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Oluwo Oranfe Ifasina Odugbemi

31 de octubre a las 12:25 · 

EL CAOS

Todos los días nos preguntamos: ¿qué pasa con el mundo que cada vez es más caótico?;
¿qué acontece con la humanidad que cada día se asfixia más en su inmundicia?

En realidad, aunque nos parezca increíble, el mundo marcha como debiera, de acuerdo
con la errada proyección de la humanidad. Es la dinámica de la existencia; el caos
mueve al mundo obligándolo a generar nuevas estructuras que ofrezcan las respuestas
acertadas a sus necesidades. Las catástrofes obligan a los estamentos oficiales y las
entidades de socorro a planear cambios y mejoramiento en las barreras de contención,
capaces de garantizar la salvaguarda de los asociados. El efecto nefasto de las guerras
ha obligado a los gobiernos implicados a celebrar pactos, armisticios y tratados que
garanticen la paz por encima de las pretensiones particulares. El efecto devastador de las
epidemias, ha obligado a las instituciones conexas a la organización mundial de la
salud, a profundizar en las investigaciones para encontrar la cura de innumerables
enfermedades endémicas que causan un alto índice de mortalidad en los países más
pobres.

Estos puntos, por citar sólo unos ejemplos, nos indican el alto índice de vulnerabilidad
al que está sometida la humanidad. Ahora bien, bajo el análisis concienzudo, podemos
analizar los grandes beneficios derivados de estas situaciones caóticas: ¿cuántas
personas son beneficiadas por el accionar de una catástrofe? ;¿cuántas personas son
beneficiarias de la guerra?; ¿cuántas personas son beneficiarias del efecto devastador de
una epidemia?; ¿cuántas personas se benefician de la muerte de un ser humano? ...así
podríamos continuar con una exposición interminable de causas y efectos.

En el primer punto, por un lado tenemos a los damnificados de la catástrofe, pero, su


calamidad genera empleo para grupos de socorro, proveedores de insumos, proveedores
médicos, constructores, obreros y albañiles, proveedores de materiales, proveedores de
servicios funerarios, etc.

En el segundo punto, la guerra, a pesar de sus efectos nefastos, produce empleo para los
fabricantes, proveedores y distribuidores de materiales bélicos, instituciones de
salvamento, trabajadores de la construcción, proveedores de servicios médicos, de
insumos hospitalarios, de servicios funerarios, empresas de demolición, extracción,
venta y distribución de materiales de construcción, etc.

En el tercer punto, la epidemia y sus efectos devastadores generan, además de las


víctimas, trabajo para científicos y laboratorios productores de medicamentos, empresas
conexas y prestadores de servicios para estos; trabajo para las instituciones de socorro,
proveedores de insumos y materiales de toda índole, trabajo para los profesionales de la
salud y los estamentos oficiales de seguridad y salubridad.

La muerte violenta de una persona, además del caos que produce en su familia y
deudos, genera empleo para la policía y grupos de investigación, para los empleados del
servicio hospitalario, para las empresas se servicios funerarios, para los funcionarios
notariales, para el fabricante de cofres mortuorios, para quien corta, procesa, transporta
y distribuye la madera para elaborarlos; para quien importa, vende y distribuye la
parafina con la cual se fabrican las velas, para quien cultiva, recolecta, vende y
distribuye las flores, para el artesano que elabora los ramos, para quien repara y vende
los repuestos para los vehículos involucrados (llámense ambulancias, coches fúnebres,
patrullas de policía, vehículos de transporte, ect.); para quien vende la tela con la cual se
amortaja al cadáver, para el artesano que la transforma, para los obreros que la tejieron,
para quienes operan las máquinas y proveen los servicios conexos; para quien sembró el
algodón, trabajo la tierra y la procesó, para quien fabricó o importó los insumos
agrícolas, quien lo recolectó, empacó y transportó... en fin, como dije anteriormente,
constituiríamos una interminable lista de beneficiarios de cada una de estas actividades.
Esto se refiere a la correlación que existe entre varios eventos constituyentes de una
cadena de circunstancias. 
Por la relación inalterable de causa y efecto, no podemos esperar más. Casi la mitad de
la población mundial vive de las necesidades de la otra mitad; si no es mayor el
porcentaje. Y nos preguntamos: ¿por qué el Creador Olodumare permite que sea así?
Sencillo: así está concebido dentro del proyecto universal! Nuestro planeta y su
humanidad están destinados al aprendizaje y a la preparación que permitan a los
espíritus involucrados en él evolucionar lo suficiente para acceder a otros estadios. ¿Por
qué el mundo es perfecto tal como es?; porque, se requiere de un buen campo de
entrenamiento para que el combatiente adquiera las destrezas suficientes y necesarias
que lo conduzcan a la victoria en la batalla. Nadie aprende a combatir en una sala de
internet. Nadie puede declararse honrado si no ha sido tentado por el dinero ajeno. 
“El entrenamiento debe de ser tan fuerte, que el combate parezca un recreo”. “Si quieres
la paz, prepárate para la guerra”, dicen los hombres de armas.

Nuestra humanidad debe pasar por todas las circunstancias adversas por las cuales
atraviesa; sería imposible medir la capacidad de la sensatez si viviéramos metidos en
conventos, rezando todo el día. Algunas congregaciones religiosas pregonan un mundo
futuro perfecto en el cual no se necesitarían ejércitos, policías, médicos y afines, un
mundo sin muerte, sin enfermedad y sin manifestaciones criminales…. Entonces, ¿en
qué ocuparíamos a las personas que hoy desempeñan esos trabajos y a los empleados de
las actividades conexas? ; ¿podría la humanidad evolucionar así, sin los riesgos y los
retos inherentes a su condición?; ¿Cómo medir la capacidad de resistencia de un
elemento si no tiene una fuerza opuesta que ejerza la presión?

Esta es la mejor escuela; con todas sus calamidades, sus miserias, sus contradicciones,
sus disparates, sus brotes de locura colectiva, sus manifestaciones de crueldad, sus
amenazas de confrontación global, sus aberraciones y sus momentos de dolor.

Cada vez es más costoso encontrar el verdadero amor, la felicidad, la buena salud, la
prosperidad… ¿saben por qué?, porque, las exigencias aumentan en la medida en que la
humanidad evoluciona. Es lo mismo que sucede con los procesos académicos … a
mayor grado, mayor complejidad en los temas a estudiar. Nadie puede sentirse
verdaderamente fuerte, rivalizando con un niño o con un minusválido. El mejor padre
no es aquel que entrega todo a sus hijos sin que éstos ejerzan el menor esfuerzo; porque,
esa actitud jamás les ayudará a crecer, a progresar o a evolucionar.

Nuestros retos no son los mismos que los de la edad media; ni éstos, los de la edad de
bronce… cada época tiene sus propias exigencias y los propios inconvenientes que
obligan a aprender, corregir y mejorar. La necesidad estimula a la creatividad; la
vulnerabilidad manifiesta estimula a reforzar las estrategias que garanticen la
supervivencia.

Para que el caos cumpla su misión en cuanto al crecimiento de la humanidad,


Olodumare ha destinado a sus deidades más selectas; pues, sólo con una mano dura se
puede asegurar el resultado. Si entendemos esto con tranquilidad espiritual, dejaremos
de culparlo a él (a Olodumare) por todo cuanto nos sucede.

Preguntémonos: ¿cómo encontraremos el mundo en nuestra próxima existencia? ,


¿cuáles serán los retos a los cuales nos enfrentaremos? …. Desde luego que serán
mayores y más complejos que los actuales. ¡Preparémonos desde ya!

Oluwo Oranfe Ifasina Odugbemi

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