Las quemas planificadas y prescritas, también conocidas como
fuegos controlados, se refieren al uso planificado y controlado del
fuego por un equipo de expertos bajo condiciones específicas de
temperatura, viento y humedad. La quema prescrita se utiliza para
ayudar a restablecer los ecosistemas dependientes del fuego, reducir
el riesgo de incendios forestales descontrolados y aumentar la
seguridad de la comunidad y de los cuerpos de bomberos.
Los incendios forestales, por otro lado, son fuegos no planeados,
encendidos por personas descuidadas o tormentas de rayos, bajo las condiciónes climáticas imperantes al comienzo del fuego. Los incendios forestales difieren de las quemas planificadas en términos de estrategias de manejo, costo, efectos en el ecosistema, amenazas a las comunidades y cuerpos de bomberos, y la intensidad y duración del humo.
Las quemas planificadas, cuando se usan estratégicamente y
repetidamente en áreas extensas, ayudan a mantener ecosistemas forestales sanos, reducen el riesgo de incendios descontrolados, reducen la gravedad de incendios forestales en el futuro y mantienen a nuestras comunidades y cuerpos de bomberos más seguros.