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DON QUIJOTE DE LA MANCHA: PARODIA Y “ALGO” MÁS.

Pablo Picasso

A modo de presentación de El ingenioso don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra.

Seguramente habrán escuchado hablar de él. Seguramente, no con poca insinuación de aburrimiento. Créanme,
los que aseguran que esta obra maestra del siglo XVII (1605, la primera parte y 1615, la segunda) es aburrida se
equivocan rotundamente. (Ustedes estarán pensando: ¿qué otra cosa puede decir una profesora de Literatura?
Les aseguro que puedo ser objetiva). Ocurre que por la distancia temporal (¡cuatro siglos!) el acceso a esta
novela de Cervantes presenta las obvias dificultades de la lejanía lingüística y contextual: demanda una lectura
atenta y muy acompañada por ediciones escolares (con notas al pie, glosarios, estudios preliminares, etc.) y
mucha guía del docente a cargo. Lamentablemente, por razones de público conocimiento, esta tarea se nos
niega: les doy mi palabra de que, de estar en el aula, releeríamos fragmentos, secuencias y los entenderían
perfectamente, se divertirían a veces y hasta se emocionarían otras, especialmente con el final de Alonso
Quijano/Quesada / Quejana o Don Quijote.
No sabemos qué suerte nos espera, no sabemos cuándo regresaremos a las clases presenciales y ante este
incierto panorama me propongo que no se vayan de la escuela secundaria sin haberse, por lo menos, acercado
mínimamente a Don Quijote desde una actitud superadora de la versión que reduce, con insensible desprecio y
nula inteligencia, este libro a solamente la historia de un viejo que de tanto leer, perdió el juicio y quiso salir
por el mundo como caballero andante (personaje propio de las “novelas de caballerías”, las que ubicaban sus
relatos en la Edad Media).
Los que siguen, son fragmentos de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra (y que Dios y él me perdonen
por este impiadoso acto de recorte…) que van solamente como un modo de presentación de un texto que
además de ser un clásico de la literatura universal, simboliza un capítulo ineludible del alma humana.

Capítulo 1
Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de La Mancha.

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un
higalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor […] Tenía en su
casa un ama que no pasaba de los cuarenta y una sobrina que llegaba a los veinte, y un mozo de
campo y plaza, así ensillaba el rocín como tomaba la podadera […] Frisaba la edad de nuestro
hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro gran
madrugador y amigo de la caza. […]
Es pues de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del
año, se daba a leer libros de caballería con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto, el
ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino
que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballería en que leer
[…].
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se les pasaban las noches leyendo de claro
en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro,
de manera que vino a perder el juicio […]

En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en
el mundo; y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el
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servicio de su república, hacerse caballero andante e irse por todo el mundo con sus armas y caballo
a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes
se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros donde
acabándolos, cobrase eterno nombre y fama.
[…]
Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que fueron de sus bisabuelos […] de cartones hizo un
modo de media celada que, encajada con el morrión, hacían una apariencia de celada entera. Es
verdad que para probar si era fuerte y podía estar a riesgo de una cuchillada, sacó su espada y le dio
dos golpes, y con el primero y en un punto deshizo lo que había hecho en una semana. […].
Luego fue a ver a su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real […] le pareció que ni el Bucéfalo
de Alejandro ni Babieca el del Cid se le igualaban. […] al fin le vino a llamar Rocinante: nombre, a su
parecer, alto, sonoro y significativo. […].
Puesto su nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento
duró otros ocho días y al cabo se vino a llamar Don Quijote; de donde, como queda dicho, tomaron
ocasión los autores de esta verdadera historia, que in duda, se debía de llamar Quijada o Quesada
como otros quisieron decir. […].
Limpias, pues, sus armas, hecho el morrión del morrión celada, puesto el nombre a su rocín y
confirmándose a sí mismo, se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de
quien enamorarse. […].

. […] Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen
parecer, de quien él estuvo un tiempo enamorado, aunque según se entiende ella jamás lo supo, ni
le dio cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle el título de señora
de sus pensamientos y, buscándole nombre que no se desdijese mucho del suyo, y que tirase y se
encaminase al de princesa y señora, vino a llamarla Dulcinea del Toboso, porque era natural del
Toboso; nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás a él y a sus
cosas había puesto.

Capítulo 2
Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote.

Hechas, pues, estas prevenciones, no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su
pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según
eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y
abusos que mejorar y deudas que satisfacer. Y así, sin darle parte a persona alguna de su intención,
y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día que era uno de los calurosos del mes de julio, se
armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su
adarga, tomó su lanza y, por la puerta falsa del corral, salió al campo con grandísimo contento y
alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas de vio en el
campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible y tal por lo poco le hiciera dejar la comenzada
empresa; y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero, y que, conforme a la ley de
caballería, ni debía ni podía tomar armas con ningún
Caballero […] Estos pensamientos le hicieron titubear en su propósito; mas pudiendo más su locura
que otra razón alguna, propuso de hacerse armar de caballero por el primero que topase, a imitación
de otros muchos que así lo hicieron […]
Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la de Puerto Lápice, otros dicen
que las de los molinos de viento, pero lo que yo he podido averiguar en los anales de La Mancha es
[…] que vio, no lejos del camino por donde iba, una venta que fue como si viera una estrella, […]
Diose prisa a caminar y llegó a ella a tiempo que anochecía.
Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas, de estas que llaman del partido, de las que llaman
del partido, las cuales iban a Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a
hacer jornada; y como a nuestro aventurero todo lo que pensaba le parecía ser hecho y pasar al
modo de lo que había leído, luego que vio la venta, se le representó que era un castillo con sus
cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin falta su puente levadizo y honda cava, con todos
adherentes que a semejantes castillo pintan[…] En esto sucedió acaso que un porquero que andaba
recogiendo de unos rastrojos una manada de puercos, tocó un cuerno a cuy señal ellos se recogen
y al instante se le representó a Don quijote lo que deseaba, que era que algún enano hacía señal de
su venida; y así, con extraño contento, llegó a la venta y a las damas[…]

Le pedimos ayuda al cine.


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Antes de seguir con la lectura de este documento, e imposibilitados, como ya les he escrito, del trabajo con la
novela, los invito a que vean hasta el minuto veintinueve de la versión cinematográfica que pueden encontrar en
Youtube con el título Don Quijote (2000)**. Si bien esta adaptación traiciona en muchos aspectos el texto de
Cervantes (por ejemplo, en el episodio de la venta, Quijote está con Sancho, cosa que no sucede en el libro; su
primera salida la hará solo y en sigilo, escondido de su sobrina, ama, y de sus amigos, el cura y el barbero –
especie de farmacéutico n el siglo XVII- ) les presentará audiovisualmente el modo de comportarse de nuestro
protagonista, “el caballero de la triste figura”, y también de su compañero, el “escudero”, Sancho Panza. Ambos
personajes, diametralmente opuestos (al principio, claro, porque en una buena novela, los personajes
evolucionan, cambian).
* El enlace es https://Youtu.b/hjR5g3mbkcw . No lo activé porque tengo miedo de que sea muy pesado para el “Classroom” y que se
nos bloquee, no sabemos cuánto tiempo más tenemos que seguir trabajando a través de esta plataforma.

*Hay otras versiones, incluso una de Orson Wells, que desde mi punto de vista es, presenta un tratamiento muy poético de la imagen.

Don Quijote y la parodia.

Sí, es cierto, Quijote es una “Parodia” a las novelas de caballerías, tan populares hasta el siglo XVI y no todas
de calidad literaria. ¿Por qué parodia? Porque invierte las reglas y principios constructivos del género con
efectos críticos o humorísticos. El cuadro que figura al pie muestra muy concisamente en qué consiste y cómo
se presenta este procedimiento literario, la parodia, en la novela cervantina.

Novela de caballería Don Quijote

Protago- Es un caballero de noble linaje y gran vigor. Es un Es un antihéroe, un hidalgo empobrecido, viejo,
nista paradigma de virtudes (honor, coraje, lealtad), cuyo loco y débil. Está enamorado de una rústica
móvil es el amor incondicional hacia su aristocrática aldeana a quien nunca ha visto, y quien idealiza,
dama. desconociendo su origen social y otras
características.
Espacio Presenta un espacio geográfico exótico o fantástico. Transcurre en un empobrecido territorio español:
La Mancha.
Tiempo Los hechos narrados se sitúan en un tiempo remoto. Se observa una contradicción entre el tiempo
objetivo y el subjetivo. Los acontecimientos
ocurren el siglo XVIII, pero el protagonista se
comporta como un caballero del medioevo.
Acción Coexisten episodios realistas con otros maravillosos Episodios realistas que la percepción de Quijote
en los que el protagonista enfrenta a seres fabulosos distorsiona.
(dragones, gigantes, etc.)
Narrador Se presenta como un traductor de un manuscrito Presenta una cadena de múltiples narradores.
antiguo, escrito en una lengua exótica (griego, árabe,
etc.)
Tono Elevado Sarcástico, irónico, humorístico.
Estilo Arcaizante, pretenciosamente culto. Quijote, el protagonista, imita este estilo
arcaizante, anacrónico.
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Salvador Dalí

Mucho más que una parodia.


Y como se adelantó, Don Quijote es mucho más que una parodia que convoca a la burla, a la risa simple y
llana: es una novela barroca (ya veremos características de este movimiento estético, el Barroco) donde nada es
lo que parece, donde siempre hay un pliegue más en cuyo conjunto van configurándose, en un juego de luces y
sombras, las diferentes capas de la realidad, sus paradojas: el encanto y el desencanto, el sueño o la fantasía
frente a la realidad, el teatro del mundo. Engarzado, entramado, conjugado con eso, también se presentan
cuestiones del universal humano, temáticas, preocupaciones que interpelan a los seres vivientes desde que el
mundo es mundo; por eso, hoy en el siglo XXI, Quijote nos es tan familiar, tan entrañablemente íntimo. El día
en que como humanidad hayamos avanzado lo necesario, probablemente esta novela deje de ser un clásico, deje
de hablarnos, de interpretarnos y de consolarnos frente a la hostilidad de un orden social, económico y
existencial doloroso, injusto y, desde ya, antipoético.
Para seguir trabajando esta idea sobre lo que es, lo que parece, lo que podría o debería ser, la razón y la
locura, conformarse o rebelarse en la imaginación y su consecuente creación de otros órdenes posibles, les
propongo que lean esta contratapa, escrita por el fallecido escritor uruguayo, Eduardo Galeano, para Página
12.
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Don Quijote de las paradojas


Por Eduardo Galeano
Nació en prisión esta aventura de la libertad. En la cárcel de Sevilla, “donde toda incomodidad tiene su asiento y
donde todo triste ruido hace habitación”, fue engendrado Don Quijote de la Mancha. El papá estaba preso por
deudas.
Exactamente tres siglos antes, Marco Polo había dictado su libro de viajes en la cárcel de Génova, y sus compañeros
de prisión habían escuchado, y escuchándolo habían viajado.

***

Cervantes se propuso escribir una parodia de las novelas de caballería. Ya nadie, o casi nadie, las leía. Estaban
pasadas de moda. La tomadura de pelo fue un esfuerzo digno de mejor causa. Y sin embargo, esa inútil aventura
literaria resultó mucho más que su proyecto original, viajó más lejos y más alto y se convirtió en la novela más
popular de todos los tiempos y de todas las lenguas.
Merece gratitud eterna el caballero de la triste figura. A don Quijote los libros de caballería le habían quemado la
cabeza, pero él, que se perdió por leer, salva a quienes lo leemos. Nos salva de la solemnidad y del aburrimiento.

***

Famosos estereotipos: don Quijote y Sancho Panza, el caballero y su escudero, la locura y la cordura, el soñador
hidalgo con la cabeza en las nubes y el labriego rústico de pata en tierra.
Es verdad que don Quijote se vuelve loco de remate cada vez que monta a Rocinante, pero cuando desmonta suele
decir frases que vienen del más puro sentido común, y en ocasiones pareciera que se hace el loco sólo por cumplir
con el autor o el lector. Y Sancho Panza, el ramplón, el bruto, sabe ejercer con ejemplar sutileza su gobierno de la
ínsula de Barataria.

***

Tan frágil que parecía y fue el más duradero. Cada día cabalga con más ganas, y no sólo por la manchega llanura.
Tentado por los caminos del mundo, el personaje se escapa del autor y en sus lectores se transfigura. Y entonces
hace lo que no hizo, y dice lo que no dijo.
Don Quijote jamás pronunció la más famosa de sus frases. “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos” no figura en la
obra de Cervantes. ¿Qué anónimo lector habrá sido el autor?

***

Metido en su armadura de latón, montado en su rocín hambriento, don Quijote parece destinado a la derrota y al
ridículo. Este delirante se cree personaje de novela de caballería y cree que las novelas de caballería son libros de
historia. Sin embargo, no siempre cae despatarrado en sus lances imposibles, y a veces hasta aplica honrosas
tundas a los enemigos que enfrenta o inventa. Y ridículo es, qué duda cabe, pero entrañablemente ridículo. Cree el
niño que una escoba es un caballo, mientras el juego dura, y mientras dura la lectura los lectores acompañamos y
compartimos los andares estrafalarios de don Quijote.
Reímos de él, sí, pero mucho más reímos con él.

***

“No te tomes en serio nada que no te haga reír”, me aconsejó alguna vez un amigo brasileño. Y el lenguaje popular
se toma en serio los delirios de don Quijote y expresa la dimensión heroica que la gente ha otorgado a este
antihéroe. Hasta el Diccionario de la Real Academia Española lo reconoce así. Quijotada es, según el diccionario, “la
acción propia de un quijote” y quijote es aquel que “antepone sus ideales a su conveniencia y obra desinteresada y
comprometidamente en defensa de causas que considera justas, sin conseguirlo”.

***

Dos veces pidió Cervantes empleo en América, y dos veces fue rechazado. Algunas versiones dicen que era dudosa
su limpieza de sangre. Los estatutos prohibían viajar a las colonias americanas a quien llevara en sus venas glóbulos
judíos, musulmanes o heréticos, que se trasmitían a lo largo de no menos de siete generaciones. Quizá la sospecha
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de algún abuelo o bisabuelo que fuera judío converso explica la respuesta oficial a las solicitudes de Cervantes:
“Busque por acá en qué se le haga merced”.
El no pudo venir a América. Pero su hijo, don Quijote, sí. Y en América le fue de lo más bien.

***

En 1965, el Che Guevara escribió la última carta a sus padres.


Para decirles adiós, no citó a Marx. Escribió: “Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante. Vuelvo al
camino con mi adarga al brazo”.

***

En sus malandanzas, evocaba don Quijote la edad dorada, cuando todo era común y no había tuyo ni mío. Después,
decía, habían empezado los abusos, y por eso había sido necesario que salieran al camino los caballeros andantes,
para defender a las doncellas, amparar a las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos.
El poeta León Felipe creía que los ojos y la conciencia de don Quijote “ven y organizan el mundo no como es, sino
como debiera ser. Cuando don Quijote toma al ventero ladrón por un caballero cortés y hospitalario, a las prostitutas
descaradas por doncellas hermosísimas, la venta por un albergue decoroso, el pan negro por pan candeal y el silbo
del capador por una música acogedora, dice que en el mundo no debe haber ni hombres ladrones ni amor
mercenario ni comida escasa ni albergue oscuro ni música horrible”.

***

Unos años antes de que Cervantes inventara a su febril justiciero, Tomás Moro había contado la utopía. En el libro de
Tomás Moro, Utopía, u-topía significaba no-lugar. Pero quizás ese reino de la fantasía encuentra lugar en los ojos
que lo adivinan, y en ellos encarna. Bien decía George Bernard Shaw que hay quienes observan la realidad tal cual
es y se preguntan por qué, y hay quienes imaginan la realidad como jamás ha sido y se preguntan por qué no.
Está visto, y los ciegos lo ven, que cada persona contiene otras personas posibles, y cada mundo contiene su
contramundo. Esa promesa escondida, el mundo que necesitamos, no es menos real que el mundo que conocemos y
padecemos.
Bien lo saben, bien lo viven, los aporreados que todavía cometen la locura de volver al camino, una vez y otra y otra,
porque siguen creyendo que el camino es un desafío que espera, y porque siguen creyendo que desfacer agravios y
enderezar entuertos es un disparate que vale la pena.

***

Ayuda lo imposible a que lo posible se abra paso. Por decirlo en términos de la farmacia de don Quijote: tan mágico
es este bálsamo de Fierabrás, que a veces nos salva de la maldición del fatalismo y de la peste de la desesperanza.
¿No es ésta, al fin y al cabo, la gran paradoja del viaje humano en el mundo? Navega el navegante, aunque sepa que
jamás tocará las estrellas que lo guían.

Para pensar y escribir.

1) ¿Qué ideas te parecen claves en el texto de Galeano sobre la figura de Quijote?

2) ¿Qué es ser un “Quijote” para vos, hoy en día? ¿Cómo es el mundo, cómo debería ser, cuáles
son las utopías que nos “salvan” o salvarían? En esta reflexión podés incluir referencias a canciones u
otras expresiones artísticas que conozcas y traten sobre el tema: recordá que estarás escribiendo una
especie de argumentación, donde las citas textuales juegan un rol importante. Por favor, que la escritura
de este punto sea un “lance” propio de Don Quijote y no solo una mezquina y pragmática resolución de
una tarea escolar al estilo Sancho Panza del comienzo (si me permiten la licencia, claro, ya que este
personaje es analfabeto.)

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