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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología.


Universidad Politécnica Territorial del Estado Mérida “Kleber Ramírez”.

LA CIUDADANÍA
PAPEL DEL CIUDADANO EN LA ACTUALIDAD

TSU MARELVIS HERNANDEZ


CI: 17.456.008
PNF en Contaduría Pública
Proyecto Nacional y Nueva Ciudadanía

El término ciudadanía proviene del latín 'civitas', que significa ciudad. Por tanto,
la ciudadanía se define como la condición que se otorga al ciudadano o la ciudadana
de pertenecer a una comunidad organizada.

Desde hace varios siglos, el hombre ha tratado de establecer su participación


dentro de la sociedad. Hoy por hoy, entendemos por ciudadanía al vínculo jurídico
que une a ambos sujetos (persona y Estado) y que produce un catálogo de
obligaciones y derechos políticos, como el derecho de voto, para participar en los
asuntos del país.

En el caso de Venezuela esta condición no es diferente tal y como se contempla


en el Artículo 39 de la Constitución Nacional y sustentadas en el Código Civil y las
leyes de la Nación, sustentando el ejercicio de la ciudadanía y, en consecuencia,
sus derechos y deberes políticos.

El ejercicio de la ciudadanía ha venido evolucionando paulatinamente a lo largo


del tiempo desde épocas donde grandes pensadores como Aristóteles cavilaban
que las mujeres, los extranjeros y esclavos, no eran ciudadanos, pues no podían
pertenecer a la comunidad elitista que gozaba de plenitud de derechos civiles y
políticos.

Por su parte en Grecia se vinculaba al individuo y al estado a través de la


ciudadanía, estatus que se daba a varones libres con ciertas ventajas económicas
y que otorgaba libertades, derechos y obligaciones que incluían el pago de
impuestos, la defensa a la comunidad, la posibilidad de hablar y votar en la
asamblea, ejercer funciones públicas, participar de la actividad religiosa, contar con
la protección de la ley, tener beneficios sociales, poseer tierra, entre otras.

Gran parte de nuestro aprendizaje como miembros de una comunidad política es


formado fuera de las aulas escolares, Paulatinamente vamos aprendiendo a partir
del comportamiento de los demás, su manera de entablar relaciones de convivencia,
de beneficio colectivo y en algunos momentos hasta las noticias forman parte
importante en nuestra instrucción ciudadana. A este proceso, mediante el cual
adquirimos y transformamos creencias, actitudes, valores e ideologías, lo llamamos
socialización (Vallés, 2000: 289).

Esta socialización nos permite interiorizar las normas y los valores de una
determinada sociedad y cultura en un proceso lento, basado en la observación que
desde pequeños accionamos sobre los individuos de nuestro entorno, su
comportamiento, su forma de comunicación y sus múltiples maneras de organizarse
para resolver un problema que atañe a la comunidad.

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Cuando crecemos, formamos nuevas relaciones que nos permiten entrar en


contacto con nuevas actitudes, nuevas opiniones e ideales propias de cada
persona. Al estar expuestos a esta efervescencia de ideas y al tener que encontrar
maneras de lidiar con ellas, nuestras ideas sobre la política y la comunidad pueden
cambiar, transformando nuestra identidad política en una nueva y diferente. Es por
ello que en muchas naciones se le considera ciudadano al individuo mayor de edad,
capaz de entender los derechos, deberes y obligaciones que tiene con el Estado, y
con la sociedad.

Si bien el Autor Fernando Savater compara la soberanía como una “legión”


donde podemos ser personas líderes que se interesan por el bienestar de otros, que
pueden ser padres, madres, y hasta fanáticos de un equipo de futbol, es importante
considerar el hecho de que la experiencia histórica también es un factor
determinante en la formación de valores y actitudes del individuo, incluso de toda
una generación. Aquellos que han participado en hechos históricos trascendentales
para su sociedad como guerras, movilizaciones y protestas importantes tendrán una
visión de la política, de su comunidad, de las relaciones de poder o de un régimen
político formada y definida a partir de ese hecho. Ello afectará su manera de
comportarse, relacionarse y de hacer uso de los mecanismos de participación.

El autor plantea al ser humano como un individuo, con intereses, sueños, metas
y requerimientos propios, sin embargo el hecho de ser individuo no lo aísla de la
sociedad que lo acompaña ni siquiera, por el hecho de intentar vivir cual ermitaño
en la montaña, ya que su pensar, su lenguaje, su vestimenta y su cultura ha sido
moldeada en sociedad.

La palabra ética proviene del griego ethikos (“carácter”). Es el estudio de la moral


y del accionar humano para promover los comportamientos deseables. Una
sentencia ética supone la elaboración de un juicio moral y una norma que señala
cómo deberían actuar los integrantes de una sociedad. Así existe ética personal que
contempla sus relaciones con la pareja, la familia, los amigos y más importante aún,
la relación consigo mismo, su manera de actuar y de tomar decisiones, en función
de sus valores morales. Es por ello que Savater señala en su conferencia que la
ética es una reflexión interna sobre su propia libertad.

Aplicando la ética en un sentido social nos permite señalar un comportamiento


que denota valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la inclusión y la
igualdad. Así, la ética social aparece en todas las relaciones que mantenemos con
los otros por distintas razones, que pueden ser económicas, políticas, laborales,
ciudadanas o, incluso, circunstanciales.

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Entonces es conveniente plasmar que todos practicamos ética ciudadana al


relacionarnos con respeto y responsabilidad con el otro y con el espacio en que
vivimos y que compartimos con otras personas, ya sea esta nuestra residencia, la
escuela, el lugar de trabajo o nuestra comunidad.

Ser ciudadano implica poder tener acceso a información de interés, expresar


nuestra opinión, hacer cumplir nuestro derecho a tomar decisiones, ejercer el
derecho al voto, y cualquier otra manifestación que implique el ejercicio de una
relación retroalimentada entre ciudadano y Estado. La ética ciudadana observa un
conjunto de reglas relacionadas con la forma adecuada de comportarnos en los
espacios públicos, no solo respetando los derechos del otro, su opinión, su sentir,
su idiosincrasia, sino siendo amables y bondadosos con los demás.

Es propio del ciudadano buscar el bien común y desde la antigua Grecia, donde
el hombre aún en su individualidad ha buscado conseguir el bien común, el derecho
a compartir y a participar de las leyes. Esto se refiere al ejercicio de participación
política. La participación puede ser individual y colectiva, espontánea o planeada, y
puede darse a través de medios convencionales y/o no convencionales.

Fernando Savater plantea que ser ciudadana o ciudadano significa ser miembro
pleno de una comunidad, tener los mismos derechos que los demás y las mismas
oportunidades de influir en el destino de la comunidad. Éticamente, No puede existir
un sistema que favorezca a unos más que a otros basados en su condición
económica, sexual, religiosa, cultural e incluso por diferencias en el color de piel.

Desde el punto de vista educativo, el autor expresa que debemos reforzar


valores éticos, respeto a la vida, y señala que la educación es la única forma de
lograr que las descendencias tengan mejores oportunidades que sus padres. Al
hablar de dignidad. Savater hace referencia al humano y no a sus condiciones
socioeconómicas, religiosas, sexuales…

Basado en todo lo que el autor ha expuesto, el ejercicio de la política


participativa, protagónica, la libertad de expresión, de acción, de pensamiento son
bienes invaluables, irrenunciables que debemos cultivar.

Necesario es reformular la formación ético-política desde el ámbito educativo,


una herramienta que en nuestra era y apoyados en las tecnologías de la información
y comunicación permitirá fortalecer una ciudadanía no religiosa, con libertad para
pensar, para respetar, y para afianzar los derechos humanos, con madurez para
participar en el proceso de toma de decisiones y con edificaciones que expresan
nuestro sentir, representa nuestra cultura, nuestros sueños, nuestro futuro.

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