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Tras realizar la ejecución, los efectivos de la DISIP manifestaron que estas nueve personas
“formaban parte de la guerrilla”. Sin embargo, los estudios criminalísticos y las evidencias
ayudaron a demostrar lo contrario, y dejaron ver que lo de Yumare fue un ajusticiamiento,
una masacre contra dirigentes sociales. Las incongruencias en las declaraciones de los
ejecutores de aquella masacre permitieron detectar las mentiras y la confabulación para
realizar la matanza.
Además, de acuerdo con las experticias practicadas en los morrales que portaban quienes
murieron en la acción, estos objetos “no presentaban perforaciones ni daños por
proyectiles ni esquirlas”, a pesar de que varias de las víctimas habían presentado orificios
en la región dorsal.
Tras los falsos testimonios dados por los responsables de la masacre, muchos testigos de
ese lamentable incidente declararon que las nueves personas asesinadas por el comando
de la DISIP habían sido primero detenidas, luego torturadas y, por último, ejecutadas.
Posteriormente, los propios funcionarios les colocaron ropa militar encima de su ropa
civil, con el propósito de presentarlos como guerrilleros.
Los declaraciones de los testigos revelan que las nueve personas ejecutadas
extrajudicialmente eran, además de luchadores sociales, promotores del ideal bolivariano.
Los fallecidos fueron: Rafael Ramón Quevedo Infante, Ronald José Morao Salgado, Nelson
Martín Castellano Díaz, Dilia Antonia Rojas, Luis Rafael Guzmán Green, José Rosendo
Silva Medina, Pedro Pablo Jiménez García, Simón José Romero Madriz, y Alfredo Caicedo
Castillo.
No sería sino hasta 2011, 25 años después de la masacre, cuando se logró desmontar la
versión sostenida por los funcionarios del gobierno de Jaime Luisinchi, cuando fiscales del
estado Yacacuy lograron condenar a 13 años de prisión al general retirado del Ejército,
Alexis Sánchez Paz, quien admitió su responsabilidad en los hechos de Yumare. Para el
momento de los hechos, Sánchez Paz era coronel y director de la Escuela del Comando de
Operaciones del Ejército.
También fueron acusados los exfuncionarios de la extinta DISIP, Oswaldo Ramos, Eugenio
Creassola, Freddy Grangger, William Prado, Raúl Fernández, Adán Quero y Hernán Vega.
En junio de 2009, el Ministerio Público también acusó al comisario jubilado de la DISIP
Henry Rafael López Sisco, al tiempo que se pidió iniciar el proceso de su extradición desde
Costa Rica.
A López Sisco se le imputan delitos de concurso real de homicidio calificado con alevosía
por motivos innobles en grado de complicidad correspectiva en perjuicio de las nueve
víctimas; y es también señalado por su participación en las masacres de El Amparo,
Cantaura y El Caracazo; además de participar en el asedio a la embajada de Cuba en
Venezuela, durante el golpe de Estado de abril de 2002.
La Masacre de Yumare, es tan sola uno de las decenas de masacres y delitos que la
“democracia” adecocopeyana cometió contra nuestro pueblo por más de 40 años, crímenes
de Estado impunes de una clase política anacrónica cuyos “renovados” representantes de
hoy se mantienen en abierta conspiración contra nuestra revolución y sus líderes.
Revolución que les ha revocado sus privilegios de élite y que junto a nuestro pueblo
organizado son garantías de que estos hechos más nunca volverán a cometerse en suelos
de la Patria.
Víctimas[editar]
Luis Rafael Guzmán Green (40 años)
José Rosendo Silva Medina (33 años)
Masacre de Yumare
Lugar Estcuy, Venezuela
Fecha 8 de mayo de 1986
Muertos 9
Perpetrador(es) DISIP
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