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Número 114 - A b r i l d e 2 0 2 0 - D i s tr i b u c i ó n g r a t u i ta w w w. u n i v e r s o c e n tr o .

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EDITORIAL
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No tenemos palabras
Cinco fechas por J U L I A N A C A S T R O • Ilustraciones por la autora

de cuarentena
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18 de marzo
uevas rutinas, más senci- ciudad muestra una cara apacible. El en- Ángela Merkel, y la metáfora sirve para acostumbrado el gobierno, y vivir una
llas, más lánguidas, más cierro, la política, los comunicados que señalar la pequeña línea entre la salva- crisis en tono menor en lo político, sin el
íntimas. Nuevos miedos, se superponen y los decretos que se con- ción y en inframundo. estridente llamado al heroísmo ni las au-
más profundos, más cier- tradicen multiplican la neurosis y el Mientras tanto, las ceremonias reli- dacias del caudillo.
tos, más colectivos. No mito de la ciudad vacía. En Medellín, el giosas se han tomado Facebook y los sa-
hace falta estar contagiado para que el decreto no dio autorización para salir a cerdotes confiesan en los call center.
cuerpo cambie y la mente tome rumbos comprar alimentos, pero algunos cami- V
inesperados. Estar quietos nos obliga a nan con juicio hasta el mercado y hacen
pensar de otra manera, a sufrir el tiem- sus compras. El metro deja oír su zumbi- IV 15 de abril
po que tanto hemos deseado y a rumiar do cada media hora y unos pocos buses Las recomendaciones sensatas des-
los males que tanto hemos ignorado. La ruedan. Recicladores, barrenderos y do- 8 de abril de los hospitales traen consecuencias en
frivolidad ahora parece un pecado ex- miciliarios son los dueños de la ciudad, En el Reino Unido Boris Johnson cuartos distintos a las Unidades de Cui-
cesivo, y el humor pierde buena parte ejercen su mayoría con desenfado. Des- apostó por los científicos. El crudo rea- dados Intensivos. La precaución frente
de su espacio, quedando un resquicio de las casas muchos piden leyes marcia- lismo de los modelos y el inevitable al ataque del virus crea necesariamente
para el cinismo más inteligente e igua- les, claman por la policía y el ejército. pragmatismo económico. Si es cier- sufrimientos sociales, estragos económi-
litario: ahora la burla macabra, la mue- Las muertes por el covid-19 serán in- to que una muy buena parte de la po- cos, desbalances familiares, crisis perso-
ca que invoca la peste, nos corresponde evitables. Ya hemos comenzado el con- blación debe infectarse para lograr la nales. No se trata del falso dilema entre
a todos. Los pleitos de todos los días han teo. Las medidas son urgentes, y pueden “inmunidad del rebaño”, pues lo me- la vida y la economía, entre unos cuan-
perdido su valor al mismo ritmo de las limitar las libertades personales pero no jor sería dejar avanzar el virus y ence- tos codiciosos y la salud de todos, entre
acciones. A diferencia de las tragedias pueden suspenderlas. La tentación de rrar a los más débiles. “Debo ser claro el balance de las empresas y el conteo de
que trae la guerra, donde el poder, los la servidumbre, de entregar toda la res- con ustedes y con la ciudadanía británi- las muertes. La quietud mundial que se
palacios, los atriles y los escudos patrios ponsabilidad a la severidad de un di- ca: muchas familias van a perder a sus impuesto afecta sobre todo a quienes ba-
se engrandecen, con la condena de las rigente o un gobierno, puede resultar seres queridos antes de lo que pensa- san la subsistencia en sus recorridos dia-
plagas esos alardes se hacen más nimios peor que los estragos del virus. La poten- ban”. El papá de Johnson, entonces, no rios, en sus esfuerzos de puertas para
y menos eficaces. cialidad de contagiar a otros es un pa- podría cumplir sus deseos de ir al pub afuera, en el pago por sus servicios o su
Aún no hemos sido tocados por nin- trimonio de todos, no es un asunto de del barrio. Pero los científicos cambian rutina del minuto a minuto.
guna tragedia. Lo nuestro es todavía un víctimas y victimarios. No somos una de una semana a otra frente a este vi- Peter Singer, profesor de bioética en
miedo a la muerte en abstracto, no el do- mayoría de sanos contra los apestados o rus más ubicuo que inocuo. Y señala- Princeton, lo dice con arriesgada clari-
lor frente a sus detalles. Nuestro ánimo los posibles transmisores. La histeria po- ron la posibilidad de 260 000 muertes dad en una conversación publicada el
puede cambiar de forma drástica. Mon- dría llevarnos a ver a los ancianos “pró- en unos meses a causa del covid-19 y domingo pasado en el NYT: “Creo que la
taigne, amigo de sus debilidades y dado fugos” para recibir un poco de sol en los la congestión hospitalaria. Ahora Jo- suposición, y ha sido una suposición en
a experimentar con su carácter para evi- parques. Todas las decisiones, sean mé- hnson está en una Unidad de Cuidados esta discusión, de que tenemos que hacer
denciar sus propios errores, nos habla dicas, sean políticas o sociales, tienen Intensivos por coronavirus y la reina todo lo posible para reducir el número de
de ese espíritu voluble: “Si me sonríe mi efectos secundarios. Tendremos que ir Isabel II habló sin corona frente a la na- muertes, no es realmente la suposición
salud y la luz de un precioso día, soy un haciendo porosa, poco a poco, con res- ción: “Deberíamos sentirnos tranqui- correcta (…) Ningún gobierno invier-
hombre estupendo; si tengo un cayo que ponsabilidad, nuestra burbuja de cua- los de que, si bien aún nos queda más te cada dólar que gasta en salvar vidas.
me duele en el dedo del pie, soy hosco, rentena. Lo dijo un risueño reciclador en por soportar, volverán los mejores días: Y realmente no podemos mantener todo
desagradable e inaccesible”. medio de su rebusque en la ciudad vacía: estaremos con nuestros amigos nueva- cerrado hasta que no haya más muertes.
Para los afortunados, quienes po- “Al que no sale no le da el viento”. mente; estaremos con nuestras familias Así que creo que es algo que debe entrar
demos sentarnos a leer, a pensar o nuevamente; nos volveremos a ver”. Las en discusión. ¿Cómo evaluamos el costo
trabajar desde la casa, se viene el abu- sillas presidenciales se ven tan inúti- general para todos en términos de pér-
rrimiento más que la desesperación, y III les por estos días que los ciudadanos se dida de calidad de vida, pérdida de bien-
tal vez aparezcan algunas de las leccio- sienten mejor siendo súbditos. estar, así como el hecho de que se están
nes que adelanta Joseph Brodsky: “Eres 1 de abril También la ideología se hace invisi- perdiendo vidas?”.
finito –dice el tiempo con la voz del Tal vez tenían razón los habitantes ble en medio de la confusión del mun- Buena parte de los casos en los que
aburrimiento–, y cualquier cosa que ha- de algunas ciudades europeas durante do que mira tras la ventana. Trump y su en coronavirus resulta mortal se dan por
gas desde mi punto de vista es vana… una de las tantas pestes en siglo XIX: “Y desmesura se encargó de retar el virus una especie de sobre reacción del siste-
El aburrimiento supone, en efecto, una cuando la gente se dio cuenta y creció la sin dejar de dar bofetadas a sus rivales ma inmune. Cuando el organismo no lo-
irrupción del tiempo en nuestro esque- creencia de que el cielo no quería o no vía Twitter. Su oficio es no tener miedo. gra detener el virus y detecta un daño
ma de valores. Sitúa la vida en su justa podía ayudarles, no solo bajaron los bra- Pero Queens, su distrito en NY, según celular, provoca una respuesta inflama-
perspectiva. Lo cual da como resultado zos diciendo ‘Dejemos llegar lo que ten- sus propias palabras, es ahora el foco toria para defenderse liberando gran I like the feeling of words doing desgracia económica de otros mientras se calientapuesto. En una entrevista con la Har-
la precisión y la humildad”. ga que llegar’. Más aún, pareció como si de la infección. Y el presidente bajó el cantidad de citocinas. Esa inflamación as they want to do and as they have to do vive, con miedo e incertidumbre, en condi- vard Business Review, David Kessler dice que la
el pecado hubiera brotado de un males- tono y agachó la cabeza. Desde el otro generalizada acaba en un daño sistémi- Gertrude Stein ciones distintas a las que acostumbramos. No incomodidad que sentimos es dolor. La ansie-

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tar secreto y clandestino hasta conver- lado del muro, y de las ideas y los inte- co y en la muerte del paciente. La com- tenemos palabras para este momento. dad, dice, es dolor anticipado, dolor por lo que
II tirse en una horrorosa, rabiosa plaga, reses nacionales, AMLO hace lo mis- paración puede ser válida al evaluar las esde hace casi un año mantengo En la carta a sus alumnos a propósito del va a pasar o podría pasar. Y, finaliza añadien-
que, mano a mano con el contagio físi- mo que Trump, solo que ya no enérgico medidas de los gobiernos y la sociedad una colección de palabras que coronavirus, el escritor George Saunders citó do, como quien manda flores a los muertos, que
25 de marzo co, trataba de matar el alma mientras la sino adormecido. frente a la pandemia. ¿Estaremos en una no tienen traducción. Las expre- su tiempo de incógnito en un refugio de gen- hay algo poderoso en nombrar el dolor y que
Mientras las redes rechinan y se otra destrozaba el cuerpo…”. Camina- Tal vez nosotros debamos agrade- sobrereacción que puede causar daños siones varían desde la famosa y te sin techo en California en el que un guate- encontraremos significado en la pandemia. La
dan las cruentas batallas de teclado, la mos sobre un hielo muy delgado, dice cer la intrascendencia a la que nos había más graves al “sistema social”? nostálgica saudade del portu- malteco predicaba “everything is always keep sexta etapa del duelo, dice Kessler, es el signi-
gués hasta la palabra alemana schadenfreude, changing”, algo así como “todo es siempre ficado. Pero ¿cómo saber qué debemos apren-
usada para definir el placer derivado de pre- mantener cambiando”. La expresión, que es der de todo esto cuando la energía se nos va en
senciar el infortunio ajeno. Es fácil concluir gramaticalmente incorrecta en inglés, pare- existir? Por ahora, sobrevivir es suficiente.
que son consecuencia de la necesidad cultu- ce ser elegida precisamente por eso: la com- Supongamos que la palabra y la represen-
DIRECCIÓN GENERAL Y FOTOGRAFÍA – Andrea Aldana DISTRIBUCIÓN ral de nombrar fenómenos propios. Por ejem- binación correcta de palabras no alcanza. tación ayudan a amainar el drama. ¿Cómo
– Juan Fernando Ospina – Juan Fernando Ramírez – Angélica, Gustavo y Didier plo, no es sorpresa que en Islandia, donde en Necesitamos la redundancia, la hipérbole, la nombrar lo implacable y lo desconocido?
EDICIÓN algunas temporadas del año el país está casi rareza. Pedimos, a gritos, oír lo que no hemos ¿Por qué no hay emoji del dolor? ¿Podremos
– Simón Murillo
completamente a oscuras, tengan raðljóst oído antes. Enmascaramos en humor nues- pronto escoger, no solo aceptar, cómo y qué
– Pascual Gaviria – Santiago Rodas Es una publicación mensual para definir la cantidad de luz justa para en- tra frustración. La racionalidad no da abasto. tanto pensar en todo esto? ¿Hemos perdido
ASISTENCIA EDITORIAL ASISTENCIA EJECUTIVA de la Corporación Universo Centro contrar tu camino, o gluggaveður para el cli- Lloramos en la cocina. nuestra agencia o simplemente está de luto?
– David Eufrasio Guzmán Número 114 - Abril 2020 ma que es lindo ver, pero no experimentar: ¿Cómo ponerle a esa sensación de recor- Joan Didion dijo que el dolor es un lugar que
– Sandra Barrientos
clima de ventana. No existe, en ningún idio- dar todo que está pasando, justo después de nadie conoce hasta que se llega. Vamos para
COMITÉ EDITORIAL DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Versión digital
ma, una palabra para la frustración de pre- minutos u horas de distracción tranquila? En allá. Estamos separadas, pero vamos juntas.
– Fernando Mora Meléndez – Gretel Álvarez universocentro@universocentro.com senciar virtualmente, en cámara lenta, la esta situación imposible, dedicarse a encon- Eso tiene que ayudar. Todo es siempre man-
– Andrés Delgado CORRECCIÓN DE TEXTOS DISTRIBUCIÓN GRATUITA indigna y solitaria muerte de muchos y la trar significado parece superfluo, un oficio de tener cambiando.
– Maria Isabel Naranjo – Gloria Estrada WWW.UNIVERSOCENTRO.COM
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Epidemias y dilemas sociales por J O R G E O R L A N D O M E L O

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as grandes catástrofes de la antigüedad porcina), o los anofeles (portadores de la mala- medicina era incapaz de encontrar remedios para
recordaban a los hombres que a pesar ria), que transformaron su vida y sus enferme- estas enfermedades. El hecho de que los america-
del texto bíblico que les prometía el do- dades. La naturaleza, como lo mostró después nos se contagiaran de viruela, pero los españoles
minio del mundo, la naturaleza se salía Humboldt, se volvió una sola. Los virus, micro- pudieran resistirla, era incomprensible. Y los me-
con frecuencia de todo límite y control. bios, bacterias y parásitos cruzaron los océanos, canismos de decisión, que concentraban la auto-
El diluvio universal llevó a un nuevo pacto con los y la viruela y la malaria, la fiebre amarilla, el den- ridad en los reyes, tampoco eran apropiados ni
dioses y desde entonces epidemias, terremotos o gue o el tifo, desconocidos en América, ayudaron oportunos. Los gobernantes trataban de frenar
inundaciones cubrieron pedazos y trozos, áreas li- a que la población de este continente cayera entre algo las muertes con cuarentenas y sobre todo con
mitadas de la Tierra. un ochenta y un noventa por ciento en cien años, medidas sociales que enfrentaban a los reyes con
Pero durante el Renacimiento se volvió a crear mientras la sífilis cruzaba el Atlántico y se rega- los colonos españoles: tal vez si se trataba mejor
un mundo único y las grandes epidemias de la ba por Francia o Italia. El aislamiento había aho- a los indios, si no se les hacía trabajar tanto, si te-
conquista del Nuevo Mundo —la primera pande- rrado muchas muertes, pues los americanos no nían más tierras para cultivar, resistirían mejor
mia— se sumaron a las pestes de Londres, París o morían antes de viruela ni los europeos de sífi- las enfermedades. Pero, como hoy, si se prohibía
Italia. El descubrimiento de América abrió el ca- lis, aunque en cada lado había algunas enferme- el trabajo indígena, decían los colonos, se mori-
mino para que las comidas de los indios se con- dades, que en Europa producían plagas y pestes, rían todos de hambre, porque solo los indios tra-
virtieran en los manjares de Europa: el tomate, con muertes abundantes, y en América mataban bajaban. Por eso las autoridades locales aceptaron
el aguacate, la papa o el ají se sembraron en Eu- en forma más gradual. lo que pedían los colonos de la Nueva Granada:
ropa y cambiaron su alimentación. Y la conquis- De todos modos, la caída de la población ame- obedecer las leyes pero no cumplirlas. Un cabil-
ta de las Indias creó una economía mundial en la ricana fue una experiencia sorprendente y aterra- do americano se alegró en 1620 de que la viruela
que el precio del azúcar en Londres llevaba a ex- dora: los cronistas, sobre todo Bartolomé de las hubiera matado solo a los niños y los muchachos:
pediciones para capturar esclavos en África, o la Casas, las describieron en su dureza, y los reyes, así no se afectaban los tributos, que solo los adul-
producción de oro de Barbacoas alteraba los pre- católicos creyentes, buscaron aliviar sus concien- tos pagaban, y los ingresos del rey y de los colonos
cios de las telas que llegaban a España. Hizo que cias tratando de frenar la caída de la población. seguían llegando. La Corona no tenía cómo esco-
a América llegaran animales desconocidos, como No lo pudieron hacer, porque el proceso escapa- ger entre objetivos que resultaban en gran parte
los perros, las vacas (transmisoras de la viruela), ba a sus conocimientos y a sus formas de decisión: incompatibles: la vida de los indios o la supervi-
los cerdos (con los que vino la influenza o peste los españoles no sabían lo que estaba pasando y la vencia económica de las colonias, y debía tomar
esas decisiones a medida que surgían problemas
concretos y locales, y teniendo cuidado de que el
costo no fuera fatal para el imperio o para los va-
sallos más poderosos.
El proceso para convertir el mundo en un solo
espacio económico, alimenticio, informativo, re-
creativo y productivo ha sido lento pero exitoso.
Entre las epidemias de la conquista y el coronavi-
rus han pasado ya quinientos años. Al comienzo
las enfermedades llegaban en barco y se pro-
pagaban lentamente, con viajeros que venían a El diluvio universal. Miguel Ángel, 1509.
pie y en canoa desde la costa a Bogotá. En 1802
una epidemia de viruela hizo que en Bogotá so-
ñaran con usar la vacuna: cuando la expedición Por eso ahora, en vez de esperar a comparados con los millones que pro- el que finalmente mandan los empre- era, si el día en que empezarían a bajar
llegó en 1804 con los niños que habían sido con- que la Virgen de Chiquinquirá frene la bablemente arrasaron las epidemias del sarios, pero necesitan convencer a la los casos nuevos o los muertos, o cuando
taminados por el virus de las vacas, ya la epide- epidemia, como hicieron los tunjanos siglo XVI. Se aplicó toda la ciencia posi- mayoría de las personas: sus votos eli- se redujera el “porcentaje de aumento”,
mia había pasado, aunque no había sido tan dura en 1588 (según Pedro Simón, ella sí los ble, a diferencia de la epidemia del có- gen los gobernantes, y las democracias o cuando bajara varios días seguidos, o
como otras, porque desde 1782 se había empeza- oyó, y la epidemia de viruelas se acabó a lera de 1849, cuando el dilema, como son el resultado de esta difícil transac- qué: en el fondo era el momento en que
do a inocular el virus de los enfermos a los sanos los seis meses), se aplican cuarentenas hoy, estuvo en gran parte entre la eco- ción entre el poder y el número. En esta los gobiernos podían decir a la pobla-
que se arriesgaban. (como lo hizo Pamplona ese mismo año, nomía y la vida y el gobierno escogió epidemia se ha visto cómo los más ami- ción que ya la amenaza no era tan grave,
Pero ahora, en este confinamiento, el prime- y se libró de las muertes que le tocaron la economía. Muchos liberales se opu- gos de los empresarios, Trump, Johnson y esto era lo que realmente importa-
ro que me toca en la vida, estoy en medio del mun- a otras provincias en esos seis meses) sieron a la cuarentena, pues iba a afec- o Bolsonaro, preferían correr los riesgos ba, pues era el gesto político que podría
do y veo todas las mañanas las calles de Wuhan, y hay hospitales, pruebas y exámenes, tar la producción y el comercio; muchos de salud para no afectar la economía, lo tranquilizar un electorado ansioso.
Guayaquil o El Cabo o las ventanas desde donde drogas y remedios, modelos matemáti- conservadores se opusieron porque la que también, a la larga, podía haber lle- Esta experiencia, creen muchos, va a
la gente aplaude en El Ensanche o Milán: ahora cos de la extensión de la infección, da- población debía sufrir el castigo divino. vado a consecuencias difíciles de prever cambiar la forma en que la sociedad en-
las epidemias las riegan instantáneamente, en- tos y cifras. Las personas creen en la Los artesanos estuvieron de acuerdo en y calcular. Pero tuvieron que ceder ante frenta los grandes riesgos y amenazas
tre otros, millones de turistas que en un solo día ciencia, en la razón, en las pruebas y los que no hubiera confinamiento, para te- la presión de la población, que no sabía actuales. Puede que haya una respues-
van hasta el otro extremo del mundo, convertido experimentos (y en lo que los medios ner de qué vivir. cómo escoger pero finalmente se en- ta mejor a problemas concretos como
en un inmenso espacio de viajes y vacaciones y un les presentan como datos sólidos), y no Hoy —en parte como resultado de frentaba, en el corto plazo, a la angustia la distribución de alimentos, el mane-
solo ámbito de producción: el cierre de los bares confían mucho en que las rogativas, a los grandes cambios que avanzaron en confusa e inmediata de la enfermedad, jo de grupos especiales (presos o viejos
en China hace que esa misma tarde alguien deci- quien sea, paren los contagios. el siglo XVIII, cuando se inventaron los el hambre y la muerte. que viven en residencias y ancianatos),
da no sembrar cebada en África. En los siglos XVIII y XIX a veces to- derechos del hombre y la ciudadanía— La forma como se tomaron esas deci- la forma de cumplir obligaciones de pa-
En estos cinco siglos los países capitalistas de davía las autoridades vacilaban: el obis- la sociedad es democrática, más o me- siones, y se tomarán las que tienen que gos o trámites que era evidente que se
Europa han ido imponiendo su dominio sobre el po virrey Caballero y Góngora prohibió nos, y los gobiernos tienen que aplicar ver con el retorno gradual a la vida nor- podían hacer en línea y las institucio-
mundo, tanto en términos económicos como po- las cuarentenas o “degredos” de los co- medidas que cuenten con un respaldo mal, muestra las grandes limitaciones nes rechazaban. Lo más seguro es que se
líticos y culturales. El avance de las técnicas ex- merciantes que subían de la costa a Bo- social importante, que no produzcan la de los sistemas políticos: los datos son trabajará más desde la casa, sobre todo
tendió un sistema de producción que permite gotá, pues la epidemia de 1782 era un rebelión de los empresarios, de los des- incompletos y deficientes o se ocultan, en asuntos administrativos o de diseño.
alimentar una población inmensa. Y desde el siglo castigo divino que había que cumplir, empleados o de la mayoría de la pobla- los recursos se administran más o me- Tal vez los gobiernos crearán algún me-
XVIII la Ilustración produjo una cultura en la que por la rebelión de los comuneros contra ción. La democracia es complicada, con nos a la brava, pero, fuera de algunos canismo para controlar mejor, ante ries-
periódicos y libros impusieron un ideología de la el rey. Pero poco a poco las medidas hu- procesos de decisión muy enredados, países autoritarios, hay que dar expli- gos parecidos, el tráfico internacional,
razón y cambiaron la forma de explicar las enfer- manas ganaron a la intervención divina que combinan la igualdad de los votos caciones a la opinión y no es posible de- que sigue de modo absurdo regulado, en
medades, que dejaron poco a poco de ser castigos y las epidemias se fueron reduciendo, a con la desigualdad inmensa de los pode- safiarla o engañarla más allá de ciertos una crisis como esta, por centenares de
de Dios para convertirse en el resultado de cam- base de higiene, limpieza, comida más res políticos o económicos: por eso hay límites. Uno podía ver cómo en España países independientes. Y puede que se
bios imprevisibles de la naturaleza y en el efecto abundante, cuarentenas y, sobre todo, que tener mecanismos para que los pun- el ejército hacía hospitales mientras en establezca alguna forma de seguro que
de las conductas humanas, que deben estudiarse como pasó con la viruela, el sarampión, tos de vista de los más poderosos y ri- Brasil se construían cementerios, y am- permitirá contar con recursos para ali-
con métodos científicos, y que pueden combatir- el polio y el tifo, a punta de vacunas. En cos no se impongan automáticamente, bos casos eran presentados como ejem- mentar a los que tengan que dejar de ir
se y precaverse con cuarentenas, vacunas y reme- 1918 vivimos la última gran epidemia: de modo que las decisiones tengan algo plo de eficiencia estatal; los aplausos en a su trabajo. Pero en los asuntos de fon-
dios, y no únicamente con rogativas a la Virgen de la gripa española. En dos meses mató en cuenta los intereses y las opiniones las ventanas eran lo importante, y todos do no es muy probable: las angustias e
Chiquinquirá, cuyo papel en la epidemia actual unas dos mil personas en Bogotá, y otro (que no siempre coinciden) de los más hablaron durante semanas del pico del indecisiones seguirán iguales, cada go-
ha sido muy limitado. tanto en el resto de Colombia, pocos pobres. El capitalismo es un sistema en contagio, sin que nunca nos dijeran qué bierno buscará cómo encontrar qué
El diluvio. Gustave Doré, 1866.
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hacer y cómo repartir los riesgos y pe- Pero la población difícilmente votará solo se enfrentarán más o menos en de lo que oyen, para criticar las fuentes
ligros, la población mirará con quietud ahora por gobiernos que decidan evitar serio cuando se vea que se están des- y hacer argumentos complejos, basados
fascinada e inquietud angustiosa lo que este problema empezando a prevenir- bordando: mientras tanto el sistema en la evidencia, a partir de hechos im-
pasa en todas partes y los países y las au- lo ya mismo: si acaso por gobiernos que democrático no tiene mecanismos de precisos, como son la mayoría de los he-
toridades no sabrán cómo escoger entre sean capaces de enfrentarlo, en algunos transacción y decisión que permitan a chos sociales. Muchos argumentan que
el confinamiento y el trabajo, la salud y casos, cuando llegue. la mayoría escoger, por ejemplo, redu- hay que enseñar historia para que no re-
la economía, las certezas borrosas del En parte esto es así, porque no he- cir la producción de petróleo o imponer pitamos el pasado, lo que nunca pasa: la
presente y las incertidumbres del futu- mos inventado un sistema político capaz un impuesto creciente al azúcar. Entre pandemia actual repite elementos ais-
ro. Ni siquiera puede saberse si, en uno o de tomar decisiones comunes e informa- otras cosas porque el sistema de comu- lados, pero en esencia es algo nuevo, y
dos siglos, las religiones que siguen pen- das sobre esta clase de problemas, que nicación actual, para estos efectos, hace siempre en la sociedad las condiciones
sando que su dios debe gobernarnos a desbordan las fronteras nacionales y en que la población, estimulada por el mie- son novedosas. Lo que sí sería útil es que
todos acepten convivir sin violencia. los que hay que comparar los beneficios do, el temor, las emociones, las noticias se usen las clases de historia y de cien-
La humanidad no aprende, aunque de la prevención, un bien incierto cu- falsas y los argumentos falaces, vote por cias sociales para enseñar a argumentar
algunos de sus miembros pueden ha- yos resultados nadie garantiza, con unos los que se opongan a gastarse la plati- en asuntos inexactos. La historia, como
cerlo. En los últimos veinte años hubo costos reales inmediatos, que asumirán ca de todos en prevenir males futuros, la sociología, la economía o el derecho,
pandemias notables, pero como se con- diferentes países y grupos económicos y cuando hay tantos males actuales, tanto son ciencias inexactas, aunque hagan
centraron en países pobres, poco se sociales. En estos asuntos los más pode- desempleo y tanta pobreza. todo lo posible para hacer creer que son
aprendió de ellas. Esta vez las enferme- rosos tienen intereses urgentes y no re- En resumen, creo que no hay razo- tan exactas como la aritmética. El dere-
dades y epidemias competirán con otros nunciarán a sus ganancias actuales para nes para el optimismo que nos lleve a cho, en especial, ha promovido formas
peligros, con los problemas del medio evitar males que tal vez no se van a con- pensar que a partir de esta experiencia de razonamiento que favorecen a unos
ambiente y del calentamiento global, cretar: impedir el calentamiento global, sabremos cómo ponernos de acuerdo u otros pero se presentan siempre como
con los riesgos de que las grandes em- por ejemplo, supone acabar con el uso para evitar nuevas pandemias, prevenir el resultado inexorable de deducciones
presas de la red tomen el control de la del petróleo y bajar el consumo de car- nuevas enfermedades, evitar el calenta- lógicas e imparciales, que sirven para
sociedad, con las dificultades para que nes, y todo el poder de los petroleros y miento global o la obesidad mórbida de esconder que buena parte de los argu-
los sistemas burocráticos digan más o los gobiernos se usará para demostrar todos. Pero tampoco hay razones para mentos de las sentencias sobre derechos
menos sinceramente qué están hacien- que es posible, con algo de precaución, un pesimismo ilimitado: habrá gobier- se refieren, más que a la existencia y re-
do, con las reglas para movernos en este evitar los daños locales que producen nos capaces de hacer los muros para evi- conocimiento de esos derechos, a la for-
mundo unificado pero lleno de barreras sistemas como el fracking (aunque no se tar que el mar se meta a las ciudades y ma práctica de hacerlos efectivos, con
y aduanas. Sabemos que en esos mis- eviten los daños ambientales al planeta, de pagar tratamientos a los que los ne- un balance concreto y un marco tempo-
mos años, un día cualquiera, las autori- pero este es un problema que los gobier- cesiten, aunque cuesten más de lo que ral de asignaciones de recursos.
dades informarán que en unas semanas nos pueden eludir, pues los tribunales habría costado evitar esas enfermeda- Por eso la calidad de la información
se van a inundar millones de kilómetros no tienen jurisdicción fuera de las fron- des y epidemias. y del debate público son tan importan-
de playas, que Turbaco o Mompox se teras: pueden, razonablemente, exigir El problema sigue siendo que la de- tes en las discusiones y decisiones políti-
convertirán en puertos de mar. Aunque que el fracking se haga con grandes pre- mocracia, como sistema político, es el cas: porque a partir de las imprecisiones
se sabe por qué pasará esto y cómo evi- cauciones locales, para frenar las pro- mejor de los sistemas posibles, pero es de la información y de la manipulación
tarlo, probablemente no lo haremos: ese testas de los ambientalistas, mientras bastante defectuoso. Decide en el mar- de las emociones se montan argumen-
día habrá gobiernos que van a tener que se crean algunos empleos produciendo co local, pero sus problemas son univer- tos peligrosos, alimentados por los po-
construir en poco tiempo miles de ki- algo más de energía fósil que nos perju- sales, y decide en el presente, pero debe derosos, los políticos, los empresarios,
lómetros de muros de contención, para dique a todos, pero en un horizonte tan tener en cuenta los efectos del futuro: el los medios de comunicación, que llevan
evitar que las aguas derriben ciudades remoto que en apariencia no importe). tiempo, con sus incertidumbres, es de la a que muchas veces los ciudadanos apo-
con millones de habitantes. Unos po- Es probable que algo parecido ocu- esencia de estas decisiones. Y depende, yen medidas que a la larga los perjudi-
drán hacerlo y tendrán recursos y técni- rra con enfermedades como la obesi- para adoptar políticas, de la calidad de can o elijan a quienes, pensándolo bien,
cas para ello: otros deberán moverse a dad o la diabetes, que pueden amanecer la información de los ciudadanos, y de un tiempo después, era evidente que los
tierras más altas; muchos se ahogarán. algún día fuera de control, pero que su capacidad para evaluar la veracidad iban a fregar.

El arca de Noé sobre el monte Ararat. Simon de Myle, 1570.


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El cráneo de Descartes
donde pareciera que todas las piezas expues- su opinión sobre el ilustre casco. En el año 2010 Muséum national d’Histoire naturelle, y, desde
tas habrían sido sacadas al azar de un depósito el cráneo fue sometido a unas complejas prue- 1931, al Musée de l’Homme, donde se conservó
de antigüedades inútiles o de un inmenso conte- bas y, luego de estas, el médico forense Philippe en reserva, siendo expuesto solo en algunas oca-
nedor sin reclamar en algún puerto del Mar del Charlier, conocido por sus estudios de paleonto- siones hasta la reapertura del museo en 2015.
por C I P R I A N V Ă L C A N • Ilustraciones de Tobías Arboleda Norte. Salí tambaleándome del Palais de Chai- logía, dijo haber comprobado de manera indu-
llot, con un fuerte dolor de cabeza, absolutamen- dable que el misterioso cráneo era el de Enrique
Traducción de Miguel Ángel Gómez Mendoza te convencido de que no volvería a ese museo ni IV. Pero la historia no termina aquí, porque sigue Musée de l’Homme, 17 de
siquiera si pasara por la más radical renovación y una serie de controversias: dos nuevos estudios
reconstrucción de la historia. cuestionaron los métodos empleados por Char- agosto de 2016
Para mi gran asombro, supe que este desas- lier, mientras que un tercer estudio confirmaba Al volver con una beca de la École Pratique
troso museo funcionó hasta 2009. Y en los últi- la tesis. La opinión pública, sin embargo, pare- des Hautes Études en el verano del 2016, deci-
mos seis años y medio se invirtió un montón de cía estar convencida de la verdad de la versión de dí ir al Musée de l’Homme para ver el cráneo de
dinero en su restauración; alrededor de sesen- Charlier, en especial después de que este escri- Descartes. Así como me esperaba, no reconocí
ta millones de euros. Fue reabierto al público en biera, junto a Stéphane Gabet, un libro titulado nada: el espacio del museo fue transformado de
el otoño de 2015, con la presencia de François El enigma del rey sin cabeza. A causa de las dispu- manera radical, y el desorden del 2003 fue reem-
Hollande. He leído sobre la estructura del nue- tas entre los hombres de ciencia la cabeza momi- plazado con el radiante orden francés que conoz-
vo museo en Le Monde, Le Figaro y Libération, en- ficada, que debía ser inhumada en la catedral de co muy bien. Si en la primera visita al museo me
tretenido por la transformación de lo vetusto a lo Saint Denis, se conserva desde 2010 en la bóveda sentí como en Slobozia, pequeña ciudad ruma-
ultramoderno; pero para nada me ha interesado de un banco parisino. na; en la segunda tuve la impresión de ser trans-
ver cómo cambió. Los cráneos de unos descono- portado al Cabo Cañaveral. Si en el 2003 todo
cidos bárbaros, o los inventos interactivos en los parecía polvoriento, anticuado, arrojado patas
que se trabajó intensamente no tenían para mí La historia del cráneo arriba; en el 2016 todo era aséptico, organiza-
do, racional y rebosante de novedad. En lugar de
ningún atractivo. Sin embargo, mientras estaba
por concluir que era un museo para niños y ado- de Descartes afiches amarillentos, gráficos anticuados, pla-
lescentes, descubrí una información que me hizo Al encontrarse en una difícil situación fi- nos desaliñados había pantallas, computadores,
moderar el juicio: el periodista de Libération in- nanciera y sintiendo que permanecer en Holan- paredes hablantes. En el 2003 te paseabas en-
siste, con gran entusiasmo, en que en el museo da —donde vivió durante veinte años— se había tre maquetas descoloridas que te daban informa-
va ser expuesto el cráneo de Descartes. vuelto inseguro, Descartes, por invitación de la ción sobre la altura promedio de los habitantes
reina Cristina de Suecia, aceptó partir hacia Es- de la tierra empleando decenas siluetas hechas
tocolmo en el otoño de 1649. Probablemente fue de caucho. En el 2016 sentías el olor del humo de
Ladrones de cráneos tentado tanto por la protección que le podía ofre- la cueva de unos hombres de hace cuarenta mil
En julio de 2015 el cráneo de Murnau fue ro- cer una de las monarquías más poderosas de Eu- años, te divertías en posiciones grotescas frente
bado del panteón de su familia en el cementerio ropa, como por la generosa pensión que le fue a unas pantallas interactivas para saber en cuál
de Stahnsdorf, cerca de Berlín. La policía no lo- prometida. La reina, sin embargo, era una varo- oficio encajabas, veías cómo se mostraría tu cara
gró encontrar ninguna pista que condujera a la nil y excéntrica mujer que se mantenía lejos de si fueras un hombre del Neandertal.
captura de los ladrones. El cráneo del más cono- cualquier coquetería, siguiendo los estrictos con- Fascinado por la nueva fachada del museo,
cido pirata alemán, Klaus Störtebeker, ejecuta- sejos de su padre, el rey Gustavo II Adolfo, quien que logró vencer mi resistencia e incredulidad
do en el año 1401, que tenía clavado, como un murió en 1632 en la batalla de Lützen, cuando en la tecnología, pasé de una a otra sala, y de un
adorno, un inmenso clavo de hierro y que se en- ella tenía seis años. Esforzándose en ser digna de piso a otro, convencido de que a la larga iba dar
contraba desde 1933 en el Museum für Hambur- las esperanzas que puso en ella Gustavo II Adol- con el cráneo de Descartes, al que imaginaba
gische Geschichte, fue robado en enero del 2010. fo, trabajó mucho, dándose apenas dos o tres ho- puesto en una vitrina especial, al lado de algu-
La policía logró encontrarlo en marzo del 2011. ras de sueño por noche. Su estricto programa nos detalles sobre su biografía y de las primeras
A comienzos de mayo de 2007, el cráneo de Ká- le impuso pedir a Descartes que sus encuentros ediciones de sus más importantes escritos. Des-
dár János, presidente de la Hungría comunista, para las lecciones de filosofía fueran fijados a las pués de casi tres horas en el museo llegué a la
fue robado de su cementerio en Budapest. Los la- cinco de la mañana. El ritmo del filósofo, acos- salida sin encontrar el famoso cráneo. No tuve
drones no fueron atrapados, y el cráneo no fue tumbrado a permanecer en la cama hasta casi las más paciencia para comenzar desde el princi-
encontrado. Fueron también robados en diversas once, fue completamente trastocado. Además, pio, pero había guardado en el bolsillo un pla-
circunstancias los cráneos de Beethoven, Sade, tuvo que enfrentar el terrible frío del norte, y no del museo y me prometí volver cuando fuera
Mozart, Goya, Haydn, Descartes, así como la ca- esto le llevó rápidamente al final. Descartes mu- a entrar al museo de la Marina, situado en el ala
beza momificada del rey Enrique IV de Francia. rió de neumonía el 11 de febrero de 1650 y fue izquierda Passy a Palais de Chaillot. Cuando
A Einstein no le robaron el cráneo, sino el cere- enterrado en Estocolmo. volví, después de algunos días, no tuve la ener-
bro, que luego fue cortado casi en 1500 trozos Por insistencia de sus amigos y sus admirado- gía suficiente para entrar también al Musée de
por Thomas Harvey, el médico que le practicó la res, quienes gozaban de influencia en la corte de l’Homme. Decidí encontrar el cráneo de Descar-
autopsia en el Princeton Hospital. Luis XIV, se decidió que su cuerpo fuera llevado tes con ocasión de la siguiente beca que me lle-
La historia más intrincada es la del cráneo a Francia. Por orden del señor D’Alibert, trans- varía a París. En el verano del 2017, si bien volví
momificado de Enrique IV. En 1793 los revolu- mitida en el mes de mayo de 1666. El cofre de a París, tuve un programa de actividades muy
cionarios presos profanaron las tumbas reales de cobre en donde se hallaba lo que había quedado cargado, así que no tuve tiempo de buscar el crá-
Saint Denis, y los esqueletos hallados de sus fére- del cadáver de Descartes, llegó a Francia en ene- neo. Me dije que no iba a perder otra ocasión
tros fueron sacados y desmembrados. Ni el cadá- ro de 1667 gracias a las gestiones conjuntas del más y en 2018 decidí cumplir la palabra.
ver de Enrique IV escapó a esa furia desatada, y caballero de Terlon, embajador de Francia en Es-
llegó, después de dos días, a una fosa común, cu- tocolmo en ese entonces, y del señor de Pompon-
bierto con cal viva. Durante la Restauración, Luis ne, quien sería su sucesor como embajador de Musée de l’Homme, 13 de
Musée de l’Homme, 13 de XVIII ordenó traer de nuevo los restos reales a la Luis XIV en Suecia. Pero debido a que los escri-
Catedral de Saint Denis. Tres cadáveres fueron tos de Descartes fueron condenados entretanto agosto de 2018

E
abril de 2003 encontrados sin cráneos y se presupone que uno por la iglesia, su cuerpo no fue protagonista de En el verano de 2018, una vez volví a Pa-
n la primavera del 2003 me encon- de mi infancia, y lanzas de unos guerreros ma- de ellos sería el de Enrique IV. Luego de más de un regreso triunfal ni logró recibir los elogiosos rís, me propuse un paso rápido por el Musée de
traba en París, trabajaba en mi te- sáis, retratos de unos santos etíopes, leones y cien años, no existe ningún tipo de información discursos preparados por sus admiradores. De l’Homme, teniendo como único fin encontrar el
sis de doctorado en la École Pratique cocodrilos, fotografías de unos brujos cameru- sobre el cráneo del rey. modo que fue enterrado un tanto deprisa en la cráneo de Descartes. Llegué al museo alrededor
des Hautes Études. De lunes a sába- neses, extravagantes camas sobre los camellos El 31 de octubre de 1919, con ocasión de la iglesia de la abadía de Sainte-Geneviève. de las once, subí el piso, tomé un plano con el or-
do pasaba buena parte del tiempo en de los beduinos, el trono de un rey de Daho- subasta de los objetos provenientes del taller de Durante la Revolución francesa se propu- den de las salas y comencé a buscar el cráneo.
la Biblioteca Nacional de Tolbiac, y los domin- mey, un kayak de piel de foca, senos, vestidos la artista Emma Nallet-Poussin, Joseph-Émile so conducir el féretro al Panthéon; pero el pro- Conforme a las indicaciones del plan, el cráneo
gos acostumbraba ir a los museos. Había ago- para desfiles, morsas disecadas, máscaras afri- Bourdais compró tres cráneos anónimos. Según yecto fracasó, y los fragmentos del esqueleto de de Descartes se encontraba en la sala uno. Du-
tado la lista de los museos que me parecían en canas (máscara de un niño de pecho, máscara se lee en un artículo publicado en 1924 en una Descartes llegaron a diversas partes. Se logró rante media hora busqué todos los objetos y las
verdad interesantes, entonces decidí entrar al de un loco, máscara de un espíritu algo ham- revista dedicada a la historia del arte, Bourdais reunirlos apenas en 1819, cuando fue enterra- pantallas de la sala; pero el cráneo de Descar-
Musée de l’Homme, sin tener mayores expec- briento), condimentos turcos, una espada y se convenció de que uno de ellos es el cráneo de do en la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, pero tes no aparecía. Exasperado, pasé a la sala dos,
tativas. Al llegar al ala izquierda del Passy a cuatro parejas de chalecos salvavidas, una ma- Enrique IV. Desde ese momento dedicó su vida en esta ocasión se constató que faltaba el cráneo. me devolví y realicé sin éxito una nueva bús-
Palais de Chaillot tuve la sensación de que me queta de la ópera de Pekín, estadísticas demo- a demostrar que el cráneo era el auténtico crá- Después de laboriosas investigaciones se encon- queda. Encontré apenas algunas máscaras de
hallaba en una pequeña ciudad rumana: me gráficas, una casa tradicional de Anatolia y, al neo del rey; pero no logró tener pruebas sólidas tró que el oficial sueco encargado del transporte Maramureş, que no me acordaba haber visto en
encontré con un montón de vitrinas vacías, final, un inmenso oso blanco sobre los restos de como apoyo de su afirmación, así que su hipóte- del féretro fue quién robo el cráneo; pues con- el 2016. El cráneo de Descartes no estaba en nin-
descubrí maniquíes semidesnudos, fotografías una exposición acerca de Hungría. sis no ha sido confirmada. Obsesionado con este sideró que este no debía regresar a Francia, un guna parte. Incapaz de aceptar un nuevo fracaso
amarillentas por efecto del tiempo y un revol- Había oído que el museo cerraría, sin em- problema llegó a identificarse con él, pidió que país incapaz de apreciar el genio de su más ilus- decidí pedir ayuda al vigilante, un negro ama-
tijo generalizado que me hizo creer que un co- bargo, no me esperaba encontrar semejante en su tumba del cementerio de Pantin se fijara tre filósofo. Al llegar a manos de sus herederos, ble y grueso. Le expliqué qué buscaba, pero me
merciante de mercado de pulgas había volcado desorden que parecía hacer necesaria la pre- una fotografía en la que apareciera junto con el el cráneo fue vendido en una subasta, cambian- dio a entender que estaba muy ocupado; no pa-
su mercancía de cualquier manera, deseoso de sencia de los trabajadores encargados de vaciar cráneo momificado. do luego de propietario en muchas ocasiones. El recía convencido de poderme ayudar. Empecé a
salir rápidamente de ella y partir. Se podían las vitrinas y transportar su contenido a mis- En 1995 la hermana de Bourdais vendió el sabio sueco Berzelius, quien se encontraba en preguntarme si el famoso cráneo había sido sa-
ver las representaciones de unos tuaregs que teriosas reservas en otro lugar. No había visto cráneo momificado a Jacques Bellanger. Este lo París en 1819 y seguía con cuidado el escánda- cado del museo sin que el público se enterara. El
me hacían pensar en la utilería usada para un hasta entonces, y tampoco habría de ver nun- conservó en la buhardilla de su casa por más de lo, logró encontrar el cráneo en Estocolmo, lo vigilante se quedó pensando un momento, lue-
wéstern producido en la República Democráti- ca más, un museo que transmitiera semejante cincuenta años hasta cuando decidió contactar compró por una ínfima suma y se lo ofreció a Cu- go, inseguro, me condujo frente a una vitrina y
ca Alemana o en la Yugoslavia de los tiempos sensación de obsolescencia y de improvisación, al historiador Jean-Pierre Babelon para pedirle vier en 1821. De esta manera, el cráneo llegó al me dijo victorioso: “Ahí está”. Le agradecí pleno
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El sobrino calavera

de entusiasmo y comencé a mirar la vitri- rama, y también el busto de un orangu- que Spurzheim me mostró un día, sin vacila-
na con cierta impaciencia, deseoso de dar lo tán modelado con yeso. En algún momen- ción alguna, un cráneo modelado en yeso del
más rápido con el cráneo de Descartes. Si bien to, cuando empezaba a perder la esperanza, cual me dijo que representa fielmente el crá- por S E R G I O V A L E N C I A • Ilustración de Mónica Betancourt
escruté cada inscripción con toda la aten- observé un cráneo terroso sobre el que ape- neo de Descartes. Según las reglas frenológi-
ción posible y me fijé con máxima paciencia nas se distinguían las huellas de unas letras. cas, este cráneo era el cráneo de un estúpido

D
en cada cráneo, no di con el de Descartes. Era Aprecié las notas explicativas de la parte in- y no pude abstenerme de hacer esta observa-
una vitrina con cráneos de gorilas, oranguta- ferior de la vitrina y tuve la confirmación: ción. Spurzheim me mostró en vano las protu-
nes y chimpancés. ¡era el cráneo de Descartes! berancias frontales que no existían. Sin duda, os hombres vacían de cerveza sus oscu- el cráneo rodó seis años, que primero estuvo en un
Impaciente, me devolví donde el vigi- Solo después de haberlo examinado du- él las veía; pero yo no las observaba. Obliga- ras botellas. Son las segundas que apuran apartamento del Barrio Mesa, después, en una es-
lante, cuya sonrisa se parecía mucho a la de rante diez minutos desde todos los ángulos, do a la final, por la evidencia, terminó por de- y seguro agotarán unas terceras y cuar- pecie de altar en una finca de El Esmeraldal, de ahí
Louis Armstrong cantando Hello Dolly. Le me acordé de que el pobre cráneo debió sopor- cirme que, si el cráneo era tan famoso como yo tas pues el asunto que los amarra a los ta- pasó en una casa de lo que hoy es el edificio Mi Mora-
expliqué que no fui a la vitrina correcta y le tar las fantasías de cada uno de sus diez pro- esperaba, esto debería significar que Descar- buretes del bar es de aquellos tan largos da hasta recalar en un taller de mecánica y en una re-
mostré que apenas había algunos cráneos de pietarios, luego de haber sido vendido en la tes no era un espíritu tan grande como se creía como anchos: en Envigado se robaron el cráneo de un sidencia en Tresranchos, que tal vez viajó a Turbo y a
simios. Sonriéndome más ampliamente, me primera subasta por la familia del oficial sue- de costumbre. Al no poder agrandar el cráneo conocido filósofo después de violar su tumba. la isla de San Andrés, y que terminó en los cenizarios
aseguró que íbamos a resolver el problema y co que lo había robado. Cada uno de ellos con- para acoger la genialidad de Descartes, deci- —Si esa bomba no da para que hagamos una pelí- de la Iglesia de San Marcos después de que, como la
se dirigió hacia otros tres vigilantes. Se jun- sideró necesario escribir algo sobre el cráneo, dió achicar la genialidad de Descartes para cula, estamos jodidos. cosa más natural, fue devuelto sigilosamente el día
taron para hablar. Después de una corta dis- esperando, probablemente, que de esta ma- hacerla caber en el cráneo”. —Jodidos ya estamos, mano. Después del documen- del entierro de doña Margarita, la consorte.
cusión, regresó y me condujo a otra vitrina, nera su nombre estuviera asociado al del filó- Mirando con una cierta melancolía el crá- tal de la vida de Cochise nadie nos volvió a parar bolas. —Digamos entonces que fueron los nadaístas los
diciéndome otra vez: “Ahí está”. De nuevo le sofo. Algunos no se detuvieron ahí y, bajo la neo del genio francés, pensé en cómo sucede Ese, ciertamente, fue un fracaso de arriba abajo. que se lo robaron. Gonzaloarango era un discípulo
agradecí, pero esta vez sin mucho entusias- influencia de las especulaciones frenológicas casi siempre lo mismo: intentamos entender Tanto por la decisión de grabar la mayoría de esce- del viejo.
mo. Ya no estaba para nada convencido de de boga en ese tiempo, sintieron la necesidad hasta las últimas consecuencias las ideas de nas en tiempo real, subiendo y bajando en bicicleta el —Eso es tan obvio que se le ocurrió al alcalde.
que iría a encontrar el cráneo. Las primeras de observar que tenían que tratar con un crá- un gran espíritu, hacemos esfuerzos para que Alto de Minas, como por confiar en que el viejo ciclis- Al otro día del sacrilegio sentenció que había sido
miradas arrojadas sobre la vitrina no fueron neo increíblemente pequeño para alojar la ge- no se nos escape ni siquiera un matiz de su so- ta estaba cuerdo. El pequeño promontorio, erigido a un hippie.
para nada prometedoras: vi el busto de Aris- nialidad atribuida a Descartes. fisticada visión sobre el mundo, nos esforza- orilla de carretera, justo donde se despeñaron el ca- —No sé… entonces digamos que todo lo tramó
tóteles esculpido en mármol negro y tres ob- Existe una anécdota que circuló en París a mos en no perder el sentido de alguna alusión marógrafo y su ayudante al manubrio, siempre les re- una logia espiritista, como esa del abuelo de Bush
jetos modelados en cera: un cerebro de perro, comienzos del siglo XIX, anécdota cuyo autor o de alguna referencia obscura en un texto ol- cordaría esa salida en falso. que se robó el cráneo de Gerónimo, el jefe apache; o
un cerebro de mono y un cerebro de cerdo. permaneció anónimo y que reproduce perfec- vidado, y sin embargo terminamos inmóviles —Es que hay una vaina que no me convence en que fueron unos mafiosos que lo necesitaban para un
Luego divisé la representación en papel ma- to el ridículo al que podían llegar aquellos que en última instancia frente a una calavera que esa historia. Mirá: por allá en 1973 unos muchachos ritual; o metamos una toma de yagé; o mejor junte-
ché de un hombre despellejado vivo, el es- insistían en descubrir las huellas del genio, nos contempla irónicamente a través de sus borrachos y trabaos se meten a medianoche al ce- mos todo eso.
queleto de un chimpancé colgado de una conforme a un cráneo: “Me acordaré siempre inmensas cuencas vacías. menterio del pueblo, a punta de piedra destrozan la —No tomés más.
lápida del filósofo más importante, que hasta había —¡La tengo, güevón! La película es que vos y yo
sido candidato a Premio Nobel, conocido nada menos mientras planeamos hacer una película sobre el robo
que de Sartre, se roban el cráneo… y no hubo escán- del cráneo de Fernando González nos enloquecemos
dalo, nada, ni siquiera la esposa puso el denuncio, ni y decidimos meternos a un cementerio a robarnos el
el gobierno hizo homenaje de desagravio, ni ordenó cráneo de otro filósofo. ¿Ah? Peliculaza.
Esta cuarentena ponte cómodo y disfruta con la una investigación exhaustiva, ni una misita… nada. —Ya estás muy prendo, parce. ¿El cráneo de
programación de #AcciónImproEnCasa En una época en que por estos lados éramos todavía quién? Si por aquí casi no hay filósofos… y que yo
más mojigatos. Eh, eso es muy raro. sepa Memo Ángel no se ha muerto.
COMO ARRENDATARI@,
Sino podemos estar juntos en el teatro, sí podemos
compartir la diversión en todas nuestras —Por eso te digo que la película está de papaya. —Por ahí nos rebuscamos uno. Y por el final no te
El escándalo lo armamos nosotros revelando lo que preocupés, hoy en día lo que se usa es que el especta-
redes sociales. -SI SIGO PERCIBIENDO RECURSOS- no quieren que se sepa. dor se lo imagine. Eso sí, quitémosle ese título de El
HONRO MIS OBLIGACIONES Y Y el uno empieza a exhumar los detalles mien- sobrino calavera.
PAGO MI ARRENDAMIENTO tras el otro los descarta con simples “eso ya lo conta-
ron”. Que la familia del escritor supo desde el primer
Por fin algo productivo. Y otras dos cervezas para
celebrar. ¿Qué es lo que se están craneando ustedes

SOY SOLIDARI@ momento que el cerebro de la profanación era un fa-


miliar cercano, integrante de la Barra de los 500.
dos?, les pregunta la mesera entrometida y ellos se
sonríen, cómplices.
TOD@S PARA TOD@S Que en el robo se llevaron sin querer otros dos hue-
sos y que alguien los cubrió con pintura dorada. Que
—Mañana, hoy mejor dicho, empiezo a leer algún
libro del Vago.
MAVU 02 fue canjeado por una cama de cobre antigua. Que —El Mago, güevón. El Mago de Otrabanda.
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Peste en los Andes
El provincianismo
por J U A N C A R L O S O R R E G O • Ilustración de Sebastián Cadavid portugués

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esde los días en que los pri- Particularmente interesante, por ser el mismo Ernesto, quien, poseído por se entiende divinamente con el médico
meros europeos llegaron poco o nada conocida, es una versión co- una pasión que no puede desfogar al citadino que ha ido hasta Huilquipam-
a América, a estas tierras lombiana de la mortandad andina. Se verse separado de Gabriela, fatiga inú- ba para tratarla. Entonces, a medias por
las recorre el fantasma de trata de Chambú (1947), novela del es- tilmente a su caballo. No es mensajero despecho, el protagonista se entrega a
la epidemia mortífera. Pe- critor y abogado pastuso Guillermo de malas noticias, pero sí su angustia- labores humanitarias sin preocuparse
dro de Cieza de León, en La crónica del Edmundo Chaves. El argumento lo com- do receptor: en su ir y venir se entera de por el contagio. En el mejor año agríco-
Perú (1553), cuenta que las indias de las ponen las correrías del joven Ernesto que en el pueblo de Linares han muerto la, no hay brazos que recojan la cosecha.
cercanías de Cartago dijeron haber vis- Santacoloma por varios escenarios de la doscientos campesinos y en Samaniego El día menos pensado la bartonelosis es
to a un heraldo nefasto de lo que, más heterogénea geografía nariñense. En los más de mil, y que la gente solo encuen- arrastrada por el viento y Ernesto, con
adelante, se convirtió en una fiebre que cerros del Imayá, en la hacienda Huil- tra el remedio de viajar al santuario de su heroísmo certificado, regresa a la ha-
cobró la vida de muchos nativos y es- quipamba, tiene lugar la que, sin duda, Las Lajas para pedirle, a su virgen rupes- cienda donde se recupera su novia. Ella
pañoles. El mensajero, según las testi- es la principal entre las subtramas que tre, el milagro supremo. En la hacienda lo ve del otro lado de una ventana y lo
gos, era “un hombre alto de cuerpo, el conforman la novela: la historia de amor Hato Viejo, Ernesto encuentra, apenas, confunde con un fantasma, pero, afortu-
vientre rasgado y sacadas las tripas y in- de Ernesto y Gabriela, la hija de un rico la anécdota desoladora que relatan los nadamente, no con uno agorero: el idilio
mundicias, y con dos niños de brazo”. agricultor y negociante de Pasto. Cuan- sobrevivientes: “Cerca al portal […] mu- se recompone y, pocas páginas más allá,
No lejos de ahí, los conquistadores vie- do el joven cree haber obtenido, por fin, rió un hombre que subía con el mal. No Chambú llega a su final con plena salud.
ron al mismo monstruo ir y venir sobre el sí, surge un terrible contratiempo: es- se le presentó la verruga característica. La recurrencia del tema epidémico
un caballo: iba rápido “como un viento” talla una epidemia de bartonelosis que Se fue poniendo verde, mientras un do- en la literatura andina es, quién podría
y sembraba la pestilencia por donde pa- siega las vidas de muchos jornaleros y lor sin fin le iba mordiendo las entrañas. negarlo, el triste indicio de una amena-
saba. Murieron todas las indias al servi- que, incluso, muerde la salud de Gabrie- Los ojos se le desbordaron”. Para colmo, za real que jamás acaba de ser conjura-
cio de los ibéricos. la. La peste no es menos terrible que las alguien le cuenta al joven que Gabriela da. De siglo en siglo —o de década en
Siglos después, la gripe españo- ya mencionadas: “Llegó como un viento década— el aliento mefítico de la muer-
la asoló el mundo al término de la Pri- colérico, como un mal aire súbito; y fue te pasa por la cordillera como un viento
mera Guerra Mundial, y los Andes no asolando caseríos, diezmando poblacio- de estación. Queda el consuelo de po-
fueron, propiamente, el lugar para res- nes, empobreciendo vidas, desmedran- der leer la crónica de sus estragos, prue-
guardarse. Ciro Alegría cuenta en sus do los campos. A veces llegaba sigilosa. ba de que, como quiera que sea, alguien
memorias que, entre 1918 y 1919, la epi- A veces caía fulmínea como una garra”. queda en pie para escribirla.
demia barrió la sierra peruana de mane- De acuerdo con los expertos —cuenta el
ra implacable. Se lee en los apuntes del narrador—, la epidemia procedía de la
escritor: “A los mayores, la gripe llevá-
baselos por cientos. Los males nuevos
sierra peruana.
En Chambú también hay un jinete por F E R N A N D O P E S S O A • Ilustración de Fragmentaria
son como los cuchillos nuevos: cortan que recorre el campo desaforadamente:
bien”. Los colegios mandaron a sus estu-
Traducción de María José Galeano y Jorge Uribe

S
diantes de vacaciones y Ciro, adolescen-
te, fue con una tía a la casa de una buena i, utilizando uno de esos arti- a lo que produce. Quien no produce es el por la circunstancia, exterior al texto, de
señora que vivía cerca del cementerio. ficios cómodos, con los cuales que admira la producción. Dígase inci- que una propuesta de ese tipo no puede
En una hora pasaron cinco cortejos fú- simplificamos la realidad por la dentalmente: esta es una de las explica- hacerse en serio.
nebres, de modo que el futuro novelista determinación de comprender- ciones del socialismo. Si alguna tendencia Esto es la ironía. Su realización exi-
y su pariente decidieron huir. Días des- la, quisiéramos resumir a un pertenece a los creadores de civilización, ge un dominio absoluto de la expresión,
pués, Ciro emprendió viaje hacia la ha- síndrome el mayor de los males portugue- es la de no fijarse bien en la importancia producto de una cultura intensa; y eso
cienda de su padre, en el norte del país. ses, diremos que ese mal consiste en el de lo que crean. El infante don Henrique, que los ingleses llaman detachment (el
Entonces supo, de boca de varios cam- provincianismo. Es un hecho triste, pero al ser el más sistemático de todos los crea- poder de alejarse de uno mismo, de divi-
pesinos, que la gripe se había dejado ver no nos es exclusivo. Esa misma enferme- dores de civilización, no vio sin embar- dirse en dos, producto de ese “desarrollo
por los caminos: “Era una mujer de traje dad la padecen muchos otros países que go el prodigio que estaba creando: toda de la amplitud de consciencia”, en que,
y rebozo blancos, montada en un caballo se consideran civilizadores, con orgullo y la civilización transoceánica moderna, según el historiador alemán Lamprecht,
igualmente blanco, que galopaba de no- equivocadamente. aunque con consecuencias abominables, reside la esencia de la civilización). Su
che por pueblos y campos, calladamen- El provincianismo consiste en perte- como la existencia de los Estados Unidos. realización exige, en otras palabras, no
te, como una nube”. Que el fantasma necer a una civilización sin tomar parte Dante adoraba a Virgilio como un ejemplo ser provinciano.
tuviera una apariencia más limpia que en el desarrollo superior de la misma: en y una estrella, nunca soñaría en compa- El ejemplo más flagrante del provin-
en la conseja escuchada por Cieza no lo seguirla, por tanto, miméticamente, con rarse con él; y, no obstante, no hay nada cianismo portugués es Eça de Queirós.
hacía, sin duda, menos feroz. una subordinación inconsciente y feliz. más cierto que el que la Divina Comedia Es el ejemplo más flagrante porque fue
José María Arguedas también supo, El síndrome provinciano comporta, sea superior a la Eneida. El provinciano, el escritor portugués que más se preocu-
al otro lado del Perú, de los estragos por lo menos, tres síntomas flagrantes: el sin embargo, se queda pasmado con lo pó (como todos los provincianos) por ser
de las epidemias. Un cuento suyo, “La entusiasmo y admiración por los grandes que no hizo, porque no lo hizo; y se enor- civilizado. Sus intentos de ironía aterran
muerte de los Arango” (1955), se echa ambientes y por las grandes ciudades; el gullece de sentir ese pasmo. Si no lo sin- no solo por el grado de fracaso, sino tam-
a rodar con la noticia más desalentado- entusiasmo y admiración por el progreso tiera, no sería provinciano. bién por la inconsciencia de este. En este
ra posible: “Contaron que habían visto al y por la modernidad; y, en la esfera men- Es en la incapacidad de ironía que re- capítulo A Relíquia, un Paio Pires hablan-
tifus, vadeando el río, sobre un caballo tal superior, la incapacidad de ironía. side el trazo más profundo del provin- do en francés, es un documento doloro-
negro”. El lector puesto en anteceden- Si hay una característica que inme- cianismo mental. Por ironía se entiende, so. Incluso las páginas sobre Pacheco, casi
tes no se sorprende al saber que en ese diatamente distingue al provinciano, es no decir chistes, como se cree en los ca- civilizadas, son estropeadas por varios
relato, ambientado en un rincón monta- la admiración por los grandes ambientes. fés y en las redacciones, sino el decir una lapsos verbales, que rompen la impertur-
ñoso del departamento de Arequipa, in- Un parisiense no admira París; le gusta cosa para decir lo contrario. La esencia de babilidad que la ironía exige, y arruina-
cluso mueren los dos ricos del pueblo; y París. ¿Cómo va a admirar aquello que es la ironía consiste en que no se puede des- das completamente por la introducción
también encuentra previsible la nefasta parte de él? Nadie se admira a sí mismo, cubrir el segundo sentido del texto por del desgraciado episodio de la viuda de
escena que —como en el cuento de Ale- salvo un paranoico con delirio de grande- ninguna de sus palabras, deduciéndose Pacheco. Compárese a Eça de Queirós, no
gría— incluye escolares y muchos ataú- za. Recuerdo que una vez, en los tiempos sin embargo ese segundo sentido del he- diré ya con Swift, pero, por ejemplo, con
des: “Cuando los cortejos fúnebres que de Orpheu, le dije a Mário de Sá-Carnei- cho de que sea imposible que el texto deba Anatole France. Se verá la diferencia en-
pasaban cerca del corredor se hicieron ro: “Usted es europeo y civilizado, sal- decir aquello que dice. Así, el más gran- tre un periodista, aunque brillante, de
muy frecuentes, la maestra nos obligó vo en una cosa, y en esa usted es víctima de de todos los ironistas, Swift, redactó, provincia, y un verdadero, aunque limita-
a permanecer todo el día en el salón os- de su educación portuguesa. Usted admi- durante una de las hambrunas en Irlan- do, artista.
curo y frío de la escuela. […] Los indios ra París, admira las grandes ciudades. Si da, y como sátira brutal contra Inglaterra, Para el provincianismo solo hay una
cargaban a los muertos en unos féretros usted hubiera sido educado en el extran- un breve escrito proponiendo una solu- terapia: saber que existe. El provincianis-
toscos; y muchas veces los brazos del ca- jero, y bajo la influencia de una gran cul- ción para esa hambruna. Propone que los mo vive de la inconsciencia; del suponer-
dáver sobresalían por los bordes”. En el tura europea, como yo, no le importarían irlandeses se coman a sus propios hijos. nos civilizados cuando no lo somos, del
paroxismo de la epidemia, el sacristán las grandes ciudades. Estarían todas den- Examina con gran seriedad el problema, suponernos civilizados precisamente por
discurre la que ve como única solución: tro de sí”. y expone con claridad y ciencia la utilidad las cualidades por las que no lo somos. El
hacer que el caballo de Eloy Arango — El amor al progreso y a lo moderno de los niños de menos de siete años como principio de la cura está en la conscien-
uno de los dos ricos fallecidos— se pre- es otra forma de esa misma característi- buen alimento. Ninguna palabra en esas cia de la enfermedad, el de la verdad en
cipite por un barranco. No parece del ca provinciana. Los civilizados crean el páginas asombrosas quiebra la absoluta el conocimiento del error. Cuando un loco
todo descabellado ese golpe certero con- progreso, crean la moda, crean la moder- gravedad de la exposición; nadie podría sabe que está loco, ya no está loco. Es-
tra el macabro y persistente simbolismo nidad; por eso no les atribuyen mayor im- concluir, del texto, que la propuesta no tamos cerca de despertar, dijo Novalis,
de la enfermedad. portancia. Nadie le atribuye importancia se hace con absoluta seriedad, si no fuera cuando soñamos que soñamos.
14 # 114 # 114 15
En el principio fue calentura del Magdalena Medio. Allá se cocinaron los primeros de Escobar de secuestrarlos. Comercian- intrigas, ajusticiar torcidos. El Cuerpo para esconderse, pero un hombre de las caliente, que todos están advertidos. Les
tes y dueños de las tierras deciden darle Élite cita a Ramón a una reunión para fuerzas especiales alcanza a notarlo. recomienda ir por Doradal y regresar
paras, los grandes alardes del capo, las excursiones por tierra buena de los su apoyo; le temen a Escobar pero tienen cuadrar una especie de pacto, faltan tres —Hey, hey, pare, pare —le grita. por otro camino.
claro que el capo solo piensa en su gue- minutos para llegar al sitio de encuen- Por un instante Ramón piensa seguir Al volver no hacen caso. Dos días an-
esmeralderos. Y se dieron la mano Ramón Isaza y Pablo Escobar, un guerrero rra con el Estado. tro, el líder de las AUC y sus hombres van río abajo, pero el hombre le apunta, en- tes Macguiver, en compañía de Ramón,
curtido y un capo que ya no creía en nadie. Choque de trenes en tierras del viejo La estrategia de Isaza es infantería bien enfierrados y precavidos. Isaza la tonces nada hasta la orilla. vieron en esa misma carretera a un hom-
para el monte, grupos de ocho hombres presentía, el Cuerpo Élite abre fuego, lo- —¿Cómo se llama usted? —le pre- bre sospechoso cercando con un tarro
ferrocarril. Hubo fiesta y plomo. tratando de abarcar la mayor cantidad gran herir a Isaza que se lleva tres tiros gunta el policía. de manteca en la mano. Faltando vein-
de territorio. Alias Teniente es el segun- en una pierna, Cachiris, uno de sus hom- —Yo me llamo Ramón Isaza. te minutos para entrar a Doradal se
do al mando, mientras que del lado de bres, tiene un balazo en el cuello. Como —¿Dónde trabaja usted? escucha el brillo de las melodías decem-

La guerra con Escobar


Escobar el Zarco acecha los pasos de sus pueden logran pasar la emboscada. Al —Pesca, caza, cultivo —el policía brinas, todos en la camioneta están ar-
enemigos. La orden de Ramón es clara: llegar al lugar definido para el encuentro no lo identifica, así que Ramón lo cues- mados como toca, con el aguinaldo al
—Todo lo que huela a Pablo Escobar, aparece el comandante de la policía que tiona—.¿Quién está manejando la gen- hombro, lo que les da un poco de seguri-
con o sin orden mía, hay que tirarlo al los había citado, Ramón le reclama: te aquí? dad ante tanta incertidumbre. El de me-
piso; vamos a usar su misma estrategia, —Hijueputas, me entramparon. El policía le señala al mayor a cargo, nos es Macguiver que lleva una granada
golpear y tomar de nuevo el monte. El comandante lo niega, seguro fue- quien se acerca y se dirige a Ramón: en un bolsillo, una pistola en la pretina y
Un grupo de cincuenta hombres de ron otros hombres de la policía al servi- —¿Usted qué hace con una pistola el volante de la camioneta. Aunque hay
Escobar se toman La Danta a sangre y cio de Escobar, lo trasladan al hospital de y granadas? un letargo de tranquilidad, Macguiver
por J U A N C A R L O S C A S T R I L L Ó N • Ilustración de Verónica Velásquez fuego, matan dos cercanos de Ramón,
Luis Muelas, su sobrino, y alias Cosiaca.
Puerto Triunfo. Un día más que sobrevive.
Isaza se recupera del atentado, diez
—Soy Ramón Isaza.
—¿Qué pasa que usted no ha sido
tiene un mal presagio.
—Hermanos, saquen esos fusiles,
Amenazan toda la familia de Isaza en el días después Las Mercedes amanece con capaz de matar ese hijueputa aquí en nos pueden dar —advierte.
corregimiento. Ramón y alias Gato mon- el rumor de que el pueblo está sitiado por la región? —le increpa el mayor y am- No había más acelerador para ese ca-
tan un operativo para darles caza pero policías. Aprovecha sus contactos con las bos se ríen. rro, de pronto, dos barricadas, no pueden

A
se evaden. Toca pelear la guerra con in- fuerzas militares y llama a un general. —No es tan fácil, señor. verlas porque las montaron después de
sus oídos llegan rumores del arribo de un disputa, el capo apuesta a que Henry, más obediente, —He recibido una noticia de que usted se deja man- teligencia y buscar posibles informantes —Mañana, a las 5:00 a. m., Pablo Es- Al parecer el capo había sido avisado una curva, la emboscada es inevitable,
señor Escobar que bota plata y ruido. El le va a copiar, igual su organización depende del apo- gonear de Pablo —le reclama enérgicamente—. Her- y colaboradores de Escobar. Pero el capo cobar estará preso —informa el oficial. y en la noche, antes del operativo, aban- las descargas rápidas y prolongadas de
recién llegado empieza la construcción yo narco. mano, ¿usted es capaz de sacar ese viejo de ahí o lo tiene más plata y experiencia en infiltrar —General, lo que necesite, lo tiene; si ne- donó la región. los hombres de Escobar llegan como abe-
de una hacienda a la que llama Nápoles. —Mire, señor Escobar, nosotros lo respetamos, muevo para otra parte? y logra influir a alias Canario, un hom- cesita guías, los tiene —le contesta Ramón. Pablo mueve sus fichas en ese jue- jas. El Enfermero, como puede, respon-
Un terreno de ochocientas cuadras bien pero cuando creamos esta asociación lo hicimos para —Las cosas no son así, nosotros hicimos un com- bre de Isaza. —De pronto —cierra el militar. go de tierra caliente, busca mercenarios de, pero ellos están protegidos por las
provocativas. Entran camiones llenos de obreros a fo- combatir a la guerrilla, que es la que secuestra a los promiso de trabajar en común toda el área, le pe- —Hijueputa —vocifera Ramón al en-
rrar de cemento las orillas de Río Claro. Salen campe- ganaderos, nosotros no somos secuestradores, pode- leamos a la guerrilla, ese es el principal objetivo terarse—, si se me torció Canario, ¿en-
ros escoltados por motos que ahuyentan los animales mos hacer otros negocios… La respuesta de Henry sor- —responde Ramón. tonces yo en quién confió?
del río y alrededores. prende al capo. —¿Usted le tiene miedo a Pablo? —dice el padre Dicen que le ofrecieron cien millones
A Ramón le preocupan las intenciones de Escobar —Don Pablo, ¿usted sí cree que alcanza esa meta? de Henry. de pesos para que entregara a Isaza.
en un territorio que empieza a controlar junto a su gen- El Estado es Estado, y cuando usted mate cincuenta, —Yo primero tengo que seguir el conducto. Déme Por sus aliados e influencia, San Mi-
te. El hombre que le vendió la tierra a Escobar le dice: le meterán mil; cuando mate mil, le tendrán rodeada la orden por escrito. guel es una zona estratégica para la or-
—Llegó un señor de mucha plata; incluso la car- toda esta hacienda —agrega Ramón. A los dos días lo llama Henry: ganización, deben acostumbrarse a
gan en tulas. Dice que va a comprar tierras de más allá —Hermano, ¿a usted quién lo invitó a esta reu- —Viejo, tráigase tres carros de los suyos, cada ca- la ruta que desde allí conduce a Puerto
y más acá; que va arborizar todas esas fincas. Parece nión? —pregunta Pablo. rro con cinco hombres atalajados. Triunfo. Tener el control de la zona y ase-
que es un narco; no cualquiera carga la plata en tulas. —El señor Henry —contesta. Días antes le había dado seis fusiles nuevos. gurar que sea segura es prioridad para
Después de pensarlo con tiempo, aprovechando las —Desocúpeme la hacienda que no lo quiero ver —Listo, señor. Ramón, pero el largo trayecto hace prác-
fiestas de la región, Ramón decide hacerle una visita aquí —y continúa, dirigiéndose a Henry—. Es que yo Limpiaron los fusiles para la ocasión y arrancaron ticamente imposible la tarea. Andar en
a Escobar. Para que no quede duda de su buena inten- necesito que todo el mundo me ayude en mi causa, al encuentro con Henry. un carro por una trocha a sesenta kiló-
ción va acompañado de un solo hombre y dos mujeres: porque el que no está a mi favor está en mi contra, en- —Vamos a ver si le hacemos una jugada a Esco- metros por hora, con la parca sobre el
reina y virreina en las fiestas del Magdalena Medio. tonces ustedes deciden. bar —sentencia. techo se vuelve rutina. En este viaje los
La primera es una joven muy bella de diecisiete años, —Si es para eso de secuestrar, no estamos a su fa- Su inteligencia ha sabido que estará por la región. acompaña el sonido asfixiante de las chi-
rubia, de piel blanca; la otra tiene dieciséis años, es vor —responde Henry. Empiezan a preparar un operativo para atacarlo. La in- charras. El campero Land Cruiser está
trigueña, simpática, avispada. Después de esperar pa- —Entonces son mis enemigos, les doy unas horas formación viene de un teniente de la policía, pero el bajando Buenos Aires, al volante Mac-
cientemente, el señor Escobar lo atiende. para salir, después de eso, somos enemigos —senten- hombre tiene otros planes y otro socio. Viaja a Medellín guiver, escolta el Enfermero, atrás Ra-
—Don Pablo, como usted sabe que somos muy po- cia Escobar. y contacta a gente de Escobar, pacta un negocio y pla- món. Como en una película de Vietnam o
bres para hacer obras sociales, hacemos rifas, bazares... Ramón se tira el fusil de lado, pone el dedo en el nea una emboscada para Henry y Ramón que creen van de Van Dam, los tres tripulantes pueden
¿Usted con qué puede colaborar? A ver si algún día te- gatillo, se retira caminando de lado y sin perder de a cercar a Escobar. Todo queda en suspenso, se cansan advertir unos segundos antes el rocket
nemos agua potable en Las Mercedes —le dice Ramón. vista ni a Escobar ni a sus hombres. Cuando llega a la de esperar la información sobre la llegada del Monstruo. que los busca. Solo Macguiver y Ramón
—Si usted no hubiera venido, si hubieran venido puerta, uno de los escoltas del capo grita: *** alcanzan a invocar a la Santísima Trini-
las muchachas solas, tal vez, pero no hay nada que ha- —Ábranle al señor y no me lo vuelvan a dejar entrar. Es 20 de julio de 1991, doce días atrás Escobar ase- dad. El conductor hace una maniobra y
cer, lo mejor será que me desocupen la hacienda —res- Ramón trata de esconderse entre unos árboles de sinó al padre de Henry Pérez. Ramón y sus hombres milagrosamente el rocket pasa debajo de
pondió Escobar. limones. Algunos de sus muchachos llegan y les dice: regentan una fiesta en El Prodigio, un corregimien- la camioneta, solo se escucha el estruen-
A las diez de la noche de ese mismo día Ramón reci- —No, córranse que voy a estar pendiente; de pron- to del municipio de San Luis. Preparan cinco novillas do del cohete contra el barranco. Mac-
be una carta de Escobar con un mensaje: “Señor Ramón, to nos matan al comandante. para darle carne a todos, como celebración por la fies- guiver acelera al fondo, cien kilómetros
para saludarlo. Le solicito que piense con juicio, pues por A lo lejos, Ramón ve que discuten. Escobar mano- ta de la Virgen del Carmen; carne y regalos para todos. por hora, se escucha otra explosión, pero
mi parte lo tengo claro, necesito que se vaya de la región, tea. Henry da muestra de que no está de acuerdo con lo Suena el radioteléfono: resultan ilesos.
porque si no me veré en la penosa obligación de sacarlo, que le dice. Finalmente el capo se pone de pie, le da la —05, 05, 05. Señor, acaban de tumbar a Henry. Está Es difícil tomar venganza sobre el capo
tengo muchos hombres en Medellín para meterle”. mano y Henry sale. vivo, necesitamos sangre. ¿Quién tiene sangre O positivo? de las drogas más poderoso del mundo.
Ramón lee la nota, no tiene papel para dar su res- —Henry, deje ese vicio de cargar solo una pistola, Henry es devoto a la Virgen del Carmen y la Santí- Isaza lo comprende con un poco de resig-
puesta, entonces escribe al reverso de la hoja: “Señor donde no pueda entrar con el fusil, no entre —le dice sima Trinidad, en ellas está su fe y por eso les rinde ho- nación, pero hasta en la guerra el destino
Pablo Escobar, también me veo en la penosa obligación Ramón al salir. menajes y les hace monumentos. Antes del asalto uno da oportunidades de tomar desquite. Reci-
de decirle que de aquí no me voy, no tengo negocios —Esta alianza con Escobar se acabó. A partir del de sus hombres de confianza le recomienda llevar los be una llamada por el radioteléfono.
con narcotraficantes. Desocúpeme usted la región”. lunes a la medianoche empieza la guerra —contesta. fierros. Henry se niega por ser la fiesta de la Virgen. —Viejo, acaban de hacer un robo en
Ramón no es Henry, que solo carga una pistola, Ramón con malicia le dice: Cuando se prende el candeleo dos de sus hombres al- una joyería en La Dorada Caldas, es una
tampoco asiste a gallos ni a fiestas; lleva siempre un —Hermano, démole ya, démole ya —y levanta canzan a matar dos de los de Pablo. Pero basta el pri- banda de siete, se llaman Los Piscos, se
Galil encima y no lo carga solo por mostrarlo, sabe que su fusil. mer rafagazo para que Henry caiga. llevaron muchas joyas, salieron como un
con Escobar no hay entendimiento y se repite afirman- —Nosotros los hombres también podemos ser cum- Tras recibir el mensaje, Ramón se sube a su camio- tiro rumbo a Medellín… En la trampa a
do su convicción de guerrero: si toca, nos matamos.En plidos —contesta. neta con cuatro hombres y salen con el furor de una ver qué pueden hacer ustedes.
1989 matan a Gonzalo Rodríguez Gacha, amigo y so- —Nosotros somos veinte, él tiene seis hombres —le ambulancia. Al llegar reciben la noticia de la muer- Ramón, conocedor al detalle de la
cio de Henry. Escobar lo cita a reunión. Es evidente que interrumpe Ramón. te de Henry. Ramón se da cuenta de que todo cambió; autopista Medellín-Bogotá, decide dar-
la confianza no es la misma con los socios del cartel de —No, déjelo que yo después me hago cargo —dice tendrá que frentear la situación. Es el gran golpe de les caza a la altura de Campo Verde, los Llegaron once helicópteros carga- en Boyacá para darle un golpe a Ramón. barricadas, la pelea no es pareja. El pri-
Medellín. Henry invita a Ramón que llega acompañado Henry terminando la discusión. Pablo Escobar Gaviria a sus aliados, es un golpe direc- hombres de Escobar, en su desconoci- dos de soldados, veinte camiones llenos A cambio de dinero, soborna al Zar- mero en morir es Jhon. El Enfermero tra-
de diez de sus hombres. Henry lleva otros diez. La reu- Al día siguiente, por radioteléfono: “Buenos días a to a su estructura. miento de la consolidación de Isaza en de hombres de la Policía Militar. Es una co, a Santo Hermano y a 17, un sargen- ta de escabullirse y recibe un tiro. Como
nión se celebra en la hacienda Nápoles. Al llegar, Esco- todos los móviles del Magdalena Medio, les habla 20, a La guerra está dura, la información va y viene por la región vienen tranquilos. Al frente de ofensiva, Escobar mató quince policías to del ejército con fama de torcido. Ellos puede, a punta de cabrilla, Macguiver
bar los espera en el patio en una mesa; su seguridad partir de hoy estamos en guerra con el señor Pablo Es- las calles de Doradal y Puerto Triunfo. El capo compra la operación está alias Pedrucho, ape- de Río Claro a Samaná. Ramón no con- le ofrecen a Escobar la forma de matar a saca el carro de la emboscada, con las
no es tan grande como esperaban; está acompañado de cobar, alias el Monstruo”. cada día algún colaborador de la región, no está dis- nas ven asomar la camioneta en la curva, fía en la fuerza pública, así que ordena a Ramón, los rumores hablan de quinien- llantas en el suelo la camioneta va dando
seis hombres, entre ellos Popeye y el Arete. Los tres es- Al escuchar el audio los hombres quedan sorprendi- puesto a resignar su zona de veraneo y reforestación. los hombres de Isaza abren fuego, caen sus hombres tomar resguardo, buscar los tos millones si lo logran. Ante tanto agite tumbos. El conductor siente el nudo de la
tán fumando marihuana. La reunión no tiene un am- dos y preocupados. Ramón se entera de que Pablo gira dinero a alias Ca- el conductor y el acompañante, los otros caños y no caminar, arrastrarse. Ese día Ramón ordena cambiar de rutas. muerte que trata de rodear su cuello, un
biente cordial, el capo no les ofrece ni una limonada, A Escobar no se le vuelve a ver en la región y cuan- pulina, un administrador de transporte de volquetas hombres de Los Piscos tratan de respon- quiere aprovechar que el capo puede es- —Vamos por La Danta, así nos toque nudo de miedo que aprieta, pero para él y
en su mano tiene un cuaderno y con voz firme les dice: do aparece lo hace con una guardia imbatible. que supuestamente es cercano a las AUC, pero que al der, pero reciben disparos por donde tar descuidado y sitiado. Quiere meter- dar más vueltas. el Enfermero ese no era el día. Fue todo
—A lo que vinimos. El caso es el siguiente, tengo que Ramón se queda en Las Mercedes y Henry se refu- parecer señala a los “trabajadores” de Ramón. Y así, de asoman, dos alcanzan a salir de la ca- se solo para tumbarlo. Lo hace por el río, La carretera está vacía, tenebrosa, se para Jhon, cinco tiros en la cabeza. Al lle-
acabar con la Policía Antioquia. Yo voy a hacer una repú- gia en Puerto Boyacá. El enfrentamiento con el capo es un lado y otro llegan delaciones y confesiones que nu- mioneta, pero Pedrucho se los baja. Lue- conoce la zona, piensa entrarle cerca de topan con un ternero bermejo que aso- gar a Las Mercedes la destrucción de la
blica independiente, el presidente de esta república soy yo. una guerra fría, de intimidación y uno que otro muerto tren esa guerra fría. ¿Quién es? ¿Dónde está para caer- go empacan los cadáveres en la parte de un sitio que se llama Puentelata. Cuando cian con un mal presagio. Es una raza camioneta asusta, la cantidad de dispa-
Abre el cuaderno que lleva en su mano y lee tres de colaboradores de ambos bandos. Escobar se preocu- le y exterminarlo? atrás de un furgón, los transportan hasta asoma al filo, solo ve cabezas de policías extraña, una especie de aparición. Pero ros, lo cerca que pasaron de aquella gra-
nombres de ganaderos de la región. pa por infiltrar la fuerza pública. Lo que es claro es que poco da la cara en la región; La Josefina, donde los dejan tirados para por todos lados y cinco helicópteros. Se ordena seguir de largo. nada que Macguiver tenía en su bolsillo,
—Estos señores no quieren cooperar con nues- La situación de amenazas y temores es extrema, desde Medellín manda sus comandos de sicarios y for- que hagan el levantamiento. Las joyas se echa a rodar, agarra el Galil y lo escon- Es 24 de diciembre, Roque mata una es un milagro que no estén todos muer-
tra guerra contra el Estado, necesito que los guarden solo tiene 48 hombres con armas rudimentarias; pero ma su ejército de informantes y asesinos, incluso el di- las entregan a Ramón, que las devuel- de, se queda solo con la pistola y dos gra- novilla para celebrar, Jhon le dice a su tos. Pero esa pérdida para un padre es
un rato para que se ablanden. Ahora que mataron al Ramón nunca se esconde. Cuida en extremo su seguri- nero le alcanza para comprar muchos hombres del ve personalmente al dueño de la joyería, nadas, se mete entre las hojas de plátano, padre que le regale dos kilitos de car- un dolor que enmudece el alma. Aunque
Mexicano hay que tener mucha plata para afrontar lo dad, pero sale a su acostumbrado “proselitismo” en La Cuerpo Élite que lo persigue. tiene claro que su mejor aliado en esta quita algunas hojas dañadas y se monta ne y que le preste el carro para llevarle quiere llorar, no hay lágrimas. Ramón
que se nos viene. Danta y Las Mercedes, convites, reuniones, entregas de La plata para la organización se pierde, las finanzas guerra es la misma comunidad. en un tronco río abajo, cuando llega al a la novia. Le dice que irá acompañado nunca llora, se traga el llanto, lo cambia
Henry y Ramón se miran; sus códigos no aprueban regalos. A los ocho días de ese sello de guerra, lo con- del grupo se vienen al suelo. Esto lleva a Ramón a con- Son años en los que día a día tie- puente de Cocorná ve que está lleno de de Macguiver y el Enfermero. Ramón le por un silencio prolongado, todos saben
secuestros. Además, Ramón y Escobar ya tuvieron su tacta el padre de Henry Pérez. tarles a algunos ganaderos y empresarios la intención nen que evadir atentados, desenredar policías, inclina su cuerpo hacia un lado advierte a su hijo que la ruta está muy que quiere que lo dejen quieto.
Arte Central

David Escobar Parra


Tiempo de perros mudos
Fotofija de video
Instalación video multicanal, sonido 5.1
Duración: 8’37’’
2020
18 # 114 # 114 19
Conversaciones alrededor Una chica
de un jardín en paracaídas
por S A N T I A G O R O D A S • Ilustración de Samuel Castaño por J U A N F O R N

E
n 1922, el joven Yasunari Kawabata contó, en Se salvó de ir a Siberia porque Gorki convenció a Sta-
el folletín que estaba escribiendo por entregas lin de que Platónov sólo aspiraba a ser “un buen escritor

C
para un diario de Tokio, que acababa de ver soviético”, pero no pudo pasarla peor a partir de enton-
onocí al escritor argentino descender del cielo una brigada de sonrien- ces. Vio cómo se le cerraban todas las puertas en las na-
Juan Forn en la Fiesta del li- tes chicas paracaidistas. Como el diario era rices, vio cómo se llevaban a su hijo de quince años al
bro y la cultura del 2018. Las de gran tirada, mucha gente lo repetía como si lo hubie- gulag. Por intercesión de Shólojov se lo devolvieron nue-
cosas sucedieron de manera ra visto: del cielo de Tokio caían chicas en paracaídas. El ve años después, tuberculoso y agonizante, pero siguió
más o menos inesperada, y ruso Boris Pilniak estaba en Japón por esa época. Cuando buscando maneras de darle a esa patria hostil lo que sen-
lo que en un primer momento supondría volvió poco después a Moscú empezaron los años difíci- tía que podía darle para que surgiera el mundo nuevo.
una tensión incómoda entre dos perso- les, para él y para muchos otros. De la caída en desgra- Acumuló cuadernos con los cuentos que no le querían
nas que no se conocen, pero que quie- cia de Pilniak ya hablé en estas páginas y de su colega publicar. Su mejor amigo en los últimos tiempos fue Va-
ren ser cordiales entre sí, se convirtió en nipón también, pero lo que nunca conté (porque lo des- sili Grossman, que leyó con devoción esos cuadernos y
un paseo alrededor del Jardín Botánico cubrí hace muy poco) es la elíptica influencia que tuvo después dijo que lo único que salvó a Platónov de un des-
para hablar sobre Medellín, sobre Fer- Kawabata en uno de mis autores rusos favoritos. Me re- tino peor fue no haber publicado.
nando Vallejo, la violencia en la ciudad, fiero a Andrei Platónov, el mejor amigo de Pilniak, que El único trabajo que consiguió que le dieran después
la Argentina de hoy, la editorial Emecé, cayó en desgracia como él cuando tuvo la peregrina idea de la guerra fue de barrendero en la Unión de Escritores.
su maestro Abelardo Castillo, sobre los de escribir una novelita llamada Moscú la dichosa, donde Vivía en una habitación en el sótano con la puerta siem-
poetas rusos, entre otros temas bastante una chica huérfana llamada Moscú Chestnova (porque pre abierta, para demostrar a la KGB que no tenía nada
triviales, y por ese mismo hecho, impor- fue criada por la Revolución) estudia para ser paracaidis- que ocultar. Cuando se estaba muriendo de hambre,
tantísimos para mí. Todo, envuelto en el ta y, en un momento memorable y fatídico, desciende del Shólojov acudió de nuevo en su ayuda: le dio a traducir
humo desganado de una mariguana pa- cielo de Moscú fumando un cigarrillo. al ruso (anónimamente, por supuesto) una recopilación
raguaya que otro escritor invitado a la Del cielo de Moscú, en esos años, no podía esperarse de leyendas folklóricas baskirias. La traducción era tan
Fiesta le dejó en el hotel, como regalo o que descendieran muchas cosas buenas. Pero lo que hace buena que se ordenó que la retradujeran al baskir y que
como castigo, a Juan Forn. Andrei Platónov con esa escena es una novela inolvida- reemplazara las versiones originales en los manuales de
Luego de su charla en uno de los au- ble. Y yo no puedo evitar imaginar a Pilniak contándo- enseñanza, razón por la cual, durante los años siguien-
ditorios del Parque Explora no quise ato- le la escena a Platónov en alguna caminata por las calles tes, millones de escolares leyeron a Platónov sin saber de
sigar a Forn con mi presencia de fan que moscovitas (el único lugar donde se estaba a salvo de oí- quién era esa prosa sublime.
busca que le estampen una firma en al- dos indiscretos) tal como se la habían contado a él en To- Murió en aquel cuarto del sótano de la Unión de Es-
guno de sus libros; me llené la boca con perdidos como botánicos del asfalto, ha- Medité sobre los libros de Forn, es- Él me habló con soltura de los textos Paraguay. El sabor de la paraguaya con- kio. Creo que al propio Kawabata lo hubiera conmovido critores de Moscú, en 1951, de la tuberculosis que le
la palabra dignidad, la mastiqué mien- blan con las plantas e intentan infruc- pecialmente en Yo recordaré por uste- de María Gainza, de su relación de né- firmaba su procedencia, supuse que su la escena no menos que la visión aérea que tuvo aquella había contagiado su hijo. Sus libros se empezaron a
tras entraba a mear a los baños del Or- tuosamente vender a quien sea su obra des, un libro que devoré casi entero en mesis con Alan Pauls, de sus estudios con efecto sería mínimo. tarde en Tokio; me refiero al momento en que Platónov publicar recién durante la Perestroika, cuarenta años
quideorama y luego la pasé con sorbos completa impresa en fotocopias. Res- un avión. Pensé en el magnetismo de su Macri en la escuela, de por qué habla- Completamos el recorrido alrede- miró el cielo de Moscú y se imaginó qué pasaría si caía en después. De todos ellos mi favorito es la historia de la
de cerveza mientras deambulaba por los pondí que efectivamente escribía poe- sintaxis, en la versión sinuosa que ofre- ba deliberadamente mal en inglés (para dor del Jardín Botánico, antes de llegar ese instante una chica en paracaídas. chica paracaidista, que fue de los últimos en rescatar-
estands en búsqueda de algún libro, que sía y además estaba por lanzar un nuevo ce de las voces de los derrotados, en la ocultar su procedencia de alcurnia en al- a Carabobo apagó el porro y guardó el Platonov era un soñador. Y, en ese gran quilombo que se porque estaba en dos cuadernos distintos, que no
estaba seguro, no iba a encontrar. Muy libro en el marco de la feria. Tenía uno agudeza para decir lo importante con gunos lugares), de por qué dejó el alcohol, sobrante en papel aluminio. Nos reímos era la Rusia de los primeros años soviéticos, un hijo de parecían tener relación: distinta tinta, distinta letra,
bien, me dije, no soy uno de esos admi- de los ejemplares de mi segundo libro en las palabras más sencillas, en su capa- de su huida de Buenos Aires a la playa, de de algo que no recuerdo con seguridad. obrero parecía tener más oportunidades que cualquier distinto papel; uno era pura alegría, el otro estremece-
radores que se quedan después de las mi morral y se lo entregué con un ges- cidad para transformar cualquier his- sus anécdotas con escritores que admiro, Entramos de nuevo a la Fiesta del li- otro para soñar: el mundo se había dado vuelta y los hi- dora desazón. Platónov bautizó “Moscú” a esa huérfa-
charlas para ver si los escritores les pres- to mecánico, por reflejo, como la vez con toria en una novela policiaca. Me paré de Piglia, de Borges, de Gombrowicz, de bro con un semblante risueño, sosegado. jos de proletarios ahora estaban arriba, tenían derecho a na de la Revolución y le puso de apellido “Chestnova”,
tan atención, les firman algún libro, o Villoro. Me despedí, argüí que iba tar- mentalmente en una crónica-ensa- sus amigos que ya murieron. Antes de encontrarnos con su esposa, sus sueños por primera vez, el mundo nuevo sería cons- que significa dichosa, virtuosa. En la España más ul-
les pasan su correo electrónico para que, de para el lanzamiento de un libro, pero yo que he releído no sé cuántas veces: Decidimos que era hora de dar una vimos un performance de los estudian- truido por ellos, con sus propias manos. Cuando el joven tramontana existía un conjuro para espantar a los ma-
en un futuro, puedan “revisar” alguno antes Juan Forn me pidió mi número, “Habla más bajo que no te oigo”, un tex- vuelta por los alrededores. Quería fu- tes de la Universidad de Antioquia que Platónov publicó su primer cuento, en una revista ferro- los espíritus: los padres bautizaban a sus hijas con una
de sus manuscritos. Ya me había sucedi- me dijo que habláramos al día siguiente, to sobre el estruendoso y noble fracaso marse el porro tranquilo y podíamos protestaban por los recortes en el pre- viaria, se presentó así: “Nací en 1899 en un asentamien- palabra que fuera el opuesto de lo que deseaban para
do con Juan Villoro una vez y no me vol- él estaría con su esposa en la Fiesta. Así de Robert Walser, en la búsqueda vana aprovechar para descansar de la algara- supuesto y entregaban volantes para to ferroviario cerca de Voronezh, compuesto no de casas ellas, y de ahí vienen nombres como Soledad, Dolores o
vería a pasar. Tenía, como se dice, callo conversamos con más calma, explicó, y e incierta de su carrera como escritor. bía del lugar. Caminamos por el costado explicar cómo, por parte del Estado, se sino de barracas. Éramos diez hermanos y yo era el ma- Martirio. Uno se pregunta qué nombre le hubiera pues-
para afrontar los hechos. Dos años atrás yo acepté. Llegué tarde al lanzamiento y Ahí, en ese texto, me hice una especie del Jardín Botánico que da a Moravia y desfinanciaba la educación pública. yor, así que empecé a trabajar antes de aprender a leer. to Platónov a su criatura moscovita de haber conocido
le entregué un libro mío a Villoro y lue- por poco no pude entrar. de habitación propia, a la que recurro, hablamos de la arquitectura de esa parte Aproveché la confusión generada La campana de las locomotoras eran la única música que en vida ese conjuro.
go, presuntamente, lo rifó entre los boto- Al día siguiente en la mañana re- cada tanto, para encontrar un rumbo de la ciudad, de los ladrillos que se chu- por los estudiantes y el estado de livian- teníamos y los días de descanso estaban dedicados a eu-
nes de un hotel prestigioso en Medellín. cibí un mensaje en el celular. Era Juan cuando creo que todo está perdido. pan el sol de un trago, del basurero que dad que adormecía mi cerebro, para de- fóricas batallas a puño limpio con otros asentamientos. *Texto e ilustración tomados de Página12 de Argentina.
Me gustaría conocer a la persona que se Forn, pidiéndome dos cosas. La prime- Al mediodía, con el sol fritando en reposa debajo de todas las casitas, que cirle a Juan Forn que había leído no sé Además del sonido de las campanas, los colores del cre-
ganó el libro, saber si lo leyó, si le habrá ra, que nos viéramos en la tarde en el aceite viejo a las pobres gentes de este cada tanto se incendian por el gas meta- cuántas veces “Habla más bajo que no púsculo y la paciencia de mi madre, amo los
gustado, o si el libro duerme el sueño de estand de Libros del Fuego. La segun- valle, recibí un segundo mensaje del no reposado adentro de la montaña. Él te oigo”. Por esa crónica-ensayo cono- máquinas a vapor y el sudor del trabajo. Creo
los justos en alguno de los locales del Pa- da, un poco de mariguana, para sope- escritor argentino. Me aclaró que ha- mencionó el parentesco con algunas de cí a Walser. Le expliqué que, en los mo- que existe un vínculo, una afinidad secreta,
saje La Bastilla, con mi dedicatoria para sar mejor la tarde calurosa en el valle de bía leído mi libro y mencionó uno de los las villas en Argentina. mentos difíciles de mi escritura, recurría entre el sonido de las campanas y la electrici-
el alopécico escritor mexicano. Aburrá. Ante lo imprevisto del recado, lo poemas en el que Luis Tejada defien- Seguimos el borondo. De lejos des- a ese texto como una pócima, que, con- dad, entre las locomotoras y los terremotos,
A las ocho de la noche, en medio del primero que se me vino a la cabeza fue de a golpes su poema Suenan timbres. puntaron las cruces de la iglesia de Man- trario a curarme, me hacía entender, una entre el crecimiento del pasto y la jornada en
sonido de los aguaceros característicos que yo tenía cara de marihuanero, inclu- Además, aclaraba que ya no necesitaba rique y él me preguntó si esa era la iglesia y otra vez, que la escritura no tenía sen- la fábrica. Ese es el mecanismo que me pro-
que se desploman sobre la Fiesta del li- so de dealer. No era la primera vez que de mis servicios para conseguir la do- que relataba Vallejo en La virgen de los si- tido, que justo ese sinsentido, era, en de- pongo retratar en lo que escribo”.
bro, en el estand de Libros del Fuego pasaba y no sería la última. Algo en mis sis mínima, pues otro escritor, del sur carios. Le expliqué que la verdadera igle- finitiva, por lo que había que batallar, Las leyes del cosmos, las leyes de la natu-
—al que fui durante toda la feria, regu- ojeras, en mis maneras descuidadas o en del continente, le había dejado un poco sia quedaba en el sur de la ciudad, en mantener el sinsentido a flote, no per- raleza, las leyes de la historia y las del corazón
larmente, a tomarme unos rones vene- mi piel blancuzca que va, peligrosamen- del producto de procedencia paragua- otro municipio llamado Sabaneta. Pero derlo de vista, sentarlo en las rodillas y humano se tejen en asombroso mecanismo en
zolanos con Rodney y con Alberto, los te, del verde al amarillo podría inducir a ya. Hasta yo, un total inculto en temas esos barrios que rodean la iglesia son encontrarlo amargo, pero también nece- cada libro que escribió Platónov. En vida no
editores— vi a Juan Forn que habla- cualquiera. Luego me expliqué a mí mis- mariguaneros, me sorprendí de que a Metrallo, el Medellín que Vallejo ubica sario. Le comenté que ese texto era para pudo publicar ninguno, pero todos sus cole-
ba con Rodney de algún libro. Fui pre- mo que yo era un simple vehículo para alguien se le ocurriera traer paragua- en el segundo piso del valle, a los que el mí una lección del fracaso que hay que gas lo veneraban igual, en secreto, porque lo
sentado. Mucho gusto, Santiago Rodas, transportar drogas al interior del Jardín ya, que tiene fama internacional por su narrador expresa que le da pánico ir. buscar siempre, una búsqueda incesan- que hacía Platónov era único: dinamitaba la
le dije. Juan, dijo él. Rondey le mencio- Botánico. Una mula libresca. De nuevo baja calidad, a la ciudad con la marcha Hablamos de la novela de Fernando te, en el sentido de Walser, de la blancu- realidad soviética en nombre del ideal sovié-
nó algo acerca de mi poesía y Juan Forn mis libros se volvían nada, se deshacían cannábica más grande del país. Vallejo, de su recepción en Buenos Aires, ra insondable de la nieve y las caminadas tico, hacía realismo y ciencia ficción al mismo
pareció interesado. Pensé en la palabra en pedacitos minúsculos hasta desapa- Me encontré con Juan Forn en el de los homicidios en esta ciudad durante largas que no dejan ninguna huella. En tiempo. Dice Tatiana Tolstaya que la grande-
dignidad removiéndose entre mis jugos recer en medio del chisporroteo socioló- Jardín Botánico. Caminamos por los ese año, más de 350 hasta ese momento. definitiva: un encuentro con el silencio y za del pensamiento ruso no está en su lucidez
gástricos, quitándose restos de comida gico de la literatura. Estaba claro que no pasillos de la feria como si estuviéra- Con un gesto acostumbrado, Juan con la soledad afuera de tanto alumbra- sino en su escala, en su fuerza más que en su
a medio digerir, subiendo, lentamente, era mi poesía lo que le interesaba al es- mos interesados en algo. Tenía pen- Forn prendió el cigarro de marihuana y do público del que se precia la literatura, atención al detalle. En cada libro de Platónov,
por mi tráquea hasta mi garganta. Vol- critor argentino. sado hablarle de sus libros para que siguió hablando como antes, sin temor o al menos su versión más sociológica. los personajes siempre destruyen todo (puede
ví a sentir el mismo regusto amargo de Intenté por vía rápida conseguir el él allanara un terreno de comodidad, a unos policías bachilleres que camina- Juan Forn se quedó callado un mo- ser una fábrica, una ciudad, un corazón o una
otras veces, las diferentes formas de la cigarro de marihuana con mis amigos, sintiera que conversaba con un lec- ban más adelante. Se los señalé y tan mento, como si le hablara en una lengua hormiga) en nombre de una idea, en nombre
tensión corporal, el sistema nervioso pero como casi siempre todos los cami- tor de su obra, y así, con un par de elo- solo atinó a bajar el ritmo de sus pasos. que no conociera, se encogió de hom- del futuro. “En lugar de la esperanza, sólo nos
que chispea sus electricidades. La situa- nos conducían al Barrio Antioquia. Me gios sutiles, filtrados entre la cinco con Se dio sus plones y me ofreció. Pensé en bros y luego me dijo que no importaba queda la paciencia, sí, pero más allá de la se-
ción me resultaba bastante incómoda, resigné a la idea y me debatí si sería ético cincuenta, se rompieran el hielo en- lo que me habían dicho sobre el mate, tanto todo eso. Es pirotécnica lo que de- cuencia de las noches, del marchitar y flore-
exigía una especie de normalización de para mí, que soy un consumidor medio- tre los dos. Sin embargo, no fue nece- que, por respeto, no puede uno negar- cís, dijo. Y me invitó a su casa en Gesell, cer de los campos, allí existe nuestro tiempo”,
mi parte, para que el autor de la Con- cre, perezoso, de no más de cuatro o cin- sario. Conversamos de cualquier cosa, se a recibir la bombilla, porque es de en la playa, en la que me podía quedar, si escribió Platónov en un cuento que tuvo la
tratapa del diario Página 12 no creyera co veces por año, hacer una compra con con tranquilidad, o esa fue al menos mala educación. Me di los plones, tam- quería, por una semana. desgracia de llegar a manos de Stalin, como le
que yo era uno de esos poetas locales y la que con la que estoy en desacuerdo, mi primera impresión. Es un tipo rela- bién, por educación y por la unión de Allá conversamos con más calma, pasó antes a Pilniak, a Babel, a Mandelstam, a
metafísicos que deambulan con los ojos por varios motivos que no vienen al caso. jado, pensé. América Latina: Colombia, Argentina y remató. Ajmátova, a Bulgákov.
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“Un libro pues para deshacer prejuicios y no poesía que alumbra paisajes, memorias, lecturas del beato Marianito Eusse, el pintor sardónica de Botero. Para Juan Gusta- El cultivo de ciertos gustos, que esta- se asocian tanto a los antioqueños. Para
Francisco Antonio Cano, el poeta Epi- vo Cobo Borda son “su escenario más ban tal vez proscritos en la propia casa, muchos, por fuera de la región, y en
para reemplazar unos por otros”. Un ensayo que de una ciudad. Aquí está un capítulo de Qué fanio Mejía y el fotógrafo Benjamín de feliz y más jocundo”. El escritor discu- obligaba a salir en busca de esas casas parte debido a las derivas sociales, po-
busca un retrato de Antioquia con el enfoque de es ser antioqueño, el reciente libro de Pedro la Calle. Los habitués de sus casas de le- rre en los ejemplos de ese locus amoenus sustitutas. No se salía de la casa para líticas y económicas de esta, la cerra-
nocinio no se ponen de acuerdo sobre si dentro de la obra del pintor antioqueño: sentirse como un extranjero, sino para zón ideológica y la proclividad a anular
los creadores, el encuadre de quienes retratan Adrián Zuluaga. Leerán desde el cuarto de los el burdel de la madame paisa quedaba cuadros como La casa de Amanda Ramí- regresar a una versión ideal de uno mis- simbólicamente al otro consumen cual-
en el barrio Lovaina, sector de toleran- rez (1988) y La casa de las mellizas Arias mo. Para sentirse, en otra casa, como en quier imaginario sobre Antioquia. A
y fustigan, de quienes están dispuestos a la renegados y las casas prohibidas. cia de Medellín, o en el más respetable (1973). “Un mal gusto populachero y en- casa. Se puede objetar el machismo que eso contribuye el solo recuerdo de los
barrio Prado. En el periódico El Bomba- trañable, un mal gusto subdesarrollado, entraña este hábito de ir a las casas de desmadres delincuenciales de Carlos
zo se consigna la siguiente información: de desmesuras y contrastes, alimenta la prostitución; pero las mujeres también Castaño o Pablo Escobar, o de la menta-

Esas otras casas


“Como pieza testimonial el nombre de dilatación formal de esas figuras, con el encontraron en esos espacios un lu- lidad “chata y roma” que se trasluce en
Marta Teresa Pineda, aparece registra- piso sembrado de colillas de cigarrillos y gar desde el cual tener conciencia de su acciones como las de aquel energúmeno
do en el directorio telefónico de 1955, el aire hecho visible gracias al revoloteo cuerpo y hacerse activas en su deseo. que en junio de 2019 acuchilló la ban-
página 301, éste refiere su propiedad de las moscas”, dice Cobo Borda. Cuando dera multicolor que identifica las luchas
o negocio en la Cra. 50 (Palacé) N.° 67 el escritor habla de las familias burguesas por la emancipación LGBTI.
(Barranquilla) 47”. Lo cual no aclara también pintadas por Botero, “orgullo- Sociabilidad Esos personajes, tan escénicos, tien-
mucho las dudas, pues la dirección está sas de sus casas de juguete, o de su foto- den a eclipsar unas formas de ser menos
en el límite de ambos barrios. fija, para mostrar, tomada en el jardín masculina y disidencia solemnes. Uno de esos personajes limi-
por P E D R O A D R I Á N Z U L U A G A • Ilustración de Ximena Escobar
femenina nales que encarna la antisolemnidad
es la procaz tía solterona de muchas fa-
Quizá habría que escribir un poema, milias paisas; rebelde que no cumplió
o algo que le hiciera de verdad justicia,

L
con el destino previsto para las muje-
a las cantinas, los billares y cafés que res y que se ha dedicado a ser una suer-
as casas antioqueñas tradicio- esta posición tanto tiempo que hoy me aún resisten en Medellín. En una ciudad te de conciencia alterada de la sociedad.
nales son espacios superpobla- asusto y hasta creo que quizá miento) en la que limpiar y borrar se han hecho Mucho de ese desparpajo de las soltero-
dos que favorecen poco o nada en aquel sitio tan frío y duro, pero ¡para prácticas comunes como resultado de un nas o simplemente de algunas mujeres
la intimidad, o el cultivo de mi alma como el cielo!”. acuerdo tácito entre las élites y el resto mayores que ven el mundo a través del
esas prerrogativas burguesas Así que las primeras experien- de la sociedad, que todavía sobrevivan filtro de la ironía está recogido en la li-
de la soledad o el ensimismamiento. Por cias eremitas de Laura pasaron en- sitios como La Payanca, La Polonesa, el teratura de Tomás Carrasquilla o Tomás
el contrario, son casas hiperconectadas tre la “querida soledad del aserradero” Café Málaga, Homero Manzi, El Guaná- González, por poner dos ejemplos.
donde portones y zaguanes, patios y co- y el montecito vecino donde podía “es- bano y Adiós muchachos muestra la per- Ellas son generadoras de un tipo de
rredores están hechos para que sus habi- tar con Dios”. Antes de buscar la soledad sistencia de un cierto escepticismo, un sabiduría y de contra-tradición, que les
tantes se interrumpan y tropiecen unos por fuera de la casa —a salvo de ella y mirar la vida al través que tuvo en estos da la vuelta a las voces oficiales prove-
con otros. Algunas veces las habitacio- su vigilancia, pero en todo caso en sus lugares —y lo sigue teniendo— una vi- nientes de la iglesia, la familia y el pa-
nes no tienen puerta, o están comunica- cercanías—, Laura dice que, querien- trina para desplegarse y exhibirse. triarcado, y las carnavaliza, derogando
das entre sí. Por los distintos espacios de do imitar a san Luis Gonzaga: “...busca- Cafés como el Pilsen, que queda- su poder. En Abraham entre bandidos,
esta casa se circula sin mucha reglamen- ba los rincones de la casa para pensar en ba en una de las esquinas del Parque una novela de Tomás González, se escu-
tación u orden. Dios. Como la sala de la casa vivía ce- de Berrío, no resistieron el empuje mo- chan con nitidez esas voces, de hombres
De niño recuerdo ir de cama en rrada era mi lugar favorito. A la oración, dernizador y cerraron sus puertas me- y mujeres cincelados por la tradición
cama, probando lugares en los cuales cuando la familia se reunía para conver- lancólicamente. Algunos de sus clientes oral y capaces de sacarle pequeñas chis-
sentir calor o compañía. También recuer- sar en la mejor intimidad, yo entraba a habituales, entre ellos el editor y perio- pas de sabiduría. Por ejemplo: “Nadie
do lo contrario: las escapadas más allá ella, y tras los muebles, en un rincón, dista Alberto Aguirre, se desplazaron a camina con tanta maña a esa hora a no
de la frontera de la casa —hacia su bor- me acunclillaba a estar con Dios, hasta otros sitios. Volví a encontrar a Aguirre, ser que se lo proponga; y nadie se propo-
de animal, acuático y vegetal: el potrero que llamaban a rezar o a refrescar”. leyendo los periódicos de la parroquia, ne caminar a la perfección a las tres de
de las vacas y la quebrada La Marinilla— También el cineasta y poeta Víctor en los billares de las calles Caracas y Ma- la mañana a no ser que esté borracho”.
cuando me empezaba a agobiar el asedio Gaviria, en una entrevista con Fernan- racaibo, en el Centro de Medellín. Cafés, Los vínculos entre lengua escrita y
de tantos ojos. Entonces me volvía como do Cortés, refiere esa necesidad de ais- cantinas y billares fueron, y en menos tradición oral son abundantes en Antio-
el adolescente y aspirante a sacerdote larse. Cuenta que, cuando se graduó del medida lo siguen siendo, espacios de so- quia, como lo ratificó el colombianista
Damián, protagonista del cuento “San bachillerato del Calasanz, le pidió a su cialización preferente pero no exclu- Raymond L. Williams. Con posteriori-
Antoñito”, de Tomás Carrasquilla: “El papá de regalo los libros de cuentos de sivamente masculinos, pues muchas dad a los primeros cuentos y novelas de
curita de Aguedita se iba por esas man- Hans Cristian Andersen, que ya había mujeres se los han tomado como pro- Carrasquilla, Antonio José “Ñito” Res-
gas en busca de las soledades, para ha- leído siendo niño. Y que una vez reci- pios; lugares de conservación y al mis- trepo empezó a recopilar el Cancione-
blar con su Dios y echarle unos párrafos bió esos dos volúmenes empastados en mo tiempo de rebelión, donde herencias ro de Antioquia, que publicó en 1927 en
de Imitación de Cristo, obra que a estas cuero, decidió que quería ser escritor: y tradiciones se someten a la aguda revi- Barcelona, y que supuso la llegada a la
andanzas y aislamientos siempre llevaba “Me situé en una pieza de la casa, que sión de la ironía y el escepticismo. tradición literaria de una rica veta de
consigo. Unas leñadoras contaban haber- era calorosita, mantenía las persianas En un reportaje publicado en el pe- poesía popular. Juan Camilo Escobar
le visto metido entre una barranca, arro- cerradas, prendía una lamparita y ahí riódico Universo Centro, María Paula especula que el cancionero fue un tra-
dillado y compungido, dándose golpes estudiaba, leía y escribía. Entonces em- Hernández y Mateo Narváez describen bajo que Restrepo acometió quizá desde
de pecho con una mano de moler. Quién pecé a hacer cuadernos, tenía un diccio- la penumbra moral que cubrió a los bi- la década de 1910, y que su publicación
aseguraba que en un paraje muy remoto nario de sinónimos y me ponía a hacer llares durante buena parte de la vida ayudó a consolidar una idea del pueblo
y umbrío había hecho una cruz de sauce descripciones de las cosas […]”. colonial y de la temprana república, como un necesario compañero de las
y que en ella se crucificaba horas enteras Los niños y adolescentes “raros” asociados como estuvieron al juego, la élites. Esta solidaridad entre clases pri-
a cuero pelado; y nadie lo dudaba, pues (muy frágiles o demasiado sensibles) no apuesta y el intercambio social no con- vilegiadas y pueblo, cuya evidencia ha
Damián volvía siempre ojeroso, macilen- son los únicos que buscan cómo esca- trolado. Hernández y Narváez explican aparecido y seguirá apareciendo en este
to, de los éxtasis y crucifixiones”. parse de la casa, y que para eso constru- las prevenciones de las autoridades por libro, también se perfila —pero con mu-
Cualquier aspiración mística o crea- yen versiones en miniatura de la misma, aledaño”, dice que “son ellas el contra- el tipo de alcohol que se consumía jun- chas opacidades— en los arrimados, los
tiva que precisara de la soledad exigía o que idean casas imaginarias y reinos punto legal y aceptado de esa zona roja to con la práctica del billar. Mientras las recogidos y los bastardos, a quienes, por
un irse de la casa para fundar, lejos de paralelos inmateriales. También las mu- que visitamos antes”. Intuye así que am- clases populares lo jugaban tomando mucho que tuvieran un lugar en la casa
ella, pequeños lugares librados del co- jeres y los hombres adultos conciben y bos tipos de casa se miran oblicuamente y chicha, guarapo y aguardiente de caña, común, también se les hacía saber de su
mercio de tantas miradas o del orden ocupan casas sustitutas como el conven- se niegan, solicitándose. las élites lo hacían tomando vino, bebi- condición periférica.
regulador del binomio padre/madre to o el burdel, lugares para vivir o estar pensando en que yo iba a tener casa pro- Muchos decires (además de los de da de la cual la “gente acomodada, su-
que se prolongaba en la vigilancia hori- de paso pero siempre bajo la consigna pia y a disponer de todo con libertad. Bernardo Hoyos y Mario Rivero, desta- jeta a la cristiandad y a las leyes de la
zontal de los hermanos. En su autobio- de sentirse como en casa. No por nada Tanto era su afán que me comprometió can los de los periodistas y escritores Ós- razón”, decía José Celestino Mutis, po-
grafía, la madre Laura Montoya refiere se llama a los burdeles “casas de citas” y a que le pusiera telegrama el día en que, car Domínguez y Reinaldo Spitaletta) día obtener efectos benéficos, siempre
cómo, a la muy temprana edad de ocho muchos conventos se nombran a sí mis- al llegar a la casa, pudiera irme a la co- sobre los burdeles de Medellín en las dé- y cuando su uso fuera moderado. Se-
o nueve años, le cogió el gusto a la peni- mos como “casas donde habita Dios”. cina y comer lo que quisiera”. cadas de mediados del siglo coinciden gún se lee en el reportaje: “Para inicios
tencia y lo que hacía para aplicarse a ese Quizá el empecinamiento de Laura en El lugar propio, ese cuarto aislado o El poeta envigadeño Mario Rivero, en valorar la amplitud cultural de lo que del siglo XX, el billar se encontraba to-
llamado: “En el montecito vecino [de la fundar casas para estar con sus herma- recóndito que amplía la libertad de ser. en una simpática entrevista con el pe- allí ocurría. En su crónica La nostalgia de talmente incluido en la parafernalia
casa donde vivía entonces] hice en una nas elegidas, las monjas, y su terquedad Si la casa es ajena o amenazante, ha- riodista y locutor Bernardo Hoyos, en Lovaina, Ricardo Aricapa dispensa toda festiva de la sociedad antioqueña. Las
cuevita formada por raíces de árboles, en protegerlas de las múltiples persecu- cerse como un ovillo, íntimo e invisi- un programa de la emisora de la Univer- suerte de rumores, que luego son reco- mesas de billar eran un elemento indis-
el más dulce ensayo de vida eremítica”. ciones, fue un rezago adulto de esa niña ble, en cualquier lado; para protegerse, sidad Jorge Tadeo Lozano, deja salir es- gidos en la crónica Lovaina, merengues y pensable en los clubes que surgían en
Luego describe cómo encontró otro si- necesitada de un cuarto propio, por no así sea transitoriamente, de la precarie- tos recuerdos sobre Marta Pintuco, sus preservativos, de Simón Posada Tamayo: la época, como el Club Unión y el Club
tio, más distante de la casa que el pri- decir que de una casa. En su autobio- dad. Puesto que lugares propios y casas Así que el lugar en donde uno elige casas y sus mujeres: “Esas mujeres que- que el expresidente Belisario Betancur Campestre. Por su parte, el pueblo acce-
mero: “En un paseo con los hombres de grafía, Laura habla de su prima Leonor son movedizos, más ideas que realida- sentirse como en casa no siempre corres- rían a los hombres. Los respetaban. Si visitaba la casa de Esperanza Restrepo y día al deporte por medio de los billares
la casa a visitar unos aserraderos, ele- Echavarría, quien fuera fundadora del des materiales. Cuando en La mujer del ponde al espacio asignado por la tradi- uno les caía bien, le daban desayuno se enfrascó en peleas a puño limpio; que que iban surgiendo en Guayaquil, cora-
gí el sitio en que había de pasar mi vida Colegio La Inmaculada. Previene a su animal, de Víctor Gaviria, Amparo es ción, la respetabilidad o la normalidad. con huevo. Le decían: ‘¿Cuándo vuelve, el escritor Manuel Mejía Vallejo quedó zón de la ciudad para la época”.
de eremita de un modo definitivo. Me confesor de que referirá una “cosa gra- confinada a un espacio en donde se ve Los más o menos abundantes testimo- mijo?’. ¡Y no le cobraban!”. En ese mis- en calzoncillos apostando su ropa jugan- Los billares, cantinas y cafés no son,
fui por fin. Estuve en la cuevecita algu- ciosa” que mostraría el buen corazón de asediada cualquier libertad de su ser, nios sobre el burdel (o los burdeles) de mo programa Rivero y Hoyos no se po- do a la botella; que el periodista Enrique como puede pensarse a vuelo de pájaro,
nas horas, pero un ligero inconvenien- Leonor: “En nuestras horas de conver- bajo el ojo despótico de Libardo, ella, Marta Pintuco, coinciden en atribuirle nen de acuerdo sobre un gato pintado Santos Montejo, conocido como Calibán, templos de la nostalgia. Allí, en la esfe-
te me hizo salir: no podía arrodillarme, sación se había enterado muy bien esta sin embargo, humaniza ese cautiverio y un cierto aire de familia, como si su en- por Fernando Botero. Discutieron sobre visitó la casa de Ligia Sierra y le dedicó ra pública distendida y democrática que
porque se me hundían las piernas en el buena prima de las angustias de mi vida convierte su celda en su casa. Y no se va canto consistiera en ofrecer la experien- si el gato ronroneaba en la casa de Mar- una de sus columnas de prensa. estos sitios permiten, se pulen activa- Qué es ser antioqueño
capote y caía; necesitaba una tabla que de orfandad y nada la conmovía tanto de ella porque allá afuera no hay nada cia de estar en una casa más laxa, en la ta Pintuco (que es la tesis de Hoyos) o en En las muchas ocasiones que la mente el escepticismo y el humor, pie-
que le ofrezca amparo, como su nom-
Pedro Adrián Zuluaga
me hiciera resistente y parejo el piso de como el haber sabido que nunca había cual ser más uno mismo, según las pro- casa de las mellizas Arias, otras mesda- mencionan, Marta Pintuco suele ser dras angulares del carácter regional y
la cuevecita. Al día siguiente, tan lue- tenido libertad para comer nada fuera bre, y porque viene de no estar y de no mesas de autenticidad de la vida bur- mes de Medellín. recordada como una mujer culta que es- poderosos antídotos contra el autorita- Ediciones B
go como los deberes de la casa queda- de las horas ordinarias por vivir siem- ser, de ser una arrimada en un hogar guesa. Hay algo incierto o al menos vago Los burdeles de Lovaina han sido de- cuchaba atenta los deliquios poéticos de rismo, la solemnidad y la automortifica- 2020
ron cumplidos, me fui con la tabla. Pasé pre en casa ajena y sin confianza; no para niñas; viene de estorbar. Esta cel- en el mito de Marta Pintuco, nacida en tenidos en el tiempo, con personajes hie- sus clientes, o a falta de estos, sus ver- ción, que gracias al temple de figuras
un medio día arrodillada (resistía en podía hablar de eso sin llorar y gozaba da, al fin, parece pertenecerle. 1921 en Yarumal y por tanto coterránea ráticos y rotundos, filtrados por la mirada siones y traducciones de otros poetas. como las del expresidente Álvaro Uribe,
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Once digresiones Tres Seis
aunque en Moldavia, según la informa- papel en el cual todo me resulta ilegible,
ción oficial de la cancillería colombiana, a excepción de un logotipo acompañado
Madrid-Frankfurt-Chisináu, mi iti- Mi alojamiento es un pequeño apar-
hay un cónsul honorario de la Repúbli- de la leyenda “World Health Organiza-
nerario. Despegando desde la T2 de Ma- tamento en un barrio bastante central:
ca de Colombia, al parecer un señor mol- tion”. Se trataba de una advertencia so-
drid hasta Frankfurt hay dos horas y Telecentru, donde se encuentran gran
davo apellidado Comanac, que oficia en bre el Covid-19, justo tres días antes de

sobre Moldavia
media. Y de Frankfurt, cuyo aeropuer- parte de las embajadas de otros paí-
la capital. Me pregunto en qué emplea- que las alarmas europeas se sincroniza-
to es estúpidamente gigantesco, a Chisi- ses. Mi embajada vecina es la de Corea
rá ese caballero su tiempo laboral, qué ran para explotar.
náu, hay tres horas: siete horas de viaje del Sur. Max, mi casero, un ateniense
dirá en los reportes que envía a Varsovia
considerando todos los (malditos) ritua- que vive de la renta de diferentes apar-
o a Bogotá. ¿Habrá disertado alguna vez
les aeroportuarios. Llegué a Chisináu el
jueves 5 de marzo a las 13:30. El avión,
en su extenso tiempo libre sobre los tres Cinco tamentos por AirBnB en Chisináu, me
explica que todo es muy tranquilo, que
colores que coinciden en los pabellones Conmigo llevo doscientos euros,
con muy pocos pasajeros, era un Em- pero debo cambiar de divisa. Lógico. En no hay que temer, que aquí no roban ce-
nacionales de Moldavia y Colombia? Es
braer (¡que viva la industria aeronáutica un local en el aeropuerto me cambian lulares ni cámaras y que tampoco se-
curioso, en términos geopolíticos la Em-
de Suramérica!) de esos medianos, sin los euros y me dan un apetitoso fajo de cuestran; que la gente es callada y que
bajada de la República de Colombia en
pantallitas para ver películas ni puer- billetes de doscientos lei, el dinero mol- siempre parece triste, me asegura. Yo
Varsovia (Polonia), región considerada
tos USB. Aderezado únicamente con davo. Son billeticos pequeños a la ma- le digo que muchas gracias, que lo lla-
como “Centroeuropa”, es la agencia gu-
revistas en inglés, ruso, rumano y ale- nera de Monopoly, donde la cifra va a maré por cualquier eventualidad. Lle-
bernamental que se encarga de todas las
mán. Llegué. El aeropuerto de Chisináu acompañada de la leyenda “Banca Na- go al apartamento en la strada Mihail
relaciones bilaterales y casos de interés
es un aeropuerto muy decente, como el tionala A Moldovei”, todos con la cara de Kogălniceanu 24. Para mi sorpresa me
de ciudadanos colombianos en Bulgaria,
de Pereira o Bucaramanga, a unos once un señor bigotón que mira al infinito lu- entero de que Mihail Kogălniceanu, un
Estonia, Letonia, Lituania, Moldavia,
o doce kilómetros del centro de la ciu- ciendo una corona, una efigie propia de patriota rumano de mediados del si-
Rumania y Ucrania. Una locura, básica-
dad. Cuando aterricé el día estaba nu- la Baja Edad Media: es Stefan cel Mare, glo XIX, hijo de un aristócrata moldavo,
mente por el tamaño de esa jurisdicción,
blado, grisáceo, había llovido y se sentía Esteban el Grande o Stefan III, soberano no solo fue un político y letrado pro-
y por eso, haciendo la fila para pasar a
frío. Todo es muy plano, y el gris con sus del Principado de Moldavia que vivió en- minente, sino que además había estu-
la taquilla, me asaltó uno de aquellos
matices ahí, en el cielo, en el horizonte, tre los siglos XV y XVI, gobernando has- diado en la Universidad de Berlín de la
pensamientos negativos, típicamente
en la atmósfera. Pisé Chisináu, la capital ta 1504, año en que de la mano del islam mano de Savigny, Fichte y de Leopold
colombianos: ¡Marica, donde no me de-
de Moldavia. Lo primero: “All Passports” el creciente poder otomano sometió al von Ranke, uno de los historiadores
jen entrar qué hago! Pensé en Adam, un
/ “UE Passports”. Uno no tiene piroba principado. De repente me doy cuen- más prestigiosos del siglo XIX. No por
querido amigo polaco que hice en Ma-
idea, pero la Unión Europea es un em- ta de que detrás de mí hay cinco perso- nada Kogălniceanu solía decir que “un
drid, y le avisé de inmediato por Whats-
por S E B A S T I Á N G Ó M E Z • Fotografías por el autor beleco de los países objetivamente ricos
App para que me echara la mano con la nas, todos con chalecos verdes. Cada año que pasé en el exterior expandió
que sostienen a los “media tabla”, mejor uno me dice “taxi, taxi, taxi, taxi”. “¿Do más mis horizontes que diecisiete años
embajada colombiana en Varsovia en
dicho, a los pobres cultural e histórica- you speak English?”, le pregunto a uno, en Moldavia”, y es que de hecho en la
caso de que algo saliera mal en mi via-
mente importantes, países con ciertos pero todos dicen: no, no, no, no. “¿Ou capital prusiana también se había co-
je. Él, como abogado, sabe moverse bien

L
desarrollos agropecuarios e industria- deado nada menos que con Alexander
Uno terciarios (¿o cuaternarios?) de esa Pa-
rís tan curiosa que pinta el escritor
caldenses y algunos antioqueños. El que
me recogió fue otro conductor, un ru-
ayuda a la policía le dijeron que ellos
no creían en los rumanos, porque dicen les y en buena parte consolidados en el
por los laberintos burocráticos y, sim- français?”. No, no, no, no, no. Ay, marica.
Confieso que me preocupé, porque pen- von Humboldt y con el célebre jurista
a primera vez que oí hablar patiquísimo como es, me dijo que claro,
colombiano Santiago Gamboa en El sín- mano de quien no recuerdo el nombre. que somos un país de corruptos”. Hones- sector de los servicios, donde el turismo sé que fácilmente me iban a estafar. Lo Eduard Gans. Autor de obras monumen-
de Moldavia, confieso, y no que con mucho gusto. Una vez Adam me
drome de Ulises. Y la tercera vez que oí En un español cuasi perfecto, como el tamente no sabía qué decir, si arrepen- es un rubro más que primordial. Molda- que llamamos Tercer Mundo sí cuenta tales sobre historia de Valaquia, Mol-
sin cierta vergüenza, fue en el contó que un amigo y coterráneo suyo
de Moldavia fue por un muchacho que de la mayoría de los rumanos que resi- tirme o decirle que tenía razón, que yo via es un país europeo, pero que nunca con un rasgo fundamental: la sensación davia y los valacos transdanubianos,
año 2004, en las clases de un estuvo en serios aprietos en Rumania a
conocí en Highland Park, hoy un subur- den en Madrid, me dijo que era nativo me unía al dolor de él y su cuñado y que ha sido parte de la Unión Europea, ni del de inseguridad. La idea de que algo malo además de un tratado de historia y cul-
profesor de la Universidad Na- causa de una infracción de tránsito. El
bio chic de Los Ángeles, en una fiesta en de Afumati, un poblado cercano a Buca- los moldavos eran malos y corruptos. El “espacio Schengen”, ni de la “Eurozona”, nos puede pasar, una desgracia, una ca- tura del pueblo gitano, Kogălniceanu se
cional de Colombia (sede Medellín). Cu- infractor buscó ayuda en la embajada de
la casa de un amigo. El muchacho se lla- rest. Le dije que yo quería conocer Mol- caso es que llegamos, le pagué, y antes ni de nada. Aunque en su gran mayoría tástrofe o una calamidad, pero clara- convirtió en un liberal reverenciado y en
chilla y ametralladora al mismo tiempo, su país en Bucarest y todo se solucionó
maba Alex, y era un moldavo emigrado davia, que me intrigaba mucho ese país, de bajarme remató: “Piense bien si quie- su población es católica y blanca (blan- mente propinada por otra persona. Yo una figura decisiva para la sensibilidad
se apellidaba Patiño y dictaba el curso cuando el cónsul polaco que intercedió
a California con su familia desde muy que tenía, por así decirlo, la necesidad re perder su dinero en Moldavia. Si yo quísima), así como su lengua es indoeu- soy del Tercer Mundo, de uno de los paí- nacionalista de Moldavia: “Ama y sirve
de Historia VI, es decir, historia del lar- en el embrollo le obsequió al policía ru-
niño. Un gringo, pues, pero que, como de viajar allá. Pues su reacción, dándole fuera usted me iría para Ámsterdam o ropea y los moldavos se presentan como ses más inseguros del orbe y nativo de a tu país, no importa cuán pobre o pe-
go siglo XX (1898-2001). Patiño, cuya mano una botella del mejor vodka pro-
suele ocurrir allá en USA, evocaba con golpecitos al timón del Toyota Pryus que Budapest”. Mil gracias por los consejos, participantes de Eurovisión, Moldavia Medellín, ex capital mundial del ham- queño sea”, era una de sus frases predi-
velocidad verbal era directamente pro- ducido en Polonia. Sin embargo, yo no
mucho orgullo su origen eslavo: “I’m manejaba, fue más o menos adversa: señor, lo voy a pensar. Le comento todo es un límite, una frontera desde muchos pa, por eso siento que estar muy alerta lectas, una suerte de premonición vista
porcional a su erudición, dijo en una de podría salvarme así de fácil en caso de
from Moldova, where I learned to play “¿Por qué quiere ir usted allá? ¿Cree us- lo que me ocurrió a Camille, una queri- puntos de vista. Geográficamente se ubi- no es suficiente para evitar una tumba- desde hoy. Todo es muy silencioso y el
sus clases algo que jamás olvidaré: “Al- inmiscuirme en algún entuerto delica-
the piano”, me dijo después de varios ted que Moldavia es algo bueno, señor?”. da amiga francesa, quien frunciendo el ca entre Rumania y Ucrania y tiene una da en otro país, y peor, en otro idioma, cielo sigue gris. Veo el asfalto de la calle
bania, Armenia, Bosnia, Serbia, Monte- do. Por mí no vendría a salvarme nadie
tragos de mezcal. Buena gente el man, Yo no supe qué contestarle, pero él pro- ceño me dice: “¿Moldavie? Ah, sí, recuer- exigua costa que no supera el kilómetro que aunque morfológicamente (como agrietado y con huecos, “ese inequívoco
negro, Moldavia, Ucrania y Bielorrusia, desde Varsovia y menos apertrechado de
la verdad. siguió: “Moldavia es un país de gente co- do que allí ocurre una historia de Tintín de largo a orillas del mar Negro. ocurre con todas las lenguas romances) detalle tercermundista”, como dice un
eso no es Europa, eso no existe. La gen- una media de aguardiente o una bolsa
rrupta y mala, la gente roba mucho. Mi —el cómic belga autoría de Hergé—, ¿y guarde cierto parecido a mi lengua ma- querido amigo. Doy una vuelta a la man-
te llora por París o Berlín, por Londres de Supercoco. En la taquilla una funcio-
zana y me atropella la imagen de un co-
o Viena, pero jamás los vamos a ver chi- Dos cuñado tenía un camión y fue asalta- para qué vas a ir allí?”. Pues para cono- naria que bien podía ser Miss Moldavia terna, no deja de ser una cosa muy enre-
llando por los brutales cataclismos de En Madrid, donde vivo últimamen-
do en Moldavia. Y cuando fue a pedirle cer, le respondí. Cuatro 2020-2021 —hay que ver la inmoderada vesada cuando se lo oye hablar. che antiguo para bebé al costado de una
la guerra en Minsk, Chisináu o Saraje- te, un día de diciembre de 2019 pedí un Hago la fila en inmigración. Solo so- belleza de algunas eslavas pelinegras—
vo”. ¿Chisináu? ¿Eso es capital de qué Uber. Para mi sorpresa no me recogió ni mos tres extranjeros entrando en ese me recibió el pasaporte y se quedó mi-
país? Sin embargo, la segunda vez que Germán Darío ni Luis Carlos ni John El- vuelo a Chisináu. Una alemana, un espa- rándolo fijamente en no sé qué página,
oí de Moldavia, también lo confieso, fue kin, porque Uber en Madrid es un mo- ñol y yo. Pasé a la taquilla. Naturalmente sin parpadear, como quien ha adverti-
gracias a Irina, uno de los personajes nopolio de quindianos, risaraldenses, se imaginarán lo que todos los colombia- do algún error. Leí sus labios y creo que
nos suponemos siempre al llegar a cual- musitó “Colombia”. Acto seguido sacó
quier aeropuerto del mundo, y a veces una hoja tamaño carta plastificada don-
hasta en los aeropuertos de Colombia. de se veía impresa una lista hecha en un
Desde 2018, el Ministerio de Relacio- cuadro de Excel. De un momento a otro
nes Exteriores de Colombia ajustó un asintió, cogió un sello de goma y lo es-
acuerdo con la República de Moldavia tampó en mi pasaporte. Creo que me
para que los colombianos no requirieran dijo Salut, que en rumano quiere de-
un visado previo para ingresar al país. cir “bienvenido”. Estoy oficialmente en
Y bueno, esto es una especie de alivio, Moldavia, ahora sí. Un policía me da un
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casa vieja. Telecentru es como estar en despintados. Me acerco a la portería de in USA, está presente en varias facetas posteriormente rumanos a su vez obe- de xenofobia, algo que en estos tiempos en superficie a nuestro departamento dedican a todo tipo de actividades eco- mí me daba igual. Era domingo, y en
la colonia Roma Norte de la Ciudad de uno de más de quince pisos y no hay re- mercantiles de la economía de Moldavia. dientes al Kremlin, dominio que al igual también se extiende por toda la Europa de Risaralda, cuyos amagues separatis- nómicas en Alemania, Francia, Holanda el aeropuerto de Schwechat ya se ha-
México, pero con una apariencia deca- cepción. Para rematar el ascensor no pa- Desde los carros, pasando por las legu- que en otros países de Europa oriental oriental hacia los bielorrusos. Me resul- tas mantienen encendidas las alarmas y, curiosamente, también en Portugal. bía detonado la histeria a raíz de la ful-
dente. La arquitectura es señorial, pero rece funcionar, toda una desgracia para minosas, las chocolatinas y hasta el vodka cesó con la caída del Muro de Berlín y la ta imposible no pensar en los venezo- tanto en Moldavia como en Ucrania y, Esto último explica por qué en el aero- gurante propagación de los contagios.
de cemento y algo de piedra. Los árbo- los que viven en los pisos altos. En las fa- de todas las calidades. disolución de la URSS en 1991. Estas cir- lanos que hoy pueblan toda la América desde luego, en “La Gran Madre Rusia”. puerto de Lisboa aterrizan y despegan Gente gritando, llorando, corriendo y
les no tienen hojas en esta temporada y chadas se ve ropa extendida en cuerdas. cunstancias políticas, pero también ci- Latina. En Chisináu hay ucranianos ven- Reconocido como Estado independien- los aviones de Air Moldova, cosa que no haciendo largas filas ordenadas por la
se oyen graznidos a lado y lado de la ca- No hay gente en los balcones ni asoma- vilizatorias, permitieron que en el país diendo flores, manejando Yandex Taxi te y soberano solo por tres países de la ocurre en Madrid. Y ni hablar de lo que policía para tomar la temperatura con
lle. Son cuervos, y abundan por todas da por las ventanas. Pienso en los edi- Ocho coexistieran desde siglos atrás católicos (el Uber local), atendiendo negocios ONU, Transnistria todavía ostenta en su para un moldavo significan Nueva York, termómetros digitales en forma de pis-
partes haciendo de Chisináu una pos- ficios de Medellín y en esa actitud tan En Chisináu es difícil ver puen- ortodoxos con las minorías musulmanas o mendigando. Sobre la avenida Ste- pabellón nacional aquel logosímbolo ya Boston o Los Ángeles. Pietr, fanático en- tola, mientras todos los asiáticos ya
tal de lobreguez. Uno de los hitos prin- iberoamericana de estar mirando des- tes peatonales. Los cruces de las aveni- herederas del expansionismo otomano: fan cel Mare, la principal de la ciudad, proverbial que suele evocar polémicas fermizo de los Golden State Warriors, lucían sus mascarillas cubriéndose na-
cipales del barrio es el Cimitirul Central, de la casa hacia la calle, haciendo de los das grandes, que son pocas, sobre todo musulmanes blancos de orígenes esla- en dirección al norte, un contingente de no menores: el martillo y la hoz entre- me explica que las nuevas generacio- riz y boca. Yo estaba a tiempo, sin pri-
Cementerio Central, de la ciudad. Me balcones panópticos privilegiados para cuando hay entronques que forman cua- vos y mediterráneo-orientales, mestizos hombres en silla de ruedas suplica por cruzados. Por cincuenta euros se orga- nes de moldavos, hombres y mujeres na- sa ni pánico, y pensé en las veces que
pareció tan triste que no me animé sino enterarse del mundo local. Uno podría tro esquinas, son subterráneos, galerías étnicamente lejanos de los pueblos ára- dinero. Noto que varios de ellos no tie- nizan desde Chisináu pequeños paseos cidos a partir de 1990, y especialmente he oído decir, como un lugar común,
a dar un fugaz paseo observando lápidas decir que esta es la capital de un país hu- que se adecuaron como almacenes co- bes. Se trata de una nación joven. Yo soy nen una o las dos piernas. A otro le falta a Tiráspol, la capital de la autoprocla- la gente que vive en Chisináu y las es- que Europa Oriental es como una Amé-
de militares con inscripciones en alfa- milde, muy a pesar de los BMW, Mer- merciales haciendo de estos cruces unos mayor que ella. un brazo. Me acerco para darle un bille- mada república. Me dicen que muy poca casas ciudades relativamente gran- rica Latina, pero fría. No sé cómo sean
beto cirílico. Camino por una calle muy cedes-Benz y Audi que ruedan por sus pequeños “sanandresitos” —perdón por tico a uno de ellos, pero no me atrevo a gente va, y quienes se animan lo hacen des, ven con mucha distancia a Rusia y en conjunto todos los países de esa par-
larga buscando una tienda o algún lu- calles ahuecadas. De acuerdo con una la analogía— donde hay papelerías, pe- preguntarle por su condición. Esa mis- motivados por observar y tomarse fotos lo que significa el país como modelo de te de Europa, ojalá, ni sé si equipararlos
gar para sentarme a tomar algo y comer sentencia del Banco Mundial, Moldavia queñas cafeterías, baños que cobran de Nueve ma noche, en un bar de rock del Telecen- con la infraestructura civil soviética y desarrollo político y económico, sien- de acuerdo con condiciones económi-
cualquier cosa. Todo cerrado más o me- es “una economía pequeña de ingresos acuerdo con la necesidad manifiesta En Moldavia el rumano es la lengua tru —donde el barman me explica que el los gigantescos monumentos apologéti- do además abiertamente críticos con el cas categorizadas como tercermundis-
nos en setecientos metros a la redonda a mediano-bajos”. Comparativamente ha- del cliente, tiendas de mascotas y hasta nacional, aunque el ruso es una suer- vodka que no entra suave no es vodka— cos que representan a los peces gordos mundo soviético y todo lo que este en- mo los asemejen de alguna manera al
pesar de ser jueves. Pasan carros despi- blando, este país de 3.5 millones de ha- un almacén con suvenires de Moldavia. te de segunda lengua suficientemen- me uní a un grupo de gente que estaba del Kommintern. Sin embargo, los via- gendró desde el siglo XX. Para un mu- continente en que nací. La pobreza y
diendo esmog espeso y troles con gente bitantes cuenta con un Producto Interno Banderitas, croquis con imán coloreados te arraigada, no solo por temas que van bebiendo. Varios hablaban inglés y fran- jes a Tiráspol también se efectúan dado chacho promedio en Moldavia —me la riqueza son detalles que poseen mu-
comprimida. Encuentro un minimerca- Bruto inferior al de cualquier otro país de azul, amarillo y rojo, los colores de desde la educación básica de todos los cés y aproveché para preguntarles por que la misma vía conduce a Odesa, ciu- explica Pietr— la “mentalidad soviéti- chos matices si se miran de cerca, pero
do. Tengo que comprar agua y algo de europeo. En síntesis, Moldavia es el país la bandera, y estatuillas del rey Stefan moldavos en consonancia con la pesa- los hombres en silla de ruedas. Me ex- dad a orillas del mar Negro y capital ca” es algo propio del mundo trágico y el caso de Moldavia es muy particular.
comer. Hay muchos enlatados, carnes y más pobre de Europa. Niveles incipien- III. Me pregunto cuántos turistas esta- da influencia rusa, sino también por la plicaron que muchos de ellos son exmili- playera de Ucrania. Yo mejor no me ilu- aborrecible que le tocó vivir a sus pa- La ortodoxia católica y el comunismo
pescados secos. En la sección de alimen- tes de adelanto agropecuario, industrial rán hoy, así como yo, caminando por el alta presencia de ucranianos de todas tares, tanto ucranianos como moldavos, siono con esa ciudad, porque los colom- dres y abuelos, un mundo de militares, son dos elementos indisociables para
tos “frescos” nada se ve muy apetitoso. y de servicios hacen de este país un lu- centro de esta curiosa capital. No he vis- las condiciones que huyeron de las estre- antiguos combatientes en la Guerra de bianos necesitamos visa para entrar a himnos, apologías, controles, escasez, entender, al menos en parte, de qué ha-
Hay pescados que nunca había visto, sa- gar con pocas perspectivas de desarrollo to a nadie con cámaras ni mirando des- checes económicas que ha experimenta- Chechenia que luego de quedar lisiados ese país. Algo que no dejó de parecerme secretismos de Estado y rigurosidades blamos cuando nos referimos a Mol-
lados y ahumados, traídos del mar Ne- estable, aunque según cifras del Banco prevenidamente el entorno con planos do por décadas su país y que hoy residen combatiendo del lado ruso jamás tuvie- curioso es que, si bien Ucrania nos so- disciplinares en las aulas y el hogar. Un davia y, por extensión, a gran parte de
gro. El hambre me acecha y recuerdo Mundial la economía ha crecido varios de la ciudad en la mano. No hay, como en Chisináu. Una señora ucraniana, co- ron indemnización alguna. licita visa, Rusia nos permite el ingreso esquema político que incidió notable- la Europa oriental. Aterricé en Madrid
las exquisiteces que puedo comer a dia- puntos durante los últimos dos años. El en gran parte del mundo, los omnipre- merciante de antiguallas soviéticas en por noventa días, pero al mismo tiempo, mente en las instituciones, conductas poco antes de la medianoche, y de ca-
rio en cualquier bar de Madrid. Quizás vino, hoy por hoy, es uno de los produc- sentes japoneses tomándole fotos hasta un pequeño mercado del centro, me ex- “La Gran Madre Rusia” les exige visados individuales y, desde luego, en todo tipo mino a casa no pude dejar de pensar en
la comida, su calidad y su presentación, tos nacionales que se exportan princi- a su propia sombra. Me inquieta ver un plicó en un inglés rudimentario que hay Diez a polacos, checos, nortemacedonios, li- de relaciones sociales. “En Moldavia los esas realidades que transcurren en la
reflejen detalles del carácter de las so- palmente a los mercados rusos, rumanos par de personas de apariencia asiática, moldavos que dicen que su lengua no es Cada país es particular en algún sen- tuanos y rumanos. ¡Qué vuelta! campesinos son tan pobres porque tie- Europa pobre, ¿una Europa subalter-
ciedades, pienso. Termino por comprar y alemanes; un negocio en el que cu- lo que razono por la forma de sus ojos, el rumano sino el moldavo. Dicen —me tido. Es natural apenas que un Esta- nen mentalidad soviética”, me dice Pie- na, acaso? La que lejos de Ibiza, Covent
algo parecido a un chuzo de pollo, pero riosamente también incursionaron con pero los oigo hablar rumano o ruso. La- asegura— que hablan una lengua pro- do-Nación de poco más de treinta años tr con la seguridad que ostentan todos Garden y los discretos encantos del
frío. “¿Sorry, do you speak English?”. No, éxito varios países de esta parte de Eu- mento no diferenciar la lengua. Me per- pia, pero es una lengua que no existe, y adolezca por cuestiones limítrofes, más Once los borrachos. El comentario me deja Club Med permanece a la sombra de los
no, no, no. ¿Esto me lo podrán calentar ropa, especialmente Georgia, que se ubi- cato de que en Moldavia y en gran parte que lo hacen simplemente por un rapto cuando las persistentes moscas de la in- En Chisináu es verdaderamente sor- perplejo y le propongo que mejor brin- vaivenes del crecimiento económico y
en algún microondas? Nadie en el mer- ca frente a Moldavia al extremo oriental de la Europa oriental este fenotipo hu- nacionalista que evidencia cierto resen- jerencia soviética todavía se posan en la prendente el número de agencias que demos por Chisináu y el Rock n’ Roll. los arrebatos que los políticos pactan en
cado, ninguno de los empleados o em- del mar Negro. Por cierta curiosidad et- mano también está presente, y pienso timiento hacia Rumania. Sin embargo, superficie nacional. En el bar que visité se encargan de trámites personaliza- ¡Cheers dude! Bruselas. Sin duda, las realidades que
pleadas, me supo responder mientras se nográfica visito la Piaţa Centrală, el en Vladimir Ilyich Lenin, quizás el más en el país pueden oírse otras variantes conocí a Pietr, un muchacho de veinti- dos para solicitud de pasaportes y vi- Esa noche me entré temprano y algo se viven en países como Moldavia os-
miraban entre sí. ¿Qué pensarán? Pago mercado popular de la ciudad donde emblemático de todos los rusos del siglo dialectales, especialmente en las áreas cuatro años que, a su manera y en buen sados para viajar al exterior. Al no ser dominado por el vodka. Al día siguien- cilan entre la subordinación económi-
con los billeticos todo lo que cogí. En eu- venden desde repuestos para carros y bi- XX, un hombre de innegables orígenes fronterizas y ambientes rurales donde inglés, me explicó el drama que se vive parte de la Unión Europea Moldavia es te debía regresar a Madrid. Ya estando ca y política a una potencia arrogante
ros fueron 1.35, casi seis mil pesos co- cicletas, hasta carnes, frutas, verduras y eurasiáticos. En diferentes momentos el se habla hasta búlgaro, ucranio y gagau- en Moldavia por los asuntos irresueltos un país muy vulnerable y altamente de- en casa me sorprende un email de la ae- y los dramas humanos que acompañan
lombianos. Moldavia, qué duda cabe, es animales vivos como gallinas, marranos territorio que corresponde a Moldavia zo. La señora me agrega que en ocasio- de Transnistria, una pequeña entidad pendiente de remesas enviadas desde rolínea Lufthansa donde me dicen que siempre a la pobreza, el desempleo y las
un país muy barato. y conejos. Allí se percibe sin duda algu- estuvo bajo la ocupación de griegos, ro- nes los ucranianos son mal recibidos en territorial geográficamente replegada Rusia, o desde los destinos migratorios por motivos del coronavirus y sus estra- migraciones forzosas, consecuencias
na aquello que normalmente se conoce manos, mongoles, turcos, bizantinos y Chisináu y que no han faltado episodios a la frontera con Ucrania y poco menor más codiciados por los moldavos que se gos en Italia todo el espacio aéreo eu- directas de un pasado turbulento y es-
como el “subimperialismo ruso”. Rusia, ropeo quedó trastornado. Que gracias poleado por todo tipo de extravagan-
Siete ese país cuya densa imagen casi siempre por la paciencia, pero que se veían obli- cias imperialistas. Razones suficientes
No deja de ser curioso que esta sea está mediada por las ideas que nos le- gados a llevarme a Madrid haciendo es- para que sus ciudadanos no muestren
una ciudad de bloques, altos edifi- garon sus grandes literatos y, cómo no, cala en Viena en un horario distinto. A explícitos gestos de optimismo.
cios de concreto sin mantenimiento y por la propaganda antisoviética made
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El jardín de las inmundicias
traía consigo (electricidad, alcantarillado, radio), las elites se
vieron obligadas a compartir con los pobres, enfermos y mar-
ginados de toda factura la opulencia del aire purificado. Esto
pronto provocaría el conflicto y sucesivos intentos de exclusión.
En 1912, por ejemplo, argumentado la recaudación de fondos
para un asilo bajo su administración, distinguidas damas de la
sociedad medellinense enviaron una solicitud al Concejo de la
por D I E G O M O L I N A • Fotografía de Juan Fernando Ospina
ciudad pidiendo “autorización para cobrar la entrada al Parque
de Bolívar, a la hora de la retreta, y únicamente el domingo de
Pascua”. Debido a la inconformidad social que representaba co-
brar por el ingreso a los parques, el Concejo, ese mismo año,
llegaría a una solución alternativa al privatizar los asientos de
excrementos y orines de cristianos y
otras especies que se acumulaban en las
los parques de Berrío y Bolívar. Acogiendo la propuesta de los
concejales Restrepo y Posada esta entidad aprobó el uso de los Caído
del zarzo
calles con cáscaras, huesos y sangres de asientos a las personas que en previa licitación pública hubieran
variada naturaleza. dado la mayor suma de dinero por el derecho a sentarse; más
Ante este panorama el árbol me- aun, según el decreto, los asientos serían resguardados de su
dicinal entra en escena. Los doctores uso por personas no autorizadas a través del ojo vigilante de los
se lo diagnostican a una ciudad enfer- guardaparques que eran empleados públicos. Elkin Obregón S.
ma. El gremio médico produce o tradu- Ante los intentos de restringir el uso de los parques por par-
ce artículos que hablan de las bondades te de los pobres, enfermos o mendigos, pronto se escucharon
del árbol y de los jardines en las ciuda- voces en favor de la democratización de estos espacios y de sus
des. Ejemplo de esto ocurrió en 1886, aires limpios. En 1910, ante el anuncio oficial de la construc-
cuando el médico medellinense Francis- ción del Bosque de la Independencia (hoy Jardín Botánico),
co Uribe aconsejaba “continuar la plan- aparecería en el Diario de Medellín una pequeña columna en
tación de árboles que tanto embellecen la que se exigía que este nuevo espacio fuera un lugar en el que
las calles y paseos como purifican el aire “todos ‘republicanamente’ tengamos un sitio de recreo común
LETRA MENUDA
S
atmosférico”. Cuando Uribe habla de á todas las clases sociales; que puedan respirar su aire libre y
continuar es porque, siguiendo los ejem- perfumado los pobres y los ricos, los blancos y los negros; (...) e menciona aquí Lo que fue presente, el libro de diarios de Héc-
plos de ciudades europeas como París y ¡que allí vayan también las clases medias, que por él también tor Abad, no para intentar una crítica (doctores hay), sino para
sus bulevares, la ciudad de finales del si- puedan pasearse los mendigos, los que están condenados á no comprobar que en toda buena obra de este género encontramos,
glo XIX se reverdece: aún infecta pero, asistir á los parques cuya entrada cuesta dinero á toda clase de además de todo, pequeñas perlas, a gusto del lector. De las pes-
ansiosa de ser moderna, se llena de ár- espectáculos públicos”. cadas por este cronista, se ofrece una que parece (o lo es, sin ser-
boles. En nuestro entorno local, esta Idealmente, los parques de la ciudad eran lugares don- lo) un minicuento:
tendencia global cambiaría el paisaje de el trabajador podía pasear de manera sana con su familia “En Mérida, por el viaducto del que se tiran los suicidas, ponen un te-
bucólico de la Medellín en la que los mi- los fines de semana, alejado así de las chicherías y de sus vi- léfono amigo y un cartel que dice: ‘No lo hagas, llámanos’. Curan allí de la
nifundios y solares cultivados de caña, cios, mientras los enfermos y mendigos encontrarían en sus ai- miseria de vivir, de su desdicha. Devuelven la alegría. Pero dos de los nú-
maíz o frijol se fueron transformando en res consuelo y algo de sanación. Sin embargo, los intentos de meros se han borrado a la intemperie y ya es imposible llamar”.
ciudad, lo que traía consigo otro tipo de cobrar por la entrada a estos espacios, aunados una fina ma- P. D. En la página 229 un dibujo nos muestra al autor del diario leyen-
vegetales; la ciudad llegó con sus plan- quinaria de exclusión compuesta por horario, rejas y celadores, do en una hamaca. Se trata de un magnífico apunte a vuelapluma, del que
tas ornamentales y su árbol medicinal. privatizaban los buenos aires medicinales de los parques y ex- nada se nos dice. Ojalá ese culpable escamoteo sea redimido en la inmi-
Se ajardina entonces la Plaza de Berrío y cluían a todos aquellos incapaces de pagar por su entrada. Así, nente reedición del libro.
en lo que hasta entonces era un potrero parecía que el poder sanador de las plantas y de los espacios En un relato del chileno Alejandro Zambra, el narrador se acuerda de
periférico, sitio de fusilamientos y vacas, verdes de la ciudad se hacía mercancía de consumo, cruel pre- un chiste, el preferido de su padre, quien, nada apto en general para esos
se plantaría el Parque de Bolívar. El agri- sagio de los actuales modelos empresariales de la salud. menesteres, se volvía otra persona a la menor oportunidad de contarlo: el
cultor que sembraba para comer, ahora Sin embargo, todos aquellos al margen, atacados de melan-

L
del hombre más friolento del mundo. Se trata de un chiste “largo”, moda-
trasplantado a la ciudad, se convierte en colía, lunáticos, huérfanos, criminales, ociosos o leprosos en- lidad que Zambra describe como “… esos que se pueden contar de muchas
a peste negra del siglo XIV en El poder purificador de las plantas el árbol medicinal. Este árbol moderno, jardinero y de sus manos emergen jar- contrarían la forma de que las plantas siguieran trabajando en maneras, porque lo que de veras importa es la gracia del relator, su sentido
Europa se dio gracias a una se articularía con la apariencia de nues- unidad casi mística hecha de múltiples dines, parques y avenidas arborizadas. su recuperación física y moral, ya no en los centros de las ciu- de los detalles, su capacidad para llenar el aire de digresiones sin perder el
interacción particular de or- tras ciudades modernas a través de las especies, encontraría su nicho ecológico Todo muy oxigenado. dades o en las plazas convertidas en jardines, sino en sitios ais- interés de la audiencia”. No se caerá aquí en la tentación de Zambra, quien,
ganismos y tuvo resultados ideas sobre la enfermedad y el contagio en las ciudades en crecimiento que com- A finales del siglo los árboles se con- lados de reclusión. A los huérfanos en Bogotá, por ejemplo, se tras algunas reticencias, sucumbe al deseo de contar el final. Solo se afir-
inesperados. Ratas cargadas presentes a lo largo del siglo XIX. Du- partían con la rata del experimento de vierten en mobiliario urbano. Así como les enviaba al orfanato San José donde con el cultivo de hor- mará que el tal chiste, con obvias variantes, es el mismo que oyó este cro-
de pulgas que a su vez hospedaban una rante la mayor parte de ese siglo la en- Priestley su asfixia por cuenta de sus pro- una farola produce luz o un poste sostie- talizas y la producción de jardines se les enseñaba el valor de nista —por cierto, narrado magistralmente— cuando a duras penas salía
bacteria mortal (Yersinia pestis) habían fermedad se entendía como el producto pias exhalaciones, miasmas y efluvios. ne los cables, el árbol produce oxígeno la disciplina. A los leprosos de las zonas más pobladas del país de la adolescencia.
flanqueado las murallas de las ciudades de miasmas, vapores deletéreos y eflu- Con la modernización, la ciudad y al mismo tiempo embellece. El árbol se les confinaba en el pueblo Agua de Dios donde se les asig- Y bien, a eso quería referirse esta nota, antes de perderse por las ramas;
medievales llevando consigo la muerte y vios telúricos: enemigos invisibles que no solo se hizo accesible, se convir- como filtro orgánico trabaja. A diferen- naban trabajos agrícolas; así mismo a los reos, algunos de los al insoluble misterio que encierra la supervivencia de los chistes, sus insó-
estremeciendo los cimientos cosmogóni- se producían y se reproducían en las tió en el faro luminoso de una civiliza- cia de su homólogo rural (el del bosque, cuales eran enviados a colonias agrícolas en medio de la mani- litos recorridos por el tiempo y el espacio, buenos, regulares o malos, sin
cos de una época. Una visión del mundo aguas estancadas, excrementos, cadá- ción que atraía a hordas de campesinos perdido entre una multitud de sus con- gua como la del Carare en el Meta. En todos estos lugares co- papel que los consigne, frutos tercamente orales, anónimos, camaleóni-
que orbitaba alrededor de la presencia y veres o en cualquier otra materia or- que, como polillas, vendrían a morir sa- géneres), el árbol de la ciudad se indivi- rreccionales las plantas ya no solo cumplían con su papel como cos. No sabe nadie cuándo ni dónde nacieron, ni cuánto más perdurarán.
los designios de Dios se fracturaba de a gánica en descomposición. Una vez en crificados ante sus luces. Los otrora or- dualiza, se siembra ordenadamente en filtro y purificador de lugares malsanos, allí plantas ornamen- Para terminar, una modesta sugerencia: su carácter oral no los exime de
poco con cada hombre, mujer o niño que contacto con la atmósfera, la humedad, deñadores y futuros operarios se fueron ringleras, se le controlan las plagas, se tales, hortalizas y árboles selváticos (ya no tan salubres) eran una regla: no trates de contarlos en tiempo presente. Hacerlo así revelará
moría. Paradójicamente, los muertos de la suciedad o las corrientes de aire, estos acumulando, uno a uno, en las oqueda- le poda, se le regula su crecimiento. De herramientas de disciplina y corrección moral. Sin embargo, tu falta de talento. Sigue mi ejemplo, calla y deja hablar al que sabe.
la peste, las ratas y sus pulgas infectadas elementos perniciosos eran transporta- des que dejaba disponible la estructura este modo, el renovado ser humano ur- esto hace parte de otra historia que no puede ser contada aquí.
serían la chispa que daría luz al periodo dos por el espacio propagando de este de la antigua ciudad. Las casas de pa- bano comparte, de alguna manera, su Finalmente, con la aceptación de las ideas sobre los mi-
que hoy conocemos como Renacimiento.
La historia de la peste no es la úni-
modo la enfermedad. A la sombra de es-
tas ideas, el aire se convertía en una es-
tios signo de la colonia, ya en declive,
como sus antiguos ocupantes, se usaron
destino de orden y control con ese árbol
trasplantado en la ciudad. Sin embargo,
crorganismos demostradas a través de una serie de elegan-
tes experimentos por Louis Pasteur, los miasmas y efluvios
CODA
Estoy leyendo un libro de Kurt Levy (ese canadiense de todo el maíz).
ca historia que comienza con una rata y pecie de actor social ambivalente que, extensamente para albergar a una cre- así como el árbol renegado que en el día que, invisibles, habían sido portadores de las muertes por si- Nunca crucé palabra con él, pero alguna vez lo vi y lo oí en una de aquellas
que vincula a otros organismos en tor- cuando limpio y oxigenado revitalizaba, ciente población urbana. En 1852 el bo- produce su valioso gas y en la noche dis- glos, adquirían un cuerpo. A su lado, la invención de la peni- tertulias memorables del Recinto Quirama, creadas por Jorge Rodríguez
no de la enfermedad. En 1779, el quími- pero cuando corrupto e impuro era me- tánico escocés Isaac Holton describía el persa el maligno CO2 como subproducto cilina por Alexander Fleming durante la década de 1920 daría Arbeláez, un paisa soñador con los pies en la tierra. Parece ya olvidado
co holandés Jan Ingenhousz revelaría el dio transmisor de enfermedad y muerte. lugar donde su lavandera vivía en Bo- de la respiración inversa de las plantas herramientas para combatir ciertas infecciones de origen bac- todo lo que hizo y lo que intentó hacer. Así somos.
papel de las plantas como productoras Considerando su capacidad de tornar en gotá como un sitio oscuro, sin drenaje conocida como transpiración, así mis- teriano. Aunado a estos hallazgos médicos, un progresivo for-
de oxígeno basado en un brillante expe- respirables los malos aires, las plantas se ni alcantarillado, sin ventanas, con un mo algunos seres humanos urbanos, re- talecimiento en la cobertura de la infraestructura sanitaria
rimento realizado unos años antes por pensaron como filtros orgánicos capa- poyo para cocinar incrustado en la pa- negados, impotentes o marginados, no posibilitó un mejoramiento de las condiciones de vida urbanas.
su homólogo inglés Joseph Priestley. Re- ces de purificar no solo el ambiente sino red, cuyo adusto mobiliario se compo- cumplían con su función social. Sin em- Sin embargo, a pesar de que el árbol ya no era el medio más
sulta que al poner una rata y una plan- también de paso a las personas que res- nía de una mesa, una silla y una butaca, bargo, una vez más, el árbol medicinal eficaz en la lucha contra el contagio y la enfermedad, su presen-
ta encerradas herméticamente dentro piraban esos aires. tres platos de barro y unas esteras roídas vendría a ejercer sobre ellos su labor ci- cia en nuestras ciudades ha persistido como legado de aquella
de una campana de cristal, Priestley ob- La forma ilustrada de entender a las que hacían las veces de camas y, peor vilizatoria y vigorizante. lucha contra los agentes infecciosos e invisibles que mataron a
servó que tanto la planta como el roedor plantas como instrumentos profilácticos aún, sin acceso al patio para compartir Dado que la concepción de la enfer- muchos de nuestros antepasados. Usados por siglos como fuen-
sobrevivían; contrario a lo que sucedía cambió a su vez la manera de entender con los de su misma clase. Las limitacio- medad de ese momento también incluía te inagotable de metáforas (hablamos del árbol de la vida, de
cuando encerraba a la rata sola, sin la su poder medicinal. Ya no solo eran las nes para socializar se compensaban con dentro de su definición al inmoral, vaga- echar raíces, de ser fuerte como un roble, de marchitarnos, de
planta, y el animal moría lentamente y infusiones, los cataplasmas y bebedizos la extrema vida comunitaria que lleva- bundo, ladrón y homosexual, los espacios morir de pie), las plantas en general y el árbol en particular
asfixiado. Con este experimento el britá- de hierbas las formas en las que raíces, ban algunos adentro de esas cavernas oxigenados no solo servían para curar el son organismos que sufren una transformación conceptual de
nico descubría la habilidad de las plan- cortezas, hojas y flores se convertían en modernas donde no pocas veces se aco- cuerpo, en ellos, los vicios y las pasiones cuando en cuando. El nuevo árbol moderno del siglo XXI nue-
tas para “purificar” las “exhalaciones medicina. Si hasta ese entonces la quí- modaban hasta nueve personas. Así las mundanas también encontraban sosie- vamente instrumentalizado, a medio camino entre la metáfo-
carbónicas” de otros organismos. Es de- mica oculta en las células vegetales les cosas, si un pollo a manera de almuer- go. Es así que, entre otras medidas higié- ra y la técnica, se usa como barril, como prestador de servicios
cir, las plantas eran capaces de limpiar había conferido un papel especial como zo entraba en esa habitación, sus hue- nicas, los árboles como filtros orgánicos ecosistémicos (coincidencia contractual) cuyo trabajo es acu-
el aire y de ese modo permitir la vida de medicina tradicional, la inserción de sos y lo que quedaba de él después de fueron usados para el “perfeccionamien- mular o “secuestrar” CO2. En su nuevo papel el árbol de hoy
los seres que respiran a su alrededor. La las plantas en las ideas de los miasmas la humana digestión salían por la mis- to de la raza”, estado al cual no se llegaba nos permite expiar, de cierto modo, nuestra colectiva mea cul-
trascendencia de lo hallado por Ingen- y los malos aires hizo de ellas organis- ma puerta por la que había entrado. La según Manuel Uribe Ángel “sino por me- pa del sistema actual de consumo. Sin embargo, en estos días
housz y Priestley en relación con el po- mos saludables y útiles por el solo hecho ciudad moderna, que se apretaba en su dio de una perfecta robustez y por la po- en los que al engranaje de esa gran maquinaria del mundo del
der purificador de las plantas no sería, de existir. antiguo cascarón como una chicharra sesión de humores exentos de todo vicio crecimiento económico se le atraviesa de nuevo un enemigo in-
sin embargo, más que un episodio en Con la muerte de aquella rata sola y que no puede mudar de exoesqueleto, debilitante y enfermizo”. Esta labor civili- visible que la asfixia y parece detenerla, resulta inquietante la
el ya abultado libro de la historia de la asfixiada en la Inglaterra de fines del si- se abarrotaba de gente, de respiracio- zadora y reconstituyente de los árboles se coincidencia de cómo hace solo unos meses veíamos con indi-
ciencia, si no fuera por las implicaciones glo XVIII, había nacido un nuevo tipo de nes y de aires malsanos y así pronto se vería modulada por la realidad de una so- ferencia esos pulmones del mundo amazónico ardiendo al lado
prácticas que tendría su descubrimiento planta que encontraría en el árbol, como hizo infecciosa, insalubre, mortal. Tu- ciedad profundamente desigual. de sus homólogos australianos, y sean ahora nuestros propios
en relación con la enfermedad y nuestra epítome físico y simbólico del reino vege- berculosis, tifo, sarampión, viruela y di- Acostumbrados a acceder de prime- pulmones los que colapsan cuando un virus destruye ese bos-
forma de habitar la ciudad. tal, una nueva dimensión: había nacido sentería se destilaban del revoltijo de ros a las maravillas que la modernidad que de alvéolos que todos llevamos adentro.
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A principios de abril de 1906, un militar, detalles reveladores y palabras “desprovistas de los objetos más necesarios
un médico y un cura realizaron “una desgarradoras sobre esa realidad*. para la enseñanza”. No había sino dos
escrupulosa visita” de casi dos semanas Van aquí un par de postales para médicos y unos pocos practicantes, que en
al lugar donde estaban confinados de alentar al lector a sumergirse en esas poco más de un año habían despachado la
manera obligatoria —secuestrados, era el páginas insólitas, una de cuyas copias se maratónica cifra de “once mil cuatrocientas
término técnico— más de 1200 de “los más resguarda casi íntegra en la Sala Antioquia ochenta y cinco fórmulas” para “más de mil
desgraciados de nuestros compatriotas”: el de la Biblioteca Pública Piloto, disponible doscientos enfermos”.
lazareto de Agua de Dios, 102 kilómetros al también en su repositorio digital. Entre muchas otras cosas, fueron a
suroeste de Bogotá. invitados a varias funciones de teatro y a
Era un pueblo, realmente. Con plaza, Suspiros, dolor y un himno nacional una representación artística en la que las
iglesia, escuelas, biblioteca, oficina de En la primera jornada el Ferrocarril de niñas del orfanato entonaron versos tan
telégrafos, salas de teatro, estanco, salón La Sabana los dejó en la estación Tocaima, y tristes como estos:
de billares, hospitales y orfanatos. Solo a las cinco y media de la tarde llegaron por ¡Ay!, ¡Al decirte adiós, madre querida,
que habitado por personas portadoras del camino de tierra al paso sobre el río Bogotá, sentí que se me helaba el corazón,
bacilo de Hansen, la bacteria productora de el famoso “Puente de los Suspiros”. Era un Al recordar que pronto me vería
Almuerzos y la lepra, y rodeado por una doble cerca de puente colgante custodiado por la Policía, sola sin ti, en “la tierra del dolor”!
otras delicias. alambre de púas. y el punto más lejano al que las familias Agua de Dios fue declarado municipio en
Nadie que hubiera sido forzado a entrar podían acompañar a sus enfermos antes de 1961 y ese mismo año se retiraron las cercas
BUN DI productos a esas tierras podía salir a sus anchas a que se perdieran leprocomio adentro. De que lo rodeaban. Hoy es un tranquilo pueblo
CAfÉ BistrÓ
a r t e sa n a l e s q u e infectar a nadie con el “rey de los espantos”, ahí su nombre. patrimonial y basta con un “tratamiento
fa c i l i ta n c o c i n a r esa enfermedad bíblica conocida también A las siete de la noche, al entrar a la multimedicamentoso” para detener la
e n ca sa . como “elefancía” o “elefantiasis”, por su plaza del pueblo, comenzaron a escuchar acción del bacilo: “dapsona, rifampicina
vicio de endurecer la piel y deformar los las notas del himno nacional, interpretadas y clofazimina”. Tres palabrejas mágicas
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rasgos humanos. por una banda de “niños enfermos”. El que para muchos colombianos tardaron
Era la primera vez que una comisión lugar estaba colmado, porque la gente demasiado en llegar.
301 331 0444 10am - 3pm oficial viajaba a hacer una revisión detallada había salido de sus casas “para hacer una
de su realidad, tras muchos años de ruegos demostración de complacencia” por la *Informe que los señores general Amador
de sus habitantes y dolientes. llegada de la comisión. Gómez, jefe de la Sección 6, de Lazaretos, y el
Tras su visita, le entregaron al ministro En el informe enumeran los milagros doctor Pablo García Medina, médico adjunto
de Gobierno un informe minucioso, que había producido en el lugar el dinero a esta sección, comisionados para visitar el
publicado ese mismo año por la Imprenta del gobierno. Pero luego ponen el dedo en lazareto de Agua de Dios, presentaron al señor
Nacional. Un valioso documento histórico, las llagas. Básicamente faltaba agua para ministro de Gobierno.
plagado de curiosidades, ignominias, medio leprosario. Las escuelas estaban

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Divino niño del Guanábano, gracias por
darnos calor de hogar y tragos generosos
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LA
MANO
Un homenaje
El contacto entre las manos y el cuerpo también ha sido
considerado terapéutico. Se les atribuye trasferencia energética
Las manos, su contacto, sus gestos, su capacidad
que abre o cierra puertas al bienestar. El lenguaje de las manos
transformadora, su conexión con el cerebro… son las
-mudras- es sagrado en el budismo y el hinduismo. Y en el
responsables de nuestra historia sobre la tierra. Ese sistema de
cristianismo,la diestra y la siniestra, han tenido su reputación.
relojería de 27 huesos, músculos, tendones, poleas, ligamentos,
flexores, extensores, nervios… tiene hoy gran protagonismo en
Fascina la vida neurovascular y mecánica de las manos, la
épocas de contención sentimental y de contagio. “Cuando tus
colección de huesos semilunares, piramidales y ganchosos, las
manos salen, amor, hacia las mías, qué me traen volando”.
palancas y falanges artesanas, las del panadero anónimo o las
Habría que responderle a Neruda que, entre cariños, traen
de Lizt o de Chopin, las que tienen la huella de una vida
bichos.
costurera y cirujana, las de tus amados animales, las tuyas que
escriben, te sacan del confinamiento y colaboran a tu
Las manos son la vía más frecuente de transmisión del
idea…“Cómo sufre la cabeza cuando se desconecta de la
#COVID_19 y de numerosas enfermedades. Hay reinos
mano”, ha escrito Richard Sennet.
bacterianos y virales en cada pliegue o en el vacío hospitalario
de una uña. Mantenerlas limpias con agua y con jabón ha sido
La mano es la herramienta del alma según los poetas que son
uno de los grandes avances del siglo XIX, pues ha cambiado el
capaces de leer en ella, también, huellas. Incluso, “el vacío en
curso de la salud y de la enfermedad. Recomendamos las
el que estuvo otra mano… Estas manos tienen dibujadas las
historias de Pasteur, Koch, Lister o Semmelweiss y otros artífices
líneas de una vida que se perdió, porque no supo, no
de la antisepsia.
comprendió, no quiso”. Lee este poema de María Mercedes
Carranza (1945-2003), poeta colombiana, aquí

LAVARSE
LAS MANOS
Ha cambiado la historia de la salud
Ignaz Philipp Semmelweis (1818-1865)
el olvidado médico al que le debemos tanto Ver publicación

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