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FACULTAD DE PSICOLOGÍA (UBA)

CÁTEDRA: PROBLEMAS FILOSÓFICOS EN PSICOLOGÍA.


Código 096
Teórico dictado el 11 de junio de 2020
Profesor: Dr. Fabián Allegro
Kant nació en 1724 y murió en 1804. Nace y muere en Königsberg, Prusia. Nunca se
fue a más de 150 Km. de esta ciudad. Sin embargo, los relatos sobre viajes que él hace
son impresionantes. Creció y se crió en un hogar pietista, la madre era muy religiosa, lo
cual impone en Kant una cierta forma de pensar. Todas las tardes exactamente a
determinada hora salía a dar una vuelta, y la gente del pueblo aprovechaba para ajustar
sus propios relojes
La obra de Kant la podemos dividir en una época precrítica, y una época crítica.
De la época precrítica solamente voy a señalar algunas, entre ellas un ensayo, El ensayo
para introducir el concepto de magnitudes negativas en la filosofía, Las Observaciones
sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime, Los sueños de un visionario explicados
por los sueños de la metafísica, ahí es donde se inicia ya una onda verde hacía la época
crítica, y La Disertación inaugural.
Y del período crítico vamos a proponer solamente algunas:
La Crítica de la razón pura, en su primera versión, de 1781, y la segunda de1787.
La respuesta a la pregunta: ¿qué es ilustración? 1784.
Idea para una historia universal en sentido cosmopolita, de 1784.
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, 1785.
Principios metafísicos de la ciencia de la naturaleza, de 1786.
Crítica de la razón práctica, o sea la segunda crítica, de 1788. Ocho años después Sade
publica la Filosofía en el tocador. Lacan acentúa está relación en su escrito Kant con
Sade.
Y la Crítica del juicio, en 1790.
La época de Kant se caracteriza por estar bajo la impronta de la Ilustración, por un lado
francesa, y por otro lado alemana. Con ciertas diferencias, que la Ilustración francesa,
representante principal es d´Alembert, Diderot, Rousseau, Voltaire. La ilustración
francesa niega los dogmas de la existencia de Dios, de la libertad, de la inmortalidad,
mientras que la Ilustración alemana los afirma.

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Entonces decíamos que Hume lo hizo despertar del sueño dogmático, y esto lleva
adelante las bases de una postura crítica. Cuando decimos crítica, nos referimos a un
término que deriva de un término griego que es krinein que significa tamizar. Cuando
uno tamiza la arena y separa las impurezas de la arena. Entonces la crítica, no es una
crítica que va a ser algo que va a enjuiciar, sino que es más bien una analítica. Una
forma de poder discernir sobre ciertas cuestiones.
Kant no es un escéptico como Hume. Kant está entre medio, a mitad de camino entre el
escepticismo de Hume y el dogmatismo metafísico. Él dice que no puede despegarse de
la metafísica. A él le gusta la metafísica, tiene una deuda con la metafísica, y sin
embargo, hay cosas de la metafísica que no le convencen.
Repetimos, para Hume el enlace causal estaba dado, no por la experiencia, sino que la
relación causal estaba dada por una sucesión de acontecimientos cuya interpretación
surge producto del hábito. Esto era lo que decía Hume. Kant acepta esto, pero no puede
aceptar lo que Hume decía, que la ciencia se reducía a una creencia. Por lo cual, tiene
que ver entonces cuáles son los elementos que radican en torno a la relación entre razón
y la experiencia.
Por un lado, lo que dice el empirismo, y por otro lado, integrar lo que dice el
racionalismo. Entonces, en esa rara alquimia, se mueve Kant.
¿Cual es entonces la estructura misma del conocimiento? ¿cuales son los condicionantes
previos del conocimiento? Los condicionantes que son a priori, y que van a
fundamentar la posible relación entre la razón y la experiencia.
Va a decir entonces que a nivel de las condiciones de sensibilidad, y esto es algo que
vamos a ver como una primera parte de la Crítica de la razón pura, llamada estética, o
sea, la primera noción de acercamiento a los objetos, esta definida por ciertos
condicionantes, que Kant los considera como condicionantes a priori. Estos son el
espacio y el tiempo. Dice: el conocimiento sensible no nos lleva al conocimiento de las
cosas en sí. Sino, que el conocimiento sensible nos lleva a conocer los fenómenos, que
viene del griego phainomenon que quiere decir apariencia, o sea nos lleva a ver las
apariencias.
Las cosas, dice se muestran a la sensibilidad y se las recibe de acuerdo con sus propias
condiciones a priori. Hay un entramado previo, que viene del sujeto, y nos permite de
alguna forma conocer el objeto. Hay entonces una relación distinta entre sujeto y objeto.
Entonces nos vamos dirigiendo a esta nueva concepción de sujeto, que va a ser el sujeto
trascendental en Kant.

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Estas condiciones a priori son lo que le permite a Kant decir que lo suyo es una
revolución copernicana. Hace lo mismo con el conocimiento, que lo que Copérnico hizo
respecto al conocimiento, por lo menos de la astronomía. Pero que propone un
descentramiento interesante en relación al hombre con respecto al universo. Sin
embargo. En otro sentido, hace todo lo contrario, lo que hace Kant es poner en el centro
al hombre, como agente de conocimiento. Es algo paradójico. Por un lado es una
revolución copernicana, pero por otro es una relación ptolemaica, porque vuelve a poner
al hombre, y particularmente al sujeto, en el centro.
Entonces aparece la posición crítica, que podríamos llamar analítica, o discriminatoria,
o de disentimiento. Que tiene que ver con tratar de discernir qué es la razón. No
solamente la razón teórica sino también la razón práctica. Quizá, es mejor decir razón
teórica que decir razón pura, porque así la diferenciamos de la razón práctica, o sea de la
razón moral. Vamos a ver que hay una suerte de contigüidad entre la razón teórica y la
razón moral. Lo que no termina de dilucidar con la razón teórica, lo sigue con la razón
moral.
Entonces para él, la Crítica de la razón pura, va a estar estructurada para su estudio, de
la siguiente manera:
Va a hablar de la sensibilidad, o sea de la primera forma de aproximación al objeto, a
través de la Estética. aisthesis en griego quiere decir sensibilidad, o aprehensión
sensible.
El Entendimiento, que es la primera forma de razón, aprensible a través de conceptos.
Y después se va a detener a analizar la Razón. ¿Qué es la razón? o ¿cuáles son las
tramas legales que mueven a la Razón? ¿cuál es la estructura de la Razón?, ¿cuáles son
las condiciones que tiene la razón y que llevan a pensar en la razón una la condición
absoluta pero no condicionada en esa Razón?
A ese último punto, que tiene que ver con el punto de arribo, tiene que ver con la cosa
en sí, pero después va a introducir un concepto límite, muy extraño, que va a ser el
concepto de noúmeno, que deriva de noesis o intelección.
Y va a llamar trascendental, que no tiene nada que ver con lo que vimos hasta ahora de
lo trascendente. No es que hable de lo que está más allá. Sino que habla de lo que está
justamente a priori, y no es un a priori temporal. Es algo que se considera como un
condicionante, que se diferencia de lo a posteriori, pero no en términos temporales.

Llamo trascendental a todo conocimiento que se ocupa no tanto de objetos, como de


nuestro modo de conocerlos, en cuanto éste debe ser posible a priori.

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Lo que le interesa es ver cuáles son las condiciones a priori. Y las condiciones a priori
del sujeto tienen que ver con lo que hacen posible el conocimiento del objeto y tiene un
doble sentido, como la condición a priori de posibilidad de un conocimiento y
conocimiento mismo que implica dicha condición.
Para Kant el verdadero objeto no existe sino sólo en el mismo conocimiento, que es la
cosa en sí. Y hacia ese punto va a través de la filosofía trascendental. Que no implica la
filosofía trascendente. La filosofía trascendente es la metafísica.
La que piensa una trama más allá del conocimiento, metafísica. No es esa trascendencia,
sino de lo a priori. Y dice que por conocimiento a priori entendemos lo que tiene lugar
absolutamente por fuera de toda experiencia. Lo a priori es contrario a lo empírico, o a
lo posteriori. Y acá hay dos temas que lo llevan a Kant a empezar a pensar algunas
cuestiones. Los juicios. Este es un punto límite entre lo estético y entendimiento.
Pero los juicios, el acto de juzgar por parte del sujeto, podríamos dividirlos en dos
formas:
Dice Kant, hay juicios que son analíticos y otros que son sintéticos
Los juicios analíticos implican que el predicado está implicado en el sujeto. Le da una
autoimplicancia. Son juicios que no aportan ningún conocimiento nuevo. Son juicios
explicativos. El ejemplo que da es: todos los cuerpos son extensos. No agrega nada, es
una tautología. Pero la proposición es sin duda, por ser tautología, universal y necesaria.
Ahora bien, el tema es: los juicios sintéticos. Los que agregan conocimiento. Por
ejemplo decir, esta mesa es marrón, esta mesa tiene cuatro patas. O, como dice Kant:
Todos los cuerpos son pesados, es un juicio donde el predicado no está en una relación
de identidad con el sujeto. Agregan conocimiento, pero en realidad, vienen de la
experiencia. Por lo tanto, son a posteriori.
El desafío de Kant es pensar si puede haber un juicio sintético a priori. O sea, algo que
agregue conocimiento por el estudio de las condiciones a priori, y que sea algo que
reporte una entidad universal y necesaria.
Por eso entonces los juicios sintéticos a priori serían una forma nueva de conocimiento,
un avance en la ciencia. Ya no por el conocimiento empírico, sino que surge a priori.
Por eso el edificio de la Crítica se fundamenta en la noción que implica lo a priori en su
universalidad y su necesidad, que no procede de la experiencia.
El primer punto de la Crítica, va a ser la Estética. La Estética para Kant está ubicada en
la distinción de la impresión sensible, que tiene dos aspectos.

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Uno es la impresión, en tanto que por ella, la sensibilidad, es afectada. Es lo que es
material del fenómeno. Es el dato inicial.
Y por otro lado, por las condiciones a priori de la sensibilidad que está dadas por el
tiempo y el espacio.
Lo que va a decir Kant es que tiempo y espacio son condiciones irreductibles, que no
forman parte de lo empírico, que forman parte de una disposición, por decirlo de algún
modo, del sujeto, y que el sujeto conoce en forma estética solamente a partir de esas dos
condiciones. Cuando uno puede despojarse de todo lo empírico, eso se lo llama
intuición pura. La intuición puede diferenciarse en intuición empírica, cuando está
afectada a los condicionantes de los sentidos, e intuición pura cuando ya está depurada
de los condicionantes externos y quedan solamente los elementos mencionados. Estos
elementos son, como dijimos, espacio y tiempo. Que no pertenecen la realidad en si
mismos, tampoco coexisten, son las formas a priori que implican al conocimiento
sensible
Para demostrar eso Kant. Apela en primer lugar a la exposición metafísica y luego a la
trascendental.
En la exposición metafísica, debe demostrar que son de hecho formas a priori del
conocimiento sensible. Por lo cual debe explicar que no son algo adquirido sino que se
conducen a priori, es así que el espacio y el tiempo están en la base de todo
conocimiento sensibles y son necesarios para la experiencia. Por otro lado, las
representaciones de espacio y tiempo son intuiciones puras de la sensibilidad y no
conceptos. No se pueden deducir de proposiciones. Y son representadas como
magnitudes infinitas.
Bajo la perspectiva de la exposición trascendental, espacio y tiempo no son propiedad
alguna de las cosas y no hay ninguna determinación de pertenencia si se hace
abstracción de todas condiciones subjetivas de la intuición. El espacio no es otra cosa
que la forma de todos los fenómenos de los sentidos externos, es decir la condición
subjetiva de la sensibilidad, bajo la cual nos es posible la intuición externa.
¿Qué entendemos por espacio? Por espacio entendemos una forma pura de la
sensibilidad. No es un concepto empírico extraído de la experiencia externa. El espacio
es una necesaria representación a priori que sirve de base a las intuiciones externas. El
espacio no es un concepto discursivo, sino una intuición pura.
El tiempo es una forma de sentir interno y condición formal de todos los fenómenos. El
tiempo es una representación necesaria que sirve de base a todas las intuiciones. Si el

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espacio era la forma de lo sensible externo, el tiempo es la forma que define todo lo
sensible externo e interno, ya que todo lo sensible se refiere a la sensación y toda
sensación pertenece a la sensibilidad interna y por eso está condicionada por la forma
del tiempo. En Kant el tiempo es más radical que el espacio en su condición.
Esto lo vamos a retomar la vez que viene, pero este concepto en el marco de la
experiencia sensible, de la estética, va a dar lugar a una concepción de sujeto diferente,
que es el concepto de sujeto trascendental. El sujeto participa en la experiencia del
conocimiento. No es como en la experiencia empírica, en donde el sujeto es solamente
un agente pasivo de conocimiento. Sino que el sujeto participa, dando la perspectiva de
las condiciones a priori para que el conocimiento sensible, en este caso, sea posible. Da
la trama, en el caso de la estética trascendental, del tiempo y del espacio. Es como por
ejemplo, si uno, ve todo, todo a partir de una luz una vela el campo de iluminación es
una condición prestablecida; o si uno viese la realidad con anteojos verdes, uno no
tendría una idea de lo que es verlo sin los anteojos verdes. De esta manera, ya hay una
condición, que hace que uno vea la realidad de una forma.
Entonces el sujeto trascendental es aquel que le otorga a la experiencia del
conocimiento ciertos condicionantes a priori, que en el caso de la experiencia sensible
son el espacio y el tiempo.

Kant es absolutamente metódico, absolutamente prolijo. Puede ser una lectura


agradable o una lectura desagradable, todo depende de nosotros. Depende del grado de
simpatía que nos produzca Kant, pero es absolutamente lógico aunque sumamente
complejo. Lo que vamos a tratar de hacer es un resumen esquemático de la “Crítica de
la Razón Pura”, retomando un poco lo que vimos la vez pasada, simplemente para que
tengan una idea de la obra, no para conocerla en profundidad, eso seria imposible en
una sola clase. Pero esto tiene que ser una anticipación de lo que vamos a ver la vez que
viene, que tiene que ver con un autor absolutamente complicado, difícil, que es Hegel.
Podríamos dividir la “Crítica de la Razón Pura” en tres grandes partes, la estética,
la analítica y la dialéctica. Los temas son: la sensibilidad; el entendimiento (o sea la
razón aplicada); y por último podríamos llamar la razón pura, es decir la razón no
aplicada, la razón libre, la razón del raciocinio y no del entendimiento, la razón que
tiene que ver con la especulación de una ilusión, que podría ser el resultado del
funcionamiento puro de la razón por sí misma.

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Estética Intuiciones
trascendental puras (espacio
y tiempo)

Analítica de los
conceptos
Critica de la Analítica
Razón Pura trascendental
(entendimiento
)

Lógica Analítica de los


trascendental principios

Dialéctica
trascendental
(razón en
sentido
estricto)

Podemos anticipar que lo Kant que va a intentar, entonces, es trazar un camino


sobre las condiciones de posibilidad intrínsecas que componen la base de toda
posibilidad de conocimiento, en donde el sujeto va a participar de una forma central. Por
eso, ahora lo vamos a ver, el sujeto va a dejar su forma pasiva, cartesiana, ontológica, y
va a tener una propuesta activa en el conocimiento, bajo la denominación de sujeto
trascendental. Y esto lo vamos a contrastar la próxima vez, con la noción hegeliana, de
sujeto absoluto.
La estética trascendental, tiene que ver con el estudio de la impresión sensible y el
intento de obtener la máxima pureza de la sensibilidad, despojada de toda implicancia
empírica. Tiene dos aspectos, lo habíamos visto la vez pasada y lo volvemos a repetir:
La sensibilidad afectada, que es la materia del fenómeno Habíamos opuesto lo que era
el fenómeno, o la apariencia, a un concepto difícil de Kant que era el noumeno y que
tiene que ver con inteligibilidad pura. Y después, la sensibilidad como investidura, que
está representada por la condición a priori que nos da la forma del espacio-tiempo,
como dos modalidades irreductibles, condiciones imposibles de erradicar, que hacen a
la presencia del sujeto en el acto de conocer.
En este sentido, entonces, habíamos propuesto que la intuición hace referencia al
conocimiento inmediato de los objetos. Hay algo del objeto que tiene que ver con lo que

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nos es dado, y algo del objeto que es afectado por el sujeto. La capacidad de ser
afectado, lo repetimos, tiene que ver con la sensibilidad. Una es la intuición empírica y
otra es la intuición pura. La intuición pura es completamente desinvestida de todo rastro
de empirismo. El objeto de conocimiento es algo que pertenece al conocimiento, y no es
algo que esté dado en la naturaleza. La propuesta de Kant es la del intento de la
búsqueda del objeto por el objeto en sí mismo. El objeto en sí como cosa en sí, concepto
interesante que van a retomar varios autores, que en alemán es das Ding an sich, “la
cosa en sí”. Y uno podría encontrar, por ejemplo, en la lectura de Freud, en el Proyecto,
que este autor hace una referencia muy interesante al estudio de das Ding, de la cosa,
terminología que es utilizada en alemán, y que es objeto de estudio de varios filósofos.
La cosa en sí vendría a ser, entonces, el objeto depurado, apto para el conocimiento. Y
la intuición pura no es nada más que la forma pura de la sensibilidad. Estas condiciones
a priori para la sensibilidad, las habíamos dividido en espacio y tiempo.
Kant tiene un método de exposición. Cada apartado está expuesto desde el punto
de vista metafísico y desde el punto de vista trascendental. Entonces, es lógico que la
estética también esté expuesta de esa forma. Para la exposición metafísica es necesario
tratar de demostrar que espacio y tiempo son condiciones propuestas que están desde el
inicio, y que no esta dadas por ningún procedimiento empírico. Entonces, Kant va a
decir que espacio y tiempo son a priori, y no son adquiridas en forma a posteriori.
Están en la base de toda experiencia sensible, y son necesarias en la experiencia.
Por un lado la intuición es pura sensibilidad. Espacio y tiempo son
representaciones singulares, no son conceptos sacados deductivamente. Y el espacio-
tiempo adquiere una magnitud infinita. En cuanto a la exposición trascendental, hay
que tener en cuenta que el espacio y el tiempo no representan ninguna propiedad
particular de “cosa en sí”. El espacio no es otra cosa que la forma de todos los
fenómenos de los sentidos externos, es decir la condición subjetiva de la sensibilidad,
bajo la cual es nos es posible la intuición externa. Pero, por otro lado, el tiempo es,
además, la condición formal a priori de todos los fenómenos en general. No hay,
entonces, una simetría absoluta entre espacio y tiempo. El tiempo parece que tiene un
campo más amplio que el espacio. La temporalidad, va a decir Kant, es más radical y
universal que el espacio.
Ahora vamos a pasar a un punto importante, que es la analítica trascendental. La
analítica es el intento de Kant de hacer algo similar, pero desde el punto de visto de la
lógica. Si el análisis del conocimiento sensitivo, en Kant, era la ciencia que permitía el

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conocimiento a través de la sensibilidad (tomando en cuenta las condiciones a priori), el
análisis de conocimiento intelectual tiene que ver con la analítica. Y podemos decir que
la analítica es el conjunto de los elemento a priori del conocimiento intelectual, que en
si constituye lo que ampliamente se llama la lógica trascendental. Dentro de la lógica
trascendental vamos a tener que diferenciar dos aspectos: uno que es la analítica y otro
que es la dialéctica. En cuanto a la lógica trascendental tenemos que decir que se
diferencia de la lógica formal. La lógica formal presupone el entendimiento como algo
ya constituido, y se ocupa no de fundamentar ese conocimiento lógico sino de fijar las
leyes. Mientras que la lógica trascendental tiene como interés el intento de fundamentar
y deducir las funciones del entendimiento.
Entonces, como habíamos dicho, la lógica trascendental se divide en analítica y
dialéctica. Vamos a empezar por la analítica y vamos a dejar para más adelante el tema
de la dialéctica. La analítica trascendental tiene que ver con el análisis del
entendimiento de los elementos a priori del conocimiento intelectual, que hace posible
los objetos de la experiencia. Mientras que la dialéctica trascendental intenta
desenmascarar, mediante el estudio de la razón por sí misma (la razón como raciocinio),
el uso dialéctico, el uso quizás sofístico, del conocimiento puro a través de las propias
leyes que lo rigen. Es una idea muy interesante de Kant, es la que verdaderamente
permite avanzar como un intento de profundizar en la razón.
Pero tenemos que tener en cuenta que entre sensibilidad y el entendimiento hay
una unidad. No es que la sensibilidad esté por un lado y el conocimiento intelectual, el
entendimiento, esté por otro. Hay una unidad de una realización total del conocimiento
que va a traer muchos problemas. Y va a haber una diferencia muy fuerte entre la
primera edición y la segunda edición de la “Crítica de la Razón Pura” en relación a esto.
Por eso, si Kant había distinguido a la estética trascendental como a la ciencia de las
reglas de la sensibilidad, la analítica trascendental es la ciencia de las reglas del
entendimiento en general. Y consistirá, la analítica, en dar cuenta de los elementos a
priori del conocimiento intelectual, por lo cual estamos en condiciones de pensar (no de
razonar en sí) las representaciones sensibles. Es la forma de integrar las
representaciones sensibles al entendimiento, pero no por la vía de ninguna cuestión
empírica.
Siguiendo con la lógica de Kant, entonces, la analítica también va a tener una
división. La analítica se va a dividir, para su mejor exposición, entre la analítica de los
conceptos y la analítica de los principios. Tenemos que puntualizar que la analítica

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trascendental intenta, siendo parte de la lógica trascendental, explorar los elementos del
conocimiento puro (del entendimiento, de los conceptos puros) por un lado, y por otro
lado de los principios. De ahí que haga esa división. Esta es la exposición que sigue el
orden de la “Crítica de la Razón Pura”. Los conceptos son el orden que se integra bajo
una unidad superior, que ordena la multiplicidad de los fenómenos. Mientras que los
principios son las proposiciones y leyes universales (o sea para todos) construidas
sobres esos conceptos, por lo cual van a tener una íntima correlación de familiaridad.
Comencemos con la deducción metafísica de esto. Podríamos llamar categorías a
las condiciones que el entendimiento requiere para la unidad sintética del pensamiento.
¿Se acuerdan que categorías en Aristóteles tenía que ver con los predicados? ¿Se
acuerdan que katēgoriai (Κατηγορίαι) en griego quiere decir acusar? En Kant no es
tanto el predicado sino lo que acusa algo del orden de una función del pensamiento, que
tiene que ver con el juicio. El pensamiento, el entendimiento, es la capacidad de y la
facultad de juzgar. Entonces, lo que se busca con la facultad de juzgar, de pensar, es la
unidad hacer la unidad de hacer un inventario propio de estas categorías. Todo
conocimiento que no sea inmediato, es decir que no sea por intuición, va a ser mediato,
va a ser por vía intelectual, va a haber mediación. Y esta mediación va a estar dada por
estas unidades del entendimiento que se van a llamar categorías y van a ser ubicadas a
través de la facultad del juicio. Este concepto, que es una representación mediata, es una
representación de representación. Como el árbol puede ser a un pino o a un álamo, hay
una suerte de correlación de representaciones y de expectativas de que se llegue a una
representación inmediata que sea por vía intuitiva.
Para lo cual, entonces, en primer lugar lo que hace Kant es analizar qué es el
juicio. El juicio podríamos decir que es el conocimiento mediato de un objeto. En cada
juicio hay un concepto que vale por muchos. Y entre esta multitud comprende también
una representación dada, o sea que cada concepto equivale a una multitud de
representaciones, pero hay una representación que los aglutina de una forma, que les
propone una unidad. Esa representación última tiene que estar en correlación directa e
inmediata con la doctrina.
La lógica tradicional, a diferencia de la lógica trascendental, distingue
generalmente a la doctrina de concepto de la doctrina de juicio, y considera a los
conceptos como algo dado. Sin embargo, lo que tiene que ver con la lógica
trascendental, ubica al concepto como algo al cual se puede llegar exclusivamente a
través del juicio. El entendimiento no puede usar a los conceptos sino para juzgar. Lo

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que quiere decir que el concepto es un predicado de un posible juicio. El juicio tiene que
ver entonces con la función de unidad, la función de unidad de todas las acciones del
entendimiento. Esto es lo que intenta el juicio
Y acá tropezamos con un primer esbozo de lo que Kant intenta plantear. Kant hace
un estudio de los juicios en base a los conocimientos de la época. Entonces va a dividir
a los juicios en diferentes indicaciones, en diferentes modalidades, diferentes formas.
Va a decir que hay juicios de cantidad, de cualidad, de relación y de modalidad. A los
de cantidad: los va a dividir en universales, particulares y singulares. A los de cualidad:
en afirmativos, negativos y limitativos, o también infinitos. A los de relación: en
categóricos, hipotéticos y disyuntivos. Categórico es cuando se trata de una relación que
es para o involucra a todos, hipotético es para cada situación en particulares, y
disyuntivo es cuando hay una indefinición entre otros. Y a los de modalidad: los va a
dividir en: Son problemáticos aquellos juicios en los cuales la afirmación o la negación
se admite sólo como posible o voluntaria. Asertóricos cuando es considerada real o
verdadera. Apodícticos cuando es necesario. La primera indicación va a tener que ver
con el conocimiento cartesiano, y va aponer en primer lugar la cuestión del sujeto. La
segunda rúbrica va a poner en cuestión la noción de la cúpula, y va a tener que ver con
el conocimiento de la época, particularmente desde la óptica de Leibniz. Y la tercera se
encuentra en relación con el conocimiento newtoniano de la época. La cuarta es propia
de Kant y engloba a las otras tres.

Cantidad
Universales
Particulares
Singulares

Cualidad Modalidad
Afirmativos Problemáticos
Negativos Asertórico
Limitativos Apodícticos

Relación
Categóricos
Hipotéticos
Disyuntivos

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Y así, entonces, habiendo planteado los juicios va a plantear las categorías. Las
categorías, para decirlo entre nosotros, son la forma vacía del proceso del juicio. Si uno
vaciase al juicio de la acción de juzgar, uno tendría el marco referencial, la forma pura,
de lo que ese juicio propone. A eso le llamamos categoría. En forma, entonces,
correlativa a lo que había propuesto para el juicio, va a proponer cuatro rúbricas de las
categorías: 1) la de cantidad, que la divide en unidad, pluralidad y totalidad; 2) la de
cualidad, que divide en realidad, negación y limitación; 3) la de relación que divide en
sustancia, accidente, causa-efecto, comunidad y acción recíproca; y 4) la de modalidad,
que divide en posibilidad, imposibilidad, existencia y no existencia, necesidad y
contingencia.

De la cantidad
Unidad
Pluralidad
Totalidad

De la cualidad De la modalidad
Realidad Posibilidad e imposibilidad
Negación Existencia y no existencia
Limitación Necesidad y contingencia

De la relación
Substancia y accidente
Causa y efecto
Comunidad y acción recíproca

Kant habiéndose ocupado de la deducción metafísica, se va a ocupar de la


deducción trascendental. ¿Qué quiere decir con esto? O sea, va a intentar rescatar por
vía de la deducción, las condiciones de posibilidad a priori que hacen posible la raíz, el
entramado de base, de la posibilidad del entendimiento tratando de extraer de eso las
condiciones a priori que hacen a las posibilidades del conocimiento sin la necesidad de
ninguna apoyatura empírica. Entonces, lo que hace Kant no es remitirse tanto a los
hechos, sino apelar a lo que hace el jurista. Dados ciertos hechos, el jurista se apoya en
las tramas legales que hacen que tal situación o tal hecho sea un hecho jurídico. Lo que
intenta Kant es extraer de una serie de hechos el entramado de derecho que subyace a
esa situación.

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Hay una pretensión, entonces, de buscar la vía que hace al entramado que está
debajo de todo esto, y por eso intenta encontrar la raíz de los conceptos puros del
entendimiento. Independientemente de toda experiencia, para legitimarlos, para no
necesitar acudir a la experiencia, para sostener una deducción simplemente por la raíz a
priori de su validez, es decir por la vía del derecho.
Es así que, entonces, Kant tiene que demostrar que la categorías hacen posible a la
experiencia por si solas, no por una posibilidad que le dé la experiencia sensible en una
forma a posteriori, sino que las categorías se pueden anticipar en el juicio, en la
deducción. Se pueden anticipar al conocimiento sin la necesidad de la experiencia
sensible. Pero el problema, entonces, que comienza a situarse es ¿cómo puede
establecerse un nexo entre el conocimiento sensible y el conocimiento intelectual?
Porque hasta ahora parecería que ambos funcionaran en forma paralela. No funcionan
en forma secuencial. No es que primero está la sensibilidad y después esta
entendimiento, sino que la posibilidad que propone Kant es que el entendimiento puede
estar antes de la sensibilidad. Pero ahí hay un problema ¿Cómo se puede, entonces,
conciliar que el entendimiento pueda referirse a objetos, o que los objetos puedan
referirse al entendimiento? ¿Cuál es el nexo que hay entre los dos? Y esto va a ser un
tema que está tratado en la primera edición de la “Crítica de la Razón Pura”, y de una
manera diferente en la segunda edición.
Para empezar, lo que Kant va a proponer es que el sujeto sólo puede recibir lo
dado de la experiencia mediante la sensibilidad. Con la intuición sensible alcanzamos
solamente lo singular, o sea lo que esta dado de hecho, pero no podemos concebir lo
universal, lo que es para todos. Y por otro lado el concepto puro es por definición
independiente de los datos de la sensibilidad. ¿Cómo hacemos, entonces, para resolver
este problema? Hay, entonces, un tratamiento que hace Kant de esto, que lo llama
tránsito a la deducción trascendental de las categorías. Dice que los conceptos puros no
pueden ser causa del ser de los objetos, si por los objetos entendemos a “la cosa en sí”.
Pero puede ser causa del modo en cómo un ser puede ser presentado, cómo puede ser
pensado. Volvemos a repetir, la materia del objeto está dada por la sensibilidad, y la
forma esta dada por el entendimiento. Pero ¿cómo hacemos para unificarlo? La solución
de la primera edición va a ser llamada imaginación trascendental. Tema muy complejo
que en la segunda edición (ustedes tienen fotocopias) va a formularse un muy amplio
pie de página. Es la referencia que Kant hace de este tema que esta en la primera
edición.

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La imaginación trascendental vendría a ser como un campo intermedio, una
especie de puente, que le permite a Kant relacionar la intuición pura con el
entendimiento puro. Es una composición, es el tratar de promover una acción
unificadora del entendimiento a través de esto que llama imaginación trascendental.
Pero imaginación no en el sentido común del término, no en el sentido de composición
imaginaria, sino en el sentido de una imaginación productiva. La imaginación produce
la unidad. Entonces Kant recae en un problema: el Yo. El Yo va a tener para Kant una
función unificadora, va a tener que ver con la conciencia, la conciencia de unidad. Pero
también con otra conciencia. El Yo va a separarse, en Kant, del “yo pienso” cartesiano.
El Yo va a tener otra función, no va a tener una referencia absolutamente pasiva a una
sustancia pensante. Va a tener una actitud o, mejor dicho, una función activa. Ese Yo va
a ser la base del intento de solución de la segunda edición de la “Crítica de la Razón
Pura”, intento de solución de la unidad entre entendimiento e intuición. El tema es que
los múltiples datos que se dan en la realidad son para mi, no para otros. El proceso de
unificación del Yo tiene que ver con esa apropiación de la multiplicidad los datos en el
“para mi”. Mis formas de entender tal cosa. Entonces, ese “para mi” ya propone y una
función activa de ese Yo, función activa que da también una entidad unificadora. A esto
Kant no lo va llamar percepción, lo va a llamar apercepción. La apercepción es una
forma inmediata de apropiación de un conocimiento, ya no por la vía sensible sino por
medio de una dimensión que hace a la unidad conceptual. La llama apercepción pura
para diferenciarla de la apercepción empírica.
Sabemos que el yo tiene variables propias, uno no es el mismo en cada momento
de la vida, no es el mismo en cada situación, no es el mismo en cada situación
aperceptiva. Por eso, también, ese proceso de unificación aperceptiva tiene que estar
propuesto sobre el mismo Yo. Entonces, hay una diferencia tangencial, una diferencia
radical con el Yo cartesiano. Sin embargo, el Yo cartesiano, para Kant, ocupa un centro
privilegiado en la lógica de la teoría del conocimiento, pero no es lo mismo. Y va
utilizar el término Apercepción, como lo utiliza Leibniz, porque apercepción significa
conocimiento claro y distinto, tal como veíamos en Descartes. A esta unidad que la
apercepción propone, Kant la va a llamar unidad sintética, porque no va estar dado por
los resultados de una deducción, sino que va a ser una consideración a priori del efecto
de la apercepción. Es una unidad sintética de la apercepción. Por eso, entonces, en Kant
el sujeto se convierte en un punto de partida, un punto central, por eso de la revolución
copernicana que hablábamos la vez pasada. Pero por otro lado su contrapartida es que es

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una revolución ptolemaica, porque vuelve a poner al sujeto en el del cosmos. El sujeto,
entonces, tiene una participación activa en el conocimiento. Con esto también podemos
decir que las categorías, a partir de esta noción de síntesis pura, son también formas de
enlace necesarias de los objetos del pensamiento.
Habiendo entonces atravesado arduamente lo que es la analítica de los conceptos,
la analítica de los principios (tal como hizo con la analítica de los conceptos) intenta
extraer las unidades puras como principios, como reglas que sostienen, en cierta
medida, esta parte de edificio de la construcción del conocimiento kantiano.
La analítica de los principios, también se divide en dos partes. Por un lado, el
estudio de las condiciones de aplicación de las categorías a los datos sensibles, que
conduce a una construcción que se llama esquematismo de los conceptos puros. Y por
otro, el estudios sistemático de los juicios estéticos que determina nuestra experiencia
de los objetos y conduce a los principios del entendimiento puro.
El esquematismo de los conceptos puros es un intento de unidad. Pero también a
partir de los principios intenta postular un esquema trascendental. El esquema
trascendental parte de la noción de querer encontrar un tercer modo, para poder
proponer como intermediario a dos cuestiones que son completamente heterogéneas
entre si: los datos o conceptos puros del entendimiento, por un lado, y la intuición por
otro lado. Este tercer término intenta dar homogeneidad, continuidad, a estos dos
aspectos. O sea, trata de ser una representación medianera, entre dos aspectos, por una
parte intelectual y por otra parte sensible. A esto lo llama esquema trascendental. Por
ejemplo, si uno tiene cinco puntos dibujados en un pizarrón, eso a uno se lo representa
como cinco. Eso está dado por esta función del esquema trascendental. Pero eso es
producto de la imaginación trascendental. Y por otro, lado tenemos la doctrina de los
principios.
La reflexión trascendental ha aislado por ahora conceptos y esquemas puros. El
otro punto es tratar de encontrar los principios que rigen al entendimiento puro. Hay un
principio para la lógica común, que es un principio absoluto. Este es el principio de no
contradicción. Algo no puede ser falso y verdadero al mismo tiempo, Sin embargo, si
uno quisiera encontrar un principio absoluto que rija la totalidad del entendimiento,
podría esperar encontrar un principio que subvierta esta condición. Entonces, lo que
Kant propone es que debe haber un principio más allá de toda posibilidad de no
contradicción, que en sí sea una forma nueva, una modalidad nueva, de sostener un
marco legal de hacer al entendimiento. Entonces, tiene que ser un juicio sintético, no

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puede ser un juicio analítico. Este juicio sintético es el que tiene que incluir, de alguna
manera, la noción del sujeto. Por eso, entonces, el principio supremo de todos los
juicios estéticos a priori va a tener que tener en cuenta la apercepción trascendental de
la unidad de todo el conglomerado del entendimiento. Y va a tener que tener una validez
objetiva a priori que se establezca en un “para todos”. Para eso, Kant también divide
estos principios de acuerdo a lo que había propuesto para las categorías. Va a trabajar,
va a nombrar el axioma de la intuición, las anticipaciones de la apercepción, las
analogías de la experiencia y los postulados del pensamiento empírico, como correlatos
de lo que había postulado con respecto a las categorías.

Axiomas de la intuición
Es correlato de la categoría de
la cantidad

Anticipaciones de la Postulados del pensamiento


apercepción empírico en general
Es correlato de la Es correlato de la categoría de
categoría de la la modalidad
cualidad

Analogías de la experiencia
Es correlato de la categoría de
la relación

Y por último, vamos a ubicar algunas cuestiones de este tema que es la dialéctica
trascendental. Habiendo hecho todo este recorrido, Kant intenta extraer, de todo lo
articulado, la posibilidad de poder pensar qué pasaría si uno (dejando de lado la
pretensión de conocimiento por la vía del entendimiento) hiciese funcionar todo el
sustrato legal, que Kant ha propuesto para entendimiento, en forma autónoma. Esto lo
considera Kant una forma sofistica, una forma dialéctica, una ilusión, algo que no va a
dar cuenta de una realidad, y que solamente puede postular algunas cuestiones sin
afirmar su existencia. O sea, no es que Kant intenta, con este método, postular
existencia alguna de los resultados de la dialéctica trascendental. Es un uso ilegitimo del
entendimiento. Es una rodaja de la razón, es una especulación. Se llama lógica
trascendental porque investiga el uso del pensamiento puro, más allá de la experiencia
posible. Y se llama trascendental porque utiliza las condiciones de posibilidad a priori

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que nos permiten los juicios sintéticos. Y trata de explorar una ilusión trascendental, ya
no vas detrás del entendimiento como facultad de juzgar, sino que va detrás de la razón
como facultad del raciocinio en sí. Y el raciocinio es el poder deductivo de la razón de
por sí. Su ejemplo es el silogismo. Si el entendimiento se ocupaba de los fenómenos de
la sensibilidad y los unificaba en juicios y conceptos, la razón se ocupa de conceptos y
juicios del entendimiento y los ubica con respecto a un principio superior. Lo
interesante de esta propuesta es que lo que busca Kant es la trama legal que conduce al
intento de encontrar una noción universal para todos, que integre todas las funciones de
la razón. O sea, si la función de la razón está condicionada, lo que tiene que encontrar
Kant es la condición de posibilidad de la razón en sí. La razón ultima, o sea la condición
de la condición ella misma y no condicionada ¿Se entiende esto? Si uno sigue la línea
de las condiciones de posibilidad del entendimiento o de la sensibilidad, y pasa por la
vía de la estética, la analítica, y llega a la dialéctica, se autonomiza la capacidad del
raciocinio (la capacidad de pensar, de deducir por si misma). Entonces, debe existir, por
deducción lógica, una condición absoluta que la integre. Esta condición absoluta debe
ser por si misma incondicionada
Es la punta de la pirámide, es lo que construye el edificio, la arquitectura, los
cimientos de la razón pura. Kant entonces ubica que si tomamos como ejemplo el
silogismo categórico, los raciocinios categóricos, tiene que ver con un concepto que sea
siempre sujeto y nunca predicado. Si tomamos los juicios hipotéticos y a partir de ahí
extraemos los raciocinios hipotéticos, lo que se busca es la causa de la causa. Y si
tomamos los raciocinios disyuntivos, lo que se busca es la totalidad de la realidad. Tres
modalidades de presentar un mismo problema, tres Ideas. Y el termino Idea no es ajeno
al termino platónico de Idea. y de acuerdo con un modelo que Kant sigue, que tiene que
ver con la metafísica, que es el modelo wolffiano. Estas Ideas que tienen que ver con la
Idea de sujeto, la Idea de lo externo, la Idea de la totalidad, son las Ideas del Yo, la Idea
del Mundo y la Idea de Dios. No significa que exista estas Ideas, sino que se postulan
como tal. Estas ideas van a ser las llamadas Ideas trascendentales, que no son principios
constitutivos, sino que son principios regulativos. Son principios regulativos los que
establecen las reglas de la experiencia. No es que existan ni que no existan, se postulan
como tales. Forman el andamiaje, el sustrato del andamiaje, de las condiciones de
posibilidad del edificio kantiano del conocimiento.
La conclusión para Kant es la posibilidad de establecer esto; que la Razón Pura
tiene una relación intrínseca en la cual subyace una necesidad. Hay una trama necesaria

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que es el artífice de la arquitectura de este edificio que hace a la posibilidad del
conocimiento, en donde el sujeto se apoya en el centro de esa posibilidad, a través del
postulado de las reglas regulativas para todo el uso de la razón.
Kant propone que una de las ideas, la idea de Dios, de alguna forma subsume a las
otras dos: el mundo y el Yo. Ahora bien, Dios ¿existe o no existe? Esto ya lo habíamos
visto. Hay un argumento de Anselmo, un argumento ontológico, que propone que Dios
existe porque la idea de perfección existe. En tanto que una realidad es más perfecta que
la idea, por lo tanto Dios existe. Bien, ese argumento ontológico dio motivos para que
muchos teóricos posteriores hiciesen de lo suyo (p.e. Tomas, Descartes, etc.). Esto no
deja de ser analizado por Kant, en la dialéctica trascendental un apartado muy
importante implica las pruebas de la existencia de Dios. Pruebas que podrían dividirse
en tres: 1) la prueba físico-teológica 2) la prueba cosmológica; y 3) la prueba
ontológica. Esta última subsume a las otras. Ahora, lo que Kant va a decir, y es algo
muy interesante y habría que pensarlo, ya que ha dado para pensar a mucho autores
(incluso a la filosofía que podríamos llamar analítica), es que la existencia no es un
predicado real. Si uno dice que Dios existe, ese “existe” no es un predicado que sume
nada ni que reste nada al concepto de Dios.” Kant dice:

Evidentemente, «ser» no es un predicado real, es decir, el concepto de algo que pueda


añadirse al concepto de una cosa. Es simplemente la posición de una cosa o de ciertas
determinaciones en sí. En su uso lógico no es más que la cópula de un juicio. La
proposición «Dios es omnipotente» contiene dos conceptos que poseen sus objetos:
«Dios» y «omnipotencia». La partícula «es» no es un predicado más, sino aquello que
relaciona sujeto y predicado. Si tomo el sujeto («Dios») con todos sus predicados (entre
los que se halla también la «omnipotencia») y digo «Dios es», o «Hay un Dios», no
añado nada nuevo al concepto de Dios, sino que pongo el sujeto en sí mismo con todos
sus predicados, y lo hago relacionando el objeto con mi concepto. Ambos deben poseer
exactamente el mismo contenido. Nada puede añadirse, pues, al concepto, que sólo
expresa la posibilidad, por el hecho de concebir su objeto (mediante la expresión «él es»)
como absolutamente dado. De este modo, lo real no contiene más que lo posible. Cien
táleros reales no poseen en absoluto mayor contenido que cien táleros posibles. En efecto,
si los primeros contuvieran más que los últimos y tenemos, además, en cuenta que los
últimos significan el concepto, mientras que los primeros indican el objeto y su posición,
entonces mi concepto no expresaría el objeto entero ni sería, consiguientemente, el
concepto adecuado del mismo. Desde el punto de vista de mi situación financiera, en
cambio, cien táleros reales son más que cien táleros en el mero concepto de los mismos
(en el de su posibilidad), ya que, en el caso de ser real, el objeto no sólo está contenido
analíticamente en mi concepto, sino que se añade sintéticamente a tal concepto (que es
una mera determinación de mi estado), sin que los mencionados cien táleros queden
aumentados en absoluto en virtud de esa existencia fuera de mi concepto

¿Qué quiere decir con eso? Que exista o que no existe no importa pero, desde el
punto de vista de la “Crítica de la Razón Pura. Dios es una Idea trascendental que hace a

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la posibilidad de funcionamiento de la Razón Pura. Entonces, no es importante que
exista o no exista para el pensamiento puro de la razón. No hay posibilidad de deducir la
existencia de Dios a través de la Razón Pura. Así, entonces, la existencia, al no ser
predicado real, va a tener muchas consecuencias. Eso ha dado lugar a muchas conjeturas
posteriores.

La idea de Kant es que en el sujeto tiene una amplia participación en el


conocimiento, y que el sujeto introduce condiciones a priori de posibilidad del
conocimiento. Sin embargo, Kant sostiene que hay un límite para el conocimiento, y ese
limite es lo que él llama, en un sentido positivo, “la cosa en si” y, en un sentido
negativo, el noúmeno. El tema es que Kant establece ese límite, y para él hay una
imposibilidad de conocimiento de lo absoluto. Él postula que hay Ideas trascendentales
que son regulativas del conocimiento. Y a partir de ahí, también, en la segunda critica
kantiana, que es la “Crítica de la Razón Práctica”, propone el mismo esquema para
articular el pensamiento moral. Kant ubica que la moral no puede estar dominada por
máximas hipotéticas, o sea por preceptos individuales que estén ligados a las
sensaciones, a los sentimientos, a lo que él llama lo patológico. Sino que es necesario
ubicar un postulado que enraíce todas las máximas en una máxima universal
(imperativo categórico). Y dice algo así como: haz que tu máxima individual funcione a
modo de ley como si fuese una ley universal. Esto ya considera que la acción práctica
no esté sometida a la dimensión de lo patológico (proveniente de pathos), o en otros
términos, el conocimiento empírico o las inclinaciones de lo sensible sino que se
establezca en términos universales y categóricos, y no individuales, y que tienen una
aplicación necesaria o imperativa. No nos vamos a introducir en esta cuestión porque
está fuera de programa aunque sea muy interesante.

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