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AGROECOLOGIA

AGRICULTURA ORGÁNICA
Los productos orgánicos, aquellos que se producen bajo una serie de procedimientos
libres de sintéticos, pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales, se han convertido
en un trending topic de la alimentación. Empezó en 1940 como un movimiento de
agricultura orgánica como respuesta a la industrialización de la producción agrícola
que se le llamó como “Revolución verde”; y continuó como una industria fuertemente
regulada para la rotación de cultivo en el suelo para fortalecer la riqueza del suelo y
sus alimentos. 
En México la comida orgánica ha ganado cierta popularidad, principalmente en zonas
metropolitanas y en medios sociales que buscan un bienestar general mediante la
alimentación. De hecho, los productos orgánicos, tanto en supermercados como
restaurantes, se presentan con mayor prestigio gracias a sus beneficios para la salud y
el medio ambiente. Y es realmente gracias a esta creciente fama que alrededor de 500
000 hectáreas y más de 240 000 trabajadores mexicanos se
consagran exclusivamente a producir este tipo industria agrícola. 

Actualmente México se ha posicionado en los principales 20 países con mayor venta


de productos orgánicos, facilitando un incremento de exportación hasta el 70 por
ciento en los últimos cinco años. Lugares como EE.UU., Japón y Europa reciben
alimentos orgánicos mexicanos como tortillas, mole, café y tequila, los cuales se
convierten en una oportunidad ideal para emprendedores y PYMES. Curiosamente,
pese a que en México se produzca una de las principales cantidades de alimentos
orgánicos en el mundo no es uno de sus principales consumidores.

Las principales granjas orgánicas son: Australia, argentina y EEUU

Estos datos, además de señalar las tendencias agrícolas orgánicas en el mundo,


también insinúan características importantes sobre la dinámica internacional a nivel
económico, político y social. Por ejemplo estos datos permiten reflexionar sobre las
causas que hacen que un país productor no pueda costear –por tanto, consumir–
alimentos orgánicos, viviendo que sus agricultores sufran de pobreza extrema y
hambruna. Quizá sea tiempo de comenzar a cuestionarse el sistema agropecuario de
los alimentos orgánicos dentro de un planeta cuya necesidad de alimentos y
salubridad es cada vez más demandante. 

La agricultura orgánica es un sistema de producción que mediante el manejo


racional de los recursos naturales, sin la utilización de productos de síntesis química,
brinde alimentos sanos y abundantes, mantenga o incremente la fertilidad del suelo y
la diversidad biológica.

La agricultura orgánica es un sistema de producción que trata de utilizar al


máximo los recursos de la finca, dándole énfasis a la fertilidad del suelo y la
actividad biológica y al mismo tiempo, a minimizar el uso de los recursos no
renovables y no utilizar fertilizantes y plaguicidas sintéticos para proteger el
medio ambiente y la salud humana. La agricultura orgánica involucra mucho más
que no usar agroquímicos. En Centroamérica se está produciendo una gran variedad
de productos agrícolas orgánicos para exportación.

¿Cuáles son los principales requisitos?

Existen requisitos específicos para certificar la producción orgánica de la mayoría de


los cultivos, animales, cría de peces, cría de abejas, actividades forestales y cosecha
de productos silvestres. Las reglas para la producción orgánica contienen requisitos
relacionados con el período de transición de la finca (tiempo que la finca debe utilizar
métodos de producción orgánicos antes de que pueda certificarse; que es
generalmente de 2 a 3 años). Entre los requisitos están la selección de semillas y
materiales vegetales; el método de mejoramiento de las plantas; el mantenimiento de
la fertilidad del suelo empleado y el reciclaje de materias orgánicas; el método de
labranza; la conservación del agua; y el control de plagas, enfermedades y malezas.
Además, se han establecido criterios sobre el uso de fertilizantes orgánicos e insumos
para el control de plagas y enfermedades. Con respecto a la producción de animales,
normalmente hay requisitos sobre la sanidad de los animales, su alimentación,
reproducción, condiciones de vida, transporte y procedimientos para sacrificarlos.

¿Cuáles son las principales ventajas y limitaciones?

Los productores se cambian a la agricultura orgánica por varios motivos. Algunos


consideran que el uso de agroquímicos sintéticos es malo para su salud y para el
medio ambiente, otros se sienten atraídos por los precios más altos y el rápido
crecimiento del mercado, para muchos productos orgánicos, en los últimos años. La
agricultura orgánica puede representar una oportunidad interesante para muchos
productores centroamericanos y puede convertirse en una herramienta importante
para mejorar su calidad de vida y sus ingresos.

El cambio a la agricultura orgánica puede ser más fácil y más rentable para algunos
productores, dependiendo de algunos factores tales como, por ejemplo, si el agricultor
utiliza agroquímicos sintéticos de forma intensiva o no, si tiene acceso a mano de obra
(la producción orgánica suele requerir más mano de obra), si tiene acceso a
fertilizantes orgánicos y a otros insumos permitidos, y si es propietario de su tierra, etc.

Por lo general, en Centroamérica los productos orgánicos se venden en las ferias del
agricultor y, más recientemente, en supermercados. A pesar de la creciente demanda
nacional, los principales mercados para los productos orgánicos centroamericanos son
Norteamérica, Europa y Japón. En un principio, la agricultura orgánica le interesaba
sobre todo a los pequeños productores, hombres y mujeres, pero con el crecimiento
del mercado, algunos grandes productores han empezado a producir de manera
orgánica. Esto ha creado una mayor presión competitiva sobre los precios y la calidad
de los productos

Existen limitaciones técnicas con algunos productos orgánicos en algunas situaciones


donde todavía no hay buenas alternativas por el uso de agroquímicos. La mayoría de
los productos orgánicos reciben un precio más alto en comparación con los productos
convencionales. Sin embargo, aunque es difícil generalizar, se espera que en un futuro
esta diferencia de precio se reduzca debido a un aumento en la producción orgánica
de algunos productos, con lo que se podrá satisfacer la demanda del mercado. Por
otro lado, si bien existe el riesgo de que disminuya el sobreprecio que reciben los
productos orgánicos y que, en algunos casos, incluso desaparezca, los productos
orgánicos certificados son bien reconocidos en la mayoría de los mercados y, como
tales, pueden ser preferidos sobre los productos convencionales.

El enfoque ecosistémico en la agricultura orgánica

En muchos países, la agricultura es la principal forma de uso del suelo y los hábitats
en tierras cultivadas representan un importante porcentaje de los hábitats naturales.
Las zonas protegidas resultan insuficientes para la conservación de la naturaleza,
especialmente para las especies migratorias (por ejemplo, los pájaros) porque los
hábitats circundantes son tierras cultivadas que con frecuencia generan un efecto
negativo. La agricultura, especialmente en su forma más extrema de monocultivo
industrializado, altera el paisaje y daña los productos y servicios del ecosistema,
incluyendo la biodiversidad en todos sus niveles. Tanto la invasión agrícola de los
territorios, como la contaminación y la intensificación contribuyen a la degradación de
los suelos y las aguas y también a la extinción de la biodiversidad.

Los enfoques actuales de la agricultura ecológica, como por ejemplo el manejo


integrado de plagas, los sistemas integrados de nutrición de las plantas y los cultivos
conservacionistas, contemplan un solo aspecto de los componentes de los sistemas
de explotación agropecuaria: la ecología de las plagas, la ecología de las plantas y la
ecología del suelo, respectivamente. La agricultura orgánica define estrategias que
combinan estos elementos en un enfoque único. El manejo orgánico se concentra en
las relaciones en la cadena alimentaria y en los ciclos de los elementos y busca
maximizar la estabilidad y la homeostasis del agroecosistema.

Con un enfoque sistémico y sin el uso de agroquímicos, la agricultura orgánica impide


que se degraden los recursos naturales y se pierdan tierras y potencial productivo.
Para ella, la naturaleza es a la vez un instrumento y un objetivo. Al no utilizar
sustancias sintéticas (por ejemplo, fertilizantes, plaguicidas, productos farmacéuticos),
los agricultores orgánicos se ven obligados a restaurar el equilibrio ecológico natural
porque las funciones del ecosistema son su principal «insumo» productivo. Por
ejemplo:

 En muchos cultivos es posible mantener por debajo del nivel de daño económico
una cantidad de plagas no específicas, que son económicamente perjudiciales para
éstos, como por ejemplo el pulgón, el piojillo, la mosca blanca o los ácaros, mediante
el uso de predadores y parasitoides que aparecen de manera natural o son
introducidos intencionalmente. Los que aparecen naturalmente son productos y
servicios directos de cercos vivos, de perímetros botánicamente diversos, de cultivos
combinados o de malezas naturales; los segundos funcionan mejor cuando se
introducen en hábitats enriquecidos botánica y ecológicamente.

 La única forma de combatir las plagas y enfermedades del suelo en la agricultura
orgánica es mediante una amplia rotación de los cultivos, combinando plantaciones
botánicamente diferentes. Es de primordial importancia respetar dichas rotaciones y
así lograr la diversidad del agroecosistema.

 Las rotaciones diversificadas y los sistemas agroforestales, garantizan una mejor


absorción de los nutrientes del suelo y el uso eficaz del agua y la luz, gracias a las
diferencias de crecimiento espacial y temporal de las raíces y la dispersión de las
hojas.
 Los suelos con alta diversidad funcional de microorganismos, muy frecuentes tras
décadas de agricultura orgánica, desarrollan propiedades que suprimen las
enfermedades y permiten crear resistencia en las plantas.

 La restricción en el uso de insumos agropecuarios obliga a los agricultores a


implementar técnicas preventivas apropiadamente. La prohibición de los herbicidas,
por ejemplo, hace imposible ignorar los principios de la buena rotación de cultivos, ya
que ello resultaría a largo plazo desastroso para los rendimientos y crearía problemas
con las malezas. Debido a la prohibición del uso de fertilizantes comerciales solubles,
resulta económicamente conveniente rotar cultivos que preserven los nutrientes y
hacer un uso limitado de fertilizantes orgánicos para reducir pérdidas.

Al no utilizar sustancias sintéticas (por ejemplo, fertilizantes, plaguicidas, productos


farmacéuticos), los agricultores orgánicos se ven obligados a restaurar el equilibrio
ecológico natural porque las funciones del ecosistema son su principal «insumo»
productivo.

El enfoque ecosistémico es una estrategia para el manejo integral de la tierra, el agua


y los recursos vivos, que promueve la conservación y el uso sostenible de manera
equitativa. Se basa en la aplicación de metodologías científicas adecuadas, centradas
en niveles de organización biológica, que abarcan la estructura, los procesos, las
funciones y las interacciones esenciales entre los organismos y su entorno. Es un
hecho aceptado que los seres humanos, con su diversidad cultural, son un
componente integral de muchos ecosistemas.

Este enfoque requiere de un manejo flexible para adecuarse al carácter complejo y


dinámico de los ecosistemas y a la falta de conocimiento o comprensión de su
funcionamiento total. Los siguientes 12 principios del enfoque ecosistémico son
complementarios y están interrelacionados:

Principio 1: Los objetivos del manejo de la tierra, del agua y de los recursos vivos son
una cuestión de elección social.

Principio 2: El manejo debe estar descentralizado al nivel más bajo posible.

Principio 3: Quienes manejan el ecosistema deben contemplar los efectos (reales y


potenciales) que sus actividades tienen sobre otros ecosistemas.

Principio 4: Al reconocer los beneficios potenciales del manejo, resulta necesario
comprender y administrar el ecosistema en un contexto económico. Los programas de
manejo de tales ecosistemas deben: a) reducir aquellas distorsiones de mercado que
afectan negativamente a la diversidad biológica; b) adaptar los incentivos para
fomentar la conservación de la biodiversidad y la práctica sostenible; c) dentro de lo
posible, incorporar los costos y beneficios a ese ecosistema específico.

Principio 5: Conservar la estructura y funcionamiento del ecosistema y mantener sus


servicios debe ser un objetivo prioritario del enfoque ecosistémico.

Principio 6: El manejo de los ecosistemas debe mantenerse dentro de los límites de
su funcionamiento.

Principio 7: El enfoque ecosistémico debe emprenderse dentro de una escala


espacial y temporal apropiada.

Principio 8: Al reconocer la variabilidad de las escalas temporales y los efectos de


retardo que caracterizan a los procesos del ecosistema, se deben establecer objetivos
de manejo a largo plazo.

Principio 9: El manejo debe contemplar la inevitabilidad del cambio.

Principio 10: El enfoque ecosistémico debe buscar la integración y el equilibrio


adecuados entre la conservación y el uso de la diversidad biológica.

Principio 11: El enfoque ecosistémico debe contemplar todas las fuentes de


información relevantes, incluyendo los conocimientos científicos, indígenas y locales,
las innovaciones y las prácticas usuales.

Principio 12: El enfoque ecosistémico debe convocar a todos los sectores relevantes
de la sociedad y las disciplinas científicas.

Fuente: Convención sobre Diversidad Biológica, 2002

El valor económico directo que las funciones del ecosistema brindan a los agricultores
orgánicos es un buen ejemplo del «beneficio compartido». Es primordial realizar un
manejo flexible para lograr el dominio de las funciones del ecosistema y obtener
rendimientos razonables de excelente calidad. Las condiciones de desarrollo en la
agricultura orgánica no son óptimas, ni estáticas, ni previsibles. Los agricultores deben
ser excelentes observadores y estar entrenados para reaccionar de manera flexible,
actuando con intuición y de acuerdo con el contexto local. Por el contrario, otros
sistemas de producción tratan de condicionar el medio ambiente de las plantas
mediante el uso de una variedad de insumos para lograr un crecimiento óptimo.
Además, la mayoría de las recomendaciones para agricultores convencionales y los
programas de fertilización y fumigación están muy estandarizados y no son específicos
para cada zona.

Doherty et al. (2000) describen a la agricultura sostenible como «las soluciones de


ingeniería ecológica que tratan de manipular y explotar lo menos posible el ecosistema
para el beneficio de la naturaleza y de la humanidad». En la actualidad no existe otro
sistema de producción ecológica que haya logrado proporcionar funciones
ecosistémicas y resultados socioeconómicos comparables a los de la producción
orgánica.

Existen otros procedimientos, insumos o sustancias, que no acepta la agricultura


orgánica y que es muy importante resaltar, debido a que se podría pensar
erróneamente que la agricultura orgánica sólo implica la prohibición de todos los
productos de síntesis química, la sustitución de insumos o el retorno a la agricultura
tradicional.

1. Agroquímicos. El propósito es evitar el empleo de insumos de síntesis química,


pesticidas, y herbicidas, hormonas y otras sustancias contrarias a este sistema
productivo (Gómez et al., 2010c:19), los cuales pueden ser: fertilizantes,
insecticidas, herbicidas, hormonas, reguladores de crecimiento en plantas y
animales, edulcorantes, aditivos, conservadores sintéticos en los productos
transformados, entre otros.
2. Monocultivos. Es la siembra y plantación única o predominante de una especie
vegetal en determinada región (Tamames, 1989), carente de biodiversidad,
definida como la variedad de formas de vida y tipos de ecosistemas sobre la
Tierra. Incluye la biodiversidad genética (por ejemplo: diversidad dentro de una
especie), diversidad de especies (por ejemplo: número y variedad de especies)
y diversidad de ecosistemas (número total de tipos de ecosistemas). Por lo que
debe haber rotación de cultivo, que es la práctica que consiste en alternar
especies o familias de cultivos anuales o bianuales, cultivados en un terreno
específico, de acuerdo a un patrón planificado o secuencia, el cual permite
romper los ciclos de malezas, plagas y enfermedades y al mismo tiempo
mantener o mejorar la fertilidad del suelo y su contenido de materia orgánica.

3. Quema. La producción orgánica no estará permitida en terrenos donde se


realice la quema.
4. Aguas negras y/o tratadas. Se deberán asegurar acciones para evitar la
contaminación de las aguas utilizadas en las actividades propias de la
producción agropecuaria orgánica, utilizando agua limpia, definida como agua
libre de sustancias que puedan contaminar el suelo o el producto. Por lo que no
se deberá utilizar: aguas residuales provenientes de cañería doméstica,
urbana, industrial y de agricultura convencional; lodo o fango, incluyendo los
residuos sólidos, semisólidos o líquidos generados durante el tratamiento de
aguas residuales. Así como el uso de biosólidos, obtenidos por el tratamiento
de agua residual o de los procesos de potabilización.
5. Uso de plásticos. Los plásticos y otros materiales empleados en la producción
agrícola, las coberturas del suelo, las fibras, las mallas contra insectos y
granizo, las envolturas para ensilados, los ductos y componentes para riego y
las bolsas para viveros, solamente se permitirán si están elaborados a partir de
polietileno, polipropileno y otros policarbonatos biodegradables, siempre y
cuando no haya otros materiales y técnicas orgánicas alternas. El policloruro
de vinilo (PVC) no está permitido para los usos mencionados, por lo que los
plásticos y otros materiales tienen que ser retirados de las parcelas después de
su uso y no deben quemarse. Los plásticos deberán ser destinados a sitios de
reciclado.
6. Irradiación (radiación ionizante). Son emisiones de alta energía provenientes
de radionucleótidos, capaces de alterar la estructura molecular de un alimento,
con el propósito de controlar contaminantes microbiológicos, patógenos,
parásitos y plagas en los alimentos; permitiendo preservar los alimentos e
inhibir procesos fisiológicos como la maduración. No obstante, derivado de sus
alteraciones queda prohibido el uso de la irradiación, derivada de energía
ionizante, proveniente de materiales radiactivos o por electrones acelerados.
7. Transgénicos. Uno de los requisitos principales de la agricultura orgánica y sus
procesos es que se excluyan el uso de Organismos Genéticamente
Modificados 1 (en adelante OGM) y productos producidos a partir de o
mediante OGM. Por lo que no se permitirá el uso de semillas transgénicas.
Todos los materiales, productos, ingredientes o insumos, que provengan o
hayan sido producidos a partir de métodos excluidos u organismos obtenidos o
modificados genéticamente.
8. Hidroponia. Es el método de cultivo industrial de plantas que en lugar de tierra
utiliza únicamente soluciones acuosas con nutrientes químicos disueltos, o con
sustratos estériles (arena, grava, vidrio molido, entre otros) como soporte de la
raíz de las plantas. Si bien resulta rentable por la escasa cantidad de nutrientes
que se necesitan, y es útil en zonas especialmente áridas, la producción sin
suelo no es acorde y va en contra del principio natural de que la agricultura
debe estar ligada a la tierra, por ello queda prohibida
  

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