
consecuencia de la experiencia de años de funcionamiento durante los cuales se han
detectado carencias atemperadas con soluciones provisionales, en general, mediante
reformas reglamentarias. Algunas de las fórmulas previamente establecidas por
el reglamento de organización y funcionamiento del Tribunal deben gozar de la
cobertura legal que esta reforma de la ley orgánica les otorga. Desde la perspectiva
de una exibilización en pos de la e cacia, se ha regulado la gura, ya existente en
virtud del artículo 2.f) del reglamento, del letrado de adscripción temporal, así como
la apertura del Cuerpo de Letrados a especialistas de todas las ramas del derecho,
eliminando el requisito de especialización en derecho público que enunciaba el
antiguo artículo 97.3 y permitiendo su con guración de acuerdo con las disposiciones
reglamentarias, de modo que sea el propio Tribunal Constitucional el que je la
caracterización más adecuada.

Artículo único. Modi cación de la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del


Tribunal Constitucional.
La Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre, del Tribunal Constitucional, se modi ca
en los siguientes términos:
Uno. El artículo 4 queda redactado del siguiente modo:
«Artículo 4.
1. En ningún caso se podrá promover cuestión de jurisdicción o competencia
al Tribunal Constitucional. El Tribunal Constitucional delimitará el ámbito de
su jurisdicción y adoptará cuantas medidas sean necesarias para preservarla,
incluyendo la declaración de nulidad de aquellos actos o resoluciones que
la menoscaben; asimismo podrá apreciar de o cio o a instancia de parte su
competencia o incompetencia.
2. Las resoluciones del Tribunal Constitucional no podrán ser enjuiciadas por
ningún órgano jurisdiccional del Estado.
3. Cuando el Tribunal Constitucional anule un acto o resolución que
contravenga lo dispuesto en los dos apartados anteriores lo ha de hacer
motivadamente y previa audiencia al Ministerio Fiscal y al órgano autor del
acto o resolución.»
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 229

Dos. El apartado 1 del artículo 6 queda redactado como sigue:


«1. El Tribunal Constitucional actúa en Pleno, en Sala o en Sección.»
Tres. El artículo 8 tendrá la siguiente redacción:
«Artículo 8.
1. Para el despacho ordinario y la decisión o propuesta, según proceda, sobre
la admisibilidad o inadmisibilidad de procesos constitucionales, el Pleno y las
Salas constituirán Secciones compuestas por el respectivo Presidente o quien
le sustituya y dos Magistrados.
2. Se dará cuenta al Pleno de las propuestas de admisión o inadmisión de
asuntos de su competencia. En el caso de admisión, el Pleno podrá deferir
a la Sala que corresponda el conocimiento del asunto de que se trate, en los
términos previstos en esta ley.
3. Podrá corresponder también a las Secciones el conocimiento y resolución
de aquellos asuntos de amparo que la Sala correspondiente les de era en los
términos previstos en esta ley.»
Cuatro. El artículo 10 tendrá la siguiente redacción:
«Artículo 10.
1. El Tribunal en Pleno conoce de los siguientes asuntos:
a) De la constitucionalidad o inconstitucionalidad de los tratados
internacionales.
b) De los recursos de inconstitucionalidad contra las leyes y demás
disposiciones con valor de ley, excepto los de mera aplicación de doctrina,
cuyo conocimiento podrá atribuirse a las Salas en el trámite de admisión.
Al atribuir a la Sala el conocimiento del recurso, el Pleno deberá señalar la
doctrina constitucional de aplicación.
c) De las cuestiones de constitucionalidad que reserve para sí; las demás
deberán deferirse a las Salas según un turno objetivo.
d) De los con ictos constitucionales de competencia entre el Estado y las
Comunidades Autónomas o de los de éstas entre sí.
e) De las impugnaciones previstas en el apartado 2 del artículo 161 de la
Constitución.
f) De los con ictos en defensa de la autonomía local.
g) De los con ictos entre los órganos constitucionales del Estado.
h) De las anulaciones en defensa de la jurisdicción del Tribunal previstas en el
artículo 4.3.
i) De la veri cación del cumplimiento de los requisitos exigidos para el
nombramiento de Magistrado del Tribunal Constitucional.
j) Del nombramiento de los Magistrados que han de integrar cada una de las
Salas.
k) De la recusación de los Magistrados del Tribunal Constitucional.
l) Del cese de los Magistrados del Tribunal Constitucional en los casos
previstos en el artículo 23.
m)De la aprobación y modi cación de los reglamentos del Tribunal.
n) De cualquier otro asunto que sea competencia del Tribunal pero recabe
para sí el Pleno, a propuesta del Presidente o de tres Magistrados, así como
230 ANEXOS

de los demás asuntos que le puedan ser atribuidos expresamente por una
ley orgánica.
2. En los casos previstos en los párrafos d), e) y f) del apartado anterior, en
el trámite de admisión la decisión de fondo podrá atribuirse a la Sala que
corresponda según un turno objetivo, lo que se comunicará a las partes.
3. El Tribunal en Pleno, en ejercicio de su autonomía como órgano constitucional,
elabora su presupuesto, que se integra como una sección independiente dentro
de los Presupuestos Generales del Estado.»
Cinco. El artículo 15 queda redactado como sigue:
«Artículo 15.
El Presidente del Tribunal Constitucional ejerce la representación del Tribunal,
convoca y preside el Tribunal en Pleno y convoca las Salas; adopta las medidas
precisas para el funcionamiento del Tribunal, de las Salas y de las Secciones;
comunica a las Cámaras, al Gobierno o al Consejo General del Poder Judicial,
en cada caso, las vacantes; nombra a los letrados, convoca los concursos para
cubrir las plazas de funcionarios y los puestos de personal laboral, y ejerce las
potestades administrativas sobre el personal del Tribunal.»
Seis. Se introduce un segundo párrafo en el apartado 1 del artículo 16 del siguiente
tenor:
«Los Magistrados propuestos por el Senado serán elegidos entre los candidatos
presentados por las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas
en los términos que determine el Reglamento de la Cámara.»
Siete. El artículo 16.2, 3 y 4 quedará redactado como sigue:
«2. Los candidatos propuestos por el Congreso y por el Senado deberán
comparecer previamente ante las correspondientes Comisiones en los términos
que dispongan los respectivos Reglamentos.
3. La designación para el cargo de Magistrado del Tribunal Constitucional se
hará por nueve años, renovándose el Tribunal por terceras partes cada tres. A
partir de ese momento se producirá la elección del Presidente y Vicepresidente
de acuerdo con lo previsto en el artículo 9. Si el mandato de tres años para el
que fueron designados como Presidente y Vicepresidente no coincidiera con
la renovación del Tribunal Constitucional, tal mandato quedará prorrogado
para que nalice en el momento en que dicha renovación se produzca y tomen
posesión los nuevos Magistrados.
4. Ningún Magistrado podrá ser propuesto al Rey para otro período inmediato,
salvo que hubiera ocupado el cargo por un plazo no superior a tres años.»
Ocho. El artículo 20 tendrá la siguiente redacción:
«Artículo 20.
Los miembros de la carrera judicial y scal y, en general, los funcionarios
públicos nombrados Magistrados y letrados del Tribunal pasarán a la situación
de servicios especiales en su carrera de origen.»
Nueve. Se modi ca el apartado 2 y se añade un apartado 3 al artículo 35 con la
siguiente redacción:
«2. El órgano judicial sólo podrá plantear la cuestión una vez concluso el
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 231

procedimiento y dentro del plazo para dictar sentencia, o la resolución


jurisdiccional que procediese, y deberá concretar la ley o norma con fuerza
de ley cuya constitucionalidad se cuestiona, el precepto constitucional que
se supone infringido y especi car o justi car en qué medida la decisión del
proceso depende de la validez de la norma en cuestión. Antes de adoptar
mediante auto su decisión de nitiva, el órgano judicial oirá a las partes y
al Ministerio Fiscal para que en el plazo común e improrrogable de 10 días
puedan alegar lo que deseen sobre la pertinencia de plantear la cuestión de
inconstitucionalidad, o sobre el fondo de ésta; seguidamente y sin más trámite,
el juez resolverá en el plazo de tres días. Dicho auto no será susceptible de
recurso de ninguna clase. No obstante, la cuestión de inconstitucionalidad
podrá ser intentada de nuevo en las sucesivas instancias o grados en tanto no
se llegue a sentencia rme.
3. El planteamiento de la cuestión de constitucionalidad originará la
suspensión provisional de las actuaciones en el proceso judicial hasta que el
Tribunal Constitucional se pronuncie sobre su admisión. Producida ésta el
proceso judicial permanecerá suspendido hasta que el Tribunal Constitucional
resuelva de nitivamente sobre la cuestión.»
Diez. Se introduce un apartado 2 nuevo del artículo 37 (pasando el actual 2 de la
ley a apartado 3) con la siguiente redacción:
«2. Publicada en el ‘’Boletín O cial del Estado’’ la admisión a trámite de la
cuestión de inconstitucionalidad, quienes sean parte en el procedimiento
judicial podrán personarse ante el Tribunal Constitucional dentro de los 15
días siguientes a su publicación, para formular alegaciones, en el plazo de
otros 15 días.»
Once. El apartado 2 del artículo 40 queda redactado como sigue:
«2. En todo caso, la jurisprudencia de los tribunales de justicia recaída sobre
leyes, disposiciones o actos enjuiciados por el Tribunal Constitucional habrá
de entenderse corregida por la doctrina derivada de las sentencias y autos que
resuelvan los procesos constitucionales.»
Doce. El apartado 2 del artículo 41 queda redactado como sigue:
«2. El recurso de amparo constitucional protege, en los términos que esta ley
establece, frente a las violaciones de los derechos y libertades a que se re ere el
apartado anterior, originadas por las disposiciones, actos jurídicos, omisiones
o simple vía de hecho de los poderes públicos del Estado, las Comunidades
Autónomas y demás entes públicos de carácter territorial, corporativo o
institucional, así como de sus funcionarios o agentes.»
Trece. El apartado 1 del artículo 43 queda redactado como sigue
«Artículo 43.
1. Las violaciones de los derechos y libertades antes referidos originadas por
disposiciones, actos jurídicos, omisiones o simple vía de hecho del Gobierno
o de sus autoridades o funcionarios, o de los órganos ejecutivos colegiados de
las comunidades autónomas o de sus autoridades o funcionarios o agentes,
podrán dar lugar al recurso de amparo una vez que se haya agotado la vía
judicial procedente.»
232 ANEXOS

Catorce. El artículo 44 queda redactado como sigue:


«Artículo 44.
1. Las violaciones de los derechos y libertades susceptibles de amparo
constitucional, que tuvieran su origen inmediato y directo en un acto u omisión
de un órgano judicial, podrán dar lugar a este recurso siempre que se cumplan
los requisitos siguientes:
a) Que se hayan agotado todos los medios de impugnación previstos por las
normas procesales para el caso concreto dentro de la vía judicial.
b) Que la violación del derecho o libertad sea imputable de modo inmediato y
directo a una acción u omisión del órgano judicial con independencia de los
hechos que dieron lugar al proceso en que aquellas se produjeron, acerca
de los que, en ningún caso, entrará a conocer el Tribunal Constitucional.
c) Que se haya denunciado formalmente en el proceso, si hubo oportunidad,
la vulneración del derecho constitucional tan pronto como, una vez
conocida, hubiera lugar para ello.
2. El plazo para interponer el recurso de amparo será de 30 días, a partir de la
noti cación de la resolución recaída en el proceso judicial.»
Quince. El artículo 48 queda redactado como sigue:
«Artículo 48.
El conocimiento de los recursos de amparo constitucional corresponde a las
Salas del Tribunal Constitucional y, en su caso, a las Secciones.»
Dieciséis. Los apartados 1 y 4 del artículo 49 quedan redactados como sigue:
«1. El recurso de amparo constitucional se iniciará mediante demanda en la
que se expondrán con claridad y concisión los hechos que la fundamenten,
se citarán los preceptos constitucionales que se estimen infringidos y se jará
con precisión el amparo que se solicita para preservar o restablecer el derecho
o libertad que se considere vulnerado. En todo caso, la demanda justi cará la
especial trascendencia constitucional del recurso.
4. De incumplirse cualquiera de los requisitos establecidos en los apartados que
anteceden, las Secretarías de Justicia lo pondrán de mani esto al interesado en
el plazo de 10 días, con el apercibimiento de que, de no subsanarse el defecto,
se acordará la inadmisión del recurso.»
Diecisiete. El artículo 50 queda redactado como sigue:
«Artículo 50.
1. El recurso de amparo debe ser objeto de una decisión de admisión a trámite.
La Sección, por unanimidad de sus miembros, acordará mediante providencia
la admisión, en todo o en parte, del recurso solamente cuando concurran todos
los siguientes requisitos:
a) Que la demanda cumpla con lo dispuesto en los artículos 41 a 46 y 49.
b) Que el contenido del recurso justi que una decisión sobre el fondo por
parte del Tribunal Constitucional en razón de su especial trascendencia
constitucional, que se apreciará atendiendo a su importancia para la
interpretación de la Constitución, para su aplicación o para su general
e cacia, y para la determinación del contenido y alcance de los derechos
fundamentales.
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 233

2. Cuando la admisión a trámite, aun habiendo obtenido la mayoría, no alcance


la unanimidad, la Sección trasladará la decisión a la Sala respectiva para su
resolución.
3. Las providencias de inadmisión, adoptadas por las Secciones o las Salas,
especi carán el requisito incumplido y se noti carán al demandante y al
Ministerio Fiscal. Dichas providencias solamente podrán ser recurridas en
súplica por el Ministerio Fiscal en el plazo de tres días. Este recurso se resolverá
mediante auto, que no será susceptible de impugnación alguna.
4. Cuando en la demanda de amparo concurran uno o varios defectos de
naturaleza subsanable, se procederá en la forma prevista en el artículo 49.4;
de no producirse la subsanación dentro del plazo jado en dicho precepto, la
Sección acordará la inadmisión mediante providencia, contra la cual no cabrá
recurso alguno.»
Dieciocho. Los apartados 2 y 3 del artículo 52 quedan redactados como sigue:
«2. Presentadas las alegaciones o transcurrido el plazo otorgado para
efectuarlas, la Sala podrá deferir la resolución del recurso, cuando para su
resolución sea aplicable doctrina consolidada del Tribunal Constitucional, a
una de sus Secciones o señalar día para la vista, en su caso, o deliberación y
votación.
3. La Sala, o en su caso la Sección, pronunciará la sentencia que proceda en el
plazo de 10 días a partir del día señalado para la vista o deliberación.»
Diecinueve. El artículo 53 queda redactado como sigue:
«Artículo 53.
La Sala o, en su caso, la Sección, al conocer del fondo del asunto, pronunciará
en su sentencia alguno de estos fallos:
a) Otorgamiento de amparo.
b) Denegación de amparo.»
Veinte. El artículo 54 queda redactado como sigue:
«Artículo 54.
Cuando la Sala o, en su caso, la Sección conozca del recurso de amparo respecto
de decisiones de jueces y tribunales, limitará su función a concretar si se han
violado derechos o libertades del demandante y a preservar o restablecer estos
derechos o libertades, y se abstendrá de cualquier otra consideración sobre la
actuación de los órganos jurisdiccionales.»
Veintiuno. El apartado 2 del artículo 55 queda redactado como sigue:
«2. En el supuesto de que el recurso de amparo debiera ser estimado porque,
a juicio de la Sala o, en su caso, la Sección, la ley aplicada lesione derechos
fundamentales o libertades públicas, se elevará la cuestión al Pleno con
suspensión del plazo para dictar sentencia, de conformidad con lo prevenido
en los artículos 35 y siguientes.»
Veintidós. El artículo 56 queda redactado como sigue:
«Artículo 56.
1. La interposición del recurso de amparo no suspenderá los efectos del acto o
sentencia impugnados.
234 ANEXOS

2. Ello no obstante, cuando la ejecución del acto o sentencia impugnados


produzca un perjuicio al recurrente que pudiera hacer perder al amparo su
nalidad, la Sala, o la Sección en el supuesto del artículo 52.2, de o cio o a
instancia del recurrente, podrá disponer la suspensión, total o parcial, de sus
efectos, siempre y cuando la suspensión no ocasione perturbación grave a
un interés constitucionalmente protegido, ni a los derechos fundamentales o
libertades de otra persona.
3. Asimismo, la Sala o la Sección podrá adoptar cualesquiera medidas
cautelares y resoluciones provisionales previstas en el ordenamiento, que, por
su naturaleza, puedan aplicarse en el proceso de amparo y tiendan a evitar que
el recurso pierda su nalidad.
4. La suspensión u otra medida cautelar podrá pedirse en cualquier tiempo,
antes de haberse pronunciado la sentencia o decidirse el amparo de otro
modo. El incidente de suspensión se sustanciará con audiencia de las partes y
del Ministerio Fiscal, por un plazo común que no excederá de tres días y con el
informe de las autoridades responsables de la ejecución, si la Sala o la Sección
lo creyera necesario. La Sala o la Sección podrá condicionar la denegación de
la suspensión en el caso de que pudiera seguirse perturbación grave de los
derechos de un tercero, a la constitución de caución su ciente para responder
de los daños o perjuicios que pudieran originarse.
5. La Sala o la Sección podrá condicionar la suspensión de la ejecución y la
adopción de las medidas cautelares a la satisfacción por el interesado de la
oportuna anza su ciente para responder de los daños y perjuicios que
pudieren originarse. Su jación y determinación podrá delegarse en el órgano
jurisdiccional de instancia.
6. En supuestos de urgencia excepcional, la adopción de la suspensión y de
las medidas cautelares y provisionales podrá efectuarse en la resolución de la
admisión a trámite. Dicha adopción podrá ser impugnada en el plazo de cinco
días desde su noti cación, por el Ministerio Fiscal y demás partes personadas.
La Sala o la Sección resolverá el incidente mediante auto no susceptible de
recurso alguno.»
Veintitrés. El apartado 2 del artículo 73 queda redactado como sigue:
«2. Si el órgano al que se dirige la noti cación a rmara que actúa en el ejercicio
constitucional y legal de sus atribuciones o, dentro del plazo de un mes a
partir de la recepción de aquella no recti case en el sentido que le hubiera sido
solicitado, el órgano que estime indebidamente asumidas sus atribuciones
planteará el con icto ante el Tribunal Constitucional dentro del mes siguiente.
A tal efecto, presentará un escrito en el que se especi carán los preceptos
que considera vulnerados y formulará las alegaciones que estime oportunas.
A este escrito acompañará una certi cación de los antecedentes que repute
necesarios y de la comunicación cursada en cumplimiento de lo prevenido en
el apartado anterior de este artículo.»
Veinticuatro. Los apartados 2 y 3 del artículo 85 quedan redactados como sigue:
«2. Los escritos de iniciación del proceso se presentarán en la sede del Tribunal
Constitucional dentro del plazo legalmente establecido. Los recursos de
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 235

amparo podrán también presentarse hasta las 15 horas del día hábil siguiente
al del vencimiento del plazo de interposición, en el registro del Tribunal
Constitucional, o en la o cina o servicio de registro central de los tribunales
civiles de cualquier localidad, de conformidad con lo establecido en el artículo
135.1 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil.
El Tribunal determinará reglamentariamente las condiciones de empleo, a los
efectos anteriores, de cualesquiera medios técnicos, electrónicos, informáticos
o telemáticos.
3. El Pleno o las Salas podrán acordar la celebración de vista oral.»
Veinticinco. Los apartados 2 y 3 del artículo 86 quedan redactados como sigue:
«2. Las sentencias y las declaraciones a que se re ere el título VI se publicarán
en el ‘’Boletín O cial del Estado’’ dentro de los 30 días siguientes a la fecha
del fallo. También podrá el Tribunal ordenar la publicación de sus autos en la
misma forma cuando así lo estime conveniente.
3. Sin perjuicio en lo dispuesto en el apartado anterior, el Tribunal podrá
disponer que las sentencias y demás resoluciones dictadas sean objeto de
publicación a través de otros medios, y adoptará, en su caso, las medidas que
estime pertinentes para la protección de los derechos reconocidos en el artículo
18.4 de la Constitución.»
Veintiséis. El apartado 1 del artículo 88 queda redactado como sigue:
«1. El Tribunal Constitucional podrá recabar de los poderes públicos y de los
órganos de cualquier Administración Pública la remisión del expediente y de
los informes y documentos relativos a la disposición o acto origen del proceso
constitucional. Si el recurso hubiera sido ya admitido, el Tribunal habilitará
un plazo para que el expediente, la información o los documentos puedan ser
conocidos por las partes para que éstas aleguen lo que a su derecho convenga.»
Veintisiete. El apartado 2 del artículo 90 queda redactado como sigue:
«2. El Presidente y los Magistrados del Tribunal podrán re ejar en voto
particular su opinión discrepante, siempre que haya sido defendida en la
deliberación, tanto por lo quese re ere a la decisión como a la fundamentación.
Los votos particulares se incorporarán a la resolución y cuando se trate de
sentencias, autos o declaraciones se publicarán con éstas en el ‘’Boletín O cial
del Estado’’.»
Veintiocho. Se añade un párrafo segundo al artículo 92, con la siguiente redacción:
«Podrá también declarar la nulidad de cualesquiera resoluciones que
contravengan las dictadas en el ejercicio de su jurisdicción, con ocasión de la
ejecución de éstas, previa audiencia del Ministerio Fiscal y del órgano que las
dictó.»
Veintinueve. Los apartados 3 y 4 del artículo 95 quedan redactados como sigue:
«3. El Tribunal podrá imponer a quien formulase recursos de
inconstitucionalidad o de amparo, con temeridad o abuso de derecho, una
sanción pecuniaria de 600 a 3.000 euros.
4. Podrá imponer multas coercitivas de 600 a 3.000 euros a cualquier persona,
investida o no de poder público, que incumpla los requerimientos del Tribunal
dentro de los plazos señalados y reiterar estas multas hasta el total cumplimiento
236 ANEXOS

de los interesados, sin perjuicio de cualquier otra responsabilidad a que


hubiera lugar.»
Treinta. Los apartados 1 y 3 del artículo 96 quedan redactados como sigue:
«1. Son funcionarios al servicio del Tribunal Constitucional:
a) El Secretario General.
b) Los letrados.
c) Los secretarios de justicia.
d) Los demás funcionarios que sean adscritos al Tribunal Constitucional.»
«3. Los cargos y funciones relacionados en este artículo son incompatibles con
cualquier otra función, destino o cargo, así como con el ejercicio profesional y
con la intervención en actividades industriales, mercantiles o profesionales,
incluso las consultivas y las de asesoramiento. No obstante, podrán ejercer
aquellas funciones docentes o de investigación que, a juicio del Tribunal, no
resulten incompatibles con el mejor servicio de éste.»
Treinta y uno. El artículo 97 queda redactado como sigue:
«Artículo 97.
1. El Tribunal Constitucional estará asistido por letrados que podrán ser
seleccionados mediante concurso-oposición entre funcionarios públicos que
hayan accedido a un cuerpo o escala del grupo A en su condición de licenciados
en derec ho, de ac uerdo co n el reglamento del Tribunal, o ser libremente
designados en régimen de adscripción temporal, por el mismo Tribunal, en
las condiciones que establezca el reglamento, entre abogados, profesores de
universidad, magistrados, scales o funcionarios públicos que hayan accedido a
un cuerpo o escala del grupo A en su condición de Licenciados en Derecho. Los
nombrados quedarán en su carrera de origen en situación de servicios especiales
por todo el tiempo en que presten sus servicios en el Tribunal Constitucional.
2. Durante los tres años inmediatamente posteriores al cese en sus funciones,
los letrados tendrán la incompatibilidad a que se re ere el artículo 81.3.»
Treinta y dos. El artículo 98 queda redactado como sigue:
«Artículo 98.
El Tribunal Constitucional tendrá un Secretario General elegido por el Pleno
y nombrado por el Presidente entre los letrados, cuya jefatura ejercerá sin
perjuicio de las facultades que corresponden al Presidente, al Tribunal y a las
Salas.»
Treinta y tres. El artículo 99 queda redactado como sigue:
«Artículo 99.
1. Corresponde también al Secretario General, bajo la autoridad e instrucciones
del Presidente:
a) La dirección y coordinación de los servicios del Tribunal y la jefatura de su
personal.
b) La recopilación, clasi cación y publicación de la doctrina constitucional del
Tribunal.
c) La preparación, ejecución y liquidación de presupuesto, asistido por el
personal técnico.
d) Las demás funciones que le atribuya el reglamento del Tribunal.
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 237

2. Las normas propias del Tribunal podrán prever supuestos de delegación


de competencias administrativas del Presidente en el Secretario General.
Del mismo modo podrá preverse la delegación de competencias propias del
Secretario General.
3. Contra las resoluciones del Secretario General podrá interponerse recurso
de alzada ante el Presidente, cuya decisión agotará la vía administrativa. Esta
decisión será susceptible de ulterior recurso contencioso-administrativo.»
Treinta y cuatro. El artículo 100 queda redactado como sigue:
«Artículo 100.
El Tribunal tendrá el número de secretarios de justicia que determine su
plantilla. Los secretarios de justicia procederán del Cuerpo de Secretarios
Judiciales y las vacantes se cubrirán por concurso de méritos entre quienes
pudieran ocupar plaza en el Tribunal Supremo.»
Treinta y cinco. El artículo 102 queda redactado como sigue:
«Artículo 102.
El Tribunal Constitucional adscribirá a su servicio el personal de la
Administración de Justicia y demás funcionarios en las condiciones que je
su reglamento. Podrá, asimismo, contratar personal en régimen laboral para
el desempeño de puestos que no impliquen participación directa ni indirecta
en el ejercicio de las atribuciones del Tribunal Constitucional, y cuyas
funciones sean propias de o cios, auxiliares de carácter instrumental o de
apoyo administrativo. La contratación de este personal laboral se realizará
mediante procesos de selección ajustados a los principios de igualdad, mérito
y capacidad.»
Treinta y seis. La disposición adicional primera queda redactada como sigue:
«Disposición adicional primera.
1. El número de letrados seleccionados mediante concurso-oposición a los que
se re ere el artículo 97.1 no podrá exceder de 16.
2. La plantilla del personal del Tribunal Constitucional sólo podrá ser
modi cada a través de la Ley de Presupuestos Generales del Estado.»

Disposición transitoria primera.


La posibilidad de que el Pleno de era a las Salas o éstas a las Secciones el
conocimiento y la resolución de asuntos que en principio corresponde a aquéllas,
prevista en la nueva redacción de los artículos 8.2, 10.1.b), 10.2 y 52.2 de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional, se podrá aplicar a los procesos constitucionales
iniciados antes de la vigencia de la presente Ley Orgánica.

Disposición transitoria segunda.


1. El plazo de treinta días establecido en la nueva redacción del artículo 44.2 de
la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional se aplicará si en la fecha de entrada en
vigor de la presente Ley Orgánica no ha expirado el plazo establecido en la redacción
anterior de ese precepto, en cuyo caso la parte dispondrá de los días que resten desde
la fecha inicial del cómputo.
238 ANEXOS

2. La posibilidad de válida presentación de recursos de amparo en el día siguiente


al del vencimiento del plazo de interposición a que se re ere el artículo 85.2 de la
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional sólo se aplicará si dicho vencimiento tiene
lugar tras la entrada en vigor de la presente Ley Orgánica.

Disposición transitoria tercera.


La admisión e inadmisión de los recursos de amparo cuya demanda se haya
interpuesto antes de la vigencia de esta Ley Orgánica se regirá por la normativa
anterior. No obstante, la providencia de inadmisión se limitará a expresar el supuesto
en el que se encuentra el recurso.

Disposición transitoria cuarta.


Las previsiones del artículo 55.2 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional se
aplicarán con independencia de la fecha de iniciación del proceso de amparo.

Disposición nal primera. Modi cación de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio,


del Poder Judicial.
El párrafo primero del apartado 1 del artículo 241 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1
de julio, del Poder Judicial, queda redactado en los siguientes términos:
«1. No se admitirán con carácter general incidentes de nulidad de actuaciones.
Sin embargo, excepcionalmente, quienes sean parte legítima o hubieran
debido serlo podrán pedir por escrito que se declare la nulidad de actuaciones
fundada en cualquier vulneración de un derecho fundamental de los referidos
en el artículo 53.2 de la Constitución, siempre que no haya podido denunciarse
antes de recaer resolución que ponga n al proceso y siempre que dicha
resolución no sea susceptible de recurso ordinario ni extraordinario.»

Disposición nal segunda. Entrada en vigor.


La presente Ley Orgánica entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en
el «Boletín O cial del Estado».

Por tanto,
Mando a todos los españoles, particulares y autoridades, que guarden y hagan
guardar esta ley orgánica.

Madrid, 24 de mayo de 2007.

JUAN CARLOS R.
El Presidente del Gobierno,
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO

*****
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 239

Sala Primera. Auto 188/2008, de 21 de julio de 2008. Inadmite a trámite el


recurso de amparo 1282-2008, promovido por don Eric Roger Maurice Langevin
frente a un Auto de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que acordó
su ingreso en prisión, con motivo de una orden europea de detención y entrega
emitida por Francia para ser sometido a juicio en causa por delito de estafa.

TEXTO
Tribunal Constitucional. Sala Primera. Excms. Srs.: doña María Emilia Casas
Baamonde, don Javier Delgado Barrio, don Jorge Rodríguez-Zapata Pérez, don
Manuel Aragón Reyes, don Pablo Pérez Tremps. Núm. Registro: 1282-2008. Asunto:
Recurso de amparo promovido por don Eric Roger Maurice Langevin. Sobre: Auto de
23 de noviembre de 2007 de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional, que acuerda el ingreso en prisión del recurrente a efectos de la orden
europea de detención y entrega para su entrega a Francia, y posterior Auto de 14 de
enero de 2008, que lo rati ca (OEDE núm. 148-2006).

AUTO I. ANTECEDENTES
1. Con fecha 15 de febrero de 2008 el Procurador de los Tribunales don José
Ángel Donaire Gómez, en nombre y representación de don Eric Roger Maurice
Langevin, presentó en el Registro General de este Tribunal recurso de amparo
contra el Auto de 23 de noviembre de 2007 de la Sección Segunda de la Sala de lo
Penal de la Audiencia Nacional, que acuerda el ingreso en prisión del recurrente
a efectos para su entrega a Francia, con motivo de la orden europea de detención
y entrega (OEDE núm. 148-2006), así como contra el Auto de 14 de enero de 2008,
que desestima el recurso de súplica interpuesto contra el anterior. 2. Los hechos
en que se fundamenta la demanda de amparo son, sucintamente expuestos, los
siguientes:
a) La orden europea de detención y entrega emitida por las autoridades judiciales
francesas, y recibida por el Juzgado Central de Instrucción núm. 1, en funciones
de guardia, el 13 de noviembre de 2006, es para ser enjuiciado el recurrente
como presunto autor de un delito de estafa. A dicha fecha el recurrente se
encontraba imputado por delito de estafa en el Juzgado de Instrucción núm.
2 de Málaga, diligencias previas núm. 1459-2005, hallándose en situación de
prisión provisional por dicha causa.
b) Por Auto de 22 de diciembre de 2006 la Sección Segunda de la Sala de lo Penal
de la Audiencia Nacional acordó haber lugar a la entrega del recurrente en
amparo a las autoridades francesas en virtud de la orden europea de detención
y entrega reseñada, sin perjuicio de suspender su entrega material hasta tanto
conste la extinción de las responsabilidades penales que tiene pendientes en
España, o autorización del Juzgado de Instrucción núm. 2 de Málaga para
proceder a la entrega. c) Conocido por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal
de la Audiencia Nacional que el Juzgado de Instrucción núm. 2 de Málaga había
acordado la libertad provisional del recurrente, dicha Sección dictó el Auto de
240 ANEXOS

23 de noviembre de 2007, acordando el ingreso en prisión del recurrente con


carácter instrumental para su entrega a Francia, con motivo de la orden europea
de detención y entrega núm. 148-2006, poniendo esta decisión en conocimiento
del referido Juzgado de Instrucción. Contra este Auto interpuso el recurrente en
amparo recurso de súplica, que fue desestimado por Auto de 14 de enero de 2008.
3. En la demanda de amparo se alega que los Autos impugnados ha lesionado el
derecho de la recurrente a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), en su vertiente
de derecho a la intangibilidad de las resoluciones judiciales rmes, porque la
propia Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional acordó
por Auto rme de 22 de diciembre de 2006 supeditar la entrega material del
recurrente a las autoridades francesas hasta tanto constase la extinción de las
responsabilidades penales que tiene pendientes en España, o bien la autorización
del Juzgado de Instrucción núm. 2 de Málaga para proceder a la entrega, por lo
que no procede que la Sección acuerde el ingreso en prisión del recurrente para su
entrega a Francia cuando ni sus responsabilidades penales pendientes en España
están extinguidas ni el referido Juzgado de Instrucción ha autorizado su entrega.

II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS


1. La admisión a trámite del presente recurso de amparo, interpuesto tras la entrada
en vigor de la reforma introducida en la Ley Orgánica de este Tribunal (LOTC)
por la Ley Orgánica 6/2007, de 24 de mayo, exige veri car que la demanda de
amparo cumple los requisitos establecidos en el art. 50.1 LOTC, en la redacción
resultante de dicha reforma.
La exposición de motivos de la citada Ley Orgánica 6/2007 destaca, entre
las reformas que aborda, la nueva con guración del recurso de amparo y,
singularmente, la de su trámite de admisión. En dicha exposición de motivos se
llama la atención sobre que, si bien el sistema anterior a la reforma se basaba en la
previsión de «causas de inadmisión tasadas», la reforma introduce un sistema en el
que «el recurrente debe alegary acreditar que el contenido del recurso justi ca una
decisión sobre el fondo por parte del Tribunal en razón de su especial trascendencia
constitucional, dada su importancia para la interpretación, aplicación o general
e cacia de la Constitución». Esta novedad supone, tal como también incide la
exposición de motivos, una inversión del juicio de admisibilidad, ya que «se
pasa de comprobar la inexistencia de causas de inadmisión a la veri cación de la
existencia de una relevancia constitucional en el recurso de amparo formulado»,
por lo que el examen de admisión consistirá, materialmente, en «la comprobación
en las alegaciones del recurrente de la existencia de relevancia constitucional
en el recurso». En coherencia con esta intención, los arts. 49 y 50 LOTC han
recibido una nueva redacción por la Ley Orgánica 6/2007, estableciendo el nuevo
régimen jurídico de admisibilidad de los recursos de amparo. A esos efectos, el
art. 50.1 LOTC dispone que sólo se acordará la admisión del recurso de amparo
«cuando concurran todos los siguientes requisitos: a) Que la demanda cumpla
con lo dispuesto en los artículos 41 a 46 y 49. b) Que el contenido del recurso
justi que una decisión sobre el fondo por parte del Tribunal Constitucional en
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 241

razón de su especial trascendencia constitucional, que se apreciará atendiendo


a su importancia para la interpretación de la Constitución, para su aplicación o
para su general e cacia, y para la determinación del contenido y alcance de los
derechos fundamentales». Así pues, en consonancia con esta nueva exigencia de
fondo de que para la admisión del recurso de amparo deba concurrir, además
de la lesión de un derecho fundamental del recurrente tutelable en amparo [arts.
53.2 y 161.1 b) CE y art. 41 LOTC], una especial trascendencia constitucional del
asunto [art. 50.1 b) LOTC], el art. 49.1 in ne LOTC, en la redacción resultante
de la Ley Orgánica 6/2007, establece que «En todo caso, la demanda justi cará
la especial trascendencia constitucional del recurso». Por tanto, el recurso de
amparo, conforme a lo dispuesto en el art. 50.1 a) LOTC, no puede ser admitido a
trámite si el recurrente no cumple -además de los restantes requisitos procesales
previstos en los arts. 42 a 44 LOTC- la ineludible exigencia impuesta por el art.
49.1 in ne LOTC de justi car de manera expresa en la demanda de amparo la
especial trascendencia constitucional del recurso, cuya naturaleza sustantiva se
re eja en la expresión «en todo caso» empleada por el precepto. Ello sin perjuicio,
claro está, de la apreciación por parte de este Tribunal, atendiendo a los criterios
señalados por el art. 50.1 b) LOTC acerca de si, cumplida aquella exigencia por el
recurrente, el recurso de amparo reviste efectivamente una especial trascendencia
constitucional que justi que una decisión sobre el fondo por parte del Tribunal
Constitucional.
2. Cumple advertir que la carga de justi car la especial trascendencia constitucional
del recurso de amparo es algo distinto a razonar la existencia de la vulneración
de un derecho fundamental. La argumentación sobre la concurrencia de la lesión
de un derecho fundamental por la resolución impugnada es un presupuesto
inexcusable en cualquier demanda de amparo y a esa exigencia se re ere el inciso
inicial del art. 49.1 LOTC cuando establece, como contenido de la demanda,
la exposición clara y concisa de los hechos que la fundamenten y la cita de los
preceptos constitucionales que se estimen infringidos, jando con precisión el
amparo que se solicita para preservar o restablecer el derecho o libertad que se
considere vulnerado. Pero además, en virtud de la reforma operada por la Ley
Orgánica 6/2007, que añade el transcrito inciso nal al art. 49.1 LOTC, en todo
caso el recurrente habrá de justi car expresamente en su demanda de amparo
la especial trascendencia constitucional del recurso, sin que corresponda a este
Tribunal reconstruir de o cio la demanda cuando el recurrente incumpla la carga
de argumentación que sobreél recae en orden ajusti car esa especial trascendencia
constitucional que, a su juicio, reviste el recurso de amparo que ha interpuesto. 3.
La exigencia prevista en el art. 49.1 in ne LOTC de que en la demanda de amparo
se justi que en todo caso la especial trascendencia constitucional del recurso es,
además, un requisito insubsanable.
Si bien el art. 49.4 LOTC dispone que «[d]e incumplirse cualquiera de los
requisitos en los apartados que anteceden, las Secretarías de Justicia lo pondrán
de mani esto al interesado en el plazo de diez días, con el apercibimiento de que,
de no subsanarse el defecto, se acodará la inadmisión del recurso», no obstante,
la propia naturaleza y la función que cumple la carga establecida en el inciso nal
242 ANEXOS

del art. 49.1 LOTC, en relación con lo dispuesto en el art. 50.1 LOTC, impiden
considerar que este requisito sea de naturaleza subsanable. En efecto, este
Tribunal ha reiterado en múltiples ocasiones la importancia que tiene la demanda
de amparo como escrito rector para acotar, de nir y delimitar la pretensión y,
por tanto, la resolución del recurso de amparo (por todas, STC 7/2008, de 21 de
enero, FJ 1). En relación con ello, por un lado, y en referencia a las exigencias
de precisión y claridad contenidas en el primer inciso del art. 49.1 LOTC, se ha
destacado que no cabe considerar que representen meros formalismos, ya que
están justi cadas por la necesidad de «proporcionar los elementos necesarios para
la formulación del juicio que corresponde hacer a este Tribunal» (STC 82/1995,
de 5 de junio, FJ 5); y, por otro, se ha advertido reiteradamente que no puede
exigirse de este Tribunal que integre los defectos argumentales de la demanda
de amparo (por todas, STC 143/1994, de 9 de mayo, FJ 5), «toda vez que quien
impetra el amparo constitucional no solamente ha de abrir la vía para que este
Tribunal pueda pronunciarse sobre las vulneraciones de la Constitución que se
aleguen, sino que además ha de proporcionar la fundamentación fáctica y jurídica
que razonablemente cabe esperar, y que se integra en el deber de colaborar
con la jurisdicción constitucional, sin que le corresponda a este Tribunal suplir
los razonamientos de las partes, ni reconstruir la demanda de o cio cuando el
demandante ha desatendido la carga de argumentación que pesa sobre él» (STC
76/2007, de 16 de abril, FJ 5). Pues bien, habida cuenta de que la justi cación
de la especial trascendencia constitucional del recurso (art. 49.1 in ne LOTC)
es una inexcusable exigencia argumental para el recurrente, vinculada con un
requisito de orden sustantivo cuyo cabal cumplimiento se conecta con la mejor
ordenación, en su conjunto, del recurso de amparo tal como resulta de la reforma
introducida por Ley Orgánica 6/2007, no cabe admitir que el incumplimiento
de esta carga en la demanda de amparo constituya un defecto subsanable, no
siendo, en consecuencia, procedente la apertura del trámite de subsanación
previsto en el art. 49.4 LOTC (ni tampoco, obviamente, la subsanación por propia
iniciativa del recurrente). Entender lo contrario supondría, además, desconocer
que la interposición del recurso de amparo está sujeta a plazos de caducidad
preclusivos, que no pueden ser reabiertos para dar cumplimiento a un requisito
que afecta directamente a la determinación misma de la pretensión deducida
en el recurso de amparo. En cualquier proceso jurisdiccional, la subsanación de
defectos de la demanda que le da origen puede referirse a requisitos formales,
como la aportación de documentos o la consignación de determinados datos, pero
no es posible extenderla al contenido de las alegaciones que sustentan aquella
pretensión, porque constituyen su sustrato material y ello trastocaría los principios
generales del proceso y las garantías de su seguridad jurídica, que quedarían
gravemente dañados si se abriera la posibilidad de que las argumentaciones que
habían de conducir a la misma admisión a trámite pudieran ser introducidas
ex novo posteriormente a la presentación de la demanda. Y ello aún con mayor
motivo en el actual recurso de amparo dados el signi cado y cometido que le
otorga la nueva regulación legal, que tiene como característica más distintiva la
necesidad de que exista una «especial transcendencia constitucional» en el asunto
planteado para que este Tribunal pueda conocer del mismo.
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4. La lectura de la demanda de amparo pone de mani esto que el recurrente se


ha limitado a exponer los hechos en que fundamenta su pretensión y a exponer
las razones por las que considera que las resoluciones judiciales impugnadas
han vulnerado su derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), así como a
precisar el amparo que solicita. Con ello el recurrente ha dado cumplimiento a las
exigencias del contenido de la demanda establecidas en el primer inciso del art.
49.1 LOTC.
Sin embargo, la demanda no contiene argumentación expresa alguna destinada a
cumplir la carga, establecida en el segundo inciso del art. 49.1 LOTC, de justi car
la especial trascendencia constitucional del recurso de amparo [esto es, razonando
el demandante que, a su juicio, «el contenido del recurso justi que una decisión
sobre el fondo por parte del Tribunal Constitucional en razón de su especial
trascendencia constitucional», como explicita el art. 50.1 b) LOTC], por lo que
no cabe sino concluir que el recurrente ha incumplido de manera insubsanable
dicha exigencia, lo que determina la inadmisión del recurso [art. 50.1 a) LOTC, en
relación con el art. 49.1 in ne LOTC]. En virtud de todo lo expuesto, la Sala

ACUERDA

Inadmitir el presente recurso de amparo.

Publíquese este Auto en el «Boletín O cial del Estado».

Madrid, a veintiuno de julio de dos mil ocho.-María Emilia Casas Baamonde.-


Javier Delgado Barrio.-Jorge Rodríguez-Zapata Pérez.-Manuel Aragón Reyes.-Pablo
Pérez Tremps.-Firmado y rubricado.

*****
244 ANEXOS

Pleno. Sentencia 155/2009, de 25 de junio de 2009. Recurso de amparo avocado


7329-2008. Promovido por doña Dolores Vallejo Marchal frente a las
Sentencias de la Audiencia Provincial de Madrid y de un Juzgado de Instrucción
de Fuenlabrada que la condenaron por una falta de hurto. Interpretación del
requisito del artículo 50.1 b) LOTC: “especial trascendencia constitucional”
del recurso de amparo. Vulneración de los derechos de defensa y a un proceso
con garantías: condena de localización permanente, cuando el scal había
pedido multa, que no respeta la correlación entre la acusación y el fallo en lo
que atañe a la pena. Votos particulares.

TEXTO
El Pleno del Tribunal Constitucional, compuesto por doña María Emilia Casas
Baamonde, Presidenta, don Guillermo Jiménez Sánchez, don Vicente Conde Martín
de Hijas, doña Elisa Pérez Vera, don Eugeni Gay Montalvo, don Jorge Rodríguez-
Zapata Pérez, don Ramón Rodríguez Arribas, don Pascual Sala Sánchez, don Manuel
Aragón Reyes y don Pablo Pérez Tremps, Magistrados, ha pronunciado

EN NOMBRE DEL REY

la siguiente
SENTENCIA

En el recurso de amparo avocado al Pleno núm. 7329-2008, promovido por doña


Dolores Vallejo Marchal, representada por la Procuradora de los Tribunales doña
Rosalva Yanes Pérez y asistida por el Letrado don César Sánchez Sánchez, contra la
Sentencia del Juzgado de Instrucción núm. 2 de Fuenlabrada, de 25 de julio de 2007,
recaída en el juicio de faltas núm. 66-2007, revocada parcialmente por la Sentencia
de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid núm. 297/2008, de 17
de septiembre, dictada en el rollo de apelación núm. 169-2008. Ha comparecido y
formulado alegaciones el Ministerio Fiscal. Ha actuado como Ponente el Magistrado
don Vicente Conde Martín de Hijas, quien expresa el parecer del Tribunal.

I. ANTECEDENTES
1. Mediante escrito presentado en el Registro General de este Tribunal el día 30 de
septiembre de 2008 don César Sánchez Sánchez, Letradode o cio de doña Dolores
Vallejo Marchal, solicitó que a su defendida le fuera designado Procurador del
turno de o cio para promover demanda de amparo contra las resoluciones
judiciales a las que se ha hecho mención en el encabezamiento de esta Sentencia.
2. Por diligencia de ordenación de la Secretaría de la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, de 4 de noviembre de 2008, se dirigió atenta comunicación al
Ilustre Colegio de Procuradores de Madrid, a n de que, de conformidad con
lo dispuesto en la Ley 1/1996, de 10 de enero, de asistencia jurídica gratuita, y
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en el Acuerdo del Pleno de este Tribunal de 18 de junio de 1996 sobre asistencia


jurídica gratuita en los procesos de amparo constitucional, se designara, si
procediese, Procurador del turno de o cio que representara a la recurrente en
amparo, acompañándose a dicha comunicación los documentos remitidos por la
interesada.
Por nueva diligencia de ordenación de la Secretaría de la Sala Segunda del
Tribunal Constitucional, de 22 de diciembre de 2008, se tuvo designada como
Procuradora del turno de o cio a doña Rosalva Yanes Pérez, ejerciendo la defensa
el Letrado don César Sánchez Sánchez, y se les hizo saber tal designación a éstos
y a la recurrente en amparo, entregándose copia de los escritos presentados en
este recurso a la expresada Procuradora para que los pasara a estudio del citado
Letrado, a n de que formalizasen la demanda de amparo en el plazo de treinta
días, con sujeción a lo dispuesto en el art. 49 LOTC, debiendo atenerse el Letrado
a lo establecido en los arts. 32 y 33 de la Ley 1/1996, de 10 de enero, de asistencia
jurídica gratuita, en caso de estimar insostenible el recurso o insu ciente la
documentación, poniéndolo en conocimiento de este Tribunal.
3. La demanda de amparo se formalizó mediante escrito presentado en el Registro
General de este Tribunal el día 9 de febrero de 2009, en el que se recoge la siguiente
relación de antecedentes fácticos:
a) El Juzgado de Instrucción núm. 2 de Fuenlabrada dictó Sentencia en fecha
25 de julio de 2007, en la que condenó a la recurrente en amparo, como
autora de una falta de hurto tipi cada en el art. 623.1 CP, a la pena de doce
días de localización permanente, que habría de cumplir en su domicilio, de
conformidad con el art. 37 CP y el Real Decreto 515/2005, de 6 de mayo, por
el que se establecen las circunstancias de ejecución de las penas de trabajos
en bene cio de la comunidad y de localización permanente, de determinadas
medidas de seguridad, así como de la suspensión de la ejecución de las penas
privativas de libertad, imponiéndole el pago de las costas procesales.
b) La demandante de amparo interpuso recurso de apelación contra la anterior
Sentencia, que fue parcialmente estimado por la Sentencia de la Sección
Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid núm. 297/2008, de 17 de
septiembre, la cual revocó parcialmente la Sentencia recurrida en el sentido de
sustituir la condena impuesta por la de ocho días de localización permanente,
con rmando sus restantes pronunciamientos.
4. En la fundamentación jurídica de la demanda de amparo se denuncia la
vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), por vulneración
del principio acusatorio y por falta de motivación de la individualización de la
pena:
a) En relación con la primera de las vulneraciones denunciadas se argumenta
que las Sentencias impugnadas infringen de manera mani esta el principio
acusatorio, ya que el Ministerio Fiscal formuló acusación por una falta de
hurto del art. 623.1 CP y solicitó una condena de cuarenta y cinco días de
multa con una cuota diaria de 6 €, en tanto que en aquéllas se condenó a la
recurrente inicialmente a una pena de doce días de localización permanente,
que posteriormente la Audiencia Provincial redujo a ocho días, esto es,
246 ANEXOS

le impusieron una condena de distinta naturaleza a la pedida por la única


acusación actuante, y que transgrede los límites superiores interesados por
ésta.
b) Las Sentencias recurridas también lesionan el derecho a la tutela judicial efectiva
(art. 24.1 CE) por falta de motivación en cuanto a la concreta individualización
de la pena impuesta.
Se razona al respecto en la demanda que, de acuerdo con el art. 638 CP, los Jueces
y Tribunales procederán en la aplicación de las penas del libro V del Código penal
según su prudente arbitrio, dentro de los límites de cada una, atendiendo a las
circunstancias del caso y del culpable, sin ajustarse a las reglas de los arts. 61 a 72
CP. Fijar la pena en función de prudente arbitrio no implica que tal decisión no
deba razonarse, a n de que el condenado pueda conocer las razones que motivan
que la pena sea una y no otra. El arbitrio sin mayor razonamiento o motivación es
arbitrariedad, proscrita por nuestro ordenamiento constitucional.
En este caso en las Sentencias impugnadas «no se razona … la causa que motiva la
imposición de la pena en límites superiores a los mínimos legalmente previstos».
Si bien el ilícito penal se ha cometido inutilizando los sistemas de alarma de los
productos, esta circunstancia no ha ocasionado ningún perjuicio al denunciante,
ya que dichos productos han podido ser recuperados y son aptos para la venta. A
lo que hay que añadir que, frente a lo que se sostiene en la Sentencia del Juzgado,
la actitud de la recurrente no fue la de no acudir al acto del juicio o desatenderse
del mismo, sino que, como se deduce de la comparecencia de 25 de julio de 2007
que obra en las actuaciones, simplemente sufrió un error respecto a la hora en que
estaba prevista la celebración del acto.
La condena por la falta del art. 623.1 CP debió ser impuesta en el grado mínimo
posible, «ya que no existe razonamiento ni motivación alguna que justi que la
concreta decisión adoptada o, en su defecto, los razonamientos» que al respecto se
exponen en las Sentencias no permiten mantener que la condena alcance el límite
en que ha sido impuesta.
En el suplico del escrito de demanda se interesa del Tribunal Constitucional
que, tras los trámites pertinentes, dicte Sentencia en la que se otorgue el amparo
solicitado y se declare la nulidad de las Sentencia recurridas, a n de que se
pronuncie una nueva resolución judicial respetuosa con el derecho fundamental
vulnerado. Por un primer otrosí, se solicita la suspensión de la ejecución de la
Sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid núm.
297/2008, de 17 de septiembre.
La demanda dedica un segundo otrosí a justi car la especial trascendencia
constitucional del recurso, que se a rma que radica en que por el Tribunal
Constitucional se je doctrina sobre los siguientes extremos: a) Si la imposición de
condena de diferente naturaleza a la interesada por la única acusación actuante,
aun a pesar de derivar de la literalidad del tipo penal, implica una lesión del
derecho a la tutela judicial efectiva por vulneración del principio acusatorio; y b)
Si la imposición de una condena por encima de los mínimos legales, en caso de
falta de motivación de las razones de tal individualización punitiva, implica la
vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva por falta de motivación.
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 247

5. La Sala Segunda del Tribunal Constitucional, por providencia de 27 de abril


de 2009, admitió a trámite la demanda y, en aplicación de lo dispuesto en el
art. 51 LOTC, acordó dirigir sendas comunicaciones a la Sección Segunda
de la Audiencia Provincial de Madrid y al Juzgado de Instrucción núm. 2 de
Fuenlabrada, a n de que remitieran, respectivamente, certi cación o fotocopia
adverada de las actuaciones correspondientes al rollo de apelación núm. 169-2008
y al juicio de faltas núm. 66-2007, debiendo el Juzgado previamente emplazar a
quienes hubieran sido parte en el procedimiento, a excepción de la demandante
de amparo, para que si lo deseasen pudieran comparecer en el plazo de diez días
en este recurso.
6. La Sala Segunda del Tribunal Constitucional, por providencia de 27 de abril
de 2009, acordó formar la oportuna pieza para la tramitación del incidente de
suspensión y, de conformidad con lo dispuesto en el art. 56 LOTC, conceder un
plazo común de tres días a la parte recurrente y al Ministerio Fiscal para que
alegasen lo que estimaran procedente sobre la suspensión solicitada.
Evacuado el trámite de alegaciones conferido, la Sala por Auto, de 1 de junio
de 2009, acordó suspender la ejecución de la Sentencia de la Sección Segunda
de la Audiencia Provincial de Madrid núm. 297/2008, de 17 de septiembre,
exclusivamente en lo que se re ere a la pena de ocho días de localización
permanente en su domicilio impuesta a la recurrente en amparo.
7. Por diligencia de ordenación de la Secretaría de la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, de 26 de mayo de 2009, se acordó dar vista de las actuaciones
recibidas a la parte recurrente y al Ministerio Fiscal, por plazo común de veinte
días, dentro de los cuales pudieron presentar las alegaciones que estimaron
pertinentes de conformidad con lo dispuesto en el art. 52.1 LOTC.
8. El Ministerio Fiscal evacuó el trámite de alegaciones conferido mediante escrito
registrado en fecha 10 de junio de 2009, que en lo sustancial a continuación se
resume:
a) En relación con el primer motivo de amparo, esto es, si resulta constitucionalmente
admisible la imposición por el órgano enjuiciador de una pena de distin ta
naturaleza y de mayor gravedad que la interesada por el Ministerio Fiscal,
única parte acusadora, el Fiscal ante el Tribunal Constitucional reproduce la
doctrina de las SSTC 230/1997, de 16 de diciembre, 33/2003, de 13 de febrero,
y 183/2005, de 4 de julio, sobre el principio acusatorio y su aplicación al juicio de
faltas, y se re ere a continuación al Acuerdo que la Sala de lo Penal del Tribunal
Supremo adoptó en Pleno no jurisdiccional para la uni cación de criterios el día
20 de diciembre de 2006, de conformidad con el cual «[E]l Tribunal sentenciador no
puede imponer pena superior a las más graves de las pedidas en concreto por las
acusaciones, cualquiera que sea el tipo de procedimiento por el que se sustancie
la causa». Acuerdo que recuerda que ha sido posteriormente desarrollado en
numerosas Sentencias (SSTS 609/2007, de 10 de julio; 1319/2007, de 12 de enero;
423/2008, de 27 de junio; 928/2008, de 3 de diciembre).
En este caso por el órgano judicial se sustituye una pena pedida por el
Ministerio Fiscal que constituye una sanción pecuniaria —arresto de cuarenta
248 ANEXOS

y cinco días y cuota diaria de 6 € (art. 50.1 CP)—, por una pena privativa de
libertad, como es la de localización permanente (arts. 35 y 37 CP) y, por lo
tanto, de mayor gravedad y poder a ictivo, de aplicación inmediata y muy
lejana de la eventual responsabilidad personal subsidiaria prevista en caso
de impago de la multa (art. 53 CP) que pudiera conducir a la privación de
libertad.
Tres son las circunstancias que destaca el Ministerio Fiscal: a) en primer lugar,
que el Juzgado, traspasando su deber de neutralidad frente a la acusación,
asume una distinta y más grave pretensión punitiva que no había sido objeto
de discusión, sin plantear, no obstante, tal posibilidad de modo análogo al
previsto en el art. 733 LECrim, lo que conculca el principio de imparcialidad,
también encuadrado en el derecho a un proceso con todas las garantías, en la
medida en que el órgano judicial no puede constituirse en acusación, asumiendo
la función de una de las partes. Sustituye así a la acusación, incorporando una
variación sustancial en la cali cación jurídica, que agrupa, no sólo el título de
imputación, sino la concreta pretensión punitiva; b) en segundo lugar, que ni
siquiera en apelación se formuló acusación en los términos de la Sentencia del
Juzgado de Instrucción, circunstancia que de haberse producido no hubiera
podido sanar, no obstante, la infracción cometida en primera instancia; y c)
en tercer lugar, que, aunque en este caso la recurrente no se hallaba presente
en el juicio de faltas, la forma de actuar del órgano judicial de hecho hubiera
eliminado, no sólo que la acusada tuviera un conocimiento completo de todos
los aspectos de la pretensión —acusación— del Ministerio Fiscal, que integra
tanto el título de imputación como la concreta pretensión punitiva, sino
también la posibilidad de las partes de informar en apoyo de sus respectivas
pretensiones (art. 969.1 LECrim), al no aparecer la pena privativa de libertad
en la petición de la acusación, sino únicamente en la Sentencia, resultando así
la pena impuesta imprevista y de cuyas razones y de la concreta pena impuesta
sólo habrían tenido conocimiento una vez concluido el acto del juicio.
Las anteriores consideraciones son objeto de matización por el Ministerio
Fiscal, al estimar que en todo caso debe respetarse el principio de legalidad
en aquellos supuestos en que la imposición de una pena esté forzosamente
vinculada al tipo delictivo por el que se formula acusación, pues el proceso
penal tiene un carácter sustantivamente público (STC 174/2003, de 29 de
septiembre).
El Ministerio Fiscal concluye el análisis de este primer motivo de amparo
entendiendo que ha resultado vulnerado el principio acusatorio, en conexión
con el derecho a un juez imparcial y con el derecho de defensa, como integrantes
del derecho a un proceso con todas las garantías (art. 24.2 CE).
b) Respecto a la queja de la recurrente relativa a la falta de individualización
de la pena y a su motivación, el Ministerio Fiscal, tras reproducir la doctrina
de la STC 21/2008, de 31 de enero, considera, analizando conjuntamente
la Sentencia de instancia y de apelación, que las razones en ellas expuestas
resultan insu cientes para justi car la pena mayor y de distinta naturaleza
que se impuso. En su opinión, poniendo esta queja en conexión con el primer
motivo de amparo, lo que no se pude hacer es convalidar por vía de la
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 249

individualización de la pena la imposición de una pena mayor no solicitada


por la acusación, pues tal justi cación carecería de virtualidad bastante para
enervar la infracción del principio acusatorio y la afectación de la imparcialidad
del Juzgador, resultando, en consecuencia, mani estamente arbitraria en
sentido constitucional.
El Ministerio Fiscal concluye su escrito de alegaciones interesando se dicte
Sentencia en la que se otorgue el amparo solicitado y se declare la nulidad de las
Sentencias recurridas, retrotrayendo las actuaciones al Juzgado de Instrucción
núm. 2 de Fuenlabrada, a n de que dicte nueva Sentencia respetando el
derecho fundamental vulnerado.
9. La representación procesal de la recurrente en amparo evacuó el trámite de
alegaciones conferido mediante escrito registrado en fecha 16 de junio de 2009, en
el que dio por reproducidas las efectuadas en la demanda.
10. El Pleno del Tribunal Constitucional, por providencia de 18 de junio de 2009, de
conformidad con lo que establece el art. 10.1 n) LOTC y a propuesta de la Sala
Segunda, acordó recabar para sí el conocimiento del recurso de amparo.
11. Por providencia de 23 de junio de 2009 se señaló para la deliberación y votación
de la presente Sentencia el día 25 de junio de 2009.

II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS


1. La presente demanda de amparo tiene por objeto la impugnación de la Sentencia
del Juzgado de Instrucción núm. 2 de Fuenlabrada, de 25 de julio de 2007, recaída
en el juicio de faltas núm. 66-2007, así como la de la Sentencia de la Sección Segunda
de la Audiencia Provincial de Madrid núm. 297/2008, de 17 de septiembre, que
revocó parcialmente la de instancia en cuanto a la extensión de la pena impuesta,
en virtud de las cuales la recurrente ha sido condenada, como autora de una falta
de hurto prevista y tipi cada en el art. 623.1 del Código penal (CP), a la pena
de ocho días de localización permanente en su domicilio y al pago de las costas
procesales del juicio de faltas, declarándose de o cio las del recurso de apelación.
La demandante de amparo imputa a las Sentencias recurridas, en primer lugar,
la lesión del derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE), por infracción del
principio acusatorio, al haberle impuesto como autora de una falta de hurto del
art. 623.1 CP de la que fue acusada, y por la que fue condenada, una pena —ocho
días de localización permanente en su domicilio— de mayor gravedad y distinta
naturaleza a la interesada por el Ministerio Fiscal, única parte acusadora en el
juicio de faltas, quien había solicitado la pena de cuarenta y cinco días de multa
con una cuota diaria de 6 €. En segundo lugar reprocha a las citadas resoluciones
judiciales, bajo la invocación también del derecho a la tutela judicial efectiva (art.
24.1 CE), su falta de motivación en cuanto a la concreta individualización de la
pena a la que ha sido condenada, ya que no se razona en ellas la imposición de la
pena en límites superiores al mínimo legalmente previsto.
El Ministerio Fiscal se pronuncia a favor de la estimación del recurso de amparo.
Considera vulnerado el principio acusatorio como consecuencia de la imposición
a la demandante de una pena de mayor gravedad y distinta naturaleza a la
250 ANEXOS

solicitada por el Ministerio Fiscal, única parte acusadora en el juicio de faltas,


lo que a su vez implica, en su opinión, que con una perspectiva constitucional
deben cali carse de mani estamente arbitrarias las razones expuestas en las
Sentencias recurridas para justi car la individualización de la pena a la que ha
sido condenada.
2. La demanda ha sido promovida tras la entrada en vigor de la Ley Orgánica
6/2007, de 24 de mayo, por la que se modi ca la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de
octubre, del Tribunal Constitucional (LOTC), de modo que su interposición,
admisión a trámite, tramitación y resolución se rigen por la nueva regulación del
recurso de amparo llevada a cabo por la citada Ley Orgánica 6/2007, de 24 de
mayo. Constituye el elemento más novedoso o la «caracterización más distintiva»
(ATC 188/2008, de 21 de julio, FJ 3) de esta regulación del recurso de amparo el
requisito sustantivo o de fondo de la «especial trascendencia constitucional» que
impone el art. 50.1 b) LOTC para la admisión del recurso. En él se plasma la opción
del legislador, en el ejercicio de la habilitación que constitucionalmente le con ere
el art. 161.1 b) CE, en relación con su art. 53.2, por una nueva con guración del
recurso de amparo, toda vez que, en principio, tras la reforma llevada a cabo la
mera lesión de un derecho fundamental o libertad pública tutelable en amparo
ya no será por sí sola su ciente para admitir el recurso, pues es imprescindible,
además, su «especial trascendencia constitucional», frente a la con guración por
la que esencialmente se caracterizaba en su anterior regulación, en tanto que
recurso orientado primordialmente a reparar las lesiones causadas en los derechos
fundamentales y libertades públicas del demandante susceptibles de amparo. Así
pues, para la admisión del recurso de amparo no es su ciente la mera lesión de
un derecho fundamental o libertad pública del recurrente tutelable en amparo
[arts. 53.2 y 161.1 b) CE y 41 LOTC], sino que además es indispensable, en lo que
ahora interesa, la especial trascendencia constitucional del recurso [art. 50.1 b)
LOTC]. El recurso de amparo, en todo caso, sigue siendo un recurso de tutela de
derechos fundamentales. De esta forma se con gura por el legislador elsistema de
garantías de los derechos fundamentales encomendado a los Jueces y Tribunales
como guardianes naturales y primeros de dichos derechos (STC 227/1999, de 13
de diciembre, FJ 1), a los que con ere un mayor protagonismo en su protección
(ampliación del incidente de nulidad de actuaciones), y culminado por el Tribunal
Constitucional que, además de garante último, es su máximo intérprete (arts. 53.2
y 123 CE y 1.1 LOTC).
Aunque el recurrente ha de satisfacer necesariamente, de acuerdo con lo
dispuesto en el art. 49.1 in ne LOTC, la carga de justi car en la demanda la
especial trascendencia constitucional del recurso (AATC 188/2008, de 21 de julio;
289/2008 y 290/2008, de 22 de septiembre), es a este Tribunal a quien corresponde
apreciar en cada caso la existencia o inexistencia de esa «especial trascendencia
constitucional»; esto es, cuándo, según el tenor del art. 50.1 b) LOTC, «el
contenido del recurso justi que una decisión de fondo por parte del Tribunal
Constitucional en razón de su especial trascendencia constitucional», atendiendo
para ello a los tres criterios que en el precepto se enuncian: «a su importancia para
la interpretación de la Constitución, para su aplicación o para su general e cacia
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 251

y para la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales».


El carácter notablemente abierto e indeterminado, tanto de la noción de «especial
trascendencia constitucional», como de los criterios legalmente establecidos para
su apreciación, con eren a este Tribunal un amplio margen decisorio para estimar
cuándo el contenido de un recurso de amparo «justi [ca] una decisión sobre el
fondo … en razón de su especial trascendencia constitucional». Como es obvio,
la decisión liminar de admisión a trámite del recurso al apreciar el cumplimiento
del citado requisito no limita las facultades del Tribunal sobre la decisión nal en
relación con el fondo del asunto.
En el caso que ahora nos ocupa el Tribunal ha entendido que concurre el requisito
de la especial trascendencia constitucional [art. 50.1 b) LOTC], porque, como a
continuación se pone de mani esto, le permite aclarar e incluso per lar, como
consecuencia de un proceso de re exión interna, la doctrina constitucional sobre
la exigencia de congruencia entre la acusación y el fallo en el extremo referido a la
pena a imponer, en cuanto manifestación del principio acusatorio, supuesto éste
que, junto a otros a los que de inmediato nos referiremos, es uno de los casos en los
que cabe apreciar en el contenido del recurso de amparo la especial trascendencia
constitucional [art. 50.1 b) LOTC].
Ya en ocasión anterior hemos identi cado como otro de los casos en que cabe
apreciar que concurre en el contenido del recurso de amparo la «especial
trascendencia constitucional» a la que se re ere el art. 50.1 b) LOTC cuando en
él se plantee «una cuestión en la que este Tribunal no ha sentado doctrina» (STC
70/2009, de 23 de marzo, FJ 1).
Este Tribunal estima conveniente, dado el tiempo transcurrido desde la reforma
del recurso de amparo, avanzar en la interpretación del requisito del art. 50.1 b)
LOTC. En este sentido considera que cabe apreciar que el contenido del recurso de
amparo justi ca una decisión sobre el fondo en razón de su especial trascendencia
constitucional en los casos que a continuación se re eren, sin que la relación que
se efect úa pueda ser ente ndida como un elenco de nitivamente cerrado de casos en
los que un recurso de amparo tiene especial trascendencia constitucional, pues a tal
entendimiento se opone, lógicamente, el carácter dinámico del ejercicio de nuestra
jurisdicción, en cuyo desempeño no puede descartarse a partir de la casuística que
se presente la necesidad de per lar o depurar conceptos, rede nir supuestos
contemplados, añadir otros nuevos o excluir alguno inicialmente incluido.
Tales casos serán los siguientes: a) el de un recurso que plantee un problema o una
faceta de un derecho fundamental susceptible de amparo sobre el que no haya
doctrina del Tribunal Constitucional, supuesto ya enunciado en la STC 70/2009,
de 23 de marzo; b) o que dé ocasión al Tribunal Constitucional para aclarar o
cambiar su doctrina, como consecuencia de un proceso de re exión interna,
como acontece en el caso que ahora nos ocupa, o por el surgimiento de nuevas
realidades sociales o de cambios normativos relevantes para la con guración
del contenido del derecho fundamental, o de un cambio en la doctrina de los
órganos de garantía encargados de la interpretación de los tratados y acuerdos
internacionales a los que se re ere el art. 10.2 CE; c) o cuando la vulneración del
derecho fundamental que se denuncia provenga de la ley o de otra disposición de
252 ANEXOS

carácter general; d) o si la vulneración del derecho fundamental traiga causa de una


reiterada interpretación jurisprudencial de la ley que el Tribunal Constitucional
considere lesiva del derecho fundamental y crea necesario proclamar otra
interpretación conforme a la Constitución; e) o bien cuando la doctrina del
Tribunal Constitucional sobre el derecho fundamental que se alega en el recurso
esté siendo incumplida de modo general y reiterado por la jurisdicción ordinaria,
o existan resoluciones judiciales contradictorias sobre el derecho fundamental, ya
sea interpretando de manera distinta la doctrina constitucional, ya sea aplicándola
en unos casos y desconociéndola en otros; f) o en el caso de que un órgano judicial
incurra en una negativa mani esta del deber de acatamiento de la doctrina del
Tribunal Constitucional (art. 5 de la Ley Orgánica del Poder Judicial: LOPJ); g) o,
en n, cuando el asunto suscitado, sin estar incluido en ninguno de los supuestos
anteriores, trascienda del caso concreto porque plantee una cuestión jurídica de
relevante y general repercusión social o económica o tenga unas consecuencias
políticas generales, consecuencias que podrían concurrir, sobre todo, aunque no
exclusivamente, en determinados amparos electorales o parlamentarios.
3. Tras las precedentes consideraciones sobre el requisito que para la admisión del
recurso de amparo establece el art. 50.1 b) LOTC, procede que a continuación
nos adentremos en el enjuiciamiento de las quejas que la solicitante de amparo
plantea. La primera consiste en la posible vulneración del principio acusatorio por
falta de la debida correlación entre la acusación y la Sentencia condenatoria, en el
concreto extremo referido en este caso a la pena impuesta a la recurrente, por ser
de mayor gravedad y distinta naturaleza a la solicitada por la acusación.
La cuestión de los límites constitucionales a la potestad judicial de imponer penas o,
en otras palabras, sobre el alcance de la exigencia de correlación entre la acusación
y el fallo en el extremo concerniente a la pena a imponer ya ha sido abordada
por el Tr ibunal C onstitu cional e n ocasiones precedentes, habiendo elaborado al
respecto, como tendremos ocasión de constatar, una doctrina constitucional que
aparece recogida de manera uniforme en la mayoría de las resoluciones dictadas
sobre la materia, pero que no está exenta,sin embargo, de in exiones en algunas otras
decisiones, al menosen su enunciado y formulación, dando asílugar a una exposición
de dicha doctrinano siempre lo su cientemente nítidaque, en cuanto susceptible, por
lo tanto, de inducir a confusión, requiere de alguna precisión o clari cación.
Precisamente la razón de la avocación del recurso de amparo al Pleno del Tribunal,
de acuerdo con lo dispuesto en los arts. 10.1 n) y 13 LOTC, ha radicado en la
conveniencia de aclarar y per lar la doctrina constitucional sobre tan compleja
cuestión, despejando las posibles dudas que pudiera suscitar y re exionando de
nuevo sobre ella, cuyo debate, además, en el seno del propio Tribunal ha dado
lugar en ocasiones anteriores a posiciones contrapuestas entre sus miembros (en
este sentido, SSTC 59/2000, de 2 de marzo; 75/2000, de 27 de marzo; 76/2000, de
27 de marzo; 92/2000, de 10 de abril; 122/2000, de 16 de mayo; 139/2000, de 29 de
mayo; 228/2002, de 9 de diciembre; 174/2003, de 29 de septiembre; 163/2004, de
4 de octubre).
4. El Pleno de este Tribunal recordaba, una vez más, en la STC 123/2005, de 12
de mayo, reiterando precedente doctrina constitucional, que, aun cuando el
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 253

principio acusatorio no aparece expresamente mencionado entre los derechos


constitucionales que disciplinan el proceso penal, ello no es óbice para reconocer
como protegidos en el art. 24.2 CE ciertos derechos fundamentales que con guran
los elementos estructurales de dicho principio, que trasciende el derecho a ser
informado de la acusación y comprende un haz de garantías adicionales. En este
sentido se resaltaba tanto la vinculación del principio acusatorio con los derechos
constitucionales de defensa y a conocer la acusación como con la garantía
constitucional de la imparcialidad judicial (FJ 3 y doctrina constitucional allí
citada).
Descendiendo de lo general a lo particular, por lo que se re ere, en concreto, al
fundamento del deber de congruencia entre la acusación y fallo, que constituye
una de las manifestaciones del principio acusatorio contenidas en el derecho a un
proceso con todas las garantías, en la citada Sentencia lo poníamos en relación
directa, principalmente, con los derechos a la defensa y a estar informado de la
acusación, pues si se extralimitara el juzgador en el fallo, apreciando unos hechos
o una cali cación jurídica diferente a las pretendidas por las acusaciones, se
privaría a la defensa de la necesaria contradicción. Pero también subrayábamos
que este deber de congruencia encuentra su fundamento en el derecho a un
proceso con todas las garantías, en el sentido de que el enjuiciamiento penal se ha
de desarrollar con respeto a la delimitación de funciones entre la parte acusadora y
el órgano de enjuiciamiento, puesto que, en última instancia, un pronunciamiento
judicial más allá de la concreta pretensión punitiva de la acusación supone que
el órgano judicial invada y asuma competencias reservadas constitucionalmente
a las acusaciones, ya que estaría condenando al margen de lo solicitado por los
legitimados para delimitar la pretensión punitiva, lo que llevaría a una pérdida
de su posición de imparcialidad y a la lesión del derecho a un proceso con todas
las garantías (STC 123/2005, de 12 de mayo, FJ 4; doctrina reiterada, entre otras,
en las SSTC 247/2005, de 10 de octubre, FJ 2; 170/2006, de 5 de junio, FJ 2).
Como declaramos en la mencionada STC 123/2005, de 12 de mayo, «la vinculación
entre la pretensión punitiva de las partes acusadoras y el fallo de la sentencia
judicial, como contenido propio del principio acusatorio, implica que el órgano de
enjuiciamiento debe dictar una resolución congruente con dicha pretensión, lo que
responde a la necesidad, no sólo de garantizar las posibilidades de contradicción y
defensa, sino también de respetar la distribución de funciones entre los diferentes
participantes en el proceso penal, y, más concretamente, entre el órgano de
enjuiciamiento y el Ministerio Fiscal, en los términos señalados en los arts. 117 y
124 CE. De este modo, el análisis del respeto a la garantía del deber de congruencia
entre la acusación y fallo por parte de una resolución judicial debe venir dado,
no sólo por la comprobación de que el condenado ha tenido la oportunidad de
debatir los elementos de la acusación contradictoriamente, sino también por
la comprobación de que el órgano de enjuiciamiento no ha comprometido su
imparcialidad asumiendo funciones acusatorias que constitucionalmente no le
corresponden» (FJ 4).
De otra parte, en cuanto al alcance del deber de congruencia respecto a la
pretensión punitiva, es también doctrina constitucional reiterada que el
254 ANEXOS

Juzgador está sometido constitucionalmente en su pronunciamiento a un


doble condicionamiento, fáctico y jurídico. El condicionamiento fáctico queda
constituido por los hechos que han sido objeto de acusación, de modo que ningún
hecho o acontecimiento que no haya sido delimitado por la acusación como objeto
para el ejercicio de la pretensión punitiva podrá ser utilizado para ser subsumido
como elemento constitutivo de la responsabilidad penal. El órgano judicial, en
última instancia, no podrá incluir en el relato de hechos probados elementos
fácticos que sustancialmente varíen la acusación, ni realizar, consecuentemente,
la subsunción con ellos. El condicionamiento jurídico queda constituido, a
su vez, por la cali cación que de esos hechos realiza la acusación. Ahora bien,
atendiendo a las propias facultades de pronunciamiento de o cio que tiene el
Juzgador penal, por las cuestiones de orden público implicadas en el ejercicio del
ius puniendi, el Juez podrá condenar por un delito distinto al solicitado por la
acusación siempre que sea homogéneo con él y no implique una pena de superior
gravedad, de manera que la sujeción de la condena a la acusación no puede ir tan
lejos como para impedir que el órgano judicial modi que la cali cación de los
hechos enjuiciados en el ámbito de los elementos que han sido o han podido ser
objeto de debate contradictorio (SSTC 4/2002, de 14 de enero, FJ 3; 228/2002, de
9 de diciembre, FJ 5; 75/2003, de 23 de abril, FJ 5; 123/2005, de 12 de mayo, FJ 5;
247/2005, de 10 de octubre, FJ 2; 73/2007, de 16 de abril, FJ 3).
5. En lo atinente al alcance del deber de congruencia entre la acusación y el fallo en
lo que respecta en concreto a la posible pena a imponer, que es la cuestión que se
suscita en la presente demanda de amparo, como tuvimos ocasión de anticipar,
cabe apreciar en las resoluciones de este Tribunal que se han ocupado de la
materia una doctrina sobre la que es conveniente volver.
Este Tribunal tiene declarado con carácter general que la vinculación del órgano
judicial al principio acusatorio, si bien impide la imposición de una pena mayor o
más grave que la correspondiente al delito efectivamente imputado en el proceso,
no impide, sin embargo, que el Juzgador imponga pena superior a la solicitada
por las acusaciones, cuando no se alteren los hechos aducidos en el proceso, y se
lleve a cabo dentro de los márgenes de la pena correspondiente al tipo penal que
resulte de la cali cación de los hechos formulada en la acusación y debatida en
el proceso, pues el Juez se halla sometido a la ley y debe, por tanto, aplicar las
penas que, a su juicio, procedan legalmente en relación con un determinado delito
(SSTC 17/1988, de 16 de febrero, FJ 6; 21/1993, de 18 de enero, FJ 2; 161/1994, de
23 de mayo, FJ 2; 43/1997, de 10 de marzo, FJ 3; 228/2002, de 9 de diciembre, FJ
6; 174/2003, de 29 de septiembre, FJ 9; 163/2004, de 4 de octubre, FJ 4; 71/2005,
de 4 de abril, FJ 7; 347/2006, de 11 de diciembre, FJ 3; AATC 377/1987, de 25 de
marzo; 321/1992, de 26 de octubre; 327/1993, de 28 de octubre; 202/1998, de 29 de
septiembre; 310/2003, de 29 de septiembre; 353/2003, de 6 de noviembre; 369/2006,
de 23 de octubre). Así pues, de conformidad con esta doctrina constitucional, la
vinculación del Juzgador a los hechos y a su cali cación jurídica no impide que
puedan imponerse penas superiores a las solicitadas por las acusaciones dentro
de los límites de la señalada por la ley al tipo penal incriminado, siempre que la
cali cación como tal de unos hechos, y los hechos mismos, hayan sido objeto del
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 255

correspondiente debate.
Sin embargo en otras resoluciones dictadas sobre la materia, aunque no constituye
su ratio decidendi, este Tribunal ha declarado también que «[E]n todo caso, como
límite infranqueable en el momento de dictar Sentencia, al Juez le está vedado
cali car los hechos de manera que integren un delito penado más gravemente
si este agravamiento no fue sostenido en juicio por la acusación, ni imponer
una pena mayor que la que corresponda a la pretensión acusatoria jada en las
conclusiones de nitivas, dado que se trata de una pretensión de la que no pudo
defenderse el acusado» (STC 75/2003, de 23 de abril, FJ 5; doctrina que se reitera
en la STC 347/2006, de 11 de diciembre, FJ 3, y en el ATC 426/2005, de 12 de
diciembre). Parece pues abrirse en estas otras resoluciones, aunque en un plano
meramente doctrinal, la aceptación de un límite más restrictivo a la imposición de
penas en relación con las pedidas por las acusaciones.
6. Pues bien, es conveniente aclarar y per lar la doctrina constitucional de la que
se ha dejado constancia, referida al alcance del deber de congruencia entre la
acusación y el fallo en lo que respecta en concreto a la posible pena a imponer.
Con la perspectiva constitucional que nos es propia resulta preciso replantear
la cuestión y avanzar un paso más en la protección de los derechos de defensa
del imputado y en la preservación de la garantía de la imparcialidad judicial
en el seno del proceso penal, en el sentido de estimar que, solicitada por las
acusaciones la imposición de una pena dentro del marco legalmente previsto
para el delito formalmente imputado, el órgano judicial, por exigencia de los
referidos derechos y garantía constitucionales, en los que encuentra fundamento,
entre otros, el deber de congruencia entre acusación y fallo como manifestación
del principio acusatorio, no puede imponer pena que exceda, por su gravedad,
naturaleza o cuantía, de la pedida por las acusaciones, cualquiera que sea el tipo
de procedimiento por el que se sustancia la causa, aunque la pena en cuestión no
transgreda los márgenes de la legalmente prevista para el tipo penal que resulte
de la cali cación de los hechos formulada en laacusación y debatida en el proceso.
De este modo, por una parte, se refuerzan y garantizan en su debida dimensión
constitucional los derechos de defensa del acusado. En efecto, la pena concreta
solicitada por la acusación para el delito formalmente imputado constituye, al
igual, por lo menos, que el relato fáctico y la cali cación jurídica en la que aquélla
se sustenta, un elemento sin duda esencial y nuclear de la pretensión punitiva,
determinante, en cuanto tal, de la actitud procesal y de la posible línea de defensa
del imputado. Obviamente a éste ha de informársele, ex art. 24.2 CE, no sólo de
los hechos imputados por la acusación y de su cali cación jurídica, sino también
de las reales y concretas consecuencias penológicas que aquélla pretende por la
comisión de dichos hechos; esto es, la pena cuya imposición se solicita. El acusado
ejerce el derecho constitucional de defensa sobre la concreta pena solicitada
por la acusación por los hechos imputados y la cali cación jurídica que éstos le
merecen, y no sobre otra pretensión punitiva distinta, sin que en modo alguno le
sea exigible vaticinar y defenderse de hipotéticas y futuribles penas que pudiera
decidir el órgano judicial, y que excedan por su gravedad, naturaleza o cuantía
de las solicitadas por la acusación. En otras palabras, la confrontación dialéctica
256 ANEXOS

entre las partes en el proceso y la consiguiente posibilidad de contradicción frente


a los argumentos del adversario giran exclusivamente, en lo que ahora interesa,
en torno a la acusación expresamente formulada contra el imputado, tanto por lo
que se re ere a los elementos fácticos de la pretensión punitiva y a su cali cación
jurídica, como a las concretas consecuencias penológicas, frente a las que aquél
ejerce su derecho constitucional de defensa. Así pues, ha de proscribirse la
situación constitucional de indefensión que, por quiebra del principio acusatorio,
padecería el condenado a quien se le impusiera una pena que excediese en su
gravedad, naturaleza o cuantía de la solicitada por la acusación.
Por otra parte el alcance del deber de congruencia entre la acusación y el fallo por
lo que respectaa la pena a imponerpor el órgano judicial en los términos de nidos
en este fundamento jurídico se cohonesta mejor, a la vez que también la refuerza
en su debida dimensión constitucional, con la garantía de la imparcialidad judicial
en el seno del proceso penal, que, como ya hemos señalado, constituye uno de los
fundamentos de la exigencia de aquel deber de congruencia como manifestación
del principio acusatorio. Ciertamente aquella garantía resulta mejor protegida
si el órgano judicial no asume la iniciativa de imponer ex of cio una pena que
exceda en su gravedad, naturaleza o cuantía de la solicitada por la acusación,
asumiendo un protagonismo no muy propio de un sistema con gurado de
acuerdo con el principio acusatorio, como el que informa la fase de plenario en el
proceso penal. En este sentido en modo alguno resulta ocioso traer a colación que,
como se recuerda en la STC 123/2005, de 12 de mayo, «desde el más temprano
reconocimiento de la dimensión constitucional de determinadas garantías propias
del principio acusatorio, en la jurisprudencia de este Tribunal se ha incidido tanto
en su vinculación con los derechos de defensa y a conocer de la acusación … como
en la exigencia de separar la función de juzgar de la de acusar, para alcanzar la
mayor independencia y equilibrio del Juez, evitando que actúe como parte en el
proceso contradictorio frente al acusado, cuando debe ser un órgano imparcial
que ha de situarse por encima de las partes acusadoras e imputadas» (FJ 4). La
imposición ex of cio por el órgano judicial de pena que exceda de la solicitada
por la acusación resulta acaso menos armonizable con la garantía constitucional
de la imparcialidad judicial en el proceso penal al asumir funciones acusatorias
que constitucionalmente no le corresponden.
Esta doctrina constitucional, en los términos en los que ha quedado expuesta
y per lada, sobre el deber de correlación, como manifestación del principio
acusatorio, entre la acusación y el fallo en el extremo concerniente a la pena a
imponer, viene a coincidir sustancialmente, como el Ministerio Fiscal pone de
mani esto en sus alegaciones, con el criterio que al respecto mantiene actualmente
la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.
7. La aplicación de la referida doctrina constitucional ha de conducir a la estimación
de la primera de las quejas de la recurrente en amparo.
En este caso se ha mantenido inalterado el relato fáctico y la cali cación jurídica
de los hechos imputados a la demandante, radicando la denunciada quiebra de la
exigencia de correlación entre la acusación y la Sentencia condenatoria en la pena
nalmente impuesta. En efecto, el Ministerio Fiscal, única acusación personada
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 257

en la causa, cali có los hechos imputados a la recurrente como constitutivos de


una falta de hurto, prevista y penada en el art. 623.1 CP, solicitando que le fuera
impuesta la pena de cuarenta y cinco días de multa con una cuota diaria de 6 €. El
Juzgado de Instrucción mantuvo inalterado el relato fáctico en el que se fundaba la
acusación, así como se atuvo a la cali cación jurídica que ésta había efectuado de
los hechos, pero le impuso a la demandante, en vez de la pena de multa interesada
por el Ministerio Fiscal, la de localización permanente en su domicilio con una
duración de doce días, que la Audiencia Provincial nalmente redujo a ocho días.
La localización permanente de cuatro a doce días y la multa de uno a dos meses están
previstas como penas alternativas para la falta de hurto tipi cada en el art. 623.1 CP.
Tanto la pena de localización permanente como la multa de diez días a dos meses
aparecen clasi cadas como penas leves en el art. 33 CP. Sin embargo la localización
permanente se con gura como una de las penas privativas de libertad (art. 35 CP),
cuyo cumplimiento obliga al penado a permanecer en su domicilio o en un lugar
determinado jado por el Juez en la Sentencia, dando lugar su incumplimiento a
que por el Juez o el Tribunal sentenciador se deduzca testimonio para proceder por
quebrantamiento de condena (art. 37 CP). Por su parte, la pena de multa consiste
en la imposición al condenado de una sanción pecuniaria, que únicamente en caso
de no satisfacerse voluntariamente o por la vía de apremio puede dar lugar a la
responsabilidad personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada
dos cuotas no satisfechas, que en el caso de las faltas puede cumplirse mediante la
localización permanente, sin el límite de los doce días que establece el art. 37.1 CP
como duración máxima de la pena de localización permanente. La recurrente en
amparo y el Ministerio Fiscal, tanto en la vía judicial previa como en este proceso
de amparo, consideran de distinta naturaleza y de superior o mayor gravedad y
poder a ictivo la pena de localización permanente de ocho días en su domicilio
impuesta a la demandante en las Sentencias recurridas, por tratarse de una pena
privativa de libertad, que la multa de cuarenta y cinco días con cuota diaria de
6 € solicitada por la acusación en el acto del juicio. Más allá de estas apreciaciones
subjetivas, con la perspectiva constitucional que nos es propia la pena de localización
permanente aparte de suponer de modo indudable una pena de distinta naturaleza,
debe cali carse en principio como de mayor gravedad en razón al bien jurídico
afectado: la libertad personal (art. 17.1 CE), que indudablemente es de mayor entidad
constitucional que el afectado por la pena de multa.
Desde ese mismo prisma de la libertad como valor superior la pena de localización
permanente lo afecta de modo inmediato, mientras que en el caso de la de multa su
eventual incidencia sobre la libertad sólo llegaría a producirse de modo mediato,
si por su incumplimiento se llegase a aplicar la pena de localización permanente
como responsabilidad personal subsidiaria ex art. 53 CP.
En este caso los órganos judiciales, apartándose de la petición de la acusación,
han impuesto a la demandante de amparo una pena que excede por su distinta
naturaleza y gravedad de la solicitada por el Ministerio Fiscal. Tal decisión, lesiva
del principio acusatorio, de conformidad con la doctrina constitucional antes
expuesta, ha alterado sustancialmente los términos del debate procesal relativos
a la pena, tal y como había sido planteado por el Ministerio Fiscal en el juicio de
258 ANEXOS

faltas, quien se adhirió al recurso de apelación de la demandante en cuanto a la


lesión del principio acusatorio por haberle impuesto una pena de mayor gravedad
y distinta naturaleza a la solicitada por él, resultando limitadas las facultades de
defensa de la acusada, al desconocer que los hechos que se le imputaban podían
ser sancionados con la pena a la que nalmente fue condenada, y resultando
comprometido también la imparcialidad de los órganos judiciales, ya que han
encauzado la acusación en el extremo concerniente a la pena impuesta.
8. La estimación del primer motivo de amparo hace innecesario el enjuiciamiento
de la segunda queja de la recurrente, referida a la falta de motivación de la
pena en cuanto a su extensión. Los efectos del otorgamiento del amparo y el
restablecimiento a la recurrente en la integridad de su derecho han de contraerse, al
igual que en supuestos similares al ahora considerado (por todas, SSTC 161/1994,
de 23 de mayo; 59/2000, de 2 de marzo; 20/2003, de 10 de febrero; 75/2003, de 23
de abril; 21/2008, de 31 de enero), a la declaración de nulidad de las Sentencias
impugnadas, retrotrayendo las actuaciones al momento inmediatamente anterior
al de haberse dictado la Sentencia del Juzgado de Instrucción para que se
pronuncie otra respetuosa con el derecho fundamental vulnerado.

FALLO

En atención a todo lo expuesto, el Tribunal Constitucional, por la autoridad que le


con ere la Constitución de la Nación Española,

HA DECIDIDO

Estimar el recurso de amparo promovido por doña Dolores Vallejo Marchal y, en


su virtud:
1.º Declarar vulnerados los derechos de la recurrente en amparo a la defensa y a un
proceso con todas las garantías (art. 24.2 CE).
2.º Restablecerla en su derecho y, a tal n, declarar la nulidad de la Sentencia del
Juzgado de Instrucción núm. 2 de Fuenlabrada, de 25 de julio de 2007, recaída en el
juicio de faltas núm. 66-2007, así como la de la Sentencia de la Sección Segunda de
la Audiencia Provincial de Madrid núm. 297/2008, de 17 de septiembre, dictada
en el rollo de apelación núm. 169-2008, debiendo retrotraerse las actuaciones
al momento inmediatamente anterior al de haberse dictado la primera de las
Sentencias citadas, para que se pronuncie una nueva respetuosa con el derecho
fundamental vulnerado.

Publíquese esta Sentencia en el «Boletín O cial del Estado».

Dada en Madrid, veinticinco de junio de dos mil nueve.–María Emilia Casas


Baamonde.–Guillermo Jiménez Sánchez.–Vicente Conde Martín de Hijas.–Elisa Pérez
Vera.–Eugeni Gay Montalvo.–Jorge Rodríguez-Zapata Pérez.–Ramón Rodríguez
Arribas.–Pascual Sala Sánchez.–Manuel Aragón Reyes.–Pablo Pérez Tremps.–
Firmado y rubricado.
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 259

Voto particular que formula el Magistrado don Eugeni Gay Montalvo respecto
de la Sentencia dictada por el Pleno de este Tribunal en el recurso de amparo
avocado al Pleno núm. 7329-2008

Con el debido respeto hacia el criterio mayoritario re ejado en la Sentencia y de


acuerdo con la opinión que mantuve en la deliberación, me siento en la obligación de
ejercitar la facultad prevista en el art. 90.2 LOTC a n de ser coherente con la posición
mantenida.
1. En primer lugar debo manifestar que comparto el fallo y la fundamentación
jurídica que lo sustenta, contenida en los fundamentos jurídicos 3 a 8 de la
Sentencia. Ciertamente ya desde mi incorporación a este Alto Tribunal he venido
manifestando la misma postura en cuanto al principio acusatorio y, por ello, me
mostré partidario, cuando así lo propuso el Ponente, de avocar al Pleno el recurso
que nos ocupa con la nalidad de uni car nuestra doctrina al respecto.
2. En realidadmi discrepancia se re ere exclusivamenteal contenido delfundamento
jurídico 2, que en la lógica argumental de la Sentencia no resulta absolutamente
necesario, y que sustenta buena parte de su argumentación en el Auto de la Sala
Primera núm. 188/2008, de 21 de julio, así como en el posterior Auto de la Sala
Segunda núm. 289/2008, de 22 de septiembre, al que formulé un Voto particular
y al que ahora no tengo más remedio que remitirme, reiterándolo en lo sustancial.
3. Con referencia expresa al ATC 188/2008, la Sentencia a rma en la parte primera
del fundamento jurídico 2 que el elemento más novedoso o la caracterización más
distintiva de la regulación del recurso de amparo introducida por la Ley Orgánica
6/2007, de 24 de mayo, por la que se modi ca la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de
octubre, del Tribunal Constitucional es el requisito sustantivo o de fondo de la
«especial trascendencia constitucional» que impone el art. 50.1 b) LOTC para
la admisión del recurso. «En él se plasma —señala la Sentencia— la opción del
legislador por una nueva con guración del recurso de amparo, toda vez que la
mera lesión de un derecho fundamental o libertad pública tutelable en amparo ya
no será por sí sola su ciente para admitir el recurso».
Como tuve ocasión de señalar en mi Voto particular al ATC 289/2008 entiendo
que la Ley no se expresa en esos términos, sino que es la interpretación que de
la misma ha hecho este Tribunal la que le con ere tal carácter, y de la que he
discrepado desde aquel día.
El art. 49.1 LOTC señala que «el recurso de amparo constitucional se iniciará mediante
demanda en la quese expondrán con claridady concisión los hechos que la fundamentan,
se citarán los preceptos constitucionales que se estimen infringidos y se jará con
precisión el amparo que se solicita para preservar o restablecer el derecho o libertad
que se considere vulnerado. En todo caso, la demanda justificará la especial trascendencia
constitucional del recurso». Sin duda el artículo impone al recurrente un deber de justificar
la especial trascendencia constitucional pero no señala que este requisito sea de naturaleza
sustantiva y que su incumplimiento vicie «la demanda de amparo de un defecto insubsanable
que conduce a su inadmisión a limine» (ATC 188/2008, de 21 de julio). La Ley permite, a
mi entender, otras interpretaciones igualmente ajustadas a la Constitución que expuse en el
fundamento jurídico 4 de mi Voto particular, a cuyo contenido remito.
260 ANEXOS

4. En este orden de interpretación conviene señalar que la Sentencia ha añadido al


nal del primer párrafo de este fundamento jurídico 2 la siguiente a rmación: «El
recurso de amparo, en todo caso, sigue siendo un recurso de tutela de derechos
fundamentales. De esta forma se con gura por el legislador el sistema de
garantías de los derechos fundamentales encomendado a los Jueces y Tribunales
como guardianes naturales y primeros de dichos derechos (STC 227/1999, de 13
de diciembre, FJ 1), a los que con ere un mayor protagonismo en su protección
(ampliación del incidente de nulidad de actuaciones), y culminado por el Tribunal
Constitucional que, además de garante último, es su máximo intérprete (arts. 53.2
y 123 CE y 1.1. LOTC)».
Al añadirseeste importante párrafoy a rmar que el recurso deamparo sigue siendo
un recurso de tutela de derechos fundamentales cuya protección culmina en este
Tribunal, que es su garante último y máximo intérprete, el Pleno constata, por una
parte, que la tutela de estos derechos corresponde a la jurisdicción ordinaria en su
conjunto, lo que naturalmente no representa ninguna novedad pues siempre ha
sido así y tal fue la inequívoca opción del constituyente al establecer, en la forma
en que lo hizo, el recurso de amparo. Con la reforma de nuestra Ley Orgánica,
mediante la ampliación del incidente de nulidad de actuaciones, el legislador ha
querido dar al Juez ordinario una última posibilidad de reparación, que no un
mayor protagonismo, como se a rma en la Sentencia.
Por otra parte, este párrafo viene a dejar claro que el Tribunal Constitucional
no puede variar su posición jerárquica en materia de tutela de los derechos
fundamentales (art. 5.1 LOPJ); posición que nos otorga una alta función en esta materia
(arts. 53.2 y 123 CE y 1.1. LOTC), que no podemos desconocer ni dejar de atender
con todas las consecuencias que ello comporta en ningún caso ni circunstancia.
En consecuencia se mantiene inalterada la función de ambas jurisdicciones.
5. El recordatorio de esta posición jerárquica y de estas obligaciones me remite a la
a rmación sobre el «carácter notablemente abierto e indeterminado, tanto de la
noción de especial trascendencia constitucional como de los criterios legalmente
establecidos para su apreciación» que contiene la Sentencia en el segundo párrafo
de este fundamento jurídico 2. Tal a rmación entiendo que no permite una
objetivación como más como más adelante se postula en la Sentencia de las causas
de admisibilidad, ya que no excluye la reparación de una vulneración sufrida y
no reparada en la jurisdicción ordinaria. Ya he señalado que, según mi criterio,
nuestra posición última y subsidiaria nos exige, en todo caso, dar una respuesta.
6. Una vez realizadas estas re exiones de carácter general también quisiera precisar
algunos aspectos respecto de la relación de casos que se contiene en la parte nal
del fundamento jurídico 2 de la Sentencia y según la cual se justi caría que el
Tribunal Constitucional adoptara una decisión sobre el fondo en razón de la
especial trascendencia constitucional de la demanda.
Creo que con esta objetivación de las causas se da un paso importante en la
clari cación del contenido que, para la justi cación de la especial trascendencia
constitucional, requiere la interposición de la demanda de amparo, pues con
ello se precisa la carga que la Ley hace recaer en el demandante de amparo en la
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 261

formulación de su pretensión. Sin embargo, tal como sostuve en la deliberación,


debo insistir en el hecho de que resulta imposible objetivar la vulneración de un
derecho fundamental.
Este extremo es especialmente evidente en los casos de «incumplimiento de modo
general y reiterado» por la jurisdicción ordinaria de la doctrina de este Tribunal.
Debo, en tal sentido, recordar que nuestra doctrina no puede ser vulnerada; es,
sin duda, susceptible de interpretación por el Juez ordinario; pero éste no puede
valorar sobre si procede o no su aplicación a un determinado caso. Podríamos
admitir que cabe un error en la interpretación de nuestra doctrina por parte no
imputable al órgano jurisdiccional (que reparará en su caso la propia jurisdicción
ordinaria) pero de ningún modo podría aceptarse el supuesto de oposición
(reiterada o no) a la misma.
Un planteamiento similar me sugiere el supuesto contemplado de que un órgano
judicial incurraen «una negativamani esta del deberde acatamiento dela doctrina
del Tribunal Constitucional». Debemos recordar que en tal caso asistiríamos a un
incumplimiento por el órgano judicial de una obligación que le viene impuesta
por imperativo legal. Tal actitud no podría quedar sin respuesta de ningún órgano
jurisdiccional y en última instancia, si no se hubiera reparado en vía ordinaria, de
este Tribunal. De todos modos este supuesto lo que realmente pone en cuestión no
es tanto la especial trascendencia constitucional de la demanda de amparo, que la
tiene, como la rebeldía mani esta del órgano judicial (art. 5.1 LOPJ).
7. El último supuesto recogido en la señalada relación resulta ser una verdadera
cláusula abierta: «cuando el caso suscitado, sin estar incluido en ninguno de
los supuestos anteriores, trascienda del caso concreto porque plantee una
cuestión jurídica de relevante y general repercusión social o económica o tenga
consecuencias políticas generales». De este modo se deja la puerta abierta al juego
de las excepciones como pueden ser, «aunque no exclusivamente», determinados
amparos electorales o parlamentarios, tal como se dice en la Sentencia.
Desde mi punto de vista la tutela de los derechos fundamentales no permite
excepciones por razón de que los casos se re eran a intereses económicos, sociales
o políticos. Lo anterior representaría introducir una discriminación política en
razón de un pretendido interés superior cuando lo que ha querido la Constitución
española es precisamente proteger el derecho individual y de la persona —como
hemos dicho desde nuestra primera Sentencia, 1/1981, de 26 de enero, FJ 2—,
que es el más vulnerable de todos ellos y el que, por desgracia, la Historia del
Derecho nos demuestra que ha resultado ser el menos atendido, razón por la cual
una nueva concepción de los derechos fundamentales rige en los ordenamientos
jurídicos internos, en correspondencia con los acuerdos, tratados y convenios
internacionales surgidos al amparo de la Declaración universal de derechos humanos
a los que nuestra Constitución llama en el pórtico de su título I (art. 10.2).

Este es, pues, el sentido de mi voto concurrente.

Madrid, a veinticinco de junio de dos mil nueve.–Eugeni Gay Montalvo.–Firmado


y rubricado.
262 ANEXOS

Voto particular que formula el Magistrado don Jorge Rodríguez-Zapata Pérez a la


Sentencia del Pleno que resuelve el recurso de amparo núm. 7329-2008

1. En el ejercicio de la facultad conferida por el art. 90.2 LOTC expreso mi


discrepancia con la Sentencia aprobada en el presente proceso de amparo,
que aborda el viejo problema de los límites de la potestad jurisdiccional en el
ejercicio del ius puniendi. Como es de general conocimiento, el proceso penal
que en nuestro Ordenamiento instauró la Ley de enjuiciamiento criminal de 1882
se adscribe al denominado sistema acusatorio mixto, ofreciendo una regulación
ejemplar para su época, hasta el punto de que, una vez tras otra, cuando en el
trascurso del tiempo se han denunciado las carencias de nuestro proceso penal,
ha sido una constante la invocación del espíritu de nuestra centenaria Ley. Su
exposición de motivos evidencia cómo el modo de entender el denominado
principio acusatorio fue una preocupación capital de los redactores de la Ley.
Y a este Tribunal Constitucional se debe no poco de la encomiable labor de que
el principio acusatorio haya recobrado su adecuada dimensión, cuya erosión era
cierta al tiempo de producirse el advenimiento del actual régimen constitucional.
El principio acusatorio tiene muy diversas manifestaciones, siendo examinada
por la Sentencia del Pleno la precisa cuestión referida a las facultades del Juez
o Tribunal en la jación de la concreta pena que haya de imponerse a quien sea
declarado responsable penal de los hechos enjuiciados. Hasta este momento,
nuestra doctrina a rmaba que la vinculación del Juez a los hechos y a su
cali cación jurídica no impedía que pudieran imponerse penas superiores a las
solicitadas por las acusaciones, siempre dentro de los límites de la señalada por la
ley al tipo penal correspondiente, cuando la cali cación como tal de los hechos, y
los hechos mismos, hubieran sido objeto del correspondiente debate.
A partir de ahora, «un pronunciamiento judicial más allá de la concreta pretensión
punitiva de la acusación supone que el órgano judicial invada y asuma competencia
reservadas constitucionalmente a las acusaciones ya que estaría condenando al
margen de lo solicitado por los legitimados para delimitar la pretensión punitiva,
lo que llevaría a una pérdida de su posición de imparcialidad y a la lesión del
derecho a un proceso con todas las garantías». En consecuencia, la elección de la
pena que haya de imponerse —cuando el legislador prevea penas alternativas— o
la ponderación de la duración o de la cuantía de la pena que deba jarse dentro
de los márgenes legales, ha dejado de encomendarse al prudente arbitrio judicial,
desplazándose en gran medida tal facultad a las partes acusadoras, singularmente
el Ministerio Fiscal.
Nada habría de objetar, por mi parte, si el constituyente, o al menos el legislador,
así lo hubiera dispuesto; tampoco si la jurisdicción ordinaria encuentra
necesaria o conveniente esa limitación del ejercicio del ius puniendi. Lo que me
parece inadecuado es hacer derivar directamente de nuestra Constitución tal
desapoderamiento de facultades jurisdiccionales, como si fuera una consecuencia
ineludible de nuestro sistema de garantías constitucionales.
2. La Sentencia aprobada vincula la exacerbación del principio acusatorio a la
deseable imparcialidad del juzgador y a que éste no invada y asuma facultades
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 263

reservadas constitucionalmente a las partes. Ninguna de estas razones me


convence.
Ciertamente, la imparcialidad del Juez es una garantía constitucional que se
proyecta sobre todas las fases del proceso. También cuando, una vez celebrado
el juicio, se entra en el momento de valorar las pruebas y tomar en consideración
las alegaciones de las partes. El resultado de este acto intelectivo se concreta
en un pronunciamiento que estimará o desestimará, total o parcialmente, las
pretensiones de las partes. ¿Pierde su imparcialidad el Juez en ese momento?
¿Padece la garantía de imparcialidad porque el Juez falle a favor o en contra de
los pedimentos de una parte? No parece que así sea. Pues bien, la jación de la
pena pertenece a este momento procesal. ¿Puede, realmente, decirse que el Juez
ha perdido la imparcialidad en el momento en que concreta la pena? No me lo
parece.
En realidad, el problema debe situarse, no en el campo de la imparcialidad, sino
en el de las facultades del órgano jurisdiccional en el ejercicio del ius puniendi.
En este sentido, la Sentencia sostiene que si el Juez o Tribunal penal impone una
pena prevista en la ley pero superior a la pedida por las partes acusadoras, invade
y asume competencias reservadas constitucionalmente a las acusaciones.
Pero cabe preguntarse ¿cuando el legislador admite que un mismo hecho sea
castigado con una pena o con otra alternativa, cuando permite la sustitución de
una pena por otra, cuando ja unos márgenes de duración o cuantía, cuando, en
de nitiva, establece un ámbito de prudente arbitrio atendidas las circunstancias
del caso: se dirige al Juez o a las partes acusadoras? ¿Puede realmente sostenerse
que de nuestra Constitución deriva inexorablemente que esa función no es propia
de los Jueces? ¿Acaso no puede todo Tribunal apreciar una circunstancia eximente
o atenuante aun no habiendo sido alegada por las partes? ¿No puede cualquier
Juez absolver pese a que las partes hayan llegado a una conformidad? ¿Acaso no
puede condenar por un delito distinto al solicitado por la acusación siempre que
sea homogéneo con él y no implique una pena diferente de superior gravedad?
Salvadas las circunstancias derivadas de la evolución que nuestro proceso penal
ha experimentado, vienen al caso estas palabras de don Manuel Alonso Martínez
que forman parte de la exposición motivos de la Ley de enjuiciamiento criminal:
«Está bien que en los procesos civiles el Tribunal tenga la obligación de absolver
o condenar, así como también la de ajustar estrictamente su fallo a los términos
en que las partes hayan planteado el problema litigioso, o sea, la acción ejercitada
por el demandante y las excepciones formuladas por el demandado; porque las
cuestiones que en esos procesos se ventilan son de mero interés privado, y porque,
además, no es raro que pueda subsanarse total o parcialmente en un nuevo proceso
el error padecido al entablar la acción, para lo cual suelen hacerse reservas de
derecho en la sentencia a favor del condenado; pero en los procesos criminales,
que pueden incoarse de o cio, están siempre en litigio el interés social y la paz
pública; y teniendo el Tribunal la obligación de condenar o absolver libremente,
sin reserva alguna y sin que le sea lícito abrir un nuevo procedimiento sobre el
mismo hecho ya juzgado, es violento torturar la conciencia de los Magistrados
que le forman hasta el punto de colocarles en la dura alternativa de condenar al
264 ANEXOS

acusado a sabiendas de que faltan a la Ley o cometen una nulidad, a absolverle


con la convicción de que es criminal, dejando que insulte con su presencia y aire de
triunfo a la víctima y su familia tan sólo porque el Ministerio público no ha sabido
o no ha querido cali car el delito con arreglo a su naturaleza y a las prescripciones
del Código Penal. De todas suertes, es innegable que, llevados a tal exageración el
sistema acusatorio y la pasividad de los Tribunales, éstos abdican en el Fiscal, en
cuyas manos queda toda entera la justicia».
Estas palabras, redactadas con el n de justi car la ya capitidisminuida facultad
que el art. 733 LECrim atribuyó a los órganos sentenciadores, tienen el acierto
de destacar la singularidad del ámbito penal, fuertemente condicionado por el
principio de legalidad. También yo creo que no se causa indefensión alguna cuando
un Tribunal —respetando el marco de los hechos aducidos y de la cali cación
formulada por las acusaciones, debidamente debatidos en juicio— ja la pena
dentro de los márgenes establecidos por la ley. Con la ventaja de que el ejercicio
de esa facultad —sin duda de un uso excepcional— cuando esté debidamente
motivado es susceptible de control a través de los cauces impugnatorios que en
cada caso procedan; a diferencia de la decisión de las partes acusadoras a este
respecto, que está exenta de todo control.
En este sentido creo que debe destacarse que la Sentencia elude una cuestión,
de mayor calado que la resuelta pero tal íntimamente unida a ella que no debió
guardarse silencio sobre la misma. Me re ero al supuesto de que las partes
acusadoras omitan solicitar una pena de preceptiva imposición o cuando la
pedida no alcance la duración o cuantía jadas por la ley. Creo que debió dejarse
sentado que en tales casos —como tiene acordado la Sala de lo Penal del Tribunal
Supremo en Pleno de 27 de noviembre de 2007— lo procedente es que el Juez o
Tribunal imponga, en todo caso, la pena mínima establecida para el delito objeto
de condena.
En última instancia, la vinculación del Ministerio Fiscal al poder ejecutivo
y la circunstancia de que su actuación esté afectada no sólo por los principios
de legalidad e imparcialidad sino también por los de unidad de actuación y
dependencia jerárquica (art. 2.1 de la Ley 50/1981, de 30 de diciembre, por la que
se regula el estatuto orgánico del Ministerio Fiscal) debe sopesarse siempre que
—como en la Sentencia aprobada— se produzca, una vez más, una erosión de las
facultades de los órganos judiciales penales a favor del Ministerio Fiscal, lo cual,
respondiendo a un modelo cuya defensa me parece perfectamente sostenible, no
creo, sin embargo, que sea el único que admita nuestra Constitución.

Por estas razones, disiento.

Madrid, a veinticinco de junio de dos mil nueve.–Jorge Rodríguez-Zapata Pérez.–


Firmado y rubricado.

*****
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 265

Sala Segunda. Sentencia 140/2013, de 8 de julio de 2013. Recurso de amparo


2034-2011. Promovido por don Yuneo Lasso Chihad en relación con los Autos
de la Audiencia Provincial de Huelva y del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria
núm. 6 de Andalucía que desestimaron su queja sobre registro de la celda
que ocupaba en el centro penitenciario de Huelva. Alegada vulneración del
derecho a la intimidad: inadmisión de recurso de amparo que no contiene una
justi cación su ciente de su especial trascendencia constitucional.

TEXTO
La Sala Segunda del Tribunal Constitucional, compuesta por doña Adela Asua
Batarrita, Presidenta, don Francisco José Hernando Santiago, don Fernando Valdés
Dal-Ré, don Juan José González Rivas, don Pedro José González-Trevijano Sánchez y
don Enrique López y López, Magistrados, ha pronunciado

EN NOMBRE DEL REY


la siguiente
SENTENCIA

En el recurso de amparo núm. 2034-2011, promovido por don Yuneo Lasso


Chihad, representado por el Procurador de los Tribunales don Antonio A. Sánchez-
Jáuregui Alcaide y asistido por el Abogado don José Fernández Cabado, contra el
Auto de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Huelva de 11 de marzo
de 2011 que desestimó el recurso de apelación y con rmó los Autos del Juzgado de
Vigilancia Penitenciaria núm. 6 de Andalucía (sede en Huelva) de 13 de octubre y 8
de noviembre de 2010 sobre denegación de la queja del interno contra la medida de
registro de la celda que ocupaba el demandante en el centro penitenciario de Huelva.
Han intervenido el Abogado el Estado y el Ministerio Fiscal. Ha sido Ponente el
Magistrado don Juan José González Rivas, quien expresa el parecer del Tribunal.

I. ANTECEDENTES
1. Mediante escrito remitido desde el centro penitenciario de Topas (Salamanca),
cuya entrada se registró en este Tribunal el día 7 de abril de 2011, don Yuneo
Lasso Chihad, interno en dicho centro penitenciario manifestó su voluntad de
interponer recurso de amparo contra las resoluciones judiciales citadas en el
encabezamiento.
2. Por diligen cia de ordenac ión de 14 de abril de 2011, se concedió a don Yuneo
Lasso Chihad un plazo de diez días para la aportación de copias de la resolución
que pretende recurrir en amparo y de las que de la misma traen causa, para que
acreditara fehacientemente la fecha de noti cación de aquélla a su representación
procesal y, nalmente, para que compareciera por medio de Procurador con poder
al efecto y asistido de Letrado conforme al art. 81.1 de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional (en adelante LOTC), o bien pidiera su designación del turno de o cio.
266 ANEXOS

3. Por escrito registrado en este Tribunal el día 1 de junio de 2011, el recurrente solicitó
la designación de Abogado y Procurador del turno de o cio y una vez efectuadas,
tras la oportuna tramitación, las respectivas designaciones, se formalizó demanda
de amparo, que tuvo entrada en el Registro General de este Tribunal el 26 de
septiembre de 2011.
Los hechos más relevantes de los que trae causa la demanda de amparo son,
sucintamente expuestos, los siguientes:
a) El demandante, estando interno en el centro penitenciario de Huelva, formuló
una queja manuscrita dirigida al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm. 6
de Andalucía (sede en Huelva), que rmaron también otros cuatro internos, en
la que expone que no se le permite estar presente en los registros de la celda,
mostrándose en desacuerdo con la forma en que los mismos se habrían realizado
y considerando que se ha vulnerado el art. 23 de la Ley Orgánica general
penitenciaria (en adelante LOGP) y el art. 71 del Reglamento penitenciario
(en adelante RP). El demandante indica que, pese a que aquella diligencia
viene prevista en los arts. 65 y 68.1 RP, no se regula el modo en que debe
realizarse, esto es, no se establece si los internos han de estar o no presentes en
su desarrollo, si bien teniendo en cuenta el art. 23 LOGP, que dispone que ha
de hacerse dentro del respeto a la dignidad, tal precepto no parece compatible
con la manera en que en este caso se han realizado los cacheos de las celdas,
de forma desordenada, siendo más acorde con la dignidad del preso que se le
permita estar presente en el registro de la celda que constituye su morada, lo
que no ha sucedido en el presente caso aunque ello no hubiera restado e cacia
al cacheo. La parte demandante concluye el escrito expresando que la queja
se formula por los cacheos realizados los días 17 y 18 de septiembre de 2010,
solicitando estar presente en los que se realicen.
b) El órgano judicial al que se dirige la queja solicita informe al centro
penitenciario y el director del mismo remite un escrito fechado el 28 de
septiembre de 2010, en el que pone de mani esto que el interno se encuentra
en aplicación de limitaciones regimentales del art. 75.1 RP, en el departamento
de aislamiento. Se expone que la presencia del interno en el cacheo de su
celda, atendiendo a los arts. 23 LOGP y 68 RP, no es preceptiva y que todas
las requisas de celdas se realizan de forma que se dañe lo menos posible a los
objetos y enseres personales de los reclusos. En el informe se concluye que a
causa del comportamiento del interno se adoptó el acuerdo de limitaciones
regimentales, ya que afecta a la seguridad y al buen orden del establecimiento
al haber protagonizado una agresión a un funcionario y varios incidentes
regimentales graves por los que tuvo que ser aplicado el medio coercitivo de
aislamiento provisional.
c) El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm. 6 de Andalucía, son sede en Huelva,
desestimó la queja en Auto dictado el 13 de octubre de 2010, argumentando
que a los internos se les practican cacheos personales y registros conforme
al art. 68 RP, sin que sea necesaria su presencia en la celda «en cuanto no
constituye domicilio conforme a lo manifestado por el Tribunal Constitucional
(sent. 24/11/1995), y reiteradamente mantenido por este Juzgado en anteriores
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 267

resoluciones, y sin perjuicio de que a criterio de esta Juzgadora, sería deseable


dicha presencia».
Don Yuneo Lasso Chihad interpuso recurso de reforma que fue desestimado
en nuevo Auto de 8 de noviembre de 2010, dictado por el referido Juzgado,
con rmando la resolución recurrida con base en las mismas consideraciones
en ella expresadas.
d) La parte demandante interpuso recurso de apelación, haciendo constar en
su escrito que le es indiferente estar presente en los cacheos, porque eso no
haría más que aumentar su indignación al ver cómo se registran las celdas,
de manera que lo único que mantiene es la queja por el cacheo efectuado en
su día, al considerar que los registros en celdas han de cumplir los mismos
requisitos que los registros en domicilios, invocando la STC 22/1984, de 17 de
febrero, sobre el ámbito de la privacidad.
e) La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Huelva dictó Auto
desestimatorio del recurso de apelación el día 11 de marzo de 2011, en el que se
razona que, conforme a la jurisprudencia del Tribunal Supremo efectivamente
el art. 25.2 CE establece que el condenado a pena de prisión que la estuviere
cumpliendo gozará de los derechos fundamentales que no se le hubieren
limitado expresamente, y como el derecho a la inviolabilidad del domicilio es
una ampliación del derecho a la libertad del individuo, que es precisamente
del que carece el condenado a penas privativas de libertad, es claro que alcanza
también al correlativo de elegir un espacio de privacidad del que se pueda
excluir a otras personas y que es imposible de ejercitar y mantener, salvo
escasos momentos excepcionales, en instituciones penitenciarias. Así, aunque
el art. 23 LOGP establece que siempre se respete la dignidad de la persona,
también se prevé la realización de cacheos, requisas, recuentos y la posibilidad
de que los internos no estén en celdas individuales (art. 19 LOGP), lo que
excluye patentemente la posibilidad de elección y protección domiciliar. Por
consiguiente, determinada la validez y regularidad del registro de la celda,
es deseable y conveniente, pero no es exigible, que el interno esté presente,
así como una cumplida información por escrito o verbal, al menos cuando el
resultado del registro se traduce en el hallazgo de algún material relevante. Sin
embargo, no siendo éste el caso que se analiza, sino que se trata de una queja
genérica, limitada meramente al desorden consiguiente al registro de ropa y
pertenencias, procede desestimar el recurso.
En la fundamentación jurídica del escrito de demanda y con invocación del
derecho al honor, a la intimidad personal y a la propia imagen (art. 18.1
CE), menciona también el derecho de defensa y con alusión, a lo largo de la
demanda, a numerosos preceptos constitucionales, se a rma, de un lad o, que
la cuestión es un registro practicado en la celda del demandante sin aviso
previo, sin su presencia y sin acta del resultado del mismo, aduciéndose,
por otra parte, que no es conforme a Derecho la fundamentación del Auto
de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Huelva de 11 de marzo
de 2011, relativa a que la presencia del interno en el registro de la celda se
considere atendiendo al resultado nal de la diligencia y no por la causa o
motivo inicial de la misma.
268 ANEXOS

4. Por providencia de 1 de marzo de 2012, la Sala Segunda del Tribunal Constitucional


acordó, de conformidad con lo dispuesto en el art. 11.2 LOTC, conocer del presente
recurso de amparo y admitir a trámite la demanda así como, obrando ya en la Sala
testimonio de las correspondientes actuaciones jurisdiccionales, dar vista de las
mismas, por un plazo común de veinte días, a la parte personada, al Sr. Abogado
del Estado y al Ministerio Fiscal, para que dentro de dicho período presentaran las
alegaciones pertinentes, según determina el art. 52.1 LOTC.
5. El día 28 de marzo de 2012 se registró la entrada del escrito de alegaciones
del Abogado del Estado, interesando la inadmisión del recurso de amparo y,
subsidiariamente, su desestimación.
El Abogado del Estado aduce como causa de inadmisibilidad del recurso la falta
de justi cación de su especial trascendencia constitucional indicando, en este
sentido, de un lado, que en las palabras que a ello se dedican en la demanda
no cabe percibir razonamiento alguno tendente a fundamentar la singular
importancia de este asunto para «la interpretación de la Constitución, para su
aplicación o general e cacia y para la determinación del contenido y alcance de
los derechos fundamentales»; y, de otra parte, que la demanda no realiza el más
mínimo esfuerzo por encuadrar el asunto en alguno de los supuestos de especial
trascendencia constitucional descritos en la STC 155/2009, de 25 de junio, FJ 2.
En cuanto al fondo del asunto, y tras advertir que la demanda de amparo –que
contiene además menciones de preceptos constitucionales no susceptibles de
amparo o respecto de los cuales ni se acompaña fundamentación alguna, ni
se ha cumplido el requisito de la invocación tempestiva, alegándose también
otros fundamentos no constitucionales, amén de extravaga ntes– ca rece de una
exposición clara y fundamentada de hechos, el Abogado del Estado cifra el
único punto que estima verdaderamente relevante del amparo en si las requisas
llevadas a cabo en la celda del recurrente los días 17 y 18 de septiembre de
2010, cuando estaba ausente de ella, vulneraron los derechos fundamentales a
la intimidad (art. 18.1 CE) y a la inviolabilidad de domicilio (art. 18.2 CE), lesiones
que, en su caso, deberían imputarse a la Administración penitenciaria (art. 43
LOTC) y no, como se hace en la demanda, a las resoluciones judiciales, a las
que –observa el Abogado del Estado– no puede reprocharse ninguna infracción
autónoma.
Sobre este punto el Abogado del Estado descarta que haya existido infracción del
derecho a la inviolabilidad del domicilio (art. 18.2 CE), sencillamente porque la
celda que ocupaba el demandante no puede ser considerada como tal. De manera
que la verdadera cuestión que suscita el amparo es la relativa al derecho a la
intimidad (art. 18.1 CE) reconocido a los internos por la legislación penitenciaria
y que, con arreglo al art. 25.2 CE y a esta legislación, tiene un límite evidente que
resulta de la «ordenadavida en prisión» [art. 4.2b) RP], así comode otros preceptos
que integran el contexto normativo de que parte la STC 89/2006, de 27 de marzo,
en la que se admitió la posibilidad de registros en los que justi cadamente puede
prescindirse de la presencia del interno; ahora bien, debiendo quedar asimismo
fundamentada –en atención a las nalidades perseguidas por el registro o la
inevitabilidad para el mismo– la afectación adicional del derecho consistente en la
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 269

ausencia de información simultánea o posterior, para no incurrir en un exceso en


la restricción del derecho fundamental a la intimidad (art. 18.1 CE).
Tal es, justamente, nuestro caso, ya que gura en el expediente un informe
del director del centro penitenciario en el que puede leerse que al interno –
que ha protagonizado «incidentes regimentales graves», incluida la «agresión
a un funcionario», que determinaron su «aislamiento provisional» como
medio coercitivo– se le aplicaron las limitaciones del art. 75.1 RP porque su
comportamiento afectaba a «la seguridad y buen orden del establecimiento», dato
relevante éste que, como subraya el Abogado del Estado, se omite en la demanda,
como se omitió en los diversos escritos que el interno dirigió al Juzgado.
En consecuencia, tratándose de reclusos de estas características, concurren
razones justi cadas de seguridad para las personas de los funcionarios que llevan
a cabo el registro o requisa en orden a prescindir de su presencia, por presu mirse
fundadamente que puede ser causa de con ictos, cuando no de agresiones
a funcionarios. Y, por las limitaciones regimentales a que estaba sujeto, el
recurrente debía contar con la realización regular de registros en su celda,
habiéndose alcanzado, por otra parte, la nalidad informativa destacada en
la STC 89/2006, de 27 de marzo, pues al encontrar «revueltas sus pertenencias»,
aquél se dio por enterado del registro, haciendo super ua cualquier información
posterior.
En suma, el Abogado del Estado concluye reconociendo que la ausencia del
interno en los registros que discute se hallaba plenamente justi cada por evidentes
razones de seguridad. Además, debía contar con la realización periódica de los
mismos y asumió el conocimiento de su existencia de modo inmediato, haciendo,
pues, innecesaria mayor información mediante copia o extracto del parte previsto
en el art. 68.5 RP.
Por todo lo expuesto, la Abogacía del Estado solicita de este Tribunal que dicte
Sentencia en la que se inadmita el presente recurso de amparo o, subsidiariamente,
se desestime en su integridad.
6. Con fecha de 2 de abril de 2012 se registró la entrada del escrito de alegaciones del
Fiscal ante el Tribunal Constitucional.
El Fiscal destaca en primer término que, si bien de la formulación de la demanda
de amparo se desprende que la misma se dirige contra las resoluciones
judiciales recaídas, la lesión del derecho a la intimidad que se denuncia proviene
directamente del acto administrativo del registro, no habiendo restablecido los
órganos judiciales tal derecho al resolver la correspondiente queja y pone de
mani esto que la demanda de amparo no cumple con el requisito insubsanable
de justi car la especial trascendencia constitucional del recurso (art. 49.1 LOTC),
ya que en relación con tal extremo no recoge más alegación que la relativa a las
razones por las que se considera que las resoluciones judiciales impugnadas
lesionan el derecho fundamental invocado. No se expresa, ni siquiera de un
modo genérico o por mera referencia, la concurrencia de alguno de los criterios de
especial trascendencia jados, de manera orientativa, en la STC 155/2009, de 25
de junio.
270 ANEXOS

A juicio del Ministerio Fiscal resulta plenamente aplicable lo declarado en la STC


69/2011, de 16 de mayo, que apreció la concurrencia de la causa de inadmisión
por no haber cumplido el recurrente aquel requisito, en cuanto se limita a
identi car la especial trascendencia con la propia lesión de los derechos, habiendo
transcurrido ya tiempo desde el dictado de la referida STC 155/2009. El presente
recurso de amparo, pues, incurre en la causa de inadmisibilidad establecida en
el art. 50.1 a) en relación con el art. 49.1 in ne, ambos de la Ley Orgánica del
Tribunal Constitucional.
Para el supuesto de que no se apreciara esta causa de inadmisibilidad, entra el
Ministerio Fiscal en el fondo de la pretensión suscitada en el recurso de amparo,
esto es, la lesión del derecho a la intimidad (art. 18.1 CE) causada por el registro de
la celda del recurrente, sin aviso previo, sin su presencia y sin acta del resultado. El
enjuiciamiento constitucional ha de quedar ceñido a tal cuestión, pues las menciones
que en la demanda de amparo se hacen a otros preceptos constitucionales –como
también al derecho al honor y a la propia imagen reconocidos en el art. 18.1 CE
que, sin embargo, no se acompañan de argumentación alguna y cuya lesión no fue
denunciada previamente en la vía judicial– no pueden ser tenidas en cuenta dado
que, aparte de que muchos de ellos no son susceptibles de amparo, respecto de
los que sí lo son, ni se desarrolla en la demanda cuál sea la lesión que se entiende
producida, ni se cumple el requisito de su denuncia previa y/o agotamiento de
los medios de impugnación ante los órganos judiciales. Finalmente, la mención
que se hace a la posible vulneración del derecho a la inviolabilidad del domicilio
(art. 18.2 CE) tiene carácter tangencial, y la exigua argumentación que sobre la
misma se ofrece tiene un carácter genérico y aparece subordinada a la alegación
nuclear sobre el derecho a la intimidad (art. 18.1 CE), habiéndose de tener en
cuenta, en cualquier caso, que como se dijo en la STC 89/2006, de 27 de marzo, la
celda que ocupa un interno en un establecimiento penitenciario no es su domicilio
en el sentido constitucional del término.
Centrado, pues, el enjuiciamiento en la lesión del derecho a la intimidad del art.
18.1 CE, cuyo origen sería la ausencia del interno en el registro de la celda, que
además encontró sus ropas y efectos personales revueltos y tirados por el suelo,
señala inicialmente el Ministerio público que la realización de requisas en las celdas
está prevista en la legislación penitenciaria (arts. 23 LOGP y 68.1 RP), debiendo
entenderse que las efectuadas en la del interno constituían registros rutinarios
(art. 93.1.2 RP), dado que se encontraba en el departamento de aislamiento por
incidentes regimentales graves y del mayor riesgo que para el orden y la seguridad
del centro y de quienes se encuentran en el mismo, se deriva de las circunstancias
objetivas de especial peligrosidad que concurren en los internos que se encuentran
en los departamentos especiales de régimen cerrado (arts. 10 LOGP y 90 y 91 RP).
A continuación, por el Ministerio Fiscal se examinan las garantías exigibles
en estos supuestos de restricción del derecho a la intimidad (art. 18.1 CE) que
conlleva la medida de registro de una celda, teniendo en cuenta que, a diferencia
del supuesto analizado en la STC 89/2006, de 27 de marzo, en este caso el juicio
de proporcionalidad ha de realizarse respecto de un interno que se hallaba «en
régimen coercitivo de aislamiento provisional». Así, la medida se considera
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 271

idónea para el cumplimiento de los nes de interés general de mantenimiento de


la seguridad y buen orden en los centros penitenciarios, especialmente cuando
se trata de centros de régimen cerrado o de departamentos especiales en que se
hallan los reclusos en que objetivamente concurren especiales circunstancias de
peligrosidad o inadaptación. La necesidad de la medida que, por otra parte, no ha
sido cuestionada por el demandante, resulta de la propia asignación del mismo
a la modalidad especial dentro del régimen cerrado, que determina la práctica
diaria de los registros (art. 93.1.2 RP).
Posteriormente, y tras destacar que la carencia en la demanda de una adecuada
estructuración y una clara exposición de la lesión del derecho di culta la
valoración de la pretensión ejercida, razona el Ministerio Fiscal que cabe inferir
que la queja se centra en que el registro no fue proporcionado en la medida en
que se realizó sin previo aviso, sin la presencia del interno y sin la noti cación
del resultado. Por lo que se re ere al primer extremo, indica que, sin perjuicio de
que la comunicación previa de la medida hace que la misma devenga ine caz,
en este caso, la situación del demandante hacía factible que conociera que estaba
sometido a registros diarios de su celda conforme al reiterado art. 93.1.2 RP. En
cuanto a su ausencia, nuevamente las implicaciones de la situación de aislamiento
permiten considerar que su presencia durante la realización de la requisa podía
hacerla ine caz o generar riesgo para los funcionarios que la llevaran a cabo, de
modo que ha de estimarse justi cada. Por último, y respecto de la noti cación
del resultado del registro, observa que la falta de noti cación de un registro en el
que no se ha intervenido ningún efecto prohibido ni objeto personal del interno
no puede ser relevante para estimar que se ha incurrido en desproporcionalidad,
sobre todo cuando aquél, que se encuentra en un departamento de aislamiento,
conoce que era aplicable la medida de registros diarios de las celdas.
Finalmente, en relación con la alegación mantenida en las diversas instancias
sobre la que nada se argumenta en la demanda, relativa a la forma desconsiderada
percibida por el desorden en que el interno encontró la celda en que el registro
se habría realizado, considera el Ministerio público que tampoco cabe apreciar
desproporcionalidad, al no concurrir datos de los que se desprenda que el
desorden referido por el demandante responde a una nalidad distinta a la que
legitima la medida y reveladora de un ataque gratuito al derecho a la intimidad y
a la dignidad del interno.
En atención a lo expuesto, concluye el Ministerio Fiscal interesando que se dicte
Sentencia que reconozca la causa de inadmisibilidad consistente en la falta de
trascendencia constitucional del recurso y de forma subsidiaria, desestime el
recurso de amparo.
7. En el escrito de alegaciones del recurrente, que tuvo entrada en este Tribunal el
día 9 de abril de 2012, se da por reiterado y rati cado lo expuesto en la demanda
de amparo.
8. Por providencia de 4 de julio de 2013, se señaló para la deliberación y votación de
la presente Sentencia el día 8 del mismo mes y año.
272 ANEXOS

II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS


1. El presente recurso de amparo se dirige contra el Auto de la Sección Segunda de la
Audiencia Provincial de Huelva de 11 de marzo de 2011 que desestimó el recurso
de apelación y con rmó los Autos del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria núm.
6 de Andalucía (sede en Huelva) de 13 de octubre y 8 de noviembre de 2010 que
denegaron la queja contra los registros de la celda que ocupaba el demandante,
que se encontraba interno en un centro penitenciario.
Según se ha expuesto con detalle en los antecedentes de esta resolución, en la
demanda de amparo se denuncia, en síntesis, la vulneración del derecho a la
intimidad (art. 18.1 CE), con base en que el registro de la celda del recurrente –en
concreto, impugna dos de ellos– se efectuó sin aviso previo, sin su presencia y
sin que le fuera entregada acta de su resultado. El Abogado del Estado, por su
parte, interesa la inadmisión del recurso por falta de justi cación de la especial
trascendencia constitucional [arts. 49.1 y 50.1 a) de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional, LOTC] y, subsidiariamente, insta su desestimación. También el
Ministerio Fiscal repara en igual causa de inadmisibilidad y en cuanto al fondo,
solicita que se dicte Sentencia desestimando el recurso de amparo.
2. Al plantear tanto el Abogado del Estado como el Ministerio Fiscal la posible
concurrencia de la causa de inadmisión consistente en la falta de justi cación
de la especial trascendencia constitucional del recurso, inicialmente hemos
de determinar si, conforme a lo establecido en el art. 50.1 a) en relación con el
art. 49.1, ambos de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, procede la
inadmisión del recurso de amparo por no haber cumplido el demandante con
la carga insubsanable que le correspondía de justi car tal especial trascendencia
constitucional.
En este punto, procede subrayar que pese a que la demanda de amparo haya sido
anteriormente admitida a trámite, hemos señalado con reiteración que nada obsta
para que este Tribunal pueda abordar de nuevo o reconsiderar, incluso de o cio,
el análisis de los presupuestos de viabilidad del amparo en fase de Sentencia y, en
caso de comprobar su inobservancia, dictar un pronunciamiento de inadmisión
del recurso o, en su caso, del motivo del recurso afectado por tal incumplimiento,
tal como hemos destacado en la doctrina de este Tribunal (por todas, SSTC
73/2008, de 23 de junio, FJ 2; 99/2009, de 27 de abril, FJ 2 y 105/2011, de 20 de
junio, FJ 2), lo que desde luego resulta aplicable, como se ha advertido en recientes
resoluciones, al examinar la mentada causa de inadmisión (así, SSTC 69/2011, de
16 de mayo, FJ 2; 143/2011, de 26 de septiembre, FJ 2; 176/2012, de 15 de octubre,
FJ 3 y 178/2012, de 15 de octubre, FJ 2).
3. El art. 50.1 a) LOTC señala que la admisión del recurso de amparo exige el
cumplimiento de los requisitos jados en los arts. 41 a 46 y 49 LOTC, estableciendo
este último precepto en su apartado primero in ne, de forma inequívoca
–«(e)n todo caso»–, que la demanda ha de justi car la especial trascendencia
constitucional del recurso, lo que también se ha venido poniendo de relieve por
este Tribunal (AATC 188/2008, de 21 de julio, FJ 1; 289/2008 y 290/2008, de 22 de
septiembre, FFJJ 2) y también a rmando, en Sentencia dictada por el Pleno, que el
demandante «ha de satisfacer necesariamente, de acuerdo con lo dispuesto en el
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 273

art. 49.1 in ne LOTC, la carga de justi car en la demanda la especial trascendencia


constitucional del recurso» (STC 155/2009, de 25 de junio, FJ 2).
La apreciación que este Tribunal efectúe sobre la especial trascendencia
constitucional de cada recurso, ha de estar siempre precedida de los planteamientos
y consideraciones de la parte, plasmadas en su escrito de demanda (SSTC
17/2011, de 28 de febrero, FJ 2; 176/2012, de 15 de octubre, FJ 3 y 2/2013, de 14
de enero, FJ 3) y su incumplimiento es insubsanable, toda vez que los plazos para
interponer el recurso de amparo son de caducidad, preclusivos, de manera que no
pueden reabrirse para dar cumplimiento al mismo, pues afecta directamente a la
determinación de la pretensión deducida en el recurso (ATC 188/2008, de 21 de
julio, FJ 3 y SSTC 69/2011, de 16 de mayo, FJ 2 y 176/2012, de 15 de octubre, FJ 3).
4. Por lo que se re ere al modo en que se ha de dar cumplimiento al requisito
objeto de examen, si bien no hay un modelo rígido y preestablecido a tal efecto
–lo que, por otra parte, y habida cuenta de las peculiaridades propias de cada
recurso de amparo, resultaría sumamente difícil–, han de tenerse presentes las
determinaciones que sobre aquel extremo ha realizado este Tribunal en varias
resoluciones, y que contribuyen a clari car la manera en que esta carga procesal
puede materializarse.
a) Ya desde el ATC 188/2008, de 21 de julio, FJ 2, se ha subrayado que, si
bien la argumentación sobre la concurrencia de la infracción de un derecho
fundamental por la resolución impugnada es un presupuesto ineludible en
cualquier demandade amparo, lasatisfacción de la carga dejusti car la especial
trascendencia constitucional del recurso«es algo distinto a razonar la existencia
de la vulneración de un derecho fundamental» (vid., entre otros muchos, los
AATC 284/2009, de 17 de diciembre, FJ 2 y 186/2010, de 29 de noviembre,
FJ único, así como las SSTC 89/2011, de 6 de junio, FJ 2; 107/2012, de 21 de
mayo, FJ 2 y 178/2012, de 15 de octubre, FJ 3). Por consiguiente, la demanda
de amparo, en lo que aquí interesa, ha de contener dos líneas argumentales
nítidamente diferenciadas: la relativa a la lesión del derecho fundamental cuyo
amparo se pretende, y la atinente a la trascendencia constitucional del recurso
tendente a su preservación y restablecimiento. Ambas son indispensables,
de tal forma que la exposición acerca de la apariencia de la vulneración del
derecho fundamental no puede suplir lacarencia de un razonamiento explícito
sobre la trascendencia constitucional del recurso de amparo (ATC 252/2009,
de 19 de octubre, FJ 1 y SSTC 69/2011, de 16 de mayo, FJ 3; 178/2012, de
octubre, FJ 3 y 2/2013, de 14 de enero, FJ 3).
b) La STC 155/2009, de 25 de junio, FJ 2, introdujo sistematizadamente, aun
sin intención de exhaustividad, relevantes precisiones sobre esta materia, al
identi car –tomando como base los tres criterios enunciados en el art. 50.1 b)
LOTC, esto es, «su importancia para la interpretación de la Constitución, para
su aplicación o para su general e cacia y para la determinación del contenido
y alcance de los derechos fundamentales»– determinados supuestos en que es
dable apreciar la «especial trascendencia constitucional».
c) Así pues, al demandante le es reclamable un razonable esfuerzo argumental
que enlace las infracciones constitucionales denunciadas con alguno de los
274 ANEXOS

elementos que expresa el art. 50.1 b) LOTC, sin que, obvio es, sea su ciente
con la sola mención –desprovista de los imprescindibles fundamentos– de
que el recurso posee especial trascendencia constitucional. Por el contrario, es
necesario que de lo expuesto se desprenda «por qué el contenido del recurso
de amparo justi ca una decisión sobre el fondo en atención a su importancia
para la interpretación, aplicación o general e cacia de la Constitución o para
la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales»
que se aleguen en la demanda (por todas, SSTC 69/2011, de 16 de mayo, FJ
3; 143/2011, de 26 de septiembre, FJ 2; 191/2011, de 12 de diciembre, FJ 3;
176/2012, de 15 de octubre, FJ 3 y 2/2013, de 14 de enero, FJ 3).
d) Se hace precisa una última matización, relativa al contexto temporal, como
pauta orientativa a los efectos que aquí tratamos y que recoge la citada STC
155/2009, de 25 de junio, publicada el 28 de julio de 2009. Así, este Tribunal
ha apreciado el momento de interposición de la demanda de amparo en
relación con dicha fecha, para atenuar el rigor del análisis del cumplimento del
requisito de justi car la especial trascendencia constitucional –sin, obviamente,
eliminarlo o desvirtuarlo– en las demandas interpuestas con anterioridad a la
misma (SSTC 69/2011, de 16 de mayo, FJ 3; 143/2011, de 26 de septiembre,
FJ 2 y 178/2012, de 15 de octubre, FJ 3). En cambio, el transcurso del tiempo,
y la correlativa existencia de una doctrina constitucional consolidada
sobre la cuestión, hará decaer la pertinencia de atemperar la valoración del
cumplimento de aquella carga justi cativa.
5. Aplicando la doctrina precedente a este supuesto, la demanda de amparo, tras
exponer escuetamente los antecedentes de hecho e indicar uno de los preceptos
constitucionales que se estima vulnerado –ampliado con la mención de varios
otros a lo largo de la misma–, introduce un epígrafe referido a lo que se designa
como «relevancia constitucional» y «especial trascendencia constitucional». Sin
embargo, los razonamientos que siguen a tal rúbrica se limitan, estrictamente,
a dar cuenta de la supuesta lesión padecida, señalando literalmente que «no es
conforme a nuestro derecho, ni al derecho internacional vigente en España, que el
hecho de estar presente o no estar presente el sr. interno en el registro de la celda,
se considere, se justi que, o se estime, por el resultado nal del registro; y no por
la causa o motivo inicial al mismo, esto es, antes de iniciarse el registro», como
pretende fundamentar el Auto impugnado. Esta a rmación no se acompaña de
la existencia de una argumentación tendente a motivar la especial trascendencia
constitucional que permite una decisión sobre el fondo del recurso en atención a su
importancia para la interpretación, aplicación o general e cacia de la Constitución
o para la determinación del contenido y alcance de los derechos fundamentales
cuya vulneración se denuncia y no se realiza, en n, siquiera un mínimo esfuerzo
por encuadrar el asunto en alguno de los casos que se especi caron en el
fundamento jurídico 2 de la invocada STC 155/2009, de 25 de junio.
Por lo demás, y atendiendo al último de los parámetros referidos en el fundamento
jurídico anterior, esto es, el momento de presentación de la demanda de amparo,
registrada en este Tribunal con fecha de 26 de septiembre de 2011 –por tanto, más de
dos años después de haberse publicado la reiterada STC 155/2009, de 25 de junio–,
LA REFORMA DEL RECURSO DE AMPARO EN ESPAÑA 275

resulta incuestionable que no es dable moderar el rigor exigible en la valoración


del cumplimiento de un requisito insubsanable para la admisión del recurso de
amparo que, por las razones expuestas, debe ser inadmitido, al concurrir la causa de
inadmisión aducida por el Abogado del Estado y el Ministerio Fiscal.

FALLO

En atención a todo lo expuesto, el Tribunal Constitucional, POR LA AUTORIDAD


QUE LE CONFIERE LA CONSTITUCIÓN DE LA NACIÓN ESPAÑOLA,

Ha decidido

Inadmitir el presente recurso de amparo.

Publíquese esta Sentencia en el «Boletín O cial del Estado».

Dada en Madrid, a ocho de julio de dos mil trece.–Adela Asua Batarrita.–Francisco


José Hernando Santiago.–Fernando Valdés Dal-Ré.–Juan José González Rivas.–Pedro
José González-Trevijano Sánchez.–Enrique López y López.–Firmado y rubricado.

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