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CALIDAD DE VIDA.

La calidad de vida se define en términos generales como el bienestar, felicidad


y satisfacción de un individuo, que le otorga a éste cierta capacidad de
actuación, funcionamiento o sensación positiva de su vida. Su realización es
muy subjetiva, ya que se ve directamente influida por la personalidad y el
entorno en el que vive y se desarrolla el individuo. Según la OMS, la calidad de
vida es "la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el
contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con
sus expectativas, sus normas, sus inquietudes" 1.

Un indicador común para medir la calidad de vida es el Índice de Desarrollo


Humano (IDH), establecido por las Naciones Unidas para medir el grado de
desarrollo de los países a través del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), cuyo cálculo se realiza a partir de las siguientes variables:
esperanza de vida, educación (en todos los niveles) y los ingresos económicos.

Con base en lo anterior, el autor Amartya Zen sustenta que la calidad de vida
está enmarcada en el modelo de desarrollo sostenible, en el que el ser humano
se sentirá satisfecho de acuerdo a los espacios de oportunidades que tenga;
las oportunidades para llevar a feliz término sus metas, propósitos y
aspiraciones.

Una buena calidad de vida exige, entre otros aspectos, la disponibilidad y


acceso a infraestructura social y pública para el bien común, pues hay
elementos de felicidad que provienen del interior del individuo, y no se ven
afectada por los factores externos.

1
Fadda, Jirón y Jadue (1999). "La Objetividad y subjetividad del concepto de Calidad de Vida". Ponencia
al 6° Encuentro Científico sobre el Medio Ambiente: Mejor Calidad de Vida", CIPMA, Santiago, Enero
1999.
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relaciones interpersonales y proyecto de vida.

La calidad de vida, además, se ve afectada por las relaciones de género que se


dan en determinado contexto (Annas, 1996). Basándonos en el hecho que los
estudios de Calidad de Vida implican comparaciones entre formas de vida que
caracterizan a diferentes grupos, en este caso se plantea esa comparación en
función de las relaciones entre hombres y mujeres, las distintas edades y los
roles de género al interior de la comunidad. Estas relaciones hacen que los
individuos puedan percibir y desempeñarse en el hábitat de su barrio en forma
diferenciada. Es en este marco que se puede ahondar sobre la diversidad en
que la Calidad de Vida es percibida por los diferentes usuarios de un entorno.
Así entendido, el concepto de calidad de vida es un constructo o sea una
construcción social.

Enmarcada la calidad de vida en lo anteriormente planteado, cabe anotar que,


en este mismo aspecto entre a jugar un papel muy importante las relaciones
interpersonales que se dan entre los diferentes individuos; las relaciones
interpersonales entendidas como el conjunto de contactos que tienen los seres
humanos como seres sociables con el resto de las personas. Es aprender a
interrelacionarse respetando su espacio y aceptando a cada uno como es, con
sus defectos y sus virtudes, recordando que los derechos de cada individuo
terminan cuando comienzan los de los demás. Es la capacidad de desarrollarse
íntegramente a través del 'otro ', con el fin de encontrar sentido a las vivencias
sociales e individuales, buscando siempre la felicidad. También podría definirse
como la capacidad que se tiene para trabajar juntos con una meta definida,
haciendo del trabajo diario una oportunidad de vida para cada uno y para los
seres que les rodean.

Es la interacción por medio de la comunicación que se desarrolla o se entabla


entre una persona y al grupo al cual pertenece.
"La comunicación interpersonal es no solamente una de las dimensiones de
la vida humana, sino la dimensión a través de la cual nos realizamos como
seres humanos (...) Si una persona no mantiene relaciones interpersonales
amenazará su calidad de vida"2.

John Powell, al referirse a las relaciones interpersonales que deben darse en


los seres humanos hace alusión a la sensibilidad emocional y la empatía,
destacando la importancia de la capacidad de relación estrecha con otros;
establece como criterios de madurez personal la relación emocional con otras
personas, auto objetivación, conocimiento de sí mismo y sentido del humor.

En este sentido entra a jugar un papel muy importante la educación emocional,


que tiene como objetivo último potenciar el bienestar social y personal, a través
de un proceso educativo continuo y permanente que aúne el crecimiento
emocional y el cognitivo, porque ambos son necesarios para el desarrollo de la
personalidad integral.
De acuerdo con este autor, la educación emocional facilita actitudes positivas
ante la vida, permite el desarrollo de habilidades sociales, estimula la empatía,
favorece actitudes y valores para afrontar conflictos, fracasos y frustraciones y,
en definitiva, ayuda a saber estar, colaborar y generar climas de bienestar
social.

Dentro de las relaciones interpersonales pueden presentarse actitudes


positivas como: cooperación, acogida, autonomía, participación, satisfacción;
pero también se puede observar actitudes de reserva, competitividad,
absentismo, intolerancia y frustración, que producen una corriente interna,
explícita o no, de deseos, aspiraciones e intereses corporativos y personales.

De ello se entiende que, debido a que las personas son el eje central de las
relaciones, los comportamientos que éstas adopten en situaciones particulares
de interacción pueden,  en algunos casos, obstaculizar las relaciones
interpersonales y en otros, favorecerlas. En todo caso, si las relaciones se
establecen sobre la base de actitudes positivas, como la cooperación, la
2
Marroquín y Villa. Comunicación interpersonal (1995:21)
acogida, la participación y la autonomía entre otras y sobre la base del diálogo,
de la valoración positiva de los demás y de sí mismo, así como de la confianza,
el clima social será positivo y gratificante; pero, si las relaciones están
cimentadas sobre la base de actitudes negativas, como la competitividad, la
intolerancia y la frustración, el individualismo, la falta de tacto, las reacciones
airadas y sin control, el aplazamiento de decisiones y la dificultad para asumir
los propios errores, entonces el clima social siempre será negativo.

PROYECTO DE VIDA.

Se podría decir que muchas de ésta actitudes se pueden evidenciar en el


proyecto de vida de cada individuo El proyecto es como un camino para
alcanzar la meta que cada uno se ha trazado en su vida; éste da coherencia a
la vida de una persona en sus diversas facetas y marca un determinado estilo,
en el obrar, en las relaciones, en el modo de verla vida.

La dificultad mayor para trazar ese proyecto de vida reside en tener que tomar
una decisión, en tener que elegir una dirección fundamental con exclusión de
otra u otras direcciones fundamentales. Frecuentemente ante este compromiso
se adopta una actitud de huida que conduce a la persona a un estado de
indecisión, es decir, hacia un "conflicto existencial" que, al no ser resuelto, se
convierte en crónico.

El miedo a la responsabilidad, la incapacidad de renunciar a alguna de las


posibilidades presentadas, la influencia del ambiente social contrario a los
compromisos definitivos, son frecuentemente las causas de este conflicto no
resuelto; y tener un proyecto de vida es fundamental o de lo contrario se vive
sin rumbo, a la deriva; se vive sin sentido.

Como lo expresa Juan Jaime Escobar: “Este es el drama al que se enfrenta


hoy mucha gente, pues viven sin saber para qué viven, están en el mundo sin
un sentido claro, sin un rumbo que encamine sus acciones y todo lo que hacen
por la consecución de la felicidad; viven a la deriva y por eso muchos de ellos
se estrella con la vida misma”3.

Para la elaboración de ese plan es importante tener en cuenta que el ser


humano debe poseer la autonomía y responsabilidad suficiente en las que
debe apuntalar su proyecto de vida, su proceso de crecimiento personal.
Crecimiento que, necesariamente, debe partir de una serie de presupuestos
básicos como son: el conocimiento profundo y una aceptación incondicional de
sí mismo, todo ello dentro de un marco interpersonal, un "encontrarse a sí
mismo" para proyectarse hacia los demás, enriqueciéndose en ese camino de
"ida y vuelta". Debe abarcar todas las dimensiones de la persona, esto es,
relaciones familiares, aspectos laborales, ocio, aspiraciones personales,
amistades y relaciones de pareja, y fomentar su capacidad de
autodeterminación en estos ámbitos o esferas vitales. Implica necesariamente
que los demás le perciban en su rol de adulto, y le reconozcan no sólo su
capacidad sino su derecho a crecer en el sentido más profundo e íntimo de la
palabra. Debe extenderse hasta la última etapa de la vida, la vejez, momento
en el que la dimensión interpersonal cobra especial significado.

Existir significa, potencialmente, construir proyectos en los que el hombre


despliega sus aptitudes y recursos. Anticipa un futuro en el que la meta de la
autorrealización despierta y sostiene ese despliegue.

Finalmente cabe anotar que, el proyecto de vida es una "construcción", es


decir, el proyecto no es algo dado o recibido como transmisión o herencia, sino
que es importante comprenderlo como el ir siendo el hombre en su ser, a
través de las situaciones a las que se va enfrentando en la cotidianidad.

3
Video conferencia: “proyecto de vida”. Juan Jaime Escobar. Tele vida. 2003

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