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Por:
Juan José Mejía Venegas
Cristian Herrera Morales
Con el paso de los años, hemos venido escuchando que Jesús es el hijo de Dios, y como
tal lo hemos creído, ya sea porque nos lo dijo un familiar a quien apreciamos, o porque nos lo
haya dicho algún sacerdote con un grado alto de credibilidad. Pero ¿Qué argumentos reales
tenemos desde la teología para hacer esta afirmación? Para ello acudiremos a las sagradas
escrituras1 y revisaremos algunos argumentos bíblicos que nos dan a entender que Jesucristo
Empecemos con Deuteronomio 18: 17, 19 “entonces Yahvé me dijo: me parece bien lo
que han dicho. Yo les suscitaré, en medio de sus hermanos, un profeta semejante a ti; pondré mis
palabras en su boca y él les dirá todo lo que yo le mane” Gracias a este texto, los judíos
esperaban al Mesías como un nuevo Moisés (Biblia de Jerusalén, 2018), lo que quiere decir que
la promesa de Dios respecto a la venida del Mesías, hijo de Dios, no llegó con los profetas, sino
que llegó de tiempo atrás después de ser liberado el pueblo de Israel de la esclavitud de los
egipcios. En este libro también nos es revelado el cómo llegaría ese profeta especial de Dios,
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Antiguo y Nuevo Testamento.
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En el libro de los Salmos, también encontramos elementos que nos llevan a pensar que
Jesucristo es hijo de Dios. Existe una conexión entre 2 salmos que tanto en la cultura judía como
existe un cuestionamiento frente al por qué los reyes persiguen a Yahvé y su ungido, existiendo
allí una relación entre Dios y su ungido (hijo). En el versículo 7 encontramos literalmente la
afirmación “Tú eres mi hijo, hoy te he engendrado” haciendo referencia al legado de un padre a
un hijo, gracias a esto, podemos afirmar que verdaderamente Jesucristo es hijo de Dios. Por otra
parte, el salmo 110 que le es atribuido a David, existen elementos que no sólo justifican el que
Jesús sea hijo de Dios, sino que también nos llevan a interpretar que el sacerdocio de Jesús, es
dado por el padre, y que además está vinculado con el rito de Melquisedec (Biblia de Jerusalén ,
2018).
Quizás es Isaías el profeta que más nos ayuda a argumentar que Jesús es verdaderamente
hijo de Dios. Puesto que, sin siquiera conocerlo, ya que nacería algunos centenos después de su
paso por este mundo, nos da elementos valiosos con sus profecías mesiánicas. Un elemento
fundamental que no encontramos tan solo en Isaías, es la procedencia del hijo de Dios, que
nacerá de la virgen María2. Aunque no se nos menciona textualmente las palabras “hijo de Dios”
si nos permite hacer una conexión entre el quién y el cómo. En otros pasajes del Antiguo
testamento se nos habla de la venida del hijo de Dios, mas sin embargo no se nos menciona el
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Pues bien, el Señor mismo va a daros una señal: Mirad, una doncella está en cinta y va a dar a luz un
hijo, al que pondrá por nombre Emmanuel
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cómo. Al unir todas estas ideas de la venida de Jesucristo, siempre encontramos un punto común,
Por otro lado, revisando aún el libro de Isaías a la luz de la revelación de Jesucristo hijo
de Dios, tomamos Is: 9: 5, 6 “Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. En su
hombro traerá el señorío, y llevará por nombre: Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Siempre
nuevamente, en este caso de manera poética, el nacimiento del hijo de Dios. Al hablar de “el
señorío” se refiere a su título de rey (Biblia de Jerusalén, 2018). Aunque no se nos dice allí
literalmente como llegaría al mundo, si nos marca algunos rasgos de la persona de hijo de Dios.
Esto también nos lleva a pensar en las grandes cosas que Jesús como hijo de Dios iba a hacer en
este mundo.
Respecto al profeta Miqueas, podemos ver una similitud frente a otros profetas, aunque
propia de su tiempo. Para acercarnos a esa visión de Jesucristo hijo de Dios, tomamos la
siguiente cita Mi: 5:2 “En cuanto a ti, Belén de Efratá, la meno entre los clanes de Judá, de ti
sacaré al que ha de ser el gobernador de Israel; sus orígenes son antiguos, desde tiempos
remotos. Por eso, él los abandonará hasta el momento en que la parturienta dé a luz y el resto
de sus hermanos vuelva con los hijos de Israel”. Aquí encontramos un aspecto muy importante
para nuestra argumentación teológica, puesto que nos es revelado que en la cuidad de Belén va a
nacer su hijo, y que este crecerá hasta los confines de la tierra. A demás, al hablarnos de la nueva
fuerza de Yahvé, se está refiriendo a la nueva alianza que Dios sellaría con su pueblo por medio
de Jesús en la cruz.
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Quizás Os: 11, 2 sea el pasaje de la Biblia que nos lleve a pensar que verdaderamente
Jesús es hijo de Dios, puesto que, siendo esta una profecía mesiánica, también nos habla de la
llamada del hijo de Dios desde Egipto, refiriéndose a que este nacería en el pueblo de Israel, el
que había sido esclavizado por los egipcios3 (Biblia de los jóvenes, 2005). En este pasaje
encontramos también se nos habla del amor de Dios hacía su pueblo, pero un amor no retribuido,
En el libro del profeta Zacarías4, como en el de otros profetas que no abordamos en esta
investigación, encontramos un elemento que nos revela la pasión de Jesucristo como hijo de Dios
(Biblia de Jerusalén, 2018). Por esto, se nos muestra como los cristianos en su momento llorarían
En el libro de los números5, también encontramos un pasaje con tinte mesiánico con la
estrella como elemento antiguo de oriente en el que se diviniza a un rey, pero que antes había
sido un signo de un dios (Biblia de Jerusalén, 2018). Allí también vemos como el pueblo judío
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Os 11: 1, 2 “Cuando Israel era niño, lo amé, y cuanto más lo amaba, más se alejaba de mí: ofrecían
sacrificios a los Baales e incieso a los ídolos.
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Za 12: 10.
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Nm 24: 17.
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que nos llevan a creer que Jesús es el hijo de Dios en el Nuevo Testamento. El pasaje de la biblia
donde textualmente se nos hace tal afirmación está en Mt 17: 56, que hace parte de la narración
de la transfiguración de Jesús, en donde se escuchó una voz del cielo atribuida a Dios indicando
que este era su hijo amado y que debemos oírlo. Por otra parte, no solo es el Padre quien
reconoce a Jesucristo como su hijo, sino que también el mismo Jesús lo reconoce como su padre
a Dios. En Jn 5:19 Jesús utilizando su pedagogía del amor decía que él no podía hacer nada sin la
voluntad del padre, lo que no solo es un signo de la paternidad de Dios sobre Jesús, sino que
también implica comunión y entendimiento mutuo; pero no son tan solo Dios padre y Dios hijo
quienes se reconocen como tal entre sí, también existen terceras personas que logran ver en Jesús
demonio que lo poseía y este ultimo le decía ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios
Altísimo?” como también encontramos la afirmación del centurión en el momento en que Jesús
expiró donde dijo “este hombre verdaderamente era hijo de Dios”7 (Pagola, 2013). Podemos
ver como en los evangelios encontramos la mayor fuente de argumentos que con certeza nos
Cabe destacar, qué gracias a estas experiencias en la vida pública de Jesús, y los registros
de la época que se realizaron al respecto, podemos argüir que en las cartas del nuevo testamento
Testamento y los Evangelios. En la carta a los romanos en su primer capitulo nos menciona que
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Mt 17: 5: Mientras él estaba aún hablando, he aquí, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la
nube, diciendo: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido; a El oíd.
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Mc 15: 39
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Jesús fue declarado hijo de Dios con Poder en el momento en que resucitó. Y así como en este
casó Pablo nos lo menciona en otros pasajes de la biblia, al igual que Pedro y Juan como parte de
Para finalizar, se hace necesario realizar una aclaración para evitar confusiones. ¿Al ser
Jesús el hijo único de Dios, perdemos todos los hombres herederos de su reino por la cruz de
Cristo el titulo de “hijos de Dios”? la respuesta es que no. Jesús es hijo de Dios de un modo
distinto al nuestro (Pagola, 2013). A lo largo de los Evangelios se emplean la expresión “hijo de
Dios” para referirse a Jesús, ya sea en su propia boca o en la de otro. Mientras que siempre que
hablaba con el plural “hijos de Dios” se refiere a todos aquellos por los que daría su vida en la
cruz.
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Bibliografía
Biblia de los jóvenes. (2005). La Biblia Católica para jóvenes. Stockton: Verbo Divino.