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RESEÑA DE LIBRO

MONTEIRA ARIAS, INÉS, ET AL. Historia del Arte de la Alta


y Plena Edad Media. Madrid: Centro de Estudios Ramón
Areces, S.A., 2014, 434 págs., ISBN: 13-978-84-9961-150-1.

Aunque este amplio período, del siglo


V al XV, es llamado la edad oscura
porque coincide con una época de
oscurantismo, violencia, por las
múltiples guerras, e irracionalidad, lo
cierto es que tienen lugar
manifestaciones artísticas, de gran
riqueza, construidas y elaboradas por
pueblos y culturas muy diferentes.
Esta denominación, pensada por el
poeta italiano Petrarca, se originó por
ser éste tránsito entre la Edad Antigua,
definida por el florecimiento y
desarrollo de las primeras
civilizaciones, y la Moderna,
identificada por el progreso y la razón,
y que posteriormente fue utilizada para reseñar el “atraso” cultural y artístico.

Este manual, escrito por tres profesores, dos titulares y un asociado, de la Uned
especializados en Historia del Arte y un actual director del Conjunto Arqueológico de
Medina Azahara, recoge esta extensa etapa en trece cortos, cronológicos y bien
estructurados temas, que quieren mostrar, con mapas y fotografías a color, a cualquier
persona el maravilloso patrimonio cultural y artístico de Occidente.

Antes de empezar el resumen de algunas partes seleccionadas, hay que destacar la gran
labor de síntesis que se ha realizado en todos los apartados del libro por parte de los
autores, centrando la atención en lo más importante de cada período. También se puede
ver que se han separado las manifestaciones artísticas producidas en cada período, para
estudiarlas con más detenimiento.

El paseo por este extraordinario patrimonio empieza en el primer arte cristiano,


enmarcado entre los siglos III y V y desarrollado dentro de la estructura organizativa del
Imperio Romano tras el Edicto de Milán de 313. En este primer arte cristiano nos
encontramos con edificios arquitectónicos, pinturas murales, mosaicos e iconografías
cristianas en sarcófagos. De los primeros, destacan la evolución de las Domus
Ecclesiae, la basílica, cuya función principal era servir de reunión a la comunidad, y los
mausoleos, arquitecturas funerarias de planta centralizada. Las pinturas murales siguen
las pautas evolutivas de la pintura romana y los mosaicos, cuya temática era profana,
son considerados un lujo por su dificultad técnica.

Tras este primer arte, nos trasladan al tiempo de las invasiones de los pueblos
germánicos, enmarcado entre el 476 hasta el VIII. En este tiempo los llamados bárbaros,
que profesaban la fe arriana, se establecen en el territorio del antiguo imperio romano de
occidente y se desarrollan tanto culturalmente como artísticamente. Su pueblo más
fuerte, los visigodos, a finales del siglo VI se convierte al catolicismo, se fusiona con la
población local y aporta decoraciones figurativas en los capiteles y las piezas de
orfebrería realizadas con la técnica del cloisonné.

En la primera mitad del siglo VIII, tras el final de los Merovingios, los manuscritos
miniados, la orfebrería, la actividad monástica, sobretodo la benedictina, y la voluntad
política de vinculación con el pasado nos transportan al período del renacimiento
carolingio y al arte de los otónidas. Los artífices de este renacimiento son los
intelectuales Eudes de Metz, Alcuino de York y Carlomagno, que se corona en Roma
como nuevo emperador de Occidente. En esta época hay contactos estrechos con
Bizancio.

Tras la crisis del año mil, llega a mediados del siglo XI el románico a distintas regiones
de Occidente, pero en cada una habrá unas características propias, y el Feudalismo, que
se basaba en una relación de vasallaje entre Señor y vasallo y que facilitaba la gestión
del territorio.
El fenómeno del Románico es el resultado de la construcción masiva de iglesias y fue la
concepción de un arte común para todo Occidente donde el Papado, con la Reforma
Gregoriana, y la orden de Cluny desempeñaron un papel central. En este tiempo hay un
gran crecimiento demográfico, una revolución agrícola, que permitió aumentar la
superficie de cultivo, y un aumento de los ejércitos. También es el tiempo de la
estabilización de las rutas de peregrinaje, que fomentaron el desarrollo económico y la
construcción de las obras de ingeniería, y del culto a las reliquias.

En conclusión: este manual está realizado por gente experta en el tema que quiere
difundir la Historia del Arte y acercar el patrimonio cultural y artístico de Occidente a
cualquier tipo de público. Para llegar a este objetivo, han confeccionado trece temas
cortos donde utilizan mapas y fotografías a color. Hay que destacar la gran labor de
síntesis que se ha realizado en todos los apartados del libro, centrando así la atención en
los detalles más significativos de cada período. También se han separado las
manifestaciones artísticas producidas en cada período, para estudiarlas con más
detenimiento. A la vista de lo anteriormente expuesto, puedo decir que este manual me
ha gustado.

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