Son basadas en el cliente y responden a las preguntas: a
quién le sirve? (personas), cómo? (mejoras a generar), qué? (qué expectativas se van a cubrir). Estas estrategias se dividen en:
Liderazgo en costos: Busca generar un precio de
venta competitivo a un costo bajo. Esto se puede llevar a cabo con mejoras en producción, negociación con proveedores, mano de obra con mayor productividad, entre otros. Esta estrategia puede implicar riesgos como pérdida de proveedores, imitación, rotación de personal, descuidar el comportamiento del ambiente, tener baja calidad y provocar errores en inversión.
Diferenciación: Lograr que mi producto genere mayor
valor que el de los demás y número de personas dispuestas a pagar por mi producto. Los riesgos que implican esta estrategia son la no apreciación del valor por parte de los clientes, descuidar otros mercados, competencia con iguales atributos y menor o igual precio, imitación y estancamiento.
Enfocada: Estrategia concentrada en una parte del
mercado, zona geográfica o segmento. Se pueden asociar riesgos como inversiones innecesarias o no rentables, que al seleccionar un segmento se descuide otros, e interés de otras compañías por el foco de la empresa.
La combinación de estas estrategias puede generar otras
como costos enfocados (bajar los costos sin generar liderazgo para enfrentar una parte del mercado) y diferenciación enfocada (producto con mayor valor concentrado en una parte del mercado).