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Cuando la enseñanza favorece el aprendizaje experiencial.

La enseñanza en tanto práctica social situada, intencional y enmarcada en un sistema de


educación formal, puede inscribirse en diversos marcos teórico-metodológicos. Pensar la
enseñanza nos remite a un viejo, complejo y maravilloso oficio1, lo que no podemos perder
de vista es que el proceso de enseñanza no es de carácter técnico e instrumental, sino de
naturaleza moral y política por lo que quienes elegimos la docencia debemos
co-responsabilizarnos, en tanto nuestra profesión tiene consecuencias decisivas para los
individuos y para la sociedad. En otras palabras, este oficio siempre se inscribe en un
proyecto de política social y cultural que le otorga sentido a la proyección de la enseñanza.
Pero ¿qué desarrollos teóricos en relación al aprender pueden resultar inspiradores para
pensar prácticas de enseñanza potentes? ¿cuáles de las corrientes constructivistas pueden
constituirse en soporte teórico para dar lugar a nuevas prácticas? Entre ellas, el aprendizaje
experiencial, ¿puede dar lugar al diseño y desarrollo de propuestas innovadoras? Al
respecto, es necesario señalar que no estamos pensando en términos de aplicación sino
sosteniendo como hipótesis que una teoría como la del aprendizaje experiencial puede
formar parte del marco teórico desde el cual configurar la enseñanza y más específicamente
la enseñanza en el nivel superior universitario. Se trata de un proceso de toma decisiones
frente a inquietudes profesionales y no de un proceso de réplica. Esto se funda en una
concepción de conocimiento como instrumento provisional de análisis, comprensión, toma
de posición, decisión y acción. Y en este sentido, tal como sostiene Litwin:
“Entendemos que conocer no es almacenar datos o conceptos sino comprenderlos,
entenderlos en su contexto, saber transferirlos; esto es, integrarlos con lo que ya se
sabe, de modo que el conocimiento sea más complejo y relativo. Esto sucede,
además, porque el conocimiento está en constante cambio, es provisional, no es fijo
y se entiende en sus múltiples relaciones. Para adquirirlo es necesario que los
contenidos sean significativos y relevantes.” (Litwin, 2008, p.75)
Ahora, en el marco de estas coordenadas, ¿qué características debería asumir una
enseñanza para promover un aprendizaje experiencial en relación a las problemáticas
estructurantes de la disciplina en cuestión? Sin la pretensión de agotar la multiplicidad de
características nos detendremos en cuatro que consideramos centrales.
● la cuestión de la significatividad
Y aquí queremos hacer referencia a la lógica del contenido a enseñar en relación al campo
disciplinar y cómo éste describe esa porción del mundo que le interesa, cuál es su objeto,
su método y sus transformaciones en el tiempo. Pero también a la significatividad
psicológica y social. En el mismo sentido se pronuncia Perez Gomez (2017) “Nadie puede
aprender nada de manera relevante y duradera, a menos que aquello que se vaya a
aprender le motive, le diga algo, posea algún significado “incorporado” que encienda su
curiosidad.” (p.55)
● la construcción de un problema desafiante
Nos referimos a una situación relevante que representa un reto. Un problema abierto, que
dé lugar a la exploración de diversas estrategias de resolución a través de las cuales el

1
Muchos pensadores contemporáneos entre los que encontramos a Larrosa Jorge, proponen la
categoría de “oficio” en tanto remite a modo de hacer experto pero también artesanal de aquel que
recibe a los nuevos.
conocimiento aparece como un instrumento de análisis, comprensión y toma de decisiones
para la acción.
● la construcción de un entorno
Entorno que promueva la emergencia de experiencias que permitan abordar los temas en
complejidad, profundidad y vinculación con otros que se “conviden” como herramientas
para comprender lo que está sucediendo y generar compromiso para mejorarlo.
● la implicación voluntaria, decidida y la emoción alrededor del interés tanto por
enseñar como por aprender
En el marco de sus investigaciones, Kolb (2014c) se problematiza por lo que aprendemos,
pero fundamentalmente cómo y dónde lo aprendemos. En otras palabras, se interesa en
aquellos contextos de aprendizaje que resultan más potentes y encuentra algunas
estrategias que promueven el aprendizaje experiencial como programas de mentores,
pasantías, programas de trabajo/estudio, estudios de arte, estudios de laboratorio y
proyectos disciplinarios. Escenarios que potencian la indagación, la búsqueda y el análisis.
En cualquier caso, asumir una enseñanza que favorezca el aprendizaje experiencial implica
enseñar en una clave distinta.

Cómo citar este material

Rivero, M. y Fernandez, J. (2020). “Cuando la enseñanza favorece el aprendizaje


experiencial.” Módulo 2: Aprendizaje Experiencial. Curso: Herramientas didácticas
situadas-Diplomatura “Aprender a enseñar”. Secretaría de Asuntos Estudiantiles.
Universidad Nacional de Córdoba.

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