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Prólogo

Con ecos surrealistas al estilo “El Almuerzo Desnudo”, el


fantasmagórico viaje ácido hecho novela de Dee Dee Ramone se publicó en
2001 (el año del 9/11) aproximadamente un año antes de su muerte por
sobredosis de heroína, unos pocos meses después de que los Ramones fueran
incluidos en el Rock and roll Hall of Fame.
Mudados al Chelsea Hotel de la ciudad de Nueva York, Dee Dee, su esposa
Bárbara y su perro (¿parlante?) Banfield, lidian con locos violentos,
travestis amorosas, fantasmas de estrellas drogonas del punk y hasta con
el mismísimo diablo en un final totalmente apocalíptico.
No puedo decir que conocía a Dee Dee o a los otros Ramones muy bien ya
que mi contribución a su película de culto Rock 'n' Roll High School fue
bastante escasa o no tener la suerte(?) de haber vivido en el legendario
Chelsea. Sin embargo pasé tiempo en mi propio Hotel del Horror, el
arruinado departamento Greystone de la calle Pine en Filadelfia alrededor
del 1965.
Las similitudes con la crónica oscura de Dee Dee son enormes menos la
presencia del diablo (creo).
Los habitantes de la Greystone eran una pícara galería de borrachos,
adictos y psicópatas de todos los colores y credos. Cierta vez la puerta
del ascensor se abrió en el piso equivocado y fui testigo de un asesinato
en progreso. El suelo estaba cubierto de sangre, la víctima se desangraba
por el golpe fatal de un extintor sostenido en alto por uno de los dos
"sospechosos" que me miraron con curiosidad. "Uy, piso equivocado" grazné
mientras apretaba el botón lo más rápido que pude. Nunca vi un policía,
nunca más supe del tema. Tan sólo un día más en la vida de un estudiante
de arte pobre que gastaba todo su dinero en entradas de cine. Chelsea
Horror Hotel me recordó aquellos días pasados y cómo, durante al menos
una parte de nuestra juventud, la mayoría de nosotros, rústicos
campesinos intentando tener éxito en la gran ciudad viviendo una especie
de peligrosa miseria que habría hecho palidecer a nuestros padres.
Al final Dee Dee resultó ser tan fascinante como novelista como bajista
y compositor. Esperemos que esta nueva edición de su única novela obtenga
una atención renovada, un costado que la mayoría de sus fans no han
visto. La gritona voz de un Lovecraft punk.

JOE DANTE
1
El demonio del alcohol

MIKE tiene sesenta y ocho años de edad. Un vagabundo, un alcohólico, para


nada fiable con un yeso sucio en la pierna que debería haber sido quitado
hace meses. Como no tiene donde vivir y todo eso, está mugriento. Me
contó que pasó veinte años tras las rejas en una prisión del estado de
Nueva York. Cuando lo vi por primera vez estaba sentado en un banco de
madera afuera de La Nouvelle Justine, un bar hétero/gay/sadomasoquista
cerca del subte de la 7th Avenue y la 23th Street.
A pesar de estar en la mala gozaba de muy buen ánimo. Tal vez porque
estaba borracho. Decía buenas frases para cada uno que pasaba pero nadie
le prestaba mucha atención porque no mendigaba. Aún así pensé que era
raro que la gente de La Nouvelle Justine permitieran que se sentara en el
banco fuera de su establecimiento. Pero lo hacían. Era un borracho
indefenso. La vida en la calle y el alcohol realmente lo habían
arruinado. A él le gustaba mi perro Banfield. Banfield es un Airedale
terrier que es un verdadero foco de atención. Tiene una sonrisa ganadora
y todo el mundo lo ama.
Esperando que Banfield diera una meada rápida pero se puso a juguetear
hasta que Mike lo llamó. De alguna forma Banfield tiró de mí con la
correa, se echó en la vereda y se puso cómodo. Mike nos había captado
casi sin esfuerzo y esto le complacía enormemente. Entonces Mike intentó
trabar conversación: "Hey ¿Cómo se llama? ¿Cómo lo conseguiste? Qué lindo
perro tenés.”
"Sí, se llama Banfield."
"¡Oh!"
"Me parece que nadie conversa seguido con vos ¿no?" Le dije. "Es difícil
¿verdad? No hablar con nadie."
Una expresión extraña apareció en el viejo rostro de Mike. Fue demasiado
para él. Sé que no soy tan normal. A veces descoloco a la gente un poco
al principio, pero Mike se acomodó y tuvimos la suerte de pasar un buen
rato.
“Esto no es muy neoyorkino” pensé para mí mismo, hablar con un extraño
en la calle. Tengo un gran corazón pero estas situaciones callejeras
suelen ir de mal en peor. Sé lo que se siente estar sin hogar y ser
rechazado pero también estaba de cara, me había bañado y no estaba con
ganas de contagiarme pulgas. Y no me gustó cuando, sin previo aviso, de
alguna manera, Mike saltó del banco de madera para un abrazo. Tuve que
sostenerlo para que no cayera en la vereda porque no podía mantener el
equilibrio sobre la pierna lastimada. Estaba muy drogado.
"¡Dee Dee sos un hombre maravilloso! ¡Que Dios te bendiga!"
Era como si un golpe de viento repentino me tirara en la cara un pañuelo
de papel empapado en orina. De todas formas me las arreglé para tener las
cosas bajo control. Luego le presté a Mike unos cuantos dólares. Yo sabía
que se iba a comprar cerveza y me pareció que estaba bien.
Esperaba en secreto que se pudiera llegar a comprar una sopa de pollo.
Mike se veía enfermo. Su cara enrojecida por el alcohol. Sus ojos estaban
hinchados y tenían pus. Estaba cubierto de vómito viejo y seco y el yeso
en su pierna era de un color amarillo horrible de tanto orín.

Más tarde, esa noche, sentado en mi habitación empecé a preocuparme por


él. Era en agosto pero era una noche fría. Mi esposa Bárbara, la bomba
latina que vive conmigo, dormía desnuda a excepción de su bombacha. No sé
por qué las mujeres siempre se las vuelven a poner. Todo estaba en
silencio.
Gracias a Dios tenemos un hogar, pensé, mientras Banfield se me arrimó
delante de la televisión.

Veía a Mike todos los días en el barrio. Él intentaba ocuparse de sus


asuntos pero resulta que era una monstruosidad tal que la policía lo
tenía que ahuyentar de la calle Veintitrés de vez en cuando.
Le costaba un gran esfuerzo levantarse e irse pero no discutía con la
policía y dejó su lugar en la vereda para cruzar la calle. Lo que estoy
tratando de decir es que no parecía haber ningún tipo de violencia en él,
lo cual puede ser una muy buena defensa en la ciudad de Nueva York. Estoy
seguro y apostaría por ello, que en sus días, Mike había hecho todo lo
que un mal hombre puede hacer. Una vez lo vi como a las siete de la
tarde. Estaba a punto de llover. Todo el mundo había salido del trabajo
ya y se habían ido. La ciudad estaba tranquila. La gente estaba cenando a
esa hora y mirando televisión.
"Mike ¿Dónde vas a ir?"
"Oh, voy a dormir en el metro esta noche por la lluvia. "
"¿Vas a estar bien?" Le pregunté.
"Oh, sí" Respondió. "Estaré bien. "
"Está bien, nos vemos", dije. "Vamos, Banfield," Me convencí tratando de
concentrarme en ir a casa en vez de estar oliendo la basura que desborda
las bolsas de plástico negro apilados de la 23th Street. Yo quería volver
a casa a las ocho en punto. Esa es mi meta todos los días. Las ocho es la
hora de mirar televisión.

Tarde en la noche los cirujas salen a buscar botellas y latas en las


bolsas de basura. Hay bastante ruido fuera de mi ventana toda la noche.
Por la mañana cuando saco a Banfield toda la calle es un quilombo muy
maloliente. Vidrios rotos y manchas de grasa en la vereda. Los
barrenderos y los dueños de los negocios limpian todos los días. No sé
por qué pero a las seis de la mañana hay algunos vagabundos, algunos muy
en pedo, riendo y aparentemente muy contentos tomando café y comiendo
rosquillas fuera de Caesar’s Deli en el lado oeste de la 24th Street y
la 7th Avenue. Creo que son los que deben haber acumulado el mayor número
de latas y botellas y lo celebran después de una noche de trabajo duro.
Mi amigo Mike no era de esforzarse mucho. La última vez que lo vi estaba
durmiendo afuera del Thai Regional Taste Restaurant que está justo al
lado del Caesar’s Deli . Mike se veía muy mal. Estaba deshidratado. Sus
ojos estaban cubiertos de pus seco. Fui directamente hacia donde estaba
tendido a darle una mirada más cercana pero no podía asegurar si estaba
vivo o muerto. Así que me incliné sobre él, apretándome la nariz por su
mal olor, intentando llamar su atención.
"Mike, dije. "¿Te podés despertar?"
La situación se veía mal. Necesitaba asistencia. Fui a un teléfono
público y llamé al 911. Le expliqué a la operadora sobre la situación de
Mike y ella me atendió de maravilla. No podía creer que lo iban a ayudar.
Una ambulancia llegó allí en diez minutos para levantar a Mike y llevarlo
al hospital. Fue un milagro sobre todo porque Nueva York es una ciudad
tan dura. Los paramédicos estuvieron geniales. Eran enormes, con grandes
músculos. Parecía que podían hacerle frente a todo. También se pusieron
guantes de plástico antes de tocar a Mike que me pareció muy inteligente.
"¿Cuánto hace que lo tenés?" Uno de los paramédicos le preguntó a Mike
señalando el yeso en su pierna.
"Cinco meses" dijo.
"Tenemos que sacártelo" le dijeron. "Vamos. Te llevamos al hospital".
"¡Adiós! ¡Adiós a todos! ¡Dios te bendiga! ¡Sos un buen hombre Dee Dee!"
dijo mientras lo subían a la ambulancia. Le dí a Mike veinte dólares
antes de que se lo llevaran para que tuviera algo en el momento de volver
a la calle. Todos los que observaban estaban contentos por Mike. Me sentí
un héroe.
Que se vayan todos a cagar, pensé. Me sentí muy bien y tenía que ir al
centro así que me fui.
Lo vi a Mike veinte minutos después mientras iba en un taxi que me
estaba trayendo de nuevo al lado oeste. Estaba muy, muy, muy borracho. Yo
observaba desde el taxi como otro vagabundo levantaba una botella casi
vacía de whisky del cuello. Mike tiene que haber salido corriendo tan
pronto como llegó a la guardia del hospital. El billete de veinte dólares
que le di solamente le hizo pensar en la bebida. No esperó a recibir
atención médica para su pierna. Podría haber obtenido la atención
necesaria para su estropeada pierna y no iba a conseguir una oportunidad
como esta de nuevo. No en Nueva York. Pobre tipo. El demonio del alcohol
volvió a ganar.
Se volvió una noche fría y lluviosa. Más tarde esa noche, pensé en él,
tirado mojado y con frío. Pobre hombre.

2
El vestíbulo del hotel Chelsea
NO HACE mucho tiempo atrás venía bajando por la escalera del Chelsea
Hotel desde el primer piso hasta el vestíbulo. Al pasar por el matafuegos
plateado que está al lado de un autorretrato de Vali Myers me involucré
en una situación muy pesada que estaba pasando en la zona de recepción
del hotel. En realidad, todo el vidrio de la recepción del hotel estaba
salpicado con horribles manchas de sangre.
Un hombre grandote, barbudo, borracho y loco sostenía un trapo de cocina
empapado de sangre en su brazo. A pesar de la actitud de leñador de este
gran hombre lo rodeaba un aura afeminada sobre él. Tenía que ser gay.
Estaba sangrando mucho. Sus ojos brillaban y estaba gritando
histéricamente y amenazando a todos los comedidos. La recepcionista
detrás del mostrador de recepción estaba acobardada por la situación.
Todos los que estuvimos allí dijimos lo mismo cuando lo charlamos más
tarde. Tuvimos miedo de la sangre. Fue aterrador. No podíamos ni imaginar
entrar en una pelea con este cretino porque era probable que fuese HIV
positivo. Todo el mundo podría apostar que tenía SIDA y que si nos
salpicaba con su sangre era una muerte segura para sus víctimas
indefensas. También había una botella de plástico vacía de medio litro de
alcohol puro que había estado bebiendo, sobre el escritorio.
Estaba bebiendo alcohol puro y había cenado en el restaurante El Quijote
que está al lado del Chelsea Hotel. Después me enteré que este vago había
roto platos y vasos sobre su mesa hiriéndose con los filos.
Estaba borracho, pasado de alcohol puro y no sentía el dolor de las
heridas en los brazos y las manos. Sabía que estaba herido pero parecía
no darse cuenta de que estaba rociando el lugar con su sangre. Tal vez
porque estaba muy ocupado discutiendo con todos en el vestíbulo.
Obviamente el pequeño accidente que tuvo en el restaurante El Quijote
era una puesta en escena para no pagar la cuenta. Funcionó. En este
estado de ánimo, su estado físico y la reacción de los comensales le
permitió fácilmente salir fuera del El Quijote sin obstáculos y sin
pagar. Entonces entró en el vestíbulo del hotel Chelsea sin importarle
nada.
Banfield se asustó. Se echó en el suelo aterrorizado. Nunca ladró ni le
mostró los dientes al bastardo. Qué cagada ¿no? Debería haberme ayudado o
algo por el estilo pero Banfield siempre lo empeora. En cambio dio ese
rodeo que hacen los perros, esa en el que están agachados y enredan a sus
dueños con la correa, soltás el collar, salen corriendo a la calle en el
tráfico y tenés que correr detrás de ellos y atraparlos antes que los
atropelle un camión o un taxi o un skater.
Banfield hizo tal espectáculo que el hijo de puta no pudo evitar centrar
su atención en el perro por lo cual empezó a de decir: “¡ohhh, ohhh,
por favor, oooohhh si, por favor!”.
Entonces declaró: “¡Me encantan los airedales! ¿Querés jugar?¿Puedo
acariciar a tu cachorro? Porfi. . . . por favor, por favor, dejame
acariciarlo ahora " exigió con un enojado fuerte y alto acento sureño.
Entonces comenzó la persecución dentro del Hotel Chelsea. Me las arreglé
con una serie de movimientos de pies para esquivarlo y mantener a
Banfield lejos de las salpicaduras de sangre HIV positivo. Sin embargo
era muy enérgico y tramposo. Soy difícil de atrapar pero fue una muy
corta persecución. En cuestión de minutos, él estaba allí, delante de mí
otra vez con la única intención de hacerme algo horrible. Tal vez este
tipo desagradable podría haber tenido un cuchillo bajo la camisa. ¿Quién
podría saberlo? De todos modos no iba a salir del vestíbulo del hotel
Chelsea tranquilo. Él quería problemas y ¿qué se suponía que debía hacer?
Es la “típica manera” en como yo me explico estas cosas. Quiero decir,
recuerden que estas palabras están siendo escritas por un tipo muy duro.
Nada me perturba demasiado. Sin embargo, a pesar de que muchas veces
pude haberle hecho juicio al Chelsea Hotel por imprudencia temeraria,
sabía que los policías no me iban a venir a rescatarme o a cualquier otra
persona. Planeé en mi desesperación tomar ventaja de la situación como
excusa para disfrutar de un poco de divertida violencia para alivio de
todo el estrés que la ciudad había estado acumulando dentro mío. Pero
tuve miedo por toda la sangre, el HIV y porque el tipo era flor de
adicto.
Así que seguí en mis pasos. Corrí rápido hasta que llegué cerca de la
recepción y luego hice una especie de voltereta kung fu a lo Bruce Lee
que me hizo aterrizar justo en frente del ascensor, donde sabía que había
un cenicero de acero cilíndrico, con el cual podría golpearlo o tirárselo
y arrebatar el matafuego plateado de la pared para aplastárselo en el
rostro. En ese momento se me ocurrió sacar mi spray de gas lacrimógeno y
rociar al bastardo.
Milagrosamente pudimos subir por las escaleras, llegamos a la habitación
de invitados de mi departamento, agarré un bate de béisbol y bajé
corriendo de nuevo para agarrar a este hijo de puta. Y pasó lo de
costumbre. ¡Arrrrgh. . . rrrr. . . rrrr!!! y un ¡¡¡Pampam uhhh!!!
Más tarde tuve que salir a la 23th Street de nuevo por el vestíbulo.
Banfield estaba con muchas ganas de mear así que tuve que llevarlo
afuera. Me puse paranoico cuando caminé a través de la entrada del
vestíbulo del hotel. Había una patrulla y una ambulancia estacionadas
frente al hotel.
Vi que el pasillo estaba manchado de sangre, manchas de color marrón
secas mientras hice bromas sobre trancar la puerta después de haber
salido de mi habitación. Había también huellas de sangre de mis
zapatillas en el suelo y salpicaduras de sangre en las paredes de color
amarillo-hepatitis del pasillo. El tarado también trató de escribir mi
nombre con la sangre que le salió del golpe de bate que le di en la
cabeza.

El sangriento enchastre decoro el pasillo hasta el lunes a la mañana. No


hay personal de limpieza aquí los fines de semana por lo que el desorden
se mantuvo, traumando a los huéspedes y residentes del hotel. Este
decadente rejunte de mugre del fin de semana me arruina los domingos.
Todo el hotel huele a la posada de un viejo marinero debido a los charcos
de orina en los pasillos y los ascensores, por la basura, por la cerveza
y el vino derramado en el suelo por borrachos que vienen acá desde todos
los bares en Chelsea. Es muy desagradable. Especialmente ahora a las seis
de la mañana cuando me tengo que levantar para pasear a Banfield.
Su nerviosismo, falta de entusiasmo, y desinterés por mi adoración hacia
él están agotando rápidamente la pequeña reserva de energía que me queda.
Mi estado mental está llegando a la locura . Una depresión pesada es lo
único que me mantiene conectado a tierra.
¿Para qué servís? digo por dentro mientras observo a esta desaliñada y
amarga carga a la que estoy encadenado. Banfield me viene deprimiendo
desesperadamente todos los días un poco más como si su único objetivo en
la vida fuera hacerme sentir miserable.
Te odio digo internamente mientras aparto la mirada del perro con el fin
de obtener algo de alivio temporal y tratando forzadamente de volver a la
realidad.
Lo siguiente que ocurrió fue que más de 200 cucarachas de un centímetro y
medio de espesor y 7 centímetros de largo que infestan el Hotel Chelsea
bebían como vampiros la sangre semi seca en el suelo empeorando mi mal
humor. Hasta Banfield estaba enojado. Los dos odiamos a estos insectos
porque morderlos o agarrarlos es algo horrible. Son difíciles de matar y
tienen muchas tripas y esas cosas cuando las aplastas. En África llaman a
estos insectos bichos mealie-mealie.
No era necesario pero fui a mi habitación y tome el aerosol para
cucarachas que los atonta pero por alguna razón parece no matarlos. A
veces ponemos trampas para ratones. Funcionan bien y no es un desperdicio
porque hay un montón de ratones aquí.
Si es un día ligeramente soleado o si está nublado con un cielo gris, si
no tenes nada para hacer porque llueve, estar aquí en el hotel es una
especie de pesadilla.
3
Heterosexuales y gays

LEONARDO es un antiguo residente del Chelsea Hotel. Solía ser mi


vecino cuando vivía en el quinto piso. Es un freak y es un degenerado
voraz pero trata obstinadamente de mantener la apariencia de un
caballero. En todo momento intenta ser amable conmigo sarcásticamente y
lo trato de la misma manera.
Siempre intento tratar bien a la gente porque soy amable por naturaleza.
Pero con gente como Leonardo tenés que tener cuidado. Noté que Leonardo
no era un caballero.
Una solitaria mañana de sol me encontraba parado bajo la sombra del
toldo del Chelsea Hotel en la 23th Street, Leonardo llevaba unos Ray Ban
pasados de moda mientras yo lucía unas gafas Gucci más caras y de mejor
calidad. Los dos teníamos nada que hacer así que decidimos ir a desayunar
juntos en el Chelsea Cottage Square Diner en la 10th Avenue y la 23th
Street.
Después de unos veinticinco miserables minutos con él en público me di
cuenta de que no es fácil para un heterosexual y un hombre gay ser
amigos. No me molesta la gente gay pero no es agradable sentarse en la
mesa de un restaurante para escuchar a un hombre a los gritos, hablar de
hacerse la paja mientras usa bombachas, videos porno, pijas grandes y
cosas por el estilo. Durante ese tiempo, adopta una actitud
condescendiente hacia la audiencia cautiva. Todo bien, supongo que su
mala actitud es el resultado de demasiados atracones de crack.

El otro día esperé el ascensor por un largo rato. Estaba muy nervioso
así que no me alegré cuando Leonardo pasó al lado mío aumentando la
tensión y mi estrés matinal. Se había dado otro atracón de crack con el
dinero del alquiler y estaba hecho un desastre.
Stanley Bard, el dueño del hotel, estaba detrás del mostrador de la
recepción y de un particular mal humor. No creo que lo alegrara estar
mirándonos a mí o a Leonardo y esperaba que el ascensor llegara tan
pronto como lo había hecho yo así todos podríamos seguir por caminos
separados y rápidamente perdernos de la vista de los demás.

Pienso que la actitud presumida, boluda y arruinalotodo de Leonardo armó


el escenario para que Stanley Bard empiece a gritar. Estaba histérico y
amenazando con enviar a Steve, que está a cargo del mantenimiento del
hotel, a tirar abajo la puerta de Leonardo, tirar sus cosas a la calle
por la deuda del alquiler. Todos estábamos esperando el desvencijado
ascensor hasta que al fin apareció. Me metí rápidamente dentro, también
los demás menos Leonardo. En vez de entrar, Leonardo metió el pie en la
puerta del ascensor de modo que quedó abierta haciéndolo subir y bajar
de una forma muy molesta.
Intenté olvidarme todo esto y entonces un huésped del hotel nervioso
derramó café sobre mí rompiendo la calma. Este pelotudo estaba llevando
para su casa un café del Caesar’s Deli porque nadie le hace más delivery
al Chelsea Hotel excepto los negocios de fideos chinos que infectan la
zona. Pero incluso si lo hicieran nadie sería tan idiota como para andar
llevando algo caliente de todos modos, excepto este pelotudo. Ahora bien,
tenía a este tipo asustado porque esperaba que le hiciera lío por lo que
acaba de hacer. Todo el mundo lo odia igualmente porque es un pobre
inocente, estúpido turista y en cuanto a mí mismo no creo que debiera
estar alojado en el hotel, si él piensa que es mejor que el resto de
nosotros, que está por encima de las personas HIV positivas o si está
paranoico de los homosexuales o de los fantasmas de algunas de las
habitaciones, las cucarachas gigantes, los ratones de los armarios del
hotel, o si está preocupado por resbalarse en los charcos de orina o
cerveza rancia de los pasillos, o en contra de las bisexuales lesbianas
con actitudes, o si piensa que él es tan piola como para llevar su propio
café o algo así!
Pronto, mi ansiedad fue obnubilando mis sentidos y una sensación de
claustrofobia comenzó a superar a todo el mundo. Leonardo seguía
atascando la puerta del ascensor con su pierna y Stanley Bard gritaba con
todos sus pulmones y estaba casi listo para ir a buscar su pistola. En
estado de pánico, pasé por encima de todos y de mala gana subí las
escaleras volando al primer piso donde mi departamento/estudio está.
Cuando finalmente llegue al piso estaba sudoroso y con náuseas y tenía un
ataque de tos bronquial mortal.
Tengo que dejar de fumar tanto, me dije mientras abría la puerta y entré.

4
1. 800 dólares al mes
PODRIA SER peor, pero es malo. Ser Dee Dee, ex integrante de los
Ramones tratando de sobrevivir en la ciudad de Nueva York sin un bajo y
sin una campera de cuero y encima sin tener una explicación que me
justifique el gasto de vivir en Manhattan sin tener banda donde tocar. No
la tengo pero tengo un perro grande y fiel, Banfield, que me da un 99 por
ciento menos de posibilidades de encontrar un departamento porque todo el
mundo está en contra de los perros así que todavía tengo que vivir en el
Chelsea Hotel como solía hacerlo hace veintitrés años atrás, porque no
vigilan la entrada muy bien, siempre puedo meterme en mi habitación sin
que nadie me vea y tengo que estar en guardia permanentemente porque
tengo una bella y joven esposa a la que nadie puede dejar de mirar.
Especialmente los obreros de la construcción, hay muchos en el barrio del
Chelsea y no sólo a causa de los homosexuales, sino también porque hay
tres obras en construcción fuera de mi ventana. La ciudad está llena de
lugares en construcción y en Nueva York se siente como si vivieras en un
mini terremoto donde la ciudad está siempre temblando porque se trabaja
veinticuatro horas al día sin misericordia.

Odio profundamente a mi vecino de al lado. Se volvió una mala situación


que viene empeorando. Es un artista horrible, sin éxito, que nunca vendió
una pintura pero tiene dinero porque se sacó la lotería. Se llama Joe y
es un idiota.
Joe va y viene del Chelsea Hotel al Instituto Correccional del
Comportamiento Willowbrook que es la peor institución mental en Nueva
York. Tuvo enfermeras que intentaron hacerse cargo de él, pero nadie se
lo banca. El personal de servicio no limpia su habitación porque es
demasiado abusivo con ellos. Además acusa constantemente a esta gente de
robarle, algo que nunca harían.
Joe no toma más su medicación, sus delirantes sesiones de gritos
nocturnos están para mandarme al loquero en cualquier momento. El idiota
pone el volumen al palo del televisor, contesta a los gritos a los
programas y es desagradable. Es como vivir al lado de un demonio.
Las paredes que dividen a nuestros departamentos son delgadas y me estoy
poniendo de malas con este viejo bastardo. Hasta ahora, todo lo que he
hecho es tomar represalias vaciando latas de Coca-Cola debajo de su
puerta para atraerle bichos mealie-mealie. Él los odia.

Tengo mirones a tiempo completo en frente mío, además de los


ocasionales. Estoy muy agitado por todo. El quilombo no para. Tengo
agotamiento nervioso y no puedo conciliar el sueño. Nunca se puede
descansar en el Chelsea Hotel. Esto es seguro. No hay tranquilidad ni
siquiera al amanecer. Es un circo la 23th Street en Manhattan.
Otra cosa que no puedo hacer es salir a mi balcón. Si lo hago me golpea
con todas sus fuerzas el ruido de los martillos neumáticos, las sirenas
de la policía, las sirenas de las ambulancias.
Entre las 5 y la 6, al amanecer, potentes camiones de basura hacen de
esta zona su ámbito. Estos monstruos ruidosos son muy agresivos y cargan
la basura justo debajo de mi ventana. Cuando los camiones de basura se
van los vagabundos vuelven a buscar botellas o latas desparramadas. Es
muy irritante.

Los camiones son como elefantes arrasando con brutalidad y por supuesto
no tienen silenciadores.
De alguna manera, son excitantes e incluso poseen una especie de belleza
enferma pero no me gustaría ver venir a uno persiguiéndome por la calle.
Así que cuando los veo o escucho venir, corro. Si no te apartas lo
suficiente te matan. Es por eso que de vez en cuando por acá ves a una
persona muerta tirada en la basura.
Los cirujas, trolos desagradables, los mendigos, las drag queens
arremolinándose en la puerta de la Twirl Disco que está justo debajo de
mi departamento han añadido una tensión nerviosa y explosiva a la
desesperanza de mi desgraciada vida . Esto es el infierno. Los rumores
dicen que están filmando de nuevo El Exorcista en el hotel, porque acá
está el infierno.
Odio estar dentro pero odio más estar afuera en la calle, sobre todo
frente a este extraño lugar donde vivo. Caminar por el Chelsea es
realmente repugnante por la mañana.
La veredas de La Nouvelle Justine y el Twirl Disco están llenos de pomos
vacíos de vaselina que los gays usan para tener sexo. También hay decenas
de guantes de goma en el cordón a la vista de todos, incluido la de los
chicos que van a la escuela a la mañana. Estos horribles artefactos son
utilizados por las lesbianas de por aquí. Usar doble forro pasó de moda.
Ahora la que va es la onda cenicienta, hacer levante en el cine e
intercambio completo de fluidos. Mis nervios se disparan y estoy
paranoico de resbalarme en la grasa de la vereda y agarrarme SIDA o algo
así. Como si no tuviese suficientes problemas -en especial por mi pasado
como ex miembro de los Ramones y todo el mundo molestándome para que les
de entrevistas, fotos y autógrafos cada vez que salgo de mi departamento.
La vida es una mierda. Especialmente en la 23th Street cuando todo el
mundo está agresivo y agitado. Debo estar en el momento más glorioso de
mi ciclo disfuncional. No ando discutiendo con nadie pero más allá de
eso, secretamente me estoy convirtiendo en una persona odiosa. Aunque
calculo que la mejor venganza es dejar a la gente a su suerte y que hagan
de sus propias vidas un infierno.

Miro televisión y mientras veo mi reflejo en la pantalla, tengo que


sonreír. Me anima verme de vez en cuando, me recuerda que soy una persona
maravillosa y perfecta. Pero no soy feliz. Quiero serlo pero no puedo.
Soy afortunado al tener un lugar para quedarme en el Chelsea, pero no lo
creo. Mi habitación (Nº117) tiene una sensación muy negativa. No tengo
miedo pero me pregunto si la Nº117 es en realidad la habitación Nº100 en
la que Sid Vicious mató a su novia Nancy Spungen a finales de los años
setenta. Podría ser. He intentado investigar sobre Sid. Sin embargo
Stanley Bard no quiere hablar de ello.
Tras el asesinato hubo demasiadas cosas extrañas pasando en el pasillo
del primer piso; peregrinaciones al Chelsea Hotel de figuras con capuchas
negras que se sentaban en la puerta de la habitación Nº100 celebrando
misas negras, matanzas de gatos, estaban fuera de control. Finalmente la
habitación 100 fue remodelada. Y una delgada pared falsa fue construida
en el interior de la misma. Se dividió la sala en dos departamentos y
luego Stanley sacó el número100 de la puerta. Ahora no hay habitación
Nº100 y todas las del primer piso tienen números sin ningún orden
cronológico lógico.
Sueño con la habitación. A veces sueño que Nancy tropieza fuera del baño
con el cuchillo en el estómago y luego muere en el suelo de la cocina y
no en el baño como todo el mundo cuenta que pasó. Todo esto por 1800
dólares al mes. Es una manera horrible de vivir; 1997 está por terminar.
¿Cuántos años hace que pasó esto entonces?
Este es el precio que pago por seguir viviendo como una estrella de rock
de los setenta, como Andy McCoy de Hanoi Rocks lo haría si estuviera en
la ciudad de Nueva York hoy, como yo. Estoy seguro de que se quedaría
aquí también. Por una razón, la primera planta del Chelsea es como un
supermercado de falopa. Es un lugar perfecto para comprar y vivir. Solía
venir aquí entre 1978 y 1980 a pegar de mi viejo amigo Rocket’s Red
Glare, hasta una noche cuando estaba caminando por el pasillo del primer
piso. Iba a la habitación de Rocket a pegar y dos freaks vestidos de
negro con sus rostros cubiertos con capuchas se me acercaron cuando
estaba por golpear la puerta.
"¿Sos Dee Dee?" Dijo uno.
"¿Vos conociste a Sid, no?¿Me lo podés autografiar?"
Este loquito me dio lo que parecía ser una Biblia, la miré por encima.
La cruz de la tapa estaba tachada. Cuando la abrí todas las páginas de la
Biblia que me habían dado estaban tachadas también.
"No puedo firmar esto" dije al devolvérsela. Este tipo de incidentes no
solían desconcertarme en aquel entonces.
No estoy todavía tan preocupado por tanta negatividad. De algún modo se
siente muy bien estar aquí, en la ciudad de Nueva York especialmente
después de intentar establecerme en Los Ángeles con Bárbara y Banfield.

El año pasado traté de escapar de la miseria de vivir en Nueva York


mudándome a California y alquilando un pequeño departamento en West
Hollywood con una ruidosa heladera. Tenía un colchón en el suelo, una
televisión de mierda que había comprado en una compra/venta en Santa
Mónica Boulevard, algunos utensilios de cocina que me había robado de un
supermercado de la zona y eso era todo. Haciendo las cosas aún peor,
Banfield se enemistó con dos pit bulls que vivían en el edificio.
Nuestros vecinos eran rusos. Fue jodido.
Tras una serie de malos créditos, cuentas sin pagar y numerosos
incidentes desagradables con nuestros vecinos y dueños de negocios una
noche salimos del departamento dejando nuestros muebles y la mayoría de
nuestras cosas y tomamos un vuelo de Tower Airlines de vuelta a Nueva
York.

Leonardo estaba muy celoso cuando me fui a California con Bárbara. Si él


hubiera sabido lo mal que estaba allí sería feliz. No sería feliz si
supiera la cantidad de marihuana que he estado fumando desde que volví.
El hotel está tan infestado de drogas como de bichos mealie-mealie.
Dicen que el problema de la marihuana aquí es peor que el del Washington
Square Park, en el West Village. Es algo que no me molesta. A diferencia
de Leonardo. a quien me acabo de encontrar, hago la mía. Bueno tal vez
porque estaba fumado sucedió. No lo sé. Hice algo que normalmente no
haría. Salí de mi habitación por un buen rato.
Estaba en el ascensor subiendo y bajando muy feliz hasta que Leonardo se
subió al ascensor en el quinto piso, lo detuvo y echó todo a perder.
"Dee Dee ¿Tenés porro para darme?" Leonardo me comentó con esa gay y
sarcástica forma de ser. Gay, porque nadie por acá tiene un acento de
Brooklyn o Queens. El Chelsea es tan Nueva York, como pueda ser, la
típica charla de ascensor será entre susurros pedorros, miradas
provocativas o gestos exagerados con las manos.
Leonardo los hizo todos. Luego, para colmo, me dio la mirada más dura
que he recibido de un gay en mi vida. Era como si me estuviese
lastimando. Fue horrible. Además, él estaba rompiendo mi anonimato.
Esto no está bien, pensé. No me gusta que me ande buscando para fumar
pero hay algo peor. Él podría tener un cambio de humor esquizofrénico y
puede querer abrazarme como en Alcohólicos Anónimos o como en las
reuniones de Narcóticos Anónimos a las que asiste de vez en cuando. Me
pregunto si puedo contraer herpes o SIDA si me abraza. Estaba preocupado
por eso cuando el ascensor llegó al primer piso. . .
Salté del ascensor, sintiéndome bastante afortunado de escapar.

5
Algo malo está pasando

ÚLTIMAMENTE SIENTO paranoia de mi antigua forma de ser. Esto es en gran


parte debido a mi espeluznante vecino Joe. Cuando se pone en movimiento
en su departamento suena como si Regan de la película El Exorcista,
estuviera allí. Mis instintos paranormales me dicen que todo está bien,
pero en realidad, es peor de lo que imagino.
¿Y qué decir de los aquelarres satánicos celebrados regularmente en el
sótano del Chelsea Hotel? ¿Quiénes son estos tipos? ¡Estúpidos! ¿No saben
que la mitad del hotel puede oír lo que están haciendo ahí abajo a través
de las rejillas de ventilación de los baños? Excepto Joe. Él cree que los
ruidos procedentes de las rejillas de ventilación son personas que entran
en su habitación.
Pienso que Leonardo sería el candidato perfecto para una secta satánica.
Él usa sólo el ascensor porque está fuera de estado para bajar las
escaleras. Sé de hecho que preferiría bajar las escaleras hasta el sótano
para evitar al personal de recepción del hotel pasando agachado hasta el
teléfono público.
Otra cosa es la pintura de la artista Vali Myers que estaba colgada
encima de la escalera del sótano donde era apenas visible. Me preocupaba
que estando ahí fuera robada por lo que la moví un día donde está
colgando ahora en la escalera del vestíbulo.
El tema es que esa pintura vale más de 90. 000 dólares y nadie puso en
duda mi autoridad para moverlo de un lugar a otro. Esto se debe a mi buen
amigo y dueño del hotel, Stanley Bard,quien sabe que si estoy haciendo
algo lo hago bien.
¿Así que por qué se iba a enojar? ¿No? Hay cosas más importantes de las
que preocuparse de todos modos. Como el culto de adoración al diablo, los
S. K. U. L. L. S. , que se están reuniendo ahora en el sótano del hotel.
Son los supervivientes de grupos satánicos militantes del LSD de los 60´
y sé que Leonardo es uno de ellos.
Siendo bastante malo que Leonardo esté gastando su dinero en cocaína en
vez de pagar el alquiler y esas cosas y ahora todo el mundo en el hotel
lo odia también porque permite que sus horribles amigos en el edificio se
reúnan con él en el sótano.
Los rumores dicen que cuando estos tarados tienen sus reuniones traen
bolsas de basura de plástico negro llenas de sangre y tripas de animales
y que también traen una veintena de pirañas sedientas de sangre que
pueden dejar en los huesos a un hombre en segundos. Consiguen estas
criaturas demoníacas de fanáticos que tienen cultos secretos en las
profundas selvas de América del Sur.
Además, aquí en el sótano del Chelsea hay cuartos de almacenamiento en
los que estos monstruos de terror hacen su trabajo sucio. Lo que sucede
es así encuentran a un pobre alcohólico indefenso en la vereda el cual es
engañado por un miembro del culto que le promete bebida y drogas. Cuando
el pobre diablo baja un poco la guardia es llevado a un cuarto de
almacenamiento donde hay viejas bañeras de porcelana escondidas por estos
degenerados.
Las bañeras se llenan con sangre y tripas que traen en bolsas de
plástico . Luego tiran las pirañas vivas formando una especie de sopa
caníbal. Tan pronto como estos adoradores del diablo meten a este pobre
tipo en el cuarto de almacenamiento se lanzan sobre él y luego lo atan de
forma segura con un dispositivo de restricción similar a los utilizados
en el Willowbrook. Antes de que la víctima puede darse cuenta de lo que
está pasando lo levantan y lo meten en la bañera con las pirañas, la
sangre y las tripas.
Puedo imaginarme a Leonardo dirigiendo al grupo con el manto negro y su
capucha que le hace sentirse tan poderoso.
"¡Feliz cumpleaños querido!" puedo oírle gritar. Usualmente convencen a
la víctima de que es su cumpleaños.
Cuando el pobre desgraciado está empezando a comprender la situación y
empieza a sentir miedo Leonardo dice: "Pensamos que te podría gustar un
buen baño antes de festejar. "
Para entonces, los ojos de la víctima estarán sobresaltados de miedo.
Pero sus ojos, su cerebro y el cuerpo entero no van a durar mucho más. La
víctima protestará hasta el final. Va a decir que le prometieron una
botella de bebida por su cumpleaños o crack o algo de marihuana, vino,
droga, lo que sea.
Dicen frases por el estilo de "¿Cómo pueden ser tan insensibles en el
cumpleaños de una persona?" Estas lacras son tan patéticas que lo único
que les preocupa es pegar un ultimo viaje.
Las pirañas atacan tan pronto lo tiran a la bañera. Se arremolinan sobre
la persona y se lo comen vivo . Sólo el esqueleto quedará para dar sabor
a esta sopa caníbal.
"¿No van a darme algo para el dolor desalmados hijos de putas?"
Protestan. "¡Es mi cumpleaños por el amor de Dios!"
Para entonces, todo el aquelarre y medio Chelsea Hotel estarán
escuchando todo con sus orejas pegadas a los respiraderos en sus cuartos
de baño e incluso el personal de mantenimiento que está en el sótano al
mismo tiempo que todo esto pasa oyendo y cagándose de risa.
La última cosa que se ve es la nariz siendo arrancada por los peces
mientras los huesos se hunden en el lodo del fondo de la bañera. Cuando
los peces nadan en los restos del cuerpo se vierte nafta en la sopa.
Pronto una capa de combustible queda en la superficie dejando a las
traviesas pirañas debajo. Las toxinas del petróleo empiezan a filtrar a
través de la mezcla de sangre y vísceras, envenenando a los peces.

Los peces morirían en unos quince minutos. Pero antes que esto pase los
loquitos prenden fuego eliminando los restos a la vez que asan lentamente
a las pirañas como sacrificio final a Satanás.
Ahora realmente desearía que Mike hubiera entrado y permanecido en el
hospital. Nadie podría ayudarlo si algo como esto le sucediera y espero
que el culto nunca lo atrape si anda por el Chelsea.

6
Este malvado lugar

LOS ÚLTIMOS días de agosto en Nueva York son duros. La basura huele mal.
El agua de la canilla huele mal y sale pegajosa. Es horrible.
Con toda esta tensión insoportable en la ciudad, que empeora en verano,
sería bueno refrescarse con una ducha pero no se puede. Hay algo más, ni
se te ocurra tratar de llenar la bañera. Si lo haces verás lo que está
flotando en el agua y te va a dar náuseas. Puede que incluso vomites.
Otra queja que tengo es que aquí en el hotel, ninguno de los de baños
tienen ventana. En lugar de una ventana hay una rejilla del conducto de
aire.
Mi cuarto de baño es terrorífico. Tiene grandes azulejos manchados de
moho y parece una morgue. Puedo abrir la rejilla de ventilación de aire
con una palanca. Es de 30 por 20 centímetros y el conducto es de 3 metros
por 3 metros. Al mirar dentro todo lo que ves es una negrura de mina de
carbón pero pronto tus ojos atrapan un rayo de luz de algún lugar y luego
cuando se acostumbra la vista las partículas de polvo que flotan fuera
del rayo de luz dirigirán tu visión hacia arriba hasta la siguiente luz
que está en el techo. Entonces sus ojos especie de caer hacia abajo a la
oscuridad con desconcierto.
Mi ventilación está casi llena hasta el nivel del ojo con basura arrojada
allí por huéspedes aburridos del hotel. Estos boludos no tienen
vergüenza. Tiran todo a la rejilla de ventilación, desde botellas de vino
a artículos de higiene femenina. También hay miles de bichos mealie-
mealie y miles de frasquitos de crack vacíos. Hay un olor a pescado
podrido y rumores de que hay restos humanos en el fondo del conducto de
aire. Esto realmente no me permite abrir el respiradero pero no lo haría
de todos modos. ¿Por qué correr el riesgo de una invasión mealie-mealie?
De alguna manera, a pesar que siempre tengo la ventilación cerrada, el
olor a pescado podrido se filtra en el baño de todos modos. Pero es el
agua de la canilla que más me molesta. Algo realmente horrible debe estar
contaminando el agua en la ciudad de Nueva York. Es peor que el agua de
la alcantarilla.
Me pregunto, fantaseando, si de alguna manera restos humanos se vierten
en el agua desde la morgue en la calle Center, en el centro de Manhattan
y se desplazan entonces hasta mi barrio, acá en el Chelsea Hotel y luego
mis vecinos, los turistas y yo la usamos para lavar y bañarnos. ¡Ahora se
habla de un rebrote de la plaga y que te podés contagiar SIDA por el agua
potable en la calle Veintitrés! Por lo tanto sólo uso agua embotellada.
Almaceno las botellas de agua en mi cocina en la habitación Nº117 que es
bastante pequeña. Es de 1 metro y medio de ancho por 2 metros de largo.
También tengo una heladerita que apenas funciona y hace un odioso zumbido
constante. Una vez más, no hay ventana y sólo una lamparita brillante de
100 watts, este es mi hogar. Pero puedo sentir que algo anda mal. Veo
señales de alta negatividad como las burbujas que se forman en todo lo
que está embotellado en la cocina. Esta es una señal de muy alta
negatividad a ciencia cierta.
Estoy teniendo sueños nuevamente sobre que mi cocina fue donde Nancy
Spungen murió apuñalada por Sid. He tenido visiones de ella sosteniendo
su cabeza para parar la sangre que le salen de los ojos. Y como si eso no
fuera suficiente estoy hiperventilado.
Tengo que mantener la ventilación cerrada en el baño y no puedo abrir
las ventanas a la calle por culpa de la contaminación del aire y la
contaminación acústica. Hay tan poco oxígeno en Nueva York de todos modos
que me mareo. Entonces pierdo el conocimiento y me desmayo. Esto es muy
malo. Todas son señales de alta negatividad.
Hay una fuerza iracunda dominando esta habitación. Nunca va a dejar que
nadie sea feliz aquí. Siempre pasan cosas inquietantes. La puerta de
la heladera repentinamente empezó a abrirse y cerrarse sola y ahora estoy
en la cocina de la habitación Nº117, decidido a hacer caso omiso de este
tormento y sacar la caja de torta marca Calvin que había escondido allí.
Esta fuerza maligna no me ignoraba, sin embargo. Planeaba matarme.
Enbrujó a alguien en Queens en la panadería Calvin sobre Steinway Street
en Long Island City.
Mi diabólica torta de chocolate Calvin había sido contaminada con un
clip con los bordes afilados por esta persona. Muy siniestro. Este
monstruo enfermo en la panadería Calvin calentó el clip sobre una caja de
fósforos mientras se drogaba en su descanso durante su turno allí ayer a
la noche. Después puso el clip a la masa.
Si me atragantaba con el clip una de sus puntas habría perforado mi
tráquea y habría muerto de una forma lenta y agonizante. Me salvé por mi
rapidez de movimientos y mi ojo agudo. Tan pronto como abrí la caja de
torta vi el clip atrapado debajo de la cobertura de chocolate.
Puedo decir que tuve suerte. Pero la fuerza no había terminado conmigo
todavía. Por un lado, las puertas de la heladera se abrían y cerraban tan
violentamente que todo se había derramado y salpicado en el suelo de la
cocina y las paredes. El lugar era un chiquero.
Todavía intentando mantener la calma, comencé a quitar los horribles
vapores psíquicos que se habían esparcido como polvo mágico por todo el
pequeño departamento. Luego luché por salir de la cocina para llamar la
atención de Bárbara. Me faltaba el aire, luchando por mi dignidad y pensé
que me iba a desmayar de nuevo.
Llegué a la cama de alguna manera pero no podía despertar a Bárbara.
Estaba en una nube química. Tenía los ojos abiertos y en blanco. Sabía
que si la despertaba ella tendría uno de sus ataques incontrolables de
gritos de nuevo.
Por suerte una a mi beneficio, pensé. Me alegró que Bárbara estuviese
tan drogada. No iba a despertarse y empeorar las cosas como suele
hacerlo. Mientras la miraba me di cuenta de que ella no estaba acá.
Bárbara estaba en algún otro lugar en coma profundo. Si nada podía
despertarla mejor porque no quería que sepa lo que pasó después en ese
horrible día.
A continuación un fantasma apareció detrás de la cortina. Era una
fantasma. Se acercó a la cama donde estaba yo parado, mudo y luego
comenzó a flotar sobre la cama donde Bárbara estaba durmiendo y luego me
miró de una manera aterradora. Estoy muy agradecido ahora que Bárbara no
se despertó, no vio el fantasma y no empezó a gritar y no la enojara más.
Sucedió algo horrible de todos modos.
Un vendaval viciado sopló en la habitación desde la rejilla de
ventilación. Empezó a correr por la habitación como un mini-tornado.
Todos los cajones de la cómoda y la mesa comenzaron a abrirse y cerrarse
violentamente. Estaba convencido de que esta cosa, o viento, o fuerza
buscaba algo que tenía perdido hace años en esta sala. Tal vez era un
poco de dinero.
Cuando aparentemente no encontró lo que buscaba se enfureció y se dirigió
directamente hacia mí me golpeándome con toda su fuerza en el pecho y
luego me tiró a la cocina donde me inmovilizó contra la pared. Todos los
quemadores de la cocina se encendieron a la vez y las llamas comenzaban a
prender fuego mi ropa. La heladera seguía loca y la puerta me daba en mi
rodilla derecha cada vez que se abría de golpe. Pero antes de morir
quemado y golpeado, la fuerza misericordiosamente me dejó volver de la
cocina a la cama donde Bárbara todavía estaba inconsciente.
Empecé a sentir que las cosas se calmaban un poco y empecé a calmarme.
Pero entonces aflojé los puños y me di cuenta de que todavía estaba
sujetando el clip. Bajé la vista para verlo mejor y me di cuenta de que
se había convertido en una estrella de cinco puntas de forma perfecta.
Me quedé allí temblando pero pronto empecé a relajarme y sentirme mejor
cuando la nariz de Banfield y sus dos ojos de oso de peluche empezaron a
mirarme desde debajo de la cama donde se había escondido.
"¿Todo va a estar bien Dee Dee?" Me preguntó Banfield.
"No te preocupes Banfield" respondí. "Podés salir ahora. Ya pasó, nada va
a hacerte daño ".
Entonces oí los golpes de su cola corta y rechoncha debajo de la cama y
sabía que estaba bien.
"No podemos contarle a Bárbara lo que pasó, Banfield. ¿Estamos?" Le
dije. "No quiero que sepa que un fantasma real estuvo flotando sobre su
cama. Tendríamos que subirla a un taxi al hospital de nuevo. Vos no
querés eso ¿No? "
"Está bien Dee Dee", me respondió. "Si vos lo decís. "
Intentamos hacer como que todo estaba bien pero había una sensación
espeluznante en la habitación y me daba miedo. Me alegré de que Banfield
estuviera aquí con Bárbara y conmigo ahora.
Todavía no podía dejar de pensar en Nancy sin embargo. Eso es lo que me
daba escalofríos, la imagen de la sangre saliendo a borbotones de la
cuenca de sus ojos en la pileta de la cocina. Lo más horrible de todo era
que nadie podía oírla gritar porque sus cuerdas vocales también habían
sido cortadas así que era una especie de muerte silenciosa pero muy
apreciada por Satanás a la vez.

7
Nadie puede permanecer cuerdo aquí

¿TE IMAGINÁS vivir todo el estrés y el sufrimiento del Chelsea Hotel y


que no te afecte? No podés. La negatividad te absorbe como arenas
movedizas.
En frente, el número 666, perdón el 222 Oeste de la 23 Street, cuando el
cielo se pone de un color lavanda al atardecer y la corona de neón
exterior de luces de Manhattan se impulsan a los cielos hasta que la luna
y las estrellas toman el relevo. El hotel se ve tan hermoso entonces, una
belleza encantada. Mirá su arquitectura gótica. Evidentemente es de otra
zona horaria. Acapara el mejor espacio en la calle Veintitrés e incluso
un moderno shopping sería más apreciado por los residentes locales que
este lugar ahora que nos acercamos al siglo XX.
Los viejos residentes del hotel refuerzan la imagen espeluznante del
hotel. No podrías hacer amistades duraderas o confiar en ninguna de la
gentuza que entra y sale del hotel. Si lo hicieras serías un boludo.
El personal del hotel es abiertamente grosero y se enorgullece de su
maldad. Son tan malos como quieras y capaces de romperle la cara a
puñetes a un huésped del hotel rebelde si es necesario. O al menos
dejarte varado con tus valijas. La falta de educación es vista como un
rasgo de carácter aprendido a la fuerza por aquí y no hay otro camino que
por las buenas o por las malas.
Nadie en su sano juicio en Nueva York baja la guardia o es amable. No
con cualquiera. Tal vez por eso todavía me siento un extraño donde vivo.
Porque soy demasiado amable y realmente no me adapto acá. Podría quedar
abandonado acá. Muchas personas terminaron varados en el Hotel Chelsea
porque no encajan en ninguna otra parte. Es a la vez patético o heroico.
Una de estas personas desplazadas trabaja y vive aquí también en el
octavo piso. Su nombre es Beverly. Beverly es mala. Muy mala. Es como una
malvada araña viuda negra. Parece arrojar su hechizo sobre todos los que
se cruzan en su camino, que está entre el ascensor y el área de
recepción, donde Beverly se sienta y cuida la central telefónica del
hotel. Ella misma me dijo que no puede caber en cualquier lugar, que ha
renunciado a la sociedad.
No me puedo imaginar sosteniendo un trabajo responsable en ningún otro
lugar que este hotel. Cuando trabaja, su trabajo está acá en la central
del hotel. Por lo general está fumada pero de mala manera. Cuando está de
mal humor, lo cual es siempre, es una persona muy molesta. Tienen
comentarios malos para todos los que pasan por la recepción para usar el
ascensor . También tienen insultos para cualquier persona que llama a la
central. Es muy desagradable tratar con Beverly.
En los 40 fue bailarina del famoso Nathan´s Tropical Paradise Club y
estaba casada con el conguero brasileño Eddie Electra. Eddie tuvo una
sobredosis de heroína y dejó a Beverly en la ruina y con desudas que
nunca pudo pagar. Eventualmente terminó haciendo lo que todas las chicas
hacen en Nueva York al menos en una forma u otra. Comenzó a venderse a
los apostadores en los cabarets de mala muerte cercanos a 52 Street en
Manhattan. Y todo el mundo sabe que tan de mala muerte era por ahí
entonces.
Cómo terminó bebiendo hasta morir para escapar de la dura realidad de su
vida y terminó en el Chelsea Hotel es una típica historia de músico /
novia. Pero con un final feliz.
Creo que es una suerte que ella no viva en la calle. Tal vez fue una vez
una agradable, estropeada y hermosa mujer pero ahora ella usa una peluca
color rojo neón, esconde su rostro detrás de gruesas capas de horrible
maquillaje y huele a perfume barato.
Beverly es Beverly, hace lo que quiere y tenés que permanecer fuera de
su camino y no darle ninguna charla. Es insoportable así que ni lo
intentes. Una de las principales razones por las que evito ciertas horas,
como entre las tres y las seis y media de la mañana, es evitar personas
agresivas como Beverly.
Si Beverly está trabajando el turno noche en la recepción es casi
seguro que no va a haber ningún problema porque estará borracha y
desmayada . Aparte de la basura sin levantar aún en la calle y los locos
aquí y allá cerca del almacén, la mayoría que podría andar por acá en
estas primeras horas es por muy poca autoestima o para evitar a Stanley
Bard. También están los tipos que se han drogado muchísimo -incluso
sobrepasando lo tolerado en el Chelsea Hotel y les da vergüenza ser visto
. Estas personas evitan todas las formas de contacto humano o
comunicación por lo que hay menos posibilidades de que molesten. No es
que vaya a haber mucha gente alrededor de todos modos, pero siempre está
la posibilidad de que uno o incluso dos idiotas puedan aparecer de la
nada y cagar las cosas .

8
Noche de brujas, Hotel Chelsea, 31 de octubre de 1997

SON LAS 3 de la madrugada. Estoy completamente despierto y pasado de


rosca. Últimamente he aumentado mi consumo de anfetaminas porque quería.
Estoy tan pasado que podría volar. Así como estoy decidí sacar a Banfield
a pasear. Me vestí, lo llamé y le puse el collar.
Como vivo en un ambiente con Bárbara trato de ser silencioso. No puedo
prender la luz entonces tengo que buscar en la penumbra la correa de
Banfield, el collar, una bolsa para la caca, las llaves, el gas pimienta,
la billetera, mi pistola tazer, de 100. 000 voltios y lo que sea. No es
fácil. Entonces tengo que, pacientemente mantener la puerta abierta y
tratar de convencer a Banfield para que salga conmigo. Es una verdadera
prueba de nervios. Banfield no va delante mío o detrás mío. Es un perro.
Él está en contra de ser cooperador. Sólo va a hacer las cosas de la
manera difícil o no las hace. Finalmente dejé la puerta abierta y caminé
por el pasillo solo.
Cuando llegué a la escalera que conduce al vestíbulo me detuve y di la
vuelta y grité :"Banfield ¿venís?"
A lo que respondió dando remolinos en la puerta. Cuando me alcanzó se
detuvo y esperó a ver que iba a hacer a continuación. "Vamos Poopsie" le
dije. "Vamos fuera ahora. "
A lo que él felizmente respondió corriendo a mi lado y teniendo una
actitud despreocupada y desafiante mientras bajábamos las escaleras hasta
el vestíbulo.
Me alegró que estuviese conmigo porque me asusté un poco. Antes de que
Banfield quedara en la entrada a la escalera para bajar yo sentí pasos
detrás mío . Probablemente un fantasma y el fantasma seguro era el de Sid
Vicious. Debió de salir corriendo de la habitación mientras estaba
sosteniendo la puerta abierta tratando de convencer a Banfield de salir a
pasear. O tal vez es otro demonio forajido atraído por la tenebrosidad
del hotel. Dicen que los perros pueden darse cuenta si hay un fantasma en
el lugar. Es verdad. Empiezan a actuar, se los nota paranoicos y cosas
así. Banfield no es una excepción a ese tipo de comportamiento. Así que
tuve que darle unas cuantas patadas rápidas en las costillas para
devolverlo a la realidad.
"Levantate perro maldito!" * Le grité.
Por último lo arrastré por las escaleras de la correa.
Vi a Beverly desmayada del pedo detrás del mostrador de recepción cuando
llegué por las escaleras y empecé a deambular hacia la salida a la 23
Street del hotel. Todas las luces de la central parpadeaban y los
teléfonos estaban sonando y nadie los atendía. Esto es típico en el
Hotel Chelsea. Si vivís acá es una lucha conseguir tu correo . Y si no se
pierde o te lo roban de vez en cuando es un milagro insólito y totalmente
inesperado.
Cuando veo a algunos de los empleados del hotel vagueando como veo a
Beverly ahora mientras los teléfonos están sonando descolgados, también
cuando pregunto si tengo algún mensaje o carta y que me ignoren y cuando
vuelvo a preguntar me respondan con un “fuck you”. Después de un tiempo
empieza a desgastarte. Entonces la bronca saca lo mejor de vos. Sabés que
estás pagando mucho dinero por toda este abuso de mierda. Incluso cuando
pongo lo mejor de mí de alguna manera algo te termina sacando. El
maloliente olor corporal de Beverly, el perfume barato, el hedor de la
laca para el cabello y el aliento a whisky me despiertan como un balde de
agua fría un domingo la mañana y me impulsan como un cohete lejos de
toda esta vulgaridad.
Observé una vez más, rápidamente, por encima del hombro para asegurarme
de que no estuviese fingiendo y para protegerme si ella planeando
sorprenderme de atrás. Deseo no haber dado la vuelta y haber visto lo
que vi.
Era Beverly disparando de la nariz mocos y pegándolos sobre una pintura
de Larry Rivers que estaba colgada en la pared cerca de la zona de
recepción pero a su alcance. La febril adicción de Beverly había
convertido su nariz en una especie de cerbatana. Fue horrible. Los ojos
de Beverly se abrieron y se pusieron amarillos. La cabeza le empezó a
girar alrededor del cuello como Regan en la película El exorcista.
Mientras estaba tratando de evitar lo que estaba viendo por mirar a otra
parte mi línea de visión recayó sobre Trautel una señora muy espantosa
que vive en el hotel. ¡Ah mierda!¿Que sigue? pensé. Al menos Beverly es
piola pero tenía que evitar a Trautel.

Hay una alta tasa de criminalidad en el hotel que hace llevar a Trautel
todas sus posesiones con ella dondequiera que va. Ella siempre está
luchando con sus cosas que apila en un carrito de compras y anda por todo
el vestíbulo y la entrada del hotel chocando con la gente a propósito y
ocupando demasiado espacio.
Actúa el papel de indefensa dama antigua, al máximo a veces. Un turista
o algún boludo caerán en su trampa y tratarán de ayudarla. ¡Entonces se
transformará en una malvada perra neoyorkina y atacará!
¡Una vez me dijo que le había una trompada a mi amigo Tim en el ascensor
porque pensó que era yo!
Realmente odio a Trautel y le voy a cerrar la puerta de vidrio de salida
en la cara en vez de mantenerla abierta y esperar media hora para que
pase su carrito de la compra a través de la puerta. La odio por todos
los años que he tenido que esperar delante de ella y su maldito carrito.
La odié y si algo malo le pasaba estaría muy contento. Así que estaba en
éxtasis cuando algo realmente horrible le pasó justo en ese momento. Creo
que hizo a Beverly y a sus demonios muy feliz también.
Lo que ocurrió fue que cuando Trautel había logrado salir a la 23 y tal
como lo había imaginado en el vestíbulo, dos pendejos caretas en rollers
chocaron de costado a Trautel apenas llegó a la vereda. Entonces uno de
estos pibes le partió la cabeza con un disco de hockey. El otro pasó
detrás de Trautel y la empujó a través de la puerta de cristal de la
entrada del vestíbulo con tal fuerza que la rompió en mil pedazos.
Trautel se cortó bastante mal por los vidrios filosos y después de caer
a través de la puerta de nuevo en el vestíbulo ahora era un ser moribundo
sangrante y convulsionado. Su cabeza que había sido golpeada con fuerza
con el disco de hockey sangraba profusamente y todo el vestíbulo del
hotel estaba manchado de sangre. Trautel se acurrucó en el piso. Intentó
salvar su vida arrastrándose a la cabina telefónica cerca de la recepción
para pedirse una ambulancia.
Beverly estaba detrás del mostrador. Ahora estaba completamente
despierta. Los ojos de Beverly estaban abiertos como platos e irradiaba
una especie de alegre hostilidad por la difícil situación de Trautel. Se
tornó aún más extraño sin cuando Beverly comenzó a cantar en voz alta una
oración satánica fomentando la negatividad sobre el vestíbulo.
Trautel, que estaba tendida de espaldas en el suelo sucio del Chelsea
Hotel comenzó a hacer esa danza de la muerte que las personas hacen
cuando están a punto de morir revolcándose y sangrando a borbotones y
desesperadamente luchando por su vida. Nada podría ayudarla ahora.
Feliz noche de brujas perra, pensé, mientras mis sentidos comenzaron a
elevar se y sentí una euforia temporal por el infortunio de Trautel.
Duró poco, sin embargo, ya que empecé a debilitarme cuando las dos rayas
de coca que había aspirado cinco minutos antes de salir de mi
departamento comenzaron rápidamente a desvanecerse de mi torrente
sanguíneo. El estrés de esta repentina retirada de la cocaína y las
anfetaminas inducen a un ataque de ansiedad anfetamínico. Siento el pecho
presionado y me apreto con las rodillas agarrándome el corazón. "¿Por qué
a mí?¿Por qué a mí? " Lamento a través de mis labios resecos y lágrimas
de frustración comienzan a caer por mi cara gris ceniza.
Lo que me salvó fue, por lo que pude ver, que Trautel iba a estirar la
pata en cualquier instante. Desde donde yo estaba parado lo sabía. Sus
ojos estaban fuera de órbita y debía estar alucinando y esto me puso de
buen ánimo. Trautel todavía podía reconocer que Banfield y yo estábamos
parados casi sonriendo y no movimos un dedo para ayudarla o para llamar a
emergencia ni nada. Esto parecía irritarla y empezó a esforzarse un poco
más para salvarse.
"¡Llamá a la policía!¡Llamá a la policía! ¡Douglas maldito hijo de putas!
¿No podés agarrar el teléfono?¡Por el amor de dios!¡Hacé algo! Soy sólo
una anciana. ¡Todo lo que tengo está en ese carro de compras! " Ella
comenzó a parlotear. Estaba histérica.
La sangre salía a borbotones de su boca. Luego se quedó dura y de
repente, yo estaba mirando a un cadáver. Empezó a calmarse el vestíbulo
mientras Beverly pareció terminar su oración a Satanás en el momento
preciso de la muerte de Trautel. Incluso, hastiado como estaba, sentí
veneración por el mal. Entonces empecé a reír. Se sintió bien. No me
había reído en mucho tiempo.
De tan un buen humor que me había olvidado de Banfield a quien acababa
de notar de nuevo. Vi que está muy triste y quería ir a dar un paseo. De
hecho creo que estaba tan confundido en este punto que estaba un poco
desorientado. Todo lo que sé es lo que vi, en ese momento, sin previo
aviso, Banfield se apartó de mí, trotando hacia donde Trautel estaba
muerta en el suelo y con cara de satisfacción la meó.
Nadie se va a dar cuenta, pensé. "¡Banfield perro malo! ¡Vení acá ahora
mismo! No ¿todavía querés ir a pasear? " le pregunté y palmeé su pobre y
asustada cabeza y agarré la correa.
"No Dee Dee. Volvamos a arriba ¿de acuerdo? "
Bien, pensé. Tenía muchas ganas de volver a mi cuarto y hacerme humo en
caso de que la policía viniese a preguntarme sobre Trautel y los trolos
en rollerblades. Podrían preguntarme hasta el infinito pero nunca les
diría nada. Espero que no vengan a tirar mi puerta abajo para investigar.
Ya sabés cómo son. No tienen ninguna simpatía por la gente de mi tipo. A
mi favor lo que tengo es que hay tantos gays en la calle aquí en el
Chelsea, que la policía tendrá de que preocuparse en la zona. Así que
estoy a medio camino de convertirme en un "buen tipo" para ellos en
comparación con el resto de la gentuza e indeseables sociales del barrio.
No está mal, una especie de ascenso.
Así que cuando logré volver a mi habitación inmediata e inteligentemente
fui hacia la ventana para abrirla y deshacerme del olor a humo. A medida
que abría la vieja ventana me recibió una lluvia de pedacitos de pintura
vieja dándome un nuevo tipo de caspa en la que ya tenía.
¡No me gusta esta mierda! Soy siempre muy cuidadoso al abrir una ventana
en el Chelsea Hotel. Pero nunca mejora. Lo importante es no abrirlas y
que uno de los vidrios no te abra los vasos sanguíneos.
A pesar de todo esto, empecé a sentirme bien cuando llegue a la ventana
para finalmente dejarla abierta con una copia enrollada del The New York
Post atado con una gomita. Como recompensa, una ráfaga de aire frío de
octubre llenó el departamento dejándome de cara al instante.
Me alegré por un segundo pero luego me di vuelta y me di cuenta de que
Bárbara estaba despierta y mirándome con los ojos llenos de odio. “¿Qué
carajo está pasando hijo de puta?” * Me gritó.
¡Y lo decía en serio! Pero como es tan hermosa y estoy muy enganchado
con ella intenté una vez más cambiar mi mala actitud y la mezquindad que
están empezando a desarrollarse en mí.
"¡Buenos días Bárbara!" le respondí a sus gritos. Tratando de calmarla.
Bárbara no captó este débil gesto de paz de mi parte. Tiene todas las
excusas para no mantener la paz y son reales. El interminable síndrome
pre menstrual. Cuánto la amo y la molesto, cuán desgraciado soy porque no
cuido lo suficiente al perro. Así que bueno, soy un desgraciado.
Pero cuando una joven y bella chica deja caer la sábana que cubría su
hermoso cuerpo, se da vuelta y pone su atractivo culito a la vista y
grita: “¿Qué estás mirando ?¿ Querés un poco, entonces?¿Te gusta? Bueno,
no estás consiguiendo nada. Y no te amargues, gringo hijo de puta ,porque
el puto perro tiene que salir. ¿No te das cuenta? Traé algunas donuts ¿de
acuerdo? Nos vemos. ”
“¡Argggrrr! Claro, está bien. ¿Y sabés qué más? Cariño, realmente me
gustaría saltar sobre vos, agarrarte por la garganta y ahogarte hasta que
mueras. ”
A veces la vida no parece digna de ser vivida. Sobre todo cuando estoy
haciendo mi mejor esfuerzo para controlarme a mí mismo pero entonces hay
tantas otras distracciones en curso que me convierten en un hijo de puta
que todo lo arruina. Quiero devolver el mal. Las situaciones de tensión
son horribles pero como el verdadero profesional que soy tengo que
evitarlas. Así que me las arreglo para pasar por alto las burlas e
insultos de Bárbara y hacer algo práctico, que en esta situación, es
reunir todas las pruebas de actividades ilegales como drogas, películas
porno, nunchakus, cuchillos y cosas por el estilo, para descartar en caso
de un arresto. Al mismo tiempo Bárbara me grita de manera violenta,
obligándome a salir pegándome con sus huesudos puños e insultándome. Una
vez en el pasillo me cierra la puerta en la cara.
No me gusta esta mierda. Me pone paranoico. El precio de una fuerte
discusión con tu novia son los vecinos llamando a la policía . Sin
embargo, nadie suele llamar a la policía por aquí, en absoluto. Pero con
mi mala suerte que ahora es peor que nunca y con la tensión por las nubes
aquí en el primer piso los policías vienen esta vez.
Quiero que Bárbara se calle. Pero no puede. Ella tiene que tener la
última palabra. Abre la puerta una vez más para gritar un poco más.
“Dee Dee, el culoroto rockstar Ramone. ¿Qué mierda creés que vas a
recibir? ¡Servicio de habitación? !Que voy a levantarme de la cama por la
mañana para hacerte una puta taza de café de mierda como una sirvienta,
idiota ?”
Todo el mundo tenía las puertas abiertas, espiándome, mostrando
hostilidad y haciéndome sentir el malo de la película, lo cual es
embarazoso pero estoy acostumbrado.
No es para tanto, pienso, con toda calma me muevo por el pasillo,
dejando la escena como un ladrón al salir del supermercado.
Cuando lo vi a Leonardo bajando las escaleras, me puse más cauteloso.
Tan pronto como me vio me sonrió sarcásticamente.
"¡A la mierda!" Me lamenté. Y palpeé la botellita de whisky Cutty Sark
que estaba lubricando mi discusión con Bárbara.
Si Leonardo me había visto me habrían costado un par de puntos que son
tan importantes para gente como yo porque en el medio artístico es una
práctica común negar el consumo de drogas y alcohol en público para
mantener una buena imagen. No soy una excepción a esta regla. Trato de
hacerlo pero nunca fui un santo.
Asi que saludé a Leonardo en cámara lenta en mi mejor y más edulcorada
postura de Alcohólicos Anónimos de Hollywood diciendo "contento de verte
amigo" con el respeto apropiado para alguien tan elocuente como Leonardo.
Luego en nuestra mejor falsedad nos dimos fraternal y mutuo "somos dos
idiotas y lo sabemos" abrazo.
No fue tan malo como lo sería un abrazo de Mike pero cada gesto de
amistad, de comunicación humana o de mínimo contacto me deja frío.
Leonardo es una persona parecida a mí y salió por su lado. Bastante
aliviado, seguí mi camino, manteniendo la charla de despedida al mínimo.

*En castellano en el original.


9
Viernes 13 de marzo de 1998

CERCA DEL 24 de diciembre tuve la suerte de conseguir una nueva


habitación, la Nº 631 donde vivo ahora con Bárbara y Banfield que también
va a la guardería Paws Inn en 35 Street y 10 Avenue. Era un shock
mudarnos de nuevo pero lo hice. Fueron los feriados de Navidad y no había
nadie para ayudar más que Bárbara así que hicimos la mudanza nosotros
mismos.
El hotel estaba bastante tranquilo así que no había demasiada gente
alrededor de interponerse en el camino. No sabía en que andaban mis ex
compañeros de los Ramones. Había estado visitando a Joey, Mark y C. J. y
a veces tocábamos, con Bárbara en el bajo y yo en la guitarra, en una
banda de covers de Ramones llama The Ramainz que se disolvió después de
enero.
No celebro la Navidad porque es muy desmoralizador. Así que trato de
ignorarla. Debo haber nacido en medio de un huracán y me dejaron en un
moisés flotando en el Nilo o algo por el estilo. De la forma que fuese
no creo que les importara la Navidad allí.
Lo que me alejó de la habitación Nº 117 era los ruidos que Joe hacía al
lado y la obra en construcción frente a mi ventana me estaba poniendo de
los nervios. No habría sido ningún problema para el hotel cambiarme a una
nueva habitación pero me ignoraron por seis meses y las cosas se pusieron
de mal en peor.
Finalmente tuve que bajar a la recepción y pelearme a gritos con Stanley
Bard para conseguir la llave para la habitación Nº 631 que él me había
prometido durante semanas y estaba vacía así que no había más excusas.
Pero cuando finalmente me dio la llave de la habitación 631 lo acepté con
mucha gratitud. Stanley realmente me la había hecho difícil pero ¿qué
podía hacer? Sabía que no estaba jodiendo a nadie y que podría haberme
quejado más. El Chelsea Hotel es el único lugar que tengo para vivir.
Deseaba haber matado a Joe. No sé por qué era tan horrible con Bárbara y
conmigo. En un primer momento tratamos de ser amables cuando volvió a
casa desde el hospital en agosto pasado. Vivir en el Chelsea es bastante
difícil pero vivir al lado de alguien como él es imposible. ¡Lo voy a
odiar siempre! Se veía como una “doña Rosa”, petiso, encorvado, pelado,
con las piernas arqueadas y cortas y muy frustrado sexualmente. Está en
la lista de habitués en todos los prostíbulos de Nueva York y Nueva
Jersey.
La noche anterior a la mudanza oí un golpe en la ventana. Fui a ver lo
que estaba pasando y era Joe parado completamente desnudo fuera de la
ventana en el balcón de al lado. Tenía una gran erección y se estaba
pajeando violentamente. Tenía el televisor a todo volumen, había meado en
el pasillo y estaba muy drogado de thinner.
Más tarde, cuando fui a sacar la basura, su puerta estaba abierta y
cualquiera podía mirar dentro y verlo sentado en el inodoro en el baño
haciendo como si estuviera haciendo sus necesidades. En realidad era una
excusa para exponerse y salirse con la suya de jugar una rutina
pervertida y tratar de conseguir que la gente le crea.
¡Qué tarado! ¡Jaja! Me da pena pensar en lo que vi después, cuando volví
por el pasillo después de sacar la basura. Miré en la habitación de Joe
de nuevo y vi a la novia de Leonardo, Bambie, en la cama dándole una
mamada. Bambie es una linda travesti de Toronto, Canadá, que vive en el
hotel con Leonardo. Ella está muy enamorada de él.
La gente compara a Leonardo y Bambie con Bárbara y yo. ¡Cualquiera! No
soy adicto al crack ni mando a Bárbara a levantar tipos como Leonardo
hace a Bambie así que me gustaría que todos se callen. Es tan extraño.
Bambie haría cualquier cosa por Leonardo. Tengo un gran corazón así que
no dije nada y cortésmente volví a entrar a mi habitación.
Hay tanta sordidez aquí en el Chelsea que lo que acababa de ver no
debería haber sido un gran problema para mí pero estaba preocupado. Veo
prostitutas subir y bajar la escalera de incendio todo el día. Es una
mierda. Realmente es así. Pero prefiero ver a Joe y Bambie haciendo cosas
malas que muchas de las otras cosas horribles que veo por acá. Por lo
general, si te registras en una habitación en el Chelsea y hurgas bajo la
cama podés encontrar una vieja y desinflada muñeca inflable. Esto es lo
que la mayoría de estos viejos cabrones se cojen en la noche por aquí.
Los turistas se quedan aquí porque es un santuario del pecado, la
decadencia y el consumo de drogas. Y también porque es el hogar del arte
pop americano, tan gay y a la moda. Les dan los mejores cuartos a ellos y
los malos al resto de nosotros que vivimos aquí, porque si vivís acá
tenés que estar en la última o practicando para llegar a estarlo.
Cualquiera que sea mi caso, todavía no sé por qué Stanley me puso en la
habitación 117 en primer lugar. Es una habitación horrible y tiene un
historial de desviados alojados en ella como la pobre ex del bajista de
Sex Pistols, Sid Vicious, que la mató allí y luego terminó en Rikers
Island y después en la morgue del Center Street, en el Barrio Chino de
Nueva York. La mayoría de las personas que habitaron la 117 tenían
numerosas entradas en Rikers también. Al sacar el cajón de la mesita de
luz de cualquier habitación en el Hotel Chelsea y darla vuelta el
graffiti que verás dice Rikers. Es el graffiti más popular. También podés
ver el nombre Hollywood tallado en los muebles por los ex internos de
estas infames instituciones. Una vez vi escrito Sid y Reagan en el
sótano.
Al final supongo que tenés que tener mala suerte para vivir aquí, pero
la gente viene de todas partes. No hay suficientes habitaciones para
todos los tarados que quieren estar acá. Departamentos tipo estudio
arrancan en 2500 dólares al mes en Nueva York. No sé que voy a hacer.
Especialmente con mis malas finanzas, el perro, y mi pasado como Ramone.
No es extraño que me sienta una mierda y todavía beba una botella de
whisky todos los días. Bueno, por lo menos no vivo en Los Ángeles

10
Vali

LA HABITACION n° 631 solía ser la de Vali Myers. Se rumoreaba que Vali


era una bruja. Creo que es cierto, probablemente era bruja. Era de lo más
divertido ir a visitarla cuando vivía aquí en el hotel. Mientras residía
acá, Vali también encontró tiempo para hacer su arte, ser anfitrión de
una gran cantidad de aspirantes a artistas y echó un par de hechizos y
maldiciones a las personas que la habían traicionado.
Conocí a Vali en 1989 y la frecuenté hasta el 92. Entonces repentinamente
se fue de Nueva York y regresó a su casa en Sydney, Australia. No sé si
mucha gente recuerda su paso por aquí. Lo hago pero la mayoría de la
gente de esos días han quedado en el olvido y no regresan al Chelsea
Hotel con frecuencia, si alguna vez lo hacen.
El único famoso que alguna vez volvió a visitar o pasar un rato por el
hotel es el pintor Larry Rivers. Larry es espeluznante. Me gusta, pero yo
no lo conozco. No nos conocemos formalmente. Creo que tiene un afecto por
el hotel y le gusta entrar aquí a veces para ver los cuadros en el
vestíbulo o para ver a su amigo, el escritor, Arnold Weinstein, que
todavía tiene un departamento en el Chelsea Hotel.
Extraño aquellos tiempos a veces. Según recuerdo Vali era un espectáculo
impactante. No sé si la gente sale a la calle en Australia como lo hacía
ella cuando vivía en Nueva York. Pero era extrema, incluso para
Manhattan.
Vali realmente sobresalía. Tenía el pelo largo de color rojo, salvaje y
llevaba trajes de campesina gitana y andaba descalza. Sus manos, pies y
rostro estaban tatuados de antiguos diseños primitivos. No eran del tipo
que te hacés en esos lugares donde un enorme y peludo motoquero me está
tatuando mientras estoy sentado, temblando, sin camisa y cada demonio
enmarcado en las paredes del lugar te miran con una sonrisa que dice “a
vos te conozco”.
Los tatuajes de Vali, por otra parte, parecían más ilegibles. Sólo puedo
imaginar que fueron realizados a la luz de las velas o tal vez incluso al
aire libre bajo un hermoso cielo del desierto de noche en algún lugar
hace mucho tiempo atrás. La luna llena. El cielo inundado de millones de
estrellas, muchísimas, tan brillantes, que el tatuador de Vali no habría
tenido que utilizar electricidad. No puso los diseños de manera normal,
como todos conocemos. Se hizo tatuajes que no podemos entender, un tanto
paganos un tanto paranormales. Ella una vez me tatuó tres puntos en el
revés de la mano derecha.
Si juntás el dedo pulgar y el dedo índice entre una lamparita y una
pared podés formar la sombra en un dragón o una cara de cocodrilo con la
mano. Eso lo aprendí de mi padre.
Había un dragón de color azul que Vali había pintado en la pared de la
habitación 631. Una vez, mientras yo estaba de visita, ella me explicó
con entusiasmo, sentada en el suelo en una almohada, que en el horóscopo
chino, los dragones azules son los más afortunadas de todas las
criaturas. Cada siete años, en un ciclo, es el Año Nuevo chino del Dragón
Azul. El reino del dragón es sólo una vez cada siete años, pero es el
mejor momento para comenzar una nueva vida, porque este dragón es muy,
muy protector.
No sé si hay dragones madres. Los dragones son muy individualistas. No
voy a tomar una gran decisión, sin embargo, porque no puedo. Entiendo que
este pequeño oasis en las nubes sobre Nueva York es mi nuevo hogar; me
confunde profundamente, con respecto a la serie de acontecimientos en mi
vida en los últimos años terminar aquí.
Así que no sé qué pensar. Entrar en la habitación 631 tiene un efecto
relajante, sin embargo. Como si fueras de Brooklyn, Nueva York y nunca
hubieses estado en otro lugar más que Brooklyn y de repente te
transportás a un antiguo cementerio de un pueblo en Irlanda.
Para un neoyorquino promedio de los barrios alejados, enfrentar la
inmortalidad del tiempo parado en silencio en este antiguo lugar de
descanso, ocultando secretos, se parece demasiado a un primer pico de
heroína.
11
La crewka crewka

ESTE SECTOR del Chelsea Hotel, donde está mi habitación, la 631, es el


sector australiano. Mi vecino Frank, el fotógrafo de la habitación 629,
es de Melbourne, la segunda ciudad más grande de Australia. No es fácil
adaptarse en esta sección del hotel. Los australianos son mayoría. Tan
pronto como llegué a la sexta planta a revisar la habitación 631 las
vibraciones fueron ligeramente negativas y me dejaron inquieto.
Stanley Bard nunca me ayudó con el problema con mi vecino Joe. Me pasé
mirando los clasificados de alquileres en los diarios pero fue inútil.
Siempre estaba peleando con mis ex-compañeros de Los Ramones y Bárbara me
la estaba haciendo difícil y siempre andaba enojado. Muchas veces he
tenido que desayunar en el vestíbulo del hotel por la mañana para mostrar
en público lo descuidado que estaba y como una advertencia a Bárbara que
no funcionó de todos modos y. . .
Fue a causa de una desagradable discusión con Bárbara que pasé de estar
sentado en el vestíbulo a pararme delante de la entrada del hotel para
ver lo que estaba ocurriendo. Fue la primera vez que vi a Bambie
caminando hacia el Chelsea Hotel con la minifalda más corta que había
visto nunca. Acababa de tener una gran pelea con Bárbara y había bajado
para distraerme. Reconozco que cuando me encontré con la mirada de Bambie
paseando por la 23th Street luciendo sexo puro y alucinante. Parecía ser
una especie de revancha contra la sociedad o algo así. No pensé tener que
ver con eso pero me gustó su forma de vestir que logró sacarme una débil
sonrisa mientras ella empezaba a revolotear sus pestañas hacia mí.
“¿Vos sos Dee Dee?” Bambie se detuvo y me preguntó con una voz
profunda, ronca. “¿Vivís acá en el Chelsea?” Me interrogó de nuevo.
Mis ojos hicieron contacto directo con su culo que estaba inclinado un
poco para mostrarlo mejor. “¿Te gusta lo que ves, bebé?” Dijo esta
belleza magnífica con una sonrisa de hambrienta de sexo que podría hacer
a un sacerdote, deshonesto y mucho más a una mierda como yo.
“Sí, yo vivo aquí” le contesté. “¿Vos también?”
Sí, en la habitación 631 pero me estoy mudando a la 519 con mi novio
Leonardo, la próxima semana. ”
Aún si la chica es una verdadera trola ¿cómo te podés sentir romántico
cuando ella de inmediato comienza a hablar de su novio? Me enoja. ¿Y qué
hace un marica como Leonardo con una mujer de verdad? Debía ser un trava
pero no podía asegurarlo a menos que le baje la bombacha.
Recordé que la 631 era la habitación de Vali Myers. Y como necesitaba
una nueva habitación, parecía ser una buena oportunidad de hablar con
Bambie sobre algo y que no parezca que me la quería coger o lo que sea.
“Bambie manteneme al tanto de la habitación. Me tengo que mudar. Joe me
está cansando. Es terriblemente ruidoso. ” Le dije.
“No te preocupes Dee Dee. ” Respondió ella. “Te mantendré al tanto de
lo que esté pasando. ”
“¡Hey nena tenés acento francés. ¿Sos de Francia?”
“Sí, Dee Dee. Soy una modelo de París, Francia. Me llamo Bambie. Vení a
verme más tarde ¿de acuerdo?”
Mientras la veía irse me di cuenta que tenía una bolsa de compras de
Eaton, un shopping de Toronto, Canadá. “Hmmm, es extraño. ” Pensé.
Una semana más tarde estaba a punto de estallar. Es muy difícil vivir en
la parte delantera del Chelsea Hotel frente al ruido de la calle. Le
rogué a Stanley Bard por una habitación más tranquila todos los días pero
se hacía el misterioso y no cedió ni un milímetro.
Cuando finalmente me cedió una nueva habitación y mudé mis cosas, todo
estuvo bien. Pero algo raro pasaba. Frankie, mi vecino de al lado en el
629, era un verdadero trastornado y pelotudo. Le prohibí a Bárbara hablar
con él o ir a su habitación a solas, incluso si había una emergencia.
Bambie había pintado su culo en la puerta del placard antes de irse.
Esto molestó mucho a Bárbara. “¡Esa puta!” Bárbara chilló cuando entró
en la 631 con su valija y vio lo que le había hecho Bambie al placard.
“No te preocupes Bárbara, mi amor. ” Le dije, poniendo mi brazo
alrededor de su cintura y tratando de calmarla. “Mirá ella ni siquiera
es una chica. Mirá, podés ver parte del pito. Bambie tiene que ser
travesti para ser la novia de Leonardo ¿verdad? No me puedo imaginar a
Leonardo poniéndosela a alguna mujer. ¿No?”
“¡Me importa un carajo! Buscá un destornillador. ¡Sacá esa puta puerta
en este momento y tirala al cuarto de la basura!”
“¡Bueno, bueno, bueno, la puta madre!” La cosa era que Vali había
pintado símbolos mágicos en el armario y en el interior de la puerta. Era
bastante obvio que cualquier persona que manipulase esa puerta estaría
maldita. No podía entender cómo Bambie había sido tan tonta como para
pintar sus partes íntimas en la antigua puerta de Vali. ¿No iba a captar
las malas vibraciones que esa puerta estaba emitiendo? Si no estaba
condenada al infierno ya entonces seguro que ahora sí y yo estaba seguro
de unirme a ella si la cagaba con esta puerta. Me parecía impensable
tirarla a la basura; el diablo o alguna otra cosa mala debían de
protegerla.
¿Por qué este tipo de cosas me pasan a mí? Soy un tipo amable y nunca voy
en busca de problemas. De todos modos, no siempre ayuda ser tan
agradable. En cuanto Bárbara y yo comenzamos a enfrentarnos en el centro
de la 631, tan pronto se convirtió en nuestra nuevo ring en vez de
nuestra casa.
Me pregunté qué pensaría Vali ahora mismo. Probablemente no tanto, me di
cuenta mientras recordaba algunas de las peleas de borrachos de las que
fui testigo entre Vali y su novio, Johnny.
Recordé los viejos tiempos, porque noté que Bárbara iba a entrar en modo
de combate “Guka Guka” argentino practicado por los peleadores
callejeros del conurbano de Buenos Aires, que es parecida a Australia; me
recordaba al Crewka Crewka, un estilo de artes marciales que los
aborígenes de la zona de Melbourne practican más de esa manera.
Sin desanimarme, me puse automáticamente en una posición de karate
patentado por Bruce Lee y ataqué a Bárbara antes de que dijera nada.
Decidido a mostrar un poco los dientes esta vez, fui directo sobre ella.
“¡Muy bien, te lo buscaste!” Le susurré. “¿Querés problemas?¿Querés
discutir? !Bueno, ¿Porqué no sacás esa puta puerta vos sola?” Grité con
mis pulmones, poniéndome de color azul.
“¡PORQUE ELLA ES TU AMIGA, HIJO DE PUTA! ¿Entendés culoroto
hijodeputas?”
“Ah, si?” Le grité. “¿Que estuviste haciendo? ¿Espiándome de nuevo?”
“¿Me puedo sentar un minuto? No puedo ni aceptar una tarjeta de
Navidad o un regalo de nadie. Nadie me quiere. ¿Cómo puedo estar bien con
todos estos quilombos en mi vida? ¡Odio todo! ¿Estás feliz ahora? Vos
ganás ¿de acuerdo? Ahora soy el hombre más miserable de la tierra. ”
“¿A quién mierda le importa? gritó Bárbara. “Tal vez puedas encontrar
un árbol de Navidad en la basura como hiciste con los muebles. ¡Ahora
sacá la puta puerta de acá! ¡¡¡Ahora!!! ¡¡¡En este mismo momento!!!”
gritó. Refugiándome en el baño, evité una ráfaga de patadas y golpes.
“¡no quiero más problemas Bárbara!" Grité desde detrás de la puerta del
baño, la que sostenía con todas mis fuerzas. “Voy a salir y me deshago
de la puerta así que soltá cualquier arma que tengas ¿de acuerdo?”
La tensión se fue por las nubes ahora en nuestro pequeño departamento.
Las habitaciones del Chelsea son tan pequeñas que es imposible
mantenerlas ordenadas. Si querés algo, tenés que rebuscar por aquí y allá
para encontrar lo que estás buscando. Siempre embalando y desembalando
cosas. Pero no tiempo para ponerme a buscar un destornillador en ese
momento. Así que me puse las Dr. Marten's y de una patada la saqué fuera
del marco. Fue un placer hacer esto por despecho hacia Bárbara y Bambie.
Pero me fue poniendo nervioso.
Ahora estaba teniendo conversaciones conmigo mismo y mi cerebelo estaba
empezando a molestar.
“Bambie, maldita francesa quilombera. ” Me dije. ¿Por qué?¿Por qué a
mí? No le importo a nadie. Nadie me escucha. ¡Nadie escucha lo que digo!
¿Por qué?¿Por qué? ¿POR QUÉ? Oohh, bien. Bambie ni siquiera vale la pena,
pensé. Bárbara es mucho más linda que ella y es tres años más joven. ¿Qué
mierda está pasando?¿Por qué la vida es tan dura conmigo?
Me subí la puerta al hombro, de todos modos y estaba muy pesado.
Entonces luché para pasar por la puerta pero Bárbara no me ayudó a
abrirla así que metí el pie y llamé a Banfield. De esta manera podría
sacarlo a pasear y él podía ir al baño.
Mientras yo estaba luchando por el pasillo con la puerta empecé a
animarme. Me di cuenta de que esta era la excusa perfecta para drogarme.
Tal vez, encontrarme con Fernando y quedar de la nuca, esperaba. Y
sabiendo que tenía escondido algo como para aliviar el accidente, estaba
listo para un día completo de mala conducta.
Fernando es el basurero del hotel. Saca la basura por la mañana de los
cuartos de basura en cada piso del hotel y luego lo lleva al sótano en el
ascensor de servicio. Entonces saca la basura a la calle desde el sótano
en un pequeño ascensor de servicio y pulcramente las apila en en bolsas
de plástico negras.
Por lo general encuentro con Fernando a las seis de la mañana cuando
está comenzando su rutina y salgo a buscar el diario y llevo a Banfield a
dar un paseo. Le gusta hacer pis en las bolsas de basura pero su lugar
favorito son los colchones viejos que la gente tira cuando se muda.
Fernando sabe que los perros de la ciudad creen que las bolsas son
montones de hojas secas así que si él tiene la basura apilada antes que
Banfield y yo lleguemos, así que cruzamos la vereda o seremos rociados
con la manguera con la que Fernando protege los montículos de basura
después de apilarlos para protegerlos de perros vagabundos o cirujas
hasta que los camiones de la basura pasan a recogerlos. Es una de las
personas más trabajadoras que he visto. Corre como un maniático con los
ojos salidos de órbita, fumando sin parar Lucky Strikes. Es una persona
agradable pero la sonrisa congelada en el rostro de Fernando es de fumar
crack, no por el aire acondicionado del Chelsea. Siempre lleva una pipa
de vidrio debajo de la camisa entre la cintura de sus pantalones y la
ropa interior y he compartido un tubo de crack con él en la sala de
basura muchas veces.
También hemos robado habitaciones juntos. Hacemos esto si vemos que
alguien ha dejado abierta una puerta. Por lo general salieron al baño y
no pueden encontrar la llave o llegaron a casa borrachos, zafando de ser
robados en la calle, el vestíbulo o el ascensor. De alguna manera
llegaron su habitación y luego tuvieron la mala suerte de salir,
desmayarse y dejar la puerta abierta, otra de las bromas crueles de la
vida.
Son presa fácil cuando terminan así. Es mejor que Fernando y yo los
hagamos a algún otro trastornado que les corte la garganta. Al menos les
robamos y nos vamos a excepción de unas pocas huéspedes femeninas que
Fernando violó mientras estaban inconscientes. También tengo una buena
colección de relojes, cámaras, joyas y moneda extranjera que tengo
adquiridos en tantos años de robar a los huéspedes en el hotel.
En cuanto a Fernando, no sé cómo lo hace. Vio un montón de cosas
horribles todos estos años que algunos de los locos satánicos que se
alojan acá escondieron en la basura. Tiene una buena colección de estos
artefactos en el sótano. Supongo que los robos en las habitaciones es lo
que lo mantiene trabajando acá. Porque es realmente horrible estar en el
Chelsea pero es dinero gratis para Fernando y las drogas son abundantes.
Pero sé que él no quiere más maldiciones en su vida.
Al principio estaba feliz de verme en el cuarto de basura a primera hora
de la mañana. “¡Che, compadre!” * Dijo
“¿Cómo estás hoy?”*
“¿Cómo te sentís para perseguir al dragón?”*
“Teletranspórtame, Scotty” replique*. Al mismo tiempo empujando* lo
que quedaba de la puerta de Vali a la habitación de la basura*.
Fernando no había visto la puerta al principio pero cuando la vio, su
estado de ánimo cambió.
“¡Che Dee Dee! ¿Que mierda es eso? No podés traer eso acá, esa es una
cosa embrujada. ”*
“Vas a tener que sacar eso afuera vos mismo* pero yo no lo tocaría* si
fuera vos.
“¡Ah, no!” Repliqué. * “No me digas lo que tengo que hacer. ”*
Nunca me había enojado con Fernando antes pero algo me estaba llevando
al límite y me estaba volviendo loco. De mala manera me burlé de él de
nuevo.
“¿Porqué no prestás atención a tus propios defectos como tu español?*
¿Okay, chabón?*
“¿Cómo te pensás que sonás, gringo hijo de puta? Vos para mí sonás un
poquito Rican. ** Sabés que a tu mamá no le gustaría eso. ”*
“Bien, quien carajo te pensás que sos chabón,* Carlos Menem?"
“Él se disparó en mi contra: ¿Y vos dónde aprendiste español? ¿En el
subterráneo?”*
“No, Peppi, le dije en la cara, Macy's en la Calle 34. ”*
Al percibir que los dos estábamos yendo demasiado lejos cambié mi estado
de ánimo de loco a amable. Estaba harto de discusiones ya.
“Hey Fernando. ” Le ofrecí de una manera amigable. “Disculpá, estoy
de muy mal humor esta mañana. Como de costumbre. Bárbara está enojada
conmigo de nuevo y ahora insiste en que tire la vieja puerta de Vali a la
basura porque la chica que vivía en nuestra habitación la pintó con sus
partes íntimas”.
“Uy si, Dee Dee. ” Respondió Fernando. “Esa chica, Bambie, bueno. . .
ella es travesti. Le pertenece a Leonardo de todos modos. Está loco por
ella. Pero si jodés con la puerta de Vali vas a estar maldito, no importa
si es o no tu culpa, así que sacá la puerta de acá por lo que conseguir
que la puerta fuera de aquí. Vas a tener que ir y tirarlo en otro lugar
en el hotel hoy. ¿Está bien, amigo*? No tengo tiempo para esta mierda,
hoy . El ascensor de servicio estuvo fuera de servicio durante tres
semanas y tengo que sacar toda la basura en el ascensor entre los
huéspedes y las valijas. Mis nervios estallan. Me gustaría poder volverme
a casa, a la Argentina. ”
“Todo el mundo está abandonado Nueva York” le contesté. “Ojalá pudiera
irme del Chelsea ya. ”
“Sí, yo también, Dee Dee” respondió Fernando. “Este lugar es
tenebroso. Es mucho para mí. ”
Dejando la puerta en el pasillo para que se encargue otro, me retiré por
las escaleras sin molestarme en someterme a la experiencia infernal de
esperar el ascensor del Chelsea Hotel.
No soy masoquista y me repuse de mi estado negativo de alguna manera y
había decidido animar el día. El refugio canino Paws Inn abre a las siete
en punto, pensé. Creo que voy a caminar hasta allí y dejar a Banfield
para que pueda pasar un buen rato, correr y jugar con otros perros.
Banfield estaba paranoico y confundido pero me siguió por las escaleras
hasta la 23th Street de todos modos.
*En castellano argentino en el original.
**Rican: apócope despectivo de portorriqueño.

12
Chinese Rocks

SERÁ MEJOR recuperar la sobriedad, pensé, mientras caminaba por la 8th


Avenue hacia el Paws Inn que está en 35th Street y la 9th Avenue frente a
la estación de policía. Siempre me pongo nervioso trayendo a Banfield al
Paws Inn porque hay muchos policías en la zona. También es peor para mí
porque me reconocen y andan en busca de problemas. Lo único que me ayuda
es que algunos policías son fans de los Ramones así que todo se
equilibra.

Me gusta esta zona, sin embargo. He vivido en Manhattan toda mi vida


pero no sé como se llama este barrio. ¿Midtown? Bah, a quién le importa?
34Th Street es un gran lugar para ir y volver desde la 23th Street. Y es
una gran zona comercial. Hay Macy's, K-Mart, un Wiz por aquí, muchos
McDonalds, peep shows y Burger Kings. Ese tipo de cosas. También hay
policías en la 30th Street entre la 6th y la 7th Avenue así que no es un
buen lugar para punguear o para probar las habilidades de carterista a
menos que, realmente, puedas correr. De todas formas. . . tan pronto como
llegué a la estación Penn, até a Banfield de su correa a un parquímetro.
“¿Qué pasa si me ponen una multa?” Se quejaba cuando vio que aún había
tiempo restante en el medidor. “¿No vas a poner una moneda, Dee Dee?
Dale, maldito bastardo. No me dejés así. ”
“No te preocupes, Banfield” le dije, tratando de mejorarle el ánimo.
Me di cuenta de que estaba preocupado. Esta pobre, amoroso animal depende
completamente de mí y sólo le queda esperar ahora, con miedo, esperando a
que realmente vaya a volver. La otra cara de la moneda es que es amoroso
y fiel. Pero tengo que ir al baño ya y sé que estará allí cuando regrese.
“No hables con extraños ¿de acuerdo?” Le digo y me mando a la entrada
del subte para llegar a los baños públicos.
“¡Cristo, tengo una diarrea galopante!” Me dije. Era una emergencia.
No hay tiempo para gestos educados, me concentro desde el fondo de mi
subconsciente. Así que agaché la cabeza, levanté el brazo izquierdo como
un jugador de fútbol americano y sin ninguna consideración por nadie
empecé a atropellar los pasajeros que subían las escaleras en mi camino.
Manhattan es un loquero a la mañana. Parece que todo el mundo jugara al
fútbol americano. Tenés que tener sentido del humor. Es divertido, creo,
tratar de darle a alguien en la cara antes de bajar las escaleras. La
acción es demasiado rápida, asi que le pego una trompada de canguro al
estilo Crewka Crewka a una anciana para hacer notar mi punto de rabia.
“¡Fuera de mi camino! ¡Fuera de mi camino ¡Estoy loco!” Venía
despotricando. La baba viscosa cayendo por mi pera me hicieron callar
pero le demostré que hablaba en serio. En poco tiempo estaba en el baño,
riéndome de lo que había sucedido.
El lugar estaba infestado de pervertidos. Los pasajeros parecen
señoritos ingleses en comparación con la población de forajidos que
habitan el Chelsea. Tenés miedo de contagiarte algo allí. El olor era
horrible. Un feto abortado sobresalía de uno de los inodoros. Cuando miré
alrededor del baño de caballeros para ver qué pasaba, vi mi reflejo en el
espejo y vi una calavera en lugar de mi cara.

Esto no está bien, noté, respirando el rancio olor a cucarachicida y


amoníaco a través de las dos ranuras en forma de corazón invertido donde
estaba mi nariz.

Sintiéndose muy enfermo, desmayándome, agarré mis rótulas con los huesos
desnudos de mis puños y traté obstinadamente de no perder el
conocimiento. Mientras mi sistema nervioso comenzaba a fallar, todavía
pude ver algunos de los sombríos azulejos blancos del piso pero todo se
estaba rápidamente desvaneciendo en mi campo de visión. También había una
enfermante niebla verde sobre la habitación haciendo la situación aún más
horrenda.
Por ahora estaba estupefacto. Todo lo que podía pensar era en salir de
allí. Pero, ¿dónde está la puerta? Mi confusión a se convirtió en terror
histérico cuando las pocas luces en este sórdido pozo comenzaron a
parpadear dentro y fuera.

Esto iluminaba neuróticamente los rostros y los cráneos de los demonios,


perdedores, psicópatas, y cretinos que salían de todas partes y el lugar
comenzó a animarse de alguna manera a medida que los provocadores del
miserable baño empezaron a mostrarse. Su charla excitada comenzaba a
elevarse en un crescendo ensordecedor que sonaba como un millón de
insectos frotando sus patas traseras.
Me hizo sentir como cuando me inyecto un poco de cocaína en las venas.
Es como pegamento corriendo en tu sangre y tenés que vomitar. Ahora
estaba enloquecido. Esta fue una de las peores situaciones en la que he
estado. En un pánico total, pude ver que todo el piso estaba fuertemente
plagado de papel higiénico extrañamente húmedo y manchado. Si caía al
suelo y me desmayaba estaba liquidado. Sin duda contraería Lepra de Tigre
Zamberiano. Había también gusanos en los charcos de meo donde la gente no
había usado los inodoros.
Por favor, no me hagas esto Dios, me puse a rezar, hamacándome adelante
y atrás como los adictos a la metadona hacen en la 23th Street y la 3th
Avenue, luchando valientemente, recé mi última plegaria: “!Dios, si
estás ahí arriba escuchando, sálvame! Soy demasiado bueno para terminar
así!”
Entonces rodé completamente. “¡Ohhhh noooo, noooo,noooo! ¡Me voy a
agarrar lepra de tigre!”

Cada una de las criaturas miserables en este baño ya estaban infectados.


Sus cuerpos, huesos, alas, cola, piel, pelaje e incluso sus verrugas
estaban cubiertas con una gruesa capa de moho peludo desde donde surgían
enjambres de gusanos.

Este baño está tan sucio que cualquier cosa que lo roce o lo toque
seguramente se infecta. Lo único en lo que podría pensar hacer en tal
emergencia, era drogarme.

Pensé, tal vez de alguna manera puedo arrastrarme a uno de los baños del
fondo así ninguno de estos hijos de puta me viene a manguear droga.
Sacando fuerzas, desde dónde, no lo sé; miré amenzantemente a los que,
con actitud rapaz, me estaban esperando . Nadie me iba a arrebatar mi
último pedacito de droga. No estaba jugando. De ninguna manera. De
ninguna manera. ¡De ninguna puta manera! ¡Manga de forros!
Entonces de alguna manera, agitando cómicamente una larga jeringa
hipodérmica a mis adversarios, me las arreglé para entrar en un baño y
cerrar la puerta. ¿Pueden imaginar mi sorpresa final cuando salí de mi
aturdimiento por un breve segundo dispuesto a picarme? Y entonces he aquí
que allí estaba mi viejo amigo, Sid Vicious, que estaba muerto ya desde
hace veinte años más o menos. Pero tan difícil de creer como parece, allí
estaba él, allí mismo en el baño conmigo. No podía creer lo que estaba
viendo.
“Hey Dee Dee” habló. “¿Querés heroína? Tengo algunas bolsitas acá. ”
“¿De verdad Sid Vicious?” Le pregunté.
“¿Cómo podés estar acá en este momento?” Lo intenté nuevamente sin
obtener otra respuesta que una sonrisa élfica de su parte. “Bueno, no
importa. ” Accedí a fin de no romper el impulso. “Todo bien, chabón.
Vamos a colocarnos. Ojalá sea tan bueno como en los viejos tiempos. ”
Dije, tratando de hacer una pequeña broma mientras veía los paquetitos
rojo metálico de heroína que tenía en la momificada mano extendida.
“Tomá un poco, Dee Dee. Son de primera” dijo Sid y me guiñó un ojo.
“¿Cuándo pegaste esto, eh?” Le dije mientras miraba con avidez la
droga en su mano. “Parece como lo que solía pegar en la 10th Avenue y
Avenue B en los 70. ¿Tuviste esta falopa durante todo este tiempo? Son
como 20 años, ¿no?” Le pregunté.
“¿Vos crees que te decepcionaría, compañero?” Me dijo Sid, con mirada
penetrante. “Tengo esta falopa desde cuando salí de Rikers, febrero de
1979. La guardé para nosotros, desde entonces, compañero” sonrió él.
“Hagámoslo. ”
“No tan rápido, José, ¿de acuerdo?” Le respondí. Parecía demasiado
bueno para ser verdad y de acuerdo con mi porte Ciudad de Nueva York, era
sospechoso. Así que lo mejor que pude hacer fue detenerme y poner
excusas, lo cual hice.
“Sid, errr. . . Tengo un perro esperando arriba en la vereda. ¿De
acuerdo? Y está asustado. Tengo que ir a buscarlo ahora. ¿De acuerdo? Y
mirá esto. ” Le dije arremangándome la campera de cuero. “Sólo hay unos
pocos huesos donde tenía el brazo. No puedo encontrar una vena. Sin carne
o sangre o piel ni nada . Soy sólo un esqueleto. ¿Vos creés que ahora
estamos muertos, Sid?”

“Nos vemos más tardee en el Chelsea, Dee Dee” respondió. “Estaba


tratando de ser buena onda, sabés. Pero para ser sincero ahora prefiero
guardarlo todo para mí, de todos modos. ¡Mala suerte compañero!”

“Bueno, hasta luego, Sid” dije estirando el brazo y tipo de ahuecando


la mano lentamente, sugiriendo que estaba todo bien, que yo estaba mal,
pero mantenía mi buena actitud de tipo encantador que tuvo que
impresionarlo.
Y también, más allá de todo este horror, estaba tratando desesperadamente
de mantener una buena cara pero en el pequeño espacio del baño, no pude
evitar ver a Sid comenzar a llenar su jeringa en el inodoro.
Esto es inimaginable, pensé para mí mismo. Luego, dejando caer todas las
pretensiones de buen comportamiento social, descargué mis tripas en el
suelo.

13
33th y 8th
“¿QUÉ TE pasa Dee Dee? Pensé que ibas. ¿Está sorprendido o algo
así?¿Nunca viste esto?¿Qué sos, una monja?” Dijo, haciéndose el
superado.
“¿Ves esto?” Sid continuó. Estaba señalando una tapita de botella que
estaba usando para calentar heroína. Tenía un clip alrededor para ponerlo
al fuego y usarlo para cocinar una dosis.
Sid se estaba poniendo muy intenso, exigiendo toda mi atención. Supongo
que ahora me va a hablar sobre el legado falopero que aprendió hace mucho
tiempo de Jerry Nolan y Johnny Thunders, pensé.
Sid me miraba con mucha atención ahora.
“Tenés razón, Dee Dee. ¡Jaja! ¡Prestá atención! ¿Está bien? ¡Jajaja!
Ahora escuchame, Dee Dee. Cuando se cocina la heroína y se hierve, se
purifica, sin importar cuán cortada estaba. Entonces, cuando cocinás la
droga, te la picás en la sangre y no importa cuántos han usado el
inodoro. Va a andar. ¿Entendés?”
“¿Aún con un feto abortado cubierto de gusanos flotando?” Repliqué.
“Suena lógico” me respondí por él.
Sid estaba demasiado metido en lo que estaba haciendo para notar lo que
yo decía. Estaba retorciendo la cadena de bicicleta que siempre lleva en
su cuello, desatándola con la mano izquierda, picándose el huesudo cuello
con su mano derecha, en la que tenía una jeringa hipodérmica de aspecto
letal.
“Sigue siendo el viejo y querido Sid” pensé. Todavía tiene su vieja
campera motoquera y la cadena con el candado, como la usaba solía usar
para cubrir las “huellas” de las pinchaduras en la garganta como lo
hacía cuando tocaba con los Sex Pistols. Sid siempre fue muy “cool”.
Los Pistols fueron un grupo muy en boga, con problemas internos en aquel
entonces. En esos días, si algo iba mal, se podía arreglar, no como
ahora, cuando todo es irreparable.
Como una cicatriz fea o algo así. Si tenés que cubrir tus “huellas” de
heroína, lo podés hacer y eso aumenta el glamour de ser un drogón.
Incluso aunque tus marcas parezcan la estación Penn Station, nadie las va
a ver, exceptuando tu novia o tu esposa. Todo el mundo sabía que Sid era
un drogadicto pero no necesitaba que el público supiera todos sus
secretos . ¿Qué hay de divertido en eso?
“Oh bien. ” Incluso en mi fatigado estado me di cuenta que era mejor
picarme solo. En un segundo, salí fuera de allí. “Hasta luego Sid” le
dije.
“Tal vez mi suerte cambie” me dije mientras subía la escalera mecánica
en dirección a la calle que estaba funcionando. “Sólo en Nueva York”
pensé. Me alegró estar lejos de Sid y estar fuera del baño. A pesar de
que me sentía mal yo no estaba tratando de irritar a nadie. Pero no
funcionó.
La gente me miraba. Finalmente exploté. La presión era demasiada. No
pude contenerme más.
“¡Forros!” Grité, a nadie en particular. Las imágenes de todas las
personas que están en mi lista de odio destellaron violentamente en mi
cerebelo llenando las cavidades nerviosas en mis células cerebrales con
maldad. “Esto es genial”, pensé.
La cabeza me daba vueltas. Me sentía como si estuviese poseído. También
venía salpicando vómito a los pobres desgraciados que subían detrás mío
por la escalera mecánica.
“¡Mátenlo! ¡Mátenlo!” Empezaron a gritar al unísono en un fuerte
rugido.
“¡La concha de sus madres!” Venenosamente grité a la multitud
mientras giré la cabeza un poco más, sólo por el puro hecho de hacerles
un daño mientras me arrojaban con odio, accidentado y violento por el
resto de la escalera mecánica hacia la calle. Durante todo ese tiempo fui
mordido, me dieron puñetazos, patadas y totalmente maltratado por esta
ingrata turba de completos culorrotos.
Me las arreglé para pegarles a algunos de estos matones pero estaba en
un completo estado de confusión mental para poder hacerles más daño.
Mientras era desalojado de la estación Penn a la 8th Avenue vi a Banfield
esperándome justo donde lo había dejado, atado al parquímetro.
“¡Cuidado con el perro!” Oí a alguien gritar en la multitud. Siempre
hay un idiota en cada multitud aunque no lo escuchen. Era una tonta
señora mayor con la cara horriblemente marcada por la viruela. También
era gordita. Tal vez se pensó que era gran cosa. No lo sé, pero atacó a
mi perro con un paraguas.
Banfield la atacó sin vacilar. Luego le arrancó el brazo. Tiró el brazo
en el aire y lo atrapó de nuevo en su boca y corrió de un lado a otro
como un león con el sangriento brazo en la boca. Luego arrojó el brazo
contra la multitud. Al mismo tiempo la anciana estaba gritando de
horrible dolor.
“¡Nooo! Nooo! Nooo! ¡Duele! ¡Ayúdenme!” La sangre brotaba como una
manguera de bomberos del muñon donde estaba su brazo.
“¡Banfield! ¡Banfield!” Grité aterrorizado “¡Salvame, por favor hacé
algo!¡Hablá! ¡Atacalos! ¡Matá a estos hijos de puta!”
Resoplaba y se vio el doble de grande de lo que es, ya que es un perro
muy grande. Sus ojos se nublaron de odio y comenzaron a brillar como dos
carbones ardientes de color naranja en la cabeza. Banfield sabía que yo
estaba en problemas por lo tanto saltó a la acción y estaba listo para
pelear. Hice lo que podía hacer y me uní a él . A pesar de su mal humor
al estar atado a un parquímetro mientras yo estuve en el baño de hombres
durante tanto tiempo Banfield se puso en el rol de ser mi salvador.
Empezó a ladrar histéricamente a la multitud mostrando colmillos
afilados como hojitas de afeitar. Sus encías estaban violetas y echaba
espuma por la boca. Salía literalmente vapor de sus fosas nasales. Pero
la rechoncha mujer cuyo brazo había sido arrancado estaba demandando la
atención de todos.
Daba vueltas en total agonía y la sangre chorreando de su muñón estaba
salpicando a la multitud de matones que hasta ahora, me estaban ganando.
Eso fue suficiente. La multitud se separó de terror. La amenaza de
contraer SIDA era demasiada abrumadora y nadie quería continuar con la
pelea.
En la ciudad de Nueva York una gran cantidad de peleas callejeras se
hacen con paraguas ahora. Tiene sentido. Podés picar a tu oponente,
cortarlo o golpearlo con el paraguas y lo podés abrir para evitar que te
salpique la sangre. De todos modos en el caos creado por la multitud
dispersandose fui capaz de liberarme y agarrar a Banfield.
“¡Agarrá la correa!” Me dijo. Y lo hice. Me aferré con tanta fuerza
como pude y Banfield despegó como un loco por la 8th Avenue arrastrándome
con él. Estaba muy agitado y no había nada que lo detenga. Iba gruñendo y
gritando a todo el mundo; “¡Córranse! ¡Córranse hijos de puta! Este
hombre tiene Lepra de Tigre. ¿Quieren? Se los voy a tirar encima.
¿Quieren eso?¿Quieren?¡Fuera de mi camino forros!

14
Mato a Joe

“FIJATE ESO” me dijo Banfield mientras entrábamos en el medio de la


23th Street entre las avenidas 7th y 8th cruzando el Chelsea Hotel.
Solté la correa y comencé a enderezarme y luego miré para ver de que
estaba hablando. Vi a Joe, mi odiado enemigo, parado en el cordón,
tratando de cruzar la calle. Estaba completamente confundido. Realmente
dudé de que Joe pudiera reconocernos y me acerqué a su línea de visión.
Cuando pude esquivar el tráfico, me bajé de la vereda y me paré en la
calle para poder mirarlo directamente a los ojos, cuando de inmediato me
di cuenta que era imposible porque Joe está tan loco que no puede
concentrarse en nada. Me di cuenta de esto cuando intenté mirarlo a sus
ojos de Mr. Magoo. “Es un loco”, pensé.
“Joe” le dije, tratando de llamar su atención. Y falsamente le dije:
“Joe ¿Está bien señor? Si se le hace difícil cruzar la calle, si quiere,
puede venir conmigo y con mi perro para estar seguro. Con mucho gusto lo
ayudamos a cruzar la calle con nosotros, si usted quiere. ”
“Sí. Gracias chicos. ” Joe me respondió. Estaba sudando mucho, pero se
calmaba y ahora parecía aliviado.
Creo que él realmente creyó que estaba siendo rescatado por un buen
samaritano, y en Nueva York. ¡Que chiste! Joe estaba realmente para dejar
que Banfield y yo lo cruzáramos de la mano a través de la 23th Street.
“Gracias chicos” dijo Joe mientras lo acompañabamos a cruzar la calle.
Pero eso fue lo último que dijo Joe cuando de repente le di un empujón
sobre la espalda de Banfield. Banfield sabía lo que iba a hacer y se
había colocado detrás de Joe para que yo pudiera hacer esto y él entonces
podría empujar a Joe al tráfico inminente, lo cual terminó haciendo.
Nunca tuve tiempo para ver lo que realmente pasó pero sonó bastante
espantoso y me imaginé que quedó aplastado por un camión de basura pero
no lo sé porque yo estaba ocupado esquivando camiones y autos a mí mismo
mientras corría a los saltos cruzando la calle para llegar a la entrada
principal del hotel.
Me reí muchísimo y lo mismo hizo Banfield. Entonces, mientras estábamos
tratando de llegar a nuestra habitación en el hotel y esperando que nadie
hubiera visto lo que le habíamos hecho a Joe, oí una risa malvada, que
traté de fingir que no la había escuchado, por lo que me di vuelta para
mirar. Y tampoco lo hizo Banfield.

15
Hago un trato con Leonardo

“¡PSSST, PSSST! ¡Banfield!” susurré. “¿Es Leonardo?”


“Sí, mi amo. Es él” respondió.
En ese momento Leonardo apareció de la nada detrás de nosotros y me
agarró con una mano del cuello y a Banfield por el cogote con la otra
mano y nos llevó a la fuerza a la calle de nuevo. Luego nos arrastró a un
lado hasta la casa de guitarras que está a la izquierda de la entrada
del Chelsea Hotel.
“No tan rápido. ” Leonardo sonrió. “Vi lo que hiciste, mataste a
Joe” me acusó.
“¡Callate! ¡Callate! Cerrá la boca!” Le grité, totalmente sacado.
“Que mierda decís, eh? Añadí. “ Vamos” le dije a Banfield mientras
trataba de soltarme de Leonardo. Pero Leonardo no se rendía.
“¡No trates de hacerte el inocente conmigo Dee Dee!” Me respondió con
rabia. “Vi lo que acabas de hacer ¿está bien? ¡Asi que a la mierda vos y
a la mierda tu maldito perro también, hijo de puta! rugió en mi cara
mientras intentaba soltarme.
“Vos no vas a ninguna parte. ” Leonardo me miró con sus ojos llenos
de odio y de mala gana me soltó.
“¡Bueno, andá a la mierda vos!” Rugí esta vez en voz alta “Y no me
vuelvas a tocar o te echo el perro a vos, entendiste idiota?”
“¡Dee Dee, Dee Dee! ¡Pará un poco! Vamos. Por favor pará. Te quiero.
Dame un abrazo. Vamos, cariño. Dame un pequeño abrazo, bebé. ¿de acuerdo?
Soy tu amigo. Créeme. Conocemos a la misma gente. Estamos del mismo lado,
querido. Iba a matar a ese tarado, Joe, de todos modos. Le debía mucho
dinero a Bambie. Yo sabía que nunca le iba a pagar. Lo odiaba. Así que no
te preocupes, porque en lo que a mí respecta, vos no me hiciste ningún
daño, querido. ¿Por qué no te gusto? ¿Eh? Siempre estoy disponible para
vos, Dee Dee. ¿Sabés de lo que hablo?”
“Hmmm. . . bueno, está bien, Leonardo. ” Me rendí dócilmente, de a
poco, recuperando la compostura. “Si . . . Si …realmente me gustas
mucho, bueno, bueno, tal vez podrías hacerme un pequeño favor. ”
“Sí Sí. Todo bien. ¿Por qué no?¿Qué querés?”
Leonardo parecía muy dispuesto a ayudarme así que continué: “Leonardo
necesito que bajes al sótano. ¿Me podés ayudar?” “¿Qué?” Dijo
Leonardo. “¿Al sótano del Chelsea Hotel?¿Por qué?”
“Solamente tengo que bajar ahí. ” le respondí. Era difícil para
Leonardo el concentrarse, pero intentaba ser amable. Lo que me daba
ventaja ahora era que estaba amistoso ya que había estado bebiendo esa
mañana. Que mala vida. Probablemente había ido al restaurante El Quijote
y era probable que se haya bebido al menos tres té helado de Long Island.
Apestaba a alcohol y estaba en un buen humor.
"Dee Dee” Leonardo empezó a interrogarme. “El sol está brillando. Es
un día hermoso. ¿Por qué entonces querés ir a ese infierno maloliente? No
hay absolutamente nada ahí abajo. ”
“Bueno, creo que algo habrá” le contesté. “Me siento poseído de bajar
allí para explorar. Todo el mundo en el barrio sabe sobre los cráneos y
que están haciendo ahí abajo así que no te hagas el inocente conmigo
tampoco. ¿De acuerdo Leonardo? Cortemos con la pavada y hagamos un trato.

"Está bien, pero te digo, Dee Dee que tal vez pueda ayudar pero
indirectamente. Le debo a Stanley Bard un par de meses de alquiler así
que no quiero pasar por la recepción. La única manera de llegar a la
entrada del sótano es por la recepción, así que. . . ”
¿Saben lo que dijo? Aparentemente se le vinieron muchas ideas y
continuó: “¿Qué tal si Bambie te acompaña ahí abajo? Por así decirlo. .
. 50 dólares. Está arriba ahora sin nada que hacer por lo que tenés que
tratar de atraparla mientras puedas, amigo. ¿Entendés lo que estoy
diciendo?”
“Suena bien para mí”, le dije.
"Sólo tenés que pagarle a Bambie por adelantado, está bien, hermano?”
“Me parece bien” dije de nuevo. “Pero ahora me tengo que ir. Gracias
de nuevo, Leonardo. Sos muy amable. ”
“Dios mío que tipo tan audaz” pensé. Luego, con gran determinación,
Banfield y yo atravesamos el vestíbulo del Chelsea hasta el ascensor y
luego directamente a nuestra habitación que ahora está en el sexto piso.
Era mucho mejor cuando vivíamos en el primer piso, pensé. No tenía que
usar el maldito ascensor entonces, lo que hacía la vida mucho más fácil.
El viaje no trajo inconvenientes sin embargo; no hay obstáculos
importantes. El ascensor se detuvo en cada piso esta vez como lo hace
normalmente. No hubo estúpidos conversadores respirando en mi cuello.
Pensé que todo iba a estar bien. Entramos a la habitación y recordé que
Bárbara no estaba. No tendría que responder preguntas, que podría dar a
Banfield un par de galletas para perros e ir al sótano. Tenía los 50
dólares. Bambie estaría en casa. Todo debería salir bien. Pero soy Dee
Dee Ramone. No sé si alguien puso una maldición sobre mí el día que nací
o sobre mi madre. Pero como sea, nunca nada va bien para mí.
Tan pronto como las puertas del ascensor se abrieron, Banfield y yo
entramos en una situación muy mala. De inmediato se puso serio . ¡Ay de
mí! Pensé dándome una palmada en la frente. ¿Esta mierda no tiene final,

16
Los putos perros de Henry
HABÍA EN el hotel dos dobermans, Wally y Eva, que pertenecían a Henry,
mi vecino de la habitación 607. Cierta vez Henry iba a llevar a sus
perros a la calle a dar un paseo. Wally y Eva eran muy malos Estaban
aterrorizando el barrio y todo el mundo en el hotel los odiaba.
Antes que Banfield y yo tuvieramos la oportunidad de salir del ascensor
estos dos animales se nos vinieron encima. Wally atacó primero. Se fue
sobre mi perro tan pronto como el ascensor se abrió, dejando al
descubierto la boca llena de colmillos. Siempre llevo una navaja 007
cuando subo al ascensor del hotel e instintivamente le corté la garganta
al perro. Banfield soltó inmediatamente a Wally, herido de muerte y se
lanzó sobre Eva. La atrapó de la parte posterior del cráneo y la oreja y
ferozmente la mordió y cuando pudo acomodarse la empezó a sacudir hasta
quebrarle el cuello.
Mientras tanto, no puedo recordar cuántas veces debo haber apuñalado y
pateado al pobre Wally cuando estaba en el suelo. Todo lo que sé es que
después de que Banfield saltara sobre él me puse loco. Le dí al perro de
Henry hasta que sus ojos se pusieron blancos y se le dio vuelta la
cabeza. Sacó la lengua de la boca y se dio vuelta sobre su espalda con
los pies dando pataditas en el aire.
Luego miré hacia arriba justo a tiempo de evitar que un enloquecido
Henry me reviente un matafuegos en la cabeza. Al mismo tiempo, Pude salir
fuera de su camino y pude rociarle con el spray de defensa personal en la
incrédula cara de Henry. Luego, en una ataque de rabia, reventó el
matafuegos en el suelo. Sin nada de fortuna. El puto artefacto explotó en
la panza de Wally. La fuerza extrema de esta acción y el peso del
extintor abrieron el estómago del perro derramando sus tripas por todo el
pasillo.
El suelo estaba tan resbaladizo ahora que era como una pista de patinaje
sobre hielo. Calculé mal mi próxima maniobra que debería haber sido la de
cortarle la garganta a Henry. Me deslicé por el suelo empapado de sangre
y reboté con la baranda de hierro que protege el hueco de la escalera y
di una voltereta de circo. Casi me caigo desde seis pisos. Si no me
agarraba a la madera de la baranda de hierro con las dos manos me habrían
matado en ese mismo momento. Aferrado a la baranda pensando qué hacer a
continuación, mis pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte grito.
Era Stanley Bard que estaba saliendo del ascensor de servicio.
"Un momento. ¡Basta muchachos! ¿Está bien? ¿Qué está pasando acá? ¿Eh?"
Entonces me vio colgando de la baranda por lo que corrió a donde estaba
para tratar de evitar que me cayera por las escaleras. La madera se
estaba poniendo realmente difícil de agarrar. Mis manos estaban muy
resbalosas. Estaba completamente empapado en sangre. De alguna manera,
Stanley fue capaz de inclinarse sobre la baranda y agarrarme del cuello
en una llave de lucha libre.
"¡Dee Dee, idiota!" Empezó a gritar mientras trataba de subirme hasta un
lugar seguro. "¡Vamos! ¡Ayudame! ¡Saltá hacia acá!”
Lo hice. De alguna manera logré, con su ayuda, para volver a subir sobre
la baranda. Me quedé en estado de shock, sin saber qué esperar. Ahora que
yo estaba bien, Stanley volvió su atención a Henry, que estaba
completamente exasperado.
"¡Henry!" Stanley comenzó a gritarle. "¡Henry, Henry, Henry! ¿Sos feliz
ahora? ¿Eh?" le gritó. "Tus malditos perros se pasaron esta vez. Lo sabés
¿no? Eh, como si nunca hubieras esperado problemas con esos dos dobermans
rabiosos en el hotel ¿no ?Bueno Henry, hacerte el inocente no te ayudará
en esta ocasión. ¿Qué pasa si Banfield se contagió SIDA ahora o algo así?
¡Maldito idiota! El pobre perro sólo estaba tratando de defender a Dee
Dee, vos sabés.”
"Bien, bien. Vamos a ordenarnos ahora. De acuerdo, dejame pensar. Está
bien, tengo una idea", prosiguió. "Escuchá, Henry" dijo Stanley bajando
la voz y dando a Henry una mirada de preocupación. "No podemos tener a la
policía acá, ¿no muchachos? Los dos tienen asuntos pendientes con la cana
y no sería piola que los identifiquen, ya saben, se los llevan a Rykers
de inmediato.”
Luego se dirigió a mí. "Dee Dee,desaparecé ¿de acuerdo?" Me dijo, en un
tono más firme de voz. "Lo llevo a Henry a su habitación y le lavo las
quemaduras de la cara y le pongo un poco de hielo ¿de acuerdo? Y Dee Dee"
continuó "Si lo ves a Fernando lo mandás acá a que limpie este caos
sangriento. Decile que lleve los cuerpos de Wally y Eva al sótano ¿de
acuerdo? Se puede deshacer de ellos en la basura, mañana. No tiene ningún
sentido que vengan las protectoras de animales ¿de acuerdo? Así que a
moverse ¿de acuerdo?"
Stanley luego se acercó a Henry, lo tomó del brazo, y empezó a llevarlo
de vuelta a su habitación. A medida que se alejaba, me miró y dijo:
"Adiós, Dee De," como si fuese una advertencia.
Ah, bueno, pensé, estoy hecho un desastre, mejor me voy a mi habitación
y me limpio antes de ver a Bambie. Sería bueno que Banfield yo
descansemos uno del otro y era una buena idea dejarlo en la habitación
hasta que Bárbara volviera a casa.
17
Se pone intolerable

CUANDO LLEGUÉ al pasillo que da a la puerta de entrada de mi habitación,


la 631, pasé por las cortinas de cuentas que está colgada allí y una de
las bolitas volvió y me golpeó en el ojo.
"Puta mierda" dije. Enojado, extendí la mano y agarré un puñado de
cuentas y las arranqué de la puerta. Entonces cayeron todas las bolitas
en el suelo rebotando por todos lados causando un gran alboroto.
Monique, la imbécil, una ex-modelo parisina que vive con mi vecino
Frank, en el 629, abrió la puerta de su departamento. Al parecer, había
sido perturbada por el ruido que estaba haciendo en el pasillo. Cuando
vio lo que estaba haciendo, se puso furiosa.
"¡Maldito idiota americano!" Me gritó. "¿Qué estás haciendo? Acabás de
destruir mi antigua cortinas de cuentas. Me costó treinta dólares. Yo,
yo, yo. . "
La paré en seco con un potente contraataque: "¡Volvé a tu habitación,
mierda! ¿¡Por qué no volvés a la puta Francia, conchuda!? "Entonces
apunté mi 007 sobre ella gritando,"¡Te voy a matar!" Mis palabras deben
haberla asustado porque dio marcha atrás y luego cerró la puerta en mi
cara.
¡Los odio, los odio, los odio! Me enfurecí por dentro. Podía escucharla
en su cuarto ahora, maldiciendo en francés mientras buscaba en mis
bolsillos las llaves. Estaba deseando tirar la puta puerta abajo y
agarrarla de el cuello. ¡Me comí bastante mierda sobre las leyes en los
pasillos de la poderosa puta reina del sexto piso!
Estoy seguro de que esa cortina no es ni siquiera de ella y Stanley
Bard, el dueño del hotel, me dio permiso para que Steve instalara la
puerta, la cual no puedo usar porque quiere hacerse la loca y prefiere la
cortina en lugar de privacidad.
No puede creer que la primera vez en mi vida que conozco a una modelo
tan famosa es una decepción. También me irrita que Monique y Frank tengan
un sinfín de marginales desfilando por el pasillo a todas horas.
Jerry, el otro gerente del hotel, también tiene sus circuitos turísticos
de arte que vienen a mi puerta con cámaras de vídeo para filmar las
viejas pinturas de Vali Myers. No es justo cómo se les cobra a artistas
tan alto alquiler y luego hacen dinero por fuera de ellos, utilizando la
publicidad para beneficio del hotel. Esto realmente me molesta. Estaba
completamente perdido en ira y hostilidad extrema cuando por fin llegué a
mi habitación.
Vali me dijo que hay dos cosas importantes para ser un artista. Una, es
que tenés que ser egoísta y dos, que tenés que mantenerte alejado de las
chicas jóvenes.
Bueno esta bien. Tal vez yo sea un desastre, pero de alguna manera
todavía me siento como si mi vida anduviera bien. A pesar de que peleamos
mucho, todavía me siento afortunado de estar con Bárbara. Al menos
nuestra relación tiene una cierta estabilidad. No puedo imaginarme con
una mujer como Monique. Me habría suicidado ya.
"¿Hay alguien en casa?" Grité, tan pronto como llegué a través de la
puerta para ver si Bárbara estaba en casa o no. Cuando no hay nadie en
casa, respiro aliviado. Me vendrán bien 15 minutos para mí, pensé,
mientras me quitaba la ropa empapada de sangre y fui a ducharme.
El agua que salía del grifo estaba aceitosa pero me quitó la sangre de
encima. Todavía me sentía raro después de la ducha pero cuando me vestí y
salí sin mi perro me empecé a sentir fresco y excitado.

18
Bambie

CUANDO LLEGUÉ al ascensor decidí que no valía la pena esperarlo para ir


un piso más abajo. Así que bajé las escaleras corriendo. Antes de
hacerlo, toqué el botón del ascensor de todos modos, para dejarlo parado
en la sexta planta al pedo, para joder. Mientras bajaba apurado por las
escaleras, las pinturas en las paredes comenzaron a golpetear contra las
paredes. Esto sólo me hizo correr aún más rápido.
Cuando llegué a la habitación 519 era un manojo de nervios. Abrumado por
la baja autoestima y la ansiedad paranoica de la culpa tomé coraje y
golpeé a la puerta. Toc Toc.
"¿Hay alguien en casa?"
"¿Quién anda ahí?" Una voz femenina respondió con una especie de acento
francés o español.
"Bambie ¿Sos vos?" Le respondí a la voz que salía de detrás de la
puerta. "Soy Dee Dee. ¿Te acordás? Nos conocimos en la planta baja. Soy
amigo de Leonardo.”
“¡Ah, Dee Dee! ¡Qué bueno que viniste! Dame un minuto y saco las trabas
para que pases." Bambie tardó en abrir y de repente la puerta se abrió y
allí estaba ella. "¡Hola Dee Dee!" dijo.
Tan pronto como la vi todo el infierno que había vivido recientemente se
desvaneció. A primera vista Bambie tenía todo lo que una chica debe
tener. Totalmente atractiva. No podés no enfocarte en las tetas y el culo
cuando la mirás por primera vez. Si tenés el valor, digo.
Nunca he conocido a una mujer verdadera en mi vida que pueda cultivar
atractivo sexual de una travesti. Tal vez porque una gran parte del sexo
es algo teatral. ¡Estas chicas lo tienen al máximo! En todo caso
apostaría a que esta criatura divina parada en la puerta del departamento
de Leonardo podría dar lea todas las reinas del Chelsea una gran lección
de femeinidad y glamour. Bambie esperó a que me recuperase del fuerte
shock del que su tóxica sensualidad genera en los hombres.
Cuando me pude concentrar de nuevo ella siguió hablando. "¿Te gustaría
pasar adentro, cielo? Qué linda sorpresa. ¿Estás caliente?" Entonces me
sonrió y mantuvo la puerta abierta para hacerme pasar.
Casi entré, pero no funcionó. De ninguna manera un pobre nerd como yo va
a tener los suficientes huevos para entrar y hacer todos los actos
sexualmente inmorales y pervertidos que hay que hacer para satisfacer a
una mujer como ella. Estoy estrictamente de acuerdo con poder lidiar con
una joven en medias blancas y bombachita o algo así. O. . . sin bombacha
y con pechos más bien pequeños. Ni siquiera puedo imaginar hacerlo con
una loba como Bambie. Yo no entro en esa categoría de hombre.
"Bambie" empecé a defenderme. "Debe ser una broma. Me halaga, realmente
estoy halagado. Pero ¿qué podés ver en un maniquí como yo?"
"Todo. Un hermoso hombre.” Apasionadamente me respondió. "¿Nunca te ves
al espejo? Sos muy atractivo, Dee Dee!" Bambie chilló, agarrándome del
brazo, tratando de llevarme hacia el interior. "Entrá ahora, Dee Dee.
Quiero chuparte la verga. Por favor. Leonardo no va a volver por un
tiempo y estamos solos. Nunca voy a contárselo, te lo aseguro.”
"Ah, bueno" le respondí. Estaba tan tenso ahora que no me podía imaginar
que era real. Realmente no podía ni pensar pero me sentía bien, algo así
como victorioso pero teñido de desilusión y duda. "Bambie vine porque
estaba buscando a mi amigo Fernando. Está en el cuarto de basura en este
piso y tengo un mensaje para él de parte del dueño del hotel pero pensé
en llamar a tu puerta antes de ir para allá y preguntarte si querías ir y
fumar un poco de coca conmigo y mi amigo. Además, hay algo más que me
gustaría pedirte después de que fumemos. ¿Está bien? Es una pena para mí.
Realmente sos muy hermosa y se que te lo merecés más que yo.”
“Votre tant formidable, bebe” Bambie soltó delicadamente. "Me
encantaría fumar con vos, querido. Bien, voy a buscar mi bolso y mi
campera de jean. Esperá un minuto. Yo... Yo... Yo... Yo... "
De repente se puso loca conmigo. "¿Ya sabés cómo son las chicas?" Ella
comenzó a mirarme con los ojos similares a los de una cobra de una manera
inquietante, sin razón aparente.
Confundido, le dije con cautela "¿Cuál es el problema, cherie? ¿Todo
bien? " Bromeé. "¿Qué pasa, eh?" Directamente le pregunté.
Me respondió con una expresión vacía en su cara. Al ver que no pasaba
nada no aguanté más. Mis nervios explotaron. Desesperadamente le dije:
"Quiero ir al sótano, Bambie. ¿Me acompañás por favor?" Entonces sin
esperar una respuesta la tomé del brazo y empecé a conducirla por el
pasillo.

19
Fernando

"FERNANDO se va a ir si no nos apuramos. Le compro a él todo el tiempo.


Es siempre un quilombo. Supongo que es sólo una parte del todo. Pero no
te preocupes. Vamos a estar dados vueltas en minutos ¿de acuerdo? ¡Pero
sabes qué más?" Le pregunté, encogiéndome de hombros. "Me gustaría poder
hacer un trato con vos para que vengas al sótano conmigo para mostrarte
los alrededores. ¿Qué opinás, Bambie?¿Por favor? ¡Te voy a dar 50
dólares!"
Bambie todavía tenía una mirada incómoda y de preocupación en su rostro.
"Bueno, supongo que no te pude engañar, Dee Dee. Supiste todo el tiempo
que soy prostituta. Bien, voy a ir, pero no tenés que pagarme para coger,
bonito amigo*" dijo entre risas. "Si vos me querés, yo te quiero!"
Ustedes ven, se sacó. Entonces, ignorando por completo mis protestas,
Bambi comenzó a cantar: "¡Te quiero, te quiero. Te quiero... " Sin tener
en cuenta que su comportamiento hacía imposible aparentar disimulo.
Ahora todo el mundo en el hotel sabe que estoy con ella, pensé. Mientras
una nube oscura caía sobre mi entusiasmo, Bambie siguió cantando: "Te
quiero... " a los gritos cuando entramos al cuarto de la basura.
Como había dicho, Fernando estaba allí. Gracias a Dios. Y me di cuenta
de que tenía drogas. El cuarto de basura entera olía a cannabis y el olor
se filtraba por el pasillo. Fernando estaba fumando un porro en su
descanso. Bambie y yo sorprendimos a Fernando cuando nos acercamos a él y
parecía un poco amargado.
"Fernando, amigo" lo saludé de una manera más amable que de costumbre
tratando de compensar la grosera aparición mía y de Bambie. "Huele muy
bien aquí." dije casi sin pensarlo. Fernando, momentáneamente
desconcertado al ser sorprendido de esta manera, fue como que no me dio
bola. Bambie, por otra parte, parecía estar haciendo un impresionante
progreso. Esto fue fácil porque Fernando no podía apartar los ojos de
ella. Una sonrisa fue tomando forma en su torcida cara. Así que decidí
aprovechar su estado de ánimo.
"Hola Fernando, lo siento si te falté el respeto o algo así. Pero bueno,
ella es Bambie. ¿La conocés? Ella vive en el hotel.”
"Ah sí, yo te conozco" dijo Fernando, tratando de acercarse a ella.
"Realmente me gustaría conocerte mejor, nena" continuó, mientras hacía
gestos obscenos. "Hey, ¿están buscando un poco de falopa?" Preguntó,
apagando su tuca y guardándola en el bolsillo de la camisa. "Hey amigo*
¿no te preocupa que te agarre Bárbara? Ya sabes que si los atrapa juntos
se va a poner feo. ¿Si*?"
"No estoy preocupado", empecé a explicarle. "Ya estuve en casa y ella no
está allí ahora. Probablemente se fue a Saint Mark's Place a comprar
fanzines o a la comiquería y no va a volver por un tiempo. Tenía la
esperanza de pegar algo de crack para Bambie y para mí antes de que
regrese. Me voy a salir con la mía porque cuando llegue a casa va a tener
que sacar a pasear a Banfield y vamos a estar en el sótano para entonces,
nunca va a pensar en buscarme allí. Seguramente va a estar contenta de no
verme en casa."
"Bueno, no te preocupes," interrumpió Fernando. "¿Tenés dinero?"
"Claro" le contesté.
"Vamos a drogarnos. Tengo un poco de crack. Es la droga justa" continuó.
"Debe tener un montón de metadrina o algo así. Sea lo que sea realmente
te deja de culo.”
Para entonces Bambie y yo estábamos extasiados con anticipación. "Estoy
muy feliz!" Exclamó Bambie.
"Yo también" respondí. "A veces es tan bueno ser un adicto ¿verdad? La
vida es maravillosa " le dije, mi estado de ánimo se elevaba ante la idea
de consumir drogas duras. "Esto suena muy bien", continué. "¡Vamos a
elevarnos en este momento!"
Parece que tan pronto como dije eso Bambie de alguna manera se hizo
cargo. Mientras le estaba dando el dinero a Fernando tomó la pipa de
vidrio y el crack y no quiso compartir. Intenté sacarsela pero me dio la
espalda. En la desesperación, ya que el último poquito estaba crepitante
en el recipiente, agarré la pipa de su mano y apresuradamente fumé lo que
quedaba. Hice una broma mientras me defendía de sus quejas. Necesitaba
drogarme. Pero todavía necesitaba que me acompañase hasta el sótano del
Chelsea después.
Bambie estaba bien puesta ahora y de muy mal humor. Se puso como loca de
nuevo, dejando toda su amabilidad de lado. Fue embarazoso. Se estaba
poniendo muy poco femenina y ahora no parecía estar bromeando tampoco. El
crack realmente le había afectado. Su cara se iluminó y se veía muy rara.
"Fernando, Dee Dee parece que tiene una verga enorme. ¡Jajaja!” Se burló
de su calentura riéndose de él en su cara.
"¿Que me decís, perra?" Respondió Fernando enojadísimo. "Se que la tiene
grande pero a mi que carajo me importa?" Fernando quería a Bambie para él
sólo y lo último que quería escuchar era a ella alabando mi sexualidad.
Se sacó. Fue lamentable. "¿Qué tiene de bueno él, Bambie?¡Decime!"
Para entonces yo estaba retorciéndome. Estaba muy incómodo. Sólo quería
largarme de allí. Bambie no podía parar ahora. Se estaba poniendo fea y
le estaba volando la mente a Fernando.
"Él es muy sexy" continuó.
"¡Noooo, no lo es!" Fernando gritó en señal de protesta. Su cara estaba
completamente fundida en desesperación.
"Él tiene una gran pija y le gusta las drogas. ¿Qué más podría desear
una mina?" Bambie gritó con júbilo a la cara. "Además parece un
desgraciado, pero no está reventado. Está limpio pero es sucio. No como
vos, Fernando”
"¿Hay más piedras?" Salté interrumpiendo a Bambie y trayéndola para mi
lado. "Bambie te gustaría fumar un poco más ¿no?"
"Oh si. Si de una."
Pero Fernando estaba muy, muy enojado y quería estar solo. "Bueno, la
próxima vez que los vea no esperen que salude ¿de acuerdo? Si tenés esa
mala onda Bambie, entonces podés ir a pegar a otro lugar. Le hacés
favores a todo el mundo en el hotel incluso a Joe ¿no? Pero no a mi
porque yo soy el tipo de la basura y no soy nada para vos. Bueno entonces
¿para qué? Dee Dee, tengo que volver al trabajo. Vení a verme mañana y
tal vez podemos quemar de nuevo. Pero nunca la vuelvas a traer. ¿De
acuerdo? Bueno. ¿Está bien amigo? "
"Nos vamos. Vamos, Bambie," Le dije y casi que me olvidaba pero lo
recordé de alguna manera. "Ah Fernando" le dije mientras Bambie y yo nos
íbamos. "Stanley quiere que vayas al sexto piso. Es un desastre. Hay
sangre por todas partes. Y los perros de Henry están muertos. ¡Es un
asco!"

20
Lo falsa que ella es

"¡YANKEE DE mierda!" Bambie me gritó junto con otra media docena de


insultos consecutivos en tres o cuatro idiomas diferentes. "¿Cómo diablos
me vas a llevar a un lugar como ese?¡Imbécil desconsiderado! " Continuó
con una rabia demente.
"Un momento. Esperá ¿de acuerdo?" Interrumpí. "No soy un idiota. Hice lo
mejor que pude ¿bien? Fernando es el que maneja la onda por aquí. Podrías
haber sido un poco más amable con él. Ahora te vas a joder. Vas a tener
que ir al centro y conseguir tu droga en la calle.”
"¡Oh no, yo no puedo, Dee Dee!" me gritó en la cara. "Me haré cargo de
Fernando más tarde. Ya va a caer. Voy a hacer que haga lo que yo le
diga", dijo entre risas.
Creo que fue Bambie fue abandonando su mal humor y de a poco mejoró su
estado mental. Tenía la mirada perdida, pero estaba sonriendo y casi
pensé que las cosas podrían irse pacificando. Por supuesto, estaba
equivocado. En cuestión de segundos, su estado de ánimo empezó a
deteriorarse. Un olor putrefacto y mortal comenzó a fluir de su boca y
comenzó a cantar obscenidades horribles y demoníacas. Ella perdió la
sonrisa. Entonces sus ojos se pusieron blancos y comenzaron a dar vueltas
en su cabeza y su piel cambió de un tinte ligeramente amarillo a un color
verde pálido. Tenía enormes verrugas en la lengua. Fue horrible. Sentí
como que una fuerza demoníaca cayó sobre ella y una intensa sensación de
peligro se apropió de mis sentidos. Yo estaba a punto de un colapso
mental.
Entonces, sin previo aviso, cerró una de sus manos huesudas alrededor de
una de mis muñecas de una manera que me recordó el ser esposado.
"Vamos" insistió y empezó a arrastrarme con ella mientras se dirigía
hacia la escalera. "Te acordás, cobarde de mierda!¿Ya te
olvidaste?¿verdad? "me gritó a mí en uno de los más irancundos, odiosos,
tono maternales que he experimentado jamás.
"¿Se te olvidó, maldito desgraciado?" A continuación me dijo "¿Que le
habías prometido que irías con tu pobre y descuidada madre al sótano del
Hotel Chelsea hoy?¿Lo prometiste o no?" exclamó abofeteándome con fuerza
en la cara. "Quiero ir ahora mismo. Vas a venir conmigo. ¿Lo entendés? Te
estoy preguntando Dee Dee. ¿Me entendés?"
"Bueno, está bien" respondí. Yo estaba un poco mareado por el golpe,
pero tratando de ser cuidadoso. No sabía qué hacer realmente ahora. No
sabía si esto era la grieta hablando en su o el diablo. "Bambie?" Le
dije, tratando de ser respetuoso. "¿Todavía querés los 50 dólares?" Tan
pronto mencioné el dinero, la expresión facial de bambie se suavizó un
poco también mientras se relajaba momentáneamente.
Qué falsa que es, pensé. Ella estuvo fingiendo todo el tiempo. Actuando
como si se hubiese ido a otro mundo, probablemente aquel el que el Amo de
la Oscuridad gobierna y ahora puedo ver que ella ni siquiera lo conoce y
estuvo tratando de fingir estar poseída. De ninguna manera. Esta mujer es
un trastornada, lo confirmé. Voy a añadirla a mi lista. Ahora sé que esta
belleza glamorosa es sólo una malviviente. Me está tendiendo una trampa
hacia la próxima dosis. Esto es sólo típico material teatral de
drogadictos. Es la manera que Bambie tiene de justificar que cuando venga
la primera oportunidad va a ser la primera en servirse o en armar lío. No
sé por qué este tipo de drogadicto como ella tienen que ser tan
deshonestos. Realmente no había planeado darle ningún problema. Sobre
todo desde que ella demostró ser como una perra. Tampoco pude ignorar el
agarre rompehuesos Bambie que le hizo a mi muñeca. Así que guardé mis
opiniones, me rendí dócilmente y me dejé llevar donde ella quería ir.
Pero ahora ella dudaba. Ella sabía que había sido desenmascarada. Así que
lo único que podía hacer era seguir actuando como una una forra. Sin
mucho más ceremonia continuó tironeando de mi y luego llevándome por la
escalera principal.
"Supongo que vamos al sótano" dije tratando de romper el hielo.
"¡Tenés toda la razón!" Bambie me respondió. "Vamos a hacer esa gira por
el sótano ¿de acuerdo? ¿Quiere ver los lugares de interés, señor? Bueno,
mirá quién viene por las escaleras ahora, Dee Dee. ¡Jajaja! ¡Es Bárbara!
¿Qué vas a hacer ahora cariño? ¿Eh?” Entonces ella comenzó a entrar en
el papel de "Me encanta que me cojas" que era garantía para enfurecer a
Bárbara. Bambie era consciente de lo que estaba haciendo y se estaba
sintiendo bien.
21
Algún tipo de amor

"¡DEE DEE! Te ves arruinado. ¿Qué hacés con esa travesti fea!¿Te
volviste loco?" Bárbara había dejado de subir las escaleras y ahora
estaba de pie sobre todo frente a Bambie, pero mirándonos muy enojada.
Bambie luego decidió que este era el momento adecuado para ponerse
amistosa lo que significaba el subirse la minifalda aún más arriba y
parar el culo en un ángulo aún más calculado con el fin de mostrar su
belleza a Bárbara de la mejor manera posible. Sus tetas ya estaban
asomando demasiado de su top y se desparraman por todo mi pecho mientras
Bambie separaba sus piernas y comenzaba a frotar su entrepierna en mis
partes privadas. Casi me estrangula en un abrazo abiertamente sexual que
Leonardo le había enseñado.
"¿Te gusta?" Bambie dijo, burlándose de Bárbara. "¿Eh? Me lo cogí por
vos, también cariño, durante tu ausencia. ¡Me cogí a tu marido, puta!" Se
y reía y actuaba de forma maligna. Entonces sin ningún temor o vergüenza,
comenzó a acariciar mi área genital, causando que se me parase. Creo que
estaba posiblemente excitado por la situación inminente que estaba
empezando a desarrollarse.
"¡Ja ja!” me reí mientras las cosas se iban poniendo de extrema a
mortal.
"¡Hacelo de nuevo, chupapijas!" Bárbara desafió a Bambie. Mientras
Bárbara estaba provocando a Bambie, dio un paso atrás sin apartar los
ojos de nosotros y al mismo tiempo abrió el bolso y sacó una pequeña
pistola automática cargada. De repente, la sonrisa desapareció de la cara
de Bambie. Dejó de ser una diversión. Estaba atrapado entre el infierno y
la pared y por lo que yo pude percibir, Bambie estaba muerta. Bárbara
estaba a punto de volarle la cabeza en cualquier momento.
¡Bang!¡Bang!¡Bang! Bambie levantó las manos para protegerse de la lluvia
de balas que Bárbara estaba haciendo sobre ella. Uno de los disparos
atravesó una de las manos de Bambie.
"¡Me disparaste! ¡Maldita sea!" Gritó y me empujó por las escaleras hacia
Bárbara golpeando su espalda. Al mismo tiempo Bambie me estaba usando de
escudo. No sé por qué no recibí un tiro. Bárbara debe haber disparado
tres o cuatro veces contra nosotros a quemarropa.
Cuando Bárbara cayó, dejó caer la pistola. Esto estuvo mal. También se
golpeó la cabeza y quedó atontada. Yo estaba tratando de salir del medio
entre Bárbara y Bambie. Bambie es más grande y más fuerte que Bárbara y
sé cómo es Bárbara. Era probable que ella saque el cutter tal como
aprendió a hacerlo en la escuela. También podría tratar de atacarme. Me
preocupaba que Bambie también tuviera uno. Se había recuperado
rápidamente y ahora estaba más decidida que nunca a ser la vencedora.
Ella estaba subiendo por las escaleras hasta donde yo había aterrizado en
el suelo. Bambie no había sacado ningún cuchillo todavía pero ahora
Bárbara había sacado un cutter marca Stanley y me fue empujando para que
poder ir tras Bambie.
“Esto no está bien” pensé frustradamente. “Por qué no pueden Bambie y
Bárbara simplemente relajarse y dejarme de molestar de una vez,”
reflexioné. Podría haber ido a buscar a Fernando y podría haber estado
fumando de la pipa y estar dado vuelta si no hubieran hecho escándalo y
menospreciar mi masculinidad para alimentar a sus odiosos egos.
Bambie no es una joya, tampoco. Odio a todos ahora. ¿Por qué no pueden ir
las cosas bien? Bárbara siempre me está dando dolor. De repente, una
nueva oleada de energía inspirada en fantasías de venganza odio vino
sobre mí pero del mismo modo, sentí un golpe de zapato en mi omóplato.
Bambie me estaba pateando ahora como una loca. Era capaz de rodar lejos
de ella, arrebatar la pistola del suelo donde había caído, apuntar y
disparar, pero no hice nada. Estaba vacío. Bambie no estaba prestando
atención a lo que yo estaba haciendo y ahora tenía a Bárbara del cuello y
la estaba ahorcando y también la azotaba contra las paredes del pasillo.
Bárbara estaba luchando. Prácticamente la había cortado a Bambie en
pedazos con el cutter Stanley al mismo tiempo que Bambie la golpeaba. No
parecía sentir dolor o estar afectada por la pérdida de sangre tampoco.
Estaba en otro planeta ahora y no estaba fingiendo. Estaba en éxtasis. La
sangre y la violencia realmente habían despertado sus hormonas y estaba
muy ejercitada.
Mientras tanto yo intentaba evadir a Bambie pasando detrás de ella y
golpearla en la cabeza con la culata de la pistola de Bárbara. Entonces
le di un golpe en la parte posterior de su cuello y también en su columna
vertebral. Durante todo ese tiempo le estuve dando patadas en las
espinillas y los tobillos con mi Dr. Marten's.
Bambie estaba ahora enfurecida y actuaba como un animal salvaje.
Mientras ella me sostenía de los dos brazos para tratar de golpearnos la
cabeza, Bárbara la agarró por los tobillos y brutalmente comenzó a
arrastrarla por las escaleras cortando su ataque. Seguí dandole patadas a
Bambie y golpeándola en la cabeza con la pistola que todavía era capaz de
sostener a pesar de que mis manos estaban empapadas en sangre por los
golpes que le estaba dando.
Bárbara ahora la había arrastrado a la puerta de mi viejo departamento,
que supe habitar un largo tiempo atrás, la habitación 421. En este
momento Bárbara se había convertido en un demonio del infierno. Con gran
esfuerzo levantó a la desorientada Bambie y empezó a golpear la puerta de
la 421 con su cuerpo. La puerta cedió, pero Bambie era un desastre. Ella
todavía estaba viva y aparentemente soportando un terrible dolor.
Estaba chillando a voz en cuello en agonía y pidiendo misericordia. Tan
pronto como Bárbara consiguió meter a Bambie en la habitación, la tiró en
el suelo y luego la tiró debajo de un colchón de resortes, que descansaba
en la pared en una vieja cama de acero.
El colchón, que supongo es típico de los muebles del Chelsea Hotel, era
decrépito. Tenía manchas de fluidos corporales de distintos tipos que se
habían juntado en él a lo largo de los últimos años de varios clientes
que se habían alojado en esta habitación. La parte media del colchón era
blanda y le sobresalían afilados resortes.
Fui detrás de Bárbara cuando se metió en esta habitación donde una vez
supe alojarme. Se veía peor que nunca. Sentí que empezaba a desmayarme
debido a todo el estrés y la ansiedad. En un gesto desesperado me senté
en el suelo sucio con la espalda apoyada en la pared. Estaba vencido.
Bárbara también. Había puesto a Bambie debajo de la cama para que sea más
fácil de controlar si se quería levantar. Ahora que parecía tranquila,
Bárbara se sentó en un viejo sillón que estaba sucio y cubierto de
quemaduras de cigarrillos. Nos sentamos en silencio, tratando de
descansar por un minuto y recuperar fuerzas. Pero no pudimos porque
Bambie seguía gimiendo bajo el colchón. Empezó a ponerme muy molesto y
realmente crispaba mis nervios. También empezó a mover los pies, lo cual
no me gustó. Por último un gesto de preocupación apareció en el rostro
cansado de Bárbara.
"¿No podés quedarte quieta?" Gritó desde donde estaba sentada a Bambie
que de alguna manera ahora estaba recuperando sus fuerzas. "¡Hey jetona,
te estoy hablando!¿Me escuchás?¡Callate!"
Al oír esto Bambie intentó actuar inocente e indefensa buscando la
simpatía de Bárbara. "¡Barrrbaaaraa!" Bambie gimió en un susurro ronco.
"¿Barrrbara, sos vos? No puedo verte, querida." Entonces su voz cambió de
repente, revelando a la verdadera Bambie. Una voz satánica y diabólica
rugió el resto de la frase diciendo "porque tengo mucha sangre en mis
ojos."Entonces cambió de nuevo su voz, con dulzura terminó lo que estaba
diciendo pidiendo amablemente: "Bárbara, por favor, vení, querida y
sacame de debajo de este colchón. Y podrías ser también tan amable de
llamar a mi novio Leonardo, querida? Te amo, Bárbara... Te amo, Dee
Dee... "
"¿Vos que?¿Que amás que?¿A quién, loca de mierda ? ¡Te voy a matar! Es
lo que querés ¿No? Te podrías haber muerto tranquila. Iba a darte una
dosis de heroína. ¡Sos una estúpida! ¡Estúpida! "Bárbara empezaba a
ponerse violeta ahora.
Estaba en un ataque de rabia y se levantó de la butaca que en la que
estaba sentada y le dió una patada a la mesita ratona de tres patas, la
otra estaba rota desde hacía mucho tiempo, y que todavía estaba siendo
utilizado como mobiliario de la habitación 421, a pesar de los códigos de
construcción del hotel y de Nueva York. Este proyectil voló por la
habitación hasta donde yo estaba sentado, golpeándome con fuerza en la
rodilla.
"¡Gracias, Bárbara!" murmuré en voz baja. Había intentado
instintivamente bloquear la mesa pero no fui lo suficientemente rápido y
la agarré un poco tarde con la mano izquierda. El dolor agudo a causa del
golpe de la mesa en mi rodilla me enojó aún más y agarré la mesa con la
mano derecha. Y en un movimiento la di vuelta. Cuando estaba a punto de
romper la ventana de bronca, vi un corazón tallado debajo de la mesa con
una cinta a través de él. Se leía "Nancy y Sid." Tenía una flecha a
través del corazón y debajo de ella la palabra "amor".

22
Habitación 421

LA HABITACIÓN 421 siempre ha sido uno de los focos de tensión más


notorios en el Chelsea. Me alojé en ese lugar en los 80 por un par de
meses y no tengo nada más que malos recuerdos. La habitación está
maldita. Hay demonios viviendo bajo las tablas del suelo que me
atormentaban cada noche. La energía ahí es muy mala. Afecta a cualquiera
que se aloje en este terrible lugar. Me afectó muy mal. En el hotel
sabían esto y deliberadamente me pusieron en el 421 porque no les caía
bien.
Ha habido una gran cantidad de clientes que alojándose en la habitación
421 en los últimos años. No sé cómo Sid y Nancy encontraron el amor en
este lugar miserable. Sé que nunca lo hicieron.
En una amarga y frustrada exhibición de emociones, di un salto de donde
había estado sentado y traté de relajarme arrojando la mesa de café a
través de la gran ventana balcón que hay en la habitación que da a la
calle. A medida que la mesa se atravesaba la ventana, oí gritar a Bárbara
"¡Te voy a matar!" Volví la cabeza para verla saltando de su silla para
atacar a Bambie.
Mientras ella estaba haciendo esto, había birlado un par de tijeras de
peluquero oxidadas de un viejo y sucio decantador de vino que ahora
estaba siendo usado para contener basura como lápices, cucharas de
plástico, un abrelatas, ketchup de Mc Donalds, un menú chino enrollado y
las tijeras que Bárbara tenía para apuñalar a Bambie.
Cuando Bárbara aterrizó frente a la cama tropezó y Bambie trató de
agarrarla para tirala debajo del colchón. En vez de un brazo o una pierna
consiguió un montón de tijerazos cuando Bárbara le apuñaló la mano
clavándola al suelo. Riendo con alegría por lo que acababa de hacer,
Bárbara luego saltó sobre el colchón y estiró ambos brazos. "¿No es
maravillosa la vida, Dee Dee? Soy un ángel, ¿No pensás lo mismo,
querido?" Ella se rió. "Veo que le abriste la ventana a la puta. ¿Creés
que pueda volar? ¡Jajajaja! Ella va a morir, Dee Dee.”
Bárbara sabía que su peso, por más liviana que sea, estaba empujando los
resortes de acero de la cama sobre Bambie, clavándola con cada movimiento
del cuerpo de Bárbara. Esta era la razón por la que Bárbara estaba tan
feliz; Bambie ahora era muy débil. Todavía estaba viva, pero ahora con la
mano clavada en el suelo no iba a ir a ninguna parte, excepto tal vez más
tarde, por la ventana.
Por ahora, Bárbara podría torturar lentamente Bambie con los resortes
afilados. Bambie estaba siendo desollada viva. Debe haber sido realmente
horrible por la forma en que ahora estaba agitándose bajo el colchón.
Seguramente.
"¡No me hagas esto!¡Estas hiriéndome! ¡Oooh!¡Ayuda! ¡Llamen a un médico!
Dejame salir de aquí, Bárbara, por favor. Esto no es divertido. ¡Pará!
Por favor."
Me estaba quedando anonadado sólo de escuchar, disfrutar y ver lo que
estaba pasando. Me di cuenta de que si alguna vez iba a ver a Bárbara
matar a alguien iba a ser ahora aquí en la habitación 421. Bambie lo
estaba logrando. Ella se estaba poniendo muy verbal. Esto provocó a
Bárbara aún más. Cuando Bambie gritaba: "Voy a morir! Ayúdenme. Llamen a
un médico." era divertido para mí y para Bárbara. Pero cuando Bambie
empezó a tratar de ponerme de su lado gritando: "¡Ayudame, Dee Dee!
¿Seguís aquí?¡Ayudame, Dee Dee! Yo soy tu amiga. ¡Por favor llamá a la
policía!" me puse mal.
"¡Ahhh! Sos un botón ¿eh?" Gritó Bárbara, enojándose de nuevo. Ella
ahora saltaba en el colchón como un demonio. Le salía espuma de la boca.
Sabía que ella se estaba agotando y que tendría que tomar el relevo.
Abriendo mi navaja 007 me levanté del suelo, donde me había derrumbado
después de arrojar la mesa de café por la ventana. Caminé hacia la cama.
"Voy a matarla, Bárbara" le dije a mi esposa. "Estás muy cansada."
Uno de los resortes de la cama había lastimado uno de los globos
oculares de Bambie, penetrando en su córnea. Cuando saqué a Bambie de
debajo de la cama su ojo fue arrancado desde raíz y quedó colgando del
gancho del resorte. La estaba arrastrando de los pelos, esto fue tan
dramático y horrible de lo que puedas imaginar.
"¡Ahhhh! ¡Nooooo!" Gritaba cuando la sacaba de abajo del colchón. La
arrastré del pelo y luego, mientras seguía gritando, le apuñalé en su
otro ojo con mi 007.
Luego la tiré al suelo y sujetándola por el pelo, estrellé mi bota sobre
su cara para sostenerla firmemente, para poder sacar mi navaja de su ojo.
No se movía más pero le corté la garganta de todos modos. Entonces limpié
mi navaja con el menú chino que estaba tirado en el suelo, cerré mi 007 y
lo guardé entre la media y la bota debajo de mi pantalón.
"¿Qué vas a hacer con ella, Dee Dee?" Bárbara me interrogó.
Pero no podía prestar atención a ella ahora. Mis ojos empezaron a girar
como dos molinetes. De repente mi cabeza dio una vuelta sobre mi cuello y
al mismo tiempo mi cara se arrugó y se volvió de un color verdoso. Estaba
histérico. En un ataque de odio, recogí el cuerpo ahora apenas con vida
de Bambie, lo cual era más o menos sólo un montón de carne desmenuzada
colgando de un esqueleto y lo arrojé por la ventana que antes había roto
con la mesita.
Bárbara comenzó entonces a levitar sobre la cama en una posición rígida
y extendida. La habitación entera ahora se había congelado. Había una
niebla escarchada en la sala tan espesa que era como estar dentro de un
congelador en una planta empacadora de carne, sobre todo con el denso
olor a sangre. En total confusión, no podía ver nada más.
A medida que mis ojos comenzaron a enfocarse en todo este horror, lo
primero que pude ver en este agujero infernal eran los brillantes ojos de
Bárbara, que iluminaban la habitación con una tensión severa. Pude ver el
resto de su figura, seguía flotando sobre el colchón y dolorosamente me
arrastré hacia la ventana abierta para poder mirar hacia abajo, a la 23th
Street y ver dónde Bambie había aterrizado.
Tan pronto como aspiré el olor de la basura de la calle, vomité. Cuando
miré para ver dónde había caído mi vómito, vi a Bambie. Sus restos
estaban tirados en la calle con la mayor parte del cuerpo en la entrada
principal del Chelsea y su cabeza apoyada en la vereda. Tenía un gran
pegote en su cara donde mi vómito había aterrizado, lo cual no fue
intencional, pero dio un efecto agradable.
Bambie estaba fuera de mi vista ahora, ya no era de ninguna utilidad
para mí. Una multitud se estaba reuniendo en la planta baja en la calle
alrededor del cadáver de Bambie y la gente estaba tratando de averiguar
si saltó o la empujaron. Uno de mis amigos, Tim, residente del Chelsea
Hotel, me vio mirando hacia abajo de la calle de donde yo estaba apoyado
por la ventana, todavía asqueado y ahora pensando en suicidarme.
"¡Es Dee Dee!" Tim gritó a nadie en particular, pero todo el mundo lo
escuchó y unos veinte pares de ojos se centraron en mí desde la calle a
la ventana del cuarto piso, que es bastante alto. Me agarraron. Pensé en
todos los favores que le hice a Tim a lo largo de los años. ¿No hay
ninguna lealtad en ninguna parte?
Por una vez, estaba equivocado. A Tim no le preocupa en lo más mínimo
conseguir la recompensa de 25 dólares que es una nueva ley en vigor en la
ciudad de Nueva York. Probablemente sabía con seguridad que yo empujé a
Bambie o la tiré por la ventana a la calle y que la maté. Estaba tratando
de crear una distracción para hacer que parezca un suicidio y como yo
estaba tan angustiado que estaba por seguir a mi amante a la tumba ahora.
"¡No saltes, Dee Dee!" Gritó, moviendo la cabeza y suplicando. "Todavía
tenés Bárbara. Pensá en ello, amigo. Bambie se ha ido, Dee Dee. No
desperdicies tu vida, hombre. Es a Bárbara a quien amás, hermano. Bambie
estaba detrás de todo el mundo en el hotel y perdoná que le diga ahora
pero incluso andaba detrás de Stanley Bard. Por una vez Dee Dee, no hagas
algo estúpido. Andá a buscar a tu esposa y arreglate con ella y volvé a
entrar. ¡Ahora!"
Tim gritaba muy fuerte. Lo estaba haciendo a propósito para que nadie
sospeche que yo acababa de asesinar a Bambie, una especie de doble
suicidio que salió mal, como intentaron hacerlo con Sid cuando mató a
Nancy.
¿Qué locura está tratando de hacer? pensé para mí mismo en un pánico
desesperado. ¿No se da cuenta de que Bárbara puede escuchar cada palabra
que dice?¿Cómo diablos cree que los celos de Bárbara van a reaccionar a
esto? Sobre todo ahora que está poseída por el diablo, levitando en la
cama en estado de coma satánico.
Tenía miedo de darme vuelta. Las personas que se reunían en la calle
para ver el destrozado cadáver de Bambie estaban riéndose y actuando muy
sarcásticos. "¿A quién mierda se creen que están engañando?" una anciana
comentó, se tiró pedos en dirección a Tim y siguió de largo.
Probablemente a la Penn Station en la 34th Street.
"¡Deeeee Deeeee! ¡Ay, Dee Dee!" Oí desde el interior del departamento.
Sin saber exactamente qué hacer y temiendo lo peor empecé a entrar en la
habitación, dejando a la multitud abajo en la calle a su suerte. Mientras
me daba la vuelta para ver lo que Bárbara estaba haciendo, quedé
hipnotizado por la belleza de lo que iba a ver a continuación.
Bárbara, que me había estado llamando desde el interior del departamento,
todavía estaba flotando por encima del colchón de la cama. Pero ahora,
levitaba en una nube rosa, suave y esponjosa. Rayos de oro coronaban su
hermoso rostro en el colchón. Bajo ella estaba la impresión de una cruz
quemada el centro de la cual estaba llena de brasas sobre las que una
llama azul ardía. Parecía uno de esas del estilo Ku Klux Klan. Todo el
cuadro que estaba viendo ahora parecía tan amoroso que estaba perturbado.
Todo era demasiado extraño y fuera de lugar, sobre todo por Bárbara que
estaba tan bonita, especialmente durante una crisis. Pero no me
imaginaba, lo inesperado estaba empezando a ponerse aún más predecible.
"Te amo, Dee Dee," Bárbara me habló desde su nube. "Tim dice boludeces.
Pude escuchar todo lo que estaba diciendo ahí abajo en la calle, pero sé
que no es verdad. No te preocupes ¿de acuerdo? No voy a buscarte
problemas. Yo sé que realmente me amas ahora. Asesinaste a Bambie porque
ella me hirió. ¿No es así querido Dee Dee? Votre tant formidable, Dee
Dee. Es una broma. No te asustes. Ya no estoy poseída.”
"¿Qué te pasó? ¡Es la Bárbara con quien estoy hablando?" Le pregunté
con incredulidad.
"He encontrado a Dios. ¿No te das cuenta? Mirame flotando aquí de esta
manera. Cualquier idiota común en este planeta lo sabría sin tener que
explicarselo. ¡Pero siempre tenés que arruinarlo todo! si no querés más
líos, a continuación date vuelta y cerrá los ojos ¿De acuerdo? Estoy
bajando de pero no quiero que conozcas mis secretos. ¿Comprendés idiota
?"

23
Un gran beneficio

"¿SABÉS QUÉ Bárbara? creo que sos realmente mala. No me importa si el


diablo te está haciendo hacer estas cosas o lo que sea ¿de acuerdo? Tenés
muy mala actitud. ¿Qué creés que va a decir la gente de la limpieza
cuando vengan y tengan que limpiar este desastre? ¿Eh? Esto es un
desastre. Ambos probablemente deberíamos buscar ayuda psiquiátrica, pero
que vos no lo veas, es inexplicable.”
"Callate, Dee Dee!¡Callate!¡Callate!¡Callate!¿Cómo puede un perdedor como
vos tener los huevos para criticar a alguien como yo? Todo el mundo en
Nueva York sabe que las chicas latinas son las mejores y yo soy hermosa.
Si no querés perderte el mejor polvo que has tenido en tu vida será mejor
que la cortes. ¿Entendés?"
Bárbara luego recogió la base rota de la jarra del vino del piso y me la
lanzó tan fuerte como pudo.
Salí apurado por la puerta para escapar de su ira y tenía las manos
sobre la cabeza para cubrirme y por suerte el decantador se estrelló en
la pared en lugar de mi cabeza. Pero con tan mala suerte que uno de los
vidrios que volaron en el aire aterrizó en uno de mis ojos. Mi reacción
inmediata fue frotarme con uno de mis dedos. Esto hizo que la astilla de
vidrio se incrustara aún más en mi ojo. Fue realmente, realmente
horrible.
"¡Ayyyyyyyy, la concha de su madre!" Grité de dolor mientras iba dando
tumbos por el pasillo. La astilla ahora estaba firmemente afianzada en mi
globo ocular y todo mi cuerpo comenzó a hincharse por todas las patadas
que Bambie me había dado un tiempo antes. Mi ojo estaba ahora hinchando y
chorreando pus.
No me podía ir a un hospital porque estaba demasiado desorientado pero
de alguna manera, me guié por el marco de madera de la manguera de
bomberos que sobresalía en la pared de la escalera del cuarto piso. Desde
ahí me lancé con mi brazo derecho, sosteniéndome de la baranda para
impulsarme como una especie de gomera humana. Entonces en uno de los
descansos, bajando las escaleras, vi a mi viejo amigo Kevin Sewage, un
imitador de Sid Vicious y apasionado del punk rock, resoplando por las
escaleras desde el tercer piso. Casi nos chocamos el uno contra el otro.
"Hola Kevin" gemí. "¿Qué estás haciendo aquí en mi barrio? ¿Eh? Es muy
raro verte por acá."
“¿Qué mierda importa?" Kevin respondió. "¿Está todo bien? Te ves muy
mal. Y estás sangrando.”
"No, Kevin" le respondí. "Está todo mal. Tenés que llevarme a un
hospital. Vamos al Saint Vincent o algún otro o el que sea. Por favor,
hacé algo. ¿Si? "
Lo que decía no parecía ser registrado por Kevin. Así es él. No puede
evitarlo. Así que ignoró por completo mi pregunta.
"Hey, Dee Dee" dijo Kevin para romper el hielo. "¿Qué querés hacer?"
"Quiero drogarme en este momento" le contesté.
"Yo también" dijo Kevin, alegremente. "Estoy aquí porque hay una sequía
en el Lower East Side y no se puede conseguir más allá. Así que estoy
aquí tratando de pegar. Y también esperaba encontrarme con vos si tenía
suerte.”
"Está bien, Kevin" lo interrumpí. "Vamos abajo ahora a dar una vuelta."
"Hey, Dee Dee. Este lugar se está poniendo bastante careta. ¿No pensás lo
mismo?" Kevin me preguntó mientras trataba de sostenerme y me ayudaba a
bajar las escaleras.
“No, no creo” le respondí. "¿Con qué lo estás comparando de todos
modos? ¿El Saint Marks Hotel donde vivís?"
"Ninguno, chabón" respondió. "¿Qué pasa con el hotel Gershwin en la 27th
Street? Ese es el lugar de moda ahora ¿verdad?"
"Para qué?" le contesté. "El Chelsea Hotel sigue siendo el lugar para el
pecado, la decadencia y las drogas. Lo único que necesito es lo único que
quiero. ¿Sabés? "
“¿Johnny Thunders dijo eso?"
"Creo que sí." Le respondí. "Creo que lo cantó en" Born to Lose "con los
Heartbreakers."
"¡Guau!" Kevin interrumpió. "¿Realmente conociste a Thunders?¡Guauu! ¿No
estás cansado de tener que hablar sobre el pasado y los Ramones y esas
cosas, Dee Dee? Debés estar hinchado las pelotas.”
"Naaah. No me molesta, Kevin. Pero debería ir a un hospital en este
momento. Pero a nadie le importo un carajo. ¿Cómo mierda puede
emocionarme que yo sea un ex, un “fue el” o alguien al que un montón
de pendejos disfruta de romperles las bolas todo el tiempo? ¿Eh? Y
entonces se supone que debo dejar de hacer lo que estoy haciendo para que
cualquier idiota curioso piense que tiene derecho a molestarme y que debo
darle toda mi atención para que su ego de punk-rock snob puede agrandarse
y volver a París, Francia o donde sea y actuar como alguien importante
por haber tenido el privilegio de encontrarse conmigo.”
"Bueno, lo siento, Dee Dee" respondió Kevin. "Hey ¿cómo está tu
cantante?"
"Horrible, horrible, horrible." Respondí a Kevin con entusiasmo.
"¡Horrible! Realmente no me gusta hablar de ello pero los Ramones se van
a juntar. ¡Sabés?. En serio. Es verdad. Vamos a hacer una gira de reunión
pronto. Yo, Tommy y John vamos a esperar hasta que muera y vamos a tratar
de sacar grandes ganancias de los Ramones. Estoy seguro de que al
bastardo no le va a molestar. Él es un tipo muy generoso.”
"Tenés que estar bromeando, Dee Dee."
" No, no lo estoy, Kevin" le contesté. "Es realmente un gran tipo. Confiá
en mí ¿de acuerdo? ¡Sabés lo que hizo? Bueno, no vas a creerlo pero él
donó su cuerpo a los Ramones. Ya sabés, como las personas que donan sus
cuerpos a la ciencia. Donó su cuerpo a los Ramones.”
"No puedo creerlo" dijo Kevin.
"Bueno, es cierto, mi amigo, créeme. Va a ser genial. Lo que vamos a
hacer es momificarlo."
"¿Qué?" Kevin se quedó sin aliento.
"Sí, me oíste. Vamos a tenerlo momificado para poder hacer shows con él.
Cuando estemos tocando lo vamos a sentar en una silla de ruedas. La
música va a salir de una cinta en la consola y la van a mezclar mientras
estamos en el escenario. Durante la última canción vamos a sacarlo de la
silla y lo paramos con cables que van a estar conectados a un dispositivo
mecánico que va a estar sobre el escenario desde el techo. Esto será
durante “Pinhead”. Bueno ahora tenés suficiente información, Kevin
¿verdad? ¿No es así? ¿Eh? Tarado. Ahora todo el mundo en el Lower East
Side va a saberlo todo.”
"Bueno Kevin, me tengo que ir. Pero si pegás algo, guardame un poco para
mí. ¡Jaja! Y voy a hacer lo mismo por vos, hermano."
Comenzaron a crecer cuernos en mi la cabeza. Estaba tratando de reírme
pero de alguna manera me sentí un poco culpable por ser tan bardero con
Kevin. Es uno de mis únicos amigos. Pero es realmente frustrante no tener
alguien en quien poder confiar. Debo estar siendo controlado por el
diablo, pensé.
¿Por qué transformé una oferta para una chupada de pija de Bambie en un
asesinato?¿Por qué no intento encontrar un sacerdote o algo para
Bárbara?¿Por qué me banco toda esa mierda de Fernando todo el tiempo en
vez de robarlo? ¡O por qué no he le pegué a Stanley Bard en la nariz de
una vez? No lo sé. Pero para mí, mi actuación de Mr. Nice Guy era muy
débil.
Había dos impulsos compulsivos con los que yo estaba luchando
frenéticamente mientras intentaba ir por las escaleras sin encontrarme
con nadie más. ¡La cocaína! ¡Cocaína! ¡Cocaína! ¡Cocaína! ¡Cocaína!
¡Cocaína! Era un impulso muy fuerte. Se mantuvo con violencia
encendiéndose y apagándose en mi cerebro. ¡Y el sótano! ¡Sótano! ¡Sótano!
¡Sótano!¡Sótano! ¡Andá al sótano! ¡Ahora! Este era el otro.
La culpa por todo el dinero que Los Ramones todavía estaban haciendo.
Todo. No había una buena sensación o pensamiento en mi cuerpo o alma; me
di cuenta agarrando los dos cuernos que ahora sobresalían de mi cabeza.
Mientras estiraba los brazos para agarrar las dos cosas extrañas que
crecían en mi cráneo no había tenido en cuenta que también una cola había
crecido en mi espalda. Una especie de cola de diablo con un extremo en
forma de horquilla.
Entonces mientras intentaba alcanzar y agarrar los dos cuernos que
salían de mi cráneo la cola que no estaba utilizando, se enredó y me
tropecé con ella, golpeándome la cabeza en las escaleras.
Estaba demasiado confundido como para amortiguar la caída y sin poder
hacer nada di una voltereta y rodé por las escaleras hasta que terminé
chocando contra Diana, una de las mucamas que trabaja aquí en el hotel.
Diana, quien en ese momento estaba un poco borracha, no venía realmente
prestando demasiada atención y fue tomada totalmente por sorpresa.
Ella estaba estrujando un trapo de piso en un viejo balde de acero
cuando caí sobre ella como una ola gigante, revoleando el balde en el
aire y enviando a Diana por sobre la baranda donde cayó un piso
rompiéndose el cuello.
El balde de acero voló hacia mi frente galopeando mi cráneo. Cuando el
balde me golpeó en la cabeza, el impulso lo disparó hacia el cielo donde
entonces golpeó de inmediato el techo del tercer piso y rebotó hacia
donde yo estaba tumbado en el suelo de la escalera, derramando su
horrible contenido por toda mi cara.
¡Esta fue una de las cosas más horribles, horribles, horribles que me
haya pasado en toda mi vida! Esto es porque Diana rara vez cambia el agua
del balde y el agua es muy, muy muy sucia. Diana solía usar un sólo balde
de agua al día para limpiar los diez pisos del hotel.
No vaciaba el balde hasta terminar el día. Era tan horrible que ella
esparcía la mugre sobre la mugre, los pisos nunca quedaban realmente
limpios y era muy antihigiénico. Lo empeoraba. Por último lo dejaba
reposar allí en el cuarto del portero del Chelsea, en el sótano. Durante
la noche el agua se convertía en el paraíso de los gusanos de la
alcantarilla y los bichos mealie-mealie. Hacen fiestas en el balde de
agua sucia, comen y beben las papas fritas podridas, las colillas de
cigarrillos, los vómitos, las cosas normales que se encuentran en un
viejo balde lleno y maloliente.
Para entonces yo estaba desmayándome, empecé a sentirme muy mareado. Mi
cara estaba fría y mis manos estaban húmedas y la mayor parte de la vida
en mí había desaparecido. Me sentía demasiado torpe ahora. También tenía
como una papa en la boca y mi lengua estaba pegada al paladar. Me
temblaba mucho el cuerpo, empezando a tener los síntomas de abstinencia.
¡Ay dios mio! Necesito darme un saque. De alguna manera noté como el
contenido del balde se movía en mi cara. "Ohhh nooo!" Oí repitiendo como
un eco dentro de mi cabeza cuando con mi mano me saqué un gusano que
estaba tratando de meterse en mi cerebro a través de mi ojo.
"Dios, por favor, dame una oportunidad más” supliqué en vano.
Realmente no albergaba ninguna esperanza.
Pero aún así recé una oración desesperada a Dios de todos modos, algo
así como para darle una última oportunidad de salvación. No hay otra
manera en esos momentos, amigo. Mi actitud de buen tipo no me llevó a
ninguna parte y no estaba bien. "Te estoy diciendo, Dios, que esto no
está bien. Será mejor que me salves ahora. No voy a morir aquí en el
suelo del Chelsea con gusanos comiéndome vivo y bichos mealie-mealie
picándome y vómito de otras personas en toda la cara. ¡No!¡No!¡No!¡No!¡De
ninguna manera!¡De ninguna manera!"
Entonces me desmayé y morí durante tres o cuatro minutos. Estuvo cerca.
Una pequeña broma que Dios me hizo para demostrar que él es mucho más
duro que nadie y que tenés que cuidarte de lo que hablás de él o tenés
que pagar el precio.
"Dee Dee" me dijo Dios. "¿Puedo darte una oportunidad más?¿Puedo
confiar en ti? "
"Sí, Dios" le respondí. "Lo siento mucho."
"Bueno, está bien entonces, Dee Dee" dijo Dios. "Te voy a dar una
oportunidad más. Pero necesito un poco de ayuda humana también. Alguien
que pueda llevarte de nuevo a un nivel razonable de salud y
responsabilidad.”
"Hmmm... Déjame pensar... Podríamos usar a tu abuela en este momento.
¿Tienes una?"
"No" le respondí. "¿Que puedo hacer?"
"Bueno ¿sabes qué?" Me respondió de nuevo. "Esto podría funcionar
perfectamente. Déjame ir a despertar a Diana.”
"Está bien, Dios" dijo. "Suena bien."
Entonces, como por milagro, me empecé a sentir mejor. Como que ya estaba
a salvo y que alguien se preocupaba por mí. Entonces, de repente una
lágrima cayó de mi ojo y la lágrima se convirtió en la astilla de vidrio
que me había estado atormentando y el dolor empezó a desaparecer.

24
Mi abuela y yo, tomamos el día libre

LO SIGUIENTE que pude ver era la cara loca de Diana mirándome de reojo
desde lo alto. Todavía estaba tirado en el piso adormecido. "¿Qué estás
haciendo en el suelo, loco tarado? ¿Bebé Dee Dee?"
"¿Qué mierda pasó?" Murmuré.
"¿Quién sabe? ¿A quien le importa? ¿Cómo estás?"
"Oh, estoy bien" le contesté. "Pero estoy seguro que podría tomarme un
saque. Me siento, más o menos bien, pero voy a arruinarlo. ¡Jaja! Vos lo
sabés también. ¿No? ¿Eh?"
"Sé que lo harás, querido. Es el diablo dentro tuyo. Él siempre está ahí.
Tengo el diablo dentro de mí, también. ¡De gran manera! Por eso soy una
de las más antiguas damas adicta en Nueva York. Y por eso me llaman 'La
Abuela Falopera”. Bebo, me drogo, no tengo amigos ¿de acuerdo? Bebo, me
drogo, lo hago de nuevo. Bueno. ¿Cómo estás?"
"Ya te lo dije" le respondí. Yo estaba un poco extenuado. "Tenía la
esperanza de que cocinaras o lavaras la ropa o leyeras la Biblia o algo
más que beber y tomar drogas. Sobre todo porque te ves como una abuela"
continué. "Y sos una señora mayor también."
"¿Cocinar que, la concha de tu madre?" Diana me reprendió. "¿Dónde? ¿Eh?
En un plato caliente ¿eh?¿Querés ver dónde vivo? Tal vez te podría hacer
un Twinkie o algo, hijo de puta. Pero sólo si fuese tu cumpleaños y yo te
debiera dinero.”
"Está bien, está bien, está bien. ¿Puedo levantarme ahora?¿Está usted a
través?¿Podés cortarla ahora, por favor? Dios acaba de salvar nuestras
vidas. ¿No te das cuenta de que vos y yo, dos de los pecadores más
irremediables de por acá acabamos de ser salvados por Jesucristo? Nos
está dando una última oportunidad.”
"Entonces qué, Dee Dee." Diana me respondió, emocionándose. "¿Se supone
que me tiene que impresionar?"
"No, no, no es así, Diana. Es que necesitamos un día de descanso. Los
dos tenemos un interés común por los fármacos ¿verdad? ¿Por qué no vamos
a tu habitación en el Kenmore en Lexington, buscamos a Poopsie y luego
vamos al programa en 38th y 8th y tratamos de pegar algo de metadona en
la calle?¿Dale?"

25
La abuela falopera

POOPSIE LE pertenece a Diana. Él es su perro de una raza sin nombre,


mitad Chihuahua y mitad Pug o como se lo pueda llamar. ¿Es feo? Bueno,
Poopsie se ve feo pero sigue siendo un adorable y pequeño monstruo. Diana
se lo llevó a casa un día del Chelsea. Lo encontró en una de las
habitaciones donde lo habían abandonado.
Los pasajeros habían engañado al personal del hotel y escapado sin pagar
su factura manipulando la situación para que pareciera que iban a volver
a buscar el perro pero nunca lo hicieron. Steve rompió la puerta de la
habitación para Stanley, el dueño del hotel. Y Stanley tenía un policía
allí para comprobar todo. Fue un poco desordenado pero nada estaba
realmente mal. Cuando Stanley vio que todo estaba bien ahí, le habló a
Diana para que lo limpiara y a Steve para poner una nueva puerta en la
habitación.
Las personas que se alojaban allí antes no habían dejado nada ilegal o
de valor. Sólo había un gran tazón con agua y un plato con comida para
perros en el suelo, sin tocar. Y Poopsie. Y una botella casi vacía de
bourbon Four Rose. Poopsie no había tocado nada en la habitación, menos
el bourbon. Fue muy gracioso. El perro estaba borracho y en muy buen
estado de ánimo.
Al final de ese día, vi a Diana con los pies hinchados, contoneándose
por la 23th Street. Llevaba a Poopsie con una correa detrás de ella.
Eso es todo lo que esa pobre señora necesita, pensé cuando vi esto y me
acordé de todo el dolor que mi propio perro, Banfield, me ha causado.
Más tarde, cuando Diana y yo llegamos a su habitación del hotel Kenmore,
el perro empezó a molestarnos. Estaba haciendo mucho ruido, ladrando
histéricamente, haciendo un sonido agudo tan chillón que incluso Diana se
estaba poniendo nerviosa.
La gente empezaba a abrir las puertas en el pasillo para mirarnos de
una manera agria. Se veía venir. No estaba todo bien. Cuando pudimos
trabar todas las cerraduras de la puerta de Diana, pasamos a los vecinos
hostiles y a continuación, en el interior de su departamento, el teléfono
comenzó a sonar.
Diana levantó el auricular. Era el gerente del Kenmore Hotel. Diana
parecía estar acostumbrada a todo esto y le dio, en un movimiento
tranquilo, una patada a Poopsie que lo hizo volar al otro lado de la
habitación, para callarlo. Era la vigésima vez que el director había
llamado esta semana para quejarse de Poopsie y estaba muy enojado.
"Diana ¿que está pasando allá arriba?" Le gritó a través del teléfono.
"¿Por qué no te deshacés de ese maldito perro ? ¡Está volviendo loco a
todo el mundo! Necesita atención constante y que esté solo tan seguido.
Él está enloquecido en la habitación día y noche. Es muy molesto.”
"¡Está bien, está bien, está bien!" Diana gritó en el receptor. "Voy a
deshacerme de él en este momento. ¿Estamos? lo voy a tirar por el
incinerador ¿de acuerdo? ¿Te pone contento? ¿Eh?"
"Primero ahórcalo" le respondió él y colgó.
"Cristo." Dije yo. "Fuiste muy dura con él, Diana ¿no te parece? ¿Eh? Lo
que tenés que hacer es ponerle una media en la cabeza a Poopsie para
calmarlo. Si le ponés una media en la cabeza a un perro o si le vendás
los ojos a un gato se va a mantener quieto. No hay nada malo en hacer
esto, vos sabés. ¿Qué es lo vuelve tan loco al perro de todos modos? Mirá
donde lo mandaste. No se ve muy bien en este momento.”
"Es por esto" dijo ella, abriendo una pequeña heladera donde tenía una
botella sellada de noventa miligramos de metadona, de la que bebió
ochenta y siete y medio miligramos. Entonces me ofreció el resto.
"¡Ah!" le respondí, tratando de ocultar mi enojo por su mezquindad.
Nunca me gustó eso, me dije a mí mismo.
"Bueno ¿por qué seguís teniendo al perro?" Le pregunté. "Él está
enloquecido porque quiere lo que está en la heladera. ¿Cuánto de eso le
das?¿No lo mata o algo así?"
"Oh, no" respondió Diana. "Sólo le doy un poco."
"¿Cuánto?" Pregunté.
"Dos miligramos y medio" respondió ella.
"Ahhh" respondí, mirando por encima de Poopsie y dándole una mirada muy
odiosa. A la mierda todo, pensé para mí mismo.
"La vida es una mierda, ¿no?" Diana interrumpió mis pensamientos.
“Consumo desde hace mucho tiempo. No se puede dejar una vez que empezás.
¡Estás enganchado de por vida! Pero es bueno para mí, querido" continuó,
animándome. "Me gusta romper con la rutina de la 33th Street de vez en
cuando. Para encontrar alguien con quien hablar en la calle que tenga más
que ver conmigo que con esos caretas del Chelsea Hotel. Es por eso que
paso a veces por el New Yorker Hotel en la 34th Street. Está cerca de
algunos transeros y hay numerosas clínicas de la zona. La metadona me
pone habladora y me ayuda a superar mi timidez .”
"Así que vayamos ahora, Dee Dee. ¿Dale?"
"Está bien" le dije.
Llevamos a Poopsie con nosotros y nos dirigimos a la 34th. Street y la
zona de Penn Station para intentar pegar.
Estaba eufórico por dejar la maloliente habitación de Diana pero al
mismo tiempo me sentí agria porque yo estaba secretamente en contra de
traer a Poopsie con nosotros.
"Soy la drogadicta más antigua de la ciudad de Nueva York, Dee Dee."
Diana me dijo mientras caminábamos por la calle, desde el Kenmore en
dirección a la 8th. Avenue. "Me pongo la corona con orgullo. Con puta
alegría, hijos de puta.”
"Es fácil de sobrellevar cuando parecés una abuela y tenés un perro
chiquito para que la gente lo mire y lo acaricie. Ese es mi truco, el
perro. Y también que nadie le daría a una anciana metadona para que tome.
Es impresionante ver los ojos de una anciana pasar de amarillo hepatitis
a un color blanco brillante después de que la metanfetamina pega. Y la
gente se pone contenta de tomar conmigo" continuó. "Es la psicología
detrás de todo, Dee Dee. Mirá. Cualquier adicto se iría a vivir a la
calle con tal de exagerar la experiencia. ¿No te parece? " Dijo.
No era lo que yo quería, me dije, mientras la miraba a ella y a Poopsie,
que tironeaba de la correa, tirando a Diana caóticamente en la vereda,
entre las manchas con olor a meo y buscando envoltorios de McDonald´s.
Sin darle ninguna excusa, me corté de ella, volviendo a casa, miserable y
con la cola entre las piernas.

26
Agradable lavandería y limpieza a seco

CUANDO VOLVÍ al barrio lo vi a Fernando parado al lado del ascensor de


la basura que se encuentra debajo de la ventana de la tienda de guitarras
usadas Chelsea Secondhand Guitar Store. Estaba a punto de subir en el
ascensor y bajar a la zona de almacenamiento de basura en el sótano del
hotel, que está en realidad bajo la vereda del hotel.
"Oh, Dios mío" murmuré en voz alta cuando vi esto. Yo estaba de pie al
otro lado de la calle de la lavandería Nice Laundry & Dry Cleaning que se
encuentra en el 225 West de la 33th Street. No tenía más fuerzas. Todas
mis ganas de vivir se habían desvanecido. Nada podría aliviarme ahora,
más que un saque. Pero entonces, de repente, de la nada, una reserva de
fuerza que estaba en mí, que yo no sabía que estaba allí, empezó a correr
en mi sangre. Tal como les sucede a los corredores de maratones cuando se
están acercando a la meta. Respiré hondo y empecé a correr por la 23th.
Street, esquivando el tráfico como un jugador de fútbol profesional
esquiva a los del equipo contrario. Llevaba la mano izquierda al frente
para bloquear a los otros temerarios como yo, que caminaban sin mirar a
través de la 23th. Street.
Si alguien se interpone en mi camino, voy a voltear al bastardo, pensé,
mientras intentaba desesperadamente llamar la atención de Fernando antes
de que desaparezca debajo de la vereda.
"¡Fernando! ¡Fernando! ¡Soy yo! ¡Dee Dee! Esperá un minuto. Te lo
ordeno."
Creo que Fernando me escuchó. Cuando se dio vuelta para ver quien estaba
tratando de llamar su atención, se veía muy agitado, pero vio que era yo
y me hizo un gesto para que me acerque. Estaba listo para bajar por el
ascensor a la zona de almacenamiento de basura que está en el sótano del
hotel.
Tan pronto como llegué a la distancia para hablarle él dijo en voz
baja: "¿Quién sos, Dee Dee? ¿Dios? ¿Eh?¿Creés que lo sabés todo ¿no?"
"¿Qué está pasando?" Le respondí bajando el tono de voz mientras saltaba
sobre una fila de bolsas negras de basura de plástico que estaban ahí. Y
entonces me quedé allí en la escalera de incendios del hotel, sin saber
qué hacer. La escalera sube y baja a los tres lados del hotel. No sé si
sostiene la estructura de todo el edificio o no pero parece que, sin
ella, el hotel podría empezar a desmoronarse y caerse.
"Vení acá" dijo Fernando, haciéndome señas.
"Está bien" le contesté. "Es increíble. Siempre quise hacer esto.”
"Bueno, vamos a ir ahora al cuarto de la basura" me contestó, al pulsar
el botón del ascensor.
A continuación, la plataforma de acero pintada de verde donde estábamos
parados comenzó a hundirse por debajo de la vereda. El trayecto es de un
piso para abajo, por lo que no tuve tiempo para disfrutarlo. Pero lo
siguiente que Fernando me dijo fue sorprendente.
"Dee Dee", dijo. "Lo ví a Johnny Thunders en el sótano. Estaba caminando
por ahí buscando a Sid y realmente lo odio!"
"¿Qué querés decir? ¿Cuando ?" le respondí, poniendome las manos sobre
el pecho. Estaba totalmente desconcertado.
"Ah, hace unos quince minutos" contestó.
Mientras estaba ordenando mis pensamientos y repasando los detalles de
todo esto, empecé a sentirme raro, como si me hubiera vuelto loco. Johnny
Thunders murió hace más de cinco años atrás. También Stiv Bators, el
cantante de la banda de punk rock del viejo CBGB´s, los Dead Boys.
Jerry Nolan, ex New York Dolls y L. A. M. F. El batero de los
Heartbreakers está muerto desde hace más de cinco años también. Sid
Vicious bajista de los Sex Pistols, lleva muerto una veintena de años más
o menos... Pero ¿y qué? Si Sid, Jerry, Stiv Bators y podíamos llevarnos
bien con Johnny Thunders, entonces ¿por qué no podía Fernando? Estaba
confundido. Sobre todo porque Fernando es un gran fan del estilo de
guitarra de Thunders. Tan pronto como el ascensor rebotó en el suelo
del sótano de hormigón, empezó a quejarse muchísimo. "¡Ese turro me
estafó!"
"¿Qué?" le pregunté, bajando con cuidado del ascensor mientras ajustaba
mi mirada a la tenue iluminación del sótano.
"Sí" continuó. "Me sacó el crack de la mano antes de que yo pudiera
hacer algo. Luego se puso a fumar sin pagarme. Se hizo el tonto, actuando
como si fuese una realeza del rock and roll . Como si fuese un privilegio
mío regalarle droga.”
"Estaba hablando muchas boludeces. Me dijo que estaba esperando un
adelanto de Trigger en el Continental Divide. Entonces empezó a irse
lejos, muy rápido. No podía seguirle la jugada y encima tenía que hacer
mi trabajo y cuidar el ascensor. ¡No es justo! " Exclamó Fernando
saliendo del ascensor con los puños apretados y los hombros arqueados.
"Hombre, estoy tenso" continuó. "Mirá este zoológico. Dee Dee." Se quejó
e hizo un gesto hacia habitación con uno de sus brazos.
"Estoy de acuerdo" respondí mientras observaba alrededor del sótano como
lo hago cuando veo televisión, haciendo zapping con el control remoto
porque no hay nada para ver.
Desde donde estoy parado, puedo divisar un pequeño callejón que está
cruzando la calle desde la entrada principal del hotel. Hay tanta
actividad macabra pasando por aquí que es difícil decidir en qué
concentrarse pero que parece que cuidarse a sí mismo de alguna manera, e
incluso para el principiante en comportamientos sacrílegos e
irrespetuosos encontrará que su globos oculares están controlados
involuntariamente por el caos del momento; sus ojos pasando de una visión
horrible a otra.
No sé que era lo que me llamó la atención fijamente a través del
callejón de la sala de calderas. Pero ahora podía notar que era un área
de almacenamiento de basura complementario. Justo al lado había una
bañera de porcelana que debe de haber sido abandonado allí. No estaba
conectada a la cañería y estaba en una esquina de la pared para hacer
espacio. Mi amigo, Mike, estaba metido en esta bañera, hasta el cuello en
sangre.
Estaba encadenado por lo que no podía escapar y le habían encintado la
boca de manera que nadie podía oír sus gritos en la calle. Y parecía que
había cinco o seis pirañas de buen tamaño en la bañera comiéndose vivo a
Mike y arrancandole la carne de sus huesos.
Una botella de whisky estaba atado del cuello con una cadena y estaba
colgando de una cañería que sobresalía del techo. Estaba colgando sobre
la bañera como un hombre ejecutado, colgando de la horca en una cuerda.
Mike es, entre otras cosas, un alcohólico patético, por lo que el whisky
fue puesto ahí, fuera de su alcance, a propósito. Sólo para hacer aún más
dura la lenta tortura de los miembros de los S. K. U. L. L. S. que
estaban de pie alrededor observando la acción, sin preocuparse por la
presencia mía y de Fernando.
Fernando también estaba observando el sufrimiento de Mike ahora y esto
lo estaba emocionando. Encontró cómico que Mike estuviese en tal agonía.
" ¡Ah, mirá eso, Dee Dee!" comentó. "Ese pescadito le arrancó todo el
lóbulo de la oreja. Parece que le duele. Es horrible, ¿no? " Comentó
sobre la situación. "Pero ¿no te encanta? Recobro la vida en el sótano y
creo en el mal, pero acá, el dolor y el sufrimiento no son en vano. Estos
pequeños peces están haciendo sopa caníbal con los internos de Rikers
como un suplemento dietético ".
"Igual que esas vitaminas alemanas, Floradix" continuó Fernando; su
acento cambió de español a alemán. "¡Pero ahora lo llamamos 'Sangredix'!
¡Jajajaja!" Se rió por lo bajo, mientras empezaba a tomar los mismos
rasgos de personalidad de Adolf Hitler y empezó a hacer el paso de ganso
hacia a la bañera de porcelana donde los dos miembros de los S. K. U. L.
L. S. estaban de pie solemnemente y mirándonos ahora.
Fernando sacó un monóculo que se colocó en el ojo derecho. "¡Ahora puedo
verte!" chilló burlonamente. "Bambie... Bambie, no podés esconderte de
mí. Voy a encontrarte” continuó, comenzando a bailar una especie de
samba brasileña o algo así.
Esto fue exasperante para los dos S. K. U. L. L. S. y desviaron por
completo su atención de Mike a Fernando. Mike ya se había hundido bajo al
fondo de la bañera. A continuación las pirañas se sumergieron tras sus
huesos.
Pensé que iba a llegar a verlos asarlos en nafta pero las cosas se
estaban saliendo de cauce como para continuar el sacrificio satánico por
más tiempo. Aún a mí me estaba molestando el contraste alegre de
Fernando, porque el sótano estaba excesivamente dominado por el mal.
"¡Bambie! ¡Bambie!¿Dónde estás? " Balbuceaba y luego comenzó
histéricamente a rasgar las bolsas de basura hasta que aparentemente
encontró lo que estaba buscando y luego poco a poco comenzó a abrir la
bolsa de plástico negro revelando finalmente el cadáver de Bambie que
había sido embolsada por la policía mientras Fernando observaba, antes de
que llegáramos aquí. Su cabeza había desaparecido, pero sus brazos y
piernas aún estaban unidos al torso.
"¿Quiere bailar conmigo, señorita?" Le propuso al cadáver delante de
todos nosotros.
Esto estaba asustándome. Mike estaba muerto, así que supongo que no le
importaba. Pero los dos S. K. U. L. L. S. al lado de la bañera estaban
enojándose y se dieron vuelta para darnos una mirada de advertencia.
¿Cómo puedo estar involucrado en esto? Pensé. Pero entonces, mi miedo
fue inmediatamente multiplicado por diez cuando al darse vuelta. debajo
de sus capuchas estos dos S. K. U. L. L. S. eran Johnny Thunders y Jerry
Nolan.
Dios tiene tanta sabiduría, pensé con amargura, mientras retrocedía dos
pasos hacia la puerta y al mismo tiempo busqué en mi cintura y mis
bolsillos traseros un arma.
Fernando estaba cautivado por completo con lo que estaba haciendo y sólo
le prestaba atención al cadáver de Bambie, hasta que, de repente, en una
fracción de segundo de aburrimiento esquizofrénico, cambió de opinión
acerca de ella, probablemente porque en realidad, era realmente
consciente de todo lo que estaba pasando; que yo tenía miedo, que Jerry y
John de alguna manera habían resucitado, que acababa de ver a mi amigo
Mike, comido vivo por espeluznantes peces en una bañera llena de sangre y
tripas, que ahora parecía como que Jerry y John querían pelear y que
ambos debían de tener navajas.
"Bambie, ya que Leonardo no está aquí ¿no te gustaría ponerte un poco
juguetona? Vamos, querida. ¿No te gustaría darle a mí y mis amigos un
espectáculo? ¿Eh? ¿Eh?¿No?¡Perra!" Fernando empezó a gritar llevando la
tensión en la sala de calderas a un nivel explosivo.
"¿No te gustaría chupar alguna pija, Bambie? Hmmm... déjame pensar "
dijo, apoyando su cuerpo contra la pared de bloques de cemento de la
puerta que divide la sala de calderas a la otra habitación de basura,
desde donde Fernando y yo estábamos posicionados.
"Bambie, tu amigo, Joe, está acá. Está aquí mismo, querida. Mirá."
Fernando le hizo señas al cuerpo decapitado de Bambie. "¡Mirá!" Y
entonces él abrió otra bolsa de basura de plástico con un cutter y
desparramó el cadáver de Joe en el suelo, delante de mis narices.
"¡Oh, Dios mío!" Me atraganté. Tenía mal aspecto. Había sido atropellado
por un camión, pero como yo odiaba tanto a Joe, me alegré de verlo así.
"Joe será una buena sopa", comentó Fernando, cuando recogía el cuerpo de
Joe y lo levantó en el aire como un trofeo, con una fuerza demonio del
planeta Plutón.
"¡Usted chupa!" Gritó él al cadáver decapitado de Bambie, amenazándolo
con el cutter a la altura donde debía estar la cara.
"Ah, no creo que realmente le importe" de repente solté descuidadamente
sin pensar. Me di cuenta de inmediato que no debería haber llamado la
atención en ese momento, pero lo hice. No fue mi culpa, sin embargo. No
sé por qué tenía que decir eso, pero inmediatamente me contestó.
"Yo sé que ella te quiere, Dee Dee. ¿Es eso lo que querés?¿Querés que
Bambie te la chupe?"
"No. Está bien así" le contesté dócilmente. Fernando estaba ahora
amenazándome con el cadáver de Joe. "Vos lo mataste ¿no? Bastardo."
"¡Sí, lo hice!"Entonces exploté de repente, pateando a Fernando de lleno
en la cara con el pie derecho y luego giré a la izquierda para
enfrentarme con Nolan y Thunders. Saqué mi 007 al mismo tiempo y en un
solo movimiento fácil lo abrí con una sola mano.
Enojado, le dije a Jerry y Johnny Thunders: "Lástima que Joe no era
trolo porque ustedes seguro lo mirarían con ganas."
"El viejo Dee Dee de siempre " comentó Johnny Thunders con sequedad.
"¿Qué?" Protesté. "Esto es un bajón, muchachos. ¿Me puedo ir? por el
amor de Dios. Realmente me gustaría irme ahora, ¿de acuerdo?"
"¿Irte? ¿Adónde se va el Sr. Ramone?¿A dónde le gustaría irse? ¿Eh?" Una
voz gay masculina prácticamente me atropelló. Era Leonardo que había
logrado ponerse detrás de mí mientras John y Jerry Nolan me habían estado
distrayendo.
"¡Jaja! Te agarré, bastardo" Leonardo gruñó mientras me levantaba del
cuello. Cuando Leonardo me hizo esto, uno de mis brazos, el izquierdo,
involuntariamente se sacudió contra una bolsa de basura, que tenía
aproximadamente un millón de bichos mealie-mealie que estaban comiendo
los restos de un delivery chino.
"¡Ahhh! ¡Leooo!" Grité.
Los bichos mealie-mealie realmente me asustaron. Cuando mi brazo chocó
contra la bolsa de basura, que no estaba bien cerrada, interrumpí su
cena. Estaban aterrizando encima de mí y como los otros bichos mealie-
mealie en la zona del sótano podían escuchar sus hermanos en problemas,
muchos millones más de esas pequeñas criaturas llegaron desde todas las
grietas en las paredes y las bolsas de basura en el sótano. Estos bichos
estaban decididos a luchar por su derecho a sobrevivir en este ambiente
subterráneo.
Dado que Leonardo también me sostenía en el aire por la nuca y me
asfixiaba al mismo tiempo, mi boca estaba abierta, reacción natural en
tales circunstancias.
Una gran cantidad de bichos mealie-mealie me entraron en la boca. Mi
reacción fue la de apretar los dientes. Cuando hice esto, mordí un montón
de bichos mealie-mealie. Estos insectos no mueren fácilmente. El interior
de estas pestes son horribles. Mientras mordía los bichos y las tripas se
escurrían, supe que probablemente me había contagiado rabia, que todos
estos bichos tienen. Cuando se lastiman, se arrastran durante horas.
Tienen aguijones afilados en las patas y cuando los bichos agitan sus
patas, los aguijones, que son tan fuertes como las uñas humanas, pero con
filos, te cortan. Especialmente si están arrastrándose en la boca de una
persona. La mía ahora estaba desgarrada y llena de sangre. Así que ya no
podía respirar y me desmayé. Leonardo pudo ver esto por lo que me tiró al
suelo junto a Fernando, quien también había perdido el conocimiento por
mi patada a la cabeza.
Leonardo sabía que yo no podía hacer nada en mi condición actual, no era
una amenaza física para nadie. Cuando caí al suelo, miles de bichos
mealie-mealie se abalanzaron sobre mí, lo que Leonardo sabía que iba a
suceder y no era más que otra maniobra sádica de su parte. Estaba
teniendo sus propios problemas ahora, sin embargo.
"¡Estoy lleno de bichos mealie-mealie por todo el cuerpo, chabón!" Gritó,
tirándome al suelo, una buena estrategia de Leonardo porque era más fácil
para él dejar que los insectos se subieran sobre mí en el suelo y él
poder escapar y volver más tarde después de que estas cosas se hayan
calmado en el sótano y estar a salvo de nuevo.
Los bichos mealie-mealie son difíciles de matar. También pueden vivir
tanto como una anguila decapitada cuando están aplastados o algo así. Eso
es jodido. Una anguila puede vivir durante horas. La única manera de
lidiar con ellos, supongo, es como cómo hacen en Inglaterra con las
anguilas. Las decapitan para que no muerdan a la gente en las vacaciones
de verano. O para que nadie resulte muerto por una anguila que salga del
drenaje mientras se están tomando un baño. Sabiendo esto de antemano, las
anguilas de británicas se capturan en masa durante la temporada de
apareamiento, cuando están atrapadas y se las encuentra más fácilmente.
Les cortan las cabezas, las despellejan y luego, con cuidado, con un par
de pinzas de acero las ponen en una sartén y las fríen y quedan ricas.
Algunas otras personas en otros lugares hacen lo mismo con los bichos
mealie-mealie, por la misma razón. La misma lógica. Es como lo que dicen
de carne de rana. Si no lo pruebo, no te creo. Por si lo querés saber, la
carne de rana tiene gusto a pollo. No hay ninguna diferencia, excepto que
las ranas tienen más gusto a pollo europeo que al de pollo de Estados
Unidos.
Por mi parte, no estaba muy hambriento ahora. Además de no tener
apetito, todas mis emociones se estaban alejando de mis sentidos.
Entonces me sentí entumecido y convirtiendome en piedra. Todavía podía
moverme un poco, pero no era fácil. Por el rabillo de mi ojo izquierdo,
pude ver a Leonardo.
"¡Hey!", Le grité. "¡Necesito ayuda! ¿A dónde vas? ¡Me volví de piedra!
"Grité de nuevo. "¿Sos feliz ahora?"
"En realidad no me molesta." Leonardo me respondió con sarcasmo, sin
parar de caminar. Luego desapareció por la puerta, por un pasillo oscuro
que finalmente termina en el ascensor que lo llevará a las escaleras del
vestíbulo del hotel.
Mi tormento era insoportable. Mientras Leonardo se escapaba del peligro,
mi condición, entonces comenzó a tomar un giro extraño. Mi escudo de
piedra empezó a volverse una nube de polvo, que flotó en el aire, con la
misma forma que mi anterior ser humano. Entonces esta cosa, lo que fuera,
comenzó a deshacerse y perder su energía. Mi cuerpo de polvo se derrumbó
al instante en el aire, dejando sólo mis dos globos oculares flotando.
Fue lo último que había imaginado que fuese a suceder. Esto es magia
negra, pude comprender, a pesar de no tener cerebro. Ah, bueno, pensé.
¿Para qué necesito esto? No está en mí el saberlo, ¿verdad?
Obviamente me sentía muy frustrado en este momento. Estaba rodeado del
peligro. No estaba en condiciones de agarrar el destino por la cola y
cambiar las cosas, y lo sabía, así que con calma, decidí relajarme. Tal
vez si me quedo tranquilo, nadie me va a ver y estaré seguro, razoné.
Luego, intenté volver a ajustar mi enfoque mental, pero pude ver que
Johnny Thunders y Jerry Nolan caminaban hacia donde yo estaba,
enérgicamente y desprendiendo mucha actitud.
Por suerte, pasaron de largo hacia el pasillo en el que Leonardo había
desaparecido antes. Entonces, oí a Jerry, segundos después, abrir una
puerta y dejar pasar a alguien en el pasillo con ellos.
Esto en realidad no me importó, decidí, buscar fuerzas dentro de mí
mismo. Entonces pude nivelar el tormento mental. Todo va a estar bien, me
dije. Pero no tenía forma de saber entonces que Leonardo aparecería de la
nada y que él era el que había estado conversando en el pasillo con
Thunders y Nolan.
"¡Jajaja!" Chilló de alegría, mientras se abalanzaba sobre mi figura,
recogiendo mis dos globos oculares en la palma de una de sus manos.
"Lástima que esas pirañas no tienen más hambre" dijo Leonardo capturando
mis dos ojos.
"John y Jerry me acaban de dar una idea" continuó. "Me pidieron que te
pregunte si querés hacer un trato con nosotros. Esto es importante..."
Continuó como si estuvieran allí mismo, delante de él "...tal vez no
somos los buitres que vos creés! "exclamó entonces, mientras sostenía mis
globos oculares en sus guantes sucios y los arrojó de manera espectacular
en el suelo de cemento como un hombre lanza los dados. Riendo con
alegría, se animó y dándole a Fernando cierta atención.
"Hola Fernando!" Se rió, burlándose de él. "¡Hey! ¡Su atención, por
favor!¡Levántese!¡Levántese! ¡En este momento !" Gritó. Entonces,
acercándose y empujándolo un poco, Leonardo perdió la paciencia y
agarrándolo debajo de los brazos lo levantó de un salto y le dio una
bofetada como si tratara de despertarlo.
Desde donde mis dos globos oculares estaban tirados en el suelo, vi a
Fernando despertarse y recuperarse completamente de su golpe en la
cabeza, como si nunca hubiera sucedido. Esto fue muy desconcertante para
mí. No podía imaginar que tenía tales poderes mágicos. Estaba
impresionado.
Al volver en sí, se puso como un robot. Luego agarró una escoba y un
balde de basura y se paró delante de Leonardo como un soldado. Leonardo,
que ahora estaba divagando, comenzó a calmarse. "Fernando. ¿Podés limpiar
acá ahora?"
Obedeciendo sus órdenes, Fernando se puso a trabajar automáticamente y
comenzó a barrer metódicamente pero en un movimiento hacia atrás. Todos
sus movimientos o movimientos eran al revés. En lugar de barrer mis
restos al balde de basura, juntó mis restos transformándome de nuevo en
mi antiguo ser.
Mientras observaba con asombro sorprendido, el polvo se elevó en el aire
a través de los rayos de luz que provenían desde el techo, en
metamorfosis hacia Dee Dee Ramone. Estaba completo de nuevo, mi pies, los
brazos, las piernas, el cerebro, el pelo, los ojos, todo.
"Si podés levantarte, te podés ir" me dijo Leonardo mientras luchaba
para volver a ponerme de pie.
"¡Ah, muchas gracias!" respondí. "No sé lo que pasó, pero fue raro. Sé
que tenés poderes mágicos, ahora estoy convencido de eso. ¿Ahora que más
va a pasar? ¿Eh? ¿Es esta la puerta de entrada al infierno o... "
"¡Pará!" Leonardo me cortó. "Tenés que irte ahora, Dee Dee. ¿Está?Volvé
más tarde cuando las cosas se hayan calmado.”
"Está bien, me voy" le contesté a Leonardo. "Pero ¿para qué me quieren de
vuelta?"
"Cuando estés bien drogado, me buscás en mi habitación ¿dale? Y te voy a
traer de vuelta aquí", dijo, mientras me daba una bolsa de ositos de goma
llena de pequeños frascos de plástico con crack. "Y si querés, Sid,
Jerry, y John quieren reunirse con vos y Stiv Bators."
"Suena bien," comenté, mientras salía por la puerta sin mirar atrás.
"Nos vemos más tarde" bramó Leonardo y el pasillo amplificó su voz.
Yo estaba muy molesto ahora. Esto debe significar que quieren que me una
a los S. K. U. L. L. S. de nuevo. Entré en pánico. Pensé que esto se
había terminado en 1978, después de que caí en desgracia con los adictos
de Nueva York, me mudé del Chelsea Hotel y volví a la casa de mi madre a
una habitación en su departamento en Forest Hills, Queens, donde los
Ramones se formaron.
"No se termina hasta que se termina, Dee Dee" Leonardo me recordó,
leyendo mi mente.
Lo único de lo que sin duda, podía depender ahora era de mis antojos de
drogas. Espero que ninguno de esos tipos haya estado yendo a las
reuniones de AA, pensé, subiendo las escaleras del sótano en vez del
ascensor al vestíbulo para no encontrarme con ninguna malhumorada mucama
o personal del hotel.

Dios mío, pensé, mientras miraba mi cara en el pequeño espejo que llevo
encima para hacer las rayas de merca. No puedo imaginar a nadie que le
guste ver a un viejo choto como yo en pantalones vaqueros apretados
negros, campera de cuero y el corte de pelo taza.
Yo ya había visto Sid con su ropa y todavía le quedaba bien. No hay nada
malo en ser un viejo punk, pero la moda de principios de los años 70 no
me trae ningún buen recuerdo, aunque me visto de la forma que se espera
de mí, zapatillas Converse gastadas en venganza, porque todo lo que
Bárbara se pone es Converse, Schott, y Levi´s.
"¡Ah, mierda!" dije en voz alta mientras el ascensor llegó al décimo
piso y se detuvo para dejarme salir. Me había olvidado presionar el botón
del sexto piso. Salí de todos modos, prefiriendo caminar hacia abajo en
vez de tener que volver a aguantar el vómito podrido y el olor a orina de
cerveza que había en el ascensor. Si el ascensor está sucio, queda sucio.
Si alguien vomita, me imagino que un portero del hotel vendría con un
trapo de piso de inmediato para limpiarlo. Pero esto es el Chelsea y está
asentado aquí en la punta de esta pila de escoria llamada Nueva York por
lo que es difícil permanecer alegre en este infierno.
Supongo que es por eso que todos acá son tan difíciles por un lado o el
otro. Si querés algo bien hecho tenés que hacerlo vos mismo. Yo mismo
gobierno este gallinero, pero si es así, entonces ¿ Stanley Bard que
espera que sus inquilinos hagan? ¿Agarrar una escoba y hacer el trabajo
de la mucama? Prefiero agarrar una guitarra, hermano. A veces, la ira es
tan positiva para mí. Me di cuenta de esto al bajar las escaleras.

¡Estoy harto! Matar vagos desagradecidos está empezando a parecerme más


atractivo para mí que permitirle a estos putos bastardos, así como a
cualquier otro que se interponga en mi camino. Todavía no me gustaría ser
como Leonardo pero no lo soy. Soy más especial, pensé mientras con
confianza ponía la llave en la cerradura de la puerta de la 631.
Cuando abrí la puerta, la vista fue espectacular. La mayor parte de
nuestra pequeña habitación está ocupada por una cama grande. Bárbara
estaba tirada sobre ella desnuda, a excepción de su ropa interior, que
por la expresión de su rostro, no se iban a permanecer en sus caderas de
nenita mucho más tiempo.
"Te extrañé, Dee Dee" dijo, estirando los brazos sobre la cabeza y
arqueando la espalda.
"Bárbara, sos tan hermosa" le dije. "Me encanta mirar tu cuerpo cuando
te estirás. Nadie es más bella que vos. ¿Qué demonios está pasando aquí
en este lugar? Nueva York parece ser una bola de frustración sexual
últimamente ", suspiré.
"Bueno, Te amo a vos, Dee Dee. A la ciudad de Nueva York, no. Es por eso
que estoy aquí. Ahora veni acá conmigo. Me podés contar todo más tarde.
Banfield ya salió a pasear y armé algunos porros.”
27
Hasta que llegue el mañana

DESPUÉS DE ser amado como pocos hombres podrán serlo y la misma suerte
que siento de haber sido mimado por tan bella tigresa, ahora duerme a mi
lado, me desmayo contento y empiezo a soñar con guitarras.
Todo estuvo bien hasta las 6:30 de la mañana, cuando llegó la indeseada
y no bienvenida señal despertadora del Chelsea Hotel; un trabajador de la
construcción gritando a sus compañeros abajo en la 23th. Street, en una
cornisa fuera de la ventana. Los golpes de tubos de acero arrojados a la
vereda por los dormidos y desconsiderados en las pasarelas que recubren
esta vergüenza de hotel.
Nada parece despertar a mi mujer y no parece que el ruido de la
construcción la moleste a ella o a Banfield también, que estaba
inconsciente en el suelo junto a la heladera. Ese maldito perro, pensé,
mirándolo dormir desparramado en la habitación.
Pude escuchar a Diana barriendo furiosamente en el pasillo, golpeando a
propósito el borde de su escoba con los bordes de la pared con el fin de
molestar a los que estaban tratando de dormir. ¿Puedo hacerles a los
lectores una pregunta? Gracias. ¿Alguna vez han visto un cartel de “no
molestar” colgado de un picaporte aquí en el Chelsea Hotel?¡No! Está
fuera de discusión. Si querés algo de paz y tranquilidad, no venís a la
ciudad de Nueva York.
Empeorando mi mal humor ahora porque Fernando está golpeando los tachos
de basura en el pasillo, de repente me senté en la cama y le di una dura
mirada a la vida que me rodea.
El perro puede cuidarse solo hoy, o tal vez, por una vez, Bárbara pueda
levantarse y sacarlo. No voy a ir a buscar el diario para leer mi
horóscopo de mierda y no tengo ganas de traer café y donuts para el
desayuno hoy.
Si la tienda de guitarras usadas del Chelsea abriera temprano, me
gustaría estar allí comprando una Les Paul. Estaba lamentando todas los
guitarras que había empeñado por droga en mis tiempos. En este punto,
estaba tratando desesperadamente de escapar de la locura matinal de
Manhattan enterrándome en una vieja fantasía musical pero que se estaba
agotando en mi cerebro ya. Hasta el momento, lo único que he visto que
fuera bueno últimamente era los Toilet Boys en el club Life, en la
Bleecker Street, en la ciudad de Nueva York.
Miss Guy y los Toilet Boys convirtieron al lugar en el cielo del rock
and roll por una noche. Viendo todo esto y la música y el impulso de
energía que me dieron, casi me hizo sentir como estar en un escenario de
nuevo. De hecho, como terminó sucediendo, tenía ganas de tocar de nuevo
en este club con mi propia banda unos meses más tarde, y hacer un montón
de canciones de Ramones para el público hambriento de rock and roll.
Johnny Ramone y Joey Ramone, lamentablemente no estaban allí. Si así
fuera, el público lo habría disfrutado pero Joey no quiere tocar con
Johnny o conmigo ahora. Pero no es un problema no tocar con Joey. La he
estado pasando muy bien cantando las canciones de Ramones ahora cuando
hago shows.
Creo que lo peor sería tocar con Joey sin otro miembro más de los
Ramones. Las mejores bandas siempre se pelearon entre sí y luego se
separaron pero los Ramones tardaron una eternidad en desaparecer.
Probablemente Sid, Jerry Nolan, Stiv Bators y Thunders tenían problemas
con las personas con las que compartían bandas. Esta es probablemente la
razón por la que estoy siendo de alguna manera inducido a unirme a los S.
K. U. L. L. S. En caso de que Stiv se vuelva loco y trate de reemplazar a
Brian James de nuevo y deje a todos colgando, John, Jerry y Sid todavía
me tendrían en el grupo con ellos.
Soy un viejo punk, lo que me hace al menos llevarme bien con Sid. Nunca
he tenido un problema con él en el pasado. Siempre me he llevado bien con
Jerry, pero Stiv y Thunders no son dignos de confianza. Recuerdo haber
pensado en vano sobre Stiv y Thunders tratando de formar una banda
conmigo, The Whores of Babylon, hace unos diez años atrás, en el lugar
menos pensado, París, Francia. ¿Por qué no estábamos en Nueva York? No lo
sé.
Con todos estos recuerdos, el dolor y la confusión dando vueltas en mi
cabeza, me estaba aliviando que mi cerebro estuviese tan mal. Porque no
puedo recordar un montón de cosas que me han hecho que me hacen mal, pero
ahora, no hay realmente nada de malo en mi vida. Especialmente en
comparación con los primeros años 70. Alegremente me dí cuenta de esto,
salté de la cama listo para enfrentar el día en un estado de ánimo mucho
mejor.
"¿A dónde creés que vas, Dee Dee?" Bárbara me cuestionó poniendose de mal
humor, porque lo único que la despierta es la sensación de problemas.
Banfield también despertó y me estaba dando una firme mirada a través de
nuestra pequeña habitación donde todavía estaba echado en el suelo.
"Yo sólo voy a buscar el diario, un poco de café y llevar a Banfield a
pasear" le respondí.
"¿Me podés traer algo?" Preguntó.
" Haría cualquier cosa por vos. Cualquier cosa que desees, hermosa." Le
dije, observando detenidamente a esta impresionante diosa en la cama de
la misma manera que Banfield, muy impaciente ahora, me la estaba dando a
mí.
"Hey Dee Dee" Banfield finalmente me habló. "¿Podemos irnos ahora?"
"Bueno, vámonos ya. Vamos, Banfield. Te voy a poner el collar en el
pasillo." Segundos más tarde estaba poniéndole el collar y unos segundos
después de eso estaba esperando el ascensor con él para bajar a la
calle.
"¿Por qué no vamos por las escaleras?" Banfield protestó cuando estaba
encendiendo un cigarrillo.
"Porque es muy larga y estoy muy cansado ¿de acuerdo?" Le gruñí al
perro. "¿Cuántas estrellas de rock ves a esta hora paseando a sus perros
en Manhattan? ¿Eh ?!¿No podes apreciar nada? "
"No. ¿Quién mierda te crees que sos, Dee Dee? ¿Una estrella de rock?
Vamos, dejate de joder. Tal vez en tu imaginación. ¿Qué sos ahora? ¿Un
ex-Ramone? "
"Bueno, prefiero ser un ex Ramone a nada, grandísimo provocador" regañé a
Banfield cuando el ascensor se detuvo finalmente en nuestro piso y
pudimos subirnos a él para bajar.
"No lleva mucho tiempo" le comenté tratando de estar alegre y conseguir
que el perro estuviese de mejor estado de ánimo. Pero como el ascensor
empezó a subir en lugar de bajar, nuestro estado de ánimo pasó de
“forro” a “loco violento”. Cuando pulsé el botón del vestíbulo y la
puerta se abrió en el noveno piso sin parar, luego aumentó la velocidad,
rebotó en el techo del piso10 del hueco del ascensor con la puerta
abierta y se detuvo.
Algo estaba, obviamente, mal con el ascensor. Siempre pasa. Ahora estaba
colgando un poco torcido y ninguno de los botones que pulsaba,
frenéticamente, funcionaban o se iluminaban.
"Gracias a Dios la puerta no está atascada" dije con rabia. "Vamos a
tener que saltar, Banfield. Se cumplió tu deseo. Podemos bajar las
escaleras ¿de acuerdo?¿Estás contento ahora?"
Esas fueron las últimas palabras que le dije a Banfield. Mientras lo
miraba con enojo, todo el hotel comenzó a temblar y en cuestión de
segundos, empezó a desmoronarse desde sus cimientos podridos, ladrillo
por ladrillo. Creo que las reparaciones de la construcción en este
edificio se deberían haber hecho hace años. Y ahora ya es demasiado
tarde, me di cuenta de que se cortaron los cables del ascensor y como una
montaña rusa se fue para abajo al sótano desde donde estábamos en la
décima planta.

Mientras el ascensor se estaba hundiendo hasta el sótano, debí haberme


desmayado del susto. Me desperté no demasiado tiempo después del
accidente. Me di cuenta porque no había tanto ruido en la calle. sirenas
de la policía, sirenas de las ambulancias, los gemidos de los huéspedes
heridos en el hotel, y las burlas y risas de los pasajeros, a través de
la calle, que se alojaban en el YMCA por 20 dólares la noche.
¡Esta zona es considerada un área gente negra! No sé por qué. Las
personas blancas necesitan lugares baratos para vivir, como también las
personas de raza negra. Hay una gran cantidad de racismo negro en contra
de las personas de raza blanca en el Chelsea por lo cual nunca voy más
allá de 24th y 7th., por que no trabajo allí y tampoco voy a comer.
Me hubiera gustado estar pagando $ 20 por noche en el YMCA que $ 150 por
noche por una habitación de mala muerte en el Chelsea Hotel. Pero tal vez
vale la pena el extra de $ 130 por noche para no tener andar con un
cuchillo en la mano al caminar por el vestíbulo donde resido. El Chelsea
es fulero, pero no es tan jodido, como dicen de Rikers o el YMCA.

28
Miseria

UNA PERSONA no puede, incluso morir en privado en la ciudad de Nueva


York, pensé con furia mientras me daba cuenta que no había muerto en el
accidente del ascensor. Yo estaba sobre un montón de escombros y algunos
de los cables de largaban chispas y se sacudían con rabia como anguilas
eléctricas.
Vi a Banfield tirado sobre su espalda. Sus patas apuntaban para arriba y
su pelaje estaba quemado. Estaba muerto. Uno de los cables lo había
electrocutado.
"¿Por qué no me pasó a mi en vez de vos, bebé?" Sollocé, arrastrándome
hacia mi perro y abrazándolo. Me preguntaba qué le había pasado a
Bárbara. Yo esperaba que estuviese durmiendo y que nada le haya pasado.
Estaba entrando en pánico, hundiéndome en una depresión sin esperanza.
"¡Hey Dee Dee! ¡Vamos, deja que te ayude! Vas a estar bien, compañero.”
Mirando bien, pude ver a Sid Vicious de pie mientras el polvo se estaba
asentando, tratando de llamar mi atención. Pero esto no era tarea fácil.
En este momento, parecía como si el fin del mundo estuviera empezando.
Tratando de concentrarme en lo que Sid estaba tratando de decirme y
reponerme lo suficiente para sostenerme a mí mismo era casi demasiado
para mí. Sid nunca habló muy fuerte de todos modos y su tono
monótonamente bajo mezclado con el lunfardo del Southern Brighton Beach
puede muy bien haber sido chino básico para mí. No podía oír una palabra
de lo que estaba diciendo pero estaba tratando de leer sus labios. En la
calle, sin embargo, la multitud de transeúntes fueron ganando vocalmente
el concurso de ruido por encima de las sirenas de la policía, los ruidos
de helicópteros y el chocar de las partes del Chelsea Hotel que caían en
la calle.
"¡Ahí viene el cartel!" Podía oír a la gente gritando de alegría,
suponiendo de alguna manera psíquica, que el cartel del Chelsea Hotel se
había caído de sus soportes oxidados fuera de la estructura del hotel y
roto en la vereda, matando a dos huéspedes del hotel que estaban colgados
a el para salvar su vida, tratando de rescatarse a sí mismos después de
que las piso en sus habitaciones habían colapsado por la caída de la
construcción.
Sid Vicious ahora me estaba gritando directamente al oído: "¡Vamos, Dee
Dee! ¡Levantate ahora mismo! ¿Me escuchás? !Lo digo en serio! ¡Tenemos
que salir de aquí ahora mismo! Creo que Johnny Thunders o Jerry Nolan me
robaron un paquete de droga. ¡Estoy muy enojado! ¡Estoy totalmente,
realmente, realmente, realmente, loco! Esperaba que vos y yo pudiéramos
picarnos por última vez. ¿Por qué es la vida siempre es tan jodida ?"
Gritó poniéndose de pie y golpeando con el puño en el aire.
"¿Cómo vamos a poder pegar por el amor de Cristo? No hay ningún dealer
vendiendo falopa ahora. Esto es como una guerra. Todos los policías de
Manhattan tienen que estar en nuestra cuadra.”
"Me vendría bien picarme, Sid" Gruñí, poniendome de pie. "Vamos y
tratemos de sorprender a esos dos maleantes. De una vez por todas, estoy
cansado de que Johnny Thunders les robe a sus amigos todo el tiempo. Si
se trata de tomar, tomar, tomar, entonces ya es tiempo, creo, que hagamos
un mano a mano, en vez de estar sacándome el cuero a mis espaldas.
"Sí", continuó Sid. "No tenemos nada que perder, salvo nuestra
reputación.”
"¿Y sabés qué?" Parece que el infierno está a punto de tragarse a todo
Nueva York, ahora no tengo un perro por el que preocuparme más y,
finalmente, puedo mudarme a un departamento común en lugar de vivir en el
Chelsea Hotel. Qué bronca tengo, ahora después de todos estos años no voy
a tener un futuro digno nunca. ¡Estoy Condenado! Sólo espero que haya
algo más de droga para poder ponerme una vez más.”
"Sí, yo también" gruñó Sid. "Jerry y John están en alguna parte. Tenían,
o tal vez todavía tengan algunas víctimas vivas atadas en una de las
salas de almacenamiento para sus sacrificios rituales. Si no, entonces
van a estar en la sala de almacenamiento de pintura disfrutando del aroma
y esperando por nosotros con esa rata de Stiv Bators.”
"De ninguna manera", le respondí dócilmente.
"Dalo por hecho" Sid amargamente contestó. "John y Jerry quieren tocar
con nosotros. Podría ser nuestra última oportunidad, así que ¿por qué no
nos damos entre todos una tregua? ¿De acuerdo? Vos sabés que ellos saben
que no hay manera que toquemos a menos que estemos puestos y la droga
está allí, ahora. Dejá de quejarte y vayamos ahora, Dee Dee. Arriba ese
ánimo. Esto no tiene por qué ser tan doloroso, vos sabés.”
No puedo creerlo, pensé. "No tendrás problemas conmigo, compañero" le
dije a Sid, dándole palmaditas en la espalda. "Gracias por ponerme al
tanto de lo que está pasando." Mientras estaba diciendo esto yo trataba
de mirar a mi viejo amigo a los ojos y asegurarle que me iba a controlar
y no cagar las cosas aún más de lo que estaban.
Intenté y traté de perdonar a Thunders, así como algunas otras personas
en mi lista como Stanley Bard, Joey y Johnny Ramone, Monte Melnick y a mi
madre terrible, etc. Pero lo que estaba pasando ahora a mi alrededor era
grave. No parecía que mi vida fuese a durar mucho más tiempo ahora. A
medida que caminaba más allá de la zona de almacenamiento de muebles
viejos y girando a la derecha para caminar por el pasillo hacia la sala
de almacenamiento de pintura, el techo sobre el área de lavandería en el
cuarto de servicio se derrumbó, llovía yeso y escombros por todo el
suelo. El mostrador de recepción en el vestíbulo ya no estaba donde
realmente solía estar o mejor dicho estaba colocado sobre el área de la
habitación de servicio antes de que la estructura del hotel comenzara a
desmoronarse, ya que ahora se cayó al suelo del sótano a través de las
grietas que estaban destrozando todo el hotel.
"¡Ah, la dulce venganza! ¿No?" Sid observó, notando a un sobresaltado
Stanley Bard, desesperado sobre los restos destrozados de la recepción
que había caído en el suelo del cuarto de servicio.
A continuación, miles de millones de bichos mealie-mealie corrían
locamente hacia todas partes, de repente se detuvieron, así como cientos
de miles de ratones y dos mil millones de cucarachas habían ocupando todo
el espacio disponible en el área inmediata.
La recepción del vestíbulo ahora había recuperado una posición
formidable en sí, a pesar de todos los peligros y el caos por el colapso
del hotel y ahora se asentaba cuidadosamente en el suelo del sótano en lo
que quedaba del cuarto de servicio. Un totalmente recuperado Stanley Bard
se convirtió entonces en el diablo, justo ahí, delante de Sid y de mí.
Fue realmente horrible. Todo lo que puedo decir de nuevo es "la vida
tiene tanta sabiduría ¿no es así?"
Todos los insectos y roedores en la zona dieron una media vuelta muy
militar, con elegancia impresionante, como por orden telepática de su
líder. Al mismo tiempo, todos ellos cayeron de rodillas y comenzaron a
levantar sus antenas y patas de arriba a abajo al unísono para alabar a
su Majestad Todopoderosa.
Cuando Stanley estaba aparentemente satisfecho de recibir el respeto y
la atención digna de su posición como líder demonio, comenzó dirigirse
con formalidad a Sid, a mí y los insectos y ratones. Pude ver a Loretta
ahora, una de las mucamas del Chelsea Hotel, escondida detrás de una
lavadora, pero decidí darle un descanso porque Stanley Bard no la había
visto aún. Sid, en guardia ahora y haciendo todo lo posible para
adaptarse a este nuevo horrible escenario y estando también en la
presencia directa de Satanás mismo, siendo cautelosamente inteligente y
no grosero cuando sus ojos siguieron mi mirada hacia donde Loretta estaba
tratando de ocultarse, agachada detrás de la máquina lavadora.
"Loretta!¿Qué hacés ahí?" Se le escapó a Sid.
"Mi, mi, mi" murmuró Stanley. "¿Podes creer esto? ¡Gracias, Sid!
"Stanley dijo a continuación en un tono del tipo "no jodas conmigo" que
no nos dió más posibilidades de interrupción. "¡Loretta!" Se dirigió a
ella. "Pensaba que tenía este lugar bajo control. Tenía plena confianza
de que lo apreciaba. Sugiero fuertemente ahora que venga usted misma
hasta aquí, a la recepción en este momento y de explicaciones a todo el
mundo. A todos nos gustaría saber por qué usted se está ocultando detrás
de una lavadora y perdiendo el tiempo en lugar de mostrar reverencia a su
líder .”
Sid y yo ahora estábamos paralizados , demasiado miedo a movernos
mientras un drama aún más siniestro que los que acabábamos de presenciar
estaba empezando a desarrollarse.
"¡Hacete romper el culo, Stanley!" Loretta lo desafió y borracha tropezó
por un camino improvisado que los ratones y los insectos estaban haciendo
para ella hacia él.
"¿Ha estado bebiendo en el trabajo de nuevo, señorita Loretta?" Stanley
Bard pacientemente la interrogó.
"¡Sí, hijo de puta!" respondió ella. "¿Cómo pensás que soporté treinta
años de trabajo aquí? Tomo por eso. Así no siento ningún dolor. ¡Jajaja!
¿Y ahora vas a tener los huevos para insultar a una anciana? ¿Y tratar de
fingir que sos el diablo ahora, frente a todos estos bichos, Sid y Dee
Dee?¿Y por qué demonios sos tan tacaño?¿Por qué no nunca viene un
fumigador o conseguís un gato? ¿O ponés algunas trampas para ratones?
¡Estoy harta de barrer los ratones y ratas de mierda, hijo de puta!" Dijo
Loretta arrastrando las palabras. "¡Debería ir para allá y golpearte con
mi bolso, bastardo tacaño! ¿No ves que este es mi último día? El maldita
hotel se ha derrumbado. Estamos sin trabajo ahora. Incluso vos, Stanley
Bard. No hay más habitaciones para alquilar. Todo ha sido destruido a
causa de tu codicia.”
"Quédese donde está, Loretta" Stanley firmemente le ordenó. "¡Abra la
puerta de la lavadora! ¡Ponga su brazo dentro!¿Me entiende?" Stanley
enojado gritó.
"Sí señor" Loretta le respondió, mientras se ponía en posición firme
delante de la lavadora, tratando de recuperar la sobriedad.
"Le dije que no dijera nada" Gritó Stanley. "Abra la puerta de la
lavadora. ¡Ahora! Y ponga su brazo dentro de ella.”
"Está bien, está bien" Loretta sumisa le respondió. Ella abrió la puerta
de carga y metió la mano en su interior.
"¡Aayyy! ¡Ouch!¡ Auuu! ¡Qué dolor! ¡Ohhh nooo!" Loretta gritó en agonía,
sacando un muñón de carne. Todavía tenía tres pirañas vivas aferrándose a
su brazo ensangrentado y masticándole hasta el hueso.
"¿Siente algún dolor ahora?" Stanley se rió mientras ella comenzó a
golpear el muñón sangriento que solía ser su mano contra una parte de una
pared al lado de la lavadora, tratando de sacarse las pirañas. "Esto es
muy divertido. ¡Me está alegrando el día!" Stanley Bard rió detrás del
mostrador de recepción, con la cara del diablo más satánica que le he
visto desde que nos conocimos.
Algunos de los ratones estaban rompiendo su silencio y con cautela
sonreían y se reían por lo bajo. Era demasiado divertido ver a Loretta en
tal agonía.
Me sorprendí a mí mismo riendo, también. Pero para no tentar a la suerte,
me detuve. Yo sabía que Stanley iba a enloquecer y que iban a sufrir las
consecuencias.
"¡Quiero tres ratones delante de la mesa frente a mí!" De repente se
enfureció, señalando a tres víctimas peludas. Como si estuviera en
trance, los tres ratones Stanley señalados, dócilmente marcharon a la
parte superior del mostrador de recepción y se pusieron en posición de
firmes delante de uno de los pisapapeles. Stanley Bard luego recogió a
cada ratón, uno por uno y los empujó con cuidado sobre el pisapapeles con
púas, teniendo cuidado de no matarlos. "No espero que guarden silencio
ahora, mis pequeños amigos." Observó Stanley. "¡Vamos! ¡Chillen para
nosotros, mis pequeños hermanos! ¡Vamos, muestren a todos lo divertido
que creen ustedes que es sufrir. ¿No tienen nada gracioso que decir?
¿Eh?"
"¡Stanley, por favor no nos mate! ¡Por favor, sáquenos de nuestra
miseria!" Exclamaron, retorciéndose de dolor.
"Está bien, he tomado una decisión." Mientras sacó uno de los ratones
fuera del pisapapeles de acero y le mordió la cabeza. Luego se tragó el
resto del ratón por completo.
Después de terminar esto, miró a Sid y a mí directamente a los ojos.
Tenía miedo de mirarlo. Pero pude sentir que estaba dándonos una tregua,
y si teníamos suerte, una manera de salir de allí. Y podría dejarnos ir.
"¡Qué sabroso estaba!" El señor Bard nos sonrió y haciendo caso omiso
de Loretta, que se había desmayado en el suelo y estaba en estado de
shock, sangrando profusamente. "Ahora" Stanley continuó. "Estoy harto de
usted, señor Dee Dee Ramone. Y sus payasadas en el hotel. Y Sid, yo
realmente esperaba, incluso recé para nunca jamás tener que volver a
verlo!"
"Los dos me han causado una agonía continua. ¿Han visto lo que le he
hecho a ese ratón? Quiero hacerles a ustedes lo mismo. Quiero comprobar
que van a mejorar su comportamiento si decido ser amable y dejar que
ustedes se vayan para poder hacer frente a todos estos, miserables,
irrespetuosos y horribles bichos y roedores.”
"Bien entonces. Aquí tiene, señor Vicious" continuó, sacando el segunda
ratón fuera del pisapapeles y entregándolo a Sid. “Y aquí tiene, señor
Ramone" agregó y me dio el otro. Sabiendo lo que teníamos que hacer, o
tendríamos problemas, cada uno de nosotros se tragó un ratón. El ratón
entero, pero sin morderle las cabezas lo cual molestó a Stanley y lo puso
en un estado de ánimo aún más intimidante de lo que estaba.
"¡Hijos de puta! ¡Ustedes no respetan nada! ¡Los dos son unos
perdedores!" Gritó en vano. "¡Váyanse! ¡Váyanse! ¡Ahora!" Su cara estaba
cambiando de nuevo a sus características humanas, perdiendo su color
rojizo y los cuernos de diablo. Casi cuando pensaba que era seguro salir
y comencé a respirar, buscó en su espalda y se quitó la cola bifurcada
con la mano derecha, apuntó hacia Sid y a mí y luego la giró hacia
nosotros como una lanza.
Soy muy rápido y siempre estoy muy alerta y pude esquivar su punta
afilada pero como me agaché, le dio a Sid en el cuello. Pensando rápido,
lo agarré del brazo y lo arrastré por el pasillo sin mirar hacia atrás,
en dirección hacia la sala de almacenamiento de pintura.
"¿Estás bien?" Le pregunté a un Sid Vicious aturdido tan pronto como
pensé que era seguro hacerlo.
"Sí, creo que sí, Dee Dee" Sid me respondió. "La puta cosa rebotó en mi
cadena de acero. Pero realmente me golpeó. Si yo no llevaba mi cadena
alrededor del cuello no estaba vivo, estaría muerto.”
"Bueno, estoy feliz de que estés aquí todavía" añadí, tratando de
calmarlo.
"Hey Sid" le pregunté. "¿Porqué siempre llevás esa vieja cadena y el
candado que apreciás tanto?"
"¿Eh? Ah, Nancy me la dio cuando me conoció en Londres. Dijo que se la
robó a una de tus antiguas novias" me dijo de una forma estúpidamente
punk. Entonces, mientras le soltaba el brazo, me dio una mueca agria para
confirmar las cosas con cautela y se enderezó.
Cada vez más loco y saliendo de su estado de aturdimiento, comenzó a
tomar la delantera hacia las ruinas colapsadas del pasillo principal del
sótano del Chelsea Hotel conmigo siguiendolo atrás.
Esperaba encontrar a John y Jerry en el área de almacenamiento de la
pintura, aún podría tener una última oportunidad para pegar una última
dosis y drogarme lo suficiente para olvidar mi existencia miserable,
cuando Sid me dijo de pronto,"¡Hey Dee Dee! Esta es una buena oportunidad
para que te unas a los S. K. U. L. L. S. "
"¿Para qué?" Le pregunté.
"Para hacerlo antes que llegue el mañana..." Me respondió, dándose la
vuelta y me sonrió del modo “somos dos idiotas y lo sabemos ".
Sin saber qué decir, asentí con la cabeza. El sótano estaba casi
irreconocible para mí. Todo el hotel se había desplomado fuera de sus
cimientos. Y lo que quedaba estaba inclinada al estilo Torre de Pisa
hacia la 24th. Street, aplastando al edificio detrás del hotel. El sótano
parecía ser el menos afectado, pero estaba fuera de proporción. Este fue
provocando que la basura almacenada debajo de la vereda en la 23th.
Street se derramase hacia Sid y hacia mi por el cuarto de servicio y el
olor era muy malo. A medida que nos introducíamos lentamente, metí la
cabeza en un conducto de ventilación, con la esperanza de limpiar mis
pulmones y respirar un poco de oxígeno fresco.
La ventilación estaba llena de insectos, gusanos y basura. Pero el aire
fresco se fue canalizando a través de un tubo de aire que se ventilaba
desde un respiradero unido a la azotea del hotel.
El aire de Nueva York está probablemente más contaminado ahora que el de
Los Ángeles pero todavía era refrescante en comparación con el olor
rancio a depósito de cadáveres en el sótano. Traté de cerrar los ojos y
no mirar mientras agachaba la cabeza dentro de la rejilla de ventilación
pero tenía temor de que unos cuantos bichos mealie-mealie o gusanos
llegasen hasta mí o poder golpearme la cabeza contra el aro de acero de
la apertura de ventilación.
Cuando tiré la cabeza hacia atrás, sin darme cuenta, en un impulso, abrí
los ojos mientras tragaba el aire fresco que venía desde la salida de
ventilación. Si hubiera tenido sentido común, me hubiera arrastrado a
través de la apertura del respiradero, arriba de la basura y los gusanos,
insectos, ratones, o lo que sea y escapar gateando hasta el respiradero a
uno de los baños en los pisos por encima del sótano.
En cambio, mis deseos infantiles de tomar droga, tocar música punk rock y
de boludear con personas negativas eran más fuertes que mi instinto de
supervivencia. Confirmé esto cuando, al abrir los ojos en la ventilación,
vi tres viejas y horribles jeringas con agujas hipodérmicas usadas, las
agarré mientras tiraba la cabeza hacia atrás en el pasillo del sótano,
creyendo que me iban a ser útiles más tarde.
Si John, Jerry, Sid, Stiv Bators y yo teníamos que teníamos que compartir
escenario seguramente el resultado sería extremadamente violento y no
habría oportunidad de tocar juntos como los S. K. U. L. L. S. , pensé.

29
Más miseria

"¡AYYY, NOOO!" Gemí, revisándome en la penumbra del sótano. Mientras


saqué la cabeza por el conducto de ventilación, debo haber tocado algo
que estaba contaminado con Lepra de Tigre. Tenía ya manchas de color
rosa, moho peludo y pequeñas verrugas creciendo en las manos y la cara.
Al oír mis gemidos, Sid se dio la vuelta para ver lo que me había
sucedido. Había pensado que todavía estaba detrás de él pero ahora
estaba cerca de 8 metros delante de mí.
"¿Qué te pasó Dee Dee?" Me habló desde donde estaba parado.
"Está faltando el aire acá" le respondí, "metí la cabeza en ese
respiradero por un segundo como un idiota para obtener algún alivio en
esta desgraciada situación. Pero mira lo que encontré ", dije,
mostrandole a Sid las tres hipodérmicas sarnosas que tenía en la mano.
"Bueno, eso es una cosa menos de la qué preocuparse" respondió. "Vamos.
Sigamos caminando. La sala de almacenamiento de pintura está cerca.
¿Tengo que llevarte o podés venir solo?”
"¿Por qué?¿Qué querés decir, Sid? Estoy bien. Todo está bien. ¿Dale? No
seas tan impaciente. Ya voy."
"No, no es eso, Dee Dee. Me preguntaba qué tan mal te sentís y si todavía
tenías la fuerza suficiente como para arrastrarte, mucho menos caminar.
Parece que te contagiaste de Lepra de Tigre cuando metiste tu cabeza en
el conducto de ventilación.”
"¿Cómo podés decir eso?" Le pregunté, tratando de ignorar las verrugas y
hongos que ahora sobresalían de mi carne.
"Es tan obvio, compañero," Sid respondió sarcásticamente "Te ves como
Medusa ahora. Tenés alrededor de cinco millones de gusanos en la cabeza,
ondeando al viento. ¡Jajajaja!" se rió.
"¡Pelotudo de mierda!" gemí en voz baja, enojado por la actitud
insensible e indiferente de mi viejo amigo. Su negatividad ahora había
hecho mella en mí, poniendome de mal ánimo. Ahora tenía un cuadro agudo
de "a la mierda el mundo y todo lo que vive en él", como también de Lepra
de Tigre y no estaba de humor.
Cuando llegué hasta Sid, grité "¡Vamos a seguir adelante!" y lo empujé
violentamente hacia la puerta de la sala de almacenamiento de pintura,
que estaba a sólo unos pocos pasos de distancia de donde me estaba
esperando. Lo empuje tan fuerte que prácticamente voló y rebotó en la
puerta de la sala de almacenamiento. Lo había agarrado por sorpresa y
estaba indefenso pero el ángel satánico que vela por Sid Vicious
instintivamente vino a su rescate, transformándolo en la imagen exacta de
mi vieja, podrida, largamente olvidada madre y poseído por su venenosa
maldad.
"¿Cómo podés hacerme esto, Douglas?" Esta cosa me habló en inglés pero
con un ligero acento alemán. Yo estaba muy sorprendido, pero había visto
la película El exorcista, así que sabía lo que estaba pasando. El diablo
hizo lo mismo con el sacerdote en la película.
"¡Usted no es mi madre!" Grité. "Le ordeno que libere el alma de Sid
Vicious en este momento y vuelva al lugar profano de donde viene. ¡Vuelva
a Berlín!" Grité, levantando una vieja lata de pintura en aerosol tirada
en el piso y pintando una cruz verde fluorescente en su rostro.
Mientras lo hacía, parecía como si miles de pequeños demonios, o incluso
más, salían del cuerpo del pobre Sid, mientras que la imagen de mi madre
se desvanecía dentro de él de nuevo. Los demonios salían de él, como
piojos, pero así de pequeños como eran, podía ver el tormento en sus
caritas. Algunos corrieron a mi lado en el suelo, así que rápidamente
aplasté a algunos de ellos con mis zapatillas Converse, con la esperanza
de poder estar matando a mi madre.
Sid ahora había vuelto de nuevo a ser él mismo. Vi que la cruz verde
fluorescente que había rociado en mi madre demonio estaba todavía en su
rostro.
"Cristo" le dije. "Míranos. Somos un desastre. Bueno, realmente no
importa ahora" le dije a Sid, alentándolo. "Nuestra búsqueda está a punto
de terminar. Mirá." Le dije, empujándolo y alcanzando el picaporte de la
puerta de la sala de almacenamiento de pintura. "Estamos aquí ahora. Voy
a abrir la puerta y entrar. ¿Venís conmigo?"
"Sí" respondió.
"Está bien" le respondí.
En tanto abrí la puerta, quedé espantando por el horrible olor. Todo
esto removió mi sistema nervioso y lancé en el suelo, vomitando el ratón
que había tragado antes en el cuarto de servicio. Al ver lo que acababa
de hacer, Sid inmediatamente hizo lo mismo; vomitando el ratón que había
comido también.
Ambos ratones que acabábamos de largar volvieron a la vida en el suelo de
inmediato corriendo fuera de peligro por un tubo de drenaje.
Mientras se iban lejos, no pude dejar de notar que os ratones estaban
infectados con verrugas de Lepra de Tigre por todo el cuerpo. "¡Jajaja!
¡Sid!" Me reí de alegría, notando que esto también le había llamado la
atención. Al ver a Sid con una enorme verruga con pus creciendo en la
nariz y gusanos saliendo de sus orejas, me reí y dije; "Parece que los
dos tenemos ahora Lepra de Tigre, compañero."
"Parece que todo el mundo se contagió, Dee Dee" me contestó mientras
seguía con sus ojos una esquina de la habitación que había llamado de
forma espectacular su atención.
Pude ver por qué. En el medio de un montón de personajes con ropas
oscuras y capuchas estaban Stiv Bators, Johnny Thunders y Jerry Nolan.
Estaban de pie juntos en una especie de semicírculo frente a una cocina
portátil y estaban a punto de cocinar una gran cantidad de heroína en
polvo y un poco de agua en una taza de café de metal, que supongo, iban a
compartir con esos amigos suyos.
"Bastardos marginales" gemí en voz baja. "Van a picarse con esta manada
de cretinos, Sid." Le protesté a mi amigo que ahora estaba completamente
enfurecido como lo estaba yo.
"Esto no es justo. No es justo" Sid comenzó a mariconear, provocando
risitas mutuas entre los cretinos parados en las sombras oscuras. Johnny
Thunders fue el primero de ellos en reaccionar ante nosotros.
"No sean boludos. ¿Se calman muchachos? Bienvenidos al sótano. Es
maravilloso estar aquí abajo. ¿No les parece?" Nos cuestionó
indirectamente a todos con su acento de Nueva York, al estilo Dustin
Hoffman. A continuación, puso su paranoica mirada sobre su amigo, Stiv
Bators, lo que provocó que Stiv nos dijera: "Sí. No se hagan los
putos.”
Esto a su vez hizo a Jerry Nolan protestar :"¡O los drogadictos novatos!
¿No pueden ver, dos idiotas como ustedes que hay suficiente heroína aquí
para todo el mundo? ¿Eh? ¡Maldita sea!"
"Bueno, puedo ver que no hay problemas" Les respondí por el alivio de
poder drogarme una vez más. Creyendo que todo iba por ahora a mi parecer
y haciendo mi mejor esfuerzo para animar la situación, le mostré a todo
el mundo las tres jeringas hipodérmicas que había encontrado antes en el
conducto de ventilación.
"Son de las buenas" dije, sonriendo. "Sólo quiero cargar una para mí y
luego Jerry y John puede usar estas otros y Stiv pueda usar el que John
tiene ahora. Y el que primero termine puede pasarle a Sid para que pueda
tomar su dosis. Después los cretinos que están con ustedes pueden
compartir estas agujas entre sí después de que hayamos terminado ¿De
acuerdo?" Exclamé, indicando a Jerry que tome dos de las jeringas de mi
mano, mientras me agachaba hacia la cocina portátil que estaba en el
suelo lista para hervir la droga.
"No te preocupes, Jerry" continué. "¿Querés que lo revuelva y lo
apague? Vamos. Acá tenés, te doy estas jeringas. ¿Dale? Es casi gracioso.
Hay droga de sobra en la olla para todo el mundo. No debería haber
problemas, gente. Todos vamos a morir pronto, de todos modos.
Disfrutemos." Mientras estaba dando este sermón sin sentido, me acerqué
lo más cerca que pude a la taza de lata y luego bruscamente comencé a
llenar la hipodérmica que tenía con la droga. Estaba actuando como si
esperase que nadie se fuera a dar cuenta de lo que estaba haciendo.
Tras este gesto loco, con calma me arremangué la campera de cuero y clavé
en una de mis venas en el brazo e inyecté la droga. Lo hice de una
manera, egoísta, rápida, nerviosa. Demasiado rápido y loco para que los
demás no puedan creer que lo que estaban viendo era real.
Luego empecé a rajar para atrás, balbuceando: "No se van a enojar
conmigo. ¿No? Recuerden el viejo dicho 'perdona y deja vivir' .”
"Tengo los temblores, ahora" Dije, arrastrando las palabras, babeandome
todo. "Si alguno no quiere su bolsa, me la llevo" comenté, completando mi
comportamiento idiota, pero para entonces, nadie me estaba prestando
mucha atención, ya que correteaban alrededor desesperadamente para
picarse. Todo se había vuelto un “salvese quien pueda sin tener en
cuenta la propuesta que había sugerido. Esto es justo lo que sabía que
iba a pasar, lo tengo guardado en uno de los estantes de mi cerebro.
Se había producido una situación de las normales entre drogadictos, pero
en general, me pareció increíble que el estar entre esta veintena de
tarados, drogados, en el sótano del hotel Chelsea podrían, de alguna
manera hacer un hit y con sólo cuatro instrumentos. “Eso es trabajo en
equipo”, grité con orgullo, divisando a los sobrevivientes descansando
alrededor de la droga en la sala de almacenamiento de pintura.
"Si todos nos vamos a ir al infierno, este es el camino a seguir." Me reí
al ver lo reventado que todo el mundo estaba.
Entonces, justo cuando pensaba que todo iba a andar bien, Johnny
Thunders habló. "Hola chicos, hay un escenario improvisado sobre una
plataforma de hormigón en el vestuario del personal del hotel. Hay un
Marshall, un Twin Reverb, un amplificador de bajo Ampeg, un equipo de voz
y algunas guitarras y un bajo. Vamos a tocar algunas canciones antes de
morir. “Síganme" ordenó, haciendo señas a Stiv y Jerry y el resto de la
multitud para ir con él a través de una puerta de metal que estaba
abierta.
No me sorprende que Sid y yo seguimos a Johnny Thunders y su gente a
través de esa puerta. Pero los gusanos que tenía en la cabeza realmente
me picaban mal ahora. También me picaba todo el cuerpo por la droga, los
granos y los piojos.
Me sentí muy incómodo cuando entré en la puerta al claustrofóbico, frío
y oscuro túnel después de Johnny Thunders que estaba excavando los
escombros como un topo. La única razón por la que estaba pasando por esto
era porque estaba rogando que tener una última oportunidad de tomar más
falopa. Incluso si eso significaba tener que tocar un par de canciones
con los S. K. U. L. L. S. .
Sé que esto suena horrible, pero al mismo tiempo, lo que realmente quería
más que nada era morir. Me quería morir de forma rápida y drogado con una
aguja en el brazo.
"¡Somos S. K. U. L. L. S.!" Stiv Bators de repente gritó delante de la
línea de cretinos. "¡S. K. U. L. L. S. !" Los cretinos con impaciencia
cantaron en fila, uno por uno.
Perder tiempo por culpa de la droga es de lo más desagradable que a un
drogadicto le puede pasar. Ahora estaba cada vez más irritado, pero tenía
que seguir adelante. ¿Qué otra cosa podía hacer? Sobre todo ahora que
podía oír a un equipo SWAT disparando una ametralladora en el sótano a
algunos saqueadores que habían corrido hacia abajo, tratando de escapar.
La policía también tenía apostado un francotirador en algún lugar en el
área de almacenamiento de muebles. Los ladrones estaban atrapados en un
fuego cruzado y no iban a salir del sótano con vida.
Es bueno que no me haya escondido en el conducto de ventilación, pensé.
Cualquier policía local me dispararía a matar si me viera entre todo este
caos. No van a agarrarme, me prometí con seriedad.
El túnel por el que estábamos arrastrándonos hacia el escenario era de
unos 7 metros de largo o menos. Estaba muy caluroso y era muy incómodo.
Si alguna vez hubo un infierno, entonces era como esto. Deslizándonos
sobre el barro que recubría la superficie del túnel, noté que estaba
construido en hormigón con gruesas vigas de acero como costillas dentro
de un esqueleto. Fue muy desagradable estar allí, pero también era
probablemente uno de los lugares más seguros para estar en este momento
catastrófico.
Me di cuenta de que Leonardo, el hombre del millón de excusas, no estaba
aquí en el sótano. Ese demonio se esconde probablemente en un armario en
alguna parte, fumando una pipa de crack. Al darme cuenta de esto, me puse
aún más furioso por mi propia estupidez y por Sid, por arrastrarme a esta
situación de mierda.
Mirando hacia atrás en este momento, creo que todavía estaría vivo hoy
si no hubiera venido abajo. Pero ahora era demasiado tarde. No me importó
más nada una mierda cuando hice esa última decisión final para seguir a
estos cretinos frente a mí en la habitación donde estaba el escenario.
Esta habitación es uno de los espacios más grandes disponibles en el
edificio pero nadie lo usa. Es demasiado horrible para ser un
departamento y demasiado raro para ser un espacio de trabajo para un
artista. El único uso que pensé, podría tener, sería ser una sala de
ensayo para bandas punk y death metal. Así que no me impresionó demasiado
cuando entré al salón y vi que la plataforma de hormigón en el centro de
la misma se acomodó como un escenario con un par de viejos amplificadores
de guitarra y un pequeño amplificador de bajo que parecía que no sonaría
lo suficientemente fuerte. También había un equipo de sonido con algunos
micrófonos. Todo ya estaba encendido y haciendo estática eléctrica y
zumbidos.
La vista de los equipos me llevó dentro de la habitación como un imán.
Sid, que venía detrás mío se soltó drásticamente cuando vio la
disposición del escenario.
"¿Qué creés que va a pasar acá?" Le pregunté, mientras, un poco alejado
del escenario, le echábamos un vistazo.
"Todo va a estar bien" me respondió.
"Bueno, parece que no vamos a dejar de tocar" respondí. Pero él no me
respondió de nuevo. Me di cuenta de que toda su atención estaba centrada
ahora en algunos miembros de los S. K. U. L. L. S. que armaron la cocina
portátil en una mesa plegable de metal oxidada en la entrada a los
casilleros del personal.
Stiv Bators, que era el primero en la fila y la primera persona en
entrar, se acercó a la plataforma de hormigón y saltó sobre ella. Al
hablar en el micrófono, se dirigió a Sid y a mí: "¿Por qué no vienen
aquí? ¿Eh?¿Qué pasa?¿Tiene miedo o algo así? Ustedes dos no se ven bien.
Especialmente vos, Dee Dee. ¿Por qué estás siempre tan tirado? Por el
amor de dios, aflojá. Divertite. Hacé de cuenta que estás en Berlín
durante la Segunda Guerra Mundial. Se acabó el tiempo, el daño está
hecho, todos vamos a morir. Entonces, ¿qué esperamos? ¿Eh?"
"¿Querés saberlo, Stiv?" Le tiré. "¡Está bien, entonces voy a decirtelo!
En primer lugar, nadie de Cleveland o Youngstown, Ohio me va a venir a
hablar en ese tono ¿está bien? !Tenés que entenderlo! ¿Estamos?"
"Y una segunda cosa. ¡Es demasiado pedir que Sid y yo podamos subirnos y
hacer un show ahora, porque estamos demasiado dados vuelta! Me gustaría
que el hotel se derrumbe por completo sobre nosotros y que todos
deberíamos morir porque realmente no quiero vivir esta vida nunca más. Y
otra cosa: estoy harto de tocar en bandas de rock and roll, porque
siempre estoy en contacto con imbéciles como ustedes.También estoy triste
porque los gusanos me infestan y se han comido mi cerebro. No tengo
ninguna uña y las puntas de mis dedos están goteando sangre.”
"Estoy harto de ser maltratado en todo el lugar, que me traten como una
mierda y nunca conseguir nada. Si hubiera una silla eléctrica en el
sótano me electrocutaría yo mismo en este momento. Así de mal estoy ¿de
acuerdo? Y eso es todo lo que tengo para decir.”
Después de un momento de tenso silencio, Stiv volvió a hablar. "Dee
Dee, mi amigo, no te pongas tan serio. ¿Podrían Sid y vos venir para acá,
por favor? Va a ser divertido.”
"¿Por qué?" lo desafié.
"¡Porque somos faloperos!" Me respondió. "Solo por eso. ¿Está bien?"
"Así que vamos a drogarnos." Sid se unió de la nada, tratando de poner en
evidencia a Stiv.
"¡Sí!" Grité. "Sid ¿dónde está la droga? ¿Eh? ¡Quiero ponerme de la nuca
ahora!”

30
Una última vez

"ESTO VA a ser divertido, muchachos" dijo Jerry Nolan. Estaba haciendo


todo lo posible para terminar esta ridícula disputa que Sid y yo
estábamos incitando.
A continuación, haciendo caso omiso a lo que acababa de suceder, continuó
hablando con gracia, pero más a mí que a todos los demás. Estaba decidido
a bajarme la guardia.
"Me vestí para esto. Mirá, Dee Dee" me desafió, quitándose la túnica y la
capucha. Por debajo de él tenía zapatos combinados en blanco y negro y
pantalones rayados de vestir ingleses, un chaleco de cuero negro y un
cinturón tachonado de cuero negro. Por arriba un saco, un peinado rockero
y una camisa pirata de color marrón suave y esponjosa.
Ah no, me dije mientras observaba todo esto. ¿Qué pasó a este loco? Como
si hubiera leído mi mente, Jerry continuó: "Todavía tengo mi batería
rosa. ¿Podés creerlo? La conservo después de todos estos años.”
Después de decir eso, no pude evitar que mis ojos busquen hacia los
instrumentos. En el escenario, la vieja batería rosa de Jerry Nolan que
estaba en la tapa del disco de los New York Dolls.
"Ustedes no me van a dejar a pata en esta ¿no?" les dije a los demás.
"Por supuesto que no" Stiv Bators me respondió desde donde estaba parado
el micrófono en la plataforma de hormigón. "Mirá", dijo señalando un VOX
AC 30. "Podés usar este amplificador si querés y esa Gibson Les Paul
Junior. Es para vos, también ¿Querés?"
Yo sólo escuchaba a medias a Stiv. El interior de mi cerebro ahora se
habían vuelto de un color verde fluorescente y yo estaba viendo todo
negro y marrón a lunares. Mientras luchaba para mantenerme con vida y
para respirar y permanecer consciente, aspiré desesperadamente una
cantidad demasiado grande de oxígeno en los pulmones. Exhalé todo de
inmediato en una explosión repentina; haciendo esto de forma tan violenta
que mis ojos saltaron directamente de mi cabeza de donde acababan de ser
enterrados en mi cerebro. Lo primero que vi era Sid Vicious, que ahora
estaba en la plataforma con Stiv Bators y Jerry Nolan, que también había
subido hasta allí y ahora estaba detrás de su batería.
Sid se puso la correa de un viejo Fender Preescisión Bass mirando los
botones de su amplificador de bajo, que había subido sobre una silla para
que pudiera oírse un poco mejor.
"¿Qué estás esperando, Dee Dee? ¿Una aguja hipodérmica para venir acá?
"Frunció el ceño. "Bueno, podés esperar sentado. ¿Por qué siempre tenés
que ser el difícil?¿Qué crees que va a conseguir parado ahí haciendo una
mueca y todo hecho mierda? No trates de hacernos creer que no sos parte
de esto y subí acá ahora conmigo y los muchachos. ¿Bueno?"
"¿No podés esperar un minuto?" Protesté. "¿No ves que tengo problemas
aquí abajo?" Gemí mientras metí mis dos ojos de nuevo en sus órbitas.
"¡Ahhh!" Gemí. Se afirmaron de nuevo allí.
"Cada vez que toco, espero que sea la última vez, porque siempre es una
experiencia de mierda. Pelear por el dinero porque nadie viene a los
recitales. Los pelotudos que vienen al camarín para hostigarme.
Entregando todo.”
"Dejá de quejarte, Dee Dee" Johnny Thunders finalmente habló. "No te
preocupes. Esta será sin dudas la última vez que toquemos y es la verdad.
Todos vamos a morir pronto. Hagamos que sea la mejor.”
"Bueno ¿ y por qué tenemos que tocar?" Tímidamente lo interrogué. "¿Por
qué no sólo nos drogamos y festejamos? Es mucho más simple.”
"Si esto fuera cierto, Dee Dee, estaría mucho más feliz en este
momento" Johnny Thunders me respondió de mal humor y me dio una mirada
como para que me relaje.
"Hola Bunny." Oí una potente voz con acento australiano llamándome
alegremente por el apodo que los Ramones me llamaban.
Era mi vecino, Frank, el fotógrafo, que estaba febrilmente quitándose el
hábito de monje. "¿Frank?¿Qué hacés aquí?" Le pregunté con asombro
mientras él estaba ahora subiendo al escenario sonriendo, con unas
zapatillas Converse, Levi`s y una campera de cuero Schott. No podría
decir si estaba contento o actuando con sarcasmo, porque se escondía
detrás de enormes gafas de sol oscuras. Pero supe que la gran razón por
la que estaba aquí era para hacer negocios.
"Mi Bunny." Frank dijo mientras tranquilamente se acercaba a mí. "Mirá,
traje mi cámara de video. Voy a filmar todo ¿está bien? Buen Bunny"
continuó. "El buen conejito consigue la zanahoria, ¿Sabés? Como cuando
tocabas con los Ramones.”
"Parece que esos días no se terminaron todavía" comenté. "¿Qué pasa con
ropa que llevás ¿Eh? ¿Tenés 16 años?"
"¿Y vos, idiota?", Me escupio a la cara. "¿Cuál es tu excusa para ser
semejante ciruja? ¡Idiota!"
"Soy un drogón!" Grité. "¿Cómo esperás que me vea? ¿La imagen de la
felicidad o algo así? ¿Cuando todo el mundo está buscando sacar algo de
mí? ¡Incluso en mis últimos momentos en la tierra! Supongo que se espera
que yo sacrifique todo por todo el mundo. Pero nunca consigo nada a
cambio. ¡Estoy harto! ¿Me escuchás?¡Estoy harto!"
"Sé un buen Bunny" Frankie empezó rogándome ahora, teniendo cuidado de
ocultar su irritación por mi paranoia para que no me vuelva completamente
loco y me ponga más cooperativo. "¡Por favooor no te enojes! ¡Porfi! Si
querés saber la verdad, tuve que pagarle a Johnny Thunders, para poder
filmar el video. Sólo estoy aquí haciendo esto porque estoy completamente
loco. Ninguna otra razón. Estoy loco, ¿esta bien?"
"Estás loco, Frank" le respondí con incredulidad. "¿Que tomaste eh?
Parecés muy drogado. Nunca imaginé que le darías plata a un adicto.”
"Tenía que hacerlo, Dee Dee" contestó Frank. Entonces, perdiendo interés
en mí, empezó a darle atención a todos los demás en el escenario.
Ahora estaba tratando de tomar el control de esta extraña situación que
se estaba convirtiendo, aparentemente, en interminable.
"Escuchen muchachos" nos empezó a tratar con autoridad. "Quiero un buen
espectáculo. Agradecería algún tipo de cooperación. Afinemos las
guitarras ahora, y...”
"¡Pará! ¡Pará! ¡Pará!" Interrumpí. "Un momento ¿si? Nunca estuve de
acuerdo con esto. ¿Qué mierda está pasando?"
"¡Bueno, bueno, de acuerdo, señor Difícil!" Frankie estalló en uno de
sus arrebatos violentos que lo hicieron famoso. ignorándome, le preguntó
a Johnny Thunders, "¿Cuál es su opinión sobre todo esto, John?"
"Es un asco" Johnny Thunders escupió y me dio una mirada penetrante.
"Cortala, Dee Dee y vení acá. Si queremos drogarnos entonces tenemos que
hacerlo juntos de una vez. Estos no son tiempos normales.”
"Dee Dee", me dijo "tu vida está a punto de terminar. No tenés mucha
elección ahora. Hay que tocar. Necesitamos un poco más de dinero para las
drogas, parte del dinero del adelantado que Frankie va a conseguir por
este video de los S. K. U. L. L. S. tocando en vivo en el sótano de
Chelsea Hotel. Él está dividiendo con nosotros 60/40%. Las regalías van a
venir de forma natural por los futuros ingresos. ¿Entonces, qué pensás?"
"Suena sospechoso." Dudé. Entonces me desmayé por el estrés. Se sentía
como si hubiera sido golpeado en la cabeza con un bate de béisbol y caí
en un aturdimiento semiconsciente. A continuación me encontré, sin
saberlo, en el escenario sosteniendo una vieja Les Paul Junior amarilla
que Stiv Bators me había entregado. Stiv llevaba pantalones de cuero
negro, una campera de cuero, borceguíes de trabajo y su largo pelo negro
estaba engominado al estilo teddy boy.
Estaba sonriendo de oreja a oreja y su cara estaba llena de maldad. La
sonrisa orgullosa de Stiv reveló una boca llena de muelas podridas y el
hedor que provenía de sus pantalones de cuero era tan horrible como el
olor que recuerdo, emanaba Joey Ramone.
Entonces, antes de que me diera cuenta de lo que sucedía, Johnny
Thunders me sorprendió y me dio una mirada amistosa. Me dijo. "¿Querés
tocar, Dee Dee?"
"Claro" le contesté. "¿Por qué no?"
Esto realmente es una locura, pensé, cuando empecé a probar rápidamente
mi equipo. No puedo creer lo que está pasando. Al fin voy a tocar con
Johnny Thunders y Jerry Nolan. Estaba tan nervioso que me estaba
olvidando de la droga pero luego, mientras probaba la guitarra que Stiv
Bators me había entregado, mi burbuja estalló por completo.
¿Por qué a mí? ¡Qué decepción! pensé, muy consternado por lo que estaba
viendo, la Les Paul era sólo una réplica falsa y era intocable.
"¿Me podés dar un Mi?" Le pregunté a Johnny Thunders cuando me di cuenta
que tenía una hermosa Gretchen White Falcon con el hardware dorado que
estaba conectado a un viejo amplificador Fender Twin Reverb. Thunders,
con impaciencia, me contestó tocando un Mi con su guitarra. Sonó
increíble, el eco en las paredes del sótano me recordó al efecto de
reverberación que Phil Spector creó en el sótano de Gold Star Studios en
Hollywood, sólo que mejor.
A medida que la nota se desvaneció en un incómodo silencio seguido de un
intervalo en blanco todavía podía escuchar el sonido zumbando en mi
cabeza. Traté de hacer coincidir la nota que estaba escuchando a la
cuerda Mi de mi guitarra, girando con cuidado las clavijas. Cuando yo
estaba haciendo esto, la cuerda Mi quebró el puente, saliendo de su
lugar.
Oh no, pensé. Esta cosa necesita un trabajo de reparación. Incluso si se
pudiera arreglar siempre sonará para la mierda de todos modos, noté
después de examinarla con más cuidado. No importa, justifica mi mala
suerte. Por lo general, cuando toco en una banda con otro guitarrista, no
me molesto en tocar realmente, usando la guitarra más como un apoyo
similar a como Rick Nelson la utiliza y al igual que Johnny Thunders
solía hacer en los Heartbreakers con Walter Lure.
Ningún otro guitarrista parece utilizar los mismos acordes para las
canciones que yo hago. Entonces ¿qué me importa si la guitarra está
afinada o no? La música siempre suena horrible, de todos modos.

31
Vi al diablo en lugar de los Ramones

Yo estaba en un estado mental totalmente arruinado, sin vuelta atrás.


Acababa de descubrir que la guitarra que Stiv Bators me había prestado mí
era un pedazo de mierda. En secreto, yo esperaba que se produjese un
milagro y para no tener que jugar.
"¿Qué canciones quieren tocar?" Le pregunté sin entusiasmo a la banda.
"Puede ser `Chatterbox´, '' Born to Lose " y " Chinese Rocks´." Stiv
Bators respondió por el grupo.
"¿Tenés alguna drama con esto, Sid?" Le pregunté.
"¿Vos, Dee Dee?" Me respondió en su habitual incompromiso.
"Sí, lo sé" dije en voz baja. Luego, hablando en voz más alta para que
todo el mundo me oiga, continué, "Tengo un montón de dramas con todo y
con todos. Pero en este momento, no parecen tan grave y si no puede
definir sus quejas. ¡Entonces tampoco puedo! Por una vez, no voy a
cuidarte más, señor. Sid. Si querés tocar, bien. Si no, tambien está
bien. Sabe que si mi banda estuviera aquí ahora, yo no te necesitaría.
Toco estas mismas canciones todo el tiempo. Como lo hicimos en el
Continental el pasado viernes por la noche. Y estuvo muy bueno. Tres
peleas graves en la primera fila en los primeros cinco minutos.”
"¡Pará, pará, pará un minuto! ¿Cuál es su problema?" Thunders me gritó en
la cara. "Te vas a drogar después de tocar ¿Si o no? No es extraño que
estés tan mal. Es necesario que te relajes, Dee Dee. Estás enfermo mal de
la cabeza .”
"Bueno, bueno, está bien, John." Me quejé a su vez. Entonces, sin previo
aviso, grité; "¡Uno, dos, tres, cuatro!" En un micrófono de repuesto,
pero nadie arrancó la canción excepto yo.
"¡Está bien, está bien, está bien, culorotos!" Jerry Nolan gritó detrás
de mí enojado, mientras lanzaba sus palillos por la habitación y se
levantaba de su asiento. "¿Porqué largaste la cuenta? Frankie no está ni
siquiera listo para filmar. Es muy sencillo, Dee Dee. Tocamos algunas
canciones. Conseguimos algo de dinero. Entonces podemos pegar algo de
droga.”
"Bueno, ¿están todos listos?" Con buen ánimo, lo interrumpí. "Sid,
¿estás listo? Stiv, ¿vos? ¿Bueno? ¿John? ¿Frank, está lista la cámara?
Bien, estoy excitado ahora. ¿Quieren hacer "Chinese Rocks '?"
Nadie me contestó, así que sabía que estaban listos. Entonces, le hice a
mi viejo amigo, Sid, un movimiento de cabeza y contó por el micrófono en
lugar de mí.
"Uno, dos, tres, cuatro!" Y empezamos la canción "Chinese Rocks".

Alguien me llamó por teléfono


Diciendo: hey hey está Dee Dee en casa
¿Querés ir a pasear?
¿Querés ir a pegar?
¿Querés ir a buscar
un poco de piedras chinas?

Estoy viviendo en una piedra china


Todos mis mejores cosas están enpeñadas
Estoy viviendo en una piedra china
Todo está en la casa de empeño

El yeso se ha caído de la pared


mi novia está llorando en la ducha
hace un calor de perros
Debería haber sido rico
Pero sólo estoy cavando una zanja china

Estoy viviendo en una piedra china


Todos mis mejores cosas están enpeñadas
Estoy viviendo en una roca china
Todo está en la casa de empeño
¡Así es!

Esto es una locura, empecé a darme cuenta, mientras estaba tocando la


canción con Stiv, John, Sid y Jerry, que se había calmado y estaba detrás
de su viejo batería rosa de nuevo.
Todos estábamos dando lo mejor ahora, mientras la canción iba sonando,
para dar un buen espectáculo. Johnny Thunders parecía estar bien. Y a
pesar de que nunca había visto Stiv Bators cantar "Chinese Rocks" antes
la cantaba muy bien. También Jerry. Sid estaba colgado allí y en cuanto a
mí, le agradezco a Dios ahora, cuando recuerdo, tenía una excusa perfecta
para no estar tocando porque la guitarra que tenía era completamente
imposible de afinar. En realidad, no creo que se podría haber empeñado
por más de cinco dólares, o menos.
Yo estaba en franca retirada grave y casi no podía mantenerme en pie, a
pesar de que trataba de sonreír a la cámara. Me pareció mientras
observaba las caras de todos que ellos estaban sintiéndose tan enfermos
como lo estaba yo. Nuestros rostros estaban de un color blanco hueso. Qué
apropiado que estuviéramos llamando a esta banda infernal los S. K. U. L.
L. S. , pensé.
No veía ahora que ninguno de los S. K. U. L. L. S. tuviera la última
oportunidad de inyectarse heroína de nuevo. Mientras estábamos en la
mitad en la canción, el suelo delante de nosotros empezó a dividirse,
creando un efecto muy parecido al cristal agrietado en el parabrisas de
un coche que ha estado en un accidente grave.
Varios miembros de los S. K. U. L. L. S. comenzaron a caer a través de
las grietas del piso del sótano, sobre arenas movedizas en llamas del
infierno. Podía escuchar a Satanás riendo en el fondo.
Deberíamos haber utilizado amplificadores Marshall, pensé, tratando de
hacer una broma. Pero no vi que fuera tan divertido cuando el suelo
debajo de Frankie se partió cuando filmaba, lanzándolo hacia abajo a los
fuegos del infierno.
Estaba sorprendido pero con la curiosidad de ver lo que había allí.
Siempre me he preguntado como era el infierno. Así que con indiferencia,
caminé hasta un micrófono en el escenario cerca del lugar donde Frankie
había caído al infierno a través de una grieta, donde momentos antes el
suelo estaba rajándose como en un terremoto.
La grieta no se había cerrado y todavía estaba abierta. Desde donde
estaba el micrófono, pude ver abajo mientras que fingía que estaba
cantando el coro final de "Chinese Rocks" al mismo tiempo. Si el diablo
estaba abajo en el sótano del Chelsea en este momento, probablemente
podría cantarle "Chinese Rocks" a él. Mientras me asomaba desde donde
estaba parado en el borde del escenario, en la grieta, en lugar del
diablo, vi a los Ramones.
"¡Esos hijos de puta!", los puteé. "Así que ahí es donde han estado.
Joey, John y Tommy, quemándose juntos en el infierno.”
Stiv Bators, que también había visto lo que le había sucedido a Frankie,
estaba mirando hacia abajo mientras seguía cantando, como lo hacía yo.
Stiv estaba tratando, como siempre, de actuar profesional y concentrarse
en lo que estaba haciendo. Pero lo atrapé con la mano en la espalda
haciéndole un FUCK YOU con el dedo a mis viejos socios en el infierno.
Las paredes del sótano se estaban quebrando. El techo estaba cediendo y
una tubería del alcantarillado se había reventado bajo el suelo de
cemento. El calor procedente del incendio que ardía por debajo de las
grietas estaba hirviendo el agua de alcantarilla que brotaba de la
tubería rota con un olor, similar al gas lacrimógeno, y en niebla de
color verde sin ningún lugar para escapar por lo que el ambiente se puso
venenoso e imposible de respirar.
De una manera divertida, este accidente estaba funcionando a la inversa,
por la ventaja de que todo el mundo se aferraba a la vida en esta tumba,
flotando por encima de las puertas del infierno. El efecto de la niebla
de procaína revivió el antojo por el opio en nuestra memoria falopera,
como la fiebre de la heroína, en los años 70.
Ahhh, esto es muy bueno, pensé. El efecto de la procaína me estaba
haciendo volar. La euforia era intensa. De hecho, era tan intenso que me
encontré agarrándome pecho con temor a tener un ataque al corazón. El
dolor era extremo, pero también de alguna manera era agradable, bajando
cómodamente, pero con un fuerte cuadro de náuseas y temblores. Mi sentido
del humor, apareció de la nada, empujándome, casi involuntariamente a
lanzar los restos que quedaban en mi estómago podrido directamente sobre
la grieta que había tragado a Frankie para que pudiera vomitar sobre el
Infierno. Justo en ese momento, presté atención a lo que estaba haciendo
en realidad, así que empecé a contener la respiración.
Estábamos ahora al final del coro de "Chinese Rocks." Johnny Thunders
había gritado: "¡Dale!" en el micrófono a Stiv Bators y la canción se
fue terminando.

Estoy viviendo en una roca china


Estoy viviendo en una roca china
Estoy viviendo en una roca china
Estoy viviendo en una roca china
Y luego se detuvo en seco.
Alguien de debajo del piso del sótano rompió el silencio, gritando, "¡Hey
hijos de puta! ¡Esa es nuestra canción!" desde una grieta que estaba
largando chispas y escupiendo vapor verde. Le respondí a esta pobre alma
que nos llamaba desde el infierno caminando al borde del escenario y
vomitando en la grieta desde donde los gritos venían. No es una cosa muy
agradable, lo sé, pero no podía controlarme demasiado bien ya.
"Eso no estuvo bien." Sid me comentó desde el otro lado del escenario
donde estaba apoyado contra su pequeño amplificador. "Tenés que fijarte
hacia donde lo hacés, Dee Dee. Nunca se sabe quién esta allí abajo. ¿Qué
pasa si ofendés al Diablo y nos echan la culpa a nosotros?"
"Parece que eso es justo lo que ha ocurrido" dijo Stiv, interrumpiendo el
intercambio entre Sid Vicious y yo. Mientras Sid caía noqueado en estado
de coma por los efectos de la niebla verde de procaína. Tenía curiosidad
por cual fue la reacción de Jerry Nolan a todo esto por lo que me di la
vuelta para ver cómo estaba. Su cara estaba descansando sobre el parche
de su tom-tom y sus dos brazos, todavía con los palillos las manos, se
desparramaban sobre los platillos.
Johnny Thunders ahora se había dado vuelta frente a su amplificador de
espaldas a todos, aislado completamente de todas las responsabilidades.
"Entonces ¿qué te parece?" Stiv me desafió. "¿Podemos tocar otra
canción?"
"No, no puedo, Stiv" le respondí. "Creo que es mejor prepararnos para
morir. ¿No te parece? Es realmente una locura todo esto ¿verdad?"
La plataforma de concreto tembló violentamente enviándome atrás de los
amplificadores, golpeándolos encima, y enviandome de nuevo al otro lado
del escenario, donde caí sobre Stiv Bators, tirándolo al suelo. La fuerza
extrema de choques entre Stiv me envió cayendo al otro lado del escenario
otra vez, donde choqué con Sid Vicious que luego se estrelló contra
Johnny Thunders, cayendo sobre él, mientras se daba vuelta para ver que
estaba pasando.
Después de mandar a Johnny Thunders fuera del escenario a una grieta al
infierno, Sid comenzó a mirar alrededor en todas las direcciones, muy
confundido. Y entonces, en un evidente intento de suicidio, saltó fuera
del borde del escenario a la grieta donde Johnny Thunders había caído al
infierno, donde, probablemente se quemará para la eternidad con el resto
de ellos.
El hotel se estaba cayendo a pedazos, entre cortocircuitos eléctricos,
cañerías de calefacción perdiendo vapor y caños de gas rotos estaban
generando el caos en el sótano del hotel Chelsea.
Jerry Nolan, mientras tanto, se estaba prendiendo fuego por accidente.
Estaba envuelto en llamas y gritando de agonía. Mientras se levantaba de
su asiento, la carne se derretía en su cuerpo. Prácticamente todo lo que
quedaba de él era un esqueleto carbonizado. Luego, en su desesperación,
deliberadamente saltó del borde del escenario a la grieta y se suicidó.
En medio de toda esta acción podía escuchar la risa ensordecedora de
Satanás en alguna parte alrededor de la zona de almacenamiento de la
pintura. Aterrorizado, pero resignado a mi destino y notando que sería
mejor morir ahora, empecé a decir mis oraciones finales. "Espero no irme
al infierno." Recé, temblando de miedo, mientras Satanás me estaba
respirando en la espalda. "Pero realmente no quiero ir al cielo, tampoco.
Lo siento, Dios, soy como soy. Necesito conseguir alejarme por un tiempo.
Por favor, envíame a un feriado en Amsterdam.”
"Llévatelo a el, no a mi." Supliqué, cayendo de rodillas frustrado y
apuntando a Stiv Bators que se había parado de nuevo y estaba apoyándose
en su micrófono de pie.
La plataforma se estaba hundiendo lentamente debajo del piso del sótano
en las arenas movedizas del infierno. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo
para intimidar a Stiv y sacarlo fuera del escenario.
"¡Ja ja ja, Dee Dee!" Stiv se rió, lanzando sus brazos al aire y girando
sobre sí mismo con furia hasta que alcanzó una velocidad de demonio,
finalmente, desapareciendo. La fuerza de su giro creó una tormenta
similar a un huracán, arrancando ladrillos fuera de las paredes del
sótano y el techo, llenando el aire con clavos, tablas, ladrillos y otros
restos. Justo cuando pensaba que no podría empeorar, la puerta metálica
que conecta el área de almacenamiento de la pintura con el vestuario por
un pequeño túnel, estaba abierta y el Diablo estaba de pie en todo su
esplendor la puerta.
"¡Hola Dee Dee!" se rió de mí. "¿Creías que te iba a olvidar? ¿Eh?"
Entonces, sin previo aviso, levantó el brazo y me arrojó un tridente que
tenía en la mano como una lanza. El escenario se había hundido casi hasta
el nivel del sótano y yo me estaba yendo rápidamente al infierno con él.
Mientras veía el tridente volando a través del aire hacia mí cuando me di
cuenta que se había convertido en una jeringa cargada de heroína marrón.
"¿Cómo puedo tener tanta suerte?” Grité de alegría, sintiéndome
exuberante como si todos mis demonios hubieran sido exorcizados, pero
resucitaban ahora como por venganza.
"Creo que soy uno de los pocos afortunados." Me dije mientras con
egoísmo levanté la hipodérmica del piso, donde había aterrizado y se
había clavado. Girando mi premio entre los dedos por un breve momento,
mientras estaba siendo engullido por las llamas del infierno y a punto de
morir y luego, haciendo un chiste interno, dije en voz alta: "La vida es
buena ¿no? Cuando pasan estas cosas. ¡Jajaja! Cuando sólo necesitás una
cosa y la encontrás en el camino.”
"¿Estás contento ahora ?" Grité al aire y me clavé la aguja hipodérmica
de lleno en el cráneo y me inyecté. La heroína explotó en mi cerebro.
Luego, en un instante, caí muerto en el suelo del escenario. Y me hundí
en el Infierno mientras los demonios flotaban sobre mi cuerpo.

Chelsea Horror Hotel


Fin

Dee Dee Ramone

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