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Introducción
Objetivos
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➢ Compartir criterios pedagógicos para el diseño de propuestas en el aula
virtual.
Contenidos
Hacia una pedagogía de la virtualidad: análisis y construcción de criterios para la
continuidad pedagógica. La plataforma Moodle: medios para el diálogo y diseño de
propuestas para acompañar las trayectorias de los y las estudiantes.
En este marco, la virtualidad irrumpe como una opción para muchos (aunque no
para todos) y no solo como una nueva herramienta o soporte, sino más bien como
un contexto, un ambiente sociotécnico, en el que nos encontramos construyendo
nuevas rutinas para mantener el vínculo que es condición para enseñar y
aprender. Un entorno para la continuidad pedagógica que adopta distintas formas
de acuerdo a los medios y modos que elijamos, y también de acuerdo a cómo los
pongamos en diálogo entre sí.
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Sin ninguna duda, la virtualidad –como un espacio donde no estamos todos– es
una llamada de atención que debe ser mucho más que una nota entre paréntesis,
porque la igualdad y la inclusión son el horizonte que organiza nuestra tarea
diaria. En este sentido, es claro que la pandemia ha multiplicado y profundizado
los desafíos de la escuela en la Provincia de Buenos Aires. Estos desafíos tienen
que ver con hacer disponible e invitar a la cultura común en un contexto
profundamente desigual y diverso, donde garantizar la asistencia cotidiana y un
horizonte de oportunidad simétrico y justo ya eran una tarea central,
especialmente en el nivel Secundario.
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También, de los programas de radio y televisión –los oficiales y aquellos otros que
se hacen desde territorio–; de las tareas en la tranquera, que distribuyen y
recuperan docentes y directivos en islas y parajes rurales. Las experiencias son
innumerables y tan diversas como nuestra provincia y nuestras escuelas.
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grandes compañías detrás de esta plataforma, sino un conjunto de organizaciones
y usuarios que apuestan a un nuevo modo de propiedad intelectual basado en el
don y la colaboración.
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Contar con un aula virtual, en este particular contexto, resulta una enorme
oportunidad para acompañar a las y los estudiantes de la Provincia de Buenos
Aires. Es un espacio de encuentro propicio para recuperar y potenciar las múltiples
iniciativas que por estos días se han puesto en marcha en las distintas
instituciones.
En cada escuela donde nos desempeñamos nos preocupan mucho, desde el inicio
de la cuarentena, las formas y medios para el sostenimiento del vínculo entre
docentes, estudiantes y familias, lo crucial de la posibilidad del encuentro a la
distancia, la creación y multiplicación de los lazos para que ningún niño, niña,
adolescente o joven quede afuera. En ese sentido, los medios virtuales brindan
una gran ayuda siempre que contemos con las condiciones de conectividad
necesarias que permiten poner en juego nuevas estrategias de enseñanza en este
escenario inédito que nos desafía.
Parece claro que la situación por la que atravesamos nos deja muchas preguntas.
Algunas son dilemas urgentes, otras son preguntas que, en realidad, hacen visible
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lo que quizás hemos naturalizado. Sin duda, una de ellas remite al sentido de la
escuela y de la enseñanza escolar: qué de aquello que llamamos escuela no
podemos suspender en tiempos de pandemia y qué, al contrario, tenemos que
traer de nuevo al centro precisamente por la pandemia. Entonces, ¿de qué
hablamos cuando hablamos de hacer escuela mientras las puertas de las escuelas
están cerradas?
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● Una determinada forma de organizar la conversación en torno a los saberes
a través del estudio, de la práctica y de una tensión sobre el mundo,
que nos enseña a pensar y a interesarnos por él, a interrogarlo desde un
lugar distinto y propiamente escolar.
Hacer escuela siempre, y quizás aún más en estos tiempos tan convulsionados, es
hacer que las cosas del mundo sean accesibles para todas y todos y, al mismo
tiempo, susceptibles de resignificación en cuanto a su sentido. Nos referimos a un
hacer escuela mediante posiciones de cercanía, confianza, cuidado y respeto que
alberguen estrategias de inclusión y de efectiva democratización de los escenarios
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escolares para los y las estudiantes, favoreciendo condiciones de acceso a la
educación en términos de derechos y revalorizando el carácter público de la
escuela en tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Sin embargo, en las escuelas no nos ha resultado fácil hacernos del tiempo para
esta pregunta o para otras; detenernos ha resultado complejo y, en cambio,
quedamos atrapados en un devenir veloz de actividades, tareas, demandas y
exigencias. Es por eso que, para poder avanzar y pensar lo que sigue, es
fundamental inscribirnos en una nueva temporalidad donde sea posible tomarnos
el tiempo para formarnos y también, y sobre todo, para pensar con otros y otras
docentes, con los equipos de conducción, con los y las estudiantes y con las
comunidades.
Por eso mismo, no se trata únicamente de un tiempo nuevo, sino de volver al
espacio propio, para reflexionar no ya solo la escuela, sino cada una de nuestras
escuelas. Imaginar alternativas y crear propuestas que sean para estos chicos y
estas chicas, para estos y estas adolescentes y jóvenes, desde las condiciones de
posibilidad tan diversas que hay en el territorio. En este tiempo inédito tal vez no
sepamos exactamente cuál es el mejor camino y debamos asumir que estamos en
una etapa de producir respuestas sobre cómo acompañar mejor para que todos y
todas aprendan; pero lo que sí tenemos que saber es que no es necesario hacerlo
solos o solas.
Como ya hemos señalado, Moodle nos ofrece una forma de llevar adelante los
encuentros pedagógicos en el marco de una arquitectura técnica donde hay un
aula para cada materia y su grupo de estudiantes; allí, se organizan
sucesivamente las clases. Antes de poner en tensión este esquema (que lo
haremos), los invitamos a pensar dentro de la caja, es decir, dentro de ese marco
de posibilidades que nos habilita la plataforma en su uso más habitual y que
sugiere un conjunto mínimo de rituales organizadores, de esos que no abundan
por estos días.
Una de las cuestiones fundamentales tiene que ver con pensar cómo generar
cercanía y confianza con estudiantes que, muchas veces, no llegamos a conocer al
momento de la interrupción de las clases presenciales. En esta línea, la paradoja
reside precisamente en cómo generar presencia en la distancia, cómo poner y
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arrimar los cuerpos para que estemos juntos interrogando el sentido común de las
cosas del mundo. Si bien abordaremos este tema en extenso en el Módulo 3,
adelantaremos aquí que habitar un aula virtual es un poco como habitar un aula
física.
Pensemos, por caso, cuán difícil se hace imaginar una clase en la que, nosotras y
nosotros docentes, ingresamos al aula y hablamos de corrido o dictamos una lista
de conceptos, con tono monocorde y en un registro excesivamente formal, sin
traer los gestos y los tonos, sin imprimir ritmos, sin explicar o generar actividades
que permitan interactuar y ceder las palabras y las cosas. Este modelo de clase
muda, que no se sostiene ni produce aprendizajes significativos en la
presencialidad, no debemos replicarlo en el aula virtual.
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saberla compartida, pero también reencontrar, a veces, debajo
del verbo, las sensaciones maravilladas que suscitó en nosotros
el descubrimiento de los seres y de las cosas, de las vacas ma-
rrones y del hermoso caballo bajo los naranjos. El sabor de la
vida y su canto” (Petit, p. 100)
Disponer la clase en un entorno virtual es una tarea que tiene mucho de trabajo
docente cotidiano. Supone, en principio, seleccionar materiales y armar una cierta
coreografía de tiempos, recorridos y actividades. También sobre este punto
profundizaremos más adelante (en el Módulo 2), pero vamos aquí con los
rudimentos.
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Una cuestión central para el trabajo pedagógico en la planificación de la
enseñanza son los tiempos. Es importante destacar que cuando hablamos de
encuentro o de clase no estamos suponiendo un cara a cara online entre docente
y estudiantes ni una conexión simultánea como condición o forma única.
Durante el ciclo 2020 nos hemos dado cuenta de que disponer una clase en un
entorno virtual demanda un tiempo extenso y un trabajo profundo. Es por eso que
la clase virtual tiene que ser pensada con otra periodicidad, distinta a la
diaria o a la semanal, y como una propuesta que contenga un recorrido más
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amplio, aunque se vaya develando por etapas más o menos anticipadas y
anticipables.
Por otro lado, sabemos que –en el contexto incierto en que nos encontramos–
hemos tenido que reformular y poner en cuestión nuestra planificación. Sin
embargo, especialmente en esta situación de incertidumbre, resulta imperativo
dotar de cierta organización de agenda periódica, en tramos cortos, para
contribuir a la planificación personal de las y los estudiantes, sus familias y las
nuestras. Planificar en una nueva temporalidad y haciendo explícito cada paso. A
continuación, proponemos un esquema básico de organización común.
1. Presentación y anticipación
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deberá ser presentado con explicaciones concretas, sencillas y amenas de parte
del o de la docente. De esta manera, se contribuye al marco de seguridad que
tanto estudiantes como familias necesitan en esta situación de vínculo con lo
escolar desde la no presencialidad.
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El uso de recursos específicos de Moodle (como “Libro”, “Página web”, carpetas
con archivos, URL, etc.), así como aplicaciones de la web que permiten el diseño
enriquecido de materiales que se integran al aula virtual, ofrece un abanico de
posibilidades didácticas para la explicación y la narración de contenidos, la
profundización, la problematización de casos de análisis y todas las estrategias
que el o la docente desee desplegar según el modelo pedagógico que siga.
Es muy importante aclarar que de ninguna manera esta forma de presentar los
saberes o de abordar la explicación supone retomar el un esquema deductivo de
clase “presentación de contenidos + actividad de aplicación o ejercitación”. Por el
contrario, proponemos: primero, ser creativos y creativas en la secuenciación de
los distintos elementos poniendo el ojo en los espacios de autonomía y
producción, propia y con otros; segundo, saber que las y los docentes estamos
aprendiendo junto a las y los estudiantes; y, por último, no olvidarnos de que
probando podremos construir mejores propuestas.
3. Cierre y continuidad
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Cerrar el “círculo” de lo que se propone ofreciendo información acerca de las
devoluciones que se brindarán, en qué espacio, cuándo, mediante qué tipo de
intervención docente y/o de sus pares contribuye a la organización y seguridad
del/de la estudiante respecto del recorrido que llevará adelante.
Puede ser un aula para cada curso con una ventana por
materia o, mejor aún, un aula por área donde podamos pensar
clases juntos a partir de saberes integrados interdisciplinarios,
multidisciplinarios o transdisciplinarios. Puede haber un aula
para jugar, para estar de recreo, con o sin supervisión de los
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adultos. También un aula que sea sala de profesores, con
planificación, pero también con mate y conversación sobre el
clima. Otra, ¿por qué no?, que nos acomune o que nos ponga a
trabajar de otro modo. El potencial es inmenso.
Manos a la obra
A continuación, les presentamos las actividades con las que estaremos trabajando
junto al detalle de cada una.
Actividades
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2. Les sugerimos que vayan registrando en forma
personal, las dudas e inquietudes que puedan surgir a
medida que observan el material. Las mismas serán un
insumo muy importante para recuperar y poner en
común en el próximo encuentro sincrónico que les
proponga su Formador/a.
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disponible como entorno para la
enseñanza y el aprendizaje;
○ las posibilidades didáctico-pedagógicas
que observamos en el entorno de Moodle;
○ la propuesta de actividades para el/la
estudiante a distancia (adolescente, joven
o adulto/a) o para el niño o la niña
acompañado/a de su familia;
Se espera que:
- logren una primera socialización entre colegas,
reconociéndose en el territorio de la pcia. de Buenos Aires, en
sus distritos y escuelas de desempeño.
- posteriormente, al recuperar los aportes del módulo, logren
analizar una situación que de cuenta de una práctica de
enseñanza concreta en el ámbito virtual que hayan
llevado adelante como estrategia para la continuidad
pedagógica y que, de este modo, puedan anticipar otras
oportunidades posibles a través del entorno de Moodle.
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intervención y compartir su experiencia en otro momento a lo
largo de la semana, una vez que recorrieron el material de
Moodle.
Referencias
Bracchi, C. (2020, 12 de mayo). Enseñanza y
evaluación. Tercer Etapa de la Cuarentena.
Documento Base. Buenos Aires: Subsecretaría de
Educación de la DGCyE.
Ministerio de Educación (2020, 21 de mayo). Jornadas de
Formación Docente. Inés Dussel y Flavia Terigi
[Archivos de video]. Disponible en
https://www.youtube.com/watch?v=pZYGWi7nHQM
Petit, M. (2016). Leer el mundo. Experiencias actuales de
transmisión cultural. Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica.
Universidad Pedagógica Nacional. (2020, 10 de junio). La
escuela: cuidado, enseñanza y aprendizaje [Archivo de
video]. Disponible en https://youtu.be/b4T-eAtoPIM
Imágenes
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