Está en la página 1de 3

Charles Darwin sentó las bases de la teoría de la evolución en el Siglo 19, pero un nuevo grupo de

investigadores está llenando los huecos que quedaron en el trabajo del científico inglés.

Con la epigenética, la teoría de la evolución ha evolucionado. Ahora se sabe que no todo está determinado por
los genes; las experiencias que tenemos y el medio ambiente pueden modificar la manera en cómo se adaptan
no sólo nuestros propios genes, también los de nuestra descendencia.

Estamos hablando de una nueva manera de entender la evolución. Pero lo más importante es que gracias a la
Epigenética, se explorarán nuevos horizontes médicos.

Muchos investigadores creen que es la llave para entender el cáncer, el Alzheimer, la esquizofrenia, el autismo
y la diabetes. Grandes compañías farmacéuticas ya están invirtiendo en proyectos que se enfoquen en este
campo, según nos revela la doctora Nessa Carey.

La meta es crear medicina epigenética que le permita a los genes autoregularse para evitar enfermedades
crónicas y hereditarias.

La revolución Epigenética apenas está comenzando, e impulsar una nueva medicina es la siguiente frontera.

El material genético es inalterable. Cromosomas infinitos a base de adenina, timina, guanina y citosina.

Pero eso no significa que nuestros genes sean inalterables ante estímulos externos. De hecho, un nuevo grupo
de investigadores ha comprobado que nuestros genes están adecuándose constantemente a los cambios en el
medio ambiente.

BIENVENIDOS A LA EPIGENÉTICA

El campo que sostiene que nuestros genes son modificados ligeramente por la naturaleza y nuestro entorno,
generan cambios que se manifiestan en nosotros y que incluso pueden ser heredados a nuestra descendencia.
Esto es algo que hace menos de 20 años se creía impensable.

Nessa Carey ha pasado los últimos cuatro años investigando el futuro de este campo, el cual es increíblemente
prometedor. El resultado está plasmado en el libro “The Epigenetics Revolution” (Icon Books), en el que se
explica a profundidad el impacto que puede tener esta nueva comprensión de la evolución.

Carey, graduada de la Universidad de Edimburgo, está convencida de la importancia de este campo de estudio.

Para Carey, la biología moderna ha hecho posible que se esté reescribiendo nuestro entendimiento sobre la
genética, las enfermedades y la herencia.

¿QUÉ ES LA EPIGENÉTICA?

La Epigenética significa “en el gen”, y el término se refiere a los compuestos celulares que rodean el material
genético. El ambiente puede afectar la regulación génica, provocando que estos materiales celulares generen
cicatrices biológicas en el individuo, las cuales pueden ser heredadas para las siguientes generaciones.

Según Carey, la Epigenética ocurre “cuando un cambio en el ambiente tiene consecuencias biológicas que
duran más que el evento que generó el cambio”. Así que se puede definir como “el conjunto de modificaciones a
nuestro material genético que cambia la manera como nuestros genes se encienden y se apagan, sin alterar a
los genes en sí mismos”.

Básicamente analiza la frontera en donde nuestra naturaleza genética es modificada por el medio ambiente y
nuestra experiencia de vida.

De acuerdo a Richard C. Francis, autor de “Epigenetics: The Ultimate Mystery of Inheritance”, los procesos
epigenéticos pueden ocurrir a través de la comida que consumimos, los contaminantes a los que estamos
expuestos e incluso nuestras interacciones sociales.

Lo más increíble es que los científicos que han comenzado a estudiar este campo se han dado cuenta que estas
modificaciones pueden ser hereditarias, algo que se creía impensable.

Hasta antes del advenimiento de los estudios sobre Epigenética, se creía que los ajustes a nivel molecular
realizados por nuestro organismo no podían ser traspasados a generaciones posteriores; se sostenía que esta
“microevolución” llegaba a su fin con la muerte del organismo.

Esta idea de que un organismo tiene la capacidad de transmitir a su descendencia características que ha
adquirido durante su vida, es el postulado principal del científico francés de finales del Siglo 18, Jean Baptiste
Lamarck. Una idea no muy respetada por la comunidad científica, hasta ahora.

REGULACIÓN GENÉTICA

Los cambios epigenéticos ocurren en las pequeñas moléculas químicas que se encuentran adheridas a nuestro
ADN.

Es por esto que cuando suceda algo en nuestro entorno que nos afecte (ya sea estrés, hambruna o una
enfermedad crónica), esta afectación se codificará biológicamente en estas moléculas sin mutar nuestro ADN.

El ADN que está en nuestras células no es una molécula pura sin alteraciones. Pequeños grupos químicos se
pueden añadir a regiones específicas del ADN, que también se encuentra recubierta por proteínas especiales.
Ninguna de estas enmiendas moleculares modifica el código genético, pero al remover o añadir estos grupos
químicos sí se modifica la expresión de los genes.

Estos cambios en la expresión de los genes alteran la función de las células.

Si los cambios se dan en momentos críticos del desarrollo —el embarazo, por ejemplo— estos patrones pueden
quedarse en el individuo por el resto de sus días (y los de su descendencia).

En suma, un cambio epigenético implica a las pequeñas alteraciones a largo plazo en el ADN sin afectar la
secuencia del ADN per se.

Al proceso que controla la actividad de los genes se le denomina regulación génica, tiene un efecto de por vida y
es el motor detrás de la revolución Epigenética. Esta regulación hace que el medio ambiente externo module la
actividad de los genes, dependiendo de varios estímulos. Los cambios se dan en las células en donde residen
nuestros genes, por lo que el material genético permanece intacto.

La Epigenética ha permitido ver al ADN más allá de la secuencia del genoma humano y ha hecho posible pasar
de un estudio unidimensional de los genes a uno tridimensional que se enfoca en las moléculas donde residen.
CASO DE ESTUDIO: EPIGENÉTICA HOLANDESA

El primer ejemplo que demostró cómo funciona la Epigenética sucedió gracias a un evento lamentable: la
hambruna holandesa durante la segunda guerra mundial.

Durante la ocupación Nazi de 1944, los habitantes del noroeste del país vieron racionada su dieta a mil calorías
por día. La guerra provocó la destrucción de los campos agrícolas, que se sumó a un invierno cruel y un
embargo de alimentos impuesto por los nazis.

La dieta de un holandés en esa época consistía de tan sólo papas, pan y un cubo de azúcar.

Para 1945, el consumo diario de calorías bajó a 580 por persona, dejando a 22 mil personas muertas por la
hambruna.

Gracias al diligente sistema de salud holandés, se ha estudiado desde entonces a los sobrevivientes de la
hambruna y sus descendientes.

Los estudios demostraron que los hijos de aquellas madres que estuvieron embarazadas durante la hambruna
tenían una mayor incidencia de presentar a los 50 años presión alta (hipertensión), enfermedades cardiacas y
diabetes. Esto debido a cambios epigenéticos que las madres con alto índice de estrés y baja alimentación le
pasaron a sus fetos.

La guerra y otros traumas similares tienen efectos psicológicos que inducen alteraciones epigenéticas, y que
causan efectos de largo plazo en la regulación génica.

También podría gustarte