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Actividad, empleo y

desempleo
Conceptos y definiciones
(4º edición revisada)

Julio César Neffa


coordinador

Demian T. Panigo
Pablo E. Pérez
Juliana Persia
Actividad, empleo y desempleo : conceptos y definiciones / Julio César
Neffa ... [et.al.]. -
1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Centro de Estudios e
Investigaciones
Laborales - CEIL-CONICET, 2014.
E-Book.

ISBN 978-987-21579-6-8

1. Economía Argentina. I. Neffa, Julio César


CDD 330.82

Fecha de catalogación: 25/04/2014


Tabla de contenidos

Prólogo a la cuarta edición 6

Introducción 9

1. Las modalidades tradicionales de movilización de la fuerza de


trabajo 12

2. Las normas internacionales 14


2.1. La población económicamente activa 14
2.2. La población no económicamente activa (o inactiva) 15
2.3. La significación de estar empleado 15
2.4. El subempleo 19
2.5. ¿Quiénes son los desempleados? 20
2.6. El sector informal 23

3. Interdependencias y flujos de fuerza de trabajo 26


3.1. Volumen del desempleo y necesidad de estudiar los flujos de fuerza
de trabajo 26
3.2. Las interdependencias entre oferta y demanda de fuerza de trabajo
28
3.3. El ciclo de la productividad 29
3.4. Vulnerabilidad y empleabilidad 30
3.5. El itinerario de los desocupados 32

4. Las fronteras entre las categorías tradicionales de población 35


4.1. El trabajo de tiempo parcial voluntario, como intersección entre
empleo e inactividad (sector 1) 36
4.2. El trabajo de tiempo parcial involuntario, como intersección entre
empleo y desempleo (sector 2) 36
4.3. El desempleo oculto, los periodos de formación, los retiros
voluntarios, y los trabajadores desalentados, como intersección entre la
inactividad y el desempleo (sector 3) 36
4.4. El trabajo clandestino y el empleo no registrado, como intersección
entre empleo, inactividad y desocupación (sector 4) 37

5. La crisis del régimen de acumulación y la heterogeneización de la


relación salarial 39

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 45


6.1. Los ajustes de las informaciones oficiales en varios países 45
6.2. Las dificultades existentes para medir el desempleo oculto y el
subempleo invisible 49
6.3. El empleo y el desempleo oculto 52
6.3.1. Desempleo oculto dentro de la población económicamente
inactiva 53
6.3. 2. El desempleo oculto dentro de la población ocupada 56
6.4. El subempleo invisible 59

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 60


7.1. Introducción 60
7.2. Las estadísticas socio-laborales y las encuestas de hogar 61
7.3. La EPH y sus cambios recientes 64
7.4. Características generales de la EPH 70
7.4.1. Cobertura geográfica: 70
7.4.2. Población 73
7.4.3. Modalidad de administración 74
7.4.4. Características del muestreo 75
7.5. Definiciones básicas utilizadas por la EPH para el cálculo de las
principales tasas del mercado de trabajo 81
7.6.Conclusiones 82
Bibliografía utilizada 84

Bibliografía seleccionada sobre actividad, empleo y desempleo en


Argentina 89
Prólogo a la cuarta edición

El CEIL viene desarrollando desde su creación en 1971 una serie de


estudios e investigaciones científicas desde la economía del trabajo aunque
abiertos a otras disciplinas, sobre los aspectos teóricos, metodológicos y
empíricos del mercado laboral. Dadas las responsabilidades asignadas al
CONICET en cuanto a la formación de recursos humanos y a la
transferencia de conocimientos hacia el medio académico y la sociedad en
general, varios de sus equipos de investigación han asumido la tarea de
redactar textos que puedan servir a los actores sociales y a los alumnos de
grado y de posgrado de universidades nacionales para comprender,
interpretar y transformar dicha realidad.
Actividad, empleo y desempleo. Conceptos y definiciones fue un ejemplo en
este sentido. Sus tres primeras ediciones han sido utilizadas intensamente en
el medio universitario, tanto del país como de otros países de América
latina. Los comentarios y las sugerencias recibidas nos han estimulado a
preparar una edición, corregida y aumentada.
El libro está organizado en siete secciones: en la introducción tratamos de
esclarecer las dimensiones conceptuales de la actividad, el trabajo y el
empleo, a menudo confundidas. La fuerza de trabajo que forma parte de la
población económicamente inactiva ha sido movilizada tradicionalmente de
diversas maneras. El capítulo 1 se ocupa del trabajo asalariado en la esfera
mercantil, que no es sino una de esas modalidades, y su proporción dentro
del total de la PEA se ha estancado o inclusive tiende a disminuir. En el
capítulo 2 se utilizan las normas internacionales, elaboradas bajo el impuso
de la Oficina Internacional del Trabajo, para proponer las definiciones de
las variables más importantes, cuya homogeneización permite efectuar
comparaciones en el nivel internacional. Dentro de la fuerza de trabajo y en
cuanto a su situación de inactividad, desempleo y empleo, existen múltiples
interdependencias dentro de un contexto dinámico donde van y vienen
flujos en diversas direcciones, como se detalla en el capítulo 2. A lo largo
del tiempo se observa una gran diferencia entre el análisis en términos de
stock y de flujos.
En el capítulo 3 se muestra que cada vez se hacen más borrosas las fronteras
entre las diversas categorías que componen la población económicamente
activa (PEA) lo que exige prudencia al intentar definir con los viejos
conceptos las situaciones que escapan a la norma.
La crisis del régimen de acumulación, analizada con ayuda de las categorías
de la teoría de la regulación, ha generado profundos cambios en la relación
salarial y ha profundizado su heterogeneidad, como se expone en el capítulo
4. La relación fordista ha dejado de ser predominante, pero continua
existiendo sobre todo cuando nos encontramos con “mercados internos” de
trabajo.
Para tomar en cuenta esos cambios, en el medio académico se han
construido indicadores alternativos en cuanto a la subutilización de la fuerza
de trabajo; en el capítulo 5 se mencionan algunos con ayuda de los cuales
las diferencias entre la situación del mercado de trabajo en Estados Unidos,
en el Japón y en la Unión Europea dejan de ser tan amplias como los medios
periodísticos suponen, al hablar, por ejemplo, de la “euroesclerosis” en
materia de empleo.
Dado que en nuestro país el INDEC administra periódicamente la Encuesta
Permanente de Hogares (EPH), hemos creído importante hacer una nueva
redacción incorporando las innovaciones que introdujo la EPH continua,
valorando su representatividad estadística que nos ha permitido contar con
esa valiosa fuente de información desde el mes de mayo de 1974.
Hasta acá se trató de un trabajo de carácter colectivo emprendido por
Demian T. Panigo, Pablo Pérez y Julio César Neffa, quien tuvo a su cargo la
coordinación del estudio.
Los cambios en el modo de desarrollo, y más específicamente los que se
produjeron en la estructura de los sistemas productivos nacionales y en la
relación salarial como consecuencia de la crisis, impulsaron la introducción
de una serie de reformas para pasar de una encuesta periódica (dos veces
por año) a otra de carácter continuo; desde el año 2003 se inicia una “nueva
era”, pero sin que se puedan empalmar directamente ambas series. La
especificidad de la nueva encuesta, los problemas a los cuales busca
responder quedaron a cargo de Juliana Persia, especialista en el tema.
* * *
Esta publicación continúa teniendo un carácter introductorio y es una
contribución a los actores sociales confrontados con el drama del
desempleo, el subempleo y la precariedad, así como para quienes estudian
los problemas laborales. Tratándose de una realidad compleja y evolutiva,

Prólogo 7
nuestras bibliotecarias Marta Maciel y Marina Chimente se encargaron de
confeccionar una bibliografía general básica sobre esta temática, con el
propósito de estimular el estudio de los problemas del mercado de trabajo
con acento en la situación argentina.
Confiamos en que el esfuerzo contribuya a una mejor comprensión del
fenómeno e impulse estudios e investigaciones para que los actores sociales
y el sector público formulen, pongan en práctica y evalúen los resultados de
políticas de empleo que no se contenten con la reducción cuantitativa de las
elevadas tasas de desempleo y subempleo tan preocupantes que explotaron
desde fines de 1994. Habría que tomar en consideración la mejoría de la
calidad del empleo a crear: registrado y de carácter estable, con una
remuneración adecuada a la reproducción de la fuerza de trabajo; un sistema
de seguridad social eficaz y ampliamente protector; condiciones de trabajo
que no atenten contra la vida y la salud de los trabajadores; que aseguren la
plena vigencia de los derechos individuales y clectivos del trabajo y de la
libertad sindical, promuevan la participación de los trabajadores en la
gestión de las respectivas empresas para que enriquezcan el contenido y la
organización del trabajo.
En síntesis, un “trabajo decente” como postula la OIT, condición necesaria
para que aumente la productividad y mejore la calidad, estimulando la
introducción de innovaciones tecnológicas y organizacionales para
satisfacer las necesidades de nuestra población y hacer más competitiva
nuestra economía.
Julio César Neffa

8 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Introducción1

En los últimos tiempos, y ante la gravedad que adquieren los problemas de


desempleo y del trabajo no registrado, se ha criticado mucho la utilidad de
ciertas categorías de estadísticas ocupacionales utilizadas para analizar la
realidad del mercado laboral, como también se han generado muchas
controversias acerca de la validez de las cifras resultantes relativas a
actividad, empleo y desempleo.
El principal problema planteado es que la medición del desempleo apenas
abarca un aspecto dentro del conjunto de la problemática ocupacional, ya
que solo se refiere a la falta de empleo. Por otra parte, las comparaciones
entre distintas fuentes de información o entre países, tienden a complicarlo,
dado que muchas veces para analizar un mismo fenómeno se utilizan
diferentes conceptos y/o métodos de recolección de datos.
Se hace necesario tener en cuenta diversas categorías estadísticas que
muestren otras situaciones deficientes como los bajos ingresos, la
subutilización de calificaciones, la baja productividad, etc., y es importante
conocer cuáles son las variables, de qué indicadores se dispone y cómo se
miden en la práctica.
Como punto de partida, para analizar el mercado de trabajo de un país, B.
Gazier afirma que se pueden constituir varios grandes grupos de personas,
según sea su situación en materia de inserción en el mercado de trabajo
(Gazier 1991: 44). La clasificación de esas categorías de personas y su
contabilización puede hacerse antes o después de su ingreso en el mercado
de trabajo.
Ex-ante, la primera división es entre la población económicamente activa
(PEA) y la población inactiva; este segundo grupo no está presente en el

1
Esta publicación es un primer resultado de una investigación más vasta, que se
desarrolla en el PIETTE (con sede en el CEIL del CONICET), cuyos proyectos
cuentan con el apoyo de un PICT financiado por el FONCYT, un PIP del CONICET
y PID aprobados por las Secretarias de Ciencia y Técnica de las Universidades
Nacionales de Buenos Aires y de La Plata. Se agradece públicamente a la Lic.
Cynthia Pok por sus valiosas críticas y comentarios a una versión preliminar de este
trabajo. La redacción final es responsabilidad de los autores. Participaron
activamente en la elaboración de este texto los Lic. Anabela Barberena, Osvaldo
Battistini, Mariano Féliz, Valeria Giner, Juliana Persia y Silvio Santantonio.
mundo del trabajo remunerado, y comprende todas las personas que, por su
edad, su situación y/o su decisión están fuera del mercado de trabajo: por
ejemplo jóvenes durante su permanencia en el sistema educativo, jubilados
que no tienen y no buscan otro empleo, mujeres que permanecen en el hogar
y hacen las tareas domésticas sin percibir una remuneración, etc. La
segunda división, que opera dentro de la PEA, se da entre la población
ocupada y la desocupada.
Pero ex-post, la población se divide entre los que tienen un empleo y se
consideran ocupados o sub-ocupados y los que no lo tienen. Los que no lo
tienen pueden estar buscando activamente un empleo, y en ese caso se
consideran desocupados; a los que no tienen un empleo y no lo buscan,
desde el punto de vista estadístico, se los considera como parte de la
población económicamente inactiva.
La hipótesis que da lugar a esas clasificaciones sugiere que, en el mercado
de trabajo, todas las personas pueden ser clasificadas sin equivocación en
una de esas tres categorías: ocupados, desocupados o inactivos.
Esta clasificación derivada del cruce de varios grupos de variables, deja sin
considerar otros tipos de problemas ocupacionales, como por ejemplo los
sub-ocupados, los desocupados desalentados, los trabajadores familiares no
remunerados que predominan en las actividades agrícolas y en los pequeños
comercios, ciertos grupos de artistas que trabajan de manera intermitente, y
el trabajo no registrado o “en negro”, que puede llegar a representar un
porcentaje importante de los asalariados.
Existen imperfecciones en los instrumentos tradicionales para captar,
procesar y medir indicadores y por otra parte las definiciones tienen un
cierto margen de ambigüedad. Esas imperfecciones se ven retroalimentadas
por las imprecisiones en cuanto a las definiciones del desempleo y el
resultado de la medición no deja de tener implicaciones políticas.
* * *
Antes de comenzar a desarrollar específicamente el tema, cabe señalar que
en el marco teórico, se toma en consideración el resultado de una
investigación más amplia, de mucha utilidad, que establece una moderna
distinción conceptual entre actividad, trabajo y empleo. La actividad es una
noción muy amplia, que expresa todo el dinamismo de la naturaleza
humana, siendo el trabajo solo una de ellas, al lado de las actividades
desarrolladas en las esferas doméstica, educativa, cultural, deportiva,
sindical, política, etc. El trabajo es una actividad realizada por las

10 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


personas, orientada hacia una finalidad, la producción de un bien, o la
prestación de un servicio, que da lugar a una realidad objetiva, exterior e
independiente del sujeto, y socialmente útil para la satisfacción de una
necesidad. El trabajo involucra a todo el ser humano, y no solamente sus
dimensiones fisiológicas y biológicas, dado que al mismo tiempo moviliza
las dimensiones psíquicas y mentales. Por regla general, existe una gran
diferencia entre el trabajo, tal como es prescripto por quienes tienen la
responsabilidad de su concepción, y tal como es ejecutado; moviliza no sólo
el esfuerzo, la formación profesional y la experiencia acumulada, sino
también la creatividad, el involucramiento y la capacidad para resolver
problemas y hacer frente a los frecuentes incidentes en las empresas y
organizaciones.
Ahora bien, cuando el trabajo así definido se hace para obtener a cambio un
ingreso, en calidad de asalariado, de empleador, o actuando por cuenta
propia, estamos en presencia del empleo. El mismo puede desenvolverse en
el ámbito mercantil o en actividades sin fines de lucro, y llevarse a cabo sin
relación de dependencia o como asalariado.
De esto se deduce que todas las personas que desarrollan una actividad
laboral, por eso mismo están ocupadas, lo cual no siempre significa
necesariamente que tengan un empleo asalariado.
Pero lamentablemente, estas definiciones conceptuales, que tienen
actualmente una gran relevancia, no siempre pueden traducirse
adecuadamente en las categorías estadísticas operatorias.

Prólogo 11
1. Las modalidades tradicionales de
movilización de la fuerza de trabajo

Estas modalidades pueden visualizarse en el gráfico siguiente.

Gráfico Nº 1.1. Clasificación del trabajo según Jacques Freyssinet,


teniendo en cuenta el tipo de actividad y los modos de movilizar la
fuerza de trabajo

Modos de movilización Tipo de Actividad


de la fuerza de trabajo
No mercantil Mercantil

Forzado Propio de los esclavos, o el de los prisioneros que


para cumplir una condena están obligados a
trabajar, aunque sea a cambio de una
remuneración de carácter simbólico.
Libre Formado por el trabajo Agrupa a todos los
doméstico y el trabajo trabajadores
militante, donde no se independientes,
pagan salarios ni existe informales o
relación de cuentapropistas que
dependencia. desarrollan tareas de
tipo mercantil (pero
donde no se pagan
salarios ni existe
relación de
dependencia).
Asalariado Estaría compuesto por Asalariados que
los empleados de la trabajan en cualquier
administración y los tipo de empresas
servicios públicos, y siempre que cumplan
por el trabajo en calidad actividades de tipo
de servicio doméstico mercantil.
asalariado.
Es sumamente útil distinguir las diversas modalidades que puede adoptar
históricamente la relación laboral. Si se hace el cruce de dos variables, los
tipos de actividad y las modalidades de movilización de la fuerza de trabajo
(para sacarla de la inactividad); una clasificación propuesta por Jacques
Freyssinet postula que, por una parte, existirían dos grandes tipos de
actividad donde se insertarían los trabajadores: mercantil y no mercantil y,
por otra parte, habría al menos tres modos de movilizar la fuerza de trabajo:
trabajo libre (en el sentido de no mantener una relación de servidumbre
con los propietarios terratenientes como era el caso en la sociedad feudal),
el trabajo asalariado, (en relación de dependencia), y el trabajo forzado
(Freyssinet 1991).

1. Las modalidades tradicionales de movilización de la fuerza de trabajo 13


2. Las normas internacionales

Las normas internacionales sobre estadísticas del trabajo contienen


directrices formuladas en consulta con expertos nacionales y representantes
de gobiernos, empleadores y trabajadores con el objeto de contribuir a la
elaboración de estadísticas pertinentes y lograr que sean comparables en el
ámbito internacional.
Dichas normas se basan en las resoluciones adoptadas en las diferentes
reuniones de la Conferencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo bajo
la supervisión de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT). Los temas
abordados en esas reuniones incluyen numerosas disposiciones relativas a
conceptos y definiciones, métodos de medición y de recolección de la
información, clasificación, análisis y difusión de los principales ítems (OIT
1988).
La mayoría de las definiciones utilizadas en nuestro país se inspiran en la
Resolución sobre estadísticas de la población económicamente activa, del
empleo, del desempleo y del subempleo, adoptada en 1982 (13º reunión).
Por otra parte, la mayoría de los países han adoptado el Convenio
Internacional del Trabajo sobre Estadísticas del Trabajo Nº 160. Veamos
brevemente su contenido así como las recomendaciones de las citadas
conferencias.

2.1. La población económicamente activa


“La población económicamente activa abarca a todas las personas de uno
u otro sexo que aportan su trabajo para producir bienes y servicios
económicos, definidos según los sistemas de cuentas nacionales y de
balances de las Naciones Unidas, durante un período de referencia
especificado” (OIT 1988). Esas personas pueden estar empleadas o
desempleadas.
2.2. La población no económicamente activa (o
inactiva)
Según la OIT esta categoría de personas que no están incluidas en la fuerza
de trabajo “abarca a todas las personas que no pertenecían a las categorías
con empleo o desempleadas en el período breve de referencia y, por lo
tanto, no eran corrientemente activas, en razón de: a) asistencia a
institutos de educación; b) dedicación a trabajos en el hogar; c) jubilación o
vejez; d) u otras razones como enfermedad o incapacidad, que pueden
especificarse” (OIT 1988).
Por otra parte, según la definición de las Naciones Unidas en Principios y
recomendaciones para los censos de población y habitación (1980), no
forman parte de la población económicamente activa ciertas categorías
funcionales, como por ejemplo:
1. estudiantes que no ejercen una actividad laboral;
2. trabajadores del hogar, si no perciben una remuneración por tal concepto;
3. personas que perciben transferencias (jubilados, pensionados, rentistas,
etc.);
4. personas que participan en servicios comunitarios y forman parte de
grupos de voluntarios no remunerados;
5. otras personas que se dedican a actividades marginales que quedan fuera
de los límites de la actividad económica o que perciben una ayuda pública
o privada que les permite subsistir, y
6. los niños o jóvenes que ya no asisten a la escuela.
Entonces, normalmente, poseer un trabajo no remunerado no significa
automáticamente ser activo o estar empleado. Como excepción, en el caso
argentino, se consideran activas a las personas que, sin percibir
remuneraciones, trabajen un mínimo de 15 horas en la semana de referencia.

2.3. La significación de estar empleado


Para la OIT, se considerará con empleo “a todas las personas que tengan
más de una cierta edad especificada y que durante un breve periodo de
referencia, tal como una semana o un día, estuvieran en cualquiera de las
siguientes categorías: con un empleo asalariado o con un empleo

2. Las normas internacionales 15


independiente” (OIT, 1988). Veamos a continuación cómo se especifican
cada una de ellas según dichas Recomendaciones de la OIT.
“1. personas con empleo asalariado:
a. trabajando durante el período de referencia por un sueldo o salario en
metálico o en especie;
b. con empleo, pero sin trabajar durante el periodo de referencia y que
mantienen un vínculo formal con su empleo, según los siguientes
criterios:
- pago ininterrumpido de sueldos o salarios;
- garantía de reintegración en el empleo al término de la contingencia
o un acuerdo respecto de la fecha de reintegración;
- durante la ausencia del trabajo, un periodo en el cual los
trabajadores pueden percibir una remuneración social sin
obligación de aceptar otros trabajos;
c. las personas ausentes de su trabajo temporariamente (por causa de
enfermedad o accidente, días festivos o vacaciones, huelga, paro de
empleadores, licencia de estudios o de formación profesional,
licencia por maternidad o paternidad, suspensión por coyuntura
económica difícil, desorganización o suspensión temporal del
trabajo por razones tales como el mal tiempo, averías mecánicas o
eléctricas, escasez de materias primas o combustibles), pero
siempre que tuvieran un vínculo formal con su empleo;
d. los aprendices que hayan recibido una retribución en metálico o en
especie, pueden clasificarse como “trabajando” o “con empleo pero
sin trabajar”, al igual que las demás personas con empleo
asalariado;
e. los miembros de las fuerzas armadas, incluyendo a los miembros
permanentes y temporales”.
“2. personas con empleo independiente:
a. “trabajando” durante el periodo de referencia, y realizando algún
trabajo (o sea una hora de trabajo por lo menos) para obtener
beneficios o ganancia familiar, en metálico o en especie;

16 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


b. “con una empresa pero sin trabajar”, porque están temporariamente
ausentes del trabajo durante el periodo de referencia por cualquier
razón específica;
c. los trabajadores familiares no remunerados que están trabajando al
menos 15 horas durante el periodo de referencia;
d. las personas ocupadas en la producción de bienes y servicios
económicos, para consumo propio o del hogar, si dicha producción
constituye una aportación importante al consumo total del hogar;
e. los empleadores, trabajadores por cuenta prpia y miembros de
cooperativas de producción también pueden clasificarse como
trabajando o con empleo pero sin trabajar.
En las Recomendaciones internacionales de actualidad en
estadísticas del trabajo (edición 2000) se dice: “Debería
considerarse como personas con empleo independiente a los
trabajadores familiares no remunerados que estén trabajando sin
consideración al número de horas trabajadas durante el período de
referencia. Los países que, por razones particulares, prefieren
introducir un criterio de tiempo mínimo de trabajo como condición
para incluir a los trabajadores familiares no remunerados entre las
personas con empleo, deberían identificar y clasificar aparte a los
que trabajan menos del tiempo prescripto”. Como se desprende del
texto no todos los países lo aplican. En el caso de la EPH puntual
nunca se eliminó el criterio de las 15 horas no remuneradas para el
trabajador sin pago.
Según las clasificaciones de las actividades que forman parte de la
población económicamente activa, puede subestimarse o sobreestimarse el
número de los empleados.
En muchos casos tiende a subestimarse el número de trabajadores
empleados (generalmente cuando se trata de mujeres y niños), por varias
causas:
1. debido principalmente a las actividades que están comprendidas de
manera explícita en la definición de empleo (porque se excluyen de la
misma las actividades destinadas al uso o consumo propio, salvo que
hagan un aporte importante al consumo total del hogar, como sería el
caso de la auto-construcción),

2. Las normas internacionales 17


2. las edades límite (mínima y máxima) para trabajar, fijadas por la
legislación,
3. la calidad de las estadísticas (pues es difícil reunir estadísticas sobre el
trabajo de menores),
4. cuando se interrumpen las actividades laborales durante cierto tiempo
como consecuencia de crisis económicas exógenas,
5. y/o por el periodo de referencia escogido (cuando éste es la semana
anterior a la encuesta puede llegar a excluirse a trabajadores de
temporada u ocasionales).
En otros casos, debido al instrumento utilizado para captar información,
tiende a sobrestimarse la cantidad de personas empleadas, aunque no se
trate de empleos genuinos. Cuando el periodo de referencia es más largo
(puede ser en algunos casos de hasta un año), se considera ocupados a
aquellos que estuvieron económicamente activos la mayor parte del periodo
considerado y que acreditan mayor número de días con empleo que sin él.
En cambio, si el periodo de referencia es corto (un día, una semana), se
incluyen como empleados sólo a aquellas personas que están trabajando o
las que aún estando sin trabajar (por enfermedad temporal, vacaciones,
huelgas, lock-out, suspensión del trabajo, etc.) mantienen todavía un vínculo
formal con su empleo. La definición de empleo, propuesta por las
Conferencias de los Estadígrafos de Trabajo mencionadas anteriormente,
abarca una multiplicidad de tipos de empleos, y puede dar lugar a una
sobreestimación del número de personas ocupadas debido a que l a
duración mínima requerida para ser considerado empleado es de una
hora remunerada durante el periodo de referencia.
El uso de estas definiciones determina de hecho que, al hacer el
relevamiento, se le dé sistemáticamente más importancia al tiempo pasado
en el empleo que en el desempleo o en la inactividad, ya que por ejemplo,
un estudiante que la mayor parte de su tiempo lo dedica al estudio y trabaja
solo unas pocas horas durante el periodo de referencia en que se lleva a
cabo la encuesta es considerado ocupado; lo mismo ocurre con un
trabajador sin ocupación estable que durante un largo tiempo busca de
manera intensa pero infructuosa un empleo, pero que durante el periodo de
referencia previo al relevamiento sólo realiza durante unas pocas horas una
“changa”, que acepta para poder subsistir.
La concepción sobre la población económicamente activa (PEA) que surgió
de dichas Conferencias suponía implícitamente que la población en edad de

18 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


trabajar está dividida claramente en tres categorías: empleados,
desempleados e inactivos y que cualquier persona podía clasificarse sin
equívocos en una sola de estas tres categorías, dando prioridad a las
actividades en empleo sobre las de búsqueda de empleo y a estas últimas
respecto de cualquier actividad no remunerada. En efecto, se clasifica como
empleado a quien trabaja y busca otro empleo a la vez, mientras que se
clasifica como desempleado a un estudiante que al mismo tiempo que
prosigue sus estudios trata de conseguir un empleo.
Sin embargo, pronto se manifestó la insuficiencia de esa noción de
desempleo para los países “con economías en vías de desarrollo”, donde el
seguro de desempleo y los programas estatales de asistencia a los
desempleados simplemente no existían o involucraban a un número muy
reducido de personas lo cual obligaba a los trabajadores a tratar de
conseguir empleo en una actividad económica, por insignificante o
inadecuada que resulte, para asegurar su sobrevivencia.

2.4. El subempleo
El fenómeno de subempleo, considerado por mucho tiempo como algo
propio de los países “con economías en vías de desarrollo”, también
comenzó a emerger en las economías centrales a partir de mediados de los
años 70, pues a la situación tradicional de subempleo horario, comienzan a
agregarse los programas de fomento del empleo, que generaron varias
formas de empleo precario o a tiempo parcial, que podrían de alguna
manera asimilarse al subempleo.
La 9a. Conferencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo de 1966,
definió el subempleo distinguiendo dos categorías:
1. El subempleo visible: “abarca a todas las personas con empleo
asalariado o empleo independiente, trabajando, o con empleo pero sin
trabajar, que durante el periodo de referencia trabajan involuntariamente
menos que la duración normal del trabajo para la actividad
correspondiente, y que buscaban o estaban disponibles para un trabajo
adicional” (OIT 1988: 60). Es el caso de los trabajadores cuya jornada de
trabajo es inferior a la duración normal y están disponibles para trabajar más
horas o asumir un trabajo adicional.
2. El subempleo invisible: “es ante todo un concepto analítico que refleja
una mala distribución de la mano de obra o un desequilibrio fundamental

2. Las normas internacionales 19


entre la mano de obra y los otros factores de producción. Sus síntomas
característicos podrían ser el bajo nivel de los ingresos, el
aprovechamiento insuficiente de las calificaciones y la baja productividad”
(OIT 1988:60).
En la mayoría de los países solo se mide el subempleo visible, pero en los
casos en que se realizaron ambas mediciones, se observa que el subempleo
invisible así definido, comprende muchos más trabajadores que el visible
(OIT 1995).

2.5. ¿Quiénes son los desempleados?


La desocupación es una categoría estadística cuya formulación data de una
época relativamente reciente, que se ha construido socialmente en los países
desarrollados, pues no existía en los primeros censos nacionales de
población ni en los censos nacionales económicos hasta finales del siglo
pasado.
Sólo se vinculaba explícitamente la noción de desocupación con las
categorías de la fuerza de trabajo que antes de ese registro eran asalariadas
(Salais, Bavarez, Reynaud-Cressent 1986; Topalov 1994). No era este el
caso de quienes sin ser asalariados trabajaban en las empresas familiares, o
en sus domicilios, pues cuando se interrumpían esas actividades y por
consiguiente dejaban de percibir ingresos, dado que no cobraban salarios,
no se los consideraba desempleados. Mientras se esperaba en esas
actividades una nueva fase expansiva del ciclo, en las familias se procedía
internamente al reparto de los recursos acumulados anteriormente y
disponibles, sin que se requiriera efectuar un trabajo equivalente en
contrapartida.
Una definición relevante acerca del desempleo se adoptó en la Conferencia
de Estadígrafos del Trabajo de 1954 (que luego será precisada en 1982). La
misma establece una síntesis de las condiciones que debe reunir un
trabajador (que tenga más de una cierta edad especificada), para estar
desocupado durante el periodo de referencia:
- encontrarse sin empleo, es decir que no tengan un empleo asalariado o un
empleo independiente, tal como se los definiera anteriormente;
- estar disponible para trabajar en una de las dos modalidades (asalariado o
independiente);

20 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


- estar buscando un empleo asalariado o un empleo independiente en un
periodo reciente especificado.
La búsqueda puede hacerse de diversas maneras: de tipo asalariado en las
agencias del Servicio Público de Empleo, en agencias privadas,
estableciendo una relación directa con los empleadores, poniendo avisos o
respondiendo a las ofertas que aparecen, buscando ayuda entre sus amigos y
familiares), o de tipo independiente o como empresario (buscando terrenos,
edificios y bienes de producción para montar su propia empresa, haciendo
gestiones para solicitar créditos o para obtener patentes, licencias o
permisos, etc.) (OIT 1988).
La OIT por su parte definió en el documento citado, como “desempleadas a
todas las personas que tengan más de cierta edad especificada y que, en un
día especificado, o en una semana especificada se hallen en las siguientes
categorías:
1. Los trabajadores disponibles para el empleo cuyo contrato de trabajo
haya expirado o esté suspendido temporalmente, que estén sin empleo y
busquen trabajo remunerado;
2. Las personas disponibles para trabajar (salvo caso de enfermedad
benigna) durante el periodo especificado y en busca de trabajo remunerado,
que nunca hayan estado empleadas o cuya última situación en la ocupación
no haya sido la de asalariada, (es decir ex-empleadores, etc.) o las que
hayan estado retiradas de la vida activa;
3. Las personas sin empleo que en el momento de que se trate, estén
disponibles para trabajar y hayan logrado un nuevo empleo que deba
empezar en una fecha subsiguiente al periodo especificado;
4. Las personas que hayan sido suspendidas temporal o indefinidamente sin
goce de remuneración”.
Según la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, tampoco se
considerará desempleadas (ni ocupadas) a las personas comprendidas en las
categorías siguientes:
1. Las que tengan el propósito de establecer por su cuenta un negocio de
explotación agrícola, pero que todavía no lo hayan hecho y que no estén
buscando trabajo remunerado;
2. los antiguos trabajadores familiares no remunerados que no estén
trabajando ni buscando trabajo remunerado.

2. Las normas internacionales 21


En los países desarrollados, durante la década de los años 50, el desempleo
aparecía como un fenómeno coyuntural, sin carácter masivo, y se
consideraba que sería fácil de resolver en el corto plazo recurriendo a las
políticas macroeconómicas de inspiración keynesiana que estimulaban la
demanda. El desempleo era entonces una categoría residual, poco
significativa, que dependía por una parte del comportamiento demográfico,
de la dinámica de la población económicamente activa y, por otra parte, de
la dinámica productiva (el crecimiento del PBI), de las necesidades de las
empresas y organizaciones y de las políticas de selección y de reclutamiento
llevadas a cabo por las empresas.
Estas condiciones plantean ciertas ambigüedades en la definición de quiénes
son efectivamente los trabajadores que se encuentran desempleados.
La primera ambigüedad se origina en la definición de quiénes son los
trabajadores “empleados”. Como se analizó anteriormente, estar empleado
significa tener un trabajo dedicado a la producción de bienes y servicios
definidos en el Sistema de Cuentas Nacionales y que sea remunerado o que,
a pesar de no dar lugar a remuneración, se trate de una actividad cuyos
productos tengan un valor en el mercado.
En segundo lugar, la disponibilidad para trabajar plantea la ambigüedad de
si significa simplemente la voluntad de trabajar, la posibilidad objetiva de
realizar una tarea y tener aptitud para el trabajo (y en consecuencia solo se
excluirían aquellas personas que esten imposibilitadas de manera duradera),
o se trata efectivamente de una disponibilidad inmediata para el trabajo
(entonces se excluirían también a aquellos trabajadores que en el momento
del relevamiento se hallen realizando estudios o que estén temporariamente
enfermos).
También es ambigua la condición de estar en la búsqueda de empleo, ya que
puede simplemente creerse lo que manifiesta el encuestado o, por el
contrario, tratar de controlar efectivamente las gestiones que hizo o está
realizando para conseguirlo.
Las situaciones institucionales pueden influir también en el comportamiento
de búsqueda, así como la forma en que se toman en cuenta las estadísticas
para estos trabajadores. Por ejemplo, en Francia, se considera que la
inscripción en la Agencia Nacional para el Empleo (ANPE) es una gestión
suficiente como para probar la voluntad del desocupado de buscar un
empleo; mientras que en otros países con menor infraestructura en materia
de Servicio Público de Empleo, los desocupados pueden desalentarse con

22 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


mayor rapidez y al no buscar empleo, son de hecho excluidos de la PEA
(Cornilleau 1998).

2.6. El sector informal


Veamos algunas características del llamado Sector Informal, una parte de
cuyos integrantes están empleados pero no están registrados y otra parte se
sitúa dentro del empleo no asalariado.
El PREALC de la OIT definió inicialmente al mercado informal como aquel
que “agrupa a todas las actividades de bajo nivel de productividad, a los
trabajadores independientes (con excepción de los profesionales), a las
empresas muy pequeñas o no organizadas”, lo cual justifica que se lo asocie
al subempleo urbano (PREALC 1978).
Los estudios de la OIT y del PREALC han puesto de relieve las
características que sirven mejor para definir el Sector Informal: lo
componen unidades de producción muy heterogéneas, existe facilidad de
entrada al sector, los mercados en que operan son competitivos pero no
están reglamentados, predomina la utilización de recursos y factores de
producción de origen local, tienen dificultades para acceder a créditos
institucionales, los bienes de producción son propiedad de personas físicas y
de sus familiares, las actividades son de pequeña escala y predominan las de
carácter inestables o ambulantes, la producción se destina al mercado local,
se usan tecnologías poco productivas e intensivas en el uso de la fuerza de
trabajo, las calificaciones profesionales han sido adquiridas fuera del
sistema escolar formal, en cada unidad de producción trabaja un número
pequeño de personas y predominan las formas de empleo no asalariado y los
trabajadores familiares no remunerados.
Recientemente Víctor Tokman (ex-director del PREALC), definió la
informalidad en una doble perspectiva. Primero desde la óptica de la
sobrevivencia, donde el sector informal es el resultado de la presión del
excedente de oferta de mano de obra para acceder al empleo, cuando los
buenos empleos en el sector urbano son insuficientes. En los países donde
no existe un verdadero seguro de desempleo o este es insuficiente, la gente
busca sus propias soluciones, y la solución es producir o vender algo para
ganarse el sustento de sobrevivencia. Una segunda lógica, que apareció
recientemente, sería la descentralización productiva para reducir costos
operativos fijos y variables, especialmente los laborales, procesos que son
incluso promocionados por reformas laborales, o que se originan

2. Las normas internacionales 23


simplemente para evadir la legislación en cuanto autorizaciones de
funcionamiento, el pago de los impuestos y de las contribuciones al sistema
de seguridad social (Tokman 1999).
Otros enfoques desde la teoría del valor-trabajo, han señalado la
funcionalidad del sector informal para la existencia y desarrollo de las
empresas capitalistas, porque constituirían reservas de fuerza de trabajo de
donde se extraería mano de obra en caso de necesitarse, o adonde se
“depositaría” la fuerza de trabajo excedente o que ya no tuviera mucha
utilidad. Los bajos costos de producción en las empresas de dicho sector
contribuirían a reducir el costo de reproducción de la fuerza de trabajo y por
consiguiente, presionarían hacia abajo la tasa de salarios del sector formal.
Desde otra perspectiva, el sector informal sería sinónimo de subempleo o de
desempleo disfrazado.
Pero lo cierto es que, si se parte de la definición propuesta por la OIT y
según como se lo mida, su número e importancia relativa dentro de la PEA
se va incrementando en la mayoría de los países (por ejemplo en aquellos
con menor grado de desarrollo económico de América Latina) y explicaría
buena parte del aumento de las tasas de empleo, cuando se produce.
Se trata de un sector donde predomina la heterogeneidad. Por otra parte, no
siempre los salarios de los trabajadores del sector informal son más bajos
que los salarios mínimos legales o de los que predominan en las pequeñas
empresas del sector formal. También se constata que muchos jóvenes
trabajadores portadores de diplomas se insertan en el sector informal
asumiendo los riesgos de la inseguridad e inestabilidad en el empleo, para
realizar actividades que les brindan mayor satisfacción, les permiten
disponer de más tiempo libre o para proseguir mientras tanto estudios
superiores, incrementando la duración de la jornada si fuera necesario. A
veces los trabajadores informales se desempeñan en varios empleos a la vez,
son pluriactivos, y por esas causas se dificulta su clasificación por ramas de
actividad. Finalmente, desde el punto de vista de la duración de la jornada,
no se trata propiamente de subempleados, porque tienen una prolongada
presencia física en sus puestos de trabajo, aún cuando la productividad sea
reducida y la jornada se caracterice por una elevada “porosidad” (OIT,
PREALC 1978).
Para Charmes (1992) las actividades del sector informal son esencialmente
las que, siendo al mismo tiempo lícitas pero ilegales, se desarrollan en
unidades económicas urbanas no-agrícolas, no registradas por los censos y

24 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


encuestas, o en actividades registradas pero que pueden asimilarse debido a
factores tales como la organización de la producción, comercialización
(inexistencia de balances, de registros de facturación, de contribuciones al
sistema impositivo y al de seguridad social), la pequeña escala y tamaño
(medido según el número de trabajadores), y el bajo nivel tecnológico
(estimado según el consumo de energía por trabajador y las calificaciones
profesionales del personal ocupado).
Se trata de una noción que comenzó a utilizarse con mayor frecuencia en la
década de los años 70, para explicar la realidad de los países con
“economías subdesarrolladas”, -atendiendo especialmente al fenómeno de
las migraciones rural-urbanas- y al predominio de trabajo no asalariado.
Uno de los aspectos más frecuentemente cuestionados de ese concepto está
centrado en el hecho de que esa noción no se refiere preferentemente a las
características del individuo, sino que toma principalmente en cuenta las
que son propias de la actividad ejercida y que no puede asimilarse
propiamente al subempleo. Pero se trata de un conjunto de actividades que
se caracteriza por una fuerte heterogeneidad y donde coexisten situaciones
muy contrastadas. Cuando se está frente a este fenómeno, para tener una
idea más realista de la situación, la utilización de las encuestas a los hogares
podría complementarse con censos a los establecimientos donde esas
actividades se desarrollan, y encuestas a las personas que allí trabajan, lo
cual permite además captar a trabajadores ocupados, pero ocultos dentro de
la población económicamente inactiva (Charmes 1992).

2. Las normas internacionales 25


3. Interdependencias y flujos de fuerza de
trabajo

3.1. Volumen del desempleo y necesidad de estudiar


los flujos de fuerza de trabajo
Cuando a lo largo del tiempo se comparan las tasas de desempleo entre dos
encuestas o dos censos, el análisis de sendas magnitudes adopta otra
significación según se estudien los stocks, o los flujos entre esos dos
momentos. Las preguntas claves son:
- ¿cuánto tiempo permanecen desocupadas las personas?, y
- ¿los desocupados, son siempre los mismos o son diferentes?
Un primer elemento de respuesta consiste en afirmar que el flujo que se
produce no es siempre automático, directo y unívoco desde la inactividad
hacia el empleo o desde la desocupación al empleo, como se describe
usualmente en los libros de texto.
En efecto, los flujos de la fuerza de trabajo pueden producirse de manera
voluntaria o involuntaria y en diversas direcciones, como puede observarse
en el gráfico siguiente:
1. Voluntariamente, pasar desde un empleo hacia otro (la rotación para
abandonar situaciones conflictivas en un lugar de trabajo o para salir en
busca de mayores salarios, mejores condiciones de trabajo, o empleos más
seguros).
2. Involuntaria o voluntariamente, pasar desde el empleo hacia la
desocupación (cierre de empresas, despidos o renuncias).
3. Voluntaria o involuntariamente, pasar desde el empleo hacia la
inactividad de manera definitiva o temporaria (renuncia o licencia para la
prosecución de estudios, retiros voluntarios y jubilaciones anticipadas,
mujeres en períodos de embarazo y maternidad, jóvenes en el servicio
militar o civil obligatorio), aunque algunos de ellos pueden luego volver a
ingresar en el mercado de trabajo, y retomar su puesto o demandar un
empleo.
4. Involuntariamente, pasar desde el desempleo hacia la inactividad (los
trabajadores desalentados).
5. Voluntariamente o involuntariamente, permanecer en el desempleo,
pero realizando búsquedas que resultan infructuosas.
6. Permanecer en la inactividad voluntaria o involuntariamente (como
sería el caso de los trabajadores desalentados por la inexistencia de
posibilidades en el mercado de trabajo local, que bien podría considerarse
como desempleo oculto), si la situación es de carácter estructural.
7. Voluntariamente pasar de la inactividad a la desocupación (jóvenes
que buscan su primer empleo luego de terminados sus estudios, mujeres que
tratan de reinsertarse en el mercado de trabajo luego de la maternidad,
personas que tuvieron enfermedades de larga duración, presos al recuperar
la libertad).
8. Voluntariamente, pasar de la inactividad al empleo, luego de una
búsqueda o de pasar una selección exitosa.
9. Voluntariamente pasar de la desocupación al empleo.

Gráfico Nº 3.1. Los flujos de la fuerza de trabajo


1
5
2

O cupados 9 De socupados
e mple ad

3
7
4
8

Inactivos

3. Interdependencias y flujos de fuerza de trabajo 27


La situación es dramática cuando los flujos de personas que transitan desde
la inactividad o el empleo, desembocan en una desocupación de larga
duración (DLD), cuando esa situación se perpetúa a pesar de la búsqueda
activa y de la existencia de políticas públicas pasivas o activas, y cuando
cesan de tener derechos a las prestaciones la seguridad social y no disponen
de recursos propios o de ayuda familiar para subsistir (Freyssinet 1998).
R. Salais concluye que si se toman en cuenta todos estos flujos, el mercado
de trabajo en las economías capitalistas funciona entonces como una bomba
aspirante-expelente (Salais 1986).

3.2. Las interdependencias entre oferta y demanda de


fuerza de trabajo
La oferta y la demanda de fuerza de trabajo, no son variables totalmente
independientes entre sí, como postula la teoría neoclásica en su versión más
ortodoxa, que concluye afirmando que el desempleo es una situación en
buena medida voluntaria, originada en el rechazo de un salario (más bajo
que el deseado) pero que se correspondería a su productividad marginal,
una categoría residual, resultante de la diferencia entre, por una parte, la
cantidad de empleos ofrecidos por los empleadores y, por otra, la cantidad
de quienes buscan un empleo.
La búsqueda activa de un empleo por parte de los jóvenes desocupados, el
ingreso al mercado de trabajo de las madres de familia que por concentrarse
en el trabajo doméstico y el cuidado de niños de corta edad estaban en la
inactividad, o de quienes se vieron incitados u obligados a aceptar una
jubilación anticipada, tiene menos éxito cuando la tasa de desocupación es
muy elevada y, más específicamente en el caso de esta última categoría,
cuando se experimenta un proceso de reconversión industrial, que por lo
general deja de lado a los trabajadores de mayor edad.
Cuando el volumen y la tasa de desocupación es elevada, un aumento de las
tasas de actividad no hace sino incrementarla, pues con frecuencia en el
hogar donde uno de los miembros cae víctima de la desocupación, otros
miembros de la familia, además del desocupado, salen a buscar empleo. Es
el efecto “trabajador adicional”.
Por otra parte, se puede observar la paradoja de que, si una empresa de
cierta magnitud se instala en una región donde anteriormente la tasa de
desempleo era reducida, se generan nuevos empleos, pero al mismo tiempo

28 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


se incrementa la desocupación, debido a que se produce una movilización
de la fuerza de trabajo que estaba inactiva, en mayor cantidad que los
puestos de trabajo ofrecidos.
Otro efecto es el “trabajador desalentado”, que se retira de la población
económicamente activa luego de búsquedas infructuosas o de haber perdido
la voluntad para buscar empleo. Se trata de un desocupado latente, que no es
contabilizado como tal en las encuestas. En ciertos países, como Japón y
Noruega, la cantidad estimada es similar a la de los desocupados registrados
como tales.
Existe entonces en toda economía una reserva de mano de obra, susceptible
de entrar en el mercado de trabajo si una coyuntura de expansión lo
convoca, o de salir del mismo, si existen pocas posibilidades de encontrar
empleo. Este fenómeno puede captarse recurriendo a los estudios de panel.
En el caso argentino, la información estadística básica está disponible en el
INDEC, pero los estudios son aún escasos.

3.3. El ciclo de la productividad


Contrariamente a lo que podría suponerse, la elasticidad del empleo
respecto de la producción no es siempre igual a uno, porque existe una
interdependencia entre la oferta y la demanda de trabajo, según la fase del
ciclo económico.
Esa interdependencia se puede explicar también recurriendo a la noción del
ciclo de productividad, que en síntesis consiste en lo siguiente:
1. El volumen de empleo es el resultado del cociente entre la producción y
la productividad; ahora bien, si entre dos periodos varían en cualquier
sentido la productividad o el nivel de la producción, cambia por
consiguiente el volumen de empleo.
2. Pero la productividad (aparente del trabajo) a su vez varía en función de
la coyuntura económica:
a. cuando el ciclo se encuentra en su fase de expansión, las empresas
aumentan la producción recurriendo a las horas extraordinarias, aunque
esperan cierto tiempo antes de contratar nuevo personal, lo cual da como
resultado un incremento de la productividad;
b. por el contrario, en las fases recesivas del ciclo, los empresarios no
quieren, o no pueden, proceder rápidamente al despido del personal

3. Interdependencias y flujos de fuerza de trabajo 29


excedentario por varias razones: esperan el cambio de tendencia del ciclo,
no quieren asumir los costos derivados de la protección legal contra el
despido, o temen hacer frente a la presión sindical; todo esto da finalmente
como resultado una disminución de la productividad.
3. El comportamiento de las tasas de actividad, de empleo y desempleo,
globales y específicas, no es el resultado de una decisión basada en criterios
simplemente técnicos, ni se mantiene invariable a lo largo del tiempo. Las
decisiones de crear o de suprimir empleos dependen de las políticas
públicas, de la estrategia de las firmas y de los sindicatos, de sus relaciones
de fuerza, de las normas legales vigentes (por ejemplo: Ley de Contrato de
Trabajo, la Ley Nacional de Empleo, etc.) y del comportamiento de la
Administración del Trabajo.

3.4. Vulnerabilidad y empleabilidad


Todas las personas son potencialmente vulnerables frente a la desocupación,
pero ese riesgo afecta de manera desigual a las diversas categorías que
constituyen la población económicamente activa. El estudio del desempleo
puede poner primero el acento en los stocks y/o en los flujos, pero no puede
reducirse solo a eso. Las condiciones de ingreso y de salida de la situación
de desocupación, también son diferentes. Por otra parte, todos los
desocupados no permanecen el mismo tiempo en esa situación y esto obliga
a ampliar el marco del análisis. Cuando se permanece en la situación de
desempleado de larga duración (DLD), esto acarrea graves consecuencias
de tipo psicológico además de la pérdida de ingresos y la obsolescencia de
las calificaciones y competencias profesionales (Freyssinet 1998).
La probabilidad de quedar desocupados durante un cierto tiempo es lo que
se define como vulnerabilidad. Eso puede ocurrir cuando se renuncia al
empleo, ya sea para buscar otro trabajo mejor, o como resultado de los
incentivos monetarios o de la presión del empleador para que el asalariado
acepte un retiro voluntario. En otros casos, partiendo de la población
inactiva, los jóvenes al concluir los estudios y las mujeres adultas, entran en
la situación de desempleo y buscan empleo para conquistar una autonomía
económica, completar el salario familiar o reemplazar a otro miembro de la
familia que esté desocupado. Finalmente están los despidos por decisión
unilateral del empleador, o el cese de actividad de los que concluyen los
contratos de duración determinada u otras formas precarias de empleo.

30 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Inversamente, la empleabilidad es la probabilidad que tienen las personas
desocupadas de encontrar un empleo en un periodo dado. Esa probabilidad
depende de muchos factores:
1. disminuye a medida que aumenta el tiempo de permanencia en la
situación de desocupado. Esto puede ocurrir por el desaliento que invade
el ánimo del desocupado, la pérdida de sus calificaciones profesionales, el
cambio de sus actitudes respecto del trabajo, o debido a la política de los
empleadores que interpretan un largo periodo de desempleo de una persona,
como un indicador negativo acerca de sus competencias. En este sentido
Blanchard y Diamond (1994) plantearon que existe un comportamiento
maximizador de las empresas que “rankean” a los desocupados según la
duración de su actual situación ocupacional. Según estos autores la
consideración de la duración del desempleo es utilizada por los empleadores
para reducir los costos del proceso de selección, asumiendo que a mayor
duración del desempleo, las calificaciones devienen obsoletas y en
consecuencia, sería menor la productividad potencial del trabajador;
2. disminuye a medida que aumenta la edad del desocupado, debido a
los criterios de selección usados a menudo por los empleadores, a la natural
disminución de la capacidad del trabajador de edad avanzada para
reconvertirse y adaptarse a las innovaciones tecnológicas y
organizacionales, al surgimiento de actitudes de rechazo ante nuevos
empleos;
3. disminuye cuando el nivel de calificación del desocupado es bajo: en
1996, Baumol y Wolff presentaron un trabajo en el cual se postulaba que el
mecanismo de selección de las empresas estaba determinado por la
diferencia entre los costos de capacitación del potencial empleado y la
sumatoria de los beneficios futuros esperados, que este trabajador podría
brindarle a la firma. En el modelo se postula que al incorporar un nuevo
trabajador, la empresa debe incurrir en costos de capacitación para adaptar
las calificaciones del empleado a los requerimientos del proceso productivo.
Este costo es tanto mayor cuanto menor es el nivel de capacitación inicial
del empleado. Por otra parte, los beneficios futuros esperados que ese
trabajador brindará a la empresa están positivamente relacionados con el
nivel de capacitación inicial del empleado y con la cantidad de años que
trabajará para la empresa. De esta forma, al momento de hacer la selección
del personal, los empresarios optarán por contratar trabajadores de mediana
edad (y en lo posible hombres), con altas calificaciones previas. Los muy
jóvenes serán discriminados por no tener experiencia profesional ni poseer

3. Interdependencias y flujos de fuerza de trabajo 31


un elevado nivel de calificaciones, y ser por lo tanto muy costosa su
capacitación inicial. Tampoco serán elegidos los postulantes de edad
avanzada, ya que al estar cercano su momento de retiro, los beneficios
futuros esperados de este tipo de trabajadores son muy bajos, y no se espera
que los mismos trabajen mucho tiempo para la empresa. Finalmente, las
mujeres sufren una desventaja relativa en términos de empleabilidad; a igual
edad y similar nivel de calificaciones, el empresario preferirá contratar a un
hombre pues, al no tener derecho a licencias especiales (reservadas para las
esposas y madres) se espera que trabaje durante más tiempo para la
empresa, maximizando los beneficios futuros.
Ciertos estudios en los países de la Unión Europea han establecido una
estrecha relación entre la empleabilidad, la relación salarial precedente y el
itinerario profesional del desocupado demandante de empleo (IRES 1993).
Sus conclusiones distinguen según el tipo de contrato.
Quienes tuvieron un empleo precario caen más seguido en el desempleo que
los de contrato de duración indeterminada (CDI), pero aquellos son los que
salen más rápidamente de esa situación, porque tienen menores exigencias
para aceptar las ofertas que pueden ser relativamente desfavorables (CDD y
trabajos precarios), evitando así el riesgo de permanecer mucho tiempo en
esa situación.
Por el contrario, los desocupados que tuvieron anteriormente un CDI,
permanecen más largo tiempo en el desempleo, porque mientras se
benefician percibiendo el seguro contra la desocupación, al mismo tiempo
desean encontrar otro empleo interesante, de acuerdo con sus calificaciones
y competencias, bien remunerado y estable.
Pero cuando la desocupación es de carácter masivo y durable, la demanda
de fuerza de trabajo se hace más lenta y selectiva que en situación de pleno
empleo y dentro de las empresas u organizaciones tiene lugar una mayor
segmentación, que tome en cuenta el pasado profesional del desocupado
(Diamond 1981).

3.5. El itinerario de los desocupados


Ya se hizo mención en un párrafo anterior a los principales flujos entre la
inactividad, la desocupación y el empleo. Cuando se hace un seguimiento
del flujo de los desocupados, - utilizando por ejemplo los estudios de panel

32 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


o las historias de vida-, se observa una gran heterogeneidad y pueden
establecerse tipologías, a partir de sus itinerarios.
Los estudios de panel son aquellos que utilizan en forma complementaria
información de corte transversal y de series de tiempo. La aplicación
concreta al caso laboral consiste en la utilización de bases longitudinales
que contienen información de distintas variables para un conjunto de
individuos en un periodo dado (Lancaster 1990; Hsiao 1986; Westergard-
Nielsen 1984).
Jacques Freyssinet, en la obra citada, propone la siguiente tipología de
itinerario a partir de la experiencia francesa: éste puede ser repetitivo, de
reconversión, y de exclusión.
El desempleo repetitivo se observa cuando una persona ha pasado en
muchas oportunidades por el mercado de trabajo: por ejemplo los jóvenes
que cambian rápidamente de empleo luego de haber egresado del sistema
escolar, las mujeres que luego de la interrupción del empleo debida al
matrimonio y a la maternidad intentan retomar la vida profesional, los
trabajadores con un bajo nivel de calificaciones profesionales pero, sobre
todo, los que antes ocuparan trabajos precarios. Debido a esa situación
específica, no siempre tienen acceso al seguro de desocupación, y en razón
de sus necesidades desean pasar poco tiempo en la condición de
desempleados. Para salir de esa situación se reinsertan en CDD, aceptan
empleos temporarios o precarios y a menudo hacen cursos de formación o
pasantías en empresas durante la “pausa” o brecha que transcurre entre dos
empleos.
El desempleo de reconversión afecta más a trabajadores ex-titulares de CDI
provenientes de la industria y que sufrieran un despido por causa de cierres
o fusiones, razones tecnológicas y/o económicas. La mayor parte de ellos
son hombres adultos con ciertas calificaciones, que permanecen un tiempo
considerable como desocupados y buscan en primer lugar un empleo estable
y bien remunerado, aprovechando que durante cierto tiempo perciben el
seguro de desempleo.
Cuando el desempleo es de tipo estructural, el desempleo de exclusión es
sin dudas el más grave de todos pues se debe a una débil empleabilidad, en
un contexto de selección severa por parte de los empleadores, que puede
convertirlos en desocupados de larga duración, cambiando sus actitudes
frente al trabajo, deteriorando sus calificaciones profesionales,
desalentándolos y perdiendo finalmente los derechos al seguro de

3. Interdependencias y flujos de fuerza de trabajo 33


desempleo. La mayor parte de ellos son jóvenes en situación de fracaso
escolar, con dificultades de aprendizaje o sin las capacidades para formarse
profesionalmente, y adultos poco calificados, cuya edad está próxima al
tiempo de la jubilación (Freyssinet 1998).
Lamentablemente existen en nuestro medio pocas investigaciones que
permitan confirmar esta tipología o proponer una alternativa.

34 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


4. Las fronteras entre las categorías
tradicionales de población

Como lo afirma Jacques Freyssinet, los múltiples cambios acontecidos en el


funcionamiento de los mercados de trabajo plantean una indeterminación
cada vez mayor de las fronteras tradicionalmente establecidas entre empleo,
desempleo e inactividad, generándose nuevas situaciones en las
interacciones entre los factores que determinan esas tres categorías.

Gráfico Nº 4.1. Las superposiciones entre empleo, inactividad y


desempleo

Empleo Tiempo Inactividad


reducido
voluntario (1)
Trabajo
clandestino
Tiempo y Trabajo no Formación
reducido registrado Cese
involuntario (4) anticipado de
(2) actividad
Desempleados
(2) “desalentados”
(3)

Desempleo

Fuente: adaptación de un gráfico tomado de Jacques Freyssinet


(1989), Le chômage, La Découverte, Repères, París.

La propuesta de J. Freyssinet consiste en tratar de identificar y analizar estas


nuevas categorías, en lugar de ignorarlas o de no considerarlas, para
conformarse con analizar solamente el problema del desempleo abierto. Las
nuevas categorías más relevantes son:
4.1. El trabajo de tiempo parcial voluntario, como
intersección entre empleo e inactividad (sector 1)
La noción tradicional de empleo se refiere a un puesto de trabajo ocupado
por un trabajador a tiempo completo (que desarrolla una jornada horaria
considerada “normal” para el momento y el país del que se trate), registrado
como estipula la Administración del Trabajo, que hace aportes ante el
sistema de seguridad social y cumple con todas las disposiciones legales.
Pero cada vez se generalizan más las “formas particulares de empleo”.
En el sector 1, -la reducción voluntaria del tiempo de trabajo- puede darse
en el caso de que se tenga un puesto de trabajo de tiempo completo, pero no
estable durante todo el año (trabajo estacional o temporal) o en el caso de un
puesto de trabajo con una jornada inferior a la considerada socialmente
como “normal”.

4.2. El trabajo de tiempo parcial involuntario, como


intersección entre empleo y desempleo (sector 2)
Cabe recordar que según la medición estadística actual, en todos los casos,
quien trabaja a tiempo parcial se considera como empleado. Esa situación
sin ser deseada, puede aceptarse como un mal menor; se trata de personas
que si bien tienen contrato de trabajo, están empleados a tiempo parcial,
realizan trabajos temporarios, o que han sido suspendidos temporariamente
por la empresa por causa de problemas de fuerza mayor. Dentro de esta
categoría se encuentran la mayor parte de los trabajadores que se han
beneficiado con ciertas formas promovidas de empleo (en el caso argentino,
serían: Programas Intensivos de Trabajo, Plan Trabajar, Plan Barrios
Bonaerenses, etc.)

4.3. El desempleo oculto, los periodos de formación,


los retiros voluntarios, y los trabajadores
desalentados, como intersección entre la inactividad
y el desempleo (sector 3)
Dentro de esta categoría se encuentran aquellos “trabajadores desalentados”,
que no poseen un empleo pero que han abandonado momentáneamente la
búsqueda activa de un puesto de trabajo, ya sea por encontrarse enfermos,

36 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


por creer que en ese momento no van a encontrarlo o simplemente, por
hallarse desalentados ante el fracaso de sus anteriores gestiones.
La búsqueda de empleo requiere no solamente tiempo y esfuerzos sino
también disponer de los recursos necesarios para comprar el periódico y leer
los avisos clasificados, hacer llamados telefónicos, invertir en mejorar su
presentación (cuidado físico y vestimenta), imprimir C. Vitae, viajar hasta el
lugar donde se hace la selección del puesto de trabajo que se ofrece, etc.
Otro ejemplo son los trabajadores que han aceptado un cese anticipado de
actividad (es el caso de los asalariados que están cerca de la edad de
jubilación) y se retiran voluntariamente a cambio de una importante
indemnización monetaria, que por lo general es superior al monto legal del
preaviso e indemnización por despido. Estos son trabajadores que de no
existir el incentivo monetario (y no sufrir una fuerte presión social),
hubieran permanecido en el mercado de trabajo y no habrían pasado a
formar parte de la población inactiva. En el caso de países como la
Argentina, donde los ingresos de la mayoría de los jubilados y pensionados
no alcanzan para vivir dignamente, estos dispositivos de retiro anticipado no
tienen tanto éxito para hacer descender las estadísticas de desempleo,
debido a que rápidamente los ¨retirados¨ se insertan nuevamente en el
mercado laboral, cuando sus ingresos son insuficientes.
Finalmente, cabe mencionarse el caso de trabajadores desempleados que se
encuentran realizando una capacitación o formación profesional para
perfeccionar sus conocimientos o reconvertirse y mejorar sus oportunidades
de encontrar un empleo. En este caso, en el momento de ser encuestado, el
trabajador no se encuentra efectivamente disponible para aceptar un empleo,
a pesar de que la formación que está adquiriendo tiene ese objetivo final.
Por lo general, en todos los casos anteriormente descriptos, estos
trabajadores, que son potenciales ocupados, desaparecen de las estadísticas
de desempleo, pasando a formar parte de la población inactiva.

4.4. El trabajo clandestino y el empleo no registrado,


como intersección entre empleo, inactividad y
desocupación (sector 4)
En el primer caso, trabajadores clandestinos: se trata de personas que se
desempeñan en actividades marginales, no autorizadas formalmente, que
escapan a la reglamentación y al registro estadístico, migrantes que

4. Las fronteras entre las categorías tradicionales de población 37


ingresaron ilegalmente, o personas que operan en la “economía
subterránea”. Para Rafaele de Grazia, experto de la OIT, el trabajo
clandestino se trata de “una actividad profesional, única o secundaria,
ejercida al margen o fuera de las obligaciones legales, reglamentarias o
convencionales, a título lucrativo y de manera no ocasional” (De Grazia
1983).
En caso de ser entrevistado y no declarar al encuestador que tiene un
empleo, a ese trabajador se lo clasifica como desempleado o inactivo, según
sea su respuesta. Pero la experiencia recogida por el INDEC indica que,
como las encuestas se llevan a cabo en los hogares y no en los
establecimientos, sólo no se declara como empleo la actividad propiamente
ilegal.
En el segundo caso, se trata de trabajadores que no han sido declarados
como empleados principalmente para no tener que invertir tiempo en hacer
trámites administrativos y para reducir los costos laborales (evadir el pago
del salario indirecto). Cuando ese trabajador es encuestado, para evitarse
dificultades y no correr el riesgo del despido, sólo se declarará ocupado y en
situación regular si se desempeña en una actividad que ha sido declarada
por el empleador.
La OCDE por su parte define al empleo no registrado, como aquel “que sin
ser ilícito en sí mismo no está declarado a una o varias autoridades que
deberían tener conocimiento de él y, por este hecho, se sustrae a la
reglamentación o a los impuestos, o lleva a una reducción de las
prestaciones de la seguridad social” (OCDE 1988; Galín, Feldman 1997).
Para el caso de la OCDE se estima que ese sector implica alrededor del 10%
del total de los asalariados.
Según la EPH, el porcentaje de trabajadores no registrados ronda en el 35-
40% de los asalariados (Battistini 1999).

38 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


5. La crisis del régimen de acumulación y la
heterogeneización de la relación salarial

En diversos trabajos de investigación que se llevaron a cabo en el PIETTE y


en numerosas publicaciones resultantes (Neffa 1998), se han puesto en
evidencia los cambios operados en el modo de regulación desde la
emergencia de la crisis del régimen de acumulación, iniciada a mediados de
los años 70. Dentro de las formas institucionales que componen el modo de
regulación, la relación salarial es una de las que más ha sufrido profundas
transformaciones desde esa época y su análisis es de mucha utilidad para
comprender los cambios operados en el mercado de trabajo. Si bien esa
transformación comenzó a operarse en los países capitalistas
industrializados, su vigencia se amplió progresivamente a los países
denominados semi-industrializados y/o emergentes, y específicamente en
Argentina.
Lo que anteriormente a la crisis se consideraba como los “verdaderos
empleos” y que predominaban en los países capitalistas desarrollados,
pierde su importancia dentro de la población económicamente activa en
cuanto a la magnitud y proporción de los trabajadores que los ocupan. Se
denominan “formas específicas de empleo”, o “formas particulares de
empleo”, o “empleos atípicos”, a una serie de modalidades que tienen
características diferentes del “verdadero empleo”, resultante de la “relación
salarial fordista” predominante en las grandes empresas industriales de los
países desarrollados (Boyer, Saillard 1996 y 1998).
De manera general, esos “verdaderos empleos” se caracterizaban de la
siguiente manera:
1. empleo en relación de dependencia y regulado con contratos de duración
por tiempo indeterminado,
2. de tiempo completo,
3. ejecutado en un establecimiento determinado por el empleador y diferente
del domicilio del trabajador,
4. efectuado en contrapartida de salarios establecidos mediante la
negociación colectiva o normas estatales, y que se actualizaban en función
de la inflación pasada y del aumento de la productividad esperada,
5. registrado ante la administración pública del trabajo,
6. con una garantía de estabilidad y protegido por el derecho del trabajo
contra los despidos arbitrarios mediante disposiciones jurídicas y
financieras en materia de preaviso e indemnización, que requieren a veces la
previa intervención de la Inspección del Trabajo en el caso de despidos
colectivos,
7. cobertura del asalariado y su grupo familiar por un generalizado y
generoso sistema de previsión y seguridad social en cuanto a atención de la
salud, accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y jubilación.
Progresivamente, y como estrategia empresaria para hacer frente a la crisis
y a la caída de las tasas de productividad y de ganancias, se van
generalizando diversas formas específicas, y “no estándar” de empleo,
compatibles con la flexibilización productiva y la reducción de los costos
laborales. Como resultado se han modificado y complejizado de manera
significativa las categorías ocupacionales que son objeto de medición y la
heterogeneidad resultante requiere a su vez que se introduzcan cambios en
las metodologías empleadas para registrarlas (Pok 1997).
Veamos a continuación -a partir de la experiencia internacional y de la
realidad argentina-, cuáles son las principales nuevas modalidades de
relación salarial, entendida ésta como “la forma institucional que especifica
las modalidades adoptadas históricamente por la relación existente entre los
trabajadores asalariados y los propietarios o responsables de la gestión de
los medios de producción”, y definida como “el conjunto de condiciones
jurídicas e institucionales que rigen el uso del trabajo asalariado y el modo
de existencia de los trabajadores” (Boyer 1995).
1. La flexibilización externa de la fuerza de trabajo: responde a la
necesidad de las empresas de ajustar rápidamente, con procedimientos
administrativos simples, ágiles y con bajos costos en materia de despidos, su
dotación de personal a las variaciones de la demanda, proceso que vulnera
la anterior estabilidad y promueve una más rápida rotación de la fuerza de
trabajo entre las organizaciones y unidades productivas, acelerando el
pasaje por el mercado de trabajo. Esta modalidad se ha instaurado para
agilizar los trámites, hacer una economía de tiempo, reducir los costos
empresariales del despido y eliminar las restricciones legales a la rápida
entrada y salida del trabajador al o del puesto de trabajo. Las llamadas
“formas promovidas de empleo” (algunas de las cuales fueron denominadas
peyorativamente “contratos basura”), que fueron instauradas en 1991 por la

40 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Ley Nacional de Empleo y posteriormente por otras normas referentes a las
PYME para promover el empleo, legitimaron esta flexibilidad como
instrumento de políticas activas de empleo. Pero, contrariamente al objetivo
buscado y que la justificaba, no se han comprobado sus efectos positivos
para generar nuevos empleos, sino más bien su impacto para acelerar la
rotación de trabajadores dentro del mercado de trabajo.
2. La flexibilización interna: su adopción procura promover dentro de la
empresa la movilidad de los trabajadores entre diversos puestos de trabajo
(rotación) en función de las necesidades cambiantes de las empresas u
organizaciones y la polivalencia, es decir que un mismo trabajador pueda
ejercer alternativamente diversas funciones y hacerlo de manera integrada
(ampliación y enriquecimiento de tareas), antes divididas social y
técnicamente, y asignadas a un trabajador que ocupaba en permanencia un
mismo puesto de trabajo.
3. La precarización del empleo: retomando una definición de la colega
Cynthia Pok es “aquel que presenta una inserción endeble en la producción
de bienes y servicios. Dicha inserción endeble está referida a características
ocupacionales que impulsan o al menos facilitan la exclusión del trabajador
del marco de la ocupación. Se expresa en la participación intermitente en la
actividad laboral y en la disolución del modelo de asalariado socialmente
vigente. Asimismo se refleja en la existencia de condiciones contractuales
que no garantizan la permanencia de la relación de dependencia (...), así
como el desempleo en ocupaciones en vías de desaparición o de carácter
redundantes en términos de la necesidad del aparato productivo” (Pok
1992).
Lo que caracteriza entonces esencialmente al empleo precario no es que
tenga un carácter ilegal, su falta de registro o su ejercicio clandestino, sino
la debilidad en cuanto a la permanencia de la relación salarial de
dependencia, con sus implicancias jurídicas y económicas en materia de
estabilidad así como de protección legal y de seguridad social.
Cuando este fenómeno comenzó a generalizarse desde la crisis de mediados
de los años 70, se lo consideraba algo anormal y circunstancial, que tenía un
carácter marginal y se lo calculaba como residual. La precarización del
empleo así definida ha comenzado progresivamente a caracterizar la
mayoría de los nuevos empleos creados y esa tendencia se ha generalizado y
consolidado desde comienzos de la presente década.

5. La crisis del régimen de acumulación y la heterogeneización de la relación salarial 41


4. La externalización y la subcontratación de trabajadores, son
modalidades de relación salarial que se han ido generalizando en todas las
organizaciones (mercantiles o no mercantiles, con o sin fines de lucro) y en
las empresas de cualquier dimensión, a partir de un cierto umbral mínimo de
trabajadores empleados, con el fin de inmovilizar menos capital fijo y
disminuir los costos, especialmente los laborales (salarios directos e
indirectos); flexibilizar la producción y adaptarse más rápidamente y con
menores costos a los cambios operados en la demanda; también para achicar
la planta de personal estable con el propósito de facilitar la gestión de la
fuerza de trabajo y reducir la representación sindical. Se procede a una
nueva división social y técnica del trabajo dentro de la empresa y, cada vez
con mayor frecuencia e intensidad, se confían ciertas tareas a personas o
unidades productivas que operan fuera del establecimiento, remunerándolas
en función del producto o del servicio proporcionado, antes que por la
jornada de trabajo, y transfiriéndoles una parte de los riesgos del negocio.
La relación de la empresa “madre” con las personas o empresas
subcontratistas está generalmente regida por el derecho civil o comercial y
no por el derecho del trabajo y tiene vigencia sólo cuando dicha empresa
“madre” o contratante está en actividad, sin asumir responsabilidades en
cuanto a la reproducción de la fuerza de trabajo en caso de reducción de la
actividad, cambio de ramo o cierre de la misma.
Uno de los problemas estadísticos más difíciles de resolver debido a esta
modificación cada vez más frecuente de la división social y técnica del
trabajo, es la transformación que introduce, por una parte, en la clasificación
de los trabajadores según los sectores y ramas de actividad y, por otra parte,
según las ocupaciones, generando una mayor heterogeneidad, que dificulta
ciertas comparaciones a lo largo del tiempo (empleo por sectores, ramas de
actividad y según la dimensión de las empresas, o el cálculo de la
productividad aparente del trabajo en el nivel de cada establecimiento, por
ejemplo).
5. Los contratos de trabajo eventual o estacional y de duración por
tiempo determinado (CDD), por un lado, y por otro el trabajo temporario
contratado mediante Agencias de Trabajo Temporario (ATT), permiten
a los empleadores (públicos o privados) proveerse de fuerza de trabajo
asalariada sólo por el periodo de tiempo que estiman como estrictamente
necesario para llevar a cabo la producción o prestar un servicio y para el que
disponen de recursos.

42 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


La diferencia entre ambas modalidades consiste en que en las dos primeras
el contrato se establece directamente entre el empleador y los trabajadores
contratados (a menudo se requiere un cierto nivel de calificaciones y
competencias), mientras que el trabajo temporario contratado mediante las
ATT, procede mediante una triangulación de la relación salarial: el
trabajador (calificado o semicalificado) es contratado por la Agencia, con
quien tendrá la relación de dependencia y es la que le paga una
remuneración; el ejercicio de su tarea y la generación del valor se hacen en
el establecimiento de un empleador a cuyos objetivos responde en cuanto a
las modalidades del trabajo, disciplina y orientación, pero con el cual no
tiene una relación formal de dependencia.
Esta última modalidad de la relación salarial genera una segmentación, una
fractura y diferentes comportamientos sociales dentro del colectivo de
trabajo, lo que dificulta su representación en el momento de negociar
colectivamente y puede generar conflictos de encuadramiento entre varias
organizaciones sindicales. Su dinamismo es discontinuo: la importancia
absoluta y relativa de las contrataciones de personal por medio de las ATT
disminuye cuando las normas legales promueven formas precarias
(“promovidas”) de empleo y aumenta cuando ellas son removidas.

* * *
Además de estas “formas específicas de empleo” (FEE), que están cada vez
más presentes en la realidad argentina actual, se observa la emergencia de
modalidades promovidas de empleos en virtud de la legislación y de las
políticas públicas, y se incrementa el trabajo asalariado al margen o en
abierta contradicción de las normas legales.
Se observa así una mayor heterogeneización y la cristalización de ciertas
categorías de “población objetivo” que han sido configuradas por el poder
público con el propósito de combatir el desempleo y de generar nuevos
empleos para ciertas categorías desfavorecidas de la población
económicamente activa, por ejemplo:
- personas con necesidades básicas insatisfechas (pobres e indigentes),
- jóvenes sin mayor calificación y desertores del sistema escolar,
- mujeres jefes de hogar con bajas calificaciones profesionales,
- desocupados de larga duración, y

5. La crisis del régimen de acumulación y la heterogeneización de la relación salarial 43


- trabajadores de edad avanzada, que han sido víctimas de los procesos de
reestructuración del sistema productivo.
A esto se debe agregar que por diversas razones (políticas, económicas,
sociales) se asiste a la emergencia de varias situaciones límite:
- el trabajo asalariado que se ocupa en empresas u organizaciones que
producen bienes o servicios de carácter ilegal (por ejemplo, producción y
tráfico de drogas perjudiciales a la salud),
- el trabajo clandestino (por ejemplo, el de los inmigrantes indocumentados)
pero sin que el trabajo realizado sea necesariamente ilegal,
- el trabajo llamado comúnmente “en negro”, o más correctamente “no
registrado” ante la Administración del Trabajo, y por el cual no se realizan
aportes al Sistema de Previsión Social, a las Aseguradoras de Riesgos del
Trabajo (ART), al seguro colectivo obligatorio, a las obras sociales, ni
descuentos para pagar la cuota sindical, etc.
Estas transformaciones de la relación salarial, derivadas del cambio en el
modo de desarrollo, constituyen un gran desafío teórico y ponen en cuestión
tanto los conceptos y las categorías analíticas como las anteriores
metodologías tradicionales de medición. Las FEE requieren otros
instrumentos y formas de procesamiento, porque el funcionamiento del
mercado de trabajo adopta formas particulares y cambiantes para cada
nueva modalidad de relación salarial.
En el caso argentino, los cambios del régimen de acumulación y del modo
de desarrollo iniciados a mediados de los años 70, se aceleraron y adoptaron
formas inéditas desde fines de la década de los 80, y más específicamente
desde la adopción del “Plan de Convertibilidad”.

44 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


6. Indicadores alternativos de la
subutilización de fuerza de trabajo

6.1. Los ajustes de las informaciones oficiales en


varios países
Para tener en cuenta la significación de estas nuevas categorías, Cornilleau
propone realizar dos ajustes a las tasas de desempleo oficiales
(principalmente cuando se trata de realizar comparaciones internacionales):
1º) en las mediciones agregar los desempleados desalentados a los
desocupados, es decir considerar a aquellos que aunque declaren no tener un
empleo y desearlo, no realizaron ninguna acción en ese sentido y 2º) incluir
también a los trabajadores de tiempo parcial involuntarios (aquellos que si
bien tienen un empleo a tiempo parcial preferirían uno de tiempo completo).
Las estadísticas comúnmente los consideran como ocupados (en la categoría
de sub-ocupados) (Cornilleau 1998).
En el caso de Francia, una decisión del Conseil d´Etat del 13/5/94 impuso
una presentación diferente de las estadísticas del mercado de trabajo,
desagregando el tipo de búsqueda en ocho categorías, que cruzan tres
variables: disponibilidad, duración de la jornada (mayor o menor que 4
horas diarias o 78 mensuales), y tipo de empleo buscado (CDD o CDI). De
esa manera, los demandantes de empleo a fin de mes (DEFM), pueden
desde entonces compararse con las definiciones propuestas por la OIT y
utilizadas por muchos otros países. Las ocho categorías resultantes fueron:
1. Personas que están inmediatamente disponibles y en búsqueda de un
empleo de tiempo completo y de duración indeterminada (CDI).
2. Personas inmediatamente disponibles, y en búsqueda de un empleo de
duración indeterminada (CDI), pero de tiempo parcial.
3. Personas inmediatamente disponibles, en búsqueda de un empleo de
duración determinada (CDD), temporario o estacional, inclusive de muy
corta duración.
4. Personas que no están inmediatamente disponibles, pero buscan un
empleo de duración determinada (CDD) o indeterminada (CDI), ya sea de
pleno tiempo o parcial.
5. Personas que se encuentran en actividad, pero buscan otro empleo de tipo
CDD o CDI, ya sea de tiempo pleno o parcial.
6. Personas que no están inmediatamente disponibles, pues tienen una
actividad de más de 78 horas por mes, pero están en búsqueda de un CDI de
tiempo completo.
7. Personas que no están inmediatamente disponibles (con una actividad de
más de 78 horas por mes) en búsqueda de un CDI de tiempo parcial.
8. Personas que no están inmediatamente disponibles (con una actividad de
más de 78 horas por mes) en búsqueda de un CDD, temporario o estacional,
inclusive de corta duración.
En EE.UU., la Oficina de Estadísticas del Trabajo (BLS) definió 7
indicadores de desempleo (U), además del desempleo convencional definido
según las categorías de la OIT (U5). Ese trabajo se basó en un estudio de C.
Sorrentino para la Secretaría de Trabajo de Estados Unidos en 1993, pero
luego de algunas actualizaciones, fue discontinuado.
Cuando se toman en consideración todos los indicadores alternativos del
desempleo, disminuyen sensiblemente las diferencias entre los principales
países capitalistas desarrollados, respecto de las presentaciones
convencionales del desempleo basadas solamente en la definición de la OIT.
Para el año 1993 las cifras en porcentaje resultantes de esa estimación de la
fuerza de trabajo y su comparación con las de otros países significativos,
fueron las siguientes (tomadas de Herrero 1996 y Bregger, Haugen 1995):

46 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Cuadro Nº6.1. Indicadores alternativos del desempleo

Definición USA Francia Japón


U1 Personas desempleadas de larga 2,5 8,5 1,1
duración (más de 13 semanas, en %
de la PEA)
U2 Personas que perdieron un empleo o 3,7 6,9 0,6
terminaron un empleo de tipo
temporal, en % de la PEA
U3 Desempleo de los adultos de más de 5,6 9,6 1,8
25 años, en % de la PEA de más de
25 años
U4. Desempleo de personas que buscan 6,5 12,1 1,8
un empleo full-time, en % de la PEA
U5 Desempleo, calculado en el sentido 6,8 11,5 2,2
de la OIT
U6 Tasa de personas que buscan un 9,3 14,5 3,2
empleo part-time por razones
económicas, calculada como
cantidad de los que buscan empleo
full-time, más la mitad de todos los
que buscan empleo part-time, más la
mitad de todas las personas que
trabajan a tiempo parcial por razones
económicas, dividido por el total de
la PEA menos la mitad de la PEA
que trabaja part-time.
U7 Tasa total que agrega a U6 los 10,2 14,7 7,0
trabajadores desalentados (en el
numerador y el denominador)

En Argentina, en un Informe técnico para el INDEC, D. Herrero adaptó


esas categorías analíticas de desempleo (D) a la información suministrada
por la EPH e hizo un ejercicio de cálculo similar (Herrero 1996).
Los indicadores alternativos del desempleo utilizados por D. Herrero,
fueron:
D1 Tasa de desempleo de larga duración (tres meses o más)
D2 Tasa de desempleo de los que han perdido involuntariamente su
trabajo
D3 Tasa específica de desempleo de los adultos, de más de 25 años

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 47


D4 Tasa de desempleo de tiempo completo
D5 Tasa de desempleo total, en su definición convencional (dada por
la OIT)
D6 Tasa de desempleo considerando a los demandantes de empleo de
tiempo completo, más la mitad de los desocupados demandantes de empleos
de tiempo parcial, más los trabajadores que involuntariamente trabajan part-
time (menos de 35 horas), divididos por la PEA total menos la mitad de los
ocupados que trabajan a tiempo parcial
D7 Tasa de desempleo considerando a los trabajadores desalentados, a
los buscadores de trabajo de tiempo completo y a los trabajadores part-time.
Los cuadros estadísticos construidos con base en esas categorías analíticas,
para el Gran Buenos Aires y las ondas del mes de mayo, en varios años
seleccionados a partir de 1987, contienen estimaciones con coeficientes de
variación debido al tamaño de la muestra, pero muestran con claridad cuál
es la tendencia en cuanto al mejoramiento o el empeoramiento del
desempleo.
Entre los meses de mayo de 1987 y de 1996, la tasa revisada de desempleo
que agrupa a los desocupados abiertos, a los trabajadores desocupados
desalentados y a los trabajadores subempleados (que de manera voluntaria o
involuntaria trabajan part-time), creció del 9,8% de la PEA hasta el 26,8%.
Por su parte, en algunos estudios de la OCDE, se calcula una tasa de
desempleo corregida en la cual a los desocupados plenos se agregan los
desocupados desalentados y la mitad de los trabajadores de tiempo parcial
involuntarios. Cuando se utiliza esta tasa corregida, se observa que la
diferencia entre países de estas tasas corregidas es mucho menor que la de
las tasas de desempleo oficiales. Se constata también el hecho de que los
países que figuran con menores tasas de desempleo, son precisamente
aquellos que tienen una mayor cantidad de desempleados ocultos y de
trabajadores de tiempo parcial. Así por ejemplo, para 1991, la tasa de
desempleo norteamericana sería sólo en 2,7 puntos menor que la francesa,
mientras que utilizando esa metodología y calculando las tasas corregidas,
ambas tasas serían prácticamente iguales (9,5% en EE.UU., y 9,6% en
Francia).

48 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Cuadro Nº6.2. Indicadores alternativos del desempleo (GBA, EPH,
mayo, 1987-96)

Año D1 D2 D3 D4 D5 D6 D7
1987 1,3 nd 3,6 4,7 5,4 9,4 9,8
1988 2,1 nd 4,3 6,1 6,3 10,2 10,7
1989 3,1 nd 5,2 7,6 7,6 13,5 14,0
1990 4,6 nd 6,4 8,3 8,6 13,0 13,2
1991 3,0 nd 4,6 6,0 6,3 10,4 11,0
1992 2,7 nd 4,9 6,5 6,7 10,6 10,8
1993 5,7 nd 8,4 10,8 10,6 15,1 15,5
1994 5,6 8,0 8,5 11,5 11,1 16,8 17,3
1995 11,7 14,9 15,4 21,3 20,3 26,2 28,6
1996 10,9 14,1 14,6 19,6 18,0 25,4 26,8

Fuente: Herrero, Diego (1996), Adecuación a la encuesta


Permanente de Hogares de los indicadores alternativos del
desempleo U1-U7 del US Department of Labor y de la clasificación
de los desocupados en EuroStat. Ed. EPH, Departamento de
Análisis y Desarrollo Temático, Informe Técnico, policopiado.

6.2. Las dificultades existentes para medir el


desempleo oculto y el subempleo invisible
Veamos brevemente a continuación, cuáles son algunos de los elementos
problemáticos sobre los cuales se basa la necesidad de buscar nuevos
enfoques para captar de manera más exacta la condición de actividad.
1. Debido a la orientación dada por las Recomendaciones de la OIT y de las
Conferencias Internacionales de Estadísticos del Trabajo, el tratamiento
dado a problemas conceptuales y operativos vinculados con la interrupción
circunstancial de la actividad laboral, se orientó de manera sistemática a
recuperar y clasificar como ocupados a personas que están en situaciones
dudosas. Este es el caso, por ejemplo, de quienes en la semana de referencia
no trabajaron por razón de enfermedad, licencia por vacaciones, o
interrupción circunstancial de la actividad por falta de trabajo (falta de
clientes, falta de materia prima, desperfecto de los medios de producción,
falta de capital de trabajo, etc.), sin que se pueda distinguir de manera

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 49


unívoca esta situación respecto de los casos de extinción efectiva de la
ocupación.
2. Otra dificultad proveniente del cambio ya mencionado de la relación
salarial, es la que se origina en los procesos de externalización y de
subcontratación, en cuanto al lugar donde se desarrolla la actividad, si es el
establecimiento o la empresa. En su respuesta, la persona encuestada puede
referirse con mayor certeza al establecimiento en el cual se desempeña y
con menor precisión a la empresa (que puede tener varios establecimientos),
generando así dificultades para definir con exactitud la rama de actividad
donde el trabajador debe ser clasificado. Tal es el caso de los servicios de
limpieza, de seguridad, de transporte y de mantenimiento industrial (son por
naturaleza servicios) recientemente “externalizados” o “tercerizados” a
partir de empresas manufactureras.
3. Las tradicionales categorías socio-profesionales de patrón, cuentapropista
y asalariado son las tradicionalmente aceptadas para el caso de actividades
formales y de empresas de cierta dimensión; pero los cambios ya
mencionados en la relación salarial, hacen aparecer ciertas modalidades
dentro de dichas categorías, basadas en relaciones de parentesco, como los
“trabajadores familiares”, los “trabajadores que no perciben salarios” y los
“trabajadores sin remuneración fija”, formas más frecuentes en la pequeña
producción mercantil agropecuaria, los micro-emprendimientos y las
pequeñas empresas de carácter familiar. Eso significa que en lugar de un
enfoque puramente individual para analizar la fuerza de trabajo, se deben
tomar en cuenta que las decisiones relevantes en cuanto a la inserción de las
personas en el mercado de trabajo, se adoptan con un mayor o menor grado
de intervención del resto de la familia. Esto es particularmente cierto en los
sectores de menores ingresos en cuanto al trabajo de los niños, de los
jóvenes, de las mujeres con responsabilidades familiares y de los
trabajadores de edad avanzada.
Es así como en las actividades que se desarrollan en el sector denominado
“informal”, se clasifica como “empleadores” o “microemprendedores” a
personas que en realidad son “contratistas” y que operan como
“cuentapropistas” o incluso como asalariados encubiertos. En el polo
opuesto, en el sector “formal” o “estructurado”, la externalización hace
figurar como empleados en otros establecimientos, a trabajadores que en
realidad trabajan efectivamente para la empresa contratante, y que por otra
parte, cuentapropistas que trabajan para la empresa sub-contratista, sean en

50 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


realidad trabajadores en relación de dependencia, aunque formalmente estén
regulados por las normas del derecho comercial (Pok 1997).
4. La dirección de la causalidad secuencial que vincula
la tasa de actividad —-> el desempleo ——> la inactividad
puede invertirse, dado que muchas personas pueden decidir su
incorporación (o postergar su ingreso) al mercado laboral en función de las
nuevas expectativas que genera la tasa de desempleo vigente. Por ejemplo,
en condiciones de desempleo masivo que genere expectativas negativas, un
joven puede decidir permanecer en el sistema educativo, es decir en la
inactividad (como un desempleado desalentado), mientras que condiciones
de auge, pueden dar lugar a la generación de empleos; muchos “trabajadores
secundarios” deciden así salir de la situación de inactividad y volcarse al
mercado de trabajo ante la existencia de mejores expectativas laborales
(efecto “llamado”).
5. Otro de los problemas cuestionados por el cambio de la relación salarial
es la semana de referencia, utilizada como parámetro temporal para definir
las categorías de la fuerza de trabajo (Pok 1997). Según el diseño que
enmarcó desde sus inicios la aplicación de la EPH, existía el supuesto de
que el mercado de trabajo urbano tenía un comportamiento permanente y
que la información captada en esa semana determinada, era coherente con lo
ocurrido anteriormente en el año. Pero el cambio de la relación salarial y las
interrupciones involuntarias y circunstanciales de la actividad laboral
cuestionan seriamente ese supuesto, dado que, por una parte, si se aplica la
definición de manera indiscriminada, basta con una sola hora
remunerada de trabajo circunstancial -incluso luego de haber padecido
largos periodos de desempleo abierto- para que a esa persona se la
considere estadísticamente como ocupada mientras, como ya se señaló,
las interrupciones circunstanciales de la actividad ocurridas en la semana de
referencia, debidas a la baja de las ventas, la falta de materias primas o
desperfectos de las máquinas y herramientas, podrían ser un obstáculo para
considerar ocupada a esa persona.
Como ocurre en la mayoría de los países desarrollados, también en
Argentina la EPH aplicada actualmente está diseñada para captar de manera
predominante las categorías ocupacionales del mercado de trabajo urbano,
en un periodo de referencia relativamente corto (la semana precedente a la
encuesta) sobre la hipótesis de que corresponde a una situación laboral de
carácter permanente, vigente durante un largo plazo, y que puede

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 51


identificar de manera clara y distinta las categorías de ocupado, desocupado
e inactivo (Freyssinet 1990). Pero los cambios en la relación salarial
(emergencia de empleos atípicos y de formas específicas de empleo) y en el
funcionamiento del mercado de trabajo descriptos (rupturas frecuentes de la
relación salarial, rápida transición del trabajador entre diversas categorías
ocupacionales, situaciones donde numerosas personas asumen de manera
superpuesta varias categorías ocupacionales a la vez, etc.) ponen de
manifiesto un cierto desajuste e incongruencia entre los conceptos y las
modalidades operativas para captar y analizar la condición de actividad,
cuestionando los términos de esa relación (Pok 1997).
La consideración de estos factores ha permitido replantear analíticamente
los resultados obtenidos, para poder circunscribir más exactamente la
desocupación abierta y recuperar dos subconjuntos de desempleados que
son generalmente subestimados:
- los desocupados ocultos dentro de la inactividad y
- las personas que trabajan de manera intermitente y
circunstancialmente en la semana de referencia y buscan activamente
empleo.
Son los trabajadores más vulnerables por su nivel educativo, de
calificaciones y competencias profesionales y que se sitúan en los primeros
quintiles de ingreso, los que se encuentran en esta difícil situación dentro
del mercado de trabajo.

6.3. El empleo y el desempleo oculto


Este tema es actualmente objeto de un renovado interés, no solo por razones
académicas, sino por su significación en cuanto a la medición de las
magnitudes reales de la desocupación.
La Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo decidió (en su
Reunión de 1982) tener en cuenta de manera más explícita el desempleo
oculto, apartándose de la exigencia anterior, en virtud de la cual para
determinar que un trabajador está desempleado, se hacía preferentemente
hincapié en la búsqueda de empleo. El concepto fue revisado sólo para
usarlo en determinados casos: cuando los medios convencionales de
búsqueda de empleo son insuficientes, cuando la absorción de mano de obra
es inadecuada, o cuando la fuerza de trabajo está compuesta principalmente
por trabajadores independientes (OIT 1995).

52 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


En Argentina, algunos autores e instituciones públicas, inspirándose en
trabajos de la OIT y del INDEC, incorporaron otros indicadores adicionales
a los ya utilizados: la desocupación oculta, los trabajadores desalentados o
la llamada subocupación invisible o funcional.
Dentro del INDEC, este tema fue y continúa siendo objeto de reflexión, y el
análisis y procesamiento de la EPH ha dado lugar a importantes
contribuciones que abren una nueva perspectiva para estudiar el problema
(Pok 1997).
Ahora bien, desde principios de los años 80, se realizaron grandes progresos
para estudiar y captar mejor la condición de actividad, y sobre todo para
compensar el subregistro de fuerza de trabajo ocupada, especialmente
en la actividad femenina doméstica y captando a los ocupados en los grupos
extremos de edad (Wainerman, Moreno 1992). Entre los problemas
mencionados, figura la medición del trabajo femenino, cuyos bienes o
servicios producidos tienen un valor en el mercado, y las actividades
domésticas remuneradas, pero frecuentemente no declaradas como
ocupaciones. En el caso de que estas ocupaciones queden registradas como
empleos, su inclusión en la estadística de la población económicamente
activa tiene como efecto inmediato provocar el aumento de las tasas de
empleo y la reducción de las tasas de inactividad. De esa manera se hicieron
visibles y se calcularon las que podrían denominarse formas invisibles de
empleo. Pero, en términos operatorios, se derivó un efecto inesperado: el
aumento del volumen y de las tasas de empleo y por consiguiente, de la
población económicamente activa, lo cual influyó de manera casi
automática para reducir la tasa de desocupación abierta y la tasa de
inactividad.
Cabe señalar que, desde hace un tiempo, -debido sin dudas a la crisis del
empleo- comenzó a hacerse un tratamiento similar para identificar y medir a
los desocupados escondidos en la población económicamente inactiva o
en la población ocupada.
6.3.1. Desempleo oculto dentro de la población
económicamente inactiva
Un gran esfuerzo se ha desplegado en el medio académico y en los
organismos oficiales responsables de la estadística y de las políticas
laborales, para visualizar el desempleo oculto, reconociendo en principio la
existencia de desocupados ocultos dentro de la población
económicamente inactiva. Se trata de personas que no tienen ocupación ni

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 53


la buscan, pero que serían en realidad trabajadores desocupados
desalentados.
En un documento de trabajo el MTySS definió a esta modalidad de
desempleo oculto como “el fenómeno de personas que se retiran de la
población económicamente activa por razones vinculadas con el estado del
mercado laboral, expresando un potencial de fuerza de trabajo susceptible
de regresar cuando aquel cambie” (MTySS 1992).
Alfredo Monza afirma por su parte que “es también inhabitual considerar el
denominado desempleo oculto o disfrazado, esto es las personas que no
participan del mercado de trabajo, por considerar que las expectativas de
conseguir una ocupación apropiada son reducidas o nulas. Estrictamente, se
trata de desocupados de hecho, no registrado (como tales) por las
estadísticas debido a que han desistido de la búsqueda de trabajo y ello
afecta básicamente a los grupos poblacionales con tasas de actividad
inferiores a las de los hombres adultos (específicamentemente, jóvenes y
mujeres adultas)” (Monza 1995).
La previa existencia de estos trabajadores desocupados desalentados, que
permanecían ocultos dentro de la población económicamente inactiva, sería
una de las causas de lo que sucedió en Argentina desde el fin del gobierno
militar, cuando comenzaron a crecer rápidamente las tasas de actividad,
principalmente la de las mujeres, proceso que se aceleró desde comienzos
de los años 90. Esta forma de desempleo oculto es lo que permitiría explicar
por qué causas, en momentos de aceleración del ritmo de crecimiento
económico, no disminuye como sería de esperar, la tasa de desocupación;
ante la existencia de mayores oportunidades de empleo, personas antes
inactivas se presentan en el mercado de trabajo, como consecuencia del
“efecto llamado” y contribuyen a aumentar la PEA, tanto la ocupada como
la desempleada.
Pero si bien este concepto de desempleo oculto es similar al utilizado en
otros países y es comúnmente aceptado; no ocurre lo mismo con la
metodología a utilizar para cuantificar el volumen de dicha categoría de la
población. En varios países industrialmente desarrollados la desocupación
oculta se mide por medio de preguntas adicionales o de un cuestionario
individual específico incluido en las encuestas a hogares; y aunque las
preguntas utilizadas en los diversos países no son siempre iguales, los
resultados se consideran compatibles y permiten realizar estudios
comparativos entre ellos.

54 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Veamos de qué maneras se investiga este tema en Argentina. Como es
aceptado, partiendo del cuestionario individual de la EPH, las personas
entrevistadas que respondiendo a la primera pregunta de la encuesta
declaran no haber trabajado en la semana de referencia, o haber trabajado
sin remuneración menos de 15 horas, y haber buscado trabajo en la
semana, pueden ser clasificados en primera instancia como desocupados
abiertos.
También puede darse el caso de que la no-búsqueda por parte de esos
trabajadores se explique “por estar enfermo”, “por tener un trabajo
asegurado” (que comenzará más adelante), “porque cree no poder
encontrarlo” (en esa semana), “porque espera una contestación de un trabajo
futuro”, o también “por otras causas momentáneas”. En todos estos casos se
clasifica pura y simplemente a dichas personas como desempleados.
Pero puede ocurrir que el entrevistado que no trabaja y no buscó trabajo en
la semana de referencia exprese, en el ítem 8 de la pregunta Nº 8, que su no
búsqueda se debe a otras razones diferentes a las ya mencionadas. Por
ejemplo: su percepción de que: “no hay trabajo”, o de que tiene problemas
“por la edad”, de que “hay trabajos (pero los existentes son) mal pagos”, de
que tiene una “capacitación insuficiente o excesiva” respecto de los
requerimientos de los puestos de trabajo disponibles, u otras razones.
Siguiendo la secuencia de la encuesta, a quienes no tienen empleo y
expresan alguna de estas causas para no buscar trabajo, se les formula a
continuación la pregunta de si desearían trabajar, con dos opciones:
menos de 15 o más de 15 horas. Cynthia Pok considera que esas personas
desempleadas que, si bien no buscaron trabajo, sí desearían trabajar, no
formarían propiamente parte de la población inactiva, sino que serían en
realidad desocupados ocultos en la inactividad, llamados técnicamente
trabajadores desempleados desalentados y a los cuales por el hecho de no
tener empleo y no buscar activamente una ocupación, se los clasifica
estadísticamente como inactivos. Pero, como señala Pok, esos desocupados
que se refugian o caen en la inactividad debido a que no perciben
oportunidades laborales a las cuales puedan incorporarse o porque cunde
entre ellos el desaliento por haber perdido la esperanza de encontrar un
empleo, se encuadran analíticamente en ciertas franjas específicas del
campo de la desocupación (Pok 1997 y 1998).
Este tema queda abierto al debate y constituye un desafío teórico, que
debería estimular estudios e investigaciones en el futuro.

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 55


6.3. 2. El desempleo oculto dentro de la población
ocupada
Considerando en la pregunta 8 de la EPH una amplia gama de alternativas
sobre las otras causas por las cuales el entrevistado que no trabajó, no
buscó trabajo en la semana de referencia, el encuestado puede responder
en primer lugar que no busca porque “no quiere trabajar” (por ser jubilado o
pensionado, rentista, estudiante, ama de casa, menor de dieciséis años, o
incapacitado, etc.) configurando un caso que se incluye dentro de la
población económicamente inactiva (PEI), pero bien podría también
considerarse como un desempleado voluntario siguiendo la tradición
neoclásica.
Según las respuestas al formulario de la EPH, la casi totalidad de quienes,
estando sin trabajo, manifiestan que no lo buscan activamente, son
desocupados que se ubican en la primera opción y expresan: “porque no
quiere trabajar”. En ese caso, siguiendo las instrucciones del Manual, el
encuestador debe pasar directamente del ítem 1 de la pregunta Nº 8 a otra
pregunta, la Nº 11, referida a su categoría socio-profesional.
Como se analiza más adelante, en el caso de que quien esté sin trabajo, no
manifieste que no quiere trabajar, se pasa a responder los ítems 2 al 7 de la
misma pregunta Nº 8, y luego a especificar cuánto tiempo estuvo buscando
trabajo (en la pregunta Nº 32). Con frecuencia se observa que el conjunto de
aquellas opciones (2 a 7) agrupa un bajo porcentaje del total de respuestas,
pero eso tiene la utilidad de permitir captar al menos una parte de los
desocupados que hubieran interrumpido circunstancialmente su búsqueda de
empleo.
Ante estas dificultades, el Dr. Alfredo Monza plantea la duda de que dicho
resultado refleje exactamente las motivaciones de los encuestados, y postula
que ello se debe a una falla del instrumento estadístico utilizado, dado que
debido a su formulación no permitiría discriminar exactamente entre las
opciones propuestas. Esta situación determinaría que en nuestro país sea
muy difícil utilizar métodos directos de relevamiento exacto de la
desocupación oculta. En conclusión, este especialista argumenta que sólo es
posible realizar una estimación mediante métodos indirectos, basados en la
utilización de la categoría tasa de actividad. La idea entonces consiste en
estimar la desocupación oculta a partir de la diferencia existente entre las
tasas de actividad observadas históricamente en las diversas ondas y un
patrón que se toma como referencia (Monza 1996).

56 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Veamos ahora la reflexión emprendida en el seno del INDEC para
identificar otra modalidad de desempleo oculto.
Por definición, se supone que las personas que se encuentran en la
condición de desempleo abierto, no tienen empleo ni realizaron una
actividad laboral de una hora en la semana de referencia, pero buscan
activamente un empleo. Ahora bien, implícitamente, comprende la hipótesis
de que todas las personas que por esa causa ya no ganan un salario, no dejan
sin embargo de percibir ciertos ingresos provenientes de la indemnización
por despido, de un retiro voluntario, del seguro de desempleo o en su
defecto, reciben apoyo de sus familiares y amigos, o se benefician con una
asistencia social pública o privada que les permite sobrevivir durante un
tiempo, mientras buscan y seleccionan una ocupación de acuerdo con sus
calificaciones profesionales y competencias, en contrapartida de la cual
percibirá un salario conveniente.
Pero en la situación argentina, desde hace tiempo (desde 1991, fecha de la
sanción de la Ley Nacional de Empleo), solo un ínfimo porcentaje de
desocupados (entre el 5 y el 8% según los años) perciben una suma pequeña
en concepto de seguro de desempleo. Esto significa en realidad que la
mayoría de los desempleados -tanto los beneficiarios como los excluidos de
ese seguro-, no cuentan con ingresos suficientes como para cubrir
totalmente el costo de reproducción de su fuerza de trabajo.
Al mismo tiempo, mientras dura esa situación de insuficiencia de recursos,
y buscan activamente un empleo para obtener ingresos, los desocupados se
ven obligados a seleccionar y aceptar trabajos circunstanciales o
transitorios, precarios, de baja calidad, de corta duración e inestables, o
tratan de generar micro-emprendimientos donde se autoemplean, como
estrategia alternativa de sobrevivencia mientras esperan que surja una oferta
de empleo que les satisfaga.
Se trata entonces de verdaderos desocupados que buscan trabajo
mientras están circunstancialmente empleados una escasa cantidad de
horas, o haciendo “changas”. En virtud de que trabajan más de una hora
remunerada en la semana de referencia, por definición, operativamente se
los cuenta entre los ocupados, aunque analíticamente, debería incluírselos
entre los verdaderos desocupados (Pok 1997). Esta situación dual y ambigua
adquiere una mayor significación cuando crece rápidamente la tasa de
desempleo abierto y la mayor parte de los desocupados no percibe
regularmente un seguro de desempleo ni otras compensaciones. El caso
argentino respondería a esa descripción.

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 57


Entonces, cuando el relevamiento identifica a personas que tienen una
actividad de breve duración (o “changa”) durante la semana de referencia
(en virtud de lo cual estadísticamente aparecen entre los ocupados), pero
que al mismo tiempo declaran que desearían trabajar, esta última situación
(no buscar, pero desear trabajar) merece una atención particular: a esa
persona se la puede considerar como desocupada aunque,
paradójicamente, aparezca dentro de la población ocupada.
Los relevamientos de la EPH ponen también de manifiesto, en la pregunta
Nº 24, la relativa importancia numérica de las personas que se encuentran
en esa situación: estar ocupados pero al mismo tiempo ser demandantes
de empleo. Su número llega a ser superior al de los desocupados abiertos. Y
de manera sorprendente, si a partir de las sucesivas ondas de la EPH
posteriores a 1994, se adicionan los desocupados abiertos más los
demandantes de empleo ocupados, se llega aproximadamente al 40% de la
población económicamente activa.
Del análisis realizado por Pok ya citado, surge que es necesario reclasificar
los subconjuntos de población para, por una parte, identificar al
desempleado oculto y designado como trabajador desalentado que se
encuentra clasificado operacionalmente dentro de la población
económicamente inactiva y, al mismo tiempo, captar a aquellos
desocupados ocultos que desde el punto de vista estadístico figuran
paradójicamente en el campo de los ocupados.
Ahora bien, a nuestro entender se deben introducir ciertos matices en esta
conclusión, -que estimamos válida-, pues la búsqueda de otro empleo por
parte de los trabajadores ocupados circunstancialmente un número reducido
de horas en la semana de referencia, puede también reflejar, por una parte,
un proceso natural de atracción hacia empleos más estables, más
calificantes, mejor remunerados o desarrollados en mejores condiciones de
trabajo o, por otra parte, un efecto de expulsión o de rechazo de su empleo
actual, debido al comportamiento de colegas y supervisores, a los bajos
niveles salariales, al sistema de remuneración, a la baja calidad de las
condiciones y medio ambiente de trabajo, a las inadecuadas políticas del
personal o de las relaciones de trabajo. En otros casos esa búsqueda de
movilidad se debe a razones familiares o de salud, que generan la necesidad
de mudarse de vivienda o migrar regionalmente, aumentando las distancias
entre el hogar y el lugar de trabajo.

58 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


6.4. El subempleo invisible
En cuanto a la significación de la subocupación invisible, se considera que
existe en las siguientes situaciones ocupacionales:
- cuando se estima que hay un sobre-empleo en el sector público (que
jugaría el papel de un sector refugio, alimentado por el clientelismo, el
nepotismo, o como un sucedáneo del seguro de desempleo, etc.),
- en el caso de personas ocupadas en actividades que se consideran poco o
no productivas, incluyendo entre ellas esencialmente al servicio
doméstico tradicional,
- en varias de las formas que adopta el “cuenta-propismo” cuando éste no
es más que una “actividad refugio”, tales como vendedores ambulantes,
cuidadores de autos en espacios públicos, etc.,
- el subempleo en materia de calificaciones, existente en ciertas
actividades que requieren una capacitación sensiblemente inferior a la que
dispone el trabajador que ocupa dicho puesto de trabajo, caso común en
profesionales jóvenes al iniciarse en la vida activa y que trabajan como
simples empleados de ejecución, etc., y de personas que, a falta de otras
oportunidades, aceptan de manera involuntaria puestos de trabajo con
baja productividad e ingresos como una estrategia de sobrevivencia y
una forma de escapar al desempleo.
Al tomar en cuenta estos nuevos elementos -y a pesar de la insuficiencia, la
fragilidad y complejidad de esa información- se puede llegar a estimar el
subempleo invisible con una cifra absoluta o tasa total. En este caso el
propósito buscado no es el de llegar con exactitud a obtener una cifra global
del desempleo oculto o el subempleo invisible, sino poder analizar de
manera más detallada ciertas categorías heterogéneas de la población,
afectadas por la falta de empleo. Para ello se requeriría imaginar y formular
una construcción analítica diferente, que no puede surgir de las categorías
utilizadas tradicionalmente.

6. Indicadores alternativos de la subutilización de fuerza de trabajo 59


7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH)
del INDEC

7.1. Introducción
Las fuentes de datos que se utilizan para el seguimiento de las variables del
mercado de trabajo pueden ser clasificadas de acuerdo con su origen en:
procedentes de relevamientos a hogares, a empresas y datos de registros
administrativos. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) pertenece al
primer grupo y es en nuestro país la principal fuente de información regular
de los aspectos del mercado de trabajo.
La EPH es un programa nacional de producción sistemática y permanente
de indicadores sociales que lleva a cabo el Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INDEC). El propósito central de la encuesta consiste en
caracterizar a la población urbana en términos de su inserción
socioeconómica, teniendo peso significativo para su determinación los
aspectos sociolaborales. En base a esta encuesta se proporcionan
regularmente las tasas oficiales de empleo, desocupación, subocupación y
pobreza.
Esta encuesta se ha venido aplicando en la Argentina desde 1973, dos veces
al año (mayo y octubre2), con un plan de incorporación progresiva de
aglomerados urbanos. Así, mientras que al iniciarse los años 1990 se
captaba alrededor del 66% de la población urbana, a principios de la
presente década se llegó a abarcar al 70% (INDEC, 2003a). Por otra parte,
entre 1977 y 2003 la EPH también se administró en una zona urbano-rural,
la del Alto Valle de Río Negro.
Desde el inicio de su implementación a la actualidad, además del cambio en
la cobertura de la encuesta, se han realizado varios cambios metodológicos.
El más importante se produjo en 2003 cuando se encaró un proceso de
reformulación integral que abarcó aspectos temáticos y organizativos, e
implicó el pasaje de una encuesta de tipo puntual a otra de tipo continuo
(ver en apartado 7.4.4 detalles del diseño de muestreo). Dentro del plan de

2
En rigor, hasta 1984 el primer relevamiento del año se realizó en el mes de abril en
vez de en mayo. Además en los años 1998 y 1999 se llevó a cabo un relevamiento
adicional en el mes de agosto.

60
modificaciones también se incluyó la ampliación del marco muestral de la
encuesta para llegar a abarcar al total de hogares particulares residentes en
zonas urbanas del país.
Históricamente, el programa se caracterizó por una activa política de
difusión de resultados y de investigaciones temáticas y metodológicas; así
como por una estrecha relación e intercambio con ámbitos académicos
dedicados a la producción de análisis socio-laborales. Por causa de los
cambios organizacionales y metodológicos introducidos en el INDEC en
2007, que conllevó al remplazo de los equipos técnicos que dirigían la EPH,
esta relación se resintió y se tornó problemática.
En el presente capítulo se busca brindar un marco general e introductorio
del contenido y potencialidades de uso de la EPH, a partir de una síntesis
comentada de una selección de publicaciones metodológicas difundidas por
el propio programa, cuya lectura se recomienda. En un primer apartado, se
sitúa la EPH en el marco de otras fuentes de información que también
abordan variables del mercado de trabajo y de la estructura de la ocupación.
En un segundo apartado se caracteriza la evolución de la encuesta a partir de
las distintas reformulaciones que la adecuan a los cambios sufridos en el
tiempo por los fenómenos objeto de medición. Luego se abordan algunos
rasgos propios de la encuesta: cobertura, población, características del
muestreo. Finalmente, se concluye haciendo una reseña breve de las
potencialidades de uso de la fuente y de sus limitaciones.

7.2. Las estadísticas socio-laborales y las encuestas


de hogar
Tradicionalmente, la información estadística utilizable para dar cuenta de
los aspectos socio-laborales de la población provenía de los censos de
población y vivienda, de censos y encuestas económicas y de registros
continuos de la administración pública. Aunque de obvia importancia dentro
del sistema estadístico nacional, estas fuentes no constituyen los
instrumentos más idóneos (Torrado, 1983).
En el caso del censo de población la principal dificultad deriva del carácter
esporádico y de la longitud del período censal (habitualmente diez años), lo
que dificulta la comprensión de fenómenos intrínsicamente dinámicos como
los socio-laborales. Por otra parte, los censos y encuestas económicas, sólo
captan el empleo (y no así el desempleo), dado que recaban información
sobre los puestos de trabajo efectivamente ocupados. Además, en

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 61


economías con altos índices de trabajo “en negro” la información que
procede de instrumentos basados en relevamientos a empresas suele no ser
cabal, ni fidedigna. Quienes responden a los cuestionarios son los patrones
(o responsables de las unidades productivas), y éstos son proclives a omitir
información que involucra el incumplimiento de las normativas y
regulaciones del estado.
El alto índice de actividades y empleo no registrados (“en negro”), también
afecta la cobertura de los registros administrativos, los que sólo pueden dar
cuenta de los hechos sociales y económicos registrados ante la
administración pública. A diferencia de lo que ocurre en los países con
economías desarrolladas, donde desde hace décadas se aprovechan los
registros administrativos de la Seguridad Social o de las Prestaciones o
Seguros por Desempleo para elaborar estadísticas sociolaborales continuas,
en nuestro país estas instituciones son más recientes y no alcanzan a toda la
población objetivo. Por ejemplo, el Seguro por Desempleo se implementó
en 1993 en la Argentina y abarca a una fracción pequeña de los
desocupados; exclusivamente cubre a aquellos desocupados que certifican
haber sido despedidos “sin justa causa” de un empleo registrado, y contar
con aportes a la seguridad social durante al menos 12 meses de los 36
previos a la cesantía3.
En el marco de estas limitaciones, desde comienzos de la década de los años
1960 comenzó a aplicarse en la Argentina la Encuesta de Empleo y
Desempleo (EEyD) del INDEC. Aunque menos sofisticada y perfeccionada
que la actual, ésta tuvo el mérito de comenzar a recoger regularmente
información sociolaboral a partir de una encuesta administrada en los
hogares. La EEyD fue aplicada por la primera vez en Capital Federal y los
partidos del conurbano en 1963, y desde entonces se administró en los
meses de abril, julio y octubre hasta principios de 1972. Posteriormente, la
evidencia de sus deficiencias estimuló su sustitución por la EPH.
En su origen, el diseño de la EPH tomó en cuenta dos grandes corrientes de
pensamiento de las ciencias sociales: los marcos analíticos para
conceptualizar la estructura social y el mercado de trabajo y, por otra parte,
los referidos a las estrategias de vida implementadas para satisfacer las

3
Además, por disposiciones legislativas se excluye de este beneficio a los
desocupados de la construcción, el servicio doméstico, el sector público y las
actividades rurales, dado su vinculación a marcos regulatorios atípicos y/o donde el
período de desocupación temporaria queda contemplado.

62 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


necesidades de las familias en materia de vivienda, educación y salud (Pok
1996 y 1997).
Respecto de su antecesora, los objetivos de la EPH fueron más amplios,
pues buscó conocer la situación de la población en la estructura social
mediante la caracterización de la posición que en ella tienen los individuos
y los hogares (núcleos básicos de convivencia en los cuales las personas se
asocian). Además de caracterizar a la población en términos de su inserción
socioeconómica, la EPH procuró indagar en sus estrategias de vida. A partir
de ella es posible obtener información referida a las personas y a los
hogares, así como -y aquí radica su principal virtud- poder trabajar de
manera interrelacionada con ambas unidades de análisis.
Las tres dimensiones básicas caracterizadas por la EPH son: 1) la población
desde el punto de vista demográfico; 2) la población en términos de su
inserción en la producción social de bienes y servicios; y 3) la población en
términos de su participación en la distribución del producto social. A
efectos de abordar estas dimensiones la EPH mide atributos demográficos,
ocupacionales y migratorios de la población, y las características
habitacionales, educacionales y de ingresos.
Dada esta estructura, la EPH se transformó en una herramienta fundamental
del sistema estadístico nacional. De ella se derivan insumos para elaborar,
entre otras estadísticas básicas, las cuentas nacionales. Por otra parte, es una
de las fuentes más utilizadas para la investigación en ciencias sociales. A su
uso difundido y aplicado a diversas áreas de interés social, contribuyó
enormemente la política de difusión y publicación de los micro-datos de la
encuesta (las que se denominan bases usuarios). El público general puede
utilizar estas bases para elaborar sus tabulados y sus propios análisis
estadísticos. Esto constituye una gran ventaja en relación con la mayor parte
de la información del sistema estadístico nacional, sólo disponible a través
de los tabulados de datos oficiales.
En la actualidad las bases pueden bajarse gratuitamente de la página del
INDEC, www.indec.mecon.ar. También están a disposición de los usuarios
los diseños de registro de las bases, los cuestionarios administrados a los
hogares y personas, los distintos nomencladores de las actividades y
ocupaciones, así como material metodológico que ayuda a la correcta
manipulación e interpretación de los datos.
Finalmente cabe destacar que además de las temáticas que regularmente
abarca la EPH, se han aplicado a lo largo del tiempo módulos especiales

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 63


para investigar o profundizar temas. Los módulos de preguntas que se
administraron para ampliar los cuestionarios regulares se refirieron a las
siguientes áreas de interés: situación habitacional (octubre 1988), salud
(mayo 1989), precariedad laboral (mayo 1990), gasto social (mayo 1992),
desocupación (mayo 1993), metas sociales (mayo 1994), educación (mayo
1998) y informalidad laboral (en 2005).

7.3. La EPH y sus cambios recientes


Tal como se indicó, desde su implementación la encuesta sufrió varias
modificaciones; las más importantes en 2003.
Frente a los cambios operados en el mercado de trabajo, los instrumentos de
medición inicialmente formulados, se vieron limitados para responder
plenamente a fenómenos de nuevo corte que fueron impregnando la
inserción laboral, así como sus efectos sobre los restantes indicadores
sociales.
Las transformaciones económicas y sociales -que comenzaron a producirse
a fines de los años 1970 y que se intensificaron en nuestro país en la década
del noventa- tuvieron una incidencia directa sobre los sistemas de
producción de información sociolaboral, tanto en lo que hace a sus
contenidos como a sus procedimientos de operación (INDEC, 1998). Entre
las transformaciones más importantes verificadas pueden citarse: la
aceleración del proceso de globalización y del cambio tecnológico; la
creciente participación de actividades de servicios en la producción y en el
empleo total; la flexibilidad laboral y la precarización del empleo que
conllevan a una mayor inestabilidad laboral; la diversificación de las formas
de constitución familiar; las modificaciones curriculares en la enseñanza;
los cambios jurídicos en los sistemas de seguridad social, etc.
El abordaje conceptual de la reformulación llevada a cabo en 2003 no
presentó alteraciones en relación con las variables habitualmente captadas
por la EPH, sino desarrollos metodológicos y operacionales para su mejor
medición. En tal sentido, por un lado se cambió la estrategia de indagación
del cuestionario, la que tendió a una mayor autoexplicitación4. Por otra

4
Se pasó de un cuestionario tradicional caracterizado por preguntas breves y un
lenguaje coloquial que implicaba una mayor capacitación de los encuestadores a fin
de orientarlos a su correcta aplicación, a un cuestionario reformulado con una mayor

64 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


parte, se llevó a cabo una reformulación temática orientada a adecuar la
captación de los rasgos estructurales de la realidad económico-social y de su
dinámica, a los significativos fenómenos de reciente aparición. La
reformulación también tomó en cuenta los avances teóricos, las
recomendaciones internacionales y la compatibilización con las
metodologías aplicadas en el ámbito del MERCOSUR5.
En cuanto a la reformulación temática, existe una detallada literatura
publicada por el INDEC que ofrece comparaciones sistemáticas de los
cambios introducidos en los indicadores de la encuesta (INDEC, 2003b).
Dado el objetivo acotado de este capítulo –brindar un marco general e
introductorio al contenido y potencialidades de uso de la EPH- no es
necesario reproducir aquí ese nivel de detalle, sino esquematizar los
principales ejes de la reformulación para ilustrar las orientaciones de los
cambios.
Entre las innovaciones más importantes se encuentran:
1) mejoras en la captación de la condición de actividad que afectaron la
medición tradicional del empleo y del desempleo. Una vez reconocido el
problema de que la ocupación o el empleo tienen formas ocultas, esto es, no
reconocidas por las personas ni registradas por las estadísticas en su carácter
de tales6 el cuestionario nuevo incorporó preguntas sensibles a la captación
de este tipo de situaciones. De igual manera se actuó sobre la captación de
la búsqueda activa de empleo, referente operacional concreto de la

auto-explicitación, que repercute directamente en la menor subjetividad (tanto del


encuestador como del encuestado) en la información relevada.
5
Parte de los avances en el proceso de reformulación temática fueron aplicados,
desde 1995, en el instrumento de captación tradicional de la EPH puntual, sin alterar
la comparabilidad histórica. En esta situación se encuentran temáticas tales como la
continuidad laboral de la población ocupada y profundizaciones acerca de las
características de la desocupación (INDEC 1998). Otros desarrollos temáticos
significativos han sido aplicados mediante pruebas de cuestionarios ad-hoc, en
paralelo con la medición regular de la encuesta; tal es el caso de los avances en la
determinación de la condición de actividad (probada en 1992 y 1996) y del
subempleo visible (en agosto de 1996). En estos casos la estrategia elegida permitió
probar, fuera del instrumento de captación, temáticas cuya aplicación y resultados
impactarían sobre la comparabilidad de ciertos indicadores sustantivos (INDEC
1998).
6
Ejemplo típico de esta situación es el trabajo de las mujeres en actividades
vinculadas a la producción familiar que no son identificadas como trabajo, o el
trabajo de los menores o de personas mayores.

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 65


desocupación, para registrar modalidades de búsqueda informales y no
visualizadas (Ver cuadro Nº1).
2) También se introdujeron cambios en el registro de la variable categoría
ocupacional, a partir de la incorporación de una batería de indicadores que
reemplazó la captación mediante una única pregunta, en la que el
entrevistado se autocategorizaba. Esto por un lado permitió reducir al
mínimo la intervención del encuestador y encuestado en la configuración de
la respuesta; y por otra parte abrió la posibilidad de reclasificar a los grupos
específicos de ocupados, dada la mayor cantidad de dimensiones relevadas.
Entre los indicadores que sondea actualmente la EPH para establecer la
categoría ocupacional, el uso de la fuerza de trabajo constituye la dimensión
principal. Así la población es clasificada en: los que compran fuerza de
trabajo (patrones), los que usan su propia fuerza (cuenta propia) y los que
venden su fuerza de trabajo en el mercado (asalariados). Esta dimensión se
ve complementada por dos variables adicionales: la cantidad de clientes y el
tipo de unidad a la que está dirigida la producción, lo que apunta a
discriminar entre formas ocultas de asalarización y el trabajo
verdaderamente por cuenta propia7.
Existen además de estas variables básicas, otras que ahora posibilitan
distinguir grupos más específicos dentro de las categorías principales. Por
ejemplo, para el trabajo independiente se utilizan como dimensiones
complementarias: la continuidad en la compra de fuerza de trabajo, la
tenencia de capital productivo y el uso de capital fijo. Para el trabajo
asalariado se toman en cuenta como dimensiones complementarias: la
existencia de pago y el tipo de unidad que utiliza su fuerza de trabajo.
3) Por otra parte, la reformulación temática incorporó un conjunto de
indicadores que precisan la modalidad contractual y permiten identificar
formas concretas de inserción laboral en el actual marco de
heterogenización de las mismas. Por ejemplo es posible identificar el

7
Específicamente, se consideran como trabajadores por cuenta propia a aquellos
que desarrollan su actividad utilizando para ello sólo su propio trabajo personal, es
decir que no emplean personal asalariado y usan sus propias maquinarias,
instalaciones o instrumental. Dentro de este grupo es posible identificar a aquellos
trabajadores que declarándose como independientes articulan su proceso productivo
exclusivamente con un solo establecimiento, es decir que el circuito de producción
de estos trabajadores está «cautivo» dado que su reproducción depende de la
existencia de este establecimiento. De modo tal que se los considera como
trabajadores asalariados.

66 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


empleo estable registrado, estable en negro, temporal promovido, temporal
registrado, temporal en negro entre otras, así como a los beneficiarios de
planes de empleo.
4) Asimismo se incluyeron preguntas relacionadas con la organización de la
división familiar del trabajo doméstico, lo que por ejemplo permite
actualmente estudiar la transformación de los roles dentro del hogar; así
como nuevas preguntas que indagan en las estrategias y fuentes de
manutención de los hogares. Estas últimas complementan la medición
tradicional de los ingresos y permiten ver, entre otras cosas, la existencia de
hogares asistidos en dinero o en especie por fuentes institucionales
(gobierno, escuelas, iglesias, etc.).

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 67


Cuadro Nº7.1. Cambios en la modalidad de registro de la condición de
actividad
EPH – Puntual EPH – Continua
(1973-2003) (desde 2003)
Universo
Toda la población Población de 10 años y más.
poblacional
se consideraban ocupados al -se incorpora a los
conjunto de personas que: trabajadores sin pago aunque
-trabajó por lo menos una hayan trabajado menos de 15
hora en la semana de horas semanales;
referencia en forma -se explicita en el cuestionario la
remunerada; indagación sobre las actividades
-trabaja habitualmente 15 no visualizadas por la población;
horas o más semanales sin -se incluye a los que no
pago; trabajaron en la semana por
Ocupados
-no trabajó en la semana ciertas causas laborales (rotura
pero mantiene el empleo e de equipos, mal tiempo, etc.)
incluye a los suspendidos por sólo si el tiempo de retorno es de
menos de un mes y a los de hasta 1 mes;
1 a 3 meses que no hayan -se incluye a aquellos
buscado activamente trabajo suspendidos a los cuales se les
en la semana de referencia. mantiene el pago
independientemente del tiempo
de la suspensión.
se consideran desocupados
al conjunto de personas que
-se amplía el período de
no tiene una ocupación,
referencia para la búsqueda de
busca activamente trabajo y
una a cuatro semanas;
está disponible para trabajar
-se rescatan explícitamente
en la semana de referencia.
formas de búsqueda no
-se incluye, además, a los
visualizadas (consultó amigos,
que interrumpieron
puso carteles, etc.),
Desocupados momentáneamente la
-se explicita tiempo y
búsqueda en la semana de
condiciones de la disponibilidad;
referencia por razones
-la interrupción momentánea a la
circunstanciales
búsqueda se refiere al mes;
- y a los suspendidos de
-se incorpora un ítem específico
más de un mes que
para aquellos suspendidos a los
buscaron activamente
que no se les mantiene el pago.
trabajo.

Sin embargo y más allá de estos cambios, la principal innovación se asocia


a la modalidad de captación de los datos, la que pasa de ser puntual, dos
veces al año, a una modalidad continua. Tradicionalmente la EPH se
relevaba dos veces al año, en los meses de mayo y octubre. Esta

68 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


información reflejaba la situación en esos puntos y no daba cuenta de la
variación durante el resto del año. En la nueva modalidad la muestra está
distribuida a lo largo de cada uno de los cuatro trimestres del año. Se pasa
así a una encuesta continua que se releva semana a semana y que permite
dar estimaciones trimestrales, semestrales y anuales.
Esta innovación adecua las formas de medición a la mayor cantidad y
velocidad de los cambios laborales que caracterizan hoy a las trayectorias
laborales, en general, más cambiantes y erráticas que en el pasado. Esto es
que en la actualidad existe una mayor rotación entre puestos de trabajo a lo
largo del período de actividad laboral, así como una multiplicación de los
episodios de salida y entrada, hacia y desde el desempleo y la actividad
laboral. Además, dentro de los hogares tiende a haber una mayor cantidad
de miembros económicamente activos que regulan su participación laboral
de acuerdo con la situación del resto, y una mayor diversidad de fuentes de
ingresos a partir de los cuales estos miembros aportan a la manutención del
hogar. Estos elementos, entre otros, ejemplifican la mayor cantidad y
velocidad que asumen los eventos laborales.
La nueva encuesta se puso en marcha en enero de 2003 y fue el producto de
un proceso largo de investigación, de una serie de numerosas pruebas
metodológicas8 y del aprovechamiento de módulos especiales. Sin embargo,
dadas las restricciones presupuestarias, la cantidad de mediciones en las que
se aplicaron ambos tipos de instrumentos (la EPH puntual y la EPH
reformulada), fueron escasas y esto restringió la posibilidad de desarrollar
estudios comparativos acabados sobre los efectos de los cambios
metodológicos. Esto se vio agravado por la coyuntura en la que se
implementó la reformulación, caracterizada por fuertes cambios en los
mercados de trabajo y en los instrumentos de intervención pública sobre los
mismos.
Aunque se difundieron algunos resultados oficiales acerca de los impactos
de los cambios metodológicos, por ejemplo se dio a conocer que el impacto

8
Las pruebas metodológicas fueron las siguientes: prueba piloto octubre 1992;
prueba de cuestionario agosto 1996, prueba de cuestionario noviembre-diciembre
de 1998; prueba de cuestionario abril 1999; prueba noviembre 1999; pruebas en
modalidad de relevamiento continuo 1998-1999; prueba de cuestionario mayo 2000;
prueba metodológica octubre 2000 (PET I); prueba temática de ingresos diciembre
2000; prueba experimental temática julio 2001 (PET II); prueba experimental
temática octubre 2001 (PET III); prueba de cuestionario en la modalidad de
relevamiento continuo 2002.

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 69


del cambio de cuestionario (la forma en que se pregunta) fue mayor que el
derivado del cambio en el tipo de relevamiento (de puntual a continuo)
(INDEC, 2003c); hasta el momento el organismo no publicó un “factor de
corrección” que permita empalmar series procedentes de las diferentes
modalidad de la EPH. En el marco de esta ausencia, los investigadores
tienden individualmente a generar empalmes rudimentarios, basados en el
ajuste de las relaciones observadas en el primer semestre de 2003, único
período con doble medición difundido entre ambos tipos de relevamientos9.

7.4. Características generales de la EPH


7.4.1. Cobertura geográfica:
Las mediciones que realiza la EPH están centradas en mercados de trabajo
urbanos; por lo tanto, las muestras utilizadas no proporcionan resultados
proyectables a toda la población del país. Según revelan los censos de
población, las características ocupacionales de la población residente en
áreas rurales10 difieren sustancialmente de la urbana, por lo que no resulta
conveniente estimar su situación a partir de datos obtenidos por los
operativos EPH.
El concepto de aglomerado que utiliza la EPH abarca como mínimo a la
localidad en el sentido censal, entendida como una concentración espacial
de edificios conectados entre sí por calles, pero incorpora un criterio
adicional para la definición del área a estudiar considerando además el
mercado de trabajo. Es decir que dos localidades distintas (en el sentido de
la definición censal) pero próximas y que conforman un único mercado de
trabajo, son tomadas como un único aglomerado. Ejemplo de esto son las
localidades de Mar del Plata y Batán que conforman el aglomerado Mar del
Plata-Batán.

9
Entre otros documentos que ofrecen coeficientes de empalmes de las series se
destaca: “Metodología utilizada para el ajuste de las series de ocupación e ingreso
según estimaciones de la Encuesta Permanente de Hogares Continua. Anexo A,
Dirección Nacional de Cuentas Nacionales, INDEC, octubre 2006”. También la
Dirección Nacional de Programación Macroeconómica publica notas con
coeficientes de empalme de las series EPH puntual-EPH continuas expandidas en el
total urbano.
10
Se clasifica como población rural a la que se encuentra agrupada en localidades de
menos de 2.000 habitantes y a la que se encuentra dispersa en campo abierto.

70 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


Originariamente la EPH se relevó en las capitales de provincias y en los
aglomerados con más de 100.000 habitantes. Al iniciarse los años 1990 se
captaban 25 aglomerados urbanos, en 1995 se ampliaron a 28 con la
incorporación de Río Cuarto, Concordia y Mar del Plata-Batán, y en 2002 a
31 aglomerados urbanos, al agregarse San Nicolás-Villa Constitución,
Rawson-Trelew y Viedma-Carmen de Patagones11 (ver cuadro Nº7.2).

11
Estos aglomerados urbanos que se incorporaron a la muestra de la EPH en 2002
(San Nicolás-Villa Constitución, Rawson-Trelew y Viedma-Carmen de Patagones)
se siguieron relevando bajo la modalidad puntual hasta el tercer trimestre de 2006,
momento en que comenzaron a relevarse bajo la modalidad continua.

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 71


Cuadro Nº7.2. Ingreso de los aglomerados urbanos a la muestra de EPH.
Provincia Período de ingreso a la EPH
Aglomerado Urbano
Puntual Continua
Ciudad de Buenos Aires Ciudad de Buenos Aires 1973 II-2003
Buenos Aires Partidos del conurbano 1973 II-2003
Bahía Blanca 1985 II-2003
Gran La Plata 1984 II-2003
Mar del Plata - Batán 1995 II-2003
San Nicolás - Villa
Bs.As. - Santa Fe 2002 III-2006
Constitución
Catamarca Gran Catamarca 1984 II-2003
Córdoba Gran Córdoba 1983 II-2003
Río Cuarto 1995 II-2003
Corrientes Corrientes 1983 II-2003
Chaco Gran Resistencia 1984 II-2003
Comodoro Rivadavia - II-2003
Chubut 1983
Rada Tilly
Rawson - Trelew 2002 III-2006
Entre Ríos Gran Paraná 1983 II-2003
Concordia 1995 II-2003
Formosa Formosa 1983 II-2003
Jujuy S.S. de Jujuy - Palpalá 1983 II-2003
La Pampa Sta. Rosa - Toay 1983 II-2003
La Rioja La Rioja 1983 II-2003
Mendoza Gran Mendoza 1984 II-2003
Misiones Posadas 1983 II-2003
Neuquén Neuquén - Plottier 1983 II-2003
Salta Salta (11) 1983 II-2003
San Juan Gran San Juan 1983 II-2003
San Luis San Luis - El Chorrillo 1983 II-2003
Santa Cruz Río Gallegos 1983 II-2003
Santa Fé Gran Rosario 1984 II-2003
Gran Santa Fe - Santo II-2003
1984
Tomé
Sgo. del Estero Sgo. del Estero - La Banda 1983 II-2003
Tierra del Fuego Ushuaia - Río Grande 1988 II-2003
Tucumán Gran Tucumán - Tafí Viejo 1984 II-2003
Viedma - Carmen de
Río Negro - Bs.As. 2002 III-2006
Patagones

Dentro del plan de modificaciones de 2003 se incluía la de ampliar la


cobertura geográfica de la EPH, utilizando el marco de Muestreo
Nacional Urbano (MMNU), que cubre todos los centros urbanos de más de
5.000 habitantes. Sin embargo, las restricciones presupuestarias de la

72 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


institución hicieron que la encuesta se implementara en los aglomerados
urbanos que venían siendo cubiertos por la EPH puntual (INDEC, 2003).
Recientemente, a partir de 2010, comenzó a llevarse a cabo una vez al año
(durante el tercer trimestre) el procedimiento de extensión de la muestra de
la EPH para alcanzar al total urbano. Esta extensión se da por medio de la
denominada Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU), la que produce
estimaciones válidas para: el total nacional de población urbana residente en
hogares particulares y los totales provinciales de población urbana residente
en hogares particulares (INDEC, 2010). La EAHU sondea iguales ítems que
la EPH, cambiando únicamente la cobertura de la muestra.
Cabe destacar que con anterioridad a la administración de la EAHU se
llevaban a cabo una serie de procedimientos para expandir los resultados de
la EPH al total urbano (INDEC 2003a). En términos generales, estos
procedimientos consistían en la extrapolación de las principales tasas del
mercado de trabajo efectivamente medidas en el conjunto de aglomerados
del interior del país, a la población residente en el “resto urbano” no
cubierto por la encuesta (cuyo valor debía ser estimado en base a
proyecciones de población de los censos). El supuesto básico –y discutido-
de este tipo de ejercicio era el de considerar que las aglomeraciones más
pequeñas ubicadas en el interior de cada provincia, tenían igual dinámica
laboral que sus capitales y aglomeraciones de más de 100.000 personas.
7.4.2. Población
La encuesta está dirigida a la población que reside en viviendas particulares,
es decir viviendas utilizadas toda o la mayor parte del año como residencia
familiar habitual. Se incluyen: casas, departamentos, vivienda en el lugar de
trabajo, casa tomada, vivienda móvil, local no construido para habitación
(pero utilizado para esos fines), inquilinatos, pensiones y hoteles de hasta 10
habitaciones.
Se excluyen de la investigación las viviendas colectivas, es decir:
geriátricos, reformatorios, internados, hospitales, prisiones, cuarteles,
conventos y hoteles de más de 10 habitaciones. Sí se incluyen las familias
que formando un grupo independiente, residan en estos establecimientos,
como puede ocurrir con sus directores, conserjes y porteros. Y por supuesto,
la encuesta incluye también los hogares unipersonales y aquellos que
nuclean a personas no emparentadas entre sí, pero que comparten sus gastos
esenciales (por ejemplo, tres estudiantes que comparten un departamento y
sus gastos de alimentación).

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 73


7.4.3. Modalidad de administración
El encuestador debe realizar entrevistas en todos los hogares que habitan la
vivienda seleccionada, debiendo concurrir hasta tres veces para lograr
entrevistar, por lo menos, a alguno de los componentes del hogar o los
hogares que la habitan. Si completado este ciclo de visitas, todavía no ha
sido posible concretar el contacto y administrar la encuesta, el encuestador
procede a registrar la vivienda seleccionada como una “no respuesta”,
especificando las causas. El estimador utilizado en la Encuesta Permanente
de Hogares está estructurado de modo tal, que es posible capitalizar esta
información mediante la aplicación de un factor de corrección por dicha
causa. La utilización de este factor para el cálculo de los estimadores exige
un estudio constante de la “no respuesta”, para evitar y controlar los sesgos
de las estimaciones.
Hasta 2003, el cuestionario comprendía un formulario destinado a la familia
y otro para cada uno de los individuos que habitaban en el hogar
encuestado. Con la implementación de la modalidad continua la cantidad de
cuestionarios utilizados se amplió a tres: uno para vivienda, otro para el
hogar (que incluye preguntas sociodemográficas sobre los individuos) y uno
individual que focaliza en la actividad económica y se aplica a cada una de
las personas de diez años y más que conforman los hogares (anteriormente
el formulario individual se aplicaba sin límite de edad a todos los
componentes del hogar). Otra innovación de la EPH continua fue la de
considerar como hogares separados al “servicio doméstico con cama
adentro y a los pensionistas”12.
Si las personas que forman parte de la población económicamente activa no
se encontraran presentes en el momento de la entrevista, el encuestador
puede tomar la información que suministre otro miembro del hogar, que sea
adulto, conozca la situación y sepa responder con precisión. Pero no
siempre los encuestadores logran completar todos los formularios a su
cargo, debido a que en algunos casos se hace imposible ingresar en las
viviendas y en otros casos, porque los habitantes se niegan a contestar por
desconfianza o para guardar el secreto acerca de sus condiciones de vida y
nivel de ingresos.

12
Esto facilita la comparación con la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares y
el Sistema de Cuentas Nacionales.

74 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


7.4.4. Características del muestreo
La EPH es una encuesta por muestreo. Esto significa que para conocer las
diversas características del total de los hogares, se encuesta una pequeña
fracción representativa de los mismos seleccionada de forma aleatoria en
dos etapas. El diseño muestral de la EPH consiste en muestras bietápicas
estratificadas.
En la primera etapa, dentro de cada aglomerado, se selecciona una cantidad
de radios censales o sus subdivisiones. Estos radios censales son
previamente estratificados –de acuerdo con el porcentaje de hogares con
jefes de nivel educativo alto o bajo13- y dentro de cada estrato la selección
sistemática de los radios censales, con probabilidad proporcional a su
tamaño (medido en cantidad de viviendas particulares).
En la segunda etapa se enlistan todas las viviendas particulares de las áreas
seleccionadas, para efectuar a partir de ese listado una selección aleatoria de
viviendas. Los hogares que habitan esas viviendas son los que se
encuestarán.
A partir de estos métodos de muestreo es posible realizar estimaciones
confiables sobre los valores poblacionales y ocupacionales que se desean
conocer. Pero los datos así estimados están sujetos a los errores de muestreo
que surgen del hecho de no encuestar a toda la población.
La muestra utilizada en la EPH es sólo una de una gran cantidad de
muestras posibles, de igual tamaño, que pudieron haberse elegido utilizando
el mismo procedimiento. De cada una de esas muestras, a su vez, podrían
derivarse las estimaciones que serían, en general, diferentes entre sí. La
diferencia entre una muestra determinada y el promedio para todas las
muestras posibles es lo que se llama error de muestreo o error estándar. Una
de las ventajas de utilizar muestras probabilísticas, como en la EPH, es la de
tener la posibilidad de cuantificar ese error, también denominado error
estándar de la estimación.
El error de muestreo proporciona un intervalo numérico que tiene una cierta
confianza, medida en términos de la probabilidad, de contener el valor

13
Las unidades de primera etapa son estratificadas según las siguientes variables
provistas por el censo: a) porcentaje por unidad primaria de jefes que nunca
asistieron a establecimientos educativos más el porcentaje de jefes que tienen nivel
educativo primario incompleto; y b) porcentaje por unidad primaria de jefes con
nivel educativo universitario completo.

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 75


verdadero que se desea estimar. De modo que toda la información que surge
de esta encuesta (las tasas de actividad, empleo y desocupación, etc.) son
estimaciones confiables de los valores reales que se desea conocer14.
La EPH se ha servido a lo largo de su historia de los censos de población
para cumplir con tres grupos de objetivos desde el punto de vista
estadístico: a) el diseño muestral de las encuestas, b) el ajuste de las
estimaciones y c) actualización de las muestras.
a) El censo de población proporciona la materia prima: la cartografía y los
datos básicos para construir el marco muestral; es decir, la definición de los
aglomerados como dominios de estudio y los listados de radios censales a
partir de los cuales se selecciona la muestra de unidades de primera etapa y
se adjudican las probabilidades de selección. Además, la información
suministrada por el censo (datos sobre la vivienda, el nivel de instrucción de
las personas, etc.) permite estratificar los marcos muestrales para mejorar
así las estimaciones.
b) Por otra parte los censos permiten a los servicios de demografía construir
las proyecciones de población de los períodos intercensales, las que son
tomadas como valores de referencia para las expansiones de las muestras de
las encuestas a hogares.
c) Finalmente, en ocasión de cada nuevo censo de población, la EPH
procede a una actualización del diseño de sus muestras lo que supone una
redefinición de los dominios geográficos a estudiar, y de las probabilidades
a utilizar en la selección de las muestras. Esta actualización se complementa
con un mantenimiento de las muestras en los períodos intercensales, lo cual
consiste en actualizar los listados de viviendas de las unidades de primera
etapa (se captan los crecimientos del dominio bajo estudio y se incorporan a
la muestra viviendas de zonas geográficas que en el momento de su diseño
no fueron incluidas por tener baja densidad de viviendas).

14
La teoría del muestreo indica que en el intervalo comprendido entre la estimación
menos dos veces el error estándar y la estimación más dos veces el error estándar,
existe una confianza del 95% de que se encuentre el valor verdadero que se pretende
estimar. Por ejemplo: la estimación de la tasa de desocupación del aglomerado Gran
San Juan del cuarto trimestre de 2010 fue de 6,7%. Incorporando a este dato la
información sobre su coeficiente de variación de 15,5% se puede concluir que, con
una confianza del 90%, el verdadero valor de la tasa es del rango comprendido entre
5% (límite inferior) y 8,4% (límite superior).

76 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


En cuanto a la reformulación muestral de 2003, tuvo por objetivos
incrementar la frecuencia de captación, para profundizar la medición de los
cambios intra-anuales. Con el fin de conseguir este objetivo se pasó de una
encuesta puntual relevada en una semana, dos veces al año (mayo y
octubre), a una continua relevada durante todo el año; es decir, a lo largo de
las 12 semanas de cada uno de los cuatro trimestres del año.
Esta ampliación de la “ventana de observación” (período respecto del cual
se brinda información) presenta la ventaja de evitar el riesgo de observar
una semana atípica y considerarla representativa de la situación laboral de
ese momento, así como poder observar con mayor frecuencia el
comportamiento de diferentes variables.
En términos comparativos, para los aglomerados de más del 500.000
habitantes, el tamaño de la muestra de hogares relevados en la primera
medición oficial de la encuesta continua (tercer trimestre de 2003) fue igual
o mayor que en el último relevamiento de la encuesta puntual de mayo de
2003. En cambio, el tamaño de la muestra fue significativamente menor en
los aglomerados de menos de 500.000 habitantes. Por tales motivos,
inicialmente no fue posible realizar estimaciones con periodicidad
trimestral en los dominios más pequeños.
Hasta el tercer trimestre de 2006 el INDEC publicó bases de usuarios
trimestrales y semestrales; estas últimas son necesarias para estimar
indicadores válidos en los aglomerados más pequeños. A partir de esa fecha
se ampliaron las muestras de estos aglomerados -de menos de 500.000-,
siendo desde entonces posible obtener indicadores trimestrales para todos
los dominios de la EPH (ver en cuadro Nº7.3).

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 77


Cuadro Nº7.3. Detalle de estimaciones válidas por dominio de la
EPH
EPH Continua
Dominio III 2003 III-2006
III 2006 a la actualidad
Total de los aglomerados agrupados, total de
aglomerados del interior del país o
Trimestral Trimestral
agrupamientos de aglomerados en las 6
regiones estadísticas
Aglomerados con 500.000 y más habitantes
(Gran Buenos Aires; Gran Córdoba; Gran La
Trimestral Trimestral
Plata; Mar del Plata-Batán; Gran Mendoza;
Gran Rosario; Gran Tucumán-Tafí Viejo)
Aglomerados con menos de 500.000
habitantes. (Bahía Blanca-Cerri, Santa Fe y
Santo Tomé, Gran Paraná, Posadas, Gran
Resistencia, Comodoro Rivadavia- Rada
Tilly, Corrientes, Concordia, Formosa,
Semestral Trimestral
Neuquén-Plottier, Santiago del Estero y La
Banda, Jujuy-Palpalá, Río Gallegos, Gran
Catamarca, Salta, La Rioja, San Luis-El
Chorrillo, Gran San Juan, Santa Rosa-
Toay, Ushuaia- Río Grande, Río Cuarto).
Aglomerados incorporados a la modalidad
continua en 2006: San Nicolás-Villa
Constitución, Rawson-Trelew y Viedma- - Trimestral
Carmen de Patagones

El balance acerca de los cambios en el tamaño de la muestra que se


produjeron en el traspaso de la modalidad puntual y continua de la EPH,
pueden sintetizarse del siguiente modo:
• Para el total de aglomerados urbanos que capta la EPH, la muestra
de hogares se redujo hasta 2006 en un 29% (comparación que no
incluye los aglomerados San Nicolás-Villa Constitución, Rawson-
Trelew y Viedma-Carmen de Patagones ) y luego de esta fecha en
un 10%.
• Para el total de aglomerados de más de 500.000 habitantes desde el
inicio de la implementación de la EPH-continua, se amplió la
muestra de hogares en un 12%.

78 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


• Para el total de aglomerados de menos de 500.000 se redujo en un
48% la muestra entre 2003 y 2006; y luego se amplió sin llegar a
los valores de la puntual. En la actualidad la muestra de los
aglomerados pequeños sigue siendo, en promedio, un 20% más
pequeña que la recabada en cada una de las dos mediciones que se
efectuaban con la EPH-puntual.
Si en cambio se consideran las bases semestrales, para cada uno de estos
dominios (el total de aglomerados EPH, los de más de 500.000 habitantes, y
los de menos de 500.000 habitantes) las muestras se ampliaron desde el
inicio de la implementación de la EPH continua.
Esquema de rotación
Con el objeto de minimizar la volatilidad de los indicadores así como de no
producir cansancio y mortalidad en el panel de respondentes de la EPH,
periódicamente se renueva el conjunto de hogares que participan en la
muestra. Para lograr esto, las unidades primarias que la integran se agrupan
en cuatro grupos de rotación, cada uno de los cuales es una sub-muestra de
tamaño aproximadamente igual a una cuarta parte de la muestra total.
El esquema de rotación (o forma como se renueva la muestra) en la EPH
puntual implicaba que en cada nuevo relevamiento de la encuesta se
renovaba un 25% de las viviendas encuestadas en la onda anterior. Una
misma vivienda era encuestada en 4 ondas y reemplazada en la quinta.
En la EPH reformulada el esquema de rotación elegido es el denominado 2-
2-2, es decir las viviendas de un área ingresan a la muestra para ser
encuestadas en dos trimestres consecutivos de un año, en el mes y semana
que se les asignan; luego se retiran por dos trimestres, y finalmente vuelven
para ser encuestadas en los mismos dos trimestres del año siguiente;
finalmente salen de la muestra.

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 79


Gráfico Nº7.1. Esquema de solapamiento
1er trimestre
1er trimestre 2do trimestre 3er trimestre 4to trimestre
año siguiente

50% en común

0 % en común

25% en común

50% en común

1 er semestre 2do semestre

37% en común
Fuente: EPH – INDEC 2003

A partir de este esquema de rotación, el solapamiento, es decir la parte de


muestra que se mantiene en común, en cada trimestre es el siguiente
(INDEC, 2003):
• entre un trimestre y el siguiente existe un 50% de muestra en común;
• entre un trimestre y el mismo del año siguiente existe un 50% de muestra
en común;
• entre un trimestre y otro, separados por un trimestre intermedio, no hay
muestra en común;
• entre un trimestre y otro, separados por dos trimestres intermedios, existe
un 25% de muestra en común;
• entre un semestre y el siguiente existe un 37% de muestra en común.
Esta información es de suma utilidad a los efectos del diseño de estudios
longitudinales de panel. Tal como fuera analizado en el capítulo 2,
conforme los mercados de trabajo se vieron afectados por la flexibilización
y la precarización, creció el interés y la necesidad de analizar los cambios
brutos que se producen en los mercados de trabajo. A tales efectos se

80 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


utilizan las partes de la muestra que sobrevive entre varios relevamientos,
pudiéndose así seguir los casos a lo largo de cierto intervalo temporal15.

7.5. Definiciones básicas utilizadas por la EPH para el


cálculo de las principales tasas del mercado de
trabajo

Población económicamente activa:


Definición:
La integran las personas que tienen una ocupación o que sin tenerla la están
buscando activamente. Está compuesta por la población ocupada más la
población desocupada.
Cálculo de la tasa de actividad:
Porcentaje entre la población económicamente activa y la población total.
Población ocupada:
Definición:
Conjunto de personas que tiene por lo menos una ocupación, es decir que en
la semana de referencia ha trabajado como mínimo una hora (en una
actividad económica). El criterio de una hora trabajada, además de preservar
la comparabilidad con otros países, permite captar las múltiples ocupaciones
informales y/o de baja intensidad que realiza la población. Para poder
discriminar dentro del nivel de empleo qué parte corresponde al empleo de
baja intensidad, pueden restarse del empleo total aquellos que trabajan
menos de cierta cantidad de horas (por ejemplo los subocupados). La
información recogida permite realizar distintos recortes según la necesidad
de información de que se trate, así como caracterizar ese tipo de empleos.
Cálculo de la tasa de empleo:
Porcentaje entre la población ocupada y la población total.
Población desocupada:
Definición:
Se refiere a personas que, no teniendo ocupación, están buscando
activamente trabajo y están disponibles para empezar a trabajar.
Corresponde a desocupación abierta. Este concepto no incluye otras formas
de precariedad laboral tales como personas que realizan trabajos transitorios
mientras
15 buscan activamente
Para complementar una ocupación,
esta información aquellas
en lo referente que trabajan
a la estructura de lasjornadas
bases de
involuntariamente por debajo de lo normal, los desocupados “desalentados”
datos de panel y sus distintos usos, ver Lancaster (1990), Hsiao (1986) y
que han suspendido
Westergard-Nielsen la búsqueda por falta de oportunidades visibles de
(1984).
empleo, los ocupados en puestos por debajo de la remuneración mínima o
en puestos por debajo de su calificación, etc. Estas modalidades son también
relevadas por la EPH, como indicadores separados.
7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 81
de precariedad laboral tales como personas que realizan trabajos transitorios
mientras buscan activamente una ocupación, aquellas que trabajan jornadas
involuntariamente por debajo de lo normal, los desocupados “desalentados”
que han suspendido la búsqueda por falta de oportunidades visibles de
empleo, los ocupados en puestos por debajo de la remuneración mínima o
en puestos por debajo de su calificación, etc. Estas modalidades son también
relevadas por la EPH, como indicadores separados.
Cálculo de la tasa de desocupación:
Porcentaje entre la población desocupada y la población económicamente
activa.
Población subocupada horaria
Definición:
Se refiere a los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por
causas involuntarias y están dispuestos a trabajar más horas.
Cálculo de la tasa de subocupación:
Porcentaje calculado entre la población subocupada y la población
económicamente activa
Población subocupada demandante
Definición:
Se refiere a la población subocupada (por causas involuntarias y dispuestos
a trabajar más horas) que además busca activamente otra ocupación.
Cálculo de tasa de subocupación demandante:
Porcentaje calculado entre la población de subocupados demandantes y la
población económicamente activa
Población subocupada no demandante:
Definición:
Se refiere a la población subocupada (por causas involuntarias
potencialmente dispuestos a trabajar más horas) que no está en la búsqueda
activa de otra ocupación.
Cálculo de la tasa de tasa de subocupación no demandante:
Porcentaje entre la población de subocupados no demandantes y la
población económicamente activa

7.6.Conclusiones
Como cierre, cabe destacar que entre las principales ventajas de esta fuente
se encuentra la vasta cantidad de preguntas para caracterizar la ocupación y
la desocupación, así como las diferentes formas de inactividad laboral.
Además, es una de las pocas fuentes que capta la ocupación no-asalariada (y

82 Actividad, empleo y desempleo: conceptos y definiciones / J. Neffa (coord..)


sus tipos) y la ocupación no registrada ante la seguridad social. Se destaca
también su flexibilidad para interrelacionar la información referida a los
individuos y los hogares; así como para armonizarla con otras fuentes que
tienen por unidad de análisis o registro el puesto de trabajo.
La libre disponibilidad de los micro-datos es otra de sus ventajas. Esto
permite utilizar distintas técnicas de análisis estadístico sin tener que
restringir el propio análisis al plan de tabulados básico que publica el
INDEC en los informes de prensa. Sin embargo, los diversos cambios
metodológicos introducidos en la encuesta requieren de tareas de
adecuación de las bases a los efectos de las comparaciones intertemporales.
Entre las limitantes de la fuente se señalan los errores excesivamente
elevados que conllevan los estudios más desagregados como por ejemplo
los sectoriales o regionales; o su incompleta cobertura de la población
urbana. Asimismo ha estado históricamente en discusión la validez y
precisión de la fuente a la hora de captar los ingresos de los hogares. Al
respecto la no respuesta es muy elevada, además de que contiene una
elevada subdeclaración en los estratos sociales más altos y una probable
sobredeclaración de los más bajos como se menciona más adelante en esta
publicación16 (Kritz, 1998; Donza y Salvia, 1999). Esta situación ha llevado
a amplias discusiones respecto de las metodologías adecuadas para la
imputación de los valores faltantes o la corrección de los sesgos, las que se
han visto reavivadas con la reciente publicación de las bases usuarios con
imputación de valores en los casos de no respuesta (INDEC, 2009).

16
La situación de los hogares situados en los estratos más bajos es más compleja y
ambigua: en algunos casos, existiría una sobre-declaración porque ciertas personas
tienen vergüenza de manifestar al encuestador lo exiguo de sus remuneraciones, y en
otros casos, habría una subdeclaración. Pero esto último sucede en una proporción
muy baja, si se la compara con lo que es habitual entre los deciles de mayores
ingresos.

7. La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC 83


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Bibliografía seleccionada sobre actividad,
empleo y desempleo en Argentina

Esta recopilación bibliográfica sobre “Actividad, empleo y desempleo en


Argentina”, fue realizada por el personal de la Biblioteca-Centro de
Documentación del CIEL, Lic. Marina Chimente y Sra. Marta Maciel,
actualizando la información contenida en la primera edición de esta obra. Su
objetivo es proporcionar referencias a los lectores que desean proseguir y
profundizar el estudio de un tema, sobre el cual los científicos sociales
argentinos han hecho un trabajo considerable y de calidad. El criterio
seguido para confeccionarlo fue hacer consultas a los miembros del Centro
y efectuar un amplio relevamiento en las bases de datos de bibliotecas
públicas y privadas del país incluyendo la del CEIL. Las disciplinas que se
han considerado de manera prioritaria son la Economía y la Sociología del
trabajo. En el futuro se espera ampliar el campo disciplinario.
Se trata de un aporte valioso, pero obviamente limitado y que deseamos
sirva como base para completarlo con la cooperación de los lectores y
especialistas. Para ello, solicitamos dirigirse a biblioteca@ceil-
conicet.gov.ar, tel (54 11) 4953-9853/7651y 4952-7440, interno 108.
Los sitios de Centros de Documentación y Bibliotecas argentinas que se
aconseja visitar son:
Biblioteca del Ministerio de Economía de la Nación:
http://www. mecon.gov.ar
Universidad de Buenos Aires: http://www.sisbi.uba.ar,
CAICYT:http://www.caicyt.gov.ar
CEPAL Naciones Unidas: http://cepal.org/argentina
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