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Evangelio en tiempo de pandemia

Ciclo A.
P. Nelson Chávez Díaz
Párroco san Juan Bautista – Curicó
Lucas 6, 27-36.
1. ¿Cómo andan nuestras relaciones fraternas? ¿Cuáles son los puntos de fricción
que tenemos con los demás? ¿Cómo es nuestra convivencia cotidiana en el
hogar, el trabajo o la escuela? Nacen estas preguntas a partir de la lectura del
evangelio de hoy que nos trae una serie de recomendaciones con respecto a la
manera nueva de vivir la vida en comunidad y en sociedad; en efecto, la primera
actitud que debe traspasar todos nuestros actos debe ser siempre el amor y este
amor tiene un carácter maximalista ante situaciones en que, naturalmente,
reaccionamos de la misma manera. Hacer el bien, bendecir, tratar al otro sin
agresividad ni violencia, saber compartir con aquel que nos pida algo. He aquí
entonces una nueva ética de las relaciones humanas que no se queda en devolver
lo mismo que el otro me entregó sino que propone una nueva forma de romper el
círculo de la agresividad y el egoísmo. ¿Qué tan dispuesto estamos para obrar de
acuerdo a estas instrucciones que nos regala hoy el Señor?
2. Todos nosotros, hombres y mujeres, sin excepción, tenemos una tendencia casi
innata al desquite, al afán de venganza, a buscar el equilibrio roto o perdido que
se compensa con una actuación semejante ante el daño infligido por el otro y que
debe ser cobrado y pagado. En el fondo, aunque sabemos que el Señor Jesús nos
ha traído una “nueva ley, la ley del amor” seguimos viviendo muchas veces a partir
de la “ley del talión: “Ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” (Éxodo 21, 24-25).
Se trata de buscar la “justicia” en las relaciones, pero una “justicia” que queda
resuelta a través del castigo. El castigo se transforma, entonces, en el acto
reparatorio que vuelve a restablecer la equidad pero que nos impide salir del
círculo de la violencia quedando irremediablemente atrapados. ¿Cuál es la
novedad que nos propone el Señor y que nos salva de caer en la venganza o la
represalia? Jesús propone el rechazo de la violencia a través de una actitud de
“no violencia activa”. ¿Jesús nos propone que actuamos resignadamente,
soportando estoicamente las injusticias y las agresiones de los demás? Lo que
Jesús nos dice es no contestar con la misma violencia de tal forma que el daño
infligido por otro sea contestado con un daño aún mayor sino con una respuesta
que va más allá de las lógicas consuetudinarias y que se expresa en una actitud
de amor paciente y sufriente. Es cultivar el amor desbordante que es el único
capaz de colocarnos del lado del bien y no cooperar a favor del mal. No muy lejos
se encuentra el pensamiento de Gandhi cuando, a propósito de la actitud de no
violencia activa afirma: “El satyagrahi (el que resiste a la violencia) nunca debe
olvidar la distinción entre el mal y el malhechor. No debe albergar animadversión
ni resentimiento contra este último. No puede siquiera utilizar un lenguaje
innecesariamente ofensivo contra la mala persona, por muy grande que pueda ser
el mal que ésta ha hecho. No hay nadie tan caído en este mundo que no se pueda
convertir por el amor. Un satyagrahi siempre tratará de vencer al mal con el bien,
la ira con el amor, la mentira con la verdad, himsa con ahimsa. No hay otro medio
de purgar al mundo del mal”.

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