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La historia de la refrigeración es tan antigua como la civilización misma, se pueden distinguir dos
períodos:
Refrigeración natural. Relacionada totalmente con el uso del hielo.
Refrigeración artificial. Mediante el uso de máquinas.
Los períodos más sobresalientes de la evolución de la refrigeración son:
Refrigeración natural
Año 1.000 AC: Los chinos aprendieron que el uso del hielo mejoraba el sabor de las bebidas.
Cortaron hielo en invierno y lo empacaban con paja y aserrín y lo vendían durante el verano.
Para la misma época, los egipcios utilizaron recipientes porosos colocándolos sobre los techos
para enfriar agua, valiéndose del proceso de enfriamiento que generaba la brisa nocturna.
Durante el imperio Romano, estos hacían bajar nieve y hielo de las montañas por cientos de
kilómetros, colocándolos en pozos revestidos de paja y ramas y lo cubrían con madera.
Durante la edad media, los pueblos aprendieron a enfriar las bebidas y alimentos, observando
que durante el invierno los alimentos se conservaban mejor.
Durante 1626, Francis Bacon trató de preservar un pollo llenándolo con nieve.
Refrigeración artificial
En 1834, Jacob Perkins solicitó una de las primeras patentes para uso de una máquina práctica
de fabricación de hielo.
En 1880, Carl Linde inició el progreso rápido de construcción de maquinaria de refrigeración en
base a la evaporación del amoniaco.
También en 1880, Michael Faraday, descubre las leyes de la inducción magnética que fueron las
bases en el desarrollo del motor eléctrico.
En 1930, químicos de Dupont desarrollaron los refrigerantes halogenados.
Desde entonces se creyó haber encontrado en los refrigerantes halogenados la panacea en la
refrigeración; por su seguridad, no toxicidad, no inflamabilidad, bajo costo y fácil manejo, entre otras
ventajas.
1974 Los científicos Sherwood Rowland, Paul Crutzen y Mario Molina advirtieron el daño que
estaba sufriendo la capa de ozono, la cual protege a la Tierra de los rayos ultavioletas provenientes del
sol, debido a los gases emanados desde la Tierra. Esta teoría permitió detectar el peligro inesperado
causado por la emisión de clorofluorocarbonos, mejor conocidos como CFCs, los cuales son
compuestos químicos muy estables y biológicamente inertes que resultan ideales para su uso en
sistemas de refrigeración y aire acondicionado, entre muchas otras utilidades industriales.
De no haber dado estos científicos la señal de alerta, el ecosistema terrestre hubiera sufrido un
daño irreparable, ya que los CFCs permanecen en la alta atmósfera (estratosfera) durante décadas
enteras. Por esta aportación al mundo, estos tres investigadores recibieron el premio Nobel de Química
1995.
Cada molécula de estos compuestos que escapan de algún sistema de refrigeración o de aire
acondicionado tiene la capacidad de destruir miles de moléculas de ozono estratosférico, el cual
absorbe una enorme cantidad de rayos ultravioleta del sol, los cuales son causantes del incremento en la
incidencia del cáncer en la piel, cataratas en los ojos, baja en el sistema inmunológico, daños a
cosechas y ecosistemas marinos y terrestres. Por ello, la capa de ozono es fundamental para preservar la
vida sobre la superficie terrestre.
No fue sino hasta los años 80 cuando los científicos advirtieron sobre los efectos dañinos de
algunos productos químicos sobre la capa de ozono en la Antártida, preocupación que condujo a la
selección de las sustancias potencialmente activas que podrían estarlo generando. Desde entonces, los
refrigerantes halogenados principalmente (aunque no son los únicos), quedaron señalados como los
causantes de tales efectos.
En la década de los años 80, investigadores de diversas instituciones científicas organizaron
expediciones a los lugares más afectados y confirmaron la hipótesis sobre la vulnerabilidad de la capa
de ozono a la emisión de CFCs. Con todas estas evidencias, un grupo de naciones tomó la decisión de
firmar el Protocolo de Montreal, acto que se llevó a cabo el 16 de septiembre de 1987, en Montreal,
Canadá, y cuyo objetivo es la regulación y reducción de la producción y consumo de Sustancias
Agotadoras de la capa de Ozono (SAOs). Actualmente cuenta con 191 países afiliados, y es
considerado el acuerdo internacional más exitoso en la historia de las Organización de las Naciones
Unidas.
El proceso de reducción progresiva de la producción y el consumo de SAOs se inició a
principios de 1996 en los países desarrollados. Por su parte, el Protocolo contempla plazos de
reducción gradual del consumo de SAOs para los países en desarrollo, aplicando el principio de
responsabilidad compartida pero con compromisos diferenciados. Particularmente, la disminución del
consumo de CFCs se determinó tomando en cuenta con base el consumo promedio de los años 1995-
97, y a partir de ese consumo las reducciones se fijaron de la siguiente forma:
El 50% de reducción en 2005. El 85% de reducción para 2007 y en 2010 está prevista la eliminación
definitiva.
Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono. Gaceta Oficicial 38.118 del 19
de julio de 1988. Acordado en 1985, establece el compromiso de relizar las investigaciones científicas
con el objetivo de mejorar el conocimiento de los procesos atmosféricos y desarrollar posteriores
protocolos para controlar las sustancias agotadoras de la capa dee ozono. Actualmente, 190 países han
ratificado el Convenio de Viena.
En 1997, con motivo de la celebración de los 10 años del Protocolo de Montreal, se acuerda la
Enmienda de Montreal, que establece la obligación de contar con un sistema de Licencias o similar,
que permita controlar las exportaciones e importaciones de las sustancias, con el propósito de combatir
el tráfico ílicito de las mismas.
En 1999, se acuerda la Enmienda de Beijing, que perfecciona el calendario de eliminación de
los HCFC y del Bromuro de Metilo.
El 11 de diciembre de 1992 se acordo el convenio para combatir el Cambio Climático Global y luego
en 1997 se acuerda el Protocolo de Kioto que fija un calendario para reducir progresivamente las
emisiones de gases de efecto de invernadero, estableciendo obligaciones diferentes para países
desarrollados y en desarrollo. Es importante señalar que en el Protocolo de Kioto figuran no solo los
CFC y HCFC sino también los sustitutos HFC, para combatir la destrucción de la capa de ozono y el
calentamiento global.
Posteriormente, en noviembre de 2017 se añadió la última de las medidas del Protocolo de
Montreal, la llamada Enmienda de Kigali, con objetivo de reducir tanto la producción como el
consumo de los denominados gases hidrofluorocarbonos (HFC) y sus productos, generados
principalmente en los acondicionadores de aire y refrigeradores. Dicha enmienda entró en vigor el 1 de
enero del presente 2019, proponiendo concretamente la reducción de dichos gases HFC al 80%,
evitándose así, la emisión a la atmósfera de alrededor de 70 millones de toneladas del equivalente CO2,
entre los años 2020 y 2050.
A
continuación
gráfica
referente a
los efectos
del
Protocolo de
Montreal.
Figura 1. Efectos del Protocolo de Montreal
Efectos del Protocolo de Montreal. El objetivo del Protocolo de Montreal es disminuir la concentración
de cloro y bromo en la estratósfera. Por esa razón se regula la producción y consumo de sustancias
agotadoras de ozono. En la parte superior se muestran los pronósticos de concentraciones de cloro
efectivo en la estratósfera considerando (1) la no existencia del Protocolo, (2) solamente el Protocolo
de Montreal de 1987, y (3) el Protocolo con sus Enmiendas y Ajustes. Los nombres de las ciudades y
los años indican dónde y cuándo se incorporaron los cambios al Protocolo de 1987. La cantidad de
cloro efectivo en la estratósfera que se considera aquí es el del efecto combinado de las sustancias de
cloro y bromo. Sin el Protocolo, las sustancias halógenas estratosféricas habrían aumentado
significativamente en el siglo XXI. La línea de"emisión cero" muestra la cantidad de cloro efectivo en
la estratósfera si todas las emisiones fueran reducidas a cero comenzando en 2003. La parte inferior de
la figura muestra cómo se incrementarían los casos de cáncer de piel si no hubiera regulación y cómo
disminuirían con las normas del Protocolo.
Conceptos básicos.
Refrigeración
Se define como la extracción de calor de una sustancia para mantenerla a una temperatura
convenientemente baja, inferior a la temperatura del medio ambiente.
El crecimiento en el uso de aire acondicionado tiene asociados importantes impactos
ambientales debido a las emisiones de GEI durante la generación de electricidad y al uso de
refrigerantes que agotan la capa de ozono.
El comportamiento del refrigerante al interior de las instalaciones de refrigeración y
climatización, depende principalmente de sus características termodinámicas acompañadas de la
aplicación y del sistema constructivo de los equipos. Un buen rendimiento del refrigerante representará
no solamente un sistema termodinámico más eficiente sino más amigable con el ambiente al estar
directamente relacionado con el consumo energético del sistema.
Un refrigerante es un producto químico líquido o gas, fácilmente licuable, que se utiliza para
servir de medio transmisor de calor entre otros dos en una máquina térmica, y concretamente en
aparatos de refrigeración. Los principales usos son los refrigeradores y los acondicionadores de aire.
Características de los refrigerantes:
Punto de congelación: Debe ser inferior a cualquier temperatura que existe en el sistema, para
evitar congelaciones en el evaporador.
Calor específico: Debe ser lo más alto posible para que una pequeña cantidad de líquido
absorba una gran cantidad de calor.
Volumen específico: El volumen específico debe ser lo más bajo posible para evitar grandes
tamaños en las líneas de aspiración y compresión.
Densidad: Deben ser elevadas para usar líneas de líquidos pequeñas.
La temperatura de condensación, a la presión máxima de trabajo debe ser la menor posible.
La temperatura de ebullición, relativamente baja a presiones cercanas a la atmosférica.
Punto crítico lo más elevado posible.
No deben ser líquidos inflamables, corrosivos ni tóxicos.
Dado que deben interaccionar con el lubricante del compresor, deben ser miscible en fase
líquida y no nocivos con el aceite.
Los refrigerantes, se aprovechan en muchos sistemas para refrigerar también el motor del
compresor, normalmente un motor eléctrico, por lo que deben ser buenos dieléctricos, es decir,
tener una baja conductividad eléctrica.
Existen varias formas de clasificar los refrigerantes según diferentes criterios:
De acuerdo con su composición química relacionada directamente con el grado de destrucción de la
capa de ozono.
De acuerdo con su función, dependiendo si se usa directamente en el sistema, o si es solo un agente
para transportar el frío que se produce con otro refrigerante.
De acuerdo con el grado de seguridad, teniendo en cuenta su toxicidad, reactividad y límites de
explosión.
Tipos
Por su composición química
Los inorgánicos, como el agua, el Amoniaco o el dióxido de carbono.
Los de origen orgánico (hidrocarburos y derivados).
Los CFC's, Clorofluorocarbonos, perjudiciales para la capa de ozono.
Los HCFC's, Hidroclorofluorocarbonados.
Los HC: Hidrocarburos (alcanos y alquenos).
Las mezclas, azeotrópicas (R5XX) o no azetrópicas (R4XX).
de este índice en base a una molécula de referencia, el CO2 , y para duraciones bien determinadas (20,
Caso Práctico
Caso representativo de empresa chilena de proceso (en concreto cereza) fresca, donde los sistemas
frigoríficos funcionan con HCFC o HFC y dispones de diversas cámaras de temperatura positiva. Se
trata de la introducción de refrigerantes con bajo o nulo potencial de calentamiento global (GWP) en la
producción y exportación de alimentos procesados, para demostrar la eficacia y la mayor eficiencia
energética de los sistemas de refrigeración funcionando con refrigerantes naturales de nulo o bajo
GWP, como el amoniaco, los hidrocarburos, el CO2 , y otras soluciones como las hidrofluorolefinas
(HFO).
Solución:
Para la estimación de las emisiones de CO2 - equivalentes se utilizará el concepto de TEWI (Total
Equivalent Warning Impact), que tienen en cuenta las emisiones directas e indirectas.
TEWI = Impacto de las pérdidas por fuga + Impacto de las pérdidas recuperadas + Impacto del
consumo eléctrico.
Im pacto de las pérdidas por fuga = G W P ∗ L ∗n
Donde:
Clases de refrigerantes
DENOMINACIÓN DE LOS REFRIGERANTES
La nomenclatura de los refrigerantes corresponde a algunas características de su origen las cuales
conforman las series que se conocen universalmente, tal como se muestra en la tabla 1 de la
clasificación del estándar 34 de la Sociedad Americana de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y
Aire Acondicionado – ASHRAE.
El 134a,
en
equipos
de aire
Referencias.
1. Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). (2006). Buenas prácticas en
Sistemas de Refrigeración y Aire Acondicionado. [ Consulta: 2020, Enero 09]
https://www.slideshare.net/ingenierogildardo/manual-buenas-practicas-en-sistemas-de-refrigeracin-y-
aire-acondicionado
2.- Puebla, J. Manual de Buenas Prácticas en Refrigeración. [ Consulta: 2020, Enero 09]
https://www.slideshare.net/BASINYER/libro-refrigeracin-buenas-practicas