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Revista Espiga

ISSN: 1409-4002
revistaespiga@uned.ac.cr
Universidad Estatal a Distancia
Costa Rica

Alvarado Vega, Óscar


La paradoja de la voluntad en Schopenhauer: la manifestación de una no escogencia
Revista Espiga, núm. 18-19, enero-diciembre, 2009, pp. 183-194
Universidad Estatal a Distancia
San Pedro de Montes de Oca, Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=467847231012

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La paradoja de ABSTRACT
The text attempt to affect a reading of the

la voluntad en will concept in Schopenhauer, fundamen-


tal in his mind, and to place in discussion

Schopenhauer: this concept

la manifestación KEYWORDS
The will concept in Shopenhauer, world,
de una no representation, Perception.

escogencia INTRODUCCIÓN
Óscar Alvarado Vega * ¿Se puede evitar la no escogen-
cia? Escoger o no escoger. Muy al
“estilo hamletiano” en cuanto a
la duda, la paráfrasis nos permi-

APORTES
RESUMEN
te acercarnos de alguna forma al
Este texto intenta efectuar una lectura del
pensamiento de Schopenhauer en
concepto de Voluntad en Schopenhauer,
fundamental para su pensamiento, y poner
relación con el tema de la voluntad
en discusión este concepto. y sus posibilidades, discusión más
que profusa y no acabada en este
corto texto.
PALABRAS CLAVES
Voluntad, Schopenhauer, mundo, repre- Motivar en cuanto a este abordaje
sentación, percepción es ya un logro importante, y el
genio de este gran filósofo requie-
re un acercamiento permanente
cuando de discutir en torno a este
se refiere.

¿Cabe pensar cierta manifestación


* Licenciado en Filología Española,
de lo religioso como valor por la
Máster en Literatura Latinoamérica.
Doctor en Estudios de la Sociedad y la vida cuando quien se expresa de
Cultura. Docente de la Universidad de esa forma es un ateo manifiesto?
Costa Rica, e investigador en la UNED. ¿Es la preocupación por la mise-
Rec. 27,11, 08 Acep. 16-9-09 ria humana un asunto netamente
cristiano? ¿Produce una actitud

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pesimista ante la existencia y la de estas representaciones. Ahora
esclavitud enajenante, aun cuando bien, la Voluntad, por lo tanto, es
no se perciba, una prueba en el en este la Cosa en sí, como mani-
fondo propia de una preocupación festación última y englobadora del
por el ser humano? ¿Es la volun- mundo del ser humano. El hombre
tad una vía propia de libertad o debe sufrir, pues esa es su carac-
no es más que una “presencia” terística inherente, de la cual no
engañadora de algo que el hombre logra evadirse. La felicidad, para
cree que le pertenece cuando no el hombre, apunta este filósofo
es más que una mentira a la que alemán, es apenas pasajera, por
se aferra desesperadamente? De lo cual se vuelve imposible, casi
alguna manera, estas han de ser inexistente. Su pesimismo es tal
las interrogantes que circunden, que incluso llegará a señalar:
penetren, contesten o pongan en
entredicho el desarrollo de este “Si Dios ha hecho este mundo, yo
trabajo. Nuestro particular interés no quisiera ser Dios. La miseria
es el de darles una respuesta, o en del mundo me desgarraría el cora-
gran medida intentar un diálogo zón.” (1979: 13)
con estas, de tal forma que se
produzca un resultado en torno al
concepto de voluntad y a su asun- Elementos
ción dentro del ser del hombre. A introductorios
ello, pues, hemos de dirigirnos. La santidad y la sabiduría, como
signos de quienes están más allá
El pensamiento de Schopenhauer de esta fatalidad existencial, se
(1788-1860), filósofo y pensador convierten en los únicos para
alemán está centrado en una serie Schopenhauer que logran evadir
de aspectos de los cuales destaca el tal vacío, por lo cual se convierten
peso del pesimismo y la voluntad, en privilegiados. La existencia, el
como substancia que engloba todo, devenir del hombre, por lo tanto,
ello sin dejar de lado el concepto está marcada por el dolor, por
del mundo como representación, la carencia de esperanza, en un
como una suma de fenómenos mundo en el cual las mujeres se
derivados o constituidos por múl- convierten en seres aborrecibles.
tiples apariencias sensoriales, en No es casual el odio que sostenía
las cuales interviene incluso nues- por su madre, con la cual vivió en
tro propio cuerpo como una más

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permanente conflicto después de cabe indicar la extensión que posee
la muerte del padre. ésta, inconmensurable, y que se
presenta en todas las prácticas del
Ahora bien, dentro de la concep- hombre, y más allá, pues incluye a
ción de esta Voluntad y de la repre- los animales y a los objetos, como
sentación de la cual ha de hablar, se presenta a continuación:
como parte esencial de la percep-
ción del individuo, Schopenhauer Primero nos conocemos a noso-
señala que esta representación tros mismos como voluntad. No
tiene dos aspectos: el sujeto de la sólo nuestro querer conscien-
representación, que es el cognos- te, que es el que de ordinario
cente, pero no es objeto de conoci- se designa estrictamente como
voluntad, sino en general todo
miento, y un segundo aspecto que
desear, anhelar, esperar, amar,
es el objeto de la representación.
odiar, resistir, rehuir, llorar,
Dos elementos, por lo demás, que sufrir, conocer, pensar, repre-
no pueden prescindir uno del otro, sentar; en una palabra, nuestra

APORTES
y son fundamentales dentro de su vida entera es vivir, es voluntad.
hacer filosófico. Nuestro mismo cuerpo no es
otra cosa que una objetivación
En esta relación de representación, de la voluntad. Nuestra volun-
la vigilia y el sueño carecen de tad de andar se nos muestra
diferencia notable, con la salvedad como pie; nuestra voluntad de
de que la vida posee mayor con- agarrar, como mano; la de dige-
tinuidad y conexión interior. Así, rir, como estómago; la de pensar,
dentro de este universo de repre- como cerebro. Y así es la volun-
tad “lo más íntimo, el núcleo de
sentación, de los cuales el hombre
cada individuo, y, asimismo, del
mismo forma parte esencial, en
todo”. Pues, con un argumento
tanto constituye su propio mundo analógico, Schopenhauer trans-
representado, la voluntad impele a fiere a la realidad del mundo la
este establecer las representaciones idea de que cada individuo es
que manifiesta como tal. De allí la vivencia y voluntad. La volun-
fuerza emanada de la Voluntad tad está en la base de todos los
hacia el mundo de los hombres, de fenómenos del mundo y consti-
los objetos y de los animales. tuye el más íntimo ser de todos
ellos, desde la fuerza de grave-
En relación con esta fuerza de dad hasta la conciencia humana.
la Voluntad, perenne, manifiesta, Las fuerzas de la naturaleza, la

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gravitación, fuerza centrífuga y allá de este, por lo que se reafirma
centrípeta, polaridad, magnetis- nuevamente. Su libertad de mani-
mo, afinidad química, el crecer festación le permite ello. No es un
de las plantas, su tendencia a la fenómeno e incluso está fuera del
luz, el instinto de conservación
espacio. De allí que insistamos en
y el instinto total de la vida,
la idea de la esencia misma que la
todo es voluntad.”(Hirschberger
caracteriza. Esta voluntad, enton-
1960: 259)
ces, se manifiesta de dos formas: el
yo que nos ofrece una cara exterior,
La voluntad de la cual percibimos la represen-
y sus implicaciones tación, y nos percibimos; y la otra
que corresponde a la interior, y
La Voluntad en Schopenhauer se
es de la cual emana la profunda
sustrae al tiempo, al espacio y a
voluntad de vivir. Es una volun-
la causalidad, que constituyen el
tad que se manifiesta absoluta-
principium individuationis, pues da
mente en todos los seres, eterna e
paso a la individuación y se consti-
infinita, insaciable e inconsciente,
tuye en una para todos los seres.
instintiva, ilimitada, a la cual nos
aferramos con todas nuestras fuer-
Por otra parte, para él Kant y Pla-
zas. Al ser una sola la Voluntad,
tón fueron sus autores predilectos,
la multiplicidad de los individuos
ante los cuales manifiesta su sim-
se torna mera apariencia, pues en
patía; en el caso de Kant, específi-
realidad son el espacio y el tiempo
camente, pues comparte con este
el principium individuationis. Al ser
la idea de que el mundo es, ante
los sujetos meramente fenómenos,
todo, fenómeno; de Kant recoge el
estos pueden desaparecer, pero la
concepto de Idea y lo aplica a su
voluntad continúa, pues en indes-
filosofía a su manera. Su afirma-
tructible.
ción en torno a la Voluntad como
la esencia misma del mundo, se ha
Esta Cosa en sí, este Nóumeno
de señalar, es lo que corresponde a
kantiano, esta voluntad schopen-
la Cosa en sí de la que habla Kant.
haueriana, es lo que se presenta
Esta Voluntad es, por su parte,
como una manifestación que no
indestructible, carece de tiempo
puede no darse. La Voluntad está
y acoge a los seres conscientes de
en el hombre aun cuando éste no la
esta y a los que no lo son. No se
perciba conscientemente, pues de
halla en el tiempo, pues va más
alguna forma es parte inherente de

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este y de los demás seres; está allí sible para aquellos que tampoco
aunque no se pueda palpar, pues comprenden que con esa hipóte-
tal como lo señalamos, se encuen- sis (que pretenden sea una expli-
tra más allá del espacio y del tiem- cación) del creador personal no
han conseguido otra cosa que
po. Voluntad y cuerpo conviven
hacer retroceder por un instante
en el sujeto, en el individuo como
el problema, sin resolverlo en
una forma indivisible, a tal grado
modo alguno.” (Ruiz Cadalso
que el mismo Universo, como se 1947: 129)
presenta en su obra cumbre, El
mundo como voluntad y representa- Por otra parte, la voluntad es el
ción, es apenas una objetivación de gran centro de su filosofía, auna-
ésta, de allí su preeminencia. Para da al pesimismo, a la concepción
Schopenhauer, la Voluntad, aun de mundo y de imaginario que
cuando precede los actos del hom- conforman la percepción schopen-
bre y está íntimamente ligada a haueriana, los cuales se consti-
éste, es inasible e incomprensible. tuyen en lo que ha de ser pensa-

APORTES
Se separa esta concepción de la de miento, su visión de mundo, que
una visión teológica o religiosa, es plena y manifiesta en sus textos.
para la cual tampoco cabe una La manifestación de esta Voluntad
satisfactoria explicación: va acompañada de este pesimis-
mo, también inevitable, contra el
Según la doctrina de cual nada se puede, pues su pre-
Schopenhauer, la Voluntad
sencia implica la condición de un
(tomando este término en el
mundo pleno de vicios, de antiva-
amplísimo sentido que él le da)
es capaz de obtener directamen-
lores, por lo que intenta consagrar
te, esto es, sin el auxilio de la sus esfuerzos, independientemen-
inteligencia, los fines que persi- te de cuánto logre, al logro de un
gue, y tan es así, que ha podido mundo mejor para todos, dejando
crear, y sigue conservando, el de lado su interés personal. La
mundo entero. Esta teoría es, derrota, sin embargo, es palpable,
ciertamente, contraria a la de un y éste lo sabe. Este pesimismo
ser personal, dotado de inteli- implica un dolor existencial y una
gencia infinita y omnisciencia, búsqueda de satisfacciones que
que lo ha creado y lo sostiene no son más que aislados oasis en
todo y sin cuya voluntad parti-
medio del desierto de insatisfac-
cular “no se mueve ni la hoja del
ciones. Una y otra vez ha de volver
árbol”; es, además, incompren-

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el sufrimiento, pues el colmar un espejo de la voluntad, y la “volun-
placer impide que este se sosten- tad de vivir” es una redundancia
ga; lo que sobreviene es un nuevo de esa voluntad a la cual se aferra
vacío que debe ser saciado, una el hombre. Es por ello que esta,
nueva búsqueda. Por ello, el pla- paradójicamente, deviene mal y
cer es negativo, pues si a un deseo dolor, pues el hombre desea el pla-
satisfecho no sigue otro, el vacío cer, que no es sino momentáneo,
se torna insoportable y se produce incluso por encima de los demás
un hastío que no deja paso a la hombres, lo cual lo vuelve egoísta,
tranquilidad. Así, la vida es dolor y lo hace olvidarse de los demás
y hastío, de acuerdo con Schopen- por centrar sus esfuerzos en com-
hauer. Ante ello, lo religioso como placer su interés vital, casi instinti-
tal adquiere un cariz muy particu- vo, lo cual no lo diferencia en gran
lar, distante de la percepción neta- medida de los demás animales.
mente cristiana, en la medida en Luego de esta complacencia, por
que la voluntad en Schopenhauer lo tanto, ha de devenir la infeli-
desplaza la concepción divina que cidad, pues el placer satisfecho,
plantea el cristianismo en su per- después de acabado, provoca una
cepción de lo sacro. nueva vida. Curiosamente –por no
definir en términos de desgracia-
Ahora bien, dentro de este mundo la satisfacción de un deseo, que
en el cual priva la voluntad se es solo retazos de una búsqueda
halla también la representación permanente que no culmina, en
como característica inherente a la vista de que jamás es completa-
filosofía schopenhaueriana, como mente saciado, da lugar a perma-
presencia múltiple, aparente y nentes carencias, y de allí a una
falaz, según lo señala en su texto interminable infelicidad y al pesi-
Sobre la cuádruple raíz del principio mismo schopenhaueriano. Vivir es
de razón suficiente. Detrás de esta entonces un continuo dolor. Solo el
apariencia está la realidad, indica, advenimiento, por lo demás tam-
y que corresponde a la volun- bién pasajero, de la contemplación
tad, propia del hombre como ser artística, ha de ayudar a paliar en
volente. Ello corresponde incluso parte este eterno sufrimiento, que
a un predominio de la Voluntad sin embargo no acaba allí.
por encima de la misma inteligen-
cia. El mundo como fenómeno, de Esta eliminación de la voluntad
acuerdo con este, no es más que un daría paso a la eliminación del

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mundo, de las ideas, del sufri- dentro de la cual el instinto actúa
miento, etcétera señala, lo cual como uno de los tantos elementos
daría lugar a una liberación últi- o componentes de ésta. Lo anterior
ma, que, sin embargo, al liberar al revela, por lo tanto, que la volun-
sujeto, también lo elimina. El linde tad de vivir no es consecuencia
con una manifestación religiosa del mundo, sino que es el mundo
de la liberación parece cercano; no una consecuencia de esta voluntad
obstante, no es ello la intencionali- de vivir. Es así como incluso en
dad de Schopenhauer, pues su dis- animal, sin conocer plenamente la
curso no es teológico, sino que se significación de la muerte, rechaza
halla del lado de la reflexión y lejos estay se apega con todas sus fuer-
de un premio y un existir como el zas al instinto de la sobrevivencia,
que corresponde al del cristiano, al apego a lo vital.
por ejemplo, ente convencido de
una recompensa en el más allá, a Por otra parte, el asceta, como tal,
cambio de una vida limpia, plena posee la fortaleza para negar la

APORTES
y santa, lo cual no pasa en el plan- voluntad y, por lo tanto, la ani-
teamiento que nos ofrece este pen- quilación, no la búsqueda de un
sador alemán. ser divino, lo que reafirma que
su vocación no es lo divino, y ello
Es así cómo la voluntad schopen- es precisamente la percepción de
haueriana se constituye en una sed Schopenhauer; lo religioso queda
de vida, un deseo de satisfacción de lado, pues el hombre es lo
de lo corporal, aunque ello impli- realmente importante, pese a su
que la infelicidad de los demás. pesimismo. De hecho, ni siquiera
Es una necesidad de vida aún en el suicidio es un escape a la volun-
las situaciones límite, en medio de tad, pues ello reafirmaría más bien
la mayor miseria o degradación, la manifestación de esta. La mise-
pero Voluntad, al fin, de existir. ria humana no permite, por lo
Es la omnipresencia de la indivi- tanto, encontrar la felicidad, sino
dualidad que raya en un egoísmo que confirma la desesperanza del
exacerbado, egoísta, propio de esta pensamiento de este. Ante tal pers-
voluntad de autoafirmación, que pectiva, esta voluntad choca contra
se confirma incluso este pensador la razón, pues es incomprensible
aclara que la inteligencia pasa a un una relación entre estas, en tanto
segundo plano en relación con la la segunda rechaza la existencia
Voluntad, verdadera fuerza vital, de lo infrahumano, de la soledad,

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del egoísmo, del abandono, del ser viviente. Como ya queda
odio, de la derrota, y tantas otras dicho, el temor de morir es inse-
manifestaciones que no calzan con parable de esa voluntad, porque
lo que debiera ser la grandeza de ésta es voluntad de vivir, porque
en su más recóndita esencia está
una humanidad sujeta a la derrota.
la aspiración a la vida y a la
Ante esto, vale la pena citar una
observación y porque la inteli-
de las razones por las cuales la
gencia no le pertenece desde su
voluntad enarbola su estandarte y origen, sino que ha sido adqui-
se convierte en non plus ultra de la rida luego que aquella se obje-
defensa desesperada del individuo tivó en una criatura racional, y
por la autoconservación: cuando esta criatura, por causa
de esa objetivación ve que la
...no somos nosotros quienes muerte aniquila este fenómeno,
queremos; en nosotros quiere con el cual se ha identificado y al
esa universal Voluntad de vivir, cual se ve limitada, todo su ser
que actúa en nosotros, inexora- hace una resistencia desespera-
ble y violenta, y en cuyo servicio da. (Marías 1950: 1844)
nuestra inteligencia inventa los
mil objetivos que deben llenar
la existencia en cada momento,
El ente
crea, sin darse cuenta, pretextos schopenhaueriano
más o menos especiosos para El ente, cualquiera que sea, no
dar una razón de ser y una fina- renuncia, entonces, a su vitalidad,
lidad inteligible a la que no tiene sino que manifiesta un apego a la
finalidad ni valor. (Lamanna vida, con la esperanza de salir ade-
1969: 151)
lante posteriormente, pero en prin-
cipio aferrándose a aquello que
En plena concordancia con esta
le ha de permitir existir: su vida.
cita, podemos proponer también
Es esta la mayor afirmación de la
la siguiente, la cual termina de
Voluntad. La esencia del mundo
reafirmar este concepto del apego
es entonces la Voluntad, como ele-
desesperado a la vida y el temor a
mento que preserva la continuidad
la aniquilación:
del individuo y de la especie.
No es la parte conocedora del
yo la que teme la muerte: la fuga
Schopenhauer señala que el sujeto
mortis procede sólo de la ciega volente es ello y no sujeto cognos-
voluntad de que está lleno todo cente, y jamás puede ser él mismo

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representación u objeto. Para él, si tente, en tanto en las dos priva el
un objeto carece de representación, deseo de sobrevivir aun a costa de
no tiene sentido alguno, pues nada los demás, de quienes nos rodean.
escapa de tal condición. Y es que Así, el individuo es apariencia
este ve a la voluntad como, según de esta Voluntad universal, y en
lo señala José Antonio Míguez, “... medio de ello busca, no obstante,
una naturaleza primigenia o reino liberarse del dolor y redimirse del
absoluta y espontáneo del deber mal. Esta manifestación casi ciega
ser.”(Schopenhauer 1982: 21) de la Voluntad no obvia para que,
de acuerdo con algunos estudiosos
La fusión que se presenta en el de este filósofo alemán, esta posea
individuo (indivisible como pare- también un principio de raciona-
ce apuntarlo la composición del lidad, pues encuentra su objeti-
término) entre corporeidad y cons- vación en el mundo de las ideas,
ciencia, posibilita que lo observado sin dejar de lado la tendencia a la
o percibido por este se constituya consciencia del y a la inteligencia

APORTES
en representaciones, en fenómenos que brotan también del ser. Al
que han de constituir su mundo. actuar su libertad, al permitir que
ésta se manifieste, el hombre, el
Lo anterior incluso se refuerza por individuo experimenta una culpa
el hecho de que, de acuerdo con al pasar del mundo inteligible al
la filosofía schopenhaueriana, el mundo sensible en lugar de per-
amor que brota de los sujetos o manecer en el plano de las ideas.
individuos es apenas la excusa a la Ello por cuanto el querer vivir,
cual recurre la Voluntad con el fin por sí mismo, se convierte en esa
de conservar la especie mediante culpa contra la cual debe enfren-
la reproducción. Esto nos lleva a la tarse el individuo. Para nosotros es
afirmación de que no somos noso- casi imposible escapar a la Volun-
tros quienes escogemos a volun- tad, lo cual no implica que no se
tad, sin la Voluntad como energía, pueda lograr, y el suicidio no es
como razón de ser, como fuerza una manifestación de esta salida,
generadora, quien nos escoge a pues la Voluntad permanece incó-
nosotros, con lo cual se vuelve lume. Se debe optar por lo que
permanente, infinita. Ante esto, la Schopenhauer ha dado en llamar
diferencia entre el amor y el egoís- “Noluntas”, es decir, la negación
mo, aparentemente inconmensu- de la Voluntad, el No querer; en
rable, se convierte en apenas exis- otras palabras, negar la Voluntad y

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su manifestación. De tal manera, la cristianos, de lo cual Schopenhauer
primera forma de liberación se da era gran conocedor en el primer
a partir del arte y su contempla- aspecto. Esta es una posición que
ción, y de la creación estética que, nada tiene que ver con una incli-
paradójicamente, son momentos de nación cristiana, pues de hecho se
“éxtasis” que solo existen durante define como ateo. Es simplemente
el período de contemplación, y en un deseo de superar la individua-
los cuales deja de privar el objeto y ción y lograr este Nirvana. En otras
emerge la idea, que provoca que el palabras, se ha de separar el “velo
sujeto se convierta en cognoscente. de Maya”, que no es otra cosa que
En segundo lugar se halla la moral la apariencia o la ilusión, engañosas
de la justicia y la compasión, en la o falaces, propias de un mundo de
cual se experimenta la compasión y mera representación, tal como lo
la caridad como formas de identi- señala al inicio de su obra maestra.
ficar nuestro YO con los otros YO, “El mundo es mi representación...”.
que nos rodean. Finalmente, se halla De allí que señale que se aleja de lo
la ascesis, por cuanto la moral tam- religioso en tanto lo conocido debe
bién carece de una salida plena, por servirle para conocer lo desconocido
lo que el sujeto, en esta última debe y no al revés; por otra parte, no halla
experimentar el dolor que sufren lógica en la existencia de los males
los demás, lo cual le ha de permitir en el mundo, pese al intento de
expiar su culpa en tanto deseo de ocultación que manifiestan los cre-
vivir. Esta renuncia a la voluntad yentes o estudiosos de la teología ;
da paso a la última de estas mani- y, finalmente, porque en su filosofía,
festaciones. La castidad, es decir, la Voluntad se conoce a sí misma, lo
la renuncia a la generación, se con- que le permite negarse y efectuar la
vierte en la mayor expresión de esta salvación y conservación.
ascesis, al igual que la pobreza como
renuncia a los bienes terrenales. Esta Por otra parte, este filósofo alemán
última, por lo tanto, es la aspiración aclara que, si bien el cristianismo
a la Nada y, entonces, implica renun- se refiere también a una emergen-
cia a la Voluntad. La renuncia a esta cia de la voluntad, esta, no obs-
Voluntad de existir ha de constituir- tante, funciona de forma diferente
se o lindar al menos, en el Nirvana, a su filosofía, es decir, se halla en
concebida por lo sabios de la lite- otro plano conceptual:
ratura india, y con la misma idea
con que la entendieron los monjes

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El teísmo hace nacer también el cristianismo, hasta el supremo
mundo de una voluntad; es una ascetismo, están basados en mí
voluntad que guía los planetas sobre la razón y la conexión
en sus órbitas y produce una de las cosas, mientras que en
naturaleza sobre su superficie. el cristianismo lo están sobre
Pero el teísmo, de una mane- meras fábulas. La fe en éstas
ra infantil coloca esta voluntad desaparece, cada vez más; por
fuera, y sólo la hace actuar sobre esos tendrán que volverse hacia
las cosas de un modo indirec- mi filosofía: Los panteístas no
to, mediante la intervención pueden tener una moral seria,
del conocimiento y de la mate- porque, para ellos, todo es divi-
ria, según el modo de proceder no y excelente. (Schopenhauer
humano. En mí, por el contra- 1982: 183)
rio, la voluntad actúa menos
sobre las cosas que en ellas; éstas Como conclusión, debe quedar
no son más que su manifesta- claro, de acuerdo con lo señala-
ción visible. Esta concordancia do hasta el momento, que esta

APORTES
demuestra, sin embargo, que Voluntad schopenhaueriana pres-
sólo nos es posible imaginar- cinde de Dios, y se analoga con
nos lo primordial de las cosas
una ciega e irracional actividad
como voluntad. El panteísmo
de la naturaleza, a la cual queda
llama “Dios” a la voluntad que
actúa en las cosas, un absurdo
sujeto el individuo, por lo cual,
del que he hablado a menudo y insistimos, la idea de una verda-
fuerte; yo la llamo la “voluntad dera libertad es relativa, de allí que
de vivir”; porque ésta expresa deba asumir cualesquiera de las
lo último cognoscible en ella. tres vías de “liberación” apunta-
Esta relación de lo mediato con das páginas atrás. Así, la Voluntad
lo inmediato, se presenta tam- carece de causa para este pensador
bién en lo moral. Los teístas en cuanto manifestación, pues: “...
quieren una compensación entre por ser la voluntad misma la cosa
las acciones y los sufrimientos en sí y hallarse fuera de los domi-
de un ser humano, y yo tam-
nios del principio de razón, carece
bién. Pero sólo la admiten por
de causa.” (Schopenhauer 1985: 155)
medio del tiempo y de un juez
remunerador; yo, por el con-
trario, la admito directamente,
Voluntad: manifestación preexis-
demostrando que el autor del tente al sujeto y condicionadora de
acto y el que sufre es el mismo su manifestación vital.
ser. Los resultados morales del

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